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SENTENCIA CONSTITUCIONAL 2558/2010-R

Sucre, 19 de noviembre de 2010


Expediente:                   2008-18693-38-RHC
Distrito:                         La Paz
Magistrado Relator:     Dr.  Marco Antonio Baldivieso Jinés
En revisión la Resolución 50/2008 de 15 de octubre de 2008, cursante de fs. 35 a 36
vta., pronunciada por la Sala Civil Cuarta de la Corte Superior del Distrito Judicial de
La Paz, dentro del recurso de hábeas corpus, ahora acción de libertad, presentado
por Simón Rojas Fernández contra William Alave Laura, Vocal de la Sala Penal
Tercera y Ángel Aruquipa, Vocales de la Sala Penal Primera de la misma Corte,
alegando la vulneración de su derecho a la libertad y el debido proceso, citando al efecto
los arts. 7 inc. g) y 16.IV de la Constitución Política del Estado abrogada (CPEabrg).
I.  ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Contenido del recurso
En el memorial presentado el 14 de octubre de 2008, cursante de fs. 3 a 4, el recurrente
sostiene lo siguiente:
I.1.1 Hechos que motivan el recurso
Con motivo del incidente ocurrido el 27 de junio de 2008, en el que el ex Alcalde Mario
Rojas Fernández y sus acompañantes pretendían ingresar a una audiencia de amparo
constitucional y ante la interceptación violenta de un grupo de 250 personas, el
acompañante de seguridad personal del ex Alcalde tuvo que hacer uso de un medio de
defensa, por lo que el Fiscal de materia ordenó su aprehensión y la de otros por acción
directa por el supuesto delito de tentativa de homicidio, pero en el acta no se consignaba
su nombre, y no obstante que a tiempo de presentar imputación formal, el Fiscal solicitó
la imposición de medidas sustitutivas a la detención preventiva  al no concurrir los
presupuestos del art. 233 del CPP el Juez Quinto de Instrucción en lo PENAL por
presión de ese grupo de personas dispuso su detención preventiva.
Posteriormente, solicitó la cesación de su detención preventiva, la cual fue rechazada
por la Jueza Segunda de Instrucción en lo Penal, determinación que fue confirmada por
los Vocales recurridos mediante Auto 252/2008, pese a que en Voto disidente la Vocal
Blanca Alarcón determinó que debía concederse la cesación de la detención.
 
Señala que en su caso se vulneró su derecho al debido proceso, por cuanto se dispuso su
aprehensión por acción directa sin que se consigne su nombre, y cuando el Fiscal
solicitó medidas sustitutivas, el Juez ordenó su detención preventiva, agravando su
situación jurídica, aspectos que no fueron observados por los Vocales recurridos,
quienes desconocieron la prueba que adjunto, que descartaba todas las causales por las
que fue detenido preventivamente, que presentó garantes personales y solicitó el
correspondiente arraigo, pero sigue detenido ilegalmente.
         
I.1.2 Derechos y garantías supuestamente violados
Considera vulnerados sus derechos a la libertad y debido proceso, citando al efecto los
arts. 7 inc. g) y 16.IV de la CPEabrg.
I.1.3 Autoridades recurridas y petitorio
El recurso se interpuso contra William Alave Laura, Vocal de la Sala Penal Tercera y
Ángel Aruquipa Chui, Vocal de la Sala Penal Primera de la Corte Superior del Distrito
Judicial de La Paz, solicitando sea declarado procedente.
