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El caso de Ecuador*
Alfredo Torero
Hace medio milenio , la irrupción española en América quebró proce-
sos de integración que avanzaban en gran parte del Nuevo Mundo.
Los mecanismos de esta integración eran básicamente dos: el estable-
cimiento de entidades políticas en expansión y un creciente comercio inten-
sivo a grandes distancias.
Los testimonios escritos referentes a la existencia y el funcionamien-
to del primer mecanismo , los reinos e imperios, son abundantes porque sobre
esas entidades se lanzaron con avidez las huestes españolas para apropiarse de
las riquezas acumuladas y porque la Corona española intentó prontamente
aprehender para sí los aparatos políticos indígenas.
De la existencia y el funcionamiento del comercio lejano han queda-
do, en cambio, reducidos testimonios escritos, particularmente en lo que se
refiere al área andina sudamericana, en la que incidirá la presente exposición.
(*) El presente trabajo, entre otra;, ha sido posible gracias a una beca de investigación
otorgada al autor durante el año de 1983 por la Organización Holandesa para el Fo-
mento de la Investigación Científica Pura (Z.W.O.).
El autor agradece igualmente al doctor Willem Adelaar, de la Universidad de Leiden,
por el permanente estímulo y la eficaz y cordial asistencia que le ha brindado durante
las labores de investigación en Holanda.
El Quechua en Ecuador
como de los particulares provechos dellos" ( Cieza, op. cit.: cap. XL V).
En el extremo norte de la sierra ecuatoriana (actuales provincias de
Imbabura y Carchi) y en la sierra sur de Colombia (actual departamento de
Nariño), antiguo territorio de los pastos -comarcas no tocadas o apenas to-
cadas por el Imperio Inca en sus años finales-, el quechua era utilizado casi
únicamente por los mercaderes, a estar por una relación de 1541 según la
cual los nativos de la Doctrina de Pinampiro (hoy en lmbabura) no acudían
a la ciudad de Pasto "sino con algunos mercaderes que son ladinos en la len-
gua general del Inga, y éstos van a sus rescates y granjerías" (Relaciones Geo-
gráficas de Indias, 1965: t. III, 252).
Para el importante territorio de los Quijos, en el área nororiental
ecuatoriana, de selva alta, las informaciones iniciales referentes al uso del
quechua son escasas e imprecisas. En 1563, un hijo de Atahuallpa, Felipe
Inga, y un cacique quijo hicieron de intérpretes en la zona ante otros caci-
ques congregados con ocasión de la fundación de la ciudad de Nuestra Seño-
ra, más tarde Sevilla del Oro (Relaciones Geográficas de Indias, 1965: t. IV,
181 ). Se comprende que una de las lenguas empleadas en la intermediación
fue la quechua, dada la presencia de un hijo de Atahuallpa, indudablemente
"ladino" en castellano y quechua general. Quizá en esas comarcas el conoci-
miento del quechua estuvo circunscrito al nivel de los caciques, las gentes
con poder local. Varios decenios más tarde, en 1608, se lo halla más difundi-
do, al decir del conde de Lemus: "corre en esta provincia [Quijos] la lengua
general del Inga, y háblanse otras diferentes y maternas" (Relaciones Geográ-
ficas de Indias, 1965: t. l. 78). Han tratado más detenidamente este tema
Udo Oberem en una monografía sobre los Quijos (Oberem, 1971) y Roswith
Hartmann en un estudio referido al problema del quechuismo preincaico en
el Ecuador (Hartmann, 1979).
Ninguna de estas informaciones, sin embargo, da luz acerca del dia-
lecto, o los dialectos, del quechua que se manejaban a la sazón en el Ecuador,
ni qué debe entenderse allí por "lengua general del Inga". Cieza de León (op.
cit., cap. XXXIX) hace un descarte del quechua IIC cuando consigna que, a
raíz de la matanza de los adultos que Huayna Cápac realizó entre los otavalos
y carangues, éstos eran llamados guamaracona [/wamrakuna/] "muchachos";
la forma IIC correspondiente es /warmakuna/. Desconocemos, no obstante,
la fuente lingüística del cronista.
Los españoles capturaron también a quechuahablantes sobre el mar
cerca de las costas ecuatorianas: de la llamada "balsa de tumbecinos" extra-
jeron, en 1527, a tres mercaderes-navegantes que hablaban la lengua general.
Uno de éstos, Felipillo, habría de hacerse célebre por su papel de intérprete
en la "entrevista" de Francisco Pizarro y el Inca Atahuallpa en la plaza de
Cajamarca. Se ha asignado a Felipillo diversas naciones y patrias -cosa nada
extraña tratándose de un mercader: tallán de Pohechos (en el río Chira, costa
extremo norte peruana), punaeño (de la isla Puná) o, genéricamente, huanca-
vilca (de los términos de Guayaquil). Garcilaso de la Vega lo dice de Puná,
mientras que Guarnan Poma insiste en llamarlo Felipe guancavilca y lo dibuja
con nariguera en una de sus láminas (Guarnan Poma, [¿1614?] 1936: 380,
384, 385).
Es justamente a raíz de la intervención de Felipillo en los sucesos de
Cajamarca que se tiene una referencia confiable respecto de las hablas septen-
trionales del Imperio: el cronista Garcilaso de la Vega -a cuyo sentimiento
idiomático débese otorgar crédito por tratarse de un príncipe cusqueño-
afirma que en aquella ocasión Atahuallpa se expresó "en el lenguaje de Chin-
chaysuyu , el cual entendía mejor el faraute [intérprete], por ser más común
en aquellas provincias que no el del Cuzco" (Historia General del Perú; Libro
primero, cap. XXV).
Ahora bien, aunque queda claro que el mercader "huancavilca" y el
Inca "quiteño" manejaban el lenguaje de Chinchaysuyu (quechua IIB), la
expresión "aquellas provincias" es todavía imprecisa.
Débese examinar, por esto, qué habría podido suceder en el escena-
rio lingüístico ecuatoriano con la ocupación incaica y si ésta pudo introducir
en el área (en los apenas 50 ó 60 años de su duración) el quechua o, más es-
pecíficamente, el dialecto quechua IIB que, con variaciones locales, se habla
actualmente en el Ecuador y en el curso alto del río Putumayo, en Colombia.
Para esto, es preciso , como cuestión previa, determinar qué aportes
idiomáticos (quechuas o no) pudieron realizar los incas en las regiones sep-
tentrionales mediante sus ejércitos y guarniciones o sus mitmas.
Tal diligencia lleva fundamentalmente a mirar el panorama lingüísti-
co prevaleciente en los territorios surandinos ganados por el Imperio en la fa-
se de su primera expansión , dentro de los cuales se mantuvo y consolidó
durante los treinta a cuarenta años iniciales, antes que Túpac Yupanqui lleva-
ra sus ejércitos por el sur hasta Chile y por el norte hasta Ecuador. Integra-
ban el Imperio del Cusco en ese primer período: el Altiplano collavino hacia
el sureste, el Condesuyo hacia el suroeste, el Andesuyo (nunca poblacional-
mente importante) hacia el este y el noreste, y las antiguas comarcas de las
naciones quechuas, aymaraes, soras, lucanas y chancas (actuales departamen-
tos peruanos de Apurímac y Ayacucho) hacia el oeste.
Ahora bien, las referencias a idiomas en esa área, contenidas en los
documentos del siglo XVI -tardíos por lo tanto en más o menos un siglo-
(véase Torero, 1970: 238 - 243), muestran un aplastante predominio del ay-
mara en la masa de las poblaciones que, de acuerdo con la racionalidad eco-
nómica inca, eran susceptibles de suministrar soldados a los ejércitos y exce-
dentes demográficos por trasladar; y de cuya lealtad (encuadramiento efi-
caz) podían estar seguros los señores del Cusco. Tal predominio, que sin duda
era mucho más acentuado a mediados del siglo XV, explica asimismo por qué
el aymara fue la "lengua oficial" del l.mperio hasta el final del reinado de Tú-
pac Yupanqui.
Según las noticias del siglo XVI, en el Altiplano collavino el aymara
continuaba expandiéndose vigorosamente en desmedro de otros idiomas que
lo habían precedido en la región: el puquina y el uruquilla. En Condesuyo,
los collaguas, que estaban adoptando el quechua pero tenían por lengua pro-
pia el aymara, ocupaban plenamente las vertientes altas de la Cordillera Occi-
dental y presionaban sobre otros pueblos de idiomas distintos: los de Pincho-
llo, Calo y Tapay, donde hablaba "cada pueblo diferente del otro, muy bár-
bara" (posiblemente, por la ubicación geográfica, relictos de la antigua len-
gua puquina), y los cabanaconde, que empleaban "la lengua general del
Cuzco corruta y muy avillanada" y, además, en algunos sitios de su comarca,
·"otra lengua incógnita y para ellos solos" (tal vez igualmente un dialecto pu-
quina en el último caso y, en el primero, una suerte de "compromiso" entre
pu quina y quechua chínchay, comparable con el del habla de los herbolarios
callahuaya en Bolivia) (véase Relaciones Geográficas de Indias, 1965: t. II,
328 - 329). Al occidente del Cusco, desde las cuencas de los ríos Pampas y
Soras hasta la capital imperial, y en las propias vecindades de ésta, el aymara
conservaba todavía una fuerte vigencia, si bien en algunos lugares había cedi-
do el terreno al quechua chínchay (indudablemente IIC) o se había estable-
cido una situación de bilingüismo quechua-aymara en grado y magnitud difí-
cilmente determinables a partir de las afirmaciones genéricas e imprecisas de
las fuentes de información.
En cambio, como se ha visto, el quechua IIC se hallaba sólidamente
implantado sobre ambas vertientes de la Cordillera Occidental en el suroeste
del departamento de Ayacucho, territorio de los lucanas (laramates y anta-
marcas), quizá por irradiación desde los valles costeños de Nasca.
Túpac Yupanqui, por lo tanto, llevó a la conquista y pacificación del
Ecuador, como soldados y mitmas, mayoritariamente a aymarahablantes y a
quechuahablantes de zonas aún incipientemente ganadas al aymara, y sólo
secundariamente a usuarios plenos de quechua llC o de puquina. Su sucesor,
Huayna Cápac, heredero de un imperio más amplio y con un control ya sufi-
ciente de los nuevos pueblos conquistados por Túpac Yupanqui, movilizó a
su vez para los mismos fines no sólo a las gentes surandinas, sino igualmente
a poblaciones de la sierra central peruana, hablantes de quechua I, y sobre
todo de la sierra norte, hablantes de quechua IIA, culle y otros idiomas no
conocidos. No se tomó a estos efectos a pobladores de los valles costeños,
pescadores o agricultores, con excepción probablemente de grupos de artífi-
ces en oficios requeridos por las casas reales.
Al derrumbarse el Imperio cusqueño, permanecieron en el Ecuador
no sólo la mayoría de los muchos grupos de mitmas extranjeros al área, que
habían recibido allí campos de cultivo, sino también un número posiblemen-
te alto de los soldados traídos desde sus lejanas patrias para constituir las
guarniciones pacificadoras o para participar en la campaña contra los pastos
que había empezado a desarrollar Huayna Cápac. Destruida la maquinaria
administrativo-militar inca, el camino del retorno era sin duda más difícil, si
no imposible, para aquellos cuyos pueblos de origen se hallaban en el distan-
te sur andino.
Dado que los ejércitos incaicos estaban constituidos por "naciones",
no es improbable que las huestes abandonadas a su suerte se agrupasen bajo
(1) La relación entre el quechua y el aru está siendo objeto de estudio por parte del
doctor Willem Adelaar, de la Universidad de Leiden, y el autor de esta exposición.
Teniendo como punto de partida metodológico el no parentesco de estas familias
lingüísticas, se trata de determinar los modos y tiempos de interpenetración de am-
bas, expresada en sus distintas lenguas sobrevivientes o atestiguadas, así como de
deslindar los fondos idiomáticos "originales" y, a la par, la dirección de los "prés-
tamos". En cuanto al emparentamiento -propuesto por Morris Swadesh- del que-
chua y el aru con el tarasco, lengua aislada de México, W. Adelaar considera útil
ahondar en la comparación entre tarasco y aru, descartado en esta instancia el
quechua.
(2) Se ha utilizado el método de glotocronología léxico estadística a fin de determinar
aproximadamente las épocas en que ocurrieron la expansión primera del quechua y
sus subsiguientes extensiones (Torero, 1970). Por definición, los fechados resultan- ...
tes de la aplicación de este método están en función no solamente del tiempo efec-
tivo de la expansión, sino del mantenimiento, o el restablecimiento ulterior, de con-
tactos entre los dialectos o lenguas emparentados, contactos que, según su intensi-
dad, frenan o atenúan la diferenciación lingüística. Para el conjunto de los dialectos
quechuas, las mayores profundidades temporales se obtienen de la comparación
tanto de hablas norteñas de quechua I con hablas de quechua IIB - C cuanto de las
hablas de quechua IIA norteñas con el dialecto argentino de Santiago del Estero. El
fechado más alto lo suministran los cotejos de Chiquián (Q.I) con Lamas (Q.IIB) y
de Incahuasi (Q.IIA) con Santiago del Estero (Q.IIC) : 10.8 siglos de divergencia
mínima a descontar de 1970; o sea, una separación que se fija como mínimo hacia
el 890 de nuestra era. Puesto que el fechado Incahu~-Santiago del Estero incumbe
a dialectos quechua 11, debe estimarse que la extensión primera del quechua se pro-
dujo en un período en varios siglos anterior, lo suficientemente largo como para que
se generaran los rasgos diferenciales (básicamente gramaticales) que escindieron al
protoidioma en I y II. El hecho de que los tiempos glotocronológicos provistos por
los dialectos quechua I tanto al interior de su grupo cuanto con el grupo quechua
II sean menores de los esperables, se explica por ser el área de quechua I geográfi-
camente compacta, continua y relativamente poco extensa, y por haber colindado
con la de quechua II y haber estado sometida a varias extensiones de dialectos de
este último grupo en diversas épocas.
La asignación a la costa y la sierra centrales del Perú del área de la primera expan-
sión del quechua se fundamenta en : a) la mayor diversidad dialectal en ella; b) la
prefiguración, con estas variedades centrales, de las demás formas dialectales exter-
nas al área; c) el no señalamiento de algún idioma no quechua en el centro de esta
área: la costa norcentral (valles de Pativilca-Huaura-Chancay) y su serranía inmedia-
ta, y sí en sus márgenes: lenguas arus, amueixa, cholón, culle, quingnam, mochica.
Dado que el área ganada por la primera expansión habría resultado bastante homo-
génea, la determinación de su foco inicial sólo puede hacerse de manera probable
considerando los focos de los principales cambios ulteriores como si hubiesen esta-
do actuando igualmente en la época de la expansión original, justamente para pro-
ducirla. Se halla así que importantes innovaciones en quechua 1, como */s/> /h/ o
cero (posiblemente la más antigua en la fonología del quechua) y la despalataliza-
ción de */t/, */ñ/ y •/e/, presentan isoglosas que apuntan hacia la costa norcentral
(los valles arriba indicados, de los que no ha quedado registro de lengua). Por lo de-
más, las posteriores extensiones sucesivas del protoquechua II y del proto IIB-C
muestran la fuena expansiva de las expresiones lingüísticas costeñas. Al parecer,
el foco emisor más vigoroso se fue desplazando de norte a sur: valles de Pativilca-
Huaura-Chancay en los cinco primeros siglos de nuestra era, valles de Lima entre los
años 500 a 1,000 y valles de Chincha-Ica-Nasca después del año mil.
(3) Véase Torero 1974 para el examen de las diversas formas de complementación eco-
nómica desplegadas por las sociedades andinas prehispánicas en los diferentes perío-
dos de su desarrollo. John Murra ha puesto énfasis en una de estas formas, la de una
economía autosuficiente lograda a través del "control vertical de un máximo de
pisos ecológicos" por una misma sociedad, poseedora de un núcleo de asentamiento
principal y de "islas" periféricas -situadas en zonas vecinas, pero a distancias varia-
bles del núcleo- que la proveían de recursos inexistentes en el asentamiento princi-
pal (Murra, 197 5: 59 - 115 ). Los cinco casos que Murra examina se refieren al pe-
ríodo 1460-1560 y, por lo tanto, a situaciones creadas y/o sostenidas gracias al
poder suprarregional del Imperio Incaico. El autor, sin embargo, postula este mode-
lo (sus "archipiélagos verticales") como de aplicación muy extendida, antigua y
estable en los Andes, al margen de conflictos bélicos y transitorias coyunturas polí-
ticas; lo cual está en contradicción con la mejor muestra que poseemos de la vida
social prehispánica: las tradiciones de Huarochirí relatadas en quechua por los pro-
pios nativos a fines del siglo XVI o primeros años del siglo XVII (véase Taylor,
1980), y en contradicción también con los innumerables juicios sobre tierras soste-
nidos por indígenas en los primeros tiempos coloniales. La complementación de
recursos diferentes obtenibles de zonas relativamente próximas -y el consiguiente
intercambio de experiencias disímiles- fue un uso que aceleró el desarrollo cultural
andino en el período formativo temprano, pero que no pudo cumplir un papel en el
gran progreso civilizatorio ulterior. Con mucho menor razón habrían podido cum-
plirlo autarquías locales o subregionales acordes con el modelo de "archipiélagos
verticales". Por medio de sólo "economías verticales", fuese cual fuere el modo de
realizarlas, el mundo andino jamás habría alcanzado los niveles de desarrollo urba-
no, que implicaron una intensa y abierta relación multirregional.
( 4) Se transcribe de la Relación Sámano-Xerez los párrafos que interesan aquí:
" ... tomaron un navio en que venían asta veynte hombres en que se echaron
al agua los onze dellos y tomados los otros dexo ensy el piloto tres dellos y
losotros hecholos asy mismo en tierra para que fuesen y estos tres que queda-
ron para lenguas hizoles muy buen tratamiento y truxolos consigo.
"e!j.te navio que digo que tomo tenya parecer de cavida de asta treynta tone-
lesL *] hera hecho por el plan e quilla de unas cañas tan gruesas como postes
ligados con sogas de uno que dizen henequen que es como cañamo y los altos
de otras cañas mas delgadas ligadas con las dichas sogas a do venían sus per-
sonas y la mercaduria en henxuto porque lo baxo se ba_gnabatraye sus maste-
les y antenas de muy fina madera y velas de algodón del mismo talle de mane-
ra que los nuestros y muy buena xar9ia del dicho henequen que digo que es
como cañamo e unas potalas por anclas a manera de muela de 1:iarvero.
"trayan muchas pie9as de plata y de oro para el adorno de sus personas para
hacer rescate con aquellas con quyen yban a contratar en que yntervenyan
coronas y dyademas y cintos y punetes y armaduras como de piernas y petos
y tene9uelas y cascaveles y sartas y ma9os de g_uentas y rosecleres y espeios
guarnecidos de ladicha plata y ta~as y otras vasijas para veber trayan muchas
mantas de lana y algodón y camisas y aljulas y alcaceres y alaremes y otrllS
muchas ropas todo los más dello muy labrado de labores muy ricas, de colores
ANEXO
Se ha procedido a la comparación de las raices cognadas que contienen conso-
nante glotalizada o aspirada en el habla cusqueña y consonante aspirada (o fricativa co-
rrespondiente) en las hablas interandinas de Ecuador. Se tuvo en cuenta únicamente lapo-
sición inicial de palabro porque sólo alli se dan las aspiradas en Ecuador y porque glotali·
zadas y aspiradas del cusqueño son más productivas en esa posición. Su utilizó el Diccio-
nario Quechua Cuzco-Collao de Antonio Cusihuamán ( 19 76) paro el dialecto cusqueño, y
el Diccionario Español-Quichua, Quichua-Español de Louisa R. Stark y Pieter C. Muysken
(19 77) para los subdialectós interandinos ecuatorianos. Complementariamente, se recu-
rrió a otros léxicos, en particular para fines de confrontación con el subdialecto ecuatoria·
no oriental y los dialectos peruanos no cusqueños. Las fuentes ecuatorianas, en todo caso.
se muestran bastante menos provistas todavía para un cotejo equitativo y seguro que re-
querida de vocabularios locales más detallados y de información fonológica y gramatical
suficiente.
Las consonantes aspiradas de las hablas interandinas son oclusivas de los órdenes
labial, dental y velar (/p"/, /t"/, /k"/) . En todas las variedades ecuatorianas /k/ y /q/
(uvular) protoquechuas confluyen en articulación velar. En cuanto a aspiración de africa-
da palatal, el vocabulario de Stark-Muysken sólo reseña tres casos no enteramente convin ·
centes. Toda el área quechua ecuatoriana (interandina u oriental), tiene, con seguridad
desde tiempos prequechuas, una africada dentoalveolar (/ts/) o su correspondiente desafri·
cado [s] o Lz l que nunca se aspira.
Ahora bien, las hablas interandinas reaccionan diferentemente a la aspiración
consonántica. En Saraguro (norte de la meridional provincia de Loja), el fenómeno es casi
nulo y quizá no existe realmente. En llumán (provincia de lmbabura, norte de Ecuador)
se responde a (p "] y [k "] de otras hablas interondinas con las fricativas [r] y [x] y con el
rechazo a la aspiración de cualquier consonante, indudablemente por condicionamientos
de sustrato prequechua. Cosa similar ocurre, algo más al surf en la variedad de Zámbiza
(provincia de Pichincha), que igualmente emplea [x] y no Lk "] y únicamente acepta la
aspiración en (p "l Son las provincias centrales (Cotopaxi, Tunguragua, Chimborazo y
Bolívar, y secundariamente Cañar y Azuay) las que muestran el número más elevado de
aspiradas en rat'ces quechuas, fenómeno que se debe posiblemente a que las lenguas pre-
quechuas de esta subregión pose1'an por si mismas el rasgo de aspiración de oclusivas.
Todos los dialectos ecuatorianos que poseen oclusivas aspiradas (o fricativas co-
rrespondientes) presentan en buen número de casos las mismas raíces con y sin aspirada,
empleándolas directamente como dobletes o en formas derivadas.
Consideradas globalmente las aspiradas (o fricativas correspondientes) del diccio-
nario Stark-Muysken, se advierte, en el cotejo de cognadas con el diccionario de Cusihua-
mán,que:
a) solamente 32 glotalizadas o aspiradas cusqueñas corresponden a aspiradas o a
/ts/ (cinco casos, todos relacionados con /e'/ cusqueña). En cambio, 43 glotali-
zadas y aspiradas del Cusco -un número mayor- se presentan sin aspiración.
Esto es, únicamente 42. 60/0 de glotalizadas y aspiradas cusqueñas hallan corres-
pondencia en aspiradas o /ts/ ecuatorianas. De otro lado, las hablas interondinas
exhiben con aspiradas 25 raíces que sóio tienen consonantes llanas en cusqueño
o en los demás dialectos peruanos. La cifra de casos en común se reduce asi a
32.0o/o. Se ha incluido en el cómputo a /ts/ en inicial de palabro porque, aparte
de aparecer en vocablos no evidentemente quechuas o de corresponder en tres
ocurrencias a /él de raíces quechuas, muestra en los cinco casos ya aludidos co-
rrespondencia con /e'/ de Cusca.
