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El comercio lejano y la difusión del quechua.

El caso de Ecuador*
Alfredo Torero
Hace medio milenio , la irrupción española en América quebró proce-
sos de integración que avanzaban en gran parte del Nuevo Mundo.
Los mecanismos de esta integración eran básicamente dos: el estable-
cimiento de entidades políticas en expansión y un creciente comercio inten-
sivo a grandes distancias.
Los testimonios escritos referentes a la existencia y el funcionamien-
to del primer mecanismo , los reinos e imperios, son abundantes porque sobre
esas entidades se lanzaron con avidez las huestes españolas para apropiarse de
las riquezas acumuladas y porque la Corona española intentó prontamente
aprehender para sí los aparatos políticos indígenas.
De la existencia y el funcionamiento del comercio lejano han queda-
do, en cambio, reducidos testimonios escritos, particularmente en lo que se
refiere al área andina sudamericana, en la que incidirá la presente exposición.

(*) El presente trabajo, entre otra;, ha sido posible gracias a una beca de investigación
otorgada al autor durante el año de 1983 por la Organización Holandesa para el Fo-
mento de la Investigación Científica Pura (Z.W.O.).
El autor agradece igualmente al doctor Willem Adelaar, de la Universidad de Leiden,
por el permanente estímulo y la eficaz y cordial asistencia que le ha brindado durante
las labores de investigación en Holanda.

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La explicación de esta escasez informativa reside en:


a) las propias acciones de conquista españolas, que, ya desde la captura
de las islas del Caribe y de Panamá , interrumpieron en sus puntos más delica-
dos las redes de comercio y comunicación entre el norte y el sur americanos
y que seguidamente, en pocos años, destruyeron los polos más importantes y
florecientes que habían atraído y promovido el movimiento comercial pre-
conquista.
b) la indiferencia de los invasores respecto de los recursos y productos
propios de los pueblos de América que no fueran oro, plata, perlas o piedras
preciosas.
c) la implantación, sobre gran parte del área andina , del Imperio Incai-
co, cuya política económica de control directo de la producción y la circula-
ción de bienes había reducido fuertemente la actividad comercial en amplios
sectores de su territorio.
Sólo en los últimos decenios ha empezado en Sudamérica la labor de
acopio y correlación de los fragmentarios y dispersos datos relativos al co-
mercio lejano. Si bien el panorama general está aún incompleto, las informa-
ciones recuperadas, tanto en archivos como en las investigaciones antropoló-
gicas, arqueológicas y lingüísticas, permiten sustentar como provechosa hipó-
tesis de trabajo que ciertas distribuciones culturales y de idiomas fueron efec-
to del establecimiento de rutas de comercio múltiples entre distantes pueblos
de América.
Dentro de este marco, se tratará aquí de las sucesivas expansiones del
quechua, y en especial de su movimiento en dirección de lo que hoy es el
Ecuador, un área clave para el comercio lejano prehispánico.

La Historia Social Andina y la Distribución de Lenguas

Para ingresar al tema es necesario, en breve bosquejo, remontar unos


tres mil años atrás en la historia social andina, a un período en que se conso-
lidaban las economías con nivel de excedentes productivos y, a la par, los sis-
temas socio-políticos complejos - logros de organización económico-política
indispensables para posibilitar el comercio lejano , comercio esencialmente
suntuario y dirigido por lo tanto a la complacencia y el prestigio de los seño-
res y los dioses.
Hacia el 700 a.n.e., encontramos en pleno desenvolvimiento en la re-
gión centroandina (Perú) la denominada "cultura Chavín", resultante de ya
varios siglos de creciente control de la producción y el intercambio a través
de una red de templos que llegó a extenderse finalmente desde la costa sur y
la sierra sur central peruanas hasta la frontera peruano-ecuatoriana y desde el
litoral hasta las vertientes nororientales, en las cuencas de los ríos Marañón y
Huallaga.
Se descubre en los sitios Chavín artículos de procedencia externa a su
área, como strombus -propios de mares tropicales más septentrionales-, pe-
ro no existen pruebas de un movimiento sostenido de intercambio hacia el

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exterior. El "Chavín clásico" se pre'senta rµás bien como la culminación de


un proceso integrador de geografías y proHucciones diferentes cumplido al
interior del área centroandina; en sus repr~entaciones simbólicas, en sus ex-
presiones artísticas y en la arquitectura de sus templos se percibe bien la
síntesis de las diversas culturas costeñas y de la sierra norte que lo generaron.
No se ha detectado para el Chavín clásico la extensión de una deter-
minada lengua que pudiera corresponderse con la difusión tan amplia de un
arte y un culto bastante uniformes en su período final - hacia el 400 a.n.e.
Sin embargo, puede proponerse que a la época de su desenvolvimiento se re-
monta la intensa interpenetración entre dos familias lingüísticas andinas no
obviamente emparentadas : la quechua y la aru , originarias, respectivamente,
de la costa central -área de constitución de culturas proto-Chavín - y de la
costa sur -área de la cultura Paracas. Algunos idiomas de estas dos importan-
tes familias andinas continúan hoy en contacto( l ).
Hacia el 400 a.n.e. se asiste a la ruptura rápida del sistema chavinense
y a la aparición de nuevas corrientes culturales de menor énfasis cultista, en
conexión, al parecer, con fuertes corrientes de intercambio, principalmente
por vía marítima , entre las costas peruanas y el Ecuador. Tal vez la estructu-
ra teocrática Chavín se había tornado sumamente rígida y enclaustrada en
los modos y canales de captación y circulación de las riquezas, y refractaria a
la adopción de innovaciones que acrecentasen las producciones internas. Lo
cierto es que las nuevas corrientes que le pusieron término desarrollaron en
varias regiones andinas un orden económico y social más dinámico , concreta-
do en el acrecentamiento de la producción agraria y en la búsqueda de con-
tactos comerciales a distancias que desbordaban ampliamente las fronteras de
la antigua área chavinense.
La reorganización de la producción agraria requirió, indudablemente,
de un control más directo sobre los productores, tanto para su movilización
en el trabajo colectivo cuanto para la aplicación de una tributación obligada
(que reemplazó a la entrega "espontánea" de ofrendas como expresión de la
gratitud por los servicios que las divinidades prestaban al bienestar común).
Surgieron así los estados clasistas. que en adelante pondrían en cautividad
tanto a los hombres como a los dioses.
En cuanto a la amplitud del comercio lejano , diversos autores han se-
ñalado para esta misma época la aparición en zonas tan distantes como Mé-
xico, el Ecuador y el Perú de rasgos culturales específicos (v.g., la técnica de
pintura en negativo y la botella silvadora de doble cuerpo), que se han postu-
lado como manifestación de contactos, tal vez por navegación a.lo largo del
Pacífico. Es, sin embargo, con las culturas ecuatorianas con las que en este
período exhiben más afinidades las del Perú central y norteño, particular-
mente las representadas por los estilos cerámicos designados globalmente
blanco sobre rojo.
Justamente con la extensión, a principios de nuestra era, de uno de
estos estilos, el llamado Baños de Boza y las variedades estrechamente vincu-

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ladas con él, puede correlacionarse. en tiempo y espacios. la progresión del


protoquechua desde la costa norcentral hacia la sierra norcentral y central
del Perú (véase Kuth Shady y Arturo Ruiz, 1980)(2). Paralelamente debió
estarse produciendo el avance del protoaru de la costa sur hacia las serranías
vecinas, en tanto que el protopuquina era movilizado en torno al altiplano
del Collao por la sociedad Pucara.
En los primeros siglos de nuestra era ocurre el florecimiento de las
principales culturas "clásicas" peruanas, con la consolidación de los aparatos
estatales clasistas y un avanzado aprovechamiento de los recursos regionales :
Moche (costa norte) , Cajamarca (sierra norte), Recuay (sierra norcentral),
Lima (costa central), Nasca (costa sur), Tiahuanaco (altiplano del Callao).
Durante este tiempo, el protoquechua se escinde en variedades de la sierra, o
quechua I, y variedades de la costa , o quechua II . El protoaru , asimismo, lle-
ga por progresión desde el área de Nasca, a la región de Ayacucho , en la sie-
rra central, donde empezará un proceso de dialectalización precursor del pro-
toaymara. El puquina acrecienta su dominio en el Altiplano y en sus flancos ,
movilizado esta vez por Tiahuanaco . En el norte peruano, varias lenguas se
disputan el área y no hay evidencia de que alguna de ellas alcanzase a cubrir
territorios de costa, sierra y "ceja de selva" , como sí ocurrió en el centro y
el sur.
Luego de la etapa expansiva y de consolidación interna de los estados
regionales, empieza hacia el siglo V un intenso movimiento de intercambio
multirregional y el surgimiento correlativo de grandes centros urbanos, ma-
nufactureros y comerciales : Marcahuamachuco, en la sierra norte; Pampa
Grande, en la costa norte ; Cajamarquilla, en la costa central; Viñaque (Hua-
ri), en la sierra central, cerca de la actual ciudad de Ayacucho; Cahuachi, en
la costa sur, valle de Nasca, y Tiahuanaco, en el altiplano del Callao.
El período de máxima interacción ocurre en los siglos VI y VII, y se
ha supuesto que la relativa homogeneización cultural centroandina que se
configuró en el transcurso de dicho período se debió a la constitución de un
gran imperio , el llamado Imperio Huari, con capital en Viñaque. No obstan-
te, lingüísticamente no hay pruebas de la extensión de una "lengua imperial"
sobre la vasta área del pretendido imperio; ésta no habría podido ser otra que
la protoaymara (lengua aru) empleada por entonces en la zona ayacuchana, y
no se encuentra en la toponimia del centro y el norte del Perú (dichas "pro-
vincias del Imperio") huellas de tal presencia. Más bien , es a este período que
puede asignarse el inicio de un nuevo movimiento expansivo del quechua de
la costa central (quechua 11), en correspondencia con el auge del comercio
interregional. En todo caso, aru y quechua, en intenso contacto por enton-
ces, acentúan sus mutuas influencias.
J\rqueológicamente, la hipótesis de un Imperio Huari tampoco se sos-
tiene, como lo ha demostrado suficientemente Ruth Shady (Shady, 1982).
A comienzos del siglo VIII, y teniendo como una de sus probables
causas un prolongado deterioro climático que habría afectado particularrnen-

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te a las sociedades de las tierras altas (véase Cardich , 1981), se produce el


abandono de los centros urbanos del interior y el de los costeños que se ha-
bían fortalecido por sus vinculaciones con las redes económicas cordilleranas
(véase Shady , 1982: 61-65) ; son abandonadas en la sierra las ciudades de Tia-
huanaco, Viñaque y Marcahuamachuco ; en la costa, Cajamarquilla (situada al
interior del valle del Rímac) es reemplazada por la ciudad de Pachacámac, la
cual desde entonces no hará más que acrecentar su prestigio y riqueza y se
convertirá en lugar santo y de peregrinación para gran parte del mundo andi-
no hasta la llegada de los españoles. En adelante , y hasta el Imperio Incaico ,
las grandes ciudades serán costeñas, en conexión con el comercio a distancia
y el tráfico marítimo, a lo largo del litoral del Pacífico , entre las costas perua-
nas, ecuatorianas y puntos desconocidos más al norte de Ecuador.

Contactos a Distancia y Extensión del Quechua II


Con el poder económico y político de Pachacámac y de la costa cen-
tral, el quechua II asegura su progresión desde principios del siglo VIII : ha-
cia el norte (Proto IIA) , afianzándose finalmente en la sierra norteña ; y hacia
la costa sur (proto IIB-C) , desplazando al aru de esta última región.
El comercio interandino se verá reimpulsado y ampliado desde prin-
cipios del presente milenio , en un movimiento que combinará las rutas terres-
tres y las marítimas para asegurar el intercambio entre regiones tan distantes
como el Altiplano del Collao y el Ecuador. Surge entonces, en el límite entre
la costa central y la costa sur, la ciudad de Chincha , como activo nexo mer-
cantil entre las tierras interiores del sureste andino y las vías del mar. Estas
vías llevaban a los reinos y señoríos ecuatorianos (y surcolombianos) por el
Golfo del Guayas (Guayaquil) o el puerto de Manta.
Desde Manta , o puntos más al sur como la isla Puná y Tumbes (y
quizá Paita) , las rutas marítimas septentrionales del comercio se dirigían "ha-
cia el Poniente", según consigna el cronista Sarmiento de Gamboa ((1572]
1943: cap . XLVI). Sin embargo, la importancia económica de la relación co-
mercial "hacia el Poniente" ( ¿México?) era con seguridad , en volumen , géne-
ro y diversidad de los bienes intercambiados, muy inferior a la que vinculaba
las costas ecuatorianas y peruanas y, a través de éstas, al área interior andina
desde ·el sur colombiano hasta el noroeste argentino. El papel que Chincha
cumplía en la canalización de este comercio era virtualmente irremplazable
por su posición geográfica; de allí que su lengua, el quechua chínchay
(IIB-C), se extendiera por el mundo andino como idioma de relación desde
los primeros siglos del milenio actual.
Ya desde fines del primer milenio, cuando hubo ganado la costa sur
al aru, el protoquechua IIB-C había empezado a penetrar en las serranías
inmediatas, cubriendo ambas vertientes de la Cordillera Occidental y dejando
encerrados en su avance reductos de antiguas lenguas arus (Torero, 1970:
240 - 242). Paralelamente se esbozaba su escisión en IIB y IIC : proto IIC co-
mo la variedad de las vertientes cordilleranas -de donde continuaría más tar-

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de su progresión hacia el este y el sureste- y proto 118 como el lenguaje de la


costa central y sur. Liberado de la otrora poderosa presión de los pueblos
aruhablantes, el proto 118-C realizará innovaciones , particularmente léxicas,
no compartidas con lenguas arus; la variedad proto 118, especialmente, alige-
rará sus estructuras morfosintácticas, en una tendencia probablemente refor-
zada durante su expansión hacia el norte como idioma de relación entre pue-
blos de orígenes lingüísticos diferentes.
Es de suponer que fue tejiéndose en estos siglos a través del mundo
andino, entre señores locales o regionales, una fuerte red de intereses en los
beneficios del comercio lejano ; lo que a su vez dio estímulo y protección po-
lítica "internacional" a la existencia y las actividades de una suerte de corpo-
ración o liga suprarregional de mercaderes (véase Torero, 1970 : 94 , 123).
Frank Saloman ha examinado la pervivencia en el siglo XVI de una situación
de este género entre otavalos y pastos, en la frontera ecuatoriano-colombiana
(Saloman, 1978).
Puede postularse, entonces, que, aparte de su área de pleno dominio
en la costa peruana central y sur y la serranía contigua a ésta, el quechua
chínchay empezó a penetrar en regiones muy distantes como lengua de rela-
ción adoptada por los señores y los mercaderes interesados en el comercio
interregional andino y respaldada por el poder económico de Chincha y el
ascendiente religioso y político de Pachacámac (véase Torero, 1974 ). Sus
progresos ulteriores en las "nuevas" zonas y regiones así alcanzadas habrían
de depender del dinamismo económico interno propio de éstas. En tal senti-
do , el área ecuatoriana y surcolombiana se mostraba altamente activada des-
de muy antiguamente por los movimientos de intercambio tanto en el inte-
rior de ella como hacia el exterior y ofrecía un terreno propicio para el
avance sostenido del quechua IIB, inicialmente irradiado desde la costa cen-
tro-sur peruana.

La Actividad Comercial frente al Modelo Económico Inca

El Imperio Incaico trató de anular en lo posible la actividad mercan-


til y de sustituirla por una nueva racionalidad económica que preveía sustan-
cialmente:
a) el máximo de autosuficiencias regionales, naturalmente que en prio-
ridad para beneficio de los señores y los templos. A nivel del grueso pueblo
tributario -los hatunruna- persistió el recurso a sólo sus medios de subsis-
tencia local tradicional o a los obtenidos por un trueque complementario
"entre pobres", viejo sistema intocado por el Imperio. A los señores y tem-
plos importantes, en cambio, se asignó fuentes de recursos apetecibles en zo-
nas relativamente próximas a sus antiguos territorios, pero antes fuera de su
alcance directo: campos para cultivo de coca o maíz o para cría de ganados,
adonde debían acudir sus respectivos hatunruna o yana ("siervos") para
efectuar el trabajo productivo o el transporte(3 ).

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.b ) asignación de ·1os "excedentes poblaciona-les" de zonas pobres en re-


cursos alimentarios a tareas estatales: ejército , laboreo de minas, construc-
ción de fortalezas , caminos, centros administrativos o de almacenamiento ,
palacios , etc.; o su traslado como colonias (mitmas) a zonas insuficientemen-
te pobladas o despojadas a otros pueblos. Los hatunruna de las áreas de alta
productividad alimentaria (valles costeños o del interior) no eran afectados a
este género de servicios, pero sí exigidos, en cambio, a un gran esfuerzo pro-
ductivo y una alta tributación.
c) administración directa por el Estado de las fuentes mayores de recur-
sos y de la labor de los especialistas en manufacturas militares o en confec-
ción de bienes suntuarios. De esta manera se aseguraba el soberano cusqueño
la eficacia de sus ejércitos y la lealtad de las jerarquías señoriales.
Pese a las condiciones adversas planteadas por la programación eco-
nómica incaica, la actividad mercantil, aunque disminuida , subsistió dentro
de los territorios conquistados, en especial a lo largo de las costas; y subsistió
ya fuese por el poderío y solidez de las redes de comercio tiempo atrás esta-
blecidas, ya por la breve duración del Imperio o su propio interés de obtener
bienes exóticos aún no a su alcance directo, ya como resultado de concilia-
ciones políticas más o menos tácticas y temporales o ya simplemente porque
en toda época los mercaderes han sabido burlar los más formalmente estric-
tos mecanismos estatales. Lo cierto es que han sobrevivido, y se van descu-
briendo cada día más, los datos que permiten reconstruir el comercio lejano:
redes, rutas y centros de intercambio , mercaderes, "monedas", medios de
transporte y naturaleza de las mercaderías.
Se sabe hoy que los mercaderes de Chincha eran muy numerosos: de
seis mil a diez mil según las fuentes (véase Rostworowski, 1970); que los sa-
cerdotes del santuario de Pachacámac eran a su vez mercaderes (Torero ,
197 4: 81); que era intensa y especializada la actividad mercantil en la costa
norte peruana (Rostworowski, 1975: 340 - 342); que surcaban las aguas del
Océano Pacífico grandes balsas veleras transportando mercaderías, como las
mencionadas por Sarmiento de Gamboa viniendo del Poniente hacia Ecuador
o como la famosa "balsa de tumbecinos" que , cargada con veintidós tonela-
das métricas de variadas y ricas mercaderías, fue interceptada por un navío
español frente al litoral septentrional peruano varios años antes de iniciarse
la conquista del Perú, según la descripción contenida en la Relación Sámano-
Xerez de 1527 (véase Porras Barrenechea, 1967: 62 -68)(4) . Los mercaderes
de Chincha se dirigían hacia el sureste andino (Cusco y el Altiplano del Co-
llao) y hacia Quito y Puerto Viejo (Manta) , en Ecuador (Rostworowski,
1970). Las relaciones comerciales entre otavalos y pastos en la actual fronte-
ra ecuatoriano-colombiana ha sido estudiada por Salomon en obra ya citada.
El número de balsas que conectaban los puertos a lo largo del litoral
del Pacífico debió ser elevado en tiempos preeuropeos. Es interesante notar
que los nativos continuaron empleándolas durante toda la época colonial - y
quizá hasta fines del siglo pasado- para transportar mercaderías en travesía
directa entre Ecuador y la costa central peruana , en lo que parece haber sido,

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tres siglos después de la conquista hispánica, el mantenimiento de una econo-


mía indígena paralela a la de españoles y criollos(5 ).
Acerca de la "moneda" en el mundo andino , débese entender que no
se trataba del equivalente universal que implica el sentido moderno del térmi-
no , sino de varios semi-universales con curso en áreas geográficas diferentes y
con esferas definidas de aplicación. De estas cuasi-monedas, las dos más im-
portantes - o las mejor documentadas- consistían en pequeños tumis (ha-
chuelas) de col!re y en cuentas menudas ("chaquiras") de mullu (conchas de
spondylus) . La chaquira se utilizaba en la relación comercial entre costa y
sierra, en tanto que el hacha de cobre circulaba a lo largo de las costas del
Pacífico sobre una inmensa extensión : desde al menos el sur del Perú , donde
las gentes de Chincha manejaban para sus compras y ventas un "marco de
cobre" (Rostworowski, 1970), hasta México, donde los habitantes de Tutu-
tepec, ciudad cercana del litoral, "usaban de una cierta moneda de cobre de
dos dedos de largo y una de ancho , a manera de hachitas" , según el cronista
Ixtlilxochitl ; las hachas de cobre circulaban igualmente como moneda entre
los naturales de la ciudad de Oaxaca y las comarcas vecinas (véase Dahlgren
de Jordan, 1954: 253 - 254). Como una pervivencia quizá de época preeuro-
pea, los pueblos kwakiutl y haida de la costa occidental canadiense destruían
hasta tiempos recientes grandes láminas de cobre nativo de forma similar a
los tumis durante las ceremonias del potlatch (Drucker, 1965 : 137, 143,185 ;
lams. 27 y 28). Las hachas-moneda de cobre han sido halladas abundante-
mente en depósitos arqueológicos del Ecuador (véase Holm, 1967) y en el
sitio de Batán Grande , costa norte peruana , donde se recogieron varios pa-
quetes de hasta 500 láminas cada uno (Pedersen, 1976 : 64 ).
Ya Cieza de León ([ 1553]: cap. XLVI) se mostraba sorprendido por
el alto valor que los nativos de Puerto Viejo asignaban a las cuentas de mullu
y a las hachuelas de cobre, pero sin advertir plenamente su significación mo-
netaria ; se refiere así a "unas cuentas muy menudas, a quien llaman chaquira,
que era rescate extremado y rico" y relata: "aun me ha acaecido de vender a
un indio una hacha pequeña de cobre y darme él por ella tanto oro fino co-
mo la hacha pesaba".
Cuando en el siglo XVI se hace mención a los mercaderes indígenas
como "tratantes al modo de indios" debe entenderse, pues, que actuaban no
precisamente sin uso de monedas, sino al margen de los modelos españoles y
dentro de los patrones tradicionales andinos en cuanto a moneda, género de
los artículos granjeados y libertad para ejercer el comercio.

El Quechua en Ecuador

En lo tocante a determinar la antigüedad de la presencia del quechua


en el Ecuador, dos tipos de procedimientos -necesariamente correlaciona-
bles- se ofrecen a la investigación: el estudio lingüístico de las hablas en sus
formas actuales o en las atestiguadas desde hace poco más de dos siglos y el

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examen de las informaciones históricas relativas al grado de progresión del


qu echua en el siglo XVI y a la naturaleza de los conflictos habidos en el área
ecuatoriana entre pueblos y lenguas oriundos y pueblos y lenguas introduci-
dos durante la ocupación incaica.
Lingüísticamente, el complejo dialectal ecuatoriano-colombiano (que
se designará aquí simplemente como ecuatoriano) es esencialmente una rama
de quechua lIB , cercano a los dialectos de Chachapoyas (Amazonas) y Lamas
(San Martín) , del nororiente peruano , y afiliable con el habla costeñocentral
peruana descrita en 1560 por fray Domingo de Santo Tomás y con la de
Huarochirí (serranías del departamento de Lima) recogida en un amplio con-
junto de textos en los primeros años del siglo XVII (véase transcripción pa-
leográfica y versión en francés de estos textos en Taylor, 1980).
No obstante , el quechua ecuatoriano ha desarrollado importantes ca-
racterísticas propias, particularmente gramaticales , comunes a todas sus ha-
blas actuales y ya percibibles desde los primeros documentos que lo atesti-
guan (véase Nieto Polo del Aguila, [1753] 1964). Además de esto, débese
efectuar en él, dentro de la básica unidad , un deslinde en dos subáreas: la in-
terandina y la oriental (selva alta) , sin que este deslinde implique homogenei··
dad al interior de cada subárea(6). Las hablas interandinas muestran una di-
versidad a primera vista desconcertante en el tratamiento fonológico y se-
mántico de los lexemas, aspecto en el cual las orientales parecen conservarse
más cercanas del "protoecuatoriano".
En todo caso, la sustancial identidad de todas las variedades sobrevi-
vientes, interandinas u orientales, presupone que el ecuatoriano antiguo po-
seía esas características gramaticales definitorias ya hacia fines del siglo XVI
-cuando, a más tardar, se estableció en el Oriente-; esto es, apenas un siglo
después de la conquista inca del Ecuador, lapso que aparece demasiado breve
para el desarrollo de sus tantas peculiaridades. Queda, entonces, por absolver
el interrogante de si estaba ya en el Ecuador cuando llegaron los incas o si
éstos "lo importaron" así constituido desde algún otro lugar.
El cronista Pedro Cieza de León, quien recorrió tempranamente el
Ecuador (en torno a 1548) halló el quechua bastante extendido como "len-
gua general" en los valles interandinos, desde inmediatamente al sur de Qui-
to hasta trasponer la frontera meridional ecuatoriana. Casi siempre lo men-
ciona en coexistencia con idiomas locales: panzaleo, puruhá, cañar, palta,
tal como confirman documentos de los decenios posteriores. En un caso - no
desmentido por otros testimonios- hace referencia a sólo la lengua general:
el de la provincia de Chimbo , comarca estratégicamente ubicada en las rutas
de intercambio que llevaban del interior ecuatoriano al río de Guayas y de
allí por balsas a la costa y a la isla de Puná, según el propio cronista relieva
(Cieza, op. cit.: caps. XLI - XLV).
No establece Cieza una relación entre empleo del quechua y actividad
comercial, pero da precisamente para la provincia de Chimbo una nota inha-
oitual: " ... a tiempos usan de congregaciones para hallarse en ellas los más
principales·, a donde tratan lo que conviene al beneficio así de sus patrias

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como de los particulares provechos dellos" ( Cieza, op. cit.: cap. XL V).
En el extremo norte de la sierra ecuatoriana (actuales provincias de
Imbabura y Carchi) y en la sierra sur de Colombia (actual departamento de
Nariño), antiguo territorio de los pastos -comarcas no tocadas o apenas to-
cadas por el Imperio Inca en sus años finales-, el quechua era utilizado casi
únicamente por los mercaderes, a estar por una relación de 1541 según la
cual los nativos de la Doctrina de Pinampiro (hoy en lmbabura) no acudían
a la ciudad de Pasto "sino con algunos mercaderes que son ladinos en la len-
gua general del Inga, y éstos van a sus rescates y granjerías" (Relaciones Geo-
gráficas de Indias, 1965: t. III, 252).
Para el importante territorio de los Quijos, en el área nororiental
ecuatoriana, de selva alta, las informaciones iniciales referentes al uso del
quechua son escasas e imprecisas. En 1563, un hijo de Atahuallpa, Felipe
Inga, y un cacique quijo hicieron de intérpretes en la zona ante otros caci-
ques congregados con ocasión de la fundación de la ciudad de Nuestra Seño-
ra, más tarde Sevilla del Oro (Relaciones Geográficas de Indias, 1965: t. IV,
181 ). Se comprende que una de las lenguas empleadas en la intermediación
fue la quechua, dada la presencia de un hijo de Atahuallpa, indudablemente
"ladino" en castellano y quechua general. Quizá en esas comarcas el conoci-
miento del quechua estuvo circunscrito al nivel de los caciques, las gentes
con poder local. Varios decenios más tarde, en 1608, se lo halla más difundi-
do, al decir del conde de Lemus: "corre en esta provincia [Quijos] la lengua
general del Inga, y háblanse otras diferentes y maternas" (Relaciones Geográ-
ficas de Indias, 1965: t. l. 78). Han tratado más detenidamente este tema
Udo Oberem en una monografía sobre los Quijos (Oberem, 1971) y Roswith
Hartmann en un estudio referido al problema del quechuismo preincaico en
el Ecuador (Hartmann, 1979).
Ninguna de estas informaciones, sin embargo, da luz acerca del dia-
lecto, o los dialectos, del quechua que se manejaban a la sazón en el Ecuador,
ni qué debe entenderse allí por "lengua general del Inga". Cieza de León (op.
cit., cap. XXXIX) hace un descarte del quechua IIC cuando consigna que, a
raíz de la matanza de los adultos que Huayna Cápac realizó entre los otavalos
y carangues, éstos eran llamados guamaracona [/wamrakuna/] "muchachos";
la forma IIC correspondiente es /warmakuna/. Desconocemos, no obstante,
la fuente lingüística del cronista.
Los españoles capturaron también a quechuahablantes sobre el mar
cerca de las costas ecuatorianas: de la llamada "balsa de tumbecinos" extra-
jeron, en 1527, a tres mercaderes-navegantes que hablaban la lengua general.
Uno de éstos, Felipillo, habría de hacerse célebre por su papel de intérprete
en la "entrevista" de Francisco Pizarro y el Inca Atahuallpa en la plaza de
Cajamarca. Se ha asignado a Felipillo diversas naciones y patrias -cosa nada
extraña tratándose de un mercader: tallán de Pohechos (en el río Chira, costa
extremo norte peruana), punaeño (de la isla Puná) o, genéricamente, huanca-
vilca (de los términos de Guayaquil). Garcilaso de la Vega lo dice de Puná,
mientras que Guarnan Poma insiste en llamarlo Felipe guancavilca y lo dibuja

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_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Torero : Difusión del Quechua

con nariguera en una de sus láminas (Guarnan Poma, [¿1614?] 1936: 380,
384, 385).
Es justamente a raíz de la intervención de Felipillo en los sucesos de
Cajamarca que se tiene una referencia confiable respecto de las hablas septen-
trionales del Imperio: el cronista Garcilaso de la Vega -a cuyo sentimiento
idiomático débese otorgar crédito por tratarse de un príncipe cusqueño-
afirma que en aquella ocasión Atahuallpa se expresó "en el lenguaje de Chin-
chaysuyu , el cual entendía mejor el faraute [intérprete], por ser más común
en aquellas provincias que no el del Cuzco" (Historia General del Perú; Libro
primero, cap. XXV).
Ahora bien, aunque queda claro que el mercader "huancavilca" y el
Inca "quiteño" manejaban el lenguaje de Chinchaysuyu (quechua IIB), la
expresión "aquellas provincias" es todavía imprecisa.
Débese examinar, por esto, qué habría podido suceder en el escena-
rio lingüístico ecuatoriano con la ocupación incaica y si ésta pudo introducir
en el área (en los apenas 50 ó 60 años de su duración) el quechua o, más es-
pecíficamente, el dialecto quechua IIB que, con variaciones locales, se habla
actualmente en el Ecuador y en el curso alto del río Putumayo, en Colombia.
Para esto, es preciso , como cuestión previa, determinar qué aportes
idiomáticos (quechuas o no) pudieron realizar los incas en las regiones sep-
tentrionales mediante sus ejércitos y guarniciones o sus mitmas.
Tal diligencia lleva fundamentalmente a mirar el panorama lingüísti-
co prevaleciente en los territorios surandinos ganados por el Imperio en la fa-
se de su primera expansión , dentro de los cuales se mantuvo y consolidó
durante los treinta a cuarenta años iniciales, antes que Túpac Yupanqui lleva-
ra sus ejércitos por el sur hasta Chile y por el norte hasta Ecuador. Integra-
ban el Imperio del Cusco en ese primer período: el Altiplano collavino hacia
el sureste, el Condesuyo hacia el suroeste, el Andesuyo (nunca poblacional-
mente importante) hacia el este y el noreste, y las antiguas comarcas de las
naciones quechuas, aymaraes, soras, lucanas y chancas (actuales departamen-
tos peruanos de Apurímac y Ayacucho) hacia el oeste.
Ahora bien, las referencias a idiomas en esa área, contenidas en los
documentos del siglo XVI -tardíos por lo tanto en más o menos un siglo-
(véase Torero, 1970: 238 - 243), muestran un aplastante predominio del ay-
mara en la masa de las poblaciones que, de acuerdo con la racionalidad eco-
nómica inca, eran susceptibles de suministrar soldados a los ejércitos y exce-
dentes demográficos por trasladar; y de cuya lealtad (encuadramiento efi-
caz) podían estar seguros los señores del Cusco. Tal predominio, que sin duda
era mucho más acentuado a mediados del siglo XV, explica asimismo por qué
el aymara fue la "lengua oficial" del l.mperio hasta el final del reinado de Tú-
pac Yupanqui.
Según las noticias del siglo XVI, en el Altiplano collavino el aymara
continuaba expandiéndose vigorosamente en desmedro de otros idiomas que
lo habían precedido en la región: el puquina y el uruquilla. En Condesuyo,

No . 2 diciembre 1984 377


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

los collaguas, que estaban adoptando el quechua pero tenían por lengua pro-
pia el aymara, ocupaban plenamente las vertientes altas de la Cordillera Occi-
dental y presionaban sobre otros pueblos de idiomas distintos: los de Pincho-
llo, Calo y Tapay, donde hablaba "cada pueblo diferente del otro, muy bár-
bara" (posiblemente, por la ubicación geográfica, relictos de la antigua len-
gua puquina), y los cabanaconde, que empleaban "la lengua general del
Cuzco corruta y muy avillanada" y, además, en algunos sitios de su comarca,
·"otra lengua incógnita y para ellos solos" (tal vez igualmente un dialecto pu-
quina en el último caso y, en el primero, una suerte de "compromiso" entre
pu quina y quechua chínchay, comparable con el del habla de los herbolarios
callahuaya en Bolivia) (véase Relaciones Geográficas de Indias, 1965: t. II,
328 - 329). Al occidente del Cusco, desde las cuencas de los ríos Pampas y
Soras hasta la capital imperial, y en las propias vecindades de ésta, el aymara
conservaba todavía una fuerte vigencia, si bien en algunos lugares había cedi-
do el terreno al quechua chínchay (indudablemente IIC) o se había estable-
cido una situación de bilingüismo quechua-aymara en grado y magnitud difí-
cilmente determinables a partir de las afirmaciones genéricas e imprecisas de
las fuentes de información.
En cambio, como se ha visto, el quechua IIC se hallaba sólidamente
implantado sobre ambas vertientes de la Cordillera Occidental en el suroeste
del departamento de Ayacucho, territorio de los lucanas (laramates y anta-
marcas), quizá por irradiación desde los valles costeños de Nasca.
Túpac Yupanqui, por lo tanto, llevó a la conquista y pacificación del
Ecuador, como soldados y mitmas, mayoritariamente a aymarahablantes y a
quechuahablantes de zonas aún incipientemente ganadas al aymara, y sólo
secundariamente a usuarios plenos de quechua llC o de puquina. Su sucesor,
Huayna Cápac, heredero de un imperio más amplio y con un control ya sufi-
ciente de los nuevos pueblos conquistados por Túpac Yupanqui, movilizó a
su vez para los mismos fines no sólo a las gentes surandinas, sino igualmente
a poblaciones de la sierra central peruana, hablantes de quechua I, y sobre
todo de la sierra norte, hablantes de quechua IIA, culle y otros idiomas no
conocidos. No se tomó a estos efectos a pobladores de los valles costeños,
pescadores o agricultores, con excepción probablemente de grupos de artífi-
ces en oficios requeridos por las casas reales.
Al derrumbarse el Imperio cusqueño, permanecieron en el Ecuador
no sólo la mayoría de los muchos grupos de mitmas extranjeros al área, que
habían recibido allí campos de cultivo, sino también un número posiblemen-
te alto de los soldados traídos desde sus lejanas patrias para constituir las
guarniciones pacificadoras o para participar en la campaña contra los pastos
que había empezado a desarrollar Huayna Cápac. Destruida la maquinaria
administrativo-militar inca, el camino del retorno era sin duda más difícil, si
no imposible, para aquellos cuyos pueblos de origen se hallaban en el distan-
te sur andino.
Dado que los ejércitos incaicos estaban constituidos por "naciones",
no es improbable que las huestes abandonadas a su suerte se agrupasen bajo

378 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ Torero: Difusión del Quechua

el modelo de los mitmas, ocupando berras de cultivo en las zonas conquista-


das. De este modó puede interpretarse un párrafo de Guarnan Poma referido
a los "capitanes" de Collasuyo ("de hatuncolla poquinacolla charca cana
pomacanchi quispillacta cauina callauaya") que estuvieron con Huayna Cá-
pac en las campañas del Ecuador: " ... estos dhos capitanes murieron en ellas
algunos bolbieron a sus pueblos y tierras y semurieron alli algunos se queda-
ron hasta oy en tome quito sus bisnietos destos dhos capitanes adonde con-
quistaron se quedaron para memoria y generación los quales les llaman miti-
mays estrangeros de yndios" (Guarnan Poma, op. cit.: 170).
Durante largos decenios después de la conquista española, muchos
grupos mitmas continuaron usando las lenguas particulares de sus patrias en
tanto iban adoptando la "general del Inga". La "Relación del pueblo de
Sant-Andrés Xunxi", pueblo ubicado al pie del nevado Chimborazo, señala
que "los mitimas, que son de Condesuyo, questá junto al Cuzco, hablan unos
con otros su lengua de aquella su tierra y todos la del Inga" (Relaciones Geo-
gráficas de Indias, 1965: t. III, 262).
Sin embargo, mitmas y soldados en perdición tuvieron que empren-
der finalmente el duro y prolongado proceso de asimilación a las poblaciones
naturales del Ecuador.
Ahora bien, de lo dicho hasta aquí queda claro que no se dieron du-
rante la conquista y la ocupación incaicas del Ecuador (ni tampoco, natural-
mente, en la época hispánica) los factores y condiciones requeridos para la
introducción y la extensión consistente de un dialecto quechua del tipo IIB
-cuyas formas son, sin embargo, las que han predominado sustantivamente
en la constitución de las hablas ecuatorianas modernas. Se deriva de esto que
la presencia del proto IIB ecuatoriano en el área septentrional debe fijarse en
tiempos preincaicos.
En respaldo de esta conclusión, si fuera necesario , y como de contra-
golpe, se hace evidente que sólo con una presencia preincaica ya suficiente-
mente avanzada pudo este IIB contrarrestar los masivos y múltiples aportes
"sureños" llegados con el Imperio y salir finalmente victorioso -aunque no
indemne- de la contienda lingüística.
Por otra parte, la presencia en el nororiente peruano de dialectos
igualmente IIB como los de Lamas (San Martín) y Chachapoyas (Amazonas),
cercanos tanto al de la costa central peruana y al de Huarochirí, hoy extin-
tos, cuanto a las hablas ecuatorianas, refuerza la hipótesis de que la difusión
de los IIB septentrionales de Ecuador y Perú ocurrió como parte de un fenó-
meno de fuerte relación económica interregional que venía desplegándose en
los Andes desde siglos antes de la expansión del Imperio cusqueño. Inclusive,
la forma de dispersión de esos IIB diseña bien las direcciones y la amplitud
de aquel.movimiento, que apuntaba desde la costa centro-sur peruana hacia
la selva alta de Moyobamba, nororiente peruano, y hacia el Ecuador y el sur
de Colombia.
Sobre las actividades comerciales entre las costas central y sur perua-

No. 2, diciembre 1984 379


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

nas y las costas y el interior ecuatorianos se posee ya bastante información


correlacionable con la extensión del IIB ; pero se carece aún de datos corres-
pondientes para Amazonas-San Martín , y sólo resta al respecto postular co-
mo hipótesis de trabajo la existencia de vías comerciales, quizá múltiples,
que conectaban el Ecuador y el centro del Perú con el nororiente peruano.
En todo caso , no hay hasta el momento otra manera de explicar la presencia
de hablas IIB en los departamentos de Amazonas y San Martín y en los cur-
sos bajos de afluentes del río Amazonas, en el departamento de Loreto.
Por Jo demás, para una mejor comprensión de los factores que pro-
movían la extensión septentrional del quechua débese necesariamente mirar,
al menos, lo que paralelamente acontecía a principios del siglo XVI en los
bordes de su área lingüística: el interior de Colombia y la cuenca amazónica.
En territorio hoy colombiano , diversas naciones guerreaban y, a la vez, co-
merciaban entre sí y con poblaciones del IViar Caribe y Centroamérica, pero
manejando no una lengua general, sino idiomas regionales, como el muisca
del reino de Bogotá. En la región amazónica y el Orinoco, pueblos de hablas
"arawak", caribe y tupí predominaban sobre muchos otros por el número, la
actividad económica y el dominio territorial; entre ellos, interesa destacar a
los omagua-cocama, que empleaban una lengua tupí y se extentlían desde el
curso medio-alto del Amazonas y el bajo Marañón hasta las estribaciones
andinas, en una distribución geográfica que parece haber estado orientada ha-
cia el control de importantes rutas de intercambio: los omaguas habían as-
cendido por el Alto Napo hasta la región de los Quijos , en tanto los cocamas
se habían asentado en las bocas y los cursos bajos de los ríos Ucayali y Hua-
llaga, grandes vías de penetración hacia las sierras peruanas. Posiblemente
desde varios siglos antes de la conquista hispana, gentes de habla quechua
habían entrado en contacto con los omagua-cocama en el nororiente ecuato-
riano y el nororiente peniano y con uno o varios pueblos de Colombia, cuyas
lenguas tomaban el relevo como idiomas de relación para el comercio lejano.
En cuanto al empleo del quechua IIB en el oriente ecuatoriano, resul-
ta natural suponer que era efectivo en época preinca para el enlace económi-
co complementario entre zonas de recursos diferentes: las vertientes de selva
y los valles interandinos del Ecuador y sur de Colombia. Aun si se concede
que las variedades actuales del ecuatoriano oriental (y del Alto Putumayo)
fueron llevadas a la selva alta únicamente a partir del siglo XVI y por boca de
los numerosos indios "auxiliares" que empujaron consigo los conquistadores,
encomenderos y misioneros hispanos, débese aceptar que sólo pudieron par-
tir de un dialecto IIB ya establecido en los valles interandinos y todavía muy
poco impregnado por influencias cusqueñas o, en general, surandinas.
La "sureñización" del quechua interandino ecuatoriano, si bien con
sus raíces puestas durante la ocupación incaica -ejércitos y mitmas-, fue un
proceso que se cumplió en el período colonial y como consecuencia del
trasiego entre "naturales" y "trasladados" (véase Anexo).
Las condiciones histórico-sociales que coadyuvaron a la consolidación
del quechua en Ecuador en los siglos XV a XVII fueron, pues, resultantes de

380 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Torero : Difusión del Quechua

la conquista y de la ocupación incaicas, primero, y de la conquista y la im-


plantación españolas, después; pero resultantes no precisamente -o no prio-
ritariamente- de medidas y hechos de gobierno dirigidos a ese efecto, sino
de las hondas y graves perturbaciones ocasionadas en la base popular por las
intervenciones extranjeras sucesivas: las poblaciones indias vieron en el víncu-
lo de un idioma común una posibilidad de supervivencia. Y adoptaron, en-
tonces , como solución más viable, la lengua que desde el período preinca ha-
bía estado, un poco por todas partes, en uso entre los sectores nativos econó-
micamente más dinámicos: el quechua IIB, idioma de los reyes y señores que
expropiaban y acumulaban los excedentes sociales y de los mercaderes, vec-
tores del intercambio lejano.
Con la ocupación española, la masificación del IIB ecuatoriano se
aceleró, y, de idioma de una élite nativa, que pasaba a hispanizarse, se convir-
tió en lenguaje popular. No obstante, el ambiente socialmente compulsivo
que presidió el proceso de quechuización no facilitó la uniformización de la
lengua. De donde el habla de cada comarca consista hoy en un compromiso
subregional específico del IIB ecuatoriano con el idioma oriundo: "chibcha",
puruhá, cañar, palta-jibaro, etc., y los idiomas invasores: aymara, quechua
cusqueño más o menos constituido, otros diversos dialectos y lenguas del sur
y el castellano.

No. 2, diciembre 1984 381


NOTAS

(1) La relación entre el quechua y el aru está siendo objeto de estudio por parte del
doctor Willem Adelaar, de la Universidad de Leiden, y el autor de esta exposición.
Teniendo como punto de partida metodológico el no parentesco de estas familias
lingüísticas, se trata de determinar los modos y tiempos de interpenetración de am-
bas, expresada en sus distintas lenguas sobrevivientes o atestiguadas, así como de
deslindar los fondos idiomáticos "originales" y, a la par, la dirección de los "prés-
tamos". En cuanto al emparentamiento -propuesto por Morris Swadesh- del que-
chua y el aru con el tarasco, lengua aislada de México, W. Adelaar considera útil
ahondar en la comparación entre tarasco y aru, descartado en esta instancia el
quechua.
(2) Se ha utilizado el método de glotocronología léxico estadística a fin de determinar
aproximadamente las épocas en que ocurrieron la expansión primera del quechua y
sus subsiguientes extensiones (Torero, 1970). Por definición, los fechados resultan- ...
tes de la aplicación de este método están en función no solamente del tiempo efec-
tivo de la expansión, sino del mantenimiento, o el restablecimiento ulterior, de con-
tactos entre los dialectos o lenguas emparentados, contactos que, según su intensi-
dad, frenan o atenúan la diferenciación lingüística. Para el conjunto de los dialectos
quechuas, las mayores profundidades temporales se obtienen de la comparación
tanto de hablas norteñas de quechua I con hablas de quechua IIB - C cuanto de las
hablas de quechua IIA norteñas con el dialecto argentino de Santiago del Estero. El
fechado más alto lo suministran los cotejos de Chiquián (Q.I) con Lamas (Q.IIB) y
de Incahuasi (Q.IIA) con Santiago del Estero (Q.IIC) : 10.8 siglos de divergencia
mínima a descontar de 1970; o sea, una separación que se fija como mínimo hacia
el 890 de nuestra era. Puesto que el fechado Incahu~-Santiago del Estero incumbe
a dialectos quechua 11, debe estimarse que la extensión primera del quechua se pro-
dujo en un período en varios siglos anterior, lo suficientemente largo como para que
se generaran los rasgos diferenciales (básicamente gramaticales) que escindieron al
protoidioma en I y II. El hecho de que los tiempos glotocronológicos provistos por
los dialectos quechua I tanto al interior de su grupo cuanto con el grupo quechua
II sean menores de los esperables, se explica por ser el área de quechua I geográfi-
camente compacta, continua y relativamente poco extensa, y por haber colindado
con la de quechua II y haber estado sometida a varias extensiones de dialectos de
este último grupo en diversas épocas.
La asignación a la costa y la sierra centrales del Perú del área de la primera expan-
sión del quechua se fundamenta en : a) la mayor diversidad dialectal en ella; b) la
prefiguración, con estas variedades centrales, de las demás formas dialectales exter-
nas al área; c) el no señalamiento de algún idioma no quechua en el centro de esta
área: la costa norcentral (valles de Pativilca-Huaura-Chancay) y su serranía inmedia-
ta, y sí en sus márgenes: lenguas arus, amueixa, cholón, culle, quingnam, mochica.
Dado que el área ganada por la primera expansión habría resultado bastante homo-
génea, la determinación de su foco inicial sólo puede hacerse de manera probable
considerando los focos de los principales cambios ulteriores como si hubiesen esta-
do actuando igualmente en la época de la expansión original, justamente para pro-
ducirla. Se halla así que importantes innovaciones en quechua 1, como */s/> /h/ o
cero (posiblemente la más antigua en la fonología del quechua) y la despalataliza-
ción de */t/, */ñ/ y •/e/, presentan isoglosas que apuntan hacia la costa norcentral
(los valles arriba indicados, de los que no ha quedado registro de lengua). Por lo de-

382 Revista Andina, año 2


________________________ Torero: Difusión del Quechua

más, las posteriores extensiones sucesivas del protoquechua II y del proto IIB-C
muestran la fuena expansiva de las expresiones lingüísticas costeñas. Al parecer,
el foco emisor más vigoroso se fue desplazando de norte a sur: valles de Pativilca-
Huaura-Chancay en los cinco primeros siglos de nuestra era, valles de Lima entre los
años 500 a 1,000 y valles de Chincha-Ica-Nasca después del año mil.
(3) Véase Torero 1974 para el examen de las diversas formas de complementación eco-
nómica desplegadas por las sociedades andinas prehispánicas en los diferentes perío-
dos de su desarrollo. John Murra ha puesto énfasis en una de estas formas, la de una
economía autosuficiente lograda a través del "control vertical de un máximo de
pisos ecológicos" por una misma sociedad, poseedora de un núcleo de asentamiento
principal y de "islas" periféricas -situadas en zonas vecinas, pero a distancias varia-
bles del núcleo- que la proveían de recursos inexistentes en el asentamiento princi-
pal (Murra, 197 5: 59 - 115 ). Los cinco casos que Murra examina se refieren al pe-
ríodo 1460-1560 y, por lo tanto, a situaciones creadas y/o sostenidas gracias al
poder suprarregional del Imperio Incaico. El autor, sin embargo, postula este mode-
lo (sus "archipiélagos verticales") como de aplicación muy extendida, antigua y
estable en los Andes, al margen de conflictos bélicos y transitorias coyunturas polí-
ticas; lo cual está en contradicción con la mejor muestra que poseemos de la vida
social prehispánica: las tradiciones de Huarochirí relatadas en quechua por los pro-
pios nativos a fines del siglo XVI o primeros años del siglo XVII (véase Taylor,
1980), y en contradicción también con los innumerables juicios sobre tierras soste-
nidos por indígenas en los primeros tiempos coloniales. La complementación de
recursos diferentes obtenibles de zonas relativamente próximas -y el consiguiente
intercambio de experiencias disímiles- fue un uso que aceleró el desarrollo cultural
andino en el período formativo temprano, pero que no pudo cumplir un papel en el
gran progreso civilizatorio ulterior. Con mucho menor razón habrían podido cum-
plirlo autarquías locales o subregionales acordes con el modelo de "archipiélagos
verticales". Por medio de sólo "economías verticales", fuese cual fuere el modo de
realizarlas, el mundo andino jamás habría alcanzado los niveles de desarrollo urba-
no, que implicaron una intensa y abierta relación multirregional.
( 4) Se transcribe de la Relación Sámano-Xerez los párrafos que interesan aquí:

" ... tomaron un navio en que venían asta veynte hombres en que se echaron
al agua los onze dellos y tomados los otros dexo ensy el piloto tres dellos y
losotros hecholos asy mismo en tierra para que fuesen y estos tres que queda-
ron para lenguas hizoles muy buen tratamiento y truxolos consigo.
"e!j.te navio que digo que tomo tenya parecer de cavida de asta treynta tone-
lesL *] hera hecho por el plan e quilla de unas cañas tan gruesas como postes
ligados con sogas de uno que dizen henequen que es como cañamo y los altos
de otras cañas mas delgadas ligadas con las dichas sogas a do venían sus per-
sonas y la mercaduria en henxuto porque lo baxo se ba_gnabatraye sus maste-
les y antenas de muy fina madera y velas de algodón del mismo talle de mane-
ra que los nuestros y muy buena xar9ia del dicho henequen que digo que es
como cañamo e unas potalas por anclas a manera de muela de 1:iarvero.
"trayan muchas pie9as de plata y de oro para el adorno de sus personas para
hacer rescate con aquellas con quyen yban a contratar en que yntervenyan
coronas y dyademas y cintos y punetes y armaduras como de piernas y petos
y tene9uelas y cascaveles y sartas y ma9os de g_uentas y rosecleres y espeios
guarnecidos de ladicha plata y ta~as y otras vasijas para veber trayan muchas
mantas de lana y algodón y camisas y aljulas y alcaceres y alaremes y otrllS
muchas ropas todo los más dello muy labrado de labores muy ricas, de colores

• Los treinta toneles mencionados en la Relación equivalen a veintidós toneladas


métricas.

No . 2 diciembre 1984 383


de graña y cannesy y hazul y amarillo y de todas otras colores de diversas ma-
neras de labores e figuras de aves y anymales y pescados y arboledas y trayan
unos pesos chiquitos de pesar oro como hechura de romana y otras muchas
cosas en algunas sartas de quentas venian algunas l?iedras pequeñas de esmeral-
das y ca~adonias y otras piedras y pedazos de cnstal y anyme todo esto tra-
yan para rescatar por unas conchas de pescado de que ellos hazen quentas
coloradas como corales y blancas que trayan casy el navio cargado dellas".

(5) El comodoro David Porter, al mando de la fragata norteamericana "Essex", abordó


en 1813, a más de treinta kilómetros mar adentro frente al puerto de Paita, a dos
grandes balsas veleras que habían partido del puerto de Guayaquil con seis tripulan-
tes cada una y con cargas de cacao destinadas a Huacho, puerto y pueblo de indíge-
nas de la costa norcentral peruana que mostraba en la época un fuerte dinamismo
económico. Los tripulantes dijeron al comodoro que era "muy común realizar con
esas balsas la navegación de Guayaquil a Lima en que media la distancia aproxima-
da de seiscientas millas". El informe de Porter coincide con la descripción que da la
Relación Sámano-Xerez de la "balsa de tumbecinos", pero la amplía con precisio-
nes acerca de la disposición y el manejo del navío y provee, además, valiosos datos
sobre la duración de los viajes y el modo de supervivencia por largos meses en alta
mar (véase Porter, en Colección documental de la Independencia del Perú, 1971:
t. xxvn, 38 - 4 7).
(6) Los dialectos IIB modernos (ecuatoriano-colombiano, Chachapoyas, Lamas) y el de
la costa central peruana (descrito por Domingo de Santo Tomás en 1560 y hoy de-
saparecido) presentan sonorización de oclusiva sorda tras /n/ en interior de mone-
ma; conservan la oposición */s/ - •[s¡, salvo el ingano (Alto Putumayo, Colombia).
La extinguida variedad de Huarochirí tal vez conservaba igualmente la oposición,
pero éste es un punto cuya discusión requiere más espacio. Los IIB septentrionales
tienen como rasgo común el haber confundido */k/ - */q/, abandonando la articu-
lación uvular (Torero, 1964 ). Ninguno de los dialectos IIB -incluidos los hoy extin-
tos de la costa central peruana y de Huarochirí-, así como tampoco los IIA de Inca-
huasi y Cajamarca, sufren el cambio morfológi.camente condicionado de u en a
que ocurre en ciertos morfemas de los restantes dialectos. Morfológicamente, no
posee IIB, como tampoco IIA de Cajamarca, expresiones equivalentes al modo
"casual" (/-sqa/ o /-ñaq/ en los demás dialectos), ni al aspecto verbal "perfectivo"
(/-rqu-/ en las hablas sureñas de Q.I y en las de Q.IIC). El número de morfemas
que maneja en la derivación verbal es bastante inferior al de las variedades Q.I y
Q.IIC. En su composición léxica, se aproxima al IIC de Ayacucho, pero con un alto
número de vocablos propios de dialectos Q.I.
Por su parte, las hablas ecuatoriano-colombianas no hacen el distingo, que sí se
encuentra en los demás dialectos quechuas, entre un plural de primera persona que
incluye al oyente (''inclusivo") y uno que lo excluye ("exclusivo"); no manejan
sufijos de persona poseedora, ni el sufijo interpronominal de "3a. sujeto - 2a. ob-
jeto" (que proviene de •/-su-/ en los demás dialectos); hacen el sustantivo verbal
"infinitivo" en -na (no -y); marcan con -kpi (no -pti-) la oración subordinada
de sujeto diferente de la principal; indican el aspecto verbal "durativo" con -ku-
o variantes fonéticas (no -yka- ni -cka-) y el "reflexivo" con -ri-- (no -ku-); la
forma "reflexiva" se ha constituido posiblemente a partir de uno de los valores de
-ri- en otros dialectos de 9-.uechua IIB-C: la indicación de que el acto se realiza
"de sí propio", "por sí solo' , sin intervención ajena (cf. Domingo de Santo Tomás
(Léxico, 1560): cuyuri- "moverse algo", cuyuchi- "menear algo").

384 Revista Andina, año 2


Torero . Difusión del Quechua

ANEXO
Se ha procedido a la comparación de las raices cognadas que contienen conso-
nante glotalizada o aspirada en el habla cusqueña y consonante aspirada (o fricativa co-
rrespondiente) en las hablas interandinas de Ecuador. Se tuvo en cuenta únicamente lapo-
sición inicial de palabro porque sólo alli se dan las aspiradas en Ecuador y porque glotali·
zadas y aspiradas del cusqueño son más productivas en esa posición. Su utilizó el Diccio-
nario Quechua Cuzco-Collao de Antonio Cusihuamán ( 19 76) paro el dialecto cusqueño, y
el Diccionario Español-Quichua, Quichua-Español de Louisa R. Stark y Pieter C. Muysken
(19 77) para los subdialectós interandinos ecuatorianos. Complementariamente, se recu-
rrió a otros léxicos, en particular para fines de confrontación con el subdialecto ecuatoria·
no oriental y los dialectos peruanos no cusqueños. Las fuentes ecuatorianas, en todo caso.
se muestran bastante menos provistas todavía para un cotejo equitativo y seguro que re-
querida de vocabularios locales más detallados y de información fonológica y gramatical
suficiente.
Las consonantes aspiradas de las hablas interandinas son oclusivas de los órdenes
labial, dental y velar (/p"/, /t"/, /k"/) . En todas las variedades ecuatorianas /k/ y /q/
(uvular) protoquechuas confluyen en articulación velar. En cuanto a aspiración de africa-
da palatal, el vocabulario de Stark-Muysken sólo reseña tres casos no enteramente convin ·
centes. Toda el área quechua ecuatoriana (interandina u oriental), tiene, con seguridad
desde tiempos prequechuas, una africada dentoalveolar (/ts/) o su correspondiente desafri·
cado [s] o Lz l que nunca se aspira.
Ahora bien, las hablas interandinas reaccionan diferentemente a la aspiración
consonántica. En Saraguro (norte de la meridional provincia de Loja), el fenómeno es casi
nulo y quizá no existe realmente. En llumán (provincia de lmbabura, norte de Ecuador)
se responde a (p "] y [k "] de otras hablas interondinas con las fricativas [r] y [x] y con el
rechazo a la aspiración de cualquier consonante, indudablemente por condicionamientos
de sustrato prequechua. Cosa similar ocurre, algo más al surf en la variedad de Zámbiza
(provincia de Pichincha), que igualmente emplea [x] y no Lk "] y únicamente acepta la
aspiración en (p "l Son las provincias centrales (Cotopaxi, Tunguragua, Chimborazo y
Bolívar, y secundariamente Cañar y Azuay) las que muestran el número más elevado de
aspiradas en rat'ces quechuas, fenómeno que se debe posiblemente a que las lenguas pre-
quechuas de esta subregión pose1'an por si mismas el rasgo de aspiración de oclusivas.
Todos los dialectos ecuatorianos que poseen oclusivas aspiradas (o fricativas co-
rrespondientes) presentan en buen número de casos las mismas raíces con y sin aspirada,
empleándolas directamente como dobletes o en formas derivadas.
Consideradas globalmente las aspiradas (o fricativas correspondientes) del diccio-
nario Stark-Muysken, se advierte, en el cotejo de cognadas con el diccionario de Cusihua-
mán,que:
a) solamente 32 glotalizadas o aspiradas cusqueñas corresponden a aspiradas o a
/ts/ (cinco casos, todos relacionados con /e'/ cusqueña). En cambio, 43 glotali-
zadas y aspiradas del Cusco -un número mayor- se presentan sin aspiración.
Esto es, únicamente 42. 60/0 de glotalizadas y aspiradas cusqueñas hallan corres-
pondencia en aspiradas o /ts/ ecuatorianas. De otro lado, las hablas interondinas
exhiben con aspiradas 25 raíces que sóio tienen consonantes llanas en cusqueño
o en los demás dialectos peruanos. La cifra de casos en común se reduce asi a
32.0o/o. Se ha incluido en el cómputo a /ts/ en inicial de palabro porque, aparte
de aparecer en vocablos no evidentemente quechuas o de corresponder en tres
ocurrencias a /él de raíces quechuas, muestra en los cinco casos ya aludidos co-
rrespondencia con /e'/ de Cusca.

No. 2 diciembre 1984 385


b) los porcentajes de ocurrencia de oclusivas aspiradas (o de fricativas correspon-
dientes) dentro de los totales con sus correlatos no aspirados son, en las rafees
quechuas del ecuatoriano interandino, muy inferiores a los indices que arroja. la
correlación glotalizadas y aspiradas/llanas en el habla cusqueña: orden labial:
11. 70/0 (Cusco: 31.40/0); dental: 5.Jo/o (Cusco: 38.80/0); velar: 12. 70/0
(Cusco -velar y uvular-: 46.20/0). Inclusive, en el orden palatal africado, donde
Cusco ostenta la alta cifra de 59.50/0 de glotalizadas y aspiradas (haciendo las
glotalizadas por s{ solas el 48.90/0 del total), el ecuatoriano no presenta sino la
africada palatal llana, excepto en los tres casos mencionados, en los que se reco-
noce una sola palabra obviamente quechua: ch'uca ([~"uka )J "saliva", "escupir".
Esta raú, que se consigna para otros sitios de Ecuador cómo t'uca ([t"ukaJ/ y
ty'uca ([ty "uka ]J, es por lo demás, significativamente, la única que guarda co-
rrespondencia con /t"/ cusqueña: /t"uqa-/.
De lo expuesto aqu( se infiere que el dialecto quechua que ingresó y se extendió
inicialmente en el Ecuador (y el sur de Colombia) no fue del tipo cusqueño (esto es, no
glotalizaba ni aspiraba oclusivas). La falta de correspondencia regular entre las hablas cus-
queñas y ecuatorianas interandinas en cuanto a oclusivas con rasgo glotal (o relacionado)
en las ra{ces cognadas, as( como la baja productividad de la aspiración de oclusivas en el
interandino, encuentran una explicación óptima si se admite que las oclusivas aspiradas (o
sus correspondientes fricativas) presentes en los vocablos quechuas de una parte de los
subdialectos ecuatorianos son resultantes básicamente de dos efectos, parciales ambos: el
de superestrato cusqueño y el de sustrotos prequechuas en un quechua no cusqueño.
Los resultados presentados arriba deben, evidentemente, perfeccionarse, amplián-
dose y profundizándose con materiales mayores y extendiendo la comparación a las len-
guas arus. Carolyn Orr y Robert Longacre publicaron en 1968 un estudio comparativo
que abarcó a hablas del Ecuador, algunos dialectos quechuas, particularmente del Cusco y
Bolivia, y el aymara, teniendo como objetivo la demostroción del parentesco del aymara y
el quechua. Los autores, sin embargo, no tuvieron en cuenta para su trabajo a otras hablas
quechuas alejadas de las cusqueño-bolivianas (como la mayor{a de los dialectos quechua
/), ni consideraron en toda su complejidad el proceso histórico de configuración de los
(plurales) dialectos quechuas del Cusco y de Bolivia, cada uno de los cuales debe exami-
narse como una solución en gran parte independiente y propia al intenso conflicto entre
aymara y quechua. En Ecuador, como se ha visto, el proceso fue más complejo todav{a;
de donde resulta infructuoso el empleo directo -sin previa labor depurativa - de los voca-
bularios ecuatorianos para fines de reconstrucción del protoquechua.

386 Revista Andina, año 2


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No. 2 diciembre 1984 389


COMENTARIOS
bles en el siglo VIII , Torero trató de empal-
Roda/fo Cerrón-Palomino mar la primera dispersión de la lengu a , en
CILA, UNMSM su fase protoquechua, con el surgimiento
A v. A requipa No. 2960 de Pachacámac en la Epoca IIA del Hori-
Lima 27 zonte Medio . La segunda fase expansiva
habríase producido en la Epoca IV y, final-
A princ1p10s de la década del sesenta, mente, la tercera , a fines del siglo XV. De
Gary Parker y Alfredo Torero revoluciona- acuerdo al nuevo esquema, la escisión del
ron el campo de la quechuística formulan- PQ en QI y QII habría ocurrido a prin ci pios
do un cuadro de la historia y distribu ción de la era cristiana, paralelamente al desarro-
de los dialectos quechuas que liquidaba de- llo cultural de las sociedades del valle del
finitivamente la visión tradicional que se te- Rímac, que tuvo en la ciudad de Cajamar-
nía de las mismas . Esbozada la historia in- quilla su sede más importante (fines del
terna de la familia lingüística, hacía falta Intermedio Temprano y Epoca II del Hori-
indagar sobre su historia "externa". Una zonte Medio , entre 400-450 d . de C.). Tras
tarea como ésta exigía, más allá del enfo- la caída de dicho centro (destino comparti-
que lingüístico, el manejo cuidadoso de los do por Viñaque y Tiahuanaco , para hablar
datos arqueológicos, así como la compulsa- de las ciudades centro-sureñas únicam ente) ,
ción minuciosa de la documentación escri- tiene lugar el afianzamiento de Pachacámac
ta . El gran mérito de Torero radica precisa- (s. VIII) . Es en esta época que se produce
mente en haber intentado establecer corre- una segunda fase en la difusión del quechua
laciones entre los procesos lingüísticos y los -esta vez del QII - , bajo sus formas QIIA ,
eventos histórico-culturales de la sociedad en dirección de la sierra norte , y QIIB - C,
andina que acompañaron a aquéllos . Testi- por la costa y sierra sur, desplazando al aru .
monio de ello son sus aportes correspon- Pachacámac de cae y surge Chincha como
dientes a l'a década del setenta. poderoso centro mercantil que vehiculiza
El trabajo que tenemos a la mano sigue la tercera expansión del quechua como
la línea trazada por el autor en sus entregas " lengua de relación", bajo sus formas QIIB ,
anteriores (cf. Torero 1970, 1974). Tres por la costa norte hasta el Ecuador, y QIIC
son los aspectos retomados : (a) el cuadro en dirección del este y del sur. De esta ma-
lingüístico-arqueológico de los Andes Cen- nera , el esquema anterior es retrotraído a
trales comprendido entre el Intermedio una etapa que remonta en algunas centurias
Temprano y el Tahuantinsuyo ; (b) la inter- al advenimiento del Horizonte Medio : Pa-
acción comercial a través de "contactos a chacámac será el impulsor de la segunda
distancia" ; y ( c) los orígenes del quechua dispersión de la lengua y no el responsable
septentrional, particularmente del ecuato- de su primera escisión , como se había suge-
riano (-colombiano). rido previamente . En este acápite , un aspec-
El primer punto constituye una refor- to sobre el que insiste el autor es la puesta
mulación del panorama histórico de las len- en duda de la existencia de un Imperio
guas mayores del Perú tal como había sido Huari asignable a los siglos V- VII, período
esbozado en 1970. El replanteo comporta en el cual se daría más bien una máxima
la asignación de las lenguas (quechua, aru y interacción entre diversos centros de poder
puquina) y sus fases expansivas al surgi- que movilizaron distintas lenguas: no hay,
miento de las culturas clásicas y sus desa- pues, hegemonización de una sola lengua,
rrollos ulteriores dentro de una dimensión como habría correspondido al afianzamien-
temporal menos conservadora. Para referir- to de un imperio.
nos sólo al quechua, como se recordará , to- No estamos en condiciones de evaluar la
mando como base el fechado glotocronoló- nueva correlación lingüístico-arqueológica
gico arroiado por la comparación léxico-es- propuesta por Torero, por las limitaciones
tadística de los dialectos de QI y Qll, que de nuestra propia formación estrictamente
daba tiempos de divergencia mínima ubica- lingüística. Es de señalarse, sin embargo,

390 Revista Andina, año 2


_________________________ Torero . Difusión del Quechua

que la profunda diversidad dialectal del QI , les de la variedad septentrional denuncian


por un lado, y la constante interacción de un entronque con el chínchay costeño (las
las variedades de QI y QII, por el otro , deja- coincidencias fonológicas resultan ahora
ban entreabierta la posibilidad de remontar obvias, entre ellas la sonorización de las
a épocas más tempranas la datación alcan- oclusivas tras nasal, así como la distinción
zada por el método glotocronológico : ya Jo entre dos sibilantes; y, tal vez también, la
había sugerido el propio autor , al decir que fusión de */c/ - */c/ y de */k/-*/q/, que en
, tales fechados debían corregirse eventual- el caso del costeño aún no está muy clara) .
mente . Los reordenamientos propuestos Por el otro, la presencia cusqueña en el
parecen corresponder más ajustadamente a callejón interandino del vecino país no tu-
la antigüedad implícita de la fragmentación vo una duración mayor que la de dos gene-
de los dialectos, así como a la procedencia raciones , tiempo insuficiente como para
de las variedades actuales de la familia lin- asegurar la difusión de una lengua . Esta ,
güística (la dispersión del QII , que en el es- además, se vería entorpecida debido a la
quema anterior quedaba sin explicación, re- composición pluriétnica de las huestes im-
sulta ahora contextualizada). lncidental- periales , básicamente plurilingües (por lo
men te, la reformulación de Torero ilustra, menos de quechua , aymara, puquina e in-
una vez más, hasta qué punto el fechado cluso tallán , a estar por la presencia de los
glotocronológico puede dar una imagen huayacuntus), y que, a la caída del Impe-
muy poco confiable de los tiempos de di- rio, persistieron en el uso de sus hablas lo-
vergencia idiomática. cales. De esta tenue dominación sureña
quedaría apenas el vestigio de las oclusivas
El segundo aspecto tratado constituye aspiradas en los dialectos de la sierra central
una ampliación de la hipótesis formulada ecuatoriana que, al no corresponderse exac-
por el autor (cf. Torero 1974: Cap. 11 , esp . tamente con las del cusqueño, estarían de-
sección I) en relación con el establecimien- nunciando no solamente un origen superes-
to de rutas comerciales a larga distancia co- tratístico, sino también la persistencia de
mo elemento clave que explicaría la difu- viejos rasgos de las hablas de sustrato loca-
sión de patrones culturales, así como de les : argumento este último clifícil de verifi-
lenguas de relación. Según Torero , tanto la car y, por lo tanto , innecesario a nuestro
arqueología como las fuentes escritas per- modo de ver (recuérdese, a este efecto , que
miten sostener la existencia de una intensa el quechua de González Holgu ín fue toma-
actividad comercial de carácter multirregio- do como "norma" en la enseñanza de la
nal entre los pueblos de la costa central y lengua en el Ecuador). De todo ello se con -
las culturas ecuatorianas, y tal vez incluso cluye que el quechua ecuatoriano anteda-
con las de Mesoamérica. Por lo que toca al taría a la conquista incaica . Su presencia
quechua, su propagación habría tenido sería el resultado de la poderosa relación
como motor fundamental precisamente a económica interregional que conectaba la
este desarrollo comercial sostenido. No dis- costa centro-sur peruana no sólo con el
cutiremos aquí este asunto sino en las re- callejón interandino del Ecuador , sino tam-
percusiones que su postulación implica en bién, trascendiéndolo, con el oriente co-
relación con el origen del quechua oriental loro bo-ecuatoriano-peruano. Esto último
coloro bo-ecua toriano-peruan o. explicaría los rasgos comunes compartidos
El tema relacionado con el origen del por los dialectos del nororiente peruano con
quechua ecuatoriano-colombiano es tam- los ecuatoriano-colombianos. Admite Tore-
bién una reelaboración de la hipótesis verti- ro, sin embargo, que si bien hay evidencias
da por el autor en 1974, aportando esta vez que parecen probar los contactos comercia-
nuevos argumentos tanto de orden linigüís- les entre la costa centro-sur peruana y las
tico como etnohistórico. Desecha el 'áútor costas y el interior ecuatorianos , no hay da-
de manera convincente la posibilidad de tos que expliquen la presencia del QIIB en
que dicha variedad pudiera ser el resultado el nororiente peruano, especialmente del
de la implantación del Chínchay sureño o amazonense y del sanmartinense. Cierta-
QIIC vehiculizado por los últimos incas. mente , este asunto es motivo de mucha es-
Por un lado , las características estructura- peculación . Por nuestra parte creemos, con

No . 2, diciembre 1984
c. E. R. A. BARf(Jr.n~,- :-~ : ·391•
·- ,.~.,
.~..
11' 111. .\
Hartmann (1979), que la difusión del que-
chua por tales regiones se produjo en plena Xavier Albó
e~apa colonial. De hecho, por lo que se re- Casilla 283
fiere al quechua de Lamas (San Martín ) . el La Paz . Bolil'ia
trabajo de Barbira ( 1979) demuestra que su
introducción y difusión fue producto de la Leer nuevos artículos de Torero siempre
obra misionera jesuítica restándole valor es gratificante por sus nuevos datos y por la
histórico a la leyenda de ' un posible origen forma en que combina la información de
chanca. En tal sentido, creemos que la labor d_iversas disciplinas en este complicado labe-
misionera cumplió un rol importante en la nnto que es la sociolingüística etnohistóri-
difu~ón de la lengua en el oriente (pero ca. Al no se'. yo es~ecialista ni en la región,
también en Santiago del Estero) a través hoy ecuatoriana , m en las dimensiones et-
de su empleo como "lingua franJa" en las nohistóricas de las disciplinas involucradas
r~ducciones, primeramente jesuíticas y fran- el alcance de mis comentarios es necesaria:
ciscanas después. Por lo demás como lo se- mente limitado y periférico .
ñala Mercier (1983), al meno~ las varieda-
des del Napo peruano, del Tigre y del Pas- l . Sobre las relaciones quechua/aymara y
taza parecen ser de procedencia ecuatoria- la primera evolución.
na relativamente reciente . El carácter con-
servador de la variedad del Pastaza podría Empiezo con dos notitas de detalle. Pri-
explicarse , como Jo sugiere Taylor (1981) , mero , en cuanto al uso de la glotocronolo-
como res~ltado de una influencia norpe- gía, que en artículos anteriores Torero co-
mo su colega Parker, parecía tomar d;ma-
~~na. Incidentalmente, entre los rasgos ti- siado
pificadores del QIIB, Torero le atribuye al en serio. Me alegra ver que en la nota
ecuatoriano l! ausencia del modo sorpresi- dos del presente estudio ahora tiende a re-
vo -ska <*-sqa y, de otro lado, al ferreña- lativizar más las fechas absolutas derivadas
fano la del cambio morfofonémico de u en de este tipo de cálculos, limitándose a seña-
a; ambos datos son incorrectos ( cf. Muys- lar momentos anteriores y posteriores. El
ken 1977 : 5 8-<iO y Taylor 1982, respecti- . ritmo e intensidades de los intercambios
vamente) . sociales, de los que tanto dependen las evo-
En suma, el trabajo de Torero ofrece a I1:1ciones y fijaciones lingüísticas (por géne-
nuestro juicio, un cuadro mucho más cohe- sis o por contactos), no son fijos. Por lo
rente de la historia ekterna del quechua. mismo, es improbable que por estadísticas
Queda demostrada de modo prácticamente léxicas lleguemos alguna vez a precisiones
concluyente la existencia de un "quechuis- comparables a las del C 14.
mo preincaico" en el Ecuador. No es con- La segunda nota se refiere a los nombres
vin~~nte, sin embargo, la hipótesis de la di- dados a las familias idiomáticas implicadas.
fusion premca de la lengua en el oriente Ya se ha generalizado el uso de aru ( o pro-
tanto peruano como colombo-ecuatoriano. to-aru) para el primer grupo implicado. Lo
Por lo demás, quisiéramos concluir esta no- lógico sería que el otro grupo se llamara
ta con una anécdota. Curiosamente, tanto simi (o proto-simi) para mantener el para-
Parker como Torero incursionaron simultá- lelo entre los usos precoloniales de jaqi
neamente en la andinística y, tras una dé- aru = runa simi = "lengua humana" . O tal
cada de producción fructífera y brillante vez el primer grupo sería jaqi y el segundo
ambos hacían un alto en la jornada (Tore: runa! de acuerdo al extendido uso que de-
ro~~ _1 974 y Parker en 1976), al parecer nomina al propio grupo étnico según el vo-
definitivo en el caso del primero. Luego de cablo con que éste designa a la "gente" o
diez años de espera, debemos saludar la "persona humana" . Pero aquí respetaré el
aparición del trabajo que comentamos, uso de Torero , que contrasta lo aru con lo
pues ello da testimonio de la renovada e quechua (o quichua, más precisamente ,
indeclinable preocupación del autor por sobre todo para el caso ecuatoriano).
temas que fueron inaugurados por él mis- E!1 la vi~ja controversia sobre el origen
mo en su afán por contribuir al esclareci- c_o mun o diverso de estas familias lingüís-
miento del pasado andino. ticas, Torero se inclina por la segunda tesis,
pero con una sana cautela. Afirma que las

392 Revista Andina, año 2


________________________ Torero: Difusión del Quechua

dos familias son "no obviamente emparen- menores escalas. Si al nivel étnico su expre-
tadas" (en vez de decir "obviamente no sión es una tupida red de interdigitaciones,
emparentadas") y utiliza su diverso origen su correlato lingüístico implicará también
"como punto de partida metodológico". intensos y complejos contactos entre
Comparto su postura y espero qUt' los idiomas.
anunciados estudios del autor y Adelaar
sobre el tema nos arrojen nueva luz. Para
completar los argumentos ya esgrimidos 2. Las redes de mercado como difusoras
por Martha Hardman a favor del no paren- lingüisticas.
tesco, creo que necesitamos una evidencia La hipótesis central de Torero parece
más detallada sobre todo en cuanto a las ciertamente muy plausible. Con razón
posibles relaciones entre el aru y el que- Roswith Hartmann la prefiere frente a la de
chua I (QI), no olvidando la información Louisa Stark, quien suponía que los oríge-
de tipo gramatical. En estas variantes de nes del quechua estaban en el Oriente ecua-
apariencia más antigua dentro del quechua toriano . En los fenómenos sociolingüísticos
hay rasgos, como el alargamiento vocálico contemporáneos es evidente que el idioma
con funciones gramaticales o el uso de cier- del comercio tiene un mayor status y de es-
tos infijos para el plural , que lo acercan a ta forma tiende a difundirse. Así sucede,
las lenguas aru. Para poder sacar conclusio- por ejemplo, en la expansión del aymara
nes más profundas acerca de una vincula- sobre el quechua en su actual frontera NE
ción por evolución genética o por simple y en su contracción ante el mismo idioma
contacto, es preciso también que compren- en el E y SE. Los rasgos de "lingua franca" ,
damos mejor los mecanismos por los que con aligeramiento de la estructura morfose-
este tipo de lenguas juegan con la transfor- mántica , correctamente señalados por
mación de radicales en sufijos, incluyendo Torero en el quichua ecuatoriano , encajan
la modificación o eliminación de vocales. perfectamente con esta hipótesis. A todo
Pienso, por ejemplo, en la sugerente rela- ello se suman los datos etnohistóricos de
ción entre el radical ka- ("ser , estar" del Rostworowski y Salomon c¡ue señalan la
quechua) y el continuativo -k-, que ocu- importancia de los mercados en la región
rre tanto en aru como en quechua. Este estudiada . Sin embargo, es necesario man-
tipo de análisis debe completar la informa- tener dentro de este enfoque diversos ma-
ción más utilizada, basada en inventarios tices ya señalados por Hartmann en su im-
comparativos de fonemas, morfemas o portante artículo de 1979: este QIIB o
radicales . chínchay sólo se esparce superficialmente ,
Sea cual fuere el resultado de este cote- sin sustituir un gran número de lenguas
jo lingüístico, en las dimensiones no lin- locales que persisten hasta relativamente
güísticas de la investigación hay también tarde ya en la época colonial. La vincula-
un aspecto que encuentro poco desarrolla- ción de esta expansión comercial con Pa-
do en Torero. Para establecer las redes de chacámac permanece al nivel hipotético.
contactos sociales que explican las concen- Quedan otras preguntas de potencial
traciones y evoluciones del mapa lingü ísti- interés . Por ejemplo , diversos autores, so-
co, Torero privilegia las expansiones comer- bre todo Salomon, han identificado a los
ciales y , donde sea aplicable, también los mercaderes de los valles interandinos ecua-
movimientos de conquista o al menos hege- torianos como los mindalá, especialmente
monía digamos política . Correcto. Pero fuertes en la región norte. Este nombre
echo de menos la consideración de este fe- proviene con toda probabilidad de una len-
nómeno tan típico de los Andes, sobre to- gua no quichua, lo cual parecería reflejar ·
do centrales y meridionales (y citado por una red de mercaderes de otro origen. ¿Por
Salomon también en el sur del Ecuador) , qué su lengua no se habría expandido si-
conocido como el sistema de archipiélagos quiera por el norte de una manera semejan-
o el control vertical de varios pisos ecológi- te a la que Torero postula para el QIIB des-
cos. Es probable que esta forma de control de el sur? Tal vez sí había ocurrido tal ex-
del retorcido paisaje andino tenga raíces pansión, pero ésta nos habría quedado
muy anteriores al Tawantinsuyu, aunque a ofuscada por el impacto posterior y defini-

No. 2, diciembre 1984 393


tivo de la conquista Inca y la consolidación retorna brevemente a Chuquisaca para
colonial. pasar de nuevo a Juli hasta 1607, en que se
Limitándonos al factor Inca, ¿cómo va al Paraguay. Sin embargo , sus volumi-
habrá funcionado entonces el mismo esque- nosos vocabulario y gramática, publicados
ma de "lingua franca" (y sus simplificacio- en 1607 y 1608, se limitan al quechua cus-
nes morfosintácticas) en esta periferia sep- queño, sin mayores referencias a variantes
tentrional del Imperio? Desde esta perspec- quiteñas. Parece que durante sus tres lus-
tiva, y teniendo en cuenta las diferencias tros de permanencia en la región del QIIB,
en lenguas sustratos (incluyendo el chín- González Holguín se limitó a usar el QIIC
chay preincaico), podría resultar intere- aprendido en su corta estancia anterior en
sante una comparación con lo que haya po- el Cusco - o en Juli, preponderantemente
dido suceder en el otro extremo con el aymara- predicando en él con gran acepta-
quichua de Santiago del Estero. ción. Rivet cita un texto manuscrito de
1649 que se ubica en la Biblioteca Nacional
3. La consolidación colonial. de Lima, obra de Diego de Molina, párroco
Supuesto que ni la expansión a través de de Huánuco, en el que habría "une bonne
mercaderes ni la posterior consolidación étude . . . sur l'extension et les divisions de
con la llegada del Tawantinsuyu llegaron a cette langue" quechua (Rivet 1951 :1,
barrer los otros idiomas de la región , resul- 111-112). ¿Incluirá información pertinente
ta aún llena de misterios la forma en que se sobre el tema que nos ocupa, para esas fe-
llegó al actual quichua ecuatoriano, coli sus chas intermedias?
diferencias internas relativamente menores .
La situación y los procesos parecen distin- 4. La vertiente geopolr'tica.
tos de los que ocurrieron más al sur. Resul- Estas investigaciones sobre la existencia
ta muy sugerente la hipótesis con que Tore- o no de quichua en el actual Ecuador ya
ro acaba su artículo . Según ella, el quichua desde la época preincaica no dejan de tener
ecuatoriano habría surgido como un meca- su vertiente geo-política. La creencia más
nismo de defensa desde abajo . Siendo así, extendida -y difundida por personalidades
habría una clara diferencia con lo que ocu- ecuatorianas como los estudiosos González
rrió en el sur, donde la normalización y Suárez o Jijón y Caamaño- había sido que
fijación fue en gran parte el resultado de la todo lo quichua en el Ecuador era simple-
tarea misionera, apoyada a su vez por las mente el resultado de conquistas desde el
reducciones toledanas y por la mita minera. sur. En la búsqueda de consolidar una iden-
La ausencia de textos misioneros tem- tidad, las relaciones con el sur se perciben
pranos en ese conjunto de dialectos tan ho- de manera distinta si éste es siempre visto
mogéneos entre sí, a la vez que bastante di- como un simple invasor o como parte de
ferenciados del quechua imperial, parece un todo andino que ha generado muchas
apoyar dicha hipótesis. Torero sólo logra ínter-relaciones sociales y humanas ya des-
remontarse a 1753 para encontrar un pri- de épocas anteriores incluso al Tawantin -
mer "arte" sobre el quichua quiteño , y la suyu. Lo quichua puede ser visto sólo co-
bibliografía de Rivet sólo encuentra un tex- mo un residuo de invasiones foráneas o
to anterior en el mismo dialecto para unos como una raíz panandina mucho más pro-
pocos años antes: el catecismo del obispo funda. Cuando se encuentran las actuales
Luis Francisco Romero de 1725. Es cierto poblaciones autóctonas de los tres países
que · casi todos los textos lingüísticos de la andinos, sea cual fuere su prehistoria lin-
primera época colonial (con la notable ex- güística, lo perciben indudablemente en
cepción del primero, de Domingo de Santo este segundo sentido integrador de toda
Tomás, en chínchay), se limitan a las pres- una amplia región .
tigiosas variantes cusqueñas. Pero el caso
singular de González Holguín llama cierta- REFERENCIAS
mente la atención . Llegó a Cusco hacia RIVET, Paul y CREQUI-MONTFORT, G.
1581. Al poco tiempo pasó a Juli (sobre 1951. Bibliographie des langues aymará
todo aymara) y en 1586 se trasladó a Qui- et kicua. Vol. l. París, lnstitut d'Ethno-
to , donde permaneció 14 años. En 1600 logie.

394 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Torero : Difusión del Quechua

perio de los Incas en un extenso territorio


que fue como el crisol natural donde se
José Vicente Yánez del Pozo forjaba la gran unidad de pueblos y cos-
Instituto de Lenguas y Lingüi'stica tumbres. Es curioso anotar cómo los Incas
Pontificia Universidad Católica del Ecuador mismos no tuvieron como su lengua oficial
Casilla 2184 al Quechua-Quichua, sino al aymara. Sólo
Quito, Ecuador en tiempos de Huayna Capac se la adoptó
y se la impuso, porque estaba ya suficiente-
El artículo de Alfredo Torero, que nos mente extendida y servía como mecanismo
permitimos comentar brevemente, se inscri- de únidad de tantos pueblos y nacionali-
be dentro de los valiosos aportes teóricos dades .
que el autor ha venido haciendo para un Dentro del gran número de nacionalida-
mejor conocimiento de los orígenes , expan- des destaca a mi entender, la oposición
sión y actualidad de la lengua Quechua-Qui- norte-sur, q~e en términos generales se
chua. Y decimos Quichua porque en el identifica con la oposición entre Quechua-
Ecuador nosotros conocemos con este Quichua I y Quechua-Quichua 11. Pero,
nombre al "runa shimi", al utilizar el idio- como lo anota el mismo autor, ni aun en
ma andino solamente las tres vocales "a", tiempos de la peor contienda ocurrida en-
"i" "u" ·en oposición a los demás dialec- tre Atahualpa y Huáscar se puede hablar
tos' de 1~ "lengua general", que utilizan de una simple oposición, sino de una uni-
todas las vocales. dad en la contradicción. Los dos sectores
Precisamente creemos que el mayor aparecen así incluso hasta nuestros días,
aporte de Torer~ consiste en sentar sólidas como el "ha~an" y el "urin ", el "alto" y el
bases históricas para demostrar un hecho "bajo" que pugnan por encontrar los meca-
que en el Ecuador no ha sido suficiente- nismos de unificación. Y esto contra toda
mente estudiado: la existencia y vigencia confabulación que desde los tiempos colo-
del idioma Quechua-Quichua en nuestro niales vienen utilizando los dominadores
territorio en épocas preincaicas. para impedir la unidad de los indígenas y
Si bien este hecho ha sido aceptado por de sus hermanos de lucha, los millones de
cada vez más estudiosos del problema (el mestizos y negros del mundo andino.
mismo Torero anota el estudio de Hart- Para completar las ideas de Torero en su
mann sobre el quechuismo preincaico en artículo habría que estudiar un poco más
el Ecuador) en no pocas ocasiones se ha Jo que ocurría con las distintas nacionalida-
querido da{ a entender que el idioma des que desde la época del Desarrollo Re -
Quechua-Quichua se habría originado e~ gional (500 a. de C.) habitaban nuestras
el Ecuador. Uno de los argumentos preci- tierras así como las estrategias mercantiles
samente ha sido el de las vocales "prima- que utilizaban, para esclarecer más aún ~I
rias". Esto, unido a una interpretación proceso de expansión del Quechua-Qui-
literal de la teoría del Reino de Quito de chua.
Juan de Velasco no ha hecho más que
alimentar la opo;;¡ción que, por motivos
ajenos a la voluntad de nuestros pueblos,
existe hoy entre el Perú y el Ecuador. Ruth Moya
Según los argumentos de Tore~o, queda Kodaly - 75
claro que el idioma Quechua-quichua em- Quito. Ecuador
pezó su largo recorrido de medio de comu,-
nicación eficaz en la costa central del Peru El sugerente artículo de A. Torero acer-
y que desde allí se fue extendiendo, jui:ito ca de la difusión preinca del quichua en el
a las actividades comerciales de los miles actual Ecuador, teniendo co~o marco ex-
de mercaderes de la época, a las serranías plicativo un conjunto de relac10nes comer-
y sectores orientales del Perú y del E~uador ciales y políticas que exceden el ámbito de
e incluso hacia zonas de otros paises de las microrregiones, es una tesis que apunta
América del Sur. sólidamente a explicar no sólo dicha expan-
Este proceso se empezó a gestar mucho sión idiomática sino su fragnientación, has-
tiempo antes de la consolidación del Im- ta ahora no suficientemente estudiada.

No. 2, diciembre 1984 395


Lo que el autor denomina "el comercio Lo más importante es que las culturas
lejano" articulaba ex tensas regiones que costeñas de este período intensifican sus
iban - vía señorío político y religioso de contactos con las culturas serranas como
Chincha - hasta el sur peruano y áreas del la Tuncahuán (Chimborazo), la Pan~aleo y
Collao y hasta las costas norteñas del Ecua- las norteñas de Imbabura, Carchi y sur de
dor, áreas del sur de Colombia, el Caribe Colombia (llamada "horizonte Tuncahuán "
y probablemente México. por las similaridades con la de Chim bora-
El eje socio-político de Chincha y el pro- zo). En esta región interandina norteña,
pio dinamismo de las otras regiones con las por el 500 a. de C. y el 1,500 d. de C., se
cuales se comerciaba produjeron la expan- desarrolló la cultura Carchi , famosa por su
s~ó_n d~l quechua IIB. Posteriormente, la po- pin tura negativa, el in terca111 bi u Je coca
htlca mea de descentralización relativa ha- etc. '
bría reducido, pero no eliminado esta arti-
culación suprarregional, que sob~pasaba el A hora bien, la hipótesis de Torero acerca
límite septentrional del Tahuantinsuyo. del protoquichua se relaciona con la exis-
En cuanto a lo del "dinamismo" interno tencia de la c1:1ltura peruana proto-Chavín,
que caracterizaba alas culturas y economías que se consolidaba por el 700 a . de C. La
preincas del actual Ecuador, cabe recordar cultura Chavín propiamente dicha y la Cha-
que ya la cultura co~teña de Valdivia vín clásica (400 a. de C.) profundizaron la
(4,000 a. de C.), cultura de la más antigua interpenetración de las familias quechuas
cerámica y de la domesticación del maíz ( costa central peruana) y aru ( costa sur pe-
mantuvo relaciones de orden "comercial' ¡ ruana) . Si bien, siguiendo al mismo Torero,
con otras culturas de la región . Asimismo la cultura Chavín no difundió ninguna len-
la cultura Machalilla (2,000 a . de C. - 1,400 gua en particular, mantuvo contactos con
a. de C.), ubicada en las costas de Manabí y otras zonas de las costas septentrionales del
del norte del Guayas, desarrolló contactos Perú y del Ecuador por los mismos años
con otras regiones. Sin embargo , es la cul- 400 a. de C.
tura Chorrera (1,500 a. de C.) , que se ex- Desde la perspectiva "ecuatoriana", he-
pande en las riberas del Babahoyo, la que mos visto que culturas muy antiguas (desde
tiene la función integradora al interior del 4,000 a. de C.) mantenían activos contac-
actual Ecuador y establece nexos con áreas tos regionales y que es probable que desde
tan lejanas como Chavín en el Perú. el 1,500 a. de C., la cultura Chorrera inicia-
Efectivamente, la cultura Chorrera man- ra in extenso el contacto comercial y reli-
tiene nexos con la de Cerro Narrío -en las gioso del spondylus.
actuales provincias de Cañar y Azuay- y Torero ubica en el 400 a. de C. los con-
áreas amazónicas. tactos peruano-ecuatorianos (Chavín clási-
Parece evidente que un objeto de "co- co). y éstos tendrían lugar con las culturas
mercio" interno y externo es el spondylus que dan paso a nuestro " desarrollo regio-
propio de_ las costas ecuatorianas, que s¡ nal", esto es 500 a. de C. y 500 d. de C.
intercambiaba por coca , obsidiana, produc- (culturas Bahía , Guangala, Tolita, Jama-
tos agrícolas de otros climas (lo cual dio Coaque , Tuncahuán y "Horizonte Tunca-
nacimiento más tarde a los mitos de origen huán" en el norte). El desarrollo regional,
norteño de Viracocha). como se ha visto, se caracteriza por contac-
Más adelante , por el año 500 a. de C., J. tos comerciales extra-regionales que pueden
cultura de Bahía de Caráquez desarrolla } empatar muy bien, como lo anota Torero,
diversifica su producción y man tiene rela- con similares políticas de culturas peruanas
ciones con las culturas de la Isla de La y mexicanas .
Plata, la cual , se supone . había desarrolladc Para el inicio de nuestra era, Torero plan-
un intenso comercio marítimo . tea la pr<?gresión del protoquichua y, en lo
También hacia el año 500 a. de C. se ha - que concierne a los contactos con el norte
bían consolidado las culturas costeñas de del Perú, excluye la existencia de lenguas
Gua~gala , La Tolita y la de Jama-Coaque, generales, de donde se infiere que el proto-
relac10nadas todas ellas entre sí. Es preci- quichua no habría penetrado por esta vía
samente esta última la cultura que comer- en la etapa ecuatoriana del "desarrollo re-
ció con Pr,~,1 y México gional" <hasta 500 d. de C.). El Proto QII,

396 Revista Andina, año 2


________________________ Torero. Difusión del Quechua

que es el que nos interesa puesto que los bles con el quichua ecuatoriano. Con res-
dialectos ecuatorianos se derivarían de él, pecto a los .datos de Sto. Tomás, creo que
se dilató por la costa peruana . Por el siglo hay que considerar los "filtros" que impli-
VIII, según Torero, un deterioro ecológico caban la transcripción del autor y he mos-
interrumpió de algún modo los contactos trado que existen diferencias entre el dia-
comerciales entre sierra y costa; este acon- lecto descrito en 1560 y el "quiteño" (en
tecimiento fue seguido del auge de Pacha- un sentido lato, es decir, el "ecuatoriano"
camac y la subsecuente presencia inca en de Torero). Como sea, el argumento de To-
las ciudades costeñas, incluso en las costas rero permitiría inferir de algún modo que
ecuatorianas. el quichua se expandió por la vía nor-orien-
En este mismo siglo VIII( el Proto QII se tal peruana hacia el sur-oriente ecuatoriano.
bifurcó en el Proto QUA sierra norte del Sin que eso deje de ser probable, opino que
Perú) y el Proto QIIBC (sur, costa),. arrin- ese contacto debió de ser del año 1,000 d.
conando a las lenguas aru. Adicionalmente, de C. en adelante, ya que las culturas regio-
el QIIB, según Torero, de una estructura nales sur-amazónicas del Ecuador sólo se
sintáctica más simplificada, se expandió al consolidan y establecen contactos intensos
actual Ecuador. Este quichua o quichua con la sierra por dicha época. Por otro lado,
Chincha fue la lengua de los mercaderes, las importantes culturas centro y sur serra-
sobre todo de los Chincha. ¿Qué ocurrió en na~, que habían desarrollado notablemente
el actual territorio ecuatoriano? sus fuerzas productivas y sus sistemas polí-
Por un lado, en lo que hoy son las pro- ticos, tenían, en términos comparativos,
vincias de El Oro, Guayas y Los Ríos, se mayores posibilidades que las culturas ama-
desarrolló la cultura Milagro-Quevedo (800 zónicas de establecer contactos de carácter
d. de C.), donde se han encontrado las lla- comercial, político o religioso con el sur.
madas hachas-moneda, y la cultura Manta En todo caso, parece evidente que la
intensificaba sus contactos con Chincha y avanzada del quichua sureño por la amazo-
Chanchán en el Perú, al mismo tiempo que nía ecuatoriana llegó hasta Quijos, mientras
se confederaba con los huancavilcas (zona que los dialectos quichuas del norte y cen-
de Guayaquil). La cultura Atacames (norte tro de la sierra influyeron en el quichua del
de Esmeraldas) se afirmaba y en la sierra Coca y el Napo; estos pueblos nor-amazóni-
los Puruhaes (Chimborazo), Cañaris, panza- cos debieron hablar sus propias lenguas y
leos y pal tas, junto con los napo de la ama- ser bilingües con este quichua.
zonia (1100 d. de C. - 1.400 d . de C.).
En realidad, todas estas culturas corres- El quichua en el sur amazónico ecuato-
ponden al período de integración (500 d. riano debió de ser una lengua de relaciones
de C. - 1,500 d. de C.), época que abarca- abiertas (comerciales y shamánicas), que no
ría el primer contacto del Q en Ecuador (el impedía que se hablaran lenguas vernácu-
siglo VIII), la conquista inca y la llegada de las, como el mismo Quijo, el Záparo y el
los españoles. Canelo, las dos últimas hasta hace poquísi-
Volviendo a los aspectos lingüísticos: mos años. La expansión del quichua en el
Torero postula que el quichua ecuatoriano- norte de la amazonía más bien corresponde
colombiano, derivado del QIIB, es cercano al período colonial -siglos XVI y XVII- y
al de Chachapoyas y al de Lamas, ambos de respondía a los mismos contactos comer-
la región nor-oriental del Perú, y "afiliable" ciales, shamánicos, de parentesco y , cuando
además al descrito por Domingo de Santo no, causados por la evasión a los tributos.
Tomás (cerca de Lima) y al desaparecido En la tradición oral contemporánea de
de Huarochirí. Añade Torero que de las dos los pueblos quichuas del oriente ecuatoria-
grandes variedades ecuatorianas, el quichua no hay más bien arquetipos míticos de las
interandino y el oriental, este último es más culturas amazónicas, lo cual abonaría en
"cercano" al proto-ecuatoriano. favor del planteamiento de Torero de los
Lamento desconocer de primera mano contactos panregionales, pero al mismo
descripciones fonológicas y sintácticas, así tiempo señalaría una quichuización relati-
como mitos y otros aspectos culturales de vamente tardía.
las hablas de Chachapoyas y Lamas, como En lo que respecta al Q. serrano, pese a
para poder analizar las similitudes proba- la diversidad dialectal, creo que Cañar esta-

No . 2, diciembre 1984 397


blece un punto límite de una influencia güístico. Con esta finalidad me limito a
sureña ( ¿sur-oriental o serrana?) pro:inca en tres puntos:
el sentido de la conquista de facto y que, Extensión espacial de la red de intercam-
de allí hasta el río Mira en Carchi, hay olea- bios: En este aspecto, Torero su hcstima la
das dialectales que demarcarían nuevas dimensión del fenómeno , porque limita su
áreas lingüísticas de homogeneidad relativa: discusión de la " moneda' ' (d1aquira. ha-
la de Bolívar-Chimborazo-Tungurahua; la chas-monedas) al litoral ecuatori;ino , cuan-
de Cotopaxi y parte de Pichincha; la zona do existen amplias evidencias de su utiliza-
norte de Pichincha, Imbabura y sur colom- ción serrana y amazónica . Oberem, en Los
biano. Quijos. reunió evidencias sobre el uso de
La presencia preinca del Q en Ecuador collares de cuentas con valor estandariza-
parece un hecho y es posible que su evolu- do en la amazonía occidental y el mismo
ción fonológica simplificadora de aspiradas complejo perd11ró hasta cerca del 1600 en-
y g]otalizadas, así como de las uvulares, tre los Pastos serranos. En Cañar, Ecuador.
haya ocurrido tempranamente . Entre las un proceso inédito de 1563 muestra que
características morfo-sin tácticas señaladas los Cañaris sepultaban "hachuelas de co-
por Torero, concuerdo que en su mayoría bre" por centenares y que las aceptaban en
corresponden al ecuatoriano, aunque mere- pago de deudas. Las hachas figuraban en la
cería un comentario más extenso la men- comarca quiteña como dote de novias abo-
ción a los cambios morfémicos a por u; el rígenes. Pero la difusión de tales "mone-
nominalizador -na (que no excluye -y) y das ·• no nos ayuda mucho en lo lingüístico,
el "casual" sqa (ska). Finalmente, el con- porque el idioma del portador no acompa-
tacto con lenguas preincas modificó pro- ña necesariamente a su moneda en la tra-
fundamente el Q. ecuatoriano , al punto yectoria posterior de ésta; hace falta exami-
que existen !U y /z/ y /s/ y /z/ (cañar) y nar directamente el comportamiento del
s/z en todo el Q. ecuatoriano. portador.
El artículo de Torero invita a establecer
contactos más estrechos para coordinar La red de mindalaes o "indios mercade-
investigaciones bilaterales, teniendo como res": Desde Pasto hasta la zona del actual
punto de partida métodos e instrumentos Latacunga (es decir. mucho más aJlá de la
discutidos en común. El aporte del autor frontera nor-ecuatoriana mencionada por
nos motiva y nos obliga a sistematizar las Torero),el trueque a larga distancia fue es-
reflexiones y observaciones particulares. pecialidad de corporaciones mindalaes polí-
ticamente autorizadas. Por sus vínculos con
la costa pueden identificarse ellos (o sus
progenitores) como posibles hablantes de
cualquier lengua de relación marítima. Sin
Frank Salomon embargo, el dato tardío citado por Torero
Department of Anthropology solamente demuestra que en la época incai-
5240 Social Sciences ca utilizaban el Quechua ; no nos ayuda a
University of Wisconsin aclarar si lo adquirieron como antigua he-
Madison, Wisconsin 53706 rencia de su corporación mediante contac-
EE.UU. tos chinchanos (cte.), por contactos con el
Tawantinsuyu antes de la conquista Inca o
Concuerdo con Hartmann y Torero al después. Me parece probable que los tres
juzgar las evidencias como suficientes para procesos operaban. Por Jo tanto, el hecho
postular la existencia de un vínculo maríti- del comercio no aisla al Chinchano como
mo-comercial, proba ble mente preincaico, única habla Quechua conocida preincaica-
entre la costa peruana y el actual Ecuador. mente.
Acepto también la probabilidad de que un ¿Y cuál habrá sido el efecto sociolingíiís-
Quechua no-incaico figuró en su conducta. tico del quechuismo mindalá? Una prueba
Pero para satisfacemos de que tal vínculo fehaciente de que el Quechua mindalá fue
fue vector principal del Quechua, hace falta prototipo del quichua que llegó a difundir-
enfocar mucho más microscópicamente su se entre el vulgo aborigen después de la
modo de funcionar y su potencial sociolin- conquista española y de que la presencia o

398 Revista Andina, año 2


________________________ Torero: Difu,ión del Quechua

ausencia de los Incas no fue factor crucial , mitmaqkuna en el Ecuador fueron los Cha-
sería una fuerte asociación entre zonas de chapoyas. cuyos descendientes -según el
actividad mindalá y zonas de efervescente propio Torero- hablan un Quechua IIB si-
qucchuismo colonial. En particular, la re- milar al ecuatoriano, y los Wayakuntu de la
gión de Pasto se caracterizó por su mucha sierra de Piura. Sabemos que después de
actividad mindalá y, a la vez, por una esca- 1534 los Chacha y Wayakuntu se casaban
sa penetración Inca. El modelo de Torero con aborígenes. No es imposible que el ha-
parece "retrodecir" en semejante caso una bla de los Chacha, por lo menos, haya in-
dinámica popularización del Quechua IIB fluido en la evolución de los dialectos ecua-
colonial. Las evidencias de semejante difu- torianos.
sión popular serían, entre otras , evidencias En fin , me parece plausible que los pue-
de abundantes quechuismos en la antropo- blos ecuatorianos hayan conocido el Que-
nimia colonial y moderna, noticias del Que- chua mediante lazos preincaicos mindalaes,
chua como idioma dominante durante la pero es importante apreciar que general-
colonia temprana. presencia de toponimia mente no se produjo su posterior transfor-
quechua en sitios lejanos del Qhapaq ñan, mación en vernáculo general donde faltó el
etc. La verdad es que faltan por completo factor Tawantinsuyu (costa y litoral ecua-
tales indicios en el cuerpo documental toriano, país Pasto). ¿Qué condiciones den-
pastense. Faltan también en la montaña tro del ex Tawantinsuyu habrán permitido
occidental y en toda la costa, adonde , se que el eventual vernáculo Quechua no fue-
supone, habían llegado los chinchanos. El ra el idioma del Cusco? La adquisición pre-
único caso que muestra más o menos el via del chinchano, sí; pero me parece im-
perfil "retrodicha" es el problemático del prescindible examinar la probable presen-
lngano. cia, en número elevado y en estrecho con-
tacto con la plebe aborigen, de mitmaq y
Los mitmaqkuna: Torero trata con es- otros forasteros hablantes de Quechuas nor-
cepticismo justificado la imagen de los su- peruanos y posiblemente del tipo IIB. Tam-
reños transplantados como difusores del bién hay que estudiar el impacto de los sus-
Quechua cusqueño, pero sin distinguir su- tratos llamados ( quizás injustificadamen-
ficientemente entre las diversas corrientes te) "macro-chibchas", que funcionaban co-
demográficas involt1cradas. Los dos grupos mo idiomas mayoritarios durante todo el
étnicos más universalmente presentes como proceso histórico examinado por Torero.

RESPUESTA
más importantes de producción y consumo
Alfredo Torero de riquezas, y que la hoya del río Guaya-
Calle Alberto Acosta 118 quil debió haber sido la puerta principal del
Vista Alegre movimiento marítimo para la sierra ecuato-
Lima - Perú riana (esto es, para comarcas como la cañar
y puruhá). El énfasis de los comerciantes
Agradezco a Ruth Moya las precisiones del sur no estuvo puesto, pues, en los secto-
acerca del desarrollo cultural ecuatoriano y res orientales amazónicos del actual Ecua-
las sugerencias sobre las formas más detalla- dor. Si he buscado evidencias de presencia
das que pudo adoptar el avance del que- del quechua en los Quijos, lo he hecho en
chua en Ecuador. En cuanto a algunas de relación con actividades de complementa-
sus interpretaciones. debo señalar que he ción económica vía comercio entre las so-
tratado de poner en relieve cómo para el ciedades del litoral y la sierra del propio
comercio del sur, que vehiculaba al que- Ecuador con la de sus márgenes orientales.
chua II B, los objetivos principales por al- Los comerciantes del Perú costeño central
canzar eran las costas y el interior serrano tuvieron indudablemente otras áreas de sel-
del Ecuador, donde se hallaban los focos va más próximas para sus transacciones.

No. 2, diciembre 1984 399


Una situación similar -de extensión de Al segundo grupo de observaciones de
lengua por complementación económica- Saloman, debo indicar:
planteo para la difusión del quechua II B a) Coincido en suponer con él (y con Albó)
desde Chachapoyas (u otras zonas serranas como muy probable que en sus despla-
vecinas) hacia Lamas y otros puntos a ori- zamientos los mindalaes "ecuatorianos"
llas del Marañón-Amazonas . Por lo demás, manejaran dentro del Ecuador actual
estimo que la situación lingüística en la re- varias lenguas de relación y comercio.
gión de Chachapoyas a principios del siglo desaparecidas luego ante el efecto políti-
XVI era similar a la de la sierra ecuatoriana co del Tahuantinsuyo que favorecía al
en cuanto a que el quechua IIB se hallaba quechua y /o, finalmente, ante la destruc-
en proceso de implantación , pero con fuer- ción del comercio americano a distancia
te, · quizá predominante, vigencia de una o por la conquista española. Igualmente,
más lenguas locales. En Jo tocante al inter- es probable que los mindalaes conocie-
cambio de las áreas de Chachapoyas y ran antes de la conquista inca del Ecua-
Lamas (San Martín) con la sierra ecuatoria- dor dialectos quechuas no IIB; en parti-
na, sus rutas habrían sido preferentemente cular, pu dieron conocer las variedades
no los ríos de la selva, sino las vías milena- IIA de Cajamarca y de Ferreñafe, varie-
rias del Utcubamba-Chinchipe, Tabaconas- dad ésta última que era posiblemente la
Huancabam ba, hacia y desde la región palta hablada por los huayacondos.
y cañar. b) No he dicho que la presencia o ausencia
En todo esto, no he dejado de subrayar de los incas "no fue factor crucial" para
la necesidad de ahondar en el estudio de las la consolidación del IIB en Ecuador, ni
relaciones del mundo andino y el mundo establecí un modelo que "retrodijese"
amazónico, a través de rutas fluviales como que a mucha actividad mindalá y poca
las que los cocama-omaguas surcaban, Napo penetración inca habría de corresponder
arriba y Marañón arriba , al parecer en bus- una "dinámica popularización del IIB co-
ca de contacto con los Andes . lonial". Muy al contrario, he estimado de
En cuanto a las observaciones específi- suma importancia la presencia inca, pero
cas de Salomon: en primer lugar, el comen- presencia política. El encuadramiento
tarista equivoca el argumento al sostener político-social de la población ecuatoria-
que subestimo la dimensión del fenómeno na (esencialmente de la sierra sureña y
de intercambio "porque limito la discusión central) produjo indudablemente una in-
de la 'moneda' (chaquira, hachas-moneda) tegración socio-económica de la región
al litoral ecuatoriano". Esta observación ecuatoriana a niveles hasta entonces no
iría dirigida, en todo caso , a una informa- alcanzados entre los reinos y señoríos
ción limitada por mi parte del área de ha- precedentes ; esta acción política integra-
llazgos de la "moneda", no a la amplitud dora no pudo dejar de tener un efecto
de las redes de intercambio, que planteo en sociolingü is tic o en la afirmación del que-
mi artículo como multidírecciona!es, marí- chua IIB lugareño por ser éste no lejano
timas y terrestres, cubriendo costas, sierras del IIC "imperial", como tampoco pudo
y vertientes amazónicas y conectando el dejar de coadyuvar a que este IIC marca-
sureste andino y el interior ecuatoriano y el se por superestrato a todas las variedades
sur de Colombia. Acerca de la "moneda", ecuatorianas modernas.
señalé que la chaquira era empleada en la c) Acerca de la no consolidación del que-
relación costa-sierra y el hacha-moneda a lo chua entre los pastos en la colonia, es
largo de las costas; reconozco que supuse importante recordar que Cieza de León
innecesariamente tales restricciones y me señala reiteradamente que los pastos y
corrijo gustosamente ante la información popayaneses vivían en situación de "be-
de que en 1563 los cañaris aceptaban "ha- hetrías", esto es , no encuadrados por un
chuelas de cobre" en pago de deudas ; estoy aparato estatal consolidado ni por una
persuadido de que cada vez sabremos más ideología clasista; en el capítulo XIII de
acerca de la "moneda" en el mundo prehis- La Crónica del Perú con tras ta agudamen-
pánico y de los diversos objetos que cubrie- te tal situación con la existente de Quito
ron tal función. al sur y en el capítulo XXXVII de esa

400 Revista Andina , año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Torero: Difusión del Ouechua

obra anota que las mismas gentes del inca ex tendiendo el IIB en época preincaica
"tenían por conquista sin provecho la inclusive entre pueblos de habla IIA o de
que hacían en la región de los pastos". A idioma cu lle. u otros, con lo cual mitmas
los conquistadores incas les interesaba, como los cajamarcas y huamachucos ha-
en efecto, controlar sociedades produc- brían estado igualmente precondiciona-
toras de un alto excedente -que podían dos para la aceptación del IIB ecuato-
entregar, por lo tanto, fuertes y estables riano .
tributos- y no a aquellos grupos socio- Respecto a la acción misionera, a que
políticamente de débil cohesión, a los aluden Albó y Cerrón, su efecto en el corto
cuales, sin embargo, no desdeñaban los plazo, y aun en el mediano plazo, debe con-
mercaderes , puesto que éstos sí podían siderarse con cautela. Es evidente que un
alcanzar a los jefes de guerra o a los sha- restringido grupo de misioneros no hubiese
manes en sus quehaceres de intercambio. podido imponer una determinada lengua
De cualquier forma, una situación de -la suya propia u otra cualquiera ajena a los
"behetrías" entre los pastos no provee- potenciales catecúmenos-; por ello, el pro-
ría allí el terreno socio-político más fa- cedimiento más socorrido por los españoles
vorable para la consolidación del que- fue acudir a una de las lenguas nativas "ge-
chua como lengua popular en la tempra- nerales" que se encontraba ya implantada
na época colonial. en los grupos etnolingÜísticos abordados
d) Respecto de la carencia de toponimia y (aunque no fuese universalmente usada), o
de datos sobre presencia del quechua en al idioma de grupos foráneos masivamente
el litoral del Guayas o Manta , me parece trasladados, como lo fueron los nativos en
que. siendo el quechua un idioma no lu- parte ya quechuaha hiantes del noroeste ar-
garerio y empleado inicialmente por un gentino llevados temporalme'nte a Santiago
sector limitado de la población como se- del Estero, o los tu pinam bá del litoral bra-
gunda lengua, sus posibilidades de dejar sileño conducidos al Amazonas medio. Sea
huellas de su paso f11 r ron pocas en la pre- como fuere , la catequesis sólo tuvo efecto
conquista española ; lue go de ésta , la rá- lingüístico duradero cuando se insertó en la
pida despoblación del litoral y el tam- organización y el encuadramiento de la ma-
bién rápido paso al empleo del castella- no de obra nativa dentro de la explotación
no por los sobrevivientes dejaron al que- colonial, como bien lo señala José Bessa
chua fuera de toda oportunidad de en- Freire ("Da 'fala boa' ao portugués na Ama-
raizamiento . zonia brasileira", Amerindia, No. 8, pp.
e) Acerca de posibles mitmas de habla IIB 39-83).
en Ecuador , Salomon menciona a hua- A propósito del efecto lingüístico que,
yacondos y chachapoyas. De los prime- como nos observa Albó , pudo haber tenido
ros, pienso , de acuerdo con mis estudios el funcionamiento desde tiempos preincai-
de toponimia , que eran usuarios de que- cos de un sistema de control vertical de va-
chua IIA del tipo "ferreñafano" (Caña- rios pisos ecológicos, con eventuales archi-
ris-Incahuasi) ; y de los segundos , los cha- piélagos multiétnicos , estimo que habría
chapoyas , ya he dicho que probable- sido bastante semejante del ocasionado por
mente el grado de quechuización en sus otras formas de complementación de recur-
tierras de origen, aunque ciertamente de sos diferentes , como el trueque en zonas
IIB , no era quizá más avanzado que el de colindantes o a medianas distancias. El alti-
los pueblos de las comarcas ecuatorianas. plano del Collao y sus flancos hacia la costa
En tales casos, los huayacondos podían y la selva es , en tal sentido, un campo abier-
sin mucha dificultad ir adoptando el IIB to para múltiples investigaciones. La extin-
que se generalizaba en sucio ecuatoria- guida lengua pu quina, por ejemplo, a la que
no, en tanto que los chachas iban a pro- Paul Rivet clasificó erradamente como "ara-
seguir en Ecuador un aprendizaje que la wak", y otro idioma aún sobreviviente rela-
mayor parte habría apenas esbozado en cionado con el puquina , el callahuaya, po-
su propio país. No debe descartarse , de seen ciertamente raíces y rasgos en común
todos modos, que la multidireccionalidad con el conglomerado lingüístico "arawak"
del comercio entre la costa centro-sur que bien pueden ser resultantes de un perío-
peruana y el septentrión hubiese estado do muy antiguo de contactos entre gente

No . 2, diciembre 1984 401


altiplánica y gente de la selva. do a un artículo mío. Uno siente como si
Respecto de dos atingencias gramatica- se tratara de asegurar a otro el paraíso po-
les de Cerrón: a) la presencia o ausencia del niendo a cuenta de su alma la santidad por
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"causal" ("sorpresivo") -shka •-shqaen uno bien ganada; b) su desconcierto ante
IIB ecuatoriano: es cierto que Muysken lo nuevos escritos míos. Para no desacertar,
examina, pero presentándolo con una exis- prefiero interpretarlo como ex presión de
tencia marginal, no general , y dándole un un hábito de trabajo que le impide com-
tratamiento predominantemente hipotéti- prender que la importancia de la produc-
co; es posible que se trate de un rasgo de ción científica no se mide necesariamente
superestrato de IIC que ingresó en algún en número de páginas ni de artículos dados
uso local ecuatoriano; b) el cambio morfo- regularmente a la imprenta.
fonémico de u en a en IIA ferreñafano: ha- Yánez llama correctamente la atención
llo en mi propio material sobre este dialec- sobre la necesidad de estudiar más el proce-
to únicamente formas "fijadas", particular- so de configuración de las diversas naciona-
mente cuando ocurre -mu-: yaykamu-, lidades andinas desde la época denominada
yarqamu-, pero yaykuchi- "hacer entrar"; de Desarrollo Regional. Este proceso, que
etc. El recurso no parece productivo, y el desembocó en las maduras culturas "clási-
cambio así fijado es una muestra más del cas" de hacia 500 años de nuestra era, dejó
carácter "híbrido" del quechua de Ferre- virtualmente definidas en los Andes las
ñafe. fronteras geográficas y humanas, a un pun-
Las anécdotas de Cerrón. Destaco: a) su to tal que esas "regionalidades" tienden a
"parkerismo": habla del lingüista nortea- volver por sus fueros hasta hoy día, pese a
mericano Gary Parker en el primero y el tanto acontecimiento adverso.
último párrafos de un comentario dedica-

402 Revista Andina, año 2


Las Cargas del Sacramento*
Alberto Flores Galindo
Magdalena Chocano
"De modo que si al principio me lisongeaba
la complacencia que encontré en el concep-
to de que había hallado una mujer al pro-
pósito para que me ayudase a llevar las car·
gas del sacramento . .. "
A.A., Divorcios, Laugier-Rodriguez, leg.
84, 1806.

Tensiones y conflictos atravesaron paron a esta situación. La relación


de múltiples maneras la sociedad co- entre marido y mujer fue otro terre-
1onial peruana, hasta el punto que la no de enfrentamiento, en el que sa-
violencia terminó siendo un compo- lieron a relucir intereses y propósitos
nente de la vida cotidiana y de la contrapuestos. Aquella familia nu-
"normalidad"(!). Las familias lime- clear, compuesta por los padres y los
fias de fines del siglo XVIII no esca- hijos, con un vínculo indisoluble

(*) Para la elaboración de este ensayo fue imprescindible el apoyo que recibimos de
FOMCIENCIAS: quede constancia de nuestro agradecimiento. En el Archivo Arzo-
bispal de Lima, contamos en todo momento con la colaboración del Sr. Mario
Ormeño.

No . 2, diciembre 1984 403


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

entre los cónyuges y cuya permanen- que se hubiera atenuado el flagelo de


cia era la garantía más sólida de la las epidemias, sino principalmente
estabilidad social, existió en las pré- por las migraciones procedentes de la
dicas dominicales o en las invocacio- península y de las áreas rurales del
nes del celebrante al momento de interior.
ejecutar el rito matrimonial , pero no Los matrimonios limeños no ter-
siempre en la realidad. Fu e un mode- minaban con la muerte. Podían disol-
lo ideal, cada día más alejado de la verse antes. El procedimiento no era
realidad(2). sencillo dado el lugar central que
ocupaban la monogamia y las prohi-
Lima a fines del siglo XVIII conta- biciones sexuales en la ética cristiana,
ba con más de 50,000 habitantes, pero siempre quedaban varios resqui-
establecidos sobre una extensión de cios que pennitían infringir la nor-
400 hectáreas, en las dos márgenes ma. El primer paso estaba dado por
del río Rímac. Sus dimensiones eran el simple litigio en el que se enfrenta-
similares a las de Buenos Aires, ma- ban ante el tribunal eclesiástico mari-
yores que las de Santiago, pero dife- do y mujer, contraponiendo sus pun-
rían considerablemente de México tos de vista: conflictos de menor
que por entonces tenía más de cuantía que derivaban apenas en una
120 000 habitantes . Una ciudad gran- redefinición de la alianza matrimo-
de ~n el contexto latinoamericano, nial con la reprimenda a uno de los
aunque pequeña comparada con las cónyuges. La situación opuesta era la
urbes europeas de entonces. Dentro que se definía como nulidad: una fal-
de su población, un sector importan- ta grave anterior o cometida durante
te estaba conformado por los escla- el matrimonio que por su naturaleza
vos (más de 10,000), pero la mayo- negaba el vínculo contraído. Entre
ría de sus capas populares se consti- los cargos que se presentaban en este
tuía de jornaleros eventuales, semi- tipo de juicio podían encontrarse el
empleados y desocupados que en la casamiento por presión , la bigamia ,
época recibían genéricamente la de- el incesto o la impotencia, además de
nominación de plebe. Esta plebe ét- violación y algunos casos de sevicia .
nicamente estaba integrada sobre Estos cargos fueron indistintamente
todo por el resultado del mestizaje presentados por hombres y mujeres.
entre los negros y otros grupos étni- · Entre los extremos del litigio y la
cos: las llamadas castas (mulatos,
nulidad, se ubicaban los divorcios. Si
zambos, cuarterones, etc.). En el lado
el fallo eclesiástico resultaba favora-
opuesto de la estructura social se ble el matrin1onio como convivencia
ubicaba la aristocracia limeña, forma- f ísi~a terminaba, aunque no se disol-
da por grandes comerciantes, miem- vía el vínculo espiritual, por consi-
bros de la alta burocracia colonial y guiente , la pareja no podía confor-
detentadores de títulos nobiliarios, mar nuevas familias(3 ). El juicio im-
la mayoría de ellos españoles. En el . plicaba un cierto desprestigio para
tránsito entre la colonia y la repúbli- los litigantes, correspondiéndole a la
ca, la ciudad vio incrementarse lige- mujer la peor parte. En caso que
ramente su población, no tanto por- el fallo· desembocara en la separación,

404 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ F/ores-Chocano: Cargas del Sacramento

la mujer no podía vivir sola e inde- divorcios siguió una marcha parale-
pendiente como el marido. El desti- la, pero en adelante se separa y se
no de las divorciadas era volver a la entabla un contrapunto por el cual
familia paterna o recluirse en algún descenso de litigios equivaldría casi a
monasterio como los de la Encarna- incremento de divorcios. Desde 1796,
ción, Amparadas o Copacabana, don- más de 500/0 de los expedientes
de recibían una corta pensión para estuvieron clasificados bajo el rubro
su mantención. Este destino era la divorcios(S ).
resultante de una ideología que veía Parece ser, entonces, que a medi-
en la mujer la encarnación del peca- da que transcurría el tránsito entre la
do y el mal, razón por la cual debía colonia y la república, los conflictos
estar siempre vigilada y controlada, y matrimoniales fueron en ascenso.
de una estructura económica y social Hay un paralelismo (no queremos su-
que la colocaba en una postura de- gerir necesariamente un esquema
pendiente y precaria. El sistema jurí- causa-consecuencia) entre la situa-
dico eclesial refrendaba esta situa- ción de la familia y las crisis que en
ción, caracterizada por una total he- la época asolaron Lima. El deterioro
gemonía masculina y patriarcal, de- de la vida afectó los hogares y su co-
jando pocos resquicios para las rei- tidianidad. Esto ocurrió, evidente-
vindicaciones femeninas. No obstan- mente, de manera desigual. Cabría,
te, éstas fueron planteadas. entonces, preguntarse por el perfil
Entre 17 60 y 181 O, los tres tipos social de los litigantes. ¿Quiénes
de conflictos matrimoniales que he- eran? La pregunta, aparentemente,
mos reseñado -litigios, nulidades y sería de fácil respuesta por cuanto
divorcios- tendieron a aumentar. De iniciar un proceso requería previa-
1760 a 17 69 apenas catorce; en la mente indicar, junto con el nombre,
década siguiente treintaidós; ascien- la condición étnica, el oficio y el
den luego a ciento cinco y posterior- lugar de residencia . Sin embargo, la
mente a doscientos sesentaitrés; final- filiación étnica casi no aparece, quizá
mente, en la última década, de 1800 por descuido burocrático. Apenas
a 1809, llegan a trescientos cinco los una parte de los litigantes indicaba su
expedientes presentados ante el ocupación. Es más frecuente encon-
Arzobispado de Lima(4). Este ascen- trar en qué lugar de la ciudad resi-
so es interrumpido por fluctuaciones dían. A partir de estos fragmentos
que varían notablemente según el trataremos de aproximarnos a esta
tipo de conflicto. Mientras las cua- realidad.
rentaidós nulidades presentadas en Del Arzobispado de Lima depen-
estos cincuenta años se mantuvieron día un territorio realmente extenso:
en el mismo nivel y no hubo, año a la ciudad, los valles adyacentes, la
año, mayores variaciones, los litigios, costa y la sierra centrales. Un primer
que inicialmente se dieron en canti- indicador sobre la composición social
dad equiparable a las nulidades, as- de los litigantes es que la mayoría de
cendieron con rapidez y alcanzaron éstos procedían de la ciudad, aunque
su nivel más alto en la última déca- algunos señalaban como lugar de na- -
da del siglo XVIII. La curva de los cimiento parajes alejados (eran parte

No . 2 dicieml:>re 1984 405


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406 Revista Andina, año 2
Flores-Chocano: Cargas del Sacramento

de esos migrantes que por entonces mayoría. Finalmente. encontramos


afluían a la capital). Se conoce la esa multiplicidad de oficios que inte-
condición étnica de 114 litigantes, gra el mundo social de las ciudades
entre hombres y mujeres: 36 eran preindustriales: trabajadores de pana-
indios (algunos no vivían dentro de derías . esclavos. pescadores, armado-
los rnuros de la ciudad); siguen 35 res, músicos, toreros, arrieros, etc.
que se ubicaban en el conjunto hete- Los conflictos familiares parecen
rogéneo de las "castas" (pardos, haberse dado con mayor frecuencia
zambos, mulatos, cuarterones); 19 entre las clases populares de la ciu-
eran blancos (pudiendo tratarse indis- dad que en otros sectores sociales.
tintamente de criollos o españoles); Situación clásica: " ... las condicio-
17, negros, entre bozales y criollos nes de opresión y constante precarie-
(no necesariamente esclavos); 5, mes- dad económica suelen generar, entre
tizos y 2, cholos. otros, sentimientos de inseguridad y
Sólo se conoce el oficio que de- agresividad "(6). Ocurre ahora en las
sempefiaban 194 litigantes. Una ex- barriadas de Lima; ocurría también
plicación posible es que las mujeres, en los callejones del siglo XVIII. La
por lo general, se abstuvieron de dar aristocracia conservó la estabilidad
una respuesta. La ocupación que apa- matrimonial, tal vez porque para
rece más repetida es la de artesano, ellos el matrimonio era un mecanis-
la cual a su vez implicaba un conjun- mo fundamental en su reproducción
to de111asiado vasto de actividades: como grupo social: un problema en
sastres, zapateros, barberos, carpinte- el que los afectos quedaban posterga-
ros, mantequeros, etc. Siguen luego dos por decisiones genealógicas o
45 soldados, a los que habría que económicas. Hace muchos años que
ailadir 1O que, teniendo otros oficios, el historiador Jorge Guillermo Leguía
indicaron algún grado militar, y 4 reparó en los rasgos endogámicos de
marineros. Estos soldados, de hecho, la aristocracia colonial. Nada de esto
procedían de las capas más bajas de impedía que recurrieran a "amantes"
la población limei'ia. En tercer lugar, y relaciones extramatrimoniales.
encontramos a 34 comerciantes, pero A partir de la residencia de los liti-
no parecen haber sido hombres de gantes y las direcciones que propor-
gran fortuna: se trata de tenderos, cionaron los testigos, hemos recurri-
mercachifles o cajoneros de la Plaza do a un plano de Lima para diseñar
Mayor. Un personaje de estos juicios, el escenario urbano de estos conflic-
pariente de Baquíjano, parece prove- tos. Aparecen repartidos por toda la
nir de la aristocracia. En general , las ciudad, pero, si se trata de hacer algu-
clases altas casi no aparecieron. Ape- nas precisiones mayores, diríamos
nas figuran seis propietarios de tierras que mientras son pocos los litigantes
y no hay indicios de que alguno de que se ubican en el barrio del Cerca-
ellos haya sido un gran hacendado. do, al este de la ciudad, donde resi-
Para mantener el ordenamiento cuan- dían desde los tiempos de la funda-
titativo, deberíamos haber consigna- ción los indios; en San Lázaro -ba-
do antes la presencia de 16 burócra- rrio poblado por la plebe de la urbe-
tas, de segundo o tercer rango en su existen varias cuadras donde se agol-

No . 2, diciembre 1984 407


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408 Revista Andina, año 2
- - - - - - - - - - - - - - - - - - Flores-Chocano : Cargas del Sacramento

pan , los matrimonios en conflicto: desde t'790 se separaron, y en ningún


San Lázaro, Esplana, Baratillo, Pozo, año posterior las mujeres perderían
etc. Algo similar se observa en la pa- preponderancia. En algunos años, las
rroquia de la Catedral (ver plano). dos curvas se contraponen y se ale-
La referencia al barrio importa, jan: en 1805, 20 juicios entablados
además, porque en la mayoría de los por mujeres frente a 8 por hombres;
casos una y otra parte buscaban sus al año siguiente, 21 frente a 7. Por
testigos entre los vecinos más que esta circunstancia, estos testimonios
entre los parientes. Del conflicto se figuran entre los pocos producidos
enteraban y luego participaban otros en la sociedad colonial en que, sin
habitantes del callejón, vecinos de la lugar a metáfora y sin énfasis, pode-
misma calle o de casas cercanas. En mos decir que las mujeres tienen la
Lima de fines del siglo XVIII no en- palabra. Mejor dicho: la toman.
contramos el patrón de familias ex- Insistimos en que no era fácil la de-
tensas; eran familias nucleares pero cisión de entablarle una querella al
fuertemente integradas a su entorno marido, particularmente en una so-
inmediato. La tugurización de cier- ciedad que ensalzaba como princi-
tas zonas o el abigarramiento de algu- pal virtud femenina el silencio(?).
nos lugares crearon condiciones pro- Las cifras están corroboradas por
picias para la observación mutua en- otros testimonios. Ocurrió que algu-
tre estas familias. Podían ignorar sus nas mujeres tuvieron conciencia del
apellidos, pero estaban informados divorcio como instrumento de resis-
de sus sobrenombres y del menor tencia y hasta de rebeldía. Petronila
acontecimiento. Se carecía de sufi- Zambrano, que fue golpeada por su
ciente privacidad. El litigio era públi- marido y obligada a abortar, declaró
co desde el inicio. Los gritos y las en el juicio que "por lo común las
peleas eran escuchados y observados mujeres son las que a sus maridos de-
por todos. mandan de divorcio por los ultrajes y
Los litigantes parecen haber sido desprecios con que suelen éstos aba-
jóvenes. Es raro el caso, como el de tir a aquéllas".
la familia Montero-Casafranca, que La acusación más frecuente que
tuvieran más de veinte años de casa- las mujeres enrostraron a los hombres
dos. De 190 divorcios para los que fue la de sevicia, en la forma de mal-
disponemos de datos precisos, 490/0 trato físico e injuria. Aquí notamos
se desencadenaron entre el primer y una evidente correspqndencia con la
el noveno año de matrimonio. Aun- acusación más frecuente que los es-
que, como hemos señalado, no era clavos hacían a sus amos: el abuso de
muy atractivo el desenlace que aguar- la violencia, el castigo excesivo. Re-.
daba a las cónyuges, fueron éstas sulta entonces comprensible que se
quienes tuvieron la iniciativa. A ellas recurra a la comparación entre las
se debe que los divorcios hayan mujeres y los esclavos: "la trató"
ascendido tanto en los inicios del como "si fuese una negra esclava
siglo XIX. Las curvas de juicios inter- suya". Ellas llegaron a decir que reci-
puestos por hombres y mujeres ha- bían un trato aun peor y relataron
bían marchado casi paralelas, pero casos en los que fueron golpeadas o

No . 2 diciembre 1984 409


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410 Revista Andina, año 2
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ F/ores-Chocano: Ca rgas del Sacramento

azotadas. Argumentan que el matri- y bofetadas , y otras arrastrándola


monio debería ser un acto libre, en- por el suelo de los cabellos y dán-
marcado por el "amor y la caridad" dole patadas, sin haber reparado
y lejos de cualquier temor o apren- nunca el testigo hubiese dado el
sión. Los hombres, por el contrario, menor motivo para semejantes
parecen entender que con el matri- atrocidades . . ."
monio han adquirido un bien de uso, Encierro durante ocho días y gri-
especie de sirviente a perpetuidad llos en los pies, además de azotes con
que, además de encargarse de las ta- "un chicote para el caballo", fue el
reas domésticas y los hijos, debe ayu- castigo que Joaquín Rivera impuso a
dar al marido en la labor de mante- su mujer. Juan de la Cruz Ansieta
ner a la familia: lo que alguno deno- optó por destruir lo que ella amaba:
minaría eufemísticamente "las cargas
del sacramento".
Sin embargo, la amenaza de violen- " . . . y ya que no pudo ejecutar e!
cia no era causal suficiente para que homicidio que llevó pensado en m1
el promotor fiscal admitiese la de- lo hizo en un gatito pues con tal
inhumanidad le cortó el pescuezo
manda de divorcio; tampoco bastaba y dijo lo que a ti te hubiera hecho
con que la mujer acreditase haber lo pagó tu gato".
sido golpeada una vez . Para esta "jus-
ticia", los actos de violencia debían En el juicio entre Marí Cabrera y
ser repetidos, sólo entonces se consi- José Fernández se denuncia que ésta
deraba que había evidencia de hosti- fue amarrada en un árbol, en las afue-
lidad hacia la consorte. Desfilan ante ras de la ciudad, y
el tribunal eclesiástico muchas muje-
res con heridas, fracturas y cicatrices; ". . . la ha azotado como a una es-
otras literalmente aterrorizadas por clava, que la ha apaleado , que de
las amenazas de sus esposos; casos de un puñete le ha quebrado un dien-
aborto ocasionado por las golpizas. te, y que en la huerta que tenía y
Veamos algunos ejemplos. Josefa tiene arrendada en la calle Herbao
Marticorena acusa al soldado Miguel la destinó a que cocinara a los
peones destinados a su labor, y
Gonzáles, después de cuatro años de que todos los días había de cum-
casados, de malos tratos de palabra y plir con la tarea de recoger tres ca-
obra; mientras el marido tiene una nastones de frutas, y si así no lo
amante, ella debe trabajar y, además, verificaba también la azotaba".
cuidar a una hija producto de ese
adulterio. Un testigo dice: Las mujeres de la plebe debían
compensar la magra dote que apor-
taban al matrimonio con su trabajo.
" ... trataba a ésta su marido Mi- Algunos hombres lo expresan con
guel Gonzáles no sólo con malas
palabras sino con golpes, unas ve- claridad: ". . . le dijo aquel que se
ces tirándole con un ladrillo que advirtiese que una mujer propia no
por accidente le dio con el en un era más que una criada honrada y
muslo que al haber sido en la cara que así debía obedecer en todo y por
sin duda la mata, otra con puñetes todo a los maridos". Estas mujeres.

No. 2, diciembre 1984 411


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

aparte de máquinas para producir La v1s1on que los maridos tienen


hijos, eran siervas. El matrimonio del matrimonio no es aceptada por
implica en todo momento una rela- las mujeres. Ellas reclaman, por el
ción de poder: dominio e imposición contrario, que sus maridos las man-
de uno sobre el otro. Los divorcios tengan y el incumplimiento de esta
cuestionan de hecho esta situación. norma es otra causa de conflicto.
No resulta fácil que los maridos sean También hay que indicar el adulterio
doblegados, porque además ellos de los maridos y, por último, costum-
cuentan con la predisposición favora- bres consideradas licenciosas y casi
ble de los jueces (que son también exclusivas de los varones: la embria-
varones). Pero de la misma manera guez, el despilfarro del dinero y el
<;;orno el esclavismo se fue resquebra- juego (naipes o gallos). Pero por en-
jando tanto en el campo como en la cima de todos estos cargos, la violen-
ciudad, durante esos mismos años cia ejercida por los esposos fue el
esta estructura familiar descarnada- más importante. Si sumamos las acu-
mente autoritaria fue minada desde saciones de maltrato físico e injurias,
el interior. junto con las amenazas a la vida, dan

CUADRO 1
CARGOS PRESENTADOS POR LAS MUJERES

Cargos presentados por las mujeres Divorcio Litigio Nulidad Total Porcentaje
Maltrato físico e injurias 208 106 5 319 35.6
Amenazas a la vida 63 41 104 11.6
Aborto provocado por golpes 6 6 0.6
Violación e intentos 10 3 13 1.4
Casamiento por presión 7 7 0 .7
Inducción a la prostitución 4 4 0.4
Adulterio 69 40 3 112 12.5
Bigamia 5 5 0.5
Incesto 4 4 0.4
Impotencia 1 1 0.1
Falta de mantención 78 63 141 15. 7
Despilfarro y robo 34 3 37 4.1
Embriaguez 34 34 3.7
Juego 11 11 1.2
Expulsión/Huida forzosa de la casa 12 12 1.3
Abandono 27 27 3.0
Calumnia 5 5 0.5
Ilegalidad del matrimonio 4 4 0.4
Otros 8 2 10 1.1
No se sabe 44 1 45 5.0
895

Nota El cuadro ha sido elaborado a partir de la totalidad de los cargos presentados en los juicios.

412 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - F!ores-Chocano: Cargas del Sacramento

47.20/0 del total de cargos presenta- amenazas a la vida, éstos constituyen


dos por las mujeres. apenas 7.70/0 de las acusaciones
Frente a las "cargas del sacramen- presentadas por los hombres. Situa-
to", las mujeres que no recurren a ciones excepcionales ocurrieron cuan-
juicio tienen otras dos vías para soca- do las mujeres optaron por suspender
var la vinculación matrimonial: el las relaciones sexuales con sus mari-
abandono definitivo del marido (fu- dos (las acusaron de "impotencia"),
gando, huyendo de la casa de la mis- pero al persistir éstos en la violencia,
ma manera que el esclavo huía de surgieron las acusaciones de violación.
una hacienda o de una panadería) y Estos conflictos vienen a ser una
el abandono temporal del hogar, suerte de radiografía de la familia co-
recurriendo a un amante o desarro- lonial, donde los temas recurrentes
llando una vida independiente que son la violencia y el adulterio. Pode-
transcurre más en la calle que en el mos contrastar, año a año, las acusa-
recinto doméstico. Resulta revela- ciones de violencia que hasta en nú-
dor que éstas sean las acusaciones mero de 423 presentaron las mujeres,
más frecuentes que los maridos esgri- siguiendo un curso similar al que se
men contra sus mujeres: adulterio observa en los juicios de divorcios
- 3 2. lo/o, abandono y fuga- 21.40/0, (ver Gráfico 1), con las 102 denun-
libertad de costumbres- 12.30/0. En cias por adulterio con que replicaron
estos conflictos, las mujeres recurren los hombres. Pero mientras hubo po-
a todos los medios que pueden. Una cas acusaciones masculinas de algún
llega a sublevar a los esclavos de su tipo de violencia, una cifra similar
marido . Dos se refugian en casa de corresponde a las mujeres que acusan
aristócratas. Muchas se amparan en a sus maridos como adúlteros ( 112
los vecinos, por lo que-sus esposos las cargos). Sumando ambos bandos, el
acusan de romper la unidad familiar: adulterio queda , sin embargo, en un
intervención de allegados, 8.80/0. En alejado segundo lugar después de la
este rubro quedaban incluidas aque- violencia: aparece en 214 casos.
llas mujeres que buscaron protección El adulterio es una amenaza para
entre sus parientes: la hallaron en la la persistencia del matrimonio. Crea
madre, pocas veces en el padre, de un ambiente propenso a la descon-
manera que, aparte de una relación fianza mutua. La observación de la
filial, podemos suponer una cierta pareja, seguir sus pasos, saber lo que
solidaridad de sexos. Así, Severina hace en todo momento, estar atento
Salazar se ampara en sus amigas para a toda información que se pueda fil-
enfrentar a su marido, formando una trar. Los datos se van sumando hasta
especie de "banda" o "gavilla", mien- que, por algún accidente fortuito, es-
tras el esposo recurre a la patrulla talla el conflicto. Algunas veces tarda
para que controle la acción de este demasiado, como en el caso de una
grupo. feliz familia compuesta por Manuela
No faltaron mujeres que llegaron a Casafranca, Francisco Montero y sus
esgrimir cualquier suerte de arma doce hijos. Esta pareja, después de
contra sus maridos, pero aun suman- 22 afios y 19 días de matrimonio,
do los cargos de golpes, injurias y llega al tribunal eclesiástico para que

No . 2 diciembre 1984 413


Estudio s

CUADRO 2
CARGOS PRESENTADOS POR LOS HOMBRES
--
Cargos presentados por los hombres Divorcio Litigio Nulidad Total Porcentaje
Golpes 4 4 8 2.5
Injurias 2 9 11 3.4
Amenazas a la vida 6 6 1.8
Casamiento por presión 1 0.3
Adulterio 61 41 102 32.1
Bigamia 2 2 0.6
Impotencia 1 2 3 0.9
Robo/gasto excesivo 7 7 14 4.4
Abandono/fuga 19 49 68 21.4
Libertad de costumbres 11 28 39 12.3
Intervención de allegados 4 24 28 8.8
Dote (incumplimiento) 1 1 0.3
Ilegalidad del matrimonio 4 4 1.2
Otros 2 2 0.6
No se sabe 14 11 3 28 8.8
317
Nota : El cuadro ha sido elaborado a partir de la to talidad de. los cargos presentados en los juicios.
se dirima la causa de divorcio ; enton- Hasta entonces hubieran podido
ces, el marido recuerda una serie de ser cita<los como una familia modelo:
hechos sobre los que había guardado estable, apacibles cumplidores del
precisa memoria: mandato divino (creced y multipli-
caos) como lo podía atestiguar la
"Acuérdese mi mujer, que no vino numerosa prole. Pero la desconfianza
doncella al matrimonio como de- había ido carcomiendo sus vínculos y
bía, pues aun conservaba una cica- Francisco Montero llega a sospechar
triz de incordio, en cierto paraje que los dos últimos nifios no eran
oculto; acuérdese mi mujer que suyos. Su mujer pide divorcio a per-
como a los tres días de casados, le petuidad argumentando que "me
cojí un papel que asomaba en la
almohada de la cama, el que con- pone las manos con atrocidad y fie-
tenía quejas lascibas de su enamo- reza", pero la sentencia sólo les con-
rado, y que estando yo leyendolo cedió vivir separados por dos ai'ios.
en el corral, llegó por detrás y me En las antípodas de este caso estu-
lo arrebató y rompió ; acuérdese vo el matrimonio de Lucas Mayta y
que estando conmigo en el desta- Feliciana Altamirano . Consiguieron
camento del Collado , y yo de guar- también que su matrimonio durase
dia, una mañana entré en su dor- 20 años, pero en "continuo desaso-
mitorio, y vi a un sujeto que le siego" porque, según Lucas, su espo-
estaba metiendo las manos por de- sa lo abandonó repetidas veces , pri-
bajo de las sábanas hacia los mus- mero por un barbero, luego con un
los; acuérdese de que en Jauja la
enamoraba otro sujeto". chino, después con un hombre que
trabajaba en su sastrería y así suce-
sivamente.

414 Revista Andina , año 2


--------~---------F!ores-CIJ.qcano: Ca_rgas d_el ~acramento

El ádulterió , no fue .-una falta tan incorporan ,_, al. ;entramado de .la vida
grave que su detección _originara de. familiar¡ especialmente. cuando a :par~
inmediato , un · conflicto. Los casos tir pe 1790 el incremento de los con-
drenunciados habían ocurrido eiunás flictos pµd,o generar tern.or ,sobre la
de -, una ·ocasión o en una fecha antes duración de, cualquier matrimonio.
riot al juicio. , Para algunos maridos No es.t aba de. más -ir reµniendo ,prue-
pudo tratarse de un buen argumento bas en . vista a: un e.ventua\ •litigio. Un
que, dados los prej uidos ' en torno a esposo llega al ex tremo de disfrazar·
la mujer, sonaba verosímil. Mujer se ,de mujer_patá seguir.los pasos .de
pobre era casi sinónimo de ·prostitu- su cónyuge¡ Casi todos , de una mane:-
ta. Frente a las acusaciones de sevi- ra u otra, v.en en la mujer a un adver-
cia, lainfidelidad era la réplica que el sario. Se ,p:a:recen a los personajes del
hombre tenía más·· a mano. Tener siglo Xl europeo .que. -''vivían la con-
"varias amancias" era un atributo yugalidad como·, un cdmbate ru do 1

masculino, tolerado en la práctica; que requería vigilancia continua"(8).


mieñtras que la mujer estaba, obliga- : Pero estas mujeres· que, como sus
da a no infringir ni siquiera con· la maridos, salen a las plazas cle la ciu-
irirnginación las nornias , de la,¡mono1 dad buscando jornal, que incursionan
gartüa . . lJctifa :Ilegar ,virgen "al matri: en diversos . oficios, e:verituale.s .y lle-
n'lo'r uo , Aún ,d~spués .de muchos anos gan,a ser ,comeréiaMesd tinerant.es, no
de , vida · marital-, algunos hombres re~ V:iven enc~nad'lls '.~ en sµs , casass: , Góno:
p'roc'hában :a -sus mtijeres·,n0'4laberlo cen , los, .paJ:llli.nosr:Y las calles, ·sµ mis7
sídá<,' y e'sto se ci:H:tvettía 'en :un, Mgu, maj¡~Q~djción,.eQÓnóp:ij1Ca 1les ayuda a
men'tb)eh l0s juicios. :'i< , ', · C<;>,p~egµ if ,~e.ctaj odep:ertdencia en .re,
', I.Ja : co#trapatte""del adulterio ·-era.fi laqióu :ra),sµ s: ~spo..soS', .En , lJna téPo,ca
los -celos; cuye:,: 'incremento :estaba te'· q,ue :Q~~cubre los pa,se<¡):S y.Jas. distrae~
lacionado con la imagen que ,estos cjones,públic~s, eUAs van acompañar
hombres tenían de sus mUjeres;- Se- <il-sis de amigos. a_ila ·AlaineE'Ja o,~ lp5.
gún · és{a ;Ja,mujer estaba, b:echa, pam baJ'jqs.,,Se ,.r:!!sisten,~aJ epqerr§l;. f ff.nte
servir · ,al , hombre, , proporcionándole a-., J~s-·,rígtqas, nqnn.as i:(Utt . pr.,~tMdeJ1
hijos, y ayudándole .en su-trabajo . ,En eiUC~l,!zar. :la yida,, fan'\'iHat; i ibay·d odl\
todo .momento :debía ser :co,ntrolada, una,, ·serie de c.i rcunstancias ·que: _,no
porque la menor ·falta podía .s er: el ay,1:1'dan.a:su fietoum.plim·i epto .. : ,," ,
inicio de una cadena : la c.onsabid-a ,-Jiwto .. a . las: :raz;o,~~l;(}\;l,e,~e ysgrj~
debilidad -femenina. En un docµ!llen: men púbUeam~oote, :,habr;ia ,q \wconsi"
tQ ; S~ compara a una mujer."s~fiui:;jqa derar motivaciones que sólopoqemos/
y apasionada" con el caballo al que leer entre líneas en los juicios. Las
se le han soltado los estribos; en esos diferencias de edad entre los cónyu-
casos no quedaba otro remedio que · ges; ;por ejemplo. Más importantes
eritomend'arl~ iCTfiost c~).}[1,ñ 4fla en·-··ráreceri -sér 'Tos"·c·on111élo serruéos- y
Ul) ip9n,~steno. M~µ~da pi;; ventiva,:,i.n oS.Q~ja}es. El racismo no se confiesa ni
un marido que-sale eori frecuencia-de- se·· admite --fácilmente , ·,pero- cuando
la ciudad deja a su mujér convenien- ''un esposo denunié'fá' el,t icóhcfübináto
temérité encerrada. La desconfianza, ;'e ón un mulato"' y 1ó'trb 'ifabtá ;d~ 1'la
los rec.elos, el espionaje mutuo se ____ "relación ilícita __c_on persona_s_de. ínfi-

No , 2,.c,:Hci er:nbre l984 415


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

ma plebe" , podemos preguntarnos si Las muj eres que desfilan en los jui-
lo que despierta esas iras es la infide- cios de divorcio no son seres sumisos .
lidad o los cómplices del engaño . Es tos testimonios obligan a fijar la
Desde una situación opuesta , una se- atención en personajes frecu entemen-
ñora se queja de su marido que "vive te olviJados y condenauos a un silen-
con otra mujer por ser española". La cio que en realidad no e :-.: istió . Los
violencia que contamina las relacio- hombres tienen la iniciativa para for-
nes familiares cuenta al racismo entre mar las familias coloniales, pero en
sus ingredientes. Aparece en cual- definitiva depende de las muj eres que
quier momento, en particular junto esta "célula básica de la sociedad"
con los insultos. Un marido dirá a sus consiga persistir.
vecinos que su mujer es "sólo buena El divorcio , las nulidades o los liti-
para negros". Es frecuente asociar el gios son situaciones extremas. Es evi-
calificativo de "perro" a la condición dente qu e mu chas familias estuvieron
de mulato o cholo. ubicadas siempre en la ribera opues-
El factor poder también cuenta. El ta . Otras supieron ocultar sus conflic-
matrimo1úo, como veíamos, es el do- tos o alcanzaron a evitar algún engo-
minio de una persona sobre otra. Es- rroso proceso judicial. Es una mino-
te carácter de la institución se refor- ría la que expone sus problemas ante
zaba en una sociedad esclavista, don- el tribunal eclesiástico. Podemos
de la riqueza se medía por la canti- aventurar algunos cálculos cotejando
dad de hombres que un individuo para dos años el total de conflictos
tenía a su disposición . El recinto planteados legalmente con el número
doméstico es el lugar adecuado para de matrimonios que paralelamente se
mandar. Un reproche frecuente que realizaron : las nuevas familias frente
los esposos dirigen a sus mujeres es a aquellas que se separaban o comen-
pretender disponer de su libertad, zaban a disgregarse .
dejarse llevar por su albedrío, hacer Ese 60/0 reafirma que estamos
lo que se les antoja, no ser obedien- ante una minoría, aunque el porcen-
tes en suma . Y si a veces los hombres taje resulta elevado si lo comparamos
ponen tanto empeño o pasión en un con cifras similares procedentes de la
juicio, no es por amor ni por mero ciudad de l{uán ( 1792), en Francia,
interés pecuniario, sino - como admi- con la diferencia que allá había ocu-
te candorosamente Gregorio Rosa- rrido una revolución y el matrimonio
les- "para que la mujer no se fuera comenzaba a ser un contrato absolu-
de su poder". tamente profano. Aquí, para ponerle

CUADRO 3

DivorcioB/nulida-
Matrimonios des/litigios Porcentaje

1.<fio-1789/30-nov-l 790 360 23 6.60/0


1.<fic-1790/30-nov-1791 325 20 6.lo/o

416 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Flores-Chocano: Cargas del Sacramento

fin , existían trabas que mezclaban lo hijos naturales) pueden ir dibujando


jurídico con lo religioso. El ascenso la peculiaridad de la estructura fami-
de los conflictos matrimoniales lime- liar colonial y subrayando la crecien-
ños podría significar, más que un te divergencia entre estas familias
termómetro de la crisis familiar, el (pero no se olvide que nuestros per-
signo de una sociedad que se fue libe- sonajes proceden en su mayoría de
rando en ese terreno de las amarras las capas populares urbanas) y el mo-
religiosas. delo normativo europeo(9).
Por otro lado, para ubicar adecua- Poco sabemos de los niños en la fa-
damente los datos que hemos presen- milia colonial. Lo fundamental es a ve-
tado sobre conflictos familiares, de- ces lo que se mantiene oculto. Los ni-
bemos tener en cuenta que no todas ños son los espectadores, en primera
las familias pasaban, por lo menos fila. de estos conflictos. A veces eran
inmediatamente, por el altar. Muchas víctimas de las sospechas que el mari-
se formaban libre y espontáneamen- do tenía sobre su paternidad: así, Isi-
te; de la misma manera se separaban. dora Arteaga denunció que su esposo
Otras encontraban en la convivencia la maltrató cuando estaba encinta, lu~
una antesala del matrimonio. Hemos go crio al niño durante varios meses,
encontrado, por ejemplo , el caso de pero finalmente su consorte la obligó
la familia Oré-Acurio, que vivió 23 a abandonarlo . En varios juicios se
años en "público amancebamiento". encuentra que las golpizas no caye-
Se explica así el porcentaje tan eleva- ron sólo sobre la madre, sino también
do de hijos naturales. Un sondeo de en los niños. El hogar distaba de ser
algunos años en la populosa parro- un lugar seguro y protegido para
quia de San Lázaro arroja los siguien- ellos. Ante los tribunales , varias mu-
tes porcentajes de nifios que al ser jeres denunciaron que las hijas ha-
bautizados eran anotados como hijos bían sido violadas por sus padres. A
naturales: 1760, 28.40/0; 1770, esta altura , más de un lector puede
310/0; 1780, 32.4o/o;1790,36.4o/o; sentirse tentado a pensar en una espe-
1800, 39.20/0 y 1810, 42.70/0. Por- cie de sadismo masculino . Evidente-
centajes demasiado elevados compa- mente hay casos que merecen este
rados con las parroquias europeas. calificativo , pero lo fundamental es
Siguen siéndolo incluso si los compa- que la violencia articulaba la familia
ramos con parroquias latinoamerica- con la sociedad: a través del hogar,
nas. Sobre la procedencia étnica de ésta se convierte en un elemento co-
esos hijos naturales, podemos citar tidiano y así introduce a los hijos en
como ejemplo (corriendo el riesgo de los valores básicos de esa sociedad:
tomar un año excepcional) los bauti- obediencia, jerarquía, autoridad, so-
zos de San Lázaro en 1810. Tenemos metimiento , acostumbrarse al sufri-
información únicamente para 650/0 miento, insensibilidad ante el dolor.
de los niños. Se inscribieron como La sociedad colonial reproduce sus
naturales 4 españoles, 6 negros, características patriarcales mediante
31 mestizos y 41 pertenecientes a las la familia. El caso de Joaquín Rivera
castas (mulatos, cuarterones , chinos, transluce claramente esta articula-
etc.). Todas estas cifras (divorcios , ción: se desempeña como "soplón de

No. 2 diciembre 1984 417


Estudios----------------------------

los jueces de Bellavista" y, cuando sonas, un asunto privado. Si bien la


no consigue "presa" entre los mal- teoría y la práctica del matrimonio
hechores del lugar, se embriaga y se contraponen palmariamente en la
maltrata cruelmente a su mujer, alter- vida diaria, no resultaba fácil liberar-
nando de esta manera el ejercicio de se del aparato de ideas, prejuicios y
la violencia institucional con el de la supuestos que afirmaron las raíces
violencia· cotidiana. patriarcales de esta sociedad. Algunas
En caso de separación, los hijos percibieron la conexión entre estas
iban generalmente con la madre, ella instancias y lo expresaron: "que si el
debía enfrentar sola la tarea de crian- · mismo Dios le mandase que se uniese
za y mantención, ayudándose en lo con él al mismo Dios le respondería
posible con una magra "mesada" que que no quería". Esta mujer advierte
el juez eclesiástico fijaba. Producido que tras el hombre -padre o mari-
el divorcio, la mujer seguía arrastran- do- el más allá resulta una garantía
do las "cargas del sacramento". Y de su poder.
aun fuera de los lazos formalizados, La liberación de las "cargas del
el alto porcentaje de hijos naturales sacramento" que las mujeres podían
que son declarados sólo por la ma- conseguir tras un juicio de divorcio
dre, indica que a ellas les correspon- con fallo favorable, era sólo relativa:
dió casi totalmente la tarea de hacer deberá buscar cómo mantener a los
subsistir a los niños(l 0). hijos, volverá probablemente a la casa
Madurar en estas condiciones signi- paterna, donde por lo general tal vez
ficaba para los niños asumir a través no será bien recibida (otra boca que
de los padres el legado de autoritaris- alimentar). Las que se fugan, lo ha-
mo y violencia, aprender de aquéllos cen comúnmente con un amante, y
el trato que debían dar a sus esposas es posible que en la relación informal
e hijos; para las niñas era aprender a se reproduzca un trato similar o peor
sobrevivir por medio de precarias que el propinado por el marido. Pero
estrategias en una sociedad que, a pesar de estar la mujer en condicio-
cualquiera que fuese el sector social nes absolutamente desfavorables, in-
al que perteneciesen, las colocaba sistimos en argumentar que la resig-
fuera del control real de medios eco- nación no fue la opción generalizada.
nómicos y jurídicos para una vida Lograr el divorcio no era un triunfo
independiente. . efectivo, pero expresaba la resisten-
Mujeres, sin embargo, poco sumi- cia que opusieron muchas mujeres a
sas. Aunque no llegaron a prota: los lazos patriarcales institucionaliza-
gonizar un movimiento social m dos en el sistema colonial: "¿ Quién
vislumbraron su posibilidad. El con- habla de victorias? Sobreponerse es
flicto conyugal se planteaba como todo" (R.M.Rilke).
una cuestión a dirimir entre dos per-

418 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Flores-Chocano : Cargas del Sacramento

NOTAS

(1) Un desarrollo mayor de la cuestión de la violencia en Lima colonial se puede encon-


trar en el libro de Alberto Flores Galindo Aristocracia y Plebe, de próxima publica-
ción , o en el artículo "Los Rostros de la Plebe", en Revista Andina No. 2. Cusco,
1983. pp . 315-352, del mismo autor.
(2) En este ensayo nos emplazamos en el nivel de la práctica cotidiana. La ideología de
la sociedad colonial ha sido estudiada de manera casi exclusiva como institución o
como norma. El "deber ser" que se puede percibir en la legislación o la prédica reli-
giosa. Nos alejamos de esos territorios trajinados para tratar de explorar los claros-
curos de la vida cotidiana.
(3) Evidentemente, no se trata del divorcio contemporáneo. El litigio transcurría en
todo momento dentro del derecho canónico y el divorcio nunca podía implicar la
disolución total de un vínculo que se pretendía eterno.
(4) La sección de pleitos matrimoniales en el Archivo Arzobispal de Lima está confor-
mada por 26 legajos, en general bien conservados, de los que sólo se ha extraviado
uno.
(5) Estos documentos tienen, a nuestro entender, una riqueza cualitativa que es supe-
rior a su dimensión cuantificable. Aquí nos hemos limitado a presentar algunos grá-
ficos y cuadros que hemos podido confeccionar. Este ensayo debe ser leído como
un conjunto de hipótesis entrelazadas; una suerte de esquema que quiere contribuir
a una futura historia de las mujeres, la familia y la religiosidad colonial.
(6) BARRIG, Maruja. Convivir. La pareja en la pobreza. Ed. Mosca Azul. Lima, 1982.
p. 19.

(7) MACERA, Pablo. "Sexo y Coloniaje". En Trabajos de Historia. T. III. Instituto


Nacional de Cultura. Lima, 1977. p. 299.
(8) DUBY, Georges. Le Chevalier, la Femme et le Prétre. Pluriel. París, 1981 . p. 51.
(9) Varios modelos de familia existían en la sociedad colonial : la familia aristocrática
(casi fiel calco de su similar europea), la familia plebeya que hemos procurado retra-
tar en estas páginas y la· familia campesina (que hasta el siglo XVIII mantuvo la
descendencia bilateral andina) .
( 10) Las mujeres de la plebe no sólo crían a sus hijos, crían también a los niños de la cla-
se alta . Es el caso tan común de las zambas, mulatas o negras que se desempeñan
como "amas de leche". Dan de mamar a los recién nacidos y se ocupan de atender-
los en esos decisivos primeros años, se convierten prácticamente en madres de estos
niños. Un padre, desconcertado por la familiaridad que surgía de esta relación, diri-
ge una misiva al Mercurio Peruano sobre el caso de su hija Clarisa y la esclava María:
"Una de las cosas que empezaron a chocarme en María fue el oir que no sólo tutea-
ba a Clarisa, y esta la llamaba mi mama, si no que también dormía con ella, comía
y jugaba, con preferencia a sus hermanitas, y aun a su misma madre". Este preocu-
pado padre veía menguada su autoridad, consideraba que se filtraban en su dominio
costumbres y prácticas de otros sectores sociales, "como los bailes tan indecentes
que enseñan a las muchachitas".

No . 2, diciembre 1984 419


ANEXO 1

La documentación que ha sustentado este trabajo se encuentro agrupada sin mayor


clasificación que la cronológica en el Archivo Arzobispal de Lima.
Muchos de los casos contabilizados están representados sólo por la solicitud de uno de
los cónyuges abriendo el juicio de Divorcio, Nulidad o Litigio. Otros expedientes incluyen
la información de los testigos presentados por alguna de las partes, estos testigos respon-
den a un cuestionario planteado sea por el demandante o el demandado con fines de pro-
bar los hechos que acreditan la justeza de su causa. Los expedientes completos incluyen
la solicitud del demandante, la respuesta de la parte demandada , declaraciones de los tes-
tigos por ambas partes, un resumen del caso, la posición del promotor fiscal sobre éste y,
finalmente, la sentencia. Se han contabilizado todos los casos, aun los incompletos, con la
finalidad de establecer la frecuencia de las disensiones conyugales en la época, además de
cubrir con esta información datos elementales: identidad de las partes, cargos levantados.
De los expedientes más completos se han extra,ao datos sobre los oficios, la duroción del
matrimonio, lugar de residencia.
En cuanto al carácter de los testimonios vertidos en estos documentos, se destaca el
hecho de que refieren aspectos de la vida cotidiana, costumbres, conceptos que hegemo-
nizaban el ambiente popular, etc. ; pero lo más valioso e importante es que constituyen
uno de los pocos documentos a través de los que las mujeres -una mayoría históricamen-
te silenciada- hablan de su vida, sus dilemas, sus frustraciones, sus aspiraciones y su resis-
tencia. La formulación de una historia alternativa parte de ahondar en una cdtica del
testimonio y de cuestionar a quienes siempre han usado del privilegio de dar su versión
de las cosas; dentro de esta critica se inscribe la necesidad de tratar la historia de los sec-
tores dominados buscando sus propias expresiones.

ARCHIVO ARZOBISPAL DE LIMA


1. DIVORCIOS 2. NULIDADES
Leg. Años Leg. Años
71 1751-1760 54 1753-1769
72 1761-1771 55 1771-1782
73 1772-1781* 56 1783-1789
74 1782-1785 57 1790-1798
75 1786-1789 58 1799-1809
76 1790-1793 59 1810-1819
77 1794
78 1795-1796
79 1797-1798 3. LITIGIOS MATRIMONIALES
80 1799 Leg. Años
81 1800 2a 1618-1799
82 1801 6 1776-1799
83 1802-1804 7 1800-1809
84 1805-1807 8 1810-1819
85 1808-1809
86 1810-1814
• Extraviado.

420 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - -- - - - - - - - F /ores-Chocano : Cargas de l Sacrament o

ANEXO 2
Cargos presentados por las mujeres
Divorcios Amenazas
Demandantes Maltrato e intent os Abortos, Falta de
físico e contra la peligro de manten- Despilfarro
T F M iniu rias vida aborto ción robo
1760 1 1 - 1 1 1 1 -
1761 1 - 1 - - - - -
1762 - - - - - - - -
1763 1 -· 1 - - - - -
1764 1 1 - 1 - - 1 -
1765 2 2 - 2 - - 1 -
1766 1 1 - 1 1 - - -
1767 - - - - - -· - -
1768 - - - - - - - -
1769 - - - - - - -- -
1770 2 1 1 1 - - 1 -
177 1 3 3 - 3 - - - 1
1772 1 1 - 1 - - 1 1
legajo 73 (1772-1 778)
1779 2 1 1 1 1 - - 1
1780 1 1 - - 1 - - -
1781 2 1 1 1 - - 1 -
1782 8 6 2 4 2 - - 1
1783 . 11 8 3 5 1 - 2 2
1784 5 3 2 2 - - - -
1785 4 4 - 2 1 - - -
1786 4 2 2 2 - - - -
1787 6 4 2 4 2 - 2 -
1788 2 2 - 2 - - 2 -
1789 11 9 2 6 7 - 4 2
1790 16 13 3 9 6 - 1 1
179 1 6 3 3 3 - - 2 1
1792 11 9 2 7 - - 1 1
1793 10 7 3 6 1 - 5 -
1794 12 12 - 9 4 - 6 3
1795 12 7 5 5 2 - 1 2
1796 20 13 7 11 4 - 3 1
1797 12 8 4 7 - - 6 -
1798 11 10 1 6 - - 3 2
1799 25 19 6 14 4 - 6 -
1800 19 12 7 9 1 - 2 2
180 1 19 ] (i 3 13 1 - 6 4
1802 17 12 5 8 2 - 2 -
1803 2 1 I S 6 11 7 1 - 4
1804 19 14 5 8 1 - 4 2
1805 17 I S 2 7 2 1 1 -
1806 19 14 5 13 4 1 9 1
1807 23 14 9 8 2 - 3 -
1808 19 14 5 8 3 1 5 2
1809 6 5 1 4 1 - - -
18 10 7 6 1 3 1 1 - -
390 289 101 208 63 6 92 34

No. 2 , diciembre 1984 421


ANEXO
Cargos presentados por las mujeres

Divorcios
Demandantes Inducir a Huida/ E b ·
m na- Juego No se sabe
i
la pr08ti· expuls10n
· • Calumma
· Violación e Adulteno
.
T F M tución de la casa intentos guez 1

1760 1 1 - - - - - - - - -
1761 1 - 1 - - - - - - - -
1762 - - - - - - - - - - -
1763 1 - 1 - - - - - - - -
1764 1 1 - - - - - 1 - - -
1765 2 2 - - 1 - l - - - -
1766 1 1 - - - - - 1 - - -
1767 - - - - - - - - - - -
1768 - - - - - - - - - - -
1769 - - - - - - - - - - -
1770 2 1 1 - - - - - - - -
1771 3 3 - - - l - 2 - - -
1772 1 1 - - - - - l 1 - -
legajo 73 (1772-1778)
1779 2 1 1 - - - - l - - -
1780 1 1 - - - - - - - - -
1781 2 1 1 - - - - - - - -
1782 8 6 2 l - - l 2 1 - 1
1783 11 8 3 - - - - l 1 - l
1784 5 3 2 - - - - - - - 1
1785 4 4 - - - - - - - - 2
1786 4 2 2 - - - - - - - -
1787 6 4 2 - - - - l l l - 1
1788 2 2 - - - - l l - - -
1789 11 9 2 l - l - - - - 1
1790 16 13 3 - l 1 - l l l 3
1791 6 3 3 - - - l l l - -
1792 11 9 2 l - - - l - - l
1793 10 7 3 - 2 - - - l - -
1794 12 12 - l - - - 2 4 - 1
1795 12 7 5 - l - - 2 l - 1
1796 20 13 7 - 2 - - 2 l - 2
1797 12 8 4 - - - - 2 1 2 -
1798 11 10 1 - - - - 3 1 - -
1799 25 19 6 - 3 - 2 5 2 1 3
1800 19 12 7 - - - - 4 2 l 3
1801 19 16 3 - - - - 5 5 - -
1802 17 12 5 - - - - - - 1 4
1803 21 15 6 - - - <w• • · l 3 2 - 4
1804 19 14 5 - 1 2 - 7 2 - 1
1805 17 15 2 - - - 1 6 1 - 7
1806 19 14 5 - 1 - - 5 2 - 1
1807 23 14 9 - - - 1 2 2 3 3 1
1808 19 14 5 - - - - 4 - 1 3
1809 6 5 1 - - - 1 2 l - 1
1810 7 6 1 - - - - 1 1 - - 1

390 289 101 4 12 5 10 69 35 ll 44

422 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ F/ores-Chocano: Cargas del Sacramento

No.2
Cargos pr~sentados por los hombres
Amenazas
Libertad, Interven- e intentos
Abandono, vida ción de Robo, G Injurias contra la Impotencia No se sabe
Adulterio f uga gastos olpes vida
licenci088 allegados

3
1

1 2
2

2
2 2
2
1
1
1
3 1 3 1
5 2 2
1 1
1
5
4 2
2 2
3 1 2
4 2
2 3
1
3 3
6 2
2 3 2
1
1
62 19 11 4 7 4 2 6 14

No . 2, diciembre 1984 423


COMENTARIOS
el campesino?); y 2) evolución cronológica:
Antonio A costa la violencia urbana, así como los problemas
José Alexandre 16 matrimoniales se intensificaron a medida
41005 - Sevilla que se aproximaba el final del siglo XVIII.
España El planteamiento del artículo es sugeren-
te, pero uno se pregunta si no se podría
Lo que parece el adelanto de una investi- considerar, además, otro factor que hubiera
gación más amplia por A. Flores y M. Cho- podido influir en esa manifestación crecien-
cano viene a ensanchar un horizonte en la te de los problemas conyugales en forma de
historiografía peruana : el del conocimiento pleitos ante la justicia eclesiástica. ¿No ca-
de las relaciones sociales y la mentalidad de bría tener en cuenta la posibilidad de un
un sector específico de la población colo- cambio de mentalidad y costumbres a lo
nial. Para ello parecen haberse conjuntado: largo del siglo XVIII, bajo el efecto de mo-
1) una especial sensibilidad hacia ciertas dificaciones económicas e ideológicas, que
líneas de investigación en boga fuera del hubiera llevado a plantear abiertamente
Perú, particularmente en Francia; 2) un in- ante la justicia conflictos que hasta enton-
terés por los planteamientos feministas en ces se mantenían contenidos? A pesar del
nuestros días; 3) la existencia de una serie carácter "conservador" de Lima frente a
documental en el Archivo Arzobispal de ciudades que vivieron más directamente las
Lima que quienes la conocían la adivinaban transformaciones del XVIII , como Buenos
particularmente interesante. Aires o Caracas , los efectos "liberadores"
Refiriéndome únicamente al primero de de la evolución del siglo pudieran haber al-
esos tres componentes, es inevitable recor- canzado a su población , alterando sus pau-
dar una polémica desarrollada en 1980 so- tas de comportamiento en aspectos como
bre la "historia peruana del Perú" entre va- el que se trata en el artículo.
rios historiadores del país, en los que se in- En todo caso, el trabajo presenta intere-
cluía A. Flores . No es éste el lugar para co- santes perspectivas para comprender mejor
mentar todo lo que aquélla sugería, pero es la vida social limeña, perspectivas que sin
grato comprobar que Flores, que entonces duda deben tener su correspondencia en
era defensor de una particular manera de otros lugares de la América de colonización
entender la citada exp~sión, sigue abierto ibérica y que probablemente tienen su ori-
y receptivo a líneas de investigación que no gen más remoto en la naturaleza de las rela-
son esencialmente "andinas" y que , pruden- ciones hombre-mujer en determinados es-
temente utilizadas , pueden ser útiles para pacios del ámbito mediterráneo europeo.
la comprensión de aspectos particulares de
la historia del Perú.
En otro orden de cosas, la nota de A.
Flores y M. Chocano parte de la tesis del Maruja Barrig
propio Flores que analiza la violencia que Mariscal Mil/er 822
reinaba en la sociedad colonial, y particu- Lima 11
larmente en Lima, en el tránsito del siglo Perú
XVIII al XIX (cf. la nota 1 del artículo que
se comenta). De hecho, en el artículo se Pese a haber sido refutada en numerosas
identifica la tensión conyugal como reflejo oportunidades, la teoría según la cual los
de la violencia que dominaba en Lima sobre cambios sociales producen modificaciones
las coordenadas de: l¡ determinados secto- sustantivas en los valores culturales mues-
res sociales, principalmente la plebe, en sen- tra incoherencias mayores cuando s; aplica
tido amplio (por cierto, ¿conocemos tan a una institución como la familia y las rela-
bien, a diferencia que en Francia, los mode- ciones de poder al interior de la misma. El
los familiares en el Perú colonial como para espacio concedido para comentar el artícu-
poder definir: el aristocrático, el plebeyo y lo precedente me limita el explicar por qué

424 Revista Andina, año 2


____________________ Flores-Chocano : Cargas del Sacramento

su lechu;a me condujo a pensar en China, mente , dictada por razones de orden eco-
aunque intentaré un resumen anecdótico : nómico y demográfico, antes que por la
Hasta antes del triunfo de la revolución "moral revolucionaria". Se apela a ésta, sin
en 1949, las familias campesinas chinas, embargo, para cohesionar a la población en
agobiadas por la pobreza, solían ahogar a función de la salud de la sociedad.
las niñas recién nacidas o venderlas como Pensemos, entonces, aquí y ahora: la
prostitutas o sirvientas; la opción de la mi- aproximación histórica a una institución
seria con hijos varones, considerados como como la familia arroja luces sobre la persis-
más eficientes en las faenas del campo, era tencia de una ubicación social de la mujer,
clara. Las mujeres solían no tener nombre donde ésta es un menor de edad que debe
y eran conocidas como la hija de tal, la corregirse -sin descartar el castigo físico-
esposa de fulano o la madre de mengano. A para evitar las desviaciones al esquema ideal
las viudas no se les reconocía el derecho a del comportamiento femenino. Ella es, ade-
casarse nuevamente; las con cu binas nume- más, una posesión que, al tener que cum-
rosas eran símbolo de status y a las niñas plir con su deber de obedecer al marido,
de cinco o seis años se les entablillaba los desemboza la desigualdad de un contrato
pies para impedir que crecieran más de los -el matrimonial- que , evidentemente, no
20 ó 15 centímetros. es " libre ". Ya alguien comparó esa libertad
La mejoría de la situación de la mujer "contractual" con la del obrero frente al
en los años posteriores al 49 es evidente : capitalista. Y pese a los esfuerzos de cente-
ocupan cargos directivos, se han socializa- nares de volúmenes publicados, resulta aún
do muchas tareas domésticas, ingresan ma- difícil para las feministas marxistas mante-
sivamente al trabajo productivo y a la uni- ner el énfasis en la opresión por género
versidad. cuando de be incluirse la coordenada de la
Desde el año pasadp, sin embargo , los explotación de clases.
cables reproducen algunas denuncias for- De otro lado, no existen diferencias sig-
muladas por los órganos del Partido Comu- nificativas en el comportamiento familiar
nista Chino sobre el hallazgo de bebés re- de los sectores populares de la Lima colo-
cién nacidas ahogadas en algún río . La in- nial y los actuales pobladores de las barria-
terpretación de fondo está dada , de un das de la capital : se mantienen aún los ma-
lado, por la propiedad privada introducida trimonios de "hecho" y el porcentaje de
recientemente en las comunas campesinas "hijos naturales" (pese a que el término fue
-que puede transmitirse a los descendien- eliminado de los registros) se mantiene in-
tes- y, por otro, por la severidad del con- variable . Los gobiernos republicanos han
trol demográfico que otorga una serie de mostrado la misma incapacidad del poder
beneficios - que no excluyen los económi- colonial para convocar a la población y uni-
cos- a las parejas que tienen un solo hijo . ficarla en base a postulados consensuales
Ante esta situación , es comprensible que mínimos, fenómeno ya teorizado por Pablo
se recurra al expeditivo método de eliminar Macera y Julio Cotler. De otro lado ci-
a las niñas, pues las familias prefieren un mentar barreras étnicas y abismar clases
hijo varón. Lo incomprensible es que más sociales ha impedido la democratización de
de treinta años de una revolución profunda las institu ciones . Y la familia no es una ex-
y, en algunos períodos, sin concesiones, no cepción , aunque sí un ejemplo.
hayan modificado una práctica feudal que
implica la permanencia de una concepción
sobre la mujer. No es casual que -el viejo sis-
tema patriarcal, término desgastado, conti-
núe vigente. Bernard Lavallé
Pero el caso chino nos remite también a Universidad de Burdeos /JI
la falaz concepción de la privacidad de la 33405 Ta/ence
familia, pues esta institución es el núcleo Francia
básico que garantiza el ejercicio del poder
central, para viabilizar sus planes: la regla- Está sin duda de más insistir aquí so-
mentación de la vida sexual de los ciudada- bre los' múltiples' aspectos interesantes -y
nos en la China socialista está, indudable- la novedad en lo que toca al Perú- del

No. 2, diciembre 1984 425


estudio de A.F.G. y M. Ch . Estas páginas expedientes de nulidad de que dispusieron
vienen a completar de manera sugerente las los autores (apenas unos 40) no les ha per-
investigaciones del primero sobre la Lima mitido comparar el discurso presentado en
de aquella época y, sobre todo, en la pers- este tipo de peticiones y en las de divorcio,
pectiva de una historia alternativa permiten lo cual es posible - por el gran número de
cuestionar la visión tradicional de una de solicitudes de nulidad- en el s. XVII. !lay,
las instituciones más fundamentales de la al mismo tiempo que muchos parecidos,
sociedad colonial , tratando -como lo indi- notables diferencias entre los argumentos
can con énfasis los autores- de presentar desarrollados en ambos tipos de expedien-
un sector dominado a través de su propia tes ; las solicitudes presentadas con miras a
expresión. obtener la nulidad enriquecen, sin lugar a
Quisiera tan sólo formular aquí algunas dudas, lo que se puede deducir del " discur-
preguntas a partir de la experiencia que so femenino ".
tengo con ese tipo de documentación, que En cuanto a éste -y aquí terminare-
he manejado para los años correspondien- mos-, si bien es indudable que el problema
tes a la segunda mitad del siglo XVII , o sea de la violencia es central, y con razón los
un siglo antes de la época analizada por autores han in sistido en él, tal vez hubiera
A.F.G. y M.Ch. sido interesante dedi car más espacio a otros
Llaman primero la atención las cifras : aspectos, cuya aproximación se hacía a tra-
los autores notan un aumento notable de vés del prisma de la violencia, pero cuyo
conflictos matrimoniales de 1760 a 1810, alcance era tal vez mayor para un conoci-
pero durante los tres primeros decenios los miento cabal de las mentalidades y de la
totales parecen muy bajos en relación al sociedad de la época : relación padres/hijos
siglo anterior: más de 900 expedientes de (o mejor hijas), relaciones sexuales, signifi-
divorcios de 1650 a 1699 (con cifras dece- cado de la duplicidad y/o mentiras en los
nales que oscilan entre 108 y 237) ; 316 de expedientes, imagen implícita de la Iglesia
nulidad entre 1650 y 1679 (a comparar que, si bien actuaba como instrumento
con los 42 que hubo entre 1760 y 1810). compulsivo en el matrimonio , también era
Quedaría pues por explicar el décrochage un recurso ante las presiones sociales del
entre esas dos épocas (¿cambios sociales?, mismo (en este sentido , me permito dis-
¿de mentalidades?, ¿o, sencillamente, defi- crepar con los autores, que en un momen-
ciencia de las fuentes? Quizás sea esta últi- to se preguntan, aunque con precauciones,
ma razón uno de los elementos esenciales si el aumento de los divorcios no significa-
de explicación, dados, por otras partes, los ría una crisis - o una baja- de la religiosi-
numerosos elementos de continuidad que dad a finales del siglo XVIII).
se pueden notar entre las épocas estudiadas
por A.F.G. y M. Ch y por mí) .
Otra diferencia notable es el carácter
más acentuadamente femenino de los expe- Mana Emma Mannarelli
dientes en el siglo XVII : apenas un poco 545 W 111 th si. Apartment 51
más del 30/0 de los divorcios son pedidos New York, N. Y. 10025
por hombres que , además, en su casi tota- Estados Unidos
lidad son no-españoles y en su mayoría
indios, como si a los grupos masculinos "Las Cargas del Sacramento" explora
dominantes les causara repugnancia expli- una prometedora vía para el conocimiento
citar sus infortunios; a no ser que, más de los intrincados y, hasta ahora, oscurísi-
probablemente, tuvieran otras posibilida- mos pliegues de la vida cotidiana colonial y
des más radicales de huir de "las cargas del de los sentimientos ·colectivos, pocas veces
sacramento" sin acudir a lo legal (abando- intuidos por los investigadores desde el pre-
no, viajes, etc.). Habría entonces que refle- sente. Alberto Flores y Magdalena Chocano
xionar sobre el número relativamente eleva- muestran el valor de la documentación de
do de expedientes presentados por los los tribunales coloniales en la reconstruc-
hombres a finales del siglo XVIII. ción de la textura de la vida social de miles
Por otra parte, el número reducido de de personajes anónimos y avanzan algunas

426 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Flores-Chocano: Cargas del Sacramento

conclusiones que, sin duda , serán la base de ideolo~ía. los cambios en los procesos cul-
un esclarecedor debate. Algunas de éstas turales y los conflictos inherentes a ellos ,
deben ser tomadas como hipótesis de traba - no sólo debemos prestar atención a las dis-
jo o conclusiones provi sionales. las que de- tintas ex periencias de las clases, sino tam-
berán trabajarse en el marco de una perspec- bién a una lógica distinta de procesar e in-
tiva temporal y un enfoque más amplios , temalizar los mensajes culturales de acuer-
para así aprehender con mayor rigurosidad do a diferencias entre sexos .
la manera en que el matrimonio fue experi-
mentado por las diferentes clases sociales Asimismo , el presente artículo propor-
de la sociedad colonial. ciona elementos para pensar en la situación
de las mujeres en la época colonial. La pré-
Los autores plantean acertadamente que, dica de la Iglesia , así como la estructura so-
para los grupos dominantes, el matrimonio cial misma, restringían las posibilidades de
fue un mecanismo vital para la preservación autonomía de éstas, les imponían una acti-
de su patrimonio. Me parece , sin embargo , tud pasiva que las destinaba a convertirse
que tal afirmación requiere mayor elabora- en una especie de inválidas sociales. Pero,
ción. Para ello es necesario desentrañar los como bien afirman los autores , el compor-
patrones y estrategias matrimoniales que , a tamiento de las mujeres no fue siempre el
través del tiempo, las clases dominantes pu- espe rado por las autoridades . El artículo
sieron en práctica para constituirse como ofre ce testimonios de la resistencia femeni-
tales. Sería interesante , también, analizar la na a aceptar una situación como la que , en
institución matrimonial en tanto mecanis- ciertos casos, implicaba el matrimonio. Es-
mo de transmisión de ideología, de una de- ta constatación invita a reflexionar acerca
terminada concepción de lo que debía ser de otras formas de resistencia femenina a
la vida y las pautas de comportamiento a los roles asignados desde arriba. Se trata de
través de la socialización. una historia qu e incorpora a sus inquietu-
En e 1caso de los sectores populares urba- des las formas de rechazo a la tutela patriar-
nos , el matrimonio formaba parte de aque- cal , las mismas que, por poco elaboradas
lla inmensa y ajena constelación de valores que fueran, forman parte de los conflictos
impuestos por los colonizadores. En otras y contradicciones de la sociedad colonial y ,
palabras , los distintos sectores sociales asi- al mismo tiempo , de los lentos cambios
milaron los valores de la institución matri- posteriores .
monial de maneras y a ritmos difer~ntes .
Períodos de crisis, como el estudiado por Sin lugar a dudas, ésta es una historia en
Flores Galindo y Chocan o , son coyunturas la cual se reconocerían millones de mujeres
favorables para observar este y otros proble- y, con esfuerzo, también los hombres. La
mas de sumo interés . tales como el grado e n violencia cotidiana, abierta o sutil, propia
que los distintos grupos sociales habían asi- de las relaciones entre los sexos en la época
milado dicha institu ción, cómo la inestabi- colonial, constituye un revelador antece-
lidad social propia de un período de crisis dente de lo que hoy se vive en el Perú . Sin
afectaba de manera distinta la vida cotidiana abogar a favor de una historia "terapéuti-
y las relaciones afectivas de las diferentes ca", pienso e n el valor pedagógico - y en
clases de la sociedad y, por último, el im- tém1inos de conciencia política- de una
pacto de la crisis en la capacidad de los gru- historia que, junto con ofrecer una imagen
pos dominantes para convencer a otros sec- de las tenden cias más globales , dé cuenta
tores sociales de la utilidad de sus valores. de los sentimientos y actitudes de la gente
común.
Por otro lado , los autores encuentran
que las mujeres tenían expectativas distin- Por último , tratar de establecer a través
tas a las de los hombres acerca de la vida de la historia las relaciones entre la vida
matrimonial. Creo que es un verdadero diaria , las actitudes privadas e íntimas y la
aporte vislumbrar que el matrimonio y las dinámica social que las contiene, lleva a de-
reacciones hacia éste no sólo variaban de senredar la madeja de mitos, tabúes e inhi-
acuerdo a las clases sociales , sino también biciones en las que encuentran sustento la
según los sexos. Esto implica que cuando subordinación, la .prepotencia y la explo-
se trate de entender la formación de una tación de hoy .

No. 2, diciembre 1984 427


Estudios-------------------------------

El interés en este campo fue creciendo


Ward A . Stavig por la calidad de algunos de los primeros
Universidad de Californiq, Davis trabajos tales como el delicioso estudio de
Davis, 95616 Phill{pe 'Aries sobre la nii'iez, L'enfant et la
California,USA
vie familiale sous l'ancien regime, y los tra-
bajos de gente como John Demos sobre la
familia puritana en la Nueva Inglaterra colo-
En las últimas dos décadas , se ha ex ten- nial. Hasta fechas recientes , los estudios de
dido rápidamente el interés en lo que ha la familia y la mujer para el período colo-
venido a conocerse como "historia de la nial e inicios de la independencia permane-
familia, . (algunas veces superponiéndose cieron en América Latina relativamente es-
con la historia de la mujer), en la medida en casos y tendían a concentrarse en lo excep-
que los historiadores han recoi:iocid~ la ~i:n- cional y en los ricos. La Monja Alférez o Sor
portancia de este campo de mv~st1g~c10n Juana Inés de La Cruz llamaron la atención,
para el entendimiento de la .e~ penenc~a hu- tal como lo hicieron familias ricas como los
mana. La historia de la famiha ha realizado Rodríguez Larraín en Chile o aquellas fami-
importantes contribuciones a nuestra ~om- lias conectadas a la Corte en el Brasil colo-
prensión en áreas tales como el cambio de nial estudiadas por Stuart Schwartz. Las
mentalidades el impacto de nuevas formas mujeres en los conventos, especialmente
de actividad ~cohómica y organización y el aquellas de familias acomodadas, tambié_n
efecto de los cambios demográficos, espe- despertaron interés debido al poder econo-
cialmente en cuanto éstos se reflejan en la mico de los conventos y la relación econó-
vida de las personas. mica con sus familias . Este tipo de trabajo
En una era en la cual masivos estudios ha sido interesante y valioso, pero tiende a
estadísticos han producido trabajos muy concentrarse en los individuos más podero-
reveladores, pero a menudo desde un mar- sos.
co de referencia que hace aparecer a la ge_n- Hay una literatura que aumenta rápida-
te como menos significativa que las estadis- mente, gran parte de ella muy reciente y
ticas que la representan , la historia de la que no está escrita en español, que trata de
familia ha proporcionado algunas veces una la vida familiar y social de la gente común.
saludable tendencia contraria. Ciertamente , "Las Cargas del Sacramento" de Alberto
los historiadores de la familia no son inmu- Flores Galindo y Magdalena Chocano es
nes a los problemas que conlleva inyectar una significativa contribución a esta litera-
vitalidad a los datos cuantitativos. Pero tura. El artículo, que trata de problemas
cuando ha sido hecha correctamente, la his- matrimoniales a los que se ha buscado algún
toria de la familia ha sido efectiva en inte- tipo· de solución legal (principalmente en-
grar la experiencia individual en la sociedad tre la clase de gente a que los autores se re-
en su conjunto, proporcionando_ tan.t o al
lector no profesional como al histonad~r fieren como la "plebe"), sostiene que la
un análisis histórico que es a la vez, mas violencia en la familia refleja la violencia en
ameno y profundo. . la sociedad. Aunque ellos advierten: "no
Hasta fechas recientes, los estud10s de la queremos sugerir necesariamente un esque-
familia en América Latina tendían a con- ma causa-consecuencia"; mantienen, sin
centrarse sobre el período moderno. La di- embargo, que
ficultad de encontrar datos consistentes o
de tener el tiempo necesario para recolectar "lo fundamental es que la vi?lencia arti-
materiales de fuentes dispersas, hizo difícil culaba a la familia con la sociedad: a tra-
la tarea de investigar eras más tempranas. vés del ho&ar , ésta se ~~invierte en un el~-
mento cotidiano y asi mtroduce a los ~i-
Además de ciertos cambios tecnológicos , la jos en los valores básicos de esa socie-
relativamente reciente concentración de los dad".
investigadores en registros notariales , archi-
vos regionales y documentos judiciales, ha De acuerdo a este estudio, un 47.20/0
hecho mucho para revelar un lado más ínti- de los casos de divorcio (el divorcio signifi-
mo de la historia que al mismo tiempo se caba separación legal) presentados por mu-
refleja en la sociedad mayor. jeres involucraba "acusaciones de maltrato

428 Revista Andina, año 2


_____________________ F/ores-Chocano: Cargas del Sacramento

o injurias, junto con las amenazas a la vida'; mujeres negras " (L. Martín 1983 : 1"52-3).
y si uno incluye en esta categoría los "abor- Así, el adulterio, una de las principales
tos provocados por golpes" y la "violación causas de divorcio, adquirió dimensiones
o intentos" , como pienso que debieran ser raciales y de clase. En la región del Cusca ,
incluidos, el total es cercano al 500/0 las tensiones raciales y étnicas son percibi-
(49.20/0). No hay duda de que, como enfa- das \:on relativa frecuencia en las disputas
tizan Flores Galindo y M. Chocano, la vio- familiares. Esto es cierto para indios y espa-
lencia física en el matrimonio era ejercida ñoles , mestizos y negros . Los casos de con-
predominantemente por el hombre contra cu bina to también arrojan luz sobre otra
la mujer. Solamente 1Oo/o de los hombres aseveración de los autores : "el matrimonio
adujeron la violencia como causa para el implica en todo momento una relación de
divorcio, pero uno se pregunta si en reali- poder : dominio e imposición de uno sobre
dad esa cifra no es algo baja si se considera el otro". Guardo reservas respecto a tal ase-
que los valores de la sociedad hacían menos veración, pero las excepciones a la regla
probable que los hombres adujeran violen- que Flores Galindo y M. Chocano presen-
cia contra ellos por parte de sus esposas tan muestran que con frecuencia el poder
como causal para obtener el divorcio . era importante. Miembros de la plebe apo-
Para los hombres , el adulterio era el car- yados por una persona poderosa o esposas
go número uno presentado para conseguir apoyadas por amantes podían ejercer poder
el divorcio, en tanto que entre las mujeres sobre aquellos de quienes normalmente se
era el tercero, después de los de violencia y hubiera esperado que dominasen. Luis Mar-
"falta de mantención". Sería interesante tín habla de una mujer llamada Feliciana,
conocer el porcentaje de casos en los que se quien con la ayuda de su amante había gol-
superponen los cargos de violencia y adul- peado a su esposo, había tratado de ape-
terio. Con el caso de Francisco de Montero, drearlo hasta la muerte y lo había atacado
el autor sugiere una relación entre los dos, con una espada y perros salvajes. En otro
y en la región del Cusco parece haber un caso, una esclava "con la ayuda y protec-
porcentaje relativamente alto de casos de ción de su amo y dueño . . . llegó a ejercer
conflicto matrimonial en que tanto el adul- violencia y abuso durante años contra su
terio como la violencia aparecen. En su es- esposo, quien era un hombre libre".
tudio de la mujer en el Perú colonial, Luis La Iglesia figura en forma importante en
Martín ( 1983) percibe la misma tendencia . "Las Cargas. del Sacramento", puesto que
Otras dos fuentes de tensión matrimo- durante el período colonial tanto el matri-
nial que son mencionadas en "Las Cargas monio como los intentos de disolverlo o al-
del Sacramento" también parecen ser co- terarlo eran asuntos religiosos. En estos úl-
munes en el Cusco colonial. Una es el alto timos casos , los tribunales de la Iglesia esta-
número de casos que involucran a soldados ban generalmente involucrados y debido a
-a menudo con violencia, adulterio y aban- eso, como los autores aseveran, "mezclaban
dono mencionados como razones-, una Jo jurídico con Jo religioso"; y añaden que
realidad que probablemente es común a "los maridos cuentan con la predisposición
muchas familias de soldados en la mayoría favorable de los jueces (que son también
de las sociedades. La otra es la presencia varones)". ¿No podría ser más bien que su
del racismo, que en el Perú colonial tam- religión (la Biblia tiene algunos comenta-
bién implicaba tensiones de clase . Los auto- rios suficientemente específicos a¡:;erca de
res ven esta tensión racial y de clase como la relación entre el hombre, la mujer y el
parte de "la violencia que contamina las re- matrimonio), más que el hecho de que ellos
laciones familiares", citando ejemplos tales fueran ''varones", fuese la que determinaba
como: "vive con otra mujer por ser españo- cualquier predisposición que los jueces ecle-
la", "concubinato con un mulato" y ''rela- siásticos hayan podido tener? Sin embargo,
ción ilícita con personas de ínfima plebe". con esto no intento negar que los jueces es-
El científico francés Amadée Frézier, al tuvieran formados tanto por los valores de
visitar el Perú en el siglo XVIII1 "anotó, su sociedad como por su preparación reli-
como muchos otros antes que el, que la giosa. Pero también es cierto que a finales
mayoría de las concubinas eran mujeres de de la era colonial las mujeres acudieron a
las clases inferiores: mestizas, mulatas y los tribunales religiosos en número cada vez

No . 2, diciembre 1984 429


mayor. Si bien es cierto que ellas no tenían las mujeres de la plebe no podían retirarse
otra alternativa si querían alterar su rela- a cómodos claustros o realizar arreglos con
ción matrimonial, ¿habrían obrado así tan- los tribunales religiosos para vivir con ami-
tas mujeres pobres si hubiesen percibido gos ricos. Uno de los refugios más utiliza-
una cierta predisposición o si, como los dos por las divorciadas pobres o por aque-
autores sugieren, "el ascenso de los conflic- llas que esperaban los resultados de sus
tos matrimoniales limeños podría significar, casos era La Casa de las Amparadas de la
más que un termómetro de la crisis fami- Conc~pción, la cual
liar, el signo de una sociedad que se va libe-
rando en este terreno de las amarras religio-
sas "?. Es cierto, sin duda, que en el perío- "era una institución originalmente con-
do colonial tardío las actitudes hacia la re- cebida como un claustro para arrepenti-
ligión estaban cambiando por abundantes das y prostitutas reformadas y para con-
razones, incluyendo el pensamiento de la cubinas, y donde eventualmente algunas
Ilustración, pero, ¿no podría ser cierto mujeres de mala reputación eran deteni-
también que hubo un cambio en la actitud das contra su voluntad ... Si eran forza-
de la Iglesia? Por razones económicas, tales das a ir allí, las divorciadas realizaban
como el control de la dote y posibles obli- apelaciones . . . para ser transferidas a
algún otro lugar . .. Cientos de tales ca-
gaciones pecuniarias, los ricos continuaron sos pueden encontrarse en los registros
utilizando los tribunales eclesiásticos para de los tribunales" (Martín 1983 : 163-
arreglar sus separaciones matrimoniales, pe- 167).
ro para la plebe lo económico no era tan
importante. Se trataba más bien de perma-
necer dentro del sistema legal y de mante- Finalmente, quisiera sugerir que, además
ner una buena reputación religiosa. Siendo de todas las razones lúcidamente presenta-
obvio que mucha gente realizaba alianzas y das y analizadas por Flores Galindo y M.
las abandonaba sin la bendición de la igle- Chocano respecto al incremento dramático
sia, es difícil conocer si el alto número de del número de problemas matrimoniales
aquellos que siguieron sus disputas matri- que eran presentados a los tribunales reli-
moniales en los tribunales religiosos lo hi- giosos, quizás el crecimiento de la ciudad,
cieron así solamente por razones legales o conducente a una mayor anonimidad y me-
si ellos no se fueron "liberando en ese te- nos conexiones familiares, aumentó la difi-
rreno de las amarras religiosas". Tal vez la cultad de encontrar un cónyuge confiable.
propia Iglesia fue más sensible a las de- También es irónico que tendamos a tener
mandas de gente atrapada en difíciles, a puntos de vista muy negativos acerca de los
menudo violentos, matrimonios. matrimonios basados en el interés econó-
mico, especialmente cuando vemos todos
Como Flores. Galindo y M. Chocano los problemas y la violencia que involucran.
puntualizan para el caso de aquellas muje- Pero nunca ha sido más alta la tasa de di-
res de la plebe que consiguieron divorcios o vorcio que en aquellas sociedades en las
nulidad, las perspectivas de vida mejor no cuales es el amor, y no lo económico, la
eran siempre promisorias: base de la relación. Y si se puede creer en
los periódicos, uno tiene que preguntarse si
el nivel de violencia ha disminuido.
"La mujer no podía vivir sola e indepen-
diente como el marido. El destino de las
divorciadas era volver a la familia paterna
o recluirse en algún monasterio, como Gonzalo Portocarrero
los de la Encarnación, Amparadas o Co- Universidad Católica
pacabana, donde recibían una corta pen- Dep. de Ciencias Sociales
sión para su mantención".
Apartado 1761. Lima

Lo primero que quiero sefütlar es que se


A diferencia de sus congéneres más ricas, trata de un artículo difícil de comentar por

430 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - F lores-Chocano : Cargas de I Sacramento

dos razones. Primero, hasta donde yo sé , se bría que preguntarse si este aumento en los
trata de un texto que en la historiografía casos ventilados corresponde a una efectiva
peruana tiene un carácter marcadamente elevación de los conflictos o acaso sólo a
precursor. No existe, pues, un conjunto de una mayor capacidad del sistema para inter-
trabajos en referencia a los cuales el presen- mediar entre los cónyuges. Pero el aumento
te puede ser ubicado. Segundo, tengo una del número de conflictos registrados tam-
formación de sociólogo y mis conocimien- bién podría obedecer a algo que se sugiere
tos de la historia y sociedad coloniales son en el texto, esto es, a un cambio enlamen-
francamente reducidos . talidad femenina que llevaría a las mujeres
a plantear el divorcio o la nulidad, en vez
Me parece que el estudio de Alberto Flo- de aceptar pasivamente la suerte que su so-
res Galindo y Magdalena Chocano debe si- ciedad les ofrecía. No obstante , los autores
tuarse en el esfuerzo de las Ciencias Socia- atribuyen el crecimiento de los litigios a un
les por convertir lo privado -esa problemá- aumento general de la violencia y de la pre-
tica verdaderamente oceánica que es la vida sión sobre la mujer en un contexto de pro-
cotidiana- en objeto de estudio y ciencia. funda crisis social. Los conflictos serían así
A pesar de su novedad en el país, esta te- expresión de una crisis generalizada con su
mática me parece tan legítima que antes de consecuencia sobre los niveles de vida. Me
explicar su aparición se necesitaría reflexio- parece que es todavía bastante lo que debe
nar sobre las razones que llevaron a su invi- avanzarse en reconstruir los nexos que lle-
sibilidad. Evidentemente, no hay una sola van del deterioro económico a la crisis ma-
respuesta y se podrían ensayar varias, como trimonial.
el prestigio de la historia económica, que
portaba la promesa implícita de develar el No obstante, por encima de estas impre-
principio de la inteligibilidad· de lo social, cisiones, el estudio arroja luz sobre un he-
con la consiguiente devaluación de otros te- cho trascendental del Perú de hoy , cual es
mas. O, también, el considerar lo privado la ubicuidad de la violencia. Una historio-
- lo que sucede tras cada puerta- azaroso e grafía conservadora ha producido un pasa-
irrelevante y, por tanto. ni interesante ni do imaginario y profundamente mistifica-
digno de ser objeto de ciencia. En contra- do, que es un serio obstáculo para la com-
posición a esta perspectiva , hoy comienza prensión de nuestra actualidad . En esa pers-
a afirmarse una distinta : la de ver en el ho- pectiva, la sociedad limeña del siglo XVIII
gar y la familia no algo irreductiblemente aparece como elegante , frívola, cortesana,
particular, sino un tejido de las más ínti- dominada por la amabilidad y las suaves
mas relaciones sociales, donde deben mani- maneras. Esta visión -denunciada, por
festarse con más pureza patrones de inter- ejemplo, por Sebastián Salazar Bondy en
acción básicos que pueden estar más dilui- Lima la Horrible- se encuentra masivamen-
dos que en otras esferas de la vida social, te en los textos escolares y es pieza clave de
pero sin que ello signifique que dejen de una representación de la colonia según la
ser los básicos o, menos aún, que estén cual ésta sería una etapa de tranquilidad so-
ausentes. cial y fusión biológica y cultural. En vez de
esta imagen , en el artículo se dan los funda-
Los autores se han basado en los expe- mentos de otra : la de una sociedad definiti-
dientes de divorcios, nulidades y litigios vamente violenta, donde los comportamien-
matrimoniales del Archivo Arzobispal de tos no están a la altura de su definición éti-
Lima. Tomando como referencia el perío- ca y donde, por tanto, es concebible ·1a re-
do 1760-1810 constatan un aumento de los behón contra lo que era, entonces, sentido
conflictos matrimoniales. Al respecto, ha- como arbitrariedad .

No. 2, diciembre 1984 431


RESPUESTA
después. Cambiando algunas fechas y nom-
Alberto Flores Ca/indo bres , un texto similar se hubiera podido es-
Universidad Católica cribir hoy sobre los tugurios y barriadas en
Apartado I 761 Lima. En realidad , ya fue escrito hace algu-
Lima - Perú nos años por Manija Barrig. En su comenta-
rio, de manera indirecta , ella recuerda algu-
Por ausencia de Magadalena Chocano nas de sus conclusiones.
quien desde hace varios meses se encuentr~ Pero lo que llama más la atención , en el
en Quito, tendré que asumir de manera per- caso de nuestras familias coloniales es el
sonal la respuesta a los comentarios anterio- rol peculiar desempeñado por las m~jeres.
res. Lo que se lea a continuación , por lo tan- La sociedad quiere condenarlas a la resigna-
to , compromete sólo a uno de los autores . ción, sumergirlas en un destino invariable
Las observaciones y conclusiones del ar- obligarlas al silencio ; ellas. sin embargo , s~
tículo " Las Cargas del Sacramento " no tie- su ~levan contra una situación que les pare-
nen , como es evidente, sino un alcance li- ce intolerable : estos juicios son un camino
mitado a una ciudad y a ciertas fechas que otro puede ser la misma infidelidad siem:
transcurren a lo largo de los de cenios fina- pre queda en pie la fuga , el cimarron~je do-
les del orden colonial. Todavía más : dada méstico (equivalente a la huida de la hacien-
la procedencia étnica y ocupacional de los da o la cárcel) . Pero esta rebeldía no puede
litigantes , no decimos prácticamente nada ir más allá : limita ciones de una época y de
sobre las familias aristocráticas. poco sobre un grupo social que no dispone de ningún
la familia esclava y , en definitiva , nos limi- tipo de ideología que sustente el malestar
tamos a las familias de la plebe , todo lo femenino y menos de alguna organización
cual reafirma el carácter hipotético de estas que las defienda . Las mujeres no tienen a
observaciones. Sería necesario como lo diferencia de los esclavos, cofradías . A dife-
plantea María Emma Mannarelli' y lo ejecu- rencia de los miserables , tampoco pueden
tan en sus_comen~rios Bernard Lavallé y recurrir al manto protector de la Iglesia
Ward S~av1g, amphar el marco cronológico interesada ésta en mantener la unidad fami~
y espacial de esta investigación . Ver estos liar, lo que significa defender las prerrogati-
mismos problemas en la larga duración lle- vas masculinas. Entonces, esta -rebeldía ter-
varía quizá a modificar algunas conclusio- mina muy lejos de sus posibles expectativas
nes sobre los cambios en las relaciones fa- iniciales. Acaban regresando a la casa, ence-
miliares y su posible crisis. rradas en un convento, recluidas bajo la an-
Me parece que podrían reclamar una per- tigua tutela paterna o recaen en el dominio
sistencia mayor las otras conclusiones refe- de un amante, tan violento e impositivo co-
ridas a la estructura familiar. Los litigios mo el anterior marido . Hay frustración por-
que hemos revisado en el Archivo Arzobis- que previamente ha existido descontento y
pal permiten desmontar un intercambio de el propósito de cambiar algo . Sin embargo ,
imágenes mutuas entre las parejas donde no se consigue nada. Entonces , la rebeldía
las mujeres esgrimen la acusación d~ la vio- no parece alentada por las mejoras que otras
lencia masculina, mientras que los hombres mujeres han conseguido,sino por lo intole-
las acusan a su vez de no respetar las reglas rable de sus vidas .
de la institución. La familia reproduce la Esta frustración no queda en el fuero in-
violencia cotidiana de la ciudad colonial. terno de esas mujeres. Es transmítida direc-
Estamos ante los casos documentados y tamente a los hijos . Ellos son la expresión
nunca podremos saber con precisión cuán- más palpable de estas cargas del sacramen-
tos otros conflictos se confinaron en las pa- to. La mujer puede imaginar desasirse del
redes domésticas o salieron a las calles, pe- marido , pero por lo general ella siempre se
ro no llegaron hasta un tribunal eclesiástico. queda con los niños. Sucede así en los di-
La situación dibujada para el siglo XVIII vorcios exitosos e incluso cuando abando-
creo que la podríamos encontrar antes y nan el hogar. La mayoría de hijos naturales

432 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Flores Chocano: Cargas del Sacramento

tienen madre. Apenas algunos de ellos cuen- que se trate de mostrar la imagen de ~uje-
tan con padre. Todavía menos son los niños res buenas frente a hombres malos. La histo-
ilegítimos presentados por ambos al bautis- ria familiar agotaría muy rápidamente sus
mo. Estos niños (en su mayoría mestizos , objetivos si sólo persiguiera condenar a pos-
hijos de la plebe) crecen en un ambiente teriori. Importa más comprender por qué
dominado por la inseguridad, adoleciendo suceden las cosas. En esta perspectiva pode-
con frecuencia de la carencia de una figura mos pensar con mayor plausibilidad que el
paterna, lo cual acentúa la dependencia con problema no se agota en la relación de pare-
respecto a la madre . Los problemas de iden- ja (como lo quiere hacer ver una cierta re-
tidad llegan casi con la leche materna. Exis- tórica feminista), sino que atraviesa una es-
tencias precarias. Estos rasgos los he visto tructura en la que los niños ocupan un de-
repetidos recientemente al revisar los libros terminado lugar. La violencia no es inheren-
parroquiales que pertenecieron a la iglesia te al hombre ; es un producto de la familia.
del Sagrario, en Huánuco. Allí encontré ca- En última instancia, es producto de la pe-
sos frecuentes de niños abandonados a las culiar articulación entre la familia y la so-
puertas de la casa de algún notable. Casos ciedad : la manera cómo la reproduce, seña-
similares también se encuentran en las pa- lada en el artículo, pero insuficientemente
rroquias de Lima. Estos niños expósitos, tratada, admitiendo la observación de Gon-
que ignoraban a sus padres , eran los compa- zalo Portocarrero .
ñeros de juegos de los otros: la vida de to- ¿Por qué nos interesamos por la familia?
dos transcurría en la calle más que en los La existencia de los documentos es un fac-
cuartos. En los expósitos el problema de tor cierto. Más importante, en mi caso, fue
identidad era una situación límite. la necesidad de comprender el funciona-
La infancia es un tema apenas rozado en miento de la sociedad colonial limeña. En
nuestro artículo . Concuerdo con B. Lavallé. mi libro Aristocracia y plebe (Mosca Azul,
Si la familia nos interesa como mediación 1984) había subrayado la importancia de
social y mecanismo en la reproducción de esa dualidad violencia-frustración . Quería
un sistema, estudiar a los niños es un tema ver si esta observación hecha a escala macro
clave . Ellos son no sólo la expresión más social, podía confirmarse en una escala me-
clara de las cargas del sacramento , sino ade- nor. La familia permitía, además , un acceso
más quienes en última instancia acaban lle- a la vida cotidiana. Me parecía indispensa-
vándolas sobre sí. Pero el resultado frus- ble incorporar esta dimensión en el análisis
trante de estos conflictos termina en que histórico. Aquí he recogido no tanto algu-
esos niños reproducirán luego la misma vio- na moda reciente entre historiadores, sino
lencia cuando lleguen a adultos. La familia la influencia de esos pensadores marxistas
repite , de este modo , la imagen enclaustra- que, como Agnes Helle_r, no quieren agotar
da -sin alternativas- de Lima colonial. De el cambio social en la lucha por el Estado;
manera todavía más acentuada. mejor dicho, que entienden que el verdade-
Una de las estructuras que se mantendrá ro problema es cuestionar el poder y que
impermeable a los cambias de la indepen- éste tiene como un escenario privilegiado
dencia , será precisamente la estructura fa- a la familia . Estas lecturas y reflexiones es-
miliar. Pero no nos apresuremos : esto re- tuvieron conducidas por los acontecimien-
quiere de mayores investigaciones. Es sólo tos que vivimos en el Perú. Nos planteamos,
una hipótesis que nace de comparar los da- al igual que los intelectuales criollos del
tos sobre el siglo XVIII con la situación siglo XVIII, la necesidad y la posibilidad de
actual. La familia pareciera uno de los cana- un cambio ; pero no nos gustaría que la his-
les por los que ha llegado hasta nuestro en- toria nos juegue una mala pasada y termi-
torno cotidiano esa herencia colonial. nemos reproduciendo bajo un nuevo nom-
Existe en todos nosotros la tendencia bre viejas formas de opresión. Por otro la-
inevitable a encontrar responsables. Algu- do, en nuestra vida de todos los días obser-
nos lectores del artículo, que no figuran en- vamos cómo la crisis de lo económico y lo
tre los comentaristas anteriores , han critica- político llega también a lo cotidiano. Las
do el su puesto tono feminista que se desli- familias se descomponen. Parece que es el
za en "Las Cargas del Sacramento". No creo momento adecuado para trazar la genealo-

No. 2, diciembre 1984 433


gía de esta institución, para mostrar que les interese también a ellos. Pero la mirada
tiene historia y que , como todo producto interna no puede prescindir de lo que pasa
del tiempo, es también perecedera y susti- fuera . No quería invitar a un provincialis-
tuible . mo. Menos quería proponer una actitud
Antonio Acosta recuerda un artículo chauvinista o sugerir que la historia perua-
mío, demasiado breve, apresuradamente re- na debería ser estudiada sólo por los histo-
dactado , en el que argumenté sobre la nece- riadores nacionales. Historiadores europeos
sidad de buscar un perfil propio a la histo- y norteamericanos , como los que ahora co-
riografía peruana . Critiqué allí a quienes mentan este artículo, han hecho y harán
piensan la historia y sus problemas repitien- aportes importantes para el conocimiento
do a historiadores de otras latitudes o que de nuestro país que siempre serán bienveni-
escriben sólo para ser escuchados en even- dos ; pero todos ellos convendrán conmigo
tos académicos a la caza de financiamientos que una cosa es escribir sobre el Perú sien-
exteriores. Preciso para evitar malentendi- do uno español, francés o americano , y
dos. Es conveniente intercambiar opiniones otra siendo peruano . Según cada caso , se
con colegas , se requieren becas y fondos de responde a determinada tradición . La his-
investigación, hay que estar al tanto de lo toria no es una disciplina suficientemente
que se escribe en el extranjero. Lo que me depurada. Se ubica todavía en la imprecisa
parece reprochable es supeditar a estas ne- frontera entre la ciencia y la ideología . Sus
cesidades los problemas y temas de investi- productos tienen , para bien o para mal, un
gación; dar la espalda al país en que uno cierto cariz artesanal , un inevitable toque
vive . Olvidar, entonces, que la historia es personal por el que se filtra todo el trasfon-
una necesidad colectiva , que es la forma de do individual y social del investigador. Ad-
ordenar la memoria de una nación , que se mitido esto, reclamaba en el artículo que
la necesita para construir una identidad. recuerda Antonio Acosta la necesidad de
Cuanto más enraizado en su país esté el construir una imagen de nosotros mismos.
trabajo de un historiador, podrá dialogar En esta tarea, la familia, las mujeres y los
mejor con los colegas de otros países y con- niños, son temas tan imprescindibles como
seguirá realizar una obra que precisamente universales.

434 Revista Andina, año 2


Desigualdad, derechos de propiedad y migración
en las comunidades andinas: Un estudio de caso
de siete comunidades campesinas de la sierra sur
Daniel Cotlear
l . INTRODUCCION
Las migraciones internas constituyen un fenómeno muy importante
en el Perú: Perú es uno de los países latinoamericanos con mayores tasas de
migración . Los Censos Nacionales de Población revelan que en 1940 los mi-
grantes constituían el 11 por ciento de la población; en 1961 , el 23 por cien-
to y en 1972, el 25 por ciento. La emigración es especialmente fuerte en la
sierra, la región más pobre del país. Cerca de un .millón y medio de personas
nacidas en ocho departamentos serranos fueron registradas como migrantes
en el censo de 1972. Medidos sobre la población total de esos departamen-
tos en esa fecha, los migrantes corresponden aproximadamente a un tercio de
la población (Ponce 1975 , Cuadro 11). Alrededor de dos tercios de los mi-
grantes serranos fuera de la sierra se dirigen hacia Lima (EDEN-Perú, Fascícu-
lo 5, Cuadro 13).
Perú es también uno de los países con mayor desigualdad en ingresos
en América Latina (junto con Colombia, Brasil y México) (Paukert 1973).
En 1961 , la proporción de ingresos en manos del 1O por ciento más rico era
de 49 por ciento, mientras que los dos deciles más pobres recibían sólo 2.5
por ciento del ingreso. La distribución geográfica del ingreso era también su-
mamente desigual, siendo los ingresos urbanos muy superiores a los ingresos

No. 2, diciembre 1984 435


Estudios----------------------------

rurales. Los polos geográficos de la distribución de ingresos se hallan en la


ciudad de Lima, por un lado, y en los departamentos de la sierra sur, por el
otro.
El hecho que una importante proporción de los flujos migratorios sea
de las zonas más pobres a las más ricas es consistente con lo que constituye
ya un punto de acuerdo entre los especialistas: las migraciones internas son
resultado del desarrollo desigual del capitalismo en el Perú. El crecimiento
económico durante este siglo se ha concentrado en la región de la costa y ha
sido mucho menor en la sierra.
Pero el proceso de desarrollo no ha sido desigual solamente en lo que
respecta a sus consecuencias regionales , el proceso de desarrollo ha sido tam-
bién desigual al interior de cada región. Más aún, el desarrollo del capitalismo
ha contribuido a incrementar la diferenciación al interior de las comunidades
campesinas. Una cuestión no estudiada hasta ahora se refiere a la relación
entre desigualdad rural y migraciones. ¿En qué medida afecta la diferencia-
ción a los flujos migratorios? ¿Más diferenciación incrementa la emigración
de las comunidades? Estas son las principales preguntas que queremos res-
ponder en este artículo.
Es común señalar que para que se reduzcan los flujos migratorios del
campo a la ciudad será necesario que el crecimiento del ingreso rural se
acelere. Lo que no se conoce es cómo distintos procesos de desarrollo rural
afectan a las tasas de migración. En particular, es importante conocer los dis-
tintos efectos que podría tener un proceso de desarrollo igualitario de los
que tendría un programa que incremente la desigualdad rural (aun si ambos
tienen éxito en elevar los ingresos del campesinado pobre).
En un trabajo previo ( Cotlear 1983) discutimos las teorías económi-
cas que tratan de explicar los procesos de migraciones ligando los polos urba-
no y rural. Claramente, éste es un enfoque superior al de las teorías de "ex-
pulsión" y "atracción", pues se toman en consideración las dos alternativas
para entender la elección de migrar. Sin embargo, estas teorías no explican
suficientemente los acontecimientos observados en el Perú en las últimas dé-
cadas. Son teorías basadas en el diferencial de ingresos rural-urbano y en la
probabilidad de obtener un empleo urbano y predicen que la migración debe
conducir a una reducción en la brecha de ingresos rural-urbanos. Lo ocurrido
en las últimas décadas es que la brecha de ingresos, en lugar de reducirse, se
ha ensanchado. Dentro de los marcos de estas teorías pareciera por tanto ha-
ber espacio para más migración, pero ésta no ha ocurrido. En ese trabajo
mostramos que estas teorías son débiles en dos puntos: su tratamiento del
sector informal y el excesivo simplismo con el que se enfoca el sector rural.
Con respecto a este último se supone simplemente que el precio de oferta
de migrantes viene dado sólo por el ingreso rural. En este artículo intentare-
mos explorar con más detalle los determinantes de la oferta de migrantes con
miras a ofrecer elementos que permitan enriquecer los modelos de dos polos.
La mayor parte de los estudios sobre migración en el Perú describen
las características individuales de los migran tes; esto desentona con los estu-

436 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

dios sobre economía campesina que se enfocan en la familia como unidad de


análisis por considerar que es ésta la unidad relevante. En este trabzjo toma-
remos esta segunda vía , tratando de explorar la migración de individuos co-
mo parte de una estrategia no sólo individual, sino también familiar. La idea
no es necesariamente que sea la familia en su conjunto quien decide la migra-
ción de uno de sus miembros y que éste luego de la migración queda atado
permanentemente a la familia en el origen. Se trata más bien de entender las
condiciones familiares que hacen más o menos propicia la migración de algu-
nos de sus miembros. Esta vía de análisis nos llevará a discutir las implican-
cias de la propiedad de la tierra dentro de la estrategia campesina de aversión
al riesgo y el carácter de los derechos de propiedad en los Andes.
En la siguiente sección, tras describir la encuesta en la que se basan
los datos utilizados en este trabajo , se muestra evidencia empírica sobre la
relación entre desigualdad y migraciones. Se discuten luego dos hipótesis
acerca del efecto de la desigualdad de ingresos sobre la migración en lasco-
munidades andinas. En el capítulo 111 se presentan resultados de análisis eco-
nom étrico. El capítulo IV sugiere razones que explican los resultados del ca-
pítulo anterior. Para hacerlo se describe el carácter de los derechos de propie-
dad en las comunidades andinas y se explora las consecuencias de este carác-
ter sobre las decisiones de migración. En el capítulo V se discuten las impli-
cancias de nuestros resultados para la formulación de políticas económicas y
finalmente, en la última sección, se resumen las conclusiones más impor-
tantes.

II. DESIGUALDAD Y MIGRACION


Existe evidencia en base a variables agregadas que sugieren que la de-
sigualdad rural, en forma de concentración de tierras, ejerce una influencia
importante en la determinación del nivel de la emigración de zonas rurales.
En los Cuadros I y II se presentan las tasas de migración (promedios anuales)
del período previo a la Reforma Agraria para 16 países latinoamericanos cla-
sificados según la concentración de tierras existente en ellos. Se observa que
en los seis países donde los latifundios concentraban más de la mitad de las
tierras , las tasas de emigración rural casi duplicaban a las que se dan en países
menos desiguales. Asimismo, el efecto del fraccionamiento resulta ser de im-
portancia. Dentro de cada subgrupo, los países donde más de la mitad de las
fincas tenían acceso a menos de 5 hectáreas, presentaban tasas de migración
mayores que los países donde la pobreza de tierras era menos difundida. Esto
sugiere entonces que, al menos a nivel de variables agregadas, la concentra-
ción de tierras tiene un efecto importante sobre la migración. ¿Cuáles son los
mecanismos que influyen en la decisión de los migrantes? ¿Se reproducen los
mismos patrones en unidades menores donde la magnitud de la desigualdad
es menos marcada? ¿Se encuentra el mismo patrón en las comunidades cam-
pesinas?

No. 2, diciembre 1984 437


Estudios-----------------------------

J, Descripción de la muestra

Para responder estos interrogantes usaremos una muestra basada en


siete comunidades de la sierra sur. Estas comunidades están ubicadas en cua-
tro de los cinco departamentos que constituyen esta región( l ). En cada co-
munidad, el trabajo de campo fue realizado por cuatro personas (incluyendo
al autor). El trabajo fue dirigido por el Dr. Adolfo Figueroa, quien ha publi-
cado una serie de resultados de la encuesta y una descripción detallada de los
procedimientos y metodología utilizados.
En cada comunidad , la muestra se obtuvo a partir de listas de las fa-
milias residentes en la comunidad . La muestra y los reemplazos fueron obte-
nidos aleatoriamente. El Cuadro III describe algunas características de las
comunidades de la muestra.
Como todas las encuestas que intentan medir la migración desde el
polo rural , ésta sufre un sesgo hacia la subestimación de la migración . El nú-
mero y las características de los migrantes sólo pueden obtenerse a través de

Cuadro No.1
TASAS DE EMIGRACION RURAL Y CONCENTRACION
DE TIERRAS EN AMERICA LATINA
r ; .,.
Proporción de
Tasa di! Proporción de tierras en lati-
Emi¡ración fincas de me- fundios de más
Rural nos de S has. de 500 has.
Costa Rica 0.4 44.5 38.0
República Dominicana 0 .8 86.0 30.0
El Salvador 1.4 85.3 23.8
Guatemala 0.9 88.4 40.0
Honduras 0.6 49.0 28.2
México 2.3 65.9 83.0
Nicaragua 0.6 42.0 41.2
Panamá 0.1 45.8 20.5
Ar8Cntina 2.2 15.7 75.0
Brasil 1.0 44.8 50.0
Colombia 1.6 40.0 80.0
Chile 2.8 62.5 40.5
Ecuador 1.5 73.1 45.0
Paraguay 2.3 46.4 28.0
Perú 1.6 83.5 75.0
Venezuela 3.1 51.0 78.8
Fuente: Elaborado a partir de Shaw (1976).
.
Estas tasas tuer0t1 calculadas utilizando lnformacl6n de censos nacionales referidos a la dlstrlbucl6n
rural-urbana de la Poj>lacl6n en el period~ 1950-60. La lnformacl6n sobre el sector agrícola se ob-
tuvo de los censos Agropecuarios de cada país y de lis serles The Statlstlcal Abatract of Latln Ame-
rica Y'Amüioa en Ci(J'cu.

438 Revista And ina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cot/ear: Migración

Cuadro No . 2

TASAS (PROMEDIO ANUALES) DE EMIGRACION RURAL EN DIECISEIS PAISES LATINOAMERICANOS


CLASIFICADOS SEGUN LA PROPORCION DE FINCAS CON MENOS DE 5 HAS . Y
LA PROPORCION DE FINCAS CON MAS DE 500 HAS. .

Países donde 0-SOo/o de la tierra está Países donde 50-1000/0 de la tierra está
concentrada en latifundios concentrada en latifundios

(1 ) (2) (3) ( 4) (5 ) ( 6)
T ot al Pa íses donde 0 -S Oo/o Países do nde 50-1000 /0 To talPaíses donde O.S Oo/o Países do nde S0-1000/0
de fin cas tie nen menos de fin cas tiene n menos de fin cas tie nen menos de fin cas tienen men os
de 5 hectáreas. de S hectáreas. de S hectáreas. de S hectáreas.
1.0 2 0 .56 1.48 1.96 1.60 2.3 3
(n = IO) (n =5 ) (n= 5) (n-6) ( n=3) (n=3)

Tasa de ( 2) y (5 ) = 0 .95 (n= 8)


T asa de ( 3) y ( 6) = 1.80 (n =8)
Fuente : c uadro 1.

entrevistas con los residentes. Nuestra encuesta entrevistó a los jefes de fami-
lia (o a sus reemplazantes) preguntándoles por los miembros de la familia
que eran migrantes. En la gran mayoría de casos, los migrantes eran los hijos
de la familia. Debido a la estructura de la encuesta, en los casos en que toda
una familia hubiera migrado , ésta no sería reportada; afortunadamente, la
información cualitativa recogida durante el trabajo de campo sugiere que
éste no es un fenómeno común.
A pesar del sesgo , la incidencia de la migración en estas comunidades
es impactante (ver Cuadro IV). La mitad de las familias tenían algún miem-
bro migrado , llegando esta proporción hasta el 70 por ciento en una de las
comunidades. En promedio , cada familia de estas comunidades tenía más de
un miembro viviendo permanentemente fuera de la comunidad. Finalmente,
de cada cuatro hijos que se independizan de la casa paterna, tres lo hacen
para migrar y sólo uno para quedarse a residir en la comunidad.

2. Dos hipótesis sobre el efecto de la distribución de ingresos


Hemos visto más arriba que para América Latina la emigración de
zonas rurales es más fuerte en los países donde la tierra está distribuida en
forma más desigual. En aquellos países en los que la tierra se halla más con-
centrada en pocas manos, las tasas de migración son mayores. ¿Ocurre lo
mismo al interior del Perú? En particular en las zonas campesinas de la sierra
del Perú, ¿lleva la mayor concentración de recursos a una mayor emigración
de áreas rurales? ¿Son las comunidades más diferenciadas más propensas a la
emigración?
El Cuadro V muestra indicadores de concentración de tierra y migra-
ción para seis comunidades de la sierra sur. Se observa allí que las dos comu-
nidades con la mayor concentración de tierra tienen también el mayor por-
centaje de familias con migrantes. Se observa también que las dos comunida-

No . 2 , diciembre 1984 439


Cuadro No. 3

DESCRIPCION DE LA MUESTRA

Población
estimada Familias
Comunidad Departamento Fecha de encuesta (No de familias) encuestadas
A echa Cusco Setiembre 1978 322 41
Acobamba Ruancavelica Noviembre 1978 100 40
Ancobamba Apurímac Diciembre 1978 180 40
Culta Puno Marzo 1979 290 40
Ruando Ruancavelica Febrero 1979 304 42
Jacantaya Puno Abril 1979 180 36
Ttiomayo Cuse o Enero 1979 92 36
Total 1,510 306

des más igualitarias son las que tienen menos incidencia de migración. El coe-
ficiente de correlación entre concentración de tierra e incidencia de migra-
ción es de 0.85, sugiriendo que la concentración de tierra explica más del 70
por ciento de la varianza . en migración(2). Las cifras de la muestra sugieren
entonces que hay una fuerte asociación entre desigualdad en la propiedad de
tierra y migración. Las comunidades más diferenciadas son las comunidades
de más alta incidencia de migración.
¿Cómo explicar esta relación? ¿Por qué la desigualdad en la propie-
dad de tierra lleva a un incremento de la migración? Se puede sugerir que la

Cuadro No. 4
MAGNITUD DE LA MIGRACION EN LAS COMUNIDADES

Hijos migrados
como porcentaje
Familias con No. de migrantes por de hijos independi-
Comunidadei; migrantes (o/o) familia (promedio) zados(l) (o/o)

Ruando 51 1.26 81.3


Jacantaya 6.1 1.73 84.4
Culta 50 1.25 70.2
Ancobamba 70 1.50 76.9
Ttiomayo 33 0.46 69.7
Accha 51 1.17 77.5
Acobamba 28 0.65 78.3
Total 51 1.15 76 .9
(1) "Hijos Independizados" se refiere a todos los l)IJos -mlgrantes Y no mlgrantes- que han
"puesto casa" fuera de la casa paterna.

440 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - ~ - - - - - C o t l e a r : Migración

relación se da a través de los ingresos. Si la tierra es una importante fuente de


ingresos campesinos, entonces una distribución más desigual de la misma lle-
vará a una distribución de ingresos más desigual y ésta, a su vez, será respon-
sable de la mayor emigración. Si aceptamos que éste es el canal a través del
cual la concentración de recursos tiene un impacto sobre la migración, se
hace todavía necesario precisar cómo una distribución más desigual del in-
greso lleva a una mayor tendencia a la migración. Se puede sugerir dos hipó-
tesis alternativas para explicar esta relación:
Hipótesis I: La migración es hija de la desigualdad de ingresos. En las
comunidades más desiguales los ricos son más ricos y los pobres son más po-
bres. Además, en las comunidades más desiguales la proporción de pobres es
mayor. La pobreza es una fuerza expulsora y la riqueza permite acceder más
fácilmente a los atractivos urbanos. Luego, en las comunidades más desigua-
les habrá más migración porque los pobres son expulsados del campo y los
ricos son atraídos por la ciudad. Esta hipótesis sugiere entonces que la migra-
ción sería más común entre las familias campesinas ricas y pobres y menos
común entre las familias medias. La relación entre ingresos y propensión a
migrar tendrá por tanto la forma de una U (Diagrama 1).
Hipótesis II: Existen costos asociados a la migración, como el trans-
porte al lugar de destino , costos de alojamiento, gastos incurridos en la bús-
queda de un trabajo, etc. y éstos requieren de una inversión. Los campesinos
más pobres no disponen de los ahorros necesarios para financiar esta inver-
sión. De otro lado, los campesinos más ricos sí poseen el capital necesario

Diagrama I

Propensión a Hipótesis I
migrar
Hipótesis 11

..__ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Ingresos

No. 2, ~iciembre 1984 441


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

para migrar, pero no podrían obtener en la ciudad ingresos tan altos como
los que obtienen en el campo y, por tanto, no están interesados en migrar.
La hipótesis entonces es que las familias más pobres están encerradas en los
Andes, mientras que las familias más ricas están satisfechas en los Andes y,
por tanto, la migración es más común entre las familias de ingresos medios.
Esto implica que la relación entre ingresos y la propensión a migrar tendrá
la forma de una "U" invertida (Diagrama 1): la tendencia a migrar es menor
para familias ricas y pobres y mayor para familias medias.

3. l.As hipótesis y la evidencia empírica


Ambas hipótesis postulan la existencia de dos relaciones. La primera
relación se refiere al efecto de la concentración de tierras sobre la distribu-
ción y el nivel de ingreso de las familias. La segunda, a la influencia del nivel
de ingresos sobre la propensión a migrar. Podemos evaluar la segunda rela-
ción con la información presentada en los Cuadros V y VI .
Según la hipótesis 1, debiéramos encontrar la mayor tendencia a la
migración entre las familias más pobres, que sufren en mayor medida la
acción de las fuerzas expulsoras de las comunic,lades , y entre las familias más
ricas, que sienten más fácilmente las fuerzas de atracción de las ciudades. De
ser esta hipótesis correcta, podríamos esperar que las comunidades donde la
pobreza es más extendida sean las de más alta migración. ¿Es éste el caso?
Podemos responder esta pregunta con los datos del Cuadro V. El
caso de Ancobamba parece confirmar la hipótesis. Ancobamba tiene el ma-
yor porcentaje de familias con un ingreso anual menor de veinte mil soles(3)
y es al mismo tiempo la comunidad donde la migración abarca a más familias.
Sin embargo, Acobamba, siendo la segunda comunidad en términos de exten-
sión de pobreza, es una de las dos comunidades de menor migración . Jacanta-
ya también viola la relación entre pobreza y migración , pues siendo la comu
nidad de menor pobreza, es la segunda comunidad de mayor migración . Esto
sugiere que la relación entre pobreza y migración no es muy fuerte.
Esta conclusión se refuerza con los datos del Cuadro VI. En este Cua-
dro se ha separado a las familias en cuatro rangos de ingresos y se indica el
porcentaje de familias de cada comunidad que corresponde a cada rango de
ingresos y los ratios de migración. Se observa allí que los más pobres tienen
los ratios más altos de migración en sólo tres de las siete comunidades. Es
más, en tres de las comunidades, el ratio de migración de las familias más
pobres no llega siquiera a superar el ratio promedio de la comunidad: en las
comunidades de la muestra, los campesinos más pobres no son los que más
migran(4).
Antes de abandonar la hipótesis I queda por probar la relación entre
altos ingresos y migración. Es posible que no sean los más pobres, sino los
más ricos los que más migran. ¿Es éste el caso? El Cuadro VI muestra que
no. En cuatro comunidades y en el promedio de la muestra, las familias más

442 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cot/ear: Migración

Cuadro No. 5
CONCENTRACION EN LA PROPIEDAD DE LA TIERRA Y RATIOS DE
MIGRACION EN SEIS COMUNIDADES ANDINAS

Porcentaje de tierra en Porcentaje de fami-


manos del cuartil superior lias con ingresos
en la distribución de Ratio de inferiores a los
Comunidad tierras(3) migración( 1) S/. 20,000 anuales(2)

Ancobamba 81 70 63
Jacantaya 53 61 8
Huando 52 51 20
Culta 52 50 15
Acobamba 45 28 40
Ttiomayo 35 33 28
Total 47 51 35

(1) (Número de familias con algún migrante/Número total de familias) x 100.


(2) Soles de 1979.
(3) Cálculo basado en el número de parcelas por familia.
Nota: El coeficiente de correlación para las primeras dos columnas es r = 0.85. El coeficiente t
es 4.71, Implicando una pendiente significativamente distinta de cero al nivel de .01.

ricas resultan ser las que menos migran; es en el rango de ingresos más altos
donde se encuentra la menor proporción de familias con migrantes. Es más,
con la excepción de Culta, las familias en el rango de ingresos de más de no-
venta mil soles migran menos que el promedio de la comunidad(5).
La hipótesis II sugiere que las familias más pobres no pueden finan-
ciar la migración y que las familias más ricas -que sí pueden hacerlo- tienen
menos incentivos para migrar; por tanto , dicha hipótesis espera encontrar
que la migración es más difundida entre las familias medias.
Podemos evaluar esta hipótesis con la información presentada en el
Cuadro VI. Se observa allí que para la muestra en su conjunto el ratio de mi-
gración es mayor para las familias con un ingreso anual en el rango entre 50 y
90 mil soles; es decir, los "ricos" pero no los más ricos. En este rango de in-
gresos, el ratio de migración llegó al 60 por ciento. Este mismo patrón está
presente en cuatro de las siete comunidades (Ancobamba, Accha, Culta y
Ttiomayo). Esto podría ser coherente con la hipótesis, pues es posible que
las familias en este rango de ingresos tengan la posibilidad de financiar la mi-
gración de algunos de sus miembros y que no encuentren un gran incentivo
de quedar en sus comunidades ( el ingreso no es suficientemente alto para
ello).
Sin embargo, como se puede ver comparando las columnas (5) y
(10), la proporción de familias en este rango de ingresos no muestra una co-
rrelación fuerte con la propensión a migrar. Las comunidades de alta emigra-
ción (Ancobamba y Jacantaya) tienen tasas de migración altas para todos los

No. 2, diciembre 1984 443


Cuadro No. 6

RATIOS DE llilGRACION POR NIVELES DE INGRESO

Estrato de - 20,000 20,000- SO,OOO S0,000- 90 000 90 000 o mh Total


Ingresos Ratio de Ratio de o /o de Ratio de Ratio de o/o de Ratio de
o /o de o/o de o /o de
Comunidad Familias Migración Familias Migración Familias Migración Familias Migración Familias Migración

Ancobamba 63 68 30 83 3• 100 5* o 100 70


Jacantaya 8* 100 42 53 31 73 19 43 100 61
Hu ando 20 75 39 44 20 50 22 44 100 51
A echa 46 42 49 60 2• 100 2• o 100 51
Cult a 15 50 50 35 18 86 18 57 100 50
Acobamba 40 38 30 33 17 14 13 o 100 28
Ttiom ayo 28 50 59 19 14 60 o 100 33
T otal 32 55 42 44 15 60 11 35 100 49
(1) Rati o de Migraci ó n = (N ro. de fam ilias con migrantes J Nro. t ota l de familias) x 100.
• Menos de cinco observaciones.

rangos de ingresos, de cero a 90 mil soles. Es decir que su alta tendencia a la


migración no se debe al hecho de tener una mayor proporción de familias en
el rango de 50 a 90 mil soles. Allí las familias más pobres tienen también una
gran tendencia a migrar. Es más, las tres comunidades de menor migración
(Culta, Acobamba y Ttiomayo) tienen una mayor concentración de familias
en el rango de 50 a 90 mil soles que la comunidad de mayor migración
(Ancobamba).
La evidencia sugiere entonces que no existe una relación simple entre
ingresos y la propensión a migrar. Esto se ilustra claramente en el Diagrama
11, en el que aparecen en el eje horizontal los ingresos y en el eje vertical la
propensión a migrar para todas las comunidades de la muestra. En un caso la
relación tiene la forma de una U, en dos casos es una U invertida y en tres
casos se asemeja a una S echada.
Lo anterior no implica que el nivel de ingresos de las familias en las
comunidades no tenga una influencia sobre la propensión a migrar ; dice sim-
plemente que el nivel de ingresos no es el único determinante de esta tenden-
cia a migrar. Mostramos más arriba que la concentración de recursos está
asociada con la emigración en las comunidades. Las dos hipótesis que hemos
discutido se basan en el supuesto de que la concentración de recursos tiene
un efecto a través de la concentración del ingreso. Eso fue lo que nos llevó a
subrayar el ingreso como el principal factor determinante. La concentración
de recursos, sin embargo , puede tener efectos adicionales a la concentración
de ingresos.
En la siguiente sección se describen algunas características de las fa-
milias campesinas que pueden hacer a sus miembros más o menos propensos
a la migración y se presentan los resultados de un test econométrico que in-
tenta probar el impacto de estas características. Entre los factores considera-
dos se incluyen variables referidas al ingreso de las familias y a sus tierras,

444 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - C o t l e a r : Migración

Diagrama 11

Ratim d,·
\1i~raL·iün

Total

An L·oba111 ba

ll uando

An .: ha

C11 Ita

A,. :oha m ha

Ttio111ayo

Ingreso mone tario

No. 2, diciembre 1984 445


Estudios----------------------------

con la intención de verificar empíricamente si ingreso y tierra tienen efectos


independientes. Más adelante se sugiere una explicación de por qué el acceso
a la tierra puede cumplir funciones adicionales a la de generar ingresos en las
economías campesinas.

/11. LA MIGRAC/ON COMO ESTRATEGIA FAMILIAR: ALGUNOS


RESULTADOS EMPIRICOS

Para probar estadísticamente la hipótesis que relaciona la desigualdad


en la propiedad ele recursos con la tasa de migración , querríamos idealmente
tener información de cross-section para un número muy grande de comuni-
dades. L1 relación podría entonces ser probada incluyendo otras variables
que pueden intervenir afectando la tasa de migración ( e.g. el nivel de ingre-
sos, la experiencia migratoria de distintos pueblos, etc .).
Desgraciadamente, es muy difícil obtener infonnación referida a un
número grande de comunidades; nuestra muestra abarca sólo siete. Afortuna-
damente , nuestra infonnación sí nos permite aproximarnos a la cuestión cen-
tral de la relación entre desigualdad en la tenencia de tierra y migración. Si,
como argüimos más arriba, la concentración de tierra es algo más que un in-
dicador para niveles de ingreso , entonces debemos esperar que la propiedad
de la tierra juegue un papel independiente en la determinación de la migra-
ción. Esto puede ser probado incluyendo tierra e ingresos en la misma ecua-
ción y probando si afectan la migración de manera independiente.
Existe una curiosa división entre la literatura sobre economía campe-
sina y la literatura sobre migraciones. En la primera se enfatiza a la familia
campesina como la unidad que toma decisiones; en la segunda , en cambio, se
enfatizan las características individuales de los migrantes, dejándose de lado a
la familia. Parece importante investigar la migración de individuos como una
decisión tomada dentro de un contexto familiar, como parte de las estrate-
gias familiares campesinas. Debemos, entonces, buscar las características fa-
miliares que hacen que sus miembros sean más o menos propensos a la migra-
ción.
Puesto que nuestros datos provienen de una encuesta diseñada para
captar características de familias campesinas, resultan apropiados para este
ejercicio. Desgraciadamente, como se explica más abajo, hay algunas limita .
ciones que darán a nuestros resultados un valor provisional y solamente indi-
cativo. En esta sección se presentan resultados de análisis de regresión; las
variables que se incluirán para el análisis son de tres tipos: variables económi-
cas, demográficas y "otras".

I. las Variables

Las características demográficas de la familia pueden influir en la


probabilidad de migración de sus miembros. Dos de estas características

446 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

parecen particularmente importantes y serán incluidas en la ecuación.


(i) El ciclo de vida de la familia (CICLO). Puesto que normalmente son
los hijos de familia los que migran , la probabilidad de migración de algún
miembro de la familia es pequeña para una pareja campesina joven con hijos
pequeños, y aumentará en períodos posteriores del ciclo de vida de la fami-
lia. Este incremento probablemente será no lineal, puesto que no es el enve-
jecimiento gradual de los hijos lo que incrementará la probabilidad de migrar
(un año más no tendrá mucha influencia sobre la migración de niños de 7 a
10 años). Es más probable que exista una suerte de umbral por el que los ni-
ños llegan a la "edad de migrar". Podemos esperar este mismo efecto cuando
más de un hijo va a migrar, pues puede haber una razón por la que la migra-
ción del primer hijo (digamos a los 17 años) precipite la migración de sus
hermanos menores . Medimos el período en el ciclo de vida de la familia por
la edad de la madre , y el stock de migrantes será como se muestra en el
Diagrama 111.
Las familias jóvenes -teniendo hijos muy jóvenes- tendrán muy
pocos migran tes. Cuando los hijos lleguen a la "edad de migración", habrá
un fuerte incremento en la tasa de migración(6). Al envejecer la familia (di-
gamos en X 1), la mayor parte de los hijos que migrarán ya habrán abandona-
do la comunidad y la tasa de migración caerá (pero el stock de migrantes
nunca caerá).

Diagrama 111
Stock de
Migran tes

o Xo X¡ Período en el ciclo
familiar

No. 2, diciembre. 1984 447


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

Una forma de capturar este efecto sería utilizando variables dummy


para los diferentes grupos de ciclo de vida. La muestra utilizada no sobre-
representa a las familias más viejas y por tanto el número de observaciones
pertenecientes al último tramo es pequeño. Por consiguiente , será suficiente
concentrar nuestra atención en los primeros dos tramos de la curva (hasta
X1) y para ello bastará utilizar el cuadrado de la edad de la mujer.
(ii) -O tra característica demográfica que puede tener un efecto sobre la
migración es el tamaño de la familia (FAMILIA). Podemos esperar que esta
variable tenga influencia por dos razones: (a) Para una cantidad de recursos
dados, una familia más grande tendería a tener ingresos per cápita menores.
Mientras este efecto podría ser capturado independientemente introduciendo
en la ecuación el ingreso per cápita en lugar de introducir el ingreso familiar,
ésta no será una especificación adecuada si existen importantes economías de
escala en el consumo familiar, i.e. si los miembros de una familia de ocho
miembros con un cierto ingreso obtienen un nivel de bienestar mayor que
una familia de cuatro miembros con la mitad de ese ingreso. (b) El tamaño
de la familia puede ser demasiado grande para que -dados los recursos exis-
tentes- se les dé un uso productivo a todos sus miembros. Si los mercados de
trabajo locales ofrecen posibilidades limitadas de empleo, es posible que se
recurra a la migración como válvula de escape.
El tamaño de la familia (FAMILIA) incluye: (a) a todos los miem-
bros de más de 6 años que residan en la casa paterna, (b) a los hijos migrados
y (c) a los hijos que viviendo en la comunidad han "puesto casa" indepen-
diente. La razón para incluir a este último grupo es que mantiene fuertes
relaciones con la familia madre y que su presencia en la comunidad puede
tener influencia en decisiones que conciernen a la migración de otros miem-
bros de la familia.
Las variables económicas a incluirse están destinadas a probar dos
puntos. El primero es la relevancia de factores económicos como determinan-
tes de la migración: ¿tiene un sustento económico la decisión de migrar? El
segundo punto consiste en hacer un test de nuestra hipótesis de que la pro-
piedad de tierras juega un papel independiente del ingreso como determinan-
te de la migración. Es importante para esto incluir dos variables económicas
en la regresión.
(iii) El ingreso familiar. El ingreso de la familia está separado en tres cate-
gorías; sólo dos de éstas deben incorporarse al análisis: (a) El ingreso campe-
sino (ING. CAMPESINO) . Este incluye todo el ingreso familiar por auto-
empleo en actividades agropecuarias y no agropecuarias y el ingreso obtenido
por migraciones estacionales. Este último rubro es incluido como "ingreso
campesino" bajo el supuesto de que las migraciones siguen la estacionalidad
de la chacra campesina y son por tanto complementarias al ingreso de auto-
empleo. En este rubro se incluye tanto el ingreso monetario como el obteni-
do a través de transacciones no monetarias (trueque). (b) El ingreso por ven-
ta de trab¡uo en el mercado de trabajo de la comunidad (SALARIO). Esta
variable es considerada índependientemente por tratarse de un ingreso alter-

448 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - C o t l e a r : Migración

nativo al ingreso campesino , pues las posibilidades de empleo local varían


cíclicamente siguiendo la necesidad de mano de obra de la chacra campesina
y , por tanto , compiten con ésta. El salario local es pagado usualmente en
productos durante la cosecha y en dinero durante el resto del ciclo agrícola.
Por problemas de encuesta, la información más firme que disponemos se
refiere al ingreso monetario y deberemos limitarnos a usar este ingreso. Es
probable que la desventaja de usar este ingreso no sea muy importante, pues
el ingreso monetario y no monetario muestran probablemente una fuerte
correlación. (c) Transferencias enviadas por los hijos migrados. Esta parte del
ingreso será omitida del análisis para evitar introducir un sesgo de ecuaciones
simultáneas ( estamos interesados en saber cómo el ingreso influye en la deci-
sión de migrar; en el caso de las transferencias, la causalidad es la inversa: es
la migración la que lleva a la existencia de estas transferencias).
(iv) Propiedad de tierra : en la encuesta no se obtuvo información sobre el
tamaño exacto de las parcelas de la familia. Por tanto, estamos forzados a
utilizar una proxy para la propiedad de tierras: las familias de cada comuni-
dad se dividieron en tres terciles de acuerdo con el número de parcelas de su
propiedad y se utilizaron dos variables dummy(?): TIERRA l tiene un valor
de l si la familia pertenece al tercil más rico en tierras de la comunidad y un
valor de cero si no pertenece a este grupo; TIERRA 2 tiene un valor de l si
la familia pertenece al tercil intermedio y de cero si no pertenece a este gru-
po. Bajo esta especificación, el tercil más pobre en tierra aparecerá como el
subgrupo omitido (TIERRA 3) que no aparece en la regresión. El test de sig-
nificancia de los coeficientes TIERRA l y TIERRA 2 nos dirá si la propie-
dad de tierras tiene una influencia sobre la probabilidad de migración de las
familias poseedoras de más tierra.
Dos variables adicionales se incluirán en la regresión:
(v) El nivel de educación del jefe de familia puede tener influjo sobre la
educación de los hijos y sobre el número de contactos externos, factores que
pueden facilitar la migración. Si la educación del jefe de familia tiene un
efecto sobre el nivel de ingresos de la misma, un mayor nivel de educación
del jefe podría conducir a una disminución de la migración. Este efecto, sin
embargo, estará siendo controlado por las variables de ingresos. El nivel de
educación formal del jefe de la familia (EDUJEFE) es una variable dummy
con un valor de cero si el jefe de familia no tenía primaria completa y un
valor de l si tenía al menos primaria completa.
(vi) La existencia de una carretera a la comunidad puede reducir los cos-
tos de migración y puede -al incrementar el tránsito a y de la comunidad-
llevar a un mayor número de contactos con el exterior. Podemos por tanto
esperar mayor propensión a migrar desde aquellas comunidades con carrete-
ra. La variable CARRETERA es una variable dummy con un valor de cero
(uno) si la familia vive en una comunidad sin (con) acceso por carretera. Dos
de las comunidades de la muestra (Ancobamba y Accha) no tienen dicho
acceso.

No . 2, diciembre 1984 449


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

(vii) La variable dependiente (ivHG). Esta variable se refiere a la probabi-


lidad de que una familia con características definidas para las variables inde-
pendientes tenga al menos un hijo migrante. Se le asignó a esta variable un
valor de uno si la familia tenía migrantes fuera de la comunidad al momento
de la encuesta y de cero si todos sus miembros residían en la comunidad.
El Cuadro Vll describe las variables utilizadas en la regresión.
Se ha mostrado en otros estudios que la educación de los hijos tiene
una i,1fluencia sobre su propensión a migrar. Estamos excluyendo este factor
de la regresión , porque la ecuación se refiere a características de la familia y
no de los individuos. Es probable , sin embargo , que las características educa-
cionales de los migrantes sean endógenas a las características de la familia
(e .g. , educación de los hijos dependerá del ciclo de vida y del ingreso fami-
liar) y, por tanto, su efecto será al menos parcialmente capturado por la
regresión.
Las estimaciones se realizaron por el método de mínimos cuadrados
ordinarios( 8) .

2. Resultados del Análisis de Regresión

Se corrió la regresión para todas las comunidades para las que existía
información disponible. El número de familias que se incluyó fue de 213 .
Los resultados se muestran en el Cuadro VIII. El coeficiente F para la ecua-
ción es significativo al nivel del 1 por ciento, y el R cuadrado ajustado mues-
tra que las variables incluidas explican más del cincuenta por ciento de la
varianza total.
El signo de los coeficientes de las variables demográficas y económi-
cas incluidas corresponde al de las hipótesis ; dos de estas variables , sin embar-
go , no son estadísticamente significativas al nivel del cinco por ciento.
El indicador del período del ciclo de vida (CICLO) es positivo y sig-
nificativo al nivel del uno por ciento. Esto sugiere que el patrón de las migra-
ciones siguiendo el ciclo de vida se cumple aun cuando las otras característi-
cas de la familia son tomadas en consideración.
El tamaño de la familia influye en forma positiva y significativa en la
probabilidad de que una familia t enga miembros migrados fuera de la comu-
nidad . Esta variable individualmente tiene el coeficiente de correlación más
alto con la variable dependiente . Esto sugiere que el tamaño de la familia es
un determinante muy importante de la migración . Como se explica más
arriba, una familia más grande puede incrementar la probabilidad de que en-
tre sus miembros hayan migrantes por dos razones. Con funciones de produc-
ción normales , un ratio mayor de recursos humanos a recursos no humanos
estará asociado normalmente con un ingreso per cápita menor si todos los
miembros de la familia permanecen en la comunidad. En segundo lugar, es
posible que todas las familias tengan las mismas preferencias con respecto a
la diversificación de actividades en las que quisieran participar, pero existen
indivisibilidades por las cuales las familias más pequeñas pueden no ser capa-

450 Revista Andina, año 2


z
o Cuadro No. 7
1\.)

a. DESCRIPCION DE LAS VARIABLES DE REGRESION


ñ"
¡¡;·
3
...O"
(t)

(O
CD Signo esperado
~ Variables Descripción Tipo de Variable
del Coeficiente
Variable Dependiente
MIG Probabilidad de que haya al menos un hijo Dummy : MIG = l si hay
migrante en la familia algún hijo migrante
Variables Independientes
CICLO Ciclo de vida de la familia aproximado por Continua; se utiliza el cua-
la edad de la madre drado de la edad de la ma-
dre. +
FAMILIA Tamaño de la familia Continua. +
SALARIO Ingreso salarial por venta de trabajo en la
comunidad Continua.
INGRESO CAMPESINO Ingresos familiares totales excluyendo SA-
LARIO y transferencias de migrantes Continua.
TIERRA 1 Pertenencia al tercio más rico en tierras de Dummy: TIERRA l = l si
la comunidad la familia pertenece al ter-
cil más rico en tierras de la
comunidad.
TIERRA 2 Pertenencia al tercil intermedio en tierras Dummy : TIERRA 2 = l si
de la comunidad la familia pertenece al ter-
cil intermedio de la comu- C")
o
nidad .
~
EDUJE FE Educación formal del jefe de familia Dummy : EDUJEFE = l si Q)
~
el jefe de la familia tiene
:!l:
primaria completa o más. + ~-
CARRETERA Acceso carretero a la comunidad donde ha- Dummy : CARRETERA = "'~-
~
u, bita la familia 1 si hay acceso carretero. + o·
:,
Estudios----------------------------

Cuadro No. 8
RESUMEN DE WS RESULTADOS DE LA REGRESION
Coeficiente
Variable de Regresión Valor de t

FAMILIA 0.1199 10.50**


CICLO 0.1032 X 10} 5.27**
SALARIO -0.2836 X 10~ 1.26
INGRESO CAMPESINO -0.9373 X 10 l 1.80*
TIERRA 2 -0.2907 X 10- 0.49
TIERRA l -0.1346 2.07*
EDUJE FE 0.5390 0.89
CARRETERA -0.1393 2.11 *
Constante -0.1104 n .d.( l)
coeficiente F = 29.l** 29.l**
R cuadrado = 0.53
R cuadrado Ajustado = 0.52
Número de Observaciones = 213
* Si gnificativo al nivel de 50/0.
* * Significativo al nivel de lo/o.
(1) se corrió la regresión utlllzando el paquete SPSS y éste no calcula la desviación standard para la
constante.

ces de obtener el mismo grado de diversificación que las familias más gran-
des. Por ejemplo , si todas las familias quisieran tener a la tercera parte de sus
hijos como migrantes, una familia de un solo hijo no tendrá ningún migrante ,
mientras que una familia de tres hijos podrá tener uno.
Los coeficient<;s de las dos variables de ingresos muestran signo nega-
tivo, implicando que cuanto mayores son los ingresos, menor es la probabili-
dad de que la familia tenga hijos migrantes. Esto puede ser consistente con
modelos económicos simples , donde un mayor ingreso en la comunidad im-
plica un costo de oportunidad mayor y , por tanto , una menor propensión a
migrar. El coeficiente de salarios locales (SALARIO) es mayor que el de
otros ingresos (INGRESO CAMPESINO) , pero no consigue pasar el test de
significación estadística al nivel del cinco por ciento. Este resultado podría
deberse al hecho que sólo hemos considerado el componente monetario del
ingreso salarial local. Podría deberse, asimismo , a que la familia campesina
toma sus decisiones con respecto a la migración basada no sólo en el nivel,
sino también en la composición del ingreso . Diferentes composiciones del
ingreso pueden ser descontadas en forma distinta por percepciones del riesgo
diferencial asociado a ellas (e.g. , si los flujos de ingresos por salarios son per-
cibidos como menos estables que los flujos referidos al trabajo en la propia
finca) o por sus implicancias sobre el bienestar de la fatnilia (e.g., si el ingreso
de actividades relacionadas con la finca familiar produce más utilidad que el
ingreso proveniente de la "esclavitud salarial").

452 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cot/ear: Migración

Es posible especular también que el mayor valor del coeficiente de


ingresos salariales locales (en ténninos absolutos) se deba a la presencia de
sesgo de ecuaciones simultáneas. Los ingresos en la comunidad influyen en la
decisión de migrar, pero , al mismo tiempo, la migración de algunos de los
miembros de la familia puede tener una influencia sobre los ingresos obteni-
dos en la comunidad por las familias. Es posible que la reducción en el nivel
de ingresos por salarios sea mayor que la reducción de ingresos de otras fuen-
tes si la cantidad de tiempo familiar asignada a la venta está determinada
como un residuo después de haber cumplido con las principales tareas de la
finca familiar.
Las dos dummies para la tenencia de tierra muestran el signo negativo
que supusimos en nuestra hipótesis; esto implica que las familias que dispo-
nen de más tierra , muestran una menor propensión a la emigración de sus hi-
jos(9). El tamaño de estos coeficientes muestra que el efecto de desincentivo
a la migración es mayor para las familias que tienen más tierras en cada co-
munidad. Estos resultados son consistentes con lo argumentado más arriba.
Esto implica que la p~opiedad de tierra juega un papel independiente del in-
greso en la determinación de la migración, hecho que es consistente con la re-
lación que sugeríamos entre concentración en la propiedad de tierras y las
tasas de migración. Sin embargo , sólo TIERRA 1 (la variable para el tercil
más rico en tierras) pasa el test de significación estadística al nivel del cinco
por ciento. Nuevamente , esto podría deberse a limitaciones en la infonna-
ción que hemos estado obligados a utilizar. De otro lado. puede reflejar la
existencia de un "efecto de umbral" , por el cual la influeflcia de la propiedad
de tierra sobre la decisión de migrar aparece sólo cuando la cantidad de tierra
disponible para la familia es significativa.
La variable que refleja la educación del jefe de la familia (EDUJEFE)
tiene signo positivo , lo que está de acuerdo con nuestra hipótesis, pero no es
significativamente diferente de cero.
Finalmente, la variable dummy para el acceso a la comunidad por ca-
rretera es significativamente diferente de cero, pero tiene signo negativo, in-
dicando que siendo lo demás constante, las familias en comunidades con ca-
rretera tienen una menor propensión a migrar. Este es un resultado curioso
en vista del argumento que afirma que la existencia de una carretera puede
reducir los costos de la migración. Aunque probablemente este gasto no ten-
ga un impacto significativo sobre los costos de migrar (los mismos incluyen,
además del transporte, todos los costos de instalación en la ciudad y los de
espera y búsqueda de empleo ; en este contexto , el alquiler de un par de
caballos para hacer el camino de seis horas hasta la carretera probablemente
no tenga importancia sobre la decisión de migrar), el signo negativo podría
deberse al tamaño de la muestra: sólo dos comunidades no tienen carretera y
estas comunidades pueden compartir otras características que las hagan más
migracionales. Otra posibilidad es que en comunidades con un acceso directo
a la carretera exista un movimiento permanente de y a los pueblos, cosa que

No . 2, diciembre 1984 453


Estudios----------------------------

brinda a los comuneros un mayor acceso a oportunidades económicas y a las


"luces de la ciudad" sin la necesidad de abandonar permanentemente la co-
munidad. El acceso a oportunidades y facilidades desde comunidades más
aisladas puede ser más difícil en una base temporal, y esto podría dar un ma-
yor incentivo a migrar permanentemente. Por ejemplo, Accha, una de las
comunidades sin carretera, tiene el número de días promedio más bajo de
migración estacional familiar de las siete comunidades.
El ejercicio econométrico presentado en esta sección sugiere que el
acceso a la tierra tiene un efecto independiente sobre la propensión a migrar
en familias campesinas. Este resultado debe ser tomado sólo como indicativo
debido a las deficiencias ya descritas en los datos utilizados, pero sugiere que
el tema merece ser explorado en algún detalle. En la siguiente sección ensaya-
mos una explicación sobre las razones por las cuales la propiedad de recursos
puede tener un efecto independiente del de generar ingresos en la economía
campesina. Esto nos lleva a una discusión acerca de los efectos de la propie-
Jad sobre el bienestar de las familias y a analizar los derechos de propiedad
en los Andes. Esta discusión da pie a una sección metodológica sobre la me-
dición de las migraciones y a una digresión sobre los derechos de propiedad
en los latifundios serranos. Posteriormente, en la sección V, se discuten algu-
nas implicancias de política económica de los resultados encontrados hasta
aquí.

IV. DERECHOS DE PROPIEDAD, DESIGUALDAD Y MIGRACIONES

J. El Efecto de la Propiedad de Recursos sobre el Bienestar de las Familia.s


Campesinas

Distintas composiciones del ingreso familiar pueden producir distin-


tos niveles de bienestar para un cierto nivel absoluto de ingresos. Trivialmen-
te , éste será el caso si se trata de actividades que requieren de más horas de
trabajo o de un esfuerzo más intenso durante el mismo número de horas para
obtener el mismo nivel de ingresos, y es de esperarse que estas actividades
produzcan un nivel menor de bienestar. Asimismo , algunas formas de trabajo
son en sí mismas placenteras (en Accha, la primera siembra de maíz se hace
en grandes grupos, con mucho para beber y cantar) , mientras otras se reali-
zan bajo condiciones muy duras (pastar el rebaño de llamas en una fría estan-
cia de puna alejada del pueblo).
De manera similar, el bienestar asociado a un cierto nivel de ingresos
y la desutilidad del trabajo pueden ser mayores si la familia se halla trabajan-
do para sí misma, que si está trabajando para un empleador a cambio de sala-
rios. La preferencia por el autoempleo frente a la "esclavitud del asalariado"
no es señal de irracionalidad económica, ni es privativa de sociedades campe-
sinas, corno muchos estudios referidos a mercados de trabajo en industrias de
países ·desarrollados muestran.
Más importante que lo anterior es quizá el hecho de que la propiedad

454 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

de recursos productivos puede reducir la incertidumbre con respecto al nivel


de ingresos corrientes y futuros. A continuación analizaremos este efecto
para el corto y el largo plazo.
En el corto plazo (un año agrícola), la propiedad de recursos puede
dar mejor protección a la familia contra fluctuaciones de mercado y del cli-
ma. En una comunidad donde la tierra está altamente concentrada, las fami-
lias con poca tierra sufrirán más de los embates del clima y de las fluctuacio-
nes de precios, que en una comunidad similar donde la tierra esté más homo-
géneamente repartida. La razón de ello es que en la comunidad más desigual
los campesinos pobres dependerán más de la venta de su fuerza de trabajo y
menos del autoempleo. Esto no implica solamente niveles de ingresos que
son inferiores a los de una comunidad igualitaria, sino que implica también
que los ingresos de los campesinos más pobres serán más fluctuantes. Si los
campesinos ricos siembran cebada y al momento d,e la cosecha el precio de
este producto cae, ellos pueden reaccionar contratando menos trabajadores y
usando una mayor parte de la cosecha como forraje para sus animales. De
esta forma, el ingreso de los campesinos más pobres se verá afectado por la
caída en el empleo . Si hubieran sido los campesinos más pobres quienes hu-
bieran sembrado la cebada, probablemente hubieran reaccionado sustituyen-
do parte de su consumo de, por ejemplo, arroz o fideos (que no se producen
en la comunidad y son comprados) por más cebada. En este caso, el ingreso
real de los campesinos pobres se vería afectado, pero menos que en el caso
cuando la tierra es más concentrada.
Un hecho aún más importante, quizá, es que distintos patrones de
propiedad de la tierra estarán asociados con la elección de distintas canastas
de producción. La literatura relacionada con economías campesinas sugiere
que los campesinos más pobres tenderán a ser más aversores al riesgo que los
productores más ricos; esta mayor aversión al riesgo normalmente llevará a
las familias más pobres a escoger una mezcla más diversificada de productos.
Una mayor especialización puede estar asociada con un ingreso promedio
mayor, pero también lo está con una varianza mayor. La elección de cultivos
por parte de familias más pobres tenderá a proporcionar un ingreso esperado
menor, pero proveerá a la familia con un mejor "colchón" para defenderse
contra las fluctuaciones de clima y de precios, que la elección realizada por
familias ricas. Puesto que en una comunidad con mayor concentración en la
propiedad de la tierra el mayor número de las decisiones referidas a la pro-
ducción es tomado por las familias ricas, podemos esperar encontrar allí una
estrategia más arriesgada, y parte de las mayores fluctuaciones en el ingreso y
el nivel de empleo recaerá sobre las familias pobres. Siendo todo lo demás
constante, esto las puede hacer más propensas a migrar.
El más importante efecto de la propiedad de recursos se da probable-
mente en el largo plazo. En una sociedad donde no hay acceso a un sistema
formal de seguridad social, donde no existe un seguro contra el desempleo y
donde los beneficios de jubilación son muy restringidos, la propiedad de re-
cursos en la comunidad puede proveer de una muy necesaria fuente de segu-

No. 2, diciembre 1984 455


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _- ' - - -

ridad. La propiedad de recursos productivos en la comunidad reduce el riesgo


de desempleo futuro: la familia campesina será más flexible que una empresa
capitalista en absorber la mano de obra de un pariente cercano a la actividad
productiva en caso de necesidad, aun si dadas las limitaciones en recursos. el
trabajador adicional tiene una baja productividad. La propiedad de recursos
puede ser particularmente importante para los ancianos por dos razones.
Primero, en la producción familiar siempre es posible utilizarlos, aun cuando
dejan de ser empleables debido a la pérdida de sus fuerzas. Ellos seguirán
siendo productivos en la producción familiar no sólo porque toda adición al
producto es bienvenida (cosa que no ocurre en empresas capitalistas, donde
sólo son buscadas adiciones a las ganancias), sino también porque algunas
actividades no requieren de grandes esfuerzos físicos, pero sí de un gran com-
promiso con los intereses de la familia. Se trata de la realización de activida-
des que son difíciles de supervisar cuando son realizadas por un empleado
ajeno a la familia ( ¿alguien está robando a medianoche el agua asignada a una
de las parcelas de la familia?, ¿hay una vaca haciendo daño al trigal?, ¿por
qué ladran los perros?). En segundo lugar, la propiedad de recursos puede
convertirse en un mecanismo para asegurar que los ancianos recibirán asis-
tencia de sus hijos. El riesgo de perder su parte de la herencia puede estar
implícito en la voluntad con la que los hijos se ocupan de sus padres: un
anciano sin tierras en el campo o un migrante jubilado en la ciudad pueden
no tener capacidad para negociar la cantiJad de asistencia que recibirán de
sus hijos.
La propiedad de recursos en la comunidad tiene claras implicancias
para el bienestar, pero ¿por qué debe influir en la decisión de migrar? Si es
posible obtener un ingreso corriente mayor en otra localidad, ¿no podría el
campesino vender o arrendar sus tierras, migrar y usar el mayor potencial
de ahorros provenientes de un ingreso mayor para comprar otras formas de
riqueza que provean de una fuente de seguridad para el futuro similar a la
que obtiene por la propiedad de recursos en la comunidad? Argumentaremos
más abajo que esta estrategia es difícil de seguir debido a imperfecciones y
rigideces en los mercados de tierra, capital y activos financieros. Es esto lo
que constituye a la propiedad de recursos en la comunidad .en un disuasor
contra la migración.

2. Derechos de Propiedad y Migraciones

En las comunidades andinas, en una gran medida, la futura disponibi-


lidad de tierras de una familia depende de su uso corriente. Los derechos de
propiedad sobre la tierra son ambiguos; legalmente, sólo la comunidad cam-
pesina es propietaria de las tierras y es la comunidad quien las da en usufruc-
to a las distintas familias. En la práctica, sin embargo, desde las primeras dé-
cadas de este siglo, la mejor tierra en la comunidad es propiedad privada de
comuneros individuales. Esta propiedad está algunas veces respaldada por do-

456 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Cotlear: Migración

cumentos (de escaso 1alor legal), pero básicamente es el uso continuo de la


tierra lo que confirm .t los derechos de propiedad. El argumento que una par-
cela "ha sido dejada ;in uso por varios afias" es utilizado aun en la corte para
justificar la toma de t>Osesión.
Existe en las comunidades un cierto mercado para arrendamientos de
tierras (usualmente en la forma de aparcería), pero éstos parecen trabajar
bien sólo cuando están siendo supervisados muy de cerca. Los propietarios
de tierras que viven fuera de la comunidad van a las comunidades varias veces
al año; de otra manera, la renta de tierra usualmente no es pagada en la canti-
dad acordada. Aún más importante es que el aparcero puede reclamar dere-
chos sobre la tierra que se le ha entregado en arriendo luego de algunos años
de trabajarla, según la Ley de Reforma Agraria de 1969.
Este status ambiguo de los derechos de propiedad actúa como una
fuerte limitación a las transacciones de compra-venta de tierra. El comprador
no obtiene pruebas plenamente válidas de haber adquirido una propiedad, y
esto implica riesgos. Frente a este peligro , los compradores, asegurándose
contra el riesgo de no poder documentar plenamente su compra, ofrecen me-
nos del valor de una parcela (aun cuando estarían dispuestos a pagar íntegra-
mente su valor en caso de tratarse de una transacción completamente segura).
Esto desanima a vendedores potenciales, los que consideran que pueden obte-
ner más por su tierra al trabajarla que al venderla, y reduce el tamaño total
del mercado usualmente a pequeñas transacciones de las peores tierras( l 0).
Asimismo, el status a-legal de los derechos de propiedad hace que la
tierra no sea una garantía apropiada para préstamos. En cualquier economía ,
las grandes transacciones son agilizadas a través del recurso al crédito , la im-
posibilidad de hacerlo en este caso incrementa las dificultades para entrar en
transacciones de compra y venta de tierras.
Un segundo factor que ata el valor futuro de los recursos a su uso co-
rriente es la necesidad de mantenimiento. Puede ser difícil y costoso recupe-
rar para la producción la tierra dejada sin uso durante períodos muy prolon-
gados (en una comunidad ayacuchana se nos explicó que una parcela donde
se ha permitido que crezca el kikullo durante siete años no puede ser barbe-
chada, porque el kikullo dobla incluso las barretas). Después de algunos años,
las acequias de riego se deterioran, los andenes se desploman. Las casas de
adobe y los cercos en el campo también sufrirán graves daños luego de dos
estaciones de lluvias sin mantenimiento.
Los parientes pueden -y suelen- ayudar, pero las divisiones en dere-
chos de propiedad entre parientes cercanos son aún menos claras que entre
vecinos, como lo muestra el gran número de demandas judiciales entre pa-
rientes. Además, es difícil esperar que éstos proporcionen un mantenimiento
de igual calidad( 11 ).
El riesgo de una pérdida de derechos de propiedad puede insertarse
en la función de decisión de migrar como la probabilidad de una pérdida de
capital. La probabilidad percibida y la cantidad que puede perderse son fac-
tores importantes para determinar la fuerza disuasiva de la propiedad de

No. 2, diciembre 1984 457


Estudios·-_.-:.;..._ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

recursos .contra Ja migración ....