I.2 Audiencia y Resolución del Tribunal  de garantías
Efectuada la audiencia pública el 15 de octubre de 2008, según consta en el acta
cursante de fs. 32 a 34, en la que estuvieron presentes el recurrente asistido de su
abogado, sin asistencia de las autoridades recurridas, se produjeron los siguientes
actuados:
1.2.1 Ratificación y ampliación del recurso
El recurrente, a través de su abogado, ratificó  y reiteró  el tenor íntegro de su demanda,
señalando que en los hechos suscitados el 27 de junio un personal de seguridad del ex
alcalde utilizó un arma de fuego, debido a que una multitud de personas pretendió
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lincharlo, y como apareció una presunta víctima, el Fiscal emitió imputación formal
solicitando medidas sustitutivas a la detención; sin embargo, el Juez Cautelar dispuso su
detención preventiva; 2) A efectos de solicitar la cesación de su detención, presentó
certificado domiciliario, fuente laboral, familia constituida, desvirtuó los riesgos de
obstaculización; sin embargo, fue denegada la solicitud; 3) La Resolución pronunciada
en apelación fue pronunciada por la Sala Penal Tercera, pero contaba con un voto
disidente, en el que establecía que no participó como autor, ni cómplice del hecho y por
lo tanto consideró se otorgue medidas sustitutivas.
1.2.2 Informe de las autoridades recurridas
En el informe que cusa de fs. 28 a 29, las autoridades recurridas sostuvieron lo
siguiente: a) Conocieron el recurso de apelación presentado por el recurrente contra la
medida cautelar dispuesta por Resolución 252/2008, emitiendo la Resolución 162/2008
de 30 de septiembre del mismo año, con disidencia de la Vocal Blanca Alarcón; b) La
Resolución 162/2008, cumple con las normas legales y constitucionales, toda vez que en
audiencia se evidenció la existencia de tres detenidos con riesgos procesales previstos
en los arts. 234  incs. 4) y 5) y 235 incs. 1), 2) y 4) del CPP, y hasta el momento de la
audiencia de fundamentación de la apelación, no se desvirtuaron tales riesgos; c) El
recurrente no individualizó la prueba para ser considerada por el Tribunal y de esa
manera examinar si el Juez la analizó y emitió su resolución en función a la
documentación; en consecuencia, en la audiencia no se escuchó qué documentos
desvirtuaron el comportamiento, del imputado en la medida que indiquen su voluntad de
someterse a la investigación, menos se argumentó que con alguna documentación se
hubiese modificado su actitud en relación al daño resarcible. ; 5) La Resolución
252/2008, cumple con lo previsto por el art. 124 del CPP y en ningún momento se
señaló que documentación hubiese destruido los argumentos de los riesgos procesales y
no hubiese sido considerada por el Juez; en consecuencia, la parte apelante no enervó 
los riesgos procesales a los efectos del art. 250 del CPP; 6) De acuerdo con el acta de
audiencia, el recurrente se limitó a presentar el cuaderno de investigación en su
generalidad pretendiendo equiparar al Tribunal de apelación como ente de revisión de la
investigación; siendo que su obligación era individualizar los elementos de prueba y no
referirlos genéricamente; por lo que el Tribunal no puede subsanar errores de omisión
por parte de los apelantes, porque no revisa, sino que se activa ante la pretensión de las
partes mediante prueba extremo que no sucedió en el presente caso, pretendiendo
presentar prueba que es útil para los fines de la cesación de la detención preventiva y no
para la apelación.
I.2 3. Resolución
La Resolución 50/2008 de 15 de octubre de 2008, cursante de fs. 35 a 36 vta. declaró
procedente el recurso de hábeas corpus y dispuso la nulidad del Auto de Vista de 30 de
septiembre de 2008, con los siguientes fundamentos: 1) La imputación presentada por el
Fiscal de Materia mediante requerimiento 144/08, no solicitó la detención preventiva
del recurrente, sino la aplicación de las medidas sustitutivas, hecho que debió ser
considerado por las autoridades judiciales, quienes por mandato del Código de
Procedimiento Penal (CPP), no pueden ir más allá de lo requerido o solicitado por el
Fiscal; 2) Dentro del recurso de apelación y ante el Juez Segundo de Instrucción en lo
Penal se presentaron varios documentos, en los que constan certificado médico,
certificados con referencia a la relación familiar del recurrente. Asimismo, consta la
solicitud del recurrente y los co-imputados al Ministerio Público de audiencias de
reconstrucción, declaraciones testificales, informes y exámenes, demostrándose con ello
que el recurrente se sometió a la investigación, documentos que no fueron considerados
por el Juez Segundo de Instrucción en lo Penal; 3) Los recurridos, al conocer la
apelación tampoco hicieron referencia, ni efectuaron ninguna valoración sobre dicha
documentación; 4) Tanto la Resolución de detención preventiva, como la resolución de
rechazo a la solicitud de cesación de dicha medida presentada por el recurrente, no
refieren la manera en que éste puede influenciar negativamente, ni quienes son las
personas a las que podría influenciar; 5) La SC 1147/2006-R, refiriéndose a la cesación
de la detención preventiva, establece que se debe indicar cuáles fueron los fundamentos
por los cuales el Juez dispuso la detención y la SC 670/2007-R, determina que al
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momento de solicitar la cesación de la detención se tiene que demostrar si se mantienen
latentes o no dichos riegos procesales por los cuales se dispuso la detención; 6) El Juez
Quinto de Instrucción en lo Penal determinó la detención del recurrente sin especificar
cuáles son los riegos procesales que determinaron la procedencia de esa medida
cautelar; y 7) Por mandato de los arts. 7 y 221 del CPP, la libertad es la regla y la
detención es la excepción, por lo que los vocales recurridos debieron realizar una
valoración objetiva respecto a la situación del recurrente.
I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional
Con la designación de las nuevas autoridades y reinicio de las labores jurisdiccionales,
por Acuerdo Jurisdiccional 001/2010 de 8 de marzo, se produjo el sorteo de la presente
causa el 26 de octubre de 2010, por lo que esta Resolución se pronuncia dentro de plazo.
II. CONCLUSIONES
De la revisión de obrados se llegan a las siguientes conclusiones:
II.1. El 28 de junio de 2008, el Fiscal de Materia de El Alto presentó imputación
formal, entre otros,  contra Simón Rojas Fernández, ahora recurrente, por la comisión
del delito de complicidad en tentativa de homicidio y lesiones graves, solicitando la
aplicación de medidas sustitutivas a la detención preventiva (fs. 8 a 10).
II.2. En la audiencia de medidas cautelares el Fiscal de Materia ratificó su solicitud de
medidas cautelares. Por su parte, los abogados de la parte querellante solicitaron la
detención preventiva del recurrente y de los otros coimputados (fs. 11 a 17). El Juez
Quinto de Instrucción en lo Penal por Auto 305/08 de la misma fecha, dispuso la
detención preventiva del recurrente (fs. 18 a 20). Contra dicha resolución el recurrente
no interpuso recurso de apelación.
II.3. Por Resolución 252/2008 de 7 de agosto, la Jueza Segunda de Instrucción en lo
Penal  rechazó la solicitud de cesación de la detención preventiva que presentó el
recurrente conjuntamente los otros coimputados (fs. 3 a 4). Contra dicha resolución el
recurrente formuló recurso de apelación.
II.4. La Sala Penal Tercera de la Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz,
conformada por los recurridos mediante Resolución 162/2008 de 30 de septiembre,
confirmó la Resolución de rechazo de la cesación de la detención preventiva con los
siguientes fundamentos: 1) La tipicidad de la conducta de una persona imputada de un
delito es de exclusiva responsabilidad del fiscal en la etapa preparatoria y
posteriormente del Juez competente. En ningún momento el certificado médico enerva
la responsabilidad probable de autoría, el Fiscal es el responsable de la imputación; 2)
Tampoco se ha escuchado que los riesgos procesales fueron desvirtuados. Este tribunal
no puede ingresar a valorar el cuaderno de investigaciones en su conjunto, porque es el
Fiscal el que tiene a su cargo el cuaderno y la dirección. Lo que si pueden ver son
documentos contenidos en dicho cuaderno, que deben ser individualizados plenamente
por el sujeto procesal que pretenda utilizarlos. En el caso, el apelante tenía la obligación
de individualizar esos documentos para ser considerados por este Tribunal, a objeto de
analizar si la Jueza emitió su resolución en función de dicha documentación; 3) No se
ha escuchado qué documentación fue contradicha o desvirtuó el comportamiento del
imputado durante el proceso en la medida que indique su voluntad de someterse a este;
tampoco se ha escuchado con alguna documentación que se hubiese modificado la
actitud del imputado con relación al daño resarcible, ni se ha desvirtuado los riesgos
procesales, no pudiendo el Tribunal valorar en su conjunto un cuaderno de
investigaciones sin estar individualizadas expresamente; 4) La función del Tribunal de
alzada es “analizar la Resolución  252/2008, la que cumple con lo previsto en el art.