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No . 2, diciembre 1984
c. E. R. A. BARf(Jr.n~,- :-~ : ·391•
·- ,.~.,
.~..
11' 111. .\
Hartmann (1979), que la difusión del que-
chua por tales regiones se produjo en plena Xavier Albó
e~apa colonial. De hecho, por lo que se re- Casilla 283
fiere al quechua de Lamas (San Martín ) . el La Paz . Bolil'ia
trabajo de Barbira ( 1979) demuestra que su
introducción y difusión fue producto de la Leer nuevos artículos de Torero siempre
obra misionera jesuítica restándole valor es gratificante por sus nuevos datos y por la
histórico a la leyenda de ' un posible origen forma en que combina la información de
chanca. En tal sentido, creemos que la labor d_iversas disciplinas en este complicado labe-
misionera cumplió un rol importante en la nnto que es la sociolingüística etnohistóri-
difu~ón de la lengua en el oriente (pero ca. Al no se'. yo es~ecialista ni en la región,
también en Santiago del Estero) a través hoy ecuatoriana , m en las dimensiones et-
de su empleo como "lingua franJa" en las nohistóricas de las disciplinas involucradas
r~ducciones, primeramente jesuíticas y fran- el alcance de mis comentarios es necesaria:
ciscanas después. Por lo demás como lo se- mente limitado y periférico .
ñala Mercier (1983), al meno~ las varieda-
des del Napo peruano, del Tigre y del Pas- l . Sobre las relaciones quechua/aymara y
taza parecen ser de procedencia ecuatoria- la primera evolución.
na relativamente reciente . El carácter con-
servador de la variedad del Pastaza podría Empiezo con dos notitas de detalle. Pri-
explicarse , como Jo sugiere Taylor (1981) , mero , en cuanto al uso de la glotocronolo-
como res~ltado de una influencia norpe- gía, que en artículos anteriores Torero co-
mo su colega Parker, parecía tomar d;ma-
~~na. Incidentalmente, entre los rasgos ti- siado
pificadores del QIIB, Torero le atribuye al en serio. Me alegra ver que en la nota
ecuatoriano l! ausencia del modo sorpresi- dos del presente estudio ahora tiende a re-
vo -ska <*-sqa y, de otro lado, al ferreña- lativizar más las fechas absolutas derivadas
fano la del cambio morfofonémico de u en de este tipo de cálculos, limitándose a seña-
a; ambos datos son incorrectos ( cf. Muys- lar momentos anteriores y posteriores. El
ken 1977 : 5 8-<iO y Taylor 1982, respecti- . ritmo e intensidades de los intercambios
vamente) . sociales, de los que tanto dependen las evo-
En suma, el trabajo de Torero ofrece a I1:1ciones y fijaciones lingüísticas (por géne-
nuestro juicio, un cuadro mucho más cohe- sis o por contactos), no son fijos. Por lo
rente de la historia ekterna del quechua. mismo, es improbable que por estadísticas
Queda demostrada de modo prácticamente léxicas lleguemos alguna vez a precisiones
concluyente la existencia de un "quechuis- comparables a las del C 14.
mo preincaico" en el Ecuador. No es con- La segunda nota se refiere a los nombres
vin~~nte, sin embargo, la hipótesis de la di- dados a las familias idiomáticas implicadas.
fusion premca de la lengua en el oriente Ya se ha generalizado el uso de aru ( o pro-
tanto peruano como colombo-ecuatoriano. to-aru) para el primer grupo implicado. Lo
Por lo demás, quisiéramos concluir esta no- lógico sería que el otro grupo se llamara
ta con una anécdota. Curiosamente, tanto simi (o proto-simi) para mantener el para-
Parker como Torero incursionaron simultá- lelo entre los usos precoloniales de jaqi
neamente en la andinística y, tras una dé- aru = runa simi = "lengua humana" . O tal
cada de producción fructífera y brillante vez el primer grupo sería jaqi y el segundo
ambos hacían un alto en la jornada (Tore: runa! de acuerdo al extendido uso que de-
ro~~ _1 974 y Parker en 1976), al parecer nomina al propio grupo étnico según el vo-
definitivo en el caso del primero. Luego de cablo con que éste designa a la "gente" o
diez años de espera, debemos saludar la "persona humana" . Pero aquí respetaré el
aparición del trabajo que comentamos, uso de Torero , que contrasta lo aru con lo
pues ello da testimonio de la renovada e quechua (o quichua, más precisamente ,
indeclinable preocupación del autor por sobre todo para el caso ecuatoriano).
temas que fueron inaugurados por él mis- E!1 la vi~ja controversia sobre el origen
mo en su afán por contribuir al esclareci- c_o mun o diverso de estas familias lingüís-
miento del pasado andino. ticas, Torero se inclina por la segunda tesis,
pero con una sana cautela. Afirma que las
dos familias son "no obviamente emparen- menores escalas. Si al nivel étnico su expre-
tadas" (en vez de decir "obviamente no sión es una tupida red de interdigitaciones,
emparentadas") y utiliza su diverso origen su correlato lingüístico implicará también
"como punto de partida metodológico". intensos y complejos contactos entre
Comparto su postura y espero qUt' los idiomas.
anunciados estudios del autor y Adelaar
sobre el tema nos arrojen nueva luz. Para
completar los argumentos ya esgrimidos 2. Las redes de mercado como difusoras
por Martha Hardman a favor del no paren- lingüisticas.
tesco, creo que necesitamos una evidencia La hipótesis central de Torero parece
más detallada sobre todo en cuanto a las ciertamente muy plausible. Con razón
posibles relaciones entre el aru y el que- Roswith Hartmann la prefiere frente a la de
chua I (QI), no olvidando la información Louisa Stark, quien suponía que los oríge-
de tipo gramatical. En estas variantes de nes del quechua estaban en el Oriente ecua-
apariencia más antigua dentro del quechua toriano . En los fenómenos sociolingüísticos
hay rasgos, como el alargamiento vocálico contemporáneos es evidente que el idioma
con funciones gramaticales o el uso de cier- del comercio tiene un mayor status y de es-
tos infijos para el plural , que lo acercan a ta forma tiende a difundirse. Así sucede,
las lenguas aru. Para poder sacar conclusio- por ejemplo, en la expansión del aymara
nes más profundas acerca de una vincula- sobre el quechua en su actual frontera NE
ción por evolución genética o por simple y en su contracción ante el mismo idioma
contacto, es preciso también que compren- en el E y SE. Los rasgos de "lingua franca" ,
damos mejor los mecanismos por los que con aligeramiento de la estructura morfose-
este tipo de lenguas juegan con la transfor- mántica , correctamente señalados por
mación de radicales en sufijos, incluyendo Torero en el quichua ecuatoriano , encajan
la modificación o eliminación de vocales. perfectamente con esta hipótesis. A todo
Pienso, por ejemplo, en la sugerente rela- ello se suman los datos etnohistóricos de
ción entre el radical ka- ("ser , estar" del Rostworowski y Salomon c¡ue señalan la
quechua) y el continuativo -k-, que ocu- importancia de los mercados en la región
rre tanto en aru como en quechua. Este estudiada . Sin embargo, es necesario man-
tipo de análisis debe completar la informa- tener dentro de este enfoque diversos ma-
ción más utilizada, basada en inventarios tices ya señalados por Hartmann en su im-
comparativos de fonemas, morfemas o portante artículo de 1979: este QIIB o
radicales . chínchay sólo se esparce superficialmente ,
Sea cual fuere el resultado de este cote- sin sustituir un gran número de lenguas
jo lingüístico, en las dimensiones no lin- locales que persisten hasta relativamente
güísticas de la investigación hay también tarde ya en la época colonial. La vincula-
un aspecto que encuentro poco desarrolla- ción de esta expansión comercial con Pa-
do en Torero. Para establecer las redes de chacámac permanece al nivel hipotético.
contactos sociales que explican las concen- Quedan otras preguntas de potencial
traciones y evoluciones del mapa lingü ísti- interés . Por ejemplo , diversos autores, so-
co, Torero privilegia las expansiones comer- bre todo Salomon, han identificado a los
ciales y , donde sea aplicable, también los mercaderes de los valles interandinos ecua-
movimientos de conquista o al menos hege- torianos como los mindalá, especialmente
monía digamos política . Correcto. Pero fuertes en la región norte. Este nombre
echo de menos la consideración de este fe- proviene con toda probabilidad de una len-
nómeno tan típico de los Andes, sobre to- gua no quichua, lo cual parecería reflejar ·
do centrales y meridionales (y citado por una red de mercaderes de otro origen. ¿Por
Salomon también en el sur del Ecuador) , qué su lengua no se habría expandido si-
conocido como el sistema de archipiélagos quiera por el norte de una manera semejan-
o el control vertical de varios pisos ecológi- te a la que Torero postula para el QIIB des-
cos. Es probable que esta forma de control de el sur? Tal vez sí había ocurrido tal ex-
del retorcido paisaje andino tenga raíces pansión, pero ésta nos habría quedado
muy anteriores al Tawantinsuyu, aunque a ofuscada por el impacto posterior y defini-
que es el que nos interesa puesto que los bles con el quichua ecuatoriano. Con res-
dialectos ecuatorianos se derivarían de él, pecto a los .datos de Sto. Tomás, creo que
se dilató por la costa peruana . Por el siglo hay que considerar los "filtros" que impli-
VIII, según Torero, un deterioro ecológico caban la transcripción del autor y he mos-
interrumpió de algún modo los contactos trado que existen diferencias entre el dia-
comerciales entre sierra y costa; este acon- lecto descrito en 1560 y el "quiteño" (en
tecimiento fue seguido del auge de Pacha- un sentido lato, es decir, el "ecuatoriano"
camac y la subsecuente presencia inca en de Torero). Como sea, el argumento de To-
las ciudades costeñas, incluso en las costas rero permitiría inferir de algún modo que
ecuatorianas. el quichua se expandió por la vía nor-orien-
En este mismo siglo VIII( el Proto QII se tal peruana hacia el sur-oriente ecuatoriano.
bifurcó en el Proto QUA sierra norte del Sin que eso deje de ser probable, opino que
Perú) y el Proto QIIBC (sur, costa),. arrin- ese contacto debió de ser del año 1,000 d.
conando a las lenguas aru. Adicionalmente, de C. en adelante, ya que las culturas regio-
el QIIB, según Torero, de una estructura nales sur-amazónicas del Ecuador sólo se
sintáctica más simplificada, se expandió al consolidan y establecen contactos intensos
actual Ecuador. Este quichua o quichua con la sierra por dicha época. Por otro lado,
Chincha fue la lengua de los mercaderes, las importantes culturas centro y sur serra-
sobre todo de los Chincha. ¿Qué ocurrió en na~, que habían desarrollado notablemente
el actual territorio ecuatoriano? sus fuerzas productivas y sus sistemas polí-
Por un lado, en lo que hoy son las pro- ticos, tenían, en términos comparativos,
vincias de El Oro, Guayas y Los Ríos, se mayores posibilidades que las culturas ama-
desarrolló la cultura Milagro-Quevedo (800 zónicas de establecer contactos de carácter
d. de C.), donde se han encontrado las lla- comercial, político o religioso con el sur.
madas hachas-moneda, y la cultura Manta En todo caso, parece evidente que la
intensificaba sus contactos con Chincha y avanzada del quichua sureño por la amazo-
Chanchán en el Perú, al mismo tiempo que nía ecuatoriana llegó hasta Quijos, mientras
se confederaba con los huancavilcas (zona que los dialectos quichuas del norte y cen-
de Guayaquil). La cultura Atacames (norte tro de la sierra influyeron en el quichua del
de Esmeraldas) se afirmaba y en la sierra Coca y el Napo; estos pueblos nor-amazóni-
los Puruhaes (Chimborazo), Cañaris, panza- cos debieron hablar sus propias lenguas y
leos y pal tas, junto con los napo de la ama- ser bilingües con este quichua.
zonia (1100 d. de C. - 1.400 d . de C.).
En realidad, todas estas culturas corres- El quichua en el sur amazónico ecuato-
ponden al período de integración (500 d. riano debió de ser una lengua de relaciones
de C. - 1,500 d. de C.), época que abarca- abiertas (comerciales y shamánicas), que no
ría el primer contacto del Q en Ecuador (el impedía que se hablaran lenguas vernácu-
siglo VIII), la conquista inca y la llegada de las, como el mismo Quijo, el Záparo y el
los españoles. Canelo, las dos últimas hasta hace poquísi-
Volviendo a los aspectos lingüísticos: mos años. La expansión del quichua en el
Torero postula que el quichua ecuatoriano- norte de la amazonía más bien corresponde
colombiano, derivado del QIIB, es cercano al período colonial -siglos XVI y XVII- y
al de Chachapoyas y al de Lamas, ambos de respondía a los mismos contactos comer-
la región nor-oriental del Perú, y "afiliable" ciales, shamánicos, de parentesco y , cuando
además al descrito por Domingo de Santo no, causados por la evasión a los tributos.
Tomás (cerca de Lima) y al desaparecido En la tradición oral contemporánea de
de Huarochirí. Añade Torero que de las dos los pueblos quichuas del oriente ecuatoria-
grandes variedades ecuatorianas, el quichua no hay más bien arquetipos míticos de las
interandino y el oriental, este último es más culturas amazónicas, lo cual abonaría en
"cercano" al proto-ecuatoriano. favor del planteamiento de Torero de los
Lamento desconocer de primera mano contactos panregionales, pero al mismo
descripciones fonológicas y sintácticas, así tiempo señalaría una quichuización relati-
como mitos y otros aspectos culturales de vamente tardía.
las hablas de Chachapoyas y Lamas, como En lo que respecta al Q. serrano, pese a
para poder analizar las similitudes proba- la diversidad dialectal, creo que Cañar esta-
ausencia de los Incas no fue factor crucial , mitmaqkuna en el Ecuador fueron los Cha-
sería una fuerte asociación entre zonas de chapoyas. cuyos descendientes -según el
actividad mindalá y zonas de efervescente propio Torero- hablan un Quechua IIB si-
qucchuismo colonial. En particular, la re- milar al ecuatoriano, y los Wayakuntu de la
gión de Pasto se caracterizó por su mucha sierra de Piura. Sabemos que después de
actividad mindalá y, a la vez, por una esca- 1534 los Chacha y Wayakuntu se casaban
sa penetración Inca. El modelo de Torero con aborígenes. No es imposible que el ha-
parece "retrodecir" en semejante caso una bla de los Chacha, por lo menos, haya in-
dinámica popularización del Quechua IIB fluido en la evolución de los dialectos ecua-
colonial. Las evidencias de semejante difu- torianos.
sión popular serían, entre otras , evidencias En fin , me parece plausible que los pue-
de abundantes quechuismos en la antropo- blos ecuatorianos hayan conocido el Que-
nimia colonial y moderna, noticias del Que- chua mediante lazos preincaicos mindalaes,
chua como idioma dominante durante la pero es importante apreciar que general-
colonia temprana. presencia de toponimia mente no se produjo su posterior transfor-
quechua en sitios lejanos del Qhapaq ñan, mación en vernáculo general donde faltó el
etc. La verdad es que faltan por completo factor Tawantinsuyu (costa y litoral ecua-
tales indicios en el cuerpo documental toriano, país Pasto). ¿Qué condiciones den-
pastense. Faltan también en la montaña tro del ex Tawantinsuyu habrán permitido
occidental y en toda la costa, adonde , se que el eventual vernáculo Quechua no fue-
supone, habían llegado los chinchanos. El ra el idioma del Cusco? La adquisición pre-
único caso que muestra más o menos el via del chinchano, sí; pero me parece im-
perfil "retrodicha" es el problemático del prescindible examinar la probable presen-
lngano. cia, en número elevado y en estrecho con-
tacto con la plebe aborigen, de mitmaq y
Los mitmaqkuna: Torero trata con es- otros forasteros hablantes de Quechuas nor-
cepticismo justificado la imagen de los su- peruanos y posiblemente del tipo IIB. Tam-
reños transplantados como difusores del bién hay que estudiar el impacto de los sus-
Quechua cusqueño, pero sin distinguir su- tratos llamados ( quizás injustificadamen-
ficientemente entre las diversas corrientes te) "macro-chibchas", que funcionaban co-
demográficas involt1cradas. Los dos grupos mo idiomas mayoritarios durante todo el
étnicos más universalmente presentes como proceso histórico examinado por Torero.
RESPUESTA
más importantes de producción y consumo
Alfredo Torero de riquezas, y que la hoya del río Guaya-
Calle Alberto Acosta 118 quil debió haber sido la puerta principal del
Vista Alegre movimiento marítimo para la sierra ecuato-
Lima - Perú riana (esto es, para comarcas como la cañar
y puruhá). El énfasis de los comerciantes
Agradezco a Ruth Moya las precisiones del sur no estuvo puesto, pues, en los secto-
acerca del desarrollo cultural ecuatoriano y res orientales amazónicos del actual Ecua-
las sugerencias sobre las formas más detalla- dor. Si he buscado evidencias de presencia
das que pudo adoptar el avance del que- del quechua en los Quijos, lo he hecho en
chua en Ecuador. En cuanto a algunas de relación con actividades de complementa-
sus interpretaciones. debo señalar que he ción económica vía comercio entre las so-
tratado de poner en relieve cómo para el ciedades del litoral y la sierra del propio
comercio del sur, que vehiculaba al que- Ecuador con la de sus márgenes orientales.
chua II B, los objetivos principales por al- Los comerciantes del Perú costeño central
canzar eran las costas y el interior serrano tuvieron indudablemente otras áreas de sel-
del Ecuador, donde se hallaban los focos va más próximas para sus transacciones.
obra anota que las mismas gentes del inca ex tendiendo el IIB en época preincaica
"tenían por conquista sin provecho la inclusive entre pueblos de habla IIA o de
que hacían en la región de los pastos". A idioma cu lle. u otros, con lo cual mitmas
los conquistadores incas les interesaba, como los cajamarcas y huamachucos ha-
en efecto, controlar sociedades produc- brían estado igualmente precondiciona-
toras de un alto excedente -que podían dos para la aceptación del IIB ecuato-
entregar, por lo tanto, fuertes y estables riano .
tributos- y no a aquellos grupos socio- Respecto a la acción misionera, a que
políticamente de débil cohesión, a los aluden Albó y Cerrón, su efecto en el corto
cuales, sin embargo, no desdeñaban los plazo, y aun en el mediano plazo, debe con-
mercaderes , puesto que éstos sí podían siderarse con cautela. Es evidente que un
alcanzar a los jefes de guerra o a los sha- restringido grupo de misioneros no hubiese
manes en sus quehaceres de intercambio. podido imponer una determinada lengua
De cualquier forma, una situación de -la suya propia u otra cualquiera ajena a los
"behetrías" entre los pastos no provee- potenciales catecúmenos-; por ello, el pro-
ría allí el terreno socio-político más fa- cedimiento más socorrido por los españoles
vorable para la consolidación del que- fue acudir a una de las lenguas nativas "ge-
chua como lengua popular en la tempra- nerales" que se encontraba ya implantada
na época colonial. en los grupos etnolingÜísticos abordados
d) Respecto de la carencia de toponimia y (aunque no fuese universalmente usada), o
de datos sobre presencia del quechua en al idioma de grupos foráneos masivamente
el litoral del Guayas o Manta , me parece trasladados, como lo fueron los nativos en
que. siendo el quechua un idioma no lu- parte ya quechuaha hiantes del noroeste ar-
garerio y empleado inicialmente por un gentino llevados temporalme'nte a Santiago
sector limitado de la población como se- del Estero, o los tu pinam bá del litoral bra-
gunda lengua, sus posibilidades de dejar sileño conducidos al Amazonas medio. Sea
huellas de su paso f11 r ron pocas en la pre- como fuere , la catequesis sólo tuvo efecto
conquista española ; lue go de ésta , la rá- lingüístico duradero cuando se insertó en la
pida despoblación del litoral y el tam- organización y el encuadramiento de la ma-
bién rápido paso al empleo del castella- no de obra nativa dentro de la explotación
no por los sobrevivientes dejaron al que- colonial, como bien lo señala José Bessa
chua fuera de toda oportunidad de en- Freire ("Da 'fala boa' ao portugués na Ama-
raizamiento . zonia brasileira", Amerindia, No. 8, pp.
e) Acerca de posibles mitmas de habla IIB 39-83).
en Ecuador , Salomon menciona a hua- A propósito del efecto lingüístico que,
yacondos y chachapoyas. De los prime- como nos observa Albó , pudo haber tenido
ros, pienso , de acuerdo con mis estudios el funcionamiento desde tiempos preincai-
de toponimia , que eran usuarios de que- cos de un sistema de control vertical de va-
chua IIA del tipo "ferreñafano" (Caña- rios pisos ecológicos, con eventuales archi-
ris-Incahuasi) ; y de los segundos , los cha- piélagos multiétnicos , estimo que habría
chapoyas , ya he dicho que probable- sido bastante semejante del ocasionado por
mente el grado de quechuización en sus otras formas de complementación de recur-
tierras de origen, aunque ciertamente de sos diferentes , como el trueque en zonas
IIB , no era quizá más avanzado que el de colindantes o a medianas distancias. El alti-
los pueblos de las comarcas ecuatorianas. plano del Collao y sus flancos hacia la costa
En tales casos, los huayacondos podían y la selva es , en tal sentido, un campo abier-
sin mucha dificultad ir adoptando el IIB to para múltiples investigaciones. La extin-
que se generalizaba en sucio ecuatoria- guida lengua pu quina, por ejemplo, a la que
no, en tanto que los chachas iban a pro- Paul Rivet clasificó erradamente como "ara-
seguir en Ecuador un aprendizaje que la wak", y otro idioma aún sobreviviente rela-
mayor parte habría apenas esbozado en cionado con el puquina , el callahuaya, po-
su propio país. No debe descartarse , de seen ciertamente raíces y rasgos en común
todos modos, que la multidireccionalidad con el conglomerado lingüístico "arawak"
del comercio entre la costa centro-sur que bien pueden ser resultantes de un perío-
peruana y el septentrión hubiese estado do muy antiguo de contactos entre gente
(*) Para la elaboración de este ensayo fue imprescindible el apoyo que recibimos de
FOMCIENCIAS: quede constancia de nuestro agradecimiento. En el Archivo Arzo-
bispal de Lima, contamos en todo momento con la colaboración del Sr. Mario
Ormeño.
la mujer no podía vivir sola e inde- divorcios siguió una marcha parale-
pendiente como el marido. El desti- la, pero en adelante se separa y se
no de las divorciadas era volver a la entabla un contrapunto por el cual
familia paterna o recluirse en algún descenso de litigios equivaldría casi a
monasterio como los de la Encarna- incremento de divorcios. Desde 1796,
ción, Amparadas o Copacabana, don- más de 500/0 de los expedientes
de recibían una corta pensión para estuvieron clasificados bajo el rubro
su mantención. Este destino era la divorcios(S ).
resultante de una ideología que veía Parece ser, entonces, que a medi-
en la mujer la encarnación del peca- da que transcurría el tránsito entre la
do y el mal, razón por la cual debía colonia y la república, los conflictos
estar siempre vigilada y controlada, y matrimoniales fueron en ascenso.
