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Expediente: 2006-14756-30-RHC
Distrito: Cochabamba
Magistrado Relator: Dr. Artemio Arias Romano
El recurrente en el escrito presentado el 11 de octubre de 2006 (fs. 4 a 5), manifiesta que en varias
ocasiones solicitó al Juez recurrido la cesación de su detención preventiva, autoridad que negando
su propia jurisdicción y competencia se niega a celebrar la audiencia para considerar su petitorio
con varios pretextos, como que debe acudir ante la autoridad donde se encuentra el expediente
para que reabra su competencia o que el memorial debe ser firmado por el interesado y no sólo
por su abogado, siendo así víctima de un injusto “ritualismo procesal”
Se demanda de hábeas corpus a Néstor Enríquez Quiroga, Juez Liquidador en lo Penal del Distrito
Judicial de Cochabamba, solicitando se declare procedente el recurso y en el día se ordene su
libertad.
Efectuada la audiencia pública el 12 de octubre de 2006, según consta del acta de fs. 19 a 21 vta.
de obrados, se producen los siguientes actuados:
El abogado del recurrente ratificó los términos del recurso planteado y ampliando señaló: 1)
solicitó la cesación de la detención preventiva en cuatro oportunidades, no siendo posible que el
Juez diga que no tiene competencia en el caso de su defendido, ya que la tuvo para “meterlo
preso” entonces debería tenerla también para “sacarlo”; 2) el proceso se encuentra en la Corte
Suprema de Justicia en recurso de casación, sin embargo, el Juez tiene los cuadernillos tres y
cuatro que son suficiente material para conocer la solicitud de cesación; 3) no pudieron apelar
porque nunca hubo ninguna audiencia.
El Juez demandado brindó informe en audiencia, señalando: 1) como único Juez Liquidador tiene
recargadas labores, pues debe atender a seis juzgados que han desaparecido e inclusive al de
Sustancias Controladas; 2) el recurrente tiene tres procesos, dos por robo agravado y uno por
violación, siendo que su abogado presenta memoriales sin indicar a qué proceso se refiere,
además que inicialmente el memorial sólo venía firmado por el abogado, por lo que tratándose de
un pedido de libertad existe susceptibilidad en el ánimo del Juzgador, además que no se trata de
un defensor de oficio que no necesita mandato; 3) existe la circular 21/2000 de la Corte Suprema
de Justicia que señala cuál es el trámite para la aplicación de las medidas cautelares, la cual debe
seguir aplicando; 4) solicitó que se complete la información para saber en qué estado se encuentra
el proceso, para lo cual es necesario una certificación de la Sala donde se encuentra el expediente
en recurso de casación, dato que no se le ha facilitado y que requiere para señalar
inmediatamente audiencia; 5) su actuación se ciñó a derecho, pues en ningún momento negó a
señalar audiencia, no pudiendo dar libertad oficiosamente.
I.2.3. Resolución
II. CONCLUSIONES
El recurrente afirma que se vulnero su derecho a la libertad y la garantía del debido proceso al
señalar que el Juez recurrido pese a sus reiterados petitorios, se niega a celebrar la audiencia de
cesación de su detención preventiva aduciendo varios pretextos. Por consiguiente, se debe
determinar en revisión, si corresponde o no otorgar la tutela que brinda el art. 18 de la CPE.
III.1. El recurso de hábeas corpus previsto por el art. 18 de la CPE, cuyo desarrollo se plasma en el
Capítulo IX del Título Cuarto de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC), ha sido establecido como
una acción tutelar que tiene por objeto proteger la libertad personal, frente a una persecución,
detención, procesamiento o prisión ilegal o indebida, u otra violación que tenga relación con en
derecho a la libertad en cualquiera de sus formas, con la finalidad de que un juez o tribunal evalúe
la situación jurídica de la persona y dicte sentencia ordenando su libertad, haciendo que se
reparen los defectos legales o poniendo al demandante a disposición del juez competente; y para
los casos en que la persecución o detención ilegales hayan cesado, corresponderá la reparación de
daños y perjuicios, conforme al art. 91.VI de la LTC.