124 del CPP, en la que claramente se señala que los tres imputados presentaron
documentación, pero en ningún momento se ha señalado qué documentación destruyó
los riesgos  procesales" (sic) (fs. 30 31).
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
El recurrente, ahora accionante, considera que los Vocales recurridos ahora
demandados, lesionaron sus derechos a la libertad y al debido proceso: a) Al confirmar
la Resolución que rechazó su solicitud de cesación de la detención preventiva,
desconociendo que adjuntó prueba que descartaba todas las causales por las que fue
detenido preventivamente; b) Porque no consideraban que se dispuso su aprehensión
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por acción directa sin que se consigne su nombre, y que cuando el Fiscal solicitó
medidas sustitutivas, el Juez ordenó su detención preventiva, agravando su situación
jurídica. Corresponde analizar, en revisión, si tales aseveraciones son ciertas, y si dan
lugar o no a otorgar la tutela invocada.
III.1.Consideraciones sobre la aplicación de la Constitución Política del
Estado vigente
El presente amparo constitucional fue presentado y resuelto por el Tribunal de amparo
en vigencia de la Ley Fundamental abrogada, es pertinente determinar, antes de analizar
la resolución venida en revisión, qué norma constitucional se aplicará: La Constitución
Política del Estado abrogada o la vigente.
En ese sentido, conforme a los fundamentos desarrollados en la SC 0006/2010-R de 6
abril, partiendo del principio pro hómine, contenido en los arts. 5 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 29 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, 13.IV y 256 de la Constitución vigente, el juzgador debe aplicar
aquellas normas que resulten más favorables para la persona, para su libertad y sus
derechos, así como interpretar esas normas en sentido más amplio.
En similar sentido, de acuerdo al principio de interpretación progresiva, entre varias
interpretaciones de la norma, debe optarse por aquélla que limite en menor medida el
derecho o garantía que se denuncia como vulnerado; es decir, se debe optar por la
interpretación más extensiva en cuanto al reconocimiento de derechos y una
interpretación más restringida cuando se establezcan límites al ejercicio de los mismos.
          Conforme a dichos principios, este Tribunal, para la aplicación de las normas
constitucionales, da preferencia en su aplicación a aquella que resulte más favorable,
por lo que, de acuerdo al caso revisado, se invoca la retroactividad de la Constitución
vigente o la ultractividad de la Constitución abrogada, buscando la concreción del
principio pro homine.
III.2.Términos procesales en la acción de libertad
La Constitución Política del Estado abrogada, preveía como medios jurisdiccionales
extraordinarios de protección de los derechos y garantías constitucionales a los recursos
de hábeas corpus, amparo constitucional y hábeas data, los cuales se mantienen en la
Constitución vigente, con algunas modificaciones que pueden percibirse fácilmente en
el caso de la acción de libertad, al ampliarse su ámbito de protección al derecho a la
vida y extender su tutela también a los actos provenientes de particulares. 
También existen algunas modificaciones en la configuración procesal de los antiguos
recursos, siendo una de ellas, precisamente, la nueva concepción de estos medios
jurisdiccionales extraordinarios como acciones de defensa, lo que repercute en los
términos que deben ser utilizados por este Tribunal en la redacción de sus sentencias,
pues conforme se precisó en la SC 0006/2010-R de 6 de abril “…por regla general se
aplicará la Constitución vigente, al ser la norma que desarrolla de manera más amplia
los derechos y garantías constitucionales”.
En ese entendido y con la finalidad de unificar la utilización de términos, la persona que
presenta la acción tutelar será denominada “accionante”, aclarando su carácter inicial
de recurrente y la autoridad contra quien se dirige la acción, se denominará
“demandado” o “denunciado”, indistintamente.
Asimismo, en cuanto a la terminología con referencia a la parte dispositiva, en mérito a
la configuración procesal prevista por el art. 126.III de la CPE, cuando en lo pertinente
señala “…La sentencia podrá ordenar la tutela de la vida, la restitución del derecho a
la libertad, la reparación de los defectos legales, el cese de la persecución indebida o
la remisión del caso al juez competente…” (las negrillas nos corresponden); a fin de
guardar coherencia en caso de otorgar la tutela se utilizará el término “conceder” y en
caso contrario “denegar” la tutela.
III.3. El derecho a la libertad física o personal y las condiciones de validez para su
restricción
El art. 23.I de la Constitución Política del Estado (CPE), reconoce el derecho a la
libertad personal, estableciendo que ésta sólo puede ser restringida en los límites
señalados por la ley, para asegurar el descubrimiento de la verdad histórica en la
actuación de las instancias jurisdiccionales.
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Conforme a ello, el parágrafo III de la misma norma dispone que: “Nadie podrá ser
detenido, aprehendido o privado de su libertad, salvo en los casos y según las formas
establecidas por la ley. La ejecución del mandamiento requerirá que éste emane de
autoridad competente y que sea emitido por escrito”.
Por su parte, el art. 9.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP)
determina que: “Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de
su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento
establecido en ésta”; y el art. 7 inc. 2) de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos dice: “Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en
las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados
Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas”.
De las normas glosadas, se concluye que para que una restricción al derecho a la
libertad sea constitucional y legalmente válida, se deben cumplir con determinados
requisitos materiales y formales. Respecto a los primeros, sólo se puede restringir el
derecho a la libertad en los casos previstos por Ley, que de acuerdo a la Opinión
Consultiva (OC) 6/86 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos debe tratarse de
una Ley formal, es decir de aquella que emana del órgano legislativo. Con relación a los
requisitos formales, la restricción al derecho a la libertad sólo será válida si se respetan
las formas establecidas por ley, si el mandamiento emana de autoridad competente y es
emitido por escrito, salvo el caso de flagrancia, de conformidad a lo establecido por el
art. 23.IV de la CPE.
Estas condiciones de validez, también han sido desarrolladas por la jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Así en la Sentencia de 21 de enero de
1994, caso Gangaram Panday, la Corte señaló: “…Nadie puede ser privado de la
libertad personal sino por las causas, casos o circunstancias expresamente tipificadas
en la ley (aspecto material) pero, además, con estricta sujeción a los procedimientos
objetivamente definidos por la misma (aspecto formal)”.
Ese también fue el criterio, por otra parte, del Tribunal Constitucional, contenido en las
numerosas sentencias, como las SSCC 0697/2003-R, 1141/2003-R y 0540/2004-R,
partiendo de la interpretación de las normas de la Constitución abrogada y de los Pactos
Internacionales sobre Derechos Humanos.
Ahora bien, en materia penal, los casos en los que una persona puede ser privada de su
libertad están expresamente previstos en el Código Penal, tratándose de sanciones
penales, y en el Código de Procedimiento Penal, tratándose de medidas cautelares, entre
ellas, la detención preventiva. 
Este último cuerpo normativo, en armonía con el art. 23.I de la CPE antes referido,
determina criterios para la interpretación de las medidas cautelares previstas en el
Código de procedimiento penal.  Así, el art. 7 dispone que “La aplicación de medidas
cautelares establecidas en este Código será excepcional.  Cuando exista duda en la
aplicación de una medida cautelar o de otras disposiciones que restrinjan derechos o
facultades del imputado, deberá estarse a lo que sea más favorable a éste”.
