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CLASE N° 6

EL AMOR, LA RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA


HUMANA
“Cualquier teoría del amor debe comenzar con una teoría del hombre, de la existencia humana.
……..Cuando el hombre nace, tanto la raza humana como el individuo, se ve arrojado de una
situación definida, tan definida como los instintos, hacia una situación indefinida, incierta, abierta.
Sólo existe certeza con respecto al pasado, y con respecto al futuro, la certeza de la muerte……”
Evidentemente tal situación genera en los individuos la necesidad de aferrarse a algo o alguien.
El término teoría deriva del griego y significa contemplar. En esta instancia Fromm nos invita a
reflexionar sobre el problema del amor desde un punto de vista teórico.

El hombre está dotado de razón, es vida consciente de sí misma; tiene conciencia de sí mismo,
de sus semejantes, de su pasado y de las posibilidades de su futuro. Esa conciencia de sí mismo
como una entidad separada, la conciencia de su breve lapso de vida, del hecho de que nace sin
que intervenga su voluntad y ha de morir contra su voluntad, de que morirá antes que los que
ama, o éstos antes que él, la conciencia de su soledad y su "separatidad" de su des validez frente
a las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad, todo ello hace de su existencia separada y desunida
una insoportable prisión. Se volvería loco si no pudiera liberarse de su prisión y extender la mano
para unirse en una u otra forma con los demás hombres, con el mundo exterior.

La vivencia de la separatidad provoca angustia; es, por cierto, la fuente de toda angustia. Estar
separado significa estar aislado, sin posibilidad alguna para utilizar mis poderes humanos. De ahí
que estar separado signifique estar desvalido. Así, pues, la separatidad es la fuente de una intensa
angustia.

En función de esta característica propia del ser humano (la separatidad) el autor entiende que la
necesidad más profunda del hombre será: la de superar el problema de la separatidad, para poder
abandonar la prisión de su soledad. Los hombres de todas las épocas y culturas han enfrentado
el mismo problema a lo largo de la historia, es decir: ¿Cómo superar la separatidad? ¿Cómo lograr
la unión?, ¿Cómo trascender la propia vida individual?

Las respuestas frene a estas preguntas pueden ser diversas, veamos algunas:

Fromm hace referencia al concepto de unión, como forma de lograr el objetivo. Pero si pensamos
en esto debemos realizar algunas consideraciones al respecto, puesto que existen diferentes
tipos de unión.

La unión basada en la conformidad con un grupo y sus costumbres.

En la sociedad occidental contemporánea la unión al grupo es la forma predominante de superar


el estado de separatidad. Pero esto puede traer consigo otros problemas o terminar por reforzar
el problema inicial. Puesto que se trata de una unión en la que el ser individual desaparece en
gran medida y se lo asocia con la idea de rebaño. Si soy como todos los demás, si no tengo
sentimientos diferentes, si me adapto a sus costumbres, ideas, vestimenta, estoy salvado de la
experiencia de la soledad.
Fromm postula que existe por parte de la mayoría de las personas, el miedo a ser diferente, estar
solo a unos pocos metros del rebaño paraliza. La mayoría de las personas ni siquiera son
conscientes de su necesidad de conformismo. Por el contrario, viven con la ilusión de que son
diferentes, de que han llegado a determinadas conclusiones como resultado de sus propios
pensamientos y simplemente sucede que sus ideas son iguales a las de la mayoría. Esta es una
forma de unión clama, tranquila, rutinaria por ello suele ser insuficiente para aliviar la angustia
de la separatidad. Puesto que a la larga damos cuenta que es una unión forzada y que carece de
autenticidad.

Según Erich Fromm, la solución plena para el logro de la unión interpersonal es: la fusión con otra
persona en el Amor.

El deseo de esa fusión es el impulso más poderoso en el hombre. Constituye su pasión más
fundamental, es la fuerza que sostiene a la raza humana. Sin amor a algo o alguien la humanidad
no podría existir un día más.

No obstante, si llamamos Amor al logro de la unión interpersonal, nos vemos frente a una
dificultad. La fusión puede lograrse de diferentes maneras.

¿Deberíamos llamar amor a todas ellas? ¿O deberíamos reservar esa palabra para una forma
específica de unión?