La -füerza de este ,disuasor será meno.r si· los ·rnayotes ahorros poten-
0

ciales. derivados de un mayor ingreso. obtenible . en la ciudad ·p ueden ser cort-


vertidos en alguna forma de riqueza capaz de ofrecer seguridad para •el fUtu-
ro. -La i mportancia de la:· pérdida de derechos de, propiedad en .la comunidad
no será tan grande si la :familia ·puede encontrar otras fuentes 'dé>seguridad
que reducirán Iá incertidumbre sobre el futuro '. El problema 'es que e'n ·países
subdesarrollados estas: formas ·alternativas de mantener ·un stotk de riqueza
son frecuentemente difíciles dé obtener.. :En particular; el mercado de activos
financieros es myy rígido (típicament~ abierto sólo para ,g rande~tránsaccio-
nes). Además; :la información sobre este mercadb raramente está disponible
para un migran te rural. htlás ·.aún , eñ los patsés latinoamericanos la vosibilidád
de proteger fo:. ahorros está dificultada por la existencia de altas ·tasas de in-
flación y la prevalencia de tasas de interés en términos reales'. En este ·cántex-
to, aun si· es posible obtener grandes ahorros afmigrar, ehiÜgrante potencial
puede decidir que la-platac.bajo-el-co'khón ·fiO es un: buen' sustituto de la pro-
piedad de tierra como defensa para el futuro. : · ·· ·
La discusión anterior sobre la interferencia de los derechos·de piopie-
dad en el funcionamiento del mercado de trabajo ·podría ser entendida ·como
la forma particular andina que asume el argumento de Marx sobre la proleta-
rización :

"El movimiento histórico que convirtió a los productores en asalaria-


dos se presenta como su liberación de la servidumbre (. . ·. ), estos li-
berados se convierten en vendedores de sí mismos sófo despu.és de
haber sido despojados de todos sus medios de producción y de todas
las garantías de existencia que ofrecía el antiguo orden de cosas".
(C. Marx, El Capital, Tomo I, Ed. Cartago , p. 69 l , el subrayado es
nuestro).
El efecto de la propiedad de recursos como disuasor contra la migra-
ción es claro si es que nos referin10s a la migración de familias completas; pe-
ro ¿por qué habría de influir cuando se trata del hijo de una familia? Des-.
pués de todo , un hijo puede migrar dejando atrás a los padres, quienes se
encargarán de defender sus derechos de propiedad ; en estos casos, el migran-
te no debe temer por sus tierras, y por tanto la propiedad no funcionará
como disuasor.
Pero, ¿qué ocurrirá cuando los padres fallezcan? El migrante deberá
decidir si se queda en la ciudad. co.n el riesgo de ya no poder regresar fácil-
mente, o si retorna para asegurarse un futuro en la comunidad.
La encuesta muestra que una cantidad sorprendente de mígrantes
decide volver. Como se ve en el Cuadro IX, el 650/0 de las familias •encuesta-
das tenía algún miembro retornado , y en el 550/0 de las :familias el jefe' era
retornado. ("Retornado" es un miembro de la familia que residía permanen~
temente en la comunidad al momento de la encuesta y que había· sido mi-

458 RevistaAndina, año,2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

Cuadro No. 9
MIGRACION DE RETORNO A LAS COMUNIDADES(l)

Familias donde el Familias con algún Número promedio


jefe es retornado retornado (o/o) de retornados
Comunidad (o/o) por familia

A echa 45 n .d. n .d.


Acobamba 57 58 0.83
Hu ando 79 83 1.36
Ancobamba 37 50 0.65
Culta 57 63 0.93
Jacantaya 50 74 1.29
Total(2) 55 65 1.01
(1) "Retornado" es un miembro de 'a familia que tenia residencia permanente en la comunidad
al. momento de la encuesta y que ha b ía vivido fuera de la comunidad por más de un al'lo.
(2) No disponemos de Información sobre Ttlomayo.

grante durante un período mayor de un año).


En la encuesta se preguntaba por las razon es que impulsaron al re-
torno . El resultado es coherente con nuestra argumentación sobre la defensa
de los derechos de propiedad : 620/0 de los retornados manifestaron haber
vuelto " por la tierra" o por "muerte o enfermedad de los padres" .
Esto sugiere que existe un número importante de migrantes que salen
por algunos a11os y retornan cuando sus derechos de propiedad corren peli-
gro. Es decir que la propiedad ele rec ursos para los migrantes individuales no
funciona como un disuasor contra la migración de algunos afios, pero sí tiene
efectos sobre la migración permanente. En la siguiente sección se argumenta
que el test econométrico presentado en el capítulo III , siendo imperfecto, es
una buena aproximación a la medición de los efectos sobre la migración per-
manente .

3. la Migración Permanente y la Medición de la Migración

La hipótesis sobre el efecto disuasor de la propiedad sobre la migra-


ción concierne sólo a los migran tes permanentes (los que nunca van a retor-
nar). Los migrantes "transitorios" (de algunos años) pueden no correr ries-
gos si -como usualmente ocurre - dejan las comunidades a los 16 años y
vuelven cuando los padres enferman o mueren.
La mayoría de las teorías de migración suponen implícitamente que
toda la migración es permanente (por ejemplo, las teorías de Capital Humano
y la Probabilística). Por tanto , la información que deberíamos buscar para
probar estas teorías es información sobre los migrantes permanentes.

No. 2, diciembre 1984 459


Estudios----------------------------

Los migrantes en un momento dado se dividen en dos grupos: los que


salieron y no volvieron y los que salieron y volverán. Quisiéramos poder ais-
lar a los del primer grupo, pero esto no es posible (muchos de ellos no saben
si volverán). En vista de esto , ¿cuál es la mejor proxi para los migrantes per-
manentes?
Existen dos medidas posibles : el stock total de migrantes o los mi-
grantes recientes (digamos los del último año) . Esta última medida es usual-
mente la preferida para el análisis econométrico por dos razones: (i) las varia-
bles independientes (e.g., salarios) deben corresponder al mismo período que
la variable de migración a explicarse y (ii) el uso del stock total de migrantes
puede introducir sesgo de ecuaciones simultáneas, pues los "viejos migrantes"
pueden haber influenciado las variables independientes.
Sin embargo , los migrantes permanentes constituyen una mayor pro-
porción del stock total de migrantes, y por tanto el stock total es una proxi
más adecuada para la migración permanente. La razón de esto es que los mi-
grantes permanentes constituyen una proporción mayor de una cohorte a
medida que la cohorte envejece.
Por definición , los migrantes transitorios vuelven a las comunidades
después de unos años y, por tanto, podemos esperar que los migrantes transi-
torios constituyan una proporción menor de las viejas cohortes de migración
que de las más recientes. Podemos esperar, por tanto, que el stock total de
migrantes esté menos afectado por fluctuaciones en el número de migrantes
transitorios que lo que sería el caso si se utilizara sólo migrantes recientes.

Diagrama IV

Stock de migrantes en el año t

Pt- 1
cohorte del año t- 1 .__------------+-------+---1

Pt --2

P: Migrantes Permanentes
T : Migran tes Transitorios
R: Retornados

Pt - n
cohorte del año t-n - - - - - - - - - - - -.......4 - - - - - - - - . J

460 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

Qué medida utilizar dependerá de las preguntas que se quiera respon-


der. Si nos interesan los efectos de corto plazo de , digamos, un cambio en sa-
larios urbanos y si los migrantes transitorios responden ante esto , entonces la
migración reciente puede ser una medida más adecuada. En cambio, si nos
interesan los efectos de largo plazo sobre la estructura agraria, entonces que-
remos entender los patrones de la migración permanente, y el stock total de
migrantes será la medida más adecuada.

4. Derechos de Propiedad, Latifundios y Migración: Una Digresión


El status de los derechos de propiedad en la sierra y la importancia
que el campesinado le otorga a la propiedad quedan ilustrados en la historia
reciente de los latifundios serranos. Los trabajadores "sin tierras" de los lati-
fundios tenían tradicionalmente derechos con respecto a las haciendas. Los
huacchilleros, en particular, tenían el derecho de pastar sus ovejas en las tie-
rras del latifundio. la fuerza de estos derechos ha sido probada repetidas ve-
ces a lo largo de este siglo. Por ejemplo , durante los años 50 y principios de
los 60 , varias haciendas ganaderas trataron de modernizar sus técnica~ de
producción. Un requisito importante para ello era eliminar las ovejas de mala
calidad de los pastores (éstas impedían el mejoramiento de la raza y de con-
trol veterinario, así como la implementación de nuevas formas de control de
pasturas). Los hacendados trataron de convencer a sus pastores para que
abandonaran sus ovejas y se convirtieran en asalariados, ofreciéndoles salarios
altos. Trabajos recientes han mostrado qu e el cambio hubiera implicado in-
gresos totales mayores para los pastores (Mart ínez Allier 1973 ). Sin embargo,
éstos se negaron a aceptarlo , actitud que originó en algunos casos confronta-
ciones violentas, en la mayoría de las cuales los pastores salieron victoriosos.
La diferencia en el status de los derechos de propiedad en los latifun-
dios y las comunidades debe ser tomada en cuenta en estudios referidos al
sector rural. Si el sector rural es heterogéneo (incluyendo , por ejemplo, co-
munidades y haciendas o cooperativas), una muestra "representativa" del
sector rural que no tome en cuenta las diferencias relevantes está en peligro
de producir resultados confusos.
Una encuesta sobre migraciones realizada en la sierra del Ecuador
usando una "muestra representativa de la población rural" encontró una gran
proporción de trabajadores agrícolas sin tierras (alrededor de la séptima parte
de la muestra)(l 2). En nuestra encuesta en el Perú -la que fue realizada sólo
para comunidades- encontramos que el campesinado sin tierras es casi inexis-
tente. Desgraciadamente, no disponemos de una descripción detallada de la
muestra que se obtuvo en el Ecuador, pero si la estructura agraria ecuatoria-
na es similar a la peruana, podemos asumir que las familias sin tierras se con-
centran en los latifundios. Si ése es el caso, diferencias en los derechos de
propiedad en latifundios y comunidades pueden tener un impacto sobre es-
trategias de migración . En particular, según la discusión presentada más arri-
ba, podemos esperar que los "trabajadores sin tierras de los latifundios" (te-

No. 2,diciembre 1984 461


Estudios----------------------------

niendo derechos de propiedad sobre las tierras del latifundio) tendrán menor
propensión a migrar que los campesinos sin tierras de las comunidades, los
cuales realmente no tienen derechos de propiedad sobre tierra alguna. Los
campesinos sin tierras de las comunidades tienen poco que perder al migrar;
en cambio, los trabajadores de haciendas, aunque no disponen formalmente
de tierras, sí tienen en la práctica derechos ganados sobre las tierras de la
hacienda y, por tanto, pueden poner en riesgo sus derechos al migrar. Esto
es consistente con la casi inexistencia de campesinos sin tierras en las comu-
nidades encuestadas y la persistencia de éstos en las zonas de latjfundios.
El estudio en Ecuador encontró que la tasa de migración para fami-
lias con tierras de menos de cinco hectáreas era mayor que la tasa de migra-
ción de trabajadores agrícolas sin tierras. Esto ocurría a pesar del hecho que
el ingreso promedio de las familias sin tierras era menor que el de las familias
con tierras. Esta paradoja también es consistente con nuestro argumento ba-
sado en derechos de propiedad: si las familias con tierras son de pueblos con
derechos de propiedad más firmes que los de los trabajadores de los latifun-
dios, el riesgo de una pérdida en la propiedad es menor para ellos y pueden,
por tanto, estar más dispuestos a migrar (especialmente porque -como vi-
mos más arriba- muchos volverán cuando su propiedad parezca estar en
peligro).
La paradoja puede deberse también a una ilusión estadística. La en-
cuesta en Ecuador define a un migrante como "alguien que migró de su resi-
dencia en la sierra rural en los cinco años anteriores a la encuesta". Esto im-
plica que la proporción de migrantes transitorios entre los migrantes totales
puede ser alta. Si la migración transitoria entre los sin tierra es baja, la ma-
yor tasa de migración total de los con tierra puede ser consistente con tasas
de migración permanente menores para los con tierra.

V. IMPLICANCIASPARA LA FORMULACION DE
POLITICAS ECONOMICAS
Los modelos económicos de migración ponen el énfasis de la decisión
de migrar sobre las alternativas referidas a ingresos de trabajo. Según estas
teorías, los ·flujos de ingresos por propiedad son independientes de la locali-
zación del individuo y, por tanto , no tienen influencia sobre la decisión de
migrar. En la sección anterior hemos argumentado que éste no es el caso en
los Andes : existen imperfecciones en los mercados de recursos y en el sistema
de propiedad que hacen que los ingresos de propiedad y la misma propiedad
de riqueza dependan de la localización del individuo.
Las teorías económicas más simples de migraciones ponen el énfasis
solamente en las alternativas de ingresos. Así, la teoría del Capital Humano
asume que el migrante evalúa los costos presentes y futuros de la migración a
la luz de los retornos anticipados a la inversión que implica migrar. Se supone
que el individuo tiene un conocimiento perfecto o al menos expectativas
muy claras sobre sus flujos de ingreso presentes y futuros si se queda en su

462 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

comunidad rural o si decide migrar a una ciudad. Esta teoría predice que se
quedará o migrará dependiendo de qué estrategia le permitirá obtener el
mayor valor presente de sus flujos futuros de ingreso. Esta teoría ha siclo mo-
dificada para incorporar el riesgo de no poder obtener un empleo en la ciu-
dad en los períodos inmediatamente posteriores a la migración (ver una dis-
cusión ele estas teorías en Cotlear 1983 ). .
La discusión presentada en las secciones anteriores le da una nueva
dimensión al problema . La decisión de migrar no dependerá solamente de las
posibilidades de ingreso al origen o en el destino potencial, o de la probabili-
dad ele obtener un empleo llegando a la ciudad. Dependerá también de las
posibilidades de seguridad futura tanto en t érminos de estabilidad en el em-
pleo como de seguridad en la vejez. Por las razones discutidas más arriba,
bajo ciertas circunstancias la migración puede poner en riesgo parte de esta
seguridad futura y por tanto puede aparecer una oposición (frade-off) entre
ingresos corrientes y seguridad futura : es posible obtener en el corto plazo
un ingreso mayor, pero para 00tenerlo será necesario correr el riesgo de per-
der las fuentes de seguridad futura o. visto de otra manera. para mantener la
seguridad sobre el futuro será necesario renunciar a las posibilidades de incre-
mentar los ingresos corrientes. Los migrantes potenciales pueden decidir per-
manecer en la comunidad y algunos migrantes pueden decidir retornar a sus
comunidades cuando su propiedad corra peligro (e.g., por la muerte de los
padres). sabiendo que esto implica una pérdida en el ingreso(l 3 ). El dejar
pasar un aumento en los ingresos puede ser visto como el pago de una prima
de seguros (también los habitantes urbanos reducen sus ingresos pagando pri-
mas de seguros de vida y de seguro social para comprar seguridad en el futu-
ro) ; un comportamiento de este tipo no es ni irracional , ni privativo del cam-
pesinado.
De la anterior discusión se sigue que el ingreso y la propiedad de re-
cursos van a afectar individualmente la propensión a migrar de las familias
campesinas. La función de migración puede ser escrita como: M = M(Y,T ,X),
donde M es la tasa de migración, Y el ingreso , T la propiedad de tierras y X
un vector de otros factores. El Diagrama V describe algunas de las posibles
consecuencias de considerar a la tierra como un factor independiente. Supo-
nemos, de acuerdo a los resultados de la sección III, que la propensión a mi-
grar es mayor a menores niveles de ingresos y que la relación es lineal.
El Diagrama V muestra la tasa de migración en el eje vertical y el ni-
vel de ingresos en el eje horizontal. La propensión a migrar existente en una
familia que posee pocos recursos (TI) puede ser leída de la curva TI T 1. Una
familia con más o mejores recursos (TQ) tiene una propensión a migrar que
puede ser leída en la curva TQTQ. El Diagrama muestra que para el mismo ni-
vel de ingresos (digamos O Yo) la familia pobre en recursos tendrá una mayor
propensión a la migración (MQ) que una familia rica en recursos (M1 ). Como
aparece en el Diagrama, el ingreso requerido por una familia pobre en recur-
sos para tener una propensión a migrar de M ¡ es muy alto .
El Diagrama ilustra el argumento que liga la concéntración de la pro-

No. 2, diciembre 1984 463


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

DIAGRAMA V

1
1
1 1
_____ _ _ L __ _ _ _
1 1
1 1
1
1

piedad de la tierra con la tasa de migración. En una comunidad donde la tie-


rra está más concentrada, existe un mayor número de familias en la curva
T¡ T1 y habrá menos familias en la curva ToTo. Aun si tanto el ingreso pro-
medio y la distribución del ingreso son los mismos, una distribución igualita-
ria de tierras implicará más familias en las curvas de migración bajas (tales
como TQTQ) y menos familias en las curvas de migración altas (tales como
T 1T 1). Esto normalmente llevará a una tasa de migración menor para la co-
munidad en su conjunto( 14 ).

1. Efectos de Políticas de "Campesinización "y "Descampesinización"


Si la concentración de recursos no tuviera en sí misma un efecto co-
mo determinante de la migración y la migración estuviera determinada sola-
mente por el nivel de ingreso corriente de las familias campesinas, entonces,
las políticas que incrementen los ingresos de los pobres rurales, reducirían sin
ambigüedades la tasa de migración desde las comunidades. Esto ocurriría aun
en los casos en que las políticas diseñadas para incrementar los ingresos de
los pobres del campo causaran un aumento simultáneo en la concentración
de tierras. Si, como argumentamos más arriba, la propiedad de recursos influ-
ye sobre la migración, éste no será necesariamente el caso. Si una familia tie-

464 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cot/ear: Migración

ne originalmente To (Diagrama V) y tiene un ingreso de OYQ, su propensió11


a migrar será de M l · Si la familia pierde parte de sus recursos y queda con
sólo T1, su propensión a migrar se incrementará a menos que su ingreso se
incremente a un punto superior a OY 1. De otro lado , si los recursos de la
familia son mejorados, la propensión a migrar de la misma se verá reducida
aun si su ingreso permanece constante ( esto ocurriría para una familia que se
autoemplea parte de tiempo y vende fuerza de trabajo , si los salarios caen
simultáneamente al mejoramiento de los recursos de la familia) .
Lo anterior tiene implicancias de política importantes. Un gobierno
interesado en reducir las tasas de emigración de áreas rurales deberá tomar en
cuenta el "efecto de propiedad de recursos". Algunas políticas que incremen-
ten los ingresos del campesinado serán menos eficientes que otras en reducir
la migración, y ciertas políticas pueden incluso ser contraproducentes. En
otras palabras, además del efecto sobre los ingresos de los migrantes poten-
ciales, será importante analizar el impacto de las distintas políticas sobre la
"campesinización" o "descampesinización" de la población rural, pues esto
puede ser crucial para entender su efecto sobre la migración.
Las políticas que incrementan los ingresos del campesinado pueden
ser clasificadas en tres categorías para nuestros fines. Las políticas tipo I son
aquellas que permiten que haya un incremento en los ingresos familiares sin
afectar sus recursos. Políticas que aumentan la tasa salarial o que incremen-
tan la disponibilidad de empleo en las comunidades, pero sin afectar los re-
cursos de las familias más pobres, caen en esta categoría. Estas políticas pue-
den consistir en trabajos públicos como la construcción de carreteras en la
localidad o en el desarrollo de nuevas tecnologías disponibles para los em-
pleadores, las mismas que los llevan a pagar salarios mayores a los campesi-
nos pobres. Frente a políticas de este tipo, las familias pobres pueden reac-
cionar incrementando sus horas de trabajo o reduciendo las horas de trabajo
dedicadas a sus parcelas para incrementar el tiempo que le dedican al trabajo
asalariado.
Las políticas tipo II afectan directamente el valor de los recursos,
"campesinizan" a las familias. Estas políticas incluyen el mejoramiento direc-
to de los recursos (e.g., pequeñas irrigaciones o introducción de nuevas tec-
nologías apropiadas para las familias pobres), mejores condiciones en los
mercados de insumos y productos para el campesinado (mayor disponibili-
dad de crédito, menores precios de fertilizantes y pesticidas, mejores precios
para sus productos), y una mejora permanente en los términos de intercam-
bio ciudad-campo. En términos del Diagrama V, estas políticas implicarán no
sólo desplazamientos hacia la derecha y hacia abajo a lo largo de las curvas,
sino también un desplazamiento de las curvas hacia abajo.
Las políticas tipo 111 incrementan el ingreso de los campesinos po-
bres, pero generan simultáneamente una pérdida en los recursos familiares,
"descampesinizan" a la poblacjón rural. Dos tipos de políticas caen en esta
categoría. (i) Una reforma agraria puede tener estos efectos si reduce los de-

No . 2, diciembre 1984 465


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

rechos de propiedad de los campesinos en un intento de aumentar su produc-


tividad. Este será el caso cuando grandes latifundios donde los trabajadores
tienen derechos de propiedad de algún tipo (ver sección IV.4) son expropia-
dos y transformados en empresas estatales o en cooperativas formales que en
la práctica excluyen a sus trabajadores de la toma de decisiones y de la parti-
cipación en el excedente (por ingerencia estatal) y donde los trabajadores
sienten que en la práctica han perdido sus derechos de propiedad. (ii) Una si-
tuación similar -incremento en el ingreso y pérdida de recursos- puede ocu-
rrir cuando se implementan algunas políticas de "revolución verde". Algunos
autores han argumentado que la "revolución verde" ha dejado de lado a los
campesinos pobres (Griffin 1974). Esto ocurre debido a que la nueva tecno-
logía no es apropiada para sus parcelas por ser éstas muy pequeñas, muy
fragmentadas, sin riego y de baja calidad de tierra. El sesgo contra los campe-
sinos pobres también se debe a que éstos no pueden financiar las grandes in-
versiones necesarias para acceder a esta nueva tecnología o simplemente por-
que la burocracia encargada de su difusión discrimina en contra de ellos. En
estos casos, los campesinos pobres quedan atrapados entre sus altos costos de
producción y la caída en el precio de los productos que venden (el precio de
sus productos caerá debido a la mayor productividad de las fincas de los cam-
pesinos ricos). Al mismo tiempo, sin embargo, su ingreso puede aumentar a
través de incrementos en los salarios pagados por aquellos que sí se benefi-
cian con la introducción de las nuevas tecnologías. El efecto de todas las po-
líticas de tipo III en el Diagrama V será el de producir desplazamientos hacia
abajo a lo largo de la curva (debido al aumento en el ingreso), pero habrá
simultáneamente un desplazamiento de la curva hacia la derecha y arriba.
con lo cual el efecto sobre la tasa de migración resulta ser ambiguo.
En el Diagrama V, si una familia tiene inicialmente T1 de tierra y un
ingreso de OYo, su propensión a migrar será de Mo. Si el gobierno desea re-
ducir esta propensión a M1 y diseña para ello políticas que elevan el nivel de
ingresos de la familia , dejando intocado el valor de sus recursos (políticas
tipo 1), el incremento necesario en el ingreso será Yo Y 1. En cambio , si el
aumento en el ingreso se obtiene a través de una mejoría en el stock de recur-
sos (políticas tipo 11), el incremento en ingresos necesario para reducir la tasa
de migración hasta el nivel deseado será de sólo Yo Y 2.
Más aún, si el gobierno diseña políticas que incrementan los ingresos
de los campesinos pobres, pero permite que éstos pierdan recursos , el efecto
neto puede ser que aun con grandes incrementos en los ingresos de los pobres,
la tasa de migración puede aumentar. En el Diagrama V, si la familia tiene
originalmente To tierra e ingreso OYo y su tierra es degradada en el proceso,
siendo dejada con T 1, su ingreso tendrá que incrementarse por Yo Y 1 para
que su propensión a migrar se mantenga constante. Si el ingreso se incremen-
ta por menos de YoY1, podemos esperar que la tasa de migración agregada se
incremente a pesar del aumento en el ingreso de las familias.
En otras palabras, para políticas que incrementan el ingreso de las fa-
milias campesinas pobres en Xo/o , la tasa de migración caerá más cuando)e

466 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - C o t l e a r : Migración

utilicen políticas tipo II que cuando se usen políticas de tipo l. En algunos


casos (dependiendo del valor de X) , cuando se utilizan políticas tipo III, el
incremento en el ingreso puede estar acompañado por un incremento en la
~asa de migración.

Cuadro No. 10

TIPO LOGIA DE POLITICAS RURALES PARA LA REDUCCION


DE LAS MIGRACIONES

Efecto sobre recursos


familiares Efecto sobre
Efectos sobre ("Campesinización " o la tasa de
Tipo Ingresos "Descam pesinización ") Ejemplos migración

Incremento Nulo Aumentos en la tasa


salarial Pequeña
Aumentos en dispo- reducción
nibilidad de empleo
asalariado
11 Incremento Incremento Pequeñas irrigacio-
(" Campesinizan " ) nes.
Mejora permanente
en términos de in- Fuerte
tercam bio. reducción
Incrementos en la
productividad de
los pequeños cam-
pesinos.
111 Incremento Decremento Algunas formas de Ambiguo
("Descampesinizan") revolución verde. (Podría in-
Algunas formas de cremen-
reforma agraria tarla).

Lo anterior se refiere a políticas económicas que pueden tener impac-


to sobre la tasa de migración. La reticencia a abandonar los derechos de pro-
piedad a través de la migración tiene otro tipo de consecuencias sobre los
efectos del comportamiento gubernamental respecto al campesinado. Según
la teoría económica, si un gobierno implementa políticas que perjudican a un
sector, éste responderá reduciendo su producción y trasladando recursos a
otros sectores productivos. La teoría parece describir adecuadamente el com-
portamiento de algunos sectores, pero el campesinado -aun cuando tenga
acceso a alternativas- resistirá la migración (dentro de ciertos límites) para
quedar en defensa de sus derechos de propiedad; el riesgo de pérdida de los
derechos de propiedad funciona como una "barrera de salida". Esto da un

No . 2, diciembre 1984 467


Estudios _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

margen a los gobiernos, pues pueden implementar políticas que perjudican a


los campesinos (por ejemplo, un deterioro transitorio en los términos de in-
tercambio) sin que éstos reaccionen "votando con los pies". Aun sin enten-
der las razones por las cuales disponen de este margen de maniobra, muchos
gobiernos lo utilizan sin las consecuencias de una súbita emigración masiva.

2. Otros Efectos del Carácter Ambiguo de los Derechos de Propiedad

Un tema que resulta tener gran importancia corno determinante de la


migración es el del carácter de los derechos de propiedad. Los derechos de
propiedad en las comunidades andinas son legalmente ambiguos: la tierra per-
tenece a la comunidad y las familias tienen el derecho del usufructo sólo en
tanto que son miembros de la comunidad. En la práctica, la tierra es vista
como propiedad privada de las familias. Pero el status de esta propiedad es
inseguro, las familias usualmente no tienen títulos legales válidos sobre sus
tierras y esto se refleja en la innumerable cantidad de juicios relacionados con
la tierra. Hemos argumentado que el status de los derechos de propiedad tie-
ne implicancias importantes relacionadas con la migración. El terna, sin em-
bargo, puede tener implicancias también en otras áreas del comportamiento
de las familias campesinas. Mencionaremos aquí algunas posibles; obviamen-
te, la importancia de éstas sólo podrá conocerse con investigaciones empí-
ricas.
(i) La inseguridad de los derechos de propiedad puede inhibir la inver-
sión en capital fijo. Existen efectos tanto de oferta como de demanda que
pueden conducir a estos resultados. Por el lado de la oferta de créditos, la
inexistencia de títulos de propiedad hace difícil la obtención de un colateral,
con lo que se dificulta el acceso de pequeños productores al crédito, restrin-
giéndose la oferta. En el lado de la demanda, las familias campesinas deben
considerar el riesgo de no poder obtener en forma privada los retornos de lar-
go plazo de una inversión en capital fijo, lo que lleva a una reducción en la
demanda. Por tanto , la ambigüedad de los derechos de propiedad tenderá a
estar asociada con niveles de inversión sub-óptimos.
Más aún, si en algunas familias muchos de los hijos deciden migrar
permanentemente, la imposibilidad de vender su tierra en condiciones venta-
josas podría llevarlos a prácticas agrícolas causantes de erosión.
(ii) La defensa de los derechos de propiedad implica costos -tiempo,
honorarios de abogados y tinterillos, pago de sobornos, viajes frecuentes a las
ciudades- y este dinero podría canalizarse a actividades productivas.
(iii) La defensa de la propiedad puede obligar a patrones ineficientes de
cultivo. Este podría ser el caso cuando los derechos sobre una parcela deben
ser constantemente recordados a través del cultivo frecuente de esta parcela.
Supóngase el caso de una familia propietaria de ocho parcelas que puede fi-
nanciar sólo una cantidad limitada de semilla y fertilizante. Es posible que la
estrategia óptima consista en utilizar toda la semilla y fertilizante disponible

468 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

en sólo cuatro parcelas. Este sería el caso si se obtuvieron econdmías de esca-


la con mayores densidades de cultivo. Si la familia estuviera obligada a culti-
var seis de sus parcelas cada año para reiterar sus derechos de propiedad, las
economías de escala potenciales se perderían.
Los puntos anteriores ponen en relieve algunos beneficios potenciales
que podrían obtenerse al otorgar títulos de propiedad. Hay, sin embargo ,
riesgos de otorgarlos y éstos podrían más que balancear los beneficios. (i) De-
rechos de propiedad seguros podrían incrementar la migración. Muchos auto-
res creen que la tasa de migración es ya demasiado alta. Un incremento en
esta tasa podría generar más problemas de congestión urbana y, eventualmen-
te, reducir tanto el producto urbano como el rural. (ii) El proceso de otorga-
miento de títulos de propiedad requeriría una inmensa y compleja burocra-
cia, la cual , además de costosa, podría reforzar los problemas de corrupción.
(iii) Más importante quizá, la introducción de derechos legales de propiedad
privada podría reforzar la concentración en la propiedad de tierras y llevar a
un empeoramiento de la distribución del ingreso.
En cualquier caso, antes de tomar decisiones de política, un punto
importante debe ser aclarado: ¿por qué ha subsistido el presente status de
derechos de propiedad durante tanto tiempo y por qué ha subsistido en tan-
tos países? (el patrón parece ser el mismo en todos los países andinos, en va-
rios otros países latinoamericanos y en Africa). Es posible que se deba en
parte a la herencia colonial, aunada a una actividad pasiva de algunos gobier-
nos ( ¿para qué molestarse en legislar y actuar en temas de tan poco "interés
nacional"'?) y paternalista de otros: "el sistema actual protege a las comuni-
dades contra sus vecinos poderosos - las tierras comunales son legalmente
inalienables- y contra sus propias decisiones" -los campesinos no comete-
rán el error de vernier sus tierras. De otro lado , puede deberse a dificultades
intrínsecas en la asignación de derechos de propiedad. La titulación puede
requerir de la construcción de fronteras entre parcelas y el alto grado de frac-
cionamiento puede hacer esto muy difícil. La separación de derechos sobre
algunas tierras semi-privatizadas o comunales puede llevar a conflictos inter-
minables y soluciones arbitrarias( 15). Si ésta es la razón de la persistencia de
un área oscura en nuestra legislación , las políticas requeridas para afrontar los
problemas discutidos tendrían que darse en un contexto más amplio de rees-
tmcturación de la tenencia de la tierra.

VI. CONCLUSIONES

En este artículo hemos tratado de explorar la relación entre la desi-


gualdad dentro de zonas rurales y la emigración de las comunidades campesi-
nas de los Andes de la zona sur del Perú. Presentamos evidencia que sugiere
que existe una fuerte relación entre la desigualdad en las comunidades y la
migración: las comunidades donde los recursos están más desigualmente dis-
tribuidos son las que más migrantes expulsan.
Para explicar esta relación, discutimos la posición convencional que

No . 2, diciembre 1984 469


Estudios----------------------------

consiste en identificar la desigualdad en el uso de recursos con la desigualdad


en ingresos y presentamos dos hipótesis antagónicas sobre la forma en que
distribución de ingresos y migraciones se relacionan . La primera postula que
son los más ricos y los más pobres los que más migran, dejando atrás a los
campesinos medios. Según esta hipótesis, los campesinos más pobres se ven
"expulsados'' del campo por su pobreza, mientras que los campesinos más
ricos son atraídos a la ciudad por la mejor capacidad de inserción que les
brinda su riqueza. La hipótesis alternativa postula que los campesinos medios
son los que muestran mayor tendencia a la migración : los campesinos pobres
son demasiado pobres para financiar los costos de la migración y los campesi-
nos ricos, que sí pueden financiarla, tienen poco interés en migrar por las con-
diciones favorables de que disponen en el campo y que no podrían replicar
en la ciudad.
La evidencia empírica no sustenta ninguna de las dos hipótesis. En las
comunidades de la muestra, los campesinos más pobres no son los que más
migran. En contra de lo que parece ser una creencia extendida, las familias
más ricas no son tampoco las de mayor migración y, por el contrario; en seis
de siete comunidades las familias más ricas son las de menor migración . La
evidencia muestra que no existe un patrón claro que relacione ingresos y mi-
gración considerados independientemente, lo que implica que existen otros
factores que modifican esta relación y deben ser tomados en cuenta. Es im-
portante notar que las siete comunidades de la muestra pertenecen a la zona
campesina más deprimida del país. Es posible que en zonas económicamente
más dinámicas, estas relaciones se presenten en forma diferente.
Puesto que el punto de partida fue la comprobación de la existencia
de una relación entre concentración de recursos a nivel comunal y migración,
exploramos el rol que la propiedad de recursos tiene sobre la propensión a
migrar, independientemente de su papel de generador de ingresos. Encontra
mos que la distribución en la propiedad de recursos, en particular de tierras.
tiene una serie de efectos que pueden influir en la tendencia a migrar. Resul-
ta particularmente importante su efecto sobre la magnitud y la distribución
del riesgo que las familias campesinas deberán enfrentar, esto se da en forma
distinta en el corto y largo plazo.
En el corto plazo , el riesgo asumido por las familias pobres será ma-
yor en las comunidades más desiguales, pues en ellas el mayor número de las
decisiones referidas a la producción son tomadas por las familias ricas, lo que
lleva a estrategias productivas más arriesgadas y en las que una parte mayor
de las oscilaciones en el ingreso y el nivel de empleo recaerá sobre las familias
pobres. En el largo plazo , la propiedad familiar de recursos es un mecanismo
que de varias maneras sustituye el inexistente sistema de seguridad social,
proveyendo de mecanismos de defensa en caso de enfermedad y vejez. Este
mecanismo resulta menos eficiente cuanto menores sean los recursos a dispo-
sición de la familia y ello lleva a que la propensión a migrar sea mayor donde
los recursos se hallan más concentrados en pocas manos.

470 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

La forma como la incertidumbre en el polo rural y migración se rela-


cionan, depende del carácter de los derechos de propiedad de la tierra en las
comunidades campesinas. Estos derechos son inciertos y existe el riesgo de
perderlos al migrar. Es esto lo que convierte a la propiedad en un disuasivo
: ontra la migración y es su debilitamiento en las comunidades más desiguales
lo que lleva a un aumento en la propensión a migrar.
Explorando la migración como una estrategia familiar, elaboramos un
test econométrico para verificar si efectivamente la propiedad de tierras y los
ingresos ejercen una influencia independiente sobre la decisión de migrar y
obtuvimos un resultado estadísticamente significativo. Esto nos llevó a suge-
rir algunas consecuencias para el diseño de políticas económicas. Un rasgo
importante de éstas es que las políticas rurales más eficientes para producir
una reducción en la migración serán aquellas que, además de incrementar los
ingresos campesinos, sean políticas de "campesinización", implicando una
mejora en la calidad de los recursos familiares . Políticas que lleven a incre-
mentos en la productividad de la agricultura de los campesinos pobres o a
una mejora permanente en los términos de intercambio, entran en esta cate-
goría. En cambio, algunas formas de revolución verde y de reforma agraria,
que aun incrementando los ingresos campesinos causen una degradación de
los recursos de las familias pobres, "descampesinizándolas" , pueden tener el
efecto perverso de incrementar las tasas de migración. El artículo incluye
también sugerencias acerca del impacto del carácter ambiguo de los derechos
de propiedad en los Andes sobre otras áreas del comportamiento económico
campesino.

No . 2 diciembre 1984 471


NOTAS
(1) Estin incluidos: Huancavelica, Cusco, Puno y Apurímac.

(2) Obviamente, esto puede exaserar la relación, pues otras variables que podrían influir
en la propensión a .migru no han sido tomadas en cuenta al calcular la correlación.
(3) Soles de 1979, año en que se realizó la encuesta.
(4) Puede ser útil remarcar que este resultado no implica que la pobreza no tenga efec-
tos sobre la tendencia a migru. Lo único que nos dice es que pueden haber otros
factores en juego que influencian la decisión de migru y ocultan el rol de los ingre-
sos sobre esta decisión. Mu adelante trataremos de determinar cuáles son esos fac-
tores y de individualizu el rol que juega el nivel de ingresos familiares sobre la
migración.
(5) Sólo en Ttiomayo los mú ricos de la comunidad son los que tienen el mayor ratio
de migración, pero en esta comunidad no se encontruon familias con ingresos supe-
riores a los noventa mil soles.
(6) La tasa de migración es la pendiente de la curva del Diagrama 111.
(7) Para reducir las posibles distorsiones debidas a la heterogeneidad en la calidad de
tierras se consideró sólo las pucelas de las zonas ' 'privatizadas" de las comunidades,
excluyéndose las tierras de las zonas de " barbecho sectorial". Para descripción del
sistema de tenencia y uso agrícola de tierras en estas comunidades ver Figueroa
(1981).
(8) Los resultados econométricos se obtuvieron utilizando el paquete de computación
SPSS. Este paquete sólo permite hacer estimaciones de regresión por el sistema de
mínimos cuadrados ordinarios. Cuando se utiliza este sistema de estimación en una
regresión donde la variable dependiente es del tipo cero/uno, pueden surgir dos prer
blemas: (i) El término de error puede ser heteroscedástico y (ii) Surge la probabili-
dad de obtener predicciones que salgan del rango cero/uno (eso implica prediccio-
nes no interpretables). Usualmente se enfrenta el segundo problema con análisis
Probit, pero desgraciadamente no tuvimos acceso a un paquete estadístico que nos
permitiera hacerlo. Afortunadamente, ha sido demostrado (Gunderson 1980) que
las diferencias entre las estimaciones de mínimos cuadrados ordinarios y las del aná-
lisis de Probit no son muy grandes cuando el valor de la variable dependiente está
cerca de 0.5, y éste es nuestro caso (la media de la variable dependiente es 0.514).
(9) La multicolinearidad no parece ser un problema serio en la regresión. El coeficiente
de correlación más grande entre las variables de tierra e ingresos se da entre INGRE-
SO CAMPESINO Y TIERRA 1 y es sólo 0.26.
(10) Este mercado guarda una semejanza con el mercado de carros usados (lemona) des-
crito por Akerlof. Allí, la información es imperfecta y está distribuida asimétrica-
mente: el vendedor tiene un mejor conocimiento de las verdaderas condiciones del
automóvil; en nuestro caso, el comprador puede temer que el vendedor reclame la
tierra basándose en herencia, uso de la tierra durante vuias generaciones, etc. Como
en el caso de automóviles usados, la asimetría en la información reduce el tamaño
del mercado. ·

472 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - C o t l e a r : Migración

(11) Quien está en posesión de una parcela durante un período corto y sabe que debe
devolverla, tiene incentivos para "sacarle el jugo" en el corto plazo. Esto puede sus-
citar prácticas que llevan a una mayor erosión en el largo plazo.
(12) Algunos resultados de esta encuesta fueron publicados en 1980 por P. Peek y P.
Antolínez en "Labour Migration in the Sierra of Ecuador. Causes and incidance".
( 13) Más del 60 por ciento de los retornados a las comunidades de la muestra lo hicieron
por estas razones. Ver Vega (1979) y sección IV.2 arriba.
( 14) ¿Podría ocurrir que si todas las familias se comportaran de acuerdo a nuestra hipó-
tesis (i.e., un aumento de su tenencia de tierras reduce su propensión a migrar cuan-
do los ingresos permanecen constantes) la tasa agregada de migración aumente? O,
puesto de otra manera, ¿podría ocurrir que el incremento en la tasa de migración de
las familias más ricas más que compensara la disminución en la propensión a migrar
de las familias más pobres? Suponiendo que el único factor que determina la pro-
pensión a migrar es la propiedad de la tierra, es fácil mostrar que el ratio de propen-
siones marginales a migrar deberá ser igual al ratio de pobres/ricos para que no haya
un cambio en la tasa de migración. Sea M la tasa agregada de migración, MR y Mp
las propensiones a migrar de los campesinos ricos y pobres respectivamente, y R y
P las proporciones de familias ricas y pobres en la comunidad, entonces:
M = R MR +PMp (I)
Diferenciando e igualando a cero,
dM = dMR R + dMp P = O (2)
y entonces,
R dMp (3)
y= -dMR
Entonces, si tomamos al 25 por ci~nto más rico, el caso límite requiere que el cam-
bio -en la propensión a migrar de los ricos sea el triple al cambio para las familias
pobres en tierras. Si tomamos al 10 por ciento más pobre el ratio sería de nueve a
uno. Podemos concluir entonces que - excepto por casos extremos- el comporta..
miento postulado a nivel micro llevaría cet.par. a una reducción global de la tasa
de migración en comunidades con una menor concentración en la propiedad de la
tierra
(15) Ver la descripción de algunos de estos problemas en Mallow (1980), pp. 420-430.

No . 2, diciembre 1984 473


REFERENCIAS

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474 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

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1979 " Migración de Retorno a las Comunidades Campesinas". Me-
moria de Bachillerato en Sociología, Universidad Católica,
Lima.

No . 2 diciembre 1984 475


COMENTARIOS
En otra parte del artículo se hace una ti-
Teófilo Altamirano pología del campesino en pobres, medios y
Pontificia Universidad Católica ricos; nuevamente se repite el reduccionis-
Apartado 1761 mo economicista de un problema que es es-
lima - Perú tructural, además de ser históricamente de-
terminado.
El artículo presentado por el autor es Cuando el autor enfatiza que la unidad
un meritorio intento de vincular los avan- de análisis metodológico en los estudios de
ces de las investigaciones en la economía la migración debe ser la familia campesina,
agraria con el problema de la migración creo que es correcto. Sin embargo, si bien
campesina. Dentro de la economía agraria la familia es la unidad en donde se toman
la tenencia de la tierra , antes y después d~ las decisiones iniciales y finales de la migra-
la última Reforma Agraria, ha tenido una ción, es importante destacar que ésta (la
vinculación directa con la migración. Los familia) no es una unidad independiente y
comentarios que se desprenden de la lectu- autónoma de la estructura social predomi-
ra .del artículo son los siguientes : nante en cada comunidad o región .
En la introducción se destaca el ingreso
campesino como el principal factor que Respecto al argumento de que a mayor
produce la migración. Se hace una crítica a tamaño de la familia corresponde menor
los estudios que enfatizan el análisis indi- ingreso, es importante destacar que esto es
vidual y no familiar de la migración , pero muy relativo, porque los estudios antropo-
n0 se hacen las respectivas citas a esos tra- lógicos han demostrado que en algunas co-
bajos en cuestión. En otra parte de la intro- munidades , especialmente entre aquéllas en
ducción, se destaca la viabilidad de estudiar donde todavía existe una relativa autosufi-
la migración a partir de los cuestionarios ciencia , tener un hijo más representa contar
como método de conocimiento del proble- con mano de obra adicional. Se sabe ade-
ma y no se menciona la necesidad de apo- más, que el niño campesino se incorp~ra a
yarse en otras fuentes metodológicas , co- las tareas de la economía familiar desde la
mo son las observaciones y las entrevistas niñez.
informales. Tampoco existe una clara con- En torno al problema de la propiedad de
ceptualización de la migración , porque no la tierra , hubiera sido útil indicar el tamaño
se distingue si se trata de migración perma- de ella. Este dato nos permitiría, además,
nente o temporal. Adicionalmente se hacen hablar de su renta, de su concentración, de
juicios valorativos como, por ejemplo, que su dispersión y, finalmente se puede hacer
el análisis de la teoría económica es "supe- una tipología más ·exacta de'l campesinado.
rior" al esquema "atracción" y "expulsión" Aparte de las variables que el autor u tili-
utilizado por algunos sociólogos y antro- za para redefinir la economía campesina y
pólogos. la migración , como son : tamaño de la tierra
Respecto a la desigualdad campesina, ( que no se precisa con datos), el nivel de
que para el autor ~s resultante del ingreso , educación , existencia de una carretera, ca-
se argumenta que esta es la que hace que la racterísticas de la familia , el salario y el in-
migración tenga un carácter selectivo. Si greso campesino ; es necesario incorporar
bien la desigualdad del ingreso es un factor elementos que tienen que ver con la educa-
condicionante, de ninguna manera puede ción no formal que se recibe en la familia
ser determinante. La migración es una deci- en el barrio o en la comunidad ; organiza~
sión que se toma luego de haber evaluado ción .com~nal; instituciones locales; tipos
también factores cualitativos, tales como la de m1gracion; el rol del m igrante de retorno
imagen del blanco de la migración , los ries- Y las alternativas ocupacionales aparte de la
gos culturales y la incertidumbre que nece- agricultura. El rol de la carretera si bien ha
sariamente están presentes en todo proceso estimulado el incremento de la ~igración
migratorio . !1º ha sido un factor importante en alguna;

476 Revista Andina, año 2


______________________________ Cotlear: Migración

regiones. Por ejemplo, en Ongoy (Apurí-


mac) , adonde la carretera ha llegado hace Luis Crouch
pocos años y en períodos de lluvias se vuel-
ve intransitable, se da el caso que el 400/0 Research Triangle /nstilllte
de la población de este pueblo vive fuera de North Carolina 27709
la comunidad (Altamirano, 1984). U.S.A.

Cuando se analiza el rol de la propiedad El estudio de Daniel Cotlear contribuye


(la tierra) en el ingreso campesino, solamen- a resolver algunas grandes deficiencias en
te se le otorga un valor de uso, de cambio o los estudios sobre migración. Hasta ahora,
de renta, pero no se examina que la tierra la mayoría de estos estudios han tenido un
para el campesino tiene un contenido más enfoque ortodoxo, o neoclásico , en el que
allá de esos aspectos , porque también es la decisión de migrar es función de varia-
factor de identidad y de valor subjetivo ya bles aplicables a nivel del agente económico
que se trata de una herencia y es patrimo- individual. Los modelos de inspiración
nio familiar difícilmente vendible aun en Harris-Todaro, por ejemplo, se concentran
situaciones de crisis. Además, la tierra es casi exclusivamente sobre las tasas de sala-
susceptible de ser cambiada por otrci bien, rio y de desempleo . Por otro lado, los estu-
es heredable o transferible a otros indivi- dios de corte más "estructuralista" se han
duos, familias o instituciones . Uno de los concentrado sobre el latifundio como causa
aspectos poco mencionados en los estudios de la migración en una forma monotónica:
sobre movimientos campesinos es justa- a más latifundismo, más migración, sin es-
mente la no inclusión de estas últimas ca- tudiar el impacto de factores mediadores
racterísticas. como, por ejemplo, los tipos de derecho so-
Finalmente, la migración de retomo es bre la tierra en que se basa el latifundismo
otro de los aspectos que no se toma en en casos específicos. El estudio de Cotlear
cuenta en detalle . Un estudio reciente reali- niega que el enfoque neoclásico, por lo me-
zado en Apurímac y Junín nos demuestra nos en su estado actual, explique satisfac-
la gran importancia cuantitativa y cualitati- toriamente el fenómeno de la migración .
va de este nuevo fenómeno, el mismo que En ese sentido , su enfoque es más bien es-
está transformando no solamente la econo- tructuralista : es la estructura de las comu-
mía campesina y la migración en su con- nidades del polo "expulsor" la que deter-
junto, sino que está produciendo cambios mina la propensión a migrar. Pero sus in-
al nivel individual , familiar, comunal y re- vestigaciones cuestionan las conclusiones
gional. Es cierto que no contamos con es- simplistas de los estudios estructuralistas
tadísticas actuales y estudios de casos, anteriores , al notar que la relación entre la-
aparte de un trabajo que realicé y será pu- tifundismo y migración está mediada por la
blicado por el INANDEP, razón que me estructura de derechos sobre la tierra. Así ,
inhibe adelantar por el momento las con- es posible concebir casos en que, en un lati-
clusiones a que he arribado. fundismo verdaderamente semi-feudal,
donde el campesino supuestamente "sin
Reconozco que estos comentarios pue- tierra" tenga derechos efectivos y reales
den ser un tanto exigentes o una forma de sobre la tierra, pero no tenga documentos
forzar a un economista interesado en el legales , la propensión a migrar sea menor
problema del campesinado a incorporar mientras mayor sea la concentración de la
aspectos que la antropología ha examinado tierra. Lo que parece estar claro es que
con más detenimiento, especialmente en lo cuando la concentración de la tierra se lle-
referente al componente cualitativo de la va a cabo bajo relaciones de producción y
migración. de propiedad netamente capitalistas, enton-
Concluyo este pequeño comentario feli- ces la concentración estará unívocamente
citando al autor por su aporte pionero y asociada con la migración .
necesario para la mejor comprensión del Esto apunta a un factor relacionado con
tema en debate , tema que, por su actuali- los derechos precapitalistas sobre la tierra,
dad, es un reto a la iniciativa de las distin- que es la ausencia de una cultura "mercan-
tas disciplinas de las ciencias sociales. til" en los campesinos mismos. En zonas

No. 2 diciembre 1984 477


rurales donde el capitalismo está plenamen- tales podría extender nuestra comprensión
te desarrollado, al campesino muchas veces de e~tos problemas tanto así como el análi-
le es bastante factible convertir sus recursos sis de Cotlear nos aleja de la visión simplis-
de tierra en recursos urbanos y comenzar ta basada en el individuo.
una operación mercantil de pequeña escala
en las zonas urbanas hacia donde hayan mi-
grado otros campesinos de la misma zona
"expulsora". Es cierto, como dice Cotlear, Epifanio Baca
que los mercados de activos organizados Centro "Las Casas"
son imperfectos, ya que hay que contar Apartado 477
con cierto tamaño y mucha información Cusco - Perú
para tener acceso a ellos. Pero esto no es
cierto en el mercado informal de capitales, El problema de las migraciones es, sin
el cual podría permitir a un campesino pro- duda, uno de los temas más abundantemen-
veniente de una zona rural donde el capita- te estudiados en el Perú. Los estudios se
lismo esté bastante avanzado (y que, por concentran, en cerca del 500/0, en abordar
tanto, más que campesino es pequeño bur- las migraciones rural-urbanas, y, dentro de
gués rural), emprender un pequeño negocio ellos el peso de las investigaciones realiza-
urbano. En estos casos, los efectos de las das en Lima metropolitana y otras ciudades
políticas "campesinizantes" no son tan cla- importantes es predóminante. Por su parte,
ros. La "campesinización" no tendería ne- los estudios que abordan el problema por el
cesariamente a reducir la migración, ya que lado de la oferta, analizando los determi-
el campesino no está realmente atado ( de- nantes de la migración, sin ser escasos, son
bido a la incertidumbre sobre su propie- menos abundantes; las causas y consecuen-
dad) a la tierra en la misma forma que lo cias de la migración son aspectos relativa-
está el campesino más tradicional. Así, las mente descuidados y frecuentemente expli-
conclusiones sobre políticas de precios, po- cados utilizando las respuestas de los inves-
líticas de "revolución verde", etc., podrían tigados, sin mayor comprensión de la reali-
ser casi opuestas en zonas de campesinado dad rural de la cual provienen.
pequeño burgués o incluso en zonas donde
la aparcería se asemeje más bien a la "vía El estudio de Daniel Cotlear tiene el
inglesa" que a la semi-servidumbre. Un mérito inicial de ubicarse en esta última
aumento permanente de los términos de perspectiva, buscando desentrañar las cau-
intercambio a favor de la agricultura, por sas que generan la migración de los miem-
ejemplo, podría estimular el flujo de capi- bros de una familia campesina. La relación
tales urbanos hacia el campo y la venta de básica que plantea es que la desigualdad
propiedades campesinas. Así, las conclusio- rural, expresada en forma de concentración
nes de políticas de Cotlear deben tomarse sobre todo de la tierra, ejerce importante
como válidas en el contexto específico de influencia en la determinación de la emi-
las zonas andinas y, particularmente, en las gración rural, relación esta que me parece
zonas andinas del Perú. Cotlear mismo bien formulada en razón de que en las co-
menciona un estudio de caso en el Ecuador munidades campesinas de la sierra sur la
que ilustra este punto. actividad agropecuaria sigue siendo aún
predominante en la generación del ingreso
Aunque Cotlear trata de ir más allá del campesino.
enfoque individualista de los estudios neo- La utilización de un modelo economé-
clásicos, la parte empírica de su estudio se trico para medir cuantitativamente el peso
concentra casi exclusivamente sobre el aná- explicativo que tienen variables como el
lisis de un corte transversal de familias y no ingreso, el tamaño de la familia, los dere-
tanto sobre el estudio de caso de comuni- chos de propiedad, el ciclo familiar, la acce-
dades . Cotlear maneja los datos de la en- sibilidad vial y el nivel educativo de los pa-
cuesta con el loable rigor metodológico dres, constituye un mérito indudable del
propio de los economistas, pero un acerca- trabajo, porque permite apreciar la amplia
miento antropológico empírico, que se base gama de factores en juego y relativizar el
en la dinámica de las comunidades como excesivo peso que usualmente se le atribu-

478 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - C o t l e a r: Migración

ye al ingreso como determinante de la mi- croe conómico que alcance elementos expli-
gración . Sin embargo , la limitación explica- cativos e indicadores sobre la evolución
tiva que tienen los derechos de propiedad económico-productiva de la sierra sur; hay
como disuasivos de migración sólo para que tener en cuenta que esta parte del país
quienes deciden hacerlo en forma definiti- se caracteriza por tener un aparato produc-
va , para nunca más volver (casos que, dicho tivo escasamente desarrollado, con niveles
se a de paso , deben ser escasos por ser esta de producción y productividad bien bajos ,
decisión fuertemente dependiente de varia- con recursos pobres y escasamente dotados
bles aleatorias), y los resultados contradic- que la convierten en una región expulsora
torios que arroja el modelo para la variable de población hacia las áreas urbanas.
accesibilidad vial , hacen pensar que el peso
que otorga el modelo a la variable ingreso
campesino está subestimado.
El análisis de la migración campesina José Blanes
como parte de una estrategia familiar , no CERES
sólo individual , merece ser destacado, por- Casilla 10018
que ciertamente la unidad económica más La Paz - Bo/Ma
relevante en las comunidades campesinas es
la familia . Las decisiones de migrar no se En el corto espacio de estos comentarios
toman sin la injerencia del factor familiar, quiero expresar la profunda satisfacción
de cuyo funcionamiento y características que siento por las ricas sugerencias que me
tanto económicas como <lemográficas de- ha dado la oportunidad de expresar el tra-
penderá en gran parte la propensión a la bajo de Daniel. Desde que vi, por última
migración . vez , a Daniel en Cusco en 1978, en pleno
El estudio de Cotlear, más allá de sus trabajo de campo, he tenido la ocasión de
enormes aciertos, no toca, sin embargo , una reflexionar mucho sobre el proceso migra-
cuestión que me parece importante para torio en el área andina y particularmente
comprender las migraciones rurales. Y es en Bolivia .
que evidencias como la desigualdad, la Desde entonces , acá se ha avan zado mu-
pobreza y la escasa dotación de tierras en cho en el estilo de investigación de Daniel.
las comunidades campesinas, son el resulta- Se trató de superar el análisis a partir de
do de todo un proceso histórico en el que grandes agregados de observación y de con-
dichas comunidades acti.iaron siempre en tenidos conceptuales que dificultaban en-
condiciones desventajosas. Sus espacios te- tender lo que en la realidad concreta repre-
rritoriales fueron drásticamente reducidos sentaba el proceso migratorio, más aún en
por la expansión de las haciendas, la inver- casos tan poco estudiados como el área an-
sión pública prácticamente no las tomó en dina , donde la dinámica del campesinado, a
cuenta, las condiciones bajo las que se arti- pesar de estar supeditada a la lógica del sis-
culan con el mercado son adversas, etc. La tema , mantiene espacios de decisión inde-
desigual distribución de la tierra al interior pendientes y sobrevive gracias a esta inde-
de la comunidad obedece, muchas veces, a pendencia . Al mismo tiempo, este tipo de
la forma en que las familias se vincularon
estudios permite formular políticas que son
con la hacienda en términos de días traba-
jados, relaciones de compadrazgo, amistad, más viables que las que se podrían formular
etc., y también a la diferenciación e·c onó- a partir de niveles mayores de agregación y
mica que provoca la penetración de las rela- de abstracción . La serie de estudios de caso
ciones capitalistas en el campo. en los países andinos es definitivamente
una nueva línea que enriquece la tradicio-
Por Jo dicho, me parece que una cabal nal reflexión originada en los países "indus-
comprensión de las migraciones campesinas trializados" y "grandes" del continente . No
no eventuales debe discurrir por dos niveles es necesario enfatizar el aporte teórico de
de explicación bastante articulados : un pri- esta línea de reflexiones . Si para Brasil,
mer nivel microeconómico que explique los Argentina, Uruguay y otros países no re-
determinantes de la decisión migratoria en presentan mucho, sirven indudablemente
el contexto familiar y un segundo nivel ma- para nosotros.

No . 2, diciembre 1984 479


El estudio parte de dos hipótesis tradi- la educación, los programas de desarrollo
cionales que demuestran su inutilidad. Aun- introdujeron nuevas pautas de producción
que en el estudio de Daniel representan un y reproducción, de consumo, nuevas nece-
comienzo que alarga el camino, son, sin sidades, etc., que difícilmente podían resol-
embargo, un ejercicio pedagógico y meto- verse con los medios locales: agricultura y
dológico muy útil. Se ubican en niveles de actividades no-agrícolas tradicionales o
agregación de elementos tan heterogéneos nuevas.
que no permiten un avance de la reflexión . Sin embargo, el campesinado sigue resis-
Se hubiera podido llegar más rápido si se tiendo a partir de la base tierra como ele-
partiera definiendo conceptos, también he- mento de producción y reproducción de su
terogéneos, pero más cercanos a la realidad familia . Ante la exclusión de otros elemen-
que vive el agro tradicional andino : el dete- tos que faciliten la reproducción fuera de la
rioro absoluto o relativo de la familia cam- agricultura, la tierra sigue siendo el elemen-
pesina para resolver los problemas de su re- to que históricamente se lo permitió. Esa es
producción; las estrategias que se formulan, su experiencia histórica. Aquí surge la pre-
desde el manejo de sus múltiples recursos, gunta, cuando se llega al final del estudio :
para enfrentar el proceso ineludible de de- ¿Qué representa la migración? En los estu-
terioro que proviene de factores endógenos dios realizados tanto en valles como en zo-
y exógenos. Entre los primeros figuran los nas tropicales de Bolivia, donde se ha ob-
límites que la forma de producción y re- servado un flujo proporcionalmente mayor
producción viene enfrentando y entre los de dinero y otros productos, éstos se desti-
segundos, las limitaciones que plantea la ló- naron prioritariamente a la adquisición de
gica dominante del sistema : redefinición de · tierras y al fortalecimiento de alternativas
condiciones de inserción en la econom ia de reproducción familiar. También se ha
global, redefinición de las necesidades mí- observado el mismo destino en los flujos
nimas socialmente indispensables para su monetarios procedentes de la Argentina.
reproducción, deterioro de sus recursos a Más allá de lo que puedan hacer las políti-
raíz de las relaciones con el sistema global, cas estatales, el campesinado está resolvien-
etc. do, por la vía de la lógica de la resi5tencia
familiar, su propia reproducción, está refor-
El campesino andino experimenta un zando su campesinización. Esta realidad
d~.terioro de sus posibilidades de reproduc- contrasta con los resultados de esfuerzos
c1on en el marco de las alternativas que van realizados por los proyectos de desarrollo
quedando en el campo. Deterioro de la pro- inspirados en la "revolución verde" .
ductividad, deterioro de las actividades no-
agrícolas complementarias, etc. y, por otro Pero como dijimos antes, en una especie
lad<_>, la emergencia, expansión y profundi- de causalidad circular se redefinen las con-
zac1on de nuevas necesidades de consumo diciones de reproducción y la migración se
personal y productivo para continuar so- integra como una necesidad creciente. Ahí
breviviendo en la nueva situación. En los aparecen umbrales que definen el paso de
estudios realizados en Bolivia se pone de la migración temporal o permanente, la
manifiesto no sólo procesos de deterioro ruptura con la tierra como base de la repro-
absoluto de las condiciones de producción ducción familiar.
y de vida, sino sobre todo un deterioro re- En este sentido, se refuerza mucho más
lativo. Este último se expresa en el media- la necesidad de considerar este nivel de es-
no plazo: al ser el campesino un consumi- tu dio para la formulación de políticas que
dor (en ascenso) de nuevos productos al incidan realmente en el fortalecimiento de
asumir nuevas necesidades se enfrenta ~on la unidad familiar para lograr su reproduc-
dificultades a la brecha cr;ciente entre pro- ción rompiendo la causalidad circular; más
ducción y reproducción. Las unidades de aún si se considera que buena parte de los
observación de estos procesos son la comu- alimentos de la canasta familiar proceden
nidad, la familia y los individuos. Se ha ex- del sector tradicional de la agricultura:. El
perimentado en Bolivia, incluso en las co- tope a esta posibilidad de formulación y
mu~dades más alejadas del mercado, que ejecución de políticas proviene de la lógica
precisamente la migración, las carreteras, del sistema. Los sectores campesinos absor-

480 Revista Andina, año 2


______________________________ Cotlear: Migración

ben pequeñísimas porciones de los recursos las migraciones. Es así que aparece que los
de capital y se mantienen como producto- ingresos del año 1979 serían causa explica-
res baratos de alimentos en base a la sobre- tiva de la emigración de los comuneros que
rremuneración de sus recursos . El campesi- se fueron de sus comunidades en períodos
nado se mantiene articulado por el cordón precedentes ; es decir , se estaría tratando de
umbilical de su reproducción , y la migra- explicar migraciones pasadas con ingresos
ción permite diversificar alternativas sin re- presentes, bajo el supuesto que los ingresos
presentar costos superiores al sistema. Este reales anuales campesinos son invariables.
no ofrece seguridades , ellos las buscan con Este supuesto es poco plausible , pues es
márgenes de decisión importantes. conocido que los ingresos campesinos están
expuestos a variaciones en muchos casos
bruscas, por causa de sequías, importacio-
nes , cambios en las políticas salariales. Por
Efra,'n Gonzales de O/arte esta razón , no nos parece que Cotlear debe-
Instituto de Estudios Peruanos ría abandonar sus excelentes hipótesis, pues
Horacio Urteaga 694 sus datos no son " ad-hoc" . Sin embargo ,
Lima 11 - Perú Cotlear deja abierta para la investigación
una pregunta importante : ¿las migraciones
El interesante trabajo de Daniel Cotlear tienden a mejorar, mantener o empeorar las
nos introduce en el análisis microeconómi- desigualdades y los niveles de ingreso den-
co de la migración campesina en el Perú, tro de las comunidades? .
aproximación ausente en los innumerables Sin duda alguna, un aporte del autor es
artículos que sobre el tema se han escrito. introducir la noción de "migración como
Su argumento central es que existen estra- estrategia familiar" ; es decir que cada fami-
tegias familiares que explican la migración lia afrontaría la migración, de uno o varios
de los campesinos , las que se sustentan so- miembros, tomando un conjunto de deci-
bre la valoración de diversos aspectos , den- siones más o menos distintas, las que esta-
tro de los cuales las desigualdades de ingre- rían en función de algunas variables inde-
sos y la tenencia de la tierra aparecen como pendientes : ciclo familiar , tamaño de la fa-
variables sui-generis y a menudo controver- milia, salario comunal , tierras , ingreso cam-
tidas. pesino, educación del jefe de familia, acce-
A partir de un implacable proceso de so vial. Nos parece que a esta formulación
prueba de hipótesis va descartando aqué- tan sugerente le hace falta una "función
llas cuyas verificaciones empíricas son esta- objetivo" de la estrategia de reproducción
dísticamente débiles y va apuntando sus familiar, sin la cual la migración se entiende
baterías hacia dos aspectos: las desigualda- como una actitud explicable por la conver-
des intercampesinas y los derechos de pro- gencia de ciertos valores en cada variable y
piedad. El distinto tratamiento de ambos no como formando parte de una estrategia
aspectos hace del artículo comentado un de decisiones familiares que tratan de al-
aporte, sobre todo metodológico, para la canzar algo en común.
explicación del fenómeno de las emigra- Un hecho que nos llama la atención es
ciones campesinas, aunque con resultados que el autor no haya insistido más amplia-
que nos gustaría discutir . mente en los aspectos espaciales, que son
Por un lado , las desigualdades en los in- muy importantes para comprender la mi-
gresos campesinos podrían constituir la ex- gración en el Perú . Por ejemplo: qué distan-
plicación de quiénes son los migrantes po- cia existe entre las comunidades encuesta-
tenciales: los pobres, los medios o los ricos . das y los centros urbanos regionales, con
De acuerdo a los resultados de Cotlear, las qué infraestructura física (escuela, posta
probabilidades para ricos y pobres deberían electricidad, agua) cuenta cada comunidad;
ser mayores, según una hipótesis u otra. qué calidad de tierras tiene la comunidad y
Sus resultados empíricos no favorecen nin- qué formas de riego . Es probable que l sta
guna de las hipótesis, y esto nos sorprende omisión se deba a las limitaciones en los
y no porque sus datos estadísticos sean de datos.
calidad dudosa, sino porque la encuesta Por otra parte, Cotlear explora los veri-
que utiliza no fue diseñada para explorat cuetos de la posesión y propiedad de las

No. 2, diciembre 1984 481


tierras como posibles justificadores del la constancia de poses1on otorgada por la
"apego a la tierra" que tiene el campesino, Junta de Administración de las comunida-
que lo cautiva ya sea ofreciéndole una suer- des .
te de "seguro de vejez" o creándole cierta Finalmente, un punto importante es la
paranoia de "perder su tierra". Así, la tie- casi inexistencia de mercados de tierras en
rra se convierte en un elemento capaz de las comunidades . Se justifica dicha situación
crear, según las circunstancias, seguridades por las normas establecidas por el Estado
o incertidumbres. Por tanto, de aportar una para proteger a los comuneros de la perma-
explicación adicional a cierto patrón migra- nente situación de asedio por parte de los
torio persistente en el Perú o en países con hacendados, que existían antes de la Refor-
un campesinado similar. ma Agraria. No es posible predecir actual-
No obstante, esta parte del artículo tie- ,nente lo que sucedería con las tierras cam-
ne más razonamiento hipotético que evi- pesinas si se permitiera la libre compra-ven-
dencia empírica . Pese a que ciertamente la ta de tierras.
posesión de la tierra condiciona la perma- Tal como decíamos al inicio, el artículo
nencia de la familia en la comunidad y pro- de Cotlear abre nuevos derroteros en la
bablemente los miembros supernumerarios comprensión del problema de las migracio-
con respecto a la dotación de tierras tende- nes y coloca en el centro de su razonamien-
rán a migrar, el tener derecho a algunas par- to la incertidumbre que afrontan perma-
celas sobre todo si éstas son muy reduci- nentemente los campesinos en . el corto y
das, ;ólo asegura la permanencia de un nú- largo plazo. Sin embargo , nos deja con la
mero estable de comuneros. Por ejemplo, si impresión de que la incertidumbre y el ries-
se comparan los datos sobre población co- go son categorías por investigar, por incor-
munera entre 1961 y 1972 se observa que porar sistemáticamente en el análisis y, so-
ésta no ha variado sustancialmente, lo que bre todo, por definir dentro de una estrate-
haría pensar que, dada una tecnología, las gia de sobrevivencia campesina.
tierras comunales sólo han podido susten-
tar la permanencia de un número de fami-
lias que oscila alrededor de 650,000 y que
los supernumerarios "deben" migrar, aun
cuando regresen a sus comunidades para Florencia E. Mallan
reemplazar a sus parientes fallecidos, lo que Departamento de Historia
no altera la relación tierra/hombre. Es nece- Universidad de Wisconsin-Madison
sario entonces tratar la migración neta, al Madison. WI 53706
margen de las salidas y regresos ocasionales. Estados Unidos
Además, mientras los campesinos tengan
en posesión algunas tierras, su migración
siempre será menor, y no sólo por el riesgo Uno de los aspectos más interesantes de
de perder sus tierras por abandono, sino este artículo es el compromiso que demues-
porque el resto del sistema no les ofrece tra el autor por combinar métodos cuanti -
otra alternativa de uso de recursos que les tativos con una sensibilidad desarrollada
generen ingresos de subsistencia . frente a la complejidad de factores que pue-
Existen dos aspectos puntuales a este res- den afectar las dedsiones de los campesinos
pecto: 1. Dado que las desigualdades de in- dentro del ámbito rural. Cotlear critica fun-
gresos no explican una clara tendencia a la dadamente los trabajos sobre la migración
migración, se infiere que tampoco las desi- que suponen una situación no diferencia_da
gualdades en la posesión de tierras tendrían en el campo. Critica también la perspectiva
repercusiones sobre una migración diferen- que lleva a muchos estudiosos a considerar
ciada; es .decir que no habría relación entre al migran te como individuo no relacionado
tamaño de las parcelas y tendencias a la mi- a una unidad familiar.
gración'. Este punto merece una respuesta
empírica. 2. No siempre es necesaria una ti- Como los resultados más sobresalientes
tulación individual de la p·osesión de tierras de este nuevo enfoque, Cotlear demuestra
para obtener, por ejemplo, préstamos. De dos cosas. En primer lugar, que el ciclo de-
hecho, el Banco Agrario presta tan sólo con mográfico es importantísimo en lo que se

482 Revista Andina, año 2


-----------------,--------------~,_Cotlear: Migración

refiere a flujos migratorios, por cuanto la de la comunidad campesina, con usufructo


familia campesina con hijos ya más crecidos privado de parte de las familias residentes-
y con muchos hijos tiende a tener una tasa es en muchas zonas una creación reciente
más alta de migración que la familia joven del Esta tu to de Comunidades de la Refor-
o con menos hijos . En segundo lugar - y ma Agraria , que tuvo como propósito justa-
para Cotlear éste es el resultado más impor- mente parar la diferenciación campesina y
tante - , el autor demuestra que existe una la privatización de la tierra. En muchas co-
relación independiente entre el acceso a la munidades nunca se puso en práctica tal
tierra, o propiedad territorial, y la migra- estatuto, precisamente porque los propieta-
ción; y que esta relación es diferente y más rios acomodados - muchos de ellos residen-
consistente que la relación entre nivel de tes fuera de la comunidad - se opusieron.
ingreso y migración. Esto lleva a una serie Por tanto, sospecho que la propiedad priva-
de conclusiones y especulaciones sobre el da y , por consiguiente , el mercado de tierra
sistema de propiedad en los Andes y los son mucho más extensos en la sierra -claro
efectos que puedan tener diferentes políti- está, con grandes variaciones por región y
cas económicas orientadas hacia la disminu- hasta por comunidad- de lo que Cotlear
ción de las tasas de migración en las ·zonas piensa. Y esto vendría a complicar muchí-
rurales, dependiendo de si éstas afectan el simo más de lo previsto las conclusiones ge-
nivel de ingreso, el acceso a la tierra o am- nerales del artículo , especialmente si se
bas variables a la vez. quiere aplicarlas a zonas con una larga his-
toria de privatización de recursos comuna-
En todo momento , Cotlear es sincero les , como pueden ser la sierra central y par-
con su lector. No trata de darle a sus con- tes de la sierra norte y sur del país.
clusiones una finalidad que no pueden te-
ner , dada la base empírica limitada de siete Un comentario final sobre la importan-
comunidades en la sierra sur del Perú. Tam- cia de un enfoque histórico para compren-
bién admite que las técnicas cuantitativas der la migración . Pueden haber tipos de mi-
usadas tienen límites claros en cuanto a qué gración muy distintos en diferentes momen-
nos pueden demostrar. Aun así , sin embar- tos históricos. dependiendo de muchos fac-
go , surgen preguntas o dudas no aclaradas . tores, como pueden ser momentos de pros-
Por ejemplo, ¿hubo forma de corregir los peridad o de crisis económica , de comercia-
posibles desajustes causados por las diferen- lización o proletarización intensa , etc. La
cias estacionales entre los momentos en seguridad que ofrece la tierra en un mo-
que se llevaron a cabo las encuestas en las mento de crisis económica (como la década
diferentes comunidades? Vemos en el cua- de 1975-1985) puede verse negativamente
dro III que cada comunidad fue visitada en en un momento de expansión del capitalis-
un momento distinto durante el año agrí- mo, cuando las posibilidades de invertir re-
cola . Si pensamos que tradicionalmente la cursos monetarios -aun para un campesino
migración estacional se da después de la medio- pueden ser más atractivas. En este
cosecha (mayo-julio) y antes del chacmeo sentido, valdría la pena comparar las tasas
(noviembre o aún más temprano , depen- y motivos de migración en los años 50 y
diendo del momento de las lluvias en dife- 60, durante un período de expansión capi-
rentes partes de la sierra), quizá los datos talista, con las que Cotlear tiene para un
para las comunidades visitadas durante es- período de crisis mundial. Y, finalmente ,
tos meses no son comparables con los datos aquí también valdría la pena comparar los
para las comunidades a las cuales se visitó resultados de una zona con larga historia de
durante los meses de cultivo más intenso o actividad comercial y capitalista -como la
de la cosecha misma. sierra central - con zonas menos comercia-
lizadas de la sierra sur, por ejemplo. Sola-
Pero para mí los problemas más serios se mente así podemos evitar la tendencia a
encuentran en la falta de historicidad del pensar en "los Andes" o " lo andino" co-
artículo. Estos saltan a la vista especialmen- mo un todo no diferenciado a lo largo de
te al tratar el sistema de propiedad en los cinco siglos de contacto y transformación
Andes. Lo que Cotlear describe como el sis- frente a la economía de mercado y de pro-
tema de propiedad andino - propiedad legal piedad privada.

No . 2 diciembre 1984 483


más títulos dt propiedad, habría que reco-
David Lehmann nocer también que eso podría llevar a una
Faculty of Economics and Politics concentración de la tierra en las comuni-
University of Cambridge dades. Así que el autor ya respondió a las
Sidgurick A venue críticas más inmediatamente obvias.
Cambridge CBJ 9DD Quisiera valerme de algunas ideas que
Inglaterra han surgido a raíz de mis propias investiga-
ciones en el Ecuador y que hacen que sien-
Es hacia el final que el artículo de Da- ta una particular simpatía por el esfuerzo
niel Cotlear se pon e muy interesante , sobre de Daniel Cotlear. En primer lugar, el con-
todo - pero creo que de ninguna manera traste entre zonas caracterizadas por mi-
exclusivamente- para mí. La tesis de la re- gración temporaria o permanente y su rela-
lación entre derechos de propiedad y mi- ción con la estabilidad de los derechos so-
gración tiene el gran mérito - entre otros- bre la tierra se confirma notoriamente. En
de perseguir un mayor discernimiento en la zona de mi estudio -provincia del Car-
el análisis de la migración. Al distinguir en- chi-, el mercado de tierras funciona muy
tre lugares donde la migración es perma- bien y muy activamente; casi no hay sino
nente y otros donde no lo es, el análisis propiedad privada regida por leyes nacio-
constituye un paso adelante en nuestra nales e inscrita por lo general en el catas-
comprensión tanto de la migración como tro, y la migración es en su abrumadora
de los patrones de cambio en las estructu·· mayoría permanente. Además, es migra-
ras agrarias. Además, sabiendo lo difícil ción, si se quiere, de "alta calidad": los mi-
que es la medición de la migración , el autor gran tes van a las ciudades mayores, Quito
no esquiva sino erifrenta el problema y su- sobre todo, y no al trabajo estacional agrí-
giere un método para estimar la migración cola, y van a educarse o a trabajar en ofi-
permanente. Son aspectos que a algunos les cios más bien pequeño-burgueses. Los mi-
parecerán de poca importancia , pero en rea- grantcs no vuelven: cuando sus padres mue-
ren, venden su parte de la herencia a otros
lidad son muy importantes. hermanos que se han quedado. En cambio,
La tesis del artículo es que a mayor in- las zonas de clásico "refugio" con tenencia
seguridad de la tenencia, menor será la pro- comunera, por ejemplo Riobam ba, se ca-
pensión a la migración permanente y ma- racterizan más bien (aunque aquí no me
yor la propensión a la migración por un baso en un análisis sistemático, sino en co-
tiempo limitado (aunque no necesariamen- nocimientos "ready-made") por migración
te corto). La propiedad es el único capital a trabajos estacionales y, cuando es urbana,
que tienen los comuneros; es de mayor va- al trabajo doméstico y a la construcción.
lor para ellos que para posibles comprado-
res, porque el derecho no está inscrito y Otro punto observado en Carchi y que
por ello está plagado de incertidumbres. confirma parcialmente la tesis de Cotlear
Por eso, cuando los viejos mueren, los hijos es la aparcería:. allí funciona muy bien, e~
tienden a volver para afirmar sus derechos base a compattu los costos de producción,
de herencia. Tienen que hacerse presentes y a lo que pude observar con mucho deta-
aun para que sus hermanos reconozcan sus lle, no hay problemas de pago y supervi-
derechos. sión . Pero -y aquí mis datos se separan
El autor rechaza -basándose en el aná- de los de Cotlear - los dueños que "dan al
lisis de la encuesta en las comunidades del partir" no son migrantes. Están allí para
sur- cualquier relación directa entre ingre- vigilar.
so y migración o entre el grado de desigual- Pero queda una pregunta más general y
dad en la comunidad y la migración, pero bastante obvia, a la cual me refiero no para
reconoce que el hecho de que la encuesta criticar a Cotlear, sino para sugerir cómo
fue conducida en la región más pobre del avanzar en el análisis. La pregunta es si
país puede haber influido en los resultados. estos patrones no son parte de un patrón
De la misma forma, reconoce que si se de- más general de distintas vías de desarrollo
duce de su análisis la implicación que para del capitalismo en el campo. No faltarán
reducir la migración habría que otorgar los gue digan -y no sin raz(>n tal vez- que

484 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cotlear: Migración

el análisis se equivoca al otorgar un papel mo el Valle del Mantaro o Cajamarca. Sien-


tan privilegiado a la tenencia de la tierra en do este último un caso de poca tenencia
sí. Dirán que la forma de tenencia en sí es comunera y -según algunos- alta proleta-
efecto de otras características históricas, rización de los campesinos, podría servir
estructurales, etc. de estas zonas. Es una de comparación con estas comunidades
vía de investigación que no se debe menos- del sur. Si las mismas tendencias se dan allí,
preciar. Tal como lo reconoce el autor, habría que modificar la conclusión del ar-
todos estos- datos son recogidos en comuni- tículo comentado. Pero no por eso deja de
dades que, por mucho que se diferencian, ser un avance en el análisis de la migración
son bastante homogéneas cuando se les rural.
compara en conjunto con otras zonas, co-

RESPUESTA
sobre tenencia de tierras es particularmen-
Daniel Cotlear te débil y sumamente importante en el
Universidad Católica del Perú análisis. Otros aspectos, en cambio, son más
Apartado 1761 sólidos de lo que algunos comentaristas pa-
Lima 100 recen aceptar. En particular, Altamirano
Perú comenta que no se distingue la migración
temporal de la permanente, cuando precisa-
Conouerdo con la mayor parte de los co- mente se dedica una sección del artículo a
mentaristas cuando afirman que el artículo explicar el tratamiento que esta distinción
en discusión tiene dos ejes relativamente merece. Si bien esto no fue explicitado en
independientes. Mi intención fue explorar el artículo, también la migración estacional
inicialmente la influencia de las variables ha sido separada de la migración permanen-
económicas básicas que podrían influir en te, y esto no enturbia los resultados (cf.
la migración , y por ello se otorga mucho Mallon).
peso en el artículo a esclarecer la relación Los resultados respecto a la relación de
entre niveles de ingresos y migración. En- los ingresos y la migración han recibido co-
contramos que existe una relación, pero mentarios muy disímiles. Así, por ejemplo,
que ésta no coincide con la que usualmente para Altamirano se da excesiva importancia
se usa como hipótesis en la literatura y, lo a los ingresos. mientras que para Baca se
que es más importante, encontramos que subestima su importancia. Lo que muestran
esta relación es débil. Esto nos llevó a una los resultados es lo siguiente : en lu regio-
discusión de otros factores determinantes nes del estudio, el nivel de ingresos de la fa-
de la decisión de migrar y, en especial, a milia en el origen no es suficiente para pre-
ex plorar la importancia de la incertidumbre decir el comportamiento familiar respecto
del medio económico campesino como ele- a las migraciones. El ingreso es uno de los
mento que influye sobre las decisiones fa- factores determinantes, pero sólo en con-
miliares concernientes a la migración. Un junción con varios otros que no pueden ser
factor que introduce incertidumbre en el ignorados porque tienen una gran impor-
horizonte temporal de largo plazo campesi- tancia.
no es el carácter de los derechos de propie- Varios estudios anteriores. basados usual-
dad en los Andes; a la discusión de aspec- mente en evidencias imprésionistas, han
tos relacionados con ello se aboca gran par- presentado como hipótesis distintas rela-
te del artículo. ciones entre los ingresos y la propensión a
La información empírica utilizada es dé- migrar. Lo que nuestro análisis econométri-
bil en varios aspectos y, en ese sentido, me co muestra es que, en lu regiones estudia-
extraña no haber recibido críticas metodo- du y en la actualidad, las familias más po-
lógicas más fuertes por parte de los comen- bres muestran una mayor propensión a la
taristas. Así, por ejemplo, la información migración. Como bien apuntan algunos de

No. 2, diciembre 1984 485


los comentaristas, esto no implica que éste los intentos centrales del artículo en dis-
sea el patrón general en todos los Andes , ni cusión.
que este patrón haya sido el mismo en las Nuestra discusión pone en relieve el pa-
últimas cinco décadas. Podría manejarse la pel de la incertidumbre del medio económi-
hipótesis, por ejemplo, de que en las pri- co campesino para explicar las restricciones
meras fases de la migración son los más ri- a la migración. Las críticas recibidas seña-
cos quienes tienen mayor propens_ión a mi- lan con justicia que los argumentos tienen
grar y que con el paso de los años el fenó- poca evidencia empírica, pero la presentada
meno tiende a generalizarse, para finalmen- en el artículo y la referida por Lehmann,
te quedar concentrado en las familias más además de la gran importancia del proble-
pobres. ma , justifican a mi modo de ver el enfocar
Efraín Gonzales señala un hecho suma- el tema como un importante campo para
mente importante. En las últimas dos dé- investigaciones futuras. Conocemos poco
cadas la tasa de crecimiento poblacional sobre los derechos de propiedad en los An-
en las zonas rurales del Perú ha sido (neta des; éstos parecen muy inciertos y ello pue-
de emigración) muy baja. Esto podría suge- de influir no sólo en el comportamiento
rir que el ratio tierra/hombre ha llegado a referido a la migración, sino en varias áreas
un punto límite y que , por tanto, la migra- que influyen de manera importante sobre
ción cumple el papel de impedir que este el bienestar del campesinado.
límite sea excedido. Si ése es el caso, toda Finalmente, quiero mencionar que una
discusión sobre los determinantes de la mi- crítica recibida de varios de los comenta-
gración se limitaría a entender simplemente ristas me parece totalmente fundada : el
quiénes migran (no cuántos lo hacen). Sin artículo se basa en un estudio de casos de
embargo, hay tres problemas con este plan- una de las regiones menos desarrollada de
teamiento. El primero es que en los últi- los Andes. Elegir una región de este tipo
mos años, con la crisis urbana, la emigra- me pareció importante porque éstas son las
ción rural ha disminuido y, por tanto el zonas sobre las que menos se conoce, pero
crecimiento poblacional rural se ha in~e- es claro que los resultados obtenidos en zo-
mentado . El segundo es que , aun si el ra- nas de este tipo no son extensibles a la Sie-
tio tierra/hombre a nivel nacional se man- rra en su conjunto. Uno de los grandes re-
tiene constante, pueden haber importantes tos que tiene por delante quien se plantee
diferencias entre regiones. El tercero, quizá obtener resultados que sirvan para diseñar
el más importante , es que existen gigantes- políticas económicas, es el de entender las
cas diferencias entre los ingresos urbanos y diferencias entre regiones de distinto nivel
los rurales ; ello exige entender por qué el de desarrollo y las necesidades de las mis-
ratio hombre/tierra habría de estabilizarse mas.
a los altos niveles actuales. Este es uno de

486 Revista Andina, año 2


La fundación progresiva de un convento- hospital
en Parinacochas, diócesis del Cusca (1567-1586):
Apuntes de lectura e hipótesis de estudio
Juan Bautista Lassegue
El presente estudio se limita , por ahora y deliberadamente , a una lec-
tura suelta, llevada en forma de sondeos y apuntes , de una serie de actas no-
tariales y de legajos referentes al convento dominico de Parinacochas( 1).
En esa masa documental, nos limitamos al período de 1567-1586 , vale
decir a unos 20 afios que van desde la fundación notarial del convento hasta
una etapa de evolución en que el convento presenta la forma canónica de
"priorato de indios".
Durante ese período, la fundación originaria se prolonga en cuatro
etapas : cada etapa presenta una forma jurídica. según el derecho civil y ca-
nónico inserto en la historia de esa disciplina : las metamorfosis en la evolu-
ción de la fundación del convento - eso es lo que nos interesa principalmente
en esta lectura.
Por consiguiente , no analizarnos por ahora los datos económicos, reli-
giosos e históricos que, hasta cierto punto, habrán determinado o por lo me-
nos influenciado el paso de una etapa a otra , de una a otra forma. El lector
interesado por el enfoque más sociológico encontrará al respecto un material
bastante rico , aun en el resumen muy escueto que damos de las actas notaria-
les y de los legajos. .
Al contrario, apuntamos y analizamos los antecedentes medievales,
europeos e hispánicos que perduran en el lenguaje y en los términos jurídicos

No . 2, diciembre 1984 487


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

más recurrentes a lo largo de las cuatro etapas de la fundación de Parinaco-


chas. Subrayamos ciertas formas jurídicas que encubren referencias a institu-
ciones clásicas, en una etapa, mientras que , en la etapa siguiente, se manifies-
ta una institución de sesgo americano o indígena , que prevalece o que , por lo
menos, está en afán de predominar. Encubrimiento y descubrimiento de for-
mas jurídicas, ese juego entre trampa y trampolín nos parece significativo de
la jurisprndencia hispano-americana. Aunque aquí nos limitamos a sólo el
caso de una fundación y durante un período bastante corto de evolución , ese
estilo de lectura puede enseñar algo referente al mestizaje de las instituciones
y mentalidades trasplantadas de Europa a las Indias. recibidas de manera más
o menos activa en las sociedades e iglesias latinoamericanas. La aculturación
a varios niveles nos parece fundamental y digna de estudio detenido en la his-
toria de la iglesia latinoamericana ; por consiguiente , la antropología jurídica
nos parece el lugar histórico , casi metafísico , en que se elabora una teología
de la cultura latinoamericana. El derecho común y consuetudinario que es-
trnctura esa teología se expresa en la "doctrina de naturales", forma efímera
y siempre renaciente de la cultura indiana e indígena.
Según nuestro método de lectura , el resumen de cada etapa de funda-
ción va acompañado de unos apuntes en los que se agrnpan los puntos salien-
tes de la documentación resumida.
Los apuntes mandan a una temática o hipótesis cuya verificación se
halla en el trasfondo histórico que presentan las NOTAS L II y III y el Docu-
mento-extracto del Libro I del Cabildo Eclesiástico del Cusco (1567).
Las notas finales a esta lectura de ninguna manera pretender ofrecer
una bibliografía , según el método usual en los artículos y estudios .
El lector juzgará el método y el alcance de estos apuntes y de estas
hipótesis de lectura. Las fallas corren a nuestro cargo. Nos inspiramos, sin
pretensión ni imitación chabacana, en el método empleado con erudición y
soltura por Manuel José de Ayala , en su "Diccionario de gobierno y legisla-
ción de Indias".

la. ETAPA: EL ACTA DE FUNDAC/ON EN EL AÑO DE 1567

La fundación:
El día 18 de abril de 1567, el capitán Cristóbal de Torres trató y con-
certó con el provincial. de la Provincia San Juan Bautista del Perú , que era el
Maestro fray Pedro de Toro, fundar un convento de religiosos de la Orden de
Predicadores, bajo la advocación de San Cristóbal , en la provincia de Parina-
cochas,
"a mayor honra y gloria de Dios, para que los indios naturales de ella
recién convertidos, tuviesen de continuo el pasto espiritual de los san-
tos sacramentos y predicación evangélica y assimismo donde ocurrir
por la caridad y alguna limosna para socorro y alivio temporal en sus
necesidades''.

488 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

Apunte : En el encabezamiento de los varios géneros de testamentos


suele darse una profesión de fe que aclara la finalidad del contrato . Son fór-
mulas sacadas por lo general del mismo catecismo; el estudio de esas fórmu-
las y la evolución de las mismas ofrece material muy rico para la teología y la
eclesiología. Aún más : la ordenación entre el Credo , los mandamientos. las
obras de misericordia , los sacramentos y las oraciones. resulta significativa
cuando se lee detenidamente la traducción del catecismo en encabezamiento
de las actas notariales . Como lo decimos en la introducción a esta lectura, no
nos detenemos por ahora en ese género de análisis; nos atenemos a las formas
y a las fórmulas jurídicas. Pero no se trata de una abstracción arbitraria .
Con ese método de lectura creemos contribuir al estudio de la eclesiología
latinoamericana , según un enfoque poco practicado y que parece imprescin-
dible en la historia de las instituciones y mentalidades ; vale decir: las impli-
cancias entre derecho y sacramento . Por lo demás. ese sesgo implícito en los
tratados antiguos vuelve a plantearse en un tema muy discutido en la actua-
lidad: ¿hubo sacramentalización antes de evangelización en América Latina?

El capital de la fundación:

Con ese fin , Cristóbal de Torres adjudicó al convento , y a los religio-


sos que fueren asignados en él. "en forma de dotación y de fundación" , los
bienes muebles y raíces siguientes:
Primeramente. 5 estancias o haciendas con sus títulos y mercedes: las
4 de ellas en la misma provincia de Parinacochas, llamadas Oscollo.
Quicha, Anchavilca y Chinosa , y la otra en Arequipa, llamada Calpa ;
todas 5, con sus casas de vivienda , ranchería para los indios de servi-
cio . aperos y herramientas correspondientes para su labranza , trojes
y otras oficinas en que recoger los frutos , y los corrales necesarios en
cada una, para la custodia y seguro de su respectivo ganado.
Item: 6 ,000 cabezas de ganado menor de Castilla, de las cuales 5,000
ovejas y 1,000 carneros - 100 vacas, entre machos y hembras- 500
cabras entre machos y hembras - 250 carneros "de la tierra", entre
hembras y machos - 250 puercos, entre machos y hembras - 2 caba-
llos y 1 yegua - 250 fanegas de maíz - 50 fanegas de harina de trigo
- 6 arrobas de manteca - 500 velas de sebo. Todo lo cual se halla
existente en dichas haciendas.
Item: Todo "el menage de casa" y utensilios para el servicio de ella :
24 lienzos de algunos misterios de Nuestro Señor, de Nuestra Señora
y de varios santos - Un marco grande de madera guarnecido a mane-
ra de retablo, y dentro de él , un lienzo de las imágenes de un Crucifi-
jo, de Nuestra Señora, de los 4 Evangelistas, Santo Domingo y San
Francisco - 3 Santos Cristos, uno de México , mayor, y los otros dos,
pequeños - 2 cajas - 3 mesas con sus cumbis - 6 sillas y otros asien-
tos - 4 cojines de damasco - 3 tablas de manteles con sus servilletas
- 6 ·platillos con 2 platones de peltra fino - 2 peroles de cobre -

No. 2, diciembre 1984 489


Nmas y Oocumentos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Una olla de hierro y"otros menesteres de cocina.


ltem : 4 ornamentos "para decir missa". de terciopelo y damasco ,
blanco , cannesí y verde, con sus adherentes de albas, amictos , mante-
les y frontales - 2 aras - 2 calices , el uno dorado - 2 pares de vina-
greras - 2 candeleros - l incensario de oro con su naveta y cuchara
- unas chrismeras - 3 ostiarios - 2 anillos de oro y 13 arrhas para las
velaciones: todo lo dicho de plata - 2 misales y 2 manuales : uno de
rito romano y el otro de rito dominico; lo mismo para los misales - 2
campanillas para el altar y otras 2 campanas, la una de 2 arrobas y la
otra de l arroba y medio - 2 fierros de dos hostias cada uno.
Item : 1150 pesos en plata corriente para ayudar a principiar la fá-
brica y para gastos de la fundación .
Apunte : Todo el capital anterior ("el principal ", según la tenninolo-
gía jurídica), con el carácter de dotación , se escritura con las condiciones
siguientes que cargan al convento. Se trata de aquella categoría , muy corrien-
te y multifonne, de derechos reales y personales llamados "censos". La Bula
de Pío V "Cum onus", en 1569 , denuncia esas fonnas nuevas de préstamo
con interés ; no fue recibida en países católicos como España. Mantenemos el
ténnino de "condiciones" que emplea la documentación de Parinacochas.

la. condición:
Dicho convento de la advocación de San Cristóbal debe fundarse pre-
cisamente en la provincia de Parinacochas , sin detenninar por ahora el pue-
blo que pareciere más cómodo y conveniente.

2a. condición:
En dicho convento deben residir, por obligación canónica, 3 religio-
sos sacerdotes: uno de ellos hará de superior y vicario para el gobierno del
convento; los otros dos. versados en la lengua general de los indios, se dedica-
rán a propagar la conversión a la fe cristiana, administrar los sacramentos,
predicar y enseñar "la doctrina cristiana y policía racional" (DB). La DI
aporta una determinación o interpretación acerca de esa doctrina cristiana,
impartida a los indios,
"sin pedir ni llevar a los indios, por ese trabajo, estipendio alguno 2 ni
por modo de regalo o limosna, su alimento: antes sí, los deberán un-
poner y cerciorar de que no tienen más interés en su predicación y
enseñanza, que la conversión de sus almas; que sólo con este fin avía
fabricado aquel convento , dexándoles con qué mantenerse, su funda-
dor".
Esa condición jurídica, integrada a normas pastorales , es fundamental
para la definición teórica de la doctrina de naturales como fábrica; es decir,
en su estatuto económico y cultural. La prohibición de cobrar estipendio o

490 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

limosna de parte del doctrinero , viene ya desde el Concilio limense I ( 1551 ),


se decreta en el limense II ( 1567) y su transgresor se penaliza fuerte en el li-
mense III ( 1583 ).

3a. condición:
El convento y sus religiosos están obligados a decir y aplicar una misa
todos los días del afio. o sea 7 misas en cada semana , de la forma siguiente : 2,
a beneficio de los indios. de las cuales una. en honor del Espíritu Santo "para
que los alumbre el conocimiento verdadero de Dios y los inflame en su divi-
no amor" (DI), y la otra , por los indios difuntos . para sufragio de sus almas
en el Purgatorio. Y las otras 5 misas. por el alma del fundador , de sus padres
y demás personas a quienes fuese en alguna obligación; con la determinación
siguiente "avía de entrar siempre la missa del viernes, en reverencia de las 5
llagas y cruz del Sefior" (ibid .). Todas esas misas debían ser rezadas , no can-
tadas , a excepción d e las misas en los primeros días de las 3 Pascuas (vale
decir : Navidad. Resurrección y Pentecostés), Ascención del Señor, Corpus
Christi . festividades de Nuestra Sefiora , Todos los Santos. Santo Domingo y
San Cristóbal.
Una advertencia importante: Si en alguno o en todos los 4 días (fue-
ra del viernes) en que le tocaba la misa al fundador. mu ere o se entierra algún
indio o indios . por ellos , no por el fundador . se aplicará la misa en aquellos
días.

4a. condición:
El convento y sus religiosos están obligados a repartir y a dar de li-
mosna a los indios . en cada año. 100 carneros. divididos en cuartos y en me-
nores pedazos. para qu e los pobres gocen de esa limosna . De los 100 carne-
ros. 25 se repartirán en los 3 primeros días de las 3 Pascuas . y 1O, el día de
San Cristóbal :. y los 65 restant es . en cualesquiera días y festividades en que
concurran los indios , "sin atender e n la distribución a las personas. sino a
los más pobres ".

5a. condición:
El convento está obligado a t ener siempre en existencias las medici-
nas más usuales y necesarias , hasta el valor de 25 p esos , para darlas de limos-
na a los indios enfermos y necesitados qu e las pidan.
Apunte : Se dan en la documentación otras condiciones ; en aras a la
brevedad de este estudio , no las apuntamos aquí ; por lo demás. volverán a
presentarse en la forma de " legado pío", que va a predominar en la 4a. etapa ,
después de la muerte del fundador, lo que va a cambiar sustancialmente el
carácter de la fundación primera .
Sin embargo , apuntamos en la DB una cláusula singular que nos pare-

No . 2, diciembre 1984 491


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

ce tópica en la historia de las relaciones entre economía , derecho y religión


(además de las relaciones entre "religiones"; o sea , órdenes o congregaciones
religiosas). DI relata esa cláusula de la manera siguiente:

" fuera de otras muchas (condiciones), que miran a la conservación


del convento y sus haciendas, hay la última en que dispone el funda-
dor que si no cumplieren los religiosos con esos gravámenes , passe
luego el convento y sus bienes a la religión de San Agustín".
Se trata , por supuesto , de la Orden de los Ermitaños de San Agustín ,
recién llegados al Perú , cuya actuación resultara importante en los tratos pa-
cíficos para reducir la resistencia de Vilcabamba, después de que la Corona
hubiere descartado la mediación de los dominicos y del Cabildo eclesiástico
del Cusco. Además, parece que, durante la colonia, la hacienda conventual ,
según el estilo de la religión de San Agustín , se administra de manera propia-
mente "hispánica", sellada por la intromisión de la Hacienda real en bienes
de "monasterio". Volveremos al asunto cuando se trate de "ermitaños",
"prioratos", "canónigos regulares", "abates comendatarios", lo que nos en-
camina hacia una forma administrativa harto olvidada en la historia de las
instituciones europeas e indianas: la encomienda de los Comendadores de
órdenes mij,,itares.
Y la DI resume de manera precisa el proceso bastante largo que se da
en la DB :

"Aceptó el Padre Provincial Maestro Toro esta fundación , según su


Paternidad muy reverenda , con el dicho Cristóbal de Torres, ante
Juan de Padilla , escribano público de esta ciudad de los Reyes, en
18 de abril de 1567".

Apuntes e hipótesis de lectura en la 1a. etapa de la fundación

Recogiendo los apuntes sueltos en esa primera lectura, podemos for-


mular algunas hipótesis que servirán de interrogantes para una lectura crítica
de la evolución que sufrirá la fundación del convento-hospital de Parinaco-
chas en las etapas siguientes. Dichas hipótesis sobre la fundación original se
basan en el supuesto de que las formas contractuales ya están sufriendo, en
Europa y España, unos cuantos reamoldamientos económicos y culturales
cuando en 156 7 se reciben en la geo-política de las iglesias y sociedades india-
nas recién fundadas. De modo que el lenguaje jurídico de la fundación de
Parinacochas nos remite a instituciones en proceso de aculturación que apun-
taremos en forma de "NOTAS".
l) La fundación de Parinacochas se enmarca en la diócesis del Cusco , se-
de vacante , durante el II Concilio limense , mientras la catolicidad está
recibiendo los decretos tridentinos : el documento-extracto refleja con
bastante fidelidad la problemática de la fundación, encarada por el

492 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

Cabildo eclesiástico. Desde el punto de vista del derecho eclesiástico,


es fácil suponer que se agudizan las tensiones clásicas entre el dere-
cho común , que otorga mayor autoridad al Papa en el nombramiento
o beneficios. y el Patronato real , cuya regalía consiste no sólo en pre-
sentar beneficiados y capellanes. sino en imponer administradores ,
seculares y laicos. para desamortizar y fiscalizar los bienes eclesiásti-
cos. La evolución de la fundación de Parinacochas demostrará que
ya esa trampa piadosa se está armando en el origen de la fundación .
2) El mismo término de fundación resulta ambiguo , desde el punto de
vista jurídico. a lo largo de la documentación que estamos leyendo.
Fundación se aplica en el testamento tanto al convento como a la
capcllan ía de misas y a la asistencia hospitalaria a los indios. Lo más
notable es que la donación de todos los bienes. muebles y raíces , así
como la dotación de 1150 pesos , constituyen un fundo o principal
poco definido jurídicamente : ¿Se trata de la erección de una capilla
y /o de un crédito para la construcción de un convento de religiosos?
Se supone que estamos en presencia de una forma indiana de "la pre-
caria". Numerosas son las actas notariales en Europa que establecen
esa forma de contrato entre laicos y eclesiásticos. Se sabe que la pre-
caria consistía en una donación mediante la cual los particulares ha-
cían oblación de sus bienes a una iglesia , por medio de cartas que se
llamaban precatorias; éstas daban derecho al donante a poseer los
mismos bienes obladas. mediante un censo enfitéutic:o con la iglesia ,
con condición de dar a ésta cierto rédito anual.
Nos inclinamos a pensar que el fundador del convento-hospital de Pa-
rinacochas está utilizando la donación-precaria que le da derecho al
usufructo por lo menos vitalicio de los bienes obladas al provincial
de la provincia dominicana del Pení. La razón pormenorizada de di-
chos bienes culmina en los 1150 pesos que constituirán el rédito
anual que la comunidad dominicana debe invertir en misas y en asis-
tencia a beneficio de los indios.
¿Cuál es el estatuto de dichos indios , recién convertidos y permanen-
temente asistidos, en esa fundación conventual que presenta todos
los rasgos de una precaria , de un usufructo vitalicio o para varias ge-
neraciones? Una capilla y un hospital " fundados'' en una cuasi-pro-
piedad encomendada a una comunidad religiosa , a un capellán o a un
"ermitaño": la precaria , ¿no será el modelo europeo de la encomien-
da indiana en cuya evolución se estará incubando la forma , muy pre-
caria también , de la doctrina de naturales?
3) Se nota aún mayor ambigüedad en la "fundación" referente a la ca-
pellanía de misas. No hemos encontrado la condición fundacional de
una capellanía , que consiste siempre en un lote de bienes segregado
estrictamente de la masa testamentaria. En la 3a. condición , en que
se da la razón y la intención nítidamente "indiófila" de las misas.
falla la base institucional. Estamos presenciando aquí el uso indiano

No. 2, diciembre 1984 493


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

de una de las instituciones más venerables de la cristiandad occiden-


tal ; el abuso de la capellanía se denuncia con vigor en el Concilio de
Tren to ; de manera más vehemente , al final del Catecismo de Carran-
za (1558), cuyo proceso inquisitorial , el más sonado en la historia de
España e Indias , está ya armado en el año de la fundación de Pari-
nacochas.
No se trata de sospechar de la intención generosa de nuestro funda-
dor, el capitán Cristóbal de Torres . No se trata de una trampa de en-
comendero que se encubre bajo capa de fundación conventual; no se
trata de un trampolín que utiliza un caballero , capitán conquistador,
para escapar a la restitución , según las exigencias del ideario lascasia-
no. Se trata más bien de leer cómo se da en la fundación de Parinaco-
chas , igual que en otras múltiples y contemporáneas , la relación legal
entre economía y culto , en una coyuntura de asentamiento de la
Iglesia primitiva en América Latina.
Ahora bien , ese término de capellanía tiene su sentido propio, incon-
fundible con otros términos e instituciones afines. Pero , por la gran
analogía que existe entre las capellanías y obras de caridad e institu-
ciones de doctrina (tanto que no pocas de éstas dos son verdaderas
capellanías), el lenguaje de las actas notariales en España, y sobre
todo en Indias , se ha acostumbrado a aplicar ese término y esa forma
jurídica de capellanía a realidades muy distintas, como son las memo-
rias de misas, aniversarios, fundaciones pías , legados píos , cofradías
de doctrina , fábricas de parroquia , etc. Toda esa ambigüedad y/o
ideología redunda en la formación práctica y en el concepto eclesio-
lógico de "doctrina de naturales" .
De tanta importancia para la lectura de la evolución de la fundación
de Parinacochas, de tanta trascendencia en la historia de la Iglesia
latinoamericana, nos parece ese concepto jurídico (por lo tanto , eco-
nómico -cultual) de capellanía, que hemos intentado trazar un esbo-
zo de cuadro y de clasificación en la .Nota I de este estudio.
4) Otro tanto y con mayores matices se puede apuntar acerca de la fun-
dación de la asistencia a los indios , en forma hospitalaria , en el con-
vento de Parinacochas. Es la forma que permanece más inmutable
sustancialmente, aunque más borrosa, a lo largo de las cuatro etapas
de la fundación.
Por su importancia en el caso de Parinacochas y por su trascendencia
histórica en la espiritualidad latinoamericana, le dedicamos el esbozo
de modelo europeo en la Nota II de este estudio.

2a. ETAPA DE LA FUNDACION:


DESDE ABRIL DE 1567 HASTA JUNIO DE 1570
En virtud del contrato arriba mencionado y de la entrega testificada
que hace Cristóbal de Torres, la Orden de los Predicadores en la Provincia

494 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

San Juan Bautista del Perú "toma posesión " de las estancias, ganados y de-
más bienes . Con los "1500 pesos reservados". comienza la construcción del
propiamente dicho "conventó San Cristóbal de Parinacochas": se levanta una
capilla que sirva de iglesia y se construyen las celdas correspondientes a los
tres religiosos. La fundación ( con toda la ambigüedad del término) se verifica
en el pueblo de Paracas. en el asiento de Chala, por juzgarlo más conveniente.
Después, DB y DI aluden a un incendio que arrasó todo el pueblo el
año de 1568. La mayor parte de la población abandona la localidad: "se es-
parcieron por diversos valles de la misma provincia de Parinacochas" (DI).
De ese suceso dos de los tres religiosos asignados ahí según condicio-
nes del contrato, tom;n motivo o sacan pretexto para cuestionar la intención
y las condiciones de la fundación:

"Vivían descontentos por lo muy retirado y destemplado del sitio


cercano a la puna, para venirse a este convento. Y siendo una de las
condiciones de Cristóbal de Torres que , en el primer capítulo provin-
cial. se aprobaran su fundación y contrato, representaron al definito-
rio que la religión debía rescindir y dexar la dicha fundación de con-
vento, alegando para ello, a más de la reciente quema del pueblo , su
mal temperamento y dispersión de los indios: que el cargo de tan cre-
cido número de missas y limosnas con que lo avía gravado el funda-
dor, era exorbitante respecto del valor y utilidad de las fincas de su
frndo, que escasamente sufría la mantención de los tres religiosos
que pedía de perpetuos conventuales. Y vista por el deffinitorio su
representación, bien considerado y conferido el punto determinó
que se desamparase la fundación de dicho convento de Chala: y que
se devolbiesen a Xristóbal de Torres las estancias y demás bienes de
su dotación".
En efecto. se procede a la entrega de la donación (o dotación) hecha
por Cristóbal de Torres. Según las Leyes del Patronato, que , como luego vere-
mos. no han salido todavía a la fecha del maremagnum de cédulas referentes
a encomiendas y doctrinas, se despacha primero una provisión de la Real
Audiencia de Lima , el día 1O de abril de 1570, para que Martín Alonso ,
"segundo padrón y apoderado" de Cristóbal de Torres. reciba la entrega .
Esta se verifica. por el Padre fray Diego Hidalgo , vicario del convento de Cha-
la , el día 14 de junio de 1570.
DI, en un breve paréntesis, señala el motivo de la ausencia de Cristó-
bal de Torres, que

"a este tiempo se havía ausentado a Esl)aña y Roma por causa de la


fuerte contradicción que hizo la Santa Yglesia del Cuzco, a la erec-
ción de dicho convento y residencia de los religiosos en la provincia
de Parinacochas, pertenecientes entonces a aquel obispado".
Apunte:
1 ) La devolución de los bienes muestra que la donación se hizo en for-

No. 2, diciembre 1984 495


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

ma de censo enfitéutico: las mejoras, vale decir la construcción del


convento y de la capilla, permanecen como casi-propiedad de la Pro-
vincia. Cuando se renueve la fundación en otro lugar, seguirá el mis-
mo proceso de "entrada en la puna". La conquista temporal y espi-
ritual obedece a una geo-política cuyo mapa puede dibujarse estu-
diando los avances de los prioratos de indios, de las cofradías y de las
doctrinas (véase la Relación Ribera). Por ahora , siguiendo las quejas
y los interrogantes de los dos frailes ante el definitorio , preguntamos:
¿Qué forma posesoria de bienes temporales está determinando o , por
lo menos, está sustentando el avance de la "doctrina cristiana" en la
provincia de Parinacochas?
2) El viaje del fundador Cristóbal de Torres a España y a Roma supone
motivos y trámites mucho más complejos de lo que dice DI. "El plei-
to de Santiago de la Espada" a que alude el Documento-extracto de
1567 , ubica la fundación de San Cristóbal de Parinacochas en un
complejo sacramental y conflictivo , medieval e indiano, que las cua-
tro etapas y las tres Notas aclaran progresivamente. Sigue la pregunta
de fondo : ¿En qué forma jurídica de Iglesia , di~cesana y católica , se
dio la "doctrina" (evangelio y/o sacramento) en Parinacochas y, de
manera más amplia, en el virreinato del Perú?

3a. ETAPA DE LA FUNDACION:


DESDE 1575 HASTA AGOSTO DE 1579
Por DB, se puede barruntar que Cristóbal de Torres vuelve de Roma
el año de 1575 , con despachos favorables de parte de Pío V y de la Corona.
Enterado de la determinación del Capítulo provincial y de que los dos reli-
giosos habían desistido de la fundación por las condiciones impuestas en un
principio , Cristóbal de Torres toma disposiciones para que , manteniéndose
de pie la fundación, se alivien las condiciones de la misma. A tal efecto , reite-
rando explícitamente la finalidad de la fundación ("que aquellos yndios de
Parinacochas lograsen el pasto espiritual que siempre les havía deseado"), da
nuevo y especial poder al segundo padrón Martín Alonso para que éste entre
a tratar una nueva forma de fundación con el provincial de la Provincia San
Juan Bautista del Perú . A la fecha , el provincial es el Maestro fray García de
Toledo , aquel religioso dominico , primo de Francisco de Toledo, supuesto
autor del "anónimo de Yucay", de actuación tan importante dentro de la
provincia dominicana del Perú y dentro de la Iglesia peruana.
Los trámites para la "continuación de la fundación" (tal como lo in-
terpretan D B y D 1) debieron de .resultar largos y dificultosos. Por las condi-
ciones nuevas que se imponen , se nota una corriente jurídica y pastoral que
va ganando terreno en la espiritualidad conventual , dominicana, "lascasiana" ;
sobre todo , se vuelven más nítidas las referencias a la "doctrina", que va to-
mando cuerpo jurídico por el estilo de administración que impone el virrey

496 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

Francisco de Toledo. comendador de Oropesa ; con el afán de poner tierras


realengas. encomiendas , repartimientos y nuevas poblaciones bajo el dominio
no sólo directo. sino más directamente útil, en forma de censos y juros, de la
Cotona, Francisco de Toledo , por intermedio de fray García de Toledo,pare-
ce imponer nuevas condiciones a la fundación del convento de Parinacochas :

la. condición:
La fundación y fábrica del convento se trasladan del asiento de Chala
al pueblo de Chaparra , en la misma provincia de Parinacochas.

2a. condición:
Considerando que en Chaparra ya existe un doctrinero dominico, en
lugar de los tres religiosos requeridos por la segunda condición del primer
contrato, debe de asignarse al convento sólo un religioso , perito en la lengua
general. Cumpliendo con la intención primera e irrevocable del fundador, ese
religioso deberá ocuparse únicamente en predicar y doctrinar a los indios,
fuera de aquellos días en que es obligación del cura doctrinero . DI analiza
muy bien la finalidad de ese convento reducido a un solo religioso:
"porque su fin no era aliviar a éste (al cura doctrinero de Chaparra)
en su ministerio , ni descargarle su conciencia o la del Rey, o Prelado
eclesiástico, sino que los yndios sean más buenos cristianos, teniendo
más abundante el pasto espiritual".
Volveremos sobre ese intento de delimitación entre conventual y
doctrinero, entre doctrina por obligación de justicia y doctrina - escuela de
perfecci~n cristiana para indios.

3a. condición:
Las siete misas , entre rezadas y cantadas , a que obligaba la condición
3a. del primer contrato, se reducen a tres misas en cada semana : aquélla de
siempre al Espíritu Santo, por los indios vivos (ya no se menciona que esa de-
voción tiene como finalidad la conversión de ellos) ; la segunda, por los indios
difuntos; la tercera, precisamente los viernes, a las llagas y cruz del Señor,
por el alma del fundador y las de sus padres y demás personas a quienes esté
obligado.

4a. condición:
Quedando en su vigor y fuerza la limosna de 100 carneros que se de-
ben repartir a los indios en cada año , sólo se cambian los días señalados ex-
presamente en el primer contrato. Se repartirán en las tres Pascuas y el día de

No . 2, diciembre 1984 497


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

Santo Domingo ; se repartirá el número que parezca posible y conveniente en


cada festividad . Sin embargo, de todos modos, se cumplirá con la obligación
de repartir un total de 100 carneros cada año. Esa repartición se hará divi-
diendo a los animales en cuartos y trozos , cuidando de que los más necesita-
dos tengan siempre prelación . Va menguando el carácter asistencial del hos-
pital ; va creciendo el carácter festivo de la cofradía. ¿Se estará formando en
Parinacochas una cofradía del Espíritu Santo , al estilo de aquellas medievales
que tuvieron tanta importancia en la formación de las comunidades y de los
municipios?

5a. condición:
Cuando los indios pobres de esa provincia de Parinacochas quieran y
pidan trasquilar el ganado de Castilla de que el convento tiene posesión y
casi-propiedad , se debe concederles licencia y dar la mitad de la lana de todo
ese ganado.

6a. condición:
Las medicinas que debía tener existentes el convento hasta el valor
de 25 pesos, para los indios pobres y enfermos. según el primer contrato . se
mudan en una "limosna de 25 pesos" que el convento debe dar anualmente
a la caja de la comunidad de indios ( ¿caja de censos de naturales?).
Con la aceptación del provincial. fray García de Toledo. se reanuda la
fundación; se otorga su escritura. ante Francisco de la Vega. escribano públi-
co de la dudad de Los Reyes, el 31 de agosto de 15 79. Es importante notar
que la escritura se da en forma de testamento de difunto, porque a la fecha
ya había muerto Cristóbal de Torres ; actúa y firma Martín Alonso , ya no
como apoderado y segundo padrón de la forma capellánica. sino como "lega-
tario de la última voluntad" del capitán Cristóbal de Torres.
Al final de esta tercera etapa , apuntamos tan sólo por ahora :
l) En Chaparra , la fundación conventual logra un asiento momentáneo
y un "alivio" gracias a la presencia de una doctrina dominicana que
parece perfectamente definida como beneficio eclesiástico, o sea una
parroquia de indios. según el modelo perfecto de parroquia de espa-
ñoles, al estilo prescrito por el Concilio de Tren to. Pero si bien es ver-
dad que se rompe la forma capellánica de la primera fundación , con
miras a aliviar el gravamen de misas y acentuar la ayuda concreta en
lana y medicinas a los más necesitados, no por eso se logra la funda-
ción o erección canónica de un convento dominico, ya que toda la
fundación se reduce a la personería jurídica de una comunidad redu-
cida a un solo religioso; éste toma la figura de un "Maestro en sacra
doctrina y en perfección cristiana", desvinculado de la "cura anima-
rum" propia de la doctrina como beneficio. Está asomando la figura
del "ermitaño" en un "priorato", figura peligrosa que desbarata la

498 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

vida comunitaria en la historia Je los monasterios y conventos. Y en


la configuración del ennitaño. oficial exclaustrado para administra-
ción del priorato o de la granja conventual. siempre está actuando al-
guna fonna de "comenda" o encomienda feudal. que reduce a benefi-
cio privado el poder jurisdiccional de un rey. de un obispo o de un
papa. En otros ténninos, suponemos que en esta etapa de Chaparra,
conforme se afianza la intencionalidad primera de fundar una enco-
mienda conventual , se afloja el tejido comunitario de la provincia do-
minicana. crece la figura monacal de un prior dominico cuya persona
abarca, a título personal , una jurisdicción ficticia sobre unos cuantos
bienes y siervos.
2) Cosa más extraña aún: ya no se habla de fundo , ni de fundación, ni
de convento, sino de "legado". Ha desaparecido la fonna capellánica
que sustentaba la fundación de Chala con tres religiosos (2a. etapa de
1567 a 1570) y que, aun en la interrupción de 1570 a 1575 , preten-
día continuarse en esta 3a. etapa de 1575 a 1579, incluso con un solo
religioso. Lo cierto es que resulta definitiva la devolución del fundo
con que se dotó la fundación de Chala, ya que la ficticia fundación de
Chaparra paree~ sustentarse en una donación en forma de "legado
pío". Ni se sabe a punto fijo si la donación dimana de la voluntad pri-
mera del capitán fundador o bien si expresa la interpretación legal del
último testamento por el legatario Martín Alonso. Tampoco se sabe
quién es el beneficiario de ese legado: el Maestro de la doctrina, a tí-
tulo personal , o bien la personería jurídica de ese ente ficticio que se
llama "el convento-priorato" de Chaparra.

4a. ETAPA DE LA FUNDAC/ON:


DE 1579 A 1586 APROXIMADAMENTE
Aunque en el contrato de 1579 se especifica la traslación del conven-
to de Chala al pueblo de Chaparra. no se verificó dicha traslación. La docu-
mentación DB sigue borrosa ; DI queda interrumpida y no nos informa en
nada sobre un período de 7 años.
De repente , en el año de 1586 , parece decidirse la fundación . En un
arranque se verifica la traslación al pueblo de Pauza y se declara definitiva-
mente fundado y asentado el convento "San Cristóbal de Pauza", en la pro-
vincia de Parinacochas , diócesis del Cusco. Después de ese golpe, DI queda
trunca en medio de la última línea de su relación. DB proporciona unas refe-
rencias insustanciales al convento y se acaba nuestra lectura por darse un va-
cío documental de por lo menos 50 años.
Afortunadamente , la Relación de fray Alonso de Ribera nos trae algu-
na luz sobre el convento de Pauza(2). Por más escueto que sea el informe so-
bre Pauza, en el mapa de la Relación Ribera leemos con interés en 1591:
"Convento de Parinacocha, priorato de indios: 9 sacerdotes - 1 lego.

No. 2, diciembre 1984 499


Notas y Oocumentos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Tiene ese convento 9 doctrinas y asisten en ellas nueve sacerdotes de


los referidos".
En el mismo mapa de la Relación Ribera , se aplica el mismo término
de "priorato de indios" para los conventos de Arequipa, de Yauyos. de Yun-
gay. de Atun Xauxa y de Guancayo. El convento de Tarija , frontera de los
Chiriguanos. con 4 sacerdotes y l lego , no tiene ninguna doctrina : " este con-
vento no tiene más religiosos por ser pobre y no poderlos sustentar por ser la
tierra nueva y de guerra" .
En 1623, en la ' 'Verdadera y fiel relación .. ."(3). Pauza se presenta
como un "convento de indios", con infonnes bastante precisos acerca del
ambiente, del personal. de las rentas y de las obvenciones proporcionadas por
las doctrinas de naturales.
Dejamos para otra oportunidad la lectura de la documentación refe-
rente a principios del siglo XVII.
Terminamos con un apunte , una hipótesis y una nota acerca de la
cuarta etapa de la fundación del convento-hospital de Pauza , en Parinacochas .
Apunte:
A pesar del carácter borroso de la documentación acerca de la 4a . eta-
pa , se puede vislumbrar los motivos por los cuales se verifica la fundación de-
finitiva del convento precisamente en el pueblo de Pauza , que nunca se había
presentado como lugar adecuado , entre pueblos , asientos y doctrinas. duran-
te los 20 años en que se dilata la fundación.
Primer motivo : Pauza aparece como cabeza de la provincia de Parina-
cochas , por lo menos a la fecha de 1586 ; parec·e que actúa una autoridad civil
y un municipio en ciernes , con personajes que hacen de corregidor, de alcal-
de o de gobernador: igualmente , se dan algunas referencias a lo que bien pue-
de llamarse una "fábrica de doctrina".
Segundo motivo : se funda definitivamente el convento de San Cristó-
bal de Pauza , "a solicitud y pedimento de los indios de la provincia de Pari-
nacochas, y especialmente de los caciques de.l asiento de Pauza" (DI).
En resumen , Pauza " se asienta" como cabeza del gobierno civil y cen-
tro del poder cacical sobre todos los indios de la provincia cacical. Más explí-
citamente, a pesar de lo insustancial de DB, se puede afinnar que Pauza es el
asiento del poder espiritual y temporal de un colegio de caciques, siendo cada
cacique un cacique de naturales y gobernador civil de los naturales. Por su-
puesto, hay que matizar mucho ese ténnino de "naturales" : Pauza parece
más bien un centro de poder moral sobre un repartimiento de grupos recién
asentados , en una zona de "entradas y de guerra". El asiento de Pauza en Pa-
rinacochas no parece obedecer a las pautas de la encomienda , según las orde-
nanzas del virrey Toledo . La fábrica de doctrina y la caja de censos de natu-
rales parecen organizarse más bien en torno a una cofradía , quizá al estilo de
las cofradías del Espíritu Santo , cuyo papel fundador de comunidades apun-
tamos en la Nota I. De todos modos , estamos lejos de una encomienda fun-
dada en convento con finalidad de asistencia hospitalaria : la petición para

500 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - L a s s e g u e : Parinacochas

fundar un convento en Pauza corresponde a un poder civil y religioso bien


asentado por las mism as comunidades indígenas.

Hipótesis:
De 1567 a 1586 , el agente de la fundación del convento-hospital de
Parinacochas parece seguir el padrón de "la encomienda", cuya figura no lo-
gra cuajar en la geo-política de evangelización llevada por la Orden dominica-
na en esas tierras de entrada y de guerra. Surge en las dos primeras etapas una
forma de encomienda (precaria) que obedece a la voluntad fundadora de un
caballero de la Orden espaf'iola de Santiago de la Espada, siendo contrarresta-
dos los proyectos del caballero y de la Orden en Indias y en Parinacochas
tanto por el Capítulo eclesiástico sede vacante del Cusco como por la misma
Constitución de la Provincia dominicana de San Juan Bautista del Perú . Y en
la tercera etapa. cuando el convento dominico ya parece reducirse a priorato .
tan ajeno a la constitución fundamental de la Orden. cuando el capitán-caba-
llero de Santiago vuelve después de arreglar "el pleito" ante la Corona (favora-
ble a la creación indiana de Ordenes militares) y ante la Comisión de la Re-
forma del Concilio de Trento (muy tímido en la aplicación de las condenas
fulminadas contra las encomiendas de toda clase en las sesiones II y XXIV),
los afanes para remozar el escudo del capitán y para asentar las Ordenes hos-
pitalarias y militares en Indias. se topan con la organización creciente de las
comunidades indígenas: cierto espíritu democrático de las órdenes mendi-
cantes va a levantarse (sin duda por poco tiempo) conforme surge y se orga-
niza en Parinacochas y en otras tierras del Taki-Onkoy , un espíritu del dere-
cho consuetudinario de las comunidades. recién asentadas como "naturales".
''La doctrina de naturales : una institución precaria de la encomienda
indiana. en vías a aculturarsc con la parroquia de españoles". La afim1ación
peca por demasiado general ; sufre muchas excepciones que no deben limitar-
se al caso de Parinacochas: necesita replantearse. por lo menos en aras a con-
siderar los intentos de aculturación de la " comenda" medieval y de las Orde-
nes militares , principalmente españolas, en Indias. en el Perú , en Parinaco-
chas. Nuestro parecer se expresa con la hipótesis siguiente : de la " comenda"
europea a la encomienda indiana. las Ordenes hospitalarias y las Ordenes mi-
litares . ya exhaustas en España. sirvieron de agentes para poner a los indios
en la Corona, mediante la intromisión de la Hacienda Real en los bienes ecle-
siásticos , españoles e indianos. Sin embargo, la encomienda indiana naufraga
en el maremagnum de ordenanzas que "se acatan y no se cumplen" durante
el período que dista entre el concilio limense II y el limense III; no se recibe
el Concilio de Trento en España y en Indias ; tampoco se recibe la figura del
"abad comendatario" que quiere remozarse en Comendador de Oropesa o de
Parinacochas. Finalmente. la feudalización sui generis de Indias la llevará sin
duda el cacique de naturales y gobernador, mestizo entre corregidor de natu-
rales y corregidor de españoles.
La Nota III sugiere una confortación de esta hipótesis sobre la convi-

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Notas y Documentos_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

vencía de la Edad Media con las primicias de la Iglesia en Indias. Recogiendo


los aportes de las dos anteriores . esa Nota 111. en base a un extracto de la his-
toriografía de la Iglesia en Espafia y en Europa . pretende acompafiar a algu-
nos estudios que actualmente están roturando el barbecho de la encomienda
española y de la doctrina de naturales .

NOTA/
ACERCA DE FUNDACION Y DE CAPELLANIA: ESTRUCTURA DE LA
FUNDACION PJA Y DE LA CAPELLANIA LAICAL(4)
1.- Una fundación p ia es todo lote de bienes que, segregado de los demás
bienes del fundador. se destina perpetuamente o por mucho tiempo a
un fin religioso (culto divino , bien espiritual o beneficencia temporal
del prójimo , sobre todo más necesitado). No hay que confundir o pa-
sar por alto varias especies de fundaciones pías .
2.- Si dichos bienes segregados, con sus gargas , pasando al poder directo
de la iglesia son erigidos en beneficios propiamente eclesiásticos, pier-
den jurídicamente el nombre genérico de fundación , para tomar el
nombre específico de " beneficio". Esa elevación o , como se dice ,
" espiritualización" de los bienes temporales . se hace mediante la "co-
lación", acta notarial y acto cultual, que pertenece propiamente al
obispo . El poder de colación es precisamente el terreno en que se da
la lucha más continua y en que se dan invasiones e intromisiones de
parte de la autoridad tanto civil como eclesiástica.
3.- Si dichos bienes segregados y pasados a la Iglesia no se erigen en be-
neficio eclesiástico. sino que se dan a una persona moral eclesiástica
(a un convento. por ejemplo). con la carga perpetua o duradera de
emplear la renta anual en cumplir lo dispuesto por el fundador. se
trata entonces de una fundación pía , en sentido estricto (a esa fonna
jurídica acude o apela preferentemente la DB en la fundación de Pari-
nacochas, en 1567).
4. - Si el mismo lote de bienes pasados a la Iglesia resulta erigido en per-
sona moral eclesiástica (por ejemplo, un hospital a cargo directo del
obispo), a la cual va aneja accesoriamente una entidad como es una
iglesia , un convento o una parroquia , entonces tenemos un "instituto
eclesiástico" (no colegial).
5. - Si todo el lote de bienes segregados por el fundador no pasa al poder
de la Iglesia , sino que se dedica perpetuamente a un fin religioso , per-
maneciendo el lote de bienes en poder del fundador y de sus herede-
ros, tenemos una fundación pía en sentido lato (D B "juega" cons-
tantemente entre sentido lato y sentido estricto , además de otras for-
mas, mitad jurídicas, mitad metafóricas , cuando habla sin más de
"fundación").
6. - La fundación pía, laica!, en sentido lato , se especifica en "capellanía
laical", cuando el lote-propiedad amovible del fundador se dedica he-

502 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

reditariamente a la celebración de misas o a otros actos de culto , es-


tando esa celebración del culto a cargo de un capellán de la capella-
nía , nombrado por el fundador o que fuere nombrado por los patro-
nes sucesivos de la capellanía. La fundación de la capellanía laica)
presenta una estructura legal, civil y canónica , radicalmente distinta de
la simple institución testamentaria. en forma de legado , para aniversa-
rios. memorias y sufragios de misas por el alma de un difunto (véase
el paso de la 2a. a la 3a. etapa en la fundación de Parinacochas).
7. - La capellanía laica] toma el mero y ambiguo nombre de "hospital",
"leprosería", "colegio", etc. Es el nombre del fin principal a que tien-
de la intención del fundador. Esa intención inamovible da pie a un
sinnúmero de interpretaciones e intromisiones respecto a las institu-
ciones o fines en que se concretiza dicha intención del fundador de
la fundación pía , especificada en capellanía laical: es el caso típico de
la fundación de Parinacochas, en que el "hospital" siempre asoma y
nunca se define jurídicamente.
No faltan casos anteriores o contemporáneos al del "hospital" de Pa-
rinacochas ; quizá sea la mayoría de los casos de fundación de "hospi-
tales de indios" en los primeros tiempos de la evangelización y de la
"doctrina" en la Iglesia peruana.
(Es el caso bien claro , en medio turbulento. de la fundación del Hos-
pital de indios en el Cusco , ya a partir de 1538. Es el caso aún más
claro. con intromisiones más patentes , del Hospital de Santa Ana. en
Lima. fundado por el arzobispo fray Jerónimo de Loaisa , en 1550.
Esperamos volver a esos casos concretos. anteriores o contemporá-
neos al convento-hospital de Parinacochas ; en esas relaciones históri-
cas entre economía. derecho y caridad. el historiador ejercita y desa-
rrolla el juicio crítico que le es propio. en que no caben ni la espiri-
tualidad cucufata , ni el materialismo chato).
8.- La cofradía es una institución canónica, directamente referida a un
altar o a una capilla , en una iglesia parroquial o conventual. Sin em-
bargo, su oficio presenta algunos sesgos que la relacionan con la cape-
llanía. La advocación del santo-patrón no siempre resulta insignifi-
cante o inocente : véase la tensión que asoma en la 4a. etapa de la
fundación de Parinacochas, entre la asunción de la cofradía del Espí-
ritu Santo y el renacimiento de la Orden militar del Espíritu Santo(5).

NOTA 11
SONDEOS EN LA HISTORIA DE LA INST/TVCION HOSPITALARIA
EN EUROPA, EN V/SPERAS DEL CONCILIO DE TRENTO

Se puede resumir los datos proporcionados por la historia en esa ma-


teria de la manera siguiente:
1.- Desde los inicios de la Iglesia , con mayor fuerza en al Alto Medioevo ,

No. 2, diciembre 1984 503


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

la fundación de un hospital suele abarcar una triple finalidad : la cura


de los enfermos, la acogida de los peregrinos y la limosna respecto a
los desvalidos. El obispo en su diócesis y el receptor de huéspedes en
el monasterio benedictino representan los agentes principales de esa
obra pía, llamada en término genérico " el hospital": en ese lugar sa-
cro de la caridad se cultiva toda una espiritualidad de los "pauperes
Cristi" . imágenes de Cristo , manteniendo estrecha vinculación entre
" el pobre como sacramento" y el sacramento del altar.
2.- En la Edad Media (siglos XII y XIII señaladamente) nacen órdenes
religiosas que ponen acento en un aspecto de esa triple finalidad, con-
forme el lugar y el tiempo , la geo-política y la antropología religiosa
vayan especificando, en el hospital , la cura de enfermos legalmente
marginados (leprosería). la acogida de peregrinos (cruzada) o la li-
mosna ("sopa boba" en la portería de los conventos de órdenes men-
dicantes, sobre todo de la orden franciscana). Más específicamente,
las cruzadas medievales dan origen y fuerza a las Ordenes militares
que volcarán su fuerza bélica en fundaciones de hospitales propios; la
organización interna de una orden militar en sus tres estamentos (ca-
balleros de origen noble , capellanes elegidos entre monjes-soldados y
oficiales ascendidos desde la servidumbre) se expresa en un territorio
jurídico, la encomienda , acotada por tres figuras : el comendador, el
prior y el receptor.
El poderoso desarrollo de las Ordenes militares (desde Jerusalén hasta
Inglaterra en el norte y Sevilla en el sur de la cristiandad) no quita
que crezcan las fonnas caritativas del tradicional monasterio y con-
vento ; tampoco faltan fuerzas espirituales y temporales (en forma de
donaciones y dotaciones múltiples). de modo que la cura específica
de los enfermos da finalidad y organización a las Ordenes propiamen-
te Hospitalarias : así, descollan "la Orden de San Antonio" y, sobre
todo. la " Orden del Espíritu Santo".
3. -- La competición entre obras de caridad y los terribles apremios de la
Peste negra en los siglos XIV y XV aportan tres componentes a la fi-
gura ya tradicional del "hospital" : la iniciativa privada , municipal y
laica) en las fundaciones de hospital ; la inflación de sufragios para di-
funtos en forma de capellanías y memorias de misas (lo cual se funda-
menta en una teología nominalista del mérito y del Purgatorio, harto
cultivada por los dominicos): la pugna . ora estimulante, ora despia-
dada, entre el estamento clerical y el laica! por convertirse a veces el
hospital en fuente sea de "beneficios" (cargo casi inamovible del ca-
pellán) sea de "censos" (rentas de varias clases de que benefician los
varios estamentos de la sociedad).
4 - Con el humanismo , el renacimiento y la reforma, el final del siglo XV
y la primera mitad del siglo XVI son más recopiladores que innovado-
res en materia de hospital. Sin embargo, resaltan algunos hechos que
ayudan a leer el trasplante de esa venerable institución en las Indias y

504 Revista Andina, año 2


-------Lassegue: Parinacochas

las fundaciones caritativas en las primeras diócesis de la Iglesia in-


diana.
Por un lado , y por varios motivos, aumenta el número de " pobres" de
toda índole (peregrinantes, falsos y vergonzantes) ; aumenta la preo-
cupación de los municipios y de las cortes que vacilan entre desterrar
a esas huestes o asentar a esa mano de obra barata: el hospital ha en-
trado en los conflictos del mundo moderno. Por otra parte, en base a
la mentalidad rentística que va ganando la administración del hospi-
tal, la hacienda real se intromete en cuantas obras pías administren
las diócesis , los monasterios y conventos, las órdenes militares y las
órdenes hospitalarias . Al respecto . las poderosas órdenes militares pa-
recen ofrecer. a esa estrategia fiscal , un gran servicio. Por su organiza-
ción , mitad clerical , mitad laica! , sirven de palanca para la intromisión
de la Hacienda Real en Ja administración de los monasterios, reduci-
dos a prioratos. y en la administración de los conventos, atomizados
dentro de su jurisdicción provincial: el hospital diocesano o de funda-
ción privada se hunde bajo el peso de los juros y censos , que resultan
créditos insalvables de parte de las cajas reales siempre vacías. Y por
fin , la Iglesia en el Concilio de Trento no puede menos que reivindi-
car el papel tradicional del obispo , "padre de los pobres", frente al
afán rentístico y a la estrategia del Patronato y de las órdenes milita-
res; pero el mismo Concilio , no recibido en varios países de la cris-
tiandad . se ve incapacitado para promover una auténtica reforma del
hospital. Ese drama se patentiza en el clamor de la Sesión XXIV del
Concilio de Trento en 1563 y en la protesta de la bula de Pío V en
1569 contra cuantos censos y juros, bajo capa de fundaciones , arrui-
nan la venerable institución hospitalaria. Poco se ha estudiado , que
sepamos. ese sesgo hospitalario del Concilio de Trento , mientras que
van creciendo afortunadamente los estudios sobre la parroquia espa-
ñola y sobre la doctrina de naturales. La Nota III aporta algunos da-
tos al re.specto.
NOTA III
LA "COMENDA "HISPAN/CA Y LA ENCOMIENDA HISPANO-
AMERICANA: EL "ABAD COMENDATARIO" Y LA ENCOMIENDA
DEL COMENDADOR DE ORDENES MILITARES
1.-- Instituir a una iglesia o un monasterio en "comenda" equivale a con-
fiar provisiqnalmente la administración temporal de esa iglesia o de
ese monasterio , desprovisto d~ superior titular, a un prelado o incluso
a un laico. La comenda pretende defender los intereses temporales y
espirituales de la iglesia vacante. Pero cuando se constituyen los bene-
ficios eclesiásticos en Europa, ya a partir del siglo XI, la comenda to-
ma el carácter de una operación beneficiosa ante todo para el titular
de la delegación , vale decir para el comendatario. De. hecho, la admi-

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Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

nistración conlleva el usufructo de censos y rentas . anexos al cargo o


al beneficio de la "comenda".
2.- A partir de ese derecho común, la historia de la comenda va ligada
con la lucha para la libre colación de las dignidades eclesiásticas. Esa
lucha se lleva principalmente en el terreno de la jurisdicción de la dió-
cesis. El obispo tiene que defender su derecho de colación de benefi-
cios contra el señor feudatario , contra el rey y contra el Papa. Para
defender el derecho de colación . no pocas veces el obispo se convierte
en señor feudal y pone en cabeza de comenda a una población o a un
monasterio. Se multiplican las apelaciones y los pleitos ante el, rey y
ante el Papa, sobre todo cuando un cabildo eclesiástico tomas las
riendas de una diócesis sede vacante. Nos parece típica de una men-
talidad medioeval en Indias la actuación ctel cabildo del Cusco en
1567, tal como la reseña el documento-extracto. (Del derecho de ex-
polios de parte de la Corona, respecto a la sede vacante del obispo
Solano, dará un comentario el jurista Martín de Azpilicueta. aquel
"doctor navarro" que con Bartolomé de Las Casas va a abogar en el
pleito del arzobispo de Toledo , Bartolomé Carranza , víctima de sus
improperios contra las capellanías-rentas, víctima también de la in-
tromisión de la Hacienda Real en la muy opulenta Iglesia de Toledo).
3.- Por debajo de la famosa lucha entre el Sacerdocio y el Imperio en los
siglos XII-XIV, se desarrolla el despojo que sufre la diócesis como
iglesia local respecto a su derecho de nombrar directamente a cargos.
oficios y beneficios. La lucha se vuelve más tensa conforme la misma
autoridad papal, superando los ataques del conciliarismo de los siglos
XIV y XV, reconquista y se reserva más y más los nombramientos e
investiduras. Los patronatos , amén del famoso pero no único Patro-
nato de España en Indias, bregan para conseguir o conquistar una
participación en el derecho papal de investidura , colación y comenda.
4.-Sean los que fueren los altibajos de esa lucha por la comenda (los de-
cretos y los decretales del derecho canónico ofrecen una crónica de la
jurisprudencia en la materia), la comenda abre en la vida eclesial y re-
ligiosa una brecha cuyas consecuencias acuñan como estigma la histo-
ria de las órdenes religiosas, hasta muy entrado el siglo XIX, en la es-
trategia de las desamortizaciones y de los concordatos. El prelado o
patrono , clérigo o laico, titular de la comenda, con título de "abad
comendatario", por su misma intromisión legal , zanja la economía
del monasterio entre mensa abacial y mensa conventual. La reparti-
ción de la masa de bienes y rentas del monasterio sufre un descalabro;
por supuesto, muy menguado resulta "el lote de los pobres", tradi-
cionalmente administrado por el obispo o por el abad regular.
Poca eficacia tendrán en el siglo XVI el Concilio de Letrán V ( 1S 12-
1S 17) y el Concilio de Tren to (sesiones II y XXIV pasim) cuando tra-
ten de reducir los abusos de la comenda, de los abades regulares y de
los abades comendatarios. Será porque, en el siglo XV , la Pre-Refor-

506 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

ma católica de las órdenes religiosas. en fomrn de Congregaciones de


la Reforma, no llevó el remedio hasta la raíz de una plaga íntima y
multisecular. En las Indias sefíaladamentc. la comenda europea en
forma de encomienda se traslada como un mal endémico. ya consus-
tancial al Patronato. Poca eficacia tendrán las Leyes de Burgos ( 1512)
y las Correcciones a las mismas ( l 513 ). cuando se abre el Concilio de
Letrán V. Poca eficacia tendrán los improperios de un Bartolomé de
Las Casas contra la encomienda e incluso contra los remedios a la en-
comienda, tal como lo preconizan sus hennanos dominicos en Guate-
mala (1563). cuando durante 20 años (1545-1565) el Concilio de
Trento se muestra muy cauteloso en la aplicación temporal de las re-
fonnas espirituales.
5. - No es porque no se hayan recibido las apelaciones de la Iglesia india-
na a los Concilios y a las comisiones de los Concilios de Letrán V y
de Trento . Será porque la comenda europea se ha vuelto un mal cró-
nico , en forma de encomienda indiana . en la estructura misma de la
mensa conventual convertida en priorato , en la estructura misma del
hospital diocesano o conventual convertido en depósito de censos y
de juros rentísticos. Tan endémico se vuelve el mal de la encomienda
que ni logra dar señales ciertas y asentadas de su evolución. Será por-
que la misma forma jurídica de la encomienda pennanece ambigua y
difícil de diagnosticar : ni es depósito. ni es delegación del Patronato.
Será porque el mismo agente del mal endémico va muy solapado jurí-
dicamente : el abad comendatario entra como comendador de órde-
nes militares en el convento y de comendador de órdenes hospitala-
rias en el hospital. ¿Qué será del capitán Cristóbal de Torres en el
convento-hospital de Parinacochas? La encomienda indiana ni es pre-
caria. ni es perpetua : siempre se afana en ponerse en cabeza de la
Corona.
6.- Ultimamente , conforme crecen los estudios en torno a la "doctrina
de naturales", no por casualidad se replantea lo propio de la enco-
mienda indiana y el papel de las órdenes religiosas y militares en la
evolución de la sociedad e iglesia hispano-americanas. Sólo damos el
resultado de algunos sondeos sueltos en un terreno poco desbrozado:
a) "Iglesia y política en Hispanoamérica (siglos XVI-XVIII): un acer-
camiento". Mesa redonda 30-31 de mayo de l 981. Resumen de la
misma en Mélanges de la Casa de Velásquez , Tomo XVIII, 2, 1982 ,
pags. 111-128 .Con una hipótesis de Martine Lambert-Gorges: "La
Orden de Santiago y las Indias y la búsqueda de una identidad per-
dida", pags . 115-116.
b) Permanece fundamental el capítulo IX de la Historia de la Iglesia
en el Perú, Tomo I (1511-1568). Lima , 1953 : "La Iglesia y las
obras de caridad", aunque el autor ni da referencias documentales
precisas , ni señala la temática que se encubre bajo el origen y la
evolución de las fundaciones hospitalarias.

No . 2, diciembre 1984 507


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

c) Un estudio fundamental para la historia de la Iglesia en España, se-


gún la línea abierta por J. Vincens Vives:
Moxó, S. de. "Las desamortizaciones eclesiásticas del siglo XVI",
Anuario de historia del derecho español, Madrid, XXXI (l 961-
1964 ), pags. 327-36 l.
d) Cespeda Adán, J. "Desamortizaciones de bienes de las Ordenes mi-
litares en el reinado de Carlos lo", Hispania, Madrid , XL ( 1980),
No. 146, pags. 487-528.
e) Una obra significativa del renacimiento de las órdenes militares en
España y en forma precaria en Indias:
Ysla, fray Bartolomé, de la orden de Santiago de la Espada, canó-
nigo del convento de Uclés. Regla de la Orden y cavallería de San-
tiago de la Espada, con la glosa y declaración del Maestro Ysla ...
Un confesionario ... Tres capítulos historiales del principio y de
los fundadores de los maestres y administradores ... Una instruc-
ción de cavalleros de orden .... Alcalá de Henares, en casa de l.
Brocara, 154 7. · ·
Existe una reedición aumentada:
"Va añadida una tabla de las materias, con un tratado de la noble-
za, compuesto por el Dr. Francisco de la Portilla". En Amberes, en
la imprenta Plantiniana, 1598.
f) En la historiografía de las órdenes religiosas y de las órdenes mili-
tares en Europa existe una obra que gozó de amplia difusión, por
la erudición y el espíritu crítico del autor. Se trata de:
"Historia del origen y del progreso de las rentas eclesiásticas ... ",
por Jerónimo Acosta, doctor en derecho y protonotario apostó-
lico.
La obra conoció varias ediciones y traducciones . Por dificultades
de última hora en las informaciones y comunicaciones, damos la
traducción al español de un extracto de la 3a. edición , corregida y
aumentada, en Francfort , chez Frédéric Arnaud, 1703.
Después de presentar a los abades regulares y los ataques contra los
mismos por el sabio abad Tritemio, después de analizar el origen
de los abades comendatarios, después de aludir a las órdenes mili-
tares y a su influencia en la evolución de los hospitales por medio
de la "comenda", el autor dedica un largo párrafo, con tono de
picardía, a la "orden militar en que puede casahe", con referencias
al Dr. Navarro:

"Existe otra clase de caballéros que benefician de los bienes ecle-


siásticos. Sin embargo no parecen ni religiosos, ni eclesiásticos; de
hecho son casados. Se dicen religiosos~y tienen reglas de vida como
los demás religiosos. En España, los Comendadores de Ordenes de
Santiago, Calatrava y Alcántara pertenecen a esa clase. Tenemos
también en Francia los caballeros de San Lázaro que pueden casar-

508 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Lassegue: Parinacochas

se. Resulta muy difícil explicar con qué título esos religiosos casa-
dos poseen rentas eclesiásticas. Siendo religiosos profesos. tendrían
que cumplir con el voto de castidad. Pero dicen que. según los prin-
cipios del derecho nuevo. el Papa es dueño de los cánones, que los
ha eximido de esa obligación y que por privilegio apostólico pue-
den casarse. Lo que es confonne al parecer de los más hábiles teó-
logos que creen que el Papa puede por justos motivos eximir a los
monjes del voto de castidad. Hay que poner los Comendadores ca-
sados de esas Ordenes entre los Regulares: pueden sin cargar su
conciencia beneficiar de los bienes de la Iglesia adjudicados a su
Orden . Así opina por lo menos uno de los canonistas más sabios y
menos laxistas de nuestro siglo (al margen: Doctor Navarro), quien
llama a Felipe II. rey de España. el más alto prelado de España des-
pués del Papa. porque es cabeza y gran maestre de las tres órdenes
militares de Espafla y porque beneficia de la mayor parte de los
diezmos de las iglesias que están en sus Reinos. Por ese título de
Prelado Regular. el Rey de España es el mayor beneficiado de Rei-
no . Y como no es sólo Gran Maestre de las Ordenes de Santiago .
Calatrava y Alcántara . sino que es Rey de España. puede en su ca-
lidad de Rey tomar y usufructuar las rentas de los comendatarios
de dichas iglesias. Puede tomar y usufructuar, por lo menos, lo que
necesita para vivir como Rey, de la misma manera como , según los
privilegios del derecho nuevo. es lícito a los cardenales, a los hijos
de reyes. a los nobles y a las personas letradas , poseer varios bene-
ficios. para que vivan conforme a su estado" (op . cit. , pag. 259-
261 ).

DOCUMENTO-EXTRACTO
DEL LIBRO JO DEL CABILDO ECLESJASTICO DEL CUSC0(6)

Fol. 132 r.
Martes . 2 de octubre de 1567. estando en cabildo el chantre don Her-
nando Arias. el thesorero don Juan Mui'liz de Gallegos y los canonigos Fran-
cisco Ram irez de Garavilla y Luis de Al varado y Esteban Villalon y Juan de
Vera . ixeron que los señores arcediano don Francisco Toscano y canonigo
Xristobal Sanchez que estan el concilio provincial que se celebra en la ciudad
de los Reyes con poderes destc cabildo estubieron diziendo como el concilio
provincial manda que esta yglesia pague cierta cantidad de pesos de oro para
los gastos de letrados y secretarios y otras cosas del dicho concilio yque ellos
avian apelado para Roma y no obstante la dicha apelación se manda se pa-
guen / y questa yglesia avia havydo pleito con la menor del ynga sobre que
pague diezmo de los tributos de la coca que sus yndios le dan y pagó diezmo
en tiempo que el padre los tubo y antes de empoder de los espafloles se paga-
va diezmo de las dichas chacaras y sobre ello se litiga en esta audiencia y en
grado de fuerza fue la causa a la Real audiencia de los Charcas y se sentenció
en revista confirmando la sentencia desta audiencia y se embió executoria

No . 2, diciembre 1984 509


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

dello y la parte contraria apeló de la dicha sentencia y mandó que no se paga-


sen los dichos diezmos de esta yglesia / asi mesmo que el provisor de la ygle-
sia excomulgó a Diego Gavilan vezino de la ciudad de Guamanga porque no
pagava las primicias al cura y apeló por el arzobispo y por carta que dello se
tiene le condenaron a la yglesia y ser esta causa antes que fuese el proceso a
poder del arzobispo por relacion del dicho Gavilan dio una provision para
que qualquier clerigo lo absolviese sin autoridad del ordinario sino la suya .
Demas de que escribían los dichos arcediano y canonigo que en todos los ne-
gocios que llevó Alonso Vicente no se avia otorgado apelacion ninguna para
Roma y que todos se usurpan , que en el negocio de Parinacochas que es que
los frailes dominicos hazen alli un monasterio sin licencia del ordinario desta
yglesia. mandado que no se hiciese los frayles se quexaron en el concilio
provincial.
Fol. 132 v.- del ordinario y apelóse a su Santidad y sin embargo de
elle se manda hazer / y en todos los negocios del dicho concilio provincial de
que por parte desta yglesia se a apelado, de que se an otorgado apelaciones a
sido con tiempo limitado de dos años para ir a la curia romana y se presentar
a ella de aca con las mejoras de las apelaciones y no se a querido otorgar mas
tiempo para ello. Y asimismo para corte de España ay muchos negocios
como el de la duscusiondeste obispado con el de Charcas sobre la provincia
de Chucuito y pedir los diezmos de las comutaciones de los yndios y pedir a
su Magestad los 2 novenos para que se haga esta yglesia /oque se cumpla lo
mandado por su cedula acerca de elle y asimismo volver por la jurisdicion
deste obispado porque el arzobispo antes de la sentencia definitiva e si avia
caso que tenga fuerza dello con excomuniones que pone el ordinario advoca
a si las causas y se quedan alla y sobre que acerca de proveer curas se trayga
sobre cedula para que el encomendero no pueda presentar sino que el ordina-
rio libremente provea los curados de doctrinas y para que se trayga bula para
que no se impida por virrey ni gobernador alguno el poner las chaqras de
coca por ser la prohibicion en gran perjuyzio de los diezmos desta santa ygle-
sia / y asimismo ympetrar y pedir grados asi como la bula del santissimo Sa-
cramento para este obispado y sus sufraganeas parroquias e yglesia y clausula
en ella para que los sacerdotes que en ella entraren puedan rezar romano de
9 liciones y pueda ser absuelto y relevado(?) de qualquier homicidio auque
sea volintario una vez, y para perpetuar gracias e indulgencias para esta santa
yglesia / y para el hospital de los españoles para que los que en el entraren
sean absueltos a culpa y pena y otras indulgencias y perdones para esta ygle-
sia e obispado ...

Juan Bautista Lassegue


35, rue Edmond- Rostand
13006 - Marseille
Francia

510 Revista Andina, año 2


_________________________ Lassegue: Parinacochas

NOTAS

(1) Esa documentación se halla depositada en el Archivo del Convento de Santo Do-
mingo , de Lima; está sin clasificación y la mayoría de legajos sin numeración de
folios . En esta lectura damos a esa masa documental la asignatura DB (documenta-
ción de base). Así la distinguimos de un documento de información , DI, reducido a
unos cuantos folios , que lleva el título " La noticia que conduce al intento de Nues-
tro Padre Vicario General en la razón que pide de los bienes y fincas . . . ". La letra
del manuscrito es del siglo XVIII. DI aporta datos interesantes, basados en el "Libro
antiguo del convento de Parinacochas" , libro hoy desaparecido . La interpretación
de las formas jurídicas por DI nos parece poco fiable ; por eso, hemos vuelto a una
lectura directa, aunque aquí se da de manera resumida, de la DB. ·
Agradecemos al P. Aímon de la Cruz, archivero del Convento de Santo Domingo,
quien nos facilitó la consulta de esa valiosa documentación.
(2) " Relación de todos los conventos de esta Provincia de San Juan Bautista del Peru de
la Orden de Predicadores así de Españoles como de indios". .
Este· documento está publicado en "La Iglesia de España en el Pení - Colección de
documentos para la historia de la Iglesia en el Pení . Publicación dirigida por Monse-
ñor Emilio Lisson Chaves. Sevilla, 1943 " . Número 18, pp. 139-145.
Una presentación de fray Salvador de Rivera y de sus escritos, con el texto de la
Relación , en Fray J.M. Arévalo C., Los dominicos en el Perú, Imprenta editorial
San Antonio, Lima, 1970, pp. 132-143.
(3) "Verdadera y fiel relación del estado y disposicion de la insigne provincia , religiosos
y conventos de San Juan Bautista del Piru, de la sagrada Orden de predicadores .. . "
Impreso en Madrid, por Andrés de Parra , año de 1623.
(4) Para la redacción de las 3 NOTAS que sirven de trasfondo, más teórico que históri-
co , al mestizaje de las formas jurídicas entre España e Indias, nos basamos, además
del Diccionario de Pérez de Ayala y de las obras apuntadas al final de la Nota 111,
en la obra fundamental : De aniversarüs et capellaniis Libri II, Madrid, 1606. Su
autor, Pérez de Lara, es un eximio jurista y canonista, de la talla del Dr. Navarro y
de Covarru bias y Leiva. La obra presenta algunas referencias a América; se basa so-
bre todo en los tratados de San Antonio de Florencia (siglo XIV).
(5) Véase CELESTINO, Olinda. Las cofradías en el Perú: región central, 1981.

(6) Damos ese extracto de una sesión del Cabildo en que se manifiestan las preocupa-
ciones de dicho Cabildo sede vacante . Las preocupaciones versan sobre el derecho
de fundación , de colación y de diezmos. Se ve que el Cabildo del Cusco está tironea-
do entre la Comisión de la Reforma de Tren to, el Consejo de Indias, el Concilio li-
mense II y la Audiencia e iglesia de Charcas con su obispo Domingo de Santo To-
más. La fundación del convento-hospital de Parinacochas no es un caso aislado, si-
no estrechamente relacionado con los numerosos pleitos, civiles y eclesiásticos, que
lleva el Cabildo.
Agradecemos a Mons. Caballero, dean del Cabildo del Cusco, quien nos permitió la
consulta de ese valioso documento.

No . 2, diciembre 1984 511


Llamas y m~las, trueque y venta:
el testimonio de un arriero puneño
María Susana Cipolletti
INTRODUCC/ON perdido -con la decadencia de las
minas de plata y la motorización- su
Aunque en la actualidad puede razón de ser, y la mayoría de los que
verse a veces en las quebradas y en la los realizaban han muerto. Recons-
Puna jujeñas recuas de burros condu- truir estas dos actividades a través de
cidas a las Salinas Grandes a recoger la memoria de uno de sus protagonis-
sal en panes, destinada a los animales tas es el intento de este trabajo.
propios y que se troca además por Los datos_· aquí utilizados provie-
otros productos, y en zonas puneñas nen de distintas personas, pero mi
se sigue realizando el trueque en pe- informante princip l fue Calixto
queña escala, estas actividades perte- Llampa, en la actualidad residente en
necen en medida creciente al pasado. Abra Pampa (Jujuy), pero que recrea
Ya no se organizan grandes caravanas los años de su vida pasados en el po-
de llamas con las que se descendía a blado de Lagunilla.
oasis y valles para acceder a lo precia- Su familia paterna se dedicaba a la
do: el maíz, el dulce fruto del chañar, cría de burros y mulas en la región de
que Juego eran traídos de regreso a Belén (Catamarca). En un viaje
las alturas. Los extensos viajes de los arreando animales hacia el norte, su
arrieros, quienes conducían mulas y abuelo conoció en Quetene a la que
burros para venderlos en Bolivia, han sería su esposa; el padre de ésta pro-

No. 2, diciembre 1984 513


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

cual - como es común en los casos en


cedía a su vez de San Pedro. al norte que se desconoce la fecha de naci-
de S.P. de Atacama. La familia de miento- se consignó una edad apro-
ella se dedicaba a la cría de llamas. ximada. le adjudica 67 afios: él a su
actividad que continuarán ambos. ya vez afirma tener 82 afios. Aun si con-
ubicados en un lugar en el cual exis- sideráramos correcta la fecha de na-
tían sólo algunas viviendas dispersas. cimiento registrada en su documen-
donde más tarde se configurará el po- to, su aspecto es el de una persona
blado de Lagunilla. Los motivos qu e más joven. A Calix to no le extraña
llevaron a esta mudanza pueden pare- este hecho. que atribuye al haber be-
cer inescrutables al observador, pero bido en varias oportunidades sangre
muestran una capacidad de movili- de cóndor. reputada en la zona como
dad cultural en lo referente a activi- una especie de fuente de la eterna
dades de subsistencia , ya que se pasa juventud(2).
de la cría de mulas a la cría de lla- Aunque actualmente vive en Abra
mas. Instalados en esta zona - enton- Pampa. Calixto sigue manteniendo
ces territorio boliviano - se dedican sus animales en la zona de Lagunilla
fundamentalmente a la cría de llamas (situada hacia el oeste de la pobla-
(con las cuales organizan caravanas ción mencionada) , los que son aten-
de trueque) y al arreo de mulas y bu- didos por parientes de nuestro infor-
rros para venderlos en distintas r_egio- mante. Este cultiva, además, relacio-
nes. Estas actividades son contmua- nes amistosas y familiares con la gen-
das por el padre de Calixto -quien a te de Lagunilla, visitando el pueblo
su vez conoce a su futura esposa en un par de veces al afio.
San Antonio de Esmoraca (Bolivia)- Estuve en tres oportunidades en su
y por Calixto mismo, hasta práctica- casa, en la cual me alojé. Entre una y
mente alcanzar la madurez. otra estadía mediaron lapsos breves,
Calixto acompafia a su padre desde en los cuales transcribí las grabacio-
temprana edad - a los 1O ó 12 afios nes, proceso del cual surgier?n nue-
por primera vez a Tarija -; ya con vos interrogantes. Las entrevistas tu-
ansias de recorrer el mundo, se hace vi eron lugar en distintos horarios,
en la adolescencia peón de un arrie- dictados por otras tareas que exigían
ro. Su vida está surcada por un conti- la atención de Calixto. No recuerdo
nuo ir y venir en numerosos viajes Y haberlo visto sentado más que a la
por la participación en la guerra del hora de comer. frente a su telar o
Chaco, para nombrar sólo algunos de ante el grabador. Desarrolla a lo largo
sus hitos. Definir a Calixto como del día una actividad incesante: lava
arriero -lo que él no hace- sería des- la lana. la prepara para ser tejida, hila
conocer otras tareas que realizó a lo en su rueca a pedal , prepara el char-
largo de su vida: pastor, tejedor, ba- qui, va a la iglesia.
queano. Aún hoy tiene fama de ser El tema de este trabajo surgió al
en la zona el mejor conocedor de las azar en el relevamiento de otros tó-
inhóspitas regiones cordilleranas( I ). pico's de la tradición oral que me pro-
Su documento de identidad, ex- ponía investigar. La importancia que
tendido recién en la madurez y en el estas formas de subsistencia y los des-

514 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cipol/etti: Trueque y venta

plazamientos geográficos descritos d el año, exce pto en el verano , cuan-


ti enen para el conocimiento de la do el salar es inundado por las lluvias.
Puna m e llevó a seguir el tema siste- qu e cumplen a su vez una función ni-
máticamente. El resultado es el que vel adora . Se corta con un hacha , for-
aparece en las páginas siguientes. que mando bloques - "panes"- en aque-
no pret enden ser más qu e un primer llas partes donde. según la expresión
acercamiento al tema. lugareña, la sal está " madura". Estos
bloques se cargan en burros. com-
LAS FORMAS DEL TRUEQUE prendiendo el viaje de ida y vuelta ,
partiendo de Lagunilla, unos 15 días.
Antes de enumerar las regiones que Dado que la sal, el picote y las
constituían la meta de los viajes y las hierbas medicinales no eran produc-
formas de intercambio, conviene tos de canje con los pobladores de
puntualizar los preparativos que im- San Pedro de Atacama, los viajes ha-
plicaba el flete de una caravana, los cia esta región se hallaban precedidos
mismos que eran distintos de acuer- por otros preparativos, el principal de
do a la meta del viaje. Entre éstos se los cuales era la matanza de animales
contaban. antes de partir hacia Tari- y la preparación de grandes cantida-
ja. los diferentes pasos de elaboración des de charqui. Aunque éste se hacía
de la lana -esquila de los animales. con toda carne que se hallara a dispo-
cardado , lavado, hilado, etc.- para te- sición , se prefería la de Vizcacha( 4 ).
jer luego el picote. la recolección de ya que así se evitaba la merma de los
vegetales medicinales, el secado y em- rebaños propios. En éstas tareas ayu-
bolsamiento de los mismos. etc. La daban también los niños, qu e ya des-
tarea previa que insumía más tiempo de temprana edad son diestros en
era seguramente la recolección de la arrojar piedras con la honda(5).
sal. pues debía obtenerse. además de Refiriéndose a los viajes a Tarija.
la necesaria para el consumo de los que analizaré a continuación, dice
propios animales. el plus o excedente Llampa :
que se destinaba al trueque.
Hasta ahora poseemos datos aisla- " . . . Ibamos con sesenta , ochenta
dos sobre la explotación de las Salinas llamas pa' traer la mercadería: ha-
Grandes. la cual fue relevante no sólo rina de maíz y maíz, dos cosas na-
en la época colonial y posterior a ella. da más. pa' todo el año .. . Porque
como se desprende de documentos antes no se conocía azúcar, no se
inéditos comentados recientemente conocía zapatos. no se conocía na-
por Madrazo (1982 : 150 y ss. )(3 ). da , todo eran ojotitas de cuero . No
había mate, no había pan, nada .
sino quizás también , como supone Una sopita de harina de maíz y el
Nordenskiold ( 1902:340). en tiem- motecito(6) con tostao(7); nada.
pos prehispánicos. La obtención y Así vivíamos . . . "
comercialización de la sal se halla tan
íntimamente ligada con la forma de VALLES DE TAR/JA
existencia en la Puna, que su impor-
tancia apenas puede ser exagerada. Comenzaré por ellos, ya que cons-
La sal puede ser recogida a lo largo tituían el objetivo más importante de

No. 2, diciembre 1984 515


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

los viajes de trueque. Conviene pun- plicaba un viaje hacia el sur previo al
tualizar que los viajeros no ll ega ban a viaje hacia los valks. era sumamente
la ciudad - la que no conocían - , sino apreciada por los vallistos. Una carga
que se detenían a cambiar sus pro- de sal equivalía a una carga de harina:
ductos en los valles circundantes, co- es decir que el cambio se realizaba
mo se puede apreciar en la ruta mar- por partes iguales( 1O).
cada en el mapa adjunto(8). Sal menuda: así se denomina a la
El viaje se iniciaba cada afio a me- sal blanca, más pura que la anterior.
diados de junio, y se regresa ba a me- obtenida d e la superficie del salar y
diados del siguiente mes: ésta era destinada al consumo humano .
considerada la mejor época. ya que Chalona o charqui( 1 1) ele cordero
el maíz estaba seco como para ser o ele llama: por una chalona comple-
molido ; cuando no se había termina- ta se obtenía una carga ele harina .
do la preparación de los productos Picote: la vara( 12) de este tejido
de cambio, se atrasaba la partida has- se cambiaba por un "almudo" de
ta agosto. Calixto recuerda haber maíz( 13 ).
acompafiado a su padre desde peque- A esta lista de productos "tradi-
fío y prácticamente todos los años cionales" se suman, en el caso de Ta-
hasta la década del 30, cuando se rija, otros, obtenidos por medio de la
enroló como combatiente e n la gue- recolección , realizada por encima del
rra del Chaco(9). nivel de altura en el que se habitaba:
El viaje duraba , entre ida y vuelta. Pupusa (Werneria poposa o W. digita-
unos 30 a 38 días, incluyendo los 3 ta): en cada viaje se llevaban de 5 a
o 4 días que los viajeros permane- 1O kg. de este vegetal. Llampa consi-
cían, luego de realizado el trueque, d era un buen negocio el cambio que
cerca de Camacho, para hacer moler se obtenía por él, pues los vallistos
el maíz en un molino de piedra exis- entregaban. a cambio de un puiiado
tente en el lugar. La recua se hallaba de pupusa, la cantidad de maíz con-
compuesta por 60 a 80 llamas ; si se tenida en un plato( 14 ).
calcula qu e éstas pueden cargar hasta Chachacoma ( Senecio gravealens '! ):
30 o 35 kg., significa que el volumen su trueque se realizaba en co ndicio-
de lo traficado anualmente hacia los nes similares a las anteriores( 15 ).
valles tarije11os, sólo desde el pueblo Yuyucha (Nostoc vesiculosos Vauch):
de Lagunilla , oscilaba entre 1,800 y a diferencia de los dos vegetales men-
2,800 kg. de mercaderías. cionados, apreciados por sus virtudes
De los valles tarijelios se traía medicinales, éste es utilizado en la
maíz, harina y, en menor cantidad, alimentación. Se trata de un alga de
papas, mientras que los productos lle- forma globular y consistencia gelati-
vados por los puneños - qu e enumero nosa que crece en las lagunas de altu-
a continuación - eran los más varia-· ra. Su uso en la Puna argentina pasó
dos de los intercambiados en la red en gran medida desapercibido, al me-
de tráfico en la que se hallaban in- nos no lo encuentro mencionado en
mersos: las fuente s( 16). La referencia más
Sal: la sal en panes obtenida de las temprana con respecto a su uso es
Salinas Grandes, cuya recolección im- quizás la de González Holgu ín(l 7)

516 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cipo/letti: Trueque y venta

para el actual territorio peruano . Co- Muy disierto el lugar ... Hay que
cida y condimentada con ají era inge- llevar en parte agua. hay que llevar
rida hasta hace algunas décadas por la leña, de todo ... No hay ni un
los indígenas y era objeto de comer- crestiano por ahí . . . Y hay que
cio en los mercados de la sierra pe- andar con todas las cosas provistas,
ruana ( Yacovlcff y Herrera 1934- que no falte nada. porque si nos
35 :52). falta una cosa, no hay de dónde
sacar ... "
La gente de Lagunilla recogía este
vegetal en las lagunas de la región, lo
dejaban secar y luego lo embolsaban. ¿Qué productos se llevaban para
Lo ingerían agregándolo a la sopa . cambiar?
Era un importante artículo de true- Charqui de cordero. llama y vizcacha.
que con la gente de los valles tarije- Este último animal constituía, quizás,
ños( 18). un gran incentivo para el tráfico. ya
Coipa: especie de salitre. Cuando que con él se contaba con carne , por
aflora en la superficie del suelo se la cual se obtenían otros productos
junta con una pajita. tratando de des- sin necesidad de tocar los rebaños.
cartar las impurezas; luego se la em- Sogas: denominación de las riendas,
bolsa. Es utilizada como jabón para fabricadas principalmente con lana
lanas y para uso personal. Según Ca- de llama. Dos cargas de chañar equi-
lix to , en los valles tarijeños era apre- valían a una soga(2 l ).
ciada como abono. La medida de Maíz y trigo:se obtenían en peque-
trueque era de 2 x I ó dos kg. de ña cantidad; eran. pues. productos se-
coipa por uno de maíz( 19). cundarios del tráfico .
El hecho de emprender anualmen-
SAN PEDRO DE ATACAMA te -con 5. 6 y hasta l O recuas de lla-
mas- un viaje tan dificultoso. que
En marzo, hacia el final de la esta- implicaba la precaución de abastecer-
ción lluviosa y cuando aún no se ha- se antes de partir de todo lo necesa-
cía sentir el crudo invierno cordille- rio para la travesía. se explica quizás
rano, se emprendía el viaje anual ha- por la atracción que ejercían (y si-
cia la región de San Pedro de Ataca- guen ejerciendo) los alimentos con
ma. El trueque era aquí beneficioso alto contenido de azúcar en el habi-
a los puneños y la duración del viaje tante de la Puna ; éstas podrían defi-
-unos 14 días entre ida y vuelta par- nirse. en efecto, como "expediciones
tiendo de Lagunilla- (20) relativa- en busca de lo dulce" . Para valorar su
mente corta: las dificultades surgían importancia en el pasado , debe tener-
por la rigurosidad de los parajes a se en cuenta que en la Puna no crece
transitar, cuyo cruce obligaba a llevar prácticamente ningún fruto de estas
prácticamente todo lo necesario para características. De San Pedro de Ata-
la manutención, lo cual expresa Ca- cama se traían:
lixto de la s\guiente manera : Chañar (Gourlinea decorticans): es
una leguminosa arbórea, de fruto co-
" ... Antes iban mucho; ya han de- mestible, muy dulce, que en Chile
jado, porque es mucho sacrificio. crece principalmente en el norte

No . 2, diciembre 1984 517


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

(Lenz 1904 : 253). maíz y harina de este cereal. La ruta


Algarrobo (Prosopis sp.): se consu- iba de Lagunilla a Cochinoca , Tres
mía el fruto. Cruces. Esquina Blanca. Abra de Sa-
Pera seca : denominada "orejón" en pagua, y desde ali í a lo largo de la
la zona. Quebrada. siguiendo la ruta natural
Las jornadas que se realizaban has- hacia el sur.
ta llegar a San Pedro eran, partiendo El hecho de que los viaj es empren-
desde L~unilla : ler día) Laguna Vi- didos a partir de Lagunilla hayan te-
lama ; 2 ) Laguna Calina (en otra nido hasta la década del 40 como
oportunidad el informante men~i~nó meta el norte, mientras que - como
el Cerro Tinte) ; 3º) ¿Chaman? hemos puntualizado anteriormente-
(¿Chajnanta?) ; 4º) Gu_~yaqui: 5°) los habitantes del pueblo de Castro
Aguas Calientes; 6º) CaJon; 7°) S.P. Tolay. situado más al sur, no han se-
de Atacama(22). guido este derrotero. plantea ciertos
interrogantes que no pueden ser con-
VIAJES A LA QUEBRADA DE testados de acuerdo a nuestros actua-
HUMAHUACA Y AL SUR les conocimientos: ¿existía una suer-
te de especialización, por la cual ha-
Varias fuent es mencionan la im- bitantes de distintas zonas puneñas
portancia de los viajes de trueque rea- realizaban el trueque en zonas dife-
lizados desde la Puna jujeña hacia la rentes? O bien, ;.seguían ciertos indi-
Quebrada de Humahuaca , dond e se viduos - como Calixto y su familia -
cambiaban tejidos, charqui y coipa efectuando viajes largos - por ejem-
por maíz (Sarmiento 1951 : 148). Las plo hacia Bolivia - que en otras regio-
informaciones que recogí de dos per- nes ya habían sido abandonados?
sonas del pueblo de Castro Tolay se-
ñalan el mismo hecho : sal en pan, EL CORRELATO RITUAL:
chalanas y mantas se cambian en "LA BUENA LLEGADA "
Jujuy y alrededores (Perico, El Car-
men, El Pongo); charqui se cambia La descripción de estos viajes.
también por maíz y papas en otros cuyo fin era el trueque de productos.
pueblos como son Jueya e lruya(23). sería incompleta si no se hiciera refe-
Esto se halla en contradicción con rencia a dos hechos relacionados con
las informaciones proporcionadas por ellos : las acciones que se anteponían
Calixto, según el cual el tráfico hacia a la partida y las aún más importantes
la Quebntda de Humahuaca era, en la que coronaban el regreso. Antes de
región donde él habitaba, poco im- partir el viajero y su familia "corpa-
portante (recuerda haber ido sólo chaba'n" a la Pachamama, rogándole
unas 4 ó 5 veces). Nuestro informan- que les otorgara buena suerte en la
te insiste, en cambio, en que las con- empresa. Esta es una acción ritual que
diciones en el norte eran mejores. se realiza en repetidas oportunidades,
pues existía más interés en los pro- como por ejemplo en el denominado
ductos puneños. A la Quebrada se lle- challaco, que se hace en agosto , con-
vaba sal en panes, chalona y picote, sistente en excavar un agujero en la
productos que eran c?mbiados por tierra, en el que se echan principal-

518 Revista Andina, año 2


z
o LAS FORMAS DEL TRUEQUE
1-.J
DURA- ASIDUI- UNIDADES DE
c.
ñ" DESTINO OFRECIAN OBTENIAN CION EPOCA DAD CAMBIO
¡¡¡·
3 Sal 1 almud de maíz
...cr A partir de ma-
...
ID

<O
Charqui
Yuyucha Maíz
yo hasta fines
de agosto. Más
por 1 vara de pi-
cote, 1 carga de
(X) Valles de 30-36 Anual sal por 1 de hari-
.¡:,. Picote Harina de maíz comúnmente
Tarija días . na, 2 medidas de
Pupusa Papas en junio
Chachacoma coipa por 1 de
Coipa maíz

Charqui
Maíz 1 soga por 2
San Pedro
Riendas y sogas Chañar 14 días Marzo Anual
de cargas de
Ata cama Lana Peras secas chañar
Algarrobo

Quebrada Charqui
Maíz
de Picote 24 días Junio Irreg. ?
Harina
Humahuaca Riendas y sogas ~
i3·
o
~
....
....
:"': ·
-i
2
ID
Jujuy, Charqui .J:J
Perico, Maíz ?
e:
Picote Harina 30 días Junio lrreg. (1)

Palpalá Sogas -<


<
...
u,
<O
ID
::::,
r+
Q)
Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

mente hojas de coca, chicha y alcohol Acto seguido se liberaba a las llamas.
de alta graduación(24 ). se comía y bebía y se pasaba a prepa-
La ocasión realmente festiva - la rar las "flores" (borlas de lana) para
denominada "buena llegada" - era la enflorar a las llamas. que volvían a
del regreso al hogar, luego de ausen- ser reunidas con este fin. Luego se las
cias que se prolongaban hasta un mes liberaba definitivamente .
o más. Observese que estas acciones Primeramente se introducía en la
coronaban los viajes de trueque; es casa sólo un costal de maíz y uno de
decir, los que posiblemente enraiza- harina, los cuales eran colocados so-
ban en el pasado prehispánico, pero bre un cuero de llama y a su alrede-
no aquellos que se realizaban para la dor se ubicaban los presentes y co-
venta de mulas. Descripciones de "la queaban.
buena llegada" son sumamente raras El baile que se hacía a continua-
en la bibliografía (por ejemplo, ción tenía una función esencial den-
Am brosetti 1963: 186 y ss. ). tro del contexto, ya que subyacía en
En esta ocasión se sucedía una se- él la idea de que cuanto más se gol-
rie de actos pautada ritualmente: la peaba los pies contra el suelo, zapa-
familia del viajero salía a esperarlo a teando, más se asentarían y endure-
unos 500 m. de la casa(25). Primera- cerían el maíz y la harina y , por lo
mente se prendía coa en un brasero, tanto , éstos durarían más tiempo:
con cuyo humo sahumaban las lla-
mas, mientras se caminaba alrededor " .. . Estábamos meta a coca, alco-
de ellas(26 ); luego se comenzaba a hol, 'que se cementa , que no se aca-
ingerir bebidas alcohólicas, actividad be', para 'que la mercadería, aguan-
que se continuaba, de manera inter- te dos, tres años'. ·Uyyy! Ahí me-
mitente. durante dos o tres días. ta tomar, meta bahar, y la bailada
era la asentadJ decían .. . La asen-
Al animal más importante de la tada decían. porque pa'bailar za-
recua ,el ''delantero " . de cuya capaci- pateandv, y pa'que se asiente esa
dad para guiar a los restantes anima- mercadería, que no se acabe ... "
les dependía en parte el ritmo y la fa-
cilidad de la marcha, se le hacía be- EL COMERCIO DE
ber un vaso de chicha , con el objeto MULAS Y BURROS
de que él y las restantes llamas con-
servaran su fuerza(27). El ganado europeo arribó tempra-
Los presentes se sentaban allí a namente al Noroeste argentino : en
tomar alcohol y a coquear, narrando 1542 son introducidos, por miembros
el viajero las peripecias del viaje y de la expedición de Diego de Rojas,
proporcionando detalles acerca de los primeros animales de este origen;
los cambios efectuados. Las mujeres pocos años más tarde, en 1555, una
corrían luego hacia la casa, seguidas expedición · conducida por Mejía de
por el arriero conduciendo su recua. Miraval, de regreso de Chile, donde
Delante de la vivienda colocaban cue- había ido a buscar provisiones, trae,
ros de llamas, en los cuales iban api- además de semillas, ovejas, vacas y
lando la mercadería, que luego era otros animales (Fraboschi 1958: 203).
cubierta cuidadosamente con mantas. La cría de mulas destinadas a la

520 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - C i p o l / e t t i : Trueque y venta

exportación al Alto Perú se hallaba Jauja (op. c.: 103).


firmemente arraigada ya en 1630, El comercio al cual nos referimos
época en la cual Vázquez de Espinosa en este trabajo es, en cambio, al que
(1948 : 627. 629) constató que aqué- parece referirse Concolorcorvo (op.
llas eran criadas -además de otros c.: 94) al mencionar la cría de mulas
animales- en las reducciones de indí- en la región del Tucumán , a la que
genas Diáguitas y Juríes, en Londres califica de poco relevante(29).
(Catamarca). La Rioja y Córdoba. El Antes de emprender el viaje hacia
desempeño de indígenas Calchaquíes el norte, los arrieros se dirigían a Ca-
como arrieros de recuas está además tarnarca con el fin de comprar mulas
evidenciado en un Auto Exhortato- a sus criadores (los burros eran cria-
rio del Obispo Dávila. de 1691 , cita- dos generalmente en la misma Puna).
do por F ortuny (1966: 181 ), en el Además de los arrieros de Lagunilla,
cual se afirma, refiriéndose a .estos otros provenían de Casabindo , Cochi-
indígenas, que los encomenderos "los noca, Queta, Carahuasi, San Antonio
envían con tropas de mulas al Perú, de los Cobres, etc.(30).
donde los más quedan perdidos o En la zona de Pastos Grandes, los
muertos". Este es un dato de interés, viajeros permanecían alrededor de 3 ó
porque muestra que los habitantes de 4 días, reuniendo y contando las mu-
la región donde la familia Llampa se las y burros para formar las recuas.
hallaba originariamente asentada, se Luego iniciaban el viaje hacia el nor-
dedicaban ya en el s. XVII a la cría y te; el ritmo de marcha consistía en
arreo de mulas, aunque el hiatus tem- desplazamientos que abarcaban 4 , 5
poral sea considerable(28). Lafone ó 6 días, marchando todo el día; des-
Quevedo (1888:45) menciona que en pués se detenían un día entero para
Catamarca se criaban burros que lue- permitir descansar a los animales.
go eran arreados hacia Bolivia. La ganancia obtenida multiplicaba
Paralelamente a este tráfico menor varias veces el precio de compra, ya
se desarrolla el centro principal del que se pagaba en Catamarca entre 80
comercio de mulas; en la segunda mi- centavos y I $ por burro, el cual lue-
tad del siglo XVIII. cuando Conco- go era vendido en Bolivia a 6 $.
lorcorvo realiza su viaje ( 1908: 57), el
grueso de este comercio estaba com- OBJETIVOS DEL VIAJE
puesto por mulas que. nacidas en
Buenos Aires o Santa Fe, zonas ricas Objetivos prin c: r ales de estos
en pastos, eran llevadas a invernar a arreos eran indudablemente Huari y
Córdoba y luego conducidas a Salta, Uyuni -en menor grado Ayoma,
donde volvían a invernar por un pe- Paraita, etc.- a donde se conducían
ríodo que oscilaba entre seis meses y burros y mulas para venderlos en las
un año. Allí, o eran vendidas a co- grandes ferias que se realizaban en
merciantes que viajaban desde el Cuaresma.
Alto Perú con este fin o eran condu- Las dificultades inherentes af viaje
cidas hacia el norte, principalmente a y la gran distancia a recorrer exigían
Oruro , Coporaca (cerca de Cusco) y una considerable inversión de tiempo
a Tucle, situada entre Huancavelica y y energía, a lo cual se sumaban las li-

