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El uso palabra CULTURA fue variando a lo largo de los siglos.

En el latín
hablado en Roma significaba inicialmente “cultivo de la tierra”, y luego, por
extensión metafóricamente, “cultivo de las especies Humanas”. Alternaba con
civilización, que también deriva del latín1 y se usaba como opuesto a
salvajismo, barbarie o al menos rusticidad. Civilizado era el hombre educado.

Desde el siglo XVIII, el romanticismo impuso una diferencia entre civilización y


cultura. El primer término se reservaba para nombrar el desarrollo económico y
tecnológico, lo material; el segundo para referirse a lo “espiritual”, es decir, el
“cultivo” de las facultades intelectuales.

La cultura como contexto de producción e interpretación de significados

La rama de la antropología simbólica, entiende a cada cultura como un


contexto en el cual los sujetos, pueden entender que se ésta comunicando,
cómo debe interpretarse un gesto, una mirada, y por lo tanto, qué gestos deben
hacerse para dar a entender algo, qué palabras deben usarse y cuáles no,
etcétera. Es decir la cultura es una red de signos que permite, a los individuos
que la comparten, atribuir sentido tanto a las prácticas como a las producciones
Sociales.

En síntesis, esta concepción permite pensar que la cultura es, un contexto


social de producción e interpretación de significados y que, como es un
contexto Social, hay tantas culturas como sociedades. Definir la cultura resulta
de interpretar la diversidad de acciones que realizan los seres humanos para
construir sus vidas por medio de su propia actividad. Uno de los elementos que
se deben tener en cuenta para explicar este fenómeno es el contexto. Siempre
para poder asignarle un significado a una cosa depende del contexto.

Morales (2008) La cultura emerge como otro de los conceptos de obligado


análisis en esta investigación, sin embargo parece ofrecer menor polémica que
el de comunidad Sorda ya que existe el consenso de que la cultura Sorda es
sólo de los Sordos. La palabra cultura es de las más antiguas que se conocen.
En un principio, se refiere al cultivo de la tierra, a las actividades del campo o la
explotación del suelo. Con el correr del tiempo, se aplicó a las obras creadas
por el hombre en general, especialmente a lo concerniente al espíritu o bienes
inmateriales. De este modo, se empieza a hablar de cultura como “la suma de
las creaciones humanas en el transcurso de los años” (Alvear, 1999). No
obstante, se hace una distinción entre civilización y cultura. El primero,
reservado al desarrollo económico y tecnológico; el segundo a lo espiritual o
intelectual.

Asimismo, puede ser comprendida como el conjunto total de los actos humanos
que deriva en prácticas económicas, artísticas, científicas o cualesquiera otras.
Esto implica que toda práctica humana que supere la naturaleza biológica es
una práctica cultural. La cultura no es algo que se tiene de forma individual sino
una posesión compartida en un colectivo. Es un universo de significados en
permanente transformación y transmitidos de generación en generación, sólo
posible con la interrelación de las personas que comparten un espacio común,
valores, rituales, símbolos y muchos aspectos más. Por lo tanto, comunidad y
cultura son dos caras de una misma realidad. No puede darse una cultura sin la
reunión de un grupo de individuos que intercambian en una comunidad dada.

Sin embargo, Geertz (1991) advierte del peligro de caer en “un pantano
conceptual” al intentar teorizar sobre la cultura. Menciona varios conceptos de
cultura que no pueden perderse de vista en este análisis tales como: (a) la
cultura como el modode vida de un pueblo; (b) el legado social que el individuo
adquiere de su grupo; (c) una manera de pensar, sentir y creer; (d) una
abstracción de la conducta y (e) un depósito de saber almacenado. Todos
aluden a un mapa, un entramado, una red o matriz de significaciones.

Frente al panorama calificado por el propio Geertz como de “dispersión


teórica”, ofrece otra perspectiva desde la cual mirar y entender la cultura, que a
mi parecer se ajusta con mayor precisión a la vida de los Sordos. Esto es la
cultura como concepto semiótico. En palabras del aludido antropólogo sería:

El hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha


tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura
ha de ser por tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una
ciencia interpretativa en busca de significaciones. (1996, p.20)

Según se ha visto, el análisis de la cultura ha de ser la interpretación


simbólicaque se da en un conglomerado humano. Supone concebirla como una
explicación de las expresiones sociales o formas de vida que permanecen
ocultas o sin develar. Una suerte de tejido social a ser penetrado para
comprender su funcionamiento, explicar sus conexiones y relaciones internas.
Se indica que “lo importante en este caso es acceder al mundo conceptual de
los individuos e interactuar dialógicamente con ellos para descifrar los
significados del hecho cultural” (Geertz, ob.cit:33).

Lo anterior lleva a proponer un concepto que ofrezca posibilidades más


certeras de contar con una definición socio semiótica de la cultura (García
Canclini, 2005) que abarque tales procesos. Esto implica que no puede ser
explorada al margen del ser humano pues la construcción que éste hace del
mundo es múltiple y compleja en función de los modos de conocimiento y
significación de los cuales disponga. Tal hecho implica asumirla como el
contexto de producción e interpretación de significados. Es decir, la cultura
como una red de signos que permite, a los individuos que la comparten, atribuir
sentido a sus prácticas sociales.

Malinowski (1963) la refería como “un vasto aparato, en parte material, en parte
humano y en parte espiritual con el que el hombre es capaz de superar los
concretos, específicos problemas que lo enfrentan” (p.50). Explica el famoso
antropólogo que los hombres viven de acuerdo con normas, costumbres,
tradiciones y reglas que son el resultado de una interacción entre los procesos
orgánicos, la actividad del hombre y el reacondicionamiento de su ambiente.
Completa su idea poniendo de manifiesto la existencia de algunos elementos
que permanecen aparentemente intangibles, fuera del alcance de la
observación directa y cuya función o forma resultan poco evidentes para
quienes están fuera de ese mundo simbólico.
Está haciendo alusión a los valores, a los intereses y las creencias de un
colectivo específico. Al retomar la cultura como acción simbólica, ubica su
definición alrededor del conjunto de acciones que significan algo para alguien
en un contexto histórico y social particulares, pero sólo posible de interpretar
cuando aparece ante nuestra mirada como familiar. Tal universo tendrá sentido
a nuestros ojos cuando entendamos por qué se convierten en signos a los que
se les otorga un valor determinado. Lo que para unos es comprensible,
aceptable o común para otros puede presentarse como inescrutable,
incomprensible o simplemente un enigma.

Una cultura puede ser familiar o cercana en la medida que sea penetrada y
explicada de lo contrario permanece velada, ya que las significaciones que se
construyen en el interior son opacas para aquellos que no forman parte de ese
mundo.

Con respecto al concepto de familiaridad en los signos de una cultura, Geertz


(1996) explica con maravillosa agudeza que “la famosa identificación
antropológica con lo (para nosotros) exótico es pues esencialmente un artificio
para ocultar nuestra falta de capacidad para relacionarnos perceptivamente con
lo que nos resulta misterioso y con los demás” (p.27). Observar lo corriente en
lugares no habituales muestra una supuesta y pretendida arbitrariedad de la
conducta humana, la cual no es del todo cierta. Para algunos, forma parte de
su dinámica cotidiana, pero para otros, no acostumbrados a tales modos de
vida, puede resultar extraña pues no posee significación alguna.

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