de una estructura económica y social Hay un paralelismo (no queremos su-
que la colocaba en una postura de- gerir necesariamente un esquema
pendiente y precaria. El sistema jurí- causa-consecuencia) entre la situa-
dico eclesial refrendaba esta situa- ción de la familia y las crisis que en
ción, caracterizada por una total he- la época asolaron Lima. El deterioro
gemonía masculina y patriarcal, de- de la vida afectó los hogares y su co-
jando pocos resquicios para las rei- tidianidad. Esto ocurrió, evidente-
vindicaciones femeninas. No obstan- mente, de manera desigual. Cabría,
te, éstas fueron planteadas. entonces, preguntarse por el perfil
Entre 17 60 y 181 O, los tres tipos social de los litigantes. ¿Quiénes
de conflictos matrimoniales que he- eran? La pregunta, aparentemente,
mos reseñado -litigios, nulidades y sería de fácil respuesta por cuanto
divorcios- tendieron a aumentar. De iniciar un proceso requería previa-
1760 a 17 69 apenas catorce; en la mente indicar, junto con el nombre,
década siguiente treintaidós; ascien- la condición étnica, el oficio y el
den luego a ciento cinco y posterior- lugar de residencia . Sin embargo, la
mente a doscientos sesentaitrés; final- filiación étnica casi no aparece, quizá
mente, en la última década, de 1800 por descuido burocrático. Apenas
a 1809, llegan a trescientos cinco los una parte de los litigantes indicaba su
expedientes presentados ante el ocupación. Es más frecuente encon-
Arzobispado de Lima(4). Este ascen- trar en qué lugar de la ciudad resi-
so es interrumpido por fluctuaciones dían. A partir de estos fragmentos
que varían notablemente según el trataremos de aproximarnos a esta
tipo de conflicto. Mientras las cua- realidad.
rentaidós nulidades presentadas en Del Arzobispado de Lima depen-
estos cincuenta años se mantuvieron día un territorio realmente extenso:
en el mismo nivel y no hubo, año a la ciudad, los valles adyacentes, la
año, mayores variaciones, los litigios, costa y la sierra centrales. Un primer
que inicialmente se dieron en canti- indicador sobre la composición social
dad equiparable a las nulidades, as- de los litigantes es que la mayoría de
cendieron con rapidez y alcanzaron éstos procedían de la ciudad, aunque
su nivel más alto en la última déca- algunos señalaban como lugar de na- -
da del siglo XVIII. La curva de los cimiento parajes alejados (eran parte
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410 Revista Andina, año 2
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ F/ores-Chocano: Ca rgas del Sacramento
CUADRO 1
CARGOS PRESENTADOS POR LAS MUJERES
Cargos presentados por las mujeres Divorcio Litigio Nulidad Total Porcentaje
Maltrato físico e injurias 208 106 5 319 35.6
Amenazas a la vida 63 41 104 11.6
Aborto provocado por golpes 6 6 0.6
Violación e intentos 10 3 13 1.4
Casamiento por presión 7 7 0 .7
Inducción a la prostitución 4 4 0.4
Adulterio 69 40 3 112 12.5
Bigamia 5 5 0.5
Incesto 4 4 0.4
Impotencia 1 1 0.1
Falta de mantención 78 63 141 15. 7
Despilfarro y robo 34 3 37 4.1
Embriaguez 34 34 3.7
Juego 11 11 1.2
Expulsión/Huida forzosa de la casa 12 12 1.3
Abandono 27 27 3.0
Calumnia 5 5 0.5
Ilegalidad del matrimonio 4 4 0.4
Otros 8 2 10 1.1
No se sabe 44 1 45 5.0
895
Nota El cuadro ha sido elaborado a partir de la totalidad de los cargos presentados en los juicios.
CUADRO 2
CARGOS PRESENTADOS POR LOS HOMBRES
--
Cargos presentados por los hombres Divorcio Litigio Nulidad Total Porcentaje
Golpes 4 4 8 2.5
Injurias 2 9 11 3.4
Amenazas a la vida 6 6 1.8
Casamiento por presión 1 0.3
Adulterio 61 41 102 32.1
Bigamia 2 2 0.6
Impotencia 1 2 3 0.9
Robo/gasto excesivo 7 7 14 4.4
Abandono/fuga 19 49 68 21.4
Libertad de costumbres 11 28 39 12.3
Intervención de allegados 4 24 28 8.8
Dote (incumplimiento) 1 1 0.3
Ilegalidad del matrimonio 4 4 1.2
Otros 2 2 0.6
No se sabe 14 11 3 28 8.8
317
Nota : El cuadro ha sido elaborado a partir de la to talidad de. los cargos presentados en los juicios.
se dirima la causa de divorcio ; enton- Hasta entonces hubieran podido
ces, el marido recuerda una serie de ser cita<los como una familia modelo:
hechos sobre los que había guardado estable, apacibles cumplidores del
precisa memoria: mandato divino (creced y multipli-
caos) como lo podía atestiguar la
"Acuérdese mi mujer, que no vino numerosa prole. Pero la desconfianza
doncella al matrimonio como de- había ido carcomiendo sus vínculos y
bía, pues aun conservaba una cica- Francisco Montero llega a sospechar
triz de incordio, en cierto paraje que los dos últimos nifios no eran
oculto; acuérdese mi mujer que suyos. Su mujer pide divorcio a per-
como a los tres días de casados, le petuidad argumentando que "me
cojí un papel que asomaba en la
almohada de la cama, el que con- pone las manos con atrocidad y fie-
tenía quejas lascibas de su enamo- reza", pero la sentencia sólo les con-
rado, y que estando yo leyendolo cedió vivir separados por dos ai'ios.
en el corral, llegó por detrás y me En las antípodas de este caso estu-
lo arrebató y rompió ; acuérdese vo el matrimonio de Lucas Mayta y
que estando conmigo en el desta- Feliciana Altamirano . Consiguieron
camento del Collado , y yo de guar- también que su matrimonio durase
dia, una mañana entré en su dor- 20 años, pero en "continuo desaso-
mitorio, y vi a un sujeto que le siego" porque, según Lucas, su espo-
estaba metiendo las manos por de- sa lo abandonó repetidas veces , pri-
bajo de las sábanas hacia los mus- mero por un barbero, luego con un
los; acuérdese de que en Jauja la
enamoraba otro sujeto". chino, después con un hombre que
trabajaba en su sastrería y así suce-
sivamente.
El ádulterió , no fue .-una falta tan incorporan ,_, al. ;entramado de .la vida
grave que su detección _originara de. familiar¡ especialmente. cuando a :par~
inmediato , un · conflicto. Los casos tir pe 1790 el incremento de los con-
drenunciados habían ocurrido eiunás flictos pµd,o generar tern.or ,sobre la
de -, una ·ocasión o en una fecha antes duración de, cualquier matrimonio.
riot al juicio. , Para algunos maridos No es.t aba de. más -ir reµniendo ,prue-
pudo tratarse de un buen argumento bas en . vista a: un e.ventua\ •litigio. Un
que, dados los prej uidos ' en torno a esposo llega al ex tremo de disfrazar·
la mujer, sonaba verosímil. Mujer se ,de mujer_patá seguir.los pasos .de
pobre era casi sinónimo de ·prostitu- su cónyuge¡ Casi todos , de una mane:-
ta. Frente a las acusaciones de sevi- ra u otra, v.en en la mujer a un adver-
cia, lainfidelidad era la réplica que el sario. Se ,p:a:recen a los personajes del
hombre tenía más·· a mano. Tener siglo Xl europeo .que. -''vivían la con-
"varias amancias" era un atributo yugalidad como·, un cdmbate ru do 1
ma plebe" , podemos preguntarnos si Las muj eres que desfilan en los jui-
lo que despierta esas iras es la infide- cios de divorcio no son seres sumisos .
lidad o los cómplices del engaño . Es tos testimonios obligan a fijar la
Desde una situación opuesta , una se- atención en personajes frecu entemen-
ñora se queja de su marido que "vive te olviJados y condenauos a un silen-
con otra mujer por ser española". La cio que en realidad no e :-.: istió . Los
violencia que contamina las relacio- hombres tienen la iniciativa para for-
nes familiares cuenta al racismo entre mar las familias coloniales, pero en
sus ingredientes. Aparece en cual- definitiva depende de las muj eres que
quier momento, en particular junto esta "célula básica de la sociedad"
con los insultos. Un marido dirá a sus consiga persistir.
vecinos que su mujer es "sólo buena El divorcio , las nulidades o los liti-
para negros". Es frecuente asociar el gios son situaciones extremas. Es evi-
calificativo de "perro" a la condición dente qu e mu chas familias estuvieron
de mulato o cholo. ubicadas siempre en la ribera opues-
El factor poder también cuenta. El ta . Otras supieron ocultar sus conflic-
matrimo1úo, como veíamos, es el do- tos o alcanzaron a evitar algún engo-
minio de una persona sobre otra. Es- rroso proceso judicial. Es una mino-
te carácter de la institución se refor- ría la que expone sus problemas ante
zaba en una sociedad esclavista, don- el tribunal eclesiástico. Podemos
de la riqueza se medía por la canti- aventurar algunos cálculos cotejando
dad de hombres que un individuo para dos años el total de conflictos
tenía a su disposición . El recinto planteados legalmente con el número
doméstico es el lugar adecuado para de matrimonios que paralelamente se
mandar. Un reproche frecuente que realizaron : las nuevas familias frente
los esposos dirigen a sus mujeres es a aquellas que se separaban o comen-
pretender disponer de su libertad, zaban a disgregarse .
dejarse llevar por su albedrío, hacer Ese 60/0 reafirma que estamos
lo que se les antoja, no ser obedien- ante una minoría, aunque el porcen-
tes en suma . Y si a veces los hombres taje resulta elevado si lo comparamos
ponen tanto empeño o pasión en un con cifras similares procedentes de la
juicio, no es por amor ni por mero ciudad de l{uán ( 1792), en Francia,
interés pecuniario, sino - como admi- con la diferencia que allá había ocu-
te candorosamente Gregorio Rosa- rrido una revolución y el matrimonio
les- "para que la mujer no se fuera comenzaba a ser un contrato absolu-
de su poder". tamente profano. Aquí, para ponerle
CUADRO 3
DivorcioB/nulida-
Matrimonios des/litigios Porcentaje
NOTAS
ANEXO 2
Cargos presentados por las mujeres
Divorcios Amenazas
Demandantes Maltrato e intent os Abortos, Falta de
físico e contra la peligro de manten- Despilfarro
T F M iniu rias vida aborto ción robo
1760 1 1 - 1 1 1 1 -
1761 1 - 1 - - - - -
1762 - - - - - - - -
1763 1 -· 1 - - - - -
1764 1 1 - 1 - - 1 -
1765 2 2 - 2 - - 1 -
1766 1 1 - 1 1 - - -
1767 - - - - - -· - -
1768 - - - - - - - -
1769 - - - - - - -- -
1770 2 1 1 1 - - 1 -
177 1 3 3 - 3 - - - 1
1772 1 1 - 1 - - 1 1
legajo 73 (1772-1 778)
1779 2 1 1 1 1 - - 1
1780 1 1 - - 1 - - -
1781 2 1 1 1 - - 1 -
1782 8 6 2 4 2 - - 1
1783 . 11 8 3 5 1 - 2 2
1784 5 3 2 2 - - - -
1785 4 4 - 2 1 - - -
1786 4 2 2 2 - - - -
1787 6 4 2 4 2 - 2 -
1788 2 2 - 2 - - 2 -
1789 11 9 2 6 7 - 4 2
1790 16 13 3 9 6 - 1 1
179 1 6 3 3 3 - - 2 1
1792 11 9 2 7 - - 1 1
1793 10 7 3 6 1 - 5 -
1794 12 12 - 9 4 - 6 3
1795 12 7 5 5 2 - 1 2
1796 20 13 7 11 4 - 3 1
1797 12 8 4 7 - - 6 -
1798 11 10 1 6 - - 3 2
1799 25 19 6 14 4 - 6 -
1800 19 12 7 9 1 - 2 2
180 1 19 ] (i 3 13 1 - 6 4
1802 17 12 5 8 2 - 2 -
1803 2 1 I S 6 11 7 1 - 4
1804 19 14 5 8 1 - 4 2
1805 17 I S 2 7 2 1 1 -
1806 19 14 5 13 4 1 9 1
1807 23 14 9 8 2 - 3 -
1808 19 14 5 8 3 1 5 2
1809 6 5 1 4 1 - - -
18 10 7 6 1 3 1 1 - -
390 289 101 208 63 6 92 34
Divorcios
Demandantes Inducir a Huida/ E b ·
m na- Juego No se sabe
i
la pr08ti· expuls10n
· • Calumma
· Violación e Adulteno
.
T F M tución de la casa intentos guez 1
1760 1 1 - - - - - - - - -
1761 1 - 1 - - - - - - - -
1762 - - - - - - - - - - -
1763 1 - 1 - - - - - - - -
1764 1 1 - - - - - 1 - - -
1765 2 2 - - 1 - l - - - -
1766 1 1 - - - - - 1 - - -
1767 - - - - - - - - - - -
1768 - - - - - - - - - - -
1769 - - - - - - - - - - -
1770 2 1 1 - - - - - - - -
1771 3 3 - - - l - 2 - - -
1772 1 1 - - - - - l 1 - -
legajo 73 (1772-1778)
1779 2 1 1 - - - - l - - -
1780 1 1 - - - - - - - - -
1781 2 1 1 - - - - - - - -
1782 8 6 2 l - - l 2 1 - 1
1783 11 8 3 - - - - l 1 - l
1784 5 3 2 - - - - - - - 1
1785 4 4 - - - - - - - - 2
1786 4 2 2 - - - - - - - -
1787 6 4 2 - - - - l l l - 1
1788 2 2 - - - - l l - - -
1789 11 9 2 l - l - - - - 1
1790 16 13 3 - l 1 - l l l 3
1791 6 3 3 - - - l l l - -
1792 11 9 2 l - - - l - - l
1793 10 7 3 - 2 - - - l - -
1794 12 12 - l - - - 2 4 - 1
1795 12 7 5 - l - - 2 l - 1
1796 20 13 7 - 2 - - 2 l - 2
1797 12 8 4 - - - - 2 1 2 -
1798 11 10 1 - - - - 3 1 - -
1799 25 19 6 - 3 - 2 5 2 1 3
1800 19 12 7 - - - - 4 2 l 3
1801 19 16 3 - - - - 5 5 - -
1802 17 12 5 - - - - - - 1 4
1803 21 15 6 - - - <w• • · l 3 2 - 4
1804 19 14 5 - 1 2 - 7 2 - 1
1805 17 15 2 - - - 1 6 1 - 7
1806 19 14 5 - 1 - - 5 2 - 1
1807 23 14 9 - - - 1 2 2 3 3 1
1808 19 14 5 - - - - 4 - 1 3
1809 6 5 1 - - - 1 2 l - 1
1810 7 6 1 - - - - 1 1 - - 1
No.2
Cargos pr~sentados por los hombres
Amenazas
Libertad, Interven- e intentos
Abandono, vida ción de Robo, G Injurias contra la Impotencia No se sabe
Adulterio f uga gastos olpes vida
licenci088 allegados
3
1
1 2
2
2
2 2
2
1
1
1
3 1 3 1
5 2 2
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1
5
4 2
2 2
3 1 2
4 2
2 3
1
3 3
6 2
2 3 2
1
1
62 19 11 4 7 4 2 6 14
su lechu;a me condujo a pensar en China, mente , dictada por razones de orden eco-
aunque intentaré un resumen anecdótico : nómico y demográfico, antes que por la
Hasta antes del triunfo de la revolución "moral revolucionaria". Se apela a ésta, sin
en 1949, las familias campesinas chinas, embargo, para cohesionar a la población en
agobiadas por la pobreza, solían ahogar a función de la salud de la sociedad.
las niñas recién nacidas o venderlas como Pensemos, entonces, aquí y ahora: la
prostitutas o sirvientas; la opción de la mi- aproximación histórica a una institución
seria con hijos varones, considerados como como la familia arroja luces sobre la persis-
más eficientes en las faenas del campo, era tencia de una ubicación social de la mujer,
clara. Las mujeres solían no tener nombre donde ésta es un menor de edad que debe
y eran conocidas como la hija de tal, la corregirse -sin descartar el castigo físico-
esposa de fulano o la madre de mengano. A para evitar las desviaciones al esquema ideal
las viudas no se les reconocía el derecho a del comportamiento femenino. Ella es, ade-
casarse nuevamente; las con cu binas nume- más, una posesión que, al tener que cum-
rosas eran símbolo de status y a las niñas plir con su deber de obedecer al marido,
de cinco o seis años se les entablillaba los desemboza la desigualdad de un contrato
pies para impedir que crecieran más de los -el matrimonial- que , evidentemente, no
20 ó 15 centímetros. es " libre ". Ya alguien comparó esa libertad
La mejoría de la situación de la mujer "contractual" con la del obrero frente al
en los años posteriores al 49 es evidente : capitalista. Y pese a los esfuerzos de cente-
ocupan cargos directivos, se han socializa- nares de volúmenes publicados, resulta aún
do muchas tareas domésticas, ingresan ma- difícil para las feministas marxistas mante-
sivamente al trabajo productivo y a la uni- ner el énfasis en la opresión por género
versidad. cuando de be incluirse la coordenada de la
Desde el año pasadp, sin embargo , los explotación de clases.
cables reproducen algunas denuncias for- De otro lado, no existen diferencias sig-
muladas por los órganos del Partido Comu- nificativas en el comportamiento familiar
nista Chino sobre el hallazgo de bebés re- de los sectores populares de la Lima colo-
cién nacidas ahogadas en algún río . La in- nial y los actuales pobladores de las barria-
terpretación de fondo está dada , de un das de la capital : se mantienen aún los ma-
lado, por la propiedad privada introducida trimonios de "hecho" y el porcentaje de
recientemente en las comunas campesinas "hijos naturales" (pese a que el término fue
-que puede transmitirse a los descendien- eliminado de los registros) se mantiene in-
tes- y, por otro, por la severidad del con- variable . Los gobiernos republicanos han
trol demográfico que otorga una serie de mostrado la misma incapacidad del poder
beneficios - que no excluyen los económi- colonial para convocar a la población y uni-
cos- a las parejas que tienen un solo hijo . ficarla en base a postulados consensuales
Ante esta situación , es comprensible que mínimos, fenómeno ya teorizado por Pablo
se recurra al expeditivo método de eliminar Macera y Julio Cotler. De otro lado ci-
a las niñas, pues las familias prefieren un mentar barreras étnicas y abismar clases
hijo varón. Lo incomprensible es que más sociales ha impedido la democratización de
de treinta años de una revolución profunda las institu ciones . Y la familia no es una ex-
y, en algunos períodos, sin concesiones, no cepción , aunque sí un ejemplo.
hayan modificado una práctica feudal que
implica la permanencia de una concepción
sobre la mujer. No es casual que -el viejo sis-
tema patriarcal, término desgastado, conti-
núe vigente. Bernard Lavallé
Pero el caso chino nos remite también a Universidad de Burdeos /JI
la falaz concepción de la privacidad de la 33405 Ta/ence
familia, pues esta institución es el núcleo Francia
básico que garantiza el ejercicio del poder
central, para viabilizar sus planes: la regla- Está sin duda de más insistir aquí so-
mentación de la vida sexual de los ciudada- bre los' múltiples' aspectos interesantes -y
nos en la China socialista está, indudable- la novedad en lo que toca al Perú- del
conclusiones que, sin duda , serán la base de ideolo~ía. los cambios en los procesos cul-
un esclarecedor debate. Algunas de éstas turales y los conflictos inherentes a ellos ,
deben ser tomadas como hipótesis de traba - no sólo debemos prestar atención a las dis-
jo o conclusiones provi sionales. las que de- tintas ex periencias de las clases, sino tam-
berán trabajarse en el marco de una perspec- bién a una lógica distinta de procesar e in-
tiva temporal y un enfoque más amplios , temalizar los mensajes culturales de acuer-
para así aprehender con mayor rigurosidad do a diferencias entre sexos .
la manera en que el matrimonio fue experi-
mentado por las diferentes clases sociales Asimismo , el presente artículo propor-
de la sociedad colonial. ciona elementos para pensar en la situación
de las mujeres en la época colonial. La pré-
Los autores plantean acertadamente que, dica de la Iglesia , así como la estructura so-
para los grupos dominantes, el matrimonio cial misma, restringían las posibilidades de
fue un mecanismo vital para la preservación autonomía de éstas, les imponían una acti-
de su patrimonio. Me parece , sin embargo , tud pasiva que las destinaba a convertirse
que tal afirmación requiere mayor elabora- en una especie de inválidas sociales. Pero,
ción. Para ello es necesario desentrañar los como bien afirman los autores , el compor-
patrones y estrategias matrimoniales que , a tamiento de las mujeres no fue siempre el
través del tiempo, las clases dominantes pu- espe rado por las autoridades . El artículo
sieron en práctica para constituirse como ofre ce testimonios de la resistencia femeni-
tales. Sería interesante , también, analizar la na a aceptar una situación como la que , en
institución matrimonial en tanto mecanis- ciertos casos, implicaba el matrimonio. Es-
mo de transmisión de ideología, de una de- ta constatación invita a reflexionar acerca
terminada concepción de lo que debía ser de otras formas de resistencia femenina a
la vida y las pautas de comportamiento a los roles asignados desde arriba. Se trata de
través de la socialización. una historia qu e incorpora a sus inquietu-
En e 1caso de los sectores populares urba- des las formas de rechazo a la tutela patriar-
nos , el matrimonio formaba parte de aque- cal , las mismas que, por poco elaboradas
lla inmensa y ajena constelación de valores que fueran, forman parte de los conflictos
impuestos por los colonizadores. En otras y contradicciones de la sociedad colonial y ,
palabras , los distintos sectores sociales asi- al mismo tiempo , de los lentos cambios
milaron los valores de la institución matri- posteriores .
monial de maneras y a ritmos difer~ntes .
Períodos de crisis, como el estudiado por Sin lugar a dudas, ésta es una historia en
Flores Galindo y Chocan o , son coyunturas la cual se reconocerían millones de mujeres
favorables para observar este y otros proble- y, con esfuerzo, también los hombres. La
mas de sumo interés . tales como el grado e n violencia cotidiana, abierta o sutil, propia
que los distintos grupos sociales habían asi- de las relaciones entre los sexos en la época
milado dicha institu ción, cómo la inestabi- colonial, constituye un revelador antece-
lidad social propia de un período de crisis dente de lo que hoy se vive en el Perú . Sin
afectaba de manera distinta la vida cotidiana abogar a favor de una historia "terapéuti-
y las relaciones afectivas de las diferentes ca", pienso e n el valor pedagógico - y en
clases de la sociedad y, por último, el im- tém1inos de conciencia política- de una
pacto de la crisis en la capacidad de los gru- historia que, junto con ofrecer una imagen
pos dominantes para convencer a otros sec- de las tenden cias más globales , dé cuenta
tores sociales de la utilidad de sus valores. de los sentimientos y actitudes de la gente
común.
Por otro lado , los autores encuentran
que las mujeres tenían expectativas distin- Por último , tratar de establecer a través
tas a las de los hombres acerca de la vida de la historia las relaciones entre la vida
matrimonial. Creo que es un verdadero diaria , las actitudes privadas e íntimas y la
aporte vislumbrar que el matrimonio y las dinámica social que las contiene, lleva a de-
reacciones hacia éste no sólo variaban de senredar la madeja de mitos, tabúes e inhi-
acuerdo a las clases sociales , sino también biciones en las que encuentran sustento la
según los sexos. Esto implica que cuando subordinación, la .prepotencia y la explo-
se trate de entender la formación de una tación de hoy .
o injurias, junto con las amenazas a la vida'; mujeres negras " (L. Martín 1983 : 1"52-3).
y si uno incluye en esta categoría los "abor- Así, el adulterio, una de las principales
tos provocados por golpes" y la "violación causas de divorcio, adquirió dimensiones
o intentos" , como pienso que debieran ser raciales y de clase. En la región del Cusca ,
incluidos, el total es cercano al 500/0 las tensiones raciales y étnicas son percibi-
(49.20/0). No hay duda de que, como enfa- das \:on relativa frecuencia en las disputas
tizan Flores Galindo y M. Chocano, la vio- familiares. Esto es cierto para indios y espa-
lencia física en el matrimonio era ejercida ñoles , mestizos y negros . Los casos de con-
predominantemente por el hombre contra cu bina to también arrojan luz sobre otra
la mujer. Solamente 1Oo/o de los hombres aseveración de los autores : "el matrimonio
adujeron la violencia como causa para el implica en todo momento una relación de
divorcio, pero uno se pregunta si en reali- poder : dominio e imposición de uno sobre
dad esa cifra no es algo baja si se considera el otro". Guardo reservas respecto a tal ase-
que los valores de la sociedad hacían menos veración, pero las excepciones a la regla
probable que los hombres adujeran violen- que Flores Galindo y M. Chocano presen-
cia contra ellos por parte de sus esposas tan muestran que con frecuencia el poder
como causal para obtener el divorcio . era importante. Miembros de la plebe apo-
Para los hombres , el adulterio era el car- yados por una persona poderosa o esposas
go número uno presentado para conseguir apoyadas por amantes podían ejercer poder
el divorcio, en tanto que entre las mujeres sobre aquellos de quienes normalmente se
era el tercero, después de los de violencia y hubiera esperado que dominasen. Luis Mar-
"falta de mantención". Sería interesante tín habla de una mujer llamada Feliciana,
conocer el porcentaje de casos en los que se quien con la ayuda de su amante había gol-
superponen los cargos de violencia y adul- peado a su esposo, había tratado de ape-
terio. Con el caso de Francisco de Montero, drearlo hasta la muerte y lo había atacado
el autor sugiere una relación entre los dos, con una espada y perros salvajes. En otro
y en la región del Cusco parece haber un caso, una esclava "con la ayuda y protec-
porcentaje relativamente alto de casos de ción de su amo y dueño . . . llegó a ejercer
conflicto matrimonial en que tanto el adul- violencia y abuso durante años contra su
terio como la violencia aparecen. En su es- esposo, quien era un hombre libre".
tudio de la mujer en el Perú colonial, Luis La Iglesia figura en forma importante en
Martín ( 1983) percibe la misma tendencia . "Las Cargas. del Sacramento", puesto que
Otras dos fuentes de tensión matrimo- durante el período colonial tanto el matri-
nial que son mencionadas en "Las Cargas monio como los intentos de disolverlo o al-
del Sacramento" también parecen ser co- terarlo eran asuntos religiosos. En estos úl-
munes en el Cusco colonial. Una es el alto timos casos , los tribunales de la Iglesia esta-
número de casos que involucran a soldados ban generalmente involucrados y debido a
-a menudo con violencia, adulterio y aban- eso, como los autores aseveran, "mezclaban
dono mencionados como razones-, una Jo jurídico con Jo religioso"; y añaden que
realidad que probablemente es común a "los maridos cuentan con la predisposición
muchas familias de soldados en la mayoría favorable de los jueces (que son también
de las sociedades. La otra es la presencia varones)". ¿No podría ser más bien que su
del racismo, que en el Perú colonial tam- religión (la Biblia tiene algunos comenta-
bién implicaba tensiones de clase . Los auto- rios suficientemente específicos a¡:;erca de
res ven esta tensión racial y de clase como la relación entre el hombre, la mujer y el
parte de "la violencia que contamina las re- matrimonio), más que el hecho de que ellos
laciones familiares", citando ejemplos tales fueran ''varones", fuese la que determinaba
como: "vive con otra mujer por ser españo- cualquier predisposición que los jueces ecle-
la", "concubinato con un mulato" y ''rela- siásticos hayan podido tener? Sin embargo,
ción ilícita con personas de ínfima plebe". con esto no intento negar que los jueces es-
El científico francés Amadée Frézier, al tuvieran formados tanto por los valores de
visitar el Perú en el siglo XVIII1 "anotó, su sociedad como por su preparación reli-
como muchos otros antes que el, que la giosa. Pero también es cierto que a finales
mayoría de las concubinas eran mujeres de de la era colonial las mujeres acudieron a
las clases inferiores: mestizas, mulatas y los tribunales religiosos en número cada vez
dos razones. Primero, hasta donde yo sé , se bría que preguntarse si este aumento en los
trata de un texto que en la historiografía casos ventilados corresponde a una efectiva
peruana tiene un carácter marcadamente elevación de los conflictos o acaso sólo a
precursor. No existe, pues, un conjunto de una mayor capacidad del sistema para inter-
trabajos en referencia a los cuales el presen- mediar entre los cónyuges. Pero el aumento
te puede ser ubicado. Segundo, tengo una del número de conflictos registrados tam-
formación de sociólogo y mis conocimien- bién podría obedecer a algo que se sugiere
tos de la historia y sociedad coloniales son en el texto, esto es, a un cambio enlamen-
francamente reducidos . talidad femenina que llevaría a las mujeres
a plantear el divorcio o la nulidad, en vez
Me parece que el estudio de Alberto Flo- de aceptar pasivamente la suerte que su so-
res Galindo y Magdalena Chocano debe si- ciedad les ofrecía. No obstante , los autores
tuarse en el esfuerzo de las Ciencias Socia- atribuyen el crecimiento de los litigios a un
les por convertir lo privado -esa problemá- aumento general de la violencia y de la pre-
tica verdaderamente oceánica que es la vida sión sobre la mujer en un contexto de pro-
cotidiana- en objeto de estudio y ciencia. funda crisis social. Los conflictos serían así
A pesar de su novedad en el país, esta te- expresión de una crisis generalizada con su
mática me parece tan legítima que antes de consecuencia sobre los niveles de vida. Me
explicar su aparición se necesitaría reflexio- parece que es todavía bastante lo que debe
nar sobre las razones que llevaron a su invi- avanzarse en reconstruir los nexos que lle-
sibilidad. Evidentemente, no hay una sola van del deterioro económico a la crisis ma-
respuesta y se podrían ensayar varias, como trimonial.
el prestigio de la historia económica, que
portaba la promesa implícita de develar el No obstante, por encima de estas impre-
principio de la inteligibilidad· de lo social, cisiones, el estudio arroja luz sobre un he-
con la consiguiente devaluación de otros te- cho trascendental del Perú de hoy , cual es
mas. O, también, el considerar lo privado la ubicuidad de la violencia. Una historio-
- lo que sucede tras cada puerta- azaroso e grafía conservadora ha producido un pasa-
irrelevante y, por tanto. ni interesante ni do imaginario y profundamente mistifica-
digno de ser objeto de ciencia. En contra- do, que es un serio obstáculo para la com-
posición a esta perspectiva , hoy comienza prensión de nuestra actualidad . En esa pers-
a afirmarse una distinta : la de ver en el ho- pectiva, la sociedad limeña del siglo XVIII
gar y la familia no algo irreductiblemente aparece como elegante , frívola, cortesana,
particular, sino un tejido de las más ínti- dominada por la amabilidad y las suaves
mas relaciones sociales, donde deben mani- maneras. Esta visión -denunciada, por
festarse con más pureza patrones de inter- ejemplo, por Sebastián Salazar Bondy en
acción básicos que pueden estar más dilui- Lima la Horrible- se encuentra masivamen-
dos que en otras esferas de la vida social, te en los textos escolares y es pieza clave de
pero sin que ello signifique que dejen de una representación de la colonia según la
ser los básicos o, menos aún, que estén cual ésta sería una etapa de tranquilidad so-
ausentes. cial y fusión biológica y cultural. En vez de
esta imagen , en el artículo se dan los funda-
Los autores se han basado en los expe- mentos de otra : la de una sociedad definiti-
dientes de divorcios, nulidades y litigios vamente violenta, donde los comportamien-
matrimoniales del Archivo Arzobispal de tos no están a la altura de su definición éti-
Lima. Tomando como referencia el perío- ca y donde, por tanto, es concebible ·1a re-
do 1760-1810 constatan un aumento de los behón contra lo que era, entonces, sentido
conflictos matrimoniales. Al respecto, ha- como arbitrariedad .
tienen madre. Apenas algunos de ellos cuen- que se trate de mostrar la imagen de ~uje-
tan con padre. Todavía menos son los niños res buenas frente a hombres malos. La histo-
ilegítimos presentados por ambos al bautis- ria familiar agotaría muy rápidamente sus
mo. Estos niños (en su mayoría mestizos , objetivos si sólo persiguiera condenar a pos-
hijos de la plebe) crecen en un ambiente teriori. Importa más comprender por qué
dominado por la inseguridad, adoleciendo suceden las cosas. En esta perspectiva pode-
con frecuencia de la carencia de una figura mos pensar con mayor plausibilidad que el
paterna, lo cual acentúa la dependencia con problema no se agota en la relación de pare-
respecto a la madre . Los problemas de iden- ja (como lo quiere hacer ver una cierta re-
tidad llegan casi con la leche materna. Exis- tórica feminista), sino que atraviesa una es-
tencias precarias. Estos rasgos los he visto tructura en la que los niños ocupan un de-
repetidos recientemente al revisar los libros terminado lugar. La violencia no es inheren-
parroquiales que pertenecieron a la iglesia te al hombre ; es un producto de la familia.
del Sagrario, en Huánuco. Allí encontré ca- En última instancia, es producto de la pe-
sos frecuentes de niños abandonados a las culiar articulación entre la familia y la so-
puertas de la casa de algún notable. Casos ciedad : la manera cómo la reproduce, seña-
similares también se encuentran en las pa- lada en el artículo, pero insuficientemente
rroquias de Lima. Estos niños expósitos, tratada, admitiendo la observación de Gon-
que ignoraban a sus padres , eran los compa- zalo Portocarrero .
ñeros de juegos de los otros: la vida de to- ¿Por qué nos interesamos por la familia?
dos transcurría en la calle más que en los La existencia de los documentos es un fac-
cuartos. En los expósitos el problema de tor cierto. Más importante, en mi caso, fue
identidad era una situación límite. la necesidad de comprender el funciona-
La infancia es un tema apenas rozado en miento de la sociedad colonial limeña. En
nuestro artículo . Concuerdo con B. Lavallé. mi libro Aristocracia y plebe (Mosca Azul,
Si la familia nos interesa como mediación 1984) había subrayado la importancia de
social y mecanismo en la reproducción de esa dualidad violencia-frustración . Quería
un sistema, estudiar a los niños es un tema ver si esta observación hecha a escala macro
clave . Ellos son no sólo la expresión más social, podía confirmarse en una escala me-
clara de las cargas del sacramento , sino ade- nor. La familia permitía, además , un acceso
más quienes en última instancia acaban lle- a la vida cotidiana. Me parecía indispensa-
vándolas sobre sí. Pero el resultado frus- ble incorporar esta dimensión en el análisis
trante de estos conflictos termina en que histórico. Aquí he recogido no tanto algu-
esos niños reproducirán luego la misma vio- na moda reciente entre historiadores, sino
lencia cuando lleguen a adultos. La familia la influencia de esos pensadores marxistas
repite , de este modo , la imagen enclaustra- que, como Agnes Helle_r, no quieren agotar
da -sin alternativas- de Lima colonial. De el cambio social en la lucha por el Estado;
manera todavía más acentuada. mejor dicho, que entienden que el verdade-
Una de las estructuras que se mantendrá ro problema es cuestionar el poder y que
impermeable a los cambias de la indepen- éste tiene como un escenario privilegiado
dencia , será precisamente la estructura fa- a la familia . Estas lecturas y reflexiones es-
miliar. Pero no nos apresuremos : esto re- tuvieron conducidas por los acontecimien-
quiere de mayores investigaciones. Es sólo tos que vivimos en el Perú. Nos planteamos,
una hipótesis que nace de comparar los da- al igual que los intelectuales criollos del
tos sobre el siglo XVIII con la situación siglo XVIII, la necesidad y la posibilidad de
actual. La familia pareciera uno de los cana- un cambio ; pero no nos gustaría que la his-
les por los que ha llegado hasta nuestro en- toria nos juegue una mala pasada y termi-
torno cotidiano esa herencia colonial. nemos reproduciendo bajo un nuevo nom-
Existe en todos nosotros la tendencia bre viejas formas de opresión. Por otro la-
inevitable a encontrar responsables. Algu- do, en nuestra vida de todos los días obser-
nos lectores del artículo, que no figuran en- vamos cómo la crisis de lo económico y lo
tre los comentaristas anteriores , han critica- político llega también a lo cotidiano. Las
do el su puesto tono feminista que se desli- familias se descomponen. Parece que es el
za en "Las Cargas del Sacramento". No creo momento adecuado para trazar la genealo-
J, Descripción de la muestra
Cuadro No.1
TASAS DE EMIGRACION RURAL Y CONCENTRACION
DE TIERRAS EN AMERICA LATINA
r ; .,.
Proporción de
Tasa di! Proporción de tierras en lati-
Emi¡ración fincas de me- fundios de más
Rural nos de S has. de 500 has.
Costa Rica 0.4 44.5 38.0
República Dominicana 0 .8 86.0 30.0
El Salvador 1.4 85.3 23.8
Guatemala 0.9 88.4 40.0
Honduras 0.6 49.0 28.2
México 2.3 65.9 83.0
Nicaragua 0.6 42.0 41.2
Panamá 0.1 45.8 20.5
Ar8Cntina 2.2 15.7 75.0
Brasil 1.0 44.8 50.0
Colombia 1.6 40.0 80.0
Chile 2.8 62.5 40.5
Ecuador 1.5 73.1 45.0
Paraguay 2.3 46.4 28.0
Perú 1.6 83.5 75.0
Venezuela 3.1 51.0 78.8
Fuente: Elaborado a partir de Shaw (1976).
.
Estas tasas tuer0t1 calculadas utilizando lnformacl6n de censos nacionales referidos a la dlstrlbucl6n
rural-urbana de la Poj>lacl6n en el period~ 1950-60. La lnformacl6n sobre el sector agrícola se ob-
tuvo de los censos Agropecuarios de cada país y de lis serles The Statlstlcal Abatract of Latln Ame-
rica Y'Amüioa en Ci(J'cu.
Cuadro No . 2
Países donde 0-SOo/o de la tierra está Países donde 50-1000/0 de la tierra está
concentrada en latifundios concentrada en latifundios
(1 ) (2) (3) ( 4) (5 ) ( 6)
T ot al Pa íses donde 0 -S Oo/o Países do nde 50-1000 /0 To talPaíses donde O.S Oo/o Países do nde S0-1000/0
de fin cas tie nen menos de fin cas tiene n menos de fin cas tie nen menos de fin cas tienen men os
de 5 hectáreas. de S hectáreas. de S hectáreas. de S hectáreas.
1.0 2 0 .56 1.48 1.96 1.60 2.3 3
(n = IO) (n =5 ) (n= 5) (n-6) ( n=3) (n=3)
entrevistas con los residentes. Nuestra encuesta entrevistó a los jefes de fami-
lia (o a sus reemplazantes) preguntándoles por los miembros de la familia
que eran migrantes. En la gran mayoría de casos, los migrantes eran los hijos
de la familia. Debido a la estructura de la encuesta, en los casos en que toda
una familia hubiera migrado , ésta no sería reportada; afortunadamente, la
información cualitativa recogida durante el trabajo de campo sugiere que
éste no es un fenómeno común.
A pesar del sesgo , la incidencia de la migración en estas comunidades
es impactante (ver Cuadro IV). La mitad de las familias tenían algún miem-
bro migrado , llegando esta proporción hasta el 70 por ciento en una de las
comunidades. En promedio , cada familia de estas comunidades tenía más de
un miembro viviendo permanentemente fuera de la comunidad. Finalmente,
de cada cuatro hijos que se independizan de la casa paterna, tres lo hacen
para migrar y sólo uno para quedarse a residir en la comunidad.
DESCRIPCION DE LA MUESTRA
Población
estimada Familias
Comunidad Departamento Fecha de encuesta (No de familias) encuestadas
A echa Cusco Setiembre 1978 322 41
Acobamba Ruancavelica Noviembre 1978 100 40
Ancobamba Apurímac Diciembre 1978 180 40
Culta Puno Marzo 1979 290 40
Ruando Ruancavelica Febrero 1979 304 42
Jacantaya Puno Abril 1979 180 36
Ttiomayo Cuse o Enero 1979 92 36
Total 1,510 306
des más igualitarias son las que tienen menos incidencia de migración. El coe-
ficiente de correlación entre concentración de tierra e incidencia de migra-
ción es de 0.85, sugiriendo que la concentración de tierra explica más del 70
por ciento de la varianza . en migración(2). Las cifras de la muestra sugieren
entonces que hay una fuerte asociación entre desigualdad en la propiedad de
tierra y migración. Las comunidades más diferenciadas son las comunidades
de más alta incidencia de migración.
¿Cómo explicar esta relación? ¿Por qué la desigualdad en la propie-
dad de tierra lleva a un incremento de la migración? Se puede sugerir que la
Cuadro No. 4
MAGNITUD DE LA MIGRACION EN LAS COMUNIDADES
Hijos migrados
como porcentaje
Familias con No. de migrantes por de hijos independi-
Comunidadei; migrantes (o/o) familia (promedio) zados(l) (o/o)
Diagrama I
Propensión a Hipótesis I
migrar
Hipótesis 11
..__ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Ingresos
para migrar, pero no podrían obtener en la ciudad ingresos tan altos como
los que obtienen en el campo y, por tanto, no están interesados en migrar.
La hipótesis entonces es que las familias más pobres están encerradas en los
Andes, mientras que las familias más ricas están satisfechas en los Andes y,
por tanto, la migración es más común entre las familias de ingresos medios.
Esto implica que la relación entre ingresos y la propensión a migrar tendrá
la forma de una "U" invertida (Diagrama 1): la tendencia a migrar es menor
para familias ricas y pobres y mayor para familias medias.
Cuadro No. 5
CONCENTRACION EN LA PROPIEDAD DE LA TIERRA Y RATIOS DE
MIGRACION EN SEIS COMUNIDADES ANDINAS
Ancobamba 81 70 63
Jacantaya 53 61 8
Huando 52 51 20
Culta 52 50 15
Acobamba 45 28 40
Ttiomayo 35 33 28
Total 47 51 35
ricas resultan ser las que menos migran; es en el rango de ingresos más altos
donde se encuentra la menor proporción de familias con migrantes. Es más,
con la excepción de Culta, las familias en el rango de ingresos de más de no-
venta mil soles migran menos que el promedio de la comunidad(5).
La hipótesis II sugiere que las familias más pobres no pueden finan-
ciar la migración y que las familias más ricas -que sí pueden hacerlo- tienen
menos incentivos para migrar; por tanto , dicha hipótesis espera encontrar
que la migración es más difundida entre las familias medias.
Podemos evaluar esta hipótesis con la información presentada en el
Cuadro VI. Se observa allí que para la muestra en su conjunto el ratio de mi-
gración es mayor para las familias con un ingreso anual en el rango entre 50 y
90 mil soles; es decir, los "ricos" pero no los más ricos. En este rango de in-
gresos, el ratio de migración llegó al 60 por ciento. Este mismo patrón está
presente en cuatro de las siete comunidades (Ancobamba, Accha, Culta y
Ttiomayo). Esto podría ser coherente con la hipótesis, pues es posible que
las familias en este rango de ingresos tengan la posibilidad de financiar la mi-
gración de algunos de sus miembros y que no encuentren un gran incentivo
de quedar en sus comunidades ( el ingreso no es suficientemente alto para
ello).
Sin embargo, como se puede ver comparando las columnas (5) y
(10), la proporción de familias en este rango de ingresos no muestra una co-
rrelación fuerte con la propensión a migrar. Las comunidades de alta emigra-
ción (Ancobamba y Jacantaya) tienen tasas de migración altas para todos los
Diagrama 11
Ratim d,·
\1i~raL·iün
Total
An L·oba111 ba
ll uando
An .: ha
C11 Ita
A,. :oha m ha
Ttio111ayo
I. las Variables
Diagrama 111
Stock de
Migran tes
o Xo X¡ Período en el ciclo
familiar
Se corrió la regresión para todas las comunidades para las que existía
información disponible. El número de familias que se incluyó fue de 213 .
Los resultados se muestran en el Cuadro VIII. El coeficiente F para la ecua-
ción es significativo al nivel del 1 por ciento, y el R cuadrado ajustado mues-
tra que las variables incluidas explican más del cincuenta por ciento de la
varianza total.
El signo de los coeficientes de las variables demográficas y económi-
cas incluidas corresponde al de las hipótesis ; dos de estas variables , sin embar-
go , no son estadísticamente significativas al nivel del cinco por ciento.
El indicador del período del ciclo de vida (CICLO) es positivo y sig-
nificativo al nivel del uno por ciento. Esto sugiere que el patrón de las migra-
ciones siguiendo el ciclo de vida se cumple aun cuando las otras característi-
cas de la familia son tomadas en consideración.
El tamaño de la familia influye en forma positiva y significativa en la
probabilidad de que una familia t enga miembros migrados fuera de la comu-
nidad . Esta variable individualmente tiene el coeficiente de correlación más
alto con la variable dependiente . Esto sugiere que el tamaño de la familia es
un determinante muy importante de la migración . Como se explica más
arriba, una familia más grande puede incrementar la probabilidad de que en-
tre sus miembros hayan migrantes por dos razones. Con funciones de produc-
ción normales , un ratio mayor de recursos humanos a recursos no humanos
estará asociado normalmente con un ingreso per cápita menor si todos los
miembros de la familia permanecen en la comunidad. En segundo lugar, es
posible que todas las familias tengan las mismas preferencias con respecto a
la diversificación de actividades en las que quisieran participar, pero existen
indivisibilidades por las cuales las familias más pequeñas pueden no ser capa-
(O
CD Signo esperado
~ Variables Descripción Tipo de Variable
del Coeficiente
Variable Dependiente
MIG Probabilidad de que haya al menos un hijo Dummy : MIG = l si hay
migrante en la familia algún hijo migrante
Variables Independientes
CICLO Ciclo de vida de la familia aproximado por Continua; se utiliza el cua-
la edad de la madre drado de la edad de la ma-
dre. +
FAMILIA Tamaño de la familia Continua. +
SALARIO Ingreso salarial por venta de trabajo en la
comunidad Continua.