No. 2, diciembre 1984 521


Notas y l)ocumentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

mitaciones impuestas por los bioto- gilando cuatro arrieros unos 50 ani-
pos altiplánicos. La escasez de pastos males. mientras que Concolorcorvo
provocaba que las mulas - de por sí afirma sobre el tráfico principal, en el
grandes caminadoras- se alejaran en siglo XVIII, que cada recua que salía
busca de alimentación durante la no- de Salta en dirección al Alto Perú es-
che si no se las vigilaba continuamen- taba compuesta por unas 1.700 a
te. De ahí que dos arrieros (cuatro 1.800 cabezas de ganado y era condu-
eran responsables de 50 animales) de- cida por 16 hombres (1908 : 98 ).' Con
bieran velar un a noche , mientras los referencia a los datos recogidos en es-
otros dormían. A la noche sigui en te t e trabajo sobre el tráfico vigente a
se invertían los turnos(3 1). principios del presente siglo a partir
El viaje a Huari exigía unos 12 días de Catamarca, salta a la vista que és-
de ida desde Lagunilla y cerca de 25 tos reflejan un comercio cuantitativa-
si se partía de Catamarca. Calixto cal- mente menor, en el que participa
cula que por lo general se conducían -en relación con la cantidad de gana-
unos 200 a 300 burros y mulas. sien- do - un mayor número de arrieros.
do 50 animales responsabilidad de 4 Por una parte , esto refleja segura-
arrieros, lo cual permite calcular el mente la decadencia del tráfico de
número de éstos entre 16 y 30 hom- mulas. acaecida entre la época en que
bres. Concolorcorvo hace sus observaciones
El pago se realizaba en bolivianos (segunda mitad del s. XVrII) -en la
de plata, metal que juega aún hoy un cual las mulas eran el único medio de
papel preponderante en la concep- desplazamiento en las zonas monta-
ción de la riqu eza de la gente de la ñosas y , al mismo tiempo, el animal
región(32). La expresión con la que que podía transportar mayor canti-
Calixto hace referencia a estas tran- dad de carga - y la época descrita en
sacciones es que se contaba "hasta el presente trabajo , en la cual las mu-
azul la mano", refiriéndose a la colo- las habían perdido en gran medida su
ración que dejaban las monedas en la importancia. ya sea como animales
palma. de tiro (debido a la decadencia de las
minas de plata). ya sea como anima-
SUCRE les de silla (por la creciente motoriza-
ción). Además, cabe pensar que este
Llampa fue una sola vez a Sucre, a tráfico secundario, basado en la cría
los 1O ó 12 años de edad, acompa- de mulas de Catamarca, también fue
ñando a su padre en un arreo de mu- en siglos anteriores -debido a los bio-
las. En esa oportunidad , cuatro arrie- topos catamarqueños- menor en
ros conducían unos 200 animales. comparación con el que se basaba en
Los muchos años pasados desde en- la cría de mulas obtenida en zonas de
tonces le impiden recordar cuánto ricos pastos. En cuanto al mayor nú-
tiempo demandó el viaje, y de la ruta mero de arrieros que participaban en
recuerda sólo sus hitos principales: estas empresas -siempre en compara-
Tupiza-Huaitiquina. ción con los datos brindados por
Calcula que generalmente se con- Concolorcorvo-, podría explicarse
ducían unos 200 a 300 animales, vi- sobre la base de que mayor cantidad

522 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cipol/etti: Trueque y venta

de arrieros se hallaban disponibles o La ruta hacia Atocha insumía unos


por el hecho de que, con la decaden- 6 días de viaje, un trayecto breve: ade-
cia de la actividad. la pericia de los más. el hecho de que se dispusiera de
mismos iba disminuy endo . agua. leña y pasto a lo largo del cami-
no , lo convertía en muy fácil en rela-
OTROS TIPOS DE TRAFICO ción a otros de igual brevedad. pero
donde rigen condiciones ex tremas,
La red de relaciones y tráfico se como el de San Pedro de Atacama.
completa con otros dos objetivos de La decadencia paulatina de esta ruta
viaje. que trato separadamente por- de tráfico se produjo posiblemente al
que ciertos rasgos los diferencian de prohibirse en la Argentina el tráfico
los dos tipos analizados anteriormen- y consumo de coca, el principal pro-
te: a uno se conducían principalmen- ducto que se traía de Atocha : la coca
te corderos. mientras que el ot.ro in- era y es sistemáticamente decomisada
volucra los dos modos de intercam- por Gendarmería(34 ). Calixto conti-
bio : trueque y compra-venta , que núa haciendo esta ruta. solo o acom-
hasta aquí se hallaban separados. pañado. posiblemente hasta después
La primera ruta que Calixto reco- de la década del 50(35). Entretanto ,
rrió a menudo hasta 1932 conducien- la región en la que. él vivía había pa-
do corderos, llevaba a éste y a su pa- sado a la Argentina, convirtiendo el
dre hasta !quique. Se trataba de una tráfico en ilegal y los objetos logra-
ruta sumamente transitada hasta esos dos en contrabando. Llampa varias
años, donde también era común ver veces incluso tiene problemas de este
recuas de otro tipo de ganado(33 ). tipo ; sus comentarios al respecto
Aunque el viaje exigía unos 35 días muestran que la noción de frontera
de ida, las pausas necesarias a los cor- -y con ésto , la idea de contrabando -
deros obligaban a descansar en cier- le es ajena.
tos lugares determinados, alargando
el viaje en unas dos semanas . RELACIONES INTERETNICAS
Los corderos no suelen caminar
más de 10 km. por día: de ahí que el Los viajes realizados por los habi-
viaje de vuelta de los arrieros a lomo tantes de la Puna, además de posibili-
de mula, ya sin animales, se lograba tarles el acceso a productos que no
hacer en unos 15 días. obtenían en sus comunidades, los po-
En la región de Iquique no se ad- nían indudablem en te en contacto
quiría prácticamente ningún produc- con individuos co n pa utas culturales
to; a cambio de los animales se obte- diferentes.
nía dinero. ¿Fueron estas relaciones sólo de
El tráfico de los productos punc- tipo comercial? ¿ O se gestaron en el
ños hacia otro punto, Atocha (Boli- desarrollo de las mismas lazos de otro
via). implica una novedad en lo des- tipo? La propia historia familiar de
crito hasta ahora, ya que el charqui, Llampa, en la que hombres de la zona
el picote, la grasa -es decir, produc- de Atacama se unen con mujeres del
tos que en otros lugares eran objeto altiplano boliviano, y éstas, con arrie-
de trueque - aquí se vendían. ros catamarqueños, muestra que la

No . 2, diciembre 1984 523


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

segunda posibilidad correspond e a la Los pobladores solían huir al divisar


realidad. Rastrear estas historias fami- a los arrieros. abandonando sus casas.
liares en la Puna argentina seguramen- a las que seguramente retornaban
te nos daría una visión más concreta cuando aquéllos continuaban el viaje.
sobre la enculturación del individuo Esta es la misma reacción anotada
y las relaciones interétnicas(36 ). por viajeros de origen europeo que
Puede su ponerse qu e para que sur- recorrieron la Puna argentina (por
ja una situación de contacto cultural , ej emplo. Boman 1908: II. 420. 425.
debe existir al menos una relación o al llegar a Susques) y muestra hasta
amistosa o por lo menos neutra entre qu é punto los arrieros eran vistos co-
miembros de ambos grupos. lo cual mo extraños y temibles por los po-
no sucedía en todas las regiones que bladores, a quienes Calix to califica a
recorrían los punefíos. Los poblado- su vez como "algunos malos y algu-
res de las zonas visitadas que Llampa nos ariscos" .
juzga más positivamente son los ha- Necesitar algún objeto era duro en
bitantes de los valles tarijeños. por estas zonas. ya que de los pobladores
dos razones : su hospitalidad y su ge- no podía conseguirse prácticamente
nerosidad en el trueque . Característi- nada: éstos se encerraban en un mu-
co de ellos era invitar a los viajeros a tismo tenaz. y en sus casas no existía
entrar en su casa. convidarles un jarro alojamiento posible para los viajeros.
de chicha y un plato con mote. Llampa atribuye esta actitud en par-
Les siguen en valoración los habi- te a los excesos cometidos por los
tantes de San Pedro de Atacama: has- arrieros. quienes, en el viaje de regre-
ta allí no existía la posibilidad de con- so. ya agotadas sus provisiones de
tacto humano, ya que la mayor parte carne. no hesitaban en carnear una
del trayecto se desarrolla por parajes llama o un cordero aj enos. al negarse
desiertos. También aquí son hospita- sus du efíos a venderlos(37):
lidad y generosidad los rasgos que se
desprenden de las descripciones : "Eso era un trayecto , por ejemplo,
mientras permanecían e n el lugar. los de cuando íbamos d'acá de Antofa-
gasta / de la Sierra/, a Bolivia. a Hua-
viajeros recibían los alimentos gratis ri , pasaban por ai tranquilo la gen-
y tampoco debían pagar el pasto qu e te así. honrado, ¿no? Pero ya ter-
consumían sus animales. como suce- minado de vender los animales allá
día en otras region es. en Bolivia. ya faltaba carne. Como
En cuanto a la opinión sobre los la gente tocios por allá en Uyuni.
pobladores de la Quebrada de Huma- en esa pampa ... por ai había lla-
huaca. es lacónica e indiferente y re- mitas. Y bué. así de venida. corno
fleja quizás la poca asiduidad de los los patitos eran ariscos, se dispara-
contactos. ban y los gauchos ahí echaban lazo
Las relaciones de los viajeros con a una llama, dos, cortaban , le bota-
ban todo_s los menudos, las patas
los pobladores del Altiplano argenti- las iban tirando, se traían la carne.
no-boliviano. en el trayecto de Lagu- comían gratis. Y algunos por ahí
nilla hasta Huari (punto ex tremo nor- se presentaba el dueño , el dueño
te que alcanzaban las caravanas) eran de las llamas. Y bué. como los gau-
o bien inexistentes o bien negativas. chos eran varios, seis, cuatro , ve-

524 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cipolletti: Trueque y venta

nían acompañados. ahí nomás aga- cedido el hecho , sus compañeros le


rraban al dueño , lo tenían bien señalan al asesino de su hermano. Pre-
agarrado ahí, hasta que terminen potente, él pregunta al asesino el
de abrir a la llama. cargar a la mula . nombre del lugar. Ante la respuesta:
todo. y le metían , dos o tres así " Gaucho Rupachina " (o sea, el nom-
/rebencazos/. Abusaban también, bre del asesinado), él responde:
mucho abusaban ... " "Ahora se llama Tata degollado", y
lo degüella(39).
RELATOS HEROICOS DE Los arrieros huyen perseguidos por
LOS ARRIEROS los "Tatas", quienes van armados de
hondas y boleadoras. La intranquili-
Lo puntualizado en el párrafo an- dad de las mulas en un descanso aler-
terior. que refleja indudablemente ta a los arrieros( 40). Se suceden una
hechos reales, sirvió de prólogo a tres serie de persecuciones, logrando éstos
ex tensos relatos que muestran la exis- últimos despistar a sus perseguidores.
tencia de una ideología o "folklore" Los arrieros capturan a un "Tata" y
arriero, propagado por sus protago- le propinan cincuenta latigazos como
nistas y que se halla en vías de extin- escarmiento. Vencidos. los "Tatas"
ción debido a la decadencia de estas deben regresar a su tierra.
actividades. Con el paulatino abando- La siguiente historia es ubicada por
no de las rutas de tráfico habrán ido el relator en Quebrada Honda (valles
empalideciendo también los sucesos tarijeños). aproximadamente a princi-
que se originaban en ellas. pios del siglo pasado. Esta región era
Común a estos relatos es una geo- considerada muy peligrosa, pues esta-
grafía concreta. conocida, sobre la ba poblada de bandidos que mataban
cual se proyecta el terna de la heroi- a los viajeros para robarles la merca-
cidad de los arrieros, e incluso en un dería.
caso, la ayuda divina prestada a uno Un viejo arriero decide castigarlos,
de ellos. para lo cual forma , con prendas de
Aquí consignaré solamente los ras- vestir, un bulto que imita la silueta
gos principales de estos relatos: el he- de un ser humano ; luego se esconde.
cho relatado en primer lugar sucedió Un hombre aparece en la noche y,
en Talares Grandes, en el Altiplano ayudado por su hijo, descarga un gol-
boliviano, aproximadamente en 191 O. pe con una enorme piedra sobre la
Cansados de sufrir los atropellos que silueta , suponiendo que se trata del
cometían con sus animales, los "Ta- arriero . Saliento de su escondite,
tas"(38) atacan a unos arrieros que éste les propina varios talerazos, ha-
estaban carneando una llama. Logran ciéndose conducir, primero, a una
capturar a uno de ellos, a quien que- cueva en la que guardaban lo robado
man vivo; los demás escapan. y que se halla en efecto repleta de
De regreso en Belén, éstos cuentan mercaderías, y luego a los corrales de
lo sucedido al hermano de la víctima, altura, donde pasta un gran número
quien decide vengarse. Al año siguien- de llamas robadas. El arriero coloca
te, acompaña a los arrieros a Huari. dos cueros de llama en un arroyo, de-
Al pasar por el lugar donde había su- jándolos impregnar toda la noche, y

No . 2, diciembre 1984 525


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

al día siguiente cose al padre y al hijo CONCLUSIONES


en sendos cueros, abandonándolos
allí. y parte llevándose animales y Los datos aquí consignados refl e-
mercaderías. jan algunos aspectos del trueque y el
También en Quebrada Honda se comercio de mulas y burros tal como
ambienta el último relato. el que pre- se practicaban en una determinada
senta indudablemente más rasgo s de zona de la Puna entre los años 1915
" cuento". pero que es considerado y 1940 aproximadamente; sin embar-
verdadero en igual grado que los an- go. el hecho de que el abuelo y el pa-
teriores. Un viajero de habla quechua dre de Llampa hayan efectuado ta-
cae en manos de un ladrón , quien lo _ reas análogas y seguido en parte las
amenaza de muerte. La víctima pide mismas rutas, permite retrotraer ten-
antes de morir que se le permita co- tativamente la validez de la informa-
mer un asado de llama. oportunidad ción hasta el s. XIX .
que aprovecha para esconder entre la Estas actividades, caracterizadas
ropa un hueso de la canilla del animal. por grandes desplazamientos. tenían
Luego le pide al ladrón. como última un origen histórico diferente :' prehis-
gracia, que le permita coquear, fumar pánico la una, postconquista la otra y
y bailar por última vez. Los giros de hecha posible con la introducción del
la víctima al bailar divierten al ladrón. ganado europeo.
especialmente cuando ésta - intencio- Ambas han sufrido una paulatina
nadamente- emite gases. lo cual le decadencia. El arreo y la venta de
provoca grandes carcajadas. Aprove- mulas en gran escala decrecen refle-
chando la distracción de aquél, el jando la menna de la explotación en
viajero lo golpea con el hueso en la las grandes minas de la actual Bolivia
cabeza, causándole la muerte. ~primero Potosí, luego Lípez -- , pero
La segunda parte de la historia es la creciente motorización. que con-
muestra cómo el viaj ero es protegido vierte a mulas y burros - ya sea como
por la ayuda divina . animales de carga o de silla - en pres-
Al descubrir el hecho. los hijos del cindibles. la que les asesta el golpe de
hombre asesinado lo persiguen para gracia.
matarlo, pero no se atreven a acercar- Las expediciones de los puneños
se, pues lo ven acompañado por un hacia Tarija y San Pedro de Atacama
hombre y protegido por un perro disminuyen al acrecentarse la posibi-
muy bravo. Este , al sentir su presen- lidad de adquirir harina y alimentos
cia, los persigue ; al escapar. ambos dulces más fácilmente. en el comer-
hermanos tropiezan , sus carabinas se cio. La instalación en la zona de com-
disparan y los matan. Según el rela- pafiías mineras - Aguilar, Mina Pir-
tor. el arriero se hallaba en realidad qui tas - es parte de este proceso, ya
solo, pero la voluntad de Dios hizo que el trabajo asalariado brinda lapo-
que sus perseguidores lo vieran acom- sibilidad de comprar los productos
pañado por un hombre y un perro necesarios.
guardián. El trueque se halla aún vigente, pe-
ro parece limitarse a la concreción de
viajes cortos (por ejemplo, Abra Pam-

526 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cipolletti: Trueque y venta

pa-Yavi) o circunscribirse a determi- caso u111co - muestra que estos viajes


nadas ocasiones. como la celebración (que configuraban una actividad típi-
en Ya vi y Abra Parn pa de las ferias camente masculina) han desempefia-
de Semana Santa. La sal en panes clo un rol considerable en las relacio-
- un producto que no falta en ningu- nes interétnicas; en este caso. en las
na vivienda de la Quebrada o la Puna alianzas y matrimonios de hombres
en la cual se posean animales - sigue de la actual Puna jujeña con mujeres
siendo cargada a lomo de burro e in- del Altiplano boliviano, y de éstas
tercambiada por maíz o frutas, aun- con individuos de la región atacame-
que cada vez es más común que la sal ña. Quizás en base a futuros trabajos
sea transportada en camiones. cuyos se encuentre respuesta a otros inte-
duefios proceden luego a venderla. rrogantes : ¿existieron también casos
Se perfilan dos modos de profundi- inversos? , ¿se casaban individuos del
zar en estas empresas que arrojan da- norte. que venían hacia el sur buscan-
tos valiosos en la reconstrucción del do comprar mulas o un trneque favo-
tema de la subsistencia en la Puna: rable. con mujeres de esta región? La
por una parte. la búsqueda de docu- investigación de casos individuales,
mentos en los archivos provinciales. sumados, nos permitiría hacer infe-
que aún encierran tesoros para el in- rencias en cuanto .a movimientos de
vestigador: por otra. la recolección , población en la Puna.
por medio del trabajo en el campo, La recolección de datos similares
de vivencias análogas a las aquí trata- podría iluminar. además. procesos de
das. que nos permitan ubicar las ex- los cuales. en lo que hace al ámbito
periencias de Calix to en un contexto de Puna. lo ignoramos casi todo : la
más amplio. Esta última posibilidad. interacción entre individuo , medio y
que trabaja en base a la memoria in- cultura. En el caso tratado aquí. un
dividual de los protagonistas de un criador de burros y mulas de Cata-
determinado fenómeno. sólo puede marca que en la segunda mitad del si-
realizarse en la actualidad in extre- glo pasado se instala en otra región y
mis: si tenernos en cuenta qu e el sis- "adquiere" por vía de casamiento la
tema de trueque en gran esca la y el cría de llamas, actividad a la que pa-
arreo de mulas declina11 en la década rece no haberse dedicado antes.
del 30, significa que un anciano que En cuanto al protagonista de este
hoy tiene 80 afios realizó estas tareas trabajo. ha experimentado la deca-
aproximadamente hasta los 30 años; dencia de actividades de subsistencia
o sea que no existe en la actualidad hacia las que había encaminado su
ningún individuo que haya envejeci- existencia : la organización de carava-
do en el ejercicio de estas tareas y nas de llamas, el arreo de mulas hacia
son cada vez menos los ancianos que lejanas zonas. ¿Cómo reacciona un
alcanzaron su madurez en el desarro- individuo ante estas circunstancias?
llo de las mismas y que viven -aún . Calix to no renunció a los largos
Este tipo de investigación puede viajes. sino que los canalizó de otro
aclarar en parte otros temas : la histo- modo: terminada la guerra del Cha-
ria familiar de Llampa- y no hay ra- co, viaja durante un par de años a lo
zón para pensar que se trata de un largo y ancho de Bolivia, trabajando

No. 2, diciembre 1984 527


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

en Jo qu e dicte el azar, pero cuidan- ría, realizado en dos oportunidad es


do de no establecerse en ninguna par- por Gendarmería, el qu e Je produce
te. Se estaría tentado de denominar a grandes pérdidas y lo induce a aban-
esta época los "años de aprendizaje" . donar estas tareas.
ya que luego se incorporará a una for- Su adaptación a las nuevas condi-
ma de vida que difiere bastante de la ciones no le hacen, sin embargo.
experimentada hasta la década del abandonar la posibilidad de recorrer
30. Más tarde regresa a la casa pater- la Puna : varios meses trabaja como
na. en la soledad de la Puna, pero el peón en la colocación de los hitos en
sedentarismo obligado , la dedicación la nueva front era argentino-chilena ;
al cuidado de las llamas. lo deprim en los conocimientos qu e adquiere en
y entristecen. esta tarea, sumados a su experiencia
De ahí que continúe organizando anterior en la región , le permiten
viaj es de trueque, en pequeña escala. actuar como baqueano de Gendarme-
solo o acompañado a lo sumo por ría y, eventualmente, de una expedi-
otra persona, principalmente hacia ción de geólogos. zoólogos, etc.
Bolivia. Con socios eventuales sigue En las dos últimas décadas, al per-
trayendo productos de otras zonas, manecer en su hogar por períodos
en parte los tradicionales (como la m;ís extensos, vuelve a dedicarse al
coca, de Bolivia), y de Chile - en tejido , labor que había aprendido en
reemplazo del chañar y el algarrobo - su pubertad , pero que, debido a su
los objetos dictados por los nuevos vida vagabunda , no había casi practi-
tiempos, como las primeras radios cado . Se concentra en esta tarea - en
portátiles introducidas en la Puna, o la que ha alcanzado una considerable
máquinas de coser. Que esto fuera ca- pericia- como en todas las que reali-
lificado de contrabando era paradóji- za, pero Jo que despierta realmente
co para Calixto, acostumbrado a la su entusiasmo es el pedido de guiar
normalidad del intenso tráfico exis- un nuevo viaje hacia las altas cumbres
tente entre todas estas regiones: y en cordilleranas.
efecto , es el decomiso de la mercade-

María Susana Cipolletti


Ayacucho 1027
1111 Buenos Aires
Argentina.

ADDENDA :
Finalizada la redacción anterior, he tomado conocimiento de dos importantes trabajos,
cuyos temas centrales se hallan muy ligados a los aquí tratados : H.A . Difrieri, en "La po-
blación de Atacama en el siglo XVII" (Boletín del Inst. de Hist. Arg. y Americ. "Dr. E.
Ravignani ", 26, Buenos Aires, 1980), se refiere a un padrón de la zona atacameña , de
1683 , donde consta la actividad realizada por arrieros de mulas en poblados de dicha
zona . A su vez , G.B. Madraza (" Comercio interétnico y trueque recíproco equilibrado
intraétnico", Desa"ol/o Económico, 21 : 82 ; Buenos Aires, 1981) analiza el trueque de
productos y el arreo de mulas vigentes en la Puna argentina desde 1 81 O hasta el presente.

528 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cipolletti: Trueque y venta


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No . 2 , diciembre 1984 529


Notas y Oocumentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

REFERENCIAS

1. )quique 27. Lagunilla


2. Calama 28. Quebrada de Oro
3. San Pedro de Atacama 29. Cieneguillas
4. Copiapó 30. La Quiaca
5. Casabindo 31 . Yavi
6. Salinas Grandes 32. Cerro Tajsara
7. Laguna Vila111a 33. Camacho
8. Cerro Zapaleri 34. Abra de Rosillas
9. Cerro Tinte 35 . Tarija
1O. Portezuelo del Cajón 36 . Tupiza
11. Aguas Calientes 37 . Uyuni
12. Cerros Guallaques 38. Potosí
13. Laguna Ca lin a 39. Sucre
14. Quetena 40. Huari
15 . Guada lupe 41. Atocha
16. San Antonio de Esmoraca 42. San Salvador de J ujuy
17. Abra Pampa 43 . Palpalá
18 . TresCruces 44. Perico
19. Rosario 45. San Antonio de los Cobres
20. lturbe 46. Santa Rosa de Pastos Grandes
21 . Castro Tolay 47 . Cachi
22. Susques 48. An tofagasta de la Sierra
23 . Cochinoca 49. Belén
24. Mina Pirquitas 50. Humahuaca
25. Cusi - Cusi 5I. Hornaditas
26. Rinconada

530 Revista Andina, año 2


_________________________ Cipolletti: Trueque y venta

NOTAS

(1) La historia de su vida está siendo actualmente elaborada por la autora de este tra-
bajo.
( 2) En un trabajo de campo realizado en Hornaditas, en la Quebrada de Humahuaca,
obtuve informaciones análogas (lnf.: Carlos Lamas). Villafuerte (1968 :68) recogió
en Catamarca la creencia de que el cóndor (Vultur gryphus) al envejecer pierde las
plumas, adquiere el plumón característico de los pichones y comienza un nuevo
ciclo vital. De ahí que la sangre de este animal tenga la propiedad de devolver la
juventud.
(3) La organización nacional incidió, según este autor, en la economía puneña, ya que
se impuso un gravamen a la extracción de sal, además de un recargo sobre la que era
llevada a Bolivia (Tarija). También se cobraban multas por introducir maíz o harina,
productos que casi siempre provenían de ese país (Madrazo 1982 : 153).
(4) La vizcacha ( Lagidium sp.) era fuente de alimento en el Perú prehispánico (cf. fuen-
tes en Friederici 1960: 650) ; según Calixto, quien vivía con su hermana en un pues-
to de altura alejado de la casa paterna, ese animal constituía el alimento más impor-
tante en su niñez. En cambio, en algunas zonas de la Quebrada de Humahuaca (Hor-
naditas) , existe repulsión ante su consumo, lo cual se basa en el hecho de que la viz-
cacha está ligada, en cuanto animal silvestre, a Coquena (según algunos informantes,
aquélla es utilizada como mula por este personaje, un "señor de los animales" suma-
mente conocido en la Puna argentina) .
(5) Véase la reproducción de una honda en von Rosen (1957 : 235) ; numerosos datos
sobre ella pueden consultarse en Diessel 1979. Los pastores la utilizan en la actuali-
dad para arrojar piedritas a los animales del rebaño cuando quieren llamar su aten-
ción. Su función como arma de guerra es aún recordada por los ancianos puneños.
(6) Plato a base de maíz en grano cocido en agua y puesto en ceniza ardiente o lejía.
Del quechua muti (cf. Friederici 1960: 432).
(7) Alimento hecho con harina tostada.

(8) No me fue posible detectar la totalidad de las referencias geográficas mencionada s


por Llampa ; en gran parte los topónimos en cuestión reflejan las jornadas de viaje
necesarias -es decir, los lugares donde los arrieros se d.e tenían a dormir- y no han
sido recogidos por los cartógrafos. La ruta era la siguiente : ler. día) partiendo de
Lagunilla se llegaba a Cusi-Cusi¡ 2°) Quebrada de Oro; 3°) Puerta de Cóndor ;
4º) Cieneguillas; 5º) y 6º) La Quiaca; 7º) Suripuj; 8º) Quebrada Honda; 9º) Lagu-
na Tasajre ; l Oº) Rejarre ; 11 º) Camacho; 12°) Abra de Rosillas. El camino ·de La
Quiaca hasta Tarija corre al borde de profundos abismos que aun hoy, con moder-
nos medios de locomoción, pueden convertirse en una pesadilla para el viajero. Esta
ruta fue recorrida a principios de siglo por los miembros de la expedición sueca diri-
gida por Nordenskiold, a lomo de mula, y descrita por von Rosen (1957 : 214 y ss.).

No. 2, diciembre 1984 531


(9) Es decir. la guerra boliviano-paraguaya (1928-1935). Pado que la zona donde habi-
taba Llampa era territorio boliviano, puede suponerse que la guerra cambió algo la
fisonomía de este tráfico , en parte porque la mayoría de los hombres en edad útil
fueron incorporados a las filas .
( 1O) En el valle de Tarija existe una sal rosada, considerada de mala calidad por los pobla-
dores. Es de tener en cuenta este hecho, que muestra que para desear obtener un
producto en trueque no es condición indispensable la inexistencia del mismo, como
generalmente se supone.

( 11) Es carne secada y salada, de cualquier animal. Para consumirla se humedece y luego
se la asa brevemente o se la humedece y aplasta con una piedra (cf. Friederici
1960: 166 y ss. y Lenz 1904 : 262).

(12) Medida española utilizada hasta 1863 , año en que se adoptó el sistema métrico deci-
mal. Sigue siendo utilizada en la actualidad en la Puna, especialmente por tejedores
ancianos.

(13) Almud : medida española antigua utilizada para granos, correspondía a media fanega.
(14) Yacovleff y Herrera (1934-3 5: 7 6) describen el uso de las raíces de este vegetal
como febrífugo. Palma (1973 : 100) destacó su utilización en la Puna argentina: en
infusión contra el apunamiento, para enfriamiento de pies como baño; a veces se su-
ministra a los convalecientes de neumonía.

( l 5) Se utiliza en agosto para sahumerios destinados a la Pachamama, como tónico ner-


vioso y como analgésico (Palma 1973: 96).

(16) Se consumía también en Susques y las poblaciones cercanas, donde se recogía a par-
tir de mayo (comunicación personal del Sr. Abdón Castro Tolay) .

( 17) Aparentemente es la misma planta la que aparece en las fuentes con distintas deno-
minaciones, quizás regionales : muymünta, llullúch'a, murmunta, morcoto (Gonzá-
lez Holguín 1952, Lira 1944).

(18) También otra alga, el cochayuyu (Ulva purpurea) del Pacífico, fue alimento indíge-
na prehispánico; ambas representaron seguramente una considerable fu ente nutriti-
va en dos ambientes botánicamente pobres como son la Puna y las costas norte de
Chile y sur del Perú. Menos explicable parece ser la predilección de los habitantes de
los valles, donde existían otros recursos, por esta planta.

(19) El trueque sigue vigente en menor escala en la actualidad. Calix to fue en enero de
1983 con 24 kg. de coipa a Yavi y la ofreció de casa en casa, cambiándola en peque-
ñas cantidades - 1 a 5 kg. - por maíz. Obtuvo 6 kg. del cereal, aunque sostiene que
la medida de cambio (2 x l) se mantiene y que el resultado obtenido se debió al he-
cho de que la coipa tenía impurezas. Probablemente a menudo existieron estas va-
riaciones en las medidas de cambio, surgidas de la menor o mayor calidad del pro-
ducto. Las unidades de cambio postuladas en abstracto son probablemente ideales,
mientras que en la práctica existirían oscilaciones debidas a la calidad del producto,
mejor o peor confección de un tejido, etc.

(20) Esta duración está calculada en el caso de que se arree una recua de llamas ; solo, a
lomo de mula, Calixto llegaba de San Pedro a Lagunilla en tres días.

532 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Cipol/etti: Trueque y venta

(21) Núñez (1976 : 198) consigna que el cambio vigente en la década del 60 entre llame-
ros del altiplano boliviano y pobladores de oasis atacameños era de una soga por
una carga de chañar. La diferencia a favor de los atacameños en comparación con
los datos del presente trabajo, es apreciable.
(22) Estos viajes eran aprovechados, en años recientes, para obtener ciertos productos no
tradicionales. Dejando los animales en los alrededores de San Pedro de Atacama,
algunos arrieros se dirigían en vehículo a Calama o a Chusque , a comprar platos de
loza y ollas de hierro.
(23) Por el contrario¡ los viajes hacia el norte , motivados por el trueque , son en aquel
pueblo puneño aesconocidos (Inf. : Abdón Castro Tolay y Ricardo Alancay).

(24) Véase una descripción del mismo para una zona de la Puna vecina a la tratada aquí
en Merlino y Rabey 1981 : 6 y ss. Existen también trabajos sobre el llamado challa-
kuy para el Perú (cf., para la zona de Cusco, Gilt Contreras 1956).
(25) Los viajeros se separaban al llegar al caserío, dirigiéndose cada uno a su casa; sólo
después, en el transcurso de los eventos posteriores, las respectivas familias se reu-
nían eventualmente para festejar en común.
(26) Prácticamente en toda la Puna argentina las llamas se sahuman de manera análoga,
utilizando este vegetal ; también con motivo de la "Señalada" de animales (por
ejemplo, cf. para Catua Nachtigall 1965 : 209) y en el momento en que la hacienda
abandona el corral para ser trasladada a otro lugar (Merlino y Rabey 1981: 5) ;
q'oyar se denomina una acción similar realizada por los Aymaraes chilenos (Martí-
nez 1976 : 286). La coa se utiliza también en la Puna argentina para llamar al espíritu
de quien se ha asustado (Palma 1973: 93). En el pueblo atacameño de Socaire,
Munizaga (1958: 32) ha hecho ·observaciones que deben ser testadas asimismo en
la Puna argentina: la chacha y la coa (Lepidophyllum quadrangulare) serían una sola
planta, refiriéndose el primer nombre al vegetal que se halla aún en el campo, el que
se " transforma" en coa al ser utilizado con fines ceremoniales.

(27) La "buena llegada" se realizaba también en el pueblo de Castro Tolay, al regresar


los viajeros con los burros cargados de sal. En este caso, después de beber un vaso de
chicha, cada uno de los participantes decía : " He tomado a las fuerzas del burro azu-
lejo", por ejemplo, y así sucesivamente, nombrando a todos los animales de la recua
(comunicación persoI_1.al del Sr. Abdón Castro Tolay).

(28) El apellido Llampa es característico de indígenas Calchaquíes: en un padrón de és-


tos, confeccionado en Malligasta (La Rioja) en 1667 , es censado un individuo
" Llaampa" (Martín 1963 : 33) ; el mismo apellido aparece en un censo realizado de
Quilmes y Calianes, al ser éstos trasladados a las cercanías de Buenos Aires (Lafone
Quevedo 1898 : 354), y era común en las estancias de Santa María (Catamarca) ha-
cia mediados del siglo pasado (Op. c. : 199). En el primer censo realizado en Belén,
en la misma provincia, en las primeras décadas del siglo XVIII, aparecen censados
individuos de este apellido (comunicación personal del Sr. Juan Temes, de esa ciu-
dad). En el trayecto comprendido entre Beléri y Antofagasta de la Sierra existen en
la actualidad numerosas personas de este apellido.
(29) Este autor (op . cit.: 92-124) brinda numerosos datos relativos a la cría y arreo de
mulas, a los que no nos referiremos aquí. A partir de ellos, Madrazo (1982 : 179-
184) ha elaborado un cuadro de las inversiones realizadas y ganancias obtenidas en
estas empresas.

No . 2, diciembre 1984 533


(30) La ruta aproximada era: 1) Lagunilla-Ojo de Cátar, 2) Rosario, 3) Toro, 4) Salinas,
5) Tolar Grande, 6) San Antonio de los Cobres, 7) Cachi, 8) Pastos Grandes. Según
Calixto, su abuelo solía antes traer mulas de Chile, reputadas de excelente calidad.
De Lagunilla se dirigían a San Pedro de Atacama, luego en dirección a Antofagasta
o Chuquicamata, desviándose antes de llegar hacia Copiapó , María Elena y Pedro
Valdivia. El área de Valparaíso aparece ya en los siglos XVII y XVIII, según Madra-
zo (1982 : 121), vinculada con la exportación de mulas hacia Lima y Potosí, reali-
zándose el tráfico por dos rutas: una que atraviesa el desierto de Atacama (la elegi-
da por los arrieros puneños) y la que se desviaba hacia el oeste, a través de los pasos
cordilleranos de la región cuyana.
(31) Esta, opina Llampa, era la dificultad planteada por la conducción de mulas y burros,
mientras que el arreo de corderos, si bien era más lento debido al paso menudo de
los animales, permitía por esta misma razón descansar a los arrieros. Concolorcorvo
(1908 : 106) menciona, asimismo, aquella dificultad .
(32) Los "tapados" o tesoros escondidos, sobre cuya existencia no se duda y acerca de
los cuales circulan numerosos relatos, consisten por lo general en monedas antiguas
de plata, enterradas por gente que debió huir o debió, por cualquier razón, poner su
fortuna a salvo.
(33) La ruta, a partir de Abra Pampa, pasaba por Cochinoca, Casabindo, Queta, Carahua-
si, Pan de Azúcar, Guadalupe, Chajrashuaico(?).

(34) Calixto calcula que un tambor de coca - unos 20 kg. - le alcanzaba a la familia
- compuesta por cuatro personas- poco más de un año. La coca también se obtenía
en trueque, cambiándola a cambio de burros a gente que llegaba desde el norte.
Lamentablemente no averigüé más sobre el tru eque realizado con viajeros que se
desplazaban de norte a sur, el cual evidentemente también existió.
(3 5) La mta iba de Tupiza a Estela Mayo, Escoriani, Tolar Grande , Quichina, Chorolque ,
Atocha.
(36) Hablar de una personalidad común a los puneños sería seguramente una simplifica-
ción grosera; y sin embargo , en Llampa hay ciertos rasgos -la comunicatividad, la
tendencia a emprender actividades nuevas o diferentes- que parecieran no ser muy
desarrollados en la Puna. Al mismo tiempo, cree profundamente en seres de la con-
cepción del mundo puneña -como Coquena, para nombrar sólo un ejemplo-. Segu-
ramente influyeron en su carácter los numerosos viajes, el contacto con gente de
muy distinta extracción y origen y también las diferentes procedencias culturales
de sus padres.
(37) Este método de sustentación de los viajeros debe haber sido muy común. Concolor-
corvo (1908: 191) presenció cómo se reunían las familias indígenas en la Pampa de
Pacajes (actual Bolivia) para iniciar el largo viaje hasta las minas de Potosí y compa-
ra los perjuicios que ocasionaban con el de las langostas, ya que mataban vacas y
corderos para alimentarse, "sin perdonar las papas que están en sazón". En un docu-
mento emitido en Casabindo en 1681, y citado por Madrazo (1982 : 69), Campero,
el entonces marqués del Tojo, otorga ciertas prebendas a los indígenas de la zona,
porque éstos viven en " . .. camino real donde pasan viandantes y les hacen daños a
los pocos ganados que tienen". La negativa de los dueños a vender animales del re-
baño y la necesidad acuciante de los viajeros han entrado a menudo en colisión. De
los numerosos testimonios citaré sólo el de Ambrosetti (1898: 72), referente a los
Valles Calchaquíes, porque menciona varias causas para esa actitud negativa; el pro-
cedimiento que aconseja el autor no era entonces aparentemente criticable :

534 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - C i p o l l e t t i : Trueque y venta

"Difícil en alto grado es el conseguir que vendan una cabra , por ejemplo; siempre
encuentran algún pretexto en contra, y si la tropa se compone de cincuenta ani-
males\ para los cincuenta hay algo que alegar en su favor: unos porque son filas
del reoaño, otros por ser hijas de taf cabra que no tuvo más que esa, o de la otra ,
etc.; las que restan por ser propiedad del hijo tal ó cual, o porque se crió con la
criatura menor, etc. ; de modo que el remedio que queda es matar en algunos ca-
sos, de un tiro, a la que parezca mejor, y abonar su importe una vez muerto el
animal . .. "
(38) A los pobladores de habla quechua del Altiplano boliviano se les llamaba así, debido
seguramente al hecho de que ellos se dirigen de esta forma a su interlocutor.

(39) Este e{)isodio da origen a una toponimia que,., según Calixto, era conocida por todos
los viaJeros que cruzaban la zona: "Gaucho Kupachina" se denomina un lugar bajo,
en una vega, mientras que "Tata degollado" se halla muy cerca de allí, sobre una
pequeña loma.
(40) Al narrar este episodio, Calix to comentó las características de la mula, a la cual -en
contraposición con el caballo- se considera el animal más inteligente por su capaci-
dad de intuir el peligro, de caminar despacio si su dueño está enfermo, etc. Esta es
una concepción generalizada en la Puna y la Quebrada de Humahuaca; en este últi-
mo lugar he recogido varias historias que muestran otra característica de este ani-
mal : puede ver o intuir a los muertos, cuando éstos vagan en el mundo de los seres
vivientes.

No. 2, diciembre 1984 535


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

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No . 2, diciembre 1984 537


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538 Revista Andina, año 2


El ciclo mítico andino de la Piedra Cansada
Maarten Van de Guchte
Los elementos líticos juegan un rol muy importante en el proceso de
significación del contorno natural andino. Piedras, rocas y cerros dominan,
de una manera poderosa , tanto el paisaje natural de los Andes como el paisa-
je mental de sus habitantes. A estas expresiones de la naturaleza andina se les
atribuye una importancia cosmológica, de la cual la tradición oral tanto anti-
gua como contemporánea ofrece testimonios sumamente interesantes. La
documentación sobre este tema es muy abundante. Se puéde decir que la
piedra, en todas sus manifestaciones minerales, ha generado un "discurso
lítico".
Algunos aspectos de este discurso lítico andino con la naturaleza ya
han sido tratados por investigadores de diversa índole.
El culto a los Wamanis, por ejemplo, ha sido descrito y analizado por
Henri Favre (Favre 1967) y Jacques Morisette y Luc Racine (Morisette/Raci-
ne 1973); el sistema de los Uywiris (lugares sagrados) de la comunidad de
Isluga del norte de Chile ha sido objeto de estudio de Gabriel Mart ínez
(Martínez 1976), y Pierre Duviols ha aportado datos muy interesantes sobre
la función de la piedra denominada huanca (Duviols 1979). Piedras portáti-
les, como los illa. conopa y enkaychu han sido descritas por Harry Tschopik
(Tschopik 1953) y Jorge,lijores Ochoa (Flores O. 1974-76).
La piedra cansado no es más que un elemento de este discurso lítico

No. 2, diciembre 1984 539


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

andino. pero un elemento con ramificaciones sorprendentes. Estudiaré algu-


nos aspectos de esta piedra cansada o saycusca del Cusco y discutiré su posi-
ble ubicación en el parque arqueológico de Sacsayhuamán .
Integrando materiales mitológicos, etnográficos y arqueológicos ,
intentaré esbozar un código comprensible de los componentes espaciales de
este ciclo mítico andino.
Gran parte de la discusión se centrará en el tema de la transformación
de una masa inerte en una roca , por decirlo, viva : la piedra que camina y
que llora sangre( 1).
Hay varias maneras de analizar estos textos. Desde ahora quisiera
señalar el aporte quizá más importante del mito de la piedra cansada: la
formulación , así sea discreta, de un código mítico-espacial. En el mito se
articula una fórmula espacial que es discontinua con su contrapartida en el
medio ambiente geográfico . .
Las rutas diferentes de la piedra cansada asumen una calidad mágica.
Los cronistas españoles ya han notado esta divergencia, burlándose del hecho
de que la piedra cansada haya venido de sitios tan lejanos como Quito ,
Huánuco o .Yucay.
A" nuestra manera de ver. las relaciones representadas por los movi-
mientos de la piedra cansada constituyen un ejemplo de una topología
andina: una" estmctura lógica que se basa en conceptos d e continuidad , lími-
te . vecindad, interior y exterior.
Esta topología depende de los valores culturales que han sido atribui-
dos a sitios. direcciones y límites para producir una imagen coherente del
mundo natural andino(2) .

l. EL MITO DE LA PIEDRA CANSADA EN LOS AUTORES DE LOS


SIGLOS XVI Y XVII

La piedra cansada figura como tema aislado en buen número de cró-


nicas de la época colonial. El principal problema que presentan los datos
proporcionados por los cronistas es qu e son términos básicos, careciendo de
un discurso mítico complejo . Est e he cho limita la posibilidad de formular
una teoría indígena de este material Jítico dentro de la cosmología andina .
No obstante , el mate rial discursivo que acompaña a la piedra cansada
presenta uno de los pocos casos de suficiente complejidad ideológica para
superar este problema .
La primera noticia se encuentra en la obra de Pedro Cieza de León
(15 53 ), quien escribe:

"Vi junto a esta fortaleza [de Sacsayhuaman] una piedra que la medí
y tenía doscientos y sesenta palmos de los míos de redondo , y tan
alta . que parecía que había nacido allí, y todos los indios dicen que
se cansó esta piedra en aquel lugar, y que no la pudieron mover más
de allí" (Cieza 1967 , cap . LI) .

540 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - V a n de Guchte: Un ciclo mítico

El cronista Gutiérrez de Santa Clara ( 1590) nos da la siguiente ver-


sión:

"Una piedra muy grande que está junto a ella [la fortaleza], que los
indios llaman Jayku, que quiere decir piedra cansada , la cual trajeron
de más de cuatro leguas de allí. que cierto no se sabe como la traje-
ron. Los indios que la trajeron , como no la pudieron ll egar a la pared
de la fortaleza , por que no había campo ni lugar para tirar de ella , se
fueron a sus casas huyendo" (Gutiérrez ele Santa Clara 1963).

La descripción más completa se encuentra en los Comentarios Reales


del Inca Garcilaso de la Vega ( 1609) . En dos ocasiones trata este autor de la
pie el ra cansada. Primero dice:

"Mucha, de ellas [piedras] llevaron de diez . doce, quince leguas. par-


ticularmente la piedra. o por decir mejor, la peila, que los indios lla-
man saycusca, que quiere decir cansada (porque no llegó al edificio);
se sabe que la trajeron ele quince leguas de la ciudad , y que pasó el
río de Yucay" (Garcilaso 1963 , JI: 285).

Posteriormente , Garcilaso. hablando de los arquitectos de Sacsayhua-


mán , da los siguientes detalles :

"El cuarto y último de los maestros [ de la construcción de Sacsay-


huaman] se llamó Calla Cunchuy. En tiempo de éste trajeron la pie-
dra cansada , a la cual puso el maestro mayor su nombre, porque en
ella se conservase su memoria , cuya grandeza, también como de las
demás, sus iguales, es increíble. Holgara poner aquí la medida cierta
del grueso y alto de ella: no he merecido haberla precisa; rem ítome a
los que la han visto. Está en el llano antes de la fortaleza . Dicen los
indios que del mucho trabajo que pasó por el camino hasta llegar allí
se cansó y lloró sangre y que no pudo llegar al edificio" (Garcilaso
1963 , 11: 288) .

Hasta aquí la descripción de Garcilaso, quien sigue con más detalles y


da su propia explicación del acontecimiento , a lo cual volveré más adelante.
Tres versiones más quisiera introducir para completar la imagen de
esta piedra. En su Nueva Coronica y Buen Gobierno, Phelipe Guarnan Poma
de Ayala (1614) nos presenta un dibujo de la piedra cansada (ilus. I ). Bajo
la inscripción "El noveno capitán Inga Urcon" se ve a un hombre parado so-
bre una piedra que es jalada por otros cuatro. Dice el hombre mandón:
"Chayapoma. Uiha"; en la piedra está inscrito "lloró sangre la piedra" y al
pie del dibujo se lee "hasta guanuco guayllas". El texto dice :

"El noveno capitán Ynga Urcon fue hijo de Topa Ynga Yupanqui,
que tenía cargo de hazer lleuar piedras desde el Cuzco a Guanaco.
Dizen que la piedra se le cansó y no quiso menear y lloró sangre la

No. 2, diciembre 1984 541


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

dicha piedra. Y ací se quedó hasta oy. que su hijo Guayna Capac
Ynga lo hazía Jleuar la piedra a Quito , Tomi [Pampa]. a Nobo Reyno
desde la ciudad del Cuzco. Yucay. tantas mil leguas" (Guarnan Poma
1980, f. 159 [161], 160 [162].

El capitán Inca Urco también figura en la versión que nos proporcio-


na Fray Martín de Murúa (1613 ). En su crónica se lee que :

"Este valeroso capitán [Inga Urcon] reedificó [la fortaleza de Sac-


sayhuaman] y la acabó; el cual mandó traer de Quito una piedra que
se trajo con excesivo trabajo , por ser dicha piedra grandísima, que
tendrá tres estados de alto y ocho pasos de largo , y dicen que dicha
piedra habló antes que llegasen los indios con ella a la dicha fortaleza ,
diciendo Saycunin, que quiere decir.canséme . y que lloró sangre y que
por esta razón tiene por nombre hoy día la Piedra Cansada" (Martín
de Murúa 1922 , pp . 64 ,65).
Como último testimonio etnohistórico que citamos en extenso , trans-
cribimos a Bernabé Cobo ( 1653). En su lista de los ceques del Cusco. él nos
proporciona , en el cuarto ceque de Chinchaysuyo. el siguiente dato:

"La sexta guaca era una piedra grande llamada Col/aconcho , que esta-
ba en la fortaleza. la cual afirman que trayéndola para aquel edificio.
se les cayó tres veces y mató algunos ind ios: y los hechiceros, en pre-
guntas que le hicieron , dijeron haber respondido , que si porfiaban en
querella poner en el edificio. todos habrían mal fin. allende de que
no serían parte para ello; y desde aquel tiempo fue tenida por Guaca
general; a la cual ofrecían por las fuerzas del Inca" (Cobo 1979: 20).

11. ANA LISIS


Debe quedar claro desde el principio que no estoy interesado en una
explicación historicista de lo ocurrido con la piedra cansada. La piedra cuya
existencia está en debate , procede de una "cantera imaginaria". Mucho más
interesante es la importancia que tiene la construcción mental de esta tradi-
ción andina .
Proseguimos paso por paso en esta búsqueda. En un primer acerca-
miento al análisis de los textos , se puede distinguir varias características de la
piedra cansada: la piedra viene de lejos o se aleja a gran distancia; en cierto
lugar no quiere moverse; y la piedra llora sangre.
Dos temas de importancia trascendental se presentan aquí: se adscri-
be un comportamiento humano a una masa inerte (la piedra se mueve y tiene
voluntad) y este bloque pesado establece una red de relaciones entre diferen-
tes lugares. La transformación de una piedra en un ser que adopta rasgos típi-
camente humanos (camina, se cansa, llora y habla) produce un efecto alar-
mante; es decir, rompe una relación establecida entre el hombre y su ambien-

542 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - V a n de Guchte: Un ciclo mítico

ILUSTRACION No. 1
Inca Urco encima de la Piedra Cansada
(de: Guarnan Poma 1982, f. 159 (161)

,i, ELv10VEvfOCAPÍTJ\
, GAVRCOM .. -:--......:.-=..:.:..:__:_:. ---· - ·-----~..:.. __

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No . 2, diciembre 1984 543


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

te natural y hace recordar a una época en la cual gobernó la oscuridad. Cita-


mos , como ejemplo , el caso de Huarochirí:

"En tiempos antiguos dicen que el sol murió, y muerto el sol , se hizo
noche durante cinco días . Las piedras entonces se golpearon entre
ellas mismas, unas contra otras ; desde entonces se formaron los lla-
mados morteros, es decir las muchcas, y también los batanes" (Avila
1966 [1598]: cap. 4) .
Durante el Taqui Ongoy , otro período de confusión político-social y
cosmológica , también las piedras se levantan y bailan. En otras palabras, la
transformación de la piedra cansada de una entidad estable en un vehículo
de movimiento con propia voluntad , alude a un momento decisivo , con ele-
mentos emocionales, en la construcción de la fortaleza . Veremos más adelan-
te si podemos especificar este momento decisivo. Otro ejemplo de un trance
decisivo en la mitología de los Incas es la amenaza de una derrota por la etnia
enemiga de los Chancas. En aquella oportunidad , las piedras se transforman
en guerreros para asistir a los Incas en su batalla ; el nombre de estas piedras
guerreras, los pururaucas, también recuerda una época primordial.
Estas consideraciones del trasfondo cosmológi co en el discurso m íti-
co con respecto a representaciones de piedras, nos llevan a reflexionar sobre
el carácter de la piedra cansada. Central en esta discusión es la formulación
de un código espacial que se articula en varios niveles, de los cuales quisiera
destacar : un nivel sociológico basado en características geográficas , un nivel
cosmológico y un nivel técnico-arquitectónico (Sperber 1972 : 55 ).

Nivel sociológico y cosmológico.

La articulación del código espacial se nota particularmente en las dis-


tintas rutas que toma la piedra cansada. Diferentes lugares son mencionados.
Garcilaso dice que la piedra había sido traída "de quince leguas de la ciudad ,
y que pasó el río de Yucay".
Guarnan Poma de Ayala afirma, en un primer instante, que "Ynga
Urcon tenía cargo de hazer lleuar piedras desde el Cuzco a Guanoco ", pero
después dice que "Guayna Capac Ynga lo hazía lleuar la piedra a Quito ,
Tomi [i.e. Tumibamba, que actualmente se llama Cuenca] a Nobo Reyno
desde la ciudad del Cuzco , Yucay , tantas mil leguas"(3). En su enumeración
de tambos, Guarnan Poma tiene este dato curioso: entre las ciudades de
"Quenca, ciudad y mezón rreal y casas de Guayna Capac Ynga" y "Loxa,
ciudad y mezón rreal': se encuentra "Concha Numa, tanbillo donde está las
piedras que mandó lleuar Guayna Capac Ynga al Cuzco" (Guarnan Poma
1980, f. 1086 [ 1096 ]). Martín de Murúa dice que la piedra fue traída de Quito
hacia Cusco.
¿Cómo explicar la divergencia entre estas diferentes versiones? El
movimiento de las piedras sirve para establecer un lazo entre dos lugares. La

544 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Van de Guchte: Un ciclo mítico

dirección hacia donde va o de donrie viene la piedra, es lo esencial. Para Gar-


cilaso, la dirección norte tiene un valor especial; para Guarnan Poma, es la
dirección oeste la que tiene interés. Esta red de relaciones geográficas e ideo-
lógicas está basada, quisiera sugerir, en un modelo de relaciones de parentes-
co o política dinástica. El caso de Guarnan Poma es muy claro. Huánuco es el
sitio de donde proceden sus antepasados, la capital de los Yarovilca , entre
cuyos descendientes encontramos a Capac Apo Guarnan Chava y su nieto, el
cronista. Por razones similares, el valle de Yucay es muy importante para
Garcilaso . Lo sobresaliente en la dirección diferenciada de la piedra cansada
es que presenta una opción para la persona interesada en expresar sus intere-
ses genealógicos o dinásticos.
Casos similares de este uso son descritos por Cristóbal de Albornoz.
Hablando de mitimaes y suspacariscas (lugares sagrados de origen). dice :

"Traen e llevan pie¡;as [de vestidura] según son las guacas; si son fuen-
tes en sus tierras, traen un baso de agua dellas y échanlos con grande
cerimonia en otras fuentes donde fueron trasplantados y pónenle el
nombre de su pacarisca con mucha solemnidad, y si es piedra pónenle
la pieya de bestido que traen a otra piedra" (Albor~oz 1984: 199).

Este texto indica claramente que el acto de transferencia de la vesti-


dura constituye la culminación de esta ceremonia y que la piedra es un mero
fenómeno secundario en este rito . Las piedras funcionan como indicadores
de alguna dirección especial. En el caso de la piedra cansada, si el punto de
partida de la piedra (Yucay , Guanuco , Quito) tiene una significación especial,
también el punto final de la ruta es informativo. La piedra cansada define
como hito o mojón una entidad territorial en la parte alta del valle de Cusco.
En su calidad de huaca general (la única huaca general en todo el sistema de
los ceques) se encuentra en el área denominada Hanan-Cusco, y más específi-
camente , en la parte noroeste, llamada Chinchaysuyo. ¿Cuál es la importan-
cia de las direcciones norte y oeste en este contexto , visto desde la ciudad de
Cusco? Primero , la dirección noroeste indica esta parte de Hanan-Cusco, de
donde proviene el agua de irrigación para la ciudad del Cusco y, segundo , en
estrecha relación con este primer punto , este territorio tan importante estaba
a cargo de los ayllus reales, Hatun ayllu y Capac ayllu , ambos clasificados en
la cumbre de la jerarquía dinástica incaica (Zuidema 1982).
Quisiera sugerir, entonces, que la piedra cansada, como huaca general,
ocupaba un lugar singularmentr importante en la concepción espacial de los
Incas, relacionado con los ayllus de Pachacuti Inca y Tupac Yupanqui, res-
pectivamente.
Los distintos mitos de la piedra cansada tratan de establecer una rela-
ción entre un sitio específico (que merece el interés particular del autor del
mito) y un lugar de suma importancia jerárquica en el área de Hanan-Cusco.
Esta red de relaciones geográficas y genealógicas, aunque conservada
en forma muy limitada, tiene mucha semejanza con el concepto del sistema

No. 2, diciembre 1984 545


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

de los ceques (Zuidema 1964; 1982 ). La presencia del concepto de líneas


visibles y conceptuales está reforzada por un análisis del nombre del llamado
arquitecto. Garcilaso lo llama Calla Cunchuy, mientras Cobo denomina a la
piedra Col/aconcho. Guaman Poma, por su parte , menciona un sitio llamado
Concha Numa.
Este nombre me lleva a ofrecer dos comentarios. La palabra calla no
figura en el vocabulario de González Holguín , pero podemos recordar lo que
el padre Arriaga (1621) dice con respecto a la palabra Cayan:
"Y no solo reverencian las huacas pero aun los Jugares, donde dicen
que descansaron, o estubieron las huacas que llaman Zamana, y a
otros lugares de donde ellos las invocan, que llaman Cayan, también
los reverencian" (Arriaga 1920: 23 ).
Este término explicaría la presencia de la piedra cansada en la lista
de ceques del Cusco. De allí, se puede hipotetizar, se invocaba a la fortaleza,
estableciendo un lazo entre el lugar de origen de la piedra y la fortaleza. Esta
hipótesis parece ser soportada por las siguientes entradas en el vocabulario
de González Holguín:
Ccallariynin manta - Desde el principio
Ccallaric machu - La cepa del linaje
(González Holguín 1952 [1608])(4).
Bernabé Cobo se refiere a la piedra cansada como a un oráculo, ("los
hechiceros, en preguntas que le hicieron , dijeron haber respondido ... ") al
que se ofrecían objetos "por las fuerzas del Inca" (Cobo 1979: 20 ).
En tal forma , la piedra vinculaba el mundo incaico con el mundo del
más allá, donde residen los antepasados.

Nivel técnico-arquitectónico.
De nuevo vuelvo al nombre del arquitecto Calla Cunchuy. La segunda
parte del nombre del "arquitecto'' tiene un significado muy curioso. Cunchuy
o Concho es un término que designa una etapa en la preparación de la chicha
(González Holguín : Cconchu - Heces o asiento; Cconchu unu: el agua sucia,
o turbia), pero parece que la palabra cconchu tiene un campo semántico más
amplio. En una crónica del año 1613 de la provincia de Chinchaycocha, se
explica la palabra concho de esta manera, refiriéndose a una costumbre du-
rante la construcción de tina casa. En el capítulo sobre "el cubrecasa", el
autor dice:

"Cubríase hasta el techo y sólo quedaba un poco para el día siguiente


que era el concho que es el asiento de la chicha , que hacían tanta
para la fiesta de la casa que había para todo el pueblo y había de so-
brar, para el día siguiente' (Duviols'(ed.) 1974-76: 284).

546 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Van de Guchte: Un ciclo mítico

Esta práctica del concho se refiere, quisiera argumentar, a una cos-


tumbre similar durante la construcción de la fortaleza de Sacsayhuamán; es
decir. la piedra cansada simboliza la pieza que sobra en la construcción. Su
designación como Calla Cunchuy o concho indica efectivamente la termina-
ción simbólica de la obra de Sacsayhuamán.
Los tres niveles que he tratado en forma aislada, han sido separados
artificialmente en función del análisis del código espacial. No son elementos
estáticos del dis<;urso mítico, sino que se entremezclan dinámicamente en la
tradición oral.
En este caso , estos detalles significativos expresan una red de relacio-
nes que se expande a través de territorios, sistemas de parentesco y política
dinástica, hasta incluir referencias a recursos hidráulicos.
La "dimensión hidráulica" del mito de la piedra cansada y su relación
con la sangre de la misma deviene más evidente comparándola con otro mito
"sangriento", el mito de Yahua:r Huacac . Presentaré la versión del mito de
Pedro Sarmiento de Gamboa (l 572).
Mama Micay, la madre de Yahuar Huacac, había sido prometida en
matrimonio al rey de los Ayarmaca, Tocay Capac, pero fue secuestrada por
Inca Roca. Por motivos de venganza, Tocay Capac secuestra al hijo de la
pareja, a Yahuar Huacac, y ordena matarlo. En las palabras de Sarmiento:
"El muchacho [Yahuar Huacac]. que tal sentencia oyó dar sobre sí,
recibió tanta pesadumbre y coraje , que empesando a llorar de miedo
de la muerte, reventó por los ojos lágrimas de sangre, y con una indig-
nación mas que de la edad que era, a manera de maldición dijo contra
Tocay y Ayarmacas:
"Digoos cierto. que si vosotros me mataredes, que vendrá tal maldi-
ción sobre vosotros y vuestros descendientes, que os acabeis todos
sin quedar memoria de vuestra nación" ( ... )
"Le dijeron todos juntos al niño que volviese el rostro al Cuzco y
llorase sobre él, para que sobre los moradores del Cuzco se convirtie
sen aquellas maldiciones que les había echado; y así lo hizo" (Sar-
miento 1960: cap. 21 ).
Dos aspectos de este mito me interesan: las lágrimas de sangre y el
sitio donde ocurre esta historia. Miremos primero al sitio. Durante este episo-
dio , Yahuar Huacac se encuentra prisionero en Guayllacan , un pueblo cerca
de Maras, al noroeste del Cusco. El niño es liberado por intervención de los
habitantes de Anta, igualmente situado en Chinchaysuyo, la parte noroeste
del Tahuantinsuyo.
Como ya hemos señalado anteriormente, de aquella dirección vienen
las aguas de irrigación para la ciudad del Cusco. La dirección de la mirada de
Yahuar Huacac hacia Cusco expresa simbólicamente la procedencia del agua
de irrigación. La sangre de los ojos de Yahuar Huacac y de la piedra cansada
colora la tierra para el cultivo agrícola. El color indica la tierra fértil y agrega
al aspecto espacial del mito un aspecto temporal, el de la época de lluvias,

No. 2, diciembre 1984 547


Notas y D o c u m e n t o s _ - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

cuando la ti erra se pone roja(5) .

1/1. LA UBICAC!ON DE LA PIEDRA CANSADA

Ya no se conoce el sitio donde se encuentra la piedra cansada en el


Cusca. Su existencia ha sido borrada de la memoria y de la tradición popular.
Pero su Jugar ha sido ocupado por otro mito ampliamente difundido y cono-
cido: el mito de la Chingana.
Existe una manera exacta para establecer la ubicación de la piedra
cansada(6). Veremos que los mitos modernos confirman este método.
El nombre del padre Cobo ya ha sido mencionado. Utilizando SL
lista de los ceques como un instrumento empírico para analizar la topografía
del Cusco incaico. se puede llegar a una definición del sitio arqueológico de
la piedra cansada. En agosto de 1980 hemos seguido con los doctores Tom
Zuidema y Anthony Avení el cuarto ceque de Chinchaysuyo. Con el uso de
un teodolito , partiendo del Templo del Sol en el Cusco, hemos logrado fijar
la mayoría de las huacas de este ceque. Esta línea entre el Qoricancha y el
cerro de Chuquipalta (donde actualmente se ven las tres piedras mencionadas
por Cobo) sobrepasa Colcampata (que debía incluir antiguamente al sitio
llamado en la actualidad Sapantiana) , Guamancancha y Collaconcho, la cual
es la piedra cansada. De esta exploración resulta que se puede identificar la
piedra cansada con el sitio que hoy día es conocido bajo el nombre de la
Chingana Grande (ilus. 2).
Esta roca es un bloque de caliza, cuya circunferencia mide 74.20
metros. Está ubicada al oeste de la hacienda Pucro ; al norte y al este de la
roca corren canales de irrigación . En la superficie de la roca hay un sinnúme-
ro de formas geométricas esculpidas. popularmente denominadas ventanas.
escaleras y asientos. Destaca una ornamentación piramidal al lado noreste
de la roca.
En las Noticias Cronológicas del Cusco, Esquive! y Navia escribe:
"La piedra cansada ha padecido la misma injuria a tiros de pólvora desde el
año de 1733" (Esquive) y Navia 1980 : 1, p. 55).
Esta "destrucción" debe referirse al sector noreste de la piedra cansa-
da, donde gran parte de esta ornamentación piramidal ha caído al suelo .
Revisando la literatura arqueológica sobre la llamada Chingana Gran-
de . uno se da cuenta que éste es un nombre relativamente reciente . Viajeros
del siglo XIX la conocían bajo otro nombre. Cito a uno de ellos. George
Squier, quien escribe:

"La gran piedra cansada o Sayacusa (sic), de la que Garcilaso y otros


dicen que ocupó a 20 ,000 hombres para su traslado y que al rodar
mató a 300 trabajadores. es una masa enorme de mil toneladas o más
y ciertamente jamás fue movida, aunque sea levemente, por la fuerza
humana. Su parte superior, como las partes superiores de cientos de
otras rocas en la meseta del Rodadero , tiene tallados lo que aparente-

548 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Van de Guchte: Un ciclo mítico

ILUSTRACION 2
Mapa riel área del Cusco , con la ubicación de la Piedra Cansada (5) en el 40 ceque de
Chinchaysuyu. 1. Coricancha, 2. Colcampata, 3. Sacsayhuamán, 4. Qenqo, 5 . Piedra
Cansada, 6. Chuquipalta, 7. Chacán .

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N

1
1 /3700
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J
3600 -·

---
500 metros

r ío
línea de altura
sitio arqueológico

• radio urbano
del Cusco incaico
·

No . 2, diciembre 1984 549


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

mente son asientos y depósitos de cualquier forma; en sus lados se


han labrado nichos y escaleras ; el conjunto constituye un laberinto
incomprensible de esculturas de artesanía aparentemente ociosa.
aunque primorosa" (Squier 1974 (1877]: 258).
Esta roca no puede ser otra que la que actualmente se llama la Chin-
gana Grande. Su descripción corresponde exactamente. Squier tampoco se
equivocó , se puede deducir. en su descripción de otro conjunto rocoso. que
en su tiempo se llamaba la Chingana.

"Una parte de un bajo risco calizo no lejos del Rodadero se llama la


Chingana o "Laberinto" y bien merece este nombre. Está muy res-
quebrajada por la naturaleza . Sus fisuras han sido agrandadas artifi-
cialmente y se han abierto nuevos pasajes con bajos corredores. pe-
quefios cuartos, nichos, asientos, etc., que forman un laberinto en el
cual hay que tener gran cuidado para no enmaraiiarse" ( Squier 197 4
[1877]: 260).
Squier también nos cuenta el mito correspondiente a la Chingana:
"Circula una historia acerca de dos estudiantes que hace muchos
años emprendieron la exploración de la Chingana y siguieron su
pasaje hasta encontrarse debajo del Templo del Sol. donde pudieron
oír claramente el canto de la misa en la Iglesia de Sto. Domingo. que
ocupa su lugar".
Esta Chingana que Squier describe. debe ser la que actualmente se
llama Chingana Chica . El mito se puede escuchar diariamente en un sinnú-
mero de variantes. Generalmente el pasaje subterráneo de la Chingana condu-
ce a uno de estos cuatro lugares: la Catedral del Cusca. Santo Domingo.
Cajamarca o al Lago Titicaca.
Estos datos modernos me invitan a presentar la siguiente hipótesis :
el mito de la Chingana es una versión muy fragmentada del ciclo mítico de
la piedra cansada. Tiene el mismo contenido estructural; es decir, los pasajes
subterráneos cumplen el mismo objetivo que las diferentes rutas de la piedra
cansada: tratan de establecer una _red de relaciones geográficas entre un sitio
y otro.
Entonces, con el olvido del mito original de la piedra cansada y la
importancia creciente del mito de la Chingana, se produjo un traslado del
mito moderno al sitio antiguo, siempre cumpliendo su mismo rol ideológico
dentro de la tradición oral local.

IV. ESPACIO MIT/CO Y ESPACIO ESTETICO

Identificada ya la piedra cansada, veré en qué grado el lenguaje esté-


tico refleja el lenguaje mitológico. Según Francastel, ambos discursos imagi-

550 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - V a n de Guchte: Un ciclo mítico

narios ( el textual y el visual) tienen una relación con la trama global de la


vida diaria (Duvignaud 1976 ). La articulación de esta relación en el mito y en
el monumento lítico es la que nos interesa.
Comparando las representaciones del espacio mítico y estético, nos
encontramos frente al viejo problema de la "legibilidad" de un código visual.
La "invención de las fonnas" incaicas se nos escapa. Si bien podemos acer-
carnos, con cierta cautela, a la epistemología de la creación del discurso míti-
co y ver sus bases en la experiencia humana andina, la tarea es más complica-
da en lo referente al arte visual incaico.
Quisiera señalar que si el mito de la piedra cansada ha sido conserva-
do en forma fragmentaria , también la presencia material de la piedra muestra
una forma dañada y empobrecida. Imaginarla en todo su esplendor original
parece cosa imposible.
Dados el espacio físico que ocupa la roca hoy en día y el espacio es-·
tético, presente en su superficie, la pregunta será de qué manera establecer
una relación entre los resultados obtenidos del análisis del código espacial del
discurso mítico y la iconografía de la piedra cansada. Para aclarar este inte-
rrogante. necesitamos elaborar una tradición del código espacial mítico en
un código del espacio estético. Hay que formalizar estos dos códigos hasta
que se encuentre un código del espacio teórico. Por este último entiendo un
código formal indígena, elaborado y articulado por los incas mismos, como
es el caso del sistema de los ceques.
Mientras tanto, se puede notar que la piedra cansada parece funcio-
nar como un elemento dentro de una cadena de varias rocas que forman una
red de relaciones territoriales. La "visibilidad" de una piedra desde la otra
parece ser imprescindible. La relación con el agua también es esencial. En
resumen , todas estas rocas son otros tantos modelos estéticos de un mundo
andino significativo.

V. CONCLUSION

Es una cuestión teórica interesante determinar si los diversos textos


etnohistóricos constituyen variantes o fragmentos del mito de la piedra can-
sada. Y el mito de la Chingana, ¿es otra computación cognitiva de los mis-
mos datos? Lo que es cierto es que estos elementos míticos dispersos forman
un discurso mítico cuya estructura señala la presencia de una transformación
de importancia trascendental en el pensamiento andino: la piedra que cami-
na, que tiene voluntad, que llora y habla.
He indicado cómo el mito de la piedra cansada juega un rol múltiple
en el discurso mítico andino, funcionando en un número de niveles distintos,
como son el nivel técnico-arquitectónico, el sociológico y el cosmológico.
Pero el aspecto sobresaliente del mito es que la piedra se comporta
como un ser humano y como tal establece una red de relaciones geográficas,
determinada por razones de parentesco.

No . 2, diciembre 1984 551


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

Finalmente , hay un elemento en los textos que no ha sido tocado


todavía. Es el siguiente: tanto Garcilaso corno Cobo mencionan que la piedra
cansada mata a cierto número de gente. También en el mito moderno de la
Chingana el tema de la muerte está siempre presente (los dos estudiantes se
pierden y mueren en el pasaje subterráneo). Al parecer. este tema de la muer-
te está ligado íntimamente a un momento decisivo en la construcción de la
fortaleza , mencionado anteriormente.
En el mundo andino, tomar una piedra de algún sitio y trasladarla
para su futuro uso en alguna construcción significa perturbar el equilibrio
existente en la naturaleza. Para contrapesar este desequilibrio hay que hacer
un pago, de preferencia , en el caso de obras grandes, un sacrificio humano ;
una práctica aún vigente en algunas partes de los Andes ( Favre 1967 : 131 ).
El mito y la explicación racionalista proporcionada por Garcilaso de la Vega
pueden referirse a tal práctica(7).
La piedra cansada sería. pues, un m011umento lítico para el re-esta-
blecimiento y la preservación de la armonía del mundo natural andino.

Maarten Van de Guchte


Casilla 845
Cusco - Perú

552 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - V a n de Guchte: Un ciclo mítico

NOTAS

1. Quisiera agradecer a las siguientes instituciones por su apoyo financiero para realizar
este trabajo: Department of Anthropology, University of Illinois at Champaign-
Urbana; Tinker Foundation y National Science Foundation (EE.UU.). Los comen-
tarios críticos que ha generado una lectura de la primera versión de este artículo
por parte de Irene Silverblatt, ltalo Oberti , Henrique Urbano , Gary Urton y R.
Tom Zuidema, me han sido muy útiles.
2. Los trabajos clásicos de Durkheim y Hanss (1901-02) y Van Genr.ep (1960) han
mostrado en qué forma la estructura espacial puede expresar simbólicamente rela-
ciones sociológicas y cosmológicas .

3. Para un análisis detallado del personaje de Inca Urco , véase Zuidema 1979.
4. Si la lectura correcta de esta palabra es colla, la interpretación qued a bastante
enigmática. González Holguín da las sigl! ientes entradas : Kolla - tierna criatura ,
o niño, y Kollasonccolla - El niño que aun no tiene uso de razón .
S. Ortiz Rescaniere ha publicado dos mitos contemporáneos con una temática seme-
jante. La diferencia radica en que la Piedra Cansada ha sido reemplazada por la
imagen de una Virgen (Ortiz 1970) .

6. El autor está llevando a cabo un levantamiento topográfico y fotogram étrico de


rocas talladas en el área del Cusco, asistido por el Sr. Héctor Cruz , técnico foto-
gramétrico.

7. En excavaciones realizadas por el arqueólogo Fidel Ramos Condori , del Instituto


Nacional de Cultura, se han encontrado una serie de tumbas con restos humanos
en el segundo fuerte del baluarte de Sacsayhuamán. Los restos humanos están
acompañados por buena cantidad de objetos de plata y cobre y restos textiles.

No. 2,diciembre 1984 553


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ZUIDEMA , R. Tom
1964 The ceque system of Cusco, Brill, Leiden .

1979 " El mito y el carácter mitológico de Inca Urco" , XLIII Con-


greso Intern . de Americanistas, Vancouver, ms .

198 2 "Hierarchy , Space and Time in Cusco . A reconsideration of


the ceques system " , ms.

556 Revista Andina, año 2


Los atributos del hogar: economía doméstica
y la encomienda en el Perú colonial
Enrique Mayer
JNTRODUCCJON

Intento aquí una reconstrucción etnográfica de la vida de un grupo


de humildes personajes que vivían en un ambiente rural del siglo XVI. en la
sierra del Perú. La tarea es inversa a la generalización. He utilizado los incom-
parables trabajos de John V. Murra sobre la organización socio-política de los
Andes prehispánicos como modelo para lograr entender las preocupaciones
en la vida cotidiana de aquella gente , cuyas decisiones y ritmo de actividades
forman la base del cual el modelo fue originalmente abstraído.
En la primera parte de este ensayo se expresa el punto de vista de un
campesino común, Don Agostín Luna Capcha , quien existió y cuyo testimo-
nio es conocido . Sus opiniones e ideas emergen al pensar él sobre lo que ha
de tener que declarar en un solemne inquisitorio. Lo que le preocupa es
cómo ha de administrar y organizar su propio tiempo y el de su mujer, en
qué forma ha de movilizar los recursos que ha de necesitar para poder conse-
guir todo lo que de él se requieré para cumplir con sus obligaciones de tribu-
to . El ámbito de su reflexión es su hogar (lo que los antropólogos llamarían
la unidad doméstica) y cómo mejor administrarlo. Al pensar en esto , él pien-
sa en el trabajo . Debido a que la economía está enmarcada en la sociedad en
la que vive , sus preocupaciones sobre el trabajo lo llevan a considerar no sólo

No. 2, diciembre 1984 557


Notas y Oocumentos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

cuestiones domésticas , sino también los asuntos de su familia. las obligacio-


nes de parentesco , así como también problemas de su pueblo y asuntos de
carácter regional que directamente lo afectan .
Logrado un entendimiento "sustantivo" (término de Polanyi) de có-
mo operaba una unidad doméstica. el ensayo pasa a buscar variaciones en la
composición interna de las unidades domésticas e intenta explicac las causas
y efectos de tal variación . Es, por lo tanto , una investigación sobre diferen-
ciación campesina del siglo XVI. Me apoyo mucho en un recurso metodoló-
gico llamado "analogía etnográfica" , utilizado por arqueólogos. ya que en
1970 realicé investigaciones etnológicas en el pueblo de Tángor . la residencia
de Agostín Luna Capcha , llamado Tancor en ese entonces en las cabeceras
del río Huallaga , en la región de Chaupiwaranga , que pertenecía en esa época
a Huánuco (Mayer 1974 ). He procurado complementar con mi experiencia e
intuición la escasez y los vacíos en los datos históricos. Mi propósito es ilus-
trar, resaltar la significación y hacer comprensible a un lector moderno la
vida de un grupo de personas que se hallaban en plena lucha por sobrevivir en
un período de tiempo difícil para ellos y remoto para nosotros .
Hay también un propósito secundario al trabajo aquí presentado. Lo
que se relata ocurrió en 1562, sólo 30 años después de la invasión europea .
Era un período de incertidumbre y de profundos cambios sociales. Al inver-
tir el proceso de generalización ; es decir. al particularizar las situaciones, po-
demos centrar nuestra atención en el proceso mismo del cambio social y en
el significado de estos cambios para esa gente. La institución colonial de la
encomienda (una dádiva real de un grupo de indios a un español) nos provee
el contexto de este estudio. La encomienda es· de Juan Sánchez Falcón , a
quien se le dio el privilegio de recoger el tributo de los indios encomendados
a él. Su encomienda incluía alrededor de 4 70 unidades domésticas entre los
Yacha (un grupo, étnico bastante pequeño) y mitimaes traídos por el Inca a
"guardar" fortalezas.
Para poder recolectar el tributo , Sánchez Falcón tenía que valerse de
mecanismos y de procesos institucionalizados que los señores étnicos y los
Incas habían establecido desde hace mucho tiempo para extraer beneficios
de la población campesina. A pesar de la crisis total que la invasión europea
produjo entre esas gentes , hubo ciertas condiciones para que instituciones
económicas del pasado continuasen en funcionamiento . Pero. al mismo tiem-
po , al aplicarse esos antiguos procedimientos en beneficio de los nuevos due-
ños, cuyos propósitos fueron muy diferentes que los de sus antecesores. esas
mismas instituciones se transformaron tanto en la manera como funciona-
ban como también en la forma en que fueron percibidas. Este trabajo trata
de mostrar esas transformaciones y qué es lo que implicaron para un hogar
campesino. Debido a que las instituciones cambiaron alterando su significa-
do y también debido a que la legitimidad de esas operaciones empezó a ser
cuestionada, comenzó a generarse un desafío al sistema entero. Presionados
desde abajo, los curacas afectados comisionaron en 1561 a Hernando Malqui-
riqui, del pueblo de Chacapampa, a viajar a Lima y apelar al Virrey a que re-

558 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Mayer: Economía doméstica colonial

bajase la tasa del tributo . Y así se inician los procedimientos legales.


El instrumento judicial que los españoles utilizaban para estas situa-
ciones era la así llamada visita. Era una inspección de casa en casa y pueblo
en pueblo para detenninar la validez de los alegatos y contraalegatos y en
base a ella hacer recomendaciones al virrey , quien era el que tomaba la deci-
sión en última instancia . John Murra publicó por segunda vez esta visita , jun-
to con otros documentos pertinentes y ensayos críticos , en 1972 , en el Tomo
II de la Visita de la Provincia de León de Huánuco en 1562: lñigo Ortiz de
Zúñiga Visitador. El rico material histórico contenido en este y otros docu-
mentos burocráticos de similar índole publicados en la década pasada , ha
contribuido mucho a modificar nuestra visión de las sociedades precolombi-
nas en los Andes . El Tomo II de la mencionada Visita constituye mi princi-
pal fuente de datos y análisis (sólo se citan las páginas entre paréntesis). Un
trabajo similar en base a los datos contenidos en el Tomo I lo está realizando
el historiador Efraín Trelles. Conclusiones similares nos muestra el estudio de
Rafael Varón ( 1980) sobre los encomenderos y curacas.
El estudio de las encomiendas es un caso en el que se pueden enten-
der los procesos de la articulación de diferentes sistemas económicos que , sin
embargo , se encuentran vinculados entre sí. El encomendero se valía de anti-
guas instituciones andinas para obtener bienes económicos , los cuales luego
vendía en la extensa red comercial que empezó a desarrollarse en la colonia
en apoyo a las actividades mineras y a la economía urbana de los españoles .
Con sus encomendados, el encomendero tenía que manipular los mecanismos
de una economía campesina precapitalista ; mientras que en su trato con otros
españoles se comportaba como un mercader (o comerciante), procurando
obtener el mejor precio con el fin de recaudar la sum a monetaria más alta po-
sible. El historiador Rolando Mellafe expresa esta dualidad , que se convierte
en tríada debido a los intereses del estado colonial , de esta manera :

" [Estos documentos] nos muestran un estado de transición y entron-


que de tres corrientes completamente diferentes : una derivada de la
fom1a de trabajar y tributar pre-hispánica ; otra conectada con las exi-
gencias de encomenderos y curacas. y una tercera que dice exclusiva
relación con la política económica y los afanes proteccionistas de la
Corona para con la población indígena , expresada esta última en las
tasaciones de tributos". (1977:338).
El período histórico que generó la visita como documento (más o
menos la mitad de la creación de la institución de la encomienda y su poste-
rior abolición paulatina) es también el período en el que la Corona comenzó
a interferir más y más en el funcionamiento de las encomiendas con el fin de
mediar las contradicciones que ella misma generaba. Las refonnas Toledanas,
que se inician en 1570 , alteraron radicalmente las instituciones sociales andi-
nas. Entre otras refonnas , el tributo en especie fue cambiado por un tributo
monetario que se pagaba a la Corona (lo cual significó que por muchos años

No . 2, diciembre 1984 559


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

los indígenas estuvieran pagando tributo a ambos , encomendero y Corona),


y, a través de la política de reducciones, se reordenaron drásticamente las re-
laciones sociales de los pueblos indígenas . A partir de las reformas Toledanas
es qu e podemos observar mayores discontinuidades entre los procesos insti-
tucionalizados que se originaron en la sociedad Inca y los que se implantaron
durante el resto del régimen colonial.
SABADO 14 DE FEBRERO DE 1562
Había llovido toda la noche , y la madrugada estaba nublada. Los ha-
bitantes de Tancor andaban ocupados en sus quehaceres cotidianos a pesar
de tener conciencia de pertenecer ahora a unos nuevos y extraños amos , que
hablaban una lengua diferente , montaban caballo y se vestían con armaduras
de hierro . Había habido guerra y fueron derrotados. La nueva ciudad españo-
la, León de Huánuco , estaba en el valle grande ; río abajo , lo que implicaba
que muchas de las relaciones sociales, políticas y económicas ahora se orien-
taban hacia las tierras bajas , mientras que tan sólo 30 años antes sus anterio-
res señores los habían dominado desde las punas.
A medida que el sol calentaba el valle , la neblina se desplazó hacia
arriba , cubriendo temporalmente los pueblitos de Wangrin y Wakan. Cuando
escampó , se podía divisar desde Tancor las partes bajas del angosto valle del
río Colpas. Y es así que los vieron : un grupo de gente a caballo, seguido de
cargadores a pie, remontaba lentamente la cuesta de Tancor. Era la anuncia-
da y temida inspección de los españoles y sus propios señores , sus curacas.
Hacia mediodía estarían en el poblado.
Desde el instante en que fue atisbado el grupo de inspectores, todas
las actividades normales en el pueblo quedaron interrumpidas. Luego de unos
momentos de pánico, el ritmo de las actividades cambió drásticamente. Mu-
chos jóvenes, cogiendo ropajes para el frío , comida y coca , huyeron del pue-
blo para esconderse en los cerros, en cuevas y escondites, lo más lejos posible
de los caminos y asentamientos . Las mujeres ocultaron alimentos y posesio-
nes. Mientras prendían los fogones para cocinar la comida de bienvenida ,
practicaban nerviosamente los gestos y las plegarias que los nuevos sacerdotes
les obligaban a adoptar. Los niños fueron distribuidos en diferentes hogares e
instruidos para no delatar a sus padres. El viejo quipucamayoj, cojo, se trasla-
dó dolorosamente a su choza para traer los hilos multicolores y anudados y
comenzó a pulsearlos , recordando por cada nudo que pasaba entre sus dedos
lo que él había memorizado en cada instancia. A último momento, el man-
dón del pueblo , quien también estaba dedicado a memorizar los apurados
reacomodos de las familias que él conocía tan bien (y a recordar que tenía
que olvidarse de la existencia de los jóvenes que se habían ocultado en el
campo), se dio cuenta que nadie había recolectado el forraje para los caballos
de los españoles. También se olvidó de prevenir al siguiente pueblo , que sería
inspeccionado luego de Tancor. Tal omisión le causaría posteriores remordi-
mientos, pues su pariente, Don Antonio Pumachagua, principal del pueblo

560 Revista Andina, año 2


de Guacor, fue sorprendido por los inspectores. Y por ello se equivocó en s.u
declaración y fue "mandado azotar públicamente por haber mentido" (p.
1 16). Una vez , hace mucho tiempo, el principal de Tancor había sido amarra-
do y golpeado "con una piedra en las espaldas" por inspectores Incas, cuan-
do éstos descubrieron que él había encubierto a jóvenes que huyeron para no
participar en la leva de la mita del Inca (p. 54). ·
Cuando al fin lñigo Ortiz de Zúñiga, el visitador, Juan Sánchez Fal-
cón, el encomendero, y sus representantes legales, el escribano , el traductor
griego (Gaspar de Rodas) y sus propios curacas, don Antonio Guaynacapcha
y Don Juan Chuchuyaure, así como también curas, varios soldados y carga-
dores llegaron al pueblo, se había restaurado una falsa apariencia de calma y
normalidad en él (pags. 10-23 ). Mientras se llevaban a cabo los ceremoniosos
saludos y los visüantes se acomodaban , el encomendero miraba de lado a la-
do sospechosamente. El sí estaba convencido que mucha de la gente que le
pertenecía por repartimiento del rey, se estaba escondiendo para evitar ser
contada. Y eso disminuiría el monto que podía obtener en tributo. Tendría
que mantenerse alerta a fin de descubrir a estos indios, tan hábiles en estas
cosas, en trampas y evasiones. En especial habría que vigilar a ese hombre al
que había visto antes y que no le inspiraba ninguna confianza: ese ollero
Agostín.

EL TESTIMONIO
Dijo llamarse Agostín Luna Capcha de treinta y cinco años
Nací en el tiempo del Inga , a pesar que desde mi juventud he oído y
visto aspectos de las costumbres cristianas y españolas. De vez en cuando se
me ha enseñado el cateci;:;mo, conozco el uso del dinero , me salvé de la muer-
te cuando participé en la gran rebelión del Inga llla Thupa, hace veinte años,
que obligó a los españoles a retirarse de la antigua fortaleza de Huánuco Pam-
pa (Varallanos 1959: 119-123; Murra 1975: 186) y he visto cómo, con de-
primente regularidad, los ejércitos de españoles saquearon los depósitos del
Inga. de las huacas sagradas y de nuestros pueblos . Han habido años de ham-
bruna.

Y su mujer se llama Inés Quispe de treinta y cinco años


Mi mujer nació y creció en Tancor. Yo también, pero como mis ante-
pasados fueron puestos aquí en tiempos del Inga como olleros (p. 81 ), soy
un Caurino. Aun a pesar de que no soy uno de ellos, los padres de Inés con-
sintieron que me casase con ella, porque sus hermanos mayores habían muer-
to y así tenían poca gente con quien trabajar sus tierras. Ahora ya tenemos
hijos.

Tiene dos hijas y un hijo que se llama Catalina Chocara de cinco años, otro
que se llama Felipe Guaya de cuatro años, otra que se llama Barbara Vica de
dos años. ·

No. 2, diciembre 1984 561


Notas y Documentos. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

Dan marido y mujer una pieza de ropa de algodón y para ello les da su enco-
mendero el algodón
¡Ay! , este pesado asunto del tejido . Nunca acaba. Las manos de mi
mujer no descansan de dar vueltas al huso para hilar tanto. El algodón que
ese secuaz del encomendero nos da es de pésima calidad . Es algodón silvestre.
du~o para despepar, difícil de hilar y nunca alcanza. Seguro que nos engai'la .
Si no es por mi vecino, el que hace tejas, quien tiene que ir a la ciudad a
cumplir con su tributo en la casa del encomendero (p. 80) y que hace trne-
que de gallinas y chuño por más algodón , nunca podríamos cumplir con
nuestra cuota (p. 58). A veces estoy tan cansado que me duermo en el telar.
Pero tengo que seguir tejiendo , ya que es necesario tener suficiente ropa para
mí y mi familia, aparte de la bonita pieza que quemamos como sacrificio en
la ceremonia anual. Ojalá que el visitador no se dé cuenta que en verdad tejo
más de lo que declaro: tejo una pieza para mi propia cu enta, la otra para la
de mi suegro (p . 120) y la tercera para mi curaca. Nunca acabo de tejer. ¿Qu é
hace el encomendero con tanta ropa? Uno de mis abuelos volvió de servir al
Inga en sus guerras y regresó vestido de una preciosa pieza que el Inga le rega-
ló (Murra 1975: 158). Ahora todos andamos en harapos y, sin embargo, se-
guimos tejiendo. Esos españoles se han de comer todos los textiles que les
hacemos .

Dijo que da seis tomines al año


¡ Seis tomines tengo que dar! A veces. cuando los tengo , los doy, y
otras, no. Cuando voy a León a trabajar como aguatero o cuando llevo cosas
para vender (p. 63) y no tengo otras deudas, le doy a Pablo Almerco. mi
principal. a cuenta de mi obligación de los seis tomines . ¡Seis tomines tengo
que dar! , casi un peso - es tan difícil juntar esas monedas . Cuando no lo
logro, le tengo que cumplir a Don Pablo de otra manera . Cuando me lo pide ,
trabajo para él, y cuando hace una fiesta . llevo comidas y todos ayudamos a
cocinarla y servirla. Pero de esas cosas nadie lleva la cuenta (p. 161 ). Oigo
decir que Don Pablo tiene muchos tratos y bastante dinero. A mí si empre m e
dice que es él el que paga todas nuestras obligaciones en plata, así que así
será , pues. ¿Quién sabe? Yo podría ir a las minas a contratarme para conse-
guir aún más tomínes (p . 120), pero el trabajo allí es muy duro, y por eso
no voy a ir. Esa plata es cosa asombrosa. ¿Cómo se hará para conseguir más?

Y dijo que da una gallina al año


Gallina para el encomendero ; gallina para conseguir algodón; gallina
que hoy mataron para dar de comer a los soldados: gallinas se meten al maíz;
gallinas cacarean en las mañanas ; gallinas ponen huevos grandes ; gallinas que
no saben volar ; gallinas que viven en la casa en vez del campo; gallinas comen
sobras ; gallinas que cagan sobre mis tejidos ; gallinas picotean en el patio;
¡malditas gallinas!

562 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - Mayer: Economía doméstica colonial

Dijo este indio [que es] con los de Chacapampa


Soy de la parcialidad de gente de Caure , que vive en Chacapampa, y
es allí donde se cuenta mi tributo de trabajo (mi mit'a). Es para mi principal,
Don Pablo Almerco , que trabajo yo , mas no para el de aquí. No es que falte
tierra en Chacapampa (p . 81 ). Con tanta gente que se está muriendo hay
abundantes chacras por todos los lados, pero el maíz de Tancor tiene mejor
gusto , produce mejor y es menos riesgoso. La gente de aquí se ríe de mí y
me dicen marka masha (cuñado del pueblo), por mi matrimonio con Inés.
Por eso me hacen hacer toda clase de actos serviles en las ceremonias, para
que nunca me ol.vide que soy un afuerino. Pero ellos también confían en mí,
ya que estoy un poco distanciado de ellos. Algunos de ellos vienen indivi-
dualmente a pedirme favores y me encomiendan misiones importantes. Por la
misma razón , al vivir aquí, me evito todas esas obligaciones para con mis pro-
pios parientes, quienes para pedirme lo que les tengo que dar tendrían que
venir hasta aquí. También es así como puedo esquivar mis obligaciones para
con los tancorinos, si es que eso me conviene, pues no son mis parientes, sino
los de mi mujer. Aun así, tengo tanto que tejer para mi suegro , que a veces
me pongo a pensar si mi vida no hubiese sido más fácil si me hubiera ido con
mi propia gente .

