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ESPACIO Y

SOCIEDAD EN
ARGENTINA Y
AMÉRICA LATINA
CENMA 232 ANEXO LOS BOULEVARES
3°A-2022
PROF. ESTEFANÍA CARRANZA
Relatoría final: geografías ambientales 339 340 Perspectivas para una Geografía ambiental

Relatoría final: y sus interacciones con el ambiente físico.”1 Para Bocco y Urquijo (2010), la
geografía ambiental se entiende como parte de la Geografía Humana, con un
geografías ambientales acercamiento creciente a las Ciencias Sociales. Surge la pregunta, entonces,
que si la Geografía Humana incluye “interacciones con el ambiente físico,”
¿de qué tratará la Geografía Ambiental? Como preguntaron varios ponentes
Daniel Klooster
del coloquio ¿Es una redundancia?
De alguna manera, podemos considerar que la Geografía es una de las
disciplinas mas integradoras que hay. Para el filósofo Immanuel Kant (1724-
1804), todas las formas de investigación empiezan con la identificación de
categorías y una clasificación lógica. Las excepciones serían la Geografía y
la Historia. Estas se diferencian por sus temas, ambos de los cuales son pri-
mordiales. Mientras que para Kant la historia es una narración de las cosas y
acontecimientos ordenada temporalmente, la Geografía es un informe de la
organización espacial de los fenómenos, o sea se trata de describir las cosas
ordenadas con su relación espacial. Para Kant, la geografía y la historia lle-
La geografía, una disciplina integradora que se frag- nan la circunferencia completa de nuestras percepciones, o sea el espacio y el
menta tiempo (Gregory, 2000:410). Aun así, algunos considerarían que esta forma
integradora de conocer la realidad es menos útil que otras. Los neo-Kantia-
Los conceptos de sociedad, cultura y naturaleza son entre los más complica-
nos, por ejemplo, argumentaban que existían ciencias culturales e históricas
dos que hay. Al estudiar su desarrollo histórico, además, veremos que la se-
que se trataban con comprensiones ideográficas y las ciencias naturales, que
paración entre las ideas “sociedad” y “medio ambiente” ya tiene varios siglos
se trataban con explicaciones nomotéticas.
de estar establecida, desde su inicio como un cimiento del renacimiento y
Si comparamos las ramificaciones de la evolución de las ciencias dadas
una forma de pensar que persiste y nos ha otorgado un creciente poder para
por Alejandro Velázquez y Alejandra Larrazábal (2010) en la ecología del
transformar la naturaleza a nuestro gusto. Estudiar las interacciones entre
paisaje, veremos muchos pensadores en común, tales como Humboldt, Troll,
medio ambiente y sociedad, por ende, suele ser sumamente difícil, y simple-
Sauer y otros. Se puede considerar que la geografía integrada es la disciplina
mente definir un concepto como “Geografía Ambiental” no es tan simple.
madre de muchas ciencias especializadas en algún aspecto del estudio de
Por ejemplo, si hacemos referencia a un texto como el Dictionary of Hu-
la naturaleza o de la sociedad. Hoy en día, como observó Carlos Reboratti
man Geography no encontramos una entrada para geografía ambiental, pero
(2010), sigue expuesta a las fuerzas centrífugas de especialización y tiende a
sí encontramos una para “Human Geography”, escrito por Ron Johnston
fragmentarse, como les pasa también a otras ciencias.
(2000). Dice “Geografía Humana: aquella parte de la disciplina de la Geo-
Johnston (2000) aclara que la separación entre una geografía humana y
grafía que trata de la diferenciación y organización de la actividad humana
una geografía física data de los avances en Alemania y Francia de finales del
siglo XVIII y principios del XIX. Al comienzo del siglo XX, textos claves de
geografía en el idioma inglés cubrían tanto aspectos físicos como humanos,

University of Redlands. 1 Traducción del autor.

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Relatoría final: geografías ambientales 341 342 Perspectivas para una Geografía ambiental

con un énfasis en las relaciones entre hombre y medio ambiente, aunque cada apoya la apuesta de que debe haber una geografía sin adjetivos. “La riqueza
geógrafo escogía una especialización en algún tema físico o humano. Hoy en del enfoque geográfico radica en su manera de comprender el espacio de una
día vemos una división entre una geografía humana que incluye subdiscipli- manera no desintegrada. Desintegrar lo “humano” de lo “físico” entonces, es
nas especializadas tales como la económica, política, social, cultural e histó- una mala apuesta porque así el geógrafo pierde su atributo de orquestador
rica y una geografía física compuesta de varias ramas como la geomorfología, que es el único que le es consustancial” (Fernández, 2010).
hidrología, biogeografía, geografía cuaternaria y climatología. Sin embargo, Para Carlos Reboratti (2010), la geografía no tiene un objeto claro de es-
las divisiones suelen ser más complicadas aun. Andrews y Linehan (2007) se- tudio y por eso tiende a fragmentarse, igual como pasa en otras ciencias. La
ñalen más divisiones superpuestas en la geografía humana como estas: geo- separación entre Geografía Física y Humana es insalvable a estas alturas,
grafía rural, geografía urbana, geografía de desarrollo, geografía feminista, opina, pero la frontera entre ambos campos de conocimiento es rica, porque
y geografía moral, entre otras, todas expuestas a cambios de paradigma y ofrece un tipo de efecto de borde que puede potenciar avances en el cono-
“giros” en que se adoptan nuevas perspectivas, como el giro cultural en la cimiento y en el trabajo aplicado de geógrafos. Otros ponentes vieron mejo-
geografía económica, en que se toma mejor en cuenta la cultura como ele- res posibilidades de lograr una integración en la práctica. Como tema que
mento necesario en las explicaciones de comportamiento económico en el muchas veces requiere de trabajos integrados, el ambiente puede conectar
espacio. Mientras tanto, la Geografía Física mantiene su carácter positivista el lado físico y el lado social de la geografía. Los ponentes ofrecieron varias
enfocada en fenómenos naturales tales como la distribución de la vegetación, imágenes para expresarlo: avenida del diálogo, puente, y bisagra (Reboratti,
los suelos, la morfología de paisaje, el clima, y otros. Aunque distintas, sin 2010; Cabral, 2010). En lo que sigue, se presentan algunos temas que las po-
embargo, existen varias sobreposiciones entre la geografía física y humana, nencias comparten.
especialmente en temas asociados a medio ambiente y sociedad. Sigue sien-
do común que ambas ramas de la disciplina se enseñan en la misma facultad Ilustraciones de la Geografía Ambiental
o departamento (Andrews y Linehan, 2007).
Como si no fuera mucha división ya, habría que agregar que los avances A principios del siglo XX, en la literatura anglo-sajona el término “environ-
en la geoinformática han tomado un papel cada vez más importante en la mental geography” habría querido significar una geografía definida como la
disciplina. Durante mucho tiempo, éstas se concentraron en perfeccionar búsqueda de causas ambientales que explican el comportamiento humano,
las herramientas y la integración de datos de fuentes diversas, con relativa- o sea el determinismo ambiental. En un significado de interrelaciones socie-
mente poca interacción con otras ramas de la geografía o disciplinas afines, dad – medio ambiente, Kent Mathewson (2010) explica que “environmental
situación que provocó llamadas de socializar los pixeles y pixelizar lo social geography” es nueva en la literatura en inglés. Evidencia de su auge podría
(Liverman et al., 1998). ser el libro A Companion to Environmental Geography (2009) editado por
Para Federico Fernández, la geografía vive una tensión entre las ideas que Noel Castree, David Demeritt, Diana Liverman, y Bruce Rhoads. Los auto-
la une y las que la divide. El concepto básico unificador es que la geografía res adoptan una actitud ecuménica en su tratamiento del tema. Rechazan
es el estudio del espacio, que se sirve de representaciones, advierte escalas, la idea que las investigaciones en la geografía ambiental tienen que integrar
y realiza trabajo de campo. Las ideas divisorias son básicamente tres. 1) ¿La metodologías de la geografía humana y la geografía física en un cincuenta
geografía debe buscar leyes comunes o identificar las características que di- por ciento cada uno. Para ellos, la geografía ambiental es cualquier forma de
ferencian a los espacios? 2) ¿Debe privilegiar el ambiente o la cultura como investigación que formalmente toma en cuenta algún elemento de la socie-
enfoque de estudio? 3) ¿Es una ciencia que debe ser motivada por la transfor- dad y de la naturaleza y que analiza sus interrelaciones (Castree et al. 2009
mación del ambiente o la conservación del ambiente? (Fernández 2010). Él citado por Mathewson 2010).
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Como ejemplos que nos sirven para reflexionar sobre las características matología, que parte de una visión histórica de eventos climatológicos y de
de la geografía ambiental, podemos considerar las contribuciones de varias la urbanización mal planeada y desordenada, que abarca el concepto de la
de las ponencias presentadas en este coloquio. Mathewson (2010), por ejem- favelización, y que incluye las implicaciones biofísicas de tal patrón de urba-
plo, expuso sobre el trabajo de Carl Sauer y la Escuela de Berkeley. Para Sauer, nización. Este ejemplo de la geografía ambiental demuestra que los desastres
la geografía era un estudio de los procesos históricos de relación entre las reflejan una fuerte injusticia ambiental, porque los riesgos derivados de la
personas y el medio ambiente, tratándose de relaciones ricas que no necesa- socionaturaleza urbana brasilera impactan de una manera sumamente in-
riamente son deterministas. En su trabajo, integró los conocimientos espe- equitativa a una población diferenciada.
cializados en botánica y geomorfología, entre otros. Para Sauer, los humanos
son agentes importantes en el cambio ambiental. Argumentaba que el paisa- El paisaje como concepto unificador
je puede ser un enfoque del estudio geográfico (Mathewson, 2010).
Dos estudios de desastres “naturales” nos ofrecen otra ilustración de la Otro tema compartido entre varias ponencias era el paisaje como un posi-
investigación en Geografía ambiental. Parten de la idea que los desastres no ble objeto de estudio en la Geografía ambiental que pueda unificar los lados
son naturales, sino sociales. El terremoto de 2010 en Chile, explica Hugo humanos y físicos. Mathewson (2010) por ejemplo, argumenta que el paisaje
Romero (2010), fue un desastre institucional y político, o sea, utilizando un debe ser un cimiento de la Geografía ambiental en el futuro. Siguiendo las
término que nos ofrece Erik Swyngedouw, fue un evento socionatural. Para observaciones de Olwig, clarifica que el concepto de paisaje a que refiere
Swyngedouw, no existe una ciudad no-sustentable. Solo existen problemas no es paisaje-como-texto, sino un concepto de paisaje mas Saueriano, o sea
socio-ambientales con impactos socialmente diferenciados. Romero ilustra paisaje como espacio habitado, donde se ejerce una genre de vie, una manera
el significado de esta perspectiva con una revisión de los riesgos socio-am- de vivir.
bientales en Santiago. La sobreposición de una cartografía climatológica so- Velázquez y Larrazábal (2010) presentaron sobre la “Conservación parti-
bre una cartografía de factores socioeconómicos revela que el “socioclima” cipativa del paisaje.” Su concepto de paisaje descansa sobre las ideas de Sauer,
de Santiago produce sectores de alta contaminación, alta pobreza, y pocas pero actualizadas por innovaciones en la ecología. Para ellos, un paisaje es un
áreas verdes que contrastan con áreas de poca contaminación, alta rique- conjunto de elementos naturales interrelacionados entre sí, como el clima, el
za, y abundantes áreas verdes. De la misma manera, se puede percibir que suelo, la vegetación, y la fauna. Se trata del paisaje como una versión espacia-
los riesgos de derrumbes e inundaciones siguen una lógica social. Un arroyo lizada del ecosistema, donde las interacciones ecológicas son espacialmente
que baja abruptamente de los Andes, por ejemplo, tiene infraestructura de explícitas, tales como las diversas etapas de procesos de sucesión vegetal que
protección cuando pasa por barrios de la clase media y media alta, pero los se presentan en unidades de terreno diferentes. Tales paisajes son habitados,
barrios pobres carecen de la misma. “¿Es un arroyo clasista?” nos pregunta y los habitantes moldean el espacio, transformándolo de un paisaje biofísico
Romero. a un paisaje cultural “en donde los diversos componentes son indisolubles”
En un trabajo sobre inundaciones urbanas en el sur de Brasil, Magaly (Velazquez y Larrazábal, 2010).
Mendonça (2010) explica que “no es solamente el clima que determina la Varios participantes en el coloquio cuestionaron la utilidad de paisaje
ocurrencia de inundaciones y sus consecuencias. La expansión urbana, ba- como término unificador. Hay que excavar los términos en su propio con-
sada en criterios especulativos, es uno de los factores productores de áreas texto social, como hace Olwig, argumentó Fernández. La palabra paisaje
de riesgo que desencadena desastres naturales por inundaciones y desliza- no es equivalente al inglés landscape, por ejemplo. El paisaje es un término
mientos.” Mendonça construye su argumento con base en una investigación tan polisémico que no puede servir para unirnos, argumentó Reboratti. Al
que toma en cuenta condiciones físicas como la geología, el relieve, la cli- contrario, es un buen término para separarnos. Además, no toda parte del
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paisaje es cartografiable. El paisaje oculta las relaciones del poder, comenta Los modelos-SIG funcionan como herramientas que permite desplegar
Claudio Garibay. los varios componentes de un paisaje, y también juntarlos para un análisis
holístico. El propósito de tales mapa-modelos es parecido al ordenamiento
El papel de las herramientas geoinformáticas territorial de riesgos que vimos arriba: sirven como herramienta de gestión
del territorio para lograr el bien común – especialmente la conservación de
La cartografía y los sistemas de información geográfica ocuparon un lugar la biodiversidad y el manejo de carbono.
central en cuatro de las ponencias. La cartografía representa un producto del Michael McCall (2010) ofreció otra visión de SIG como campo de inte-
trabajo geográfico donde se integran datos espaciales tanto sociales como gración. En su ponencia, defendió una metodología participativa para imple-
biofísicos. Para Mendonça (2010) y Romero (2010), por ejemplo, la cartografía mentar SIGs y levantar mapas. Los objetivos del proceso pueden ser reclamos
del ordenamiento territorial era clave para demostrar que el funcionamiento territoriales, el conocimiento y mejor gestión de los recursos de un territorio,
de la sociedad construía vulnerabilidades socionaturales. El ordenamiento un ordenamiento territorial, la compensación por servicios ambientales, y la
territorial, para ellos, es una expresión del conocimiento socionatural de la cartografía de riesgos, todos más afín al conocimiento territorial local. Ade-
geografía, que expresa una óptima distribución de las actividades y edifica- más, enfatiza el trabajo de campo mucho más que la geoinformática conven-
ciones humanas tomando en cuenta los riesgos. Basado en la mejor geografía cional. Se trata de recopilar percepciones locales sobre procesos sociales y
física y las mejores ciencias naturales disponibles, el ordenamiento territo- ambientales e integrarlas por medio de un SIG.
rial se vuelve un instrumento que puede disminuir la vulnerabilidad de la Esa idea de percepciones diferenciadas del medio ambiente implica
sociedad y proteger el bien común. Desafortunadamente, como argumenta un gran desafío para la idea que los SIGs pueden llevarnos a una inte-
Romero (2010), políticas neoliberales ponen el derecho individual de lucrar gración de datos sociales y biofísicos. En Colombia, como nos indica An-
encima del derecho colectivo de seguridad, y ponen las leyes del mercado drés Guhl (2010), los geógrafos que levantan ordenamientos territoriales
encima de las leyes de la naturaleza. asignan espacios específicos para actividades humanas, con un énfasis
Para Velázquez y Larrazábal (2010), el mapeo digital de paisajes – o más en herramientas geoinformáticas. La información que utilizan formaliza
bien la construcción de modelos espacialmente explícitos – es un producto una percepción sin poder capturar relaciones entre la sociedad local y la
principal de la ciencia del paisaje. Enfocan una parte de su ponencia en la im- naturaleza, tan clave como los usos y costumbres tradicionales que rigen
portancia de unidades mínimas cartografiables y su organización jerárquica. la tenencia de la tierra.
Ellos ven la integración científica como un reto clave para investigaciones
que pueden guiar las acciones sobre el terreno, y sugieren que tendrá que La Geografía Ambiental como un campo compartido
lograrse tal integración en unidades espaciales:
“La integración científica robusta entre factores ecológicos, geográficos Hasta ahora hemos visto a la geografía ambiental como un campo de estudio
y sociales debe alcanzarse para lograr acciones regionales, que en conjunto que integra la geografía humana y la geografía física, pero se puede considerar
puedan ayudar a detener y revertir el agotamiento del capital natural actual.  que la problemática abarca un campo mucho más amplio. ¿Cómo sería este
La integración práctica de las bases de datos en unidades espaciales es en un asunto si no hubiera disciplinas de investigación ya definidas? La figura 1 ilus-
blanco importante (Steege, et al., 2000). Esto plantea un nuevo reto para la tra cómo las cuestiones socio-ambientales son compartidas por varios campos
ciencia geográfica, misma que necesita hacerle frente, o seguirá siendo rela- del conocimiento. En el centro se traslapan aspectos humanísticos del signi-
tivamente poco estudiada por la mayoría de las generalmente denominadas ficado, una geoinformática a veces muy técnica, las ciencias ambientales, y las
ciencias duras” (Velazquez y Larrazabal 2010). ciencias sociales. En la zona central deberían hacerse investigaciones compar-
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tidas y heterogéneas. La perspectiva que la figura ilustra está de acuerdo con lo existe objetivamente. Para la visión constructivista, el paisaje es construido
que argumenta Castree et al. (2009), que el campo y discurso de la Geografía socialmente. Por eso la Geografía ambiental requiere de una inclusividad he-
ambiental excede las subdisciplinas de la geografía – va más allá. Por eso, la terodoxa que admita la posibilidad de realidades múltiples y que invita múl-
geografía ambiental comparte el campo de investigación con otras disciplinas tiples maneras de concebirlas (Castree et al. 2009).
y es porosa a ellas. Según Velazqúez y Larrazábal (2010), por ejemplo, la zona Utilizando ese criterio, Guhl (2010) considera que la geografía ambiental
fronteriza entre la sociedad y la naturaleza es compartida con otras disciplinas. en Colombia está muy poco desarrollada porque hay poco énfasis en la vi-
La ecología se asemeja a la geografía. Dicen que la distancia entre ambas es sión constructivista del medio ambiente y aún menos posibilidades de diá-
pequeña y hay buenas posibilidades de construir vínculos. logo entre las visiones realistas y constructivistas. De una manera parecida,
La figura – que es una representación de campos de saber muy parcial e Margaret Skutsch hace referencia oblicua a ese eje cuando critica a la visión
incompleta, pero ilustrativa – es dividida por un eje que demuestra una terce- Saueriana del paisaje. Comentó que habría que agregar la importancia de las
ra dimensión, la de ontologías polarizadas. A un lado, una manera construc- relaciones del poder y los conceptos pos-modernos que permiten al investi-
tivista de concebir la realidad, donde el medio ambiente es una construcción gador dejar muy en claro cuál es su posición social dentro de la investigación.
social sin existencia fuera de ella. A la otra, una visión realista, donde las co- En el trabajo presentado por McCall (2010) en contraste, la participación de
sas son así como parecen y la vista objetiva es poco problemática. Para Cas- los SIGs es importante porque reconoce la importancia de percepciones dis-
tree et al. (2009), esta verticalidad implica que hay divisiones más profundas tintas del medio ambiente y reconoce esta posición social del investigador.
que la división entre una geografía física y humana o las ciencias sociales y Es una manera implícita de reconocer que la naturaleza es construida social-
naturales. Como Andrés Guhl (2010) explicó, hasta el concepto “paisaje” se mente, de maneras distintas por grupos diversos. En un menor grado, Veláz-
parte en dos sobre este eje polarizante. Según la visión realista, el paisaje quez y Larrazábal (2010) también aceptan la importancia de percepciones
ambientales distintas a la medida que insisten que los objetivos del estudio
Figura 1. Una representación de la intercalación de campos de saber que deben ser definidos conjuntamente con los interesados e interés locales.
demuestra el carácter integrado de cuestiones socio-ambientales.
Conclusión

Antes de concluir, volvamos al principio para interrogar a las preguntas que


Significado motivaron este coloquio. ¿Por qué definir la geografía ambiental? Y ¿A quién
la definimos? Claramente, la economía política de la educación superior en
México motiva en parte este interés. La existencia del CIGA depende de su
capacidad para justificar su lugar en la academia de un país en desarrollo,
Cultura /
Ambiente / con escasos recursos financieros, pero con una riqueza increíble de diversi-
Sociedad
Naturaleza dad biológica y cultural.
Fernández (2010) observa que los programas de geografía de reciente crea-
ción en México a menudo se definen de manera que pueden aprovechar al
Espacio máximo sus escasos recursos al mismo tiempo que las diferencian de otros
programas. Así, los nuevos programas de “geografía humana” de la UAM-I y
Colmich, por ejemplo, comunican sus puntos fuertes y minimizan el hecho
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de que no ofrecen especialidades de la geografía física, SIGs, o percepción re- Referencias


mota en el mismo nivel de, por ejemplo, la UAEM. Para Fernandez, el CIGA
contribuye a una renovación de la geografía mexicana, y lo hace con un enfo- Andrews, G. y D. Linehan. (2007) “Geography” In Robbins, P. (coord.) Encyclope-
que integrador. La apuesta del CIGA consiste en concebir al espacio sin des- dia of Environment and Society. Thousand Oaks, Sage: 752-754.
integrarlo, y en invitar tanto a académicos formados en las áreas biológicas, Bocco, G., and P. S. Urquijo. (2010) “La Geografia Ambiental Como Ciencia Social.”
ecológicas y geomorfológicas, como a las formadas en el estudio de las socie- En Lindón, A. y D. Hiernaux (coord.). Los Giros de la Geografia Humana: De-
dades para que comparten un espacio de investigación y enseñanza. “Es un safios y Horizontes: 313-327.
caso único en el que los intereses de los grupos por su especialidad no parecen Castree et al. (2009) A Companion to Environmental Geography
imponerse al proyecto de la dependencia sino al revés” (Fernandez 2010). Cabrales, Luis Felipe. (2010) Comentario. Coloquio.
En una revisión de la creciente oferta de programas de geografía en Amé- Fernández, Federico. (2010) Presentación en el coloquio
rica Latina, José Luis Palacio (2010) explicó que la geografía está en auge por Guhl, Andres. (2010) Presentacion en el coloquio
tres razones principales. Primero, el público tiene una percepción de rele- Gregory, D. (2000) “Kantianism” In Johnston, R.J., D. Gregory, G. Pratt, y M. Watts,
vancia, o sea ven que la geografía produce conocimiento útil. Segundo, hay (coord.) The Dictionary of Human Geography. Malden, MA, Blackwell:410-411.
una creciente apreciación por parte de los colegas académicos, que ven en la Johnston, R. J. (2000) “Human Geography,” In Johnston, R.J., D. Gregory, G. Pratt,
geografía una disciplina que debe tener presencia en la formación de estu- y M. Watts, (coord.) The Dictionary of Human Geography. Malden, MA, Blac-
diantes y en la investigación. Tercero, las herramientas geoinformáticas son kwell: 353-360.
cada vez más poderosas y más accesibles, con buenas implicaciones para el Liverman, D., E. F. Moran, R. R. Rindfuss, and P. C. Stern. (1998) People and Pixels: link-
mercado laboral de los estudiantes. Una cuarta razón, tal vez implícita en las ing remote sensing and social science. Washington DC, National Academy Press.
primeras dos pero señalada varias veces por los participantes del coloquio, Mathewson, Kent. (2010) Presentacion en el coloquio
deriva de la crisis ambiental global de cambio climático y pérdida de bio- McCall, Michael. (2010) Presentacion en el coloquio
diversidad. Nada más que la continuidad de un planeta reconocible está en Mendonca, Magaly. (2010) Presentacion en el coloquio
juego, y la crisis ambiental ofrece muchos temas candentes a la investigación Palacio, Jose Luis. (2010) Presentacion en el coloquio
geográfica. Reboratti, Carlos (2010) Presentacion en el coloquio.
La urgencia de enfrentarse a tal crisis fue la motivación principal entre los Romero, Hugo. (2010) Presentacion en el coloquio
participantes y el público del coloquio. Estuvieron de acuerdo que la razón de Steege et al, (2000) Artículo citado en la obra de Velazquez
ser de la geografía ambiental tendrá que basarse en un compromiso social, Velázquez, Alejandro y Alejandra Larrazábal. (2010) Presentacion en el coloquio.
y enfatizaron que es precisa la capacidad de incidir en el debate público e
influir en la sociedad. Por eso, la geografía ambiental tendría que reconocer
que los problemas ambientales pueden resultar del ejercicio del poder y ella
tendría que ser solidaria y comprometida (Romero 2010). Los participantes
se expidieron a favor de una geografía ambiental que integre teorías, conoci-
mientos y metodologías de las ciencias biofísicas y sociales, que es ontológi-
camente ecuménica, que sirva a la sociedad, que sea solidaria, y que fomente
la justicia ambiental.
LA SOCIEDAD RED

Manuel Castells

Versión castellana de Carmen Martínez Gimeno y Jesús Alborés

Segunda edición
PRÓLOGO luego desintegración del antiguo Tercer Mundo, la transformación gradual
LA RED y EL YO de Rusia y la zona de influencia ex soviética en economías de mercado, y la
incorporación de los segmentos valiosos de las economías de todo el mundo
a un sistema interdependiente que funciona como una unidad en tiempo
-¿Me consideras un hombre culto y leído? real. Debido a todas estas tendencias, también ha habido una acentuación
-Sin duda Breplicó Zi-gong-. ¿No lo eres? del desarrollo desigual, esta vez no sólo entre Norte y Sur, sino entre los
BEn absoluto Bdijo Confuci0 -.Tan sólo he agarrado el hilo que enlaza el segmentos y territorios dinámicos de las sociedades y los que corren el
rest0*. riesgo de convertirse en irrelevantes desde la perspectiva de la lógica del
sistema. En efecto, observamos la liberación paralela de las formidables
Hacia el final del segundo milenio de la era cristiana, varios acontecimientos fuerzas productivas de la revolución informacional y la consolidación de los
de trascendencia histórica han transformado el paisaje social de la vida agujeros negros de miseria humana en la economía global, ya sea en
humana. Una revolución tecnológica, centrada en torno a las tecnologías de Burkina Faso, South Bronx, Kamagasaki, Chiapas o La Courneuve.
la información, empezó a reconfigurar la base material de la sociedad a un
ritmo acelerado. Las economías de todo el mundo se han hecho De forma simultánea, las actividades delictivas y las organizaciones
interdependientes a escala global, introduciendo una nueva forma de mafiosas del mundo también se han hecho globales e informacionales,
relación entre economía, Estado y sociedad en un sistema de geometría proporcionando los medios para la estimulación de la hiperactividad mental
variable. El derrumbamiento del estatismo soviético y la subsiguiente y el deseo prohibido, junto con toda forma de comercio ilícito demandada
desaparición del movimiento comunista internacional han minado por por nuestras sociedades, del armamento sofisticado a cuerpos humanos.
ahora el reto histórico al capitalismo, rescatado a la izquierda política (ya la Además, un nuevo sistema de comunicación, que cada vez habla más un
teoría marxista) de la atracción fatal del marxismo-leninismo, puesto fin a la lenguaje digital universal, está integrando globalmente la producción y
guerra fría, reducido el riesgo de holocausto nuclear y alterado de modo distribución de palabras, sonidos e imágenes de nuestra cultura y
fundamental la geopolítica global. El mismo capitalismo ha sufrido un acomodándolas a los gustos de las identidades y temperamentos de los
proceso de reestructuración profunda, caracterizado por una mayor individuos. Las redes informáticas interactivas crecen de modo exponencial,
flexibilidad en la gestión; la descentralización e interconexión de las creando nuevas formas y canales de comunicación, y dando forma a la vida a
empresas, tanto interna como en su relación con otras; un aumento de la vez que ésta les da forma a ellas.
poder considerable del capital frente al trabajo, con el declive concomitante
del movimiento sindical; una individualización y diversificación crecientes Los cambios sociales son tan espectaculares como los procesos de
en las relaciones de trabajo; la incorporación masiva de la mujer al trabajo transformación tecnológicos y económicos. A pesar de todas las dificultades
retribuido, por lo general en condiciones discriminatorias; la intervención a que se ha enfrentado el proceso de transformación de la condición de las
del Estado para desregular los mercados de forma selectiva y desmantelar el mujeres, el patriarcado se ha debilitado y puesto en cuestión en diversas
Estado de bienestar, con intensidad y orientaciones diferentes según la sociedades. Así, en buena parte del mundo, las relaciones de género se han
naturaleza de las fuerzas políticas y las instituciones de cada sociedad; la convertido en un dominio contestado, en vez de ser una esfera de
intensificación de la competencia económica global en un contexto de reproducción cultural. De ahí se deduce una re definición fundamental de
creciente diferenciación geográfica y cultural de los escenarios para la las relaciones entre mujeres, hombres y niños y, de este modo, de la familia,
acumulación y gestión del capital. Como consecuencia de este la sexualidad y la personalidad. La conciencia medioambiental ha calado en
reacondicionamiento general del sistema capitalista, todavía en curso, las instituciones de la sociedad y sus valores han ganado atractivo político al
hemos presenciado la integración global de los mercados financieros, el precio de ser falseados y manipulados en la práctica cotidiana de las grandes
ascenso del Pacífico asiático como el nuevo centro industrial global empresas y las burocracias. Los sistemas políticos están sumidos en una
dominante, la ardua pero inexorable unificación económica de Europa, el crisis estructural de legitimidad, hundidos de forma periódica por
surgimiento de una economía regional norteamericana, la diversificación y escándalos, dependientes esencialmente del respaldo de los medios de
comunicación y del liderazgo personalizado, y cada vez más aislados de la Shinrikyo, de la American Militia, de las ambiciones teocráticas
ciudadanía. Los movimientos sociales tienden a ser fragmentados, islámicas/cristianas y del genocidio recíproco de hutus/tutsis.
localistas, orientados a un único tema y efímeros, ya sea reducidos a sus
mundos interiores o fulgurando sólo un instante en torno a un símbolo Confundidos por la escala y el alcance del cambio histórico, la cultura y el
mediático. En un mundo como éste de cambio incontrolado y confuso, la pensamiento de nuestro tiempo abrazan con frecuencia un nuevo
gente tiende a reagruparse en torno a identidades primarias: religiosa, milenarismo. Los profetas de la tecnología predican una nueva era,
étnica, territorial, nacional. En estos tiempos azarosos, el fundamentalismo extrapolando a las tendencias y organizaciones sociales la lógica apenas
religioso, cristiano, islámico, judío, hindú e incluso budista (en lo que parece comprendida de los ordenadores y el ADN. La cultura y la teoría
ser un contrasentido), es probablemente la fuerza más formidable de postmodernas se recrean en celebrar el fin de la historia y, en cierta medida,
seguridad personal y movilización colectiva. En un mundo de flujos globales el fin de la razón, rindiendo nuestra capacidad de comprender y hallar
de riqueza, poder e imágenes, la búsqueda de la identidad, colectiva o sentido, incluso al disparate. El supuesto implícito es la aceptación de la
individual, atribuida o construida, se convierte en la fuente fundamental de plena individualización de la conducta y de la impotencia de la sociedad
significado social. No es una tendencia nueva, ya que la identidad, y de sobre su destino.
modo particular la identidad religiosa y étnica, ha estado en el origen del
significado desde los albores de la sociedad humana. No obstante, la El proyecto que informa este libro nada contra estas corrientes de
identidad se está convirtiendo en la principal, ya veces única, fuente de destrucción y se opone a varias formas de nihilismo intelectual, de
significado en un periodo histórico caracterizado por una amplia escepticismo social y de cinismo político. Creo en la racionalidad y en la
desestructuración de las organizaciones, deslegitimación de las posibilidad de apelar a la razón, sin convertirla en diosa. Creo en las
instituciones, desaparición de los principales movimientos sociales y posibilidades de la acción social significativa y de la política transformadora,
expresiones culturales efímeras. Es cada vez más habitual que la gente no sin que nos veamos necesariamente arrastrados hacia los rápidos mortales
organice su significado en torno a lo que hace, sino por lo que es 0 cree ser. de las utopías absolutas. Creo en el poder liberador de la identidad, sin
Mientras que, por otra parte, las redes globales de intercambios aceptar la necesidad de su individualización o su apropiación por el
instrumentales conectan o desconectan de forma selectiva individuos, fundamentalismo. Y propongo la hipótesis de que todas las tendencias de
grupos, regiones o incluso países según su importancia para cumplir las cambio que constituyen nuestro nuevo y confuso mundo están
metas procesadas en la red, en una corriente incesante de decisiones emparentadas y que podemos hallar sentido a su interrelación. Y, sí, creo, a
estratégicas. De ello se sigue una división fundamental entre el pesar de una larga tradición de errores intelectuales a veces trágicos, que
instrumentalismo abstracto y universal, y las identidades particularistas de observar, analizar y teorizar es un modo de ayudar a construir un mundo
raíces históricas. Nuestras sociedades se estructuran cada vez más en torno diferente y mejor. No proporcionando las respuestas, que serán específicas
a una oposición bipolar entre la red y el yo. para cada sociedad y las encontrarán por sí mismos los actores sociales, sino
planteando algunas preguntas relevantes. Me gustaría que este libro fuese
En esta condición de esquizofrenia estructural entre función y significado, una modesta contribución a un esfuerzo analítico, necesariamente colectivo,
las pautas de comunicación social cada vez se someten a una tensión mayor. que ya se está gestando desde muchos horizontes, con el propósito de
y cuando la comunicación se rompe, cuando deja de existir, ni siquiera en comprender nuestro nuevo mundo sobre la base de los datos disponibles y
forma de comunicación conflictiva (como sería el caso en las luchas sociales de una teoría exploratoria.
o la oposición política), los grupos sociales y los individuos se alienan unos
de otros y ven al otro como un extraño, y al final como una amenaza. En este Para recorrer los pasos preliminares en esa dirección, debemos tomar en
proceso, la fragmentación social se extiende, ya que las identidades se serio la tecnología, utilizándola como punto de partida de esta indagación;
vuelven más específicas y aumenta la dificultad de compartirlas. La sociedad hemos de situar este proceso de cambio tecnológico revolucionario en el
informacional, en su manifestación global, es también el mundo de Aum contexto social donde tiene lugar y cobra forma; y debemos tener presente
que la búsqueda de identidad es un cambio tan poderoso como la
transformación tecnoeconómica en el curso de la nueva historia. Luego, tras cuanto a su política, ya que Silicon Valley era, y es, un sólido bastión del
haber enunciado el proyecto de este libro, partiremos en nuestro viaje voto conservador y la mayoría de los innovadores fueron metapolíticos, sino
intelectual por un itinerario que nos llevará a numerosos ámbitos y cruzará en cuanto a los valores sociales de ruptura con las pautas de conducta
diversas culturas y contextos institucionales, ya que la comprensión de una establecidas, tanto en la sociedad en general como en el mundo empresarial.
transformación global requiere una perspectiva tan global como sea posible, El énfasis concedido a los instrumentos personalizados, la interactividad y la
dentro de los límites obvios de la experiencia el conocimiento de este autor. interconexión, y la búsqueda incesante de nuevos avances tecnológicos, aun
cuando en apariencia no tenían mucho sentido comercial, estaban
claramente en discontinuidad con la tradición precavida del mundo
empresarial. La revolución de la tecnología de la información, sólo en parte
TECNOLOGÍA, SOCIEDAD Y CAMBIO HISTÓRICO conscientemente 5, difundió en la cultura material de nuestras sociedades el
espíritu libertario que floreció en los movimientos de la década de los
La revolución de la tecnología de la información, debido a su capacidad de sesenta. No obstante, tan pronto como se difundieron las nuevas tecnologías
penetración en todo el ámbito de la actividad humana, será mi punto de de la información y se las apropiaron diferentes países, distintas culturas,
entrada para analizar la complejidad de la nueva economía, sociedad y diversas organizaciones y metas heterogéneas, explotaron en toda clase de
cultura en formación. Esta elección metodológica no implica que las nuevas aplicaciones y usos, que retroalimentaron la innovación tecnológica,
formas y procesos sociales surjan como consecuencia del cambio acelerando la velocidad y ampliando el alcance del cambio tecnológico, y
tecnológico. Por supuesto, la tecnología no determina la sociedad 1. diversificando sus fuentes 6. Un ejemplo ayudará a comprender la
Tampoco la sociedad dicta el curso del cambio tecnológico, ya que muchos importancia de las consecuencias sociales inesperadas de la tecnología 7.
factores, incluidos la invención e iniciativas personales, intervienen en el
proceso del descubrimiento científico, la innovación tecnológica y las Como es sabido, Internet se originó en un audaz plan ideado en la década de
aplicaciones sociales, de modo que el resultado final depende de un los sesenta por los guerreros tecnológicos del Servicio de Proyectos de
complejo modelo de interacción 2. En efecto, el dilema del determinismo Investigación A vanzada del Departamento de Defensa estadounidense
tecnológico probablemente es un falso problema 3, puesto que tecnología es (Advanced Research Projects Agency, el mítico DARPA), para evitar la toma
sociedad y ésta no puede ser comprendida o representada sin sus o destrucción soviética de las comunicaciones estadounidenses en caso de
herramientas técnicas 4. Así, cuando en la década de 1970 se constituyó un guerra nuclear. En cierta medida, fue el equivalente electrónico de las
nuevo paradigma tecnológico organizado en torno a la tecnología de la tácticas maoístas de dispersión de las fuerzas de guerrilla en torno a un
información, sobre todo en los Estados Unidos (ver el capítulo 1), fue un vasto territorio para oponerse al poder de un enemigo con versatilidad y
segmento específico de su sociedad, en interacción con la economía global y conocimiento del terreno. El resultado fue una arquitectura de red que,
la geopolítica mundial, el que materializó un modo nuevo de producir, como querían sus inventores, no podía ser controlada desde ningún centro,
comunicar, gestionar y vivir. Es probable que el hecho de que este compuesta por miles de redes informáticas autónomas que tienen modos
paradigma naciera en los Estados Unidos, y en buena medida en California y innumerables de conectarse, sorteando las barreras electrónicas. Arpanet, la
en la década de los setenta, tuviera consecuencias considerables en cuanto a red establecida por el Departamento de Defensa estadounidense, acabó
las formas y evolución de las nuevas tecnologías de la información. Por convirtiéndose en la base de una red de comunicación global y horizontal de
ejemplo, a pesar del papel decisivo de la financiación y los mercados miles de redes (que ha pasado de menos de 20 millones de usuarios en 1996
militares en el fomento de los primeros estadios de la industria electrónica a 300 millones en el 2000, y sigue creciendo rápidamente), de la que se han
durante el periodo comprendido entre las décadas de 1940 y 1960, cabe apropiado individuos y grupos de todo el mundo para toda clase de
relacionar de algún modo el florecimiento tecnológico que tuvo lugar a propósitos, muy alejados de las preocupaciones de una guerra fría extinta.
comienzos de la década de los setenta con la cultura de la libertad, la En efecto, fue vía Internet como el Subcomandante Marcos, jefe de los
innovación tecnológica y el espíritu emprendedor que resultaron de la zapatistas chiapanecos, se comunicó con el mundo y con los medios desde
cultura de los campus estadounidenses de la década de 1960. No tanto en las profundidades de la selva Lacandona. E Internet desempeñó un papel
importante en el desarrollo de Falun Gong, el culto chino que desafió al desarrollaron una industria química capaz de proporcionar potentes
Partido Comunista Chino en 1999, y en la organización y difusión de la explosivos, y sus ejércitos utilizaron la ballesta y la catapulta siglos antes que
protesta contra la Organización Mundial del Comercio en Seattle en Europa. En medicina, técnicas como la acupuntura obtenían resultados
diciembre de 1999. extraordinarios que sólo recientemente han logrado un reconocimiento
universal. Y, por supuesto, la primera revolución del procesamiento de la
No obstante, si bien la sociedad no determina la tecnología, sí puede sofocar información fue china: el papel y la imprenta fueron inventos suyos. El
su desarrollo, sobre todo por medio del estado. O, de forma alternativa y papel se introdujo en China mil años antes que en Occidente y la imprenta
sobre todo mediante la intervención estatal, puede embarcarse en un es probable que comenzara a finales del siglo VII. Como Jones escribe:
proceso acelerado de modernización tecnológica, capaz de cambiar el “China estuvo a un ápice de la industrialización en el siglo XIV” 10. Que no
destino de las economías, la potencia militar y el bienestar social en unos llegase a industrializarse cambió la historia del mundo. Cuando en 1842 las
cuantos años. En efecto, la capacidad o falta de capacidad de las sociedades guerras del opio condujeron a las imposiciones coloniales británicas, China
para dominar la tecnología, y en particular las que son estratégicamente se dio cuenta demasiado tarde de que el aislamiento no podía proteger al
decisivas en cada periodo histórico, define en buena medida su destino, Imperio Medio de las consecuencias de su inferioridad tecnológica. Desde
hasta el punto de que podemos decir que aunque por sí misma no determina entonces tardó más de un siglo en comenzar a recuperarse de una
la evolución histórica y el cambio social, la tecnología (o su carencia) plasma desviación tan catastrófica en su trayectoria histórica.
la capacidad de las sociedades para transformarse, así como los usos a los
que esas sociedades, siempre en un proceso conflictivo, deciden dedicar su Las explicaciones de un curso histórico tan inusitado son numerosas y
potencial tecnológico 8. polémicas. No hay lugar en este prólogo para entrar en la complejidad del
debate, pero, de acuerdo con la investigación y el análisis de historiadores
Así, hacia 1400, cuando el Renacimiento europeo estaba plantando las como Needham, Qian, Jones, y Mokyr 11, es posible sugerir una
semillas intelectuales del cambio tecnológico que dominaría el mundo tres interpretación que ayude a comprender, en términos generales, la
siglos después, China era la civilización tecnológica más avanzada de todas, interacción entre sociedad, historia y tecnología. En efecto, como señala
según Mokyr 9, Los inventos clave se habían desarrollado siglos antes, Mokyr, la mayoría de las hipótesis sobre las diferencias culturales (incluso
incluso un milenio y medio antes, como es el caso de las fundiciones que aquellas sin matices racistas implícitos) fracasan en explicar no las
permitieron forjar el hierro ya en el año 200 a.C. Además, Su Sung inventó diferencias entre China y Europa, sino entre la China de 1300 y la de 1800.
el reloj de agua en 1086 d.C., sobrepasando la precisión de medida de los )Por qué una cultura y un imperio que habían sido los líderes tecnológicos
relojes mecánicos europeos de la misma fecha. El arado de hierro fue del mundo durante miles de años cayeron de repente en el estancamiento,
introducido en el siglo VI y adaptado al cultivo de los campos de arroz en el momento preciso en que Europa se embarcaba en la era de los
encharcados dos siglos después. En textiles, el tomo de hilar manual descubrimientos y luego en la revolución industrial?
apareció al mismo tiempo que en Occidente, en el siglo XIII, pero avanzó
mucho más de prisa en China debido a la existencia de una antigua tradición Needham ha propuesto que la cultura china estaba más inclinada que los
de equipos de tejer complejos: los telares de arrastre para tejer seda ya se valores occidentales a mantener una relación armoniosa entre el hombre y
utilizaban en tiempos de las dinastías Han. La adopción de la energía la naturaleza, algo que podía ponerse en peligro por la rápida innovación
hidráulica fue paralela a la de Europa: en el siglo VIII los chinos ya utilizaban tecnológica. Además, se opone a los criterios occidentales utilizados para
martinetes de fragua hidráulicos y en 1280 existía una amplia difusión de la medir el desarrollo tecnológico. Sin embargo, este énfasis cultural sobre un
rueda hidráulica vertical. El viaje oceánico fue más fácil para las planteamiento holístico del desarrollo no había impedido la innovación
embarcaciones chinas desde una fecha anterior que para las europeas: tecnológica durante milenios, ni detenido el deterioro ecológico como
inventaron el compás en tomo a 960 d.C. y sus juncos ya eran los barcos resultado de las obras de irrigación en el sur de China, cuando la producción
más avanzados del mundo a finales del siglo XIV, permitiendo largos viajes agrícola escalonada llevó a la agresión de la naturaleza para alimentar a una
marítimos. En el ámbito militar, los chinos, además de inventar la pólvora, población creciente. De hecho, Wen-yuan Qian, en su influyente libro,
critica el entusiasmo algo excesivo de Needham por las proezas de la trayectoria tecnológica que China había venido siguiendo durante siglos, si
tecnología tradicional china, pese a su admiración por el monumental no milenios, precisamente bajo su guía. La exposición de los factores
trabajo de toda una vida. Qian sugiere una vinculación más estrecha entre el subyacentes en la dinámica del Estado chino bajo las dinastías Ming y Qing
desarrollo de la ciencia china y las características de su civilización, se encuentra sin duda más allá del alcance de este libro. Lo que interesa a
dominada por la dinámica del Estado. Mokyr también considera que el nuestro propósito de investigación son dos enseñanzas de esta experiencia
Estado es el factor clave para explicar el retraso tecnológico chino en los fundamental de desarrollo tecnológico interrumpido: por una parte, el
tiempos modernos. Cabe proponer una explicación en tres pasos: durante Estado puede ser, y lo ha sido en la historia, en China y otros lugares, una
siglos, la innovación tecnológica estuvo sobre todo en manos del Estado; a fuerza dirigente de innovación tecnológica; por otra, precisamente debido a
partir de 1400 el Estado chino, bajo las dinastías Ming y Qing, perdió interés ello, cuando cambia su interés por el desarrollo tecnológico, o se vuelve
en ella; y, en parte debido a su dedicación a servir al Estado, las elites incapaz de llevarlo a cabo en condiciones nuevas, el modelo estatista de
culturales y sociales se centraron en las artes, las humanidades y la innovación conduce al estancamiento debido a la esterilización de la energía
promoción personal con respecto a la burocracia imperial. De este modo, lo innovadora autónoma de la sociedad para crear y aplicar la tecnología. El
que parece ser crucial es el papel del Estado y el cambio de orientación de su hecho de que años después el Estado chino pudiera construir una nueva y
política. )Por qué un Estado que había sido el mayor ingeniero hidráulico de avanzada base tecnológica en tecnología nuclear, misiles, lanzamiento de
la historia y había establecido un sistema de extensión agrícola para mejorar satélites y electrónica 12 demuestra una vez más la vacuidad de una
la productividad desde el periodo Han de repente se inhibió de la interpretación predominantemente cultural del desarrollo y retraso
innovación tecnológica e incluso prohibió la exploración geográfica, tecnológicos: la misma cultura puede inducir trayectorias tecnológicas muy
abandonando la construcción de grandes barcos en 1430? La respuesta diferentes según el modelo de relación entre Estado y sociedad. Sin
obvia es que no era el mismo Estado, no sólo debido a que se trataba de embargo, la dependencia exclusiva del primero tiene un precio, y para China
dinastías diferentes, sino porque la clase burocrática se había atrincherado fue el del retraso, la hambruna, las epidemias, el dominio colonial y la
en la administración tras un periodo más largo de lo habitual de dominio guerra civil hasta al menos mediados del siglo XX.
incontestado.
Puede contarse una historia bastante similar, y se hará en este libro (ver el
Según Mokyr, parece que el factor determinante del conservadurismo volumen III), sobre la incapacidad del estatismo soviético para dominar la
tecnológico fue el miedo de los gobernantes a los posibles impactos del revolución de la tecnología de la información, con lo que ahogó su capacidad
cambio tecnológico sobre la estabilidad social. Numerosas fuerzas se productiva y socavó su poderío militar. No obstante, no debemos saltar a la
opusieron a la difusión de la tecnología en China, como en otras sociedades, conclusión ideológica de que toda intervención estatal es contraproducente
en particular los gremios urbanos. A los burócratas, contentos con el orden para el desarrollo tecnológico, abandonándonos a una reverencia ahistórica
establecido, les preocupaba la posibilidad de que se desataran conflictos del espíritu emprendedor individual sin cortapisas. Japón es, por supuesto,
sociales que pudieran aglutinarse con otras fuentes de oposición latentes en el ejemplo contrario, tanto para la experiencia histórica china como para la
una sociedad mantenida bajo control durante varios siglos. Hasta los dos falta de capacidad del Estado soviético para adaptarse a la revolución de la
déspotas ilustrados manchús del siglo XVIII, K=ang Chi y Ch=ien Lung, tecnología de la información iniciada en los Estados Unidos.
centraron sus esfuerzos en la pacificación y el orden, en lugar de
desencadenar un nuevo desarrollo. A la inversa, la exploración y los Japón pasó un periodo de aislamiento histórico, incluso más profundo que
contactos con los extranjeros más allá del comercio controlado y la China, bajo el shogunado Tokugawa (establecido en 1603), entre 1636 y
adquisición de armas, fueron considerados, en el mejor de los casos, 1853, precisamente durante el periodo crítico de la formación del sistema
innecesarios y, en el peor, amenazantes, debido a la incertidumbre que industrial en el hemisferio occidental. Así, mientras que a comienzos del
implicaban. Un Estado burocrático sin incentivo exterior y con siglo XVII los mercaderes japoneses comerciaban por todo el este y sudeste
desincentivadores internos para aplicarse a la modernización tecnológica asiáticos, utilizando modernas embarcaciones de hasta 700 toneladas, en
optó por la más prudente neutralidad, con el resultado de detener la 1635 se prohibió la construcción de barcos de más de 50 toneladas y todos
los puertos japoneses excepto Nagasaki fueron cerrados a los extranjeros, entonces nunca vistos en Japón: la primera línea de telégrafos se tendió en
quedando restringido el comercio a China, Corea y Holanda 13. El 1869 y diez años después Japón estaba enlazado con todo el mundo
aislamiento tecnológico no fue total durante estos dos siglos y la innovación mediante una red de información transcontinental, vía Siberia, operada por
endógena permitió a Japón seguir con un cambio incremental a un ritmo la Great Northern Telegraph Co., gestionada de forma conjunta por
más rápido que China 14. No obstante, debido a que el nivel tecnológico ingenieros occidentales y japoneses, y que transmitía tanto en inglés como
japonés era inferior al chino, a mediados del siglo XIX los kurobune (barcos en japonés.
negros) del como doro Perry pudieron imponer el comercio y las relaciones El relato del modo cómo Japón se convirtió en un importante actor mundial
diplomáticas a un país muy rezagado de la tecnología occidental. Sin en las industrias de las tecnologías de la información en el último cuarto del
embargo, tan pronto como la Ishin Meiji (Restauración Meiji) de 1868 creó siglo XX es ahora del conocimiento público, por lo que puede darse por
las condiciones políticas para una modernización decisiva conducida por el supuesto en nuestra exposición 18. Lo que resulta relevante para las ideas
Estado 15, Japón progresó en tecnología avanzada a pasos agigantados en aquí presentadas es que sucedió al mismo tiempo que una superpotencia
un lapso de tiempo muy corto 16. Sólo como ejemplo significativo debido a industrial y científica, la Unión Soviética, fracasaba en esta transición
su importancia estratégica actual, recordemos brevemente el desarrollo tecnológica fundamental. Es obvio, como muestran los recordatorios
extraordinario de la ingeniería eléctrica y sus aplicaciones a la comunicación precedentes, que el desarrollo tecnológico japonés desde la década de 1960
en el último cuarto del siglo XIX 17. En efecto, el primer departamento no sucedió en un vacío histórico, sino que se basó en décadas de antigua
independiente de ingeniería eléctrica en el inundo se estableció en 1873 en tradición de excelencia en ingeniería. No obstante, lo que importa para el
la recién fundada Universidad Imperial de Ingeniería de Tokio, bajo la propósito de este análisis es resaltar qué resultados tan llamativamente
dirección de su decano, Henry Dyer, un ingeniero mecánico escocés. Entre diferentes tuvo la intervención estatal (y la falta de intervención) en los
1887 y 1892, un sobresaliente académico de la ingeniería eléctrica, el casos de China y la Unión Soviética comparados con Japón tanto en el
profesor británico William Ayrton, fue invitado para dar clase en la periodo Meiji como en el posterior a la Segunda Guerra Mundial. Las
universidad y desempeñó un papel decisivo en la diseminación del características del Estado japonés que se encuentran en la base de ambos
conocimiento en una nueva generación de ingenieros japoneses, de tal modo procesos de modernización y desarrollo son bien conocidas, tanto en lo que
que a finales del siglo la Oficina de Telégrafos ya fue capaz de reemplazar a se refiere a la Ishin Meiji 19 como al Estado desarrollista contemporáneo 20,
los extranjeros en todos sus departamentos técnicos. Se buscó la y su presentación nos alejaría demasiado del núcleo de estas reflexiones
transferencia de tecnología de Occidente mediante diversos mecanismos. En preliminares. Lo que debemos retener para la comprensión de la relación
1873, el taller de maquinaria de la Oficina de Telégrafos envió a un relojero existente entre tecnología y sociedad es que el papel del Estado, ya sea
japonés, Tanaka Seisuke, a la exposición internacional de máquinas deteniendo, impulsando o dirigiendo la innovación tecnológica, es un factor
celebrada en Viena para obtener información sobre éstas. Unos diez años decisivo en el proceso general, ya que expresa y organiza las fuerzas sociales
más tarde, todas las máquinas de la Oficina estaban hechas en Japón. y culturales que dominan en un espacio y tiempo dados. En buena medida,
Basándose en esta tecnología, Tanaka Daikichi fundó en 1882 una fábrica de la tecnología expresa la capacidad de una sociedad para propulsarse hasta el
electricidad, Shibaura, que, tras su adquisición por Mitsui, prosiguió hasta dominio tecnológico mediante las instituciones de la sociedad, incluido el
convertirse en Toshiba. Se enviaron ingenieros a Europa y los Estados Estado. El proceso histórico mediante el cual tiene lugar ese desarrollo de
Unidos, y se permitió a Western Electric producir y vender en Japón en fuerzas productivas marca las características de la tecnología y su
1899, en una empresa conjunta con industriales japoneses: el nombre de la entrelazamiento con las relaciones sociales.
compañía fue NEC. Sobre esa base tecnológica, Japón entró a toda velocidad
en la era de la electricidad y las comunicaciones antes de 1914: para esa Ello no es diferente en el caso de la revolución tecnológica actual. Se originó
fecha, la producción de energía total había alcanzado 1.555.000 kilovatios a y difundió, no por accidente, en un periodo histórico de reestructuración
la hora y 3.000 oficinas de teléfonos transmitían mil millones de mensajes global del capitalismo, para el que fue una herramienta esencial. Así, la
al año. Resulta en efecto simbólico que el regalo del comodoro Perry al nueva sociedad que surge de ese proceso de cambio es tanto capitalista
Shogun en 1857 fuera un juego de telégrafos estadounidenses, hasta como informacional, aunque presenta una variación considerable en
diferentes países, según su historia, cultura, instituciones y su relación proponer algunas distinciones y definiciones teóricas sobre capitalismo,
específica con el capitalismo global y la tecnología de la información. estatismo, industrialismo e informacionalismo.