INGRESO CAMPESINO Ingresos familiares totales excluyendo SA-
LARIO y transferencias de migrantes Continua.
TIERRA 1 Pertenencia al tercio más rico en tierras de Dummy: TIERRA l = l si
la comunidad la familia pertenece al ter-
cil más rico en tierras de la
comunidad.
TIERRA 2 Pertenencia al tercil intermedio en tierras Dummy : TIERRA 2 = l si
de la comunidad la familia pertenece al ter-
cil intermedio de la comu- C")
o
nidad .
~
EDUJE FE Educación formal del jefe de familia Dummy : EDUJEFE = l si Q)
~
el jefe de la familia tiene
:!l:
primaria completa o más. + ~-
CARRETERA Acceso carretero a la comunidad donde ha- Dummy : CARRETERA = "'~-
~
u, bita la familia 1 si hay acceso carretero. + o·
:,
Estudios----------------------------
Cuadro No. 8
RESUMEN DE WS RESULTADOS DE LA REGRESION
Coeficiente
Variable de Regresión Valor de t
ces de obtener el mismo grado de diversificación que las familias más gran-
des. Por ejemplo , si todas las familias quisieran tener a la tercera parte de sus
hijos como migrantes, una familia de un solo hijo no tendrá ningún migrante ,
mientras que una familia de tres hijos podrá tener uno.
Los coeficient<;s de las dos variables de ingresos muestran signo nega-
tivo, implicando que cuanto mayores son los ingresos, menor es la probabili-
dad de que la familia tenga hijos migrantes. Esto puede ser consistente con
modelos económicos simples , donde un mayor ingreso en la comunidad im-
plica un costo de oportunidad mayor y , por tanto , una menor propensión a
migrar. El coeficiente de salarios locales (SALARIO) es mayor que el de
otros ingresos (INGRESO CAMPESINO) , pero no consigue pasar el test de
significación estadística al nivel del cinco por ciento. Este resultado podría
deberse al hecho que sólo hemos considerado el componente monetario del
ingreso salarial local. Podría deberse, asimismo , a que la familia campesina
toma sus decisiones con respecto a la migración basada no sólo en el nivel,
sino también en la composición del ingreso . Diferentes composiciones del
ingreso pueden ser descontadas en forma distinta por percepciones del riesgo
diferencial asociado a ellas (e.g. , si los flujos de ingresos por salarios son per-
cibidos como menos estables que los flujos referidos al trabajo en la propia
finca) o por sus implicancias sobre el bienestar de la fatnilia (e.g., si el ingreso
de actividades relacionadas con la finca familiar produce más utilidad que el
ingreso proveniente de la "esclavitud salarial").
Cuadro No. 9
MIGRACION DE RETORNO A LAS COMUNIDADES(l)
Diagrama IV
Pt- 1
cohorte del año t- 1 .__------------+-------+---1
Pt --2
P: Migrantes Permanentes
T : Migran tes Transitorios
R: Retornados
Pt - n
cohorte del año t-n - - - - - - - - - - - -.......4 - - - - - - - - . J
niendo derechos de propiedad sobre las tierras del latifundio) tendrán menor
propensión a migrar que los campesinos sin tierras de las comunidades, los
cuales realmente no tienen derechos de propiedad sobre tierra alguna. Los
campesinos sin tierras de las comunidades tienen poco que perder al migrar;
en cambio, los trabajadores de haciendas, aunque no disponen formalmente
de tierras, sí tienen en la práctica derechos ganados sobre las tierras de la
hacienda y, por tanto, pueden poner en riesgo sus derechos al migrar. Esto
es consistente con la casi inexistencia de campesinos sin tierras en las comu-
nidades encuestadas y la persistencia de éstos en las zonas de latjfundios.
El estudio en Ecuador encontró que la tasa de migración para fami-
lias con tierras de menos de cinco hectáreas era mayor que la tasa de migra-
ción de trabajadores agrícolas sin tierras. Esto ocurría a pesar del hecho que
el ingreso promedio de las familias sin tierras era menor que el de las familias
con tierras. Esta paradoja también es consistente con nuestro argumento ba-
sado en derechos de propiedad: si las familias con tierras son de pueblos con
derechos de propiedad más firmes que los de los trabajadores de los latifun-
dios, el riesgo de una pérdida en la propiedad es menor para ellos y pueden,
por tanto, estar más dispuestos a migrar (especialmente porque -como vi-
mos más arriba- muchos volverán cuando su propiedad parezca estar en
peligro).
La paradoja puede deberse también a una ilusión estadística. La en-
cuesta en Ecuador define a un migrante como "alguien que migró de su resi-
dencia en la sierra rural en los cinco años anteriores a la encuesta". Esto im-
plica que la proporción de migrantes transitorios entre los migrantes totales
puede ser alta. Si la migración transitoria entre los sin tierra es baja, la ma-
yor tasa de migración total de los con tierra puede ser consistente con tasas
de migración permanente menores para los con tierra.
V. IMPLICANCIASPARA LA FORMULACION DE
POLITICAS ECONOMICAS
Los modelos económicos de migración ponen el énfasis de la decisión
de migrar sobre las alternativas referidas a ingresos de trabajo. Según estas
teorías, los ·flujos de ingresos por propiedad son independientes de la locali-
zación del individuo y, por tanto , no tienen influencia sobre la decisión de
migrar. En la sección anterior hemos argumentado que éste no es el caso en
los Andes : existen imperfecciones en los mercados de recursos y en el sistema
de propiedad que hacen que los ingresos de propiedad y la misma propiedad
de riqueza dependan de la localización del individuo.
Las teorías económicas más simples de migraciones ponen el énfasis
solamente en las alternativas de ingresos. Así, la teoría del Capital Humano
asume que el migrante evalúa los costos presentes y futuros de la migración a
la luz de los retornos anticipados a la inversión que implica migrar. Se supone
que el individuo tiene un conocimiento perfecto o al menos expectativas
muy claras sobre sus flujos de ingreso presentes y futuros si se queda en su
comunidad rural o si decide migrar a una ciudad. Esta teoría predice que se
quedará o migrará dependiendo de qué estrategia le permitirá obtener el
mayor valor presente de sus flujos futuros de ingreso. Esta teoría ha siclo mo-
dificada para incorporar el riesgo de no poder obtener un empleo en la ciu-
dad en los períodos inmediatamente posteriores a la migración (ver una dis-
cusión ele estas teorías en Cotlear 1983 ). .
La discusión presentada en las secciones anteriores le da una nueva
dimensión al problema . La decisión de migrar no dependerá solamente de las
posibilidades de ingreso al origen o en el destino potencial, o de la probabili-
dad ele obtener un empleo llegando a la ciudad. Dependerá también de las
posibilidades de seguridad futura tanto en t érminos de estabilidad en el em-
pleo como de seguridad en la vejez. Por las razones discutidas más arriba,
bajo ciertas circunstancias la migración puede poner en riesgo parte de esta
seguridad futura y por tanto puede aparecer una oposición (frade-off) entre
ingresos corrientes y seguridad futura : es posible obtener en el corto plazo
un ingreso mayor, pero para 00tenerlo será necesario correr el riesgo de per-
der las fuentes de seguridad futura o. visto de otra manera. para mantener la
seguridad sobre el futuro será necesario renunciar a las posibilidades de incre-
mentar los ingresos corrientes. Los migrantes potenciales pueden decidir per-
manecer en la comunidad y algunos migrantes pueden decidir retornar a sus
comunidades cuando su propiedad corra peligro (e.g., por la muerte de los
padres). sabiendo que esto implica una pérdida en el ingreso(l 3 ). El dejar
pasar un aumento en los ingresos puede ser visto como el pago de una prima
de seguros (también los habitantes urbanos reducen sus ingresos pagando pri-
mas de seguros de vida y de seguro social para comprar seguridad en el futu-
ro) ; un comportamiento de este tipo no es ni irracional , ni privativo del cam-
pesinado.
De la anterior discusión se sigue que el ingreso y la propiedad de re-
cursos van a afectar individualmente la propensión a migrar de las familias
campesinas. La función de migración puede ser escrita como: M = M(Y,T ,X),
donde M es la tasa de migración, Y el ingreso , T la propiedad de tierras y X
un vector de otros factores. El Diagrama V describe algunas de las posibles
consecuencias de considerar a la tierra como un factor independiente. Supo-
nemos, de acuerdo a los resultados de la sección III, que la propensión a mi-
grar es mayor a menores niveles de ingresos y que la relación es lineal.
El Diagrama V muestra la tasa de migración en el eje vertical y el ni-
vel de ingresos en el eje horizontal. La propensión a migrar existente en una
familia que posee pocos recursos (TI) puede ser leída de la curva TI T 1. Una
familia con más o mejores recursos (TQ) tiene una propensión a migrar que
puede ser leída en la curva TQTQ. El Diagrama muestra que para el mismo ni-
vel de ingresos (digamos O Yo) la familia pobre en recursos tendrá una mayor
propensión a la migración (MQ) que una familia rica en recursos (M1 ). Como
aparece en el Diagrama, el ingreso requerido por una familia pobre en recur-
sos para tener una propensión a migrar de M ¡ es muy alto .
El Diagrama ilustra el argumento que liga la concéntración de la pro-
DIAGRAMA V
1
1
1 1
_____ _ _ L __ _ _ _
1 1
1 1
1
1
Cuadro No. 10
VI. CONCLUSIONES
(2) Obviamente, esto puede exaserar la relación, pues otras variables que podrían influir
en la propensión a .migru no han sido tomadas en cuenta al calcular la correlación.
(3) Soles de 1979, año en que se realizó la encuesta.
(4) Puede ser útil remarcar que este resultado no implica que la pobreza no tenga efec-
tos sobre la tendencia a migru. Lo único que nos dice es que pueden haber otros
factores en juego que influencian la decisión de migru y ocultan el rol de los ingre-
sos sobre esta decisión. Mu adelante trataremos de determinar cuáles son esos fac-
tores y de individualizu el rol que juega el nivel de ingresos familiares sobre la
migración.
(5) Sólo en Ttiomayo los mú ricos de la comunidad son los que tienen el mayor ratio
de migración, pero en esta comunidad no se encontruon familias con ingresos supe-
riores a los noventa mil soles.
(6) La tasa de migración es la pendiente de la curva del Diagrama 111.
(7) Para reducir las posibles distorsiones debidas a la heterogeneidad en la calidad de
tierras se consideró sólo las pucelas de las zonas ' 'privatizadas" de las comunidades,
excluyéndose las tierras de las zonas de " barbecho sectorial". Para descripción del
sistema de tenencia y uso agrícola de tierras en estas comunidades ver Figueroa
(1981).
(8) Los resultados econométricos se obtuvieron utilizando el paquete de computación
SPSS. Este paquete sólo permite hacer estimaciones de regresión por el sistema de
mínimos cuadrados ordinarios. Cuando se utiliza este sistema de estimación en una
regresión donde la variable dependiente es del tipo cero/uno, pueden surgir dos prer
blemas: (i) El término de error puede ser heteroscedástico y (ii) Surge la probabili-
dad de obtener predicciones que salgan del rango cero/uno (eso implica prediccio-
nes no interpretables). Usualmente se enfrenta el segundo problema con análisis
Probit, pero desgraciadamente no tuvimos acceso a un paquete estadístico que nos
permitiera hacerlo. Afortunadamente, ha sido demostrado (Gunderson 1980) que
las diferencias entre las estimaciones de mínimos cuadrados ordinarios y las del aná-
lisis de Probit no son muy grandes cuando el valor de la variable dependiente está
cerca de 0.5, y éste es nuestro caso (la media de la variable dependiente es 0.514).
(9) La multicolinearidad no parece ser un problema serio en la regresión. El coeficiente
de correlación más grande entre las variables de tierra e ingresos se da entre INGRE-
SO CAMPESINO Y TIERRA 1 y es sólo 0.26.
(10) Este mercado guarda una semejanza con el mercado de carros usados (lemona) des-
crito por Akerlof. Allí, la información es imperfecta y está distribuida asimétrica-
mente: el vendedor tiene un mejor conocimiento de las verdaderas condiciones del
automóvil; en nuestro caso, el comprador puede temer que el vendedor reclame la
tierra basándose en herencia, uso de la tierra durante vuias generaciones, etc. Como
en el caso de automóviles usados, la asimetría en la información reduce el tamaño
del mercado. ·
(11) Quien está en posesión de una parcela durante un período corto y sabe que debe
devolverla, tiene incentivos para "sacarle el jugo" en el corto plazo. Esto puede sus-
citar prácticas que llevan a una mayor erosión en el largo plazo.
(12) Algunos resultados de esta encuesta fueron publicados en 1980 por P. Peek y P.
Antolínez en "Labour Migration in the Sierra of Ecuador. Causes and incidance".
( 13) Más del 60 por ciento de los retornados a las comunidades de la muestra lo hicieron
por estas razones. Ver Vega (1979) y sección IV.2 arriba.
( 14) ¿Podría ocurrir que si todas las familias se comportaran de acuerdo a nuestra hipó-
tesis (i.e., un aumento de su tenencia de tierras reduce su propensión a migrar cuan-
do los ingresos permanecen constantes) la tasa agregada de migración aumente? O,
puesto de otra manera, ¿podría ocurrir que el incremento en la tasa de migración de
las familias más ricas más que compensara la disminución en la propensión a migrar
de las familias más pobres? Suponiendo que el único factor que determina la pro-
pensión a migrar es la propiedad de la tierra, es fácil mostrar que el ratio de propen-
siones marginales a migrar deberá ser igual al ratio de pobres/ricos para que no haya
un cambio en la tasa de migración. Sea M la tasa agregada de migración, MR y Mp
las propensiones a migrar de los campesinos ricos y pobres respectivamente, y R y
P las proporciones de familias ricas y pobres en la comunidad, entonces:
M = R MR +PMp (I)
Diferenciando e igualando a cero,
dM = dMR R + dMp P = O (2)
y entonces,
R dMp (3)
y= -dMR
Entonces, si tomamos al 25 por ci~nto más rico, el caso límite requiere que el cam-
bio -en la propensión a migrar de los ricos sea el triple al cambio para las familias
pobres en tierras. Si tomamos al 10 por ciento más pobre el ratio sería de nueve a
uno. Podemos concluir entonces que - excepto por casos extremos- el comporta..
miento postulado a nivel micro llevaría cet.par. a una reducción global de la tasa
de migración en comunidades con una menor concentración en la propiedad de la
tierra
(15) Ver la descripción de algunos de estos problemas en Mallow (1980), pp. 420-430.
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Lima.
ye al ingreso como determinante de la mi- croe conómico que alcance elementos expli-
gración . Sin embargo , la limitación explica- cativos e indicadores sobre la evolución
tiva que tienen los derechos de propiedad económico-productiva de la sierra sur; hay
como disuasivos de migración sólo para que tener en cuenta que esta parte del país
quienes deciden hacerlo en forma definiti- se caracteriza por tener un aparato produc-
va , para nunca más volver (casos que, dicho tivo escasamente desarrollado, con niveles
se a de paso , deben ser escasos por ser esta de producción y productividad bien bajos ,
decisión fuertemente dependiente de varia- con recursos pobres y escasamente dotados
bles aleatorias), y los resultados contradic- que la convierten en una región expulsora
torios que arroja el modelo para la variable de población hacia las áreas urbanas.
accesibilidad vial , hacen pensar que el peso
que otorga el modelo a la variable ingreso
campesino está subestimado.
El análisis de la migración campesina José Blanes
como parte de una estrategia familiar , no CERES
sólo individual , merece ser destacado, por- Casilla 10018
que ciertamente la unidad económica más La Paz - Bo/Ma
relevante en las comunidades campesinas es
la familia . Las decisiones de migrar no se En el corto espacio de estos comentarios
toman sin la injerencia del factor familiar, quiero expresar la profunda satisfacción
de cuyo funcionamiento y características que siento por las ricas sugerencias que me
tanto económicas como <lemográficas de- ha dado la oportunidad de expresar el tra-
penderá en gran parte la propensión a la bajo de Daniel. Desde que vi, por última
migración . vez , a Daniel en Cusco en 1978, en pleno
El estudio de Cotlear, más allá de sus trabajo de campo, he tenido la ocasión de
enormes aciertos, no toca, sin embargo , una reflexionar mucho sobre el proceso migra-
cuestión que me parece importante para torio en el área andina y particularmente
comprender las migraciones rurales. Y es en Bolivia .
que evidencias como la desigualdad, la Desde entonces , acá se ha avan zado mu-
pobreza y la escasa dotación de tierras en cho en el estilo de investigación de Daniel.
las comunidades campesinas, son el resulta- Se trató de superar el análisis a partir de
do de todo un proceso histórico en el que grandes agregados de observación y de con-
dichas comunidades acti.iaron siempre en tenidos conceptuales que dificultaban en-
condiciones desventajosas. Sus espacios te- tender lo que en la realidad concreta repre-
rritoriales fueron drásticamente reducidos sentaba el proceso migratorio, más aún en
por la expansión de las haciendas, la inver- casos tan poco estudiados como el área an-
sión pública prácticamente no las tomó en dina , donde la dinámica del campesinado, a
cuenta, las condiciones bajo las que se arti- pesar de estar supeditada a la lógica del sis-
culan con el mercado son adversas, etc. La tema , mantiene espacios de decisión inde-
desigual distribución de la tierra al interior pendientes y sobrevive gracias a esta inde-
de la comunidad obedece, muchas veces, a pendencia . Al mismo tiempo, este tipo de
la forma en que las familias se vincularon
estudios permite formular políticas que son
con la hacienda en términos de días traba-
jados, relaciones de compadrazgo, amistad, más viables que las que se podrían formular
etc., y también a la diferenciación e·c onó- a partir de niveles mayores de agregación y
mica que provoca la penetración de las rela- de abstracción . La serie de estudios de caso
ciones capitalistas en el campo. en los países andinos es definitivamente
una nueva línea que enriquece la tradicio-
Por Jo dicho, me parece que una cabal nal reflexión originada en los países "indus-
comprensión de las migraciones campesinas trializados" y "grandes" del continente . No
no eventuales debe discurrir por dos niveles es necesario enfatizar el aporte teórico de
de explicación bastante articulados : un pri- esta línea de reflexiones . Si para Brasil,
mer nivel microeconómico que explique los Argentina, Uruguay y otros países no re-
determinantes de la decisión migratoria en presentan mucho, sirven indudablemente
el contexto familiar y un segundo nivel ma- para nosotros.
ben pequeñísimas porciones de los recursos las migraciones. Es así que aparece que los
de capital y se mantienen como producto- ingresos del año 1979 serían causa explica-
res baratos de alimentos en base a la sobre- tiva de la emigración de los comuneros que
rremuneración de sus recursos . El campesi- se fueron de sus comunidades en períodos
nado se mantiene articulado por el cordón precedentes ; es decir , se estaría tratando de
umbilical de su reproducción , y la migra- explicar migraciones pasadas con ingresos
ción permite diversificar alternativas sin re- presentes, bajo el supuesto que los ingresos
presentar costos superiores al sistema. Este reales anuales campesinos son invariables.
no ofrece seguridades , ellos las buscan con Este supuesto es poco plausible , pues es
márgenes de decisión importantes. conocido que los ingresos campesinos están
expuestos a variaciones en muchos casos
bruscas, por causa de sequías, importacio-
nes , cambios en las políticas salariales. Por
Efra,'n Gonzales de O/arte esta razón , no nos parece que Cotlear debe-
Instituto de Estudios Peruanos ría abandonar sus excelentes hipótesis, pues
Horacio Urteaga 694 sus datos no son " ad-hoc" . Sin embargo ,
Lima 11 - Perú Cotlear deja abierta para la investigación
una pregunta importante : ¿las migraciones
El interesante trabajo de Daniel Cotlear tienden a mejorar, mantener o empeorar las
nos introduce en el análisis microeconómi- desigualdades y los niveles de ingreso den-
co de la migración campesina en el Perú, tro de las comunidades? .
aproximación ausente en los innumerables Sin duda alguna, un aporte del autor es
artículos que sobre el tema se han escrito. introducir la noción de "migración como
Su argumento central es que existen estra- estrategia familiar" ; es decir que cada fami-
tegias familiares que explican la migración lia afrontaría la migración, de uno o varios
de los campesinos , las que se sustentan so- miembros, tomando un conjunto de deci-
bre la valoración de diversos aspectos , den- siones más o menos distintas, las que esta-
tro de los cuales las desigualdades de ingre- rían en función de algunas variables inde-
sos y la tenencia de la tierra aparecen como pendientes : ciclo familiar , tamaño de la fa-
variables sui-generis y a menudo controver- milia, salario comunal , tierras , ingreso cam-
tidas. pesino, educación del jefe de familia, acce-
A partir de un implacable proceso de so vial. Nos parece que a esta formulación
prueba de hipótesis va descartando aqué- tan sugerente le hace falta una "función
llas cuyas verificaciones empíricas son esta- objetivo" de la estrategia de reproducción
dísticamente débiles y va apuntando sus familiar, sin la cual la migración se entiende
baterías hacia dos aspectos: las desigualda- como una actitud explicable por la conver-
des intercampesinas y los derechos de pro- gencia de ciertos valores en cada variable y
piedad. El distinto tratamiento de ambos no como formando parte de una estrategia
aspectos hace del artículo comentado un de decisiones familiares que tratan de al-
aporte, sobre todo metodológico, para la canzar algo en común.
explicación del fenómeno de las emigra- Un hecho que nos llama la atención es
ciones campesinas, aunque con resultados que el autor no haya insistido más amplia-
que nos gustaría discutir . mente en los aspectos espaciales, que son
Por un lado , las desigualdades en los in- muy importantes para comprender la mi-
gresos campesinos podrían constituir la ex- gración en el Perú . Por ejemplo: qué distan-
plicación de quiénes son los migrantes po- cia existe entre las comunidades encuesta-
tenciales: los pobres, los medios o los ricos . das y los centros urbanos regionales, con
De acuerdo a los resultados de Cotlear, las qué infraestructura física (escuela, posta
probabilidades para ricos y pobres deberían electricidad, agua) cuenta cada comunidad;
ser mayores, según una hipótesis u otra. qué calidad de tierras tiene la comunidad y
Sus resultados empíricos no favorecen nin- qué formas de riego . Es probable que l sta
guna de las hipótesis, y esto nos sorprende omisión se deba a las limitaciones en los
y no porque sus datos estadísticos sean de datos.
calidad dudosa, sino porque la encuesta Por otra parte, Cotlear explora los veri-
que utiliza no fue diseñada para explorat cuetos de la posesión y propiedad de las
RESPUESTA
sobre tenencia de tierras es particularmen-
Daniel Cotlear te débil y sumamente importante en el
Universidad Católica del Perú análisis. Otros aspectos, en cambio, son más
Apartado 1761 sólidos de lo que algunos comentaristas pa-
Lima 100 recen aceptar. En particular, Altamirano
Perú comenta que no se distingue la migración
temporal de la permanente, cuando precisa-
Conouerdo con la mayor parte de los co- mente se dedica una sección del artículo a
mentaristas cuando afirman que el artículo explicar el tratamiento que esta distinción
en discusión tiene dos ejes relativamente merece. Si bien esto no fue explicitado en
independientes. Mi intención fue explorar el artículo, también la migración estacional
inicialmente la influencia de las variables ha sido separada de la migración permanen-
económicas básicas que podrían influir en te, y esto no enturbia los resultados (cf.
la migración , y por ello se otorga mucho Mallon).
peso en el artículo a esclarecer la relación Los resultados respecto a la relación de
entre niveles de ingresos y migración. En- los ingresos y la migración han recibido co-
contramos que existe una relación, pero mentarios muy disímiles. Así, por ejemplo,
que ésta no coincide con la que usualmente para Altamirano se da excesiva importancia
se usa como hipótesis en la literatura y, lo a los ingresos. mientras que para Baca se
que es más importante, encontramos que subestima su importancia. Lo que muestran
esta relación es débil. Esto nos llevó a una los resultados es lo siguiente : en lu regio-
discusión de otros factores determinantes nes del estudio, el nivel de ingresos de la fa-
de la decisión de migrar y, en especial, a milia en el origen no es suficiente para pre-
ex plorar la importancia de la incertidumbre decir el comportamiento familiar respecto
del medio económico campesino como ele- a las migraciones. El ingreso es uno de los
mento que influye sobre las decisiones fa- factores determinantes, pero sólo en con-
miliares concernientes a la migración. Un junción con varios otros que no pueden ser
factor que introduce incertidumbre en el ignorados porque tienen una gran impor-
horizonte temporal de largo plazo campesi- tancia.
no es el carácter de los derechos de propie- Varios estudios anteriores. basados usual-
dad en los Andes; a la discusión de aspec- mente en evidencias imprésionistas, han
tos relacionados con ello se aboca gran par- presentado como hipótesis distintas rela-
te del artículo. ciones entre los ingresos y la propensión a
La información empírica utilizada es dé- migrar. Lo que nuestro análisis econométri-
bil en varios aspectos y, en ese sentido, me co muestra es que, en lu regiones estudia-
extraña no haber recibido críticas metodo- du y en la actualidad, las familias más po-
lógicas más fuertes por parte de los comen- bres muestran una mayor propensión a la
taristas. Así, por ejemplo, la información migración. Como bien apuntan algunos de
La fundación:
El día 18 de abril de 1567, el capitán Cristóbal de Torres trató y con-
certó con el provincial. de la Provincia San Juan Bautista del Perú , que era el
Maestro fray Pedro de Toro, fundar un convento de religiosos de la Orden de
Predicadores, bajo la advocación de San Cristóbal , en la provincia de Parina-
cochas,
"a mayor honra y gloria de Dios, para que los indios naturales de ella
recién convertidos, tuviesen de continuo el pasto espiritual de los san-
tos sacramentos y predicación evangélica y assimismo donde ocurrir
por la caridad y alguna limosna para socorro y alivio temporal en sus
necesidades''.
