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CRITERIOS DEL DSM-V PARA EL DIAGNÓSTICO DE LA AGORAFOBIA.

Fuente: AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION

Miedo o ansiedad intensa acerca de dos (o más) de las cinco situaciones siguientes:

Uso del transporte público (p. ej., automóviles, autobuses, trenes, barcos, aviones).

Estar en espacios abiertos (p. ej., zonas de estacionamiento, mercados, puentes).

Estar en sitios cerrador (p. ej., tiendas, teatros, cines).

Hacer cola o estar en medio de una multitud.

Estar fuera de casa solo.

El individuo teme o evita estas situaciones debido a la idea de que escapar podría ser difícil o
podría no disponer de ayuda si aparecen síntomas tipo pánico u otros síntomas incapacitantes
o embarazosos (p. ej., miedo a caerse en las personas de edad avanzada; miedo a la
incontinencia).

Las situaciones agorafóbicas casi siempre provocan miedo o ansiedad.

Las situaciones agorafóbicas se evitan activamente, requieren la presencia de un acompañante


o se resisten con miedo o ansiedad intensa.

El miedo o la ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantean las situaciones


agorafóbicas y al contexto sociocultural.

El miedo, la ansiedad o la evitación es continua, y dura típicamente seis o más meses.

El miedo, la ansiedad o la evitación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo


social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Si existe otra afección médica (p.ej., enfermedad intestinal inflamatoria, enfermedad de


Parkinson), el miedo, la ansiedad o la evitación es claramente excesiva.

El miedo, la ansiedad o la evitación no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno
mental- por ejemplo, los síntomas no se limitan a la fobia específica, a la situación; no implican
únicamente situaciones sociales (como en el trastorno de ansiedad social); y no están
exclusivamente relacionados con las obsesiones (como en el trastorno obsesivo-compulsivo),
defectos o imperfecciones percibidos en el aspecto físico (como en el trastorno dismórfico
corporal), recuerdo de sucesos traumáticos (como en el trastorno de estrés postraumático) o
miedo a la separación (como en el trastorno de ansiedad por separación).

Nota: Se diagnostica agorafobia independientemente de la presencia de trastorno de pánico.


Si la presentación en un individuo cumple los criterios para el trastorno de pánico y agorafobia,
se asignarán ambos diagnósticos.
CRITERIOS CIE-10 PARA EL DIAGNÓSTICO DE AGORAFOBIA.

Fuente: ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

El término “agorafobia” se utiliza aquí con un sentido más amplio que el original y que el
utilizado aún en algunos países. Se incluyen en él no sólo los temores a lugares abiertos, sino
también otros relacionados con ellos, como temores a las multitudes y a la dificultad para
poder escapar inmediatamente a un lugar seguro (por lo general el hogar). El término abarca
un conjunto de fobias relacionadas entre sí, a veces solapadas, entre ellos temores a salir del
hogar, a entrar en tiendas o almacenes, a las multitudes, a los lugares públicos y a viajar solo
en trenes, autobuses o aviones. Aunque la gravedad de la ansiedad y la intensidad de la
conducta de evitación son variables, éste es el más incapacitante de los trastornos fóbicos y
algunos individuos llegan a quedar completamente confinados en su casa. A muchos enfermos
les aterra pensar en la posibilidad de poder desmayarse o quedarse solos, sin ayuda, en
público. La vivencia de la falta de una salida inmediata es uno de los rasgos clave de muchas de
las situaciones que inducen la agorafobia. La mayor parte de los afectados son mujeres y el
trastorno comienza en general al principio de la vida adulta. Están presentes a menudo
síntomas depresivos y obsesivos y fobias sociales, pero no predominan en el cuadro clínico. En
ausencia de un tratamiento efectivo la agorafobia suele cronificarse, aunque su intensidad
puede ser fluctuante.

Pautas para el diagnóstico

Los síntomas, psicológicos o vegetativos, son manifestaciones primarias de ansiedad y no


secundarias a otros síntomas, como por ejemplo ideas delirantes u obsesivas.

Esta ansiedad se limita o predomina en al menos dos de las siguientes situaciones: multitudes,
lugares públicos, viajar lejos de casa o viajar solo.

La evitación de la situación fóbica es, o ha sido, una característica destacada.

Se ha de especificar la presencia o ausencia de trastorno de pánico en la situación que induce


la agorafobia: sin trastorno de pánico o con trastorno de pánico.
https://clinicadeansiedad.com/soluciones-y-recursos/tratamiento-de-la-ansiedad/
tratamiento-de-la-agorafobia-y-las-crisis-de-ansiedad/

Tratamiento de la agorafobia y las crisis de ansiedad

Introducción

La intervención terapéutica conjuga, normalmente, tratamientos específicos, en función del


diagnóstico principal, con otros de carácter más general o contextual, en función de las
características personales y circunstancias del paciente.

Normalmente, las primeras intervenciones van encaminadas a reducir los síntomas de


ansiedad y la incapacitación que producen. Posteriormente se analizan y tratan los factores
que originan y/o mantienen la ansiedad y otras alteraciones que puedan acompañarla.

Habitualmente, los tratamientos incluyen aspectos relacionados con la recuperación de la


salud, si se ha perdido, aspectos relacionados con la prevención, y aspectos relacionados con el
desarrollo personal del paciente que de un modo u otro tienen que ver con lo que le pasa.

Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana. Cuando el
tratamiento está mínimamente encauzado, se espacian las visitas, efectuándose
habitualmente a razón de una visita cada 15 días.

Tratamientos específicos del pánico y la agorafobia

Psicológicos

Hoy en día, según los estudios realizados, existen dos tipos de intervenciones particularmente
eficaces:

Terapia cognitivo-conductual

Exposición en vivo y la autoexposición en vivo

La terapia cognitivo-conductual suele incluir:

Información al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad en general y del pánico en


particular: mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad, explicación sobre los
síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y acción.

Identificación y neutralización del procedimientos contraproducentes, utilizados por el


paciente para regular su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al
mantenimiento del problema. Para más información sobre estos procedimientos puede
consultarse el apartado Ir de mal en peor del menú de la izquierda.
Técnicas de respiración: la respiración controlada puede ser útil en los casos en que se de
hiperventilación o que presentan dolor u opresión en el pecho al tender a respirar
torácicamente.

Técnicas cognitivas: reestructuración de creencias distorsionadas e interpretaciones


catastróficas, control pensamientos automáticos, regulación de expectativas que se auto-
cumplen, etc.

Entrenamiento en aserción: facilite la expresión adecuada y la aceptación de las emociones.

Técnicas de inervación vagal: esta técnica junto con la respiración controlada y la relajación se
ha mostrado útil en pacientes con trastorno de pánico.

Técnicas de relajación: se ha mostrado de utilidad conjuntamente con la Exposición en vivo.

Intención paradójica: consiste normalmente en la prescripción del síntoma, normalmente con


la finalidad de desactivar algún mecanismo que lo sostiene. Parece eficaz pero no se ha
mostrado si aumenta o no los efectos de la exposición.

Exposición interoceptiva: Exposición a sensaciones temidas para facilitar la habituación, el


control de los síntomas y la pérdida del miedo al miedo. Es más aceptada por los pacientes con
una alta ansiedad en la exposición. No se ha hallado que incrementara la eficacia de la
autoexposición en vivo.

Desarrollo de habilidades y recursos de afrontamiento de fuentes de ansiedad y estrés que


contribuyan al origen o mantenimiento de niveles elevados de ansiedad flotante o general lo
que podría dificultar la superación de los miedos agorafóbicos.

Retroalimentación y reforzamiento social. La retroalimentación ofrecida por el terapeuta


parece ser un factor muy importante en la exposición en vivo. Menos importante pero útil, es
el reforzamiento dado por el terapeuta.

La colaboración del acompañante: este puede ofrecer ayuda, apoyo y aliento al cliente en la
aplicación del programa de intervención a parte de desarrollar una mayor comprensión del
problema e involucración.

Materiales de autoayuda como complemento de la terapia.

Varios estudios indican que la terapia cognitivo-conductual tiene una mejor relación coste-
beneficio en comparación con la terapia farmacológica. Aún así, existen casos en que es
conveniente la combinación en etapas iniciales de la terapia cognitivo-conductual y la
farmacológica.

Exposición en vivo
La exposición en vivo implica que el paciente se exponga en la vida real y de un modo
sistemático y progresivo a las situaciones que teme y evita.

Existen tres tipos de exposiciones:

Exposición prolongada: con la asistencia del terapeuta se afrontan las situaciones temidas de
manera gradual, permaneciendo en las mismas hasta que la ansiedad se reduce
significativamente.

Exposición autocontrolada más autoobservación: tras 2-5 sesiones con el terapeuta el paciente
afronta las situaciones temidas sólo, con permiso de escape temporal en caso de ponerse
excesivamente ansioso, siempre y cuando se registre el tiempo pasado fuera de la exposición y
luego vuelva a ella.

Práctica programada: exposición prolongada y graduada pero con asistencia de un familiar o


amigo que realizaría las pautas del terapeuta. Tanto el paciente como el acompañante llevan
un manual de autoayuda.

Todas ellas comparten una serie de características comunes:

La justificación y presentación de la exposición como un programa sistemático y estructurado


que requiere esfuerzo continuado y que implica tolerar cierta cantidad de ansiedad y malestar.

Reeducación sobre la naturaleza de la ansiedad: se trata de dar información sobre la ansiedad


y el pánico para así reducir el miedo anticipatorio y el humor deprimido. Se le dice que algún
grado de ansiedad es normal y aunque puede ser perturbadora, no es peligrosa, como
tampoco lo son los ataques de pánico; y es improbable que ocurran las consecuencias
catastróficas temidas.

Modificar pensamientos y creencias erróneos: mediante la discusión de los aspectos como los
riesgos, la sobreestimación de probabilidades y otros errores cognitivos.

Especificar claramente los objetivos concretos a conseguir.

Las actividades durante la exposición deben hacerse sin prisas, ya que la precipitación es una
estrategia defensiva (acabar rápido) e incrementa la activación.

Discusiones individuales o en grupo sobre las experiencias de la exposición.

Otros aspectos: también es importante practicar en días buenos y malos, el reconocimiento de


los propios avances, la practica en solitario lo más pronto posible, la superación de las
conductas defensivas, entre otras.

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