Es una tradición de mucho arraigo en las teorías del postindustrialismo y el


INFORMACIONALISMO, INDUSTRIALISMO, CAPITALISMO Y informacionalismo, que comenzó con las obras clásicas de Alain Touraine
ESTATISMO: MODOS DE DESARROLLO Y MODOS DE 22 y Daniel Bell23, situar la distinción entre preindustrialismo,
PRODUCCIÓN industrialismo e informacionalismo (o postindustrialismo) en un eje
diferente que el que opone capitalismo y estatismo (o colectivismo, en
La revolución de la tecnología de la información ha sido útil para llevar a términos de Bell). Mientras cabe caracterizar a las sociedades a lo largo de
cabo un proceso fundamental de reestructuración del sistema capitalista a los dos ejes (de tal modo que tenemos estatismo industrial, capitalismo
partir de la década de los ochenta. En el proceso, esta revolución tecnológica industrial y demás), es esencial para la comprensión de la dinámica social
fue remodelada en su desarrollo y manifestaciones por la lógica y los mantener la distancia analítica y la interrelación empírica de los modos de
intereses del capitalismo avanzado, sin que pueda reducirse a la simple producción (capitalismo, estatismo) y los modos de desarrollo
expresión de tales intereses. El sistema alternativo de organización social (industrialismo, informacionalismo). Para fundamentar estas distinciones
presente en nuestro periodo histórico, el estatismo, también trató de en una base teórica que informará los análisis específicos presentados en
redefinir los medios de lograr sus metas estructurales mientras preservaba este libro, resulta inevitable introducir al lector, durante unos cuantos
su esencia: ése es el significado de la reestructuración (o perestroika en párrafos, en los dominios algo arcanos de la teoría sociológica.
ruso). No obstante, el estatismo soviético fracasó en su intento, hasta el
punto de derrumbarse todo el sistema, en buena parte debido a su Este libro estudia el surgimiento de una nueva estructura social,
incapacidad para asimilar y utilizar los principios del informacionalismo manifestada bajo distintas formas, según la diversidad de culturas e
encarnados en las nuevas tecnologías de la información, como sostendré instituciones de todo el planeta. Esta nueva estructura social está asociada
más adelante basándome en un análisis empírico (ver el volumen III). El con la aparición de un nuevo modo de desarrollo, el informacionalismo,
estatismo chino pareció tener éxito al pasar al capitalismo dirigido por el definido históricamente por la reestructuración del modo capitalista de
Estado y la integración en redes económicas globales, acercándose en producción hacia finales del siglo XX.
realidad más al modelo de Estado desarrollista del capitalismo asiático
oriental que al “socialismo con características chinas” de la ideología oficial La perspectiva teórica que sustenta este planteamiento postula que las
21, como también trataré de exponer en el volumen III. Sin embargo, es muy sociedades están organizadas en torno a proceso humanos estructurados
probable que el proceso de transformación estructural en China sufra por relaciones de producción, experiencia y poder determinadas
importantes conflictos políticos y cambios institucionales durante los años históricamente. La producción es la acción de la humanidad sobre la
próximos. El derrumbamiento del estatismo (con raras excepciones, por materia (naturaleza) para apropiársela y transformarla en su beneficio
ejemplo, Vietnam, Corea del Norte, Cuba, que no obstante están en proceso mediante la obtención de un producto, el consumo (desigual) de parte de él
de vincularse con el capitalismo global) ha establecido una estrecha relación y la acumulación del excedente para la inversión, según una variedad de
entre el nuevo sistema capitalista global definido por su perestroika metas determinadas por la sociedad. La experiencia es la acción de los
relativamente lograda y el surgimiento del informacionalismo como la sujetos humanos sobre sí mismos, determinada por la interacción de sus
nueva base tecnológica material de la actividad tecnológica y la organización identidades biológicas y culturales y en relación con su entorno social y
social. No obstante, ambos procesos (reestructuración capitalista, natural. Se construye en torno a la búsqueda infinita de la satisfacción de las
surgimiento del informacionalismo) son distintos y su interacción sólo necesidades y los deseos humanos. El poder es la relación entre los sujetos
puede comprenderse si separamos su análisis. En este punto de mi humanos que, sobre la base de la producción y la experiencia, impone el
presentación introductoria de las idées forres del libro, parece necesario deseo de algunos sujetos sobre los otros mediante el uso potencial o real de
la violencia, física o simbólica. Las instituciones de la sociedad se han
erigido para reforzar las relaciones de poder existentes en cada periodo El producto del proceso de producción lo utiliza la sociedad bajo dos
histórico, incluidos los controles, límites y contratos sociales logrados en las formas: consumo y excedente. Las estructuras sociales interactúan con los
luchas por el poder. procesos de producción mediante la determinación de las reglas para la
apropiación, distribución y usos del excedente. Estas reglas constituyen
La producción se organiza en relaciones de clase que definen el proceso modos de producción y estos modos definen las relaciones sociales de
mediante el cual algunos sujetos humanos, de acuerdo con su posición en el producción, determinando la existencia de clases sociales que se constituyen
próceso de producción, deciden el reparto y el uso del producto en lo como tales mediante su práctica histórica. El principio estructural en virtud
referente al consumo y la inversión. La experiencia se estructura en torno a del cual el excedente es apropiado y controlado caracteriza un modo de
la relación de género/sexo, organizada en la historia en torno a la familia y producción. En esencia, en el siglo XX hemos vivido con dos modos
caracterizada hasta el momento por el dominio de los hombres sobre las predominantes de producción: capitalismo y estatismo. En el capitalismo, la
mujeres. Las relaciones familiares y la sexualidad estructuran la separación entre productores y sus medios de producción, la conversión del
personalidad y formulan la interacción simbólica. trabajo en una mercancía y la propiedad privada de los medios de
producción como base del control del capital (excedente convertido en
El poder se fundamenta en el Estado y su monopolio institucionalizado de la mercancía) determinan el principio básico de la apropiación y distribución
violencia, aunque lo que Foucault etiqueta como microfísica del poder, del excedente por los capitalistas, aunque quién es (son) la(s) clase(s)
encarnada en instituciones y organizaciones, se difunde por toda la capitalista(s) es un tema de investigación social en cada contexto histórico y
sociedad, de los lugares de trabajo a los hospitales, encerrando a los sujetos no una categoría abstracta. En el estatismo, el control del excedente es
en una apretada estructura de deberes formales y agresiones informales. externo a la esfera económica: se encuentra en las manos de quienes
ostentan el poder en el Estado, llamémosles apparatchiki o lingdao. El
La comunicación simbólica entre los humanos, y la relación entre éstos y la capitalismo se orienta hacia la maximización del beneficio, es decir, hacia el
naturaleza, basadas en la producción (con su complemento, el consumo), la aumento de la cantidad de excedente apropiado por el capital en virtud del
experiencia y el poder, cristaliza durante la historia en territorios control privado de los medios de producción y circulación. El estatismo se
específicos, con lo que genera culturas e identidades colectivas. orienta ()orientaba?) a la maximización del poder, es decir, al aumento de la
capacidad militar e ideológica del aparato político para imponer sus metas a
La producción es un proceso social complejo debido a que cada uno de sus un número mayor de sujetos ya niveles más profundos de su conciencia.
elementos se diferencia internamente. Así pues, la humanidad como
productor colectivo incluye tanto el trabajo como a los organizadores de la Las relaciones sociales de producción y, por tanto, el modo de producción,
producción, y el trabajo está muy diferenciado y estratificado según el papel determinan la apropiación y usos del excedente. Una cuestión distinta pero
de cada trabajador en el proceso de producción. La materia incluye la fundamental es la cuantía de ese excedente, determinada por la
naturaleza, la naturaleza modificada por los humanos, la naturaleza productividad de un proceso de producción específico, esto es, por la
producida por los humanos y la naturaleza humana misma, forzándonos la relación del valor de cada unidad de producto (output) con el valor de cada
evolución histórica a separarnos de la clásica distinción entre humanidad y unidad de insumo (input). Los grados de productividad dependen de la
naturaleza, ya que milenios de acción humana han incorporado el entorno relación entre mano de obra y materia, como una función del empleo de los
natural a la sociedad y nos ha hecho, material y simbólicamente, una parte medios de producción por la aplicación de la energía y el conocimiento. Este
inseparable de él. La relación entre trabajo y materia en el proceso de proceso se caracteriza por las relaciones técnicas de producción y define los
trabajo supone el uso de los medios de producción para actuar sobre la modos de desarrollo. Así pues, los modos de desarrollo son los dispositivos
materia mediante la energía, el conocimiento y la información. La tecnología tecnológicos mediante los cuales el trabajo actúa sobre la materia para
es la forma específica de tal relación. generar el producto, determinando en definitiva la cuantía y calidad del
excedente. Cada modo de desarrollo se define por el elemento que es
fundamental para fomentar la productividad en el proceso de producción.
Así, en el modo de desarrollo agrario, la fuente del aumento del excedente es pues, los modos de desarrollo conforman todo el ámbito de la conducta
el resultado del incremento cuantitativo de mano de obra y recursos social, incluida por supuesto la comunicación simbólica. Debido a que el
naturales (sobre todo tierra) en el proceso de producción, así como de la informacionalismo se basa en la tecnología del conocimiento y la
dotación natural de esos recursos. En el modo de producción industrial, la información, en el modo de desarrollo informacional existe una conexión
principal fuente de productividad es la introducción de nuevas fuentes de especialmente estrecha entre cultura y fuerzas productivas, entre espíritu y
energía y la capacidad de descentralizar su uso durante la producción y los materia. De ello se deduce que debemos esperar la aparición histórica de
procesos de circulación. En el nuevo modo de desarrollo informacional, la nuevas formas de interacción, control y cambio sociales.
fuente de la productividad estriba en la tecnología de la generación del
conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de
símbolos. Sin duda, el conocimiento y la información son elementos lnformacionalismo y perestroika capitalista
decisivos en todos los modos de desarrollo, ya que el proceso de producción
siempre se basa sobre cierto grado de conocimiento y en el procesamiento Pasando de las categorías teóricas al cambio histórico, lo que
de la información 24. Sin embargo, lo que es específico del modo de verdaderamente importa de los procesos y formas sociales que constituyen
desarrollo informacional es la acción del conocimiento sobre sí mismo como el cuerpo vivo de las sociedades es la interacción real de los modos de
principal fuente de productividad (ver el capítulo 2). El procesamiento de la producción y los modos de desarrollo, establecidos y combatidos por los
información se centra en el perfeccionamiento de la tecnología de este actores sociales de maneras impredecibles dentro de la estructura restrictiva
procesamiento como fuente de productividad, en un círculo virtuoso de de la historia pasada y las condiciones actuales de desarrollo tecnológico y
interacción de las fuentes del conocimiento de la tecnología y la aplicación económico. Así, el mundo y las sociedades habrían sido muy diferentes si
de ésta para mejorar la generación de conocimiento y el procesamiento de la Gorbachov hubiera logrado su propia perestroika, una meta política difícil,
información: por ello, denomino informacional a este nuevo modo de pero no fuera de su alcance. O si el Pacífico asiático no hubiera sido capaz de
desarrollo, constituido por el surgimiento de un nuevo paradigma mezclar la forma tradicional de interconexión comercial de su organización
tecnológico basado en la tecnología de la información (ver el capítulo 1). económica con las herramientas proporcionadas por la tecnología de la
información. No obstante, el factor histórico más decisivo para acelerar,
Cada modo de desarrollo posee asimismo un principio de actuación canalizar y moldear el paradigma de la tecnología de la información e
estructuralmente determinado, a cuyo alrededor se organizan los procesos inducir sus formas sociales asociadas fue/es el proceso de reestructuración
tecnológicos: el industrialismo se orienta hacia el crecimiento económico, capitalista emprendido desde la década de 1980, así que resulta adecuado
esto es, hacia la maximización del producto; el informacionalismo se orienta caracterizar al nuevo sistema tecnoeconómico de capitalismo
hacia el desarrollo tecnológico, es decir, hacia la acumulación de informacional.
conocimiento y hacia grados más elevados de complejidad en el
procesamiento de la información. Si bien grados más elevados de El modelo keynesiano de crecimiento capitalista que originó una
conocimiento suelen dar como resultado grados más elevados de producto prosperidad económica y una estabilidad social sin precedentes para la
por unidad de insumo, la búsqueda de conocimiento e información es lo que mayoría de las economías de mercado durante casi tres décadas desde la
caracteriza a la función de la producción tecnológica en el Segunda Guerra Mundial, alcanzó el techo de sus limitaciones inherentes a
informacionalismo. comienzos de la década de 1970 y su crisis se manifestó en forma de una
inflación galopante 26. Cuando los aumentos del precio del petróleo de 1974
Aunque la tecnología y las relaciones técnicas de producción se organizan en y 1979 amenazaron con situar la inflación en una espiral ascendente
paradigmas originados en las esferas dominantes de la sociedad (por incontrolada, los gobiernos y las empresas iniciaron una reestructuración en
ejemplo, el proceso de producción, el complejo industrial militar), se un proceso pragmático de tanteo que continuó en la década de 1990,
difunden por todo el conjunto de las relaciones y estructuras sociales y, de poniendo un esfuerzo más decisivo en la desregulación, la privatización y el
este modo, penetran en el poder y la experiencia, y los modifican 25. Así desmantelamiento del contrato social entre el capital y la mano de obra, en
el que se basaba la estabilidad del modelo de crecimiento previo. En virtud de la derrota política de los sindicatos de trabajadores en los
resumen, una serie de reformas, tanto en las instituciones como en la principales países capitalistas y de la aceptación de una disciplina
gestión de las empresas, encaminadas a conseguir cuatro metas principales: económica común para los países comprendidos en la OCDE. Tal disciplina,
profundizar en la lógica capitalista de búsqueda de beneficios en las aunque hecha respetar cuando era necesario por el Bundesbank, el Banco de
relaciones capital-trabajo; intensificar la productividad del trabajo y el la Reserva Federal estadounidense y el Fondo Monetario Internacional, se
capital; globalizar la producción, la circulación y los mercados, inscribía de hecho en la integración de los mercados financieros globales,
aprovechando la oportunidad de condiciones más ventajosas para obtener que tuvo lugar a comienzos de la década de los ochenta utilizando las nuevas
beneficios en todas partes; y conseguir el apoyo estatal para el aumento de tecnologías de la información. En las condiciones de una integración
la productividad y competitividad de las economías nacionales, a menudo en financiera global, las políticas monetarias nacionales autónomas se
detrimento de la protección social y el interés público. La innovación volvieron literalmente inviables y, de este modo, se igualaron los parámetros
tecnológica y el cambio organizativo, centrados en la flexibilidad y la económicos básicos de los procesos de reestructuración por todo el planeta.
adaptabilidad, fueron absolutamente cruciales para determinar la velocidad
y la eficacia de la reestructuración. Cabe sostener que, sin la nueva Aunque la reestructuración del capitalismo y la difusión del
tecnología de la información, el capitalismo global habría sido una realidad informacionalismo fueron procesos inseparables, a escala global, las
mucho más limitada, la gestión flexible se habría reducido a recortes de sociedades actuaron/reaccionaron de forma diferente ante ellos, según la
mano de obra y la nueva ronda de gasto en bienes de capital y nuevos especificidad de su historia, cultura e instituciones. Así pues, sería hasta
productos para el consumidor no habría sido suficiente para compensar la cierto punto impropio referirse a una sociedad informacional, que
reducción del gasto público. Así pues, el informacionalismo está ligado a la implicaría la homogeneidad de formas sociales en todas partes bajo el nuevo
expansión y el rejuvenecimiento del capitalismo, al igual que el sistema. Ésta es obviamente una proposición insostenible, tanto desde un
industrialismo estuvo vinculado a su constitución como modo de punto de vista empírico como teórico. No obstante, podríamos hablar de
producción. Sin duda, el proceso de reestructuración tuvo diferentes una sociedad informacional en el mismo sentido que los sociólogos se han
manifestaciones según las zonas y sociedades del mundo, como venido refiriendo a la existencia de una sociedad industrial, caracterizada
investigaremos brevemente en el capítulo 2: fue desviado de su lógica por rasgos fundamentales comunes de sus sistemas socio-técnicos, por
fundamental por el “keynesianismo militar” del gobierno de Reagan, ejemplo, en la formulación de Raymond Aron 27. Pero con dos precisiones
creando en realidad aún más dificultades a la economía estadounidense al importantes: por una parte, las sociedades informacionales, en su existencia
final de la euforia estimulada de forma artificial; se vio algo limitado en actual, son capitalistas (a diferencia de las sociedades industriales, muchas
Europa occidental debido a la resistencia de la sociedad al de las cuales eran estatistas); por otra parte, debemos destacar su diversidad
desmantelamiento del Estado de bienestar y a la flexibilidad unilateral del cultural e institucional. Así, la singularidad japonesa 28, o la diferencia
mercado laboral, con el resultado del aumento del desempleo en la Unión española 29, no van a desaparecer en un proceso de indiferenciación
Europea; fue absorbido en Japón sin cambios llamativos, haciendo hincapié cultural, marchando de nuevo hacia la modernización universal, esta vez
en la productividad y la competitividad basadas en la tecnología y la medida por porcentajes de difusión informática. Tampoco se van a fundir
colaboración, y no en el incremento de la explotación, hasta que las China o Brasil en el crisol global del capitalismo informacional por
presiones internacionales lo obligaron a llevar al exterior la producción y continuar su camino de desarrollo actual de alta velocidad. Pero Japón,
ampliar el papel del mercado laboral secundario desprotegido; y sumergió España, China, Brasil, así como los Estados Unidos, son, y lo serán más en el
en una importante recesión, en la década de los ochenta, a las economías de futuro, sociedades informacionales, en el sentido de que los procesos
África (excepto a Sudáfrica y Botswana) y de América Latina (con la centrales de generación del conocimiento, la productividad económica, el
excepción de Chile y Colombia), cuando la política del Fondo Monetario poder político/militar y los medios de comunicación ya han sido
Internacional recortó el suministro de dinero y redujo salarios e profundamente transformados por el paradigma informacional y están
importaciones para homogeneizar las condiciones de la acumulación del enlazados con redes globales de riqueza, poder y símbolos que funcionan
capitalismo global en todo el mundo. La reestructuración se llevó a cabo en según esa lógica. De este modo, todas las sociedades están afectadas por el
capitalismo y el informacionalismo, y muchas de ellas (sin duda todas las considera a la nación el producto de su historia y cultura únicas y una
principales) ya son informacionales 30, aunque de tipos diferentes, en solidaridad colectiva dotada de atributos únicos 31.
escenarios distintos y con expresiones culturales/institucionales específicas.
Una teoría sobre la sociedad informacional, como algo diferente de una Calhoun, si bien rechaza la novedad histórica del fenómeno, resalta
economía global/informacional, siempre tendrá que estar atenta tanto a la asimismo el papel decisivo de la identidad para la definición de la política en
especificidad histórica/cultural como a las similitudes estructurales la sociedad estadounidense contemporánea, sobre todo en el movimiento de
relacionadas con un paradigma tecnoeconómico en buena medida las mujeres, en el gay y en el de los derechos civiles de los Estados Unidos,
compartido. En cuanto al contenido real de esta estructura social común que movimientos que “no sólo buscan diversas metas instrumentales, sino la
podría considerarse la esencia de la nueva sociedad informacional, me temo afirmación de identidades excluidas como públicamente buenas y
que soy incapaz de resumirlo en un párrafo: en efecto, la estructura y los políticamente relevantes” 32. Alain Touraine va más lejos al sostener que,
procesos que caracterizan a las sociedades informacionales son el tema de “en una sociedad postindustrial, en la que los servicios culturales han
que trata este libro. reemplazado los bienes materiales en el núcleo de la producción, la defensa
del sujeto, en su personalidad y su cultura, contra la lógica de los aparatos
y los mercados, es la que reemplaza la idea de la lucha de clases” 33. Luego
EL YO EN LA SOCIEDAD INFORMACIONAL el tema clave, como afirman Calderón y Laserna, en un mundo caracterizado
por la globalización y fragmentación simultáneas, consiste en “cómo
Las nuevas tecnologías de la información están integrando al mundo en combinar las nuevas tecnologías y la memoria colectiva, la ciencia universal
redes globales de instrumentalidad. La comunicación a través del ordenador y las culturas comunitarias, la pasión y la razón” 34. Cómo, en efecto. y por
engendra un vasto despliegue de comunidades virtuales. No obstante, la qué observamos la tendencia opuesta en todo el mundo, a saber, la distancia
tendencia social y política característica de la década de 1990 fue la creciente entre globalización e identidad, entre la red y el yo.
construcción de la acción social y la política en tomo a identidades
primarias, ya estuvieran adscritas o arraigadas en la historia y la geografía o Raymond Barglow; en su ensayo sobre este tema, desde una perspectiva
de génesis reciente en una ansiosa búsqueda de significado y espiritualidad. socio-psicoanalítica, señala la paradoja de que aunque los sistemas de
Los primeros pasos históricos de las sociedades informacionales parecen información y la interconexión aumentan los poderes humanos de
caracterizarse por la preeminencia de la identidad como principio organización e integración, de forma simultánea subvierten el tradicional
organizativo. Entiendo por identidad el proceso mediante el cual un actor concepto occidental de sujeto separado e independiente.
social se reconoce a sí mismo y construye el significado en virtud sobre todo
de un atributo o conjunto de atributos culturales determinados, con la El paso histórico de las tecnologías mecánicas a las de la información ayuda
exclusión de una referencia más amplia a otras estructuras sociales. La a subvertir las nociones de soberanía y autosuficiencia que han
afirmación de la identidad no significa necesariamente incapacidad para proporcionado un anclaje ideológico a la identidad individual desde que los
relacionarse con otras identidades (por ejemplo, las mujeres siguen filósofos griegos elaboraron el concepto hace más de dos milenios. En pocas
relacionándose con los hombres) o abarcar toda la sociedad en esa identidad palabras, la tecnología está ayudando a desmantelar la misma visión del
(por ejemplo, el fundamentalismo religioso aspira a convertir a todo el mundo que en el pasado alentó 35.
mundo). Pero las relaciones sociales se definen frente a los otros en virtud
de aquellos atributos culturales que especifican la identidad. Por ejemplo, Después prosigue presentando una fascinante comparación entre los sueños
Yoshino, en su estudio sobre la nihonjiron (idea de la singularidad clásicos recogidos en los escritos de Freud y los de sus propios pacientes en
japonesa), define significativamente el nacionalismo cultural como el el entorno de alta tecnología de San Francisco en la década de los noventa:
objetivo de regenerar la comunidad nacional mediante la creación, la “La imagen de una cabeza [...] y detrás de ella hay suspendido un teclado de
conservación o el fortalecimiento de la identidad cultural de un pueblo ordenador [...] (Yo soy esa cabeza programada!”36. Este sentimiento de
cuando se cree que no existe o está amenazada. El nacionalismo cultural soledad absoluta es nuevo si se compara con la clásica representación
freudiana: “Los que sueñan [...] expresan un sentimiento de soledad historia que siempre hay en reserva ideas y creencias de todas clases
experimentada como existencial e ineludible, intrínseca a la estructura del esperando germinar en las circunstancias adecuadas 41. Resulta
mundo [...] Totalmente aislado, el yo parece irrecuperablemente perdido significativo que el fundamentalismo, ya sea islámico o cristiano, se haya
para sí mismo”37. De ahí la búsqueda de una nueva capacidad de conectar extendido, y lo seguirá haciendo, por todo el mundo en el momento
en torno a una identidad compartida, reconstruida. histórico en que las redes globales de riqueza y poder enlazan puntos
nodales e individuos valiosos por todo el planeta, mientras que desconectan
A pesar de su perspicacia, esta hipótesis sólo puede ser parte de la y excluyen grandes segmentos de sociedades y regiones, e incluso países
explicación. Por un lado, implicaría una crisis del yo limitada a la enteros. )Por qué Argelia, una de las sociedades musulmanas más
concepción individualista occidental, sacudida por una capacidad de modernizadas, se volvió de repente hacia sus salvadores fundamentalistas,
conexión incontrolable. No obstante, la búsqueda de una nueva identidad y que se convirtieron en terroristas (al igual que sus predecesores
una nueva espiritualidad también se da en Oriente, pese al sentimiento de anticolonialistas) cuando se les negó la victoria electoral en las elecciones
identidad colectiva más fuerte y la subordinación tradicional y cultural del democráticas? ¿Por qué las enseñanzas tradicionalistas de Juan Pablo II
individuo a la familia. La resonancia de Aum Shinrikyo en Japón en 1995- encuentran un eco indiscutible entre las masas empobrecidas del Tercer
1996, sobre todo entre las generaciones jóvenes con educación superior, Mundo, de modo que el Vaticano puede permitirse prescindir de las
puede considerarse un síntoma de la crisis que padecen los modelos de protestas de una minoría de feministas de unos cuantos países avanzados,
identidad establecidos, emparejado con la desesperada necesidad de donde precisamente el progreso de los derechos sobre la reproducción
construir un nuevo yo colectivo, mezclando de forma significativa contribuyen a menguar las almas por salvar? Parece existir una lógica de
espiritualidad, tecnología avanzada (química, biología, láser), conexiones excluir a los exclusores, de redefinir los criterios de valor y significado en un
empresariales globales y la cultura de la fatalidad milenarista 38. mundo donde disminuye el espacio para los analfabetos informáticos, para
los grupos que no consumen y para los territorios infracomunicados.
Por otro lado, también deben hallarse los elementos de un marco Cuando la red desconecta al yo, el yo, individual o colectivo, construye su
interpretativo más amplio que explique el poder ascendente de la identidad significado sin la referencia instrumental global: el proceso de desconexión
en relación con los macroprocesos de cambio institucional, ligados en buena se vuelve recíproco al negar los excluidos la lógica unilateral del dominio
medida con el surgimiento de un nuevo sistema global. Así, como Alain estructural y la exclusión social.
Touraine 39 y Michel Wieviorka 40 han sugerido, cabe relacionar las
corrientes extendidas de racismo y xenofobia en Europa occidental con una Éste es el terreno que debe explorarse, no sólo enunciarse. Las pocas ideas
crisis de identidad por convertirse en una abstracción (europea), al mismo adelantadas aquí sobre la manifestación paradójica del yo en la sociedad
tiempo que las sociedades europeas, mientras veían difuminarse su informacional sólo pretenden trazar la trayectoria de mi investigación para
identidad nacional, descubrieron dentro de ellas mismas la existencia información de los lectores, no sacar conclusiones de antemano.
duradera de minorías étnicas (hecho demográfico al menos desde la década
de 1960). O, también, en Rusia y la ex Unión Soviética, el fuerte desarrollo
del nacionalismo en el periodo postcomunista puede relacionarse, como UNAS PALABRAS SOBRE EL MÉTODO
sostendré más adelante (volumen III), con el vacío cultural creado por
setenta años de imposición de una identidad ideológica excluyente, Éste no es un libro sobre libros. Aunque se basa en datos de diversos tipos y
emparejado con el regreso a la identidad histórica primaria (rusa, en análisis y relatos de múltiples fuentes, no pretende exponer las teorías
georgiana) como la única fuente de significado tras el desmoronamiento del existentes sobre el postindustrialismo o la sociedad informacional. Se
históricamente frágil sovetskii naród (pueblo soviético). dispone de varias presentaciones completas y equilibradas de estas teorías
42, así como de diversas críticas 43, incluida la mía 44. De forma similar, no
El surgimiento del fundamentalismo religioso parece asimismo estar ligado contribuiré, excepto cuando sea necesario en virtud del argumento, a la
tanto a una tendencia global como a una crisis institucional, Sabemos por la industria creada en la década de los ochenta en torno a la teoría
postmoderna 45, satisfecho por mi parte como estoy con la excelente crítica hace referencia específica al surgimiento de una nueva estructura social.
elaborada por David Harvey sobre las bases sociales e ideológicas de la El amplio alcance de mi análisis lo requiere la misma amplitud de su objeto
“postmodernidad” 46, así como con la disección sociológica de las teorías (el informacionalismo) en todos los dominios sociales y expresiones
postmodernas realizada por Scott Lash 47. Sin duda debo muchos culturales. Pero de ningún modo pretendo tratar la gama completa de temas
pensamientos a muchos autores y en particular a los antepasados del y asuntos de las sociedades contemporáneas, ya que escribir enciclopedias
informacionalismo, Alain Touraine y Daniel Bell, así como al único teórico no es mi oficio.
marxista que intuyó los nuevos e importantes temas justo antes de su
muerte en 1979, Nicos Poulantzas 48. y reconozco debidamente los El libro se divide en tres partes que la editorial ha transformado sabiamente
conceptos que tomo de otros cuando llega el caso de utilizarlos como en tres volúmenes. Aunque están interrelacionados analíticamente, se han
herramientas en mis análisis específicos. No obstante, he intentado organizado para hacer su lectura independiente. La única excepción a esta
construir un discurso lo más autónomo y menos redundante posible, regla es la conclusión general, que aparece en el volumen III pero que
integrando materiales y observaciones de varias fuentes, sin someter al corresponde a todo el libro y presenta una interpretación sintética de sus
lector a la penosa visita de la jungla bibliográfica donde he vivido datos e ideas.
(afortunadamente, entre otras actividades) durante los pasados doce años.
La división en tres volúmenes, aunque hace al libro publicable y legible,
En una vena similar, pese a utilizar una cantidad considerable de fuentes suscita algunos problemas para comunicar mi teoría general. En efecto,
estadísticas y estudios empíricos, he intentado minimizar el procesamiento algunos temas esenciales que trascienden a todos los tratados en este libro
de datos para simplificar un libro ya excesivamente voluminoso. Por se presentan en el segundo volumen. Tal es el caso en particular del análisis
consiguiente, tiendo a utilizar fuentes de datos que encuentran un amplio y de la condición de la mujer y el patriarcado y de las relaciones de poder y el
aceptado consenso entre los científicos sociales (por ejemplo, OCDE, Estado. Advierto al lector de que no comparto la opinión tradicional de una
Naciones Unidas, Banco Mundial y estadísticas oficiales de los gobiernos, sociedad edificada por niveles superpuestos, cuyo sótano son la tecnología y
monografías de investigación autorizadas, fuentes académicas o la economía, el entresuelo es el poder, y la cultura, el ático. No obstante, en
empresariales generalmente fiables), excepto cuando tales fuentes parecen aras de la claridad, me veo forzado a una presentación sistemática y algo
ser erróneas (por ejemplo, las estadísticas soviéticas sobre el PNB o el lineal de temas que, aunque están relacionados entre sí, no pueden integrar
informe del Banco Mundial sobre las políticas de ajuste en África). Soy plenamente todos los elementos hasta que se hayan expuesto con cierta
consciente de las limitaciones de prestar credibilidad a una información que profundidad a lo largo del viaje intelectual al que se invita al lector en este
puede no siempre ser precisa, pero el lector se dará cuenta de que se toman libro, El primer volumen, que tiene en las manos, trata sobre todo de la
numerosas precauciones en este texto, así que por lo general se llega a lógica de lo que denomino la red, mientras que el segundo (El poder de la
conclusiones sopesando las tendencias convergentes de varias fuentes, identidad) analiza la formación del yo y la interacción de la red y el yo en la
según una metodología de triangulación que cuenta con una prestigiosa crisis de dos instituciones centrales de la sociedad: la familia patriarcal y el
tradición de éxito entre historiadores, policías y periodistas de investigación. Estado nacional. El tercer volumen (Fin de milenio) intenta una
Además, los datos, observaciones y referencias presentados en este libro no interpretación de las transformaciones históricas producidas en las últimas
pretenden realmente demostrar hipótesis, sino sugerirlas, mientras se décadas del siglo XX, como resultado de la dinámica de los procesos
constriñen las ideas en un corpus de observación, seleccionado, he de estudiados en los dos primeros volúmenes. Hasta el tercer volumen no se
admitirlo, teniendo en mente las preguntas de mi investigación, pero de propondrá una integración general entre teoría y observación que vincule
ningún modo organizado en torno a respuestas preconcebidas. La los análisis correspondientes a los distintos ámbitos, aunque cada volumen
metodología seguida en este libro, cuyas implicaciones específicas se concluye con un esfuerzo de sintetizar los principales hallazgos e ideas
expondrán en cada capítulo, está al servicio del propósito de este empeño presentados en él. Aunque el volumen III se ocupa de forma más directa de
intelectual: proponer algunos elementos de una teoría transcultural y los procesos específicos del cambio histórico en diversos contextos, a lo
exploratoria sobre la economía y la sociedad en la era de la información, que largo de todo el libro he hecho cuanto he podido por cumplir dos metas:
basar el análisis en la observación, sin reducir la teorización al comentario, y
diversificar culturalmente mis fuentes de observación y de ideas al máximo.
Este planteamiento proviene de mi convicción de que hemos entrado en un
mundo verdaderamente multicultural e interdependiente que sólo puede
comprenderse y cambiarse desde una perspectiva plural que articule
identidad cultural, interconexión global y política multidimensional.
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RICARDO MÉNDEZ
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C a p it u l o I

LOS FACTORES DE ORGANIZACIÓN TERRITORIAL


A ESCALA PLANETARIA Y LA DIVISION REGIONAL DEL MUNDO

1. I n t r o d u c c i ó n

El proceso del conocimiento hum ano está basado en ct empleo de


abstracciones, entre las que la noción de «región» viene a ser una de las
usadas tradiciunalm cnte con mayor frecuencia en geografía.
Su consideración obligada en una obra que pretende analizar la
organización y el dinamismo internos de espacios regionales a una es­
cala determ inada, se enfrenta a dos dificultades iniciales que es preciso
m encionar. En prim er lugar, una simple aproximación superficial a la
literatura geográfica sobre el tema nos sitúa en presencia de un con­
cepto complejo y frecuentem ente ambiguo, em pleado para describir rea­
lidades muy diversas y que, además, ha estado som etido a profundos
cambios en relación con la evolución seguida por el pensam iento geográ­
fico en su conjunto, que también ha hecho variar la metodología empica­
da en su análisis. Un segundo aspecto relacionado con el anterior es la
peculiar valoración de los estudios regionales dentro de la disciplina
y a lo largo del tiempo: si durante décadas constituyeron el eje central
y la esencia misma de los estudios geográficos, hasta el punto de poderse
hablar de una identificación entre ambos, en el ultim o cuarto de siglo
han conocido un innegable retroceso, que en ocasiones se traduce en un
rechazo explícito por parte de geógrafos insertos en las nuevas corrien­
tes de renovación.teórica. La confusión que, aún hoy, se establece en
ocasiones entre la «geografía regional» y la «geografía tradicional», que
llega a desbordar el ám bito teórico incorporándose a las estrategias cor­
porativas dentro de la com unidad científica, sigue suscitando posiciones
encontradas.
Por contra, y frente a la relativa crisis de las o bras regionales en
geografía, se ha producido en los últim os años una revitalización de su
interés para el conjunto social y, consecuentem ente, en la dem anda de
este tipo de obras, que ha pasado a ser cubierta en buena parte por
otras ciencias sociales como la economía o la sociología, que han incor­
porado la dimensión espacial en época relativam ente reciente. Fenóme­
nos como la constitución del E stado de las Autonomías, la evolución
hacia la «Europa de las regiones» o el im pacto generado hoy por el
desarrollo de organismos supranacionales como la Comunidad Económi­
ca Europea, plantean a la Geografía el reto de afro n tar de forma nueva
14 ESPACIOS Y SOCIEDADES ceücrafl* d e s c r ip t iv a - geografía regional 15

interrogantes que han. estado presentes d u ran te buena parte de su evo­ con escasas variaciones y que justifica la secular identificación —al m e­
lución.
nos hasta la aparición de la obra de Ratzel— entre los calificativos de
En estas circunstancias, y antes de abordar el análisis de cada una descriptivo y político aplicados a los estudios geográficos (Méndez,
de las entidades regionales definidas, parece necesario trazar una breve R.-Molinero, F., 1984).
evolución de los estudios regionales en geografía —particularm ente de Incluso aquellas obras que abarcan territorios más reducidos que
los vinculados a la geografía universal— que justifique su situación p re ­ el del Estado emplean con frecuencia criterios de identificación y dife­
sente, así como los criterios de delimitación y e! tratam iento adoptados renciación político-adminisLratívos (condados, ducados, o b ispalías...},
en nuestro caso.
bien actuales o pasados, lo que introduce en nuestra disciplina el con­
Aplicando aquí las palabras de Harvey, «es claro que cualquier análisis cepto de regiones históricas, en estrecha vinculación con el de regiones
es estéril a menos que tenga un objetivo. É ste puede no estar claram ente políticas. Se concibe asi la región como una construcción un el tiempo,
explicitado, estar im plícito y basta estar muy borroso. Pero sin una no* enraizada en la conciencia colectiva, con lo que se apuntalan las tenden­
eióii de lo que estudiar, no puede haber geografía ni, por cierto, cono­ cias historicistas en los estudios geográficos.
cimiento alguno... Por lo tanto, no podemos proceder sin tener un objeto, En cualquier caso, es significativa la fidelidad de los geógrafos a los
y definirlo se traduce, aun transitoriam ente, en adoptar una posición filo­ marcos territoriales establecidos con criterios ajenos, lim itando su labor
sófica especifica con respecto a la propia geografía» (Harvey, D., 1983, a describir aquellos elementos que los sigularizan, lo que pone de ma­
29; véase la cita bibliográfica com pleta al final del texto). nifiesto la falta de concepciones alternativas en la definición de los
«objetos geográficos». La aún hoy frecuente identificación popular de
nuestra disciplina como una «guía» más o menos detallada sobre las
2. E v o l u c ió n del co n cepto y los e s t u d io s r e g io n a l e s ex G e o g r a f ía características paisajísticas, económicas, demográficas, etc., de los países
del mundo, parece hundir sus raíces en ese pasado remoto, y manifiesta
a) La tradición corográfica anterior a nuestro siglo las fuertes inercias que han atenazado su evolución teórica, plasmadas
también en su decreciente valoración social.
Desde la Antigüedad, una parte im portante de los estudios considera­ El prim er avance significativo en la definición de región desde pers^
dos geográficos se orientó a la descripción de lugares y países, próximos pectivas geográficas se producirá en la segunda m itad del siglo xix, coin­
o remotos, dentro de una tradición secular que arraiga en !a concepción cidiendo con el desarrollo científico de la propia disciplina y su institu-
de la disciplina como «descripción de la Tierra». cionalización académica (Capel, H., 1981, 83 y sigs.).
Este conjunto de relatos agrupados bajo el calificativo de corográficos La fuerte influencia de las ciencias naturales desde Humboldt, que
se contrapone desde sus orígenes a la geografía matemático-astronómica, apunta hacia una redefinición de la geografía como estudio de las
que considera la T ierra como un astro y se interesa sobre todo por intcrrelaciones hombre-medio, ju n to al deseo de afirm ar el carácter cien­
establecer los principios generales que sirven como base al levantamien­ tífico y a la vez específico de los estudios geográficos, se plasman eri la
to cartográfico. La heterogeneidad de sus contenidos iniciales, en donde búsqueda de criterios de regionalización diferentes á los históricos o a
lo mítico y lo histórico se entrem ezclan con la descripción de las cos- la artificialidad de los políticos, que presenten adem ás un mayor valor
' tum bres, los rasgos étnicos, la organización política ó la localización de didáctico.
accidentes fisíográficos, se irá concretando con el paso del tiempo, en De esle modo, surge y se desarrolla la noción de región natural, en
particular desde el Renacimiento, m om ento en que conoce también un coherencia con la prim acía que el determ inism o am biental im perante
fuerte auge en relación con los descubrim ientos y exploraciones de nue­ otorga al medio como factor de organización espacial y base explicativa,
vas tierras. De este modo, y una vez, más, las descripciones geográficas en últim o term ino, de la Historia.
que salen a la luz narrando viajes o sintetizando las informaciones dis­ Si en un prim er momento las divisiones realizadas consideran tan
ponibles de m ercaderes, m ilitares y exploradores, m uestran, m ás allá de sólo uno de los elementos de ésLe medio como clave diferenciadora (por
su valor meramente inform ativo o de cualquier preocupación científica, ejem plo, las cuencas hidrográficas), el concepto irá adquiriendo progre­
un claro sentido utilitario en relación con los objetivos comerciales o de sivamente \in a mayor com plejidad al incorporar nuevos componentes
conquista de determ inadas potencias europeas, lo que justifica al pro­ (biogeográfícos, geológicos, clim áticos...), hasta perm itir la identificación
pio tiempo el interés que despiertan. de espacios integrados en los que se supone que las condiciones ecoló­
El ám bito de análisis preferente en estas obras suele tom ar como base gicas determ inan las formas de vida y ocupación de los grupos humanos
las fronteras políticas, en p articu lar desde el surgim iento de los Esta­ que los habitan. En palabras de Ratzel, «el territorio, siem pre el mismo
dos modernos, con lo que la geografía descriptiva se convierte progresi­ y siem pre situado en el mismo lugar del espacio, sirve de soporte rígido
vam ente en una geografía de países, agrupados p o r lo común en conti­ a los hum ores, a las volubles aspiraciones de los hom bres, y cuando se
nentes, característica que ha pervivido en lo esencial hasta la actualidad les ocurre olvidar este sustrato les hace sentir su autoridad y los recucr-
16 ESPACT0S Y SOCIEDADES GEOGRAFÍA DESCRIPTIVA - GEOGRAFIA REGIONAL 17

da, m ediante serias advertencias, que toda ía vida del Estado tiene sus m ente coincidentes, el aspecto m ás relevante desde nuestra perspectiva
raíces en la tierra. Regula los destinos de los pueblos con ciega brutali­ lo constituye la decantación, a lo;,largo de tres décadas, de un esquema
dad. Un pueblo tiene que vivir sobre el territo rio que le ha tocado en conceptual y metodológico de matiz claram ente idiogcálico que ha llegado
suerte, tiene que m orir en él, tiene que so p o rtar su ley» (Ratzel, F., a convertirse en clásico, cualquiera que sea la escala de análisis conside­
18S8-99, 12). rada.
En los análisis a escala m undial cobrarán particular auge las divisio­ La región geográfica, concepto diferente al de región natural que gene'”
nes climáticas, bien de base zonal como las realizadas por H erbertson raím ente se aplica a un territorio de tam año inferior al del Estado, se
a principios de siglo, bien utilizando otros criterios como, p o r ejemplo, define ahora como espacio singular y único en cuanto supone una asocia­
los de Penck, que relacionando tem p eratu ras y precipitaciones llega a ción”particular de elem entos físicos y hum anos, que h a sido modelado
distinguir tres grandes tipos de regiones en el globo: las húmedas, las históricam ente, y cuya plasmación m aterial es un paisaje determ inado^
nivales y las áridas. De este modo, se singularizan una serie de conjuntos E sta singularidad del hecho regional exigirá, en consecuencia, un tra ­
territoriales que superan el ám bito estatal (el Asia monzónica, los «países tam iento individualizado en cada caso, no siendo aplicables p ara su com­
tropicales», la Europa m editerránea, la América andina*..), en donde el prensión .leyes o principios de carácter general en razón de que sim pli­
clima, o cualquier otro factor tom ado como base, otorga una homogenei­ fican abusivam ente una realidad extraordinariam ente com pleja y diversa.
dad cuya im portancia se m arca tanto en el paisaje como en las formas En este sentido, el geógrafo deberá realizar una labor de síntesis Al
de organización tradicionales. adentrarse en su estudio, profundizando de m odo especial en las rela­
Si la división del mundo en zonas clim áticas o cualquier o tro tipo de ciones que se establecen entre los grupos hum anos que la habitan y su me-
regiones naturales supone un indudable avance en tanto los criterios dio, y destacando los rasgos originales, lo que exige recu rrir a conoci­
escogidos tienen ya un valor explicativo e intentan plasm ar las interrela- m ientos procedentes de disciplinas muy diversas.
ciones existentes entre hechos físicos y hum anos (ViLá Valentí, J., 1983, Los m éritos indudables que contienen algunos de estos trabajos re­
257), su significación y valor operativo resultan bastante escasos. En gionales, que Vilá Valentí identifica con la «habilidad especial» y la «nota­
un m undo en que la evolución tecnológica y económica resulta cada vez ble sensibilidad subjetiva de matización» por p arte de sus autores (Vilá,
m ás rápida, los grandes contrastes existentes no parecen vincularse tan­ J., 1983, 248), reflejan con bastante claridad la peculiar concepción de
to a las peculiares condiciones n atu rales como a la diferente capacidad una labor geográfica entendida m ás como un arte que como una ciencia
de las sociedades para dom inar y organizar su territorio en relación con en sentido estricto.
los valores e intereses dom inantes en cada m om ento y las fuerzas m a­ Aun cuando no sea el ám bito m undial la escala analítica más utilizada,
teriales disponibles. La reivindicación de la región como espacio hum a­ la cristalización metodológica y la revalorización de los estudios regio­
nizado, con límites y dinamism o no coincidentes con los de orden fisiográ- nales tendrán una evidente repercusión en las obras sobre geografía
fico, exigirá, pues, una reorientación de los estudios regionales en geo* universal que se publican a p artir de esos años.
grafía. Aunque teóricam ente se integran den tro de la «nueva» geografía re­
gional, puesto que consideran espacios delim itados e integrados de ca­
racterísticas com plejas, en la práctica apenas se observan modificaciones
b) La cristalización de la geografía regional de im portancia respecto al tratam iento dado hasta entonces. La tradi­
cional división del m undo en continentes y países, com binada en ocasio­
El rechazo del determ inism o positivista que alcanza a la geografía nes con la inclusión de algunas regiones naturales com o ám bitos in ter­
desde finales de la segunda década de nuestro siglo se constituirá en el medios, continúa plenam ente vigente, pese a que las fronteras políticas
vehículo esencial de esa renovación, comenzando entonces lo que ha rom pen con frecuencia unidades espaciales que desde el punto de vista
dado en llam arse la etapa «clásica» o regíonalista. geográfico están dotadas de cohesión. La resistencia al cam bio y la per-
Ante la negación de la unidad metodológica de las ciencias y la con­ vivencia de fuertes inercias en este sentido resulta claram ente visible en
traposición tjue ahora se impone en tre ciencias físicas y hum anas o socia­ la bibliografía existente en castellano sobre el tem a: desde la ya clásica
les, llega a peligrar la propia identidad de la Geografía como disciplina Geografía Universal dirigida por Vidal de la Blache y Gallois, que co­
especifica y única, a caballo en tre am bos tipos de saberes. E n estas cir­ menzó a traducirse en 1928, hasta las posteriores de Terán (1952), o las
cunstancias, su definición como m ateria que estudia la diferenciación de dirigidas por Vilá Valentí (1971) .y Casas Torres (1979) —y sin considerar
áreas en la superficie terrestre, es decir, las regiones, adem ás de otorgarle las num erosas enciclopedias de tem ática sim ilar—, el m antenim iento de
un objeto propio de análisis, le asegura su supervivencia científica y aca­ verdaderos «catálogos» de países, en los que se intenta destacar lo es­
démica (Capel, H., 1981, 338). pecífico u original de cada caso, resu lta una constante.
Sin e n tra r en consideraciones respecto a las diferentes escuelas que Junto a la generalización de esta m ateria en los diversos niveles de
desarrollan en esos años los estudios regionales sobre supuestos no to tal­ enseñanza, la principal aportación en estos años se relaciona con la
18 ESPACrOS Y SOCIEDADES CBOGKAtÍA UtSCKU'TiVA - GíiOÜKAriA RliGlONAI. 19

sistem atización en el m étodo de análisis em pleado p ara caracterizar cada que «en geografía, como en cualquier o tra ciencia, existe una continua
uno de los países, que yuxtapone desde ahora una serie de apartados interacción entre lógica, teoría y hechos (descripción). Ninguna puede
sucesivos sin apenas modificaciones según el esquema: estar separada de tas demás. Debido a su inseparabilidad, es absurdo
m antener que una de las tres, en este caso la descripción, sea "más
— Medio físico geográfica” que las demás. Las tres son geografía. El problem a en geo­
— Historia y población grafía, como en cualquier o tra ciencia, reside en tra ta r de encontrar la
— Actividades económicas forma más económica de ordenar nuestra percepción de los hechos. En
— División regional esta continua búsqueda de la eficiencia hay que preguntarse: ¿dónde está
el cuello de botella? Sin duda, hay que contestar que está en la cons­
Si bien este orden im puesto en el tratam iento de la inform ación pudo trucción de teorías» (Bunge, W., 1962, 8).
haber tenido en determ inado m om ento alguna significación implícita, La región habrá de explicarse, pues, a p artir de los principios gene­
su repetición mecánica posterior y la consiguiente ausencia de la preten­ rales enunciados por las disciplinas sistem áticas, ío que desplaza el
dida visión sintética se constituyeron prontam ente en reflejo de las con­ interés prioritario hacia la consideración de los procesos y estructuras
tradicciones existentes en tre teoría y praxis geográfica. espaciales comunes a varias de ellas, en tanto los aspectos peculiares de
Las críticas a esta form a de hacer geografía que surgen desde distin­ cada entidad regional se interpretan ahora como anomalías que deben
tos puntos a p a rtir de mediados de siglo vendrán a señalar, ju n to al justificarse incorporando nuevas variables no incluidas en los modelos
carácter excesivamente analítico del estudio «por ficheros», la falta de globales. La distinción entre espacios individuales y únicos, propuesta
criterios específicos en Ja delimitación regional y el sentido excepciona- por el mismo Bunge, sustenta una reorientación de la geografía regional,
lista que impone la enum eración de países, frente a la búsqueda de tanto en los objetivos como en la metodología a aplicar: la región se
principios explicativos de carácter general. En este sentido, la geografía define como una combinación individualizada, pero com parable a las
universal jugará un papel activo en la progresiva identificación del con­ demás, de elementos físicos y hum anos que se resum e en una estru ctu ­
junto de la Geografía como disciplina exclusivamente escolar y acadé­ ra, estando som etida a procesos comunes que formalizan su organiza­
mica, descriptiva, m em oristica y con un cierto tinte enciclopédico, poco ción interna en cada momento. Desde esta nueva perspectiva, pueden
interesada por los problem as reales de la sociedad y de notable pobreza entenderse posiciones que en apariencia resultan contradictorias como
epistemológica, calificativos que aplica Lacoste a lo que denomina «la la de Smith, al afirm ar que *Ia geografía regional continúa con perfecta
geografía de los profesores» (Lacoste, Y., 1977). salud, aunque no suceda lo propio con la mayoría de textos escritos bajo
tal epígrafe» (Smith, D. M., 1980, 39).
Dentro de este ám bito, la aportación m ás destacada que se realiza
c) La renovación de tos estudios regionales desde mediados de siglo en esos años se relaciona con la ampliación del propio concepto de re­
gión tal y como se entiende por la geografía. Si hasta entonces su identi­
La profunda renovación teórica y metodológica que ha conocido la ficación espacial se basaba ,en la existencia de una cierta uniform idad,
Geografía en su conjunto durante los trein ta últim os años no podía dejar bien en sus rasgos físicos o hum anos, ahora se incorporan nuevos cri-
de reflejarse en los esLudios regionales. De este modo, la aparición y de­ terios.lPor influencia de la economía regional, pasa a un prim er plano la
sarrollo de la llam ada geografía analítica o teorético-cuantitativa en los existencia de interrelaciones (económicas, sociales, inform ativas...) que
años cincuenta supondrá un cucstionam iento inm ediato, tanto del concep­ vinculan los distintos com ponentes de un territorio o diversos territorios
to de región im perante h asta ese momento, como de su práctica concre­ entre sí, generando una red de flujos a p a rtir de la cual se formaliza una
ta en los trabajos em píricos de los geógrafos. determ inada estructura espacial!} Cabrá hablar, por tanto, de región
La redefinición del objeto geográfico, y la prioridad ahora otorgada cuando la unidad o cohesión funcional entre elementos y espacios hete­
a la búsqueda de principios explicativos generales sobre la organización rogéneos sustituya la existencia de uniform idad (Juillard, E., 1962).
del espacio supondrán un cambio inicial en la valoración del análisis En este sentido, junto¿Tlas regiones homogéneas o formales, definidas
regiqpal, que deja de constituir un fin en sí miátno para convertirse en como espacios continuos, delim itados y diferenciados respecto a su
complemento de lá geografía sistem ática o general. Ya desde la obra pione­ entorno por la posesión de ciertos rasgos específicos que le otorgan una
ra de Schaefer, la geografía regional se justifica en cuanto sirve como fuen­ personalidad plasm ada en form as concretas de organización territorial,
te de inform ación (base p ara la elaboración de hipótesis) y ám bito de se definen ahora las regiones funcionales o polarizadas?j
experim entación o verificación de las leyes y modelos elaborados por Aun cuando am bos términos no son estrictam ente sinónimos, pode­
la geografía teórica. mos definirlas aquí como aquellas en que existen uno o varios polos
Esta nueva visión de1 papel que juegan los aspectos descriptivos den­ o nodos que concentran la población y las actividades, actuando pues
tro de la disciplina es claram ente form ulada por Bunge, considerando como centros dom inantes, en tanto el resto del territorio es funcional­
20 ESPACIOS Y SOCIEDADES GEOGRAFÍA DESCRIPTIVA • GEOGRAFÍA REGIONAL 21
mente dependiente, actuando como abastecedor de factores productivos ficos a p artir del articulo ya clásico de Ackerman (Ackerman, E., 1963),
(fuerza de trabajo, alim entos, m aterias prim as y energía, capitales). Las En su preocupación por integrar los contenidos de las diversas cien­
relaciones de intercam bio desigual que genera esta diferenciación de cias m ediante el establecim iento una lógica com ún a todas ellas, la
funciones en el espacio se establecen a lo largo de unas redes de teoría sistém ica está perm itiendo la decantación de un am plio conjunto
transporte y comunicación de inform aciones igualmente jerarquizadas, de conceptos, técnicas analíticas y de un lenguaje norm alizado que, ade­
generándose las máximas densidades de flujos (m ateriales e inm ateria­ más de contribuir a superar el creciente aislam iento entre las ciencias
les) en las áreas próxim as a los centros principales, y disminuyendo (lo que Ortega denom inó la «miseria del especialismo»: el saber cada
desde aquí con la distancia. vez m ás de cada vez menos), ha estim ulado un desarrollo teórico parale­
Así pues, las regiones polarizadas son, por definición, heterogéneas, lo en diversos cam pos de investigación al favorecer las transferencias
aunque dotadas de una cohesión funcional que perm ite delim itar con una interdisciplinarias. Para Von Bertalanffy, «representa un am plio punto
■ cierta aproximación su ám bito territorial, en tanto áreas de influencia de vista que trasciende grandem ente los problem as y los requerim ientos
respecto a unos centros dom inantes, generalm ente urbanos, que las tecnológicos, una reorientación que se ha hecho necesaria en la ciencia
organizan. en general, en toda la gama de disciplinas que va de la física y la biolo­
La evolución de las obras dedicadas a la geografía universal en estos gía a las ciencias sociales y del com portam iento, y h asta la filosofía. Con
últim os años es tan sólo parcialm ente coherente con los supuestos teó­ distintos grados de éxito y de exactitud, interviene en varios dominios
ricos aquí apuntados. y anuncia una nueva visión del mundo que tendrá repercusiones conside­
Dentro de la búsqueda de divisiones regionales más pertinentes desde rables» (Von Bertalanffy, L., 1981, VIII-1X).
una perspectiva geográfica exigente, el progresivo desplazamiento de la Su reciente aplicación a la geografía regional, aun cuando todavía
geografía hacia posiciones m ás próxim as a o tras ciencias sociales queda resulte incipiente y con escaso desarrollo em pírico, puede contribuir
aqiií reflejado en la prioridad que ahora se otorga a criterios socioeco­ a obtener una nueva visión del hecho regional que integre muchos de
nómicos como base de diferenciación. El proceso es observable ya desde Jos elementos considerados ya con anterioridad, pero dentro de nuevas
los años sesenta, pero se consolida en ia últim a década, cuando las lla­ categorías teóricas. Como apunta Dauphiné, «asimilando la región a un
madas corrientes críticas o radicales, en su preocupación por aspectos sistem a, el geógrafo posee un m arco teórico formal, lo que perm ite la
como las relaciones sociales que subvacen en las formas espaciales, los creación de una ciencia de las regiones» (Dauphiné, A., 1979, 30), al tiem­
fenómenos de dominación, o las profundas desigualdades en la distri­ po que favorece la colaboración con otras disciplinas científicas interesa­
bución de ios niveles de bienestar, insisten en la particular incidencia das hoy también en estos temas.
del desarrollo o de los sistem as político-económicos im perantes en la Una definición de la región como sistem a espacial integrado, abierto
actual división del mundo. y en equilibrio dinám ico exige precisar en la m edida de lo posible sus
Obras como las de Blij (1971 y 1974), o Jackson y H udm an (1982), características:
constituyen un enFoque nuevo que puede calificarse como de verdadera
«geografía regional del mundo». La identificación en ellas de conjuntos 1," Toda región supone un territorio delimitado y continuo, de exten­
territoriales de ám bito generalm ente superior al del Estado, justificados sión variable, caracterizado por una peculiar combinación de ele­
a p artir de criterios objetivos, y la búsqueda en cada caso de una expli­ mentos físicos y humanos dotados de ciertos atribuios (tamaño,
cación a bus rasgos esenciales a p artir de los modelos elaborados p o r la forma..,), que le otorgan una personalidad propia y diferenciada. En
propia geografía, contrasta con la pervivencia de «geografías descripti­ este sentido, y junto a los atributos puramente materiales, hay que
vas» tradicionales, remozadas form alm ente en ocasiones pero sin varia­ señalar la existencia frecuente de una comunidad cultural, de un
ciones significativas en los supuestos que las fundam entan, generando sentimiento colectivo de pertenencia, que vincula a los hombres
entre si y con el territorio que habitan.
con ello un panoram a bibliográfico actual relativam ente confuso. En 2 El espacio regional aparece dotado de cohesión, estructurado, por
España, la única de características sim ilares, aunque con dimensiones y la existencia de estrechas interrelacíones entre los elementos y terri­
objetivos m ás amplios, es la dirigida por Lluch (1981-1984). torios que la componen, de las que derivan su propia espeeiali2ación
* . funcional y jerarquización, que definen el estado del sistema en
cada momento. Esta compleja red de interconexiones puede refle­
d) Geografía sistém ica y análisis regional: jarse en una matriz de datos similar a la propuesta por Berry
la región como sistem a espacial integrado (fig. 1.1.), disponiendo en las filas las características o funciones,
y en las columnas las diferentes unidades espaciales (Berry, B. J. L.,
1964).
Una de las aportaciones recientes que m ayor interés y posibilidades
Según la imagen propuesta por Brunct, en cada lugar del espado
de desarrollo en un futuro inm ediato parece suscitar, ha sido la incorpo­ regional existe una estructura vertical definida por las relaciones
ración de la Teoría General de Sistem as al ám bito de los estudios geográ­ entre sus características físicas, demográficas, económicas, socia-
ESPACIOS Y SOCIEDADES GEOGRAFÍA DESCRIPTIVA - GEOGRAFÍA REGIO CCAL 23

les, etc. A su vez, entre Los distintos lugares que componen una cohesión. Según esto, cualquier punto del espacio podrá insertarse
región existen relaciones más o menos intensas que definen su es­ en regiones diversas según la escala que se considere; c) grado de
tructura horizontal. La región se configura por la articulación de cohesión interna o de homogeneidad tenderá a evolucionar en razón
ambos tipos de estructuras: «rcgíonalizar consiste en encontrar, inversa al tamaño de la región, aunque manteniendo los supuestos
sobre la base de las estructuras verticales, un vinculo entre luga­ básicos anteriores.
res, o un orden en el conjunto de relaciones horizontales» (Du-
Esto supone la posibilidad de dividir cualquier región en subsis­
molard, P., 1975, 94).
T.a región es un sistema abierto, es decir, vinculado en mayor o temas territoriales de menores dimensiones, interdependicntcs en­
menor medida a un entorno a través de flujos constantes de en* tre sí pero con características y dinamismo propios.
tradas y salidas (inputs-outputs) que influyen sobre su organiza­ Desde esta perspectiva, un estudio tan global como el que corres­
ción interna. Esto supone una permanente relación con el exterior, ponde a esta obra podrá marcar, tan sólo, unas claves interpreta­
bien en forma de movimientos de mercancías, inversiones de ca­ tivas generales que sirvan de coniexto para análisis ?nás pormeno­
pital, migraciones de población, transmisión de informaciones, etc., rizados, manteniendo el mismo esquema metodológico.
en la que unas regiones juegan un papel dominante, en tanto otras 7.a Cada región se diferencia de las restantes por la existencia de
actúan como espacios dependientes, perjudicados por la existencia discontinuidades que generalmente adoptan la forma de áreas de
de un sistema de intercambios desigual. transición o indeterminación. De este modo, en cada una de ellas
En otros términos, puede apuntarse como hipótesis interpretativa se identificarán unos espacios centrales o «corazón» regional, en
que la división del trabajo es una de las claves esenciales de la donde se presentan con nitidez los rasgos que la personalizan, y
diferenciación a cualquier escala: toda región es un espacio con unos márgenes en donde se van desdibujando progresivamente has*
funcionalidad definida dentro de un contexto más amplio, en rela­ ta llegar a confundirse con los de las regiones circundantes, tal
ción con los recursos productivos de que disponga y su grado de como muestra la fig. 1.2.
accesibilidad respecto a otras áreas (posición geográfica, infraes­ La frecuente necesidad de dibujar fronteras regionales precisas y
tructuras físicas y técnicas..,). de carácter üneal obliga a introducir una cierta artificial ida d en
El carácter de sistema abierto justifica que la región no alcance la delimitación. En estos casos, las fronteras políticas resultan de
nunca la estabilidad, apareciendo por el contrario en constante cierta utilidad por su papel limitador del movimiento e intercam­
evolución. Es, por tanto, un complejo espacial construido en el bio, facilitando con ello una mayor diferenciación.
tiempo —a lo largo de la Historia— en relación con el propio de- En cualquier caso, lodo inlento de delimitación regional incorpo­
sarrollo de la sociedad que lo sustenta, de sus fuerzas productivas rará obligatoriamente un componente subjetivo e intuitivo relacú>
y de las relaciones de producción imperantes. nado con los presupuestos teóricos de que se parte y el grado de
Las transformaciones que se producen en el interior de cada región conocimiento sobre la realidad que se analiza, pues ambos condi­
no afectan por igual ni con la misma rapidez a todos sus elementos cionan la selección de variables y umbrales significativos. Cuanto
(¡a distribución del poblamiento es, por ejemplo, más duradera que más amplios resulten los conjuntos regionales a delimitar, mayor
la de los cultivos o las industrias, aun sin llegar a la lenta evolución será este componente ante las crecientes deficiencias en la infor­
de las condiciones ecológicas), siendo también discontinuas en el mación disponible.
tiempo, pues a periodos de relativa estabilidad Ies suceden otros
de cambios acelerados y profundos. Esto complica extraordina­
riamente el análisis y obliga a incorporar con frecuencia aspectos La revisión teórica de los esludios regionales implica necesariam ente
históricos en los estudios geográficos. una paralela transform ación metodológica que supere la mera yuxta­
El grado de organización interna o de entropía varía notablemen­ posición de elementos físicos y hum anos. Desde las afirmaciones pre­
te de unas regiones a otras. En las áreas desarrolladas, donde la cedentes, la consideración de cualquier aspecto sólo cobra verdadero
circulación es relativamente fluida y los intercambios son inten­ significado en relación con su funcionalidad dentro del sistem a espacial
sos, los espacios regionales están fuertemente especializados y en que se integra, es decir, únicam ente a p a rtir de un contexto global
jerarquizados. Por el contrario, uno de los rasgos geográficos ma¿ cabe situar el lugar y la im portancia otorgadas a cada variable.
destacados de las áreas subdesarrolladas es el bajo nivel de inte­
gración espacial derivado del dualismo económico que contrapone En cada región, pues, habrá de darse prioridad al análisis de sus
amplios territorios dominados aún por economías agrarias orien­ estructuras básicas o dom inantes, las que justifican lo esencial de su
tadas a la auto&ubsistencia, con áreas puntuales ocupadas por acti­ organización y dinamism o, dejando en un segundo plano aquellas otras
vidades que se destinan en gran parte a la exportación. Este hecho, subsidiarias que cuentan con m enor valor explicativo. Asi, por ejemplo,
unido a la menor capacidad técnico-económica, puede justificar que m ientras en regiones como E uropa los procesos de industrialización y
en estas últimas Jos factores físicos, étnicos, etc., se constituyan urbanización son el m otor esencial de las transform aciones acaecidas
aún ocasionalmente en criterios de regionalización significativos. en el último siglo y de las estru ctu ras espaciales vigentes hoy, en otras
I-a región es una realidad observable a diferentes escalas, en cuan­ como África, las herencias vinculadas al modelo colonial de explotación
to áreas organizadas por los grupos humanos y dotadas de cierta junio al papel ejercido por un m edio tropical contrastado que impone
GEOGRAFÍA DESCRIPTIVA • GEOGRAFÍA REGIOKAL 25

aún su rigor sobre unas sociedades con escasa capacidad tecnológica,


económ ica y organizativa, pasan a o cupar un lugar preem inente.
La geografía regional del m undo se define así como un estudio de
carácter em inentem ente selectivo y sintético, frente a las pretensiones
REGION X de exhaustividad que han caracterizado buena parte de las geografías
UNIDADES ESPACIALES descriptivas at uso.
ATRIBUTOS
Aun cuando en el m om ento presente una utilización estricta del aná­
h h h ¡n lisis sistémico aplicado a la geografía regional del m undo no resulta aún
h posible ante la persistencia de problem as teóricos y de inform ación no
resueltos, el empleo de algunos de sus conceptos básicos como hipótesis
h interpretativas de carácter general y la insistencia sobre las interrela-
ciones espaciales frente a la simple descripción analítica puede ofrecer
'3
una alternativa coherente dentro de la necesaria revisión crítica a la que
se enfrentan los estudios regionales en la actualidad.
Como ha señalado Harvey, «el análisis de sistem as nos provee de
un cómodo método para exam inar problem as geográficos. Pero para
utilizar estos cálculos necesitamos conceptos geográficos que nos perm i­
tan hallar una interpretación para este cálculo en un contexto geográfico»
(Harvey, D., 1983, 466), Sólo los resultados de nuevas investigaciones em­
¡n píricas realizadas desde estos planteam ientos perm itirán avanzar en el
camino iniciado, elim inando las falsas analogías y desarrollando una ver­
Fig. 1.1. Matriz geográfica de datos, según Berry. dadera teoría regional.

3. La d iv is ió n r e g io n a l d e l m u n d o y l o s c r it e r i o s d e d e l im it a c ió n

Cualquier división regional im plica el establecim iento de unos crite­


rios significativos en relación con la escala de análisis utilizada, puesto
que en cada caso la im portancia relativa de unos y otros resulta variable.
Junto a las evidentes lim itaciones en lo que se refiere a la profundi­
□ Areas centrales dad y com plejidad del análisis a realizar que impone la m agnitud de
Areas marginales
los espacios aquí considerados, es preciso ten er presente que ésta tam ­
de interpenetración bién influye sobre la determ inación de los factores básicos que otorgan
personalidad propia a los conjuntos regionales. E n este sentido, hemos
considerado como condicionantes esenciales de la actual división regio­
nal del mundo:

— el nivel de desarrollo de cada sociedad


— el sistem a politicoeconóm ico im perante
— la herencia histórieo-cultural
%
— las características del medio físico
Fíg. 1.2. Delimitación de los espacios regionales.

a) Incidencia del nivel de desarrollo

Partiendo de la consideración del espacio regional como producto


esencialm ente hum ano, un prim er factor que diferencia el com porta­
m iento de unas sociedades respecto a otras en lo que se refiere a la uti­
lización del espacio que ocupa, es su nivel de desarrollo.
26 ESPACIOS Y SOCIEDADES GEOGRAFIA DESCRIPTIVA-GEOGRAFÍA REGIONAL 27

Aun cuando el propio concepto de desarrollo resulta notablem ente poderes públicos juegan un papel subsidiario de im portancia variable
complejo y controvertido, tal como habrá ocasión de com probar en el según países), la sujeción al m ecanismo de com petencia en el mercado
siguiente capítulo, vinculándose prioritariam enle desde nuestra perspec­ y la consiguiente conversión del espacio en mercancía, en el segundo
tiva con la noción de bienestar social, no puede dudarse que en su origen el Estado se constituye en agente prioritario, y la planificación en meca­
tiene una connotación esencialm ente económica. E n este sentido, la con­ nismo que formaliza los objetivos sectoriales y regionales a desarrollar
sideración del nivel de desarrollo resulta de interés geográfico pues­ junto a los medios que es preciso poner en juego para alcanzarlos.
to que influye, en p rim er térm ino, sobre Ja m ayor o menor capacidad Combinando este criterio con el anterior, se obtiene una división
de inversión y adquisición de tecnología a aplicar en la puesta en explo­ inicial del mundo en cuatro grandes conjuntos espaciales:
tación del territorio, y en la superación de los condicionamientos im pues­
tos por el medio.
Al propio tiempo, se relaciona directam ente con el tipo de actividades N IV EL DE DESARROLLO
dominantes, cada una de elJas som etidas a principios específicos de loca­
lización, con la im portancia que alcanzan las desigualdades internas tan­ Áreas subdcsarrolladas
Á re a s d e s a r r o l l a d a s
to en lo social como en lo espacial, y con el grado de integración logra­ c a p ita lis ta s capitalistas
do entre los diferentes elem entos del territorio. Por último, el concepto SISTEMA
de desarrollo aparece vinculado al tipo de relaciones que la región man­ POLITICO­
ECONOMICO A rc a s d e s a r r o l l a d a s Á re as s u b d s s a r r o lla d a s
tiene con el exterior en el seno de la división del trabajo y del sistem a c o n p la n ific a c ió n
c o n p la n ific a c ió n
de intercambios. c e n tr a liz a d a c e n tr a liz a d a
Desde esta perspectiva, y aun cuando los térm inos resulten bastante
ambiguos, una división inicial del mundo se establece entre las áreas
desarrolladas y subdesarrolladas, contrapuestas no sólo desde el punto
de vista cuantitativo (niveles de renta, de producción, de consum o...),
sino sobre todo por presentar estru ctu ras espaciales contrapuestas. c) La herencia histérico-cultural

Todo territorio, salvo los de reciente ocupación, presenta una compo­


b) La dualidad de sistem as político-económicos nente histórica en su organización actual, es decir, se ha constituido a
p artir de estructuras espaciales previas surgidas en relación con unas
Las características internas que presenta cualquier región son un condiciones socioeconómicas diferentes de las actuales. Algunas de estas
exponente de los objetivos, valores y contradicciones de la sociedad herencias, cuya evolución sigue ritm os muy diversos según los casos,
que vive en ella, si bien la heterogeneidad inherente a todo conjunto pueden haber perdido su funcionalidad prim itiva e incluso en tra r en
social obliga a m atizar esta añrm ación inicial. De este modo, podrá afir­ contradicción con el contexto actual, pero se m antienen por inercia y
m arse la existencia de personas, clases y entidades con distinta capaci­ exigen una consideración diacrónica de los procesos que las generaron.
dad de intervenir en el territorio, e incluso con intereses contrapuestos, Al propio tiempo, algunas regiones se definen tam bién como espacios
por lo que éste reflejará en cada m om ento aquellos que resulten domi­ culturalm entc homogéneos, en donde una com unidad de tradiciones, mo­
nantes. dos de vida, lengua, etc., cristalizados históricam ente, se vincula a m o
Ahora bien, la com petencia por el espacio que se establece entre los délos sim ilares de organización.
diferentes agentes públicos y privados queda condicionada por el sis­ Aun cuando el concepto de cultura y su aplicación en geografía han
tema politicoeconóm ico vigente en cada país, que además de fijar los sido muy discutidos, puede aceptarse inicialm ente la definición de Cía-
mecanismos de asignación del suelo, establece el m arco legal en el que val, para quien «hablar de cultura es referirse a la vez a las representa­
deben desarrollar sus estrategias, condicionando con ello una determ i­ ciones, conocimientos, actitudes, preferencias, valores y todo lo que per­
n ad a relación de fuerzas. Cada’ sistem a tendrá, p o r tanto, su propia ló­ m ite comunicarlas, com partirlas y difundirlas» (Claval, P., 1981, 244).
gica espacial. Desde esta perspectiva, la cultura supone una herencia com ún que otor­
Aun cuando en el m undo actual existe una amplia variedad de m o­ ga cierta cohesión al grupo que la ostenta, al tiempo que supone una
delos organizativos, todos ellos gravitan en torno a los dos sistem as determ inada form a de pensar el espacio: la geometrización de las for­
esenciales definidos desde el p rim er tercio de nuestro siglo; el sistem a mas urbanas o del espacio rural que preside buena parte de la coloniza­
capitalista o de econom ía de m ercado, frente al sistem a de planificación ción norteam ericana, la estru ctu ra caótica de la ciudad islámica, etc., re-
centralizada. Si el prim ero de ellos se caracteriza por la coexistencia fletan una concepción dom inante que ha dejado una profunda huella
de un gran núm ero de agentes espaciales, en su mayoría privados (los sobre el paisaje actual.
28 ESPACIOS Y SOCIEDADES GEOGRAFÍA DESCRIPTIVA - GEOGRAFÍA JtEGIONAT, 29

No obstante, la influencia de los fenómenos histórico-culturales resul­ do la delimitación de diez conjuntos regionales de tam año muy diverso
ta muy diversa según las regiones, siendo máxim a allí donde —como en la superficie del globo, cada uno de los cuales presenta una cohesión
en el Viejo Mundo— ha tenido lugar d u ran te siglos una lenta evolución interna o unos rasgos de uniform idad considerados suficientes para
en los sistem as de creencias y valores colectivos que han perm itido el distinguirlo de los espacios circundantes y otorgarle una identidad geo­
desarrollo de «iconografías regionales» (De Blij, H. J., 1974, 7). A su vez, gráfica específica.
no todo espacio en que se inserta una com unidad cultural puede califi­ Los rasgos esenciales que definen cada una de estas regiones tal como
carse de región; p ara ello es preciso que la cohesión y la funcionalidad aparecen delim itadas en la fig. 1.3, los que fundam entan sus estructuras
internas, basadas principalm ente en el establecim iento de flujos econó­ espaciales básicas y su funcionalidad en el contexto internacional, pueden
micos, sean suficientes. sistem atizarse tal como se hace a continuación.

d) Ei desigual vaíor de ¡os condicionam ientos ecológicos Europa

Aun cuando la evolución tecnológica y económica, particularm ente Se define inicíalm ente como una de las regiones más humanizadas del
desde la Revolución Industrial, ha reducido la influencia ejercida en globo, con un poblam iento antiguo y denso que ha sustituido en buena
otro tiempo por el medio físico, salvo en sociedades de desarrollo muy medida los_ paisajes naturales por o tros.culturales. Cuna de la Revolu­
incipiente, no puede negarse que las condiciones naturales siguen desenv ción Industrial, ocupó en los últim os siglos un lugar preem inente en
penando un cierto papel como factor de diferenciación interna en los el concierto internacional, actuando como m etrópoli dominante dentro
espacios regionales. del sistem a colonial y foco difusor en lo referente a modelos de orga­
En prim er lugar, como fuente de recursos, las aptitudes que presen­ nización espacial. En el ultim o siglo, a los contrastes internos generados
ten suelo y subsuelo, ju n to a las m ás o menos favorables condiciones por el desigual impacto de los procesos de industrialización y crecim ien­
clim áticas, generarán potencialidades d istintas de p articu lar incidencia to económico, se ha sumado la división eñ dos bloques, cada uno de los
sobre el desarrollo de las actividades agrarias y extractivas, e indirecta­ cuales se estructura hoy de modo diferente, en relación a su sistema
m ente sobre las relaciones industriales. De este modo, la evolución con­ político-económico.
tem poránea hacía una economía ab ierta y altam ente com petitiva, base
de la creciente especialización productiva a escala nacional e internacio­
nal, tiende a vincular en ocasiones el tipo de actividad dominante con Unión Soviética
un entorno ecológico que favorezca su elevada rentabilidad.
Por o tra parte, como posible obstáculo a los asentam ientos o al des­ Con unos 22 millones de kilóm etros cuadrados de extensión, su pri­
plazamiento de personas y bienes, el medio lim ita los espacios que pue­ m er rasgo distintivo se relaciona con la escala de actuación que imponen
den ser ocupados de forma estable y en condiciones de viabilidad eco­ las grandes dimensiones. De este modo, la distancia actúa lim itando los
nómica por los grupos humanos, dados los recursos tecnológicos actual­ contactos interregionales, en tan to el cinturón m ontañoso meridional
m ente disponibles. Por ello, sigue estando vigente la distinción entre y los hielos árticos han favorecido un cierto aislam iento exterior. Pero
el «ecúmenc» o espacio ocupado y transform ado por el hom bre, y el junto a las dificultades que impone un medio físíco contrastado en el que
«anecúmene», identificado con las áreas afectadas p o r condiciones extre­ los rasgos extrem os son frecuentes (frío, aridez, continentalidad...), el
mas de frío, aridez, calor y hum edad, o altitud. elemento que m ejor define la región es el hecho de haber sido el prim er
Finalmente, las infraestructuras físicas del territorio (topografía, país en in stau rar un sistem a de economía planificada. Los nuevos ob­
clima, red hidrográfica...) generan una d istinta accesibilidad y facilidades jetivos, plasm ados en form as espaciales tam bién nuevas, se han aplicado
para el intercam bio, tanto interior com o exterior, al actu ar directam en­ en el contexto de un rápido proceso de industrialización y colonización
te sobre los costes de desplazam iento o transferencia, lo que ha condi­ de los territorio^ orientales, que han transform ado por completo en
cionado a leí largo de los siglos el desarrollo de economias abiertas o ce­ poco más de medio siglo el modelo territorial preexistente.
rradas, con los modelos espaciales inherentes en cada caso.

China
c) Personalidad geográfica de las unidades regionales delimitadas
Tomando como base el secular dualism o existente en tre las densam en­
La combinación de estos criterios esenciales, ju n to con otros subsi­ te pobladas llanuras aluviales del este, vinculadas a la agriculiura inten­
diarios que serán mencionados en los diferentes capítulos, ha perm iti­ siva de regadío, y los desiertos interiores sólo poblados po r algunos gru-
r
GEOGRAFÍA DESCRIPTIVA • GEOGRAFÍ A RLüIÜNAL 31

pos nómadas, este país de antigua y floreciente civilización se ha visto


tam bién profundam ente transform ado a p artir de la revolución desarro­
llada en los años cuarenta. Si en un principio el modelo político y de
organización propuesto tuvo grandes semejanzas con e! soviético» Ja
separación ulterior permiLió el desarrollo de estructuras originales que
otorgan al E stado m ás poblado del mundo una evidente personalidad en
el contexto mundial.

Japón

Región de menores dimensiones entre todas las establecidas, y con


elevadas densidades de población, se constituye en la única altam ente
industrializada de toda Asia, lo que justifica su individualización. En
este caso, el modelo industrializador presenta rasgos originales como
pueden ser su tardío comienzo (con la Revolución Meijí, en 1868), la
fuerte concentración em presarial desde sus inicios y, sobre todo, la
dependencia exterior, tanto en lo que se refiere al aprovisionam iento de

Flg. 2.3. División regional de! m undo.


m aterias prim as y energía para este archipiélago volcánico de escasos
f recursos, como a la captación de mercados, lo que justifica la aglomera­
ción de personas y actividades en el litoral. En estas franjas costeras es
* donde han surgido algunas de las áreas urbanas más congestionadas y
i> dinámicas del globo, que convierten hoy a Japón en potencia económica
de prim er orden.
i
I Asía meridional
I Delimitadas po r el cinturón m ontañoso más elevado del planeta, y
í m arcadas po r la influencia dei clima monzónico, este conjunto de pe­
nínsulas y archipiélagos presenta, más allá de su innegable diversidad
} étnica y cultural, una serie de rasgos en com ún entre los que la fuerte
presión demográfica sobre los recursos y el dualismo heredado de ía
i
colonización im puesta por los europeos el siglo pasado se com binan para
* generar un m arcado subdesarrollo. Zona de conflicto por la convergencia
de las áreas de influencia respectiva de tres grandes potencias (EEUU,
1 URSS, China), acentuado por sus propias contradicciones internas, ha
conocido en las décadas posteriores a la descolonización diversos proce­
í sos revolucionarios que han increm entado las actuales diferencias entre
t Estados, si bien su incidencia espacial resulta aún limitada.

i
Asia sudoccidental
3
I Insertos en el cinturón árido que se extiende del Sahara al Gobi sin
solución de continuidad, este conjunto de países —que incluso podría
3| haberse prolongado incluyendo el norte de África— presenta una notable
homogeneidad relacionada con los modos de vida tradicionales vincula-
>
it
ESPACIOS Y SOCIEDADES CliUCKAI-Ú ÜHSCRlPliVA - GEOGRAFÍA KEÍUONAL 33
32

dos a ese medio (agricultura sedentaria de oasis, nom adism o pastoril, a un intenso m eslizaje, una fuerte concentración de los medios de pro­
ciudades com erciales...) y, en particular, con Ja influencia del Islam. En ducción, particularm ente la tierra, y la consiguiente jerarquización de
un ám bito Fuertemente apegado a estru ctu ras tradicionales, el incre­ la pirám ide social; este hecho, unido a factores secundarios como pueda
m ento rápido y reciente de los ingresos vinculados a la extracción de ser la falta de carbón, dificultaron gravem ente la asim ilación de la pri­
petróleo ha actuado como elemento detonante, favoreciendo un creci­ m era oleada industrializadora. Incorporada de este modo a las áreas de
m iento económico no acom pañado en la m ism a m edida por transfor* capitalism o dependiente, abastecedoras de m aterias básicas, presenta un
maciones en lo social, lo que ha contribuido a acentuar los contrastes statu s diferenciado con ciertos rasgos originales como puedan ser la
espaciales internos- Dentro de este m undo árabe, el Estado de Israel elevada tasa de urbanización, la reciente industrialización de algunos
aparece como elemento alóctono, sobreim puesto y en perm anente con- países vinculada a la nueva división internacional del trabajo, o la
flicto con su entorno. persistencia del conflicto vinculado a las estructuras de propiedad y ex­
plotación de la tierra. Las profundas variaciones im puestas por el medio
Africa entre las regiones tropicales, las tem pladas, las andinas, etc., no hacen
sino aum entar esa com plejidad, apoyada asimismo en la distinta posi­
Si desde el punto de vista ecológico puede definirse con propiedad ción y tam año de los Estados en el contexto continental.
como «continente cálido», con una organización esencialmente zonal
vinculada a las imposiciones de un medio tropical opresivo y contrasta­
do, los efectos de la colonización im puesta desde el siglo pasado, con Australia y Nueva Zelanda
form as de organización espacial que responden directam ente a los inte­
reses de Jas m etrópolis, y el m arcado subdesarrollo actual, que alcanza Con unas condiciones naturales muy diferentes, estos dos países m an­
aquí niveles extremos, se com binan para definir claram ente este conjun­ tuvieron hasta época bastante reciente los rasgos característicos de un
to regional, en particular jos territorios situados al su r del Sahara. Mul­ territorio colonial, abastecedores de m aterias prim as, cuyos únicos ras­
titud de aspectos que van desde el trazado de las fronteras estatales a la gos de individualidad fueron lo exiguo y tardío del poblam iento europeo,
oposición entre las regiones costeras e interiores, las elevadas tasas de­ junto al escaso volumen de intercam bios im puesto por las grandes dis­
mográficas, el dualismo económico, etc., cobran pleno significado en tancias.
este contexto. A p a rtir de esta situación, ambos países han evolucionado con ra­
pidez hacia su conversión en potencias industriales desde el final de la
Segunda G uerra M undial, pero m anteniendo form as de ocupación muy
América del Norte
extensivas, fuertes restricciones a la inmigración y densidades muy bajas
Partiendo de un modelo colonizador muy distinto al del resto del con­ que contrastan con la superpoblación que registran los cercanos archi­
tinente, que supuso una ocupación y explotación efectiva del territorio piélagos del Sudeste asiático.
por los colonos europeos paralela al exterm inio de la población autóc­
tona, la rápida asimilación de la Revolución Industrial apoyada en la
abundancia de recursos propios y la progresiva expansión de su área BIBLIOGRAFÍA BASICA
de influencia, han convertido a la región en prim era potencia económica,
con una funcionalidad claram ente dom inante en el sistem a de relacio­
B runct, R. (1968): Lea phénom enes de d isco n tin u ité en géographie, P arís, C.N.R.S.
nes que establece con el exterior. Reflejo del capitalism o monopolista (Méjmoires e t D ocum ents).
que aquí alcanza su m ejor expresión, 3a concentración económica ha B ru n et, R- (1972): P o u r une m éthodologie de la géographie régionale, E n La Pcnsde
estado acom pañada por una fuerte aglomeración espacial que la con­ géographique fran^aisc contem poraine. M clanges o ffe rte s á A. M eynier. Pres-
vierte en región polarizada de notorios contrastes internos en todos los ses Univ. de B retagne, pp. 649-662.
Capel, H. (1981): Filosofía y ciencia en la geografía contem poránea. B arcelona, Bar*
órdenes. Saciedad Intensam ente urbanizada y com petitiva, ha desarro­ canova.
llado nuevos modelos de asentam iento que en la actualidad están siendo Claval, P. (1981): Les géogTaphes ct les realités culturelles. E n L ’approche cultu-
exportados a otras áreas del globo. relle en géographie. L 'E space G éographique, X, n.“ 4, pp . 242-248.
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De B lij, H. J. (1974): E ssentiate o f Cvography. Regians and concepts. New York,
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D um olard, P. (1975): Région et régioTialísation. Une ap p ro ch e systém ique, L '£space
Un modelo colonizador basado en la coexistencia de una m inoría (Séographique, n* 2. pp. 93-111.
europea dom inante sobre una base poblacional autóctona, originó, junto Gómez M endoza, J. y o tro s (1982): El pensamiento neogrúfico. M adrid, A lianra.
r

C apítulo V I I I

LA PARADOJA DE LOS PA ISES SUBDESARROLLADOS:


LA C R ISIS ESTRUCTURAL

La p ro b lem ática de los países su b d esarro llad o s es reciente, aunque


m ás reciente es la to m a de conciencia de la m ism a, pues no hace ni si­
q u iera u n tercio de siglo que com enzó a to m arse en consideración el
fenóm eno del subdesarrollo. E n p rin cip io se responsabilizaba de la si- >
tuación a las p reten d id am en te desfavorables condiciones n atu rales que
su frían estos países encu ad rad o s e n ám b ito s in tertro p icales, som etidos
a sequías p ertin aces, con ab u ndancia de suelos encostrados y difíciles
p a ra el cultivo u obstaculizados p o r la potencia de la exuberante vege­
tación ecuatorial, tesis todavía m an ten id a en 1971 p o r P. B airoch («El
T ercer M undo en la encrucijada»).
Los políticos de los países su b d esarro llad o s, sin em bargo, cen trab an
sus críticas en la colonización, q u e se convertía así en la causa de todos
sus m ales. P o F d ~ c b m ra rio , las in terp retacio n es m arxistas de la década
de los sesenta a p u n ta b a n al in tercam b io desigual y al papel del ^impe­
rialism o. Por lo general, no se tenía en cuenta la im portancia de fas va;"
Jiab les dem ográficas, que ta n to h a n p ertu rb a d o la dinám ica socioeco­
nóm ica' de estos países, a p e sa r de q u e se insistía en el acelerado creci­
m iento dem ográfico, que m u ltip licaría los efectivos pobfacionales. Y. La-
coste (1968: «G éographie d u sous-developpem ent») señaló com o una causa
básica del su b d esarro llo el acelerado crecim iento dem ográfico, el cual,
p o r o tra p arte, ya se vio com o am enazante p o r el Banco M undial, que
aconsejó la p u esta en p rá c tic a de p ro g ram as de co n tro l de la natalidad.
E n la década de los seten ta, cu an d o la g ran m ayoría de los países, in­
cluidos los african o s, se habían independizado de sus m etrópolis, ante
la p ersistencia d e gravísim os p ro b lem as económ icos, se inició el diálogo
N orte-Sur, p ara in te n ta r solucionarlos. Sin em bargo, la deuda del T ercer
M undo se d isp aró y, au n q u e el crecim iento económ ico de algunos paí­
ses fue realm en te espectacular, la m agnitud del crecim iento dem ográ­
* fico, no o b stan te, c o n tra rre stó y fiasta anuló el im pulso económ ico h ab i­
do. La distancia e n tre los países in d u striales y los subdesarrollados, en ^
consecuencia, se h a in crem en tad o y, ta l com o se preveía, ha au m en tad o
el n ú m ero de los desheredados de la tie rra . *•*
Como resultado» se estim ab a u n to ta l de 3.519 m illones de p erso n as -
q u e vivían en todo el T ercer M undo a m ediados de 1983, frente a 1-158 !
m illones en los países in d u striales, es decir, que las tre s cu artas p a rte s
de la hum anidad, q u e ocupaban dos tercio s de la superficie te rre stre en

,
¿y*,;
334 rSPA C IO S Y SOCIEDADES ESTRUCTURAS ESPACIALES LX \R12AS SUBGFSARHOLLADAS

Iberoam érica, Asia y Africa, form aban p arte de las sociedades subdesa- subdesarrollo», 1963, o en «El T ercer M undo en la encrucijada», 1971) y
rrolJadas, cuyo PNB m edio en 1981 se estim aba en 728 dólares p o r h a b i­ que ha ad q u irid o un eco ex trao rd in ario p o r la sencillez dc sus p lan tea­
tante, fren te a los 8.657 dólares p e r cáp ita de que disponía Ja población m ientos.
de Jos países d esarrollados: doce veces más que aquéllos. *r Pero hacia 1950 los problem as acababan de aflo rar, los h a b ita n te s del
Sin em bargo, los niveles dc ren ta, aunque sirvan de orientación sobre i T ercer M undo —poco más de L600 m illones— no eran num erosos com-
la problem ática del subdesarrollo, no constituyen en absoluto el elem en­ ' parados con los de hoy, apenas ten ían voz pro p ia y ni siquiera h ab ía cris­
to o fa c to r m ás im p o rtan te. Las diferencias de re n ta , p o r o tro lado, e n tre talizado el term ino que acabam os dc em plear. En efecto, la.ex p resió n
países del ám bito subdesarrollado son m uy grandes, com o tam bién lo «Tercer M undo» fue usada p o r el dem ógrafo francés Alired Sauvy en
son los problem as planteados, en función de su abundancia o escasez de 1952 p ara referirse a la postración y m iseria en que se en contraban los
población, de sus dim ensiones territo riales, de su disponibilidad de re ­ pueblos dc Asia, África e Iberoam érica, que entonces suponían las dos
cursos y de las políticas dc desarrollo planteadas. Es n u estra intención, terceras p artes de la hum anidad, m erced, sobre todo, a las ex trao rd in a­
en consecuencia, hacer un breve análisis dc la evolución del subdesarro- riam ente densas com unidades h um anas de Asia, donde habitaba el 75 %
lio, de cóm o se tom a conciencia del fenóm eno y dc las bases o factores de ese T ercer M undo de 1950.
que le han dado origen, para p lan tear p o sterio rm en te una caracteriza­ ^S u b d esarro llo » y «T ercer Mundo» eran dos expresiones que se refe­
ción genérica y una diferenciación regional, tan to p o r lo que resp ecta a rían a una realid ad insuficientem ente conocida en aquel m om ento, pues
su situación com o a las estrategias de d esarrollo planteadas. De acuerdo difería sustan cialm en te de Ja dinám ica p ro p ia de las antiguas colonias
con este an álisis,-tratarem o s de estu d iar cuáles son las perspectivas que adm inistradas p o r las m etrópolis europeas.^ Por ello, d u ran te la década
se ofrecen a co rlo y a m edio plazo a los d istin to s conjuntos socioespa- del cincuenta se p ro d u jo la tom a de conciencia del problem a, ta n to m ás
d ales. cuanto que la conferencia de países asiáticos y africanos en B andung
(1955) que dio origen al M ovim iento de los Países No Alineados, supuso
un gritó del T ercer M undo p ara que lo escucharan las sóciedadés in d u s­
I. G é n e s i s y e v o l u c ió n d e l s u b d e s a r r o l l o triales.
Los años sesenta, en consecuencia, dieron paso a una au tén tica ex­
A lo largo de la década que sigue a la term inación de Ja I I G uerra plosión de conferencias, trab ajo s, estudios y publicaciones sobre los
M undial tra n sc u rre un período de tiem po en el que las sociedades de­ problem as del T ercer Mundo,- que invadieron los cam pos de la econo­
sarro llad as tom an conciencia de la existencia de u n m undo en el que el mía, sociología, dem ografía, política y, en general, dc todas las ciencias
ham bre, las enferm edades, la incultura, el atraso técnico, la escasa cap a­ sociales. Así, p o r c ita r algunas o b ras que han tenido gran difusión,
cidad económ ica... conducen a m illones de' seres hum anos hacia u n a Josué de C astro publicaba en 1962 su «Geopolítica del H am bre», en
situación desesperanzada. E sta tom a de conciencia se acom paña de n u ­ 1963 veían la luz las obras de G. M yrdal «Planificar p ara desarrollar» y
m erosas teorías que preten d en diagnosticar la situación para ap licar la «La pobreza dc las naciones» («Asían D ram a»), tam bién d u ra n te ese
terapia oportuna. año publicó P. B airoch su «Revolución in d u strial y subdesarrollo». E n
1965 R. D um ont publicaba su o b ra «C am inam os hacía el ham bre» e
Y. Lacoste la «Geografía del subdesarrollo», así com o P. Jaleé su estu ­
1. Tom a de conciencia y posturas f r m t e al subdesarrollo dio sobre «El p illaje del T ercer Mundo», etc,, etc. Toda una_a.t»W1dante_
'^literatura sobre el tem a q u e se vio enriquecida por las ap o rtaciones
E l térm ino «subdesarrollo» fue acuñado p o r políticos norteam erica­ de~la~"escuclá del “«desarrollo desigual »^/£~E m m ám ieC A. G under Frank,
nos, siendo utilizado p o r el p resid en te T rum an en 1949 («under-develop- S. Amin...) que a finales de los sesenta y d u ran te los seten ta dieron a
m ent») en un sentido evolutivo,-con lo que se p reten d ía llam ar la a te n ­ conocer sus estudios, realizados desde u n a perspectiva m arxista, con
ción sobre la situación de aquellos pueblos o países q u e se en co n trab an los que p reten d ían en fatizar la im p o rtan cia de los desfavorables tér­
en un estadio a trasad o en su cam ino hacia el desarrollo. Con ello in tro ­ minos de in tercam b io com ercial en el m antenim iento dcl subdesarrollo.
ducía un faclo r de confusión en Ja problem ática del m u ndo subdesarro* Lbs estudios dc los intelectuales fueron secundados por la lab o r de
liado, pues al co n sid erar que el subdesarrollo co n stitu ía u n a etapa o un los políticos, de m anera que en 1964 se celebró en G inebra la I Con­
escalón hacia el desarrollo, sen tab a el principio de u n a evolución lineal ferencia d e las N aciones U nidas p ara el Com ercio y el D esarrollo (UNC-
desde aquél hacia éste, evolución que, h istó ricam en te, nunca h a tenido TAD) de la cual surgió el llam ado G rupo de los 77, que posterio rm en te
lugar, ni en tre los países del T ercer M undo ni e n tr e ‘los industriales, pues se am plió h a sta 113 y que p erm itió a los países del Tercer M undo llevar
ni éstos han sido nunca subdesarrollados, ni aquéllos h an trasp asad o el a caho u n a cie rta acción co n ju n ta fren te a ios industriales, com o fue la
um bral del desarrollo. Una in terp retació n que ha sido después m an tenida reclam ación en 1974 de un Nuevo O rden Económ ico In tern acio n al
p o r prestigiosos econom istas, com o P. B airoch («Revolución in d u strial y (N OEI) que, en tre o tro s objetivos, ap u n tab a a la «estabilización de los
336 E SP A C IO S Y SOCTF.DADES E ST R U C T U R A S ESPA CIA LES vEKj A R E 4S SUBDESARROLLADAS 337

ingresos obtenidos del com ercio de m aterias prim as, el d esarrollo de el problem a, p ero lo reduce a térm in o s dem asiado estrechos, p uesto
la 'a c tiv id a d in d u strial con u n sim ultáneo control de la tecnología, la que el su b d esarro llo nace de u n a situación m ucho m ás com pleja.
reform a del sistem a m o n etario y la m odificación de la división ínter- Los sucesivos análisis realizados p o r unos y otros han enriquecido
nacional del trabajo» (M añero, F., 1982, 55). so b rem an era los p lan team ien to s iniciales pero, al m ism o tiem po, han
La C onferencia dc las N aciones U nidas inauguró lo Que se h a de­ introducido u n cierto confusionism o term inológico que conviene es­
nom inado «diálogo N orte-Sur», del que bien podríam os d ecir que re s­ clarecer. E n unos casos se tr a ta de eufem ism os bien-pensantes, en
ponde a u n diálogo de sordos, p o r los raq u ítico s y frágiles resu ltad o s o tro s de jerg as acu ñ ad as p o r la d o ctrin a que se profesa, p ero que,
obtenidos. C iertam ente las C oníerencias no han d ejad o de convocarse a la postre, p re sta n al tra ta m ie n to del su bdesarrollo una am bigüedad
(G inebra 1964, N ueva Delhi 1968, Santiago 1972, N airobi 1976, Manila, inútil. Así, d e term in ad as inform aciones de p ren sa hablan lo m ism o
1979, Belgrado 1983 y G inebra 1984), pero los países desarrollados han de «países en desarrollo» que de «Sur» por oposición al «NorLe» o in­
m antenido sus po stu lad o s com erciales, som etidos al liberalism o del dustríales, d e «Periferia» p o r oposición al «Centro», de Países Menos
GATT, p o r lo que la principal fuente dc obtención de divisas p o r p a rte Avanzados (PMA), países pobres, etc. Lógicam ente, algunas de estas
de los países su b d esarro llad o s —las m aterias p rim as exportadas— se denom inaciones tienen un contenido m ás o m enos preciso, com o es
ha visto som etida a la ex tra o rd in a ria aleatoriedad de los precios, con­ el caso de los «países pobres» (p o r debajo de 400 ( de re n ta p e r cáp ita
trolados p o r los países industriales. en la actualidad), p e ro o tras, com o PMA, o, so b re todo, países en vías
Si el diálogo N orte-S ur no ha obtenido resu ltad o s satisfactorios, de desarrollo» son altam en te m ixtificadoras y responden a Lina con­
tam poco se han conseguido ésto s a trav és de las ayudas al desarrollo, cepción lineal d el desarrollo, es decir, como si el desarrollo no su p u ­
concedidas p o r los países occidentales integrantes del Com ité de Ayuda siera más que u n m ero proceso de acum ulación económica. Muy al
al D esarrollo, que en 1970 suponían u n 0,4 % de su PNB y en 1980 co n trario , la m ayoría de los estudios actuales ad m iten la diferencia
habían descendido a un 0,32 % si bien había aum entado el m onto de en tre «crecim iento» y «desarrollo», entendiendo aquél como un m ero
créditos e inversiones d irectas, potenciando asi el en d eudam iento ge­ proceso de acum ulación económ ica y reservando p a ra éste el c a rá c te r
neral. de cam bio y auge no sólo .c u a n tita tiv o sino tam bién cualitativo (ver
Toda esta panorám ica expuesta de trab ajo s, estudios y conferencias capítulo II). A hora bien, los técnicos de las N aciones U nidas parece
supone una resp u esta p o r p a rte de intelectuales, técnicos y políticos que se em peñan en m a n te n e r el equívoco, pues en todas sus publica­
a los problem as del sub d esarro llo , pero esta resp u esta se asien ta en ciones se hace referen cia a los «países en desarrollo». E n p rim e r lugar,
u n a concepción específica y d isp ar del fenóm eno, pues, evidentem ente, si ei desarrollo se identifica con crecim iento, tam b ién los países in ­
no ap o rta las m ism as soluciones quien piensa q u e el subdesarrollo se d u striales están en desarrollo. E n segundo lugar, si el «desarrollo»
debe a causas n atu rales com o la sequía o factores edáficos, que quien se caracteriza p o r una específica situ ació n económ ica, social, política
lo atribuye a u n re tra so histórico, a u n intercam bio desigual o al rá­ c institucional, la gran m ayoría de los países tercerm u n d istas no son
pido crecim iento dem ográfico. Las p o stu ras de quienes entienden el países en desarro llo , no están en proceso de desarrollo, com o verem os.
subdesarrollo com o causado p o r fenóm enos n atu rales no tienen funda­ Finalm ente, quizás conviniera estab lecer, siguiendo a Y. L acoste, la
m en to alguno, p uesto que b a jo las m ism as condiciones ecológicas se diferencia e n tre «S ubdesarrollo» (referid o a los países capitalistas del
localizan sociedades d esarro llad as y su b d esarro llad as, com o sucede en T ercer Mundo) y «T ercer M undo» (países cap italistas y socialistas no
el Sur de E stados U nidos y N o rte de M éjico p o r ejem plo. Porque, ad e­ desarrollados), pero son térm inos actu alm en te usados in d istin tam en te
m ás, en este su p u esto tam p o co se en ten d erían las enorm es diferencias y, p o r o tro lado, creem o s que países com o China, a p e sa r de los c a m ^
de progreso económ ico que se dan e n tre unas regiones avanzadas y bios sociales experim entados, no han llegado a sa lir del subdesarrollo.
otras .deprim idas b a jo los m ism os m edios ecológicos en países d e sa rro ­
llados. Por ejem plo, el a tra s o económ ico dc A ndalucía respecto al País
Valenciano o a o tra s regiones de E sp añ a no tiene nad a que v er con 2. Los caracteres del subdesarrollo
las condiciones n atu rales, que son m ás favorables en la A ndalucía
occidental y del G uadalquivir que en la región valenciana, dad a la -( No podem os id e n tific a r la situación de su b d esarro llo con la de ham ­
m ayor disponibilidad de tie rra s arab les y u n clim a con precipitaciones bre, pero uno de los problem as m ás flag ran tes y llam ativos de las
m ás abundantes en (a p rim e ra resp ecto a la segunda. sociedades su b d esarro llad as h a sido y es el fiam bre. H an sido las m u ertes
'F re n te a la in te rp re ta c ió n n a tu ra lista , num erosos políticos de a n ti­ y enferm edades causadas p o r eL h am b re las que h a n llam ado a la con­
guos países colonizados descargan to d a la responsabilidad sobre la ciencia de los países desarrolladas»- Según P. G eorge, hacía 1960 se esti­
perm anencia de e stru c tu ra s coloniales que, obviam ente, son ellos quien m aba que los dos tercios de la h u m anidad, equivalentes a m ás de 2.000
pueden y deben cam biar. La p o stu ra dc ios teóricos m arxistas que m illones de p ersonas, estab an in fraalim en tad as; en la actualidad, la
ponen el acento en el in tercam b io desigual, contribuye a esclarecer cifra no h a variado, au n q u e afecte solam ente a la m itad de la población
338 E S P A C IO S Y SOCIEDADES ESTRUCTURAS ESPACIALES EN ÁREAS SL’BDr$ARROLLADAS 339

m undial com o consecuencia de que 1.000 m illones dc chinos h an su­ núm ero n o despreciable de países subdesarro llad o s ha co n tad o d u ra n te
perado el listón de la extrem a m iseria (George, P., 1983, 7-8). E ste m is­ la década p asad a con decenas de m iles de m illones d s dólares, que no
m o a u to r señala qu e, d e acu erd o con las en cu estas de la FAO, m ás han sido em pleados en c re a r las condiciones para el desarrollo. K ntre
de la m itad dc la población m undial no llegaría a disponer dc las 2.200 ellos se cu en tan los países p etro lífero s del m u n d o á ra b e y d c Ib ero am é­
calorías p o r p erso n a y día, cifra que se considera com o u m b ral crítico. rica, ju n to con algunos o tro s exp o rtad o res de petróleo o d c o tra s ri­
E stas apreciaciones se distancian, sin em bargo, de las que se reco­ quezas m incras.\jLas enorm es sum as de divisas, procedentes de las ex*
gen en el Inform e de las N aciones U nidas sobre la situación social en portaciones realizadas al m ercad o m undial, h a n ido a p a ra r, a la larga,
el m undo, donde se dice que hay 430 m illones de p ersonas en el pla­ a los circuitos internacionales controlados p o r los grandes grupos fi­
neta que no tienen u n a dieta suficiente (ONU, 1982, 103). E stas cifras tan nancieros del m undo, que se h a n hecho asi receptores del ah o rro m un­
d ispares pueden v a ria r tan to e n tre sí p o r la inclusión o exclusión en ellas dial. No se ha producido, p o r lo tan to , m ás que u n rem edo de acum u­
dc los m illones de personas que padecen un h am b re cualitativa aguda, lación cap italista, que podría h a b e r sido incom parablem ente m ayor.
es decir, de aquellas personas que, aun consum iendo una can tid ad de Por el co n trario , num erosos países pusieron en m archa vastos pro­
calorías p o r encim a de los niveles críticos, acu san deficiencias en p ro ­ gram as de «desarrollo», q u e hiciero n crecer su deuda e x te rio r h a sta
teínas, vitam inas o sales m inerales, con los consiguientes tra sto rn o s niveles peligrosísim os, para h acer funcionar un ap arato productivo dese­
fisiológicos y d eterio ro orgánico. P o r ello, los niveles de m orbilidad quilibrado, poco diversificado y dependiente tecnológica y financiera­
son e x trao rd in ariam en te elevados y la esperanza de vida significativa­ m ente del exterior. Por ello, actu alm en te no se puede id en tificar al
m ente b aja. E n todo caso, los 430 m illones de personas rep resen tan la m undo sub d esarro llad o con un m undo sin industrializar. E n el G ran
estim ación m ás b aja de la población m undial q u e su fre h am b re crónica. Buenos Aires, e$ el Sudeste brasileño, en el D istrito Federal de Mé­
\ J - a p ersistencia del h am b re parece co n trad icto ria con la evolución jico o en C aracas) en C alcuta, en Shanghai, en Johannesburgorpor* c ita r
de las producciones alim enticias del T ercer M undo, que, según las algunos ejem plos, se han co n stru id o grandes com plejos industriales, que,
N aciones U nidas, au m en tó a un ritm o de un 3 p o r ciento anual e n tre en el caso de B rasil, lo han convertido en la décim a potencia in d u strial
1960 y 1980^;n tan to que la población lo hizo en torno a un 2,5 por del m undo; p e ro r a p esar de ello, la industrialización ib ero am erican a
ciento anua!.) Y los p rim ero s añ o s de la década actu al co n firm an la se ha quedado m uy corla; toda Iberoam érica, p o r ejem plo, n o llega
tendencia de los decenios pasados al m ayor increm ento de la produc­ a p ro d u cir m ás que^una c a n tid a d de acero equivalente al doble de lo
ción con respecto a la población (ONU. 1982, 107). Como, a p esar de que produce E spañaj(26 m illones de Tm fre n te a 13 m illones en 1981).
e llo .^ i h am b re se m antiene, hay q u e co n clu ir obviam ente que no se Algo sim ilar se puede decir de la construcción de autom óviles (1 m illón
debe a una incapacidad p ro d u ctiv a p a ra hacer fren te a las necesidades en E spaña, alred ed o r de 1,5 m illones en Iberoam érica). E stos casos se
alim entarias de una población en auge, sino a las e stru c tu ra s sociales refieren al c o n ju n to de países m ás avanzados d en tro del T orcer M undo,
que im piden u n re p a rto equilibrado de esas producciones. . pues, si cam biam os de escenario y nos fijam os en la India, p o r ejem plo,
Por este m otivo, el h a m b re afecta especialm ente a las ingentes m asas con sus 730 m illones dc h ab itan tes, produce anualm ente m enos acero
h um anas del Asia m eridional, en ta n to que C hina h a logrado su p e ra r y cem ento que E spaña (alred ed o r de 11 y de 21 m illones de T m resp ec­
el um bral crítico dc la subalim entación. E n Iberoam érica, donde el cre­ tivamente) y en torno al 10 p o r ciento de Jos autom óviles fabricados
cim iento de las producciones alim enticias ha ido a la cabeza de los en n u estro país. O tro tan to podem os señalar p ara los países africanos,
países tcrcerm u n d ístas, el h am b re se ha extendido por algunos m edios cuya debilidad productiva es paradigm ática. C onsiderados conjunta-
rurales y especialm ente p o r los b arrio s m arginales urbanos. El caso mente, producen m enos acero y cem ento que E spaña y alred ed o r de
m ás difícil, sin em bargo, lo constitu}1^ el Sahel y o tro s co n ju n to s te rrito ­ una tercera p a rte de los vehículos autom óviles, con la salvedad de
riales africanos, en los que las producciones de alim entos no sólo no que u n a p a rte fundam ental d e estas producciones co rresp o n d e a la
aum entan, sino que incluso dism inuyen, República Sudafricana.
í La situación de h a m b re suele ir asociada a la d e pobreza económ ica Ahora bien, so b re la base de esta debilidad productiva, el ritm o de
o cíe bajas rentas, au n q u e existan excepciones destacables. P o r ello, uno crecim iento económ ico en u n gran n ú m ero de países su b d esarro llad o s
d« los indicadores m ás socorrido^ a Ja hora de realizar u n a delim itación durante las ú ltim as tres décadas ha resu ltad o espectacular. Sobre
de los países su b d esarro llad o s lia sido el de su PNB o su re n ta p er todo, en pequeños países com o Hong-Kong, Singapur, R epública de
c á p itá J E fectivam ente, casi la to talid ad de los países dcl T ercer M undo Corea o Taiw an, a los que se h a denom inado «Nuevos Países In d u stria ­
ten ía u n PNB p e r cáp ita p o r d eb ajo de la m edia m undial, que en 1981 les» —NIC—, p e ro tam bién en grandes países, com o B rasil, M éjico,
suponía unos 2.750 $. E videntem ente, esta situación revela una escasa India o C hina... E n los prim eros, p o r su m o d ern a y com petitiva indus­
capacidad productiva, que nace, a su vez, de u n as reducidas disponibi­ trialización, volcada a la ex p o rtació n hacia el m ercad o m undial; en los
lidades de capital financiero y de cap ital técnico. Pero esto, que es segundos, p o r u n a in dustrialización generalizada, aunque d e s e q u i l i b r a d a .
ía no rm a general, encubre situaciones m uy dispares, p uesto que un Así, según las N aciones U nidas, los llam ados países en desarrollo ha-
340 E SP A C IO S Y SO CIEDADES
E ST R U C T U R A S U S fA U A L E S LN ÁRL-AS SUUÜLiSARRULLADAS 341

bríaii alcanzado un crecim iento de u n 5,8 p o r ciento anual de su PNB población del T ercer M undo fue de 2,26% , que culm inó en tre 1970 y
d u ra n te la década de los sesen ta y u n 5,5 p a r ciento d u ra n te la de los se- 1975, con una m edia de 2,34 %). E n todo caso, la población m undial,
te D ta (Loup, J., 1983, 7 ). E ste crecim iento, ciertam en te, resu lta espectacu­ q u e en 1950 to talizab a 2.513 m illones de h ab ita n te s, dc los que u n te r­
lar, pero pierde significado por el hecho de que una p a rte im p o rtan te del cio se en co n trab a en países desarrollados y dos tercios en los subdesa­
m ism o proviene de la exportación dc m aterias p rim as no renovables rrollados, alcanzaba 4.677 m illones en 1983, de los que sólo u n a c u a rta
(petróleo, m in erales...) y o tra p arte procede de u n endeudam iento ge­ p a rte correspondía a los prim eros y tres c u a rta s p a rte s a los segundos.
neralizado. A este respecto conviene señ alar, tal com o se recoge en el En 1987 se h a b rá conseguido la duplicación de la población m undial
Inform e Económ ico dcl Banco de B ilbao p a ra 1981, que todavía la ca­ respecto a 1950 y, según las previsiones de las N aciones U nidas, hacia
pacidad de producción in d u strial del m undo corresponde en u n 93 el año 2000 se to talizarán entre 6.200 y 6.400 m illones de personas, de
p o r ciento a los países desarrollados, los cuales controlan el 90 por los que sólo u n 20 °/o p erten ecerán a las sociedades d esarro llad as y el
cicnto dc los intercam bios com erciales m undiales y que, en consecuen­ 80 % al T ercer M undo. E stos d ato s, p o r m ás que el ingente co n ju n to
cia, son acreedores d e casi el m edio billón de dólares que sum an las dem ográfico de C hina siga tendencias rad icalm en te diferentes a las de
deudas del T ercer M undo (B anco dc B ilbao, 1982, 85). C antidad que, la m ayoría de los países tercerm u n d istas, parecen poco alentadores, pues
a finales de 1982, ascendía a un o s 520.000 m illones de dólares y que si contem plam os la evolución dcl m undo subdcsarrollado d u ra n te las
ha continuado creciendo p o steriorm ente, sobresaliendo los casos de tres décadas p asad as, no podem os a u g u rar un fu tu ro esperanzador p ara
B rasil, Méjico, A rgentina. Corea del Sur e Indonesia, que, ju n to con el conjunto dc h a b ita n te s del p lan eta que re p re se n ta rá n el 80 % de la
Venezuela, Chile y Filipinas, debían casi la m itad de dicha sum a. hum anidad en el año 2000. Por ello, en tre o tra s actuaciones, se hace
C Él crecim iento económ ico de los países subdesarrollados h a tenido, m ás urgente p o n er en p ráctica un vasto p rogram a de co n tro l de la
por lo tanto, un ritm o considerable, que, no ob stan te, ha perdido efi­ natalidad. Pero, com o se ha dem o strad o en m últiples ocasiones, la fe­
cacia por el enorm e endeudam iento desatado, pero el problem a m ayor cundidad no d ism in u irá de una m an era im portante si sus in ten to s de
se p resen ta a o tro s niveles, pues, a p esar de las altas tasas de incre­ control no van acom pañados de u n claro d esarro llo social y cultural,
m ento del PNB, se qu ed an m uy co rtas en com paración con los ritm os adem ás de económ ico.
de crecim iento dem ográfico. Los econom istas estim an que las inversio­ x £ s p recisam ente en el cam po de la cultura d onde m ás se ahondan¡
nes dem ográficas, es decir, las o rien tad as exclusivam ente a m an ten er las diferencias e n tre países desarrollados y subdesarrollados. E l d esa-1
el nivel de vida de u n a población, deben alcanzar u n 4 % de la ren ta rrollo actualm ente no se concibe sin una elevación de los niveles cul­
nacional por cada 1 % de crecim iento dem ográfico. E sto significa que, turales de un pueblo. Y, sin em bargo, las inversiones necesarias en
puesto que la m edia de crecim iento vegetativo anual de los países centros y m aterial escolar y en p erso n al docente exigen tan volum i­
subdesarrollados alcanza tasas del 2 al 3 % , se n ecesitarían unas inver- nosos desem bolsos que frecuentem ente se abandonan o se m arg in an
sones dem ográficas del o rden del 8 al 12 % de la re n ta nacional, o, num erosos proyectos escolares y, au n q u e la tasa relativa de an alfab e­
lo que es lo m ism o, se necesitaría que Ía re n ta o el p ro d u cto nacional tos esté dism inuyendo en todo el m undo, las cifras absolutas se m an ­
crecieran p o r encim a dcl 8 al 12 °/o anual p a ra poder acom eter inversio­ tienen en co tas escalo frian tes? La casi to talid ad de los países a fric a ­
nes dc desarrollo y n o sólo dem ográficas. E videntem ente, son muy nos, m ás P aquistán, la India y B angladesh alcanzan índices de a n a lfa -.
pocos los países tercerm u n d istas que han logrado esas cotas de cre­ betism o su p erio res al 50°4i.
cim iento económ ico en las tre s ú ltim as décadas, pues ya vim os que, la pobreza c u ltu ra l se sum an la elevada m orbilidad y la precaric-
en prom edio, no h ab ían alcanzado el 6 % en tre 1960 y 1980, pero in­ dad de la salud, p o r la flagrante escasez de m édicos, personal san itario ¡
cluso m uchos de Los que las h an conseguido no h an encontrado el y cen tro s asistenciaJes, de m odo que enferm edades com o la bilharcio-.'
cam ino hacia el desarrollo. E n consecuencia, las sociedades tercerm un- sis y la filariosis afectan a 200 y 250 m illones dc personas respectiva­
distas en conjunto h an visto red u cir los niveles de vida p a ra la gran m ente en Á frica y Asia m eridional; el p alu d ism o -lo sufren todavía al-!
m ayoría de su poblacióru_ red ed o r de 150 m illones dc personas y, p o r su causa, m ueren 1 m illón'
■¿¡Por o tro lado, el crecim iento dem ográfico ha alcanzado unos u m b ra­ de niños anualm ente. S egún ia UNICEF, 16.000 niños m ueren tam bién
les dram áticos, pues si d u ra n te los años cin cu en ta y sesenta fueron d iariam ente p o r co n su m ir agua polucionadjL consum o que afecta a 1.000
los países iberoam ericanos los que se situ aro n a la cabeza del creci­ m illones de niños (G eorge, P.f 1983, 66). {Finalmente, e sta situación sani­
m iento m undial, al re d u c ir éstos los índices d e n atalidad tom aron el taria difícilm ente se p o d rá su p e rar cuando sólo s? dispone de u n a
relevo las sociedades africartós^'dc m anera que e n tre 1950 y 1983 el un m édico p o r cada ÜJ.000 personas fren te a u n o p o r 50U
crecim ento de la población d c íT e r c c r M undo no b a jó del 2,1 % anual; • O I o s países desarrollados.,'D e ah í que la esperanza de vida al
tasa estim ada en 1983 y que, según las proyecciones de las N aciones nacer, < ju \ constituye u n índice revelador de la situación de desarrollo,
Unidas, ten d erá a d ecrecer en los años venideros, com o ha decrecido £ e csí!úe cr* cotas m uy b ajas, según se puede v e r en el m apa ad ju n to
en los pasados (entre 1960 y 1970 el ritm o de crecim iento anual de la Cfiguta 8.1);
ESTR I CTI R \S rsiM C IA L E S EN ÁREAS SUBDESARROLLADAS 343

Fig- 8.1. (C oni.)

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c. P o rce n ta je dc an a lfab eto s entre los ad u ltos.

r- •
; Toda esia problem ática que afecta al m undo subdesarrollado se
m anifiesta a trav és de lo que Y. Lacoste ha denom inado una «crisis
dialéctica», es d ecir una situación critica, que ante las nuevas realida­
des surgidas —industrialización y expansión económ ica y dem ográfica
principalm ente— se m odifica, pero, no se supera. Se convierte a sí en
una crisis estru c tu ra l, que, desde una perspectiva te rrito ria l, se traduce
en la existencia de ingentes m asas ru rales descapitalizadas, sin m edios
económicos y sin ü e rra ^ g u e , an te las carencias de todo tipo, alim entan
un in c e sa n t^ é x o d o ruralA É xodo que hace c recer los núcleos u rb an o s
a ritm os v e rtig in o so srp ü e s sum ado al propio balance vegetativo de las
ciudades, el crecim iento alcanza un o s índices anuales de e n tre el 4 y
el 6,5/7.% ,-E stos hechos abocan a una expansión desm esu rad a de las
grandes ciudades, en las que cristaliza una e s tru c tu ra in tern a total-
niente deseq u ilib rad a y dual. F ren te a ellas los inm ensos espacíoT joj^
*sks,.aparecen con b a ja productividad, sin ap en as especiaíización p ro ­
ductiva, con m uy' p o co s'in tercam b ío s com erciales, y, p o r lo tanto, con
escasísim as in fra e stru c tu ra s v iariasx q u e las potencien, incluso en el
deh5g"ropndo ' asiáticoT^dondg;- a p e sa r de las tran sfo rm acio n es in tro d u ­
cidas eiTcI m edio ru ra l p o r u n a sofocante p resión hum ana, este m edio
i'ig. S .l. a, b y c. Indices reveladores de.la situación continúa m an ten ien d o una función p rim o rd ialm en te de subsistencia^con
socioeconómica mundial, según P. George, 1983. una clara ausencia de integración a_ niveles regionales, con una" m ínim a
a. Disponibilidades alimenticias en calorías/día. £?P^cidad de a h o rro y, en consecuencia, de acum ulación, y, p o r lo tanto,
b. Esptranza de vida ¡ti nacer. con escalas'p o sib ilid ad es de progreso.
344 E SP A C IO S Y SOCIEDADES E ST R U C T U R A S ESPACIALES EN ÁRF.AS S V B D E SA R R O U .A D A S 345

L a caracterización realizada adm ite m últiples variaciones regionales, puestos de tra b a jo necesarios p a ra satisfacer las dem andas de em pleo
pero todas ellas nacen de unas m ism as causas, . / de las decenas de m illones de jóvenes que llegan anualm ente a la
/- edad de tra b a ja r.
Con Lodo ello, se h a n producido unas enorm es contradicciones in­
3. Las causas del subdesarrollo: la distorsión provocada ternas, que a rra n c a n de la explosión dem ográfica, provocada in d ire c ta ­
por la dependencia .............. m ente p o r los países desarrollados, que, p o r el co n trario , no han podido
i ^ o no han q u erid o provocar una explosión económ ica del m ism o cali­
^La h isto ria del su b d esarro llo es la h isto ria de una distorsión, de bre, de m odo que ni las e stru c tu ra s ag rarias ni la red v iaria n i el sis­
un cam bio de ritm o en el crecim iento de las variables fundam entales.^, tem a de poblam iento n i la e s tru c tu ra in tern a de las ciudades, ni el tipo
la población p o r u n a p a rte y los m edios de producción, in fra e stru c tu ra s y distribución de los m edios d e producción son funcionales ac tu a l­
y servicios, p o r otra. A ntes d e p ro d u cirse la explosión dem ográfica m ente. No sirven, tal com o ap arecen organizados, p ara conseguir el
no existia el subdesarrollo. É ste cristaliza p o r efecto del ráp id o aum ento desarrollo. Las e s tru c tu ra s espaciales del m u ndo subdesarrollado nece­
de la pob lació n que se ve som etida a u n a organización socioeconóm ica sitan una tran sfo rm ació n radical, pues lo m ism o que se h a m odificado
deseq u ilib rad a y disfuncional, y ello m erced a u n a dependencia po lítica, el com p o rtam ien to dem ográfico, las co stu m b res y La cu ltu ra trad icio ­
del exterior. Así, considerado el su bdesarrollo com o un fenóm eno geo-^ nal p o r la intervención e x tra n je ra , debe m odificarse la organización
gráfico, da lugar a un espacio que se ocupa sin llegar a d o m in a rlo ,' económ ica, social y espacial del m undo subdesarrollado. A hora bien,
a e stru c tu ra rlo y a ponerlo al servicio de los pueblos que lo habitan^ en este em peño, las d iferen tes bases de p a rtid a de cada país, así com o
Se configura, pues, un espacio co n trad icto rio , que, m ediatizado por inte­ la disparidad dc p rincipios e ideologías h an abocado a políticas de
reses foráneos, es incapaz de servir de base p ara el d esarro llo de las desarrollo m uy dispares.
sociedades que su sten ta. E n este sentido, es u n espacio dependiente, or-"
ganizado desde cen tro s de decisión exteriores, que co n tro lan las riquezas
in tern as o que le som eten a la tu te la necesaria p a ra m an ten er la he­ II. D i f e r e n t e s s it u a c io n e s y e s t r a t e g ia s de d e s a r r o l l o
gem onía política en una región determ inada. E n definitiva, todo te rri­
torio, p o r sus riquezas o por su situación p lanetaria, se ve som etido T ras el som ero análisis de la dinám ica general d e los países subde­
a un conflicto de intereses, que las potencias m undiales resuelven sarrollados, quedaja n^mei;osi0 s in terro g an tes p o r resolver, pues ^ íír to ­
m ediante un control político, económ ico y m ilitar. — dos estos p a í s e s ^ 1enctfénfVán ^ n situaciones parecidas ni siguen las
O bviam ente, este control no se puede efectu ar sin 1a connivencia m ism as políticas de desarrollo.
de las élites locales. É stas, som etidas a los cuad ro s y técnicos extran­ E n principio cab ría estab lecer u n a diferenciación en tre los países
je ro s y, apostando por un desarroJlism o económ ico a todo trance, con m ás pobres y los de ingresos m edios, tal com o hacen los organism os
la inversión de capitales nacionales y foráneos, v an a estab lecer las dependientes del B anco M undial. E n efecto, to d o s aquellos países que
condiciones de p a rtid a p a ra u n desequilibrado crecim iento en el es­ disponen de re n ta s inferiores a 400 $ p e r cáp ita se en cu en tran , de
pacio: inversiones m asivas en unos pocos polos dinám icos (capitales en trad a, som etidos a unas carencias agudas de las que, en p a rte , se
nacionales y algunas o tra s ciudades p o rtu a ria s o, m ás raram en te, inte­ liberan m erced al consum o de p ro d u cto s del cam po o de la caza, que
riores), que a tra e n a ingentes m asas de em igrantes rurales. Con ello, no se contabilizan e n los cálculos eco n ó m ico ^ Pero en este grupo se
se tienen los m ecanism os básicos dcl proceso de subdesarrollo: la incluiría China, que, sin em bargo, h a logrado su p e ra r esas carencias
intervención ex terio r p a ra c o n tro la r las riquezas de u n te rrito rio hace m ediante u n a d istrib u c ió n eq u itativ a de los bienes y servicios p ro d u ­
necesaria la aplicación m asiva de vacunas y m edidas san itarias p a ra cidos. No o b sta n te , la gran m ayoría de los países de Asia y A frica
e v ita r los contagios nacidos de unos intercam bios cada vez m ás rá ­ caen den tro d e e sta s coordenadas. Ahora bien, los problem as se plan ­
pidos y frecuentes. Las bu rg u esías nacionales ap u estan p o r el auge tean de una m a n e ra m uy d iferen te en los estados africanos, los cuales
económ ico y se ven obligadas a c o n tin u a r con la política higiénico-sanita- ; cuen tan con m uy poca población y a veces te rrito rio , que en el ,extraor-
ría p a ra evitarse ellas m ism as los contagios. E stas m ejoras provocan din ariam ente denso m u ndo asiático, donde las en o rm es m asas de po­
u n a fu erte caída de la m o rtalid ad , al tiem po que la n atalid ad se man- ! blación obligan a p lanteam ientos m uy distintos.'Á J m ism o tiem po, ha­
tiene estancada o, a lo sum o, en u n lento declive. E l proceso de transí- - b ría que estab lecer u n a diferenciación e n tre los países que disponen
ción dem ográfica origina, a su vez, un acelerado crecim iento d e la po- ! de ab u n d an tes recu rso s financieros, pro ced en tes de las exportaciones de
blación, al que no se puede h a c e r fren te con los m edios económ icos petróleo, m inerales o m aterias p rim as ag rarias p o r u n a p arte, y Jos
al alcance, puesto que el m odelo de d esarro llo de los países in d u s tria -. que carecen de dichos recursos p o r otra, que, adem ás, aceleran su en­
les, q u e es el que se ha seguido en los su b d esarro llad o s, es incapaz de deudam iento, p ero estos dos tipos dc países pu ed en localizarse en cual­
crear, con los m edios financieros y técnicos de que se dispone, los q u ier ám bito del T ercer M undo/ si bien los países árab es p etro lífero s,
346 E SP A C IO S Y SOCIEDADES E ST R U C T U R A S ESPACIALES EN ÁREAS SL’BDESARR 0 LLAUAS 347
m ás N igeria y G abón,; M éjico y y e n c z u d a , Indonesia y M alasia, adem ás el Siír y S u reste da Asia (Pakistán, Bangla Dcsh, B irm ania, T hailandia,
de la R epública S udafricana, C onstituyen ios m ás represen tativ o s dc Indonesia...), que, en conjunto, totaliza m ás dc 1.000 m illones de p er­
los países tercerm u n d istas conSriquezas naturales, hecho que no ha sido sonas, es revelador de u n estad o de p en u ria generalizado, d e insatisfac­
suficiente p a ra llevar a cabo un proceso de desarrollo a rm ó n ic a Por ción de las necesidades básicas, de analfabetism o (entre el 50 y el 75 %
todo lo cual, es n uestro propósito d a r una som era caracterización de de ía población ad u lta) y de c o rta esperanza de vida (en to rn o a 50
conjuntos de países que siguen unas lineas de d esarro llo coincidenles años). Todos estos índices revelan una situación crítica que apenas
o q u e tienen afinidades en su problem ática socioespacial. m ejora; sólo Indonesia y M alasia con su m ayor PNB p er cáp ita (519
En principio, com o señala P. George, a quien seguim os en esta y 1.817 $ respectivam ente en 1981), m erced a las exportaciones de pe­
caracterización, destacan los casos de Corea del Sur, Taiw an, Hong- tróleo se destacan de los dem ás, p e ro 'la riqueza generada por las ex­
Kong y S íngapur —los «nuevos países industriales» ^ , pequeños estados portaciones poco aprovecha a la gran m ayoría dc la población. Y ello,
y m icrocosm os que han logrado u n fu erte crecim iento dc su ren ta m er­ porque se ha seguido, com o en Iberoam érica, una línea de desarrollo
ced a la utilización dc una ab u n d an te m ano de o b ra b a ra ta por las so­ basada en u n absoluto liberalism o económ ico y una industrialización
ciedades industriales extranjeras. El crecim iento estadístico de la ri­ de tecnología avanzada, que, obviam ente, no puede g enerar m ás que
queza se co n trad ice con «la pauperización dc la m asa utilizada com o una m ínim a p a rte de los p uestos dem andados en estas dejtsísS ííis
m ano de obra, incluso en el caso de que el a p o rte m onetario co rrija en sociedad££ asiáticas. Todo ello agravado porque el incesante éxodo ru ­
lo inm ediato una situación económ ica y social inicialm ente desastrosa» ral, potenciado p o r la Revolución V erde, ha acum ulado sobre las ciuda­
(P. George, 1983, 100). des elevadísim os contingentes de población m arginal.
Ju n to a estos países cabc situ a r las econom ías m ás dinám icas de Por el co n trario , ía estrategia de! desarrollo en China se h a o rien tad o
Iberoam érica, que h a n basado su crecim iento en u n recurso masivo en un sen tid o to talm en te d istin to , que ha tendido, en prim er lugar, a
a la industrialización dependiente, conseguida m ediante inversiones co n tro lar la n atalid ad , la cual e stá m uy p o r debajo de la de los países
de capital ex tra n je ro y u n recurso generalizado al créd ito exterior. Los del Sur y S ureste de Asia, con un crefcimiento dem ográfico m oderado
casos de B rasil, M éjico o Venezuela son significativos a este respecto, (1,2 °/o anual), muy d istan te del 2,1 % de los países m eridionales. P or
aunque, en p alab ras del propio P. George, estas «grandes econom ías o tro lado, ha planificado su econom ía dando prioridad al se c to r p ri­
liberales en vías de desarrollo ráp id o son las m ás desigualitarias del m ario, en ta n to que en el secundario los grandes proyectos in d u stria ­
m undo»J les se han acom pañado de p lan tas y fábricas de reducidas dim ensiones
E sté tipo de liberalism o económ ico, si bien con el telón de fondo (de cem entos, fertilizantes, pequeña m aquinaria agrícola...) y de fu erte
de la escasísim a densidad de población, ha rep resen tad o la tónica de intensidad de tra b a jo que, asen tad as en las cabeceras de d istrito y h asta
los países árabes petrolíferos con grandes recursos financieros, donde en las com unas populares, han constituido un firm e apoyo al em pleo
las ingentes sum as invertidas apenas han incidido en el cam bio de las de la m ano de o b ra ru ral en los m om entos de b aja actividad agraria.
e stru c tu ra s de b ase de la sociedad o de! estado y no han sido capaces La com una, p o r o tra p arte, ha supuesto u n a célula de organización
de crear sistem as de producción que aseguren la continuidad dcl c re ­ dcl poblam iento, del tra b a jo y de los servicios en el cam po, que h a
cim iento; así p o r ejem plo en A rabia Saudí y K uw ait, que todavía m an­ asegurado la satisfacción de las necesidades básicas p a ra la gran m a­
tienen unos p o rcen tajes de población ag raria del 60 y 12 % respectiva­ yoría del pueblo chino, que vive en los m edios ru rales en u n a p ro p o r­
m ente, la producción agraria no rep resen ta m ás que el 1 % de la R enta ción de alred ed o r dcl 80 °/o. E s cierto que los niveles o están d ares de
N acional. Algo sim ilar o cu rre con o tro s países petrolíferos de m ayor vida aún son b ajo s y que C hina continua siendo un país pobre, cuya
densidad dem ográfica: Irán e Irak, en los que las ren tas del secto r pobreza difícilm ente p o d rá s e r su p erad a de una m anera lá p id a si no
ag rario e stá n p o r debajo del 10 % del PNB, en tan to que la población se ab re a las inversiones ex tran jeras. Pero, en síntesis, la línea de desa­
a g ra ria es del 42 % de la to tal en Ira k y del 40 % en Irá n (George, P., rrollo china ha conseguido, adem ás de satisfacer las necesidades b á­
1983, 3 y 91). . sicas, c re a r las condiciones necesarias p a ra el desarrollo integral*
E n el m undo asiático, las estrategias de d esarro llo se polarizan en Finalm ente, los países africanos p resen tan gravísim os problem as
to r$ o a las següidas p o r los dos estados m ás im p o rtan tes del conti­ cara a su desarrollo, si bien se destacan co n ju n to s tan dispares como
nen te: China e In d ia . % la R epública S udafricana, p o r sus riquezas m ineras y Argelia, que a las
Ambos h an p a rtid o de unas bases sim ilares, pues contaban con u n riquezas energéticas sum a u n a política dc desarrollo socializante, ya
gran potencial te rrito ria l y dem ográfico y am bos han experim entado consolidado. E l ejem plo de Argelia, basado en un fuerte im pulso del
un rápido proceso de crecim iento económ ico, a p esar de que su PNB cooperativism o en los d istin to s sectores económ icos ha adquirido, sin
p o r h ab itan te, en función de las ingentes m asas hum anas y de la de­ em bargo, el c a rá c te r de un d esarrollism o incontrolado, potenciado p o r
bilidad productiva, se ha quedado m uy bajo: unos 304 % en China y la abundancia de petróleo y gas n atu ral exportable, que h a perm itido
253 en la In d ia en 1981. El caso de la India, ai que se puede su m a r todo elevar el PNB h a sta m ás de 2,000 5 p e r c áp ita (1981), pero su m odelo
348 nSPACTOS Y SOCLhüADES E ST R U C T U R A S ESPA C IA L ES E N ÁREAS SUBDESA R R O LLAD A S 349

de desarrollo, au n q u e m ediatizado p o r la orientación colectivista, ha económ ico, social, in stitu cio n al y político de los países a que afecta.
tenido resultados socio-espaciales sim ilares a los de ios países iberoam e­ Si algo ju stifica el op tim ism o respecto a la evolución del T ercer MuxuKT
ricanos: incesante éxodo ru ral, crecim iento desarticulado de las ciuda­ d u ran te los tre in ta años últim os es el que u n país tan inm enso como
des (m ás de la m itad de la población es u rb an a), y fu e rte im pulso in­ C hina haya logrado, a p e sa r de su pobreza, crear un sistem a capaz
d u stria liz a d o s a p a rtir de in d u strias pesadas, aunque tendiendo a una de satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes. E n el resto -d el
c ie rta diversificación. Uno de los m ás graves problem as que Argelia T ercer M undo, p o r m ás que el cociente individual de la re n ta p e r cá­
tiene planteados es su enorm e crecim iento dem ográfico, su p erio r al p ita se haya elevado considerablem ente, la situación de penuria afecta
3 % anual, fren te ai cual re su lta insuficiente la inversión de capitales hoy a un num ero m ay o r de personas que en los años cincuenta.
procedentes de las exportaciones. Como decíam os p reced en tem en te, en el año 2000 u n 80 % de la po­
Algo análogo podríam os señ alar p ara los o tro s países dcl M agreb blación del m undo vivirá en países subdesarrollados. ¿C uántos de éstos
—M arruecos y Túnez— au n q u e su política económ ica liberal les ase­ habrán logrado c re a r las condiciones básicas p a ra el desarrollo? O en
m eje m ás al m undo iberoam ericano. P or el co n trario la República o tro s térm inos, ¿cu án to s h ab rán su p erad o el m ero nivel de las inver­
S udafricana, el estad o con m ayor fuerza económ ica d en tro de África, siones dem ográficas y h a b rá n podido d estin ar u n a p a rte de su P roducto
se caracteriza, an te todo, p o r la dualidad de las e stru c tu ra s: u n a socie­ N acional a inversiones de desarrollo? E s .d e tem er que si p ersisten las
dad negra, controlada p o r los blancos, que son los beneficiarios de las estru c tu ra s actuales serán m uy pocos los que lo logren. E n p rim er lugar,
enorm es riquezas m ineras de este país, cuya estrategia de desarrollo, porque en estos p rim ero s años dc la década de los ochenta ha dism i­
basada en el liberalism o económ ico, aboca a las desigualdades sociales nuido el ritm o de crecim iento económ ico, fenóm eno agravado p o r las
y a los desequilibrios te rrito ria le s m ás flagrantes. F ren te al África del enorm es deudas acu m u lad as; y en segundo lugar, porque aunque ese
n o rte y Sudáfrica, el co n ju n to m ás p obre corresponde al África tr o ­ crecim iento llegue a alcanzar los ritm o s de las décadas pasadas no pue­
pical, donde el desarrollo constituye m ás u n sueño que u n a esperanza: de, en absoluto, sa tisfa c e r las necesidades de u n a cada vez m ás volu­
se tra ta de estados artificiales, cread o s p o r la colonización, sin conexión m inosa población en auge. Ante e sta situación es urgente el cam bio de
ni coherencia e n tre sus h ab itan tes, pertenecientes, a m enudo, a d istin ­ la estrategia de d esarro llo y la m odificación de las estru c tu ra s dem o­
tos grupos tribales. Las m edidas san itarias han abocado a un crecim iento gráficas, económ icas, sociales, te rrito ria le s y políticas.
galopante de la población, que, en consecuencia, no cu en ta con el R especto a las p rim eras, ningún p aís del T ercer M undo h a sup erad o
espacio suficiente p a ra p ra c tic a r u n a ag ricu ltu ra de subsistencia. Por aún la fase de tran sició n dem ográfica y su firm e crecim iento vegetativo
o tro lado, la ag ric u ltu ra de m ercado sólo puede d esarro llarse en las ha dc co n tin u ar d u ra n te largos años. Si en el periodo 1960-70 se situ a­
regiones y com arcas m ás dinám icas. De ahí que las producciones agra­ ba en 2,26 % anual, en 1970-75 alcanzaba 2,34 y todavía a p rin cip io s de
rias dism inuyan a m enudo, en vez de au m en tar, en b astantes países. los ochenta su p erab a el 2 % fren te al 0,5 % de los países desarrollados.
En África tropical falta todo p o r hacer: construcción de in fraestru c­ Por m ás que las proyecciones p ara el año 2000 reb ajen el crecim iento
tu ras, desarrollo agrario, especiaíización productiva e integración re ­ a índices m oderados, esto s hechos van a su p o n er u n bloqueo dcl desa­
gional; organización, en sum a, de su s e stru c tu ra s socio-económ icas y rrollo.
territoriales. Bloqueo p o tenciado p o r una política económ ica que ha prim ado el
De acuerdo con el pan o ram a presentado, cabe p reg u n tarse p o r las sector in d u strial fren te al agrario. Pero no se puede olvidar que la agri­
posibilidades de d esarro llo y las perspectivas de los países tercerm u n ­ cu ltu ra es capaz d e a se g u ra r las necesidades p rim arias y de c re a r em pleo
distas. productivo a m ás b a jo costo que cu alq u ier o tra actividad económ ica.
Por ello, la in d u strializació n de a lta tecnología, en fran ca dependencia
del exterior, que h a ten id o gran éxito en el au m en to del PNB global,
C o k c l u s jú k : ¿ una s it u a c ió n s in espera n za ? pero que ha fracasad o ro tu n d a m e n te a la h o ra de elevar el nivel
de vida de la gran m ay o ría de la población, debe se r relegada en favor de
¿Se tra ta realm en te de países en vías de desarrollo? ¿Se h an crea­ una p rio rid ad a la ag ricu ltu ra.
do, dura'fite las tre s ú ltim as décadas de crecim iento sostenido, las con­ Las e stru c tu ra s sociales se b asan en la m ás flagrante desigualdad,
diciones necesarias p ara llegar al desarrollo? Creem os q u e no sé puede que, m ien tras no se c o rrija , a rra s tra r á co n stan tes tensiones sociales
co n tin u ar m anteniendo la am bigüedad term inológica que califica a los im posibles de resolver, pues cuando la vida h u m an a se d egrada h asta
países subdesarrollados com o países en d esarro llo o como países m e­ los extrem os q u e hoy padecen num erosas sociedades subdesarrolladas,
nos avanzados o evolucionados, encubriendo así la d ram ática realidad se llega a u n a situ ació n en la que los conflictos sociales d ejan de ser
una, ys ^ uac*ón e stru c tu ra l, surgida com o resu ltad o de u n a p ro fu n d a excepción p a ra co n v ertirse en norm a.
distorsión e n tre crecim iento económ ico y dem ográfico, que se prolonga A las desigualdades sociales le acom pañan los desequilibrios es­
en función de la obsolescencia y de la disfuncionalidad del sistem a paciales, ta n to a niveles interregionales com o intrarrcgionales. Al es­
350 TOPACIOS Y SUClHÜAHfcS E ST R U C T U R A S ESPACTAI.PS EK ÁREAS SUDDCSARROLLADAS 351

pació de los países subd esarro llad o s le fa lta cohesión, especiaíización B airoch, P. (1975): Revolución industrial y subdesarrollo. Si?lo X X I E dito res, 3 / ed.
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Finalm ente, ei sistem a político es uno de los m ás dificiíes de m o­ G raüüticr, B. (1980): La pieméte des bidonvilies. Perspectivas de t’exp!n$¡on ttrbaine
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M>rdal, G. (1974): 7<a pobreza dc las naciones. Arle!, B arcelona, 1974 (/ts/an Drama,
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dólares destinados a Ja com pra ex terio r de arm am en to p o r los países Schirav, M. (1978): Tiers Monde et m onde mditstrialisé. N.° 4.4604.461, de N otes et
pobres (G albrait, J. K.T 1983, 35). É iudes D ocum cntaires (X ED ), P arís.
E videntem ente estas perspectivas no auguran tiem pos m ejores, y,
en tretan to , el m antenim iento de la situación sólo se logra m ediante el
recurso a la violencia in stitu cio n al-'
Quizás estas conclusiones generales pueden p arecer dem asiado teó-
ricas y drásticas, pero creem os q u e ^ n el estudio regional que sigue
están plenam ente confirm adas. Así -se o bservará en Iberoam érica, el
subcontinente que está a la cabeza deT F ercer M undo, donde tra s cu atro
décadas de desarrolíism o, son m uy contados los países que h an creado
las condiciones p ara el d esarro llo T T rcn te a Iberoam érica, los países
asiáticos se en cu en tran en u n nivel m ás atrasad o , aunque China se
a p a rta del conjunto p o r su n ítid o progreso. P or el contrarío, la In d ia y
lo5 países del S ureste Asiático, que, en conjunto, sup eran a China en
el volum en d e población, no han conseguido c re a r las condiciones p ara el
desarrollo. El S uroeste de Asia, form ado principalm ente p o r países
petrolíferos, lia co ntado con 1a inm ensa riqueza de sus recursos n atu ­
rales, que, al m enos h asta la actualidad, no han sido aprovechados m ás
que parcialm ente p a ra provocar el desarrollo. Finalm ente, en el últim o
capítulo abordarem os el análisis del co n ju n to regional m ás atrasad o ,
el continente africano, en el que, salvadas las diferencias en tre el
Á frica árabe y el Á frica N egra, la pobreza, la incultura, la desarticula­
ción social y territo rial se erigen en ley.

BIBLIOGRAFIA BASICA

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B airoch, P. <1973): is7 Tercer Mundo en fa encrucijada. Alianza, M adrid.
ESTRUCTÜRAS ESPACIALES EN ÁREAS SU3DESARR0LLADA5 353

ñas...) u holandés (S u rin am ...), p ero con un peso te rrito ria l y d e m o


gráfico apenas significativo en el conjunto. Por lo cual, y dado que la
denom inación dc «L atinoam érica», que nace por los años 1860, cuando
N apoleón II I p reten d ía establecer a M axim iliano de Austria en el trono
dc Mcjico, b ajo tu te la francesa, tam poco es la m ás adecuada, emplea-
rem os;’el térm ino de «Iberoam érica» p a ra iodos los países que están
C a p ít u l o TX al S u r del río B ravo del N orte, incluidos los del Caribe ce habla fra n ­
cesa o inglesa. Porque, en definitiva, es el bagaje cu ltu ral ibérico cí
IBEROAMÉRICA: LA C R ISIS ESTRUCTURAL DE UN TERRITO RIO predom inante, a p esar incluso de que un contingente im portante de los
Y UN'A SOCIEDAD MARCADOS POR LA COLONIZACIÓN inm igrantes europeos en la A m érica no anglosajona provengan de Fran-
cia, Alemania, Italia, Polonia..i
iY si la unidad cultural es un rasgo destacable dc los países ib ero ­
I. L O S C A Ü A C TK R ES DE LA ID EK T1D A D TBBRO A M E R IC A K A am ericanos, ño lo es m enos el dc sus estru c tu ra s socioeconóm icas, tan to
por lo que resp ecta al hecho p a rtic u la r de las llam ativas disparidades
Et estudio de Iberoam érica nos pone an te un co n ju n to de pueblos en la propiedad agraria, com o p o r lo que se refiere al hecho m ás ge­
y tierras que, en principio, parecen c o n ta r con unos caracteres com u­ neral de tra ta rs e de sociedades sum idas en el subdesarrollo. R especto
nes y unificadores, si bien existen algunos rasgos de heterogeneidad," al p rim e r punto, no cabe duda q u e 'la colonización ha introducido en
que in tro d u cen un cierto pluralism o. Iberoam érica una polarización ex trem a de la propiedad agraria, que
se ha convertido en un factor unificador de prim era m agnitud, a pesar
de las d istin tas reform as ag rarias p uestas en m archa. En cuanto al
1. Unidad cultural y diversidad espacial subdesarrollo, los afecta de una m an era generalizada, aunque hayan
aparecido focos de intenso dinam ism o económico, com o Buenos Aires,
Lo_s_ factores de unidad p a rte n p rim o rd ialm en te de un fenóm eno que Sao Paulo, y, en general, todas las capitales nacionales; y, aunque, como
los afectó de una m anera general: la colonización. A p esar de los p ro ­ en el caso de Cuba y de N icaragua, se siga un m odelo de desarrollo
fundos cam bios experim entados a nivel económ ico, social y espacial socialista, que c o n tra sta con el del re sto de Iberoam érica. Unidad en el
desde principios del presente siglo, au n q u e p rin cip alm en te a p a rtir subdesarrollo, que es visible, adem ás de en o tro s cam pos, en la pro­
de la crisis del veintinueve y d u ra n te la etap a d esarro llista p o sterio r funda distorsión en tre el crecim iento económ ico y el dem ográfico, si
a la II G uerra M undial, Ib ero am érica es, a n te todo, un espacio m arcado bien algunos países, com o A rgentina o Cuba, han logrado red u cir éste
p o r la colonización. ......... " a niveles sim ilares a los de las sociedades d esarro llad as.£
Ha sido la colonización la que le ha proporcionado sus rasgos de E stos rasgos dc hom ogeneidad, sin em bargo, no encubren totalm ente
hom ogeneidad y, en p rim er lugar, una cu ltu ra llevada desde la Penín­ las diferencias ex isten tes.1 Unas diferencias que nacen, ante todo, de
sula Ibérica, que desplaza y su stitu y e a las cu ltu ras precolom binas. los co n trastes en el m edio físico; co n trastes, p o r ejem plo, e n tre la Amé­
Así, aniquilando a una gran p arte de los indígenas, traslad an d o a otros rica andino-m ejicana y el vasto espacio de las p latafo rm as y llanuras
y arrinconando a grupos residuales en áreas de difícil ocupacíóñ~(serra­ sudam ericanas, con unas variaciones altitudinales que jyan desde los
nías andinas, en las que tos q u ech u as y aym aras h an conservado algu­ m etro s de las b a rre ra s andinas h asta los 2.500 a 4.000 m
nos caracteres cu ltu rales propios; áreas am azónicas, donde un reducido de los altiplanos o los 100 a 200_m d» las p latafo rm as centrales de
núm ero dc trib u s indígenas se han m an ten id o al m argen de las co rrien tes Sudam érica. C ontrastes igualm ente e n tr e . unps_.dpminios_ tem plados o
m odem izarioras), concentrando a los em igrantes europeos en las regio­ fríos, com o en_la Patagonia-T ierra d c Fuego, fren te a regiones su b tro p i­
nes m ás apropiadas"para la explotación y el control de los nuevos te rri­ cales y desérticas o fren te a los dom inios del bosque am azónico, dado
torios, ios colonizadores consiguieron im p lan tar unos nuevos asen ta­ que ¿1 subcontinente se extiende desde los 32 grados dc la titu d N. hasta
mientos* unas nuevas in fraestru ctu ras; en definitiva, una nueva orga­ m ás de 55 dc la titu d S.
nización económ ica, social, ad m in istrativ a y política, que se m antuvo C ontrastes tam bién en el_ desigual g rad o de ocupación y aprovecha­
posteriorm ente. m iento ^ 1 espacio.1Así, fren te a la.densificación h u m an a.d e las tierras
Es, p o r lo tan to , el bagaje cu ltu ral ibérico el que -subyace en el A m érica",central y del C aribe, se_extienden vastísim os territo rio s
co n ju n to d e naciones englobadas b ajo la denom inación de A m érica níñiirnam entejpcupados (densidades inferiores a I H abitante por kiló­
la tin a , p o r m ás que un escaso n ú m ero de países del C aribe o del resto m etro cuadrado) y explotados, com o sucede en la cuenca amazónica,
de «Latinoam érica» se hayan visto som etidos al control colonial francés que se con tin ú a hacia el S u r p o r el M ato G rosso, el P an tan al'y el Chaco
(como H aití, G uadalupe, M artin ica...), inglés (Jam aica, Antigua, Malvi- en B rasil, Paraguay y A rgentina.
ESTRVCTLRAS ESPACIALES EN ÁREAS SIIBPESARKOLLAÜAS
354 ESPACIOS Y SOCIEDADES

estru ctu ras e intereses que sus predecesores, au m entando sus relacio­
A sim ism o, com o señala P. Cumll p a ra la A m érica andina, las a b ru p ta s nes con E stados U nidos c Inglaterra. >
b a rre ra s dc los Andes, las enorm es distancias reforzadas p o r la densa Todas estas circu n stan cias críticas, sin em bargo, han sido coyuntu-
vegetación... han co n trib u id o a que las diversas regiones o países dc ra!es y lian quedado superadas p o r la crisis surgida en n u estro siglo,
S udam érica vivieran aislados y faltos de integración, abocando a una que ha tenido dim ensiones anteriorm ente desconocidas, sobre todo
historia específica y a una diferenciación en tre ellos, que sólo hoy, desde los m om entos p o sterio res a la l í G uerra M undial h a sta nuestros
m erced a la ap e rtu ra dc nuevas vías de com unicación (la vía tra n sa n ­ días, período en el que ad q u iere caracteres de explosiva, afectando
dina longitudinal, la P anam ericana, etc.) y de nuevos intercam bios re* a todo el co n ju n to social, económ ico y te rrito ria l de cada país.
gionales, se están superando. Ante la convulsión experim entada en la etap a desarrollista de los
Ahora bien, estos co n trastes en el poblam iento y ocupación co n stitu ­ años cincuenta y sesenta, rio han servido de m ucho las proclam as
yen m ás un facto r d e hom ogeneidad que dc diferenciación, pues los voluntaristas de diversos gobernantes que defendían la necesidad de
locos de intenso poblam iento, ya sean de origen colonial o indígena, la inversión de «dólares p ara el desarrollo», pues los dólares co rriero n
suelen acom pañarse en to d a Iberoam érica de áreas sem ivacías, que sólo a m enudo generosam ente, pero el desarrollo no se consiguió. En al­
en fechas recientes han com enzado a ser ocupadas an te la p resión de­ gunos países, co?no Venezuela, con su gran riqueza petrolera, se ha
m ográfica creciente. llegado a una situación que parecía im pensable: la dc no poder hacer
Existen,, sin em bargo, o tras diferencias nacidas de las m ayores o frente p u ntualm ente a su deuda exterior, que, a m ediados de 1983, alcan­
m enores disponibilidades dc recursos, en gran m edida relacionadas zaba unos 30.000 m illones de dólares. No ob stan te, la situación finan­
con Jas dim ensiones te rrito ria le s y el potencial dem ográfico de los dis­ ciera venezolana n o e s .ta n crítica, m erced a los ingresos petroleros,
tin to s países, y surgidas igualm ente de la valoración y explotación rea­ como la de sus vecinos. G lobalm ente, la deuda ex terio r iberoam erica­
lizada de esos recursos a trav és de las coyunturas históricas, de m odo na totalizaba en las feefias antedichas u n m o n tan te excepcionalm ente
que puede observarse un m ayor grado evolutivo en A rgentina, U ruguay elevado: alred ed o r de 300.000 m illones de dólares sobre un total m un­
y Chile, seguidos de M éjico y B rasil, aunque recientem ente hayan sido dial de 700.000 m illones, que, traducido a pesetas, sum an 45,6 y 106,4
superados todos p o r Venezuela, al m enos en lo que a indicadores eco­ billones respectivam ente, es decir, aproxim adam ente el doble en el p ri­
nóm icos se refiere. m er caso y cinco veces m ás en el segundo del P ro d u cto In te rio r B ruto
español de 19S3.
’1?ero esta crisis financiera, y económ ica en general, no es m ás que
2. Un conjunto socioespacial en crisis una m anifestación, en tre o tra s m uchas, de la crisis total que afecta
a las sociedades iberoam ericanas.
E ste conjunto de pueblos y territo rio s, que sum a unos 400 m illones Una crisis derivada, en p rim e r lugar, de su p ro p io dinam ism o dem o­
de p ersonas (población estim ad a a m ediados dc 1983: 398 m illones de ha­ gráfico, que se ha m antenido a la cabeza del m undial d u ran te las ú lti­
bitantes) —el 8,6 % de la población m undial— sobre una extensión de mas décadas, alcanzando la cota de casi un 3 % de crecim iento anual
20¿6 m illones de km 2, se h alla inm erso en una crisis prolongada, aguda, durante los años sesenta, reduciéndose hasta u n 2,6 % en la prim era
e stru c tu ra l.#Una crisis que, históricam ente, h a tenido unas m anifesta­ m itad de los seten ta, período en el que ya fue superado p o r África
ciones puntuales, m uy diferentes de la actual, iniciándose en los albo­ (2,7 %). E ste crecim iento dem ográfico tan fu erte y rápido exige u n es­
res de la h isto ria m oderna, con la_ruina de las.so cied ad es precolom - fuerzo económ ico gigantesco p ara aten d er a la s necesidades alim enti­
binas y con_cl .establecim iento y desarrollo de una econom ía colonial, cias, sanitarias, educacionales, laborales y económ icas en general, de u n a
tendente a abastecer dc m aterias prim as agrarias y de m etales 'p féclo -'^ creciente m asa de población.* E n este sentido, los econom istas calculan
sos a las m etrópolis europeas'* las cuales acudieron a la im portación que sólo p ara m an ten er el nivel de vida de u n a sociedad se necesita
de esclavos negros cuando la m ano de o b ra indígena resu ltab a insu­ invertir u n 4 % dc la re n ta nacional p o r cada 1 % de crecim iento de­
ficiente.. Una crisis que tuvo u n a nueva m anifestación en la e tap a inr mográfico; lo cual quiere d ecir q u e las inversiones dem ográficas en
dependentista,- d u ran te el p rim e r tercio del siglo pasado, abocando a Iberoam érica exigen en to rn o a u n 10,5 % de su ren ta anual, im posibi­
la ru p tu ra con la m etrópoli y al cam bio de las instancias políticas, pero litando o( al m enos, fren an d o las inversiones de desarrollo. ■
revelándose incapaz de llegar a la unificación de los pueblos y tierras, ' 4O tro aspecto no m enos destacable, relacionado en p a rte "con el cre­
lal com o había soñado el lib e rta d o r Sim ón Bolívar. Muy al contrario, cim iento dem ográfico, es el de la existencia e im p o rtan cia del ham bre
su idea q uedó fru stra d a desde el m om ento en que la liberación del con­ en tre las clases m arginales.*Si bien es cierto que la producción de a!i-
trol m etropolitano no supuso la independencia real, sino el auge dc la nientos d u ran te la década p asad a y principios de la p resente h a au m en ta­
dependencia dc In g laterra y el inicio de la subordinación a los intereses do a u n ritm o su p e rio r que el de la población p a ra el conjunto de
del poderoso vecino del N orte, p uesto que los criollos sucesores de los Iberoam érica, ha habido, sin em bargo, 15 países, según un inform e de las
adm inistradores m etro p o litan o s co n tin u aro n m anteniendo las m ism as
356 ESPACIOS Y SOCIEDADES ESTRUCTURAS ESPACIALES EK ÁREAS SVBDr.SARR 0T.T.AD4S 357

N aciones Unidas, donde ha sucedido lo co n trario , pero, adem ás, las bol­ van de 1960 a 1975, en ta n to que los de los hogares que les seguían
sas de subalim entación existen en. toda Iberoam érica, bien afecten a en ía escala crecieron algo m ás ráp id am en te (ONU, 19S2, 12).
grupos de indígenas, a grupos o individuos m arginales de las áreas • Ello no o b sta p ara que p ersistan todavía unas abism ales diferencias
u rb an as o a cam pesinos m inifundislas, con el agravante de que el aum en­ sociales, con unos desequilibrios flagrantes, que en el caso de Brasil,
to de la producción alim enticia corresponde en m ayor m edida a los según estim aciones dc las au to rid ad es eclesiásticas, supone la existen­
culLivos de exportación (café, cacao, bananas, caña, soja..,} que a los cia de un ¿0 % de población m arginal, de un 40 % de clase m edia e
destinadas al consum o nacional; por lo que, a la postre, p ersisten las inferior con salarios regulares, dc un ¿e ricos y de u n 1 % de m uy
deficiencias alim enticias en tre las clases sociales desfavorecidas, de m odo ricos (D um ont, R., 1981, 180). E videntem ente, esas desigualdades abocan
que si en los años del desarrollism o a u ltran za se pensaba acab ar con a unas tensiones sociales, im posibles de solucionar m ien tras se m am en ’
el problem a del ham bre, hoy, parad ó jicam en te, ese problem a parece g^ esa e s tru c tu ra .;
más difícil de resolver. Así, en Venezuela, uno de los pocos países ibe­ iLa crisis de las sociedades iberoam ericanas, nacida dc los factores
roam ericanos con elevado PÍB, existía en 1974, según el Q uinto Plan dem ográficos y sociales, com o hem os visto, tiene tam bién su origen
de la N ación Venezolana, u n 70 H dc ia población que no cubría sus en hechos socioeconóm icos, que actú an en un doble cam po: por un
exigencias n u tritiv as m ínim as. lado, en e] p ropio te rrito rio nacional, donde se m an ifiestan en la ina­
\ Ju n to al crecim iento dem ográfico, o tro s aspectos relacionados con decuada explotación del potencial agrario, asi com o en la falta de eq u i­
la población revelan igualm ente la c risis de las sociedades iberoam eri­ librio en los m edios u rb an o s y, p o r otro, en las relaciones hacía el
canas: su desequilibrada distribución espacial, p o r una p arte, que se exterior, caracterizad as p o r una p rofunda y negativa dependencia, t
acom paña, por o tra , de una polarización social en dos grupos c o n tra ­ iL a inadecuada explotación del potencial agrario aparece p o r doquier.
puestos —las clases alias y las clases m enesterosas— frente a la esca­ E n principio, la debilidad y escasez de la explotación se revela como
sez de las clases m edias J el rasgo m ás destacable:* de los 2.020 m illones de H as. de tierras dispo­
R especto a la p rim era cuestión, puede llam ar la atención y h asta nibles sólo se cultivan 143 m illones, o sea, un 7,1 °/ó, en tan to que un
so rp ren d er el hecho de que so b re un te rrito rio tan vasto y con débil 26,3 % se dedica a pastos p erm an en tes y un 50,6 % a superficie forestal
densidad, se produzca una fu erte p resión hum ana en num erosas re ­ y de m onte.. Sólo África y O ceanía tienen una proporción tan b aja de
giones y com arcas; fenóm eno debido en buena m edida a la desequili­ tierras cultivadas (un 7,8 y un 5,7 % respectivam ente); en E spaña, p o r
brada distribución espacial de la población, facilitada p o r un acap ara­ ejem plo, esa proporción alcanza un 41,2% .
m iento de tie rra s en m anos de latifu n d istas, que dificultan la p u esta en La consecuencia obvia es que el potencial agrario está poco aprove­
cultivo de nuevos espacios agrarios. A p esar de lo cual, se ha estable­ chado; y, a p esar de que la extensión de tie rra s cultivadas tiende a
cido u n am plísim o frente pionero en todos los m árgenes de la Ama­ aum entar, se conserva todavía u n a e stru c tu ra disfuncional de la p ro ­
zonia y de la O rinoquia, tan to p o r p a rte de B rasil com o de Venezuela, piedad agraria, que im pide u n a evolución m ás acelerada y racional, p o r
Colombia o P erú ..., que se ha acom pañado de u n a m archa hacia las más que las refo rm as agrarias de los años cincuenta y sesenta hayan
llan u ras costeras del oeste de los Andes, con origen en las regiones supuesto la corrección de los desequilibrios m ás flagrantes, aunque h a n
andinas m ás densam ente pobladas, Al m ism o tiem po, u n contingente sido incapaces de a p o rta r soluciones válidas, com o lo dem u estran las
elevado de población cam pesina, que no puede, no sabe o no quiere frecuentes invasiones de fincas p o r p arte de cam pesinos bolivianos,
establecerse en los espacios de colonización, busca su destino en las peruanos o venezolanos... (Cunill, P., 1981, 146).
áreas u rb an as, engrosando las filas d e u n éxodo ru ral incesante, p o r L am entablem ente, las refo rm as agrarias han sido incapaces dc eli­
más que las densidades ru rales perm anezcan bajas. m inar la polarización de las explotaciones en los dos extrem os c o n tra ­
i Los desequilibrios en la d istrib u ció n espacial co rren p arejo s con puestos: latifundio y m inifundio. E incluso se e stá gestando u n a co n tra­
los existentes en la organización social. E n este sentido es obligado rrefo rm a ag raria a base del acaparam iento de tie rra s p o r p a rte de fi­
□firm ar que un reducido grupo de población acapara u n elevado por­ nancieros, com erciantes, c o n trab an d istas..., que las co m pran en lotes a
centaje de la ren ta, con la p artic u la rid a d de que las clases m ás podero­ cam pesinos en dificultades h a sta convertirlas en grandes fincas d esti­
sas gozan, respecto de las m ás necesitad as, de u n p oder adquisitiva nadas al pastoreo extensivo, con a lta productividad p o r persona em plea­
superior al dc sus hom ologas de los países industriales. da, pero con una inversión m ínim a de m ano de obra.
No obstante, según, un reciente inform e de las N aciones U nidas, se V La actuación del E stado, acom pañada a veces por la iniciativa pri­
ha producido una m ejora dc la situ ació n de las clases m enesterosas, vada, tendente a consolidar explotaciones fam iliares m edias, ha in tro ­
por pequeña que haya sido, p u esto que en u n grupo de siete países de ducido cierta com plejidad en la e stru c tu ra de las explotaciones agrarias,
Iberoam érica, que engloban a la m ayor p a rte de la población del sub- pero, en conjunto, persiste la polarización en dos extrem os: los lati­
contincnte, los ingresos absolutos de los hogares m ás pobres (el quinto fundios, que d erro ch an la tierra, y los m inifundios, que derrochan m ano
in ferio r) m e jo ra ro n en poco m ás de u n 1 % anual en los 15 años que de obra, p o r fa lta de m edios técnicos, insum os y tie rra cultivable,.L as
358 ESPACIOS Y .SOCIEDADES
EJñTRUCTURAS ESPACIALES LN ARLAS SU BDF.SARROLLADAS 359
reform as agrarias de las décadas pasadas, por lo tanto, se h a n quedado
m uy cortas, sobre todo si se tiene en cu en ta el incesante crecim iento estru ctu ras, a d esarrollo industrial, etc., p e ro q u e so n incapaces d e o fre ­
dem ográfico, que favorece la división de la propiedad en tre los h ere­ cer u n tra b a io estable a la crecien te m asa d e población inm igrante.
deros. Por lo cual, el déficit de viviendas se h a agravado en vez de co rre­
kLa presión hum ana de los m edios ru rales se deja se n tir con m ayor girse. Así, si a finales de la década dcl sesenta la existencia de vivien­
fuerza en los urbano*, sobre los que confluyen tanto los efectivos in­ das «normales» en Iberoam érica era dc un 31 0/o del total, según las
tegrantes dcl éxodo cam pesino com o los excedentes dem ográficos deri­ Naciones Unidas, a finales de la década del setenta había dism inuido
vados dcl propio batanee vegetativo d e la ciudad. 0- a u a 30 % (ONU, 1982, 234), y en cuanto al p o rcen taje de hogares con
El crecim iento u rbano se h a hecho explosivo, delirante. R efiriéndo­ acceso al sum inistro de agua potable se red u jo de u n 54 a un 53 %
se al caso brasileño, R. D um ont in d ic a que, contando en 1940 con un (ONU, 1982, 239).
60 % de población ru ral, en la actu alid ad es u rb an a en to rn o al 66 %, La destacabie industrialización y expansión económ ica en general,
con lo que «nada se p resta a acoger dignam ente ni a o cu p ar ú tilm en te y en p a rtic u la r de las grandes ciudades d u ra n te los ú ltim o s decenios,
a tal m arem oto» (D um onl. R., 1981, 186). Uno de los casos m ás espectacu­ no ha sido suficiente p a ra d ar em pleo y d ism in u ir las crecientes ten­
lares lo constituye, según dicho au to r, la ciudad de Méjico, que con siones sociales.
8,5 m illones de h ab itan tes en la aglom eración en 197G y unos 15 m i­ ¿JÍJna expansión económ ica, p o r o tro lado, que ¡se ha realizado bajo
llones en 1980, podría alcanzar los 35 m illones en el año 2000 (población una absoluta dependencia dei exterior, com o lo dem uestra, en p rim e r
casi equivalente a la de la E spaña actual), a un ritm o de crecim iento lugar, la fortísim a y acelerada deuda exterior, que está hipotecando
de 900.000 p ersonas p o r año (tre s vcces m ás de lo que crece toda las econom ías nacionales. Una deuda que en 1980 sum aba unos 200.000
la población española actual). Y d e n tro de la aglom eración destaca m illones de dólares y que en el segundo sem estre de 1983 superaba
N etzahualcóyotl, la ciudad de chabolas —ciudad p erd id a— m ás grande los 300.000 m illones, con algunos casos significativos, como B rasil (con
del m undo, con unos 3 m illones de h ab itan tes, asentados so b re las tie­ más de 90.000 m illones), M éjico (en to rn o a 85.000), A rgentina (unos
rra s salinas de una antigua laguna, sobre las que no crece ni u n árbol 39.000), V enezuela (m ás de 30.000), Chile (unos 17.000), Colom bia y P erú
ni vegetación alguna, dando lugar a un paisaje totalm ente desolado. (unos 10.000 m illones cada uno) y E cuador, U ruguay, Costa Rica, Cuba,
/ Á nivel global, la población u rb a n a de Iberoam érica ha crecido a Bolivia y Panam á, que, en o rd en decreciente, van desde los 7.000 a los
un ritm o sensiblem ente su p erio r al de la población to ta l/d e m odo que 3.000 m illones de dólares cada unoj E n conjunto, se totaliza en la a ctu a­
en tre 1940 y 1970, considerando exclusivam ente los núcleos de m ás de lidad una deuda ex terio r cercana a los 1.000 dólares «per cápita», equi­
20.000 habitantes, se h a alcanzado una m edia anual cercana al 5 % valente a un 40 % del PNB «per cápita» iberoam ericano.
d e increm ento. Si consideram os com o población u rb an a a toda aquella É stas cifras ponen de m anifiesto la hipoteca a la que se ven som eti­
que vive en núcleos de 2.000 o m ás h ab itan tes, tal com o hacen la m ayo­ das l a s econom ías nacionales, m erced a ios créd ito s contraídos y a las
ría de las estadísticas oficiales iberoam ericanas, la tasa de urbanización com pras realizadas en el exterior, que facilitaro n la euforia expansiva
refleja igualm ente u n progreso espectacular., pasando de un 46 % en de las décadas pasadas, pero cuyas secuelas ap arecen a h o ra con todo
1960 a u n 54 % en 1970 y a un 66 % en 1980. su peso negativo, .E n este contexto es de d estacar cóm o la d eu d a exte­
\ E.$ este crecim iento tan b ru tal, u nido a la escasez de m edios eco­ rior, la hipoteca económ ica, afecta lo m ism o a los países m ás a tra sa ­
nóm icos y a la deficiente gestión de los m ism os, el que provoca el dos como a los que en las décadas últim as han m o strad o u n auge eco­
caos u rb an ístico en las grandes ciudades de Iberoam érica, que son las nómico considerable, bien se tra te de Venezuela, de M éjico, de B rasil
que m ayor crecim iento experim entan y las que prácticam ente concentran o de A rgentina. Una hipoteca de la econom ía nacional, potenciada p o r
el grueso de la avalancha h u m an a que desde el cam po se dirige a la la im portancia que adq u ieren y el papel que ju eg an los factores de p ro ­
ciudad, y en las que frecuentem ente viven en bidonvillcs en tre un 20 % ducción extranjeros.
y u n 40 % de la población: según R. D um ont. en la aglom eración de En este sentido, los p rofesores L am bert y M artin señalan cómo los
Méjico se alcanzaría un 5 0% ; en B ogotá u n 30% h ab ita en «tugurios» capitales ex tran jero s, de origen b ritá n ic o e n el siglo pasado y princi­
y en Jas casuchas degradadas del centro; §n Río m ás de un 30 % y en palm ente estadounidense e n el p resen te h a sta fechas recientes, sin
S. Paulo algo m ás del 20 % vive en favelas..,* ser m uy volum inosos, h a n llegado a d efo rm ar las e stru c tu ra s in d u stria­
^-X as viviendas chabolísticas, co n stru id as por sus propios m oradores, les, ¿al responder p rio rita ria m e n te a la dem anda de bienes de consum o
se h an extendido p o r todas las ciudades de Iberoam érica, com o una durables dc los grupos sociales privilegiados, y en algunos casos sus­
consecuencia lógica de la escasa capacidad económ ica de quienes las citando tal'd cm an d a cuando sólo e ra potencial» (L am bert, D. C., y M ar­
habitan.-, Y ello, a p esar del a p a re n te dinam ism o económ ico de dichas tin, J. M., 1976, 369). Pero es que, adem ás, con tin ú an estos autores,
ciudades, que reciben cuantiosas inversiones tan to p o r p a rte dc los las inversiones de cap ital e x tra n je ro poco pueden beneficiar a l país
organism os públicos com o de la iniciativa privada, destinados a infra­ receptor, desde el m om ento en que «cada d ó la r invertido b ajo la form a
de inversión d irecta provoca u n a salid a dc 3 a 5 d ó lares d u ra n te los
360 ESPACIOS Y SOCIEDADES E S I R L 'C n m A S e s p a c i a l e s e n áreas s u b d g s a rro lla d a s
361

10 anos que siguen al inicio de la producción en la fábrica...» (Ibi- Las form as de dependencia, en definitiva, son m últiples y, an te el
dem , 390). auge de actividades económ icas cada vez m ás com plejas en eJ subcon-
E ste fenóm eno se traduce en $1 «cuello de botella externo» o de la tinente iberoam ericano, la dependencia se trad u ce no sólo en un co n tro l
dependencia exterior, al que se refieren constantem ente estos au to res tecnológico desde el ex terio r, sino tam bién en la perm anencia e n m anos
y que se m anifiesta palpablem ente en la enorm e deuda acum ulada por del cap ital ex tran jero d e la m ayor p a rte de las actividades de gestión,
Iberoam érica en los úliím os años y a la que difícilm ente se ve solución. com ercialización, de las finanzas y de los seguros. *
.Una deuda que, contem plada bajo la lógica dc tos países desarrollados, %Los diversos facto res de la crisis e stru c tu ra l iberoam ericana se
que son los principales acreedores, d eberá conducir a u n a m ás p rofunda acom pañan de un panoram a político desolador, de tal m an era q u e los
dependencia, control, introm isión e hipoteca de las econom ías nacio­ sistem as políticos constituyen un elem ento m ás d e la crisis., resu ltan d o
nales,..A este respecto, P. Cuniil afirm a taxativam ente que «no se exa­ difícil d iscern ir si las e stru c tu ra s políticas so n cau sa o consecuencia,
gera al a firm a r que el petróleo venezolano financió, en p arte, la expan­ o am bas cosas a la vez, del re s to de- las e stru c tu ra s com entadas./ En
sión de sus com petidores p etro lero s en el Medio O riente, con la tra n s­ todo caso, los regím enes políticos existentes, que deberían im pulsar una
ferencia de las utilidades de las m ultinacionales. Lo m ism o que p arte reestru ctu ració n del espacio, de la econom ía y d e la sociedad p a ra su-
de los capitales recogidos p o r la exportación del cobre chileno y pe­ p erar la crisis analizada, se m u estran incapaces de hacerlo. Unos re­
ruano se in v irtiero n en la habilitación de o tras m inas cu p ríferas en gím enes que, bien p o r inercia, p o r im posiciones d esde fuera, por in te ­
EF.UU y Zam bia» (Cuniil, P., 1981, 55). reses de grupo, p o r ad ap tació n acom odaticia..., sirv en fundam entalm ente
C uriosam ente, a p a rtir de Jos años sesenta se ha ido tom ando con­ a los intereses de lo s privilegiados en p erju icio dc los del co n ju n to
social.
ciencia de que la en tra d a de cap ital ex tran jero no re p re se n ta la única
vía de industrialización de un país subdesarrollado. Y, com o ha seña­ E n este contexto, los golpes m ilitares se hacen m oneda corriente:
lado L. M artins, América L atina, que ha sido considerada trad icio n al­ son m ilitares quienes gobiernan en el Cono S u r (si b ien en A rgentina
m ente com o u n «receptor» neto de capitales, se ha convertido de hecho acaban de celebrarse elecciones dem ocráticas), en B rasil y en buena
en un ex p o rtad o r neto de capitales, com o se ha d em o strad o p a ra el p arte de los estad o s centroam ericanos, com o re su lta d o de u n interven­
período 1960-1972. d u ran te el cual el flujo neto de capital n o rteam eri­ cionism o m ilitar, que h a co n stitu id o una co n stan te en la h isto ria con­
cano, bajo la fo rm a de inversión d irecta ascendía a 4.200 m illones de tem poránea de Iberoam érica. La actu al política de EEU U en Centroam é-
dólares, en tan to que la re n ta n eta (repatriaciones m enos reinversio­ rica estim ulando los procesos electorales, parece q u e no p odrá servir
nes) ingresada p o r EEUU se elevaba a 9.200 m illones de dólares (Mar- más que p a ra u n sim ple lavado de cara.
tins, L., 1981, 10). Frente a este fenóm eno, los regím enes constitucionales no e stá n
Por o tro lado, se ha producido una diversificación en cuanto al ori­ creando condiciones d e estab ilid ad que, en principio, p u d ieran ev itar
gen del capital, de m odo que en 1977 el m ontante acum ulado de ias la tentación de nuevos golpes m ilitares, cuyos gobiernos conducen a
inversiones directas europeas en B rasil su p erab a ya al d e las am erica­ resu ltad o s económ icos catastróficos, com o ha sucedido significativa­
nas. y las jap o n esas alcanzaban en to rn o a la m itad de éstas. P o r lo m ente en todo el Cono S u r: en Chile, A rgentina, U ruguay y Paraguay.
cual se h a n m odificado las reglas del juego, haciendo p artícip es a los No resu lta tam poco válido el m odelo de d esarro llo aplicado p o r los
gobiernos o a las élites locales de un c ie rto control de los capitales m ul­ m ilitares brasileños d esd e el golpe d c 1964, que h a llevado a la econom ía
tinacionales, a p esar de que en diversos casos conservan éstos el poder hacia resultados espectaculares y grandiosos, p e ro poco útiles desde
de veto respecto a las decisiones a tom ar; un p oder conseguido por u n p unto de v ísta social y económ ico. Ni, a su vez, ios políticos co n stitu ­
m edio de la firm a de u n acuerdo e n tre socios (« p artn er's agreem ent»), cionales de los estados rib ereñ o s del C aribe —Venezuela, Colom bia,
que perm itir elim inar algunos riesgos de la explotación co n ju n ta («joint- Panam á, Costa R ica, Méjico— h a n sido capaces de sa n e a r las econo­
venture»);íílárm ula q u e parecía consolidarse como una nueva tendencia m ías de sus países y favorecer u n d esarro llo arm ónico.
del capital m ultinacional d u ran te los años sesenta y seten ta, pero que JjS ó lo el caso de C uba se a p a rta del esquem a g en eral^ E n o tro s países,
ha sufrido una pausa, puesto que supone u n obstáculo p ara la estrateg ia como A rgentina, Chile, Uruguay, el desarrollo econom ico cu ajó m ás
de las firm as m ultinacionales, que no pueden fijar, así, librem ente unos tem pranam ente y alcanzaron unos niveles socioeconóm icos superiores
precios de tran sferen cia o llevar a cabo u n a integración de la produc­ a los del resto; niveles que los m ilitares se en carg aro n de derrochar.
ción in ternacional (M artins, L., 1981, 15). Posteriorm ente, el «boom» p etro lero aupó a V enezuela a u n a posición
dependencia se m anifiesta asim ism o en el com ercio exterior, cim era en cu an to a re n ta disponible; M éjico y B rasil se inco rp o raro n
pues todavía hoy las tre s cu artas p a rte s de las exportaciones iberoam e­ igualm ente a l desarrollism o incontrolado; (sólo C uba se a p a rtó de este
ricanas corresponden a m aterias p rim as agrarias y m inerales, aunq ue modelo. ' v
esté dism inuyendo la p a rte de esas m ercancías en el com ercio exterior La vía política cubana ha favorecido un fu erte p ro g reso económ ico,
total, que a ú n en 1975 rep resen tab a m ás de u n 82 que ha ido acom pañado, en c o n tra de lo que h a sucedido en el resto
362 ESPACIOS Y SOCIEDADES
ESTRUCTURAS ESFACIAÍES EN ¿REAS SUBDESARROLLADA* 363
del subcontirsente, do un neto p rogreso so cial/ R especto al p rim ero, ha
conseguido u n P N B jsím ilar al d c Colombia, E cuador, República Domi- de cu atro continentes, en ninguno de ellos ha d urado ta n to como
nicana, su p e rio r al de P erú o Bolivia, según datos del «Atlaseco» p ara en Iberoam érica; désele su descubrim iento h a sta el p rim e r tercio del
1980 (si bien, según el «Anuario económ ico y geopolítico m undial», esta­ siglo x l x tra n sc u rrie ro n m ás de 300 años, d u ran te los cuales los estados
ría bastante j\or_jsncím ^_de .i.odog ellos, pues ten d ría 1.900 S de PIB europeos organizaron el espacio iberoam ericano como com plem entario
p o r h ab itan te, fren te a los 1.200 5 de PKB p er cápita que da el «At- y al servicio de las econom ías m etropolitanas.
laseco»). *En fin, las consecuencias dc! proceso colonizador, que en o íro s
r Un progreso económ ico tan to m ás dcstacable cuanto ha creado unas ám bitos te rrito ria le s constituyeron la base dc unas e stru c tu ra s fun­
condiciones favorables p a ra una expansión posterior: reducción consi­ cionales y m odernas, com o en América dcl N orte o en A ustralia, en
derable dcl crecim iento dem ográfico, una alfabetización generalizada, Iberoam érica, p o r ei co n trario , rep resen taro n una hercncia negativa.,
ciertos niveles de cualificación profesional y de di versificación in d u s­ difícil de su p erar: el espacio iberoam ericano, debido al papel que se
tria l... Aunque, a pesar dc todo, es un desarrollo escaso, insuficiente, con le ha asignado en la división internacional del trab ajo , se ha configura­
el agravante ya tópico dc la falta de libertades personales y con una do como un espacio dependiente, dom inado, abocado al ex terio r y di­
debilidad estru ctu ral del consum o privado; fenóm eno que m otivó el des­ rigido p o r intereses fo rá n e o s.1Las m etrópolis ibéricas lo concibieron
córnenlo y la salida del país de 120.000 personas en la prim avera de ya así y, en su v irtu d , fueron ocupando exclusivam ente aquellos terri­
1980.J torios que podían a p o rta r riquezas m ineras o productos agrarios. Las
Los regím enes políticos iberoam ericanos, según lo antedicho, deben franjas costeras, p o r lo tanto, y los enclaves m ineros recibieron los m a­
buscar su N orte, deben variar el rum bo p ara resolver tan to s y tantos yores contingentes de población; áreas que aún hoy conservan eleva­
problem as, para resolver esa crisis perm anente de sus estru c tu ra s te r ri­ das densidades dem ográficas. Las in fra e stru c tu ra s creadas se locali­
toriales. económ icas v sociales. P ero esto no resu lta tarea fácil cuando zaron en estos espacios fundam entalm ente, relegando o tra s regiones
se cu en ta con la oposición de los E stados Unidos. No o bstante el orden que actualm ente aparecen sem ivacías. AI final del proceso colonizador,
im perial tiene un lím ite, que se en cu en tra allí donde el h am b re y la en consecuencia, sólo habían sido ocupados y puestos en explotación
lucha p o r la subsistencia chocan frontalm ente cari el «orden» esta­ aquellos te rrito rio s que ofrecían productos agrarios o m ineros fáciles
blecido. de exportar, olvidando p o r com pleto la integración regional de los
N uestro objetivo en el p resente tra b a jo será d esarro llar los diver­ espacios y sociedades del vasto subcontinente, aspecto que co n stitu iría
sos aspectos com entados, v er cóm o se gesta esa crisis, cuál h a sido el el sueno de los in d ep en d en tistas m ás conspicuos del siglo xix.
papel de la historia, de la herencia colonial, d esen trañ ar las posibilida­ Pero este sueño no se realizaría, pues la dependencia del exterior
des que el m edio n atu ral ofrecía, los usos dados al espacio, tan to en se m antuvo a p esar de la Independencia y del im p o rtan te crecim iento
las áreas ru rales com o en las u rb an as, tra ta n d o de d iscern ir las estru c­ económico experim entado d u ra n te la segunda m itad del siglo x ix y
tu ras que han cristalizado en am b as y de explicar los hechos que las prim era del xx h asta la fase d esarrollista actual,
han originado, p ara, en últim a instancia, definir cuál es la dinám ica
socíoespacial de Iberoam érica, los factores en los que se apoya y las
consecuencias y perspectivas que se ofrecen. 1- Aniquilación del su stra to dem ográfico: cam bio y progreso
de la población

II* La h e r e n c ia del pa sa d o : la f o r m a c ió n de un e s p a c io d f .p f k u j e n t p No vamos a e n tr a r en la polém ica sobre el m onto de la población


precolom bina, aunque es preciso., no o b stan te, estab lecer unas cifras
* Es evidente que no se puede co m p ren d er la situación actual de Ibe­ que perm itan co m p ren d er el significado del cam bio dem ográfico y las
roam érica sin re c u rrir a su h isto ria m oderna y contem poránea. Porque, consecuencias que éste tuvo en eí orden económ ico.
a n te todo, el espacio iberoam ericano es heredero de u n pasado colonial, Iíoy^ existe un cierto consenso sobre la cifra de 50 a 60 m illones
que^ in tro d u jo un cam bio decisivo, tanto p o r sus características como de h abitantes en to d a América, an tes del descubrim iento, si bien las
p o r su duración y sus resultados. hipótesis a la b aja, com o la dc R osenblal (1954), estim an u n reducido
F n efecto, la colonización de Ib ero am érica se llevó a cabo m ediante volumen poblacional, de unos 13,3 m illones, que habrían pasado a unos
un proceso de conquista, que p au latin am en te fue sustituyendo a los 10 m illones hacia 1650. Sin em bargo, las hipótesis alcistas, com o la de
gru p o s hum anos indígenas p o r o tro s alóctonos, de m odo que, a pesar Dobyns —o tro antropólogo norteam ericano—, elevan la población in--
dcl m estizaje, la caída dem ográfica del fondo autóctono rep resen tó una oigena precolonial h asta unos 90 a 112 m illones dc personas, que ha­
v erd ad era hecatom be, i ■ rían quedado reducidas a unos 4,5 m illones a m ediados del siglo xvn.
Por oLro lado, si el proceso colonial ha afectado a vastos territo rio s A pesar de las disp arid ad es e n tre una y o tra posición, hoy se adm iten
como m ás p robables las hipótesis alcistas, sobre todo desde que la
364 ESPACIOS Y SOCIEDADES
ESTRUCTURAS ESPACIALES V.K ÁREAS SUBDUSARROM.ADAS 365

E sc u d a dc Berkeley llegara a la conclusión, fundam entada, de que la nizadores a im p o rta r esclavos negros., sobre todo p a ra las plantaciones
región dcl M éjico cen tral superaba, p o r sí sola, los 25 m illones d e h a ­ de la región caribeña y del N ordeste costero del B rasil, pues en esta
b ita n te s a principios del siglo xvi, que h ab rían ¿ido reducidos a 1 m i­ ú ltim a región, al igual que en todo B rasil, los pobladores autóctonos
llón u n siglo m ás tard e (Sánchez-Albornoz, N., 1977, 61-62). eran m uy escasos desde el principio. Así, ya en 1650 B rasil había reci­
S obre la base de unos 50 m illones de población aborigen, reducidos bido unos 275.000 esclavos negros y la América española unos 225.D00;
a una décim a p a rte cu el tran scu rso de u n siglo» las m ayores caídas
cifras que, en conjunto, superaban a la inm igración ibérica y que fueron
se experim entaron en el área azteca de M éjico respecto a la incaica
progresando, pues a principios del sigio XIX sum aban ya 1,2 m illones dc
del Perú y en am b as m enor que en el C aribe, donde p rácticam ente los
esclavos negros, de los que 300.000 correspondían a H ispanoam érica
indígenas quedaron aniquilados, como sucedió en La E spañola, isla que y 932.000 a B rasil. E ste contingente, sin em bargo, no rep resen tab a m ás
p asaría de m ás de 4 m illones a varios cientos d e indios. que un 40 % dcl total dc esclavos negros llevados a A m érica, según
Las causas de esta drástica caída fueron diversas, si bien se pue­ Sánchez-Albornoz.
den c e n tra r en tres fundam entales. En p rim e r lu g a r^ la s pérdidas p o r
\ El flujo de esclavos africanos hacia Iberoam érica se m antuvo con
las g u erras de conquista, que no fueron m uy num erosas.^E n segundo gran vigor d u ran te la prim era m itad del siglo xix , a pesar de que las
lugar, com o señala Sánchez-Albornoz, el «desgano vital» y la ru p tu ra
repúblicas que se fueron independizando p ro clam aro n la abolición de
de las bases económ icas y de la organización social sobre las que se la esclavitud. B rasil, que no la d ecretó h asta 1888, recibió sus m áxim os
asentaban; fenóm eno que h ab ría provocado la incapacidad de satis­ contingentes en el decenio de 1841-50. \
facer las necesidades alim enticias y una fuerte y voluntaria caída de
Junto a la inm igración forzada de los negros, la de europeos y asiáti­
Ja fecundidad*^:' en tercer lugar, las epidem ias q u e asolaron a la po­
cos, de c a rácter voluntario, a d q u irió u n eco ex trao rd in ario a p a rtir
blación indígena, sin afectar apenas a la europea. E ste aparece como de los inicios y, sobre todo, desde m ediados del siglo xix.
el facto r decisivo, pues tanto los negros com o los europeos y asiáticos,
' Como resultado de am bas co rrien tes inm igratorias y de los im p o r­
m erced a los contactos m antenidos d u ran te largos siglos por m edio de
tantes m estizajes realizados, ia población iberoam ericana creció a un
intercam bios com erciales, se e n co n trab an con defensas fren te a viejas
ritm o elevado, sup eran d o lentam ente la depresión dem ográfica ocasio­
enferm edades com o la viruela o el saram p ió n , que, sin em bargo, asolaron
nada p o r la conquista, de m an era que en tre 1750 y 1500 creció a un
a los indígenas, carentes com o estab an de defensas fren te a esas enfer­
prom edio anual de un 0,8 °/ó; e n tre 1800 y 1850 a u n 0,9 °/d; en tre 1850
m edades nuevas en ei continente am ericano. E sta fue la causa de la
y 1900 a un 1,3% y, finalm ente, e n tre 1900 y 1950 a u n 1,6% ; ritm os
hecatom be su frid a en La E spañola o en el M éjico central. en todo caso su p erio res a los de E uropa. De este m odo pasó de los
^ La conquista, en definitiva, re d u jo la población au tó cto n a en p ro p o r­
aproxim adam ente 30,5 m iro n e s de h ab itan tes en 1850 a 126 en 1940;
ciones escalofriantes, afectando p rim e ra m e n te a ios sectores de más
fecha a p a rtir de la cual, y tra s el breve estancam iento m otivado p o r
p ro n ta ocupación: el Caribe y las áreas co steras tropicales y p o sterio r­ la crisis del veintinueve, la población iberoam ericana inició u n a nueva
m ente a las cordilleras y altiplanos, con m uy poca incidencia sobre las
etapa de crecim iento desbordante, que rep resen ta una fase cu alitati­
regiones m ás inaccesibles o que o frecían m en o r in te ré s a los conquista­ vamente distinta. La explosión dem ográfica, su rg id a y a d u ra n te los años
dores. Pero en los territo rio s sobre los que éstos se asen taro n la po* de la II G uerra M undial, estuvo en la base dei cam bio no sólo dem o­
blación indígena m antuvo u n ritm o decreciente, au n con posterioridad
gráfico, sino tam b ién económ ico y social, que afectó a to d a Ib ero am é­
a la catástro fe inicial provocada p o r la co n q u ista y las epidem ias, f rica. Pero estos aspectos serán analizados en un capítulo posterior. Pre­
E n efecto, la nueva organización in tro d u cid a p o r los colonizadores
viam ente debem os h acer unas consideraciones so b re e l significado de
fue la causa del desm oronam iento de las sociedades indígenas. La «en­ la inm igración.
com ienda», que en principio re p re se n ta b a un núcleo de población in­
-De entrada, conviene re sa lta r la im p o rtan cia de la inm igración in te r­
dígena, cuya tu te la y cristianización se confiaban al encom endero, se
nacional^ tanto african a como de o tro s continentes, p o r cuya causa
convirtió en u n a gravosa institución p a ra la obtención de excedentes agra­
Iberoam érica pudo conseguir hacia 1900 unos efectivos dem ográficos
rio s o de m ano de obra b a ra ta y superexplotada, que acababa quebrando
sum lares a los de antes de la conquista. Pero la d istrib u ció n de la po-'
el aguSnte de los indígenas, so b re todo a p a rtir de tas nuevas leyes
ación inm igrante varió con respecto a la precolom bina. Los densos
de m ediados del sigio xvi (1542 y 1548), É stas establecían, asim ism o, el
ocos de poblam iento indígena de los altiplanos de Méjico, Centrnam é-
«repartim iento» (tam bién denom inado «mita» en Bolivia y Perú) para el Caribe y los Andes sep ten trio n ales y cen trales fueron perdiendo
asegurarse la disponibilidad de la fuerza de tra b a jo de las com unidades
5 ^ ° ,re*a tivo en favor de o tra s regiones, com o el N ordeste brasileño,
indígenas; las cuales se veían obligadas a m an d ar a u n a p a rte de sus
j11111? con e * C aribe, recibió el m ayor contingente de esclavos nc-
m iem bros hacia esa especie de tra b a jo s forzados que se desarrollaron s t*nados al tra b a jo en las plantaciones de caña. ^
en las m inas, en las haciendas o e n la construcción de ciudades.
leñ m em ^ a r^P' *a inm igración no african a favoreció al Sudeste brasi-
La erosión h um ana producida p o r esta situación indujo a los coló-
°* a A rgentina y U ruguay p rin cip alm en te, p aíses que, siguiendo la
ESTRUCTURAS ESPACIALES EN AREAS SLBDES ARROLLADAS 367

366 H SPA C IO S Y SUCIEDADES


J E n cualquier caso, la población iberoam ericana, al acabar esta pri­
m áxim a de que (¿gobernar es poblar», buscaron desde principios dcl si­ m era etapa histórica, previa a la explosión dem ográfica de la década
glo xix a tr a e r a colonos europeos con experiencia y técnicas modcr- del cu arenta, está in teg rad a p o r conjuntos raciales heterogéneos, den­
ñas, a fin de p o n er en explotación nuevos territo rio s que ap o rtaran ex­ tro de los cuales los criollos ocupan los lugares cim eros de la pirám ide
cedentes agrarios al m ercado internacional.'A sí, B rasil, que en el p rim er social, correspondiendo la base a los negros, m estizos de todo tipo
censo nacional de 1372 contaba con las tre s q u in tas p artes de su pobla­ —m ulatos o zam bos— y a los indios. Unos y o tro s en trarán en la fase
ción form ada p o r negros y m ulatos, fue perdiendo po sterio rm en te ese de transición dem ográfica, sobre la que m ás ta rd e volverem os, r
predom inio racial negro, pues en tre 1884 y 1954 recibió 4,6 m illones de La evolución de la población no se puede desligar de las coyunturas
inm igrantes europeos, principalm ente dc Italia y de Portugal, Y Ar­ y de las bases económ icas, que la condicionan y, en todo caso, la ex­
gentina y U ruguay recibieron nada m enos que 3,4 y 0,64 m illones dc plican.
inm igrantes netos, sobre todo italianos y españoles, en tre 1881 y 1935;
y ello a pesar de que la perm anencia de los inm igrantes se fue redu­
ciendo progresivam ente, dado que las m ejores tie rra s pasaron pronto, 2. Cristalización de unas bases económ icas dependientes
con el consentim iento dcl E stado, a m anos de unos pocos latifundistas, y afianzam iento de los desequilibrios sociales
con lo que se perdió el atractiv o q u e ejercía el acceso a la propiedad
de la tierra.
La evolución de la población que acabam os de p re sen ta r abarca un
C cadro IX. 1 largo periodo: desde la conquista ibérica, a finales del siglo xv, h asta
la explosión dem ográfica, hacia 1940. En et tran scu rso de estos cu atro
E v o lu c ió n d e la p o b la c ió n ib e ro a m e rica n a 1&50-1940 siglos y m edio se pueden d istin g u ir diversas etap as que, au n q u e no
( m ile s ) aparezcan m uy claras en los hechos dem ográficos, se revelan con niti­
íaso Í900 1950 dez en los económ icos. E videntem ente, la p rim era corresponde al pe­
ríodo colonial, que d u ra h asta el p rim e r tercio dei siglo xixj fase a
A m érica c e n tr a l
M éjico
con tiü en cal
7.662 13.607
13.607 16.589
16.5*9 19.815
p artir de la cual, y tra s la independencia, las diversas naciones surgidas
7.662
G uatem ala 850
850 1.425
1.425 1.771
1.771 220t se integran en un m ercado m undial, al que exportan sus m aterias p ri­
El S alv ad o r 394
394 932
932 1.443
1.443 1.633 mas agrarias y m inerales, que aum entan progresivam ente en volum en
H o n d u ras 350
350 443
443 948
948 I.U9 hasta la crisis del veintinueve, a la cual sigue un breve estancam iento
N icaragua 300
300 448
448 742
742 893
285 499 económico, sup erad o en las décadas expansionistas posteriores a la
C osta R ica 125
125 285 499 619
— Sil?
502 595 II G uerra M undiul. Sin em bargo, esta fase expansiva, cuyo análisis
P an am á
abordarem os m ás adelante, difiere cualitativam ente de las precedentes,
Caribe 3.837 en las que no sólo se produce una nítida dependencia del exterior, sino
C uba 1,186
1.186 1.573
1.573 3-837 4.566
P u e rto Rico 455
455 953
953 1-552
1.552 1,880 tam bién una debilidad económ ica generalizada.
R epública D om inicana 200
200 700
700 1.400
1.400 1.759
jk M —"
93B 1270 4 72
?2.422 2.825 a) La colonización del espacio iberoam ericano: una ocupación terri­
torial selectiva. — C onsum ada la catástro fe dem ográfica q u e in tro d u jo la
A m érica del S u r tropical 33.568
. B rasil 7.205
7.205 .. 17318
17318 33.568 41¿33 conquista, com enzó una nueva fase de crecim iento dc la población en
Colom bia 2.243
2.243 33.S25
¿25 7350
7.350 9.077 función dc las bases económ icas coloniales.
P erú 1.888
1.888 3.791
3.791 5.651
5.651 6.681
2343 2.950 . É stas supusieron, en principio, la ocupación exclusiva de los te rrito ­
V enezuela ' 1.490 2343 2.950 3.710
E cu a d o r 816
816 1.400
1.400 2.160
2.160 2.586 rios que ofrecían atracción a los colonizadores, es d ecir de aquellos que
1.3T-Í 1.696 ; 2.153 disponían de m etales preciosos o de alguna riqueza agraria, con la que
. B olivia — ^ * 2-505
poder com erciar y o b ten er así dinero y p restig io social. No fue o tro el
Am&rica del S u r tem plada’ 11.896 . objetivo de los m iles de aven tu rero s españoles y portugueses q u e se lan­
A rgentina 1.100 4.743
4.743 11.896 !«
Chile 1.287 2.904
2.904 4.424
4.424 5.147 z a ro n ^ las Indias. De ahí que los ritm o s de ocupación de las Indias p o r­
U ruguay 532
132 915
915 1.704
1.704 1.497 tuguesas y españolas fu eran diferenciales. En la A m érica hispánica, don­
500
AAr*
440 880 l.lll
P araguay de pronto aparecieron ios m etales preciosos, la inm igración fue m ás r á ­
104.441 126.074
T utai. 30.495 61.012 p id a y volum inosa d u ran te el p rim e r siglo y m edio; en cam bio, en B ra­
sil, donde h asta 1696 no se descubrió el oro en el estado de M inas G eráis,
t. Hasta 390i incluido en Colombia. los portugueses no ocuparon m ás que unos reducidos sectores litorales.
Tue.nté; K. Sánchez-Albornoz, 1977 (^p. 183 y 202),
368 ESPACIOS Y SOCIEDADES RSTRUCTURAS F.SPACTAi.ES EN ÁREAS SLSDESARROLLADAS 369

adem ás de la fra n ja nororiental del país, dedicada a las producciones ras destinadas a la producción de cuero y carn e p a ra el m ercado inter­
azucareras. nacional. E n función de estas coyunturas económ icas, A rgentina pudo
' Al com enzar el siglo x v i i i , la d istrib u ció n dc la población en Ib ero a­ m u ltip licar su población por m ás de cu atro e n tre 1850 y 1900, pasando
m érica reflejaba fielm ente el in terés que los distintos te rrito rio s o fre­ de 1,1 a 4,7 m illones de h ab itan tes; y Uruguay la m ultiplicó p o r siete, en
cían a Los colonizadores: sólo habían ad q u irid o una cierta densidad dem o­ tan to que toda Ib ero am érica sólo llegó a d u p licar su población en esas
gráfica los enclaves m ineros y las regiones con buenas condiciones p a ra fechas.
las producciones agrarias com ercializables, de ta l m an era que los focos I E sta segunda m itad del siglo XIX, no ob stan te, fue testigo de la ocu­
de poblam iento m ás densos coincidían con los precolom binos, es decir, pación y puesta en explotación dc nuevas regiones, con riquezas m ineras
los altiplanos m ejicanos, A m erica cen tral, el Caribe, Andes colom bianos m uy d istin tas a las tradicionales, com o el estaño en Bolivia, el n itra to y
y peruanos. E n te rrito rio brasileño, sin em bargo, cristalizó ya en el si­ cobre en Chile, el plom o y zinc en M éjico y Perú, que, gestionados p o r
glo XVII u n poblam iento costero m uy denso en tre B ahía y M aranhao, que capitales europeos y n o rteam erican o s, experim entaron su m áxim o desa­
se h a m antenido h asta nuestros días. ' rrollo d u ran te el siglo XX, en función de las necesidades y la dem anda de
En efecto, la ocupación del te rrito rio brasileño, dado que en un p ri­ los países industriales m ás avanzados7. Son tam bién estos países y, sobre
m er m om ento no se en co n traro n riquezas m ineras, se realizó exclusiva­ todo E stados Unidos, los que a través de la inversión en gran d es propie­
m ente en función de un aprovecham iento agrario. D urante la p rim era dades m odernas, realizada p o r com pañías p rim era azucareras y después
m itad del siglo xvi, los portugueses 110 obtuvieron o tro beneficio de su fru teras, invaden to d a A m érica c e n tra l y Cuba.
recién estren ad a colonia que la explotación del palo-brasil p a ra la obten­ Todo este proceso dc ocupación, valorización y densificación del espa­
ción de un p ro d u cto tintóreo, de color rojo brasa, m uy apreciado en cio iberoam ericano, que tiene lu g ar d u ran te la segunda m itad del siglo
E uropa. La defensa de esta riqueza m otivó el establecim iento de diversas pasado, va a p rolongarse d u ran te el presente h a sta la crisis del veinti­
capitanías en las costas brasileñas. C apitanías que se convertían en nueve. Y ello, en v irtu d de la exportación al m ercado internacio nal de
ciudades cuando la ocupación del te rrito rio se afianzaba. /E ste afianza­ productos básicos, bien agropecuarios o m ineros. A ésto s se incorpora
m iento tuvo lugar d u ran te el llam ado «ciclo del azúcar», e n tre m ediados el petróleo, que ad q u iere u n auge creciente a p a rtir de la segunda década
del siglo xvi y finales del xvn. E n este lapso no sólo se pusieron en explo­ de n uestro siglo, so b re todo en Venezuela, donde la Royal D utch Shell,
tación las plantaciones de caña del N ordeste costero y del S u d este en de capital anglo-holandés, recibe una concesión d e 2 m illones de hectá­
torno a Rio de Janeiro, sino que se co n tro ló una fra n ja de unos 400 a reas en el golfo de M aracaibo, pero ya an tes de la I G uerra M undial
500 km de p rofundidad desde la costa, en la cual se ad en traro n grupos las inversiones realizadas p o r la norteam erican a S ta n d a rd Oil en la cuen-
de portugueses organizados —los b an d eiran tes— a la caza y ca p tu ra del ca del Orinoco, al E ste del país, su p eran a las de aquélla. Igualm ente, el
indio, a fin de esclavizarlo p ara el tra b a jo en las plantaciones. * golfo de México en to rn o a T am pico y o tro s sectores, crece en función
*En el trán sito del siglo x v n al x v i i i la densidad dem ográfica era baja _de la riqueza p etro lera.
en general, au n q u e relativam ente a lta en el N ordeste costero; sin em­ / E n síntesis, podem os se ñ a la r que Iberoam érica, a principios del si­
bargo, el descubrim iento del oro en el estad o de M inas G erais en 1696 glo xx constituía el principal ab astecedor m undial de p ro d u cto s p rim a­
provocó un aluvión m igratorio, que dio lu g ar al nacim iento de u n nuevo rios, con un nítido c a rá c te r neocoloniaüsta* B rasil, p o r ejem plo, ap o rtab a
foco de intenso poblam iento en el S udeste de B rasil, e n tre las ciudades al m ercado m undial la m itad del café consum ido en el m ism o y la casi
de tan expresivos nom b res com o O uro P reto, D iam antina, etc. (en Minas totalidad del caucho, en ta n to q u e A rgentina co n trib u ía con un tercio
G erais) y Rio de Janeiro-Sáo Paulo.» Una vez pasada la fiebre del oro y de la carn e y Chile con la to talid ad del n itrato.*E stá claro que el papel
agotados los m inerales, el S udeste b rasileñ o se consagró com o la región otorgado a Ib ero am érica en la división internacional dcl tra b a jo fue el
económ icam ente m ás dinám ica dcl país m erced a la explotación de un de abastecedor de m aterias p rim as m ineras o ag ro p e c u a ria s,/P a ra ello
nuevo producto ag rario —el café—> que se extendió p o r los estados de solam ente se p u siero n en explotación los te rrito rio s que ofrecían m ejo ­
Rio de Janeiro y Sao Paulo. res condiciones. E ste proceso d u ró h asta la crisis dcl veintinueve, pues
- * E n síntesis, fueron las coyunturas económ icas fo rjad as p o r los co lo & p a rtir de ese m om ento y, sobre todo con p o sterio rid ad a la I I G uerra
nízadores las que favorecieron la ocupación y p u esta en explotación de M undial, se inició u n a e tap a expansiva, que m odificó las bases del desa:
unos territo rio s determ inados. H echo q u e puede com probarse perfecta­ rrollo económico. B ases que, cread as p o r la Colonización, se m antuvie­
m ente en las regiones tem pladas dc A rgentina, U ruguay y S u r de Brasil. * ro n con la In d ependencia, y abocaron a unas e stru c tu ra s económ icas de
E stas áreas no se pusieron en explotación h a sta bien en trad o el siglo XIX, ttpo neocolonial, claram en te dependientes del exterior. .y
porque, precedentem ente, no ofrecían n ingún in terés a los colonizadores.
Mas con el desarrollo de los tra n sp o rte s y de los sistem as de r e f r i g e r a ­ • Unas bases económ icas dependientes del exterior. — La explota­
ción desde m ediados de dicha cen tu ria, se invirtieron cuantiosos capita­ r o n de los recursos n atu rales exigió Ja creación d e una infraestructura
les en el establecim iento y explotación de las grandes estancias ganade­ y de u n o s servicios im prescindibles p a ra realizarla. In fra e stru c tu ra y ser­
370 ESPACIOS V $OCTF.IUnES

ESTRUCTURAS ¿SFACiALfcS LN ÁKfcAS SUBÜESAKKÜLLADAS 3 71


vicios rep resen tad o s por los p u erto s, las ciudades residenciales y adm i­
n istrativ as y las vías dc tra n sp o rte básicam ente. * ba asegurado el flete, para d re n a r las producciones del in te rio r hacia los
A síala América española, d u ran te los 150 p rim ero s años, se organizó
puertos. Ello dio com o resu ltad o un trazado de líneas m ás o m enos per-
en función de la exportación de m etales preciosos. L ajex p o rtació n "del penuiculares a la costa, o paralelas a la m ism a sí el territo rio explotado
oro de aluvión, arre b a ta d o a los indígenas o recogido en los lechos de se ubicaba en una fran ja costera, a m enudo con anchos de vía diferentes,
les ríos, constituyó el principal objetivo dc las conquistadores, que cons­
sin articulación en tre sí y sin ninguna posibilidad dc co n stitu ir u n a ver­
truyeron. los p rim ero s centros urbanos p ara el control territo rial, e im ­ dadera red férrea, capaz de in teg rar los te rrito rio s de los d istin to s esta­
p o rtan tes p u erto s p a ra la expedición de los m etales. V eracruz en M éjico,
dos nacionales o los de estos estados en tre sí (Coliin Delavaud, C„ 1973,
C artagena en Colom bia y, sobre todo, La H abana, son tre s dc los m ás 124).
destacados. Pero la fase del o ro fue efím era, cediendo paso enseguida a
Los caracteres_dc las in fra e stru c tu ra s cread as en la segunda m itad del
la explotación argentífera, que tuvo dos centros fundam entales: Z acate­
siglo xix se prolongaron, am pliándose o densificándose, d u ran te los tres
cas en M éjico y p rin cip alm en te Potosí en el Alto P erú (actual Bolivia).
prim eros decenios del xx, ta n to m ás fácilm ente cuanto su construcción
E stos dos polos dieron lugar a unos intercam bios com erciales que p erm i­
corrió a cargo fundam entalm ente de capitales extranjeros. Así, la <*Ma-
tieron el establecim iento de una prim era in fraestru ctu ra. Arica se con­
naus H arb o u r Company», de capital inglés, equipó el puerto de M anaus
virtió en el núcleo exportador de la plata de Potosí hacía Callao y Pana­
con m uelles flotantes sobre el Amazonas, a finales dcl siglo pasado, p ara
má; Acapulco enviaba p a rte dc la p la ta m ejicana hacia Manila, donde
la exportación del caucho. Igualm ente, el p u erto de Buenos Aires pasó a
era cam biada p o r seca china, reexpedida a su vez a Acapulco* La nece­
propiedad de una com pañía inglesa y él de R osario fue explotado por
sidad de productos alim enticios m otivó la p u esta en cultivo, tan to de las
una com pañía francesa, siendo tam bién capitales europeos los que in sta­
regiones ocupadas para la explotación m etalífera com o de las aledañas.
laron las naves frigoríficas p ara la conservación y exportación de la car­
E sta valorización agrícola de las tierras hispanoam ericanas adquirió
ne desde esos puertos. Los capitales ex tran jero s controlaron, asim ism o,
un auge creciente al declinar la producción argen tífera,d el Potosí a p a rtir
determ inados servicios y equipam ientos u rb an o s, como el abastecim iento
de la segunda m itad del siglo x v n , para p ro g resar d u ran te el resto de la
y com ercialización de agua y gas, la instalación del telégrafo y el teléfono
etap a colonial y la independiente; al co n trario de lo que había sucedido
o la producción de electricidad p ara las ciudades; cerca de Río de Ja ­
en la América portuguesa, donde la inicial organización del espacio se
neiro, p o r ejem plo, la anglocañadiense «Light» construyó los p rim ero s
hizo en función de los aprovecham ientos agrarios, principalm ente de la
em balses hidroeléctricos sobre los afluentes del Tieté.
caña de azúcar, h a sta que com enzó la fase m etalífera a principios del
Los capitales foráneos no sólo invirtieron en in fraestru ctu ras, sino
siglo xvirr, que cedió su hegem onía, pasada esta cen tu ria, a las produc­
que tam bién se preo cu p aro n p o r co n tro lar el ah o rro a través de u n a red
ciones agropecuarias, especialm ente a la explotación cafetalera.
de establecim ientos bancarios instalados en los principales cen tro s ur-
Las diversas coyunturas económ icas de 3a etapa colonial e inicios de
banos, de modo que en tre 5 grandes bancos, de capital inglés principal­
la independiente dieron lugar al nacim iento de unos núcleos de pobla­
m ente, co n tro lab an un p o rcen taje elevado del ahorro iberoam ericano,
m iento orientados a satisfacer las necesidades del grupo dom inante. Así,
como sucedía en B rasil, donde en 1900 los bancos británicos recib ían un
se crearon las grandes ciudades, sedes de organism os adm inistrativos,
tercio de los depósitos brasileños. P osteriorm ente, adquirieron m ayor re ’
com o Tenochtitlán-M éjico, G uatem ala, Panam á, S anta Fe. de Bogotá, Qui­
presentación los bancos n orteam ericanos, cuyos capitales, sin em bargo,
to o Lim a, todas ellas sedes de audiencias, en las que m oraban altos fun*
ya se habían invertido en A m érica c e n tra l y Cuba en el sector del azúcar
cionarios de la adm inistración o de la milicia, adem ás de terraten ien tes
y frutas tropicales {Collin Delavaud. C., 1973, 124-125).
y com erciantes enriquecidos. O tras im p o rtan tes ciudades se desarrolla­
Todas estas in fra e stru c tu ra s y servicios fu ero n creados p ara ex p o rtar
ro n com o sede dc estos dos últim os grupos sociales o de p ro p ietario s de
una_s_jw ducciones obtenidas, en las explotaciones agrarias o m ineras'
m inas, bien fuesen ciudades in terio res o costeras, que en am bos casos
Estas indujeron a un escaso, y d ependiente desarrollo industrial. A quéllas
solían celebrar im p o rtan tes m ercados y ferias p ara la com ercialización
se organizaron de una m anera to talm en te desequilibrada, s ié n d o la base
de los excedentes agrarios. E n conjunto, resu ltab an ciudades arm oniosas
e:.una? desigualdades económ icas y sociales a rra s tra d a s h a s t a 'la ac­
desde una perspectiva urb an ística, que coütrastaban_cpn la fa lta dc equi­ tualidad. ■ ........................... ... ._ ,...............
pam ientos y la pobreza de las aldeas, .
J S s e v id e n te que Ja extensión y consolidación de este tipo de estru ctu -
Los centros u rb an o s, que servían de recogida y alm acenam iento dc
agraria desequilibrada es fru to de u n largo proceso histórico, p ero que
m aterias exportables, al igual que las com arcas o regiones productoras
a tenido unas bases com unes; bases que descansan en la apropiación
de los m ism os, fueron unidas a los puertos, ya en la segunda m itad del
e grandes lotes de tie rra s p o r los colonizadores o por la clase econó-
siglo xix, p o r m edios de tra n sp o rte rápido, com o ¿I ferro carril. Las com­
dom inante tre n te a un elevado grupo de com unidades indígenas,
pañías extran jeras, sobre todo inglesas, invirtieron enorm es sum as en la c avos negros y m inifundistas, que se ven obligados a alq u ilar su fuer-
construcción de vías férreas, pero tan sólo en aquellas áreas donde esta*
^ P í tra ^>a-J0 a *os dueños de latifundios y plantaciones.
punto de p a rtid a fue sim ilar en la xAméríca portuguesa con respec-
ESPACIOS Y SOCILDAD LS ESTRUCTURAS ESPACIALOS EN ¿REAS SURflRSARROLLADAS 373

to a la española. El te rrito rio brasileño fue dividido en 12 capitanías, que sólo parcialm ente fueron superados d u ran te la segunda fase, a p a rtir
m edían e n tre 30 y TOO leguas de fachada costera, de m odo que cada do­ principalm ente de finales de la II G uerra M undial, etapa en la que se
n atario tenía en su capitanía poderes soberanos, incluso el de d istrib u ir instalaron las denom inadas in d u strias de su stitu ció n de im portaciones.
las tierras, rep artien d o así grandes dom inios, cuyos lados se m edían en E s evidente que d u ran te la época colonial las m etrópolis n o p erm itie­
leguas (una legua = 6 km ), naciendo así una clase dc grandes te rra te n ie n ­ ron el desarrollo in d u strial de sus colonias. Así, es probable que hacia
tes, cuyo foco inicial estuvo en el N ordeste, pero que se extendió con el 1850 ningún país iberoam ericano obtuviera m ás de un 3 p o r ciento de su
paso del tiem po por todo el país (M onbeig, P., 1983, 39-40). En la Amé­ PNB de las actividades industriales. Las únicas p lan tas industriales que
rica española se p ro d u jo el m ism o proceso; Jas necesidades alim en­ operaron h a sta esas fechas fueron las refinerías de azúcar (m ás frecucn-
tarias y de anim ales de carga indujeron a Jos gobernadores a conceder teniente, sim ples m olinos o «engenhos»), tenerías, harinerías, p lantas tex­
grandes lotes dc tierras, que a m enudo se entregaban com o m ercedes tiles y poco m ás. Ahora bien, con la Independencia se consagró la liber­
por éxitos de conquista, p a ra estim u lar las producciones agrarias. Más tad de com ercio, au m entando considerablem ente las exportaciones y, en
tard e fue el propio E stad o el que vendió las tierras en grandes lotes para consecuencia, la dem anda de pro d u cto s m an u factu rad o s extranjeros. Al
o b ten er recursos fiscales/ El latifundism o en H ispanoam érica co rrió pa­ m ism o tiem po el increm ento dc la población y la organización de una
rejo con el desarrollo de Ja encom ienda y de los rep artim ien to s, pues eran incipiente ad m in istració n en todo el te rrito rio nacional favorecieron el
las com unidades indígenas las que a p o rtab an la m ano de o b ra necesaria crecim iento de las ciudades pequeñas y m edias p o r el asentam iento dc
p ara el funcionam iento de! sistem a. El latifundio, denom inado general­ funcionarios con re n ta s fijas; todo lo cual provocó u n aum ento del m er­
m ente hacienda, tuvo un m ayor auge en el siglo xvn, al declinar las pro- cado de consum idores, que a tra jo a los capitales extranjeros, si bien és­
„ ducciones m ineras, tan to por ocupación de nuevas tierras com o p o r usur- tos se orientaron p referen tem en te hacia las in d u strias exportadoras, bien
' pación de los ejidos y tie rra s de las com unidades indígenas. se tratase de p la n ta s p a ra la conservación de la carne o para la concen­
El proceso continuó y se afirm ó desde la Independencia, al au m en tar
tración de los m inerales con bajo contenido. En algunos casos se dio
la dem anda de pro d u cto s agropecuarios en el m ercado internacional, ex­
incluso u n a desnacionalización de em presas, com o sucedió con la que
tendiéndose la gran explotación ganadera —la estancia— o m ixta p o r las
explotaba el n itra to chileno, que estan d o constituida en un 67 p o r ciento
pam pas argentinas, Uruguay y Sur de B rasil. En el Sudeste de este país,
por capital nacional an tes de la g u erra del Pacífico (1S79) cayó a u n 36
lo m ism o que en Colom bia, adquirió un desarrollo ex trao rd in ario d uran­
p o r ciento después de la m ism a (1883). Algo sim ilar sucedió con el estañ o
te el siglo pasado la gran explotación cafetalera, al igual que en A m érica
boliviano, al tiem po que el gobierno m ejicano dab a todas las facilidades
central, E cuador o la p ro p ia Colom bia lo adquieren las plantaciones ba­
al capital ex tran jero p ara explotar d irectam en te las m inas ce plom o, zinc
n aneras d u ran te el presente, m anteniéndose en el Caribe las de caña.
Todo un pan o ram a de afianzam iento de la gran explotación que con­ y h ierro (CoJlin D elavaud, C., 3973, 125). E n conjunto, Jas inversiones
tra s ta vivam ente con el aum ento del núm ero de m inifundistas y obreros extranjeras, en vísperas de la I G uerra M undial, totalizaron unos 200 m i­
deJ cam po o de los ejid atario s descendientes de las antiguas com unida­ llones de libras esterlinas, correspondiendo al R eino Unido m ás de la
des indígenas mejicanas* Los m in ifu n d istas provenientes de antiguos m itad, y el resto a E stad o s U nidos, Francia y Alem ania principalm ente.
pequeños p ro p ietario s tuvieron poco arraig o en América; únicam ente los A rgentina fue el p rim e r país receptor, con unos 650 m illones, seguido de
caboclos brasileños pueden ser considerados como u n ejem plo; p o r el Méjico, con unos 400 m illones dc lib ra s esterlinas.
co n trario , los h u asipungueros y arrim ad o s ecuatorianos, los colonos y Finalm ente, el siglo xx fue testigo dc la expansión de las inversiones
alíegados peruanos, los tolerados bolivianos e inquilinos chilenos re p re ­ ex tran jeras en u n a nueva riqueza m ineral: el petróleo; así, en 1938 el ca­
sentan diversas m odalidades de m inifundistas, que explotan la tie rra en pital norteam ericano invertido en Venezuela su m ab a 247 m illones dc
precario p o r cesión de un latifu n d ista a cam bio de d eterm in ad as p re sta ­ dólares y el anglo-holandés 125 m illones, aunque e sta s cifras incluyen las
ciones. E stas figuras, surgidas en época colonial, se m antuvieron h a sta las inversiones no p etro leras.
recientes refo rm as ag rarias, p ersistien d 9 en algunos casos. O tros m ini­ ?En sum a, la in d u strializació n de esta p rim e ra etap a, que llega hasta
fundios surgieron al abolirse la esclavitud. E n conjunto, la consolidación la TI G uerra M undial, se caracteriza p o r ser escasa, concentrada en las
de esta e stru c tu ra dual h a p erm itid o la consagración de los desequili­ ram as agrarias y m in eras y dependiente de las inversiones exteriores,
brios sociales d u ran te la e tap a trad icio n al h a sta que a p a rtir de la fase orien tad as hacia los focos dinám icos, como B uenos Aires y Sao Paulo...,
expansiva iniciada en los años 1940 se am plió sensiblem ente el co n ju n to y m uy secu n d ariam en te hacia ciudades disp ersas, que albergaban peque­
de las clases m edias, ñas in d u strias ag rarias o instalaciones m ineras. Sólo en los países con
. .Ahora bien, la expansión in d u stria l del siglo xix y prim er tercio del xx m ejores condiciones, com o A rgentina, B rasil, M éjico y Chile tuvo una
tam poco fue capaz de c re a r un fu erte desarrollo económ ico ni de c o rre ­ cierta fuerza el capital nacional, aplicado a las ra m a s alim enticia, textil,
gir esa polarización so c ia l E n efecto, se tra tó de una industrialización m ecánica, cem ento, c u e ro ,'e tc . Un cap ital nacional que fue creciendo,
dependiente, poco d esarro llad a y de c a rá c te r tradicional; aspectos que aunque muy débilm ente, desde los años de Ja Independencia.
ESPACIOS Y SOCIEDADES

c) Independencia politice, y dependencia económica. — La em ancipa­


ción iberoam ericana, estim ulada p o r la independencia estadounidense en
177o, sé p ro d u jo e n tre 1808 y 1826 p a ra una gran p a rte de los países, fa­
vorecida p o r la invasión napoleónica de las m etrópolis. Los criollos vie­
ron la posibilidad de conseguir lib ertad política y ad m in istrativ a y de
enriquecerse m ediante la lib ertad com ercial. A B rasil no le fue difícil
conseguir su objetivo, pues la pro p ia corona portuguesa asum ió la de­
m anda de su colonia, independizándose en 1822; en cam bio, en la Amé­
rica hispánica se dieron diversos enfrentam ientos y guerras c o n tra la
adm inistración colonial; en fren tam ien to s que m ás tard e se p ro d u jero n
entre los nuevos estados p o r el control de determ inados te rrito rio s fro n ­
terizos, en virtud, sobre todo, de las am biciones personales y del caudi­
llismo, que im pidió realizar el sueño bolivariano de la Unión S u dam eri­
cana.
Los nuevos estados se debían configurar, en principio, de acuerdo con
la delim itación ad m in istrativ a que tenían precedentem ente, pero la deli­
m itación fue dífícil en las áreas escasam ente pobladas, lo m ism o que d o n ­
de se en fren taro n las ideas de quienes defendían la independencia u n ita­
ria de las d istin ta s entidades adm in istrativ as, fren te a quienes propug­
naban am plias federaciones territo riales, com o la de las Provincias Uni­
das de C entroam érica (G uatem ala, E l Salvador, N icaragua, H onduras,
Costa Rica), que n o llegaría a cristalizar, o la de la R epública de Colom­
bia, que englobaba a las actuales Colombia, Panam á, Venezuela y E cua­
dor, pero que, proclam ada en 1819, no duró m ás que hasta 1830, p o r di­
sensiones de sus caudillos.
/L as consecuencias de la independencia fueron diferentes en cad a país,
aunque con u n a base com ún: el m ovim iento independentista no tra jo
cam bios radicales ni en lo social ni en lo económ ico; es m ás, algunos
caudillos, com o S an ta Anua en Méjico, Páez en Venezuela o R osas en
A rgentina g o b ern aro n en sus respectivos estados com o sí se tr a ta r a de
inm ensas haciendas. Pero las diferencias se p lantearon en o tro plano, fa­
voreciendo a los grandes países en perjuicio dc los m ás pequeños, pues,
p o r disponer d e ab u n d an tes recursos territo riales y dem ográficos, a tra ­
je ro n fácilm ente la inversión; p o r el contrario, los pequeños países con­
tin u aro n com o subsidiarios de ía econom ía internacional, contando con el
inconveniente de la dependencia económ ica, que tam bién afectó a los
grandes países, pero sin h acerse acreedores, como éstos, de ninguna de
las v en tajas derivadas de una cierta acum ulación capitalista. *
É sta, sin em bargo, no fue im p o rtan te, pues se continuó considerando
a la tie rra y al com ercio com o b ase de la riqueza, in v in ién d o se las plus­
valías o los excedentes m onetarios en la adquisición de propiedades ag ra­
rias o d e bienes d e lujo, de m odo q u e Iberoam érica, ya desde la época
de la independencia, com enzó a alejarse del m ovim iento de in d u striali­
zación que se e sta b a produciendo en los países industriales, a p esar de Fíg. 9.1. Fecha de formación de los a ta d o s índepindiernes.
disponer de gran d es recursos m ineros, que, ju n to con las producciones
agrarias, co n stitu y ero n las bases de u n a m ínim a industrialización. Ambos
—productos m ineros y agrarios— e stá n estrecham ente relacionados con
las condiciones n a tu ra le s del te rrito rio iberoam ericano. }
376 ESPACIOS X SUCIEDADES

IIL E l s ig n if ic a d o d e l a s c o n d ic io n e s n a t u r a l e s

Las condiciones n atu rales constituyen, ciertam ente, el punto de p a r­


tid a o la base sobre la que se asienta la organización dcl espacio; pero
esta organización es n ecesariam ente una o b ra hum ana; es el hom bre en
suciedad el que aprovecha las m últiples posibilidades y recursos que el
m edio le ofrece, p o iq u e el espacio en sí m ism o es neu tro y cada sociedad
crea unas e stru c tu ra s espaciales acordes con la im agen que el grupo do­
m inante tiene de ese espacio. Asf; las civilizaciones precolom binas que
se asen taro n en tre M éjico y Cuzco e stru c tu ra ro n un espacio ocupado in­
tensivam ente, d esarrollando incluso el regadío, y favoreciendo la existen­
cia de unas fu ertes densidades hum anas. F ren te a estas civilizaciones
avanzadas, los colonizadores ibéricos organizaron, p o r el contrario, una
ocupación del espacio com o área com plem entaria de la econom ía m e tro ­
politana; y los criollos independientes lo hicieron com o áre a complemen*
taria de la econom ía internacional. Hoy se a rra s tra n , sin duda, p a rte de
esos lastres del pasado, dishm cionales para las necesidades p resen tes y
que tienen m uy poco que ver con las m últiples posibilidades de explota­
ción y estru ctu ració n que ei m edio ofrece. E sas posibilidades y ap titu d es
pretendem os analizarlas brevem ente a través del estudio de las e stru c ­
tu ras m orfológicas, clim áticas y de los m edios bioclim áticos, que hablan
claram en te de Las potencialidades m ineras y ag rarias del espacio re­
gional.

1. Un retieve contrastado sobre grandes unidades m orfoestructurales

El te rrito rio iberoam ericano form a p a rte de u n a gran unidad co n ti­


nental, correspondiente, sin em bargo, a varias placas de la corteza te ­
rre s tre —norteam ericana, del C aribe y sudam ericana—, que en su des­
plazam iento desde el centro del A tlántico hacia el O este ha originado las Sierre Madre Occidental
cordilleras del b orde occidental de América, al com prim irse los m árgenes Sierra Madre Oriental
continentales p o r la subducción de las placas del Pacífico. Aríiplano mejicano
Unas cordilleras que van desde Alaska a la Patagonia y que desde el Eje neovoicánico
Depresión dei Balsas
N orte de Méjico h a sta la T ierra de Fuego re p re se n ta n u n vastísim o sis­
Sierra Madre sel Sur
tem a m ontañoso, dc unos 11.000 km de longitud, dividido en tres u n id a­ Cuenca de M anagua
des, correspondiendo la p rim era a las sierras y altas m esetas m ejicanas, Llamos det Orinoco
a las sie rra s centroam ericanas de escasa a ltitu d la segunda, y a los Andes C u e iK a secim entana dei
la tercera, con sus ejes o rientados en sentido m eridiano, com o resp u esta Am azonas

al desplazam iento de las placas a las que pertenecen. F rente a éstas se 10. Escudo de las G uayanas
11 . Escudo brasileño
d esarro llan las vastas planicies, bien sean sedim entarias, localizadas so­
12. Cuenca sedimentaria del
bre depresiones de tip o sineclise, com o la d el Amazonas o la del Paraná- Paraná-Paraguay
Paraguay o sobre cu b etas tectónicas, com o la de los Llanos del Orinoco, Meseta de la Patagonia
o bien sean p latafo rm as del zócalo, com o la del escudo brasileño o la 14.. Cordilleras andinas
m ás accidentada y elevada del escudo de las G uayanas; o bien, finalm en­ 15, Cuenca y altiplano de'
Trticaca-Poopó
te, se tra te de m esetas o altiplanos, com o la del cen tro dc Méjico, en
gran p arte co n stitu id a p o r m ateriales volcánicos terciarios. A ellas hay
que añ ad ir los m acizos antiguos, elaborados sobre un reborde fractu rad o Fig. 9.2, Las grandes unidades m orfoestructurales de Iberoam érica
(según C . Collin D elavaud. adaptado)
E S T K U C fL R A S L S l’A C lA LIiS LN ÁK.LAS Sl'BDfeSAKKOLLAUAS 379
373 ESPACIOS Y SOCIEDADES
areniscas secundarias, adem ás dc m ateriales volcánicos de edad secun­
del zócalo, com o las sierras atlán ticas a lo largo de la costa o rien tal b ra ­ daria y píiocuaternaria.
sileña. Frente a todo el conjunto de ab iertas llan u ras, a veces in terru m p id as
El escudo brasileño constituye u n a de las unidades de m ayores di­ p o r pequeños macizo? antiguos o p o r alineaciones de cuestas sobre m a­
m ensiones, pues se extiende sobre varios m illones dc km 2 desde las sie­ teriales sedim entarios resisten tes, se levanta la im ponente m uralla de
rras atlán ticas hacia el interior. É stas, precedidas p o r una llan u ra cos­ los Andes, con una longitud dc m ás de S.500 km desde los Andes patagó­
tera, adoptan una e stru c tu ra germ ánica en bloques levantados y h undi­ nicos h asta los venezolanos, que cam bian ya su orientación m eridiana
dos paralelos a Ja costa o en. bloques que se van levantando progresiva­ p o r la zonal. Con una línea m edia de a ltitu d su p erio r a los 3.500 m y una
m ente en escalera de fallas h asta las m áxim as culm inaciones e n tre 2.000 anchura m edia de 300 km, aparecen como una gran cordillera, con im por­
y 3.000 m. E n tre los m ateriales paleozoicos de estas sierras, sobre todo tan tes consecuencias clim áticas p o r su orientación m eridiana y por el
en el estado de M inas G erais, se h an producido im p o rtan tes m etalizacio­ escalonam iento clim ático que se produce, en altura. Aunque con oscila­
nes de oro y diam antes, explotados en época colonial, y, sobre todo, de ciones acusadas del nivel dc eje, centra ¿us m áxim as altitu d es en tre un
hierro, actu alm en te en explotación y con enorm es reservas. F uera de las secto r que a rra n c a al Sur de Santiago y que va hasta el N orte dc Perú,
sierras atlánticas, el resto del escudo brasileño aparece cu b ierto p o r sector dividido en dos cordilleras, alejadas en tre sí, que encierran cuen­
bancos de sedim entos secundarios o terciarios de poco espesor, que h an cas in tram o n tan as, form ando m esetas o altiplanos, com o el de Perú y Bo­
dado lugar a u n a vasta m eseta de escasa altitu d (800-1.000 m ), form ando livia en torno a los lagos T iticaca y Poopó o com o el de la p u n a de Ata-
las denom inadas «chapadas* y «tabuleiros» (superficies planas), que sólo cam a en el N oroeste argentino. T ras el descenso en el N orte p eru an o y
en el S ur desaparecen, su stitu id o s p o r una vasta región volcánica en los en E cuador, vuelve a ascender en Colombia, dividiéndose, a p a rtir del
estados de Santa C atarina, P aran á y Sao Paulo, cuyas tierras h a n servido nudo de Pasto, en tres cordilleras, separadas por las profundas fosas
de excelente base, dada su fertilidad y ausencia de encostram iento, p ara del Cauca y del M agdalena, en cuyos valles se localiza un poblam iento
la expansión del cafetal. denso y un intenso aprovecham iento agrario, con la salvedad de algunos
£1 escudo brasileño se halla sep arad o del de las Guayanas p o r la si­ valles de propiedad latifu n d ista y explotación extensiva.
neclise del A m azonas, depresión e stru c tu ra l de gran radio, rellena de Los Andes, cordillera m uy joven, surgida a finales del T erciario, en
m ateriales terciarios y cu atern ario s, e n tre los que d iscurre el Amazonas, el levantam iento ponto-plioceno, tiene una e stru c tu ra tectónica y geo-
a una m ínim a a ltitu d sobre el nivel del m ar (200 m en la fro n tera con m orfológica com pleja, pues a la a p a re n te sim plicidad de los bloques le­
Perú). La gran cuenca sedim entaria del Amazonas se prolonga hacia el vantados y de las fosas, se sum a la com pleja integración del zócalo p re­
N ordeste p o r 1a del Orinoco, separada de ésta p o r una nueva flexión del cám brico, del zócalo hercianiano, de los m ateriales sedim entarios, secun­
zócalo, que da lu g ar a num erosos rápidos en la cabecera de los afluentes darios y terciarios, en m últiples unidades plegadas y falladas, a través
am azónicos. El relieve de la cuenca sedim entaria del Orinoco es sim ilar de cuyas fallas, adem ás, se ha d esarro llad o un intenso volcanism o desde
al que se desarro lla sobre la del Amazonas, aunque la cuenca se hace los tiem pos m esozoicos h asta la actualidad. E ste tipo de e stru ctu ra y
m ás estrecha, convertida, desde u n p unto de vista tectónico, en una cu­ m ateriales se p resta a la existencia de m etales preciosos y otros m inera­
b eta, e n tre los .Andes al O este y N orte y el escudo de las G uayanas al les industriales, com o la plata en Perú (produce ± 1 2 p o r ciento de ]a
Este. m undial), el h ierro en Chile c en tral y Perú, zinc y plom o p eru an o en el
El escudo de las Guayanas se localiza e n tre las propias G uayanas, Ve­ cerro de Pasco, el cobre chileno o el estaño boliviano en O ruro-Potosí,
nezuela y B rasil; u n escudo que ha sido tran sfo rm ad o en u n m acizo e n tre los m ás significativos. A ellos hay que a ñ a d ir la p iala (13 p o r ciento
antiguo p o r su fracturación, elevación y accidentación. E stá dividido en dc la m undial), zinc y plom o de la m eseta c en tral m ejicana, au n q u e fuera
el centro p o r el río B ranco, que, al igual que el resto de los ríos del m a­ de la unidad andina. .
cizo, salva los enorm es escarpes q u e lo circundan, de hasta 1.000 m de El relieve de M éjico p re sen ta tam bién u n a gran com plejidad. La
desnivel, en im presionantes caídas. E n S urinam y Guayana, el zócalo Sierra M adre O riental y la O ccidental son continuación, respectivam ente,
aparece recu b icrto por una serie sedim entaria, culm inada p o r capas de de las R ocosas y de la S ierra N evada, que se van estrechando progresi­
bauxita, m ineral del que am bos países, ju n to con Jam aica, prod ucen al­ vam ente hacia el S u r h asta q u ed ar in terru m p id as p o r el eje>ieovoícdmco
red ed o r de u n tercio dcl m undial. tran sv ersal (el P aricutín surgió en 1941), que separa el co n ju n to de sie­
AL O este dei escudo brasileño se pasa, a través de u n a flexión del. m is­ rra s y m eseta cen tral m ejicana de las cuencas de escasa a ltitu d que se
m o, a la cuenca sedim entaria del Paraná-Paraguay, rellena de m ateriales en cu en tran al S ur, en- la d en om inada «depresión del Balsas». Más hacia
recientes; se tra ta de una llanura pantanosa, inundada d u ran te la esta­ el Sur, ya en la fro n te ra con G uatem ala, las sie rra s se van estrech an d o y
ción de las lluvias, p ero que hacia el Sur, en latitu d es su p erio res al perdiendo energía h a sta d esap arecer bajo el m ar.
paralelo d e Asunción, da paso a una vasta planicic de relleno aluvial, Al O este, la S ierra M adre O ccidental rep resen ta u n a b a rre ra conti­
donde se localizan las fértiles pam pas argentinas. Al Sur de las m ism as nua de e n tre 2.000 y 3.000 m de altitu d , desarrollada a lo largo de
se ab re la m eseta patagónica, viejo zócalo precám brico, recubierto de
380 ESPACIOS Y SOC1KUAOES

2.000 km , sobre h o rsts cristalinos, con enorm es escarpes de talla hacia el


lado del Pacifico. Al Este., la S ierra M adre O riental está integrada p o r u n
conjunto de cadenas calcáreas plegadas q u e caen b ru scam en te hacia el
golfo de Méjico, E n tre am bas se localiza el altiplano central, que consti­
tuye un plano inclinado desde el S uroeste hacia el N ordeste, con altitu d es
predom inantes e n tre 2.500 y 1.500 m, labrado sobro m ateriales volcánicos
de edad neógena, en tre los cuales afloran dovelas levantadas del zócalo,
m ientras que o tras dovelas hundidas o, en su caso, coladas de lava, han
cerrado e individualizado pequeñas cuencas, com o la de la ciudad de
Méjico o la de Puebla, al pie de los im ponentes volcanes Popocatcpetl
(5*450 m) e íx tacih u ah (5.286 ni).
Los m ateriales volcánicos y del zócalo han posibilitado 3a concentra­
ción de abun d an tes m inerales explotables, como ya hem os señalado, lo
m ism o que las llan u ras aluviales del golfo de M éjico han favorecido la
form ación de grandes bolsas p etro leras bajo sus sedim entos, com o la de
Reynosa en et K orte, Tam pico en el cen tro y las de M inatitlan y C árdenas
en el Sur. Este tipo de yacim ientos p etro lífero s se ha form ado b ajo con­
diciones sim ilares a las de los depósitos del golfo de M aracaibo o del
secto r sep ten trio n al del bajo Orinoco en Venezuela y a las que rein aro n
en el m om ento de fo rm arse los yacim ientos del Chaco argentino.
El golfo de M éjico y el m ar Caribe constituyen un m ar cerrado por
el co n ju n to in su lar de las G randes y Pequeñas Antillas, que correspon­
den a las áreas em ergidas de unas cordilleras subm arinas, que separan
e individualizan, bajo el m ar, una serie de fosas y cuencas. E n conjunto
se com p o rtan com o áreas de debilidad e n tre los grandes escudos de
N orte v de Sudam érica.

2. Unos m edios bioclim áticos m u y heterogéneos

Si es cierto que Ja m ayor p arte de las tie rra s iberoam ericanas se en­
c u e n tra en latitu d es cálidas, no lo es m enos que u n a buena p a rte de
éstas ve m odificada p o r el relieve sus iniciales condiciones zonales: ta n ­
to las sierras m ejicanas com o los Andes ad o p tan u n a dirección m eridia-
na y, p o r ello, p erp en d icu lar a los flujos de aíre. E ste fenóm eno provoca
una clara d isim etría en las precipitaciones de los sectores que están a
b a rlo v e n to —los orientales en la zona cálida y los occidentales en la zona
tem plada— y los que se en cu en tran a sotavento. P o r o tro lado, al tr a ta r­
se de grandes relieves m ontañosos, origina u n escalonam iento clim ático
en altu ra, que se trad u ce en una gran diversidad de regiones clim áticas.
EJ facto r clim ático m ás destacado es, sin em bargo, la situación lati­
tudinal, en tre los 32° N. y los 55° S., pero correspondiendo la m ayor
extensión a la zona in tertro p ical, con u n clim a de tipo ecuatorial en Pa­
nam á, buena p arte de Colom bia y la Amazonia, con lluvias abundantes
a lo largo de todo el año y te m p e ra tu ra s m edias m ensuales superiores
siem pre a los 24° C. U na variante dc éste es ei clim a litoral de alisio del
Caribe o de la costa o rien tal brasileña, con m en o r integral térm ica, pero
Kig. 9.3. Principales form aciones vegetales de Iberoam érica
acusada hum edad. Desde el dom inio ecu ato rial se p asa progresivam ente
(según C oüin D elavaud, adaptado)
382 E SPA C IO S Y SOCIEDADES
ESTRIXTURAS ESPACIALES EN ARLAS SUUUESARROLLADAS 383
al de clim as tropicales con estación seca y húm eda alternante* m otivadas
p o r los anticiclones su btropicales y p o r la Convergencia In te rtro p ic a l diendo densidad al d ism in u ir las precipitaciones, hasta las sab an as de­
respectivam ente, o a los sem idesiertos del N orte de M éjico o del Chaco gradadas de arb u sto s espinosos y de cactáceas, com o la «caatingac del
argentino-paraguayo, donde la estación seca se m antiene d u ran te la m a­ N ordeste brasileño o com o la del Chaco. Las sab an as en general ofrecen
yor p a rle del año. O tros desiertos o sem idesiertos se relacionan con fac­ condiciones am bivalentes p a ra la explotación agraria: m alas cuando es­
tores locales, com o sucede con el N ordeste brasileño o en la fran ja cos­ tán provistas de co stras lateríticas, que, aunque no ocupen grandes ex­
iera chileno-peruana, dado que se en cu en tran a sotavento de los alisios tensiones, es preciso lev an tar p ara p o n er en cultivo, pero que se p restan
húm edos del S ureste. Aquél, p o rq u e se interponen las sierras atlán ticas a todo Tipo de aprovecham ientos d u ra n te la estación húm eda o a lo largo
brasileñas; éste p o r la p an talla de los Andes, que, adem ás, favorece la dei año si se cuenta con regadío. Las regiones m ás difíciles son las
penetración de las m asas de aire seco y subsidente del anticiclón del Pa­ subáridas, com o el sertao brasileño, donde a vcccs pasan m ás de dos
cífico S u r h a sta G uayaquil, ya cerca del E cuador, im posibilitando de años seguidos sin llover. Condiciones de subaridez dan lugar tam bién en
este m odo las lluvias, ta n to m ás cu an to que la corriente fría de H um - el N orte de M éjico a la form ación d e una estep a arb u stiv a de cactáceas,
b o id t estabiliza p o r !a b ase las m asas de aire. extendida p o r cientos de m iles de km 2.
T ras un dom inio subtropical de poca extensión, que va desde Rio ü n caso singular está co n stitu id o por los Llanos colombo-venezola-
G rande do Sul h a sta la provincia dc B uenos Aires en el E ste dc Sudamé- nos: u n a sab an a h erbácea de g ran p lan itu d y m uy m al drenada, q u e p er­
rica y que en el área occidental co rresp o n d e al clim a m ed iterrán eo chi­ m ite un en charcam iento estacional, poco a p to p a ra el desarrollo arb ó reo
leno, en torno a Santiago, se a b re p aso la región patagónica, de clim a frío o de o tra form ación vegetal que no sea la p ra d e ra de gram íneas.
y seco, puesto que los Andes im piden el paso hacia el Este de las b o rras­ P rad era de gram íneas que se extiende igualm ente desde las pam pas
cas del F rente P olar del Pacífico. No ob stan te, et secto r m ás occidental argentinas h a sta el Sur dc B rasil, b ajo la influencia del clim a su b tro p i­
y m eridional d e ios Andes d el S u r, viéndose afectado continuadam ente cal de fachada o riental, sobre un m edio tem plado, en el que los europeos
por dichas b o rrascas, com o corresponde a su la titu d y exposición p erp en ­ encontraron d u ran te el siglo pasado unas excelentes condiciones p a ra la
dicular a los •westerlies, goza de u n clima oceánico, suave y húm edo. explotación agropecuaria, al co n trario de lo que sucede en todo eJ triá n ­
Como hecho sin g u lar y facto r peí tu rb a d o r del clim a tropical del Ca­ gulo m eridional de A rgentina, subárido y frío, al que invaden desde el
ribe y golfo de M éjico, se debe d e sta c a r el papel de los huracanes, esos S u r coladas de viento m eridional, incluso a n tá rtic o —ei pam pero— , que
vórtices ciclónicos, que se form an a finales de! verano p o r recalentam ien­ se desliza en invierno, siguiendo los Andes, p o r toda la Patagonia, difi­
to de ías aguas de esto s m ares cálidos, apoyados a m enudo p o r coladas cu ltan d o el crecim iento de la vegetación.
de aire frío en altu ra, E n m uy poco tiem po engullen enorm es m asas de Finalm ente, sobre los Andes y sierras m ejicanas se desarro lla una
aire cálido y húm edo, que, al elevarse bruscam ente, se enfría y provoca co b ertera vegetal que p articip a, en principio, de los caracteres zonales
precipitaciones torrenciales., adem ás d e unos fu ertes vientos, generalm en­ de base, p e ro escalonándose en altitu d y form ando una cliserie vegetal
te catastróficos, h a sta que el desplazam iento dc la célula ciclónica hacia com pleja, según la latitu d , la a ltitu d y la exposición o rien tal u occiden­
el in terio r co n tin en tal la va disolviendo por falta de alim entación en la tal. Por ejem plo, en Perú m eridional se p asa del d esierto costero, en el
base, que se aprovechan d eterm inados oasis a p a rtir de las aguas procedentes
I-os clim as de los dom inios y regiones señalados rep resen tan el factor de la cordillera, a la estepa de a ltitu d —la puna—, que se desarro lla a
prim ordial del tipo de vegetación predom inante. Aunque las variaciones p a rtir de los 3.500 m, com puesta de m ato rrales y hierbas, secos d u ran te
y m atices son m últiples, en co n ju n to se puede d istinguir una vegetación unos ocho m eses al año y que a p a rtir de los 4.800 m cede paso al de­
de bosque denso ecuatorial, bien sobre los lechos inundables de los ríos sierto de roca y hielo. Allí donde la hum edad es m ayor d a u n a estepa
am azónicos —las varzeas e igapos— , o bien sobre los interfluvios, con m ás densa de tipo páram o. Los valles y altiplanos andinos, n o ob stan te,
sus tre s e stra to s vegetales, su potencia y densidad, localizado aproxim a­ perm iten una explotación agrícola intensiva, a p a rtir del agua que des­
dam ente e n tre los 5* N. y los 10° $., aunque se prolonga p o r Centroam é- ciende de las sierras, ,y u n a g anadería extensiva a base de ovejas o lla­
rica y p e n e tra en M éjico. E stos dom inios biügeográficos han represen- m as, que son capaces de ap ro v ech ar esto s m ediocres pastos.
ta d ^ tra d ic io n a lm c n te u n o b stáculo p a ra la ocupación agraria, si bien Salvo en el dom inio ecuatorial y gran p a rte del tem plado, el regadío
hoy, con las técnicas m odernas no ofrecen m ás condicionantes p a ra su resu lta fundam ental, p o r tanto, com o lo lia dem ostrado M éjico en la
puesta en cultivo que los derivados de una racional explotación de los ocupación de las llan u ras lito rales de los estad o s de S onora y Sinaloa.
mismos. P o r o tro lado, la construcción de em balses en estas tierras con ab u n ­
A este co n ju n to sucede el de las sabanas tropicales, ad ap tad as al cli­ dantes precipitaciones y ríos caudalosos d u ran te una p a rte del año, d a­
m a seco y húm edo altern an te, que va desde los «campos» brasileños, con ría a Ib ero am érica u n enorm e potencial hidroeléctrico, m uy poco ap ro ­
su m ayor o m enor densidad arb ó rea, que sobre suelos volcánicos se vechado aún , .
convierten en u n bosque denso y que sobre el resto de los suelos van per­ Las condiciones n atu rales analizadas ofrecen ta n ta s facilidades com o
obstáculos cara al desarrollo; incluso creem os que las ventajas su p eran
ESt'ACJO S Y SO CIEDADES ESTR U C T tR A S ESPACIALES EN ARLAS SIJBW5ARROLLAÜAS 385
384

a los inconvenientes; si el desarrollo no se ha producido, se h a debido pañola, hoy casi duplica a ésta; Colombia* que en 1900 sólo c o n ta b a con
a las específicas e stru c tu ra s dem ográficas, económ icas, sociales y te r r i­ el equivalente de u n 12 p o r ciento de la población de E sp añ a (= 2 ,2 m i­
toriales creadas por las d istin tas coyunturas históricas. El desarrollism o llones) en la actualidad llega a un 80 p o r ciento de la m ism a y la supe­
incontrolado de las ú ltim as cu atro décadas tam poco ha sido capaz de ra rá con toda p ro b ab ilid ad antes de que acabe el siglo. E stos tre s casos,
ju n to con A rgentina, rep resen tan a los países m ás populosos de Ib e ro a ­
superarlas.
m érica, aunque este últim o se m an tien e en u n crecim iento m oderado.
Esos cu atro países disponen de gran d es superficies territo riales, por
IV , E x p l o s ió n d e m o g r á f ic a y e x p a n s ió n e c o k ó m ic a :
lo que ninguno de ellos se distingue por una fuerte densidad global; ni
LA COKSOLIDACIÓ.V DEL SUBDESARROLLO
éstos ni ningún o tro dcl conjunto regional, excepto los dcl C aribe m ás
E l Salvador, sup eran ía densidad de E spaña ( —76 h ab ./k n r2), resu ltan d o
• Parece co n trad icto rio que d u ran te una fase económ ica expansiva se una densidad m edia m uy b aja, que, sin em bargo, en cubre una d istrib u ­
produzca el subdesarrollo. No lo es, sin em bargo, si se observa que las ción m uy desigual de la población. E n cualquier c a so /Ib e ro a m é ric a e stá
sociedades iberoam ericanas se ven afectadas p o r un factor nuevo: la m uy poco poblada y, disponiendo de vastísim os territo rio s sin apenas
explosión dem ográfica, que es, en p a rte , consecuencia de la expansión ocupar, parece lógico q u e se in ten te colonizarlos y explotarlos. P ara cuyo
económ ica,1 pues, com o ha señalado Y. Lacoste, los intensos y rápidos fin no es de e x tra ñ a r que existan num erosos defensores de un creci­
intercam bios establecidos e n tre los p aíses in d u striales y los su b d esarro ­ m iento dem ográfico incontrolado.* No o b stan te, este crecim iento, q u e h a
llados obligaban a aquéllos, a fin de ev itar los contagios, a in tro d u cir movido a m uchos gobiernos a estab lecer program as de colonización,
m edidas san itarias en éstos; m edidas potenciadas, adem ás, p o r organis­ com o ha hecho B rasil en el S u r de la Amazonia, Perú, Colom bia y Vene­
mos internacionales, com o la OMS, p o r las m ism as élites iberoam erica­ zuela en el secto r occidental de la Amazonia y O rinoquia, o Méjico en
nas y por el p ropio progreso económ ico general. Todo ello indujo un e! N oroeste tíel país, ha dem o strad o ser m ás fuerte de lo deseable, a sis­
crecim iento inusitado de la población. A nte esta situación, los in ten to s tiéndose al fracaso de m uchos de estos program as por no poder d o ta r
de desarrollo m ediante el cam bio de las e stru c tu ra s heredadas, a través a todos con suficientes m edios técnicos y orientaciones cu ltu rales y co­
de u n a acelerada industrialización y de unas refo rm as agrarias p ro g re­ m erciales. *Un crecim iento dem ográfico que, en consecuencia, en vez de
estim ular, ahoga el d esarro llo ;
sistas, no fueron suficientes. Faltó algo m ás, com o p o r ejem plo una Ad­
m inistración saneada y eficiente, que, Ubre de presiones externas e in ter­ í E ste crecim iento desbordante se fundam enta, ante todo, en la caída
n as en el m anejo de unos recursos escasos, b u scara satisfacer las nece­ drástica de la m ortalidad, tan to de la general com o de la infantil, de tal
sidades p rio ritarias de sus adm inistrados; faltaro n igualm ente unos re­ m an era que las sociedades iberoam ericanas tienen las m ás b a ja s tasas
cursos hum anos m ás cualificados, q u e deb erían h a b e r conseguido esa de m ortalidad de todo el p la n e ta /s ie n d o la m ayoría de ellas inferiores
cualificación, p recisam en te a través de la acción de la A dm inistración. al 10 p o r mil, u m b ra l en el que se e n c u e n tra n los países m ás populosos,
como B rasil (8 p o r m il), M éjico (6 p o r mil), Colom bia (8) y A rgentina
(9), b ajan d o algunos h a sta el 6 p o r m il, com o P anam á y C uba, y o tro s
h a sta el 5 por mil, com o Venezuela, y al 4 p o r mil, com o Costa R ica. f
1. E xplosión dem ográfica y subdesarrollo
E stos índices q u ed an p o r d eb ajo de los que son propios d e los países
El crecim iento dc la población iberoam ericana, m otivado p rin cip al­ europeos, que n o rm alm en te oscilan e n tre el 10 y ei 12 p o r mil, si bien
m ente por la inm igración h asta la crisis del veintinueve, se debió al p ro ­ E spaña, con un 8 p o r mil, debido a su e stru c tu ra dem ográfica joven, está
pio balance vegetativo a p a rtir de ese año. Si ya a principios de siglo la m ás cerca dc los índices de aquéllos. C iertam ente, es tam bién la ju v e n ­
diferencia e n tre nacim ientos y m u ertes era considerable, el distancia- tu d de ia población la que favorece la consecución dc esos índices de
m iento en tre las curvas de natalidad y m o rtalid ad a p a rtir de 1940 se m ortalidad tan b ajo s en tre las sociedades de Iberoam érica; p ero eí m an­
hizo tan grande q u e creó u n a situación socioeconóm ica nueva. ^ tenim iento de esa e stru c tu ra joven se debe a los ap o rtes que se hacen p o r
la base, es decir a la n atalid ad desbordante.*U na natalidad m uy fu erte
a) Un crecim iento dem ográfico desbordante, — Algunos datos pueden que, aunque b aje lentam ente, se m antiene en niveles tradicionales, e n tre
ser reveladores: la población iberoam ericana, que en 1900 su m ab a en u n 30 y un 40 p o r mil, con lo que la diferencia en tre nacim ientos y d efun­
to m o a 61 m illones, tard ó 40 años en duplicarse, alcanzando los 126 en ciones a rro ja un saldo de crecim iento dem ográfico anua] en torno al 2,6
1940, pero en los c u a re n ta años siguientes, en tre 1940 y 1980, se triplicó, p o r ciento; u n saldo capaz de d u p licar la población actu al en un lapso
llegando en la actualidad a u n a c ifra m uy próxim a a los 400 m illones, de 27 años; un saldo que se ha de m a n te n e r d u ran te largo tiem po, puesto
que se situ a rá n en m ás de 600 a finales de siglo. Casos como el de B ra­ que !as políticas restrictiv as o de co n tro l de n a ta lid a d tien en escaso eco
sil. que en 1900 tenía m enos población que E spaña, hoy tiene tre s veces en Iberoam érica. Pero incluso cuando descienda el n ú m ero de nacim ien­
m ás; Méjico, q u e no alcanzaba m ás que dos tercios de la población es­ tos, p e rsistirá el elevado crecim iento vegetativo, p u es a p e sa r d e q u e la
R S T R IX T U R A S ESPACIALES E \T ÁREAS SUBDESARROLLADOS 387
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m ortalidad infantil ha caído enorm em ente hasta cifras de e n tre el 40
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S£ niendo, en consecuencia, la distancia en tre nacim ientos y defunciones.
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H asta ahora sólo Cuba, Costa Rica, Jam aica y Puerto Rico han consegui­
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iri r*"» í ? ^ ^ <N P- ^ E ste cuadro general debe s e r m atizado, sin em bargo, pues existen
fi'ü acusadas diferencias e n tre países. E l grupo m ás llam ativo es el de la
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# ca T/^ ^® eew u D N O > fs aN©f fN r*i r- m América tem plada: U ruguay, A rgentina y Chile. Ya vim os cóm o estas tie­
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¿ « a ~ tingentes de europeos, que tra ía n ya una cierta m entalidad restrictiva,
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a sobre todo en los casos de U ruguay y Argentina. EHo, unido a unas co­
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y u n tu ras económ icas específicas, favoreció un com portam iento dem o­
tí gráfico cercano al europeo, contando en la actualidad con una n atalid ad
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=*■? ^ 5&s <Nrr oj*rn fs fr"fS O (“* CM « N * -1 • -< < s 'lN N ^ N < N N < N wí «-*' fN o* o' m oderada-baja (20-22 p o r m il) y u n a m ortalidad b aja (8 a 10 p o r mil) si
(9
<•>1 = .■5 bien algunos colectivos chilenos (indios y m estizos) conservan com por­
•iá <e tam ientos propios de Iberoam érica.
6< m m '«r O tro de los casos llam ativos es el cubano. Cuba, m erced a una polí­
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<*■>'C- *T ¥ tica dem ográfica restrictiv a, ha conseguido b a ja r la natalidad h asta nive­
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a les de en to rn o al 15 p o r mil, en tan to que la m ortalidad ha descendido
T3
r 2 h a sta un 6 p o r m il, debido a la generalización de la asistencia sanitaria;
TfOOOvS>-^ ^CO'^'O^'O VO<«COO> = M ^ <*^OOQ
I 1 v-* **H T -* **H fru to de la cual, tam b ién la m ortalidad infantil h a caído h asta cotas del
a 19 p o r mil. Análogos resultados se han conseguido en P uerto Rico, aun*
s ¿1 ^ rg m » c
'3 que aquí en función de las ayudas y prestaciones m asivas de E stados
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O^ tem ente de que los gobiernos, la iglesia y los ciudadanos iberoam erica­
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'2 r;— 3 e im plican unas elevadas ta sa s de dependencia. Así, m ien tras la pobla­
’on2 O u ción económ icam ente activa oscila e n tre el 30 y el 40 p o r ciento en
-5c 2 Iberoam érica, en los países desarrollados se sitúa e n tra el 40 y el 50 p o r
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III ciento de la total.


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Igualm ente, se agravan las dificultades p ara aten d er satisfacto ria­
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m ente a una creciente y ab u ltad a m asa escolar. De ahí que, a p esar de
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los avances en la alfabetización, todavía quede m ucho cam ino p o r reco­
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rr e r en este sen tid o y países com o B rasil cuenten aún con m ás de una
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q u in ta p a rte de población analfabeta; o tro s, com o H onduras, G uatem a­
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C¿ e»' la o E l Salvador, con m ás dc dos q u im as partes, y el país m ás atrasado,
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H aití, supera el 75 p o r ciento dc analfabetism o. P or el contrario, Argén-
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3S8 ESPA CIO S Y SOCIEDADES ESTRU CTU RA S E S t’AClAJ.FS EN ÁREAS SUBDESARROI.Í.ATUS 589

tina, Uruguay, Chile y Costa Rica no llegan al 10 p o r cierto; M éjico está lo que la em igración dcl cam po a la ciudad se extendió con fuerza, tan to
en torno al 19, en tanto que Cuba ha conseguido los progresos m ás es­ m ás cuanto que el crecim iento u rb an o inducido p o r la industrialización
pectaculares, co n tan d o con m enos de u n 5 p o r ciento dc analfabetos. experim entada en tre 1940 y 1970 aum entó las oportunidades de em pleo
Uno de los efectos claves de la explosión dem ográfica ha sido aum en- en los m edios urbanos, con lo cual, las ciudades, a p esar de sus inm en­
lar la presión so b re la tie rra y d ism in u ir las o portunidades p a ra la po­ sos problem as, se convirtieron en un foco de incesante atracció n .
blación rural.1En efecto, am e el ráp id o crecim iento de la población agra­
ria y ante las dificultades dc ro tu ra r nuevos terrenos, dada la desequili­ a) E l fracaso de las reform as agrarias. — Se ha dicho, con razón, que
b rad a e stru c tu ra de la propiedad, el éxodo ru ral se ha convertido en ley, Iberoam érica es el lab o rato rio de la reform a agraria. E n efecto, allí se
d a rd o lugar a que la población de las ciudades de m ás dc 20.000 habi­ han puesto en m arch a refo rm as com o la m ejicana, tan d ilatad a en el
tantes pasase de un 21 a un 35 por ciento dcl total e n tre 1950 y 1970 y tiem po, la boliviana o peruana, con sus am bivalencias, la cubana, u n tipo
que continuase la explosión u rb an a posteriorm ente. A pesar dc lo cual, de reform a socialista dc m ayor trascendencia que las dem ás, y h asta una
todavía existe u n secto r ru ral que acoge a u n tercio de la población en serie de tím idos in ten to s de refo rm a, dc los que cabría cu estio n ar su
núcleos m enores dc 2.000 hab itan tes; un sector que no pierde peso en carácter de tal.
térm inos absolutos, dado que se renueva constantem ente, m erced a las *En líneas generales, las refo rm as agrarias surgen como una resp u esta
enorm es tasas de natalidad. de los gobiernos a las tensiones que se desarrollan entre los hacendados
El éxodo ru ral supone un fenóm eno to talm ente generalizado, que (fazendeiros en Brasil) y los cam pesinos m inifundistas o las com unida­
afecta tan to a las ciudades m edias y grandes, las cuales a tra e n a los des indígenas; no suelen p roducirse, p o r lo tan to , en las áreas de p lan ta­
cam pesinos de su entorno, como a las grandes m etrópolis, que ejercen ción, pues este tipo de explotaciones se asienta generalm ente sobre tie­
su influencia so b re todo el te rrito rio nacional. Y es que la ciudad, p o r rra s nuevas, con b ajas densidades dem ográficas. Así, los focos de m ayo,
escasos atractivos que tenga, siem pre ofrece m ayores opo rtu n id ad es de res tensiones se localizan en el altiplano m ejicano, en el N ordeste b ra si­
em pleo y m ayor nivel de servicios que el m edio rural. leño y en las tie rra s altas y valles interio res andinos. *
El éxodo cam pesino, en consecuencia, responsable de aproxim ada­ El proceso de co n centración de la propiedad había alcanzado sus
m ente un 50 p o r ciento del crecim iento urbano, contribuye a p o ten ciar m áxim as cotas en M éjico, donde en 1910, antes de iniciarse la reform a,
el caos urbanístico, al tiem po que, a! dirigirse p referen tem en te a las ac­ el i p o r ciento de la población poseía el 97 p o r ciento de la tie rra , en
tuales m etrópolis nacionales o regionales, favorece la consolidación de tanto que el 96 p o r ciento de la población no poseía m ás que el 1 p o r
una red u rb an a desequilibrada, con m uy pocas y grandes ciudades. É stas ciento de las tie rra s (F u rtad o , C., 1973, 259). Aunque este desequilibrio
necesitarían se r com plem entadas con nuevos núcleos u rbanos o polos extrem o no se alcanzó en o tro s países, la e stru c tu ra resu ltab a igualm ente
de desarrollo, q u e p erm itieran in teg rar a todo el te rrito rio nacional en aberrante. Así, a m ediados del siglo actual, an tes del em puje reform ista,
un am plio sisteme* de relaciones espaciales (ver figura 9.4). el 8,1 p o r ciento de los p ro letario s bolivianos poseía el 95 p o r ciento de
El crecim iento dem ográfico desbordante, con sus aspectos negativos las tierras agrícolas; el 6,9 p o r ciento de las explotaciones chilenas con­
y con otros positivos, como es el aum en to de los recursos hum anos y la trolaba eí 81,3 p o r ciento de la superficie agropecuaria nacional; el 1,5
configuración de u n vasto m ercado de consum idores que potencia las p o r ciento de las venezolanas, el 78,7 p o r ciento de la superficie; en Co­
econom ías de escala, sigue su ritm o , sin la intervención de los poderes lom bia el 1,3 p o r ciento o sten tab a el 49,5 p o r ciento de la tie rra ; en E cua­
públicos, los cuales sí han intervenido decisivam ente en los cam pos in­ d o r el 0,4 p o r ciento el 45,1 p o r ciento de la tie rra y en Perú, todavía en
d u strial y agrario. 1969, el 0,4 p o r ciento de las fincas de m ás de 500 ha co n tro lab a el 76
p o r ciento del área censada. E n Bolivia, P erú y Chile había estan cias
ganaderas q u e supei'aban el m illón de hectáreas; en Colom bia se co n tab i­
2* Los in ten to s de corrección de las estructuras heredadas: lizaban doce propiedades de m ás de 100-000 h a cada una, adem ás de los
reform as agrarias y expansión industrial hatos ganaderos... (Cunili, P., 1981, 147-148).
E n este caldo dc cultivo no e ra dc ex trañ ar que p re n d ie ra n con fu er­
t i enorm e crecim iento dem ográfico provocó agudas tensiones tanto za las reivindicaciones agrarias. E n p rim e r lugar, en M éjico, donde la
en los medios ru rales com o en los urbanos. Allí donde la presión sobre ley de 1915 sirvió de base a los artícu lo s de la constitución de 1917, que
la tie rra era m ayor, en función de u n a elevada densidad agraria, las ten* decretaban la nacionalización del derecho de la tierra; triu n fa b a n de
siones se d esp ertaro n m ás pronto, com o sucedió en Méjico, que inició esta m anera las reivindicaciones de los lideres revolucionarios E m iliano
su m adrugadora refo rm a ag raria ya en 1915. E n el re sto de los países no Z apata y Pancho Villa, que fueron asesinados pocos años después. No
se abordó h a sta p asad a la prim era m itad del siglo, cuando la presión so­ ob stan te, la refo rm a agraria, si b ien dependiendo de la voluntad de cada
b re ia cierra se hizo m uy aguda. Pero las reform as em prendidas, si no p residente, se llevó a cabo, aunque m uy despacio h asta la presidencia de
fracasaron, tam poco solucionaron los problem as dc los cam pesinos, con C árdenas (1934-1940), d u ran te la cual c í núm ero dc «ejidos» pasó de 4,000
ESTRUCTURAS ESPACIALES EN ARF.AS SUBDBS ARROLLADAS 391
390 ESPA CIO S Y SOCIEDADES

a 14.600, el dc adju d icatario s de 780.000 a casi 1.600.000 y la superficie dom inio feudal al capitalism o») (D um ont, R., 1981, 122). U na c o n tra ­
d istrib u id a de 7,7 a más de 25 m illones de h a (Le Coz, J., 1976, 155), rrefo rm a que ha sido m ucho m ás clara en el caso chileno, en el que el
continuando a ritm o m ás lento e n tre 1940 y 1958 (12 m illones de h a dis­ régim en del general Pinochet devolvió a sus antiguos p ro p ietario s una
trib u id as) y relanzándose en tre 19ñB y 1970, lapso en el que se entregaron gran p a rte de las tie rra s que Ies habían sido expropiadas desde 1965.
o tro s 32 m illones de hectáreas. Con López Portillo (1976-1982) se d istri­ Las refo rm as ag rarias m ás dcstacables, am én de las citad as, son las
buyeron o tro s 1¿ m illones de ha, p rincipalm ente en el N orte subárido. de Bolivia, P erú y Cuba. E n Bolivia, la le y de 1953 p erm itió d istrib u ir
A p esar de estas distribuciones, no ha desaparecido la gran propiedad, 8,4 m illones de h ectáreas e n tre 197.000 fam ilias, erradicando el latifundio
pues una cláusula añadida a la constitución de 1917 perm itía al gobierno de las regiones del A ltiplano y los Valles. E n cam bio, en la actualidad y
ad ju d icar gran d es lotes de propiedad privada a particu lares cuando fue­ co n tra la legislación vigente, se están creando nuevas explotaciones lati­
se conveniente. fundistas en tie rra s recientem ente ro tu rad as de las regiones orientales.
La célula básica dc la reform a ag raria m ejicana la constituye, pues, En Perú la Ley de R eform a A graria de 1964 y la Nueva Ley de Í969 te­
cí ejido, u n terren o colectivo que ia com unidad cam pesina recibe del nían un c a rá c te r b a sta n te rad ical y, sobre todo, favorecieron la creación
gobierno p ara que, sin venderlo ni arren d arlo , lo distribuya e n tre los de cooperativas agrarias, que fueron una d e las notas distin tiv as de la
m iem bros de la com unidad y lo u su fru ctú en individualm ente. E ste sis­ reform a peru an a. E stas cooperativas han tenido éxito en las plantacio­
tem a consiguió un logro social fundam ental: la dism inución del n ú m ero nes de la costa, pero parece q u e encuentran, dificultades en los antiguos
de haciendas y el aum ento del de los cam pesinos con tie rra , pero con latifundios de las sierras. E n cualquier caso, la reform a h a afectado a u n
explotaciones dem asiado pequeñas. La pequenez de las explotaciones se 47 p o r ciento de la tie rra agrícola del país. E n Cuba se ha llevado a cabo
m antuvo en Jos nuevos ejidos creados en tre 1940 y 1970, y en los p o sterio ­ u n a refo rm a agraria socialista, que tiene poco que ver con las reform as
res, creados en las áreas de regadío del N orte del país. A p esar de todo, el liberales precedentes. Pasando p o r u n p rim er estadio cooperativista, se
sistem a ejid al ha logrado m itigar los graves desequilibrios de la e stru c­ crearo n a p a rtir de 1963 las g ran jas de estado, de u n a dim ensión m edia
tu ra de la propiedad de la tierra, la cual, sin em bargo, m u estra en la de 8.000 a 10.000 ha, que son la b ase de la producción y com ercialización
actualidad u n a tendencia a agravarse, p o r el aum ento del núm ero de de los pro d u cto s y que rep resen tan una célula básica de organización,
'¿as grandes explotaciones ganaderas, así com o del de braceros sin tie rra , con funciones de producción, transform ación y com ercialización análo­
que ya su p eran al núm ero de ejidatarios. gas a las de los sovjoses soviéticos.
Méjico es el país de Iberoam érica donde la reform a ag raria, ap arte E n conjunto, se pueden a g ru p a r los distintos países en las siguientes
el caso cubano, ha ad quirido m ás eficacia. E n tre los restan tes «práctica­ categorías: los que apenas h an cam biado la situación, com o A rgentina,
m ente todos han prom ulgado una- Jey de reform a ag raria o los m ás Paraguay y U ruguay, algunos de América central y Santo Domingo. Un
resistentes, com o B rasil o Paraguay; un estatu to agrario o incluso u n segundo grupo de países q u e se han orien tad o hacia la colonización y
código agrario, como Panam á. O tros países, com o H aití, El Salvador, prom oción agrarias, en ve 2 de a una verd ad era reform a, tales com o Vene­
A rgentina y Uruguay, n o han prom ulgado ningún tipo dc reform a ag ra­ zuela, Colom bia, B rasil, E cu ad o r y algunos o tro s de A m érica central. Un
ria* aunque han creado algunas instituciones u oficinas de colonización tercer grupo, rep resen tad o p o r M éjico y Bolivia, cuya refo rm a es fru to
agraria ó incluso de reform a agraria, como en M ontevideo, encargadas de una revolución pero in terru m p id a. Perú, con una reform a avanzada,
de co m p rar las grandes extensiones abandonadas. Sin em bargo, las re­ aunque problem ática; Chile, con u n a co n trarrefo rm a; Cuba, con reform a
form as de estru c tu ra s propiam ente dichas, que rebajan n o tablem ente socialista integral y N icaragua, del que nos falta la perspectiva.
la relación num érica en tre pequeñas y grandes explotaciones son escasas E stas refo rm as agrarias, según Collin Delavaud, no h an sido suficien­
y, sobre todo, la aplicación dc leyes draconianas suele ser lim itada en el tes; la explosión dem ográfica h a originado el m inifundio, la proletariza-
espacio, d esfasada en el tiem po e incluso frenada al no re sp eta rse lo ción y el p a ro en tre los pequeños cam pesinos. Y, au n q u e el latifundio
estipulado...» (Collin Delavaud, C., 1973, 107). esté a p u n to de ser elim inado, a l o rie n ta rse hacia una producción inten­
Como resu ltad o de estos hechos y de la creciente presión sobre la siva dc exportación, se h a roto el equilibrio ru ral tradicional, basado en
tierra, las reform as ag rarias no h an hecho m ás que suavizar las tensio­ un secto r de exportación y otro de autoconsum o nacional; todo ello, ag ra­
nes y" re tra s a r los problem as y en algunos países se asiste incluso a una n d o p o r la m ayor dependencia del ex terio r en cuanto a precios, finan­
clara c o n tra rre fo rm a agraria, com o sucede en Colombia, al decir de ciación y com ercialización.
R, D um ont, donde el INCORA (In stitu to de Colonización y R eform a Agra­ Y si las reform as ag rarias no han dado solución a los problem as del
ria ) se o rien ta m ás a la colonización que a la reform a, no habiendo cam po, la industrialización tam poco ha resu cito los de la ciudad.
expropiado m ás que el 1 p o r ciento de las tie rra s agrícolas del país.
«A finales de 1980 el censo agrario m ostraba que la concentración de b) Una industrialización acelerada, pero insuficiente. — El colapso
la tierra, en vez de h ab er dism inuido, había aum entado. Se habla de re­ de los intercam bios com erciales provocado p o r la I G uerra M undial, la
form a ag raria y se facilita un proceso de tipo “ju n k e r” (paso directo del crisis del veintinueve y Ja II G uerra M undial tra jo consigo una consi*
392 ESPA C IO S Y SOCIEDADES
E ST R U C T U R A S ESPACIALES E X ÁREAS SU BDF.SA R R O LIA D A S 393
dcrable perdida de divisas p ara ios países exportadores dc m aterias p ri­ *E1 proceso a rra n c a , pues, de una tím ida inversión de capitales nacio­
m as m inerales o ag rarias; así, sólo e n tre 1930 y 1934 los países iberoam e­ nales privados y se acelera desde el m om ento en que los gobiernos con­
ricanos ex p erim en taro n una caída dc un 30 por ciento de las divisas ceden estím ulos tales com o subvenciones al tran sp o rte, créditos a bajo
ingresadas -por exportaciones. Ello, u n id o al firm e crecim iento dc la interés, exenciones fiscales.*., interviniendo, al m ism o tiem po, de u n a m a­
población global y, especialm ente, al de algunas grandes ciudades, ade­ nera d irecta en la construcción de in d u strias básicas. Es así com o surgen,
m ás de a las dificultades de abastecim iento surgidas en el m ercado exte­ las m ás im p o rtan tes siderurgias iberoam ericanas) que com ienzan a ope­
rior, m otivó que la burguesía nacional in v irtiera sus capitales en in d u s­ ra r en tre los años 1942 y 1962 en 1942 se instaló en M onterrey (Méjico)
trias de bienes dc consum o, bien fuesen alim enticias, textiles u o tra s un alto horno m ayor del que existía precedentem ente, y dos años m ás
de b aja intensidad de capital. E s;as in d u strias, en efecto, se presentaban tard e com enzó a funcionar la siderurgia integral dc la Monclova; oirás
com o,un m edio m ás seguro de ren tab ilizar las inversiones que las fluc- siderurgias integrales sucedieron a las m ejicanas, como la de V olta Re­
íu an tes exportaciones dc m inerales y pro d u cto s agrarios. donda en B rasil (1946), ía de H uachipato en Chite (1950), la dc Paz del
En principio, se localizaron en las áreas que ofrecían los m ercados Rio en Colom bia (1954), la de C him bóte en Perú, la de San N icolás en
m ás am plios, seguros y rentables, o sea, en las grandes ciudades, aunque A rgentina (Í960), cuyo proyecto inicial d ata de 1947, y !a de C iudad Gua-
se extendieron p o sterio rm en te por las regiones de m ayor potencial de­ yana en V enezuela (1962). Nuevas siderurgias integradas fueron co n stru i­
m ográfico, ubicándose en las m etrópolis regionales. El proceso se vio das en Brasil d u ra n te los años cin cuenta v sesenta, ya con capital extran­
estim ulado p o r Ja política gubernam ental, tendente a sacar a sus respec­ jero , an te la crecien te dem anda de un m ercado en auge.
tivos países dcJ a tra so in d u strial en el que se en co n trab an y a proteger Las siderurgias, no o b stan te, no rep resen tan , salvo en el caso b rasi­
a las nuevas in d u strias de la com petencia ex tra n je ra m ediante aranceles leño y el m ejicano, un gran paso hacia la industrialización; e n tre otras
elevados. Ello a tra jo a nuevos capitales exteriores, que se in v in iero n en razones, porque sus producciones son muy pequeñas y, adem ás, no cu­
los territo rio s nacionales para asegurarse el control de este m ercado en bren la dem anda de d eterm in ad o s perfiles y aceros especiales (ver p ro ­
expansión. F ueron principalm ente capitales norteam ericanos, que, an te ducción de acero en cu ad ro IX.4). B rasil, con una producción sim ilar a
las dificultades surgidas en E uropa com o consecuencia de las dos gue­ la española, y M éjico, con 7/5 m illones de Tm representan los casos m ás
rras m undiales, tom aron el relevo de los ingleses, si bien, una vez supe­ significativos, pues la producción conjunta^ de los países iberoam erica­
rada la crisis en E uropa, acudieron num erosas firm as europeas a inver- nos apenas su p era el doble de la de España.
iir en te rrito rio ib ero am erican o ?^
De resultas, se asiste a iin rápido crecim iento industrial, como lo evi­
dencian los datos del cuadro IX.3.
C uadro IX .4