III.2.A los efectos de resolver la problemática planteada, resulta pertinente remitirse a lo señalado
por este Tribunal en la SC 0224/2004-R, de 16 de febrero, en la que se ha establecido el siguiente
entendimiento:
Bajo esa premisa fundamental, debe entenderse que toda autoridad que conozca de una solicitud
en la que se encuentre involucrado el derecho a la libertad física, tiene el deber de tramitarla con
la mayor celeridad posible, o cuando menos dentro de los plazos razonables, pues de no hacerlo
podría provocar una restricción indebida del citado derecho, lo que no significa, que siempre
tendrá que otorgar o dar curso a la solicitud en forma positiva, pues esto dependerá de las
circunstancias y las pruebas que se aporten en cada caso, dado que se reitera la lesión del derecho
a la libertad física, está en la demora o dilación indebida de una solicitud de tal naturaleza, vale
decir, que si la solicitud es negada de acuerdo a una compulsa conforme a Ley no es ilegal siempre
que esa negativa se la resuelva con la celeridad que exige la solicitud”.
“El Juez o Tribunal de Primera instancia que se halle en conocimiento de la causa o que hubiese
dictado sentencia, es competente para pronunciarse durante el desarrollo del proceso, sobre
solicitudes referidas al régimen de medidas cautelares.
Cuando la causa se halle radicada ante la Corte Suprema o ante alguna Corte Superior de Justicia,
las solicitudes para la aplicación del régimen cautelar se plantearán ante éstas o ante el Juez o
Tribunal que pronunció sentencia.
En el primer caso, la Corte Suprema o Corte Superior, de oficio, remitirán fotocopias legalizadas de
las piezas necesarias al Juez o Tribunal de primera instancia que dictó la sentencia, para su
resolución.
De otro lado, y conforme se tiene señalado por la jurisprudencia citada, la solicitud formulada por
el recurrente no implica en modo alguno que el Juez deba otorgar fatalmente la libertad
impetrada, lo que dependerá del cumplimiento de los requisitos exigidos por ley, para lo cual
deberán analizarse las circunstancias del caso y las pruebas aportadas, reprochándose en este
caso la ostensible dilación en el trámite, lo cual resulta inadmisible dada la naturaleza del derecho
que se encuentra en juego, configurándose la actuación ilegal del Juez al negarse a señalar
audiencia con argumentos sin ningún sustento jurídico, cuando por el contrario, en atención a la
situación jurídica del impetrante, debía imprimirse la celeridad del caso por encontrarse el
recurrente privado de su libertad. Al no haber procedido así, se ha incurrido en un acto ilegal que
atenta el derecho a la libertad del recurrente, aspecto que abre de inmediato la tutela que brinda
el recurso de hábeas corpus, pues el principio de celeridad procesal consagrado por el art. 116.X
de la CPE, “impone a quien administra justicia el deber jurídico de despachar los asuntos
sometidos a su conocimiento sin dilaciones indebidas; exigencia que se hace más apremiante en
aquellos casos vinculados a la libertad personal, toda vez que tales peticiones deben ser atendidas
y resueltas de forma inmediata si no existe una norma que establezca un plazo, y si existe, debe
ser cumplido estrictamente; de modo que la autoridad judicial al no resolver la solicitud del
recurrente con la prontitud que el caso ameritaba incurrió en otro acto ilegal que lesiona el
derecho a la libertad del recurrente, del que dimana responsabilidad (…)”. Así, la SC 0987/2004-R,
de 29 de junio.
III.4.Finalmente, en cuanto a los fundamentos del Juez de garantías constitucionales para declarar
improcedente el recurso, porque a su juicio el recurrente no habría agotado los medios ordinarios
que tenía expeditos, como el recurso de reposición previsto por el art. 401 del CPP, mismo que
procede contra providencias de mero trámite, a objeto de que el Juez o Tribunal, advertido de su
error, las revoque o modifique; es necesario señalar, que si bien el recurrente no planteó
expresamente este recurso; empero, reiteró su petitorio cuando menos por más de dos veces, sin
lograr que el Juez recurrido modifique su actitud de negativa para señalar audiencia, con lo que
dicho recurso ordinario, ante la reiterada y por demás ostensible falta de voluntad del recurrido
para señalar audiencia, dejó de ser -en el presente caso- el medio eficaz y oportuno para
resguardar el derecho a la libertad del recurrente, el cual ha sido restringido, como se tiene
establecido, por la injustificada dilación en el trámite de cesación de la detención preventiva por el
no señalamiento pronto y oportuno de la audiencia para su consideración.
Los antecedentes expuestos precedentemente muestran que el caso se encuentra dentro de las
previsiones y alcances del art. 18 de la CPE, por lo que el Juez de hábeas corpus al haber declarado
improcedente el recurso, no ha efectuado una adecuada compulsa de los antecedentes ni dado
cabal aplicación al citado precepto constitucional.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional en virtud de la jurisdicción y competencia que ejerce por mandato de los
arts. 18.III y 120.7ª de la CPE; arts. 7 inc. 8) y 93 de la LTC, en revisión resuelve: