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El documento describe tres estudios de investigación biomédica realizados en el siglo XX que violaron principios éticos. El Estudio de Willowbrook involucró inocular intencionalmente hepatitis a niños con discapacidades en un orfanato. Un experimento en 1963 inyectó células cancerosas en ancianos enfermos sin su consentimiento. Finalmente, el Estudio Tuskegee negó tratamiento con penicilina a hombres afroamericanos con sífilis aun cuando estaba disponible.
El documento describe tres estudios de investigación biomédica realizados en el siglo XX que violaron principios éticos. El Estudio de Willowbrook involucró inocular intencionalmente hepatitis a niños con discapacidades en un orfanato. Un experimento en 1963 inyectó células cancerosas en ancianos enfermos sin su consentimiento. Finalmente, el Estudio Tuskegee negó tratamiento con penicilina a hombres afroamericanos con sífilis aun cuando estaba disponible.
El documento describe tres estudios de investigación biomédica realizados en el siglo XX que violaron principios éticos. El Estudio de Willowbrook involucró inocular intencionalmente hepatitis a niños con discapacidades en un orfanato. Un experimento en 1963 inyectó células cancerosas en ancianos enfermos sin su consentimiento. Finalmente, el Estudio Tuskegee negó tratamiento con penicilina a hombres afroamericanos con sífilis aun cuando estaba disponible.
En el período de 1950 a 1970, se realizó una investigación, conocida como el
Estudio de Willowbrook. En éste, se analizó un grupo de niños con retraso mental, que estudiaban con régimen de internado, en la Escuela Estatal de Willowbrook en Nueva York. En esta institución había una alta incidencia de hepatitis, por lo que se observó estos casos cuidadosamente. En la escuela se aceptaban de manera preferencial niños con retraso mental que eran portadores de Hepatitis y se inocularon cientos de niños para que la contrajera. Los niños recién ingresados, de entre 3 y 11 años de edad, eran sistemáticamente inoculados con hebras del virus aisladas de las heces fecales de enfermos con hepatitis de la misma escuela. El consentimiento de los padres para la investigación en sus hijos era una exigencia para la admisión a esta institución, aunque se cuestiona si en realidad se administraba la administración necesaria de información con el fin de que los padres aceptaran. El estudio fue realizado por el Dr. Saul Krugman y colaboradores, quiénes lo justificaban como beneficioso para estos niños enfermos por la ayuda médica sin costo, y para la humanidad por los nuevos conocimientos. En mi opinión Krugman violo una multitud de normas éticas al momento de llevar a cabo sus estudios y a pesar de que el objetivo primario de estos estudios era descubrir medidas efectivas de control de la hepatitis endémica, que beneficiarían a los actuales y futuros residentes de Willowbrook al igual que a los empleados que trabajaban en la institución, no se justifica el contagiar a menores de edad con discapacidades mentales o sin ellas. Krugman señalaba que los pacientes que ingresaran a la institución se contagiarían inevitablemente del virus debido a las condiciones de hacinamiento y a la mala higiene sin embargo eso no es motivo para aprovecharse de la situación y experimentar con ellos ya que la obligación principal de los médicos hacia los pacientes que están en una situación como la vivida en Willowbrook es tratar de mejorar sus condiciones de vida. A mi parecer también se pudo haber empleado un distinto método de estudio como el que realizo Blumberg en el laboratorio, simplemente estudiando muestras de sangre y con el cual logro la identificación del virus de la hepatitis B. En el año 1963 se realizó un experimento en pacientes ancianos del Hospital Judío de Enfermedades Crónicas (Jewish Chronic Disease Hospital) de Nueva York que tenia como finalidad analizar si el desarrollo de metástasis tumorales se debía a la presencia misma del cáncer o a debilitamiento general del paciente. Hasta entonces se sabía que personas sanas no desarrollan cáncer, ya que rechazan las células tumorales. La mayoría de estos pacientes ancianos padecían algún grado de demencia, además de otras enfermedades diversas por las cuales estaban hospitalizados. El experimento consistió en la inyección de células cancerosas vivas en el cuerpo de los pacientes. Los investigadores estudiaron el sistema inmune y tenían la certeza de que las inyecciones no provocarían la aparición de un cáncer en los pacientes. Hicieron algún esfuerzo por obtener el consentimiento de los sujetos, cuyas facultades para otorgar un consentimiento estaban deterioradas. Sin embargo, ocultaron la información de que lo que les estaban inyectando eran células cancerosas. Afirmaron que, ya que la gente teme tanto al cáncer, los pacientes se negarían, aun cuando se les explicara que no había ningún peligro de que desarrollaran la enfermedad. Opino que bajo ninguna circusntancia es aceptable adminsitrar cualquier sustancia sea peligrosa o no a pacientes sin su consentimiento. Los investigadores tienen que respetar la decisión que tome cada uno de los pacientes incluso si esta no beneficia sus objetivos científicos, siempre se puede pensar en algúna otra forma de experimentar sin poner en riesgo la salud de los seres humanos. En el año 1932, la sífilis era una epidemia entre las comunidades pobres afroamericanas rurales del sur de Estados Unidos. Por ello, las autoridades sanitarias decidieron crear un programa especial de tratamiento para esta enfermedad en el Hospital de Tuskegee, en Alabama. La sección de enfermedades venéreas del PHS (Servicio Público de Salud), decidió llevar a cabo un estudio sobre la evolución de la sífilis que duró cuarenta años (1932-1972). Para dicho estudio, fueron seleccionados cuatrocientos varones afroamericanos infectados con sífilis, y doscientos hombres sanos como grupo control. A los sujetos seleccionados, en su mayoría analfabetos, se les ofrecieron algunas pequeñas ventajas materiales, pero que en ningún caso se incluía el tratamiento de la sífilis. Tampoco se les informó sobre la gravedad y naturaleza contagiosa de su enfermedad. El objetivo del estudio era comparar la salud y longevidad de la población sifilítica no tratada, con el grupo control sano y realizar un seguimiento de su evolución. En el momento en el cual comenzó la investigación no existían normativas que regularan la experimentación con seres humanos. Asimismo, a los pacientes en ningún momento se les informó de que participaban en un experimento que implicaba importantes riesgos para su salud. En el año 1942, se hizo extensivo el acceso al uso de la penicilina. Antes del descubrimiento de este fármaco, la sífilis conducía con frecuencia al desarrollo de una enfermedad multisistémica, crónica, dolorosa y fatal. Mientras tanto, en otros hospitales la penicilina se había convertido en el tratamiento estándar indicado para dicha patología. Los pacientes que participaron en el estudio de investigación fueron privados en todo momento del tratamiento con este antibiótico. Los científicos que llevaron a cabo el estudio, se justificaron argumentando que no hacían daño a nadie puesto que solo se dedicaban a observar el "curso natural" de la enfermedad. A mi juicio este estudio carecio completamente de valores éticos, los investigadores consideraban inferiores a los varones afroamericanos y no les importaba su bienestar. Los participantes de este estudio no contaron con un consentimiento informado, fueron engañados con la mentira de que tenían la “sangre sucia” y que la inyección que les administraban era un tratamiento cuando en realidad era para medir el progreso de la enfermedad, su salud fue dañada directamente. También me parece inhumano que les hayan privado del tratamiento de elección (penicilina) a pesar de que este ya estaba disponible y demostraba resultados favorables en pacientes con sifilis. Con eso los investigadores demostraron que su prioridad era el experimento y no la vida/salud de los varones afroamericanos.