En similar sentido, el primer párrafo del art. 221 del Código de Procedimiento Penal
(CPP) determina que “la libertad personal y los demás derechos y garantías reconocidos
a toda persona por la Constitución Política del Estado, las Convenciones y Tratados
internacionales vigentes y este Código, sólo podrán ser restringidos, cuando sea
indispensable para asegurar la averiguación de la verdad, el desarrollo del proceso y la
aplicación de la ley.”  El segundo párrafo del artículo determina que las normas que
autorizan medidas restrictivas de derechos se aplicarán e interpretarán de conformidad
al art. 7 del CPP, señalando además que esas medidas “serán autorizadas por
resolución judicial fundamentada y sólo durarán mientras subsista la necesidad de
su aplicación”.
Por su parte, el primer párrafo del art. 222 del CPP, respecto a las medidas cautelares de
carácter personal expresa que las mismas se aplicarán con criterio restrictivo y se
ejecutarán de modo que perjudiquen lo menos posible a la persona y reputación de
los afectados.

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Es en el ámbito de dichas normas rectoras para la aplicación de las medidas cautelares,
que deben ser entendidas la reglas sobre la detención preventiva, los supuestos de
cesación de la misma, sus requisitos y las circunstancias para considerar los riesgos
procesales, las mismas que deben ser valoradas integralmente por los juzgadores.
III.4.La cesación de la detención preventiva y la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional
El art. 239.1) del CPP determina que la detención preventiva cesará: “1) Cuando nuevos
elementos  de juicio demuestren que no concurren los motivos que la fundaron o tornen
conveniente que sea sustituida por otra medida”.
Sobre esta norma, el Tribunal Constitucional ha señalado que el juez penal, a momento
de resolver una solicitud de cesación de la detención preventiva, debe efectuar una
ponderación de los motivos que fundaron la detención preventiva y los nuevos
elementos de convicción aportados por el imputado en su solicitud.  Así la SC
320/2004-R señaló:
 “Cuando el juez o tribunal deba resolver una solicitud de cesación de la detención
preventiva amparada en la previsión del art. 239.1 del CPP, ésta debe ser el resultado
del análisis ponderado de dos elementos: i) cuáles fueron los motivos que
determinaron la imposición de la detención preventiva y ii) cuáles los nuevos
elementos de convicción que aportó el imputado para demostrar que ya no concurren
los motivos que la determinaron o en su caso demuestren la conveniencia de que la
medida sea sustituida por otra. Quedando claro que si a través de los nuevos
elementos de juicio que se presenten por el imputado se destruyen ambos o cualquiera
de los motivos que fundaron la detención preventiva, el Juez o Tribunal debe realizar
una valoración de estos nuevos elementos; valoración similar a la que hizo para
disponer la detención preventiva a prima facie, sin que ello implique inmiscuirse en la
investigación del hecho. Debiendo, en consecuencia el imputado probar conforme a la
norma precedentemente señalada la existencia de nuevos elementos de juicio que
demuestren que no concurren los motivos que fundaron su detención preventiva o
tornen conveniente que sea sustituida por otras medidas”.
Ahora bien, en la ponderación que realice el juzgador debe efectuar una valoración
objetiva e integral de los elementos probatorios aportados por el imputado para
desvirtuar los motivos que fundaron su detención, conforme lo determinó el Tribunal
Constitucional en la SC 1147/2006-R, al determinar:
 “…la resolución que resuelva la solicitud de cesación de la detención preventiva debe
reunir las condiciones de validez, para ello la autoridad judicial competente a tiempo
de contrastar los nuevos elementos presentados por el imputado, deberá fundamentar
la decisión de conceder o rechazar la  solicitud de cesación de la detención expresando
los motivos de hecho y de derecho en que funda su determinación, los cuales deben
obedecer a criterios objetivos, exponiendo el valor otorgado a los medios de prueba
presentados y sujetando su análisis a los presupuestos que fundaron la detención
preventiva del imputado, fundamentación que no puede ser reemplazada por la
simple relación de los documentos o la mención de los requerimientos de las partes,
sino las razones jurídicas que justifican la decisión adoptada”.