Nuevamente vemos que las respuestas pueden ser diversas al hablar de amor, eso depende del
encare que se le da a l problema:

Trátese del amor como una solución madura al problema de la existencia humana, o nos
referimos a esas formas inmaduras de amar que podríamos llamar unión simbiótica.

Fromm distingue entre dos tipos de amor: maduro e inmaduro:

Comenzaremos el examen del amor con el segundo caso. El amor inmaduro es asociado por el
autor, como un tipo de unión simbiótica (simbiosis: dependencia).

El concepto de simbiosis tiene su patrón biológico en la madre embarazada y el feto. Son dos y,
sin embargo uno solo. Viven juntos, puesto que se necesitan mutuamente. El feto es parte de la
madre y recibe de ella cuanto necesita; la madre es su mundo, por así decirlo; lo alimenta, lo
protege; pero también su propia vida se ve realzada por el feto. Este ejemplo tomado de la bilogía
(desde un punto de vista físico), es llevado por Fromm a un plano psicológico (desde un punto de
vista psíquico). En la unión simbiótica psíquica, de la que habla el autor; los cuerpos son
independientes, pero psicológicamente existe el mismo tipo de relación. Existe una dependencia
mental de un individuo con el otro y viceversa.

Fromm denomina a la forma pasiva de unión simbiótica como: sumisión. Esta persona escapa al
sentimiento de aislamiento y separatidad, convirtiéndose en una parte de la otra persona que la
dirige, la guía, la” protege”, que es su vida, el aire que respira, por decirlo así. Se exagera el poder
de aquel al que uno se somete (él es todo y yo nada).

La forma activa de la fusión simbiótica, es denominada por Fromm como: dominación. Esta
persona trata de escapar de su soledad, haciendo del otro individuo una parte de sí mismo.
Ambas personas son totalmente dependientes una de la otra. La diferencia radica en que una
domina, explota, lastima y humilla, y la otra es dominada, lastimada y humillada. En un sentido
relista la diferencia es considerable; en un sentido emocional profundo, la diferencia no es mayor
que lo que ambos tienen en común: la fusión sin integridad.

En contraste con la unión simbiótica existe el amor maduro: unión a condición de preservar la
propia integridad, la propia individualidad. El amor es un poder activo en el hombre que según el
autor, tiene la capacidad de poder atravesar las barreras que separan al hombre de sus
semejantes y lo une a los demás.

Elementos del amor maduro:

Para poder clarificar aún más el amor maduro del inmaduro, el autor advierte que el carácter
activo del amor se vuelve evidente en el hecho de que implica ciertos elementos básicos,
comunes a todas las formas de amor maduro. Estos elementos son: cuidado, responsabilidad,
respeto y conocimiento.

El amor implica cuidado, esto es especialmente evidente por ejemplo en el caso de una madre o
un padre frente a su hijo. Ninguna declaración de amor por su parte nos parecería sincera, si
viéramos que descuida al niño, deja de alimentarlo, de bañarlo y creemos en ese amor al ver que
cuida al niño. Lo mismo ocurre para otros casos, ya sea el amor a los animales o a las plantas. El
cuidado en el amor implica la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amo. Se
ama aquello por lo que se trabaja y se trabaja aquello por lo que se ama.

El cuidado y la preocupación, implica otro aspecto del amor responsabilidad. Hoy en día suele
utilizarse ese término para denotar un deber, algo impuesto desde el exterior. Pero en la
responsabilidad el verdadero sentido implica el acto voluntario; constituye mi respuesta a las
necesidades, expresadas o no, de otro ser humano. Ser responsable significa, estar listo y
dispuesto para responder por el otro.

La responsabilidad podría degenerar fácilmente en la dominación y posesividad, si no fuera por


un tercer componente del amor: respeto. Respeto, no significa temor, denota la capacidad de
ver a una persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad. Respetar significa,
preocuparse por que la otra persona crezca y se desarrolle tal cual es. Quiero que la persona
amada crezca y se desarrolle por sí misma, en la forma que le es propia y no para servirme. El
respeto solo es posible sobre la base de la libertad.

Respetar a una persona sin conocerla, no es posible; el cuidado y la responsabilidad serían ciegos
si no los guiara el conocimiento. El conocimiento sería vacío si no lo motivara la preocupación.

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