C uadro IX.3 Producciones mineras e industriales en J9SÍ


Evolución del producto industrial respecto al PIB M ineral
en países seleccionados ¿ de h ie rro V eh ícu lo s A cero
P etró le o 000 T m Fe. C a rb ó n C em en to au to m ó v iles b r u to
(Incluye productos manufacturados y mineros) 000 Tm c o n te n id o 000 T m D00 Tm Oüü u n id a d e s 000 Tm

■ % d el p ro d u c to in d u s tria l s o b re 4o d e p o b la ció n a c tiv a A rgentina 25.500 492 6.912 172,4 2.353


el p ro d u c to in te r io r b r u lo * n el se c to r in d u s tria l B rasil 10.853 60.500 (a) 5.244 (a) 25.825 760 13.252
M éjico 118.500 5.184 6.756 (a) 17.844 529,1 7.512
1929 1957 1981 . 19S1 Chile 1.800 5.100 S39 -
65?
Colom bia 6.950 4.000 (a) 4.465 • 204
A rgéntica 22,8: 32,4 40 30 V enezuela. 111.600 10-383 .1.426 (b) _
2.055
B rasil 11,7 23,1 - 30 27 Perú 9.400 2.179 (c) _
2.058 (b) ____
375
Colom bia 6.2 16,2 ' 30 23 Boiivía 900
Chile * 7,9 19,7 48 27 E cuador 10.680
Bolivia - 35 25 Cuba 60 — , .
3.290
C uba — ~ —
30 27 U ruguay — — — 674 (b) —
E cuador _____ —
40 23
Paraguay _____ ■ _
15 15 E spaña 1.126 4.200 14.266 28.751 ¥88,6 12,907
Perú _____
50 30
VeneTuela — — — —
(a) 1980. (b) 197*, (c) 1979.
Fuente: Celso F u rta d u p a r a 1929 y 1957; ATLASECO dc 1982-83 p a ra 19Í1.
Fup.nte: Irru y e s éc o n o m iq u p s ilu m o n d e , 1982
EST R U C T U R A S ESPACIALES T.K ¿R & 4S S l ’BDESARROLLADAS 395
394 E SPA C IO S Y SOCIEDADES

m an u factu ras, dado que se incluyen en éstas las m aterias p rim ss que
Tam bién en los años cincuenta, m ien tras se co nstruían las p lan tas
experim entan una m ínim a tran sfo rm ació n (ver cuadro IX .5),
siderúrgicas y los gobiernos invertían en in fraestru ctu ras im prescindi­
bles p ara el d esarro llo in d u strial, las grandes firm as m u ltinacionales se
sintieron atraíd as p o r el m ercado iberoam ericano, de m anera que, con­ C u a d ro IX.5
tinuando con la política g u b ern am en tal de su stitu ir las im portaciones, se
o rien taro n sobre todo a la producción de bienes de consum o d u rad ero s, E s tr u c tu r a deí c o m ercio e xie rio r
principalm ente autom óviles. Así, si la prim era en in stalarse en B rasil fue A ño 1979
la V olksw agen, que lo hizo en 1949, ya a finales de la década de los cin­
cuenta o p eraban 11 firm as autom ovilísticas y en tre ellas la Ford, la G ene­ #'t del v«ilvr Ce 5ó dcl val ai ¿as
IM PO R T A C IO N ES EX PO RTA CIO N ES
ral M otors, la M ercedes Benz y la Toyota; todas, evidentem ente, en la
región de Sao Paulo; de este m odo, ya en 1970 el 80 por ciento de los M anufac- E n erg ía y otras* E n e rg ía y M at. p rim a s M tnu-
vehículos que circulaban p o r las ca rre te ra s brasileñas habían sido m on­ Alimentos tures r .i u '.tr . p rim a s m in e raje s no m iníales fa::uras
tados en el propio B rasil. A rgentina ■i7 67 26 2 74 24
\E 1 capital m ultinacional, p o r lo tanto, acude m asivam ente y, al orien ­ Bolivia ni 78 15 25 24 51
t a r a ah o ra hacia las in d u strias de m anufacturas, relegando las ex trac­ B rasil 12 44 44 !1 50 39
tivas y agroexportadoras tradicionales, va a p re s ta r un nuevo c a rá c te r a Chile 14 61 25 59 21 20
Colom bia 10 73 i? 4 74 22
la industrialización iberoam ericana, sobre todo en los tre s países que C osta Rica _ i;
77 * (? ) 75
ofrecen m ejores condiciones (m ercado am plio, relativam ente buenas in­ Cuba _ __ 5 94
fraestru ctu ras, tra to favorable fren te a la repatriación del cap ital...) p ara E cuador 8 SI 5 46 51 3
su asentam iento: A rgentina, B rasil y Méjico.) Ya a principios de ios años £1 S alv ad o r \1 73 14 2 74 24
G uatem ala 7 79 14 2 75 23
setenta la inversión n o rteam erican a en esto s-tres países iba dirigida, en 5
H onduras 9 78 13 $5 10
un 75 por ciento, a las in d u strias m anufactureras. El caso m ejicano ejem ­ M éjico 8 83 9 39 22 39
plifica n ítid am en te este desplazam iento, pues si en 1940 sólo un 7 p o r N icaragua 14 63 23 1 S7 1?
ciento de la inversión e x tra n je ra directa se destinaba a la in d u stria Panam á 10 61 29 26 64 W
Paraguay 13 62 25 2 B3 11
m an u factu rera, ya en 1970 esa p a rte ascendía a u n 70 por ciento (M ar- Perú 16 61 23 46 43 1]
tins, L., 1981, 9). Los sectores que reciben especial atención, adem ás Rep. D om inicana 17 52 31 3 71 26
del del autom óvil, son el quím ico, el farm acéutico, electrodom ésticos... U ruguay 10 57 33 l 51 4»
D entro de este avance in d u strial hay que considerar el nuevo paso Venezuela 12 82 6 93 1 l
dacío'-en los países de vanguardia, sobre todo en B rasil y secu n d ariam en ­
F u en te: «Anuario El País, 19&3».
te en A rgentina v Méjico. Aquél ya ha superado la fase de sustitución de
im portaciones p ara e n tra r en una industrialización general, en la cu al ya
no se im p o rtan los bienes dc equipo (m aterial de tran sp o rte, m aq u in aria
VEste proceso de industrialización, que ap aren tem en te no ofrecía m ás
pesada, m áquinas-herram ientas, cald erería...), como e a la fase p rece­
que ventajas y que ha convertido a B rasil en la 10.J potencia industrial
dente, sino q u e se fabrican en el p ropio te rrito rio nacional, adem ás de
del m undo, h a acarread o graves inconvenientes. En p rim e r lugar, p o r
iniciar la exportación de p ro d u cto s industriales m anufacturados. A rgen­
su co n centración espacial; en segundo lugar, p o r la p rofunda depen­
tina sigue a B rasil en esta diversificación industrial, que tam b ién ha
dencia tecnológica y financiera; finalm ente, por el paro y los problem as
afectado a Méjico; el resto de los países aún están lejos de llevar a cabo
sociales ocasionadosA
esa diversificación in d u strial que les p erm ita fab ricar sus p ro p io s bienes
R especto al p rim e r p u n to , h a seguido el proceso dc crecim iento acu­
de equipo. Es más, la m ayor p a rte de ellos continúa m anteniendo unos
m ulativo y circular, es d e tir, que puesto que las grandes ciudades ofre­
ñiveles bajisim os de industrialización, pues u n a p a rte fun d am en tal de
cían las m ejores condiciones a la inversión (am plísim o m ercado, rela­
su producción in d u strial proviene de in d u strias extractivas (petróleo,
tivam ente buenas in fra e stru c tu ra s, m ano de o b ra cualificada, posibili­
m ineral dc h ierro u otros). Así, exceptuando A rgentina y B rasil, aproxi­
dad de in flu ir en las decisiones políticas p o r ser sede del gobierno...),
m adam ente la m itad del p ro d u cto in d u strial proviene de ese tipo de in­
en función de las econom ías de aglom eración, los capitales ex tran jero s
d u strias y en Venezuela y M éjico Incluso las dos terceras p artes, com o
h an localizado sus fábricas en ellas, por lo que se han agravado los dese­
se aprecia en la propia e stru c tu ra del com ercio internacional, en la que,
quilibrios espaciales y h a aum entado la falta de articulación regional
a pesar de la industrialización, los países iberoam ericanos con tin ú an
en los te rrito rio s nacionales. El G ran M éjico p o r ejem plo, concentra
siendo exp o rtad o res casi exclusivos de m aterias prim as m inerales o agra­
m ás de la m itad de la producción y dcl em pleo in d u strial del país.
rias, aunque estad ísticam ente aparezcan p o rcentajes im p o rta n te s de
396 E SPA C IO S Y S O C T fM B E S E S T R U C T U R A S bSPA ClAr.K S CK ÁREAS SUTW ESARROU.ADAS

F l Gran Sao Paulo, que supera ya los 12 m illones de habitantes, cuenta V. DUMTDAn Y DESEQUILIBRIOS EPC LOS MFDIOS RURALES Y URBANOS
con m ás de un tercio del em pleo in d u strial brasileño y el estado de
Sao Paulo a p o rta m ás de la m itad del p ro d u cto in d u strial dcl país. Los análisis evolutivos realizados han p erm itid o d e sta c a r los fac­
Í E n los aspectos técnico y financiero se ha abocado a una gravísim a tores m ás im p o rtan tes de la organización de los espacios ru rales y u r­
d e p e n d e n c ia /p u e s la industrialización a to d a costa, desde los años banos, cuyos rasgos principales com entarem os brevem ente.
cu aren ta h asta los sesenta, exigió conceder subvenciones y créditos a
bajo in terés, c o n stru ir o m ejo rar in fra e stru c tu ra s..., p ara lo que m u­ 1. Espacios rurales desequilibrados
chos gobiernos acudieron al créd ito internacional; créditos que se fue­
re n acum ulando h a sta los peligrosos niveles actuales (m ás de 3QG.00Ü Todavía u n tercio de la población iberoam ericana es ru ral y una
m illones de deuda exterior), de m odo que e- pago de los intereses ab ­ proporción sim ilar tra b a ja en las actividades ag rarias, llegando incluso
sorbe hasta un tercio y m ás del valor Iota! de las exportaciones en a un SO % en algunos países de América central, el C aribe y en Bo­
algunos p a íse s.Ix , a esta dependencia financiera se sum a la tecnológi­ livia y Paraguay.
ca, pues los pagos p o r licencias, asistencia técnica, ingeniería.,, elevan
la salida de capitales al exterior. D ependencia tecnológica que se m a­ a) La disfuncionalidad de las producciones agrarias. — 1.a im p o rtan ­
nifiesta igualm ente en la im portación dc las piezas m ás delicadas de cia de la actividad agraria es, sin em bargo, m ayor de la que le corres-
un proceso de fabricación; tal sucede con los autom óviles p ara c u b rir­ pondo por el volum en de población que em plea o p o r su b a ja p a rtic i­
se así las m ultinacionales del riesgo de u n a eventual nacionalización.7 pación en el Producto N acional de cada país (ver cuadro IX.6), pues,
| Finalm ente, una industrialización de alta tecnología, com o la que adem ás de c o n trib u ir con un elevado p o rcen taje a las exportaciones
introduce el capital m ultinacional, no es la que conviene a Iberoam érica de un gran núm ero de países, rep resen ta igualm ente una fu en te de
p orque la pléyade de artesanos, u rb an o s o rurales, se a rru in a an te la ah o rro interno, aunque éste no sea reinvertido en el m edio ru ral, sino
com petencia desigual de las producciones industriales, y, por o tro lado, en el urb an o p ara financiar actividades m ás seguras y lucrativas.
esta desaparición m asiva de em pleos no se ve com pensada p o r la crea­ obstante, a pesar de esa im portancia, la agricultura iberoam eri­
ción de o tro s ta n to s nuevos, lo cual podría suceder en p arte si se cana es incapaz de h acer fren te a las necesidades alim enticias dc sus
habitantes, de m odo que b a sta n te s países, p aradójicam ente, se han
in stalaran in d u strias de m enor inten sid ad de capital, con una tecnolo­
visto obligados a im p o rta r cereales básicos, com o maíz y trigo, hecho
gía interm edia, f
tan to más llam ativo cu an to que en 1965 m ás de la m itad de ellos eran
En definitiva, el tipo de industrialización llevado a cabo ha co n stitu i­ autosuficientes, £ n tan to que en 1979 sólo A rgentina e ra exportador
do un auténtico fiasco. De poco ha servido el progreso y la diversifica­ neto de cereales (ver cu ad ro IX .6).
ción industrial, la densificación de las in fraestru ctu ras, incluso un * E stam os, p u e s ,'a n te una grave disfuncionalidad o contradicción
cierto control de las m ultinacionales y la participación de las élites lo­ de la actividad agraria: su incapacidad p ara satisfacer las necesidades
cales en la propiedad y la gestión de las m ism as. El país que m ás pro­ alim entarias, y ello a p esar del elevado volum en de población em pleada,
gresos ha experim entado, B rasil, que en tre los años I9ó8 y 1973 tuvo dados sus bajos rendim ientos de conjunto. Las causas de esta situación,
un espectacular crecim iento económ ico y p articu larm en te in d u strial siguiendo a R. Brom ley, hay que buscarlas, am én de en el crecim iento
(9 % d e increm ento anual del PNB y 13 % del producto in d u strial),-es dem ográfico, en cu atro factores básicos: p rim ero , porque tan to los go­
el país que m ás problem as económ icos y sociales a rra s tra . Según re­ biernos com o el secto r privado h a n co n cen trad o sus inversiones en la
cientes inform aciones de prensa, el desem pleo y el subem pleo alcanzó construcción, industrialización; servicios públicos, especulación u rb an a,
el 42 % de la población en 19É3, y sólo en el estado de Sao Paulo se m arginando al m edio ru ral e incluso invirtiendo en el u rbano plusvalía?
contaban 1,5 m illones de desem pleados, cifra equivalente, p o r o tro o capitales conseguidos en aquel"’ Sólo el gobierno m ejicano h a concedi­
lado, al volum en dc jóvenes que se in corpora cada año al m ercado de do m ayor atención, aunque p arcial, a las inversiones agrarias, p rin ci­
tra b a jo 'b ra s ile ñ o (N epom uceno, E., «El País», 6-1-1984, 4). palm ente b a jo la presidencia de C árdenas (1934-40), de A. L. M ateos
(1958-64), de su sucesor, G. D. Díaz 0 rd a 2 (1964-70) y de J. López Portillo
V.£l desarrollo in d u strial, p o r lo tan to , h a m antenido o aum entado la
(1976*82), sin olvidar la política cubana, b asad a en u n a planificación
dependencia, ha hipotecado las econom ías nacionales, no h a soluciona­ económ ica integral.1Segundo, los gobiernos lian buscado unos precios
do los problem as del p aro , ha con trib u id o a potenciar los desequilibrios bajos p ara los p ro d u cto s alim enticios com o m edida política p ara tra n ­
regionales y no ha p rep arad o las condiciones p ara u n despegue pos­ quilizar a las m asas u rb an as; hecho que ha desinecntivado la inversión
terior, favoreciendo así la consolidación del subdesarrollo, perceptible en producciones agrarias d estin ad as al consum o nacional. T ercero, las
en los caracteres dc los m edios rurales y u rb a n o s .\ inversiones ag rarias han sido especulativas, es decir, cen trad as en cul^
398 E SPA C IO S Y SOCIEDADES
E sm u en m s e s p a c ia l e s es áreas su bdesar ro llada s 399

C uadro IX.ó lares o a consecuencia de las reform as agrarias. En todo caso, 3a densi­
P oblación y P N B agrarios, im p o r ta c io n e s d e cereales. 19S1 ficación dem ográfica ha provocado una presión sobre ia tie rra y unas
form as m ás intensivas de aprovecham iento; las cuales h an afectado
Im p o rta c io n e s d e c e reales. Tro
'i-6 p o b la c ió n activa íü ¿ c las p n x iu c - “ "
tan to a las grandes explotaciones, a fin de evitar las exportaciones deri­
e m p le a d a en ;a cior.cs a g ra ria s T rig o y ¿ a r m a vadas de las reform as, com o a los m inifundios. E incluso se han abierto
a c tú ¡ d x ¿ a g ra ria cr. eí PXB d e trig o (a) M aíz (a) c a rre te ra s y vías p a ra p ro ced er a una ocupación de nuevas tierras en los
frentes pioneros de Ja Amazonia y O rinoquia.*En el caso de M éjico se
A rgentina 13 13 4.390.000 (b) 5.959.000
Boíl vis. 50 15 268.500 — ha concedido ex trao rd in aria im portancia a los p rogram as dc regadío
b ra s il 3S 20 3.654.600 1.516.000 en las regiones sub árid as del N orte dcl país, pues si en 1950 se supe­
Chile 18 7 396.300 200.000 rab a ligeram ente 1 m illón de Has. de regadío, en la actu alid ad se so­
Colombia. 27 30 602.400 83.000
b rep asan los 3,5 in illo n esj/sí bien esta cifra, por alta que parezca,
Costa Rica 35 33 — —
Cuba 23 38 — —
resulta insuficiente an te la creciente dem anda de tierra. Así, en 1975,
E cuador 45 20 167.600 — sobre u n a población activa agraria de 6,9 m illones, había unos 3 mi­
GuaicmaUi 5S 23 — — llones de ejid atario s y o tro s 3 m illones de cam pesinos sin tie rra que
G uyana 30 35 60.900 — asp irab an a una dotación ejidal. Y el n ú m ero de cam pesinos no cesa
Haití 66 45 — —

H onduras 62 40 — — de au m en tar, tan to en M éjico com o en cualquier o tro país, salvo en


Méjico 36 9 — — los contados casos de Cuba, Jam aica y P uerto Rico en el C aribe, am én
N icaragua 43 35 — — de A rgentina y Uruguay en la América tem plada.
Panam á 34 15 — —
— Ahora bien, si el aum en to del n ú m ero de m inifundistas y cam pe­
Paraguay 49 35 64.800
Perú 37 15 838.000 13.000 sinos sin tierra es un hecho generalizado, es, sin em bargo, la gran
Rep. D om inicana 55 • 25 — — explotación la que continúa im prim iendo u n sello definitorio al paisa­
S urinam 20 10 23.700 31.700 je ru ral iberoam ericano. Y ello sucede tan to en A rgentina, donde no se
Uruguay 12 15 105.100 —
ha dado ninguna refo rm a agraria, com o en* B rasil, o com o en Méjico,
Venezuela 16 6 718.300 447.900
donde los ejidos se han extendido sin cesar./Y , aunque contradiga a las
E spaña 17 9 211.204 4.829 ¿00 reform as agrarias, la gran explotación se está expandiendo en la ac­
tualidad. Tal sucede, p o r ejem plo, en B rasil, donde las explotaciones
(a) L es d a to s c o rre s p o n d e n a 197?. (b) E x p o rta c io n e s n e ta s .
superiores al m illar de h ectáreas ocupaban 20 m illones de hectáreas
t u e n t s : ATLAS ECO 1982-ÍJ p a r a la p o b la c ió n y p ro d u c c ió n , y R . D. r . B rorclcy p a r a las im p o r­
tacio n es. m ás en 1975 que en 1970. En Colombia o en Venezuela, a pesar de que
las refo rm as hayan expropiado diversos latifundios, se han croado nue­
vas explotaciones m odernas, de grandes dim ensiones en los frentes
tivos in d u striales y de exportación, relegando la producción de víveres. pioneros o en los valles andinos, muy a m enudo o rien tad as a la gana­
C uarto y últim o, se h a n im portado, en épocas excedentarias, grandes dería. Incluso en M éjico se conservan num erosísim os latifundios ga­
cantidades de grano de E stados U nidos y Canadá, a precios m uy b ajo s, naderos y h a sta se crean o tro s nuevos, m erced a la cláusula que per-
sin com petencia con las producidas eu el propio país, desestim ulando m ite a los ganaderos se r pro p ietario s de la tie rra que necesiten para
así a los p ro d u cto res lo c a le sjE n la actualidad, tras la crisis de 1973, se alim en tar a 500 cabezas dc bovino. En conjunto, p ara toda Iberoam é­
asiste a una escasea m undial dc cereales básicos, que ha d isp arad o los rica, el n ú m ero de explotaciones m ayores de 100 h ectáreas no supone
precios y h a agudizado el déficit dc Iberoam érica. E n tretan to , los capi­ un 10 % del to tal y, sin em bargo, co n tro la m ás de la m itad de la su­
tales nacionales, sin reo rien tarse hacia la producción de alim entos bá­ perficie ag raria (ver cuadro IX.7).
sicos, con tin ú an invirtiéndose en la especulación u rb a n a o actividades / No o b stan te, la gran explotación, obligada a intensificar sus p ro ­
com erciales (Brom ley, R., 1982, 43). ducciones b a jo la presión de las reform as, va perdiendo su c a rácter lati­
E n sum a, la política económ ica de la fase desarrollista, al p oner el fundista. Así, la hacienda tradicional, de orientación ganadera en las
acento en la industrialización, h a olvidado que la actividad, la produc­ tie rra s frías andinas y de orientación agrícola en los sectores m ás fa­
ción, las e stru c tu ra s agrarias son lo m ás básico de cualquier econom ía. vorables al cultivo, tiene cada vez m enos peso. Una explotación que a
m enudo se ve com o un m edio de inversión fren te a ia erosión del
b) Pervivencia de estructuras agrarias dualistas. — No cabe duda dinero que produce la inflación galopante, tan característica de estos
que el espacio agrario adq u iere progresivam ente m ayor com plejidad países. Ju n to a la hacienda, la gran explotación ganadera m oderna, más
y que ju n to al latifundio y m inifundio tradicionales h an cristalizado o m enos extensiva se ha extendido p o r to d a Iberoam érica, desde las
nuevos tipos de explotaciones, bien com o fru to de iniciativas p a rtic u ­ p rad eras del S u r tem plado, p asando por las sabanas del M ato Grosso
400 E SP A C IO S Y SOCIEDADES E ST R U C T U R A S ESPACIALES E X ÁREAS SUBDES ARROLLADAS 401

Cuadro IX.7 por regiones q u e contaban con ab u n d an te m ano de obra, con una ex­
cepcional concentración en ios estados b rasileñ o s de Sao Paulo v P araná,
Estructura de las explotaciones agrarias
es decir, ya en áreas tropicales m arginales, puesto que el cafeto tem e
menos 5 Ha W 5 -20 H 20 • 1 » 9* 131 - 1.000 % irá s dc 1.U00 los excesos de tem p eratu ra; p o r ello tam bién se expandieron p o r tos
piedem ontes de América cen tral y dc Méjico o en altitudes m edias dc
N.- Ha K* Ha Ha W N> Ha
las sierras colo m b ian as.'E n éstas, lo m ism o que en B rasil, se ha asistido
15,7 c ,i 23,9 0,9 27,8 4,4 26.7 20 15,9 74.9 a la revolución del café tecniíicado, basado en la variedad «caturra»,
A rgentina
3 o b v ia 59,3 0,2 16,5 0.2 8,8 1 7,3 6,4 6,3 91,9 que crece sin tener que ser protegido p o r la som bra de o tro s árboles,
Brasil 10 0,1 66 6 24 16,4 9,4 34,4 1 34,2 con una densidad de 5.000 y h a sta de 10.000 pies por h ectárea (¿rente
62 4,5 23,4 9.9 103 19,5 11 35,6 0,3 30 J5
Colombia a 1.000-1.100 en las variedades tradicionales) y con rendim ientos mucho
Costa Rica 36 1,9 33 26,6 26,8 6,1 37,1 0,4 25,7
45.8 0.4 g 2,2 17,4 6.3 7,6 18 1,3 71,1
m ayores. Iberoam érica produce en torno al 60 % del café m undial.
Chile
E cuador 73.1 7,2 16> 9,4 8 19 1.9 27 0,2 373 O tras producciones significativas son las bananas y plátanos, de las
El Salvador 85,3 15,5 10 13,7 4 23 0,9 32 0,1 15,7 que ap o rta en torno al 40 % de la producción m undial, conseguidas
G uatem ala __ _ — 2.5 30 1.1 13,5 0,1 26,5 en explotaciones m uy (calificad as, con em pleo dc relativam ente poca
H o n d u ras _ — 17,2 38 0.9 17 0,1 24
65,9 16,6 — 9,4 3 6.4 14 1,6 77 m ano de obra; el sisal, con cerca de un 50 % del m undial; la caña dc
M éjico
N icaragua 35,4 1.5 28/ 5.1 3U 26.2 4,4 34,4 0,6 24,5 azúcar, con u n a c u a rta p a rte de la producción m undial de azúcar; ca­
Panam á 45¿ S.3 34,5 17,1 17,1 34,5 2.4 26,4 0,1 15,7 cao, con algo m ás de una q u in ta p arte; algodón, con u n 13 % y, final­
Paraguay 46,4 — 40 — 10.4 — 2.3 — 1 m ente, la soja, que, au n q u e no sea un cultivo de plantación, se integra
P eni 4 12,8 4 2,9 1.1 14,3 0,2 70,1
10,9 2,8 15,6 0,7 14,9 0.1 30,2 perfectam ente en el m arco dei «agribusiness», produciendo desde hace
R. D om inicana 17 \l
U ruguay 14 0,2 21,6 4,2 28 6,1 21,7 33,8 4,9 58,5 unos años algo m ás del 20 % de la m undial, ¿ n todos estos cultivos,
Venezuela 49 1,4 31 2,6 12,4 5,9 5,1 17,3 13 71,7 B rasil destaca com o p rim er p ro d u c to r iberoam ericano.
*Todas estas actividades especulativas no constituyen un buen ne­
F uente: CEPAL. Estudio Económico, I97C-. Tomado de Collin Delavaud, C., !omo I. pp. 77 y 95. gocio p ara el país, porque, salvo para las labores de recolección, y no
siem pre, em plean poca m ano de obra; por o tro lado, tam poco ap o rtan
brasileño o dei Chaco y p o r los nuevos frentes pioneros de la Amazo­ ren tas al E stado, p o r tra ta rs e de em presas exportadoras, que gozan de
nia, h asta ios valles andinos de Colom bia o las num erosas regiones de desgravaciones fiscales; en definitiva, los beneficios, ju n to con las pro*
ducciones, salen al exterior, v
América central, adem ás de en las áreas subáridas del in te rio r y N orte
de Méjico. >Una no ta d istin tiv a de estas explotaciones es el em pleo de F rente a estas grandes explotaciones señaladas, las pequeñas y me­
muy poca m ano de obra, al su s titu ir los pastores p o r alam bradas; dianas no disponen m ás que de u n a m ínim a p a rte de ia tierra, aunque
tienen, en consecuencia, elevada productividad p o r persona em pleada sean ab ru m ad o ram en te m ay o ritarias en número* Los m inifundios, de
y bajos rendim ientos p o r u n id ad de superficie, disponiendo de en tre m enos de 5 hectáreas, ju n to con las explotaciones fam iliares de en tre
1 y 2 h ectáreas d e tie rra p o r cabeza de bovino en e! dom inio tropical 5 y 20 hectáreas, rep resen tan m ás de las tre s cu artas p artes del total
húm edo y h a sta 5 h ectáreas p o r cabeza en el dom inio subárido, com o (cuadro IX.7). Aquéllos su rg iero n de las com unidades o de las reform as
en el sertao brasileño o en el N orte de Méjico, Por lo genera!, se orien ­ agrarias, éstas de la inm igración europea a las regiones tem pladas
tan a la exportación, p o r lo que, dados todos sus caracteres, contribuyen m eridionales o bien p o r consolidación de antiguos colonos q u e com pra­
a potenciar, m ás que a resolver, los problem as agrarios. ban las tierras a los hacendados cuando éstos necesitaban dinero p ara
‘ E ste tipo de explotaciones, controladas p o r cap ital nacional o m ul­ a fro n ta r los gastos de una m ecanización, intensificación y m odernización
tinacional, tran sfo rm an y com ercializan a veces su s propias p roduc­ de la hacienda. Las p rim eras son explotaciones de subsistencia, con una
ciones, integrándose en el secto r dcl denom inado «agribusiness», que econom ía m ás o m enos cerrad a, las segundas son m ixtas. Unas y o tra s
engloba tan to a cstafi explotaciones d e ganadería bovina com o a las se en cu en tran en graves dificultades. Sus cultivos preferidos son el
plantaciones y a las de o tro s cultivos de exportación. maíz, el trigo, el arroz, la p atata, las alubias o la m andioca, según las
Las plantaciones se dedican a cultivos m uy dispares, con Ja caracte­ condiciones ecológicas de la región. E l algodón en los oasis del Perú
rística com ún de e sta r o rien tad as fundam entalm ente a la exportación. costero o de los regadíos m ejicanos, la cañ a de azúcar en las .Antillas, o
Unas tienen u n origen antiguo, com o las de la caña de azúcar, o tra s el café en los «sitios» brasileños (exp)otaciones fam iliares m edias) re p re ­
m ás reciente, com o las de café, cacao, algodón, bananas... Las p rim eras sentan los cultivos com erciales m ás socorridos.
se asentaron en zonas costeras, dando lugar a fu ertes densidades hu­ Finalm ente, las explotaciones m edias, de 21 a 100 hectáreas, q u e em ­
m anas, como en el N ordeste costero de B rasil o en todo el Caribe* Las plean incluso m ano de obra asalariad a, se localizan p rin cip alm en te en
plantaciones de café se extendieron d u ran te el siglo pasado y el actual los m edios tem plados m eridionales; suelen e s ta r m ecanizadas, produ-
402 E S P A C IO S Y SOCIEDADES E ST R U C T U R A S ESPACIAT.FS EN ¿R E A S SUBDSSAR R O LLA DA S 403

cea para el m ercado y se diferencian dc las anteriores en su m ayor a) 1D ensificación y ausencia de integración de ía red urbana. — La
capacidad financiera y fin su m ayor grado de evolución. densificación u rb an a es u n a consecuencia obvia del crecim iento dem o­
Todos estos hechos tienen u n claro reflejo en el paisaje rural., su r­ gráfico y del éxodo ru ral. Si en 1970 no había m as que unas IOS ciu-
gido a trav és de las vicisitudes históricas. E n principio, siguiendo a dades de m ás dc 100.000 h ab itan tes, hacia 1975 se alcanzaban ya unas
Cüjíin D elavaud. el poblam iento aparece agrupado en los sectores lla­ 270, con la p articu larid ad de que unas 40 su p erab an ya el m edio m illón
nos, en pueblos grandes, con piano en dam ero; fren te a éste, un po- de h ab itan tes, la m itad dc las cuales sobrepasaban el m illón. /
blam íento disperso se localiza p o r las vertientes, en las que sinuosas E stos datos revelan u n a suavización de los desequilibrios de la red
sendas de m uías enlazan las viviendas. E n estas com arcas dc pequeñas u rb an a, pero sólo de una m an era relativa, p orque las m etrópolis n a­
explotaciones ab u n d an los árboles frutales: m angos, papayos, árboles cionales, en todo caso, h an crecido b a sta n te m ás de p risa que el resto
dei pan. «En la zona forestal, los claros se suceden a lo largo de las de las ciudades. Aún en 1980 M ontevideo acogía ai 52 % de la población
pistas o de los ríos y cada choza se asienta en m edio de un "ager" de u rb an a uruguaya, B uenos A ires al 45 H de la de A rgentina y Santiago al
cultivo itin eran te con cam pos tem porales parcialm ente deforestados. 44 % de la población u rb a n a chilena; los m ism os p o rcentajes que S an tia­
»En el dom inio de la gran explotación, los sectores de haciendas go correspondían a La Paz y a Asunción con respecto a la población
o fazendas tradicionales hacen a lte rn a r paisajes dc pequeñas explotacio­ u rb an a de Bolivia y Paraguay. Lima-Callao, asim ism o, co n cen trab an a
nes arren d ad as, sim ilares a las de las com unidades, grandes extensio­ un elevado p o rcen taje de la población u rb an a peru an a, al igual que
nes de cultivos, m ás o m enos regulares y pastos naturales generalm en­ San José lo hacía respecto a la de Costa Rica.
te mal explotados. Los elem entos característico s son, p o r una p arte, E stos hechos constituyen la base de la m acrocefalia que en la
los largos m uros de piedras secas que protegen los cultivos y separan los actualidad tiende a p e rd e r im portancia, dado el firm e crecim iento
pastos y, p o r o tra, la segregación de! h áb itat en casa-hacienda casa del de num erosas ciudades m edias. Sin em bargo las m etrópolis nacionales
dueño, con aspecto noble, rodeada de construcciones de explotaciones continúan m anteniendo u n a fortísim a atracción, de m odo que crecen
y pueblo-calle de las chozas o de las casas de adobe de los peones» m ás de p risa que las dem ás. F, incluso m uchas de las ciudades m edias
(Collin D elavaud, C., 1973, 74-75). (100.000 a 300.000 h a b ita n te s) se com portan com o tram polines que
Unos paisajes ag rarios co n trastad o s, com o lo son, asim ism o, los reciben a los em igrantes ru rales p ara trasvasarlos en una segunda fase
urbanos. hacia las m etrópolis regionales o nacionales. Por ello, e stas m etrópolis
crecen a ritm o s aceleradísim os, de e n tre el 4 y el 6.5 % anuales. R itm os
de crecim iento que se fu n d am en tan en una gran acum ulación de m edios
de producción y de servicios que tienen lugar sobre ellas. Y es en este
2. Falta de integración de la red y de la estructura urbana
sentido en el que realm en te puede h ablarse de m acrocefalia, en el de
la enorm e capacidad de decisión que estas aglom eraciones tienen, por
j'K n una p rim era aproxim ación, las sociedades iberoam ericanas ser sede de las principales em presas, de los bancos, de organism os
han conseguido unos elevados índices de urbanización, llegando hasta de la adm inistración y de la política. Su función, de dirección afecta
unos niveles próxim os al 66 % en la actualidad, de acuerdo con la a todo el te rrito rio nacional, aunque au m en ta progresivam ente el papel
definición de lo u rb an o que hace cada país, que suele o to rg a r el ca­ de las m etrópolis regionales, si bien en E cuador y B rasil, la capital
rá c te r de ta l a todo núcleo que supera los 2.000 h ab ita n te s..,/ nacional se ve oscurecida p o r la función que desem peñan o tras ciudades
P artiendo de e sta base, se produce un co n traste nítido e n tre los de gran poder económ ico, com o G uayaquil frente a Q uito y Sao Paulo
países de A m érica del S u r T em plada, que alcanzan un 82 % de pobla­ frente a Río, aunque ésta ha perd id o la capitalidad en favor de B rasilia.
ción u rb an a, y los del C aribe, con u n 54 %. A aquéllos se pueden sum ar i Es, sobre todo, en el aspecto económ ico en el que m ás se h an afian­
Venezuela (75 %) y P uerto Rico (74 % ) com o casos destácables. Los zado las m etrópolis regionales, bien se deba a las inversiones llevadas
dos países m ás grandes, B rasil (68 °/o) y M éjico (67 %), están m uy poco a cabo p o r la iniciativa oficial, a fin de co rreg ir los desequilibrios
p o r encim a de la m edia. regionales, o bien a (a de las élites locales.
> E r cu alq u ier caso, no cabe d u d a que la urbanización h a sido ace­ H a sido básicam ente en los grandes países donde m ás se han desa­
lerada , p u es en 1960 la población u rb an a no rep resen tab a m ás que un rrollado este tipo de m etrópolis, p rincipalm ente en B rasil, Méjico y
46 % dc la total- E sta aceleración del crecim iento ha m odificado bas­ Colombia. C iudades com o P o rto Alegre en Rio G rande do Sul, Belo H o­
tantes p resu p u esto s sobre los que se asentaba la distribución espacial rizonte en Minas G erais, Salvador en Bahía, Recife en P em am buco,
ce las ciudades precedentes, pues no sólo h an crecido las grandes o Fortaleza en Ceará rep re se n ta n auténticas m etrópolis regionales, con
ciudades, sino que, ju n to con éstas, aunque a m enor ritm o, num ero­ m ás de \ m illón dc h ab itan tes, que ju n to a B rasilia y a o tra s que no
sas ciudades m edías y pequeñas h an m ultiplicado varias veces su po* alcanzan todavía esa cifra están sirviendo de co n trap u n to , p o r su acu­
blación. m ulación dc in d u strias y de servicios, a Río de Janeiro y Sao Paulo,;
E ST R U C T U R A S ESPA CIA LES EM ÁREAS SUBOESARROLLADAS 405

F.n Méjico so n sobre todo M onterrey y G u ad alajara (con m ás d e 2 mi­


llones de h ab itan tes cada una), las aglom eraciones que, adem ás dc la
Ciudad de M éjico, a tra e n inversiones y servicios. E n sum a, aunque el
acelerado crecim iento de las capitales nacionales no se detiene, existe
una clara tendencia a la consolidación de m etrópolis regionales, fenó­
m eno que a largo plazo co rreg irá fa desequilibrada red u rb an a actual.

b) Una eaíritclura urbana dual. — Es ya tópica la imagen ce la


dualidad u rb an a en las ciudades dcl T ercer M undo. C ualquiera de las
grandes aglom eraciones revela bien a las ciaras ese carácter, con la
p articu larid ad de que sus desequilibrios internos tienden a au m en tar
en vez de a c o rre g irs e / Es el caso dc Río dc .Janeiro, que si en 1950
contaba con un 8,5 % de población viviendo en favelas, en 1979 esc
p o rcen taje afectaba en torno a un tercio de la población que en térm inos
absolutos suponía m ás de 1.700.000 personas. E n Sao Paulo, donde las
favelas ta rd a ro n m ás tiem po en aparecer, actualm ente alojan alrededor
de un 20 °/o de la población, pero es rnás significativo el hecho de que
2,5 m illones de los 8,9 del m unicipio en 1950 habitasen en casas de auto­
construcción sobre terrenos periféricos lotificados clandestinam ente,
que, en consecuencia, carecen de las in fra e stru c tu ra s m ínim as, como
abastecim iento de agua, red de alcantarillado, electricidad, al tiem po
que faltan servicios básicos com o hospitales, dispensarios, escuelas...
Servicios e in fra e stru c tu ra s que, a la larga, se van instalando en las
lotificaciones m ás céntricas, m ien tras surgen o tra s m arginales en áreas
m ás alejadas.
;E1 h á b ita t subintegrado, bajo la form a de bidonvilles o de chabolas
construidas con m ateriales de albañilería, constituye una au tén tica
plaga de las grandes ciudades iberoam ericanas, surgido a causa de las
estrecheces económ icas y de la pobreza de quienes en ellos habitan.
Es im pensable, por tanto, su solución m ien tras no se atajen las causas
que lo originan. E ste tipo dc h á b ita t se halla d istrib u id o p o r todo el
espacio urbano, tan to en el centro, en terren o s de fu ertes pendientes
y de difícil ocupación, en los valles inundables de los ríos, etc., como,
sobre todo, en la periferia, donde fo rm a interm inables b arriad as chabo*
lísticas, m uchas de ellas co n stru id as con m ateriales de albañilería, que
De ‘>00.000 a 20C.OOQ hastiantes ofrecen claras ventajas sobre los poblados dc tipo bidonvilíe. t
o Dc 200.000 a 500.000 habitantes E n cada país o ciudad han recibido nom b res específicos, evidencian­
O De 500.000 á 1 mitón habitantes do la extensión del fenóm eno. Son las favelas dc Río y Sao Paulo, ios
0 Oe 1 a 2 millones hablantes m ocam bos de Recife, los ranchos de C aracas, los tugurios de Bogotá,
b arriad as de Lim a, conventillos de Chile, o ciudades perdidas m eji­
© De 2 a 5 millones habitantes canas.
Q De 5 a 10 millones Rabilantes Todo este h á b ita t subintegrado in tro d u ce una segregación espacial
que c o n trasta n ítidam ente con los elegantes b arrio s de las aristo cracias
(ü g D-s m ás d e '0 millones habitarles urbanas, las cuales s u d e n localizarse en excelentes em plazam ientos
periféricos, com o Pedregal en la ciudad de Méjico, Copacabana e Ipa-
nem a en Río de Janeiro, el «B arrio Alto» de Santiago de Chile, la zona
septentrional de Bogotá, etc., au n q u e en la actualidad tienden a cons­
Fig. 9.4. Ciudades dc m ás de 100.000 habitantes en 197§
tru ir lujosas viviendas en el cen tro , a fin de ev itar los. incóm odos des-
406 ESPA C IO S Y SOCIEDADES
üST R U C T U R A S ESPACTALES E \ ¿ R E A S SED DESARROLLADAS 407
Diazamicntos diarios ocasionados p o r 1a satu ració n del tráfico. E sta
recuperación del cen tro p o r la a lta burguesía se ha desarrollado ya en la crisis. U na crisis que e sf evidentem ente, económ ica, p o r ía ineficacia
el «Centro E xpandido» de Sao Paulo, y se ha. iniciado en el área nu­ de las e stru c tu ra s p ro d u ctiv as —y tal vez en este sentido convendría
clear de B uenos Aires. proteger m ás a la ag ricu ltu ra q u s a la in d u stria—. Y u n a crisis que es,
Los sectores centrales, com o señalaba M illón Sanios, son asiento igualm ente, social y política, p orque no se podrá salir de ella m ientras
ctü una actividad económ ica u rb an a que en nada difiere a la que carac* persistan las b ru tales desigualdades sociales y la corrupción adm inis­
teriza Jos CBD dc las ciudades dei m undo desarrollado. ’ Así en Sao trativa, E n tre tanto el espacio iberoam ericano se m an ten d rá depen­
Pau'o los b arrio s de la C atedral y C erqucira Cesar, en Río las avenidas de diente de fuerzas exteriores y falto de integración regional.
Río R raneo y de Presidente Vargas, en Ciudad de M éjico el paseo de la De estas consideraciones generales sólo se puede excluir el caso
Reform a, en B uenos Aires las calles ortogonales de los alrededores cubano, con una dinám ica económ ica y socio-espacial m uy diferente a
de la plaza de Mayo... acogen en su suelo rascacielos elevados que la del resto. No ob stan te, a p esar de sus indudables logros, es un sis­
albergan las sedes de las grandes em presas nacionales y ex tran jeras, tem a sin consolidar. F inalm ente los (res países de la A m érica m eridio­
de los bancos, de las agencias, y de los organism os de la A dm inistra­ nal tem plada, aunque lian creado unas bases m ás evolucionadas que
ción. Los desplazam ientos laborales masivos que esto provoca conlle­ los dem ás, p articip an de la m ayoría rio sus caracteres. Sólo A rgentina,
van una penosa congestión u rbana, potenciada p o r las insuficiencias a caballo e n tre el d esarrollo y el tcrccrm undism o, se a p a rta un tan to
in fraestru ctu rales. F rente a estas actividades de servicios cualificados, de Jos caractcrcs com unes.
los pequeños servicios de reparaciones de todo tipo, el artesan ad o tr a ­
dicional o m oderno, el pequeño com ercio am b ulante y sedentario, los
servicios personales, etc., se localizan en los b arrio s periféricos, en BIBLIOGRAFÍA BASICA
sim biosis con los edificios residenciales. *
Finalm ente una localización específica es la que corresponde a- Ja Alschuler, R. y o tro s (19&1): Dependent agricultural developm ent m Latin America.
U niversity of O naw a P ress. O ttaw a.
gran industria, asen tad a a la vera de las vías de com unicación —ferro ­ B anco E x terio r de E spaña (1979): Econom ía Latinoamericana. Servicio de E studios
carriles y c a rre te ra s—, con m odernos edificios bien cuidados y vigilados, del B E E . M adrid.
que desdice de las pobres construcciones chaboltsticas de las inm e­ B ataillon, C. y Riv;ere D'Arc, H. (1573); México (Les grandes villes du monde). «No­
diaciones. tes et É tu d es D ocum entaires». N * 3.963-3.964. La D ocum entation F rancaise,
París.
Todo esle en tram ad o u rb an o , insuficientem ente equipado, aparece Blakem ore, H. y S m ith, C. T. (1983): Latín America. Geographical Perspcciivts. Mct-
con una ocupación laxa, salpicado dc abundantes solares vacíos, p er­ huen. London.
tenecientes, p o r lo general, a especuladores del suelo urbano. Brom ley, R. y R. (1982): So u th American deveiopm ent. Cam bridge U niversity Press.
T anto las grandes ciudades com o las m edianas y pequeñas están C am bridge.
ColKn D elavaud, C. y otros (1973): L'Am érique Latine, Approche géQgraphiqxe gené­
sujetas, pues, a una dinám ica incontrolada, forzada p o r ei incesante rale et régionale. B ordas, P a rís, 2 tom os.
éxodo ru ral, p o r la escasez de m edios económ icos p ara hacer fren te a Cunitt, P. (1981): La América andina. Ariel, B arcelona, 2.* edición.
íus necesidades de equipam iento, viviendas y em pleo, a la congestión D en an g eo t, J. (1972): Le ctm tinenf brésiiien. SED ES, P arís.
y a la contam inación... A pesar de lo cual su crecim iento no se detiene. D um ont, R. y M ottin, M, F. (1981): Le m abdéveloppement en Amérique Laline. Rd.
du Seuil, París.
La ciudad y el cam po, en consecuencia, se en cu en tran som etidos a una
F u rtad o , C. (1973): La economía latinoamericana desde la conquista ibérica hasta
tensión critica. la revolución cubana. Siglo X X I, México.
G ilbert, A.; H ardoy, J, E . y R am írez, R. (19*2): Vrbanizfition in contsm porary Latin
America: Critical Appruaches lo the Analysis of Urban tesues. Jo h n Wilev an d
C O K C T .Ü S ld K : LA IN C A PA C ID A D DE M O D E L O DE D E S A R R O L L O IB E R O A M E R IC A N O S ons Ltd.
G ourou, P. (1976): L’Am érique trópica le et ausírale. H ach etie, P aría.
El espacio iberoam ericano es hijo dc la colonización, y ello en u n L a m b e n . D. C. y M artin, ,T. M. (1976): América Latina: Economías y Sociedades, Fon­
doble sentido, desde el m om ento en que a rra s tra unas e stru c tu ra s dis- do de C u ltu ra E conóm ica, M adrid. *
íuncionales, h ered ad as dcl pasado colonial, que han sido m antenidas Le Lannou, M. y LecocQ-Muííer, N. (1976): Le nuitveazt Brésit. A. C olia, P arís.
Laserre, G. (1976): América Media. Ariel, B&ruciona,
y hasta potenciadas d u ran te la fase neocolonial. La etapa d esarro ilista M artina, L. (1981): Les capituux étrangers en Am érique Latine: les raisons des non -
no ha servido p a ra su p e rar esas lacras. Iberoam érica, el conjunto socio- veUes regles du jen. E n «P rohlém es d'A m érique Latine*, n.« 61. T ercer trim e s­
espacial m ás avanzado dcl T ercer M undo, no puede servir, p o r tanto, tre de 1981, pp. 7-17.
com o modelo de desarrollo. Las contradicciones que aflo rab an en los Mesa*Lago, C. (1583): La economía en Cuba socialista. P layor, M adrid.
Monbeig, P. (1983): Le Brésil. PUF. Que sais-je?, París.
años cu aren ta se m antienen en la actualidad, con el agravante dc que Sánchez A lbornoz, N. (1977): La población de América latina. Desde ¡es tiem pos
en este lapso de tiem po se h a n hipotecado Jas econom ías nacionales, precolom binos ai año 2000. A lianza U niversidad, M adrid.
sin que los enorm es recursos m ineros y agrarios hayan podido p aliar Vila V alcm i, J. (1975)* Mano de obra y espacio agrario en ¡os países iberoamerica­
nos. E n «E studios G eográficos*. Vol. X X X V I, pp . 1115-1128.
HAOL, Núm. 16 (Primavera, 2008), 65-73 ISSN 1696-2060

AMÉRICA LATINA: ECONOMÍA, ESTADO Y


SOCIEDAD EN EL SIGLO XXI

Servando A. Álvarez Villaverde


Universidad Simón Bolívar, Venezuela. E-mail: avilla@usb.ve
Recibido: 4 Abril 2008 / Revisado: 6 Mayo 2008 / Aceptado: 12 Mayo 2008 / Publicación Online: 15 Junio 2008

Resumen: El siglo XXI encuentra a América la modernización de las economías bajo un


Latina en revolución o rebeldía, según sea la esquema globalizador que la región está
óptica del observador. Es la acción de los superando.
pueblos en un esquema inclusivo no
competitivo. ¡Propio! Que persigue la En la primera década del siglo XXI América
participación social en la producción y la Latina se encuentra en evolución, revolución,
apropiación compartida del conocimiento y la resistencia o rebeldía según sea la óptica del
riqueza, mediante redes de integración regional observador. Al respecto Claudio Katz escribió
que potencien las capacidades de cada actor en recientemente: “América Latina se ha
beneficio de todos, más allá de las fronteras convertido en un foco de resistencia al
ideológicas o geoeconómicas, dentro de un imperialismo y al neoliberalismo a partir de los
marco de respeto a las soberanías nacionales y levantamientos en Bolivia, Ecuador, Venezuela
los derechos humanos. Para ello el Estado debe y Argentina. Estas rebeliones enarbolaron
transformarse en el garante de las libertades sin reclamos coincidentes de anulación de las
exclusión alguna. privatizaciones, nacionalización de los recursos
naturales y democratización de la vida
Palabras Clave: América Latina, Estado, 2
integración, participación, producción social. política ”.
______________________
El pueblo de Nicaragua recientemente a través
INTRODUCCIÓN de las urnas, también reiteró su confianza en un
nuevo gobierno sandinista3 que ofrece la defensa

E ste trabajo pretende exponer algunos de su soberanía y la recomposición de la


hechos ocurridos en el transcurso de los economía de esa nación, alejado del esquema
pasados dos siglos, que dan lugar, según neoliberal que fuera impuesto en casi todos los
el autor, a los cambios que se verifican en países de la región, como “sugerencia” para
América Latina1 en la primera década del siglo hacer frente a una extraña deuda externa. Con
XXI. Para ello se hará un rápido recuento de igual objetivo la ciudadanía paraguaya decide el
algunos de los antecedentes, sin intentar con reemplazo del partido que controló el gobierno
ello, una revisión histórica. por más sesenta años. Se suman así a otras
naciones hermanas, las cuales, cada una según
A un observador poco advertido, le resultará sus posibilidades políticas y sociales se ponen de
difícil interpretar el comportamiento de gran pie para hacer valer dignamente sus derechos.
parte de los habitantes latinoamericanos. Con frecuencia, abandonando a aquellos seudo
Tampoco le resultará tarea fácil captar la líderes que por décadas usufructuaron de su
realidad compleja que en estos días es América confianza.
Latina. El actual presidente de Ecuador, Rafael
Correa describe el momento de América Latina A diferencia de hace un siglo, cuando sólo los
expresando que “se trata de un cambio de época trabajadores, a fuerza de consignas y vidas,
no una época de cambios”. Nueva época en la reclamaban una mejor vida, hoy, en una época
que quedan atrás muchos de los patrones que se en que producto de la aplicación de nuevas
trataron de imponer o se impusieron en las tecnologías, la destrucción de industrias y
últimas décadas del siglo pasado. Por ejemplo, empleos los movimientos obreros pasan por un

© Historia Actual Online 2008 65


América Latina: economía, Estado y sociedad en el siglo XXI Servando A. Álvarez Villaverde

período de menor influencia, otros sectores 1. AMÉRICA LATINA: ESTADO Y


sociales aparecen y suman su acción para SOCIEDAD EN EL SIGLO XIX
defender la vida de todos los seres del planeta.
Puede decirse que América Latina5 es la región
El motor principal que moviliza estas acciones
del mundo que ha estado más tiempo bajo
radica en la participación directa de los pueblos
regímenes coloniales. Es conveniente considerar
en la búsqueda compartida de un esquema
que la mayoría de las naciones latinoamericanas
inclusivo no competitivo. ¡Propio! La frase “O
que obtuvieron formalmente su independencia,
inventamos o erramos” que expresara Simón
ya sea en el siglo XIX o tardíamente en el
Rodríguez4 hace más de siglo y medio tiene
veinte, hoy se debaten por superar las relaciones
plena vigencia para una región que persigue su
informales de dependencia económica con los
consolidación e integración a una sociedad
estados centrales6. Una de las razones de esa
mundial más justa y equitativa. Ese anhelo
dependencia radica en que una vez concluidos
persigue la creación de un modelo socialmente
los mandatos coloniales establecidos tanto en
sostenible para la producción, y la apropiación
tierra firma como en los espacios insulares que
solidaria del conocimiento y la riqueza mediante
integran la región latinoamericana, poco
redes de integración regional que permitan
quedaba que fuera útil para la construcción de
potenciar las capacidades de cada actor en
una cultura política con capacidad para crear y
beneficio de todos, más allá de las fronteras
mantener una sociedad posterior a la
ideológicas o geoeconómicas, dentro de un
independencia. El proceso independentista
marco de respeto a las soberanías nacionales y
latinoamericano, quizá con la excepción del
los derechos humanos.
Brasil, se convirtió en una cruenta guerra, que
Ese planteamiento no intenta desconocer los consumió a lo largo del siglo XIX, miles de
valiosos aportes del resto del mundo, que fueron vidas, como también las pocas estructuras de
muchos y son muy valiosos para América producción que existían en esas naciones. No
Latina, sino disminuir los efectos del menos importantes y trágicas para el futuro,
colonialismo intelectual endógeno que se trató fueron las divisiones internas entre los factores
de imponer, especialmente en la últimas dos que pretendían orientar los destinos de esas
décadas del siglo XX. naciones.
De allí que la complejidad del proceso no radica En todo caso la búsqueda del mejor sistema
hoy en la carencia de medios económicos o de tenía como objetivo la eliminación de
recursos humanos hábiles para llevar adelante la privilegios y prerrogativas poniendo en manos
tarea como ocurriera en el pasado, más bien se de las instituciones republicanas la garantía de
trata de la existencia de sectores adversos a igualdad para todos los ciudadanos en su
aquellos cambios que no favorezcan sus condición de hombres libres. Como es fácil
intereses pecuniarios. advertir, esta aspiración de los padres
fundadores de la nacionalidad en América, no
Esos cambios se verifican en razón de que los
siempre fue seguida. ¿O sí, alguna vez? Tal es el
pueblos latinoamericanos han asumido su
caso de la población de esclavos, descendientes
derecho a la existencia en condiciones de
de los millones de seres humanos desplazados
igualdad. Mujeres, hombres, niños y
de África contra su voluntad, que a pesar de la
adolescentes saben que tienen “derecho a tener
existencia de decisiones que abolían ese estatus
derechos”, pero además a disfrutarlos.
desde los primeros días de la Independencia, en
Con ello se altera el sistema social impuesto en algunos casos demoró casi un siglo.
el siglo XIX, el cual se mantuvo, y hasta se
Charles Anderson analiza la creación del Estado
consolidó en el XX, gracias a gobiernos de
latinoamericano como una figura
dudoso carácter democrático, que eran
correspondiente al europeo, pero sin la
sustituidos por regímenes militares cuando los
experiencia social y política de éste. Al respecto
primeros fallaban en mantener un muy
dice: “El concepto de Estado nacional europeo
determinado esquema socio-económico de
que las nuevas repúblicas latinoamericanas
“orden y progreso”.
adoptaran como el “modelo más avanzado” se
Así, el Estado latinoamericano durante casi dos fundaba en un complejo proceso de cambio que
siglos estuvo al servicio de las oligarquías sin paralelo en América Latina se estaba
nacionales. En el nuevo estadio el Estado deja registrando en Europa... La lucha por el poder
de ser el agente represor transformándose en el entre los Estados europeos implicaba un proceso
garante de las libertades sin exclusión alguna. de movilización nacional económica y social
que condujo a la creación de nuevos patrones

66 © Historia Actual Online 2008


Servando A. Álvarez Villaverde América Latina: economía, Estado y sociedad en el siglo XXI

nacionales de organización social y económica A la debilidad y división interna de los nuevos


(Anderson, 1974: 27)”. Estados, se sumó la falta de capitales nacionales
dispuestos a realizar las inversiones requeridas.
Así, el Estado que se instauraba en las naciones
En parte, tanto por el temor a la incautación de
latinoamericanas, como organización política a
los bienes, como había sucedido durante los días
principios del siglo XIX, era un modelo que
de la guerra de la Independencia, como por los
había evolucionado de acuerdo con las
enfrentamientos, que eran frecuentes, entre los
necesidades y circunstancias de las poblaciones
caudillos regionales que perseguían su inclusión
de Europa. Las luchas por siglos, que por
en el panorama nacional de entonces frente al
motivos religiosos, políticos y sociales, eran
centralismo absorbente de las metrópolis. A tal
fuente de transformación continua de los ideales
situación se refiere Alain Rouquié cuando dice:
y de la organización de esas sociedades. Cosa
“Los intereses de comerciantes y terratenientes
muy distinta era lo que acontecía en las nuevas
eran la expresión del Estado de entonces. Las
repúblicas latinoamericanas, que se iniciaban
luchas civiles, enfrentamiento de intereses o
como tales, sobre un camino suspendido, a una
ideologías, toman la vía de las armas aun cuando
parte de sus pueblos, por la conquista a las
nos las arbitran los veteranos de la
naciones originarias. Razón por la cual el
independencia... El Estado es débil y no controla
moderno Estado liberal europeo distaba mucho
nada. Los ejércitos privados, personales o
de reconocer a los pueblos de la región, y a la
seudopúblicos obstaculizan el surgimiento y
vez ser reconocido por estos. En parte, porque
constitución del aparato estatal. Incluso puede
estos no poseían las “destrezas” requeridas para
decirse que en toda América hispana, hasta el fin
su adopción. Destrezas que los pueblos de
del siglo XIX, los ejércitos que constituyeron la
Europa adquirieron durante milenios de
Nación impiden la construcción del Estado”
conflictos y construcciones teóricas del sentido
(Rouquie, 1984: 63).
político.
Ese panorama, a partir de la década de los años
Así, mientras en Europa la nación, después de
cincuenta del siglo XIX, dejaría abierto el
siglos de lucha fue la creadora del Estado, en
camino para la activa intervención de Inglaterra
América Latina será una forma de Estado –de
en la política y la economía americana. Lo que
características eurocéntricas- el que tendría en
dará lugar a importantes inversiones de esa
sus manos la formación de la nación. Para ello
nación europea, en la construcción de redes
debería actuar como “integrador” de pueblos y
ferroviarias, puertos, puentes, obras sanitarias,
culturas. Con frecuencia, con la eliminación
etc. Incluso los Estados Unidos, aunque con
física de las comunidades autóctonas y la
otras condiciones, fueron receptores de gran
abolición de culturas ancestrales.
parte de esas inversiones. La diferencia radicaba
La desaparición física o la exclusión política de en que la situación económica de esa nación
los principales líderes independentistas dio lugar distaba de ser la de las repúblicas
a la incorporación en las actividades de latinoamericanas.
gobierno, a antiguos funcionarios del régimen
Para la segunda mitad del siglo XIX, los Estados
colonial, a los que se sumaron personajes
latinoamericanos, todavía en proceso
opuestos a la idea republicana, como fue el caso
embrionario, estaban enfrentados en conflictos
de algunos clérigos, militares, agentes
internos y fronterizos. La formación europea de
comerciales así como representantes de la
algunos integrantes de la nueva dirigencia los
oligarquía criolla, surgida, en pocos años como
colocaba en una línea de pensamiento y acción
poderosos terratenientes, bien por la ausencia de
que en muchos casos resultaba ajena a sus
registros de propiedad o mediante la alteración
realidades nacionales. El origen y la formación
de los mismos. Por la misma naturaleza de los
de dirigentes y funcionarios en América Latina
sectores de los cuales provenían no era fácil
eran muy variados. Militares de academia,
alcanzar coincidencias. Estos sectores, ávidos
terratenientes, esclavos y emancipados,
por lograr sus objetivos personales no dudaron
comerciantes ignaros y letrados participaron
en desconocer, modificar o sencillamente anular
encarando situaciones para las que muy pocos
las constituciones fundacionales de las nuevas
estaban preparados. Al respecto dice López-
repúblicas. Para el teólogo José Comblin “Las
Alves: “Los formadores de los Estados también
élites latinoamericanas nunca han sido
fueron diferentes entre los distintos países. En
independentistas, nunca han sido nacionalistas:
Colombia, Chile, Uruguay, Argentina y Perú, el
Su ideal es una fortuna personal o la fortuna de
estado fue construido por una élite política,
su familia, no el crecimiento de su país”7.
junto con coalición de terratenientes y

© Historia Actual Online 2008 67


América Latina: economía, Estado y sociedad en el siglo XXI Servando A. Álvarez Villaverde

comerciantes; sin embargo, en Venezuela y Casi al mismo tiempo la república Argentina


Paraguay el Estado fue, prácticamente, creado llevaba a cabo con toda intensidad la Conquista
por el ejército y las milicias asociadas” (López- del Desierto, en la que millares de hombres y
Alves, 2003: 24). mujeres de todas las edades, fueron masacrados
o debieron abandonar sus tierras, para
En el período en que Inglaterra emerge y se
transformarse en parias vagabundos. Explica
consolida como potencia hegemónica, varios
Felipe Pigna “Los teóricos de la modernización
países europeos estaban enfrentados en graves
del país proponían poblar el "desierto" que se
conflictos. Conflictos que tenían como origen y
suponía deshabitado. No eran numerosos los
fin, apropiarse de las nuevas fuentes de materias
habitantes, pero había habitantes previos a ésta
primas, así como captar y asegurar mercados en
postulación. Estos habitantes eran los
ultramar. Para Carré de Malberg: “...desde 1871
indígenas”8. Este historiador en el mismo
hasta 1914, el mundo tuvo que vivir bajo la
trabajo incluye el comentario de un testigo de la
creciente amenaza de la hegemonía alemana.
época, el Ingeniero Trevelot que intentaba
Así que... el concepto de Estado se había
“aliviar” la crueldad de esa campaña y con ese
desarrollado principalmente en el sentido de las
fin razonaba lo siguiente: “Los indígenas han
ideas de fuerza, potestad y también, por lo tanto,
probado ser susceptibles de docilidad y
de dominio sobre los miembros individuales de
disciplina. En lugar de masacrarlos para
la colectividad nacional” (Carré de Malberg,
castigarlos sería mejor aprovechar esta cualidad
1949: X).
actualmente enojosa. Se llegará a ello sin
En ese lapso, los Estados latinoamericanos dificultades cuando se haga desaparecer ese ser
sumaban a la escasez de recursos humanos que moral que se llama tribu. Es un haz bien ligado y
requería, por la baja o inexistente instrucción de poco manejable. Rompiendo violentamente los
su gente, la debilidad y desunión de sus lazos que estrechan los miembros unos con
ejércitos. Estos eran más intuitivos que técnicos. otros, separándolos de sus jefes, sólo se tendrá
De manera que, tanto aquellas naciones que con que tratar con individuos aislados, disgregados,
más fortuna habían reducido esas carencias, sobre los cuales se podrá concretar la acción. Se
como las que las mantenían, se vieron obligadas sigue después de una razzia como la que nos
a celebrar acuerdos leoninos, que se convertirían ocupa, una costumbre cruel: los niños de corta
en nuevas formas de dependencia (colonialismo edad, si los padres han desaparecido, se entregan
informal). La explotación y exportación de a diestra y siniestra. Las familias distinguidas de
materias primas y alimentos, y la adquisición de Buenos Aires buscan celosamente estos jóvenes
manufacturas, dieron lugar al incremento del esclavos para llamar las cosas por su nombre”9.
comercio y a inversiones extranjeras en los
El resultado de esa campaña que duró 27 años,
sectores primarios afines en la región.
fue “altamente” positivo para un grupo de algo
Inversiones, casi siempre de bajo riesgo, las que
menos de 2000 familias, que fueron favorecidas
a la vez, eran protegidas, afianzadas y hasta
con la propiedad de algo más de 40 millones
aportadas por los propios Estados receptores.
hectáreas de las mejores tierras de esa nación10.
Los patrocinantes de las mismas proponían,
No hay duda que al igual que ocurriría con otros
imponían o eliminaban gobiernos. Acción que se
conflictos e invasiones de naciones en los siglos
prolongará en el siglo XX, con la incorporación
XIX y XX, lo que se perseguía en este caso, era
de otros actores, con similares aspiraciones
aumentar el horizonte de producción agrícola y
hegemónicas.
ganadera con destino a la exportación hacia
Con igual propósito se incitaron conflictos Inglaterra. La cita de este pasaje acerca de lo
bélicos regionales, tales como la Guerra de la ocurrido en una nación latinoamericana se
Triple Alianza, en la que intervinieron los presenta por ser una de los pocos hechos de esas
ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay contra características, acaecido en el siglo XIX, del que
el Paraguay (1865-1870); la Guerra del Pacífico, existe suficiente documentación, y hasta bien
entre Chile, Perú y Bolivia (1879-1884). Con entrado el siglo veinte, descendientes directos de
ellos no se agotarían las ansías de provocar la aquellos indígenas que aportaron sus memorias
división entre naciones hermanas, sino que se a los historiadores. Éste fue sólo uno de muchos
proyectarían hacia el futuro. En estos conflictos casos de eliminación masiva de población en
fue preponderante la intervención de Inglaterra, América Latina. En todo caso se trató de crear
que actuó como instigador y acelerador de los las condiciones que permitieran dar satisfacción
mismos, con el fin de disciplinar o escarmentar a a la voracidad económica de pequeños grupos,
las naciones que intentaron discutir condiciones generalmente activos al servicio de una potencia
frente a esa potencia imperial. extranjera en este caso: Inglaterra. Para entonces

