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El Proyecto Educativo Institucional -PEI- se debe concebir como la vida misma de la comunidad
educativa que lo construye y desarrolla. Por ende, tiene la dinámica propia de la vida humana: se
alimenta continuamente, crece, entra en crisis, aprende, crea, recrea y se perfecciona, a medida que
la educación, como servicio público, cumple la función social de poner los bienes de la cultura al
alcance de todos. El PEI abre un espacio de participación democrática y una oportunidad para que la
comunidad se apropie conscientemente de su educación, busque formas para construir su identidad
cultural local, con la cual puedan insertarse firmemente y de manera clara y distinta, en la cultura
regional y nacional.
La dinámica para la construcción del PEI implica buscar ante todo acuerdos compartidos, llegar a un
consenso no coactivo, a convencer a los demás dando la posibilidad de llegar a ser convencidos
también por ellos. Es decir, el objetivo de la acción comunicativa es llegar a un entendimiento mutuo,
a una comprensión compartida, a posibilidades de acuerdos libres, que impriman mayor convicción y
fuerza a las diversas acciones sociales, ya sean técnicas, productivas, culturales o políticas.
Ahora bien, para ponerse de acuerdo hay que estar en actitud dialogal, es decir estar dispuesto a
defender con razones las propias posiciones y aceptar las razones y motivos de quienes defienden
otras posiciones. Este respeto y reconocimiento de la variedad de las opiniones de los demás es lo
que va enriqueciendo las propias perspectivas, lo que nos abre a la comprensión de otras
perspectivas y lo que permite ir robusteciendo de hecho las relaciones sociales y fortaleciendo los
procesos comunitarios.
Al revisar las normas que orientan la elaboración del PEI, tanto de la Ley General de Educación,
como del Decreto 1075 de 2015, vemos claramente como el artículo 2.3.3.1.4.1. de dicho decreto,
nos determina cuáles son, al menos, los aspectos que debe contener con el fin de lograr la formación
integral de los educandos.
Los primeros cuatro aspectos: horizonte institucional, análisis situacional, objetivos y la estrategia
pedagógica, nos precisan cuál es la intencionalidad del PEI, y que nos sirven de orientación para
determinar con más claridad, el desarrollo de dichas ideas a través de los siguientes aspectos: plan
de estudios, proyectos transversales y el manual de convivencia (aspectos: 5, 6 y 7). La parte
administrativa, se inicia con el aspecto 8 sobre el gobierno escolar y continúa con los aspectos 9, 10,
11, 12 y 13, los cuales permiten materializar la visión y misión, establecida por la comunidad
educativa.
El último aspecto, mencionado en el artículo 2.3.3.1.4.1. del Decreto 1075 de 2015, nos ofrece
una situación para que la institución educativa de acuerdo con lo establecido en la parte 6, libro
2, del Decreto 1075 de 2015, promueva programas para la formación en la práctica del trabajo
mediante el desarrollo de conocimientos técnicos y habilidades, así como la capacitación para
el desempeño artesanal, artístico, recreacional y ocupacional solicitados por la comunidad
educativa.
Por último, la dinámica misma de la institución educativa, abre la necesidad de acotar ciertos
aspectos: 15, 16, 17, 18 y 19, que nos invitar a desarrollar nuevos procesos con el fin de
complementar lo exigido, tanto en la Ley General de Educación como en el Decreto 1075 de
2015.