El capital de la fundación:
la. condición:
Dicho convento de la advocación de San Cristóbal debe fundarse pre-
cisamente en la provincia de Parinacochas , sin detenninar por ahora el pue-
blo que pareciere más cómodo y conveniente.
2a. condición:
En dicho convento deben residir, por obligación canónica, 3 religio-
sos sacerdotes: uno de ellos hará de superior y vicario para el gobierno del
convento; los otros dos. versados en la lengua general de los indios, se dedica-
rán a propagar la conversión a la fe cristiana, administrar los sacramentos,
predicar y enseñar "la doctrina cristiana y policía racional" (DB). La DI
aporta una determinación o interpretación acerca de esa doctrina cristiana,
impartida a los indios,
"sin pedir ni llevar a los indios, por ese trabajo, estipendio alguno 2 ni
por modo de regalo o limosna, su alimento: antes sí, los deberán un-
poner y cerciorar de que no tienen más interés en su predicación y
enseñanza, que la conversión de sus almas; que sólo con este fin avía
fabricado aquel convento , dexándoles con qué mantenerse, su funda-
dor".
Esa condición jurídica, integrada a normas pastorales , es fundamental
para la definición teórica de la doctrina de naturales como fábrica; es decir,
en su estatuto económico y cultural. La prohibición de cobrar estipendio o
3a. condición:
El convento y sus religiosos están obligados a decir y aplicar una misa
todos los días del afio. o sea 7 misas en cada semana , de la forma siguiente : 2,
a beneficio de los indios. de las cuales una. en honor del Espíritu Santo "para
que los alumbre el conocimiento verdadero de Dios y los inflame en su divi-
no amor" (DI), y la otra , por los indios difuntos . para sufragio de sus almas
en el Purgatorio. Y las otras 5 misas. por el alma del fundador , de sus padres
y demás personas a quienes fuese en alguna obligación; con la determinación
siguiente "avía de entrar siempre la missa del viernes, en reverencia de las 5
llagas y cruz del Sefior" (ibid .). Todas esas misas debían ser rezadas , no can-
tadas , a excepción d e las misas en los primeros días de las 3 Pascuas (vale
decir : Navidad. Resurrección y Pentecostés), Ascención del Señor, Corpus
Christi . festividades de Nuestra Sefiora , Todos los Santos. Santo Domingo y
San Cristóbal.
Una advertencia importante: Si en alguno o en todos los 4 días (fue-
ra del viernes) en que le tocaba la misa al fundador. mu ere o se entierra algún
indio o indios . por ellos , no por el fundador . se aplicará la misa en aquellos
días.
4a. condición:
El convento y sus religiosos están obligados a repartir y a dar de li-
mosna a los indios . en cada año. 100 carneros. divididos en cuartos y en me-
nores pedazos. para qu e los pobres gocen de esa limosna . De los 100 carne-
ros. 25 se repartirán en los 3 primeros días de las 3 Pascuas . y 1O, el día de
San Cristóbal :. y los 65 restant es . en cualesquiera días y festividades en que
concurran los indios , "sin atender e n la distribución a las personas. sino a
los más pobres ".
5a. condición:
El convento está obligado a t ener siempre en existencias las medici-
nas más usuales y necesarias , hasta el valor de 25 p esos , para darlas de limos-
na a los indios enfermos y necesitados qu e las pidan.
Apunte : Se dan en la documentación otras condiciones ; en aras a la
brevedad de este estudio , no las apuntamos aquí ; por lo demás. volverán a
presentarse en la forma de " legado pío", que va a predominar en la 4a. etapa ,
después de la muerte del fundador, lo que va a cambiar sustancialmente el
carácter de la fundación primera .
Sin embargo , apuntamos en la DB una cláusula singular que nos pare-
San Juan Bautista del Perú "toma posesión " de las estancias, ganados y de-
más bienes . Con los "1500 pesos reservados". comienza la construcción del
propiamente dicho "conventó San Cristóbal de Parinacochas": se levanta una
capilla que sirva de iglesia y se construyen las celdas correspondientes a los
tres religiosos. La fundación ( con toda la ambigüedad del término) se verifica
en el pueblo de Paracas. en el asiento de Chala, por juzgarlo más conveniente.
Después, DB y DI aluden a un incendio que arrasó todo el pueblo el
año de 1568. La mayor parte de la población abandona la localidad: "se es-
parcieron por diversos valles de la misma provincia de Parinacochas" (DI).
De ese suceso dos de los tres religiosos asignados ahí según condicio-
nes del contrato, tom;n motivo o sacan pretexto para cuestionar la intención
y las condiciones de la fundación:
la. condición:
La fundación y fábrica del convento se trasladan del asiento de Chala
al pueblo de Chaparra , en la misma provincia de Parinacochas.
2a. condición:
Considerando que en Chaparra ya existe un doctrinero dominico, en
lugar de los tres religiosos requeridos por la segunda condición del primer
contrato, debe de asignarse al convento sólo un religioso , perito en la lengua
general. Cumpliendo con la intención primera e irrevocable del fundador, ese
religioso deberá ocuparse únicamente en predicar y doctrinar a los indios,
fuera de aquellos días en que es obligación del cura doctrinero . DI analiza
muy bien la finalidad de ese convento reducido a un solo religioso:
"porque su fin no era aliviar a éste (al cura doctrinero de Chaparra)
en su ministerio , ni descargarle su conciencia o la del Rey, o Prelado
eclesiástico, sino que los yndios sean más buenos cristianos, teniendo
más abundante el pasto espiritual".
Volveremos sobre ese intento de delimitación entre conventual y
doctrinero, entre doctrina por obligación de justicia y doctrina - escuela de
perfecci~n cristiana para indios.
3a. condición:
Las siete misas , entre rezadas y cantadas , a que obligaba la condición
3a. del primer contrato, se reducen a tres misas en cada semana : aquélla de
siempre al Espíritu Santo, por los indios vivos (ya no se menciona que esa de-
voción tiene como finalidad la conversión de ellos) ; la segunda, por los indios
difuntos; la tercera, precisamente los viernes, a las llagas y cruz del Señor,
por el alma del fundador y las de sus padres y demás personas a quienes esté
obligado.
4a. condición:
Quedando en su vigor y fuerza la limosna de 100 carneros que se de-
ben repartir a los indios en cada año , sólo se cambian los días señalados ex-
presamente en el primer contrato. Se repartirán en las tres Pascuas y el día de
5a. condición:
Cuando los indios pobres de esa provincia de Parinacochas quieran y
pidan trasquilar el ganado de Castilla de que el convento tiene posesión y
casi-propiedad , se debe concederles licencia y dar la mitad de la lana de todo
ese ganado.
6a. condición:
Las medicinas que debía tener existentes el convento hasta el valor
de 25 pesos, para los indios pobres y enfermos. según el primer contrato . se
mudan en una "limosna de 25 pesos" que el convento debe dar anualmente
a la caja de la comunidad de indios ( ¿caja de censos de naturales?).
Con la aceptación del provincial. fray García de Toledo. se reanuda la
fundación; se otorga su escritura. ante Francisco de la Vega. escribano públi-
co de la dudad de Los Reyes, el 31 de agosto de 15 79. Es importante notar
que la escritura se da en forma de testamento de difunto, porque a la fecha
ya había muerto Cristóbal de Torres ; actúa y firma Martín Alonso , ya no
como apoderado y segundo padrón de la forma capellánica. sino como "lega-
tario de la última voluntad" del capitán Cristóbal de Torres.
Al final de esta tercera etapa , apuntamos tan sólo por ahora :
l) En Chaparra , la fundación conventual logra un asiento momentáneo
y un "alivio" gracias a la presencia de una doctrina dominicana que
parece perfectamente definida como beneficio eclesiástico, o sea una
parroquia de indios. según el modelo perfecto de parroquia de espa-
ñoles, al estilo prescrito por el Concilio de Tren to. Pero si bien es ver-
dad que se rompe la forma capellánica de la primera fundación , con
miras a aliviar el gravamen de misas y acentuar la ayuda concreta en
lana y medicinas a los más necesitados, no por eso se logra la funda-
ción o erección canónica de un convento dominico, ya que toda la
fundación se reduce a la personería jurídica de una comunidad redu-
cida a un solo religioso; éste toma la figura de un "Maestro en sacra
doctrina y en perfección cristiana", desvinculado de la "cura anima-
rum" propia de la doctrina como beneficio. Está asomando la figura
del "ermitaño" en un "priorato", figura peligrosa que desbarata la
Hipótesis:
De 1567 a 1586 , el agente de la fundación del convento-hospital de
Parinacochas parece seguir el padrón de "la encomienda", cuya figura no lo-
gra cuajar en la geo-política de evangelización llevada por la Orden dominica-
na en esas tierras de entrada y de guerra. Surge en las dos primeras etapas una
forma de encomienda (precaria) que obedece a la voluntad fundadora de un
caballero de la Orden espaf'iola de Santiago de la Espada, siendo contrarresta-
dos los proyectos del caballero y de la Orden en Indias y en Parinacochas
tanto por el Capítulo eclesiástico sede vacante del Cusco como por la misma
Constitución de la Provincia dominicana de San Juan Bautista del Perú . Y en
la tercera etapa. cuando el convento dominico ya parece reducirse a priorato .
tan ajeno a la constitución fundamental de la Orden. cuando el capitán-caba-
llero de Santiago vuelve después de arreglar "el pleito" ante la Corona (favora-
ble a la creación indiana de Ordenes militares) y ante la Comisión de la Re-
forma del Concilio de Trento (muy tímido en la aplicación de las condenas
fulminadas contra las encomiendas de toda clase en las sesiones II y XXIV),
los afanes para remozar el escudo del capitán y para asentar las Ordenes hos-
pitalarias y militares en Indias. se topan con la organización creciente de las
comunidades indígenas: cierto espíritu democrático de las órdenes mendi-
cantes va a levantarse (sin duda por poco tiempo) conforme surge y se orga-
niza en Parinacochas y en otras tierras del Taki-Onkoy , un espíritu del dere-
cho consuetudinario de las comunidades. recién asentadas como "naturales".
''La doctrina de naturales : una institución precaria de la encomienda
indiana. en vías a aculturarsc con la parroquia de españoles". La afim1ación
peca por demasiado general ; sufre muchas excepciones que no deben limitar-
se al caso de Parinacochas: necesita replantearse. por lo menos en aras a con-
siderar los intentos de aculturación de la " comenda" medieval y de las Orde-
nes militares , principalmente españolas, en Indias. en el Perú , en Parinaco-
chas. Nuestro parecer se expresa con la hipótesis siguiente : de la " comenda"
europea a la encomienda indiana. las Ordenes hospitalarias y las Ordenes mi-
litares . ya exhaustas en España. sirvieron de agentes para poner a los indios
en la Corona, mediante la intromisión de la Hacienda Real en los bienes ecle-
siásticos , españoles e indianos. Sin embargo, la encomienda indiana naufraga
en el maremagnum de ordenanzas que "se acatan y no se cumplen" durante
el período que dista entre el concilio limense II y el limense III; no se recibe
el Concilio de Trento en España y en Indias ; tampoco se recibe la figura del
"abad comendatario" que quiere remozarse en Comendador de Oropesa o de
Parinacochas. Finalmente. la feudalización sui generis de Indias la llevará sin
duda el cacique de naturales y gobernador, mestizo entre corregidor de natu-
rales y corregidor de españoles.
La Nota III sugiere una confortación de esta hipótesis sobre la convi-
NOTA/
ACERCA DE FUNDACION Y DE CAPELLANIA: ESTRUCTURA DE LA
FUNDACION PJA Y DE LA CAPELLANIA LAICAL(4)
1.- Una fundación p ia es todo lote de bienes que, segregado de los demás
bienes del fundador. se destina perpetuamente o por mucho tiempo a
un fin religioso (culto divino , bien espiritual o beneficencia temporal
del prójimo , sobre todo más necesitado). No hay que confundir o pa-
sar por alto varias especies de fundaciones pías .
2.- Si dichos bienes segregados, con sus gargas , pasando al poder directo
de la iglesia son erigidos en beneficios propiamente eclesiásticos, pier-
den jurídicamente el nombre genérico de fundación , para tomar el
nombre específico de " beneficio". Esa elevación o , como se dice ,
" espiritualización" de los bienes temporales . se hace mediante la "co-
lación", acta notarial y acto cultual, que pertenece propiamente al
obispo . El poder de colación es precisamente el terreno en que se da
la lucha más continua y en que se dan invasiones e intromisiones de
parte de la autoridad tanto civil como eclesiástica.
3.- Si dichos bienes segregados y pasados a la Iglesia no se erigen en be-
neficio eclesiástico. sino que se dan a una persona moral eclesiástica
(a un convento. por ejemplo). con la carga perpetua o duradera de
emplear la renta anual en cumplir lo dispuesto por el fundador. se
trata entonces de una fundación pía , en sentido estricto (a esa fonna
jurídica acude o apela preferentemente la DB en la fundación de Pari-
nacochas, en 1567).
4. - Si el mismo lote de bienes pasados a la Iglesia resulta erigido en per-
sona moral eclesiástica (por ejemplo, un hospital a cargo directo del
obispo), a la cual va aneja accesoriamente una entidad como es una
iglesia , un convento o una parroquia , entonces tenemos un "instituto
eclesiástico" (no colegial).
5. - Si todo el lote de bienes segregados por el fundador no pasa al poder
de la Iglesia , sino que se dedica perpetuamente a un fin religioso , per-
maneciendo el lote de bienes en poder del fundador y de sus herede-
ros, tenemos una fundación pía en sentido lato (D B "juega" cons-
tantemente entre sentido lato y sentido estricto , además de otras for-
mas, mitad jurídicas, mitad metafóricas , cuando habla sin más de
"fundación").
6. - La fundación pía, laica!, en sentido lato , se especifica en "capellanía
laical", cuando el lote-propiedad amovible del fundador se dedica he-
NOTA 11
SONDEOS EN LA HISTORIA DE LA INST/TVCION HOSPITALARIA
EN EUROPA, EN V/SPERAS DEL CONCILIO DE TRENTO
se. Resulta muy difícil explicar con qué título esos religiosos casa-
dos poseen rentas eclesiásticas. Siendo religiosos profesos. tendrían
que cumplir con el voto de castidad. Pero dicen que. según los prin-
cipios del derecho nuevo. el Papa es dueño de los cánones, que los
ha eximido de esa obligación y que por privilegio apostólico pue-
den casarse. Lo que es confonne al parecer de los más hábiles teó-
logos que creen que el Papa puede por justos motivos eximir a los
monjes del voto de castidad. Hay que poner los Comendadores ca-
sados de esas Ordenes entre los Regulares: pueden sin cargar su
conciencia beneficiar de los bienes de la Iglesia adjudicados a su
Orden . Así opina por lo menos uno de los canonistas más sabios y
menos laxistas de nuestro siglo (al margen: Doctor Navarro), quien
llama a Felipe II. rey de España. el más alto prelado de España des-
pués del Papa. porque es cabeza y gran maestre de las tres órdenes
militares de Espafla y porque beneficia de la mayor parte de los
diezmos de las iglesias que están en sus Reinos. Por ese título de
Prelado Regular. el Rey de España es el mayor beneficiado de Rei-
no . Y como no es sólo Gran Maestre de las Ordenes de Santiago .
Calatrava y Alcántara . sino que es Rey de España. puede en su ca-
lidad de Rey tomar y usufructuar las rentas de los comendatarios
de dichas iglesias. Puede tomar y usufructuar, por lo menos, lo que
necesita para vivir como Rey, de la misma manera como , según los
privilegios del derecho nuevo. es lícito a los cardenales, a los hijos
de reyes. a los nobles y a las personas letradas , poseer varios bene-
ficios. para que vivan conforme a su estado" (op . cit. , pag. 259-
261 ).
DOCUMENTO-EXTRACTO
DEL LIBRO JO DEL CABILDO ECLESJASTICO DEL CUSC0(6)
Fol. 132 r.
Martes . 2 de octubre de 1567. estando en cabildo el chantre don Her-
nando Arias. el thesorero don Juan Mui'liz de Gallegos y los canonigos Fran-
cisco Ram irez de Garavilla y Luis de Al varado y Esteban Villalon y Juan de
Vera . ixeron que los señores arcediano don Francisco Toscano y canonigo
Xristobal Sanchez que estan el concilio provincial que se celebra en la ciudad
de los Reyes con poderes destc cabildo estubieron diziendo como el concilio
provincial manda que esta yglesia pague cierta cantidad de pesos de oro para
los gastos de letrados y secretarios y otras cosas del dicho concilio yque ellos
avian apelado para Roma y no obstante la dicha apelación se manda se pa-
guen / y questa yglesia avia havydo pleito con la menor del ynga sobre que
pague diezmo de los tributos de la coca que sus yndios le dan y pagó diezmo
en tiempo que el padre los tubo y antes de empoder de los espafloles se paga-
va diezmo de las dichas chacaras y sobre ello se litiga en esta audiencia y en
grado de fuerza fue la causa a la Real audiencia de los Charcas y se sentenció
en revista confirmando la sentencia desta audiencia y se embió executoria
NOTAS
(1) Esa documentación se halla depositada en el Archivo del Convento de Santo Do-
mingo , de Lima; está sin clasificación y la mayoría de legajos sin numeración de
folios . En esta lectura damos a esa masa documental la asignatura DB (documenta-
ción de base). Así la distinguimos de un documento de información , DI, reducido a
unos cuantos folios , que lleva el título " La noticia que conduce al intento de Nues-
tro Padre Vicario General en la razón que pide de los bienes y fincas . . . ". La letra
del manuscrito es del siglo XVIII. DI aporta datos interesantes, basados en el "Libro
antiguo del convento de Parinacochas" , libro hoy desaparecido . La interpretación
de las formas jurídicas por DI nos parece poco fiable ; por eso, hemos vuelto a una
lectura directa, aunque aquí se da de manera resumida, de la DB. ·
Agradecemos al P. Aímon de la Cruz, archivero del Convento de Santo Domingo,
quien nos facilitó la consulta de esa valiosa documentación.
(2) " Relación de todos los conventos de esta Provincia de San Juan Bautista del Peru de
la Orden de Predicadores así de Españoles como de indios". .
Este· documento está publicado en "La Iglesia de España en el Pení - Colección de
documentos para la historia de la Iglesia en el Pení . Publicación dirigida por Monse-
ñor Emilio Lisson Chaves. Sevilla, 1943 " . Número 18, pp. 139-145.
Una presentación de fray Salvador de Rivera y de sus escritos, con el texto de la
Relación , en Fray J.M. Arévalo C., Los dominicos en el Perú, Imprenta editorial
San Antonio, Lima, 1970, pp. 132-143.
(3) "Verdadera y fiel relación del estado y disposicion de la insigne provincia , religiosos
y conventos de San Juan Bautista del Piru, de la sagrada Orden de predicadores .. . "
Impreso en Madrid, por Andrés de Parra , año de 1623.
(4) Para la redacción de las 3 NOTAS que sirven de trasfondo, más teórico que históri-
co , al mestizaje de las formas jurídicas entre España e Indias, nos basamos, además
del Diccionario de Pérez de Ayala y de las obras apuntadas al final de la Nota 111,
en la obra fundamental : De aniversarüs et capellaniis Libri II, Madrid, 1606. Su
autor, Pérez de Lara, es un eximio jurista y canonista, de la talla del Dr. Navarro y
de Covarru bias y Leiva. La obra presenta algunas referencias a América; se basa so-
bre todo en los tratados de San Antonio de Florencia (siglo XIV).
(5) Véase CELESTINO, Olinda. Las cofradías en el Perú: región central, 1981.
(6) Damos ese extracto de una sesión del Cabildo en que se manifiestan las preocupa-
ciones de dicho Cabildo sede vacante . Las preocupaciones versan sobre el derecho
de fundación , de colación y de diezmos. Se ve que el Cabildo del Cusco está tironea-
do entre la Comisión de la Reforma de Tren to, el Consejo de Indias, el Concilio li-
mense II y la Audiencia e iglesia de Charcas con su obispo Domingo de Santo To-
más. La fundación del convento-hospital de Parinacochas no es un caso aislado, si-
no estrechamente relacionado con los numerosos pleitos, civiles y eclesiásticos, que
lleva el Cabildo.
