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LINEAMIENTOS PROVISORIO PARA LA ACCIÓN PASTORAL 2022.

Una gran nobleza es ser capaz de desatar procesos cuyos frutos


serán recogidos por otros, con la esperanza puesta en las fuerzas
secretas del bien que se siembra.

(Papa Francisco, Fratelli Tutti, 196)

EL FIN DE LA EDUCACIÓN CATÓLICA: EVANGELIZAR

Como Escuela Católica tenemos la misión de educar evangelizando. Pero ¿qué


significa Evangelizar?

“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre


del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo
que yo os he mandado” (Mt 28,19 20).

En una conferencia de 1994, el entonces cardenal Joseph Ratzinger definía así en qué
consiste la evangelización: “es anuncio de la cercanía de Dios en palabras y acciones,
familiarización con su voluntad por medio del ingreso en la comunión con Jesucristo”
(J. Ratzinger, “El evangelio y el catecismo”).

Evangelizar es una tarea que constituye nuestra misma vida cristiana, una misión
irrenunciable1, incluso una alegría2. El educador cristiano debe ser conciente de que es
un instrumento fiel en la mano de Jesucristo para llevar a todos el misterio de la
salvación, continuando la misión que el mismo Jesucristo trajo al mundo recibida del
Padre, y para la cual lo llenó el Espíritu Santo:

El Espíritu del Señor me ha ungido para anunciar a los pobres la gran


noticia: ¡ha llegado la salvación!
1
Juan Pablo II en la encíclica “Redemptoris missio
2
Papa Francisco, exhortación apostólica “Evangelii gaudium”
Si las Escuelas por definición tienen por fin la comunicación crítica y sistemática de la
cultura para la formación integral de la persona, la escuela Católica persigue este fin
dentro de una visión cristiana de la realidad “mediante la cual, la cultura humana,
adquiere su puesto privilegiado en la vocación integral del hombre.”3 El fin de la
Escuela Católica es lograr la síntesis entre cultura y fe, en donde esta última impregna
de esperanza y trascendencia el corazón humano.

¿QUE ES “LO CATÓLICO”?

En primer lugar, “lo católico” nos indica que somos parte de la misión que cristo nos
confía como sujetos eclesiales activos, somos parte de La Iglesia.

Para entender plenamente la identidad católica de un colegio, se debe reforzar el


sentido de pertenencia: recordar que el colegio católico se funda en la misión
evangelizadora de la Iglesia4: anunciar el Evangelio de Salvación a todas las personas,
engendrar con el bautismo nuevas criaturas en Cristo y educarlas para que vivan
conscientemente como hijos de Dios.

Por lo tanto, la identidad siempre exige un volver a la conciencia de saberme parte de


un proyecto mayor que me dota de sentido: “es el mismo Jesús quien instituyó la Iglesia
de la cual soy parte y en la cual desarrollo mi vocación de educar en mi área específica,
mi trabajo cotidiano se inscribe en un trabajo mayor” . En un tono más espiritual, se
podría decir: “es Cristo quien confió en mí y a través de sus medios me llamó. Por lo
tanto como persona singular soy parte de una escuela católica, que a su vez es parte y
servicio de la Santa Madre Iglesia”.

4
Al encontrarse con diversas culturas y frente a las continuas conquistas de la humanidad, la Iglesia, a
través del anuncio de la fe, revela «al hombre de todos los tiempos el único fin trascendente que da a la
vida un sentido más pleno». Para llevar a término esta misión, la Iglesia crea sus propias escuelas, porque
reconoce en la escuela un medio privilegiado para la formación integral del hombre, en cuanto que ella es
un centro donde se elabora y se trasmite una concepción específica del mundo, del hombre y de la
historia.
Esta misión trascendente, por un lado, llena de sentido mi vocación, y a la vez, por otro,
es ésta Iglesia que se sirve de mis dones y capacidades personales para enriquecerse y
llevar el Evangelio a todo el mundo. Este es el doble sentido de la identidad, un sentido
más allá de mi, de una misión que me llama, compromete y ensancha mi horizonte; y el
valor de mi persona, la realidad de mi existencia y de mi historia concreta que cobra
sentido cuando se dona al servicio y enriquece a otros. Ambos sentidos se encuentran y
retroalimenta en el proyecto divino que todo lo dispone para el bien. Cuando se
identifican, el sentido personal con el sentido trascendente que me convoca, se
experimenta la gracia del educador que se siente parte del Plan de Dios. A su vez, de
esta conciencia de identidad brota la comunión espiritual con la Iglesia, y se genera una
sinergia evangelizadora.