En ese entendido, la valoración que realice el juzgador debe ser integral, lo que significa
que -conforme lo entendió la SC 1147/2006-R- “(…) no debe tomar un solo elemento
de los previstos en los arts. 234 y 235 CPP para sostener su decisión de rechazo, sino
que debe valorar todos los elementos y finalmente decidir en la forma que sea menos
gravosa para el imputado, lo que no implica que por ello, ponga en riesgo el
desarrollo del proceso y la averiguación de la verdad, pues si bien éste es de relevancia
cuando se les presenta una solicitud de cesación, no es menos cierto que, la libertad
según el mismo Código adjetivo penal en su art. 221, sólo puede ser restringida cuando
es realmente necesaria y en todo caso, como ya se estableció en caso de duda, también
el art. 7 del mismo cuerpo legal dispone que: ´Cuando exista duda en la aplicación de
una medida cautelar o de otras disposiciones que restrinjan derechos o facultades del
imputado, deberá estarse a lo que sea más favorable a éste´(…)”.
III.5. EL caso en análisis
III.5.1. Sobre la resolución que dispuso la detención preventiva
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Con relación a que se dispuso la aprehensión por acción directa sin que se consigne su
nombre, y que no obstante a que el fiscal solicitó medidas sustitutivas el Juez Quinto de
Instrucción en lo Penal ordenó su detención preventiva, agravando su situación jurídica,
cabe señalar que la jurisprudencia contenida en la SC 080/2010-R, refiriéndose a la
subsidiariedad excepcional del hábeas corpus, ahora acción de libertad, ha establecido
que “Cuando existe imputación y/o acusación formal, y se impugna una resolución
judicial de medida cautelar que; por ende, afecta al derecho a la libertad física o de
locomoción, con carácter previo a interponer la acción de libertad, se debe apelar la
misma, para que el superior en grado tenga la posibilidad de corregir la arbitrariedad
denunciada. Puesto que el orden legal penal ha previsto ese medio impugnativo,
precisamente para que a través de un recurso rápido, idóneo, efectivo y con la mayor
celeridad se repare en el mismo órgano judicial, las arbitrariedades y/o errores que se
hubiesen cometido en dicha fase o etapa procesal. Lo propio si está referido a
cuestiones lesivas a derechos fundamentales relacionados a actividad procesal
defectuosa, o relacionado al debido proceso, casos en los cuales se debe acudir ante la
autoridad judicial que conoce la causa en ese momento procesal, puesto que el debido
proceso es impugnable a través de la acción de libertad, sólo en los casos de
indefensión absoluta y manifiesta, o que dicho acto sea la causa directa de la
privación, o restricción a la libertad física”.
                             En la problemática planteada, el recurrente no formuló recurso de
apelación contra la resolución que determinó su detención preventiva, tampoco
denunció ante el Juez Cautelar las supuestas irregularidades en las que se habría
incurrido al momento de aprehenderlo, aspectos que inviabiliza ingresar al análisis de
fondo de la causa, toda vez que en ambos supuestos existen las vías inmediatas,
oportunas y efectivas para lograr reparar la lesión del derecho a la libertad y que al no
haber sido activadas por el recurrente no pueden ser suplidas a través del habeas
corpus, ahora acción de libertad, operando el carácter subsidiario de esta acción
tutelar.
III.5.2. Con relación al rechazo de la solicitud de cesación de la detención
preventiva
De acuerdo con el contexto jurisprudencial descrito en los Fundamentos Jurídicos III.2
y III.3., cabe señalar que el recurrente presentó recurso de apelación contra la resolución
que rechazó su solicitud de cesación de la detención preventiva, adjuntando documentos
que en criterio suyo desvirtuaban las condiciones que originaron su privación de
libertad; sin embargo, las autoridades recurridas a tiempo de resolver el recurso no
efectuaron ninguna consideración sobre los nuevos elementos presentados, bajo el
argumento que el recurrente no individualizó esos documentos, y que por tal motivo los
riesgos procesales que determinaron su privación de libertad no fueron desvirtuados, en
el entendido que no podían ingresar a valorar el cuaderno de investigaciones en su
conjunto y que los documentos contenidos en dicho cuaderno debieron ser
individualizados por el recurrente para ser considerados, a objeto de analizar si la jueza
emitió su resolución en función de dicha documentación, limitándose a señalar  que al
no haber escuchado qué documentación desvirtuó el comportamiento del imputado
durante el proceso no es posible concluir que se desvirtuaron los riesgos procesales; por
lo que determinaron que la Resolución impugnada cumplió con lo previsto en el art. 124
del CPP, en la que claramente se señala que los tres imputados presentaron
documentación, pero en ningún momento se señaló qué documentación destruyó los
riesgos procesales.