Y que con los de Chacapampa hace para el tributo chacaras de maíz y papas
en las tierras de Chacapampa
Chacapampa está al noroeste de aquí, y allá llueve antes que aquí ; así
que ellos siempre están un par de semanas más adelantados que nosotros en
la producción de esas co¡nidas. Siempre tengo que enterarme cuándo es que
el principal de mi pueblo decide comenzar con el trabajo de romper la tierra
con nuestras chaquitacllas (el chacmeo) y cuando ya sé que día es, me voy
para allá unos días antes para visitar a mis parientes. Les llevo regalos y comi-
das de aquí, ya que les gustan los zapallos, calabazas , caiguas y las numias
(un tipo de frejol) , que dan tan bien aquí (p . 101 ).
Cuando llego a Chacapampa , visito a mi curaca, quien baja desde
Caure para la ceremonia. Es para esa ceremonia que casi siempre tengo listo
mi tejido para él , de manera que él se lo pueda poner para el chacra jitay (1 ).
Mi curaca se pone mi tejido nuevo para esa ceremonia y se le ve tan digno
sentado allí con todos los viejos y sabios del pueblo , chacchando coca y deli-
berando cuál de los sectores ha de ser asignado para la producción de papas
de este año. Cada año se abre un nuevo sector, tan grande como la mitad de
una ladera, y el último sector, que ha estado en cultivo por varios años, em-
pieza su período de descanso . Cuando ya han decidido en qué sector vamos a
trabajar, Don Pablo mismo asigna chacras para el tributo del encomendero ,
para los diezmos de la iglesia , para ellos mismos y para la gente muy vieja que
ya no puede trabajar sus propias chacras. Después, nos da tierras a todos los
de la comunidad para nuestras comidas. A pesar de que yo estoy allí, a mí no
me dan tierra , porque tengo suficiente en Tancor. Luego hacemos grupos de

No . 2, diciembre 1984 563


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

trabajo con nuestros amigos (masas) y mochando (haciendo plegarias) y bai-


lando empezamos a trabajar las tierras del tributo , de la iglesia. del curaca,
así como también las de los ancianos. Hay música, comida y bebida.
Los equipos de taclleros hacen competencia para ver cuál es el que
gana en terminar la tarea asignada. Las mujeres nos dan ánimo con canciones
y con chicha. Cuando terminamos nuestra sección , nos asignan otra. Al ter-
minar el día, las masas que han trabajado el mayor número de secciones son
objeto de honra, al mismó tiempo que nos mofamos y bllTlamos de los perde-
dores. La manera de trabajar allá , en Chacapampa, es diferente que la de Tan-
cor, porque en Tancor una vez que un equipo ha terminado su sección, se ha
cumplido con la tarea del día y se descansa. Demora más acabar con todo el
trabajo en Tancor. Por eso mis parientes dicen que los tancorinos son unos
flojos. En Chacapampa podemos terminar todo el chacmeo de las chacras de
arriba (ja/ka) y de las de más abajo (kichwa) en dos días(2). Empezamos en
las alturas y terminamos cerca del pueblo.
Después de eso , yo me regreso a Tancor, mientras que la .gente de
Chacapampa continúa ayudándose los unos a los otros en trabajar las chacras
que les han sido asignadas individualmente . Es en ese tiempo que yo trabajo
los terrenos de mi mujer en Tancor, después de que la gente de Tancor ha
hecho su propia ceremonia de distribución de tierras .
Cuando termina la época de lluvias y ha pasado la sequía también y la
nueva época de lluvias ya está por comenzar, es tiempo que yo regrese a Cha-
capampa para hacer los surcos y sembrar las papas. Y cuando la gente de
Chacapampa ha terminado con eso , me toca volver allá , porque es tiempo de
sembrar el maíz del tributo. Esa fiesta es aún más bonita que el chacra jitay
de las papas. Comemos comidas de maíz y se distribuye tanta chicha que to-
dos nos emborrachamos. Y cuando eso se acabó, tengo que volver a Tancor
para arar y sembrar la chacra de maíz de mi suegro , y al terminar el día de
trabajo tengo que cargarlo en mis espaldas hasta su casa porque él, de tan
contento que se pone porque su maíz ha sido sembrado , se emborracha (Juan
Ossio [comunicación personal] observó esto en el pueblo contemporáneo de
Andamarca). Cantando vamos .
En los tiempos en que yo era joven y todavía no estaba casado. tenía
que pasar mucho tiempo en las chacras, cuidándolas y espantando pájaros.
Todos nosotros tenemos obligaciones que cumplir por turnos, además del
arado, sembrado y la cosecha (p . 78). Pero ahora que vivo en Tancor y soy
adulto , me han exceptuado , hasta el momento, de estas tareas que consumen
tanto tiempo y son tan aburridas. Por lo menos, Don Pablo todavía no me ha
hecho ruegos para que haga esas cosas, que tendría que hacer por un año en
Chacapampa. No pienso que lo haga. Es en Tancor, quizás, que tendré que
aceptar uno de esos cargos , ya que vivo aquí; y como ya estoy casado, inclu-
so implicaría que tengo que hacer una fiesta al terminar el año.
Así es que voy a Chacapampa a menudo: después de sembrar el maíz ,
a cultivar las papas, y después, a desyerbar y cultivar el maíz. Terminado eso ,
viene el segundo cultivo de papas, de las ocas, mashuas y ollucos , y así sucesi-

564 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Mayer: Econom(a doméstica colonial

vamente hasta la cosecha de todas las comidas en ese mismo orden. Es en


Chacapampa que yo hago mi mit'a del tributo , junto con mi gente de Cha-
capampa.

De [estas tierras de maíz y papas] pagan lo que les cabe de tribu to


Hay dos parcialidades de gente en Chacapampa : los que dan su tribu-
to con Gonzalo Tapia (p. 123-128) y nosotros, que pertenecemos a Don Pa-
blo AJmerco , quien vive en Caure (ver cuadro de jerarquía de curacas). Da-
mos siete fanegas de maíz (aunque cuatro de ellas han sido conmutadas por
más piezas de tejido de algodón) y dos fan egas de papas. Todo eso sale de
nuestro trabajo comunal (p. 128). Lo qu e sobra lo llevamos a vender a las mi-
nas de Corco, al tambo de Chuquiguamisca y a otros sitios. Lo que sobra de
esas chacras también se usa para el camarico de nuestros paisanos que están
de servicio en la casa del encomendero (p . 128) (Camarico: "algo hecho a fa-
vor de un ausente en la mit'a; contribución de alimentos a los que no pudie-
ron cultivar ; dádivas" [Murra y Adorno 1980: 1083]).
El tributo tiene que ser entregado en Huánuco , en casa del encomen-
dero (p. 129). Ya que nuestras llamas han sido llevadas en las guerras , cada
año tenemos que llevar más y más de estas cargas en nuestras espaldas. Esta
es la parte más difícil del trabajo de tributo. Y como tenemos que llevar nues-
tra propia comida, esto hace que el trabajo sea aún más difícil. Mis padres me
decían que cuando ellos llevaban cargas para el Inga , a lo largo del camino de
Quito y Cusco (p. 55) los Ingas les daban de comer. Demoramos de cuatro a
cinco días para llegar a Huánuco y cuando llegamos , estamos pero bien can-
sados.
Dijo que se ocupa con los de Chacapampa dos semanas en las chacaras de
Pitomama de su encomendero
Esas chacras del encomendero están a una legua de Huánuco , y toda
la gente de don Pablo Almerco , de Caure y Chacapampa, así como también
todos los de Gonzalo Tapia , de Chacapampa, se tienen que encargar de la
producción de seis fanegas de maíz(3 ). Yo tengo que ir a sembrar con los
hombres adultos casados y me demoro dos semanas y cuatro días en eso (p.
129). Los viejos para el trabajo , las mujeres , los jóvenes y las mozas de Chaca-
pampa y Caure, van a desyerbar y a cultivar esas chacras. Y eso toma dos se-
manas (p . 129). ¡Esa pobre gente de Gonzalo odia ir allá porque les toma
tanto tiempo y ellos tienen que tejer aún más que nosotros (p. 124 )! Ese
Juan Sánchez Falcón no sólo recibe maíz y papas de nuestras tierras comuna-
les, sino también de sus propias tierras , que nosotros tenemos que trabajar.

Dijo que le cabe dos meses al año de servir con los de Chacapampa a su enco-
mendero en Huánuco en traer leña y yerba y aderezar la cequia del molino y
algunas paredes cuando se lo manda
¡Por dos meses tengo que ser su sirviente en su casa! Si por lo menos

No . 2, diciembre 1984 565


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

me dejase planificar cuándo es que tengo que ir, estaría bien. Pero cuando se
me ordena ir sin previo aviso. entonces sí que se me vienen encima muchos
problemas . Mis chacras se quedan descuidadas. me atraso en mis tejidos y no
me queda tiempo para ir a trabajar como agua tero . A mí me conviene más ir
después de las cosechas de Chacapampa y Tancor. Pero hasta ahora siempre
me ha tocado ir en cualquier otra fecha y sin previo aviso. Cuando estamos en
Huánuco , nos tratan como a presos. Nos encierran en la noche y la comida
que nos dan es muy poca, así que siempre tenemos que llevar de lo nuestro .
Por lo menos , recientemente. el mayordomo del encomendero nos ha estado
dando un poco de coca. Los caballos. mulas y vacas del encomendero comen
tanto pasto , y somos nosotros los que tenemos que traerlo desde lejos.

Y que no se lo paga el encomendero y que no sabe si es obligado a ello o no


· No es justo! Cuando trabajo en Huánuco acarreando agua. me pagan;
cuando Írabajo en su mansión cargando pasto , no me dan nada. Pero no me
queda más que hacer lo que se me ordena.

(Ex tracto del testimonio de Pablo Almerco) "y que van de este pue-
blo a Huánuco a servir al encomendero de leña y yerba y agua y lo
que les manda cinco meses en el año , en los cuatro primeros cuatro
indios y en el quinto mes tres indios. y esto se lo paga el encomende-
ro y no sabe cuánto ni de qué manera. mas de qu e se lo manda el di-
cho Don Antonio [Guaynacapcha] su cacique' ' (p. 160).
Y dijo que se ocupa cinco meses en todo lo que trabaja y hace para el tributo
no entendiendo otra cosa
Claro que me paso casi la mitad del año trabajando para el encomen-
dero , a pesar de que a mí me parece que es todo el tiempo . Por ejemplo, hilar:
mi mujer y yo hilamos todo el tiempo , todas las veces que nuestras manos es-
tán libres. Y aun así nos toma dos meses hilar el algodón y hacer el hilo gme-
so. Otros diez días para el segundo hilado fino. después de que lo hemos teñi-
do. Dos días para el teñido, si es que no se cuenta el tiempo que toma recolec-
tar la leña que se necesita para hervir el tinte . Luego un día para hacer la ur-
dimbre. Diez días para tejer, si es que tengo tiempo para hacerlo de una sola
sentada. Casi siempre tengo que interrumpir el tejido. porque me toca hacer
una y otra cosa en el pueblo. en Chacapampa o en Huánuco antes de poder
acabar la pieza. Una cosa es el tiempo necesario para preparar los materiales y
tejer. otra cosa es el tiempo transcurrido desde el comienzo del proceso hasta
su término.
El trabajo de Chacapampa me toma , contando los días para ir y venir.
un mes para producir todo lo del tributo (dos días de chacmeo, dos de hacer
surcos. el cultivo y recultivo son otros cuatro, dos para la cosecha y dos para
cargarla desde las chacras hasta el pueblo , ·s on doce días). Calcúlese otros tan-
tos para el maíz y eso ya hace veinticuatro días. Luego hay ocho días de car-
gar lá cosecha a la casa del. encomendero y regresar. Dos meses de mit'a en

566 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _Mayer: Economía doméstica colonial

casa del encomendero , dos semanas en Pitomama. ¿Y quién calcula el tiempo


que me toma ganarme los tomines? Aun sin eso, sumando todos los días que
he enumerado, me toma más de cinco meses.
¡Pero ésa es en verdad una manera muy estúpida de preguntar! La
mitad de mi tiempo (cuando no duermo) me la paso trabajando para elenco-
mendero . Y él saca mucho más provecho de ese trabajo que el que yo puedo
sacar de mi mitad cuando me dedico a mis propias cosas. Es que él puede usar
nuestras diferentes capacidades de trabajo , nuestras fuerzas , en varias mane-
ras. Por una parte. nos puede dispersar y hacernos trabajar en nuestras casas
en el hilado y tejido en los períodos del día cuando técnicamente estamos
"descansando" y. teóricamente estamos "libres" para dedicarnos a nuestros
asuntos y a nuestra propia producción. Hasta las sobras de nuestra comida
son para beneficio del encomendero , al obligarnos a darle gallinas.
· Por otro lado. él puede concentrar toda esa fuerza de trabajo que hay
en cada hogar para trabajar una chacra grande de maíz y otra de papas en
Chacapampa. Hasta gana más ese señor al rotamos por turnos a la gente de
Pablo Almerco y de Gonzalo Tapia en Pitomama, y así él tiene a su disposi-
ción un flujo constante de trabajadores para sus terrenos. A pesar de que yo
voy a su casa sólo por dos meses , él tiene sirvientes todo el afio . El algodón
que otros indios producen para él (p. 228), nos lo devuelve para que lo hile-
mos y hagamos sus ropas (p. 159). Nosotros somos los que trabajamos las
chacras de sus tejeros , de sus ovejeros , puerqueros y vaqueros, cuando ellos
están demasiado ocupados para hacerlo ellos mismos. Durante todo el afio
trabajamos en combinación en cosas de nuestra propia subsistencia y en los
trabajos del tributo. De esta manera , cualquier tarea que nos tomaría la mi-
ta_d del tiempo, porque necesitamos menos , ahora nos ocupa de lleno por
dias Y semanas y nos cansa mucho. Todo lo que hacemos se intensifica por
causa del tributo.

Y lo hace descansadamente cuando no le dan prisa para la ropa, y cuando se


la dan, aun no puede hacer su vestido ni el de su mujer ni de sus hijos
En verdad, es una cuestión de programación y distribución de mi
tiempo. Si el encomendero quiere su pieza de tejido y quiere que vaya a ser
su sirviente en Huánuco en la época de lluvias, que es cuando tengo que ocu-
parme de mis chacras , entonces es mucho más difícil cumplir con todo. Por
otro lado, si me asignasen mis tareas de manera que todo lo que tengo que
hacer esté bien distribuido ·en todo el año, entonces la carga del tributo sería
más fácil para mí y mi esposa.
Por ejemplo, cuando trabajamos nuestras chacras, ella tiene que coci-
nar para toda la gente que asiste para ayudarme. Eso implica que hay que
preparar los ingredientes con anticipación , la comida, la leña, y si va a haber
chicha, de veras hay que calcular con varias semanas de anticipación. Yo ten-
go que ir a buscar leña, y la lefia tiene que secarse. Labrar la chicha (si es que
vamos a servirla) demora una semana hasta que la jora germine y la chicha se

No. 2, diciembre 1984 567


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

fermente bien. Para el trabajo, Inés tiene que avisar a las mujeres que le van a
ayudar, y yo a los hombres. Aunque el trabajo en la chacra sólo demora uno
o dos días, si no me puedo ocupar de todas esas cosas antes del día de traba-
jo de mi chacra , es un desastre. Calcular sólo dos días de arado es otro error,
aun sin considerar los días de preparación. A cada persona que viene a traba-
jar en mis chacras yo le tengo que devolver ese día de trabajo entero. Y hasta
que ellos me lo pidan , tengo que estar disponible en el pueblo , tengo que es-
perar aquí durante toda la época de chacmeo, aunque no me toque trabajar
todos los días de la época.
Por eso , cuando gente de afuera empieza a organizar nuestras vidas.
nos cuesta mucho más entregar la misma cantidad de tributo. Ese encomen-
dero es tan reclamador que nosotros tenemos que cumplir, y por miedo a los
castigos, empezamos a pensar que el trabajo de él es más importante. Lo que
debería tener prioridad -nuestra propia subsistencia- queda relegado a se-
gundo lugar hasta que hayamos terminado con nuestras obligaciones. Y cuan-
do hemos terminado con esas obligaciones , estamos muy cansados y nuestros
recursos están agotados. Así es que comienza la tendencia a recortar o dismi-
nuir lo que nosotros mismos necesitamos. La "pesadumbre" (término de
A.V. Chayanov y también concepto utilizado en la Visita) del trabajo en
nuestra propia subsistencia aumenta por lo de la encomienda.
Desde que entraron los encomenderos en esta tierra. nuestros recur-
sos han cambiado, pero la tasa del tributo sigue siendo la misma. Ahora hay
menos gente que antes y las personas están más enfermas (p. 86); por eso hay
menos hogares que tienen que encargarse y cumplir con los mismos niveles
de producción establecidos cuando éramos más . Pero no sólo es eso; otros
recursos también han cambiado . Por ejemplo , en Caure no da el algodón por-
que es un clima muy frío. Antes de que llegaran los españoles, la gente de
Caure tenía tierras de algodón en el valle grande. pero ahora las han perdido.
Por eso, ahora el encomendero nos da el algodón y porque él nos lo da , la tasa
de piezas que tenemos que dar se duplica (p . 123). Los mitimaes de Ananpi-
llao tienen sus propias chacras de algodón y con eso hacen sus tejidos de tri-
bu to. Y por ello dan menos piezas de tejido que nosotros(4). El trabajo de
producir ese algodón es menos de lo que nosotros necesitamos para tejer la
recarga que nos impone el encomendero (p . 239).
Y porque los gustos del encomendero son diferentes a los de los Ingas ,
la vida se nos complica. Nosotros, los de Caure, tenemos muchas punas para
el pastoreo y por eso debemos darle seis carneros de Castilla por año , uno en
cada uno de los días de fiesta católica que él celebra. Pero nosotros no hemos
tenido mucha suerte en criar esos, carneros y hay muy pocos. Por eso, en lu-
gar de los carneros, nosotros los caurinos damos dieciocho y media piezas de
tejido, y el encomendero nos da el algodón (p . 159). Pensar en todo ese tra-
bajo extra es para ponerse a rabiar. ·
Pero esas conmutaciones también pueden ser de provecho para noso-
tros. Por ejemplo, en Quiu, el pueblo que está en las alturas , al otro lado del
valle, hay un viejo rebelde muy famoso que no quiere ser cristiano; se llama

568 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Mayer: Economía doméstica colonial

Alonso Alcachagua. El hila cinco ovillos de cabuya para soga en sustitución


de los dos pesos que debe pagar (p. 76). Don Juan Chuchuyaure , curaca prin-
cipal de todos nosotros , los Yacha, está negociando con el encomendero para
sustituir un solo pago en dinero por todo el trabajo que nos cuesta entregar el
maíz (p. 57). También hay sustituciones internas. Cuando me enfermo y no
puedo trabajar, me voy donde mi curaca y él me puede excusar. Pero entonces
él tiene que cargar el trabajo que yo hago en otras familias , ya que es obvio
que el encomendero no tendrá ninguna compasión conmigo o con el curaca ,
quien es en última instancia el responsable de entregar toda la tasa completa
(p. 56). Al encomendero no le importa cómo nos repartimos el trabajo.
Tampoco hay igualdad en ese reparto de trabajo. Mi vecino , el tejero,
es un indio oficial, o sea un especialista a tiempo completo. El tiene que hacer
tejas en casa del encomendero todo el año , porque en tiempos del Inga nos
pusieron aquí de olleros, ya que aquí hay buena arcilla. Por eso se lo llevaron
a hacer tejas. Ahora el viejo ya está muy viejo ("parece de sesenta años" [p.
81]) y se ha venido a Tancor. Pero ha dejado a su hijo , a quien le ha ensefla-
do el oficio, como su reemplazo . Cuando trabajaba de tejero, ese viejo solía
venir aquí para hacer sus chacras (p. 81 ). A veces estaba tan ocupado que no
podía venir, y don Pablo hizo que nosotros trabajásemos sus tierras para que
tenga qué comer. A pesar de que ese viejo tenía menos independencia, no
hacía nada más que tejas. Yo, en cambio , ando un poco más libre, pero tengo
muchas y muy diversas obligaciones de tributo. Juan Perico Quispecoro está
completamente exceptuado del tributo . El es un yanacuna de Don Antonio
Guaynacapcha, segundo principal de los Yachas (p . 131 ). Aun así, él también
teje , pero lo que teje es para su curaca y no para el tributo. En Chacapampa
hay otro viejo , Juan y su mujer, tan viejos que ya han terminado con sus obli-
gaciones de tributo; es decir, ya no pueden trabajar. Sin embargo, yo sé que
su hija, que es enfenna , hila lo suficiente para que otros tejan un anaco con
esa cantidad de hilo (p. 130).
Y para mí, aun si la tasa se mantuviese inalterada, la dificultad de
producir mi tributo ha de variar con el tiempo. En unos años más, mis hijos
estarán más grandes y podrán ayudar en la chacra y la casa. Para mi esposa el
trabajo será más fácil , ya que tendrá más tiempo libre una vez que los chicos
ya no la necesiten tanto , aunque para mí ha de implicar chacras más grandes
porque tendrán más apetito . Esa ayuda adicional tiene que contraponerse, sin
embargo , con el aumento de las obligaciones que tendré que enfrentar. Mis
suegros se están volviendo más viejos, y tendré que aumentar mis contribu-
ciones a ellos, y tampoco hay ninguna garantía de que Pablo Almerco, ente-
rado de que mis hijos están creciendo , no me vaya a recargar con más trabajo
del tributo a mí.
A pesar de que el peso del tributo está repartido más o menos equita-
tivamente y es sujeto a ajustes por Don Pablo de acuerdo a nuestra habilidad
para producir, la verdadera carga de cuánto nos cuesta el tributo depende
mucho de nuestras propias necesidades y de cómo éstas varían durante el
año , a lo largo de nuestras vidas y de acuerdo a nuestras edades y a las obliga-

No . 2, diciembre 1984 569


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

ciones para con nuestros parientes. Ya que el tributo es fijo, son nuestras pro-
pias necesidades las que no podemos satisfacer cuando la carga del tributo se
vuelve excesiva.

(Extracto del testimonio de Ana Guacho en Chacapampa) "Que el di-


cho su amigo (amancebado) es ido a rescatar algodón para se vestir
que están desnudos y así se vio por vista". (p. 127).
(Extracto del testimonio de Teresa Capia en Chacapampa) "Dijo ser
viuda de sesenta años, tres hijos, y en todo lo que dan y trabajan (en
todo lo que los otros trabajan) reciben mucho trabajo por ser vieja ·y
pobre y que no pueden trabajar". (p. 131).

Dijo que no sabe cuánto le cabe al dicho pueblo de Chacapampa en lo del


tributo, mas de que hace lo que su principal le reparte y no le da cuenta del
repartimiento que entre ellos se hace de lo que le cabe al dicho pueblo
Todo lo que escucho de Don Pablo y Don Juan es que tenemos que
dar más y más. Nos arengan todo el tiempo para que sigamos tejiendo, siem-
pre nos andan reclamando de los tomines y nos exhortan a trabajar sin cesar.
Cada vez que le entrego el tributo a Don Pablo, él me cuenta cuán preocupa-
do anda él de no poder recolectar lo del tributo. Que las fechas de entrega se
le vencen. Que la gente se demora tanto en entregar y, cuando lo hacen, lo
hacen de mala gana. Me dice él que no le gusta exigir porque eso lo hace poco
popular. En confianza me murmura que a menudo, cuando la gente no le ha
cumplido y Don Juan le presiona , él tiene que completar la diferencia con lo
que él tiene. ¿Será cierto? En fin , es mi curaca. Los curacas tienen más y
pueden contar con nuestra ayuda.
Desde que hay encomenderos han habido tantas sustituciones, cam-
bios, arreglos y pactos secretos entre los curacas y encomenderos , que ya na-
die sabe si lo que los curacas recogen de nosotros es igual a lo que deben jun-
tar. Mi vecino aquí dice que los curacas se están enriqueciendo a costa de
nosotros. Es posible que así sea , pero, por otro lado, Don Pablo nunca me ha
rehusado cuando yo le he pedido que me ayude en algo. ¡No! Yo no sé nada .

Y dijo que tiene ciertos andenes en que hace sus chacaras para sus sementeras
que le bastan para él y sus hijos
Hay mucha tierra por todos los lados, porque nuestra gente está dis-
minuyendo muy rápidamente. También porque el Inga ya no existe y ya no
nos obliga a producir tributo de comida en los pueblos, en las tierras que ha
tomado y que sirven para sus tambos y sus almacenes. Todos esos lindos an-
denes que nuestros antepasados han construido están deteriorándose, y ya
nadie se esfuerza para mantenerlos como antes. La gente ha perdido su respe-
to para con la tierra. ¡Pero quién tiene el tiempo para hacerlo!

570 Revista Andina, año 2


ayer: Economía doméstica colonial

Y tiene algunas por sembrar


Como soy un afuerino aquí , en Tancor, el padre de mi esposa y sus
hermanos y sobrinos tienden a pedirme primero que vaya a ayudar a trabajar
en sus chacras. Ellos me lo han de devolver cuando yo trabaje las mías. Es por
eso que mis chacras son generalmente las últimas en ser trabajadas , porque no
es ni decente ni decoroso que yo vaya a pedirles primero que trabajen para
mí. Pero como habré trabajado en sus chacras, ellos vendrán a trabajar en la
mía. Por eso no he terminado de arar mis chacras . Tengo que calcular el día
más conveniente para todos ellos e ir a pedirles que me devuelvan el trabajo
que me deben. Ojalá que las lluvias sigan por un par de semanas más, de ma-
nera que los pedazos que nos asignaron a Inés y a mí estén suaves y en bue-
nas condiciones para el chacmeo .

Y que no tiene tierras en Chacapampa


¿Cómo podría? Si ahora ya tengo que repartirme entre tantos sitios
para atender a los cultivos de aquí y allá . Si fuese posible , esa estrategia ten-
dría ciertas ventajas , ya que reduce los riesgos de una mala cosecha en cual-
quier año , ya sea aquí o allá , y como ellos cosechan más temprano que noso-
tros , podría tener comida fresca con más anticipación. Pero no se puede.

Y que allí hay muchas donde si se pasase, tendría las que el cacique le diere
Cada año distribuyen tierras de papa y dan tierras de maíz por más
años, porque es posible repetir ese cultivo varias veces en el mismo terreno
sin rotación . Si quisiera que me den tierras allá, sólo tengo que ir a pedir, por-
que allá está mi ayllu y esa es tierra del ayllu, y mi curaca garantiza que , sien-
do miembro , tengo derecho a que me repartan . También tengo derechos allá ,
porque voy con ellos a cumplir con mi cuota del tributo y porque voy a Pito-
mama con mis ayllumasikuna (compañeros de ayllu) a trabajar en la mit'a. Si
pidiese tierra allá , tendrían que darme mi porción.

Y dijo que no tiene ganado alguno


Aquí la tierra es "muy áspera y agria , y mala de andar" (p. 81) como
para tener animales. Tampoco hay suficientes personas en mi familia en edad
apropiada para cuidarlos . Otra razón por la que no tengo animales es que no
estoy seguro de qu e los tancorinos me darían derechos de pastar mis anima-
les siendo tan sólo un foráneo en este pueblo.

Ni se quejó de ninguna otra cosa de todas las que les fueron preguntadas co-
mo a los demás

¡Bah!

No. 2, diciembre 1984 571


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

T/POSDEUN/DADESDOMEST/CAS

La casa de Agostín Luna Capcha era la Número 33 en la lista del visi-


tador. Gracias al trabajo del arqueólogo Ramiro Matos (miembro del proyec-
to de investigación sobre la administración incaica de la provincia de Huánu-
co ), podemos imaginarnos una casa similar a la de él en 1562 (Matos 1972 :
367-382). Matos hizo una prospección arqueológica del pueblo de Wakan ,
que estaba en el territorio del recorrido del visitador, pero que no ha sido re-
gistrado en el documento (quizás por cambio de nombre o por estar asignado
a otro encomendero, cuya documentación todavía no ha sido hallada). Wa-
kan está dentro del territorio de la actual comunidad de Tángor, a media ho-
ra de camino del poblado . En esa época se llegaba a una casa como la de
Agostín por un angosto pasadizo entre paredes, que también pasaba por los
techos planos de otras casas vecinas ubicadas más arriba. La entrada era a un
patio delantero donde se seleccionaba la cosecha y se la secaba al sol. Se al-
macenaban esos productos en depósitos subterráneos, cuidadosamente reves-
tidos con "lajas de piedra, dejando un orificio superior de ingreso con una
tapa superior [de piedra] a nivel del suelo" (Matos 1972: 371). Es en ese pa-
tio donde los habitantes pasaron tantas horas hilando y tejiendo u ocupados
en otros quehaceres cotidianos, porque hay luz y calor durante el día. Las ca-
sas eran de forma cuadrangular, al exterior construidas de piedra y barro. con
techo plano de lajas largas de piedra. de manera que al interior las habitacio-
nes , pequeñas y oscuras, tenían fonna poligonal irregular o casi circular, por-
que los muros se elevaban en forma convexa hacia el techo . Estas habitacio-
nes, que varían de unas dos a seis por casa individual , servían de depósito de
comida, implementos, rop a y materia prima , as í como también para dormir.
Una de ellas era la cocina. donde las mujeres cocinaban sentadas cerca del fo-
gón , que era alimentado con ramas y palitos. Se utilizaban utensilios de cerá-
mica para hervir y tostar como procesos principales de preparación de comi-
da . Los batanes servían para moler los granos y los morteros para preparar
los condimentos. Los cuy es correteaban por el piso comiendo cáscaras de pa-
pa y otras sobras y haciendo sus nidos entre las piedras de las paredes. Todos
los ingredientes y utensilios de cocina estaban dispuestos de manera qu e la
cocinera los tuviera a mano desde su posición frente al fogón . En las paredes
de los otros recintos habían nichos. algunos cuadrados, otros de fonna más
irregular, en los que estaban colocadas cosas pequeñas , tales como bolsas de
coca , amuletos y pequeños objetos personales.
La mayoría de las unidades domésticas Yacha consistían de parejas
marido-mujer como jefes del hogar, más sus hijos menores . Habían algunas
unidades conformadas por tres generaciones , situación que resultaba cuando
uno de los padres de cualquiera de los dos cónyuges se mudaba con los hijos
al quedar viudo. Otras unidades "extendidas" de este tipo podían estar for-
madas por hermanos y/o hermanas de cualquiera de los dos o aun una herma-
na con hijos propios. Había instancias no muy frecuentes de niños no empa-

572 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - M a y e r : Economía doméstica colonial

rentados con los adultos y que fueron criados por ellos (p. 130). No faltaban
ocasiones en las que el jefe masculino del,hogar estaba ausente, en la mit'a,
pastando animales, en Huánuco "rescatando" algodón o trabajando "alqui-
lado " en las minas (pp. 112, 126, 122, 119).
Podemos asumir, en base a la ideología contemporánea en la cual el
lazo matrimonial forma la base de una nueva unidad doméstica independien-
te (Mayer 1980), que lo mismo también era válido en tiempos de la Visita y
aun antes (Murra 1956: 169 ; 1978: 148)(5), y que este ideal era a veces difí-
cil de concretar, a pesar de los esfuerzos para conseguirlo. El alto número de
familias nucleares incompletas (en algunos casos incluso huérfanos) es un cla-
ro indicio de los difíciles tiempos que los Yacha estaban atravesando y de
cuán ardua era la labor de lograr esta meta o aun sostenerla. La autonomía
de las unidades conyugales y la regla de residencia neolocal que revela laVisi-
ta. no implican , desde luego , que estas unidades no pertenecieran a grupos de
parentesco más amplios. Pero los datos de la Visita hacen difícil su esclareci-
miento, especialmente porque no sabemos cuál era el sistema de nombres y
"apellidos" en uso en esos tiempos. La alta incidencia de familias nucleares
incompletas debe implicar también que en esos tiempos tampoco era fácil
hallar refugio con parientes e incorporarse a los hogares de ellos ; por lo tanto ;
tenían que luchar solos.
Debo por último mencionar ciertas situaciones infrecuentes (por
ejemplo, pp. 92 , 140, 203, 204) en las cuales el visitador separó unidades do-
mésticas de tipo extendido en dos unidades tributarias independientes. En es-
tos casos , una pareja ya anciana vivía con uno de sus hijos (usualmente el
hijo), el cual. casado a su vez , estaba ya criando hijos suyos en el mismo ho-
gar. A pesar de que no hubo separación física , el gravamen del tributo recaía
separadamente sobre cada pareja matrimonial , contando la nueva pareja co-
mo una unidad tributaria independiente con sus propias contribuciones de
tejido , dinero y obligaciones de mit 'a. Uno de estos ejemplos (p. 219) era un
matrimonio uxorilocal : es decir, un caso en el que el varón , foráneo al pue-
blo , se afincó con una familia local y se casó con la hija .
El ciclo natural de las unidades domésticas basadas en el matrimonio
puede adecuadamente rendir cuenta de estas variaciones en la composición fa-
miliar. En algunos casos, el proceso de independización de las nuevas unida-
des domésticas ya está encaminado , aunque todavía no concluido ; y en otros ,
al otro extremo del ciclo , los remanentes de las familias fundadoras , ancia-
nos ya, se juntan a los hogares de uno de sus descendientes (Goody 1966,
Lambert 1980).
La Visita también ofrece algunos indicadores sobre los patrones ma-
trimoniales. Muchas de las mujeres en estas unidades aparecen listadas en va-
rias formas , tales como "mujer", " manceba" (concubina), "mujeres de servi-
cio" ( ¿sirvientas?), "viudas" y "solteras". Murra (1967: 389-90), Hadden
(1967) y Mayer (1972: 49) sugieren que , por lo menos para algunas unida-
des domésticas , se trata de hogares poligínicos.
Hay dos usos consistentes de estos términos en la Visita que deben

No . 2, diciembre 1984 573


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

ser clarificados. Si la pareja no ha sido casada en sacramento cristiano , enton-


ces aun la única mujer en la casa es denominada " manceba " del hombre .
Cuando hay dos "conyuges" y ninguna de las relaciones está sancionada por
la Iglesia , ambas son ''mancebas". Si hay más de una mujer y una de ellas está
debidamente "casada", las otras son relegadas a las categorías de " de servi-
cio" y/o de "mancebas". Sabemos muy poco sobre los ritos matrimoniales de
los Yacha de esa época, aunque sí sabemos que existían. Lo sabemos porque
un viejo insistió tanto sobre la legitimidad de su unión , que ' el escribano lo
registró como un caso de amancebamiento " a su ley" (p . 88).
Al visitador se le encomendó específicamente averiguar sobre las prác-
ticas matrimoniales de la gente común y de los caciques, pero las respuestas
de éstos últimos tan sólo daban realce al proceso de legitimización de los ma-
trimonios por los Incas, en vez de describir las costumbres locales que vincu-
lan al individuo con su sistema de parentesco. Don Francisco Coñapariguana,
uno de los caciques principales explica:
"Que el dicho ynga que tenían por gobernador los venía a visitar cada
año y en la plaza de cada pueblo se juntaban los mozos y las mozas y
entonce.s el dicho ynga les daba a cada uno la que quería por mujer y
les decía que él tratase bien a la que le daba y la sirviese bien y a ella
que hiciese lo mismo que sirviese a su marido y así quedaban por ma-
rido y mujer. Y los que de este ayuntamiento crecían eran habidos
por hijos legítimos y heredaban los bienes. Y que esto lo podían ha-
cer el dicho ynga y no los caciques ni otros". (p. 31 ).

Se nota, sin embargo , que la respuesta es parcialmente evasiva, ya que


es poco probable que la intervención de los parientes, de los padres de la no-
via y novio , y que otras consideraciones tales como la posición social de los
contrayentes, su riqueza, las reglas prescriptivas y proscriptivas de matrimo-
nio , no hayan jugado un papel importante en esa sociedad , tal como ocurre
en cualquier otra. Lo que implica la respuesta de Don Francisco es que con el
matrimonio un hombre se tornaba en tributario y que la ceremonia incaica
de dar aprobación oficial a la unión era, muy probablemente, también parte
del proceso de censar a la gente (Mayer 1972), momento en que el hombre
era debidamente registrado en el quipu ; era también el momento apropiado
para que la autoridad estatal sermonee a los nuevos casados, y parte de ese
sermón incluía la asignación de sus nuevas obligaciones para con el Estado
(quizás engrosar las filas del ejército , conformar equipos de transporte e in-
cluso conocer sus obligaciones de mitayo), tareas en las que frecuentemente
el hombre estaba acompañado por su mujer (Murra 1956: 172; 1978: 151-2).
A los Incas no les interesaba tanto legitimar matrimonios, sino más bien usar
aquellos procesos sociales tan naturales para regular, administrar y normativi-
zar su sistema de recolección de ingresos (Murra 1956 : 170; 1978: 148). Po-
demos decir, entonces, que en cuanto servía a los intereses incaicos regular
los matrimonios, el sistema tributario de los Incas tenía un papel a jugar en la

574 Revista Andina, año 2


~ - - - - - - - - - - - - - - - - - M a y e r : Economía doméstica colonial

formación y composición de las unidades domésticas.


Muchos de estos procesos todavía tenían cierta vigencia en términos
de los legalismos mencionados en la Visita, ya que era el indio casado el que
contaba como tributario y el total de ellos determinaba la cuantía de la tasa
(p . 265 ). Aun hoy. es usual en el proceso matrimonial de los Andes que la
pareja pase por una serie de ceremonias espaciadas por varios años, y·cada ce-
remonia sucesiva significa que hay un mayor compromiso en términos de los
derechos y obligaciones de los cónyuges entre sí y entre ellos y sus respecti-
vos parientes. Uno de estos pasos , usualmente en una etapa bien avanzada de
la vida conyugal. lo constituye el matrimonio civil y religioso , que legitimiza
la pareja ante el Estado y la Iglesia muchos años después de que los parientes
y la comunidad ya lo han hecho (Carter 1980. Isbell 1980).
Las restricciones cristianas a la poligamia les causaron muchos dolo-
res de cabeza a los curacas de 1562. De las diecinueve unidades domésticas de
principales y curacas , siete tuvieron la suerte de aparecer monogámicos ante
los visitadores . Don Andrés Auquilliqui declaró una india de servicio en su
casa, además de su esposa (término que, dicho sea de paso , jamás es usado en
toda la visita), y que si ella "quisiese casarse, él no lo estorbaría". "Que esta
india se la dio el dicho don Francisco [Coñapariguana], su cacique, y no hizo
concierto [¿relaciones sexuales?] con ella de lo que había de dar [¿en tributo
a él?]" (p. 39). Tres curacas también declararon estar amancebados con sólo
una mujer.
Los casos de matrimonios múltiples son más complicados. Había tres
principales con dos esposas, tres con tres, uno con cuatro y uno con cinco es-
posas. Además , uno de los casos era un caso de monogamia accidental , ya
que una de las dos esposas había muerto (p. 149). El curaca de los mitimaes
del pueblo de Xigual , Don Juan Cóndor Guaya, estaba bajo presión de ambos
sistemas , el andino y el español. Dijo que tenía dos indias de servicio y "que
no está casado con ninguna de ellas. y que [la una] se la dio su cacique [Co-
ilapariguana] y la otra se la dio el cacique Canagoa por mujer" (pag. 45) . (Ca-
nagoa era el curaca a cargo de los mitimaes al tiempo de la conquista y fue
sucedido por Francisco Coñapariguana , ya que el hijo de Canagoa era muy
joven para mandar [p . 27]). Juan Cóndor Guaya todavía no se había casado
con Juana Guamanchuqui por "encono del padre" (p . 45 ). Podemos sugerir
que la ira sacerdotal se debía a que Guaya rehusaba deshacerse de la otra. Si
capituló o no , dado que su testimonio a continuación dice que "se casará con
ella cuando vaya el padre" (p. 45), sólo puede ser adivinado.
El proceso de "deshacerse" de lo que para ellos eran esposas muy le-
gítimas, tiene una dimensión legal que revela el documento y un aspecto prác-
tico que permanece más oscuro. Juan Chuchuyaure tenía hijos de sus cuatro
mujeres (de 50, 25, 24 y 35 años). En la encuesta casa por casa , la primera
está registrada como "su mujer", la segunda como su "india de servicio" y la
tercera y cuarta como "mancebas". ¿Quién es el que decidió Iistarlas de esta
manera? En su testimonio previo bajo juramento, en Huánuco , Chuchuyaure
había dicho que tenía tres indias de servicio "por casar" (p. 61 ).

No. 2 , diciembre 1984 575


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

Don Antonio Guaynacapcha también estaba en apuros . En su casa se


registraron una esposa, una manceba y una india de servicio (p. 168). Previa-
mente, en Huánuco había declarado dos indias de servicio. Al ser preguntado
sobre si tenía hijos en ellas , modificó su testimonio de manera que con su
esposa eran tres indias y que la "una de servicio había parido de él" (p. 65).
Es evidente que las distinciones europeas no tenían sentido en el contexto
andino.
Sin embargo , algunas de las mujeres estaban , de hecho , en cierta posi-
ción de sirvientas. Esto se puede colegir del caso de Don Cristóbal Contochi.
Bajo presión eclesiástica declaró que quiere casarse con una de sus dos muje-
res (p . 180). Con la otra manceba había tenido dos hijas. Una tercera estaba
registrada dos veces , una vez como su "manceba" y otra como la mujer de su
sirviente (un joven criado en su hogar). Si éste es otro ejemplo de la "genero-
sidad" institucionalizada de los curacas , en la cual él podía dar mujeres a per-
sonas en posición social inferior (como también vimos en los casos de Coña-
pariguana y Canagoa), entonces este documento ha revelado otra interesante
faceta de lo que constituía la "generosidad" de los curacas (Murra 1975 :29-
30, 175-176).
La persona que más claramente tenía la posibilidad de utilizar estas
costumbres matrimoniales para beneficio suyo , era el propio Don Francisco
Coñapariguana. Declaró una mujer y tres indias de servicio , de las que dijo
que una era lisiada y las otras dos estaban en "sus chacaras" y que él les daba
casa y sal y ají (p. 3 2). Cuando se inspeccionó su residencia, resultó que ha-
bía tenido hijos con dos de sus indias de servicio , más un hijo de una "que se
le huyó". En total , tenía nueve hijos e hijas con los cuales forjar futuras
alianzas matrimoniales. Además, don Francisco era un activo reclutador de
yanacunas, algunos de los cuales pueden haber fonnado parte de su residen-
cia, mientras que otros vivían en casas donadas por él y trabajaban sus cha-
cras circundantes o aun las más distantes, ubicadas en zonas ecológicas favo-
rables (Murra 1975 : 62-74). Conyanaconas masculinos no tenemos el pro-
blema de tener que distinguir dónde es que termina una relación matrimonial
y cuándo comienza la de servidumbre, debido a que el "asunto" sexual no
entra en la ecuación. Todo este personal y las actividades productivas que po-
día encaminar, hacían que la de Don Francisco Coñapariguana fuese la uni-
dad doméstica más grande y rica que se registró en la Visita. Declaró un total
de treinta y dos personas, de las cuales dieciocho eran hombres y mujeres
adultos (pp. 199-200). En esos tiempos , tales logros pueden considerarse co-
mo una hazaña. La capacidad "empresarial" de un Francisco Coñapariguana
no es muy diferente de la de un Agostín Luna Capcha. La diferencia entre
los dos radica en los recursos qué cada uno de ellos podía movilizar.
Parece que en algunos casos sirvientes masculinos fueron criados des-
de niños en casa de los principales. En estas ocasiones, la Visita registra el
nombre y edad de tales personas con frases tales como "y no es de esta tie-
rra" (p. 66) o que fueron huérfanos criados en casa "por el amor de Dios"
(pp. 180, 173 ). Otros parientes, tales como sobrinos, tías y madrastras, a

576 Revista Andina, año 2


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quienes se les podía encomendar tareas administrativas, engrosaban la capaci-


dad empresarial de estas unidades domésticas cacicales. Que tal unidad reque-
ría de un mayor espacio físico y mayor capacidad de almacenamiento , lo
atestiguan las excavaciones arqueológicas de Craig Morris de una de estas ca-
sas, en las que grandes vasijas capaces de contener abundante chicha forman
la mayor parte de los restos cerámicos del sitio (Morris 1967 , 1972).
Las unidades domésticas de los curacas , más grandes y mejor dotadas
de recursos, tenían mayor capacidad productiva y la habilidad de proveerse
de una mayor variedad de productos. Esta capacidad permitía a los principa-
les desempeñar un papel de liderazgo muy importante en la estructura polí-
tico-económica local. A cambio de dones "generosamente" ofrecidos ; es de-
cir. a cambio de la distribución de objetos de lujo , de fiestas , de una magná-
nima hospitalidad y de una pronta ayuda para la gente necesitada , esa unidad
también podía contar con servicios tales como hacer construir y techar sus
casas , o que sus chacras sean trabajadas cuando así lo solicitaba el curaca (el
término es por "ruegos") (pp . 28 , 35 , 36). La capacidad diferenciada de mo-
vilizar recursos y de distribuir beneficios explica las diferencias en liderazgo y
poder entre curacas de alto rango como Juan Chuchuyaure , señor de doscien-
tas unidades domésticas, y Pablo Almerco, mandón de parcialidades en tres
poblados . Que muchos de los curacas utilizaron su posición para enriquecerse,
era una acusación muy común , dados los cambios que la economía sufrió
bajo los españoles (Spalding 1974, Wachtel 1973 : 129-147).
En contraste , muchas unidades domésticas de gente común eran más
pequeñas , tanto en número de integrantes como también en su estructura,
que era más simple . Sólo 26 de las 436 unidades domésticas de tributarios ; es
decir, alrededor de So/o , eran poligínicas, y la Visita consistentemente regis-
tró a esas mujeres como mancebas. La presión misionera produjo algunas
reacciones no muy caritativas que digamos , tales como el caso del hombre
que se deshizo de su mujer más vieja, que solía ser "su manceba y ahora la
tiene en su casa", para poder mantener en matrimonio oficial a la segunda ,
mucho más joven (p. 139). Como ya lo ha indicado Murra, muchos casos de
poligamia se presentan a menudo entre familias de yanaconas de algún princi-
pal , como para seguir estudiando el asunto (Murra 1975 : 238). Ellos podían
evadir el tributo , la cristianización y otras presiones similares, ya que estaban
bajo la protección del curaca , protección que funcionaba en ventaja de ambos
(Murra 1967: 390). Las otras unidades domésticas reportaban a los hijos de
mujeres secundarias sin ningún problema.

LA CARGA DEL TRIBUTO

En tiempos del Inca, dijo Don Juan Chuchuyaure al visitador, la carga


del tributo era más liviana para su gente porque había más gente que ahora,
porque cada familia de tributarios era responsable de una cantidad fija de tra-
bajo que debía ser entregada anualmente y porque los viejos no trabajaban

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Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

(p . 56). Además, lo que debían dar estaba "repartido entre las casas que tie-
nen" (p . 56) y ahora hay que dividir una cantidad fija de tributo entre "los
indios que hay" (p. 56). El cambio de una escala movible de tributo fijo por
casa multiplicado por el número de casas que hay , a uno en que hay que en-
tregar una cantidad fija dividida entre un número decreciente de personas ,
implicó un aumento en la carga del tributo para cada unidad doméstica.
Además , esta carga recaía desigualmente entre los hogares existentes.
Un tercio de las unidades domésticas no pagaban tributo , cargando así lo que
habían de dar en los dos tercios restantes; de éstos , aproximadamente otro
tercio estaba de una manera u otra incapacitado o disminuido en su capaci-
dad de contribuir plenamente. Habían tres categorías de "exceptuados" del
tributo : 1.- - Por razones de status (1 Oo/o de todas las unidades domésticas) ;
2.- Por estar al servicio permanente del encomendero o de los curacas y prin-
cipales (140/0) ; y 3.- Por incapacidad física (220/0).
Dentro de la categoría de exceptuados por razones de status, obvia-
mente debemos considerar primero a los curacas. Sin embargo , al revisar cui-
dadosamente su testimonio , notamos que habían gradaciones y jerarquías
(ver cuadro adjunto). Don Juan Chuchuyaure (p . 109) y Don Antonio Guay-
nacapcha (p . 168), los dos curacas principales "duales" de los Yacha , y sus
colegas equivalentes entre los mitimaes (pp. 189 , 199) claramente estaban
exceptuados, a pesar de ser ellos los que encabezaban las unidades domésti-
cas más grandes y mejor dotadas de recursos. Principales de pueblo de rango
inferior, tales como Pablo Almerco (p . 160), dijeron que tributaban una cuo-
ta completa de textiles y de dinero y que eran ellos los que organizaban la
producción de "menudencias" de la tasa (tales como cinchas, cabestros y
manteles). Además, acompañaban a su gente a las chacras comunales y a
Huánuco , "mandando a los indios y no en más" (p . 211 ).
El segundo grupo de unidades exceptuadas lo constituyen los foraste-
ros, o sea miembros de otros grupos étnicos. En el sistema incaico , era nor-
mal que un extraño no estuviese contabilizado en el quipu local , ya que esa
persona figuraba en el quipu del grupo al cual pertenecía, junto con la razón
por la cual estaba "puesto" en ese lugar y el tipo de contribución que hacía .
De no ser así , una persona como ésa hubiese sido contada dos veces y estaría
bajo obligaciones tributarias dobles. En muchos casos , en la Visita ese sistema
todavía seguía funcionando , como , por ejemplo , cuando una unidad de foras-
teros figura en la Visita como contribuyentes de tributo de su propio grupo
de origen (p. 174 ). En una casa de Quiu , las contribuciones de tributo esta-
ban divididas entre dos encomenderos (p. 79). Pero en 1562 muchos foraste-
ros ya eran refugiados o se perdió la conexión con sus lugares de origen y po-
dían, por lo tanto , pasar desapercibidos hasta el momento de la visita. Sin
embargo , cuando eran "habidos", fueron enumerados y obligados a contri-
buir igual que los demás (p. 96).
Podemos agregar a este grupo un segundo grupo: los "huidos" y "no
visitados"; es decir, gente que se escapaba o evadía de otra manera las impo-
siciones tributarias de la encomienda y, por lo tanto , eran desplazados por

578 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Mayer: Economía doméstica colonial

causa del mismo sistema. Esto también demuestra la desesperación de mu-


chas personas. Tomemos como ejemplo el caso del ovejero del encomendero,
quien huyó lleno de pavor cuando treinta y dos ovejas de Castilla encargadas
a su cuidado se murieron. Esa persona nunca regresó donde su esposa y sus
hijos (p. 207).
Sesenta y siete hogares eran los comprendidos en la categoría de espe-
cialistas a tiempo completo y yanaconas. Cuarenta y siete de ellos trabajaban
para el encomendero y veinte unidades estaban ligadas a varios curacas y
principales. Aquellos que trabajaban para el encomendero pueden ser clasifi-
cados como sigue: cinco sirvientes en su casa. siete familias que trabajaban en
sus chacras , diecinueve cuidadores de sus animales (vaqueros. ovejeros, cabre-
ros, porqueros y caballerizos). ocho artesanos (alfarero/tejero , carpintero/
maderero. molinero , pescador) y. finalmente , cinco yanaconas cuyas funcio-
nes no se especificaron.
La exceptuación permanente del tributo a cambio de ser yanacona
era, sin embargo. una situación compleja. A pesar de estar libres de la obliga-
ción de tejer y asistir a la rnit'a. muchos yanaconas se quejaban de que no se
les daba suficiente tiempo para trabajar en sus propias actividades de subsis-
tencia (p. 220). de que "estaban muy trabajados" (pp. 101, 125) o , aún más
frecuentemente, de que no se les pagaba. A estos últimos reclamos el enco-
mendero respondía que el valor de sus salarios era descontado de cosas espe-
cíficas de la tasa de tributo con los caciques (p. 254). Y un carpintero , a pe-
sar de afirmar que el trabajo lo podía hacer descansadamente , sin embargo
hubiera preferido tributar como los demás (p. 117).
La situación de los yanaconas adscritos a curacas era radicalmente di-
ferente a la de los que trabajaban para el encomendero. Las veinte unidades
domésticas mencionadas estaban desigualmente distribuidas entre los curacas
principales : Juan Chuchuyaure tenía cuatro; Gonzalo Tapia , dos ; Francisco
Cofiapariguana protegía a nueve y los demás , uno cada uno. Coñapariguana
explicó que esta gente eran mayonnente foráneos de Cajatambo y Condesu-
yo , "habidos por [él] por su industria" (p. 200). Quizás su posición como je-
fe de los mitimaes Quechua , "puestos" por el Inca para guardar las fortalezas
(p . 199). explica el éxito que tuvo en atraer yanaconas. Por otro lado, él pu-
do también haber estado en posición de proteger refugiados postconquista.
De los principales de menor rango , sólo Pablo Almerco contaba con una fa-
milia de yanaconas (p. 168), lo que demuestra cuán limitada era la institu-
ción de yanaconaje en un grupo étnico pequeño como los Yacha.
Murra ha advertido que no debemos caer en la fácil tentación de igua-
lar esta institución con categorías como las de esclavo , sirviente o vasallo.
Además, enfatiza la compleja naturaleza y la ambigüedad de la posición del
yanacona. Sabemos poco de cómo fueron reclutados y cuáles eran sus reales
funciones (1967: 390-391; 1975). En 1562, muchas de estas familias yanaco-
nas todavía estaban exceptuadas del tributo, a pesar de que ya se nota la pre-
sión a contribuir, ya que "ayudan" (p. 146) con gallinas, trabajan con los de-

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Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

más en chacras comunales y en el hilado o tejido de alguna pieza (p. 168 ).


Las actividades de los yanaconas al servicio del curaca eran bastante variadas:
algunos eran pastores (p. 108), otros cultivaban chacras distantes de la resi-
dencia del curaca (pp. 79, 127) y todos dijeron tejer para el curaca. El hom-
bre de confianza de Chuchuyaure , Riquira , tejía para Don Juan. "rescataba"
para él y , presumiblemente , le ayudaba a administrar gente y recursos (p.
102). Estas familias eran unidades domésticas autónomas, cultivaban la tierra
para su propia subsistencia y recibían del curaca dones recíprocos (asimétri-
cos, por cierto [Mayer 1974 : 37-55]) en términos de ropa. carne. coca , sal y
especies (pp. 61-65). En algunas unidades domésticas de tributarios también
habían mujeres solteras a servicio del curaca para hacer chicha (p. 103).
La transición de "indio oficial" (como se denominaba a los especialis-
tas) o "indio de servicio" (traducción de yanacona) de los curacas a indio
oficial o de servicio del encomendero era un cambio radical, a pesar de la
existencia obvia de continuidades y a pesar también del forzado esfuerzo de
moldear esta institución andina para acomodarla a una práctica europea. Era
contra estos cambios que la gente así afectada se quejaba. ya que ahora la
cantidad de trabajo exigido ya no podía quedar limitada dentro de los confi-
nes del tácito acuerdo mutuo , ni por las normas y cantidades fijadas por
"costumbre". Está también ausente cualquier respeto por parte del encomen-
dero de las normas de reciprocidad que formaban parte tan esencial de esta
institución (tal como lo demuestra el hecho de que todos se quejasen de que
el encomendero no les pagaba).
Invalidez , edad avanzada , viudez. etc. no eran excusas automáticas
para ser exceptuados del tributo. Tan sólo 340/0 de estas 107 unidades do-
mésticas pueden ser consideradas exceptuadas de alguna manera . Aun así, en
casi todas las familias se registra alguna contribución, aunque sea mínima , tal
como el hilado o el tejido de una pieza menor. Dentro de este grupo de uni-
dades aparece una proporción bastante grande (420/0) de familias que con-
tribuían menos que sus vecinos . El 240/0 restante parece que estaba en con-
diciones de cumplir con el monto completo, a pesar de que se registra viudez,
edad avanzada o algún impedimento físico para el jefe del hogar. Hay que re-
calcar que el sesenta y seis por ciento (7 4) de estas unidades domésticas que
reclaman excepción ni siquiera eran familias nucleares completas: la media
del número de sus integrantes estaba entre una y dos personas por casa, com-
parada con una media de entre tres y cuatro personas para el resto de la po-
blación. El promedio de miembros en la unidad para estas unidades exceptua-
das apenas llega a 2.5 personas por familia , comparado con un promedio de
4 .3 personas para el total de los Yacha y mitimaes juntos. Es notorio que
apenas hay más de tres personas adultas mencionadas en una familia, el nú-
mero de unidades exceptuadas empieza a bajar dramáticamente en compara-
ción con las que no están exceptuadas , a pesar de los evidentes alegatos de
edad, viudez o enfermedad. Tampoco debe sorprendernos que un 330/0 de la
gente en esta categoría se queje en el sentido de que dar tributo (no importa
cuán bajo sea el nivel de lo que tienen que dar) les resulta muy "trabajoso".

580 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Mayer: Economía doméstica colonial

Tan sólo tres unidades no protestaron , y esto se debe en parte a que sus con-
tribuciones ya estaban muy rebajadas en comparación con lo que daban sus
vecinos. Seis viudas en un pueblo estaban en situación tan difícil que el visi-
tador, compadecido, ordenó que estas señoras fuesen exceptuadas inmedia-
tamente (p. 193).
En tiempos del Inca se hacía una clara distinción entre cierta edad so-
cial, después de la cual un hombre quedaba libre de las obligaciones que re-
querían mayor esfuerzo físico y eran las más onerosas (ejercito y mit'a), y
una edad avanzada que incapacita a la persona para el trabajo , llamada en la
Visita "viejos muy viejos para el trabajo" (Rowe 1958; Murra 1956 : 172 ;
1978 : 150; Guamán Poma 1980 : 196-198; Mayer 1972: 345). Después de
ser relevado de obligaciones duras, el tributario de avanzada edad continua-
ba cumpliendo con muchas actividades comunales y del Estado más livianas ;
inclusive se le asignaban ciertas tareas administrativas y cargos de supervisión ,
trabajos que además conllevaban cierto respeto y honor. Encontramos en la
encomienda una distorsión deliberada de esta distinción. La edad ahora se
define en el sentido literal como incapacidad (o hasta estorbo) para el traba-
jo , versus una definición social de la edad como una etapa en la vida después
de la cual los trabajos más pesados del tributo ya no son exigidos. La enco-
mienda simplemente ha abolido las finas gradaciones culturales andinas que
refuerzan el sistema al disminuir las obligaciones y aumentar la responsabili-
dad y el prestigio conferido al que se esforzó .
Quedamos, entonces, en que el grueso del gravamen del tributo recae
en 251 unidades domésticas (520/0 del total), de las cuales un tercio se queja
de la "pesadumbre" del tributo , otro tercio dice que es pasable (la palabra
que emplean en el testimonio es que dan el tributo "descansadamente", eufe-
mismo burocrático de la.época) y para el tercio restante lamentablemente no
queda registrada ninguna opinión. Las razones que la gente da para sustentar
que el tributo es una carga muy pesada. nos permiten analizar el funciona-
miento del "modo de producción doméstico" (Sahlins 1972). He menciona-
do párrafos arriba el problema de la viudez y de la incapacidad física. Lo que
es interesante aquí es cómo este factor se combina con otras características
de la unidad doméstica. Cuando los factores muerte . incapacidad o aun cuan-
do el marido es llevado por la fuerza (p. 221 ), se combinan con el hecho de
que en ese momento hay muchos niños (p. 221 ), o hijos/hijas enfermos (pp.
162 , 165 , 166) o hay demasiados miembros en la familia que sostener (p .e ..
pp . 162 , 165 , 182, 191 ), entonces es muy difícil sostener a una unidad do-
méstica, y ya ni hablar de las dificultades para cumplir con el tributo. Y
como el tributo tiene prioridad política, las consecuencias recaen en las acti-
vidades de subsistencia. Estas mismas dificultades se presentaban también
cuando a padres ancianos e incapacitados se les morían los hijos (p. 191), o
cuando los hijos abandonaban a los padres al casarse (p. 120), o también en
casos de ancianos solos y sin ayuda de parientes (p. 125). Para toda esta gen-
te podemos aplicar el término europeo de "pobre", un término que en los
Andes frecuentemente significa una persona sin parientes que le ayuden

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Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

(waccha en el Quechua contemporáneo significa huérfano y es sinónimo de


la palabra pobre [Mayer 1972 : 358]). Estas unidades domésticas eran las que
debido a causas de fuerza mayor no estaban en condiciones de mantener su
viabilidad , debido a la carencia de fuerza de trabajo calificada (Sahlins 1972:
69-74 ). Hay un caso de ceguera, que obligó a la pareja a conseguirse a otra
persona que le teja su cuota y a quien ellos remuneraban al trabajar en sus
chacras (p . l 20 ).
El otro tipo de queja tiene que ver con la naturaleza misma del tri-
bu to: "demasiado tributo" y "demasiado trabajo" fueron las respuestas más
directas (siete casos) ; la respuesta más correcta es que "toma mucho tiempo"
(doce casos) y es explicada en más detalle en esta forma: "reciben mucho tra-
bajo [en lo del tributo] porque en los cinco meses que le quedan no pueden
hacer sus chacaras e ir a rescatar lana para sus vestidos y de sus hijos y muje-
res" (p . 150). Y otro dice : "porque es pobre y tiene muchos hijos y le falta
tiempo para hacer sus chacaras y para hacer sus vestidos" (p. 162).
Las quejas específicas contra aspectos del tributo cubren toda la ga-
ma: los trabajadores de madera se quejan del tiempo y la distancia que se
necesita recorrer para ir a la montaña a conseguir la madera (pp . 230 , 231) ;
el que hace alpargatas denuncia, enojadísimo, que es él quien tiene que hacer
todas las alpargatas que le caben a toda una pachaca( 6) e incluso es él el que
tiene que buscar la cabuya. Todos se quejan del hilado , del servicio personal
al encomendero, del trabajo en sus chacras, de que tienen que hacer adobes y
paredes y sobre la mit'a en general.
Mi sospecha de que la pregunta si el tributo era dado con "pesadum-
bre" o "descansadamente" provocó una respuesta más bien política que so-
ciológica - como debería ser- , encuentra su confirmación en el hecho de que
en algunos pueblos, tales como Coquín y Chuchuco (pp . 133-158), pareciera
que los declarantes se hubiesen puesto de acuerdo de antemano en qué forma
han de contestarla. Todos contestan que dan "con pesadumbre" hasta que,
cansado , el escribano escribe " igual que los demás" ; mientras que el visita-
dor, ya más sospechoso , interrumpe la cadena de declarantes y demanda la
razón. El escribano apunta: ''y no dio razón" (p. e. , p. 151 ). Hacia el final de
la Visita las respuestas a esta pregunta son omitidas del todo ( ¿a insistencia/
negligencia de quién?).
Traté de determinar si había alguna diferencia en términos de compo-
sición interna entre las unidades domésticas que declaraban que el tributo era
trabajoso y las que dijeron "descansadamente". Mi análisis estadístico, que
buscaba comparar entre estos dos grupos el número de miembros en la uni-
dad doméstica, el tipo de familia (si era nuclear, extendida, una pareja o me-
nos que una familia nuclear) y aun índices de consumidores/productores
(Chayanov 1966 : 59), no reveló ninguna diferencia. Pienso más bien que los
Yacha contestaron a esta pregunta en términos de las injusticias percibidas al
comparar el nuevo sistema de tributo con el de los Incas. El rechazo al nuevo
sistema es claro.

582 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Mayer: Economía doméstfca colonial

CONCLUS/ON
¿Qué era una unidad doméstica Yacha en 1562? Era una unidad resi-
dencial , con su casa , su almacén y cocina. Casa que era habitada por una pa-
reja casada y su progenie y a veces incrementada con parientes de cualquiera
de los cónyuges o con cónyuges de los hijos o hijas. Las unidades considera-
das "pobres" estaban compuestas por los remanentes de una familia comple-
ta ; mientras que las unidades más "ricas" tenían más esposas y también yana-
conas , a la vez que una posición social diferenciada.
La unidad doméstica era una unidad de consumo que satisfacía en
forma regular la mayor parte de sus necesidades de subsistencia mediante la
producción agrícola y las demás actividades productivas, teniendo, por ser
miembro del ayllu. derecho al acceso a los recursos de tierra, pastos, lefla,
etc ., que se repartían según necesidad a cada unidad. También criaba a los
niños y mantenía a los ancianos o a los miembros enfermos. Además, era una
fuente de capacidad de trabajo , el repositorio de conocimientos, habilidades
manuales y destrezas necesarias para la producción, así como también el de-
pósito del cual se podía extraer energía muscular para aplicarla en forma di-
versificada en la agricultura, el pastoreo , la manufactura de cosas, la construc-
ción y el transporte para proveerse a sí misma y a la sociedad en general de los
bienes y servicios económicos. Debido a que su capacidad productiva llegaba
a un apogeo en ciertas etapas de la trayectoria del ciclo vital de sus miembros,
en estas etapas la unidad doméstica podía generar excedentes, mientras que
en otras etapas del ciclo, debido a las disminuidas capacidades productivas y
administrativas, puede haberse visto en la necesidad de ser subsidiada por la
comunidad en la que estaba enmarcada. La transición a la encomienda en
tiempos de la colonia significó que muchos de los mecanismos institucionali-
zados que garantizaban ayuda en el trabajo o con bienes y que otorgaban ex-
ceptuaciones del tribu to estuvieran quebrándose y, por ello , causaban la com-
pleta miseria de estas unidades. Por último, igual que en otras partes del mun-
do , las unidades domésticas eran la fuente donde se podía reclutar gente para
el ejército y mano de obra no especializada, pero masiva.
La unidad doméstica también era un nódulo y foco de un complejo
sistema de intercambios recíprocos que fluían hacia ella y desde ella hacia
otras unidades (Alberti y Mayer 1974 ). Los intercambios de mano de obra,
de bienes , de regalos , los intercambios ceremoniales, etc. eran la expresión de
una tupida red de obligaciones sociales y políticas que vinculaban a la unidad
doméstica con otras, con su comunidad y curaca, como también con el mun-
do social más amplio. Es muy probable que esta malla de vínculos con otros
hogares fuera más densa, más intensa y más compleja de lo que es hoy (Mayer
1974 ), a pesar de la pesada carga del tributo. Lamentablemente, la Visita no
da mucha información sobre este punto.
A pesar de su autonomía como unidad de consumo, la unidad domés-
tica era tan sólo un componente del sistema productivo en general, aunque sí
fue un elemento clave y el que sentaba los patrones al resto del sistema. Esta-

No . 2, diciembre 1984 583


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

ba completamente encajada dentro de una jerarquía de unidades sociales ma-


yores, cada una de las cuales también intervenía parcialmente en el proceso
productivo. La unidad doméstica tenía derechos de acceso a la tierra. pero al
mismo tiempo tenía que seguir las reglas y restricciones que la comunidad le
imponía. Además, dada la naturaleza colectiva del sistema productivo de la
agricultura andina (Murra 1975 : cap. 2 ; 1978 : cap. 1 : Mayer 1979;Mayery
Fonseca 1979; Guillet 1979: cap. 3 ). es un error poner todo el énfasis en la
unidad doméstica cuando la consideramos como una unidad de producción.
A pesar de esto, los ritmos y ciclos de la unidad doméstica afectaban a los
componentes del aparato productivo. Había que dejar espacio y tiempo para
la producción de subsistencia de la unidad doméstica , la que a su vez era una
unidad diversificada en sus actividades. Si era necesario quitar mano de obra
de las actividades de subsistencia, entonces esta mano de obra debía ser des-
viada en momentos en que las actividades de subsistencia disminuían en in-
tensidad a lo largo del calendario agrícola anual (Golte 1980: 49-53). o bien
el tiempo dedicado a la producción de excedentes tenía que ser lo suficiente-
mente corto (y por lo tanto , masivo en gente) como para no interferir en las
actividades de subsistencia. Aun los especialistas a tiempo completo y los ya-
naconas tenían que ser apoyados por las otras unidades domésticas o ellos
también tenían que dejar de lado sus actividades especializadas para alimen-
tarse con lo suyo propio. Cuando se intensificó la cantidad de mano de obra
dedicada a la producción de excedentes , esta intensificación iba en la misma
dirección por la cual la unidad doméstica ya estaba encaminada, intensifican-
do la producción de aquellos rubros que la unidad doméstica ya estaba acos-
tumbrada a producir. Es decir, al intensificar, se escogió el camino de la di-
versificación . Y cuando ·se optaba por la estrategia opuesta , propugnando la
especialización en la p.roducción de alguna cosa , estas unidades especializadas
tenían que ser subsidiadas por las otras. En general, estas últimas (las de
indios oficiales y de servicio) encontraban la carga del tributo más pesada de
esta forma que las otras familias. Había por lo tanto limitaciones de cuántas
unidades domésticas especializadas podían ser mantenidas por las otras no es-
pecializadas. Bajo el sistema Inca, estas familias , a pesar de estar permanente-
mente sacadas del seno de su comunidad . eran subsidiadas por el Estado. o
por sus patrones, o se les daba suficiente tierra para que se alimentasen ellas
mismas.
Finalmente, la unidad doméstica era una unidad de contabilidad en el
sistema tributario. La unidad básica en la contabilidad era el hombre casado.
Murra cita a los cronistas Castro y Ortega como sigue : "ninguno que no tu-
viese muger y chácara aunque tuviese hijo no pagava tributo" ( 1978: 148). Y
a Bernabé Cobo en el sentido de que "desde aquel día [del matrimonio] en-
traban en la contribución de los pechos y tributos y ayudaban a la comuni-
dad en los trabajos públicos" (197 8: 148). El matrimonio es también el mo-
mento en el que técnicamente se establece una nueva unidad doméstica . A
pesar de que existían varios niveles de contabilidad en la encomienda, comen-

584 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Mayer: Economía doméstica colonial

zando con el monto global de cosas y días de trabajo que los Yacha debían
entregar (la tasa) y pasando por varios niveles de curacas y principales, quie-
nes eran los responsables de asignar y recolectar las porciones de la tasa de
los niveles más bajos (el reparto), las asignaciones se detenían a nivel de la
unidad doméstica. AJ interior de ella, era asunto interno de sus miembros el
cómo arreglarse para cumplir con su cuota. Desde un punto de vista muy
real , lo que se asignaba en tributo a un individuo implicaba el apoyo econó-
mico, la capacidad productiva y organizativa de su unidad doméstica para
poder producirlo. Todo ese hilado y tejido y los otros objetos hechos ama-
no , todas esas gallinas y el dinero que se debía de dar, todo eso sólo podía
ser entregado si por cada tributario había una unidad doméstica viable y en
funcionamiento. La gran mayoría de las quejas sobre las dificultades de dar
tributo surgen precisamente cuando la persona en cuestión no puede contar
con el apoyo real, i:naterial y espiritual de un hogar viable . Aun la ejecución
de tareas comunales en las chacras de la comunidad o en las del encomende-
ro , proceso en el cual las unidades domésticas son las que proveen la mano de
obra , pero no son las productoras directas , sólo podía ser lograda eficazmen-
te si el tributario tenía su propia subsistencia asegurada. No sólo las relacio-
nes de producción , sino también las de reproducción se apoyan fundamental-
mente en la unidad doméstica del tributario . Por ello , aparte de los proble-
mas de contabilidad , la unidad doméstica de los Yacha era el nódulo crucial
donde comienza el proceso de extracción de excedentes.
Las obligaciones de tributo y la composición de la unidad doméstica
se interrelacionaban de tal manera que se magnificaban los problemas de
aquellas unidades que ya estaban en dificultades y disminuía la carga de aque-
llas otras que estaban mejor capacitadas para la producción. A pesar de los
intentos de reducir y ajustar el gravamen del tributo de acuerdo a la capaci-
dad productiva; es decir, de acuerdo a la composición de la familia del tribu-
tario, su edad , estado de salud, etc. , la opinión subjetiva de que el tributo era
injusto tenía que surgir. En tiempos incaicos , aquella opinión era compensa-
da por el ceremonialismo, la participación en el sistema recíproco y la ideolo-
gía hábilmente manipulada por los agentes del estado Inca . Todo esto estaba
completamente ausente en el sistema de las encomiendas, y el tributo se jus-
tificó en base al derecho de conquista, lo que , a su vez , exacerba los resenti-
mientos. Además, los cambios que introdujo el encomendero al sistema
(aparte del aumento cuantitativo que impuso) tuvieron , en última instancia,
un impacto negativo sobre el nivel de bienestar de las unidades domésticas.
Es posible establecer causas directas entre el sistema de encomiendas y la dis-
minución de los niveles de producción para la subsistencia, la mayor inciden-
cia de enfermedades y de mortandad de la población . También hay evidencia
muy clara de alteraciones y rupturas en los hogares a causa de la fuga de los
hombres y mujeres, las acciones tendentes a evitar el trabajo y severos casti-
gos corporales. Para los Yacha estaba bien claro que , a pesar de los evidentes
intentos de mantener continuidades institucionalizadas del pasado, los tiem-
pos habían empeorado radicalmente.

No . 2, diciembre 1984 585


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

JERARQUIA DE CURACAS Y PRINCIPALES DESDE EL PUNTO DE VISTA DE


AGOSTIN LUNA CAPCHA

Nivel Cura ca

Todos los Yacha Don Antonio Guaynacapcha Don Juan Chuchuyaure


(segunda persona de los Ya- (primera persona y curaca
cha, con residencia en Caure) de los Ya cha, con residen-
/
cia en Paucar)
Pachaca Don Antonio Guaynacapcha Don Gonzalo Tapia (varios
(unidad de 100 tributarios) (varios pueblos) pueblos)
Pueblo de Chacapampa Don Pablo Ahnerco (principal Don Hernando Malquiriqui
de una parcialidad de gente de (principal de una parciali-
Caure , Natin y Chacapampa, dad de gente en Tunan ,
con residencia en Caure) Quisicalla y Chacapampa,
con residencia en Chaca-
pam pa)
Pueblo de Tancor Principal no conocido
Agostín Luna Capcha como Otros residentes de Tancor,
parte de un contingente de no registrados en la Visita,
tres familias de Chacapampa. por no estar encomenda-
dos en Juan Sánchez Fal-
cón.

Enrique Mayer
Belisario Flores No. 951, Dpto. 503
Lince, Lima.

586 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Mayer: Economía doméstica colonial

NOTAS

(]) Ver Mayer (1972: 360-361) para una descripción contemporánea de la ceremonia, y
Mayer (1979) y Mayer & Fonseca (1979) para conocer cómo funciona hoy el siste-
ma de barbecho sectorial.
(2) Ver Fonseca (1972 : 315-338) para una descripción de la etnoecología de esta región
y su importancia en las actividades agrícolas.
(3) Una fanega aquí es una medida de extensión de tierra, la que se necesita para sem-
brar una fanega de semillaje, y no una medida de volumen de productos, como se
indica arriba.
(4) Ese grupo de mitimaes provenía de Canta, Cajatambo, Ureas de Atapillo (Atavillos)
y Checras, del actual departamento de Lima; fue puesto allí por el Inga "para guar-
da de la casa donde dormía el ynga cuando vino a conquistar la tierra de los andes y
entonces los dejó allí para dicho efecto" (p. 239).
(5) Cito ambas versiones de la tesis de John Murra, la original en inglés es de 1956, la
española de 1978.
(6) Pachaca es una unidad de 100 tributarios (ver Hadden 196 7 para un estudio de una
pachaca de la Visita).

No . 2, diciembre 1984 587


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

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590 Revista Andina, año 2


Los Ouirua de los valles paceños:
una tentativa de identificación
en la época prehispánica*
Carmen Beatriz Loza
Un excelente artículo de historia del Mariscal Alonso de Alvarado ,
económica, basado en las cuentas de planteándonos algunos problemas en
la administración de la hacienda de la identificación de los "naturales"
García de Alvarado (1562-1565) que la componían. Este último aspec-
(Romano/Tranchand 1983 : 57-88), to nos lleva a retomar esas preocupa-
nos introduce en el estudio del fun- ciones, en vista de la importancia que
cionamiento de una encomienda co- tiene la localización de las zonas que
quera situada en los Yungas de La conformaban la encomienda y en tor-
Paz. El análisis que nos ofrece permi- no a las cuales giraba su funciona-
te seguir la importancia estratégica miento; en este caso: Zongo, Suri y
del tributo en la dinámica de las rela- "Quiruas de Oyune".
ciones económicas y sociales entre Los autores advierten que es un
indios y españoles en la sociedad co- grave error encarar el estudio de estas
lonial. A su vez, revela la dificultad zonas en forma aislada, porque esto
de determinar geográficamente el em- impide discernir la realidad total , en
plazamiento total de la encomienda tanto que la encomienda estaba cons-

(*) Originalmente presentado al Segundo Encuentro de Estudios Bolivianos. Cochabam-


ba, 20 al 22 de julio de 1984.

No. 2, diciembre 1984 591


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

tituida por esas tres partes que usu- fuentes( 1) y por el carácter de las
fructuaban la fuerza de trabajo indí- mismas. factores que impiden distin-
gena. Sin embargo, y a pesar de tan guir la composición étnica regional
oportuna observación , hemos elegido anterior al Inca a raíz de los comple-
para esta reflexión el repartimiento jos cambios que se fueron operando
de los "Quima de Oyune", que hasta bajo la doble conquista: inca y espa-
ei presente no había sido claramente ñola .
identificado, a diferencia de la infor-
mación que se tiene sobre Zongo
(Golte 1968 : 471 , 479;Murra 1975 : LOSQUIRUA
101-109) oSuri (Saignes 1984: 13),
sin perder de vista el contexto global Antes de examinar la organización
de la encomienda. territorial. se debe escudriñar el signi-
Las dificultades iniciales para la ficado de la expresión "Quima de
identificación y ubicación de Oyune Oyune", cuya ambigüedad es eviden-
se debieron , en gran parte , a las escue- te. Un examen de sus orígenes permi-
tas y ocasionales referencias propor- tirá comprender las dificultades de tal
cionadas por los cronistas y viajeros empleo. Las crónicas traen escasa in-
en torno a los Quirua. Por eso , es ne- formación sobre los Quima , por eso
cesario volver a las fuentes para tener éstos siguieron permaneciendo en el
una visión cabal que permita com- anonimato hasta ahora. Pese a las
prender el tenor en que fueron reco- limitadas indicaciones . debemos acla-
gidas y , de esta manera , resolver los rar que dos son las fu entes que per-
aspectos concernientes al nombre y miten ubicarlos geográficamente: la
origen del grupo. El término Quima primera se halla anotada en las Rela-
. nos lleva a considerarlo a la luz de va- ciones Geográficas de Indias, donde
rias connotaciones: desde aquellas se señala a los "Quirua" como el lí-
que permiten que lo asociemos con mite oriental del señorío de los Paca-
4n nombre geográfico o las que nos jes. La segunda proviene de un texto
inducen a pensar en la presencia de de La Crónica del Perú (1553) que
un grupo étnico hasta las que evocan menciona a un "pueblo" denomina-
a un grupo profesional especializado do Oyune, cercano a La Paz. Esto,
en la coca. unido a la referencia proporcionada
En base a esta información y a la por Mercado de Peñaloza ( 1586), nos
que proporcionan algunos documen- hace pensar que se trataba de gente
tos coloniales provenientes de dife- de la región de los valles ubicados en
rentes archivos, intentaremos un pri- las laderas de la Cordillera Oriental ,
mer acercamiento a los Quima, anali- al sur del Lago Titicaca. ¿Aludiría la
zando en principio la configuración referencia de Mercado de Peñaloza a
de sus ayllus, la tenencia de la tierra un grupo étnico?
Y el acceso a recursos, lo que nos per- Para dar una posible respuesta te-
mitirá conocer la estructura territo- nemos que recurrir nuevamente a lo
rial y la organización étnica. Cabe que escribe el corregidor de La Paz ,
destacar que esta aproximación se ve Mercado de Peñaloza, pero esta vez
obstaculizada por la dispersión de las tomando en forma textual sus afir-

592 Revista Andina, año 2


rnaciones sobre uno de los límites de zada por Gonzalo Gutiérrez de Figue-
Pacajes : roa(3 ). que pennite conocer la ocupa-
ción territorial anterior a las reduccio-
" . . . por el Oriente confina CO!') nes y los antiguos norn bres de lo que
la Provincia de Caracollo y Qu1- más tarde serían aldeas coloniales.
ruas " (Pedro Mercado de Peñalo- Los "Quiruas de Oyune" tenían
za: 1586). corno base de su estructura al ayllu
(grupo endógeno unido por lazos de
Llama la atención que al referirse parentesco o un mismo origen míti-
a los Quirua lo hiciera empleando el co). que reunía a las familias de los
término "provincia". Es necesario re- "quirua naturales" ( ¿a utóctonos?).
cordar que estos conceptos son em- Los ayllus estaban agrupados en
pleados para aludir a las unidades ad- "mitades". j erárquicamente ordena-
ministrativas o "señoríos" en las zo- das corno en otras comunidades o
nas altas, lo que nos permite vislum- gmpos étnicos del mundo andino
brar esta posibilidad . (Hanansaya/ Hurinsaya ).
La consulta de otras fuentes(2) Las escuetas citas del visitador no
nos muestra esta área - en la Charcas proporcionan datos sobre la perte-
del siglo XVI - corno aymara hablan- nencia de los ayllus a sus parcialida-
te . lo que nos obliga a recurrir a eti- des, ni atestiguan la existencia pre-
mologías codificadas por Bertonio en toledana de una estructura que abar-
su Vocabulario de lengua Aymara case todo el territorio Quirua. Sin
( 1612), tales como qheura, cuyo sig- embargo , conviene destacar que antes
nificado es "tierra templada", lo que de la reducción toledana en Palea, los
coincidiría ·perfectamente con las ca- Quirua se hallaban sujetos a una sola
racterísticas de valle; o quizá la ex- cabecera: Oyune.
presión esté ligada al vocablo aymara Siete eran los ayllus asentados en
quiru-, que designa al "mercader de los valles desplegados en las faldas del
coca que va muchas veces a los Yun- lllimani , Huaca de todos los morado-
gas" (Bertonio 1612 : 2-294-298). res de estas húmedas y templadas re-
En suma . lo expuesto proporciona giones.
algunas sugerencias que intentaremos Los ayllus Oyune , Collana, Tanari ,
profundizar en la medida en que ellas Charapaya , Coauana , Paica y Chi-
sirvan para comprender mejor las fun- ma( 4 ), si bien se localizaban en su
ciones de los Quirua como unidad "barrio" correspondiente, poseían
geográfica, grupo profesional o etnia . "prolongaciones territoriales" que les
permitían acceder a distintas fajas cli-
AYLLUS Y TIERRAS máticas y obtener variados recursos
(coca, maíz , papa) dentro de una di-
Desconocemos la organización del námica de complemento. Su ubica-
espacio Quirua en tiempos prehispá- ción es determinante para entender
nicos. De ahí que, al referirnos a su las formas espaciales de organización.
organización . lo haremos tomando Veamos ah9ra la localización de las
en cuenta la información que propor- tierras aludidas en la visita y presen-
ciona una visita a Palea (1596 ), reali- tadas en el mapa anexo.

No. 2, diciembre 1984 593


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

CUADRO 1

TIERRAS DE LOS QUIRUA SEGUN LA VISITA DE


GUTIERREZ DE FIGUEROA (1596)
PALCA

Ayllu Nombre de las tierras Valle Ubicación actual


Oyune Meca paca Prov. Murillo
Callana Anuta Radio Urb. La Paz
Pichincalla
San Pablo
Tanari Tanari Cohoni Prov . Murillo
Tacobamba Sapahaqui Prov. Loayza
Quilamabaya Sapahaqui Prov. Loayza
Charapaya Sucacasa Lamba te Prov . Sud Yungas
Palea Palea Prov. Murillo
Chima Prov. Sud Yungas
Fuente: ANB . EC . 1674. No . 36 .

Comenzaremos, en primer lugar, si- to por ser como son sin agua y tie-
guiendo la ubicación del ayllu Oyune, rra fría "(5 ).
que se situaba en lo que al presente
es la comunidad de Huni (3,900 Mientras que el ayllu Tanari estaba
m.s.n.m .). Su importancia radica en localizado al parecer en Cohoni. el
la cercanía a la cabecera . Se lo descri- documento afirma que no estaba vin-
be poseyendo tierras "flacas y pedre- culado solamente a Tanari , sino tam-
gosas" y conectado con el " valle de bién a tierras que se hallaban "/exos
Mecapaca", a la ribera izquierda de de su redución y en diferente dotrina
La Paz , donde poseían "de hasta dos de Coboni", como las ubicadas en el
fanegadas de media sembradura de "valle de Quichuaya y otras partes"
tierra de mayz" (f. Sv.). ( f. 4v ., subraya dos nuestros).
El ayllu Collana posiblemente ha- Su zona de influencia se concen-
ya ocupado el territorio del actual vi- traba en el "valle de Quichuaya", cer-
ce-cantón Santiago de Collana , com- ca de Cotaña, cuya etimología haría
partiendo su territorio con mitmaq- mención a un lugar donde segaban
kunas altiplánicos que provenían de pasto para el ganado, como también
Pacajes : (Urco/Uma). en Tacobamba , en el valle de Sapaha-
Los pobladores de este ayllu con- qui. Así, mientras el ayllu Charapaya
trolaban tierras en "San Pablo , Anota se encontraba con pobladores de tie-
y Pichincalla" (f. Sr.). Según el visi- rras cercanas a Ovejuyo y en Sucaca-
tador, eran tierras sa, en el "valle de Lambate"; el ayllu
Coauana se encontraba al sureste de
"muy flacas y de muy poco llevar Palea, "vertientes a la loma llamada
y el travaxo que tenían en cultivar- de Taguacaca hacia el arroyo de
las era grande y sacauan poco fru- Chancolli y Vilahaqui" ; estaría en-

594 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - L o z a: Los Ouirua

tonces entre Quilahuaya y Pamña . catorce leguas y media poco me-


A su vez. y siempre siguiendo la in- nos de tierras ... , de las cuales
formación del visitador, el aylluPalca quedan para sembrar cada año no-
debió emplazarse en las inmediacio- vecientas y treynta y cinco fanega-
nes del río de Paica. Su situación geo- das y media y destas son de rega-
gráfica le permitía conectarse con zo- dío y que no necesitan del quinien-
tas y cinquenta y una fanegadas y
nas de mucho beneficio en el sentido las restantes a las dichas novecien-
de las comunicaciones y de la com- tas y treynta y cinco fanegadas y
plementariedad ecológica : por una media de temporal en todas éstas
parte , con zonas cercanas al Illimani se siembra mayz y trigo platanos
que permitían " sembrar papas y otras fuera de ciento setenta y dos fane-
semillas de puna" y, por otra parte , gadas que éstas son para sembrar
con áreas cálidas a través del camino papas y otras semillas de puna .. ."
prehispánico del Takesi , que conec-
taba directamente a los "Yungas Resulta entonces que, desde su ubi-
Chapis" , donde -según Gutiérrez de cación, los Quirua controlaban valle
Figueroa- los Quima poseían: abajo (en losyungas, cocales en Oco-
baya y Ariuaya) y valle arriba (las pu-
" ... cerca de legua y media de tie- nas y "sierras nevadas del Illimani"),
rras en que se siembra coca maíz razón por la cual la "tasa" que de-
muy fértil tauaco plátanos yucas y bían pagar consignaba una variedad
otras semillas ... " (f. 4lr.). asombrosa de productos : desde los
"cestos" de coca, las fanegas de maíz
El ayllu Chima se encontraba en la y los costales de ají hasta las fanegas
confluencia de los ríos Calacalani y de chuño y los costales de sal(7).
Takcsi; es decir, en lo que en la actua-
lidad! son las aldeas Takesi y Cacapi, TERRITORIO ETNICO
precisamente en puntos por donde
at n viesa el camino prehispánico. Ahora conviene preguntarse si este
Entre estos siete ayllus, más los va-
territorio de subsistencia cubría la
lk·:. aledaños (Sapahaqui , · Luribay , misma extensión de la jurisdicción de
Y;1co) ubicados a la orilla derecha del lo que podría llamarse el "señorío
i· i.) de La Paz , se organizó el espacioQuima" o el "grupo de ayllus Qui-
1.knominado "Quirua de Oyune", ma". Dicho de otro modo , área eco-
controlado y relacionado por un es- lógica y territorio político, ¿coinci-
quema de residencia disperso -llama- den o no?
do por algunos investigadores "terri- Sólo sabemos que una visita poste-
torialidad salpicada"(6)- que permi- rior menciona que "Paica, Capaqui,
tió a cada uno de los ayllus poseer de- Yaco y Luribay" formaban una doc-
rechos sobre un territorio que abar- trina(8).
caba un conjunto de pisos comple- Además, tenemos evidencia que es-
mentarios: tos mismos lugares, añadiendo los
yungas de Zongo y Suri, formaban
" . . . se deduze . .. tienen los na- parte de una misma encomienda, la
turales del dicho pueblo de Paica del Mariscal Alonso de Alvarado.

No. 2, diciembre 1984 595


NEVADO
LAGO TIT/CACA HUAYN A poros,
ALTll~A JelO lf .