La escuela católica participa de esta misión, como auténtico sujeto


eclesial, por medio del servicio educativo, vivificado por la verdad del
Evangelio. Ella, en efecto, fiel a su vocación, se presenta «como lugar de
educación integral de la persona humana a través de un claro proyecto
educativo que tiene su fundamento en Cristo5

De acuerdo a lo expresado por la Congregación para la Educación Católica existe un


mandato esencial y necesario: «la unión con aquellos que el Espíritu Santo ha puesto
para regir la Iglesia de Dios».() Este vínculo se expresa en la planificación de la
pastoral de conjunto, en donde se exprese la coordinación y conexión de todas las obras
de apostolado bajo la dirección del Obispo de manera que todas las instituciones que
persiguen un fin pastoral expresen la unidad de la diócesis. 6 En este sentido la Pastoral
debe hacer conciente este lazo que une la institución con la Iglesia. Somos parte de una
gran Misión: ir mar adentro para echar las redes, estamos en la Barca que instituyó
Jesucristo y nos llamó a ser Pescadores de Hombres 7. Una de las tareas que debe
emprender una pastoral educativa es la de fomentar esta conciencia profunda de
pertenencia, en lugar de ser un tripulante ocasional en la barca que viajamos.

5
Congregación para la Educación Católica, La escuela católica en los umbrales del tercer milenio (28 de
diciembre de 1997
6
El esfuerzo de JAEC.
7
Lucas 5, 1-11
La escuela es «católica», porque los principios evangélicos se convierten
para ella en normas educativas, motivaciones interiores y al mismo tiempo
metas finales.

¿EN EDUCACIÓN QUÉ ES UNA VISIÓN CRISTIANA?

Las expectativas educativas de una escuela Católica se fundamenta en una visión


antropológica, que desde la luz de la Fe nos presenta una definición de Persona y lo
que debemos esperar de ella.

La Escuela Católica se presenta como lugar de educación integral de la


persona humana a través de un claro proyecto educativo que tiene su
fundamento en Cristo.8

La educación cristiana se esfuerza por conjugar toda la riqueza de la cultura con un


horizonte de esperanza que se abre ante una mirada de fe.: la verdad del hombre se
plenifica en el misterio de Dios, y en la apertura a la trascendencia, la vida humana
cobra el verdadero sentido.

Como se mencionó anteriormente, como escuela transmitimos conceptos y valores que


promueven lo humano, pero en el proyecto educativo de la Escuela Católica, Cristo es el
fundamento: “El revela y promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma
capacitando al hombre a vivir de manera divina, es decir, a pensar, querer y actuar
según el Evangelio, haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida”9 

La Escuela Católica adquiere conciencia de su empeño por promover al


hombre integral porque en Cristo, el Hombre perfecto, todos los valores
humanos encuentran su plena realización y, de ahí, su unidad. Este es el
carácter específicamente católico de la escuela, y aquí se funda su deber de
cultivar los valores humanos respetando su legítima autonomía, y
conservándose fiel a su propia misión de ponerse al servicio de todos los
hombres. Jesucristo, pues, eleva y ennoblece al hombre, da valor a su

9
existencia y constituye el perfecto ejemplo de vida propuesto por la Escuela
Católica a los jóvenes.

Por lo tanto, la escuela cristiana realiza la valiosa tarea de capacitar y transmite el gusto
por la cultura a los alumnos, misión que también se propone en los colegios del Estado.
Sin embargo, lo esencial de un colegio Católico es la certeza de que “la maduración de
la persona se desata desde el encuentro con Cristo vivo, y a eso apunta no sólo la
catequesis sino toda la vida del colegio, y de eso no es responsable un capellán sino
todos”.10

EL HECHO FUNDAMENTAL

La esuela católica cuenta con un espacio específico en el cual desarrolla su ideario. Este
espacio es la catequesis o la formación cristina.11Si bien la catequesis se presenta como
un espacio de formación y transmisión de toda la información religiosa para formar la
vida del creyente, debe saberse que el hecho fundamental de la Fe se desata en un
acontecimiento crucial en la vida de una Persona:

el Encuentro con la Persona de Cristo.

Por lo tanto, si algo funda la fe de manera irrevocable es la experiencia vital, personal,


intransferible de encuentro con Jesucristo. Esta experiencia de Fe que se suscita en el
corazón humano no debería provocarse solo confiando en la transmisión de información
religiosa en una “materia”, sino a través de todas las posibilidades que puedan
promover, provocar, propiciar experiencias de encuentro con Jesucristo.

Si bien tenemos la convicción que Dios quiere revelar su infinito amor a nuestros
alumnos, y por ello la catequesis debe ser un espacio en donde Dios pueda encontrarse
con ellos, esta convicción debe extenderse e impregnar toda la comunidad educativa,
atravesar todas las áreas y actividades: Dios quiere encontrarse con nuestros alumnos,
en la catequesis, en el párroco, en el catequista, pero sorbe todo en ESTA escuela, y si
bien en la catequesis se trabaja específicamente la Fe, es tarea de toda la comunidad
reflejar a Dios.

10

11
Este es un tema que se debe trabajar, para distinguir e integrar, Catequesis y Formación Cristiana.
Jesús no es “algo” sino “alguien” que está presente hoy entre nosotros y nos propone un
modo de entender la vida, de fraternidad y que nos pide, a cada uno de nosotros, ser
presentado, en los contenidos, en las actividades, en los gestos, en nuestro testimonio de
vida. Proponer espacios y actividades, atravesar todo la aurícula e impregnar la práctica
profesional de esta conciencia, es la animación pastoral.

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