Agradecemos a Mons. Caballero, dean del Cabildo del Cusco, quien nos permitió la
consulta de ese valioso documento.
los viajes de trueque. Conviene pun- plicaba un viaje hacia el sur previo al
tualizar que los viajeros no ll ega ban a viaje hacia los valks. era sumamente
la ciudad - la que no conocían - , sino apreciada por los vallistos. Una carga
que se detenían a cambiar sus pro- de sal equivalía a una carga de harina:
ductos en los valles circundantes, co- es decir que el cambio se realizaba
mo se puede apreciar en la ruta mar- por partes iguales( 1O).
cada en el mapa adjunto(8). Sal menuda: así se denomina a la
El viaje se iniciaba cada afio a me- sal blanca, más pura que la anterior.
diados de junio, y se regresa ba a me- obtenida d e la superficie del salar y
diados del siguiente mes: ésta era destinada al consumo humano .
considerada la mejor época. ya que Chalona o charqui( 1 1) ele cordero
el maíz estaba seco como para ser o ele llama: por una chalona comple-
molido ; cuando no se había termina- ta se obtenía una carga ele harina .
do la preparación de los productos Picote: la vara( 12) de este tejido
de cambio, se atrasaba la partida has- se cambiaba por un "almudo" de
ta agosto. Calixto recuerda haber maíz( 13 ).
acompafiado a su padre desde peque- A esta lista de productos "tradi-
fío y prácticamente todos los años cionales" se suman, en el caso de Ta-
hasta la década del 30, cuando se rija, otros, obtenidos por medio de la
enroló como combatiente e n la gue- recolección , realizada por encima del
rra del Chaco(9). nivel de altura en el que se habitaba:
El viaje duraba , entre ida y vuelta. Pupusa (Werneria poposa o W. digita-
unos 30 a 38 días, incluyendo los 3 ta): en cada viaje se llevaban de 5 a
o 4 días que los viajeros permane- 1O kg. de este vegetal. Llampa consi-
cían, luego de realizado el trueque, d era un buen negocio el cambio que
cerca de Camacho, para hacer moler se obtenía por él, pues los vallistos
el maíz en un molino de piedra exis- entregaban. a cambio de un puiiado
tente en el lugar. La recua se hallaba de pupusa, la cantidad de maíz con-
compuesta por 60 a 80 llamas ; si se tenida en un plato( 14 ).
calcula qu e éstas pueden cargar hasta Chachacoma ( Senecio gravealens '! ):
30 o 35 kg., significa que el volumen su trueque se realizaba en co ndicio-
de lo traficado anualmente hacia los nes similares a las anteriores( 15 ).
valles tarije11os, sólo desde el pueblo Yuyucha (Nostoc vesiculosos Vauch):
de Lagunilla , oscilaba entre 1,800 y a diferencia de los dos vegetales men-
2,800 kg. de mercaderías. cionados, apreciados por sus virtudes
De los valles tarijelios se traía medicinales, éste es utilizado en la
maíz, harina y, en menor cantidad, alimentación. Se trata de un alga de
papas, mientras que los productos lle- forma globular y consistencia gelati-
vados por los puneños - qu e enumero nosa que crece en las lagunas de altu-
a continuación - eran los más varia-· ra. Su uso en la Puna argentina pasó
dos de los intercambiados en la red en gran medida desapercibido, al me-
de tráfico en la que se hallaban in- nos no lo encuentro mencionado en
mersos: las fuente s( 16). La referencia más
Sal: la sal en panes obtenida de las temprana con respecto a su uso es
Salinas Grandes, cuya recolección im- quizás la de González Holgu ín(l 7)
para el actual territorio peruano . Co- Muy disierto el lugar ... Hay que
cida y condimentada con ají era inge- llevar en parte agua. hay que llevar
rida hasta hace algunas décadas por la leña, de todo ... No hay ni un
los indígenas y era objeto de comer- crestiano por ahí . . . Y hay que
cio en los mercados de la sierra pe- andar con todas las cosas provistas,
ruana ( Yacovlcff y Herrera 1934- que no falte nada. porque si nos
35 :52). falta una cosa, no hay de dónde
sacar ... "
La gente de Lagunilla recogía este
vegetal en las lagunas de la región, lo
dejaban secar y luego lo embolsaban. ¿Qué productos se llevaban para
Lo ingerían agregándolo a la sopa . cambiar?
Era un importante artículo de true- Charqui de cordero. llama y vizcacha.
que con la gente de los valles tarije- Este último animal constituía, quizás,
ños( 18). un gran incentivo para el tráfico. ya
Coipa: especie de salitre. Cuando que con él se contaba con carne , por
aflora en la superficie del suelo se la cual se obtenían otros productos
junta con una pajita. tratando de des- sin necesidad de tocar los rebaños.
cartar las impurezas; luego se la em- Sogas: denominación de las riendas,
bolsa. Es utilizada como jabón para fabricadas principalmente con lana
lanas y para uso personal. Según Ca- de llama. Dos cargas de chañar equi-
lix to , en los valles tarijeños era apre- valían a una soga(2 l ).
ciada como abono. La medida de Maíz y trigo:se obtenían en peque-
trueque era de 2 x I ó dos kg. de ña cantidad; eran. pues. productos se-
coipa por uno de maíz( 19). cundarios del tráfico .
El hecho de emprender anualmen-
SAN PEDRO DE ATACAMA te -con 5. 6 y hasta l O recuas de lla-
mas- un viaje tan dificultoso. que
En marzo, hacia el final de la esta- implicaba la precaución de abastecer-
ción lluviosa y cuando aún no se ha- se antes de partir de todo lo necesa-
cía sentir el crudo invierno cordille- rio para la travesía. se explica quizás
rano, se emprendía el viaje anual ha- por la atracción que ejercían (y si-
cia la región de San Pedro de Ataca- guen ejerciendo) los alimentos con
ma. El trueque era aquí beneficioso alto contenido de azúcar en el habi-
a los puneños y la duración del viaje tante de la Puna ; éstas podrían defi-
-unos 14 días entre ida y vuelta par- nirse. en efecto, como "expediciones
tiendo de Lagunilla- (20) relativa- en busca de lo dulce" . Para valorar su
mente corta: las dificultades surgían importancia en el pasado , debe tener-
por la rigurosidad de los parajes a se en cuenta que en la Puna no crece
transitar, cuyo cruce obligaba a llevar prácticamente ningún fruto de estas
prácticamente todo lo necesario para características. De San Pedro de Ata-
la manutención, lo cual expresa Ca- cama se traían:
lixto de la s\guiente manera : Chañar (Gourlinea decorticans): es
una leguminosa arbórea, de fruto co-
" ... Antes iban mucho; ya han de- mestible, muy dulce, que en Chile
jado, porque es mucho sacrificio. crece principalmente en el norte
<O
Charqui
Yuyucha Maíz
yo hasta fines
de agosto. Más
por 1 vara de pi-
cote, 1 carga de
(X) Valles de 30-36 Anual sal por 1 de hari-
.¡:,. Picote Harina de maíz comúnmente
Tarija días . na, 2 medidas de
Pupusa Papas en junio
Chachacoma coipa por 1 de
Coipa maíz
Charqui
Maíz 1 soga por 2
San Pedro
Riendas y sogas Chañar 14 días Marzo Anual
de cargas de
Ata cama Lana Peras secas chañar
Algarrobo
Quebrada Charqui
Maíz
de Picote 24 días Junio Irreg. ?
Harina
Humahuaca Riendas y sogas ~
i3·
o
~
....
....
:"': ·
-i
2
ID
Jujuy, Charqui .J:J
Perico, Maíz ?
e:
Picote Harina 30 días Junio lrreg. (1)
mente hojas de coca, chicha y alcohol Acto seguido se liberaba a las llamas.
de alta graduación(24 ). se comía y bebía y se pasaba a prepa-
La ocasión realmente festiva - la rar las "flores" (borlas de lana) para
denominada "buena llegada" - era la enflorar a las llamas. que volvían a
del regreso al hogar, luego de ausen- ser reunidas con este fin. Luego se las
cias que se prolongaban hasta un mes liberaba definitivamente .
o más. Observese que estas acciones Primeramente se introducía en la
coronaban los viajes de trueque; es casa sólo un costal de maíz y uno de
decir, los que posiblemente enraiza- harina, los cuales eran colocados so-
ban en el pasado prehispánico, pero bre un cuero de llama y a su alrede-
no aquellos que se realizaban para la dor se ubicaban los presentes y co-
venta de mulas. Descripciones de "la queaban.
buena llegada" son sumamente raras El baile que se hacía a continua-
en la bibliografía (por ejemplo, ción tenía una función esencial den-
Am brosetti 1963: 186 y ss. ). tro del contexto, ya que subyacía en
En esta ocasión se sucedía una se- él la idea de que cuanto más se gol-
rie de actos pautada ritualmente: la peaba los pies contra el suelo, zapa-
familia del viajero salía a esperarlo a teando, más se asentarían y endure-
unos 500 m. de la casa(25). Primera- cerían el maíz y la harina y , por lo
mente se prendía coa en un brasero, tanto , éstos durarían más tiempo:
con cuyo humo sahumaban las lla-
mas, mientras se caminaba alrededor " .. . Estábamos meta a coca, alco-
de ellas(26 ); luego se comenzaba a hol, 'que se cementa , que no se aca-
ingerir bebidas alcohólicas, actividad be', para 'que la mercadería, aguan-
que se continuaba, de manera inter- te dos, tres años'. ·Uyyy! Ahí me-
mitente. durante dos o tres días. ta tomar, meta bahar, y la bailada
era la asentadJ decían .. . La asen-
Al animal más importante de la tada decían. porque pa'bailar za-
recua ,el ''delantero " . de cuya capaci- pateandv, y pa'que se asiente esa
dad para guiar a los restantes anima- mercadería, que no se acabe ... "
les dependía en parte el ritmo y la fa-
cilidad de la marcha, se le hacía be- EL COMERCIO DE
ber un vaso de chicha , con el objeto MULAS Y BURROS
de que él y las restantes llamas con-
servaran su fuerza(27). El ganado europeo arribó tempra-
Los presentes se sentaban allí a namente al Noroeste argentino : en
tomar alcohol y a coquear, narrando 1542 son introducidos, por miembros
el viajero las peripecias del viaje y de la expedición de Diego de Rojas,
proporcionando detalles acerca de los primeros animales de este origen;
los cambios efectuados. Las mujeres pocos años más tarde, en 1555, una
corrían luego hacia la casa, seguidas expedición · conducida por Mejía de
por el arriero conduciendo su recua. Miraval, de regreso de Chile, donde
Delante de la vivienda colocaban cue- había ido a buscar provisiones, trae,
ros de llamas, en los cuales iban api- además de semillas, ovejas, vacas y
lando la mercadería, que luego era otros animales (Fraboschi 1958: 203).
cubierta cuidadosamente con mantas. La cría de mulas destinadas a la
mitaciones impuestas por los bioto- gilando cuatro arrieros unos 50 ani-
pos altiplánicos. La escasez de pastos males. mientras que Concolorcorvo
provocaba que las mulas - de por sí afirma sobre el tráfico principal, en el
grandes caminadoras- se alejaran en siglo XVIII, que cada recua que salía
busca de alimentación durante la no- de Salta en dirección al Alto Perú es-
che si no se las vigilaba continuamen- taba compuesta por unas 1.700 a
te. De ahí que dos arrieros (cuatro 1.800 cabezas de ganado y era condu-
eran responsables de 50 animales) de- cida por 16 hombres (1908 : 98 ).' Con
bieran velar un a noche , mientras los referencia a los datos recogidos en es-
otros dormían. A la noche sigui en te t e trabajo sobre el tráfico vigente a
se invertían los turnos(3 1). principios del presente siglo a partir
El viaje a Huari exigía unos 12 días de Catamarca, salta a la vista que és-
de ida desde Lagunilla y cerca de 25 tos reflejan un comercio cuantitativa-
si se partía de Catamarca. Calixto cal- mente menor, en el que participa
cula que por lo general se conducían -en relación con la cantidad de gana-
unos 200 a 300 burros y mulas. sien- do - un mayor número de arrieros.
do 50 animales responsabilidad de 4 Por una parte , esto refleja segura-
arrieros, lo cual permite calcular el mente la decadencia del tráfico de
número de éstos entre 16 y 30 hom- mulas. acaecida entre la época en que
bres. Concolorcorvo hace sus observaciones
El pago se realizaba en bolivianos (segunda mitad del s. XVrII) -en la
de plata, metal que juega aún hoy un cual las mulas eran el único medio de
papel preponderante en la concep- desplazamiento en las zonas monta-
ción de la riqu eza de la gente de la ñosas y , al mismo tiempo, el animal
región(32). La expresión con la que que podía transportar mayor canti-
Calixto hace referencia a estas tran- dad de carga - y la época descrita en
sacciones es que se contaba "hasta el presente trabajo , en la cual las mu-
azul la mano", refiriéndose a la colo- las habían perdido en gran medida su
ración que dejaban las monedas en la importancia. ya sea como animales
palma. de tiro (debido a la decadencia de las
minas de plata). ya sea como anima-
SUCRE les de silla (por la creciente motoriza-
ción). Además, cabe pensar que este
Llampa fue una sola vez a Sucre, a tráfico secundario, basado en la cría
los 1O ó 12 años de edad, acompa- de mulas de Catamarca, también fue
ñando a su padre en un arreo de mu- en siglos anteriores -debido a los bio-
las. En esa oportunidad , cuatro arrie- topos catamarqueños- menor en
ros conducían unos 200 animales. comparación con el que se basaba en
Los muchos años pasados desde en- la cría de mulas obtenida en zonas de
tonces le impiden recordar cuánto ricos pastos. En cuanto al mayor nú-
tiempo demandó el viaje, y de la ruta mero de arrieros que participaban en
recuerda sólo sus hitos principales: estas empresas -siempre en compara-
Tupiza-Huaitiquina. ción con los datos brindados por
Calcula que generalmente se con- Concolorcorvo-, podría explicarse
ducían unos 200 a 300 animales, vi- sobre la base de que mayor cantidad
ADDENDA :
Finalizada la redacción anterior, he tomado conocimiento de dos importantes trabajos,
cuyos temas centrales se hallan muy ligados a los aquí tratados : H.A . Difrieri, en "La po-
blación de Atacama en el siglo XVII" (Boletín del Inst. de Hist. Arg. y Americ. "Dr. E.
Ravignani ", 26, Buenos Aires, 1980), se refiere a un padrón de la zona atacameña , de
1683 , donde consta la actividad realizada por arrieros de mulas en poblados de dicha
zona . A su vez , G.B. Madraza (" Comercio interétnico y trueque recíproco equilibrado
intraétnico", Desa"ol/o Económico, 21 : 82 ; Buenos Aires, 1981) analiza el trueque de
productos y el arreo de mulas vigentes en la Puna argentina desde 1 81 O hasta el presente.
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REFERENCIAS
NOTAS
(1) La historia de su vida está siendo actualmente elaborada por la autora de este tra-
bajo.
( 2) En un trabajo de campo realizado en Hornaditas, en la Quebrada de Humahuaca,
obtuve informaciones análogas (lnf.: Carlos Lamas). Villafuerte (1968 :68) recogió
en Catamarca la creencia de que el cóndor (Vultur gryphus) al envejecer pierde las
plumas, adquiere el plumón característico de los pichones y comienza un nuevo
ciclo vital. De ahí que la sangre de este animal tenga la propiedad de devolver la
juventud.
(3) La organización nacional incidió, según este autor, en la economía puneña, ya que
se impuso un gravamen a la extracción de sal, además de un recargo sobre la que era
llevada a Bolivia (Tarija). También se cobraban multas por introducir maíz o harina,
productos que casi siempre provenían de ese país (Madrazo 1982 : 153).
(4) La vizcacha ( Lagidium sp.) era fuente de alimento en el Perú prehispánico (cf. fuen-
tes en Friederici 1960: 650) ; según Calixto, quien vivía con su hermana en un pues-
to de altura alejado de la casa paterna, ese animal constituía el alimento más impor-
tante en su niñez. En cambio, en algunas zonas de la Quebrada de Humahuaca (Hor-
naditas) , existe repulsión ante su consumo, lo cual se basa en el hecho de que la viz-
cacha está ligada, en cuanto animal silvestre, a Coquena (según algunos informantes,
aquélla es utilizada como mula por este personaje, un "señor de los animales" suma-
mente conocido en la Puna argentina) .
(5) Véase la reproducción de una honda en von Rosen (1957 : 235) ; numerosos datos
sobre ella pueden consultarse en Diessel 1979. Los pastores la utilizan en la actuali-
dad para arrojar piedritas a los animales del rebaño cuando quieren llamar su aten-
ción. Su función como arma de guerra es aún recordada por los ancianos puneños.
(6) Plato a base de maíz en grano cocido en agua y puesto en ceniza ardiente o lejía.
Del quechua muti (cf. Friederici 1960: 432).
(7) Alimento hecho con harina tostada.
( 11) Es carne secada y salada, de cualquier animal. Para consumirla se humedece y luego
se la asa brevemente o se la humedece y aplasta con una piedra (cf. Friederici
1960: 166 y ss. y Lenz 1904 : 262).
(12) Medida española utilizada hasta 1863 , año en que se adoptó el sistema métrico deci-
mal. Sigue siendo utilizada en la actualidad en la Puna, especialmente por tejedores
ancianos.
(13) Almud : medida española antigua utilizada para granos, correspondía a media fanega.
(14) Yacovleff y Herrera (1934-3 5: 7 6) describen el uso de las raíces de este vegetal
como febrífugo. Palma (1973 : 100) destacó su utilización en la Puna argentina: en
infusión contra el apunamiento, para enfriamiento de pies como baño; a veces se su-
ministra a los convalecientes de neumonía.
(16) Se consumía también en Susques y las poblaciones cercanas, donde se recogía a par-
tir de mayo (comunicación personal del Sr. Abdón Castro Tolay) .
( 17) Aparentemente es la misma planta la que aparece en las fuentes con distintas deno-
minaciones, quizás regionales : muymünta, llullúch'a, murmunta, morcoto (Gonzá-
lez Holguín 1952, Lira 1944).
(18) También otra alga, el cochayuyu (Ulva purpurea) del Pacífico, fue alimento indíge-
na prehispánico; ambas representaron seguramente una considerable fu ente nutriti-
va en dos ambientes botánicamente pobres como son la Puna y las costas norte de
Chile y sur del Perú. Menos explicable parece ser la predilección de los habitantes de
los valles, donde existían otros recursos, por esta planta.
(19) El trueque sigue vigente en menor escala en la actualidad. Calix to fue en enero de
1983 con 24 kg. de coipa a Yavi y la ofreció de casa en casa, cambiándola en peque-
ñas cantidades - 1 a 5 kg. - por maíz. Obtuvo 6 kg. del cereal, aunque sostiene que
la medida de cambio (2 x l) se mantiene y que el resultado obtenido se debió al he-
cho de que la coipa tenía impurezas. Probablemente a menudo existieron estas va-
riaciones en las medidas de cambio, surgidas de la menor o mayor calidad del pro-
ducto. Las unidades de cambio postuladas en abstracto son probablemente ideales,
mientras que en la práctica existirían oscilaciones debidas a la calidad del producto,
mejor o peor confección de un tejido, etc.
(20) Esta duración está calculada en el caso de que se arree una recua de llamas ; solo, a
lomo de mula, Calixto llegaba de San Pedro a Lagunilla en tres días.
(21) Núñez (1976 : 198) consigna que el cambio vigente en la década del 60 entre llame-
ros del altiplano boliviano y pobladores de oasis atacameños era de una soga por
una carga de chañar. La diferencia a favor de los atacameños en comparación con
los datos del presente trabajo, es apreciable.
(22) Estos viajes eran aprovechados, en años recientes, para obtener ciertos productos no
tradicionales. Dejando los animales en los alrededores de San Pedro de Atacama,
algunos arrieros se dirigían en vehículo a Calama o a Chusque , a comprar platos de
loza y ollas de hierro.
(23) Por el contrario¡ los viajes hacia el norte , motivados por el trueque , son en aquel
pueblo puneño aesconocidos (Inf. : Abdón Castro Tolay y Ricardo Alancay).
(24) Véase una descripción del mismo para una zona de la Puna vecina a la tratada aquí
en Merlino y Rabey 1981 : 6 y ss. Existen también trabajos sobre el llamado challa-
kuy para el Perú (cf., para la zona de Cusco, Gilt Contreras 1956).
(25) Los viajeros se separaban al llegar al caserío, dirigiéndose cada uno a su casa; sólo
después, en el transcurso de los eventos posteriores, las respectivas familias se reu-
nían eventualmente para festejar en común.
(26) Prácticamente en toda la Puna argentina las llamas se sahuman de manera análoga,
utilizando este vegetal ; también con motivo de la "Señalada" de animales (por
ejemplo, cf. para Catua Nachtigall 1965 : 209) y en el momento en que la hacienda
abandona el corral para ser trasladada a otro lugar (Merlino y Rabey 1981: 5) ;
q'oyar se denomina una acción similar realizada por los Aymaraes chilenos (Martí-
nez 1976 : 286). La coa se utiliza también en la Puna argentina para llamar al espíritu
de quien se ha asustado (Palma 1973: 93). En el pueblo atacameño de Socaire,
Munizaga (1958: 32) ha hecho ·observaciones que deben ser testadas asimismo en
la Puna argentina: la chacha y la coa (Lepidophyllum quadrangulare) serían una sola
planta, refiriéndose el primer nombre al vegetal que se halla aún en el campo, el que
se " transforma" en coa al ser utilizado con fines ceremoniales.
(34) Calixto calcula que un tambor de coca - unos 20 kg. - le alcanzaba a la familia
- compuesta por cuatro personas- poco más de un año. La coca también se obtenía
en trueque, cambiándola a cambio de burros a gente que llegaba desde el norte.
Lamentablemente no averigüé más sobre el tru eque realizado con viajeros que se
desplazaban de norte a sur, el cual evidentemente también existió.
(3 5) La mta iba de Tupiza a Estela Mayo, Escoriani, Tolar Grande , Quichina, Chorolque ,
Atocha.
(36) Hablar de una personalidad común a los puneños sería seguramente una simplifica-
ción grosera; y sin embargo , en Llampa hay ciertos rasgos -la comunicatividad, la
tendencia a emprender actividades nuevas o diferentes- que parecieran no ser muy
desarrollados en la Puna. Al mismo tiempo, cree profundamente en seres de la con-
cepción del mundo puneña -como Coquena, para nombrar sólo un ejemplo-. Segu-
ramente influyeron en su carácter los numerosos viajes, el contacto con gente de
muy distinta extracción y origen y también las diferentes procedencias culturales
de sus padres.