ZOII

_ _ REFERENCIAS_

AYLLUS GOO~®©
TIERRAS QUIRUA ®
Reduccion Post. Toltdono. •
Cobtcoro Prt . To/tdono. e
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'º ,~ 20 LOS QU/RU

596 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Loza: Los Ouirua

MAPA
DE

(i)CHIMA

U PAZ

(DcHARAPAYA

e@OYUNE
•@PALCA

®LAMUTE

®CHILTIIHUAYA

@coLLANA

@TANARI
KKOTAiiA ®

E OYUNE ( Siglo XVI)]

No. 2, diciembre 1984 597


Notas y Oocumentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

¿Cómo interpretar estas distintas ju- correspondiente a una unidad prehis-


risdicciones integradas: parroquia o pánica. donde cada uno ocupaba un
doctrina. encomienda o repartimien- territorio reconocido. que no siem-
to? pre podía estar organizado a la mane-
La encomienda . según la relación ra de las unidades administrativas
de oficios ele 1583 . comprendía : modernas. cuya centralidad tiene su
antecedente inmediato en las reduc-
" el repartimiento ele los Quiruas ciones (pueblo).
de Oyune. ele la encomienda de Estaríamos frente a regiones frag-
Joán Remon y don León ele Ayan- mentadas. dispersas e intercaladas.
ce ; tiene 795 yndios tributarios y pero que también formaban una sola
3,580 personas ; quedan reducidos
en el pueblo de Santa María de unidad , la cual sólo será en tendida a
Paeca y Sant Josefo de Capaqui y partir de una percepción discontinua
San t Joán de Y aco" ( Maúrtua del espacio . Todas estas dudas y pre-
1906 : L 183 ). guntas ayudan a encarar una proble-
mática más concreta para entender a
Estas particiones y readjudicacio- los Quirua : ¿,cuál es la "capital polí-
nes nos dificultan conocer o detenni- tica"?
nar las unidades socio-económicas
originales y, en este caso , nos plan- LA CABECERA DE OYUNE
tean varios problemas.
Es posible que la creación de la en- En la documentación colonial. el
comienda corresponda a una agrupa- repartimiento de los Quirua figura re-
ción artificial con el objetivo de cu- lacionado con Oyune, llamándoselc
brir la especialización regional del tri- por esa razón Quirua de Oyu ne; esto
bu to (coca). De esta manera. los v,1- se debe a que los pobladores disem i-
lles Quirua serían una zona de cone- nados en los valles tenían una cabe-
xión e 11 tre las áreas coq u eras de lon- cera a la que se hallaban sujetos, de-
go y Suri , razón por la cual formaron nominada en la documentación colo-
una de las encomiendas qu e . al igual nial "Pueblo viejo de Oyunc''. La pri-
que Pocona. producía la mayor can- mera difi cultad con la qu e tropeza-
tidad de coca en la Charca s del siglo mos radica en la cantidad de lugares
XVI. No olvidemos que también l..'.xis- que presentan el mismo topónimo y
tieron razones poi íticas para que Al- que facilmente puede llevar a equivo-
varado se hiciera acreedor a una en- caciones . Sin cm bargo. gracias a las
comienda coquera: sus acciones en la tempranas referencias existen tes so-
pacificación - después de las "gu erras bre este "pueblo'', hemos podido de-
civiles"- , así como el prestigio qu e tenninar el sitio en que se encontra-
tenía por sus acciones en México y ba. Para ello hemos recurrido a lo es-
Perú. debieron pesar en el comporta- crito por Cieza de León ( 1553 ). quien
miento ele las autoridades españolas. indica:
Pero no por ello descartaremos la
idea de que al fom1arse la encomien- " . . . los ingas tuvieron un gran co-
da , Zongo, Suri y Quirua constituían sa este Chuquiabo; cerca del está
un conjunto homogéneo y coherente al pueblo de Oyune, donde dicen

598 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - L o z a: Los Ouirua

que está en la cumbre de un gran que deben corresponder a parte de


monte de nieve gran tesoro escon- aquel pueblo.
dido en un templo que los antiguos La cabecera de Oyune estaba en-
tuvieron , el cual no se pude hallar clavada en un cruce interecológico ,
ni saben a que parte está" (Cieza puesto que al estar en el valle se co-
de León 1553 ; subrayados nues- nectaba a través de los caminos pre-
tros).
hispánicos con zonas geográficamen-
te complementarias que permitieron
Una relación posterior nos brinda a sus pobladores organizar una red de
indicios todavía mucho más precisos relaciones regionales en sus contor-
sobre el emplazamiento de Oyune : nos : con las zonas coqueras, a través
de la ruta que sigue el "camino del
" .. . junto a una chacara legua po- inca" (Takesi), y con las zonas altas
co más o menos desta ciudad lla- retomando un ramal de este camino
mada calacoto estaua un sitio lla- que se halla conectado con un empal-
mado ancocaua para una estancia me cordillerano y a través del cual se
en los altos de dicha chacara ver-
tientes al pueblo viejo de Oyune a endereza hacia el camino troncal por
una quebrada que vajaua del pue- Laja, en pleno altiplano de Pacajes.
blo de Palea". Sin embargo , dos hechos debieron
acelerar su eliminación como el espa-
Estas indicaciones , más el antece- cio medular para una perfeeta inter-
dente de la reducción toledana en Pal- relación con las zonas del altiplano y
ea. nos llevaron a ubicar toponímica- los yungas: el primero de carácter re-
mente el lugar, pero lastimosamente gional , cuyo antecedente inmediato
la denominación de Oyune ha sido está en la fundación de la ciudad de
alterada por la de Huni(9), cambio La Paz , que se realizó en una fronte-
que devino de una serie de reformu- ra multi-étnica Pacajes/Quirua. Esto
laciones en las grafías empleadas a lo permitió que la hoyada paceña usur-
largo de siglos: así, Oyune pasó a con- pase parte de las funciones de Oyune
vertirse en "Yune", "Huyuni", hasta respecto al comercio, puesto que La
llegar a "Huni". Pero éste no es un Paz sería un punto intermediario de
elemento del todo fiable para locali- la red caminera Cusca - La Plata. El
zar la cabecera; por eso, recurrimos segundo hecho, de carácter local, se
nuevamente a las evidencias toponí- remonta a la reducción toledana, que
micas a fin de confirmar si en los al- desplaza a Uyuni como "capital" y
rededores del actual Huni todavía se delega sus funciones a Palea, aprove-
conservan indicios de alguno de los chando seguramente la proximidad
puntos anteriormente mencionados, de esta última al camino del Takesi.
tal el caso de Ancocaua -hoy Janco- Lo que queda claro es que Oyune
caua, que se halla al sur de Huni- y es la cabecera a la que se hallaban su-
Jucumarca, al sureste. jetos el conjunto de los ayllus "Qui-
Actualmente subsisten restos de ma naturales". Cabe destacar que los
construcciones prehispánicas en los valles no sólo se hallaban ocupados
alrededores de Huni, como los ubica- por "naturales", sino que también
dos en el cerro de Lacay Pampa( 10), cobijaban en sus profundas quebra-

No. 2, diciembre 1984 599


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

das a una población multi-étnica que ¿Cómo entender la presencia de


es necesario tomar en cuenta. núcleos autónomos y de ayllus de
''naturales" en ese amplio escenario
LOS VALLES Y OTRAS multi-étnico? ¿En qué medida se
OCUPACIONES ETNICAS mantuvo un equilibrio entre mitmaq-
kuna y "naturales"?
Hasta el presente , la visión clásica
pennitía describir a las unidades ad- ¿QUIENES ERAN LOS QUIRUA?
ministrativas de altura como rtúcleos
territoriales y poblacionales (mono- 1. Lo expuesto nos permite estable-
étnicos) concentrados en el altiplano cer la existencia de siete ayllus de
(centros de poder), con una serie de "Quiruas naturales" bajo la jurisdic-
''islas" y recursos periféricos en los ción de una cabecera: Oyune. Ignora-
valles o la costa. Esto nos llevaba a mos en qué momento se produjo su
ver los valles como zonas de coloni- ocupación en los valles precordillera-
zación multiétnica. Así, los quirua nos , al este. Es posible que se remon-
coexistían con Mitmaqkunas en las te a la formación de los señoríos re-
reducciones de Collana y Cohoni gionales (horizonte intermedio tar-
(oriundos de Tiwanacu, Pucarani. dío) ; ellos debieron estar relaciona-
Laja , Guaqui, Ayoayo , Achacachi, dos probablemente con la cultura
Viacha , Calamarca) , mientras que en material de los valles( 11 ).
la región de Bambaro de Calamarca Los datos lingüísticos indican que
poseían tierras "desde tiempo de los es una zona de habla aymara , consig-
incas para que tengan qu,e socorrerse nada en el mapa elaborado por Bouy-
en los años estériles y trabajosos". sse-Cassagne como perteneciente a
En el valle de Llanqueuma se asen- los Pacajes / sector Omasuyu( 12)
taban grupos Chanca y Huanca y en ¿Cómo entender entonces la presen-
Inquisivi, mitmaq de Pacajes (Calla- cia de estos "quiruas naturales"?
pa. Caquingora), además de la pre- Es posible que su ubicación entre
sencia de gente del Chinchaysuyo . el altiplano (Señoríos/Pacajes) y los
Se puede vincular toda esta ocupa- "Yungas Chapis" (Chulumani) haya
ción en los valles exclusivamente a la reforzado una autonomía temprana ,
política expansionista inca, tal como que más tarde generaría un "señorío"
lo establecen las fuentes coloniales , independiente de las zonas altas, co-
que hacen mención a los incas y a la mo algunos asentados en ambas ver-
intervención de Tupac Yupanqui. Po- tientes del altiplano central: al oeste,
demos sospechar, sin embargo , que los Changos y los Atacamas ubicados
estos asentamientos altiplánicos pu- en la costa del Pacífico ; al este, los
dieron originarse en la época preinca Kallawayas, Yungas, Cotas, Chuis y
(señoríos regionales), como también Y amparas en los valles amazónicos
esta colonización bien podría ser pro- (Saignes 1984: 11 ).
ducto de los desórdenes que ocurrie- Sin embargo, es de notar que cier-
ron a la caída del Tawantinsuyo. De tos señoríos presentan los rasgos dua-
todas maneras quedan preguntas pen- les : los Kallawaya divididos en Hatun-
dientes. Calabaya/Calabaya la Chica o los

600 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - L o z a : Los Ouirua

Yampara, en Yampara es/Quila-Quila, "Se ayudan de unos yndios que se


mientras que en los Quirua no se pre- llaman queras que entran a donde
senta la división en "mitades". ¿Cuál tienen la coca los quales se alqui-
es el significado simbólico u organi- . lan para ayudar a coxer y encestar
y sacar y se lo paguen en coca . . ."
zativo que determinó la carencia de (Murra 1975 : 102).
la dualidad?
2. La presencia de los Quirua en va- Este texto parece establecer lo si-
rios valles evidencia la amplitud de guiente sobre su papel :
regiones que los ayllus Quirua podían
controlar, en un espectro que incluía a) Que los queros son empleados tem-
poblaciones aledañas y diferentes pi- poralmente por los "naturales yun-
sos altitudinales : puna, valle y yun- gas" de Zanga (¿autóctonos?) pa-
gas; hecho que hacía posible la ob- ra la cosecha , deshierbe y poste-
tención de una diversidad de produc- rior traslado de la hoja .
tos, entre ellos la coca, sin necesidad b) Los queros hacen el trabajo de la
de hacer largos recorridos. coca; por tanto , no realizan las la-
Las fuentes conocidas hasta ahora bores de los querucamayos, desig-
no ofrecen elementos fiables para sa- nados por los cronistas como "car-
ber con certeza si la coca podía ser pinteros", aunque esto no signifi-
dispuesta libremente por los ayllus o ca excluir la presencia de estos es-
si más bien estaba destinada al pago pecialistas, que se habrían ocupa-
del tribu to inca, pues no debemos ol- do en Zongo de trabajar los "ma-
vidar que hubo áreas donde grupos deros y las petaquillas de mandor"
regionales poseían cocales para su (Murra 1975: 106).
propio sustento , aunque en muchas Nosotros pensamos que posible-
zonas hubiesen sido introducidos cul- mente quero es la transcripción de-
tivadores de coca para e) Tawantin- fectuosa de quiru; podemos apoyar
suyo ; tal el caso de los mitmaq Chac- esta hipótesis en la medida en que la
lla, adictos al inca, que fueron incor- expresión aymara quiru hace alusión
porados en las tierras de los Quivi a gente vinculada con la coca.
(Rostworowski 1977). Por otra parte , Quirua podría ser
¿O serían los Quirua, al igual que una derivación de quiru, que designa-
los Chaclla, un grupo de mitmaqku- ba a los "coqueros" (Bertonio 1612)
na enviados por el Inca para contro- y "mercaderes"(l4) de la hoja que
lar - en este caso- los cocales en los transportaban los Yungas, puesto que
"Yungas Chapis"? está establecido que en la zona que
No hay que olvidar que los Quirua ocupaban los Quirua existe una red
están relacionados con otras áreas vial que, a través del Takesi (camino
que en tiempos coloniales formaron del Inca), se vinculaba con los Yun-
la encomienda de Alvarado , Zongo y gas. Si es así, los Quirua asentados en
Suri, porque los cocales de Zongo los valles eran un punto de conexión
eran considerados "lo mejor", razón entre el altiplano y los yungas y te-
por la cual en sus campos se emplea- nían posiblemente la función de re-
ba mano de obra "foránea"(l3) : coger la coca de los "Yungas Chapis"
con destino al tambo inca y transpor-

No. 2,diciembre 1984 601


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

tarla por el camino de Omasuyos ; en vel local desde Zongo , habría hecho
el caso de Zongo , transportar la coca posible que Alvarado tomara a cier-
hasta los depósitos lo.cales cercanos tos trabajadores temporales en los
al pueblo , como Quichecati (una le- cocales como sujetos a los mallku de
gua y media de Chacapa) y Tahone Zongo que le habían sido encomen-
(cercano a Cañaviri) (Parkerson 1984 : dados. Decimos a ciertos , puesto que
15). la gente proveniente de Hatun-Qolla
Consideramos que es necesario di- y de Lampa no estaba sujeta a la en-
ferenciar a los "collas" de los "que- comienda de Alvarado .
ras" (Golte 1968: 471-479; Parker- Existe la posibilidad de que los
son 1980), y ante la posibilidad de yungas y quirua conformaran un " se-
que estos últimos sean "coqueros" ñorío" desde tiempos prehispánicos.
(quirucamanas ), se aclararían las ra- Entonces , si se revelara exacto que
zones por las cuales los habitantes de los yungas y quimas conformaban
Zongo contrataban trabajadores para una unidad administrativa autónoma,
los cocales y no querían trabajar ellos de origen étnico , profesional y geo-
mismos; es decir que estaríamos fren- gráfico debido a la intervención ay-
te a procesos de diferenciación y es- mara o inca, es necesario relevar su
pecialización económica entre los dis- papel como un grupo intermediario
tintos grupos de pobladores. en el cultivo y el transporte de la co-
Conocemos que losMallku de Zon- ca. Este aspecto modificaría nuestra
actual perspectiva acerca del acceso
go eran los encargados de contratar la
directo de los "sef'ioríos" de altura a
mano de obra para los cocales y no
zonas complementarias. Nuevas en-
así el encomendero (Parkerson 1980:
cuestas e intercambios de conoci-
11-52). ¿Fue por eso que los Quinta
mientos entre los investigadores de
pasaron a conformar la encomienda
de Alvarado? las organizaciones prehispánicas son
necesarios para demarcar en este ca-
Cabe suponer que la extensión del so cierta limitación al "modelo ver-
sistema de mitayos, organizado a ni- tical" propuesto por Murra.

Carmen Beatriz Loza


Casilla No. 577
La Paz - Bolivia

SIGLAS DE ARCHIVOS CONSULTADOS

ANB Archivo Nacional de Bolivia (Sucre)


ALP Archivo de La Paz.

602 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - L o z a: Los Ouirua

NOTAS

( 1) Uno de los documentos de mucha importancia es "Don García de Alvarado con los
caciques de Zongo , Challana y Chapaca, de su encomienda , sobre la visita que se
hizo al dicho repartimiento ", AGI, Justicia, 6 51.
(2) Therese Bouysse-Cassagne , 1976. "Tributo y etnias en Charcas en la época del
virrey Toledo". Historia y Cultura La Paz, No. 2, Instituto de Estudios Bolivianos,
UMSA.
(3) La Visita a Palea ( 1596) se halla inserta en el documento titulado "Julio de Salazar
con los indios de Palea y Collana sobre el derecho a las tierras _de Ucomar~a y Anco-
caua y otros nombres", ANB, EC, 1674, No. 36. Todas las citas con foliacibn pro-
vienen de este manuscrito . Documento utilizado por Rossana Barragán en "El acce-
so vertical y el nacimiento de la hacienda en Paica", Avance de Investigaci6n. MU-
SEF, La Paz, 1982.
(4) Los ayllus mencionados en la Visita a Paica (1596) estaban organizados en el siglo
XVIII :

PALCA

ORIGINARIOS
Urinsaya Ar ansaya
Achacana Checa
Coabana Uiuni
Lamba te Chima
Chella
Fucn te: AGN . (Buenos Aires) Padrones colonia-
les 1772.

(5) Estamos lejos de ubicar todos los lugares mencionados en la Visita a Palea ( 1596);
sin embargo, en el :trabajo de campo localizamos a Anuta en la actual urbanizaci6n
Chasquipampa, en pleno radio urbano de la ciudad de La Paz . Las muestras de cul-
tura material halladas en el sitio corresponden a Tiwanaku (IV época) e Inca regio-
nal.
(6) Cook (1977: 11-116) ha desarrollado una interesante hip6tesis acerca de la noci6n
de territorio y frontera que se presenta entre los Collaguas. "Es perfectamente posi-
ble - nos dice- que dentro de un territoricr se hallen otros territorios, pertenecien-
tes a otros grupos humanos distintos y donde cada uno de estos grupos intrusos re-
conocen el territorio como propio y de su exclusivo dominio, donde el carácter de
las islas no es multiétnico, ya que se trata de miembros de una misma etnia".

No . 2, diciembre 1984 603


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

(7) La '·tasa " que los "Quirua de Oyune" debían entregar entre 1550 y 1551 consigna-
ba : 120 "cestos" de coca, 2 toldos, 8 sábanas, 20 "ovillos de hilo de algodón de a
libra cada uno", 60 vestidos de lana ("mantas", "camisetas"), 750 fanegas de maíz
(de las cuales 400 a La Paz y 150 a Luribay), 500 fanegas de chuño (de las cuales
100 a La Paz y 50 a Luribay), 120 costales de ají , 80 patos, 960 huevos, 4 arrobas
de "chaguar", 12 cargas de sal (Romano/Tranchand 1983).
(8) ALP, EC, 1783, Visita a la Provincia de Sica-Sica.
(9) Thierry Saignes adelantó algunos datos sobre la ubicación de Oyune en una sesión
realizada en el Museo de Etnografía y de Folklore, en La Paz, el 9 de septiembre
de 1982. Notas en tomo a la geografía antigua de Bolivia. Agradecemos a Saignes
por sus múltiples sugerencias.

(1 O) Trabajo de campo en la comunidad de Huni. Junio de 1984.

(11) La cultura de los valles se denomina mallo (cerámica bicolor). Sin embargo, en algu-
nas zonas nos enfrentamos a otras muestras materiales; por ejemplo, fue encontrada
en la región baja de Inquisivi una cerámica "que no se emparenta directamente con
ninguna cultura andina o de valle mesotérmico conocido, por lo tanto, es regional y
podría tratarse de un enclave". Agradecemos a O. Rivera por habernos proporcio-
nado este informe.
(12) Therese Bouysse-Cassagne. Les Homes d'en Haut. Rapports Sociaux et Structures
spatio-temporelles, París.
(13) Murra (197 5) vislumbra la posibilidad de que las colonias serranas sirvieran de puen-
te para el aumento de la productividad de coca y que ésa fue una de las razones para
la importación de mano de obra.

(14) Encontramos datos acerca del comercio entre los Huancas, que hacían comercio
principalmente con Tarama y Chinchaycocha, donde obtenían sal, y a cambio de
ella los Huancas ofrecían maíz, lana, charqui y coca. Algo similar existió en el valle
peruano de Chincha (ver Parkerson 1984).

604 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - L o z a: Los Ouirua

BIBLIOGRAFIA

BERTONIO , Ludovico
1612 Vocabulario de Lengua Aymara , Juli, Chu cuito, Francisco del
Canto impresor.
CIEZA DE LEON, Pedro
(1553) 1962 La Crónica del Perú , Espasa - Calpe, Madrid .

COOK, Guillermo
1976-77 " Los Kurakas de los Collaguas : poder político y poder econó-
mico" , Historia y Cultura, Revista del Museo Nacional de His-
toria, Lima, No . 1O.
GOL TE , Jürgen
1968 " Algunas consideraciones acerca de la producción y distribu-
ción de la coca en el Estado Inca". Actas del XXXVIII Congre-
so Internacional de Americanistas , Tomo 2.
MAURTUA, Víctor
1906 Juicio de Límites Perú-Bolivia, Imp . de Henrich y Cía., Barce-
lona.

MURRA, John V.
1975 " El control vertical de un máximo de pisos ecológicos en la
economía de las sociedades andinas", Formaciones Económi-
cas y Políticas del Mundo Andino , IEP, Lima.
PARKERSON, Phillip T .
1980 " Coca in the Bolivian past" . En William E. Carter (editor),
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1984 "El monopolio incaico de la coca : ¿realidad o ficción legal?",
Historia y Cultura, No. 5 , La Paz.

ROMANO, R. y TRANCHAND, G.
1983 " Una Encomienda Coquera en los Yungas de La Paz : 1560-
1566 ". Hisla, 1, Lima.

ROSTWOROWSKI DE DIEZ CANSECO María


1977 Etnia y sociedad. Instituto de Estudios Peruanos, Lima.

No. 2, diciembre 1984 605


La «Chupa»: rito ganadero andino
Ulpiano Ouispe
l. INTRODUCCION

"Aunque existen muchos estudios so-


bre religión y los ritos andinos, son
poco_s los investigadores que han juz-
gado oportuno analizar la ideología
andina en su conjunto. Sin lugar a du-
das, es ésta una tarea difícil, pero tar-
de o temprano habrá que hacerlo".
( Lionel Val/eé. Allpanchis, Vol. XVII,
No. 20, /982, p. 103). El presente tra-
bajo tiene la intención de qportar en
esa dirección.
Comparto el contenido de la cita; sin embargo, no podemos negar
que en ese campo ya existen avances importantes, como las contribuciones
del inolvidable maestro José María Arguedas; de Luis E. Cavero, autor de la
monografía de la provincia de Huanta; de Juan M. Ossio, que ha publicado
una antología sobre ideología mesiánica del mundo andino; de Reiner Tom
Zuidema, autor de diversos artículos y libros sobre la organización social de

No. 2, diciembre 1984 607


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - ' - - - - - - - - - - - - -

los incas y sobre ideología andina; de Nathan Wachtel, Manuel M. Marzal ,


Alejandro Ortiz R. , John Earls , Franklin Pease G., Alberto Flores Galindo ,
Manuel Burga , Fernando Fuenzalida , Carmen Delgado de Thays , Sergio Qui-
jada Jara , Henrique Urbano y muchos otros que en este momento escapan a
la memoria y que, si omito , es involuntariamente.
Ingresando al tema: en el título del presente trabajo aparece el térmi-
no "CHUPA", que .inmediatamente nos hac e pensar precisamente en eso de
beber o libar tragos ( chupar) , Jo que nos conduce a ciertas confusiones. En el
contexto de este artículo , "CHUPA" tiene otra connotación muy distinta ,
aunque, claro está , durante la ceremonia que nos ocupará también se bebe
(chupa).
"CHUPA" es un término quechua que significa cola o rabo de los ani-
males; en Huancasancos se utiliza , además, para indicar toda una ceremonia
ritual muy compleja , de carácter religioso y con implicancias en los aspectos
económico, político y social; es una ceremonia ganadera en la que se puede
distinguir dos momentos centrales:
Un primer momento , en el que se corta parcialmente la punta de la
(chupa) cola de los corderos nacidos en una época detenninada del
año y se señala simultáneamente , cortando de una manera especial ,
la o las orejas de los mismos corderos; el corte de señal es peculiar
para cada propietario, porque constituye una forma de identificación
del ganado o del animal.
Un segundo momento , en el que se realiza el entierro de las colas y
las señales cortadas. juntam ente con otros elementos, en un Jugar de-
nominado "CAJA DEL WAMAN/", como ofrenda a los seres tutel a-
res de la comunidad, de quienes. según la concepción de los campesi-
nos, dependen la fertilidad de la tierra (PACHA MAMA) y la fecundi-
dad del ganado. Así, la CHUPA es una ceremonia ganadera a través
de la cual se conserva una riqueza importante sobre la concepción
ideológica del mundo andino.
Creo conveniente aclarar que este trabajo lo escribí en el mes de agos-
to de 1968 , como producto de investigaciones de campo rea lizadas entre
1965 y 1966 . Igualmente , debo precisar qu e la parte descriptiva de la cere-
monia de la CHUPA en CARACHA la presenté como ponencia al VII Con-
greso Nacional de Folklore, realizado en la ciudad del Cusco entre los días 17
y 22 de junio del año en curso.
Por otro lado , es mi deseo dejar constancia de mis agradecimientos al
Dr. Henrique Urbano , por su apoyo desinteresado , al Centro de Estudios Ru-
rales "Bartolomé de Las Casas" y a la Dirección de Revista Andina, por su
acogida para la publicación del presente artículo.

II. SOBRE LA COMUNIDAD DE HUANCASANCOS


Huancasancos es un distrito de la provincia de Víctor Fajardo , del de-
partamento de Ayacucho (·Perú). Está ubicado en la margen izquierda del río

608 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Quispe: La "Chupa"

Caracha (conocido también como río de Saccsamarca o río de Huancasan-


cos). a una altura de 3 .200 metros sobre el nivel del mar. Fue reconocido
como comunidad de indígenas en el año de 1941 . Es una zona sumamente
accidentada y de climas igualmente variados : templado en los valles y quebra-
das y frío en el pueblo y en las punas de la comunidad .
La comunidad de Huancasancos está conformada por cuatro ayllus
no territoriales o no ubicables geográficamente : Hana Wanka, Lurin Wanka,
Wando y Sawja; el ayllu es de carácter patrilineal , por lo que todos los varo-
nes pertenecen al ayllu donde han nacido , incluyendo a las mujeres. pero
micn tras éstas permanezcan solteras , porque al casarse pasan a formar parte
del ayllu de sus esposos( 1).
La economía de la comunidad de Huancasancos es básicamente gana-
de ra : todos los miembros de la comunidad , casi sin excepción, se dedican a
esta actividad y cualquier familia nuclear. por más pobre que sea , posee cier-
ta cantidad de ganado vacuno, ovino y equino. Este ganado se encuentra. por
lo general, en las EST ANCIAS(2) distribuidas en las tierras altas (puna) de la
comunidad. Algunas familias también se dedican a la crianza de auquénidos
(llamas) y de porcinos, que no dejan de ser importantes dentro de la econo-
mía local; estos animales son de propiedad familiar. Sin embargo, existe ga-
nado vacuno y ovino de propiedad de la COFRADIA , ganado que es de ca-
rácter comunal y se encuentra en el caserío de CARACHA.

III. LA COFRADIA
La Cofradía , ganado y pasto , incluyendo las tierras, está administrada
por una institución llamada "LA JUNTA ECONOMICA DE BUENAS ME-
MORIAS DE CARACHA" , constituida aproximadamente en 1954, fecha
hasta la que esta institución pertenecía exclusivamente a la iglesia (Arzobis-
pado de Ayacucho ). En 1954, las autoridades, tanto de la iglesia como de la
comunidad, firmaron un convenio, según el cual el 500/0 de las rentas de la
Cofradía pasaría a beneficio de la comunidad y el 500/0 restante , al obispa-
do de Ayacucho. Este acuerdo se ha venido cumpliendo hasta 1965. año en
el que se hizo un nuevo arreglo , según el cual el 800/0 pasaba al obispado.
mientras éste reconstruya la iglesia de la comunidad, incendiada en 1960 y
el 200/0, a la comunidad; luego , reconstruido el templo, se retomaría el con-
venio anterior.
La Junta Económica de Buenas Memorias de Caracha tiene seis miem-
bros: tres, elegidos por la comunidad y tres, designados por el obispado.
Constituidos los seis miembros , eligen al presidente, vicepresidente. secreta-
rio, tesorero y dos vocales, quienes en conjunto se encargan de la adminis-
tración y la conducción de la Cofradía. Esta institución administrativa corres-
ponde a una organización a nivel comunal, porque a nivel de Cofradía o de
caserío Caracha tiene sus propias autoridades locales: la autoridad máxima en
el caserío de Caracha es el CAPORAL de la Cofradía , que tiene la obligación

No . 2, diciembre 1984 609


Notas y Oocumentos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

de permanecer en Caracha para controlar a los pastores ("ganaderos" y "va-


queros") de la institución . Luego del Caporal se encuentran el "ECONOMO",
considerado como el TA YTA (padre) y el "MAESTRO CAMPO", conside-
rado como la MAMA (madre) de los pastores de Caracha; la función de am-
bos es vigilar a los pastores y al ganado de la Cofradía y hacer cumplir las
costumbres durante el desarrollo de las ceremonias ganaderas. En la jerarquía
siguiente está el Teniente de Caracha (generalmente un pastor de la Cofra-
día) , quien tiene la tarea de controlar a los demás pastores , denominados
"ganaderos" (pastores de ovinos) y "vaqueros" (pastores de vacunos). En la
base de esta estructura político-religiosa se encuentran los pastores de la Co-
fradía , que vienen a ser las familias encargadas de cuidar el ganado vacuno y
ovino de la Cofradía. La designación de todas estas autoridades locales inclu-
yendo a los pastores , incumbe a la Junta Económica de Buenas Mema'rias de
Caracha, pero con la participación de las autoridades comunales.
En Huancasancos es interesante un hecho: la presencia, en los cam i-
n os que conducen a las distintas estancias , de construcciones de piedra deno-
minadas "ALTARES", con tres cruces de WAYLLA ICHU (Calamagrostis
sp.) en la parte superior:

FIGURA 1

EL ALTAR

- ± IM . -

± 2 Ms.

l e:)
~ Piedras ('asientos')

~
- - - - La ' MESA' (piedra plana)
®

610 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Ouispe: La "Chupa"

Es costumbre general de los lugareños, cuando viajan a las punas, de-


tenerse en cada Altar para ofrecer un poco de aguardiente al WAMANI (un
ser tutelar andino) y para brindar entre los viajantes.
Los Altares, considerados sagrados, se encuentran en los caminos que
conducen a las distintas estanci:is de la comunidad (cada trecho de unos diez
kilómetros) ; en las mismas estancias: uno , junto a la choza y otro, en la
HERRANA (corral especial utilizado sólo para la ceremonia de la Herranza o
de la Chupa); en los cerros wamanis donde se realiza el MESA MASTAY (un
tipo de ofrenda al wamani) y en los lugares donde se entierran las señales de
los vacunos o de los ovinos.
Al caserío de Caracha , ubicado a unas doce leguas del pueblo de
Huancasancos. se llega a caballo aproximadamente en nueve horas ; en el tra-
yecto se advierte la presencia de lo siguiente:
A .- De seis KANCHAS (pequeñas estancias) de ganado ovino , distribui-
das en dos zonas:
1) URQUN KANCHA (kanchas de los cerros) , conformada por las
kan chas de Pawqaray , Pequy Qasa y Punta Puruchuku ; las tres kan-
chas pertenecen simbólicamente al Señor o TA YT ANCHIK , que
viene a ser el Señor de Corpus Christi.
2) PAMPAN KAN CHA (kanchas de los llanos) , constituida por las
kanchas de Parqu Kancha , Yana Pampa y Yana Kancha , que , en
conjunto , pertenecen a MAMANCHIK o Virgen de la 'O', patrona
del pueblo de Huancasancos.
B.- De dos kanchas de ganado vacuno: una de Taytanchik y otra de Ma-
rnanchik , ambas ubicadas junto a la iglesia del caserío de Caracha.
Lo pec uliar de esta organización es que cada kancha de ganado ovino
posee un "patrón warnani" , asociado a un santo en el caso de Urqun Kancha
y a una patrona santa en el caso de Pampan Kancha , mientras que las kanchas
el e los vacunos, ambas, poseen un solo "patrón wamani" . llamado TUNKIS,
y las señales, tanto de los vacunos como de los ovinos. se enti erran en el Altar
del cerro PUYWAN (que en el quechua de Huancasancos significa corazón) ,
que viene a ser el ''PATRON GENERAL" de la Cofradía ; por tal motivo , re-
sulta conveniente gra ficar la el istribución de las kanchas de los ovinos ( ver fi-
gura 2).
La Chupa, señalamiento d e los ovinos en forma ceremonial, se rea liza
dos veces al año en el caso de la Cofradía: una en febrero y otra en agosto;
mie ntras que la Herranza , qu e corresponde a la marcación de los vacunos,se
realiza, también en el caso de la Cofradía , en el mes de abril de cada año. Los
vacunos de propiedad particular son marcados en el mes de febrero por unos
y en agosto por otros .
Antes de ingresar a describir la ceremonia de la Chupa, creemos con-
veniente anotar que en cada kancha de una estancia determinada existen dos
tipos de corrales: un corral común donde permanecen los animales y otro ce-
remonial , denominado HERRANA o MISION , utilizado sólo para la ceremo-

No . 2, diciembre 1984 611


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

FIGURA 2

CERRO PUYW AN

Pampan Kancha Urqun Kancha


Parq u Kancha Punta Puruchuku ( 1)
Yana Pampa Pequy Qa sa (2)
Yana Kancha Pawqaray (3)

Los números indican la importancia de cada una de las kanchas.

nia de la Herranza ·O de la Chupa. Este último está mejor construido y lleva,


en el interior, un Altar con la "mesa", la "caja del wamani" y dos hileras de
asientos (piedras) en los que se sientan los concurrentes. La ceremonia de la
Chupa , en el caso de la Cofradía , se lleva a cabo con la participación del Pre-
sidente de la J . E. de B. M. de Caracha o su lugarteniente , de las autoridades
de la Cofrad(a a nivel de caserío y de los pastores, tanto de ovinos como de
vacunos ; estos últimos tienen la obligación de proveer dos " maestros" (per-
sonas que tocan la corneta) para la ceremonia.

IV. LA CEREMONIA DE LA CHUPA EN LA COFRADIA DE CARACHA


Luego del viaje de Huancasancos a Caracha , constituidos todos los
participantes en la primera kancha (Pawqaray) , se realiza la Víspera, ceremo-
nia en la que se preparan las cintas para los ovinos y las ofrendas para el wa-
mani, las mismas que van a ser enterradas en la "caja" del "altar" de la
herrana.
Al día siguiente, el MASA , esposo de la hija del pastor de la kancha
respectiva , arregla el altar de la "misión" o herrana con tres cruces de waylla
ichu y con una porción de la misma planta , para luego reunir a los ovi-
nos en la misión y proceder a señalarlos y cortarles el rabo. La ceremonia se
desarrolla bajo la dirección del ecónomo y del maestro campo, que realizan
su trabajo con la asistencia de un ayudante. En seguida, todos los concurren-
tes se trasladan al altar de la herrana, en cuya "mesa" el ganadero tiende una

612 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Quispe: La "Chupa''

manta, sobre la cual va un mantel que contiene los siguientes elementos cere-
moniales:
Dos o tres cuartos de botella (una con trago , otra con chicha y la ter-
cera con vino) .
Un WANKAR (pequeí'ío tambor que comúnmente se conoce con el
nombre de "tinya") , juntamente con un PORO (variedad de mate)
decorado y utilizado para tocar el wankar.
Dos bolsitas de LLAMPU (tierra especial molida y mezclada con hari-
na de maíz) , una con puka llampu (llampu rojo) y otra con yuraq
llampu (llampu blanco).
Dos clases de "aretes" para los ovinos: una consiste en cintas que se-
rán utilizadas sólo para los corderos que se "casen" y la otra , en ovi-
llos de lana de tejer para los demás corderos; además, se utilizan por-
ciones de lana de distintos colores, denominadas CHIMPU ("Seí'íal de
lana , hilo o borlilla de colores" - Diccionario de Diego González
Holguín, Lima, 1952), para colocar en la cerviz de los cameros se-
mentales .
Cuatro conchas de molusco de dos tamaí'íos : dos mayores, una para
beber aguardiente durante la ceremonia y la otra para guardar las "se-
ñales" cortadas, y dos menores , utilizadas sólo para ofrecer trago al
wamani; y, por último,
Se echa un poco de coca al centro de la manta para luego repartirla a
cada uno de los concurrentes.
Para iniciar la ceremonia, los "maestros" tocan tres distintos versos,
denominados en conjunto "bendito alabado", para cuya ejecución todos los
asistentes se quitan los sombreros (se los vuelven a poner luego de saludarse
mutuamente); en seguida, los maestros tocan diferentes versos de la Chupa,
llamados "alto sones" ,
A continuación , el ecónomo abre la "caja del wamani" , rociándola
previamente con los dos colores de llampu , para extraer la ofrenda enterrada
en la chupa anterior y luego enterrar la nueva ofrenda, en el siguiente orden:
En la base del hoyo tiende el " pañuelo" (manojo de waylla ichu) al
que rocía con llampu , con una porción de vino , de chicha y de aguardiente;
encima coloca tres pares de coca kintu (hojas enteras de coca), tres pares de
semillas de la misma planta, llamadas en esta ocasión "arrobas", tres pares de
pasas de uva, un par de manzanas y una naranja; cada uno de estos elementos
es echado con una de las conchas ya mencionadas anteriormente. Al final,
vuelve a rociar, siempre en forma de cruz , con el llampu y las bebidas ya indi-
cadas, para luego tapar el hoyo (caja) del wamani con la piedra respectiva.
Concluido el entierro de la ofrenda , el ecónomo rocía con llampu el
contorno de la herrana y también lo reparte a los concurrentes , quienes lo
reciben ceremoniosamente con las dos manos, para luego utilizarlo en la
siguiente forma: una primera porción es ofrecida al wamani dando tres capi-
rotazos hacia arriba, la segunda porción se come y con la tercera porción se

No. 2, diciembre 1984 613


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

frotan el corazón , untándose el lado izquierdo del pecho .


En cada ceremonia de la Chupa se realizan dos " matrimonios": uno ,
correspondiente al resto de los corderos de la chupa anterior y otro , corres-
pondiente a los de la presente ceremonia. Cada una de estas Chupas corres-
ponde a una ~poca del año denominada MIT A(3) : de Navidad y de San Juan ,
respectivamente .
Después del reparto del llampu y su uso en la forma descrita , se inicia
la ceremonia de la Chupa propiamente dicha. Se procede con el primer "ma-
trimonio ": cogen dos de los mejores corderos de ambos sexos, de la mita
anterior , y los conducen delante del altar, donde los echan y los hacen abra-
zar sobre tres manojos de waylla ichu tendidos ("cama") ; encima de los cor-
deros así abrazados se coloca un mantel con un poco de coca , unos pedazos
de pan, una botella de trago y una concha que será utilizada sólo para beber
el trago; en seguida , el "chupero" (persona que corta el rabo) corta la punta
de la cola de los corderos "contrayentes", el "señalero" (persona que corta la
señal) realiza el corte de las señales y , simultáneamente a ellos, la "muñido-
ra" (una mujer) coloca la WALLQA(4) al macho y los "aretes" (cintas) a
ambos contrayentes. A continuación , una mujer rocía con RITI (harina de
maíz), en imitación a la nevada, y con CHIKCHI (achita tostada) , en imita-
ción a la granizada, primero a los contrayentes y luego a los concurrentes.
Así, los corderos son liberados en medio del riti y del chikchi.
En el " matrimonio" hacen comer un poco de llampu a cada uno de
los contrayentes para que durante el año no sufran hambre. A la vez , se reco-
ge en un jarro la sangre que brota de las colas cortadas para luego mezclarla
con el trago del matrimonio y beberla ; esta mezcla toma el nombre de "vino"
y se bebe en una concha .
El matrimonio finaliza con un baile al compás de las canciones "Tri-
lladorita" y "Borradorita"; el baile se efectúa con los "pañuelos" (manojos
de waylla ichu tomados del altar y repartidos por el masa) , con los qu e se
azotan mutuamente los hombres y las mujeres . Al final , los participantes se
ubican en el altar para beber el trago del matrimonio y servirse la coca con
los caramelos y los pedazos de pan.
Luego del matrimonio , todos los concurrentes proceden a señalar in-
distintamente a los demás corderos de la mita. El siguiente matrimonio se
realiza siguiendo los mismos pasos descritos, después de un descanso .
Terminada esta etapa de la Chupa , se pasa a efectuar el recuento del
WAKCHA KA Y: ganado del pastor; después de esto se trasladan a la casa del
ganadero para almorzar.
Concluida la ceremonia de la Chupa en esta primera kancha, Pawqa-
ray, ese mismo día realizan la Chupa en las demás kanchas del Señor de Cor-
pus Christi , que corresponden a Urqun Kancha . En cada una de ellas, la Chu-
pa se desarrolla en forma similar a la ceremonia que acabamos de describir.
Al día siguiente se efectúa la Chupa de las kanchas de la Virgen de la
'O', correspondientes a Pampan Kancha, siguiendo también las mismas
pautas.

614 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Ouispe: La "Chupa"

En todas las kanchas tienen que participar, por costumbre, todos los
miembros de la Cofradía , incluyendo al Presidente de la J. E. de B. M. de
Caracha y a los pastores de la Cofradía . Las personas que llegan tarde a cual-
quiera de las kanchas y aquellas que durante la ceremonia cometen desórde-
nes o se equivocan en algún acto. son castigadas por el ecónomo; este castigo
consiste en recibir tres látigos delante del altar y en pagar una multa de me-
dia o de una botella de trago . según la gravedad de la falta , la misma que será
recogida por el teniente de Caracha el tercer día por la mañana, antes de la
ceremonia del SEÑAL PAMPA Y.

V. SEÑAL PAMPA Y (ENTIERRO DE LAS SEÑALES)


Este día , después del almuerzo, todos los concurrentes se constituyen
en el altar de la última kancha de la Virgen de la 'O' , donde los pastores de los
ovinos entregan sus "derechos de ganaderos" y se van a cobrar sus respectivas
multas a las personas que no hayan cumplido con las costumbres; por ejem-
plo. a la corneta y a la tinya no se les debe llamar así durante la ceremonia;
a la corneta se le llama "qiwayllu" y a la tinya, "wankar". Los "derechos de
ganadero" se entregan en el siguiente orden:
a) Punta Puruchuku: una botella de trago.
b) Yana Kancha: media botella de trago
c) Pawqaray : media botella de trago
d) Yana Pampa : media botella de trago
e) Parqu Kancha: media botella de trago
f) Pequy Qasa: media botella de trago .
Las multas y todos los "derechos de ganadero" son recogidos por el
teniente de Caracha para ser consumidos durante el último día de la ceremo-
nia de la Chupa : el día del señal pampa y.
Después de que los maestros han tocado los versos "bendito alabado"
y "alto sones", por tres veces cada uno de ellos, se parte hacia el cerro Puy-
wan a enterrar las señales. El primer descanso se efectúa en el altar de QURI
MAQMA (vasija de oro), ubicado a unos veinte metros del altar de partida ;
aquí se entonan los versos ya mencionados y se sirve un poco de aguardient e.
De este lugar se adelanta el masa llevando un poco de waylla ( variedad de
waylla ichu) para arreglar el altar del cerro Puywan. El segundo descanso se
cumple en el altar de "uchuy quri rnaqma" (pequeña vasija de oro) , donde se
repiten los mismos pasos ceremoniales. El tercer descanso se realiza en el
altar de "uchuy Puywan" (Puywan pequeño), de donde se llega al altar prin-
cipal que, junto con la "caja grande del wamani", se encuentra al pie del
cerro Puywan . En este altar, los maestros ejecutan los toques del "alabado" y
del "alto sones", mientras el ecónomo da capirotazos de trago hacia arriba
para el warnani; luego , los asistentes se constituyen dividiéndose en tres gru-
pos: las mujeres con unos cuantos hombres se ubican detrás del altar y los
hombres lo hacen delante del altar, ambos !!ntPos subdivididos en dos : en

No . 2, diciembre 1984 615


Notas y Documentos-------- -- - -- - - - - -- - - - -

FIG URA 3 (5)

A
1
1
PAMPAN KANCHA 1 URQU IN KANCHA
A.l. A.2.
Parqu ka nc.ha (3) (3) Pawqaray
Yana pampa (2) (2) · Peq uy qasa
Yana kancha (]) (1) · Pun ta Puruc huku

'w_aylla' f¡ t res cruces de la


misma p anta

B
B.J. 1 B.2.
Yana ka ncha (]) ~ ' ~
( 1) Punta Puruchuku
/, ~
Yana pampa (2)
~ (2) Pequy qasa

~
Parq u kancha (3) (3 ) Pawqaray
~
Q @
1 Hileras de coca sobre
una manta
~ ~
~_.H ileras de piedras (asientos)
~
e

'CAJ A' GRAND E DEL


WAMAN! PUYWAN

EL ECONOMO , EL MAESTRO CAMPO Y UN AYUDANTE

616 Revista And ina , año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - D u i s p e: La "Chupa"

Urqun kancha y Pampan kancha , respectivamente ; el tercer grupo, confor-


mado por el ecónomo, el maestro campo y el ayudante. se coloca junto a la
"caja grande del wamani" para desenterrar las señales anteriores y enterrar
las ofrendas y señales actuales. Los ganaderos que están en el segundo grupo
se ubican a los lados del altar, con sus atados ceremoniales.
En el gráfico, los números indican el orden jerárquico de las kanchas
y el lugar de ubicación de los atados ceremoniales.
Antes de iniciar su labor, el ecónomo reparte llampu a cada uno de
los concurrentes para que lo utilicen en la forma descrita anteriormente.
En A tenemos dos grupos: A 1, fom,ado por las esposas de los gana-
deros de las kanchas de los llanos, y A2 , formado por las esposas de los gana-
deros de los cerros. En 8 también tenemos dos grupos : 81, constituido por
los ganaderos de Pampan kancha , y 82 , formado por los de Urqun kancha.
En C están el ecónomo, su ayudante y el maestro campo.
Los tres grupos (A , 8 , y C) empiezan a trabajar simultáneamente: en
A se dedican a "vestir" (pachachinkum); es decir, a adornar o decorar las
ofrendas que van a ser enterradas juntamente con las señales. Los adornos se
hacen en diferentes formas , como graficamos a continuación:

FIGURA 4

Nara nja Papa Maíz Coca Pasas de uva

A la naranja y a las demás frutas , a la papa y al maíz , les introducen


cuatro manojitos de waylla ichu , envueltos con "chimpu" y dispuestos en
forma paralela y en cuadrado; luego, juntan los cuatro manojitos , envolvién-
dolos también con chimpu . Las hojas de coca sólo se envuelven con chimpu
de distintos colores; por último, las pasas de uva tienen manojitos de waylla
ichu envueltos con chimpu.

No . 2, diciembre 1984 617


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

La MISION (pequeño cesto de waylla ichu que simbólicamente repre-


senta a la herrana) y las botellas de las distintas bebidas son igualmente ador-
nadas con manojos de waylla ichu envueltos con chimpu . Los "portales"
(que simbolizan una puerta con arco) qu e se colocan delante de cada "venta-
na" ("mesa" de "entrego") de la caja del wamani , son manojos de waylla
ichu unidos por un arco de la misma planta , envueltos con chimpu y adorna-
dos con otros objetos ceremoniales. Lu ego, agregan dos "sauces" ( especie de
pilares) para colocar a cada lado de las ventanas; éstos también son de waylla
ichu , envueltos con chimpu. En est e primer gnipo , las mujeres adornan las
frutas y demás ofrendas, mientras que los hombres elaboran y adornan los
"portales" , los "sauces" , las botellas y la "misión".
FIGURA 5

' ARCO PUNKU ' 'SAU CE' ÑAWIN TRAGO MISION


'PORTAL '
En B se encuentran los ganaderos de ambas zonas (Urqun Kancha y
Pampan Kancha) con sus respectivos atados ceremoniales , donde se dedican a
amarrar las colas cortadas de los ovinos en ataditos de diez unidades que, sim-
bólicamente, representan a mil ovinos ( waranqa). Pero , antes de empezar con
la tarea , se tiende la "mesa" del wamani: una manta con un mantel donde
cada ganadero echa un poco de coca en tres hileras paralelas, en el orden si-
guiente :
Punta Puruchuku y Yana Kancha
Pawqaray y Yana Pampa.
Pequy Qasa y Parqu Kancha.

618 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Quispe: La "Chupa"

Este orden no corresponde al de las hileras de coca , sino al orden en


que cada ganadero echa la coca en cada hilera; es decir, las tres hileras corres-
ponden a los seis ganaderos. Esta coca puesta en tres hileras, es repartida a
los concurrentes por los mismos ganaderos y en el mismo orden.
En C, simultáneamente a los grupos de A y de B, entran a ·trabzjar el
ecónomo con su ayudante. El primero extrae las señales y las ofrendas ente-
rradas en la ceremonia de la Chupa anterior. Para empezar a abrir el hoyo ,
ofrece un poco de aguardiente al wamani , mientras que los maestros tocan
un himno titulado "Wamani qayay" (llamada al wamani). Hasta llegar al fon-
do del hoyo se han extraído cuatro piedras grandes y planas y varias peque-
ñas; para sacar cada piedra se rocía con las bebidas y el llampu en forma de
tres cruces unidas por los brazos. Según comentan los concurrentes, las pie-
dras grandes son "candados" y las pequeñas, "llaves". Consideran como can-
dados sólo las tres últimas piedras , porque dicen que la primera sirve de señal
para que no se pierda el hoyo . Este hoyo , que viene a ser la "caja del wama-
ni" , tiene unos 140 cms. de profundidad , con un diámetro de 80 cms. La
base está dividida en cuatro compartimientos: tres especies de ventanas , dis-
puestas en forma triangular, y un espacio en la parte central del hoyo que
viene a ser la base (Fig. No. 6).
De la base del hoyo , el ecónomo extrajo las colas, algunas frutas,
papas y otros tubérculos enterrados en la Chupa anterior, de los cuales separó
a un lado los frutos y las semillas que se encontraban en proceso de germina-
ción, para devolverlos nuevamente ; éstos se denominan RURU (fruto). Las
tres ventanas estaban cerradas con "candados" y "llaves" más pequeñas; no-
tamos que de cada una de ellas se sacaron dos cuartos de botellas de distintos
contenidos: trago y chicha o vino.

FIGURA 6
LA ' CAJA ' (HOYO) DEL WAMANI DEL
CERRO PUYWAN

r
1.40 cms.

l - 0.80cms. -

No. 2,diciembre 1984 619


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Después de haber extraído toda la ofrenda enterrada en la ceremonia


anterior, se cumple con un descanso bastante prolongado , luego del cual se
procede a enterrar la nueva ofrenda , ofreciendo previamente trago y llampu
al wamani : cada rito lo realiza el ecónomo con las dos clases de bebidas (tra-
go y chicha o vino) de cada una de las kanchas; es decir. realiza el rito seis
veces. Es necesario aclarar qu e las señales de las distintas kanchas se han jun-
tado en dos " misiones" (pequeños cestos) : en una , las señales de Urqun
Kancha y en otra , las de Pampan Kancha ; estas misiones van a ser enterradas
en la ventana principal, que viene a ser la del centro .
El ecónomo tiende un poco de waylla ichu en cada una de las venta-
nas para colocar las ofrendas : primero , las de Punta Puruchuku y las de Yana
Kancha en la ventana del centro; luego , las de Pawqaray y Pequy Qasa en la
de la derecha ; y por último, las de Parqu Kancha y las de Yana Pampa en la
ventana izquierda. En cada una de las ventanas se colocan las siguientes
ofrendas :
1.- Dos cuartos de botella : uno con trago y otro con chicha o vino .
2. - Una naranja .
3.- Un par de manzanas.
4.- Un par de mazorcas de maíz .
5. - Un par de papas.
6. - Un par de ocas.
7.- Un par de ataditos de coca kintu.
8. - Un atadito de claveles en botón.
9.- Un atadito de "arrobas" (dos semillas de coca).
10. - Dos ataditos de pasas de uva.
11.- Dos "portales" ( especies de arco que se colocan en la puerta de la
ventana) .
12.- Dos "sauces" ( especies de pilares colocados uno a cada lado de la
ventana).
13 .- Un espejo que, según comentan , es para detectar a los abigeos. Y, por
último, devuelven las semillas en proceso de genninación, provenien-
tes de la ofrenda anterior.
Este orden se ha tomado de la segunda mesa de entrego (Pawqaray y
Pequy Qasa), por considerarla más completa y mejor elaborada. En las dos
ventanas restantes se han seguido los mismos pasos, con pequeñas variaciones
en lo referente al orden seguido y a la cantidad de las ofrendas. Al final, se
echan tres conchas de quinua y tres conchas de achita : una a cada mesa de
entrego; luego , el ecónomo realiza otro brindis al wamani , también con las
bebidas de las seis kanchas. Para finalizar , coloca las dos misiones de señales
en la ventana central y cierra las tres mesas de entrego, con los candados y las
llaves respectivas.
Después de la fase descrita, el ecónomo tiende waylla ichu en la base
del hoyo para entregar las colas cortadas de los ovinos : de Punta Puruchuku
y de Yana Kancha; de Pequy Qasa y Pawqaray y de Parqu Kancha y Yana

620 Rev ista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Quispe: La "Chupa"

Pampa. Cada ganadero y su esposa toman un atadito de diez colas, se alejan


de la caja principal del wamani , vuelven simulando arrear ganados y entregan
los ataditos al ecónomo, diciéndole: "traigo mil cabezas de ovino, son de tal
o cual sitio" (indican el nombre de haciendas o propiedades ubicadas lejos
de Caracha) y de tal o cual propietario; tanto los nombres de los lugares
como de los propietarios son solamente supuestos, pueden o no existir real-
mente. Después de los ganaderos y sus esposas continúan realizando el mis-
mo rito cada uno de los asistentes, recibiendo y devolviendo los ataditos.
Luego, el ecónomo cubre las colas recientes con waylla ichu y, sobre ello ,
devuelve las colas de la Chupa anterior. Encima coloca el primer candado
grande, rociándolo por seis veces con llampu frotado en CARRETAS (mone-
das antiguas unidas con un hilo); o sea, con los llampus de las seis kanchas.
Así continúa colocando los candados hasta la última piedra, luego de lo cual
dos mujeres echan con riti y chikchi, primero hacia arriba y después sobre los
concurrentes ; simultáneamente se reparten los "pañuelos" (waylla ichu) a
cada persona para bailar la Trilladorita; ésta es cantada, tocada en corneta y
tinya y bailada por los concurrentes; durante el baile se azotan mutuamente
con los "pañuelos" los hombres y las mujeres.
Después dé haber concluido con el entierro de las señales y las ofren-
das, los maestros tocan "bendito alabado" y "alto sones", tres veces cada
uno de ellos, y luego se dirigen hacia la estancia de Yana Kancha , junto con
los demás concurrentes.
Es interesante anotar que durante toda la ceremonia las mujeres no
pueden acercarse a la caja principal del wamani y que cuando el que entierra
las señales se equivoca en algún paso , los concurrentes se lo recuerdan con
cantos de censura.
Constituidos todos los concurrentes en la estancia de Yana Kancha,
se ponen a beber en señal de conclusión de toda la ceremonia de la Chupa en
el caserío de Caracha.

VI. ANAL/SIS DE LA CEREMONIA DE LA CHUPA


1.- Encontramos que la ceremonia de la Chupa es muy compleja y que,
fundamentalmente , es de carácter religioso , pero compromete tam-
bién los otros aspectos esenciales de la comunidad: el económico , el
político y el social. En efecto, tenemos:

- Una organización geográfica dual: URQUN, de los cerros y PAM-


PAN, de los llanos.
- Una organización económica también dual: PAMPAN KANCHA,
las kanchas (de ganado ovino) de los llanos, y URQUN KANCHA ,
las kanchas de los cerros.
- Una organización religiosa igualmente dual: MAMANCHIK (nues-
tra madre), correspondiente a los llanos y representada por la Vir-

No. 2, diciembre 1984 621


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

gen de la 'O', y TAYTANCHIK (nuestro padre), relacionado con


los cerros y representado por el Señor de Corpus Christi. Asimismo ,
tenemos entre los oficiantes de la ceremonia al ECO NOMO (TA Y-
TA-PADRE) y al MAESTRO CAMPO , quien a pesar de ser hom-
bre es considerado como la MAMA (MADRE).
- Además, la organización religiosa se presenta como la más comple-
ja: a nivel local , se tiene las kanchas de los cerros (Urqun Kancha) ,
cada una con un patrón santo , y las kanchas de los llanos (Pampan
Kancha), pertenecientes cada una a una patrona santa ; sin embargo ,
cada kancha , sea de los cerros o sea de los llanos, posee un patrón
wamani , resultando, en total , seis wamanis. Por otro lado , a nivel
comunal las kan chas de los cerros sólo pertenecen al Señor de Cor-
pus Christi y las kanchas de los llanos, sólo a la Virgen de la 'O' ;
mientras que en Caracha, a nivel general, sólo existe un PATRON ,
que es el WAMANI PUYWAN , patrón general de la cofradía de
Huancasancos( 6 ).
2.- La ceremonia ganadera de la Chupa es una ceremonia religiosa que
cumple diferentes funciones:
- Es ocasión para señalar los ovinos (medio de identificación delga-
nado) y , también , para cortar las colas de los mismos.
- Los pastores de la Cofradía cumplen con las obligaciones sociales y
económicas contraídas con la comunidad , lo que se traduce en la
atención que brindan los pastores (comida y bebida) a todos los
concurrentes durante los días de la ceremonia de la Chupa.
- También se observa la integración de los diferentes tipos de autori-
dades: el caporal , el ecónomo y el maestro campo , el teniente y los
pastores, por un lado , y , por otro , los miembros de la Junta Econó-
mica de Buenas Memorias de Caracha y las autoridades comunales.
- Por último, la función central de la Chupa es propiciar la fertilidad
de la tierra y la fecundidad del ganado, así como "entregar" un
conjunto de ofrendas a los seres tutelares de la comunidad , de la
Cofradía y de las estancias. La fertilidad y la fecundidad están re-
presentadas por el matrimonio de los corderos y por la achita
(chenopodium sp.), que simbolizan la reproducción y la prolifera-
ción . Por otro lado , los elementos de la ofrenda son muy diversos y
provienen de distintas regiones del área andina; entre estos elemen-
tos son esenciales las colas y las señales cortadas a los ovinos, las
bebidas (trago y chicha o vino), el llampu (que en quechua significa
suave) para suavizar a las deidades y un conjunto de productos, co-
mo la coca , las pasas de uva , el maíz, las frutas, flores , figuras de
aves, los portales, los sauces , etc., que, en conjunto, representan
toda una concepción ideológica de los pobladores del área andina .
3 .- La Chupa es una ceremonia religiosa que le permite al comunero o
indígena campesino relacionarse con sus deidades o seres tutelares en

622 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - O u i s p e : La "Chupa"

una acción orientada a mantener una relación de reciprocidad entre


el hombre y la naturaleza; entiéndase bien, relación de reciprocidad
entre la comunidad y el medio ambiente (tierras de cultivo y pastiza-
les= pampas y cerros) que le rodea.
4.- A continuación ingresamos a lo más interesante. Si hacemos un dibu-
jo completo del cerro Puywan, el altar, la caja del wamani y las mesas
de entrego , tendríamos el siguiente gráfico:

FIGURA 7

ELCERROPUYWANCONSUALTAR
Y LA 'CAJA' DEL WAMANI

LA 'CAJA' (HOYO) DEL WAMANI PUYWAN

LAS 'MESAS' DE ENTREGO (TRES)

Este gráfico viene a ser similar al dibujo de Guamán Poma de Ayala


que aparece en la página 181 de su Nueva Corilnica y Buen Gobierno,
dibujo que reproducimos a continuación:

No. 2, diciembre 1984 623


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

FIGURA 8

IDOLOS DE LOS INGAS/ INTIUANACAURI, TAMBOTOCO / UANACAURI /


TAMBOTOCO / PACARITAMBO / EN EL CUZCO

BOTO lO
.-
®- ...

IN-0.

624 Revista Andina, año 2


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Quispe: La "Chupa"

Así. tenemos un primer nivel en el que aparecen las tres deidades ce-
lestiales del Tawantinsuyu: el Sol. la Luna y la estrella Venus. Un se-
gundo nivel , muy ligado al Sol. con el cerro Uanacauri (actual wama-
ni) y una momia (antepasado) en la cima. Un tercer nivel, encima de
las tres ventanas , con el (cerro?) Tambotoco o Tamputuqu (del que-
chua tambo o tampu, pueblo y toco o tocco, hueco o puerta; en este
caso se debe entender como puerta) . Un cuarto nivel , debajo de las
tres ventanas, con el nombre de Pacaritambo (pacari o paccaricc,
nacer y tambo, pueblo; entonces, se debe entender como el origen o
nacimiento de un puebl0 () como un pueblo que nace) . Y en un quin-
to nivel , casi al frente dL las tres ventanas, aparece el Inca, una mujer
(posiblemente la Coya) y una tercera persona sin una identificación
precisa . Lo relevante de este dibujo es que todos sus elementos tienen
una existencia real : el Sol, la Luna y la estrella Venus, por un lado, y,
por otro , los cerros Wanakauri, Tampu Tuqu y Paqariqtampu , situa-
dos en el Cusco y que existen actualmente .
En el caso de la COFRADIA DE CARACHA tenemos un primer ni-
vel representado por el cerro Puywan (wamani) como patrón general
del caserío de Caracha. Un segundo nivel , representado por el altar
adornado con waylla ichu y tres cruces de la misma planta que posi-
blemente simbolicen al Sol , a la Luna y a la estrella Venus. Un tercer
nivel, la puerta de la caja del wamani (boca del hoyo), que tal vez re-
presente al Tambotoco. Un cuarto nivel , constituido por las tres ven-
tanas -mesas de entrego- juntas al interior de la caja del wamani,
que representarían a las tres ventanas (puertas) del Pacaritambo , ya
que los "portales" y los "sauces" son colocados en las puertas de las
ventanas y, según comentan los concurrentes a la ceremonia , simboli-
zan a una puerta en forma de arco y a los pilares respectivos; o sea ,
las ventanas son consideradas como puertas. Por último , como quinto
nivel tenemos a los oficiantes de la ceremonia: el ecónomo (tayta) ,
que representaría al Inca; el maestro campo (mama) , que representa-
ría a la Coya o a la mujer que aparece en el dibujo de Guamán Poma
de Ayala, y el ayudante del ecónomo, que seguramente representa al
tercer personaje que aparece en el mismo dibujo.
Si hacemos un resumen de cada uno de ellos , tendríamos lo siguiente:
A. En el dibujo de Guamán Poma de Ayala: un primer nivel, en el que
se ubicarían al Sol, la Luna , la estrella Venus y el cerro Uanacauri
junto con la momia , que, en este caso , cumplirían la función de
enlace entre las cosas de la Tierra y las del espacio. Y un segundo
nivel, conformado por el Tambotoco , el Pacaritambo y los tres ofi-
ciantes de la ceremonia.
B. En Caracha tendríamos algo similar: un primer nivel, constituido
por el cerro Puywan (wamani-momia-antepasado) y las tres cru-
ces de waylla ichu. Y un segundo nivel, conformado por la caja del

No. 2, diciembre 1984 625


Notas y Documentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

wamani , las tres mesas de entrego y los tres oficiantes.


Finalmente , se debe tener en cuenta que ambas escenas corresponden
a una ceremonia de carácter religioso que implica una estrecha rela-
ción entre el hombre y sus deidades o seres tutelares.

VII. CONCLUSIONES

1.- En el aspecto político-administrativo de la Cofradía de Huancasancos


encontramos formas de organización prehispánicas, coloniales y ac-
tuales : el ecónomo y el maestro campo representan costumbres reli-
giosas prehispánicas ; el caporal , una forma de feudalidad adaptada a
la concepción andina y el teniente representa una categoría de la es-
tructura política actual.
2.- Igualmente , en la distribución de las estancias encontramos que co-
existen concepciones ideológicas prehispánicas y coloniales ; a ello nos
conduce la existencia de seis estancias distribuidas en dos zonas : tres
en Urqun Kancha, con un patrón santo cada una y tres en Pampan
Kancha , con una patrona santa cada una ; pero cada kancha o estan-
cia tiene , a la vez , un patrón wamani a nivel de estancia. Luego. a
nivel comunal , las estancias de Urqun Kancha pertenecen a un solo
santo, al Señor de Corpus Christi. y las de Pampan Kancha sólo a la
Virgen de la 'O', ambos, patrones de la comunidad de Huancasancos.
Asimismo , en Caracha, a nivel de caserío , existe un solo patrón gene-
ral, que es el wamani Puywan , que en el quechua de Huancasancos
significa corazón.
3 .- Finalmente , la similitud entre el dibujo sobre la ceremonia de la Chu-
pa en Caracha (Cofradía de Huancasancos), especialmente del SE-
ÑAL PAMPA Y, y el de Guamán Poma de Ayala sobre los !dolos de
los Ingas . constituye una evidencia sobre la continuidad de una con-
cepción ideológica en el área andina , desde tiempos prehispánicos
hasta la actualidad , especialmente en lo referente a la organización
social y a la organización religiosa(?).

Ulpiano Qu~pe Mejía


Ricardo Palma, 476
Urb. Simón Bolívar
Ayacucho, Perú.

626 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - · - - - - - - - - O u i s p e : La "Chupa"

NOTAS

(1) Al respecto, véase "EL SISTEMA DE AYLLUS EN LA COMUNIDAD DE HUAN-


SANCOS", por Ulpiano Quispe M., publicado en Cuadernos de Investigación No. 3
del Departamento Académico de Ciencias Histórico-Sociales de la Universidad Na-
cional de San Cristóbal de Huamanga, Ayacucho.
(2) ESTANCIA : Conjunto de viviendas, con sus corrales y .pastizales respectivos , cuyos
moradores mantienen relaciones estrechas de parentesco y se dedican a la actividad
ganadera. En el caso de la Cofradía , los pastores no guardan necesariamente relacio-
nes de parentesco.
(3) MITA : una época del año con relación a las crías dadas en un período determinado.
En Huancasancos, el año está dividido en dos mitas: la mita de San Juan y la de
Navidad.
( 4) WALLQA: collar de frutas intercaladas con panes, choclos, haba verde y trocitos de
lana de distintos colores. Son preparados por los hombres.
(5) Esta estructura es similar a la división del agua y de los ayllus en la comunidad de
Huancasancos. TA YT A MAMA, igual a antepasados, igual a wamani (Ulpiano Quis-
pe 1983).
(6) Sobre organización dual, véase Palomino 1984 .
(7) Véase al respecto Zuidema y Quispe 1967.

No. 2, diciembre 19'84 627


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

BIBLIOGRAFIA

GONZALEZ HOLGUIN, Diego


190 I Arte y Diccionario Qquechua-Español, Imprenta del Estado ,
Lima.
GUAMAN POMA DE AYALA, Felipe
1980 Nueva Corónica y Buen Gobierno, Editor: F . Pease, T. I, Bi-
blioteca Ayacucho, Caracas.
OSSIO, Juan M.
1973 Ideología mesiánica del mundo andino, Lima.
PALOMINO F. , Salvador
1984 El sistema de oposiciones en la comunidad de Sarhua, Lima.
QUISPE MEJIA, Ulpiano
1969 La herranza en Choque Huarcaya y Huancasancos, Ayacucho,
Serie Monográfica No. 20, Instituto Indigenista Peruano, Lima.
1983 "El sistema de ayllus en la comunidad de Huancasancos", Cua-
dernos de Investigación del Opto. de Ciencias Histórico-Socia-
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3, págs . 31-38, Ayacucho.
VALLEE, Lionel
1983 "El discurso mítico de Santa Cruz Pachacuti", Allpanchis,
XVII, No . 20, pa~. 103-126, Cusco.
ZUIDEMA, R . Tom y ULPIANO QUISPE, M.
1967 "Un viaje a Dios en la comunidad de Choque Warkaya" , Wa-
mani, Año II, No. 1, pa~. 109-116, Ayacucho.

628 Revista Andina, año 2


Chucuito en 1782. Una descripción
Manuel Miño Grijalva
La publicación de fuentes ha sido siempre de gran utilidad en la ela-
boración del conocimiento histórico latinoamericano. razón sobradamente
poderosa para dar a luz documentos inéditos importantes, cuyo acceso por
varias razones resulta difícil. La ''Descripción de la Provincia de Chucuito
comprehendida en la Jurisdicciólf de la Audiencia de las Charcas en el Obis-
pado de la Paz", que al parecer hasta ahora ha permanecido inédita , no está
exenta de la utilidad mencionada, principalmente por la cantidad de noticias
que trae sobre la región y por la importancia reconocida de ésta en el conjun-
to del espacio andino.
La "Descripción" presenta una idea general bastante clara de la pro-
ducción agraria y su extenso radio de comercialización , que recorre todo el
Collao. La Paz . los Yungas y se prolonga hasta Arequipa, Tacna y Moquegua.
Enuncia también varios problemas de orden económico y social, como la cri-
sis minera de la región debida a la falta de capital y trabajo ; el grado y nivel
de subsistencia de los grupos étnicos ; problemas urbanos , de población y de
vida eclesiástica. sin dejar de lado una breve referencia sobre la rebelión de
1781.
Si cabe una caracterización general de la "Descripción", podría decir-
se que ésta es de claro corte borbónico y tiene como objetivo presentar el es-
tado o situación por el que atraviesa una región determinada , con el fin de

No. 2, diciembre 1984 629


!\Jotas y f)ocumentos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

establecer lo que podría denominarse "las bases de la prosperidad". enmar-


cadas dentro de las nuevas relaciones que la Metrópoli ha trazado para el con-
junto de sus colonias.
En tén11inos de un análisis histórico concreto, no participo de la idea
de realizar un estudio en base a un solo documento. Cierto es que un comen-
tario más explícito aclararía mejor su contenido, pero . en realidad . metodo-
lógicamente es más aconsejable presentarlo como está. para que sea el inves-
tigador quien lo analice al interior de hipótesis y problemáticas concretas.
insertas en un marco de investigación más sólido.
El original de esta "Descripción", cuyo autor no se menciona , se en-
cuentra en el Archivo Histórico del Banco Central del Ecuador. en el Fondo
J ijón y Caamaño. Primera Serie , vol. 24, fs. 131r-137r. En la presente versión
paleográfica se han incorporado mayúsculas y minúsculas de acuerdo a la or-
tografía actual; se ha respetado la puntuación del original y no se han modifi-
cado los acentos. Tampoco ha sido alterada la grafía en lo qu e se refiere a las
letras h, v, b , s, c. Finalmente, todas las abreviaturas han sido alargadas.

Manuel Miño Grijalva


Banco Central del Ecuador
Apartado Postal 339
Quito. Ecuador

630 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Miño: Chucuito

DESCRIPCION DE LA PROVINCIA DE CHUCUITO COMPREHENDIDA


EN LA JURISDICCION DE LA AUDIENCIA DE LAS CHARCAS EN EL
OBISPADO DE LA PAZ

[ 13 1r] Confina esta provincia por el este con la gran laguna conocida
oy con el nombre de Chucuito y en lo antiguo por el de Titicaca; por el oeste
con la cordillera de la costa que mira á Moquegua; por el norte con la provin-
cia de Paucarcolla; y por el sur con la de Pacajes y cordillera de la costa que
mira á Tagna.
Corren por toda la provincia [de] norte . [a] sur dos cordilleras. La
tierra que media entre la primera y la laguna es toda labrantía , y de pan
llebar, de un migajon superior, y por lo mismo muí fertil en sus produccio-
nes : Las Cosechas son generalmente de papas dulces y amargas , quinua , caña-
gua. ocas y cebada. De las papas puestas al yelo y pisadas hacen el chuflo y
de las ocas lacaya , en tanta abundancia que sirve [para] uno y otro efecto. Y
las papas para abastecer las Provincias del Collao y los Minerales, no siendo
cortas las cantidades que pasan a la ciudad de la Paz y los Yungas; y se repar-
ten también a las provincias de Moquegua, Tagna y la ciudad de Arequipa. Es
tamvien abundante la sebada, y llega á granar tanto en algunos pueblos, espe-
cialmente en Chucuito , que aun exede su grano al mejor de los Bailes. Se dá
tamvien mais serrano aunque poco ; abas, y es regular se dé tamvien trigo,
cuia experiencia se vá á hacer este año . Para labrar los Indios sus tierras no
gastan reja de fierro [ 13 l v] y solo usan en su lugar un palo algo áhuzado por
la punta con el que dando una sola buelta y muy superficial a la tierra, cum-
plen con su beneficio , correspondiendo tan agradecido el terreno que produ-
ce á montones los frutos; llamandose la Provincia de Chucuito la despenza
del Collao.
La tierra que corre entre la primera y la segunda cordillera es de pas-
tos. y [está] poblada de crecidas porciones de ganados. bacuno , obejuno .y
caballar. Es execibo el numero de alpacas. de lana tan fina que quiere compe-
tir con la de vicuña; y no es mas corto el de las llamas o carnero [s] de la tie-
rra. Hay muchos guanacos y vicuñas, cuyes, cochinos, conejos silvestres, y
visachas, palomas y gallinas. De las llamas se valen los indios para cargar
cuatro ó cinco arrobas en cada uno , y con ellos viajan hasta la Paz y Oruro
con sus efectos , y hasta la Provincia de Cochabamba de donde traen porción
de Harinas. Lleban tambien en muchos carneros de la tierra á Potosí, para la
baja de metales de las minas , destino que tambien tienen en las de Chucuito ;
sirt,iendo su carne de alimento a la gente pobre y aprobechando para hacer
costales, y sogas, su lana que por ser mucha y larga no nesesita este animal
aparejo · para cargarse. De la lana de alpaca hacen comercio para Potosi, y
Chuquisaca, y teñida con colores finos hacen los indios de J uli ricos tejidos
de sobrecamas, mantas, chuces y alfombras ; y de la lana de castilla tejen en
toda la Provincia costales, ponchos, bayetas y cordelletas, para su vestuario
haviendo llegado en estos ultimos tiempos, á hacer tejidos de choleta y baye-

No. 2,dici~mbre 1984 631


Notas y f)ocumentos - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

ton, mui apetecidos en las Provincias inmediatas para bestirse los Españoles.
De la lana de bicufia fabrican en la ciudad de Chucuito sombreros mui parti-
culares. y a poco cuidado mas que se ponga en esta fabrica, podrán ocupar
mui bien el Jugar de los castores. Se hacen de la Leche de obeja y bacas ricos
quesos y mantequillas.
[132r] La segunda cordillera (que es la Real que atraviesa Peru) . está
arpada de betas de Plata . Se han trabajado en lo antiguo metales de quinien-
tos marcos por cajon ; pero en el dia haviendo dado en el agua aquellas rique-
sas se trabajan minas pobres en lo general, siendo mui raras las que dan de
quince á beinte marcos . Los minerales antiguos de San Antonio de Esquila-
che , donde está la rica mina de la Fragua (que en arrendamiento daba cada
dia quarenta pesos) . Los de Cacachara en cuio Serro y Meseta se juntan dose
vetas, en una sola. conocida por el Nombre de Apostoles. formando un tron-
co de serca de tres baras. Los de lpaveco. Zaacata y Guacullani todos ellos
ricos, y ábundantes, se hallan oy sin trabajo en sus mas poderosas minas, por
que h:iviendo encontrado con el agua al tiempo mejor de sacar los ricos meta-
les, han abandonado el trabajo por no tener los dueños fondos para los desa-
gües.
Es un dolor ver serros enteros de plata que corren en esta Provincia
por muchas leguas eriasos y sin travajar por falta de fondos. Era obra digna
de tomarse vajo la proteccion real, el desagüe del mineral de San Antonio,
donde con sertesa se sabe abundan las riquesas, y es poco dificil su desagüe
por socabones. Si llegasen los superiores á tener idea sierta de ese Mineral
inagotable. no es crcible dejasen de exforsar sus providencias para su fomen-
to . Una de ellas. y que dama de justicia por su execucion es la de asignarse á
este mineral , y los demas que aun se trabajan en esta Provincia los indios
mitas que anualmente se despachan de ella á Potosi. No puede verse sin lasti-
ma salgan estos á distancia de muchas leguas á trabajar ajenas minas. y se
dejen por falta de gente sin beneficio. las que Dios crio ricas en su propia
patria. Seria tambien util providencia que el Governador pudiese sacar de los
pueblos y dar a los mineros [132v] quantos indios Je pidiesen para sus labo-
res, pagando les á ellos mismos sus jornales en propia mano, semana por sema-
na , pues aunque esta Provincia se halla poblada de mucha indiada, como el
Governador no pueda obligarles a que salgan al travajo , y por otra parte la
naturaleza del indio apetesca la ociocidad carecen los mineros de trabaja-
dores.
De esta segunda cordillera , que la mayor parte del año se halla ocupa-
da de nieve (y en algunos parajes todo él) se desgalgan [sic] muchos arroyos
de rica agua, que juntándose en los llanos y pasando por varias cortaduras
que forma la primera cordillera llegan hechos rios á desaguar en la laguna ,
fertilizando en sus trancitos todas las pampas de la jurisdiccion de forma que
apenas abrá Provincia mas abundante de aguas. Se encuentran algunos ma-
nantiales que la brotan caliente, y medicinal , y en la jurisdiccion del pueblo
de Juli y en el de Acora hay salinas de bastante abundancia.

632 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - M i ñ o : Chucuito

Se estiend e_esta Provincia , [de] norte [a] sur, veinte y cinco leguas
desde la raya que llaman de Puno hasta el asiento del Desaguadero , en que
confina con Pacajes. Los mas de sus pueblos corren a la orilla , é inmediacio-
nes de la laguna que es el oriental. Es la laguna de Chucuito de los mayores
Lagos del Mundo descubierto. Desde el pueblo de Arapa , Provincia de Azan-
garo, en que con la agua de tres rios empiesa á extenderse asta el Asiento del
Desagüadero , tiene mas de cinquenta leguas de largo , y contando su ancho,
desde las inmediaciones entre J uli y Pomata , hasta las inmediaciones , entre
Carabuco , y Escooma , [ l 33r] Provincia de Omasuyos, tiene dies y seis á
dies y ocho leguas . Su figura es irregular, por lo que no en todas partes es
igual su latitud , ni longitud. Tiene barios estrechos, siendo los mas memora-
bles el de Cápachica que forma en su desagüe el Ramo de Laguna que baña a
la Ciudad de Chucuito , y en la villa de Puno; y el de Tidquina que en la Pro-
vincia de Omasuyos corre entre peñascos por mas de una legua y forma al
desembocar la laguna de Guarina que biene a terminar en el Asiento del
Desagüadero en donde hay un famoso puente de Balsas sobstenidas con ma-
romas que se aferran en pilarones de una y otra banda, y que suben y bajan
al compas del agua. En las riveras de esta gran Laguna , estan situados barios
pueblos de las seis provincias de Chucuito: Paucarcolla, Azangaro , Lampa ,
Omasuyos y Pacajes. Se encuentran muchas islas en todo el ambito de esta
laguna, formandose un archipielago en la jurisdiccion de Yayes, anejo de
Guarina. Algunas como son la de Tiquicaca /sic/, serca del santuario de
Nuestra Señora de Copacabana , y la de Cumana junto a los Yayes se estien-
den serca de tr~s leguas de largo ,abitadas las mas de indios dedicados al bene-
ficio de chacras y pesca de boquillas de que sacan muchas arrobas que secas
y selladas se venden con estimacion en Chuquisaca y Potosi, Arequipa y en
otras partes. Se crian en las islas de barias clases de ganados de castilla, y de
la tierra, y todas tienen. agua dulce á exepxion de la de Cojata inmediata a la
de Tiquina y de la Intaja junto á Cumana, por cuio defecto se hallan estas
inhavitadas. Su temperamento es templado , y en ellas se dan romeros, clave-
les, y otras barias flores y abundan varias de ellas de arboles , algunos bien
gruesos. [ l 33v] En las orillas de la laguna crese de dos baras la totora ó enea
con abundancia, y formando de ella balsas los indiós desde el buque capas
de uno hasta de treinta hombres navegan y pescan en ellas regularmente cos-
teando , y aunque se retiran á algunas distancias de la tierra, rara ves se inter-
nan laguna ádentro miedosos de los fuertes vientos y tormentas que suelen
levantarse. Tambien se crian en la misma orilla unos yerbajales que llaman
llanchos que entran a comer las bacas y los cochinos, sirviendo estas yerbas
de un conocido auxilio .
El fondo de la Laguna es capas de qualesquier genero de embarcacio-
nes, y si se fomentara la navegacion seria utilicima al Rey y al público, pu-
diendo llevarse embarcados los efectos de una á otras Provincias y los que
bienen del Cuzco, Arequipa y la costa para la ciudad de La Paz y tierra arri-
ba, llegarían mui en breve embarcandose en Puno o Chucuito, hasta serca

No. 2, diciembre 1984 633


Notas y D o c u m e n t o s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

del Pucarani . La agua es algo gruesa , pero puede beverse y de continuo la


usan los indios especialmente los uros que son los pescadores. Está poblada
la laguna de muchas abes como son pariguanas. patos. zambullidores, sacas.
chinchiras, pajaro bobo , guallatas. gallinetas. gilgueros, y de barias clases de
pescados: boquillas, suches. amantas , caraches. anchovetas y peje reyes.
[ l 34r] Bolviendo a la Provincia de Chucuito se advierte en ella un
hermoso cielo y un temperamento sano, y aunque se deja sentir algo el
fria , especialmente en los meses de yelos : mayo , junio y julio es el mes mas
apacible de todas las provincias de la sierra, registrándose un campo mui
ameno, matizado y vistoso en los meses de las aguas: diciembre , enero , fe-
brero y marzo. La ciudad de Chucuito que es la capital de esta Parroquia y
en donde se hallan cituadas las caxas reales y oficinas de fundicion de barras,
gasa de temperamento mas benigno de ella , su altura polo es la de di es y
siete grados. Se halla situada sobre una hermosa colina. resguardada por la
espalda de una cordillera de serros que la defi enden de los vientos de la cor-
dillera nevada . Esta bañada esta ciudad de la gran laguna , señoreandose sobre
ella la vista desde cualesquiera de sus calles qu e son tiradas á cordel , y hermo-
samente divididas en quadras. La multitud de abes que habitan en el vistoso
y dilatado campo de la laguna, poblada en sus orillas de totora . hace un golpe
de divercion apreciables. contribuyendo no poco a la hermosura de vista la
repeticion de balzas de indios uros que crusandose para conducir sus efectos
y pescados, desde la isla que llaman de la otra banda a la ciudad. y dl'sde es ta
a la isla y ocupados muchos en la casa de las abes. y pesca de las barias espe-
cies de boquillas, suches de que abunda aquel es pacio , se encuentra embarca-
da la vista para atender a la variedad de objetos que se presentan a la diver-
cion. De la parte superior de la ciudad y como a distancia de quatro ( 134v]
quadras brota un manantial de agua muy delgada, cristalina y saludable , que
ademas de descolgarse (arrastrando consigo barias pepitas de oro de que ai
varias betas en la primer cordillera) en mucha abundancia repartiendose en
todas las casas por asequias. para los usos prec isos se divide por las calles en
barios ramos para el riego de muchas chacras que rodean la ciudad . En las
pocas huertas y jardines que se cultivan , dentro de estas se dan con abundan-
cia frutillas y guindas, claveles, rosas , margaritas. azucenas. lechugas, coliflo-
res , brocales, rabanos, na vos y beterabas, y se dieran otras barias legumbres.
flores y frutas, si sus havitantes , que son poco inclinados á este cultivo. se de-
dicasen con cuidado a su produccion . Goza la ciudad del Chucuito por su
cituación, y temperamento de las mejores proporciones para hacerse una
poblacion la mas divertida, alegre y sana del Reyno.
En la rebelion que acabamos de sufrir aspiraron los partidarios de
uno y otro caudillo, Julian Catari y J ose Gabriel Tupa Amaro apoderarse con
empeño de esta provincia rica y abundante; y haviendolo conseguido los
Catari asotaron y quemaron la capital en benganza de la vigorosa defensa que
en ella hicieron las tropas de Milicias de la provincia al mando de su Governa-
dor, hallandose este en el dia dedicado a la reedificacion de una ciudad digna

634 Revista Andina, año 2


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ~·Miño: Chucuito

de concerbarse y distinguirse por todos títulos. El señor Presidente de Char-


cas don Ignacio Flores que acaba [135r] d e atrabesar y reco noc er las provin-
cias de su jurisdiccion , hec ho cargo de la ventajosa cituacion que ofrece esta
ciudad para su defensa á acordado se acordone y amuralle. construyendose
ademas un fu erte en la parte superior que ponga a cubierto la poblacion. El
terreno dominante a todas las avenidas del enemigo. La abundancia de ma-
nantial de agua. resguardada co n los fu egos del fu erte y la facilidad caso que
esta se cortase de sacarla de la Laguna defendida con el cañon y aun con el
fucil desde la plasa ; los muchos pescados, muchas abes y huevos de estas y la
crecida é inacabable porcion de totora que sin necesidad la comen los vecinos
aprovechando la parte mas tierna, y de cuia rais hac en chuiio , son efectos ele
tocios apreciables. Y los que no pudiendo faltar aun en caso de cercar los
enemigos la ciudad. hace n recomendable esta poblacion para fortificar y
gua mecerla .
El vecindario ele entre Provincia entre españoles é indios ele tocios
sexos ascenclera por calcula prode ncial á cincuenta mil , divididos en veinte
curatos : dos en la ciudad ele Chucuito , la Asuncion y Santo Domingo y en el
asiento de Minas de Pichacani; otro en el asiento de San Antonio de Esquila-
che ; dos en Acora. San Pedro y San Juan con la viceparroquia de Nuestra
Señora de la Concepcion; dos en Hilave , San Miguel y Santa Barbara y la
viceparroquia de nu estra Señora de la Purificacion ; quatro en J uli , San Pedro.
San Juan. Santa Cruz y la Asuncion con dos Anejos en las salinas, y uno en el
Asiento de Minas de Zaacata. Estos curatos fueron de jesuitas; sus iglesias
[ 135v] son de hermosa arquitectura, y, [están] adornadas con exelentes pin-
turas. y mucha plata labrada. Dos en Poma ta: Santiago d e hermosa arquitec-
tura y construccion de piedra, qu e por estar delicadam ente labrada y moldu-
reada , y ser de color de sedro parece a primera vista fabrica de esta mad era y
San Miguel, con un anejo en el asiento de Minas de Guacullani ; uno en el
nuebo Pueblo de Pisacoma que es traslacion de San Martín ele Poma ta , dos
en Yunguyo : la Asumpcion y Magdalena ; dos en Cepita : San Sebastian y San
Pedro y no en el asiento y puente del desaguadero , á cuio nuevo curato
pertenecen los indios llamados Yruitos que tienen sus havitaciones en unos
pantanos formados por los desagües de la Laguna y vertientes del río qu e
baja de Guacullani. Estos indios son los mas infelices de quantos se conocen
su exercicio en la pesca como los uros: pero dados a la olgazaneria se dedican
poco a ella y nada á cultibar tierras. Viven en unas chosas de totora , se man-
tienen con pescado y unas raíces o granitos llamados chuchucho que produce
alli la grama. Crian bastantes cochinos que engordan con el chuchucho y
otras raíces a las orillas de la laguna. Su tribu to por año son tres reales y me-
dio; y los mas no pueden pagarlos . Hacen muchos robos de ganados en tierra
y ocultandolos entre los montes de totora , no es facil se les encuentre, y mas
cuando en aquellos pantanales donde tienen sus chosas no se puede entrar
sino en balsas [ l 3ór] y por cendas ciertas que solo ellos las saven. A estos
indios se les devia obligar a que saliesen a fundar pueblo en tierra firme , y se

No. 2, diciembre 1984 635


Notas y í)ocumentos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

mesclasen con los <lemas indios. con quienes ni aun comunican siendo su
lengua algo distinta a la de estos.
La lengua que se habla en esta Provincia es la aymará de una gutura-
cion mui aspera. Muchos indios del pueblo de Juli entienden y hablan l'i cas-
tellano. y si los curas se dedicaran a encefiar este a los indios en la continua
comunicacion que con ellos tienen desde pequeños. seria una obra util a
Dios , al Rey y al estado. pues se conose como de bulto la mayor racion;ilidad
de los que la entienden respecto de los que la ignoran. Como los curas son
lenguaraces y los indios los entienden a e llos y ellos a los indios. han cuidado
mui poco de empei'iarse en encei'iarlos. y pudiera ser providencia acertada
nombrar curas que no supiesen la aymara. para que la necesidad los hiciese.
y a los indios hablaren castellano.
No solo viven los indios en los pueblos·. Son en maior num ero los 'ti /es-
parramados por los campos y estancias. y aun por las cordilleras vienen á ha-
cer una continuada poblacion . c ituando sus ranchos á barias distancias, no
solo en las beinte y cinco leguas norte. sur de la jurisdicción. sino en las
quarenta qu e se extiende Este-Oeste. Y a la verdad que aunque es empresa
ardua y arriesgada. seria mui util la reduccion de todos ellos á pueblos.
[ 136v] Son estos indios (conocidos en lo antiguo con el nombre de Lupacas)
corpulentos y derechos en lo general ; de espíritu altivo y orgulloso; forsudos
y feroces como lo acaban de acreditar en la rebelion de los Cataris. á cui par-
tido se alistaron, y tamvien ya reconquistados obstentaron su animociclad
peleando a favor del Rey contra los Reveldes collanas y yungas en auxilio de
los espai'ioles.
De lo expuesto hasta aqui en esta descripcion se viene en conocim ien-
to de que si se lograre la recluccion de los indios á pueblos /y/ se trabajase
con cuidado en su eclucacion. se fomentasen las labores de las minas, se
exforsase el cultivo ele las tierras ; se cuidase la cria ele ganados; se atendiese a
las fabricas de lanas y se agitase y puciese en planta la navegacion ele la gran
laguna. floreciera la Provincia de Chucuito en un comercio activo sin compa-
racion mucho mas bentajoso que el que gira en el dia: se civilisarian los
indios ; abandonarían los errores y superticiones [137r] en que oy se hallan
embueltos; tomarían con el trato y mutuos enlaces amor al espai'iol; serian
utiles al Rey. al estado y a ellos mismos; servirían á Dios con conocimiento
de su divinidad y poder. y temerían su enojo y castigos. Provincia de Chu-
cuito y octubre 6 de 1782.

636 Revista Andina, año 2

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