Está en la página 1de 5

IMPULSAR LA PASTORAL VOCACIONAL SACERDOTAL

Diócesis de Salamanca. Año 2023-2024

Documento de trabajo para el consejo presbiteral y los arciprestazgos

1.- La pastoral vocacional es resultado de la acción evangelizadora de la Iglesia. La


Iglesia está llamada a anunciar la Buena Noticia del Evangelio, a celebrar los misterios
de la fe y a ayudar a los que siguen a Cristo a descubrir su vocación y su misión. En la
específica vocación al ministerio ordenado, la Iglesia acompaña y media en la vocación
que acontece como un diálogo entre la llamada de Dios y la respuesta de la persona.
Esta pastoral vocacional sacerdotal es una tarea urgente, prioritaria en la Diócesis, y no
sólo por la necesidad que tenemos de sacerdotes sino también porque es necesario “dar
valor” a esta vocación en la Iglesia y en nuestra sociedad. Todos tenemos experiencia
de lo devaluada que está la figura del sacerdote en nuestra sociedad, debido a las
noticias de abusos, y por otro lado, dentro de la Iglesia tampoco favorecemos el darle la
importancia que merece, acentuando tantas veces la parte negativa, el clericalismo.

No podemos considerar la carestía de las vocaciones sacerdotales como un “signo de los


tiempos” que nos invita a relativizar la necesidad del ministerio ordenado para dar un
mayor protagonismo y responsabilidad a los laicos o de pensar otras formas de
ministerio que se unan al actual, incluso que lo sustituyan (sacerdocio no célibe,
femenino, laicos liberados con funciones ministeriales, etc…).

Es un tiempo para volver a redescubrir la belleza y la importancia de la vocación


sacerdotal, ya que, como sabemos, el ministerio ordenado es “un elemento constitutivo
de la identidad de la Iglesia y necesario para la vida cristiana”. En primer lugar,
garantiza objetivamente la presencia sacramental de Cristo Cabeza y Pastor, del que
depende la Iglesia1. Es el paso esencial del Alter Cristus, imitativo; a la "in persona
Christi...", la representación sacramental (unción del Espíritu Santo). De ahí nace la
triple función (tria munera) de Cristo: anunciar, celebrar, conducir-gobernar. La
sacramentalidad del ministerio ordenado expresa la precedencia, la presidencia y la
gratuidad del don de la salvación de Dios en Cristo. 2En segundo lugar, lo propio del
carisma ministerial, es descubrir, discernir, promover, integrar en la comunión el resto
de los carismas suscitados por el Espíritu para la edificación del Cuerpo.3

La Iglesia ha de dedicar una especial atención a promover la vocación sacerdotal,


porque “sin sacerdotes no podría vivir la obediencia al mandato de Jesús: “Id pues y
1
Concilio Vaticano II, Decreto Presbyterorum Ordinis sobre el ministerio y la vida de los presbíteros,.
BAC, Madrid 1993, 2 "Por lo cual, el sacerdocio de los presbíteros supone, ciertamente, los sacramentos
de la iniciación cristiana, pero se confiere por un sacramento peculiar por el que los presbíteros, por la
unción del Espíritu Santo, quedan marcados con un carácter especial que los configura con Cristo
Sacerdote, de tal forma, que pueden obrar en nombre de Cristo Cabeza (in persona Christi Capitis agere
valeant)"
2
Ibidem, 2-6.
3
Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Pastores Davo Vobis, La formación de los sacerdotes. (PDV) 25
de marzo de 1992, 15-16; Como el Padre me envió así os envío. Ángel Cordovilla, Sígueme, Salamanca,
2019, 72.
1
haced discípulos a todas las gentes” (Mt 28,19) y “Haced esto en conmemoración mía”
(Lc 22,19)4.

Para trabajar en grupo

¿cómo podemos “realzar”, o “hacer ver” más la importancia de la figura del


sacerdote tanto en la Iglesia como en nuestra sociedad salmantina?

2.- Un trabajo de fondo para una mejor promoción vocacional sacerdotal es crear una
“cultura vocacional”, donde la dimensión vocacional atraviese y unifique toda la
pastoral de la Iglesia.5 No se entiende la acción evangelizadora de la Iglesia sino tiende
a “engendrar cristianos” con vocación al servicio de la Iglesia y del mundo. También
esta cultura de la vocación ha de abarcar todas las edades y son, sobre todo, en la
infancia, adolescencia y juventud los momentos de la vida privilegiados para descubrir,
conocer y asumir como propio el plan de Dios trazado para cada uno6.

Por otro lado, teniendo en cuenta que la antropología actual no propicia la opción
vocacional7, se hace más necesario establecer itinerarios pedagógicos graduales que
parten del descubrimiento de la vida como don recibido, llamado a donarse.8 En este
proceso que va de la vocación general a la específica hay que proponer un camino que
desemboca en el seguimiento de Cristo y que conduce a la opción concreta del
sacerdocio. Hay quien teme que la ampliación del concepto de vocación pueda
perjudicar a la específica promoción de las vocaciones al sacerdocio, pero en realidad
sucede lo contrario. La gradación en el anuncio vocacional permite moverse de lo
objetivo a lo subjetivo, sin anticipar ni quemar propuestas sino haciéndolas converger
hacia la propuesta decisiva de la persona, para indicar el tiempo apropiado y para
calibrar con prudencia, según un ritmo que tenga en cuenta el destinatario en su

4
Formar sacerdotes misioneros. Plan de Formación Sacerdotal (PFS) Edice, Madrid, 2020 68
5
Nuevas Vocaciones para la Nueva Europa (NVNE) de Roma 5-10 Mayo 1997, insiste en reiteradas
ocasiones en que la “Pastoral Vocacional no es sólo un sector de la pastoral sin que toda pastoral en la
Iglesia ha de ser vocacional” (25):”la vocación es el corazón mismo de la nueva evangelización”(12); la
pastoral vocacional es hoy la vocación de la pastoral” (26b)
6
Cf. PFS, 63.
7
Hay razones que todos sabemos de la actual crisis vocacional: crisis demográfica, de fe, de pérdida del
misterio, de falta de propuesta pedagógica y del camino educativo, de antropología y cultura donde
domina un hombre sin vocación que vive desde sí mismo (subjetivismo, narcisismo, bienestar,
individualismo, autorrealización, ideología de género, trans-humanismo, presentismo, etc…).
8
Hemos de favorecer una “antropología vocacional” para una “cultura vocacional”: El hombre puede
vivir desde sí y para sí (hombre sin vocación), o desde Dios y para los demás (antropología vocacional).
Para favorecer esta antropología vocacional es importante proponer experiencias que motivan, que
“despiertan” en las que se pueden cultivar la vocación de la persona. Es una propuesta viva (visita a
lugares de servicio a los pobres, hospitales, experiencias de silencio, interiorización, retiros, campos de
trabajo, conocimiento de testigos de vida cristiana, visita a monasterios, peregrinaciones, JMJ, camino
Santiago, etc…)
2
situación concreta.9 Cuanto más formado esté el joven para pasar de la gratitud por el
don recibido de la vida a la gratuidad del bien que se da, tanto más será posible
proponerle la entrega radical de sí mismo a Dios en la vocación sacerdotal.10

En la Iglesia, desde los comienzos, tenemos la experiencia del catecumenado bautismal


que es una inspiración para este momento en que hemos de hacer este proceso gradual
desde el primer anuncio vocacional hasta la opción vocacional.

Para crear esta cultura vocacional son importantes especialmente los siguientes ámbitos:
---En primer lugar, la familia. Desde el Concilio Vaticano II, la familia es
presentada bajo el aspecto comunitario de "Iglesia doméstica". La familia es
escuela de oración y es también una escuela de fe vivida. La vocación
sacerdotal, de modo natural, nace y madura en el seno de una familia cristiana.
Cualquier plan vocacional debe contemplar las familias cristianas como el
primer espacio que acoja favorablemente la llamada de Dios de un joven al
sacerdocio.
---En segundo lugar, es muy importante la promoción vocacional en la pastoral
juvenil y universitaria. La pastoral juvenil y la universitaria son complementarias
de la pastoral vocacional. Una gran parte de las vocaciones han surgido o
madurado en grupos de jóvenes cristianos. Estas delegaciones de juventud son
un puente insustituible para hacer presente un anuncio explícito de una cultura
vocacional sacerdotal.
---En tercer lugar, figura el ámbito educativo, tanto en la enseñanza pública
como en la concertada. La delegación diocesana de enseñanza sirve para
conocer, promocionar, alentar y coordinar la evangelización en la enseñanza en
las distintas realidades que componen nuestra Iglesia Local. Es necesario una
mayor presencia vocacional que aliente a los profesores de religión a presentar
lo necesario y lo valioso que es la vocación al ministerio ordenado en la Iglesia.
---En cuarto lugar, sigue siendo muy importante presentar a los más pequeños en
el itinerario de la iniciación cristiana de las parroquias y colegios la belleza de la
vocación al sacerdocio. La Iglesia siempre cuidó y cultivó con mucho esmero
este punto, esforzándose incluso en adaptar la promoción de este mensaje
vocacional a los nuevos formatos que iban apareciendo: libros ilustrados,
comics, dibujos...
---Por último, no se puede olvidar la importancia que los movimientos y
cofradías tiene en la práctica religiosa de muchos jóvenes cristianos

Es deber de cualquier buen educador, -párroco, profesor o catequista- acompañar la


maduración de la vocación al sacerdocio en todas sus etapas.
La comunidad cristiana está llamada a hacer posible el encuentro del joven con Jesús,
convirtiéndose en mediadora de la llamada y educadora de la respuesta que él espera.

Para trabajar en grupo

9
cf. NVNE, 77.
10
Cf. NVNE, 26 b,c,d.
3
¿qué podemos hacer para potenciar esta cultura vocacional en los ámbitos señalados?
¿a través de qué itinerarios catequéticos podemos ir impregnando nuestra pastoral de
la cultura vocacional?

3.-A esta tarea de promoción de la vocación sacerdotal todos estamos llamados a


participar desde nuestra propia vocación y desde nuestro particular lugar en la Iglesia.
La guía en esta misión diocesana está en manos de nuestro obispo y del equipo
vocacional nombrado. Todo sacerdote tiene una especial responsabilidad en cuidar que
la fecundidad de su ministerio no descuide nunca esta tarea, por ello es especialmente
importante insistir en que la promoción vocacional sea una prioridad en su ministerio.
Pero no podemos dejar de señalar que la animación de esta promoción sacerdotal
comienza en las familias y parroquias. Aunque la carrera de fondo es lo señalado en el
punto anterior, esto no quita para que haya una propuesta vocacional explícita cuando
en algún chaval vemos indicios vocacionales: Los educadores, especialmente los
sacerdotes no deben de temer el proponer de modo explícito y firme la vocación al
presbiterio como una posibilidad real para aquellos jóvenes que muestren tener dones
y cualidades necesarias para ello. No hay que tener ningún miedo (…), una propuesta
hecha en el momento oportuno puede ser decisiva para provocar en los jóvenes una
respuesta libre y auténtica, y por supuesto, el testimonio gozoso capaz de motivar
interrogantes y conducir a decisiones definitivas.11

En este camino de propuesta explícita se tiene que dar un acompañamiento y


discernimiento. El acompañante ha de ayudar al joven en el seno de una comunidad
cristiana a reconocer e interpretar el paso de Dios por su vida, y tiene que estar atentos a
tres cosas: a la persona, dedicándole tiempo, a la gracia, distinguiéndola de las
tentaciones y a los impulsos que llevan hacia adelante en el seguimiento de Jesús. 12 La
pregunta central en el discernimiento no es “quién soy yo”, sino “para quién soy yo” 13.
El discernimiento es un camino de libertad que saca lo mejor de uno mismo y hace
“florecer el propio ser” “para la gloria de Dios y para el bien de los demás”. 14 Una
buena pedagogía en el acompañamiento descubre cuándo el acompañante debe dar un
paso atrás y ceder el testigo de su trabajo a otro para que siga acompañando la
maduración de esa vocación. Una vez más es importante insistir en la confianza,
generosidad y buena comunicación que debe haber entre el presbiterio y el equipo
vocacional nombrado por el Sr. Obispo para que el joven de modo natural vaya
creciendo como buen discípulo del Señor.

Para trabajar en grupo


11
Cf. PDV 39
12
Francisco, Christus Vivit: Exhortación apostólica postsinodal a los jóvenes. 25 de marzo de 2019, 291-
298.
13
"Estas preguntas tienen que situarse no tanto en relación con uno mismo y sus inclinaciones, sino con
los otros, frente a ellos, de manera que el discernimiento plantee la propia vida en referencia a los demás.
Por eso quiero recordar cuál es la gran pregunta: «Muchas veces, en la vida, perdemos tiempo
preguntándonos: “Pero, ¿quién soy yo?”. Y tú puedes preguntarte quién eres y pasar toda una vida
buscando quién eres. Pero pregúntate: “¿Para quién soy yo?”»[159]. Eres para Dios, sin duda. Pero Él
quiso que seas también para los demás, y puso en ti muchas cualidades, inclinaciones, dones y carismas
que no son para ti, sino para otros" (Christus vivit, 286).
14
Cf. ChV, nn 257;295
4
¿Cuál es mi experiencia de acompañamiento y discernimiento vocacional? ¿A qué
chavales les tengo que proponer la vocación sacerdotal?

4.- Hoy se hace urgente también el dar visibilidad a nuestro seminario y valorar
todas las mediaciones eclesiales diocesanas en las que se forman los seminaristas. En
este sentido, valoramos muy positivamente la formación que nuestro seminarista Mario
recibe en el Teologado de Ávila. Ahora mismo residen 16 seminaristas de varias
diócesis cercanas y un equipo de formadores compuesto por tres sacerdotes. Es una
comunidad educativa, muy rica, que acoge, como vemos no solo seminaristas de la
región sino también de fuera, y en la que se integran bien todas las sensibilidades
espirituales y las dimensiones de la formación sacerdotal. Además este es el quinto año
desde que se inició el curso introductorio o propedéutico previo al quinquenio del
bachiller de teología y que está ayudando mucho para la maduración vocacional de los
candidatos. La valoración de la visita apostólica del curso pasado fue muy positiva.

Es sin duda una gracia tener esta comunidad de seminaristas en Salamanca, y no hemos
de desaprovechar la ocasión no solo para hacernos presente y estar cercano a nuestro
seminarista sino también para llevar algún joven de los que acompañamos para que
conozca de primera mano la realidad del seminario. Pero, por otro lado, tenemos que
dar una mayor “visibilidad” a la vocación y al seminario, en nuestra diócesis, incluso en
el mismo edificio de la Casa de la Iglesia.

Entre las iniciativas más urgentes que la Diócesis debe tomar para promocionar la
vocación sacerdotal:

-Intensificar la oración por las vocaciones, Por eso es tan importante insistir que
la oración en las parroquias, en los monasterios de vida contemplativa y en los
grupos jóvenes cristianos tengan muy presente esta necesidad tan urgente.
-Nombrar un nuevo equipo vocacional amplio que ayude al rector en esta
misión.
-La creación de un preseminario, a imagen de un seminario en familia, para
acompañar el discernimiento de los más jóvenes.
-El trabajo conjunto del nuevo equipo vocacional con las distintas delegaciones
que trabajan por la evangelización de la infancia y de la juventud y en los
medios de comunicación.
-Promover que los sacerdotes den a conocer el testimonio de su propia vocación
al sacerdocio en diferentes medios.

Para trabajar en grupo

Comenta qué te parecen estas propuestas, qué mantener, mejorar y qué otras cosas se
podrían hacer.

También podría gustarte