68 © Historia Actual Online 2008


Servando A. Álvarez Villaverde América Latina: economía, Estado y sociedad en el siglo XXI

los gobiernos de élites consideraban sólo dos llevaban a cabo tanto, los ejércitos nacionales,
alternativas, como lo expresó Domingo Faustino como también las montoneras de los caudillos
Sarmiento quien llegara a la presidencia de la locales. La otra justificación, por supuesto no
Argentina, estas eran “Civilización o barbarie”. siempre recordada como tal, tenía como objetivo
Por supuesto, los bárbaros eran los indígenas, el “blanqueamiento de la población”. Para
los gauchos y los negros, y la civilización la cumplir con este propósito, se condicionaban las
representaba la clase ilustrada preferiblemente señas particulares de los inmigrantes. En algunas
educada “en las Europas”. naciones por mandato constitucional, sólo se
aceptaba el ingreso de aquellas personas de tez
A la pérdida, por el extermino de millares de
blanca, cabello rubio y ojos claros, en algunos
vidas de los pueblos indígenas, como es el caso
casos se explicitaba “ojos celestes”. Argentina,
anteriormente referenciado, se sumaban los
Brasil, Chile y Estados Unidos, se encuentran
accidentes y muertes causadas por las pésimas
entre las naciones más favorecidas con las
condiciones laborales y las extenuantes jornadas
inmigraciones de los siglos XIX y XX.
a las que estaban expuestos los esclavos y los
asalariados en las explotaciones mineras, en las La ausencia de suficientes personas formadas
plantaciones y en la construcción de grandes para tratar con los asuntos del Estado en el
obras en el último cuarto del siglo XIX, lo que marco internacional, sumado a veces, a la
ocasionaba la disminución de la población complacencia de los funcionarios locales con
laboral. Para expresarlo crudamente, el “stock potencias extranjeras, afectaron la soberanía
de mano de obra” se agotaba rápidamente. territorial y económica de los Estados
latinoamericanos. Los conflictos que se
El crecimiento del horizonte agropecuario y
suscitaban entre naciones, con frecuencia eran
minero buscado por los dirigentes nacionales,
arbitrados, por naciones ajenas a la región. De
con el fin de cumplir con los compromisos
igual manera, los conflictos podían tener como
adquiridos con las naciones europeas, requería la
actores a naciones europeas que actuaban como
ocupación y producción de los territorios
árbitros teniendo intereses en uno de los Estados
“ganados” a los pueblos originarios. Para
contendientes. Ese hecho es una clara indicación
cumplir con ese objetivo era necesario reponer
de que el Estado latinoamericano estuvo por
la mano de obra faltante, ya para entonces, la
muchos años “orientado” por los designios del
mano de obra esclava era escasa o inexistente. A
continente europeo, extendiendo, así de alguna
pesar de ese panorama se mantenían las mismas
manera, el período colonial más allá de lo que
condiciones de explotación. La solución vendría
señala la historia. La intervención europea en la
con la inmigración masiva de mano de obra,
solución de conflictos limítrofes, en la
calificada y no calificada. Que esa inmigración
conformación de gobiernos de conveniencia, o
fuera mayoritariamente originaria de dos países
en las decisiones en materia socio-económica,
europeos, España e Italia, respondía a la
son sólo unos pocos ejemplos de cuan
facilidad de comunicación en esos idiomas. No
importante era esa influencia. Así como limitado
obstante, se trataba de captar contingentes de
y mínimo era el poder del Estado en América
trabajadores de distintos países. Millones de
Latina para hacer frente con decisiones
hombres, mujeres y niños dejarían atrás el
autónomas, a potencias económica y
hambre y la falta de trabajo para iniciar en
militarmente superiores. Para López-Alves: “En
América una nueva; pero nada fácil etapa de su
la América Latina del siglo XIX, el conflicto
existencia. Se acuño así la frase ilusoria de “ir
surgió de las causas convencionales
para hacer la América” expresión que
identificadas por muchos autores: las invasiones,
significaba trabajar y ahorrar para regresar. En
la expansión territorial, la competencia por los
muchos casos eran las remesas enviadas a los
recursos, el control del comercio internacional,
familiares que habían quedado del otro lado del
la participación en la toma de decisiones, los
mar las que viajaban.
intereses de clase, las presiones militares y los
La promoción y aceptación del ingreso de esos desacuerdos en cuanto al diseño institucional”
inmigrantes por parte de los gobiernos de la (López-Alves, 2003: 27).
época, tenía un doble propósito. Uno era
No hace falta abundar en la explicación de como
económico: se trataba de incrementar la
se generaron en la región, muchos de los
población rural, así como incorporar mano de
conflictos de los siglos XIX y XX, que luego se
obra para las construcciones privadas y públicas
resolverían “hábilmente” mediante la
y para las minas, En todo caso era necesario
intervención de naciones extranjeras.
reponer la población diezmada por accidentes,
asesinatos, o también por la recluta militar que

© Historia Actual Online 2008 69


América Latina: economía, Estado y sociedad en el siglo XXI Servando A. Álvarez Villaverde

2. EN EL SIGLO XX Puede decirse, que de alguna manera se instauró


el Estado de bienestar. Este, por diferentes
La función de los Estados nacionales hasta bien
motivos no alcanzó el grado de cobertura
entrado el siglo veinte, estaba limitada a la tarea
logrado por los trabajadores europeos o
de mantener el orden interno. Orden que se
estadounidenses. Quizás una de las razones sea
había conmovido principalmente, desde fines
que los gobiernos que los propulsaron fueron
del siglo XIX y comienzos del XX, por
rápidamente adversados y tildados de populistas.
conflictos obreros en demanda de mejoras
En el mejor de los casos, lo que se conociera
laborales, que en algunos casos daban origen a
peyorativamente como el Estado “paternalista”,
tumultuosas manifestaciones en las que se
no alcanzó el medio siglo de vigencia. En el
producían reales o supuestos “atentados contra
corto período de vigencia se elevó el nivel de
la propiedad privada”. Antes estos eventos la
vida de los obreros y los trabajadores del campo.
respuesta represiva por parte de los gobiernos
Se confirmó la jornada de ocho horas donde
no se hacía esperar. Se generaban así, reacciones
mediante subterfugios no se respetaba. La
que se sumaban a la difícil situación social, tanto
industrialización por sustitución de
de los trabajadores nacionales, como de los
importaciones (ISI) dio lugar a la creación de
inmigrantes que habían llegado en la búsqueda
nuevas organizaciones obreras y al
de horizontes más promisorios para la
fortalecimiento de las existentes.
realización de sus vidas. Los inmigrados traían
con ellos además de su vocación al trabajo La aparición en el escenario mundial, en la
digno, inquietudes sociales que darían lugar a la década de 1980, de la dupla Ronald Reagan-
formación de agrupaciones representativas de Margaret Thatcher11, y la aplicación de medidas
sus ideales políticos y gremiales, con lo que neoliberales que perseguían la liberación del
rápidamente lograron ganar la confianza, la comercio mundial y la desregulación financiera,
solidaridad y la integración de sus compañeros favorables sólo para las potencias centrales,
compartiendo con estos sus anhelos de construir marcaría en la región el inicio de la era dorada
un mundo con libertad e igualdad para todos. esperada por los sectores económicos. Esos
sectores habían visto con preocupación el
No pasaría mucho tiempo para que, desde los
desarrollo y mantenimiento de reivindicaciones
Estados Unidos a la Patagonia, la oligarquía
laborales y la legislación social del Estado de
temiera que con ellos llegara a América,
bienestar, por considerar que esos beneficios
montado en un Pegaso el fantasma del
sociales afectaban las tasas de rendimiento de
comunismo que cabalgaba en Europa, o que el
sus negocios. Negocios que se amparaban en la
pensamiento anarquista conquistara los extensos
protección que les ofrecían la políticas estatales
valles, pampas y montañas.
de sustitución de importaciones para expoliar a
De allí el intento de acallar, por medio del los mercados cautivos y mantener contenidas las
Estado con injustos procesos que costaron la aspiraciones de los trabajadores.
vida a muchos inocentes, y castigaron hasta con
Para aplicar y lograr los objetivos del proyecto
la pena de muerte, el intento de expresar
neoliberal, en la última década del siglo veinte
libremente las ideas y realizar legítimos
se inició un feroz y demoledor ataque sobre los
reclamos.
Estados nacionales latinoamericanos. Cierto es
A las primeras tres décadas del siglo XX, que que los Estados estaban muy lejos de cumplir
fueron escenario de sangrientos sucesos, entre con sus objetivos nacionales. Los procesos de
las fuerzas de seguridad, garantes de los industrialización y la consecuente urbanización
derechos privados, y los trabajadores, le siguió de los países que los encaraban en busca del
un importante proceso de industrialización, que crecimiento económico, no habían sido
varió según la vocación de cada país. acompañados por los desarrollos sociales
La influencia de los inmigrantes y requeridos. No era esa la razón de los ataques,
posteriormente las nuevas generaciones de aunque se empleaba como argumento. El motivo
trabajadores y trabajadoras, ahora conscientes de básico era reducir la capacidad de acción de los
sus derechos, daría lugar a la obtención Estados nacionales y la confianza del pueblo en
progresiva de reivindicaciones laborales, así ellos, por ser estos los únicos, hasta entonces
como la promulgación de leyes sociales para la con posibilidad de intervenir para solventar las
protección de las clases menos favorecidas. En inequidades propias del sistema capitalista. Al
ese orden fueron numerosos, aunque respecto un grupo de investigadores del Banco
insuficientes los avances en materia de sanidad y Mundial dejaron impreso un cáustico
educación. comentario en su informe: “En una década de

70 © Historia Actual Online 2008


Servando A. Álvarez Villaverde América Latina: economía, Estado y sociedad en el siglo XXI

transición el temor al Estado leviathan ha de los autores que propugnaban esa idea, hoy
abierto la vía para quienes buscan la ‘captura del abogan por la reconstrucción de los Estados
Estado’. Con la captura de la economía, las “fallidos”. Tal es la posición del Comité de
políticas y normas ambientales son delineadas Políticas y Evaluación del Banco Interamericano
para brindar enormes ventajas económicas de las de Desarrollo (BID) cuando expresa: “El Estado,
firmas captoras, a expensas de otras empresas no obstante sus debilidades e imperfecciones, es
del sector”12. la columna vertebral de la gobernabilidad
democrática la cual, sin embargo, trasciende al
A ese texto corresponde agregar, que además o
Estado e incorpora a las instituciones privadas y
quizá mucho más que las otras empresas del
a la sociedad civil, cuya articulación con las
sector, millones de seres son trágicamente
instituciones estatales determina la calidad de la
afectados por la ‘captura del Estado’.
gobernabilidad democrática”17.
Asociada al ataque a los Estados se presentaba
De este informe surgen dos comentarios, uno es
un decálogo de drásticas medidas de ajuste
la recuperación del Estado nación como
económico, conocido como el Consenso de
organizador social, dejando en el siglo pasado
Washington13, el cual fuera ofrecido a los
los intentos por eliminarlo. El otro es una
gobiernos de la región por las agencias
notoria preocupación por la gobernabilidad,
financieras internacionales14, como “sugerencia”
término acuñado y recurrido, luego de instalado
para disciplinar la conducta de los Estados. El
el experimento neoliberal, para solventar las
fin era generar los recursos requeridos que
reacciones sociales que éste originó. Hasta
permitiera honrar una dudosa deuda externa
Francis Fukuyama, crítico del Estado
latinoamericana. Esos lineamientos de
intervencionista en los años noventa del siglo
obligatoria observancia fueron aceptados,
pasado, aboga en el XXI, por la reconstrucción
mansamente, por la mayoría de los jefes de
urgente del Estado cuando dice: “Las principales
gobierno de la época. Muy diferente fue la
amenazas para nosotros y para el orden del
respuesta de los pueblos. Con su aplicación se
mundo vienen de estados débiles, derrumbados
iniciaban, casi un siglo después de las rebeliones
o fallados... la necesaria construcción de un
obreras de fines del siglo XIX y principios del
soporte político interno será un asunto definido
XX, masivas manifestaciones de rechazo a las
para América en la centuria que se inicia”18. De
medidas de ajuste “recomendadas” que a poco
esta manera, sólo siete años después de que
de su activación generaron destrucción de
Kenichi Ohmae, expresara en una conferencia
empleos, privatizaciones cuestionables y la
dictada en Santiago de Chile en 1997, que para
liberación de los precios de bienes y servicios.
él aunque no pensaba en la “desaparición total
Así, desde hace dos décadas se incrementó la
del Estado ...este debe ocupar el asiento trasero
exclusión, el hambre, la miseria. A estos
del automóvil y asegurar que los países
apocalípticos cabalgantes se añaden los efectos
beneficien plenamente a sus empresas, según sus
de un proceso asimétrico conducido por unos
mayores logros y perfomances”19.
centros de poder, relativamente diversos. la
globalización. Cuyo centro visible son los países A partir de entonces mucha agua ha pasado por
que integran el Grupo G-815. A través de ese debajo de los puentes en América Latina. En la
muy exclusivo grupo y dos millares de última década los pueblos, con salvadas
representantes de empresas transnacionales se excepciones, han llevado al gobierno de sus
controla la vida de casi 6.800 millones de Estados a figuras ajenas a los partidos políticos
habitantes del mundo. tradicionales. Partidos que por años, luego de las
elecciones confiscaron y concentraron las
3. EN EL SIGLO XXI
funciones de los Estados, adecuándolos a las
“Cinco siglos después de las conquistas exigencias de las corporaciones transnacionales
europeas, Latinoamérica reafirma su y a los dictámenes de las agencias financieras
independencia. Especialmente en el cono sur, internacionales. Puede decirse que a pesar de
desde Venezuela a Argentina, la región se alza los riesgos que ello implica, por primera vez en
para derrocar el legado de dominación externa Latinoamérica los movimientos populares de
de los últimos siglos y las formas sociales diferentes características son parte del poder.
crueles y destructivas que ella ayudó a
La creciente demanda de materias primas,
establecer”16.
principalmente por parte de China y la India,
Al inaugurarse el siglo XXI ya no se habla de emergentes como nuevas potencias mundiales,
destruir el Estado-nación como solución para han valorizado el precio de los bienes
alcanzar el “fin de la historia”, más bien algunos exportados por la mayoría de los países de la

© Historia Actual Online 2008 71


América Latina: economía, Estado y sociedad en el siglo XXI Servando A. Álvarez Villaverde

región, lo que ha traído aparejada una notable -Pigna, Felipe, “El Historiador” [documento en
bonanza en las cuentas nacionales y un línea] Disponible desde Internet en:
crecimiento interanual sostenido del Producto <http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/repu
Interno Bruto (PIB), de estas naciones. blica_liberal/conquista_del_desierto.php>.
-Rouquié, Alain (1984), El Estado militar en
Es lamentable que en razón de la injusta
América Latina. Buenos Aires, Emecé.
distribución de la renta que presenta la región, el
Williamson, John (1990), “What the
más inequitativo del mundo, el producto de esos
Washington Consensus Means by Policy
resultados no alcancen todavía, o lo hagan en un
Reform”, en J. Williamson (ed.), Latin
grado muy limitado, a la mayoría de la
American Adjustments: How Much has
población latinoamericana.
happened. Washington D.C., The Institute for
Frente a las nuevas realidades se impone “pensar International Economics.
el Estado” para construirlo de acuerdo a los
condiciones y necesidades de la región y de cada NOTAS
nación en particular de frente a la solidaridad
1
entre los pueblos de la tierra. A partir de ello En el texto, en las referencias a América Latina o
reconducir el sistema económico para que sea Latinoamérica se incluyen también los espacios
sostén de hombres y mujeres superando la actual insulares.
2
estructura, en la cual estos son el soporte de un Katz, Claudio “Las nuevas rebeliones
latinoamericanas” [documento en línea] Rebelión, 26
expoliador y excluyente sistema. de producción. de octubre de 2007. Consultado el mismo día.
3
Como conclusión los pueblos latinoamericanos, Referido al Frente Sandinista de Liberación
en todas sus expresiones étnicas y culturales, Nacional.
4
como integrantes de la sociedad mundial deben Filósofo y educador venezolano.
5
Empleado por primera vez por el escritor chileno
asumir con carácter obligante sus derechos a la
Francisco Bilbao Barquín en una conferencia en París
vez que reconocer sus deberes como en 1856. No obstante, con la venía del amable lector
participantes en la construcción de un mundo y para facilitar la redacción, se hará mención del
posible y mejor para todos. término para localizar y describir hechos acaecidos
BIBLIOGRAFÍA en la región con anterioridad a esa fecha.
6
Expresión empleada por el economista e la CEPAL,
-Anderson, Charles W. (1974), Cambio político Raúl Prebisch para señalar a las principales potencias
y económico en América Latina. México, Fondo económicas.
7
de Cultura Económica. Comblín, José, “El Renacimiento de la Política”
-BID (2002), BID. Comité de Políticas y [documento en línea] Disponible desde Internet en:
Evaluación, GN-2235, del 6 de noviembre de <http://www.arcoiris.tv/es/noticias/modules.php?nam
e=News&fie=article&sid=4193>.
2002 [documento en línea] Disponible desde 8
Disponible desde Internet en:
Internet en: <http://www.iadb.org/sds/doc/sgs- <http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/republica
ApprovedMos-s.pdf>. _liberal/conquista_del_desierto.php>. Consultado el
-Carré de Malberg, R., (1948), Teoría General 20 de septiembre de 2007.
del Estado. México, FCE. 9
Ibid.
10
-Fukuyama, Francis (2004a), “The imperative of Osvaldo Bayer (Nota 7). Disponible desde Internet
State-Building”. Journal of Democracy, XV-2 en:
(April 2004). <http://es.wikipedia.org/wiki/Conquista_del_Desiert
- “ (2004b), “Nation-Building 101”.The Atlantic o>. Consultado el 20 de septiembre de 2007.
11
Montly, January/February. Para entonces, Presidente de los Estados Unidos y
primera ministra de Gran Bretaña respectivamente.
-Hellman, J.; Geraint, J. y Kaufmann, D. (2000), 12
Hellman, J.; Geraint, J. y Kaufmann, D. (2000),
“Seize the State, Seize the Day”. World Bank. “Seize the State, Seize the Day”. World Bank. Policy
Policy Research Working Paper, 2444. Research Working Paper, 2444. Washington, D.C.
-Katz, Claudio (2007), Las nuevas rebeliones 13
John Williamson es el autor dela lista de medidas
latinoamericanas [documento en línea] conocida como el Consenso de Washington.
14
Disponible desde Internet en: Se trata del Fondo Monetario Internacional y el
<http://www.rebelion.org>. Banco Mundial.
15
-López-Alves, Fernando (2003), La formación Integrado por: Alemania, Canadá, Estados Unidos,
del Estado y la democracia en América Latina Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia.
16
1830-1910. Bogotá, Norma. Chomsky, Noam, La Nación, 12 de octubre de
2006.
-Ohmae, Kenichi, (1997), El fin del Estado- 17
BID, Comité de Políticas y Evaluación, GN-2235,
nación. Santiago de Chile, Andrés Bello. del 6 de noviembre de 2002. Disponible desde

72 © Historia Actual Online 2008


Servando A. Álvarez Villaverde América Latina: economía, Estado y sociedad en el siglo XXI

Internet en: <http://www.iadb.org/sds/doc/sgs-


ApprovedMos-s.pdf>.
18
Fukuyama, F., “The imperative of State-Building”.
Journal of Democracy, XV-2 (April 2004).
19
Ohmae, K., El fin del Estado-nación. Santiago de
Chile, Andrés Bello, 1997.

© Historia Actual Online 2008 73


cular
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l lo c
ial
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APORTES PARA EL DESARROLLO CURRICULAR

Historia social
argentina y
latinoamericana
Patricia Funes1 y María Pía López2

1
Profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires y de CONICET. Su tarea docente, de investigación y extensión es y ha sido sobre la Historia
de América latina del siglo XX.
2
Socióloga y ensayista, es docente e investigadora universitaria en materias que abordan la temática de América latina.

Actualmente, ambas autoras coordinan el postítulo América Latina: procesos y problemas de la sociedad y la cultura.
Presidenta de la Nación
Dra. CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER

Ministro de Educación
Prof. ALBERTO SILEONI

Secretaria de Educación
Prof. MARÍA INÉS ABRILE DE VOLLMER

Secretario General del Consejo Federal de Educación


Prof. DOMINGO DE CARA

Secretario de Políticas Universitarias


Dr. ALBERTO DIBBERN

Directora Ejecutiva del Instituto Nacional de Formación Docente


Lic. GRACIELA LOMBARDI

Área Desarrollo Institucional - INFD


Coordinadora Nacional: Lic. PERLA FERNÁNDEZ

Área Formación e Investigación - INFD


Coordinadora Nacional: Lic. ANDREA MOLINARI

Coordinadora del Área de Desarrollo Curricular - INFD


Lic. MARÍA CRISTINA HISSE
Historia social argentina y latinoamericana

Funes, Patricia Índice


Historia social argentina y latinoamericana / Patricia Funes y
María Pía López. - 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Educación
de la Nación, 2010.
41 p. ; 23x17 cm. - (Aportes para el desarrollo curricular)
ISBN 978-950-00-0767-2

1. Formación Docente . I. López, María Pía II. Título


CDD 371.1

Palabras preliminares 7
Coordinación General
María Cristina Hisse Introducción 9

Equipo técnico del Área Desarrollo Curricular 1. Recorridos para una historia argentina y 12
Liliana Cerutti – Ana Encabo – María Susana Gogna –
latinoamericana
Gustavo Mórtola – Alicia Zamudio
1.1. Períodos. Criterios. 12
1.2. Procesos fundamentales: por qué la selección. 13
1.3. De las sociedades de industrialización por sustitución de 14
Asistente operativa importaciones a las reformas de libre mercado.
María Emilia Racciatti 1.4. Estado y movimientos sociales. 18
1.5. Democracias y dictaduras. 21
Diseño y diagramación
2. Algunos conceptos para pensar América latina 23
Ricardo Penney 2.1. Insistencia en la condición histórica de los fenómenos. 25
2.2. Revisando: civilización y barbarie. 25
Corrección de estilo y edición general 2.3. La heterogeneidad temporal. 27
Ana María Mozian 2.4. Singularidad o exotismo. Particularismo y universalismo. 28
2.5. Pensar lo múltiple. 29
3. La historia social y lo social en la historia. 30
Temporalidades, colectivos, conflictos y diálogos.
3.1. La historia positivista y la construcción de los relatos nacionales 31
Instituto Nacional de Formación Docente
Lavalle 2540 - 3º piso (C1205AAF) - Ciudad de Buenos Aires. Teléfono: 4959-2200 3.2. La Historia social en la escena del siglo XX 33
www.me.gob.ar/infod - e-mail: infod@me.gov.ar
Bibliografía 40
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Historia social argentina y latinoamericana

Palabras preliminares

La formación docente de nuestro país ha comenzado a transitar un proceso de renovación a partir de


la promulgación de la Ley de Educación Nacional. En este contexto, el Consejo Federal de Educación
aprobó a través de la Resolución Nº 24/07 los Lineamientos Curriculares Nacionales para la Formación
Docente Inicial, lo que representa un importante avance en relación al fortalecimiento de la integración
federal del curriculum de formación docente por su aporte a la integración, congruencia y complemen-
tariedad de la formación inicial, asegurando niveles de formación y resultados equivalentes, logrando
mayor articulación entre carreras y entre jurisdicciones.
A partir del año 2009 todas las provincias del país y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires han comen-
zado a ofrecer nuevos planes de estudio para los futuros docentes, que han sido elaborados de acuerdo
a la propuesta de los Lineamientos Nacionales. En este marco, la publicación de la serie Aportes para
el desarrollo curricular constituye una de las acciones que el Instituto Nacional de Formación Docente
desarrolla para acompañar el proceso de implementación de los nuevos diseños curriculares para la
formación docente inicial.
La serie está integrada por nueve documentos escritos por especialistas de reconocida trayectoria y tiene
como propósito presentar algunos elementos de carácter teórico que puedan acompañar a los profesores
de las instituciones formadoras responsables de la enseñanza de diferentes unidades curriculares.
Si bien los documentos han sido elaborados atendiendo a campos disciplinares, temas o problemas
relativos a las instancias curriculares que integran los nuevos diseños, es necesario destacar que fue-
ron pensados como aportes al desarrollo curricular en su conjunto, más allá de la especificación de un
campo o asignatura en particular. En este sentido, docentes a cargo de diferentes espacios pueden ser
destinatarios de un mismo material. Dentro de la serie, algunos de ellos, priorizan la actualización aca-
démica en un campo, tema o problema, en tanto otros ofrecen posibles alternativas para la selección y
organización de contenidos de algunas instancias curriculares.
Dado que los diferentes documentos presentan una perspectiva entre muchas posibles y fueron elabo-
rados con la intención de aportar al debate, de modo alguno tienen valor de prescripción. Todos ellos
presentan enfoques que seguramente serán complementados y enriquecidos al entrar en diálogo con
otros textos y con la práctica cotidiana de los formadores que día a día asumen el compromiso de for-
mar nuevas generaciones de docentes.
María Cristina Hisse
Andrea Molinari

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Historia social argentina y latinoamericana

Introducción

¿Qué procesos abordar en una historia tan compleja y heterogénea como la de América latina? ¿Con
qué conceptos analizarlos y qué perspectiva construir para que ese conocimiento resulte a la vez acce-
sible y crítico para la formación de profesores? ¿Cuál es la especificidad de la historia social y qué deba-
tes fundamentales abrió? Esas son las preguntas que han orientado la escritura de este módulo, en el
que intentamos plantear la cuestión de la enseñanza de una historia social argentina y latinoamericana
en un triple nivel: el de los contenidos, el del método, y el de la disciplina historiográfica.
En el primero de esos planos, proponemos dirimir dos cuestiones centrales: cuál es el período que se
abarca y la relación entre los procesos desarrollados en Argentina y los del resto de la región, bus-
cando tanto lo que los articula como lo que marca su singularidad. Definir un período es una decisión
metodológica fundamental de cualquier análisis, porque lejos de tratarse de la aceptación de un dato
cronológico se trata de la afirmación de que cierto acontecimiento o fecha funciona como hito para el
desarrollo de una serie de problemas que caracterizan a una sociedad. La mención de “Edad Media”,
“Edad clásica”, “Edad moderna”, como se proponía en las historias más tradicionales, o la de “Era del
imperio” y el corto siglo XX de Eric Hobsbawm, muestran que periodizar y nombrar son actos funda-
mentales tanto en la producción historiográfica como en la enseñanza de la disciplina.
Nuestra propuesta aquí es la de considerar el desarrollo de las sociedades de masas en América latina
(con los distintos procesos que se articulan de diversos modos con ese desarrollo: emergencia de una
economía con zonas industrializadas; urbanización; migraciones del campo a la ciudad; movilización
política de los sectores populares; aparición de Estados benefactores o de regímenes populistas) y su
crisis y modificación en las últimas décadas del siglo XX. La formación estaría abocada así al desarrollo
de análisis, conocimientos, conceptos, capaces de comprender no sólo el pasado de las sociedades
latinoamericanas sino los rasgos de sus complejos presentes.
Estos procesos no se dieron de igual modo en las naciones de la región y para pensar esa heterogeneidad
vale recordar las diferencias entre el México de Cuauhtémoc Cárdenas que inicia una serie de reformas
que heredan y recrean las demandas del ala campesina de la revolución mexicana de 1910 y la situación
boliviana en esos años 30, tensionada alrededor de una guerra con Paraguay por el control de zonas pe-
troleras. Para que esa heterogeneidad no resulte inaccesible a los estudiantes sería recomendable tomar
como centro el proceso argentino y realizar análisis comparativos con otras historias nacionales. De algu-
nos modos posibles de hacerlo, alrededor de qué procesos, tratamos en el primer apartado.
Situar los procesos históricos argentinos como eje central del dictado es necesario para enlazar con
conocimientos previos de los docentes en formación y por la escasa accesibilidad a la producción his-
toriográfica sobre América latina. De todos modos, es un momento singular y relevante para tratar
estas cuestiones, porque la idea de pertenencia de nuestro país a la región y la noción de un destino
compartido atraviesan las vivencias y reflexiones.
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

La ausencia y la presencia de lo latinoamericano como pregunta y objeto de interés son parte de la na un modo particular de concebirla, surcado a su vez por distintas concepciones. Es necesario, tanto
historia social de nuestro país. Es visible eso si lo pensamos desde los momentos en que estuvo muy en el desarrollo del módulo como respecto a la consideración de la enseñanza, tener presente la especi-
presente: la década de 1920, los años 60 y este comienzo del siglo XXI. En los veinte circuló con fuerza la ficidad de la historia social, que consiste, especialmente, en el estudio y narración de los procesos vivi-
pregunta por la identidad de América latina –incluso acerca del nombre que merecía: el que finalmente dos y llevados adelante por actores sociales antes que en la mención de cronologías o acontecimientos
quedó, o Hispanoamérica, o Indoamérica- y por su capacidad de aportar algo nuevo al mundo. El nue- individuales. En la tercera parte del módulo, los profesores encontrarán una breve historización de las
vo continente se pensaba como promesa frente a la decadencia de Occidente. Esas preguntas y esas distintas concepciones de la historia, destinada a permanecer como una reflexión que si no se explicita
apuestas surgieron a partir de los movimientos juveniles que luchaban por la reforma de las universida- en los contenidos curriculares es productivo que los acompañe y sustente.
des y de los grupos que se propusieron una transformación vanguardista de las instituciones artísticas. Aunque parezca obvio el carácter social de la historia no lo es tanto en sociedades que constituyen
Tenían, en su pasado inmediato, una revolución campesina, la mexicana, en la cual inspirarse. Por eso, sus sistemas de interpretaciones alrededor de los actos de individuos y de acontecimientos sustraídos
el muralismo de ese país tiene tanta fuerza en la constitución de imágenes en las que se inspiraría la y separados de su causalidad y desarrollo. En ese sentido, la historia social confronta con categorías e
definición de lo latinoamericano. imágenes que organizan la percepción de la vida en común. La presencia implícita de las disidencias
Durante la década del 60 la preocupación por América latina se expandiría a partir de otra revolución: en la construcción del conocimiento historiográfico, de las dificultades que surgen en la definición de
la de Cuba. Organizaciones políticas, vanguardias estéticas, editoriales, revistas, agencias de prensa, se su objeto y el recuerdo del entusiasmo político y vital que animó muchas biografías de historiadores,
definieron a partir de su articulación regional y de la pregunta, otra vez, por la especificidad americana pueden auxiliarnos en esa difícil tarea.
en el contexto de las luchas por la emancipación del Tercer Mundo. En la actualidad, la preocupación ha Por otra parte, la historia regional o continental ha recibido por lo menos poca atención en los distintos
retornado en un escenario que tiene ciertas diferencias con los anteriores: no es un escenario de revolu- niveles educativos. Se conoce el privilegio que durante años tuvo el estudio sobre la historia europea,
ciones triunfantes, sino que está definido por la coexistencia de una serie de gobiernos de origen popu- privilegio que si bien ahora no es reivindicado explícitamente, continúa permeando los modos del co-
lar, que suponen nuevos tipos de gobernabilidad y se plantean políticas de integración regional. Marco nocimiento y la narración. Habita ese desdén al estudio de los procesos propios de la región, pero
Aurelio García –relevante intelectual brasileño y asesor en políticas internacionales del presidente Lula también la aplicación de categorías poco capaces de dar cuenta de su singularidad.
da Silva– ha escrito que no hay salida a la crisis económica sino con el despliegue de un desarrollismo
regional, ya no nacional. Por lo tanto, la reflexión sobre América latina no es sólo un problema teórico o El gran filósofo de la modernidad, G.F. Hegel escribió que los pueblos americanos no tenían historia.
un objeto de estudio o un deseo político sino una exigencia de los hechos. En este sentido, la enseñanza La frase fue largamente rebatida, pero no por ello perdió eficacia: está presente en distintos conceptos
de la historia debe considerar su relación con el presente y coadyuvar al despliegue de ideas, conceptos o imágenes que se usan, muchas veces, para considerar la historia regional. Años antes de escribir esa
y conocimientos que permitan pensar con más libertad crítica y más objetividad que aquellos que pro- desdichada frase, Hegel había escrito su libro fundamental: la Fenomenología del espíritu. Allí planteó
veen, cotidianamente, el sentido común y el relato mediático. una idea cuya discusión y relectura atravesó los siglos XIX y XX. Se trataba de la dialéctica del amo y el
esclavo. Hace pocos años, la politóloga Susan Buck Morss en su libro Hegel y Haití mostró hasta qué
A esto nos referimos con lo que mencionábamos como método y que constituye el segundo nivel en el punto esa idea estaba sustentada en una experiencia histórica: en la rebelión triunfante de los esclavos
que se sitúa nuestra propuesta: el planteo de una serie de conceptos y estrategias de conocimiento que negros de Haití que se toman en serio –y llevan a sus consecuencias prácticas inesperadas– la Declara-
permitan dar cuenta de lo que a veces se ha llamado anomalía latinoamericana o singularidad o exotis- ción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Francia revolucionaria. Esto muestra la relación
mo. Hay ideas, por ejemplo, que tienen un peso profundo en los discursos sociales, en las creencias del entre historia y filosofía, pero también la difícil relación entre América y Europa. Hegel, lector de Haití
sentido común, como es la dicotomía civilización y barbarie. Para Argentina ese enunciado está en sus en 1807, borra esa experiencia y afirmaría que América era un continente sin historia.
instancias casi fundacionales pero con mutaciones ha recorrido y recorre posiciones políticas, conside-
raciones sobre el mundo popular, ideas de ciudadanía. Tiene efectos y tiene, también, supuestos: una Que por pertenencia territorial y cultural seamos latinoamericanos, no significa que nuestra mirada no
idea del hombre y una concepción del tiempo. Que no resultan productivas ni adecuadas para analizar esté inficionada por esas ideas. De hecho, Argentina desde el siglo XIX quiso pensarse más con relación
y narrar la historia de sociedades pluriculturales y heterogéneas. a Europa que a sus vecinos continentales. En la educación persiste como omisión o como menoscabo
de su relevancia. Cuando se plantean sin distancia crítica ideas como civilización o progreso, cuando se
La revisión crítica de esas categorías y la recuperación de ciertas ideas o imágenes que existen en la his- utilizan criterios valorativos encubiertos en descripciones –como la idea de atraso-, se ponen en juego
toria, la literatura y el ensayo latinoamericano, constituyen el segundo apartado de esta propuesta. Se concepciones del mundo en las que la región tiene una situación peculiar. Es necesaria una doble tarea:
trata allí, fundamentalmente, de enfatizar la importancia de la historia como herramienta de desnatura- la de constituir América latina como objeto de conocimiento, diseñando contenidos curriculares que
lización, capaz de mostrar atrás de lo que aparece como perenne y ya dado, los procesos que lo forjan. den cuenta de procesos fundamentales de su historia y, a la vez, de revisar críticamente los términos,
Como toda disciplina de conocimiento, la historiografía se fue desarrollando a través de distintas co- los conceptos y las imágenes con las que se lo aborda.
rrientes, debates, descubrimientos temáticos, metodologías de análisis. Ya el adjetivo “social” mencio-
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

planteará que en Argentina se produce una suerte de movilización total de la población, por medio de
1. Recorridos para una historia migraciones internas y urbanización intensa, generando problemas de integración política y social de
argentina y latinoamericana de esos sectores. Esta coincidencia en que alrededor de los años treinta se produce una transformación
fundamental de las sociedades de la región, que constituirían sus rasgos predominantes durante el
la segunda mitad del siglo XX resto del siglo XX, nos permite proponer como período central a estudiar en la formación de profesores
el que va desde 1930 a 1990.

1.1. Períodos. Criterios.


1.2. Procesos fundamentales. El
¿Qué acontecimientos, procesos iniciados, fechas, se consideran tan relevantes que, aunque otras con- por qué de la selección.
diciones no se transformen, hacen surgir un nuevo período? Importa, en todo caso, la claridad de las
decisiones que sustentan tales cortes. Eric Hobsbawm presentaba su Historia del siglo XX cuando éste contaba sus últimos tramos. Llamó al
siglo XX “la era de los extremos” y lo consideraba un siglo corto, que comenzaba con la Primera Guerra
La brevísima Historia de América latina de Pierre Chaunu (Eudeba, 1964) plantea una serie de etapas di-
Mundial y concluía con la caída del Muro de Berlín. Partía de narrar su desazón frente a la pérdida de
ferenciadas de acuerdo a la relación con el dominio colonial: “La América latina colonial”; “Hundimiento
la “memoria histórica” en las sociedades finiseculares: “La destrucción del pasado, o más bien de los
del sistema”; “América latina libre (?)”. El signo de interrogación plantea la hipótesis que sustenta la
mecanismos sociales que vinculan la experiencia contemporánea del individuo con la de generaciones
división: el pasaje de la colonialidad tradicional a un nuevo tipo de expoliación, la del imperialismo
anteriores, es uno de los fenómenos más característicos y extraños de las postrimerías del siglo XX. En
norteamericano.
su mayor parte, los jóvenes, hombres y mujeres de este final de siglo crecen en una suerte de presente
La cuestión colonial también organiza la periodización que hace Tulio Halperín Donghi en la Historia permanente sin relación orgánica alguna con el pasado del tiempo en el que viven”. Habitar el puro
contemporánea de América latina (Alianza, 1969). Su índice es: El legado colonial; la crisis de la indepen- presente no es más que una de las dimensiones de las profundas transformaciones que atraviesan a las
dencia; Una larga espera; Surgimiento del orden neocolonial; Madurez del orden neocolonial; Crisis sociedades contemporáneas. Reconocer esas modificaciones, prestarles atención, es a la vez pensar el
del orden neocolonial; La búsqueda de un nuevo equilibrio; Deterioro económico social y acentuación presente y restañar mecanismos de transmisión de lo atravesado por las sociedades.
de los desequilibrios. Volveremos sobre este libro pero es claro que la lectura que lo organiza es la de
En América latina esas mutaciones tuvieron características singulares, como siempre ocurre, modos
comprender América latina en función de su engarce con el mercado mundial y con las lógicas políticas
propios de realización. Incluso, las décadas en las que transcurrieron modificaciones fortísimas fueron
internacionales.
momentos en que la cuestión de la memoria tuvo un rol central de debates políticos, de expresiones
José Luis Romero en Latinoamérica: las ciudades y las ideas (Siglo Veintiuno, 1976) divide en: Latinoamé- artísticas y como objeto historiográfico. Esta situación, marcada por la coexistencia del despliegue de
rica en la expansión europea; El siglo de las fundaciones; Las ciudades hidalgas de Indias; Las ciudades modos sociales constituidos sobre un puro presente y el pasado como objeto político, teórico, historio-
criollas; Las ciudades patricias; Las ciudades burguesas; Las ciudades masificadas. Como es claro desde gráfico y estético, se debió, fundamentalmente, a los efectos de la última ola de dictaduras en la región.
el título y en el índice, la dimensión que organiza esta periodización es la de la vida urbana y los tipos No deja de ser paradójica esa coexistencia y obliga a tomar uno y otro aspecto de la cuestión en la
de sociabilidad y pensamiento que se dan en las ciudades. búsqueda de explicaciones y en la aproximación a la historia.
El mismo historiador, en su Breve historia de la Argentina (Eudeba, 1965) planteaba cuatro períodos: La ¿Qué recorrido hacer por la historia social de la región, capaz de interpelar el interés de los estudiantes
era indígena; La era colonial; La era criolla; La era aluvial. Esta última comprendiendo procesos bien dis- y coadyuvar a la comprensión de la realidad en la que desarrollan sus vidas? Recorridos capaces de
tintos, desde la república liberal de 1880 hasta el peronismo –comprendido como república de masas-. comprender las transformaciones de los lazos sociales, de las formas de estructuración social, de las
Un cierto proceso social –dado por la preeminencia de ciertos grupos- define el pasaje de un momento relaciones económicas; recorridos atentos a la constitución de actores sociales y de distintas lógicas
a otro. de acción colectiva; recorridos centrados en las modificaciones institucionales, en la relación del Es-
Halperín Donghi en el capítulo “Crisis del orden neocolonial” del libro que mencionamos, parte de un tado con la sociedad. Ya hemos señalado la falta de estudios históricos generales sobre la región en
acontecimiento: la crisis de 1930, la depresión económica que “reveló la fragilidad del orden mundial las últimas décadas, por lo que cualquiera de esos recorridos debe constituirse sobre aproximaciones
al que Latinoamérica había buscado tan afanosamente incorporarse”. En ese contexto cada uno de los parciales, estudios de procesos nacionales, aunque puedan derivarse de ellos hipótesis más generales.
países deberá generar estrategias productivas y cambios políticos. Cuando Romero plantea la idea de Tres recorridos pensamos aquí. Uno, más centrado en las modificaciones económico-productivas, que
ciudades masificadas se está refiriendo, precisamente, al tipo de urbanización que se desarrolla desde va desde la industrialización por sustitución de importaciones a las reformas de libre mercado. Son
esa crisis, que modifica claramente el perfil social de las naciones latinoamericanas. Gino Germani dinámicas económicas, pero es claro que tienen efectos sociales y que se ligan con transformaciones
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

culturales y políticas. Alrededor de ese hilo se pueden desplegar una serie de problemas y dimensiones. Las paradojas y contradicciones que abrían estos procesos quedaron inscriptas en las obras de arte, las
discusiones intelectuales y también en los análisis historiográficos. Por ejemplo, en el film argentino
El segundo recorrido plantea el seguimiento de las lógicas de acción colectiva y la constitución de ac-
Detrás de un largo muro en el que se tematiza críticamente la migración del campo a la ciudad, como
tores sociales. La relación entre las clases y su interpelación política; la relación entre los grupos con el
pasaje de un orden rural moral a un espacio urbano signado por los contrastes, la polarización social
Estado; la construcción de la legitimidad estatal a partir de ciertos vínculos con las clases sociales. De
y la corrosión delictiva de las relaciones interpersonales. Ese traslado, en el relato de la película, está
los sindicatos a los nuevos movimientos sociales, la acción colectiva fue mutando sus formas y también
marcado por la crisis de la producción rural pero también por las promesas demagógicas de los gober-
su contenido representativo.
nantes. El trasfondo político de la película es el cuestionamiento a lo que el peronismo expresaba como
Finalmente, el tercer recorrido haría foco sobre el aspecto político institucional, sobre la sucesión de reorganización de la Argentina.
lógicas democráticas e instancias dictactoriales a lo largo del siglo XX. Es claro que en Argentina la fe-
Otra imagen apareció en la literatura, como inversa y complementaria de esta idealización del mundo
cha de 1930 funciona como umbral para un ciclo que supuso tanta reincidencia como saltos cualitativos
de la provincia y del campo: la imagen de la invasión de la ciudad por parte de un conjunto de personas
respecto de esa misma reiteración. El análisis desde la perspectiva de la articulación política permite
que carecen de los hábitos culturales necesarios para hacer un uso adecuado de ella. El cuento “La
desplegar, también, la pregunta por el conflicto entre sectores sociales y la confrontación pública. Tam-
banda de alpargatas” de Julio Cortázar sitúa un narrador que sostiene esa mirada de desdén y crítica
bién el análisis de la emergencia de un problema ligado al pasado reciente como es el despliegue de los
respecto de los que son recién llegados a los usos y costumbres de la cultura urbana. Y el impacto deja
discursos y políticas de la memoria.
huellas, incluso, en la historiografía, ya que José Luis Romero considera que esas migraciones acarrean
una situación de anomia antes que valorar lo que probablemente fuera la incorporación de otras nor-
1.3. De las sociedades de industrialización mas diferentes a las que los sectores ya urbanizados cultivaban.
por sustitución de importaciones a Es que las sociedades latinoamericanas, que eran estructuralmente agrarias hasta mediados del siglo
las reformas de libre mercado pasado, describieron un proceso de urbanización sin precedentes.
El tipo de sociedades que se desarrollaron a mediados del siglo pasado fue profundamente modificado En los años treinta y cuarenta, las migraciones internas hacia las ciudades modificaron la fisonomía y
en las últimas décadas. Es sencillo situar los procesos económicos vinculados a uno y otro momento los significados sociales y políticos ante la presencia de un otro “desconocido”. Un otro rural, general-
pero están lejos de agotarse en las relaciones ligadas a la producción o al sistema financiero, porque se mente campesino, muchas veces con una lengua “distinta” y unos patrones culturales “extraños”. Fren-
trata de modificaciones completas de las relaciones sociales, de los lazos entre sujetos, del enlace entre te a la pauperización de las economías rurales, la gente se volcó a las ciudades. Si ese proceso era lento
la ley, el Estado y las personas. La industrialización de varios de los países latinoamericanos, en gene- y casi imperceptible en los años veinte, luego de la crisis pasó a ser un fenómeno colectivo y estructural.
ral ligada a la necesidad de sustituir las mercancías que no se podían importar por el deterioro de los Las ciudades se tiñeron de olores y colores intensos, de comidas y músicas diversas.
precios de las materias primas, generó a mediados del siglo XX una nueva realidad social: por un lado
Además del impacto cultural sobre esas ciudades “europeas”, los migrantes eran pobres. Expulsados
el crecimiento de las ciudades –la urbanización de la población latinoamericana por la vía de fuertes
de sus minifundios, de las haciendas o plantaciones, los migrantes internos buscaban en las ciuda-
corrientes migratorias- y la emergencia de nuevos vínculos políticos y de derechos sociales.
des trabajo, oportunidades, ascenso social. Traían consigo las ilusiones de trabajo y progreso que las
El desarrollo de la industria liviana, orientada a la producción de bienes para el mercado interno, junto oligarquías habían forjado sobre los centros urbanos y pretendían participar de sus beneficios. ¿De
con el deterioro de la producción primaria, genera una profunda desigualdad entre zonas dentro del qué realidades laborales venían? En Chile todavía existía el inquilinaje, en México aún había peones
mismo país. La segunda guerra mundial acentúa estos procesos que van a tener expresión visible en la acasillados, en Bolivia pongos, en Perú yanaconas, en Ecuador huasipungos, en Brasil, aún perduraban
transformación de las ciudades y en la explosión demográfica: “Lima se hace una ciudad india y mestiza; distintas formas de colonato.
en México crecen no sólo los centros de la nueva industria sino también ciudades de provincia en las
“Rotos”, “pelados”, huasipungos, cholos, “cabecitas negras”, “caipiras” rodearon unas ciudades que qui-
que existen posibilidades ocupacionales muy limitadas; en el Brasil, también la burocrática Río de Janei-
zás no podían albergarlos como fuerza de trabajo, pero prometían un presente menos dramático que
ro, y en el norte Recife, la capital económica del estancado y sobrepoblado nordeste; en la Argentina,
el lugar de donde provenían. Las ciudades eran el lugar del poder y las masas pugnarían por trabajo y
donde la estructura agraria pampeana –más moderna- ofrece un sobrante de población más limitado,
derechos. Favelas, callampas, vecindades, pueblos jóvenes, villas miserias, cantegriles parecían brotar
son las provincias marginales –del noroeste, de la Mesopotamia- las que comienzan por ofrecer emi-
“como hongos” (es ése el crudo significado de la palabra “callampa”) en los cordones de las ciudades de
grantes a los centros urbanos en expansión.” (Halperín Donghi, 1969: 366).
Río, Santiago, Lima, Buenos Aires, Montevideo; y en poco tiempo, formaron parte inescindible de ellas.
Como puede leerse en esa cita, la época aúna situaciones regionales heterogéneas que sin embargo
El incremento de la población urbana fue casi geométrico. Las ciudades se extendieron geográficamen-
comparten ese modo de inserción en el orden mundial que no desconoce las tendencias dominantes
te hacia pueblos o “suburbios” circundantes.
hacia la articulación de Estados benefactores para salir de la situación de crisis.
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

Por ejemplo, en la popular tonada “Si vas para Chile” se habla de un pueblito chico, íntimo, que tiene intentaba profundizar la industrialización, en el marco de una situación regional signada por las políti-
casas bajas y un sauce, y si uno pregunta por la amada de quien escribe la canción, la encuentra. El pue- cas norteamericanas de la Alianza para el Progreso, que intentaba generar mejorías en las vidas de las
blito se llama “Las Condes”, sigue diciendo la canción escrita en los años cuarenta, y hoy es un barrio capas populares latinoamericanas para evitar su radicalización política.
residencial de Santiago, eje comercial, financiero y turístico del área metropolitana. Probablemente si La palabra “desarrollo” se planteó como alternativa a la idea de mero crecimiento. Un optimismo mo-
uno pregunta por la amada, sería casi imposible dar con ella. dernizador animó las políticas dirigidas a quebrar el subdesarrollo.
La ciudad de México creció desde los años cincuenta a razón de 36 metros cuadrados diarios. Si en Por entonces el subdesarrollo se concebía como una etapa inferior, anterior e inmadura al desarrollo
1940 ocupaba 11.783 hectáreas, en 1988, 125.000. El Distrito Federal se ha extendido sobre todo el valle que podía sortearse creando condiciones adecuadas para el “despegue” económico (take off). Esa con-
de México. ¿Cómo surgen las vecindades? Según Carlos Monsiváis “a un terreno baldío acuden 20 o 30 cepción relacionaba casi causalmente desarrollo económico y modernización política, social e insti-
familias que se instalan como pueden en chozas precarias a las que por cariño les dicen casa, con piso tucional, midiendo esa modernización bajo los estándares de los países industrializados. Las políticas
de tierra y paredes de cartón. El líder les exige dinero para tratar con las autoridades, los colonos entre- económicas de varios países de la región fueron alentadas por estos presupuestos desarrollistas. Pro-
gan lo que pueden, el líder va con el funcionario y le grita recordándole los derechos del pueblo [...] y el bablemente, el lema del gobierno de Jucelino Kubitchek que era hacer crecer al Brasil “cincuenta años
tiempo pasa y si no hay desalojos violentos, 20 o 30 años después han conseguido una o dos escuelas, en cinco” y la creación de Brasilia en el planalto sean símbolos muy representativos.
una iglesia [...] agua potable, luz eléctrica y algún otro atributo urbano.”1
La llamada “Teoría de la Dependencia” discutió esa idea de desarrollo. Fue una de las intervenciones
Estas “ciudades de campesinos”, como las llamó Bryan Roberts, generaron extrañamiento pero también teóricas más importantes en la historia de las ciencias sociales de la región. No es posible desplegar
demandas sociales y respuestas de parte del poder. Además, el movimiento obrero organizado pre- aquí la intensidad y diversidad de las argumentaciones y polémicas de las escuelas de la dependencia,
cedentemente, cuya dominancia eran las ideas anarquistas, anarcosindicalistas o comunistas, dejaba plural obligado ya que incluso el nombre fue recusado explícitamente. Según Theotônio Dos Santos, el
atrás su “fase heroica” e ingresaba en lo que Francisco Zapata llama “fase institucional” de articulación nuevo abordaje se basaba en cuatro rasgos: la relación funcional entre el subdesarrollo y la expansión
con el Estado.2 La consolidación del sindicalismo tanto como representante de los trabajadores en el de los países industrializados; el desarrollo y el subdesarrollo como aspectos diferentes del mismo pro-
sistema de relaciones industriales como en el sistema político fue un centro gravitatorio de las formas ceso universal; la recusación del subdesarrollo como la condición primera para un proceso evolucionis-
de hacer política del período. ta; la dependencia no solamente explicada como un fenómeno externo sino que articulaba diferentes
Esta presencia masiva, generó respuestas desde el poder político. El Estado cobró protagonismo, ex- formas en la estructura interna (social, ideológica y política).3
pandió sus funciones económicas volviéndose empresario e interviniendo tanto en la economía como En los años 70, y a partir de la crisis del petróleo, comienza en toda la región una serie de transforma-
en la sociedad; en algún sentido se nacionalizó. Ya que ¿puede considerarse un Estado oligárquico como ciones que liberalizan los mercados y tienen profundos efectos sociales. Esas medidas que se dieron en
Estado nacional? Es una buena pregunta para definir problemas y para establecer comparaciones. contextos de dictaduras, impuestas con mecanismos represivos, fueron profundizadas en las décadas
Por otra parte, esa presencia del movimiento obrero, se hizo sentir en aquellas situaciones donde la siguientes hasta destruir los fundamentos del modelo anterior. Se modificaron las funciones del Estado,
economía estaba basada en producciones primarias ligadas a la minería o a la hacienda. En Bolivia, tras se instauraron lógicas privadas en la gestión de los servicios públicos, se enajenaron los recursos natu-
la guerra del Chaco, obreros y campesinos se articularon en un proceso de movilización que culminaría rales, se produjo una concentración inédita de la economía y la actividad industrial fue menoscabada
en la revolución nacionalista de 1952, y que re-fundaría a Bolivia como un estado nacional, capaz de frente al rédito del capital financiero. Apareció como fenómeno el desempleo estructural y se acentuó
incluir capas más amplias de la población que en su historia anterior. la desigualdad en la apropiación de la renta social.
Interrumpida por crisis, golpes, rupturas institucionales, rebeliones, la historia latinoamericana desde La economía de mercado interno, como fue la del modelo de industrialización por sustitución de impor-
la década del 30 hasta 1970 tuvo una cierta continuidad: la de una organización social que con matices taciones, requería del círculo trabajo, derechos y consumo. La economía trasnacional del neoliberalis-
y diferencias se sostenía sobre la inclusión por medio del empleo, la ampliación del mercado interno, y mo puede funcionar con amplios niveles de exclusión, aunque ello crea nuevos problemas: por ejemplo,
el otorgamiento de derechos sociales y políticos. el despliegue de redes económicas informales (como la del narcotráfico o la de las producciones clan-
Las sociedades de mediados del siglo XX estaban constituidas alrededor del trabajo. Los derechos so- destinas) y formas de violencia social extendidas. Las ciudades también se modificaron en función de la
ciales –desde la salud a las vacaciones– estuvieron ligados a la inserción laboral. El modelo de indus- apropiación y gestión privadas de los espacios públicos.
trialización, con sus altibajos, funcionaba con fuertes grados de inclusión social. Pero fue asolado por Las reformas de libre mercado produjeron nuevos actores sociales y una conflictividad que no fue or-
recurrentes crisis y el último intento de afianzarlo fue el desarrollismo en los años 60. El desarrollismo ganizada en los cauces de la representación política tradicional. Es necesario analizar esos procesos en
1
Monsivais, C. (1993), “México: ciudad del apocalipsis a plazos”, en Heck, M. (coord.). Grandes metrópolis de América. México. México: Fundación Memorial
3
de América latina. Dos Santos, T. (1998), “La teoría de la dependencia; un balance histórico y teórico”, en: López Segrera, Francisco (ed.), Los retos de la globalización. Ensayo
2
Zapata, F. (1997), Ideología y política en América latina, México: El Colegio de México, p. 70. en homenaje a Theotonio Dos Santos. Caracas, Venezuela: UNESCO.
16 17
Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

sus múltiples dimensiones: en lo que hace al Estado, al mercado, a la economía, a la relación entre clases distintos populismos son inseparables de la capacidad de los sindicatos de interpelar y encuadrar a los
y grupos, al tipo de organización y demandas de los movimientos sociales.4 trabajadores. La capacidad organizativa y reivindicativa a veces estuvo asociada a la burocratización de
estructuras y liderazgos y la emergencia de fuertes disidencias internas.