La actitud omisiva de los Vocales recurridos, en no valorar la prueba presentada por el
recurrente porque no fue individualizada, resulta lesiva a la garantía del debido proceso,
y por ende, al derecho a la libertad personal del recurrente, si se tiene en cuenta que al
momento de resolver una solicitud de cesación de la detención preventiva amparada en
la previsión del art. 239.1 del CPP, el Juez o Tribunal debe considerar: i) cuáles fueron
los motivos que determinaron la imposición de la detención preventiva y ii) cuáles los
nuevos elementos de convicción que aportó el imputado para demostrar que ya no

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concurren los motivos que la determinaron o en su caso demuestren la conveniencia de
que la medida sea sustituida por otra. Estos dos parámetros llevan implícita la labor
activa que tiene el juez de compulsar la prueba y realizar la valoración respectiva
de la prueba presentada como nuevos elementos enervantes de la detención
preventiva, valoración que no puede estar supeditada a si la parte individualizó o no la
documentación presentada; toda vez que corre a cargo de la autoridad judicial efectuar
la debida valoración de los documentos presentados independientemente a que la parte
al momento de exponer sus agravios efectúe la individualización de los mismos.
Similar razonamiento es aplicable a los Tribunales de apelación, pues su vinculación a
la resolución impugnada y a los puntos apelados, expuestos como agravio, delimitan el
campo de acción al que estará sujeto el Tribunal de alzada a tiempo de compulsar y
valorar la prueba presentada como nuevos elementos probatorios, a efectos de
determinar si la resolución impugnada actuó conforme a derecho a tiempo de denegar o
conceder la solicitud de cesación de la detención preventiva. En consecuencia, el
realizar la compulsa señalada, aun en los supuestos en que el imputado no logre
identificar o individualizar los nuevos elementos presentados, de  ningún modo implica
inmiscuirse en la investigación del hecho, conforme erradamente concluyeron las
autoridades recurridas; por lo que, corresponde otorgar la tutela solicitada. 
En consecuencia, el Tribunal de garantías, al haber declarado procedente el recurso de
hábeas corpus, ahora acción de libertad, respecto de todos los hechos denunciados ha
evaluado correctamente -aunque en forma parcial- los datos del proceso y las normas
aplicables al presente caso.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción y competencia que le confieren
los arts. 4 y 6 de la Ley 003 de 13 de febrero de 2010, denominada Ley de Necesidad de
Transición a los Nuevos Entes del Órgano Judicial y Ministerio Público; 7 inc. 8) y 93
de la Ley del Tribunal Constitucional, en revisión resuelve:
1º  APROBAR en parte la Resolución 50/2008 de 15 de octubre de 2008, cursante de
fs. 35 a 36 vta., pronunciada por la Sala Civil Cuarta de la Corte Superior del Distrito
Judicial de La Paz, y en consecuencia,
2º CONCEDE la tutela solicitada respecto del Auto de Vista pronunciado por las
autoridades demandadas; disponiendo se mantenga la nulidad dispuesta por el Tribunal
de hábeas corpus.
3º DENIEGA la acción por subsidiariedad, respecto a los otros hechos denunciados,
debiendo mantenerse válidos, todos los actos que se hubieran producido como efecto de
la Resolución pronunciada por el Tribunal de hábeas corpus.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional.
Fdo. Dr. Juan Lanchipa Ponce
PRESIDENTE
Fdo. Dr. Abigael Burgoa Ordóñez
DECANO
Fdo. Dr. Marco Antonio Baldivieso Jinés
MAGISTRADO
Fdo. Dr. Ernesto Félix Mur
MAGISTRADO
Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños
MAGISTRADA

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