1.4. Estado y movimientos sociales En los años 60 se desarrolla, en algunos países de la región, un movimiento contracultural en parte li-
gado a los estudiantes universitarios. Juan Carlos Torre sostiene que “la historia política de la Argentina
José Luis Romero llamó a ese momento urbano las “ciudades de masas”, nombrando no sólo el creci- después de la caída de Perón está dominada por las vicisitudes de las juventudes de los sectores me-
miento brusco de las urbes –con los efectos sobre la vida cotidiana en ellas- sino también la aparición dios. Si en los ’40 y principios de los ’50 es la historia de los trabajadores la vía de entrada de las trans-
de las masas como actores de la vida política. formaciones políticas del país, después de 1955 la novedad hay que buscarla en otra dirección.”6 Entre la
Dicha emergencia fue pensada con la categoría de populismo, en la que se incluían desde el cardenis- revolución cubana –en 1959- y el Mayo Francés de 1968 se desplegaron fuertes incitaciones a considerar
mo en México al varguismo en Brasil o al peronismo en Argentina. Como otras, esta categoría tiene la cuestión generacional como disposición juvenil a la rebelión. En México el movimiento estudiantil re-
un uso hermenéutico en las ciencias sociales –construye una tipología de regímenes políticos- y un cibiría las notas más trágicas en la masacre de Tlatelolco, en 1968. “¡A formar el Partido de la Juventud!”,
uso diferente, cargado de valoraciones negativas, en la opinión mediática. El filósofo Ernesto Laclau decían las pancartas del ‘68 mexicano: “Nuestro movimiento no es una algarada estudiantil […]. Nuestra
produjo una de las más profundas revisiones de la noción considerando como populismo todos los mo- causa es conocimiento militante, crítico, que impugna, refuta, transforma y revoluciona la realidad”7.
mentos de expansión democrática de los derechos sociales y políticos, los momentos de incorporación Y la frase remite al fraternal sentimiento de las juventudes denuncialistas, tanto como el ecuménico
y reconocimiento de nuevos sujetos.5 Definido así resulta casi sinónimo de democracia, por lo cual se “prohibido prohibir”. Las conclusiones probablemente eran distintas. Por caso, la fotografía de diarios
debilita su uso específico: el de nombrar algunos regímenes que planteaban la ampliación de derechos, y revistas (producto de la modernización de los medios gráficos del período) mostraba a unos jóvenes
la movilización de las masas y liderazgos fuertes. Es posible analizar los populismos latinoamericanos (y unas jóvenes) con “jeans” y cabellos largos y sueltos, en las ciudades, tomando las universidades y
como expresión regional de una transformación más general producida por la crisis de los años 30: el frecuentemente enfrentándose con la policía en calles obstruidas por sus barricadas improvisadas. Era
desarrollo de un modelo de Estado benefactor. Pensar al populismo de esos modos –como tipología de una fuerte identificación, tanto como el grafiti, un género tan efímero como indeleble.
las ciencias sociales y con relación a un fenómeno que excede a América latina- permitiría comprender Mientras los movimientos sociales de los 40 y 50 encauzaban sus demandas a un Estado reconocido
las semejanzas entre procesos que tienen un origen muy diferente. También posibilitaría considerar como legítimo, en los 60 se hacen más visibles los movimientos que confrontan la institucionalidad
otros modos analíticos respecto del peronismo en Argentina. Por ejemplo, la relación entre derechos, estatal, que demandan menos el otorgamiento de un derecho que el derecho a la rebelión. Y se podría
democracia e inclusión. Por ejemplo, en general los populismos fueron antiliberales; sin embargo, en decir que las distintas organizaciones se definen no sólo por el tipo de sector social al que representan
muchos casos ampliaron la ciudadanía política, considerada en los estrictos marcos de la democracia li- sino también por la adscripción a un programa político. Este momento es especialmente prolífico en
beral, extendiendo el voto (por ejemplo hacia las mujeres) o accediendo al poder por medio de políticas producciones culturales, en intervenciones artístico-políticas. Por ejemplo, surgieron los colectivos de
electorales saneadas y competitivas. Por caso, Lázaro Cárdenas en México inaugura el sexenio –como cine político (Cine liberación, Cinema Novo, Cine de las bases), que produjeron obras fundamentales
período de gobierno– y con él la estabilidad de la sucesión presidencial; Juan Domingo Perón asume como La hora de los hornos o la revisión de la situación sindical que plantea Raymundo Gleyzer en Los
el poder luego de un golpe de estado, pero llega a la presidencia de la república en las elecciones más traidores.
limpias y competitivas desde las de 1928 que llevaron a Yrigoyen a su segundo mandato; Getulio Vargas
Los años sesenta concibieron a la región como colectivo plural. El ensayo, la filosofía, la sociología o
incorpora el voto obrero en las elecciones de 1950.
las artes sugirieron categorías, imágenes, metáforas y símbolos endógenos a la vez que ecuménicos
El peronismo es un objeto privilegiado de las discusiones de las ciencias sociales en nuestro país y que espejaban la siempre difícil búsqueda de la fisonomía de esta parte del mundo. Y más gente quería
también de la historiografía. Se ha analizado su vínculo con la Iglesia (Lila Caimari), su producción de verse en ese espejo. Los lectores mexicanos, argentinos, peruanos o chilenos se reconocían en ese
símbolos y ritualidad (Mariano Plotkin), la paradójica existencia de disciplina e insumisión (Daniel Ja- espacio político y sensible. La poesía, la canción popular y el cine reforzaban la idea. “Me gustan los
mes), la relación con las organizaciones previas del movimiento obrero. estudiantes”, cantaba Violeta Parra y no sólo en Chile gustaban los estudiantes. Daniel Viglietti instaba
A mediados del siglo XX la importancia de las organizaciones obreras fue evidente en su capacidad de “A desalambrar, a desalambrar”, por la reforma agraria, un tema central del período.
encauzar la movilización política de las masas. Las potentes imágenes callejeras que se asocian a los Sociedades con fuerte peso en la producción agrícola, vieron nacer también sindicatos rurales, ligas
4
Por ejemplo, se puede contraponer el caso argentino con la situación boliviana, sobre la cual ya se dispone de mucha bibliografía, analizando en ambos campesinas, organizaciones reivindicativas de los trabajadores del campo. Las ligas campesinas en Bra-
países los contextos de aplicación de las reformas de libre mercado, los conflictos políticos que ellas originaron y los efectos producidos en la trama social
–tanto respecto de la emergencia de nuevos problemas como de la relación de apropiación del excedente entre los distintos grupos sociales-. Para enfatizar
sil, el sindicato de cañeros en Uruguay o las ligas rurales en Argentina son ejemplos de ese desarrollo de
el cambio en su aspecto de emergencia de una economía informal y redes de ilegalidad, se puede trabajar desde una perspectiva urbana, por ejemplo con
películas como los filmes brasileños Casi hermanos o Ciudad de Dios. 6
Entrevista de Roy Hora y Javier Trímboli, en Pensar la Argentina (1994), Buenos Aires: El Cielo por Asalto.
5
Laclau, E. (2005), La razón populista, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 7
Manifiesto a la Nación del Consejo Nacional de Huelga, 1 de septiembre de 1968.
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un activismo social que tendría vínculos, además, con las organizaciones políticas insurgentes. de la toma del poder. Los movimientos de desocupados que se desplegaron en los años 90 en Argentina
Las editoriales reflejaban esa vocación continental. Es interesante la trayectoria de la Editorial Univer- tuvieron esta cuestión en el centro de sus discusiones.
sitaria de Buenos Aires. EUDEBA se creó por iniciativa del entonces rector de la Universidad de Buenos El mapa que queda delineado a comienzos del siglo XXI es de una gran complejidad, que se puede perci-
Aires, Risieri Frondizi, como parte del proceso de modernización y actualización universitaria. El rector bir en el decurso de un gobierno indígena, surgido de los movimientos sociales, como el de Evo Morales
encargó el diseño de la empresa a una referencia insoslayable de la edición latinoamericana: Arnaldo en Bolivia. El abigarrado mundo de la acción colectiva requiere una serie de preguntas: ¿qué vínculo
Orfila Reynal, quien estuvo a cargo del Fondo de Cultura Económica de México y después fundaría la se plantean las distintas organizaciones frente al Estado?; ¿cómo conciben y despliegan la relación con
editorial Siglo XXI. EUDEBA estuvo a cargo de Boris Spivacoff, que después de la desgraciada “Noche el ámbito de la política partidaria o de las ideologías políticas?; ¿qué sectores sociales aparecen como
de los Bastones Largos” (1966), inédita represión sobre las universidades de la dictadura de Juan Carlos centro de esas organizaciones?; ¿qué tipo de participación suponen?
Onganía, fundó el Centro Editor de América latina, y el “América latina” del título no era caprichoso.
En una Argentina generalmente poco familiarizada con la región, el CEAL editó una Historia de América
latina en fascículos, de enorme popularidad, que se vendía a precios muy accesibles en los kioscos de 1.5. Democracias y dictaduras
diarios. Un público masivo por primera vez leía nombres e historias acerca de Pancho Villa, Emiliano La primacía de unos u otros actores se liga a los procesos sociales y económicos, pero también su lógica
Zapata, Camilo Torres (el de la independencia), Luis Emilio Recabarren, Luis Carlos Prestes o Getulio es inseparable de los cambios institucionales. La región atravesó una fuerte inestabilidad a lo largo del
Vargas. Otro tanto las revistas: la cubana Casa de las Américas o la uruguaya Marcha, y centenares más, siglo XX. Los golpes de estado se sucedieron en los distintos países con la excepción de México que des-
que enhebraron un colectivo de relaciones estrechas en el campo intelectual. de la década del 1920 vivió bajo la hegemonía electoral del PRI (Partido Revolucionario Institucional) y
Inequívocamente, los años sesenta latinoamericanos comienzan en enero de 1959. La revolución era de la identificación entre ese partido y el Estado.
una obsesión que recorría “las venas abiertas” de América latina. Sin embargo, y más allá de los imagi- Las Fuerzas Armadas tomaron el poder en Brasil (1964-1985), en Bolivia (con un breve interregno cons-
narios de la década, tan fuertemente ligados, quizás no sin razones de peso, a la creatividad, el incon- titucional, desde 1964 hasta 1982), en Uruguay (1973-1985), en Chile (1973-1990) y en Argentina (1976-
formismo, la protesta y la insurrección de las izquierdas, la palabra revolución inundó a la totalidad de 1983). La Operación Cóndor, plan secreto que coordinó tareas de inteligencia, persecución y asesinatos
los actores sociales. Pero no exclusivamente quería decir socialismo. “Picos y palas para una revolución de opositores a las dictaduras realizadas por organismos represivos de las seis dictaduras las unió tras
sin balas”, era el lema de la experiencia desarrollista de la Acción Popular en Perú; “Revolución en Liber- objetivos muy concretos. Las dictaduras militares en el Cono Sur construyeron su legitimidad apelando
tad”, la de la Democracia Cristiana en Chile; “Revolución Peruana”, la de Velasco Alvarado; y pero tam- a la Doctrina de la Seguridad Nacional, para “extirpar” (el lenguaje quirúrgico es muy frecuente en sus
bién el dictador Juan Carlos Onganía llamó “Revolución Argentina” al golpe de Estado de junio de 1966. discursos) al “marxismo ateo internacional” y la subversión atentatoria de los “reales y genuinos prin-
Los golpes de Estado y las prácticas represivas en los países de la región modificaron fuertemente el es- cipios de la nación”.
cenario, y en los años 80 la escena estuvo hegemonizada por movimientos y grupos que tomaban como La desaparición de personas, el asesinato, la tortura, la cárcel prolongada, la apropiación de niños naci-
centro la defensa de los derechos humanos frente a las agresiones estatales. Surgió durante esos años dos en cautiverio en campos clandestinos de detención, fueron parte de las metodologías del terror. La
la categoría de nuevos movimientos sociales para considerar a las organizaciones que aparecían más cultura y la política eran los vectores más peligrosos de la “infiltración” marxista. Así también se pros-
abocadas a demandas de un sector que a la reinscripción de esas demandas en un programa político cribieron y quemaron ideas, en todos sus soportes, pretendiendo borrar la memoria de los colectivos
partidario. Fue vista como una transformación profunda de las lógicas de la acción colectiva. José Nun sociales y la historia de sus luchas.
bautizó a esa emergencia como “la rebelión del coro”.
Los golpes crean un estado de excepción respecto de las leyes fundamentales y de las instituciones; y
En Brasil se desplegó el Movimiento de los Sin Tierra. La capacidad organizativa, la innovadora con- desconocen la legitimidad política surgida de los mecanismos electorales. Lo que caracteriza a la demo-
cepción de la autonomía, el desarrollo de asentamientos autorregulados y el radio de acción del MST cracia es funcionar sobre un principio de legitimidad provista por el voto de las mayorías. Es decir, que
lo convirtió en la organización más significativa de las últimas décadas. A mediados de los años 90, en la obediencia social esté sustentada más en la creencia respecto de las instituciones legítimas que en
México, surgió el movimiento que más incidencia tuvo en la producción de discurso y reflexión política el temor a la represión de las acciones. En este sentido, más allá de las discusiones que pueda merecer
de toda la región, más allá de su efectiva composición numérica: el Ejército Zapatista de Liberación la extensión y profundidad de la democracia, es claro que se distingue de las dictaduras porque éstas,
Nacional. El EZLN, organización de las comunidades indígenas de origen maya de la zona de Chiapas, al suprimir aquel principio de legitimidad reclaman la obediencia por la fuerza. Las dictaduras aparecen
provocó una serie de intervenciones que pusieron en entredicho el tipo de vínculo que los movimientos como regímenes de facto, de excepción y de supresión de libertades civiles. Por ello han tenido efectos
sociales tenían con el poder estatal. Si los movimientos de los años 60 se habían caracterizado por una profundos sobre la trama social, al modificar la vida cotidiana, las prácticas habituales y las conductas
insurrección contra el Estado que se veía a sí misma como parte de la lucha por el poder, el EZLN –y tras políticas.
él un conjunto de movimientos sociales- planteará la separación de la lucha en la sociedad civil respecto
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No todas las dictaduras tuvieron las mismas estrategias de intervención sobre la sociedad civil: el análi- Tulio Halperín Donghi señalaba que, en los años 80, películas como Camila, obras de teatro como La
sis comparativo entre la dictadura argentina de 1976-1983 y las distintas etapas de la dictadura brasileña mala sangre, una novela como Respiración artificial apelaban a la época de Rosas como fuerza alegórica
entre 1964 y 1985 evidencia formas muy diferentes en la organización de la represión, en el nivel de y metafórica para comprender los hechos cruentos del presente. En ese sentido, señala que “el presen-
sofocamiento de la vida pública y en la planificación económica; en un caso de aplicación de reformas te transforma al pasado”.9 Eso, que cada presente hace, pone en tensión el lugar de la historia, que es
de libre mercado, en el otro de signo desarrollista. El caso argentino resulta singular por el desarrollo reclamada, cada vez, como guardiana y auxiliar de los sentidos en juego.
de una lógica concentracionaria de la represión, que tuvo efectos capilares sobre la sociedad. El campo
de concentración, escribe Pilar Calveiro, es “una modalidad represiva específica. No hay campos de
concentración en todas las sociedades. Hay muchos poderes asesinos, casi se podría afirmar que todos
los son en algún sentido. Pero no todos los poderes son concentracionarios.”8
2. Algunos conceptos para
Desde el fin de las dictaduras, y en algunos países en particular –como Argentina o Chile- se sucedieron
distintos tipos de investigaciones históricas respecto de lo que había sucedido. pensar América latina
Hoy asistimos a una verdadera explosión memorialística sobre las dictaduras en el Cono Sur. Las artes,
la historia, la impresionante producción de literatura testimonial, dan cuenta de ese pasado traumático Es un rasgo notable y de larga duración, la ausencia del estudio y la consideración de América latina
aún en proceso de elaboración, con distintos tiempos, sin embargo, con comunes objetivos. En ese sen- en la formación educativa. La enseñanza de la historia en los países latinoamericanos en general y en
tido fueron muy importantes las Comisiones de Verdad. Auspiciadas por los Estados democráticos, en Argentina particularmente considerada se ha caracterizado por el énfasis en los procesos políticos y
los últimos veinticinco años tuvieron como objetivo dar una respuesta a las organizaciones de víctimas, estatalistas, el reforzamiento de los valores nacionales –incluso nacionalistas- que resaltan las singu-
la investigación sobre las metodologías de la represión y la condena pública a las prácticas desarrolla- laridades cuando no las “excepcionalidades” de cada país en el contexto regional. A esto se suma una
das durante las dictaduras, ofreciendo también formas reparatorias o compensatorias. Es el caso del interpretación europeocéntrica de los valores culturales, las ideas y las ideologías y un peso importante
Informe “Nunca Más” de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas en Argentina (CONADEP, del estudio de los procesos de la denominada Historia Mundial (reducida a la Historia Europea) en los
1984); del Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, que presidió Raúl Rettig (1991) y el programas de estudio.
Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura encabezada por el Obispo auxiliar emé-
La reflexión sobre América latina supone no pocas dificultades. En principio la propia existencia del
rito de Santiago, Sergio Valech (2004), en Chile; del Informe de la Comisión para la Paz (2002) y más
objeto es problemática. Desde la ensayística y desde las ciencias sociales ha habido tenaces defensores
reciente Informe sobre detenidos-desaparecidos en Uruguay (2007). Pasos de una larga transición hacia el
de la idea de una comunidad de intereses regionales –incluso, de destinos– tan enfáticos como los
conocimiento de las metodologías y objetivos de las dictaduras.
detractores de la misma.
Existe también una renovada sensibilidad social por recuperar esa memoria colectiva de las ideas y
Además, lo anterior debe cruzarse con los momentos de producción de las interpretaciones sobre la
símbolos culturales reprimidos. Quizás por eso el Estadio Nacional de Fútbol en Santiago de Chile, que
región. En determinadas circunstancias históricas las preguntas sobre América latina afloran con in-
el 11 de septiembre de 1973 se convirtió en una enorme cárcel, centro de torturas y asesinatos, hoy lleve
tensidad (por caso: las independencias, la primera posguerra, los años sesenta). En otros, los Estados
el nombre del músico Víctor Jara.
naciones se ponen en el centro del interés, momentos en los cuales la pertenencia regional se desdibuja
Es clara la dimensión ético-política del tema, y también los debates que acarreó la definición misma de o desaparece (el proceso de constitución de los Estados en el siglo XIX, el “desarrollo hacia adentro”
la pertinencia de la historia reciente. En este plano es que la cuestión de la memoria se fue convirtien- posterior a la crisis de 1930, la “década perdida”, entre otros).
do en un eje central, al tiempo que se expandieron las investigaciones sobre el conflicto político y las
No menor es la complejidad que se abre al considerar la inserción de la región en el contexto mundial.
fuerzas insurreccionales de los años 70.
¿Es América latina (y el Caribe) un “extremo” de Occidente? ¿Es “otro Occidente”? “Modernización sin
En Argentina se desarrolló en los últimos años una fuerte apuesta editorial que tomaba como tema los modernidad”, “la originalidad de la copia”, “arcaización de lo moderno y modernización de lo arcaico”,
años 70. Fue pionero en esa tendencia el libro La voluntad, de Anguita y Caparrós, y se podría decir que “desarrollos desiguales y combinados”, “tiempos mixtos y superpuestos”. Estas frases mestizas (y podrían
alcanza su punto más alto con el éxito de la revista Lucha armada ya en el siglo XXI. Concurren en esa reproducirse por centenares porque pueblan los mejores intentos de comprender estas realidades) en su
tendencia distintas editoriales y también distintos tipos de abordaje: historiográficos, políticos, testi- ambivalencia o, mejor, en su condición paradojal, son maneras de abordar sociedades polifónicas, multí-
moniales. El cine y la literatura también tomaron los años 70 como objeto fundamental. En ese sentido, vocas y bastante renuentes a la disciplina de las categorías analíticas acabadas o cristalizadas.
se podría decir que son lo que este presente construye como pasado.
Esto ha sido capturado de distintas maneras. El antropólogo mexicano Roger Bartra representa la
8
Calveiro, P. (1998), Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina, Buenos Aires: Colihue, p. 98. 9
Halperín Donghi, T. (1998), El espejo de la historia. Problemas argentinos y perspectivas latinoamericanas, Buenos Aires: Sudamericana.
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cuestión con la figura del axolotl. El axolotl no es un símbolo, sino un anfibio muy real de una curiosa la comprensión de la historia de la región y también de su complejo presente. El territorio a interpretar
naturaleza dual: larva- salamandra que debería metamorfosearse -conforme la evolución de las espe- requiere innovaciones conceptuales, alertas críticos, suspensión de clasificaciones maniqueas y una
cies- decididamente en salamandra. Sin embargo, esta especie transparente, a la que se le ve su interior, concurrencia de disciplinas del conocimiento. No están esas tareas al alcance de este trabajo pero sí la
tercamente reproduce su “primitivismo”. Se trata del hermano de Quetzalcoatl, dios de la sabiduría travesía por algunas ideas presentes en las ciencias sociales, la historia, la literatura y el ensayo latino-
para los aztecas, y una curiosidad para Humboldt, que se lo lleva en su expedición y no puede encasi- americano que pueden ser revisitadas productivamente.
llarlo en sus taxonomías. Símbolo de los surrealistas y protagonista de un cuento de Cortázar. Bartra
nos dice que las metáforas acerca del axolotl tienden a agrupar los polos que simbolizan el teatro de
las ciencias sociales cuando abordan la región: un sujeto activo, dinámico, metáfora del cambio, de la 2.1. Insistencia en la condición
transformación; y otro, pasivo, oculto, melancólico y estático, en general incomprensible. Esta dualidad histórica de los fenómenos
metamorfosis-melancolía simboliza una larga cadena de polaridades: occidente/oriente; civilización/ Cuando se piensa en la formación de formadores no se puede obviar la dimensión ético-política de la
barbarie, revolución/inmovilidad; ciudad/campo; obreros/campesinos; razón/emoción. América latina tarea. Por eso nuestra insistencia en la necesidad de plantear conceptos que funcionen como herra-
ha sido considerada en función de alguno de estos polos, o de ambos. Sin embargo, “tal vez encontre- mientas críticas respecto de valoraciones que aunque estén descartadas del mundo de las ciencias
mos que también lo animal se encuentra en lo divino y lo occidental en el salvaje.”10 sociales y humanas persisten en el sentido común y no dejan de intervenir en la enseñanza de esas dis-
Desde los comienzos de la modernidad las representaciones de esta parte del mundo marcaron la “des- ciplinas. El estudio de la historia es un campo fértil para el desarrollo de esa criticidad necesaria: porque
viación” de América latina bajo el imperio de los “sub” o los “pre” (subdesarrollo, precapitalismo). En mientras el pensamiento cotidiano tiende a naturalizar los fenómenos sociales, la historia obliga a la
casos se subrayaba la inmadurez, en otros, la grandilocuencia. Bolívar definía la región por medio de reflexión y atención sobre su finitud y su vínculo con la agencia humana.
dos negaciones “no somos indios, no somos españoles”. El problema del multiculturalismo y la mul- Esa condición hay que aprovecharla poniendo especial cuidado en el uso de los términos de acuerdo a
tietnicidad de las sociedades latinoamericanas se problematizó a lo largo del siglo XX. Para algunos las la efectiva existencia de los fenómenos que nombran. La palabra “nación”, por ejemplo, es uno de los
“taras” de las sociedades latinoamericanas para absorber la modernidad estaban en su constitución más problemáticos, como puede verse en la historiografía respecto del siglo XIX.
racial. La generación de posguerra discutió con vehemencia el determinismo biologista de sus prede-
El carácter crítico de la historiografía reside en su potencia de producir cierto tipo de conocimientos,
cesores. Mestizajes, “razas cósmicas”, crisoles, no sólo no obstruían la modernización de las sociedades
no en la inversión de relatos. Es menos formativo el supuesto develamiento de lógicas ocultas o hechos
sino que eran la representación de su vitalidad, su originalidad y sus posibilidades. Los años veinte
clandestinos que el desarrollo de nociones capaces de aprehender el modo en que grupos sociales
generan un conjunto de interpretaciones fundacionales de la modernidad latinoamericana considerada
desplegaron ciertos procesos. La idea de historia y contrahistoria, poética o políticamente podero-
globalmente. Una continentalidad filiada al primer liberalismo de las generaciones independentistas,
sas, reducen la cuestión a relatos confrontados, menoscabando el impacto ético de las herramientas
al antiimperialismo y a la revolución. Desde la literatura y la ensayística, campesinos, obreros, negros,
cognoscitivas. Por ejemplo, un análisis como el que propone el historiador John Womack11 sobre la par-
entran en el campo de sus reflexiones.
ticipación campesina durante la revolución mexicana es una fuente de información y de reflexión po-
Como señaláramos antes, esa fue una década en que se pensó América latina en términos de unidad. La derosas que se confrontan con los estereotipos sobre el mundo rural, porque reconstruye los procedi-
otra fueron los años sesenta: la revolución continental, el “hombre nuevo”, la “teoría de la dependen- mientos organizativos, las discusiones ideológicas y los planes estratégicos del zapatismo, evitando la
cia”, el realismo mágico. Desde la política, la estética, los movimientos sociales y políticos, se impuso idealización romántica o el desdeñoso desconocimiento que habitan en la imagen de un campesinado
fuertemente la idea de una comunidad de destinos y futuros. puramente intuitivo y manipulable.
América latina además de ser una región, en ciertos momentos se convierte en un objeto de reflexión, Estas herramientas pueden provenir de la historiografía, de la sociología, de la antropología, del ensayo
en un interrogante o en el nombre de una identidad. Para los hombres y mujeres de principios del siglo y de la literatura. Se trata de hallar los conceptos más potentes para plantear el conocimiento de las
XIX esa pregunta provenía de la experiencia política de la ruptura de lazos coloniales. En la década del sociedades latinoamericanas.
veinte del siglo siguiente, los movimientos juveniles reformistas, los exilios y las vanguardias artísticas
volvieron a colocar la identidad latinoamericana como necesidad, proyecto y problema. La revolución
cubana y los movimientos de liberación nacional inauguraron otro redescubrimiento de América. ¿Qué 2.2. Revisando: civilización y barbarie
caracteriza en el actual momento la pregunta por la identidad latinoamericana? ¿Con qué procesos se Algunas ideas dominantes durante el siglo XIX siguen habitando los modos inmediatos del conocer y
liga? ¿Cómo se piensa desde Argentina la existencia de Latinoamérica? las interpretaciones de la historia de la región. Ideas como la de progreso lineal, que haría que todas
En las páginas que siguen proponemos una reflexión acerca de conceptos e imágenes relevantes para las sociedades atravesaran las mismas etapas a fin de arribar al desarrollo o la contraposición entre
10
Bartra, Roger (1987), La jaula de la melancolía. Identidad y metamorfosis del mexicano, México: Enlace-Grijalbo. 11
Womack, J. (1996), Zapata y la revolución mexicana, Naucalpan, México: Siglo XXI.
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civilización y barbarie otorgando uno y otro nombre de acuerdo a la cercanía con los modos de vida con sus fuertes elites en México y en Brasil, proveería de argumentos contra esas relativizaciones pero
europeos ya no son consideradas con la misma rigidez que entonces. Sin embargo, y aun evidentes en no lograría abolir las dudas. Los sertones sigue siendo un gran ejemplo para ver esa tensión entre argu-
su inadecuación, persisten en interpretaciones y valoraciones. mentación positivista y una descripción que obliga al escritor a revisar los supuestos.
Las sociedades latinoamericanas se emanciparon del lazo político colonial durante el siglo XIX, pero La dicotomía es inadecuada y conllevó pautas valorativas usadas como argumento para la exclusión y la
persistió en ellas parte de la herencia de la colonia: los prejuicios de casta, las jerarquías basadas en la sumisión. Pero como la historia de su uso no es lineal ni homogénea, seguir los cambios que la atrave-
diferencia étnica, una idea excluyente de derechos políticos. En algunos momentos esa organización saron, los conflictos sociales en los que fue utilizada, las resignificaciones que mereció, permitiría hacer
se resquebrajó por la lógica misma de la lucha independentista, que construyó sistemas de alianzas y una historia de las interpretaciones de la región. Aquí apenas hemos mencionado algunas.
movilización de fuerzas sociales que alteraban la división social preexistente: son conocidos el acuerdo
de Simón Bolívar y el gobierno de Haití con relación a la abolición de la esclavitud o los efectos de la
constitución de ejércitos rurales en el Río de la Plata. Pero así como experiencias e ideas igualitaristas 2.3. La heterogeneidad temporal
surgieron de aquellos combates, también ocurrió que la guerra civil extendida en la región dio lugar a El otro aspecto relevante a considerar alrededor de ella es la cuestión del tiempo histórico: porque si se
interpretaciones críticas de esos valores. puede considerar la idea de evolución progresiva como error, y más aun cuando se convierte en medida
Sarmiento escribió uno de los textos fundamentales del siglo XIX y en su subtítulo enunció una con- de valoración de las sociedades, también es posible leer en la confrontación entre civilización y barbarie
traposición de largo alcance y extensa vida: civilización y barbarie. Dos sociedades, dirá, y dos culturas la afirmación de que en una región coexisten tiempos diversos.
opuestas se hallan en guerra. Los ejércitos populares que habían creado las elites independentistas El reconocimiento de la convivencia de concepciones distintas del tiempo y de temporalidades diferen-
eran una amenaza sin precedentes al orden civilizatorio. El conflicto podría ser menos cruento pero no tes en las comunidades humanas, es fundamental para comprender las diferencias culturales en Améri-
menos persistente. Sarmiento escribe un cierto miedo acerca de lo informe y poco predecible de la vida ca latina. Las sociedades de la región fueron conformadas sobre el conflicto, la sumisión, la asimilación,
popular, pero ese miedo ya había sido despertado en México por las insurgencias de Hidalgo y Morelos, entre grupos sociales distintos –en principio, entre los pueblos originarios de la región y los conquis-
y antes aún, por la radicalidad del ejemplo haitiano. tadores europeos, y luego con la trata de esclavos y las migraciones voluntarias-, y en ellas persisten
En el Facundo, civilización y barbarie tienen una inscripción espacial –ciudad y campo- pero fundamen- cosmovisiones y sistemas de creencias distintas. La temporalidad aymara y la cristiana occidental son
talmente nombran distintos tiempos: el del futuro no realizado aún en las tierras latinoamericanas y el diferentes, como son las expresadas en el mundo maya y las de las culturas afroamericanas.
del insistente pasado. Se entiende esa contraposición sólo si se piensa en una temporalidad unificada En otro sentido es útil el concepto de coexistencia de tiempos diversos, en cuanto alude a la contem-
alrededor de la evolución y el progreso. El adjetivo usual, y supuestamente menos valorativo, “atrasa- poraneidad de relaciones sociales distintivas de distintas épocas y permite analizar la heterogeneidad
do”, requiere el mismo supuesto. No se debe olvidar la fuerte presencia de esa idea de progreso en el estructural –como lo denominó Tilman Evers- de las formaciones sociales latinoamericanas. Dos casos
pensamiento crítico de los tiempos del Facundo. De hecho, el Manifiesto comunista, escrito en 1848, pueden permitir comprender esta articulación de lo heterogéneo. Uno: el desarrollo de las plantacio-
hace gala de creencias semejantes. nes azucareras en el Caribe y en Brasil a partir de trabajo esclavo pero con una lógica de inserción en
Medio siglo después, Euclides Da Cunha apelaba a las mismas categorías para narrar una rebelión me- el mercado mundial propiamente capitalista. Si esto se analiza con la idea de tiempo lineal, en la que
siánica en el nordeste de Brasil. En Los sertones relata la historia de los seguidores de Antonio el Con- las sociedades irían recorriendo etapas diversas, se pensaría el trabajo esclavo como rémora de un
selheiro que fundan una comunidad en Canudos. Varios años tarda el ejército federal de San Pablo –el momento anterior y no como un tipo de gestión de la fuerza de trabajo para posibilitar la acumulación
ejército de la República y de la promisoria economía del café- en derrotar a los miles de comuneros de capital. Otro: la composición económica en un territorio nacional entre lógicas de producción cam-
creyentes acusados de monárquicos. Da Cunha comienza distinguiendo en el ejército moderno la civili- pesinas comunitarias, haciendas que recurren al trabajo servil y una economía basada en el salario o
zación y en los desarrapados campesinos la barbarie. Pero el relato histórico, la cercanía con los hechos en migrantes reducidos a la servidumbre, como ocurre en Perú entre fines del siglo XIX y principios del
y el final cruento lo obligan a una revisión no planificada: la barbarie no estaba en Canudos. Pocos años XX. José Carlos Mariátegui pensó esta composición con la idea de dos regiones contrapuestas étnica,
antes, Lucio V. Mansilla, en su Excursión a los indios ranqueles, ejercía la misma sospecha sobre la posi- cultural, social y económicamente: la costa y la sierra.12 Se podrían analizar, también, con la idea de que
bilidad de escindir, tajantemente, civilización y barbarie usando este término para considerar la vida en una formación social no se corresponde con un modelo analítico diferenciado (por ejemplo: modo de
las tolderías. producción esclavista, o feudal o capitalista) sino que se desarrolla históricamente con singularidades
y matices respecto de los modelos.
Esto es: desde el principio las categorías se ligaron a la legitimación de las jerarquías sociales y al miedo
de las situaciones en las que éstas aparecen desbordadas y también casi desde el vamos fueron puestas Analizar las formaciones sociales latinoamericanas requiere prestar mucha atención a los modos en
bajo sospecha o relativizadas. El discurso de las ciencias, el positivismo reinante a fines del siglo XIX, que se despliega su realidad concreta. Por eso, no todos los conceptos son adecuados. Así por ejemplo,
12
Mariátegui, J. C. (1928), Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Lima: Amauta.
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

el sociólogo brasileño Florestán Fernándes, reflexionando sobre las especificidades latinoamericanas dimensiones o afluentes. Los grupos argentinos, mexicanos, brasileños, peruanos, compartieron una
afirmaba que en la región en oportunidades se “arcaizaba lo moderno” y se “modernizaba lo arcaico” y doble intersección: la de articular lo más viejo y lo más nuevo –buceando en las culturas indígenas
esos movimientos convivían y se reforzaban. Aquellos que suponen una linealidad de etapas, o arras- motivos artísticos, prácticas sociales y sistemas de creencias pero disponiéndolos con la imaginación
tran una valoración que ya está demasiado presente en el lenguaje cotidiano, deben ser considerados vanguardista del futuro- y la de pensar el conflicto y la alianza entre lo nacional y lo universal. El mo-
sólo como objetos de una deconstrucción crítica y no como herramientas de comprensión de la historia vimiento antropófago en Brasil liderado por Oswald de Andrade, por ejemplo, pensó la relación con
de estas sociedades. Europa a partir de la idea de deglución y de digestión, pero también de expulsión de aquello que resulta
Las categorías derivadas de una concepción unilineal del tiempo, que supone etapas o grados de de- residual. La autonomía de las culturas latinoamericanas no se pensaba entonces como renuncia a la
sarrollo, son de las más complejas de desarmar por su relevancia en la definición de lo deseable para teoría, el saber o el arte europeos sino como una asimilación brusca y gozosa, como una traducción
las sociedades. María Teresa Findji analiza la ausencia de la población indígena contemporánea en libre y liberadora. El gesto de las vanguardias no define un concepto pero sí un tipo de atención a ser
los libros de textos colombianos: “todos los matices de la ideología nacional colombiana coincidían, recuperada para analizar los procesos históricos de la región: una atención que no descansa en polari-
pues, en jugar –en lengua castellana- con la asociación de palabras: ‘indio’=pasado y pasado=‘atraso’. zaciones excluyentes (pasado/futuro, América/Europa, exotismo/adaptación) sino en la pregunta por
Los ‘indios’ de hoy, vivientes exponentes de la situación colonial, no existían, no podían existir en la cómo se articulan tiempos, espacios y conceptos.
contemporaneidad.”13
2.5. Pensar lo múltiple
2.4. Singularidad o exotismo. Las sociedades latinoamericanas no pueden pensarse sin ese diálogo con las culturas europeas: porque
Particularismo y universalismo. fueron conquistadas por países del Viejo continente, porque parte de sus poblaciones tienen origen
Muchos de los conceptos utilizados para comprender las sociedades de la región son vehículos de europeo, porque resultan del mestizaje y la hibridación –y decir esto no es suprimir el carácter conflic-
prejuicios etnocéntricos o eurocéntricos, incluso cuando intentan reconocer la diversidad que efecti- tivo de esos procesos-. La recuperación y la valoración de las poblaciones indígenas a veces invierten el
vamente constituye a Latinoamérica. El antropólogo boliviano Xavier Albó cuestiona la persistencia de antiguo etnocentrismo colonial planteando que aquellas tendrían una mayor autenticidad a la hora de
una colonialidad del saber: unas ciencias sociales constituidas alrededor de categorías que legitiman representar lo latinoamericano. Esta idea no es menos errónea que los intentos de constituir naciones
el poder de unos grupos sobre otros y la dependencia de América respecto de la teoría europea. Una excluyendo a las poblaciones originarias. Porque si América latina es un nombre parcial –no todos los
anécdota puede servir para pensar esto: Darcy Ribeiro, antropólogo fundamental del Brasil, visita a grupos humanos que habitan la región provienen del tronco latino- la denominación Abya Yala15 tam-
Claude Lévi-Strauss, también antropólogo que escribió uno de sus libros más bellos –Tristes trópicos- bién lo es porque nombra a un momento previo a las numerosas corrientes migratorias libres y esclavas
como relato de un viaje por el país de Ribeiro. Lévi-Strauss elogia el trabajo de campo de su colega. que recibió América. El análisis crítico es necesario en uno y otro caso, para evitar sustituir una idea
Cuando éste le plantea objeciones a sus categorías teóricas, el intelectual francés responde: “Ah, non, unidimensional por otra que también lo es. Cualquiera de esos nombres puede usarse a condición de
monsieur: la thèorie… c’es a nous” –“Ah, no señor, la teoría... nos corresponde”–.14 No se trata sólo de evitar el olvido sobre su carácter convencional y que su abstracción no aplane la condición real de estas
cómo Europa atribuye límites o carencias al nuevo continente, sino también qué se festeja en él, y cómo sociedades: la multietnicidad, el plurilingüismo, la multiculturalidad.
esas ideas que subyacen a críticas y elogios recorren los modos en que las sociedades latinoamerica- El antropólogo cubano Fernando Ortiz (2002), en su Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar,
nas se piensan e identifican a sí mismas. El éxito del realismo mágico, el llamado boom de la literatura desarrolló la noción de transculturación para analizar las transformaciones y resignificaciones de las
latinoamericana, puede ser analizado en ese plano: en el reconocimiento de una singularidad cultural palabras, creencias, usos y costumbres originarios de un grupo social cuando éste se encuentra con
de la región respecto de Europa, la existencia de un conjunto de creencias y de un anclaje no histórico otros, cuando migra el grupo, los individuos o los objetos que eran usados de modos establecidos.
de la historia que sancionaban enfáticamente un afuera respecto de la razón y de la ciencia. Una gran La situación originada por las conquistas europeas del territorio latinoamericano y caribeño fue de
literatura tuvo éxito no sólo por sus indudables méritos sino también porque venía a confirmar ciertos transculturación. Porque el concepto nombra fenómenos que son a la vez de destrucción de rasgos
estereotipos. Entre ellos, el de culturas sensibles para el arte pero incapaces para la ciencia. culturales y de adopción de otros, de resignificación y de sincretismo o mestizaje. El escritor peruano
Es relevante el esfuerzo que hicieron los movimientos de vanguardia americanos durante los años vein- José María Arguedas desplegó ese concepto tanto en su obra antropológica como en la narrativa, para
te para desarmar esas contraposiciones que acotaban la heterogeneidad cultural a una sola de sus poder dar cuenta de sociedades nacionales no unificadas por la lengua, la cultura y la etnia, pero que
sí atravesaron y atraviesan procesos de mestizaje e hibridación. Arguedas se pensó como traductor
13
Findji, M. T. (1991), “Movimiento indígena y ‘recuperación’ de la historia”, en AAVV, Latinoamérica: Enseñanza de la historia, libros de textos y conciencia 15
Abya Yala es el nombre dado al continente americano por la etnia Kuna de Panamá y Colombia antes de la llegada de Cristóbal Colón y los europeos.
histórica, Buenos Aires: Alianza editorial. Aparentemente, el nombre también fue adoptado por otras etnias americanas, como los antiguos mayas. Hoy, diferentes representantes de etnias indí-
14
Grüner, E., La oscuridad y las luces. El fin de las pequeñas historias (II): Esclavitud afroamericana, revolución haitiana, eurocentrismo y pensamiento crítico (en genas insisten en su uso para referirse al continente, en vez del término “América”. Quiere decir “tierra madura”, o según algunos “tierra viva” o “tierra en
prensa). florecimiento”.
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

entre el universo cultural de los indios y el criollo: en su literatura construyó una lengua basada en la memoria fuera inevitablemente acompañado por un boom del olvido?”17
oral gramática quechua pero con términos españoles. Pensó que la gramática era el vehículo de una Lo sabemos, el pasado puede reconstruirse y reelaborarse de distintas maneras: desde el arte, desde la
cosmovisión y que el uso de palabras del castellano era una necesidad para interpelar al lector criollo. literatura, desde el cine. También desde el relato testimonial o periodístico. Nadie tiene el “monopolio
Ezequiel Martínez Estrada (1983), en Muerte y transfiguración de Martín Fierro, planteó la idea de fron- legítimo” de la representación del pasado. Ni ahora ni en todas las culturas, ni a lo largo del tiempo. La
tera, como espacio social, económico y cultural, en el que la confrontación entre grupos y legalidades reproducción de las sociedades se realiza a través de símbolos, que no necesariamente tienen que ver
diversas es una de sus dimensiones, pero la otra es la imbricación y adopción mutua de procedimientos. con la escritura ni han tenido que ver ella, desde las pinturas rupestres para acá.
Él analiza la frontera con el indio en el siglo XIX en el territorio actualmente argentino y halla que prác- La historia, con sus cánones y sus genealogías, tiene la palabra escrita en su episteme desde su funda-
ticas como la del malón y la de la apelación a la ley eran compartidas por los grupos en conflicto y en ción. Y no es una mala fundación. La historia ya era uno de los saberes de los griegos y como disciplina
negociación. Tal idea de frontera puede ser una herramienta hermenéutica no sólo para tratar los lindes se institucionalizó en el siglo XIX, en estrecha relación con esta necesidad de fortalecimiento, cuando
entre naciones sino para analizar procesos diferentes en América latina, prestando especial atención a no de justificación del estado-nación. La Historia Social, tan tempranamente instalada en nuestro país
las dimensiones de movilidad, hibridación y conflicto. como práctica profesional, ya tiene más de medio siglo y desde entonces ha sido debatida, discutida
Conceptos de este tipo permiten abordar el estudio de sociedades que continúan signadas por la coexis- (muchos dicen superada), como otros tantos continentes teóricos luego de la denominada “crisis de los
tencia de grupos diversos y en las que perviven prejuicios respecto del valor de unas y otras culturas. grandes relatos”. En las últimas décadas ha dialogado con otras disciplinas y ha puesto en cuestión sus
Es importante apelar a nociones que no diluyan la multiplicidad en una tolerancia homogeneizadora ni soportes, sus temporalidades, su narrativa, su alcance.
operen sobre la distinción de culturas legítimas e ilegítimas o grupos con derecho y grupos sin derecho. Nos proponemos revisar muy brevemente algunas formas de construcción de la historia, los sentidos
que animaban la reconstrucción del pasado a través de determinados presupuestos interpretativos, en
algunos contextos, y recuperar algunas preguntas que cobran sentido en sus circunstancias de produc-
ción y pueden ser hoy objeto de reflexión.
3. Lahistoria social y lo social
en la historia. Temporalidades, 3.1. La historia positivista y la construcción
de los relatos nacionales
colectivos, conflictos y diálogos. Aleccionar, narrar “lo que realmente ocurrió”, comprender, explicar, incluso juzgar. Verbos que han es-
“Porque soy historiador, amo la vida”, escribía el historiador francés Marc Bloch, en un texto sabio tado o están asociados a responder la pregunta acerca de los sentidos y las misiones de la historia, en
acerca del oficio de hacer la historia. Escrito en condiciones muy comprometidas: sin su biblioteca, distintas épocas y a partir de diferentes miradas.
clandestino, enrolado en la resistencia antifascista durante la Segunda Guerra Mundial, es un libro
La historia recortó disciplinariamente sus incumbencias y métodos en el siglo XIX, al compás de la
clásico de la reflexión sobre la Historia Social y leído hoy, un testimonio intelectual y moral de un his-
consolidación de los Estados-naciones modernos europeos. Así como el siglo XIX suele llamarse el siglo
toriador comprometido con su tiempo.16 Sus textos respiran temporalidades, conflictos, dominaciones
de la creación de las naciones, también se llama “el siglo de la Historia”. Y ambos procesos guardan
y subalternidades, las formas de ejercicio del poder, las intencionalidades de los sujetos y sus traduc-
relación entre si. El Estado creó archivos públicos, institutos educativos, academias y por la vía de la
ciones. Se tratara del poder sanador que la cultura popular en la Edad Media le adjudicaba a los “Reyes
educación, estimuló los estudios que contribuyeran a dotar un conjunto de imágenes de cohesión de
Taumaturgos”, de los campesinos feudales o de la derrota del antifascismo europeo frente al avance del
esas “comunidades imaginadas” que son las naciones.
totalitarismo.
Se pensaba entonces, que de existir todos los documentos, la historia se podía escribir objetiva y casi
Medio siglo después, Andreas Huyssen reflexiona acerca de la relación con el pasado, la historia y la
definitivamente, con “verdad” e “imparcialidad”. Por otra parte, el largo Siglo XIX estaba animado por un
memoria en las sociedades contemporáneas: “el giro hacia la memoria y hacia el pasado conlleva una
conjunto de sólidas e incuestionables convicciones culturales: progreso, civilización, ciencia, razón, lu-
enorme paradoja. Cada vez más, los críticos acusan a la cultura de la memoria contemporánea de amnesia,
ces, conocimiento secularizado. La ideología positivista animaba todas las empresas del conocimiento.
de anestesia u obnubilación. Le reprochan su falta de capacidad para recordar y lamentan la falta de concien-
El paradigma científico de las ciencias naturales se trasladó a las ciencias humanas. Datos, objetividad,
cia histórica. La acusación de amnesia viene envuelta invariablemente de una crítica a los medios, cuando
clasificación, observación, jerarquización y elaboración de regularidades o leyes, dominaron una forma
son precisamente esos medios (desde la prensa y la TV hasta los CD-ROM e internet) los que día a día nos
de hacer y pensar la historia que tuvo una dilatada vigencia.
dan acceso a cada vez más memoria. ¿Qué sucedería si ambas observaciones fueran ciertas, si el boom de la
16
Bloch, M. (1982), Introducción a la Historia, México: FCE [varias ediciones]. 17
Huyssen, A. (2002), En busca del futuro perdido. Cultura y memoria en tiempos de globalización, México: FCE, p.22.
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

Criterios como la objetividad, los documentos escritos como fuentes casi excluyentes de la historia, la res de problemas como Artigas, al cual hemos sepultado históricamente”.
crítica documental, codificaron a la historia. La consideración de los datos como externos u objetivos, Otra marca compartida era la función cívico-pedagógica adjudicada a la historia. Por ejemplo, Barto-
su ordenamiento cronológico, evolutivo y causal, poblaron las formas de narrar el pasado. En verdad, lomé Mitre en sus Estudios históricos sobre la Revolución Argentina. Belgrano y Güemes, publicado en
somos hablados por esa tradición más de lo que reconocemos. ¿Cuántas veces nos hemos preguntado 1864, declaraba haber escrito el libro “para despertar el sentimiento de la nacionalidad argentina amor-
por la objetividad en la historia en esos términos? ¿Y cuántas otras hemos hablado de “causas y conse- tiguado entonces por la división de los pueblos”. Varnhagen [1906] explicaba: “busqué inspiraciones
cuencias” en un proceso histórico? de patriotismo e intenté ir disciplinando productivamente ciertas ideas sueltas de nacionalidad”. Su
En relación con lo anterior esta historiografía tenía como motor y finalidad la justificación y legitimi- contemporáneo, Francisco Bauzá en la obra Historia de la dominación española en el Uruguay (1880-1882)
dad del Estado-nación, lo que llevó a privilegiar temas tales como los grandes hombres, las batallas, el confesaba: “si me he atrevido a emprender la tarea es por instinto patriótico.”18
Estado. Estos presupuestos permearon fuertemente la construcción del relato de los orígenes de los Estados
En América latina, los historiadores de mediados del siglo XIX y comienzos del XX formaban parte de las y las naciones latinoamericanas. Ese relato enfatizaba la existencia previa de una comunidad con per-
reducidas elites ilustradas, de la “ciudad letrada”, como la llamó Ángel Rama. Generalmente compartían sonalidad nacional o un avanzado proceso de formación de la misma antes de las independencias, que
la escritura de la historia con el ejercicio de las leyes, la política o la actividad militar. Sin embargo, la prefiguraba casi fatalmente los Estados tal como hoy los conocemos. Como señaló José Carlos Chiara-
historia respondía a las mismas directrices antes mencionadas, quizás con un sesgo más romántico en monte19, eso fue el fruto de la voluntad nacionalizadora de los historiadores del siglo pasado, pero no
las obras de mediados del siglo XIX que sus pares europeas pero exacerbando aún más la teleología de de la dinámica histórica en esa construcción, fruto de conflictos, proyectos contrapuestos, actores con
la formación de unos Estados en ciernes luego de las independencias. Es decir, suponiendo o afirmando distintos intereses, fronteras mucho menos definidas, que desde hace unas décadas la historiografía
que los Estados estaban prefigurados desde el momento mismo de la ruptura colonial. Esos relatos fun- ha complejizado con nuevas preguntas y otros sentidos, que seguramente se reactualizarán de cara al
daban la nación más en contra de su pasado que a partir de él. De alguna manera el sujeto liberal que bicentenario de las revoluciones de la independencia.
animaba las producciones pugnaba por hacer entrar en el universalismo abstracto (que entonces era
casi sinónimo de “europeo”) esos Estados sin naciones o esas repúblicas sin ciudadanos. Salvo excep-
ciones (en México donde la historiografía recogió algunos símbolos de continuidad del orden colonial 3.2. La Historia social en la escena del siglo XX
como el culto a la Virgen de Guadalupe), la historia comenzaba a partir de las independencias. Las cul- La Primera Guerra Mundial clausuró el “largo siglo XIX”. Las ideas rectoras del largo siglo XIX se pusie-
turas de los pueblos originarios eran omitidas cuando no directamente denostadas. ron en tela de juicio: el progreso, la civilización, la racionalidad, la objetividad. Si los “bárbaros” euro-
Otro rasgo era la preponderancia de la historia político-militar y la biografía de los grandes hombres. peos se habían suicidado en una guerra, como escribía no sin desconsuelo José Ingenieros, el carácter
El brasileño Januário da Cunha Barbosa, fundador del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño (1838), de “civilización” podía ser revisado, incluso, invertido. Incluso la noción misma del tiempo. Durante la
consideraba que conocer la biografía de todos los hombres destacados de cualquier período era conocer Gran Guerra Albert Einstein publicó la Teoría General de la Relatividad. La noción de relatividad permeó
la historia de esa época. Otro fundador de los estudios históricos en Brasil, Francisco Varnhagen no sólo el campo del conocimiento, la filosofía y la estética.
reafirmó esa sentencia sino que no ocultó su desprecio por la vil populaçao. Para el historiador, la historia Las vanguardias estéticas expresaron con sus colores, sus palabras y manifiestos ese estado de crisis.
del Brasil era la historia de la Corte de Braganza. Otro ejemplo es el de Bartolomé Mitre y sus dos obras Crisis que se profundizó una década después con el crack económico mundial de 1929. La historia tam-
principales: la Historia de Belgrano y la independencia argentina (1854-1857) y la Historia de San Martín y bién se vio conmovida por esos cambios.
de la emancipación sudamericana (1887-1890). En Chile, Diego Barros Arana (Historia General de Chile –
En el campo historiográfico, en el año 1929 se produjo una renovación fundacional en los significados
1866/1882) escribió que si la historia no ofrecía hombres modelos, la obligación del historiador era crearlos.
y metodologías de la historia. El año de la gran crisis capitalista, aparecía en Francia el primer número
Este culto a la narración biográfico-moralizante e ilustrada, llevó a los historiadores a soslayar la par- de la Revista Anales de Historia Económica y Social dirigida por los historiadores Marc Bloch y Lucien
ticipación de las clases subalternas en los procesos históricos, incluso a valorar negativamente sus Febvre. La denominada escuela de los Anales transformó fuertemente los sentidos de la historia, el
liderazgos. Un ejemplo en el Río de la Plata es el de José Gervasio de Artigas. No debemos pensar que lugar del historiador, el objeto de estudio, incluso algo tan importante como el tratamiento del tiempo
no existían polémicas entre las distintas miradas históricas aun en el cerrado campo de la historiografía histórico, instalando un nuevo paradigma historiográfico.
positivista. Por la interpretación, por la documentación utilizada o por las divisiones políticas. Hubo
Este movimiento intelectual e historiográfico criticó explícitamente la historia positivista proponiendo
muchas y encendidas polémicas: la del liberal Luis María Mora y el conservador Lucas Alamán acerca
una historia del tejido social en su conjunto. Frente a la historia predominantemente monográfica y
de la participación campesina en la independencia de México, o en Argentina entre Bartolomé Mitre y
Vicente Fidel López. Sin embargo estos últimos coincidían en un punto. Mitre le escribía a López: “Casi 18
Devoto, F. (2008), “La construcción del relato de los orígenes en Argentina, Brasil y Uruguay”, en: Altamirano, C., Historia de los intelectuales en América
latina, Buenos Aires: Katz Editores, p.280.
tenemos la misma predilección por los grandes hombres y la misma repulsión por los bárbaros creado- 19
Chiaramonte, J. C. (1993), “El mito de los orígenes en la historiografía latinoamericana”, Cuadernos del Instituto Ravignani, Nº 2.
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

descriptiva, propuso una historia interpretativa y crítica más preocupada por los grupos sociales y los corta duración la historia política y diplomática. A su vez, las temporalidades guardaban corresponden-
procesos colectivos, es decir, una historia social. cia con las estructuras, las coyunturas y el acontecimiento. La historia social privilegiaba el estudio de
Los historiadores de los Anales impulsaron una historia analítica: “comprender, no juzgar”, como escri- las estructuras y las coyunturas, en contraposición con la historia de los acontecimientos, largamente
bió Marc Bloch en ese texto incompleto, bello y profundo, perezosamente traducido como Introducción transitada por el campo positivista.
a la Historia. Las revisiones que alentó la escuela de los Anales (que tuvo diversas épocas y también dis- En estos 80 años de la revista Anales, ésta ha recorrido distintos itinerarios y orientaciones, que a ve-
tintas orientaciones hasta la actualidad que no podemos desplegar aquí) atañen a problemas centrales ces se separaron (cuando no contradijeron) a sus inspiradores iniciales. Nuevos campos temáticos se
de la construcción historiográfica. Colocaba el objeto de la historia en coordenadas sociales y económi- abrieron como la historia de la vida y la muerte, de la infancia, de la vida cotidiana, de la sociabilidad.
cas reemplazando el relato fáctico positivista, proponía superar la ilusión de objetividad del historiador Incluso un retorno a la historia política, o mejor, del poder, el género biográfico, las memorias colectivas
y esa supuesta neutralidad axiológica era reemplazada por un involucramiento ético y político que lo y los lugares de memoria.
obligaba a reflexionar sobre sus prácticas y métodos. El retorno del sujeto y muchas veces los análisis microhistóricos (tanto temporal como espacialmente
La Nueva Historia replanteó la relación del historiador y su objeto en varios sentidos. En primera ins- considerados) dominaron el campo hasta hace muy poco y no sin voces de crítica por su excesivo despren-
tancia inauguraba una relación nueva entre el pasado y el presente. La historia ya no era concebida dimiento de los procesos más globales y explicativos. Sin embargo se puede hacer uso del microscopio sin
como el resultado de unos datos exteriores al historiador sino que desde los datos era construida por desechar el telescopio, como afirmó Eric Hobsbawm. En este sentido el libro de Carlo Ginzburg, El queso y
éstos. En el ordenamiento, en la selección, incluso en las formas de narración de esos hechos estaba los gusanos (1976), nos habla de muchas más cosas que del proceso judicial por herejía de la Inquisición al
tramada la interpretación del historiador, sus preguntas, las formas de interpelar esos datos. Así la campesino Menocchio en el siglo XVI. El trabajo, que dialoga explícitamente con la antropología y es un
interpretación del pasado dependía en gran medida de los desafíos, los interrogantes incluso angus- excepcional ejercicio de interpretación sobre fuentes judiciales, nos acerca a los imaginarios de la cultura
tias del presente más que de la “materia prima” del pasado. Esto marca una gran ruptura que pone de popular y sus modos de pensar el orden de las cosas, las subjetividades, las redes de relaciones.
relevancia la responsabilidad y la creatividad del historiador en la construcción histórica. Así, aunque El movimiento de renovación historiográfica de la segunda mitad del siglo XX se complementa (a los
se encontraran todos, absolutamente todos, los documentos del pasado, la historia siempre sería una efectos de este quizás demasiado rápido viaje por la historiografía) con los aportes del marxismo inglés.
empresa intelectual incompleta y, sin embargo, el testimonio de una época. El paisaje de la segunda posguerra está atravesado por reflexiones sobre la redefinición de la economía
Esa actitud también lleva a ponderar más las preguntas que las respuestas, por eso se requerían marcos capitalista, la planificación, el Estado de Bienestar, la inclusión, y también la Guerra Fría. En esas coor-
teóricos, caminos metodológicos, preguntas más complejas que la causalidad lineal y por ello apeló a denadas el inglés Maurice Dobb publicó en 1946 Estudios sobre el desarrollo del capitalismo. Este estudio
otras disciplinas. La historia social dialogó con la geografía, la sociología, la economía, la literatura, la instaló un tema que se volvería clásico y muy importante en América latina: la transición del feudalismo
política, el psicoanálisis. Esto guardaba relación con otra manera de pensar los sujetos y predicados de al capitalismo. La teoría endógena de Dobb redefinía el concepto de modo de producción y explicaba
la historia: ya no los “grandes hombres” sino los colectivos y las estructuras en el tiempo. el surgimiento del capitalismo a partir de las contradicciones en el interior de la economía feudal. Los
Fernand Braudel, quien dirigió la revista Anales desde 1947, en su obra El Mediterráneo y el mundo medi- planteos de Dobb generaron un campo problemático relevante, respuestas, polémicas y estudios. El
terráneo en la época de Felipe II (1947) ya desde el título plantea el ángulo de su análisis: el protagonista más importante fue la respuesta de Paul Sweezy, para quien las causas externas (el comercio interna-
es el Mediterráneo, no Felipe II. El joven Braudel, durante su estadía en Argelia entre 1923 y 1931, descu- cional, la circulación) eran los procesos que más habían contribuido a la erosión del orden feudal y el
brió que “el Mediterráneo, como discurso geográfico, literario e histórico no es producto de una entidad surgimiento del capitalismo. Este debate fue muy trabajado en América latina, en las décadas de 1960
preestablecida y autóctona sino una invención de los hombres […] los que sufrieron su impacto: el de y 1970. ¿América latina era feudal o capitalista? Demasiado rápidamente enunciado: para algunos, que
su clima, el de su espacio cromático, auditivo, olfativo, creado por la intimidad entre la tierra y el mar y enfatizaban los factores externos, es decir la circulación, América latina se había integrado al mercado
por esa soberanía del sol.”20 mundial desde el momento mismo de la llegada de Colón. Si, en cambio, se atendía a la producción, las
relaciones sociales, las formas de tenencia de la tierra, conservaba residuos “feudales”, lo que definía a
Otro aporte de la Historia Social fue el tratamiento del tiempo. Braudel inventó tiempos nuevos en las formaciones sociales de la región como sociedades duales.
la historia. Presentó una manera de ordenar los acontecimientos en distintas “capas”, ritmos o nive-
les. Tiempos lentos, morosos, (a veces de siglos), tiempos semilentos y rápidos. La larga duración se Aportes muy importantes en el campo historiográfico fueron las obras de los marxistas ingleses Eric
correspondía con las interacciones entre el hombre y el medio geográfico (y las larguísimas con las Hobsbawm y Eduard P. Thompson. La “historia desde abajo”, la historia de la “gente sin historia”, se im-
mentalidades y creencias: acaso ¿por cuántos siglos la humanidad pensó que era el sol el que giraba puso para estos historiadores como un proyecto intelectual y político. Más que una atención sectorial
alrededor de la tierra?). La mediana duración era el tiempo de los procesos económicos y sociales, y la implicó una gran democratización de los sujetos de la historia.
El marxismo inglés revisó las sobredeterminaciones mecánicas entre “estructura” y “superestructura”,
20
Gemelli, Giuliana (2005), Fernand Braudel, Granada: Editorial de la Universidad de Granada.
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

el concepto de clase social, las formas de resistencia y protesta de los sujetos sociales, las formas de zación y de migraciones internas, el ingreso de las masas a la política, definiendo los contornos de la
conciencia, las identidades que se conformaban en el conflicto (“¿puede haber lucha de clases sin cla- sociología profesional.
ses?”; la clase social ¿es una categoría analítica o histórica?). Una obra fundamental que se convirtió Uno de los temas más debatidos por la sociología y la historia latinoamericana es y ha sido el populis-
casi en un paradigma de la historia social fue La formación de la clase obrera en Inglaterra (1963) de E. P. mo. Los estudios de Germani alentaron réplicas teóricas, políticas y también estudios de casos desde
Thompson. Uno de los aportes más importantes fue la noción de “experiencia” para definir las clases la historia: el peronismo en Argentina, el varguismo en Brasil, el cardenismo en México, las relaciones
sociales, sobre todo la clase obrera. Sin abandonar la perspectiva marxista y materialista, para Thomp- entre el Estado y el movimiento obrero, las formas de liderazgo político, entre otros. Posteriormente
son las clases sociales no surgían mecánicamente de su posición “material”, sino que eran un fenómeno fueron revisados desde la historia social a la luz de los trabajos de Thompson que antes nombramos,
histórico en el que la experiencia y la conciencia gravitaban tanto o más que las “condiciones objetivas”. como es el caso de Daniel James y sus trabajos sobre las formas de resistencia e integración del movi-
Desafortunadamente no contamos con una obra que condense de manera integral los alcances y deba- miento obrero en Argentina o los trabajos de John French sobre las formas de participación política de
tes de la Historia Social en América latina. Existen excelentes balances por países pero no un análisis de los obreros paulistas en Brasil.21
conjunto. No pretendemos ni podemos llenar este vacío. Señalaremos algunas tendencias generales a El surgimiento de la historia social en nuestro país guarda relación con este clima de ideas. En 1959 José
partir de los años sesenta, sobre todo el diálogo de la historia con las ciencias sociales, la consideración Luis Romero creó el Centro de Estudios de Historia Social y la cátedra de Historia Social en la Facultad
de América latina como colectivo y las tendencias temáticas y metodológicas de la nueva historiografía. de Filosofía y Letras de la UBA, espacios de estudio, actualización y producción que, aunque probable-
Como señalamos antes, los sesenta son años de crítica a las precedencias y de búsqueda de alternativas mente en los márgenes del campo historiográfico de entonces, conmovió con el tiempo los presupues-
libertarias. Tiempos de innovación, compromiso, transformaciones y expectativas. América latina des- tos y prácticas de la historiografía argentina. La obra de José Luis Romero es, a la vez, testimonio de su
cribió un proceso de modernización, en el que la modernización misma se puso en el centro del debate. época y excepcional en la historiografía argentina. El mundo de las ideas entrelazado con sus formas
La posguerra expandió las clases medias, aumentando los niveles de escolarización, lo que llevó a un sociales de producción encontró en sus últimas obras una preocupación sostenida por América latina.
ensanchamiento del mercado de bienes culturales y un acelerado proceso de educación formal e infor- Sus libros Situaciones e ideologías en Latinoamérica, El pensamiento político de la derecha latinoamericana
mal. La radicalización de sectores obreros, estudiantiles y de clase media, también va acompañada de la y sobre todo Latinoamérica, las ciudades y las ideas, condensó su mayor desafío como historiador.
proliferación de revistas culturales y políticas, activas divulgadores de ideas y creadores de una cultura Otra vertiente de reflexión sobre América latina desde América latina fue la llamada “Teoría de la de-
que ampliaba sus horizontes temáticos, teóricos y geográficos. pendencia”. Y no es poco importante que las obras hayan surgido de la urgencia de trascender los mar-
En la política, la estética, los movimientos sociales y políticos se impuso fuertemente la idea de una cos nacionales. No sólo era una cuestión de perspectiva, sino de asociación muy concreta. Por ejemplo,
comunidad de destinos y futuros. La idea de la revolución cultural, social y política cruzaba la región, un trabajo que puede considerarse clásico y fundacional de las ciencias sociales latinoamericanas es
sobre todo a partir de la Revolución Cubana. Dependencia y desarrollo en América latina de Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto (1969), un bra-
En ese contexto, las ciencias sociales latinoamericanas a mediados del siglo pasado transitaron un do- sileño y un chileno. Una de las historias económicas de América latina más importantes fue la de Ciro
ble movimiento. Por un lado la profesionalización, a partir de la creación de carreras universitarias, cen- Flamarión Cardoso y Héctor Pérez Brignoli (uno brasileño y otro costarricense).
tros de investigación, espacios de intercambio académico, revistas culturales y científicas. Por otro, las Los sociólogos de la escuela de la Dependencia proponían una comprensión de lo social que integró las
condiciones sociohistóricas latinoamericanas (la Revolución Cubana y los proyectos revolucionarios y esferas económicas, políticas y culturales, buscando independizarse de las interpretaciones imitativas
de “liberación nacional”, el Che Guevara y el “compromiso social” de los intelectuales con la revolución) o deudoras de los centros de poder.
llevó a los cientistas sociales a plantear temas fundacionales: el populismo, el desarrollismo, la “teoría Dependencia y desarrollo… propone una interpretación acerca de la economía de América latina desde
de la dependencia”, la revolución (nacional, socialista); es decir, los alcances de la transformación social una perspectiva sociológica tomando en cuenta la historia, las temporalidades y especificidades de la
y el rol de las ciencias sociales en ella. Ese movimiento iba acompañado de una actitud emancipada de región. Su intención y su resultado es el producto de la interdisciplinariedad. Ellos lo resumieron de
las interpretaciones de los centros de poder. esta manera: “las luchas políticas entre grupos y clases, por un lado, y la historia de las estructuras
A comienzos de los años 60 el sociólogo Gino Germani impulsó una importante obra de reflexión acer- políticas de dominación, internas y externas, por otro. De este modo, nos interesa menos catalogar
ca de lo social que sería fundadora (o refundadora) de la sociología. Germani fue un gran organizador los acontecimientos que inquirir, a través de ellos, acerca del sentido de las relaciones estructurales
institucional (por ejemplo, creó la Carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires), un gran básicas y acerca de las fases de desarrollo de éstas en su doble determinación: al nivel interno de los
divulgador de la teoría sociológica a partir de su tarea editorial y de sus propios escritos. Pero, tan sistemas locales de dominación y en su relación con el orden internacional. Los procesos políticos y
importante como eso, instaló preguntas, temas y problemas que se volverían centrales en la sociología económicos aparecen en esta última como si fuesen la expresión de una lucha entre Estados-naciones
latinoamericana: la transición de las sociedades tradicionales a las modernas, los procesos de urbani- 21
Sobre el populismo en América latina y los trabajos citados puede verse Mackinnon, M. y Petrone, M. (1998), Populismo y neopopulismo en América latina.
El problema de la cenicienta, Buenos Aires: Eudeba.
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Aportes para el desarrollo curricular Historia social argentina y latinoamericana

pero envuelven también conflictos entre grupos y clases sociales.”22 El gran aporte del trabajo no es de articulación de historias generales y compilaciones sobre América latina, bajo el impulso de Pablo
sólo el análisis de las situaciones de dependencia y las características del desarrollo sino la explicación González Casanova (Historia de medio siglo, Historia política de los campesinos) o en la historia de las
de esa situación, es decir, la articulación entre los grupos externos y la dinámica interna de las socieda- ideas y la filosofía latinoamericana, la labor de Leopoldo Zea, que intentaban sortear el siempre difícil
des latinoamericanas (oligarquías, burguesías). problema de la circulación de la producción historiográfica latinoamericana.
Esta interpretación y sus réplicas, sobre las relaciones entre “lo externo y lo interno”, las maneras El campo de la historia hoy ya no tiene un centro único a partir del cual se desprenden las interpreta-
específicas del capitalismo dependiente en América latina, sobre la feudalidad o el desarrollo del capi- ciones del pasado. De esa vocación por la historia total, se ha pasado a más modestas reconstrucciones
talismo y sus límites, se reflejaron en los estudios históricos. Una historia que ya no se resignaba a ser del pasado que a veces recuerdan a la historia acontecimiental. El historiador mexicano Carlos Aguirre
“la empiria” o los datos de la teoría y tampoco la recolección de datos positivista. Entonces, la historia Rojas destaca ese policentrismo que habita hoy la escritura de la historia.26 Incluso interpretaciones
económica floreció tanto temática como teóricamente. Lo feudal o capitalista de América latina debía algo exageradas acerca de la narrativa de la historia cuestionaron sus criterios de verdad: ¿el relato
ser probado. El debate acerca de los modos de producción en América latina, convocó a historiadores histórico es un artefacto ficcional?
como Carlos Sempat Assadourian, José Carlos Chiaramonte o Juan Carlos Garavaglia. Una febril y ori- Distintas corrientes teóricas y una polifonía temática caracterizan el actual campo de la historia: el re-
ginal producción historiográfica se ocupó de reconstruir y analizar las formas de tenencia de la tierra, greso del sujeto y el giro lingüístico, las microfísicas del poder, la deconstrucción de los relatos naciona-
las relaciones sociales en la hacienda o en la plantación, la esclavitud en América y la relación con la les (esas historias oficiales a las que nos hemos referidos antes). Lo biográfico y subjetivo hoy forma una
construcción del capitalismo mundial, las formas y relaciones de trabajo (servidumbre, medierías, colo- parte importante de los relatos del pasado. La sexualidad, las mujeres, la vida privada, la enfermedad,
natos), las comunidades campesinas. La “historia desde abajo” reconstruyó obrajes, senzalas, fábricas las relaciones entre mito e historia.
y también favelas, callampas, cantegriles y villas miserias.
El campo de estudios de historia reciente ha obligado a replantear la relación entre historia y memoria,
Por ejemplo, el historiador peruano Alberto Flores Galindo en su obra Buscando un Inca propone “bus- y también las fuentes para su reconstrucción (el relato oral, el testimonio).27 Caleidoscopio temático y
car las vinculaciones entre las ideas, los mitos, los sueños, los objetos y los hombres que los producen metodológico y orfandad de interpretaciones globales al tiempo que una mayor sistematicidad y rigor
y los consumen, viven y se exaltan con ellos. Abandonar el territorio apacible de las ideas desencar- metodológico, caracterizan el tiempo presente. Y aunque alguien vaticinó el fin de la historia, la historia
nadas, para encontrarse con las luchas y los conflictos, con los hombres en plural, con los grupos y las con sus linajes y sus deudas, con sus orgullos y modestias, parece estar más vital que nunca.
clases sociales, con los problemas del poder y la violencia en una sociedad”.23 Lo decisivo de su obra es
la vocación por la historia total. “Atacar la realidad desde varios frentes, escudriñar en diversas dimen-
siones, asumir distintas perspectivas. Obsesivamente ronda la misma pregunta trátese de los mineros
de inicios de siglo o de los campesinos de fines del s. XVIII: ¿quiénes son realmente estos hombres?” 24 Los recorridos a construir por la historia social deben atender más a la reflexión sobre esos sentidos
Esa pregunta también podía ser respondida desde el estudio de comunidades más pequeñas. La histo- que a su conversión en argumentos de legitimación de distintas posiciones. “La imaginación histórica,
ria regional con “vocación universal”, por ejemplo, revisó las interpretaciones de la Revolución Mexica- esa compañera indispensable de la verdad que nada tiene que ver con la fantasía o el capricho, es pre-
na y planteó nuevos problemas. Un trabajo clásico y muy original fue el de Luis González, Pueblo en vilo ciso adquirirla en aquellas disciplinas que permiten el conocimiento de los seres humanos, sujetos de
(1968). En él reconstruyó la vida del pueblo de San José de Gracia, Michoacán, durante la Revolución. la historia como individuos, como clases y como sociedades. Esas disciplinas no son otras que el rigor
“Ahí está la historia de los alimentos, de la vestimenta, de dormir, de soñar, de amar, de llorar, de asus- del estudio y del método, el amor a la vida y la experiencia de la práctica en las luchas sociales donde
tarse, de volar, de transportarse, de enfermar y sanar, de creer y de no creer, de morir y ser sepultado, incesantemente se teje y se desgarra la trama de la historia”.28 Esfuerzo por la verdad e imaginación
de leer y de contar, de escribir y de escuchar”.25 histórica para comprender los sentidos del pasado, entonces, son las brújulas para cualquier recorrido
Esa historiografía revisionista de la Revolución Mexicana profundizó el análisis de “los de abajo”, nos posible del siglo XX de la región.
acercó voces y problemas antes simplificados o no tenidos en cuenta. Por ejemplo John Womack co- Historia, memoria, identidades, fue y es un juego de espejos que sigue habitándonos, nos interpela y
mienza su libro sobre Emiliano Zapata, con la inquietante afirmación: “esta es la historia de unos cam- nos identifica colectivamente. Enseñar, aprender, pensar y vivir la historia, nos fortalece como ciudada-
pesinos que no querían cambiar y que, por eso mismo, hicieron una revolución”. Su investigación expli- nos y como personas. El desafío de pensarnos creativa y críticamente, se renueva cada vez que en nues-
ca esa aparente paradoja con un sólido aparato documental y muchas ideas. tras aulas recreamos el pasado desde los conflictos, desde las dudas y sobre todo, desde aquello que no
México, tierra de albergue para muchos historiadores perseguidos por las dictaduras, fue un centro habíamos pensado, eso que –sabemos- nos ocurre frente a las preguntas, sobre todo, las más sencillas.
22
Cardoso, F. H. y Faletto, E., Dependencia y desarrollo en América Latina, Post scriptum, 1978, México: Siglo XXI editores. 26
Aguirre Rojas, C. (2000), Pensamiento historiográfico e historiografía del siglo XX, Rosario: Prohistoria.
23
Flores Galindo, A. (1993), Buscando un Inca: identidad y utopía en los Andes, México: Grijalbo, p. 17. 27
Una aproximación a los desafíos del campo puede verse en Franco, M. y Levín, F. (comp.) (2007), Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un campo
24
Cáceres Valdivia, E. (1993), “Introducción” a Flores Galindo, A., Obras completas, Fundación Andina-Sur. en construcción, Buenos Aires: Paidós.
25
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