(37) Este método de sustentación de los viajeros debe haber sido muy común. Concolor-
corvo (1908: 191) presenció cómo se reunían las familias indígenas en la Pampa de
Pacajes (actual Bolivia) para iniciar el largo viaje hasta las minas de Potosí y compa-
ra los perjuicios que ocasionaban con el de las langostas, ya que mataban vacas y
corderos para alimentarse, "sin perdonar las papas que están en sazón". En un docu-
mento emitido en Casabindo en 1681, y citado por Madrazo (1982 : 69), Campero,
el entonces marqués del Tojo, otorga ciertas prebendas a los indígenas de la zona,
porque éstos viven en " . .. camino real donde pasan viandantes y les hacen daños a
los pocos ganados que tienen". La negativa de los dueños a vender animales del re-
baño y la necesidad acuciante de los viajeros han entrado a menudo en colisión. De
los numerosos testimonios citaré sólo el de Ambrosetti (1898: 72), referente a los
Valles Calchaquíes, porque menciona varias causas para esa actitud negativa; el pro-
cedimiento que aconseja el autor no era entonces aparentemente criticable :
"Difícil en alto grado es el conseguir que vendan una cabra , por ejemplo; siempre
encuentran algún pretexto en contra, y si la tropa se compone de cincuenta ani-
males\ para los cincuenta hay algo que alegar en su favor: unos porque son filas
del reoaño, otros por ser hijas de taf cabra que no tuvo más que esa, o de la otra ,
etc.; las que restan por ser propiedad del hijo tal ó cual, o porque se crió con la
criatura menor, etc. ; de modo que el remedio que queda es matar en algunos ca-
sos, de un tiro, a la que parezca mejor, y abonar su importe una vez muerto el
animal . .. "
(38) A los pobladores de habla quechua del Altiplano boliviano se les llamaba así, debido
seguramente al hecho de que ellos se dirigen de esta forma a su interlocutor.
(39) Este e{)isodio da origen a una toponimia que,., según Calixto, era conocida por todos
los viaJeros que cruzaban la zona: "Gaucho Kupachina" se denomina un lugar bajo,
en una vega, mientras que "Tata degollado" se halla muy cerca de allí, sobre una
pequeña loma.
(40) Al narrar este episodio, Calix to comentó las características de la mula, a la cual -en
contraposición con el caballo- se considera el animal más inteligente por su capaci-
dad de intuir el peligro, de caminar despacio si su dueño está enfermo, etc. Esta es
una concepción generalizada en la Puna y la Quebrada de Humahuaca; en este últi-
mo lugar he recogido varias historias que muestran otra característica de este ani-
mal : puede ver o intuir a los muertos, cuando éstos vagan en el mundo de los seres
vivientes.
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Nac. de Lima, 3, pp. 241-322 y 4, pp. 29-102.
"Vi junto a esta fortaleza [de Sacsayhuaman] una piedra que la medí
y tenía doscientos y sesenta palmos de los míos de redondo , y tan
alta . que parecía que había nacido allí, y todos los indios dicen que
se cansó esta piedra en aquel lugar, y que no la pudieron mover más
de allí" (Cieza 1967 , cap . LI) .
"Una piedra muy grande que está junto a ella [la fortaleza], que los
indios llaman Jayku, que quiere decir piedra cansada , la cual trajeron
de más de cuatro leguas de allí. que cierto no se sabe como la traje-
ron. Los indios que la trajeron , como no la pudieron ll egar a la pared
de la fortaleza , por que no había campo ni lugar para tirar de ella , se
fueron a sus casas huyendo" (Gutiérrez ele Santa Clara 1963).
"El noveno capitán Ynga Urcon fue hijo de Topa Ynga Yupanqui,
que tenía cargo de hazer lleuar piedras desde el Cuzco a Guanaco.
Dizen que la piedra se le cansó y no quiso menear y lloró sangre la
dicha piedra. Y ací se quedó hasta oy. que su hijo Guayna Capac
Ynga lo hazía Jleuar la piedra a Quito , Tomi [Pampa]. a Nobo Reyno
desde la ciudad del Cuzco. Yucay. tantas mil leguas" (Guarnan Poma
1980, f. 159 [161], 160 [162].
"La sexta guaca era una piedra grande llamada Col/aconcho , que esta-
ba en la fortaleza. la cual afirman que trayéndola para aquel edificio.
se les cayó tres veces y mató algunos ind ios: y los hechiceros, en pre-
guntas que le hicieron , dijeron haber respondido , que si porfiaban en
querella poner en el edificio. todos habrían mal fin. allende de que
no serían parte para ello; y desde aquel tiempo fue tenida por Guaca
general; a la cual ofrecían por las fuerzas del Inca" (Cobo 1979: 20).
ILUSTRACION No. 1
Inca Urco encima de la Piedra Cansada
(de: Guarnan Poma 1982, f. 159 (161)
,i, ELv10VEvfOCAPÍTJ\
, GAVRCOM .. -:--......:.-=..:.:..:__:_:. ---· - ·-----~..:.. __
"En tiempos antiguos dicen que el sol murió, y muerto el sol , se hizo
noche durante cinco días . Las piedras entonces se golpearon entre
ellas mismas, unas contra otras ; desde entonces se formaron los lla-
mados morteros, es decir las muchcas, y también los batanes" (Avila
1966 [1598]: cap. 4) .
Durante el Taqui Ongoy , otro período de confusión político-social y
cosmológica , también las piedras se levantan y bailan. En otras palabras, la
transformación de la piedra cansada de una entidad estable en un vehículo
de movimiento con propia voluntad , alude a un momento decisivo , con ele-
mentos emocionales, en la construcción de la fortaleza . Veremos más adelan-
te si podemos especificar este momento decisivo. Otro ejemplo de un trance
decisivo en la mitología de los Incas es la amenaza de una derrota por la etnia
enemiga de los Chancas. En aquella oportunidad , las piedras se transforman
en guerreros para asistir a los Incas en su batalla ; el nombre de estas piedras
guerreras, los pururaucas, también recuerda una época primordial.
Estas consideraciones del trasfondo cosmológi co en el discurso m íti-
co con respecto a representaciones de piedras, nos llevan a reflexionar sobre
el carácter de la piedra cansada. Central en esta discusión es la formulación
de un código espacial que se articula en varios niveles, de los cuales quisiera
destacar : un nivel sociológico basado en características geográficas , un nivel
cosmológico y un nivel técnico-arquitectónico (Sperber 1972 : 55 ).
"Traen e llevan pie¡;as [de vestidura] según son las guacas; si son fuen-
tes en sus tierras, traen un baso de agua dellas y échanlos con grande
cerimonia en otras fuentes donde fueron trasplantados y pónenle el
nombre de su pacarisca con mucha solemnidad, y si es piedra pónenle
la pieya de bestido que traen a otra piedra" (Albor~oz 1984: 199).
Nivel técnico-arquitectónico.
De nuevo vuelvo al nombre del arquitecto Calla Cunchuy. La segunda
parte del nombre del "arquitecto'' tiene un significado muy curioso. Cunchuy
o Concho es un término que designa una etapa en la preparación de la chicha
(González Holguín : Cconchu - Heces o asiento; Cconchu unu: el agua sucia,
o turbia), pero parece que la palabra cconchu tiene un campo semántico más
amplio. En una crónica del año 1613 de la provincia de Chinchaycocha, se
explica la palabra concho de esta manera, refiriéndose a una costumbre du-
rante la construcción de tina casa. En el capítulo sobre "el cubrecasa", el
autor dice:
ILUSTRACION 2
Mapa riel área del Cusco , con la ubicación de la Piedra Cansada (5) en el 40 ceque de
Chinchaysuyu. 1. Coricancha, 2. Colcampata, 3. Sacsayhuamán, 4. Qenqo, 5 . Piedra
Cansada, 6. Chuquipalta, 7. Chacán .
""
N
1
1 /3700
I
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J
3600 -·
---
500 metros
r ío
línea de altura
sitio arqueológico
• radio urbano
del Cusco incaico
·
V. CONCLUSION
NOTAS
1. Quisiera agradecer a las siguientes instituciones por su apoyo financiero para realizar
este trabajo: Department of Anthropology, University of Illinois at Champaign-
Urbana; Tinker Foundation y National Science Foundation (EE.UU.). Los comen-
tarios críticos que ha generado una lectura de la primera versión de este artículo
por parte de Irene Silverblatt, ltalo Oberti , Henrique Urbano , Gary Urton y R.
Tom Zuidema, me han sido muy útiles.
2. Los trabajos clásicos de Durkheim y Hanss (1901-02) y Van Genr.ep (1960) han
mostrado en qué forma la estructura espacial puede expresar simbólicamente rela-
ciones sociológicas y cosmológicas .
3. Para un análisis detallado del personaje de Inca Urco , véase Zuidema 1979.
4. Si la lectura correcta de esta palabra es colla, la interpretación qued a bastante
enigmática. González Holguín da las sigl! ientes entradas : Kolla - tierna criatura ,
o niño, y Kollasonccolla - El niño que aun no tiene uso de razón .
S. Ortiz Rescaniere ha publicado dos mitos contemporáneos con una temática seme-
jante. La diferencia radica en que la Piedra Cansada ha sido reemplazada por la
imagen de una Virgen (Ortiz 1970) .
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EL TESTIMONIO
Dijo llamarse Agostín Luna Capcha de treinta y cinco años
Nací en el tiempo del Inga , a pesar que desde mi juventud he oído y
visto aspectos de las costumbres cristianas y españolas. De vez en cuando se
me ha enseñado el cateci;:;mo, conozco el uso del dinero , me salvé de la muer-
te cuando participé en la gran rebelión del Inga llla Thupa, hace veinte años,
que obligó a los españoles a retirarse de la antigua fortaleza de Huánuco Pam-
pa (Varallanos 1959: 119-123; Murra 1975: 186) y he visto cómo, con de-
primente regularidad, los ejércitos de españoles saquearon los depósitos del
Inga. de las huacas sagradas y de nuestros pueblos . Han habido años de ham-
bruna.
Tiene dos hijas y un hijo que se llama Catalina Chocara de cinco años, otro
que se llama Felipe Guaya de cuatro años, otra que se llama Barbara Vica de
dos años. ·
Dan marido y mujer una pieza de ropa de algodón y para ello les da su enco-
mendero el algodón
¡Ay! , este pesado asunto del tejido . Nunca acaba. Las manos de mi
mujer no descansan de dar vueltas al huso para hilar tanto. El algodón que
ese secuaz del encomendero nos da es de pésima calidad . Es algodón silvestre.
du~o para despepar, difícil de hilar y nunca alcanza. Seguro que nos engai'la .
Si no es por mi vecino, el que hace tejas, quien tiene que ir a la ciudad a
cumplir con su tributo en la casa del encomendero (p. 80) y que hace trne-
que de gallinas y chuño por más algodón , nunca podríamos cumplir con
nuestra cuota (p. 58). A veces estoy tan cansado que me duermo en el telar.
Pero tengo que seguir tejiendo , ya que es necesario tener suficiente ropa para
mí y mi familia, aparte de la bonita pieza que quemamos como sacrificio en
la ceremonia anual. Ojalá que el visitador no se dé cuenta que en verdad tejo
más de lo que declaro: tejo una pieza para mi propia cu enta, la otra para la
de mi suegro (p . 120) y la tercera para mi curaca. Nunca acabo de tejer. ¿Qu é
hace el encomendero con tanta ropa? Uno de mis abuelos volvió de servir al
Inga en sus guerras y regresó vestido de una preciosa pieza que el Inga le rega-
ló (Murra 1975: 158). Ahora todos andamos en harapos y, sin embargo, se-
guimos tejiendo. Esos españoles se han de comer todos los textiles que les
hacemos .
Y que con los de Chacapampa hace para el tributo chacaras de maíz y papas
en las tierras de Chacapampa
Chacapampa está al noroeste de aquí, y allá llueve antes que aquí ; así
que ellos siempre están un par de semanas más adelantados que nosotros en
la producción de esas co¡nidas. Siempre tengo que enterarme cuándo es que
el principal de mi pueblo decide comenzar con el trabajo de romper la tierra
con nuestras chaquitacllas (el chacmeo) y cuando ya sé que día es, me voy
para allá unos días antes para visitar a mis parientes. Les llevo regalos y comi-
das de aquí, ya que les gustan los zapallos, calabazas , caiguas y las numias
(un tipo de frejol) , que dan tan bien aquí (p . 101 ).
Cuando llego a Chacapampa , visito a mi curaca, quien baja desde
Caure para la ceremonia. Es para esa ceremonia que casi siempre tengo listo
mi tejido para él , de manera que él se lo pueda poner para el chacra jitay (1 ).
Mi curaca se pone mi tejido nuevo para esa ceremonia y se le ve tan digno
sentado allí con todos los viejos y sabios del pueblo , chacchando coca y deli-
berando cuál de los sectores ha de ser asignado para la producción de papas
de este año. Cada año se abre un nuevo sector, tan grande como la mitad de
una ladera, y el último sector, que ha estado en cultivo por varios años, em-
pieza su período de descanso . Cuando ya han decidido en qué sector vamos a
trabajar, Don Pablo mismo asigna chacras para el tributo del encomendero ,
para los diezmos de la iglesia , para ellos mismos y para la gente muy vieja que
ya no puede trabajar sus propias chacras. Después, nos da tierras a todos los
de la comunidad para nuestras comidas. A pesar de que yo estoy allí, a mí no
me dan tierra , porque tengo suficiente en Tancor. Luego hacemos grupos de
Dijo que le cabe dos meses al año de servir con los de Chacapampa a su enco-
mendero en Huánuco en traer leña y yerba y aderezar la cequia del molino y
algunas paredes cuando se lo manda
¡Por dos meses tengo que ser su sirviente en su casa! Si por lo menos
me dejase planificar cuándo es que tengo que ir, estaría bien. Pero cuando se
me ordena ir sin previo aviso. entonces sí que se me vienen encima muchos
problemas . Mis chacras se quedan descuidadas. me atraso en mis tejidos y no
me queda tiempo para ir a trabajar como agua tero . A mí me conviene más ir
después de las cosechas de Chacapampa y Tancor. Pero hasta ahora siempre
me ha tocado ir en cualquier otra fecha y sin previo aviso. Cuando estamos en
Huánuco , nos tratan como a presos. Nos encierran en la noche y la comida
que nos dan es muy poca, así que siempre tenemos que llevar de lo nuestro .
Por lo menos , recientemente. el mayordomo del encomendero nos ha estado
dando un poco de coca. Los caballos. mulas y vacas del encomendero comen
tanto pasto , y somos nosotros los que tenemos que traerlo desde lejos.
(Ex tracto del testimonio de Pablo Almerco) "y que van de este pue-
blo a Huánuco a servir al encomendero de leña y yerba y agua y lo
que les manda cinco meses en el año , en los cuatro primeros cuatro
indios y en el quinto mes tres indios. y esto se lo paga el encomende-
ro y no sabe cuánto ni de qué manera. mas de qu e se lo manda el di-
cho Don Antonio [Guaynacapcha] su cacique' ' (p. 160).
Y dijo que se ocupa cinco meses en todo lo que trabaja y hace para el tributo
no entendiendo otra cosa
Claro que me paso casi la mitad del año trabajando para el encomen-
dero , a pesar de que a mí me parece que es todo el tiempo . Por ejemplo, hilar:
mi mujer y yo hilamos todo el tiempo , todas las veces que nuestras manos es-
tán libres. Y aun así nos toma dos meses hilar el algodón y hacer el hilo gme-
so. Otros diez días para el segundo hilado fino. después de que lo hemos teñi-
do. Dos días para el teñido, si es que no se cuenta el tiempo que toma recolec-
tar la leña que se necesita para hervir el tinte . Luego un día para hacer la ur-
dimbre. Diez días para tejer, si es que tengo tiempo para hacerlo de una sola
sentada. Casi siempre tengo que interrumpir el tejido. porque me toca hacer
una y otra cosa en el pueblo. en Chacapampa o en Huánuco antes de poder
acabar la pieza. Una cosa es el tiempo necesario para preparar los materiales y
tejer. otra cosa es el tiempo transcurrido desde el comienzo del proceso hasta
su término.
El trabajo de Chacapampa me toma , contando los días para ir y venir.
un mes para producir todo lo del tributo (dos días de chacmeo, dos de hacer
surcos. el cultivo y recultivo son otros cuatro, dos para la cosecha y dos para
cargarla desde las chacras hasta el pueblo , ·s on doce días). Calcúlese otros tan-
tos para el maíz y eso ya hace veinticuatro días. Luego hay ocho días de car-
gar lá cosecha a la casa del. encomendero y regresar. Dos meses de mit'a en
fermente bien. Para el trabajo, Inés tiene que avisar a las mujeres que le van a
ayudar, y yo a los hombres. Aunque el trabajo en la chacra sólo demora uno
o dos días, si no me puedo ocupar de todas esas cosas antes del día de traba-
jo de mi chacra , es un desastre. Calcular sólo dos días de arado es otro error,
aun sin considerar los días de preparación. A cada persona que viene a traba-
jar en mis chacras yo le tengo que devolver ese día de trabajo entero. Y hasta
que ellos me lo pidan , tengo que estar disponible en el pueblo , tengo que es-
perar aquí durante toda la época de chacmeo, aunque no me toque trabajar
todos los días de la época.
Por eso , cuando gente de afuera empieza a organizar nuestras vidas.
nos cuesta mucho más entregar la misma cantidad de tributo. Ese encomen-
dero es tan reclamador que nosotros tenemos que cumplir, y por miedo a los
castigos, empezamos a pensar que el trabajo de él es más importante. Lo que
debería tener prioridad -nuestra propia subsistencia- queda relegado a se-
gundo lugar hasta que hayamos terminado con nuestras obligaciones. Y cuan-
do hemos terminado con esas obligaciones , estamos muy cansados y nuestros
recursos están agotados. Así es que comienza la tendencia a recortar o dismi-
nuir lo que nosotros mismos necesitamos. La "pesadumbre" (término de
A.V. Chayanov y también concepto utilizado en la Visita) del trabajo en
nuestra propia subsistencia aumenta por lo de la encomienda.
Desde que entraron los encomenderos en esta tierra. nuestros recur-
sos han cambiado, pero la tasa del tributo sigue siendo la misma. Ahora hay
menos gente que antes y las personas están más enfermas (p. 86); por eso hay
menos hogares que tienen que encargarse y cumplir con los mismos niveles
de producción establecidos cuando éramos más . Pero no sólo es eso; otros
recursos también han cambiado . Por ejemplo , en Caure no da el algodón por-
que es un clima muy frío. Antes de que llegaran los españoles, la gente de
Caure tenía tierras de algodón en el valle grande. pero ahora las han perdido.
Por eso, ahora el encomendero nos da el algodón y porque él nos lo da , la tasa
de piezas que tenemos que dar se duplica (p . 123). Los mitimaes de Ananpi-
llao tienen sus propias chacras de algodón y con eso hacen sus tejidos de tri-
bu to. Y por ello dan menos piezas de tejido que nosotros(4). El trabajo de
producir ese algodón es menos de lo que nosotros necesitamos para tejer la
recarga que nos impone el encomendero (p . 239).
Y porque los gustos del encomendero son diferentes a los de los Ingas ,
la vida se nos complica. Nosotros, los de Caure, tenemos muchas punas para
el pastoreo y por eso debemos darle seis carneros de Castilla por año , uno en
cada uno de los días de fiesta católica que él celebra. Pero nosotros no hemos
tenido mucha suerte en criar esos, carneros y hay muy pocos. Por eso, en lu-
gar de los carneros, nosotros los caurinos damos dieciocho y media piezas de
tejido, y el encomendero nos da el algodón (p . 159). Pensar en todo ese tra-
bajo extra es para ponerse a rabiar. ·
Pero esas conmutaciones también pueden ser de provecho para noso-
tros. Por ejemplo, en Quiu, el pueblo que está en las alturas , al otro lado del
valle, hay un viejo rebelde muy famoso que no quiere ser cristiano; se llama
ciones para con nuestros parientes. Ya que el tributo es fijo, son nuestras pro-
pias necesidades las que no podemos satisfacer cuando la carga del tributo se
vuelve excesiva.
Y dijo que tiene ciertos andenes en que hace sus chacaras para sus sementeras
que le bastan para él y sus hijos
Hay mucha tierra por todos los lados, porque nuestra gente está dis-
minuyendo muy rápidamente. También porque el Inga ya no existe y ya no
nos obliga a producir tributo de comida en los pueblos, en las tierras que ha
tomado y que sirven para sus tambos y sus almacenes. Todos esos lindos an-
denes que nuestros antepasados han construido están deteriorándose, y ya
nadie se esfuerza para mantenerlos como antes. La gente ha perdido su respe-
to para con la tierra. ¡Pero quién tiene el tiempo para hacerlo!
Y que allí hay muchas donde si se pasase, tendría las que el cacique le diere
Cada año distribuyen tierras de papa y dan tierras de maíz por más
años, porque es posible repetir ese cultivo varias veces en el mismo terreno
sin rotación . Si quisiera que me den tierras allá, sólo tengo que ir a pedir, por-
que allá está mi ayllu y esa es tierra del ayllu, y mi curaca garantiza que , sien-
do miembro , tengo derecho a que me repartan . También tengo derechos allá ,
porque voy con ellos a cumplir con mi cuota del tributo y porque voy a Pito-
mama con mis ayllumasikuna (compañeros de ayllu) a trabajar en la mit'a. Si
pidiese tierra allá , tendrían que darme mi porción.
Ni se quejó de ninguna otra cosa de todas las que les fueron preguntadas co-
mo a los demás
¡Bah!
T/POSDEUN/DADESDOMEST/CAS
rentados con los adultos y que fueron criados por ellos (p. 130). No faltaban
ocasiones en las que el jefe masculino del,hogar estaba ausente, en la mit'a,
pastando animales, en Huánuco "rescatando" algodón o trabajando "alqui-
lado " en las minas (pp. 112, 126, 122, 119).
Podemos asumir, en base a la ideología contemporánea en la cual el
lazo matrimonial forma la base de una nueva unidad doméstica independien-
te (Mayer 1980), que lo mismo también era válido en tiempos de la Visita y
aun antes (Murra 1956: 169 ; 1978: 148)(5), y que este ideal era a veces difí-
cil de concretar, a pesar de los esfuerzos para conseguirlo. El alto número de
familias nucleares incompletas (en algunos casos incluso huérfanos) es un cla-
ro indicio de los difíciles tiempos que los Yacha estaban atravesando y de
cuán ardua era la labor de lograr esta meta o aun sostenerla. La autonomía
de las unidades conyugales y la regla de residencia neolocal que revela laVisi-
ta. no implican , desde luego , que estas unidades no pertenecieran a grupos de
parentesco más amplios. Pero los datos de la Visita hacen difícil su esclareci-
miento, especialmente porque no sabemos cuál era el sistema de nombres y
"apellidos" en uso en esos tiempos. La alta incidencia de familias nucleares
incompletas debe implicar también que en esos tiempos tampoco era fácil
hallar refugio con parientes e incorporarse a los hogares de ellos ; por lo tanto ;
tenían que luchar solos.
Debo por último mencionar ciertas situaciones infrecuentes (por
ejemplo, pp. 92 , 140, 203, 204) en las cuales el visitador separó unidades do-
mésticas de tipo extendido en dos unidades tributarias independientes. En es-
tos casos , una pareja ya anciana vivía con uno de sus hijos (usualmente el
hijo), el cual. casado a su vez , estaba ya criando hijos suyos en el mismo ho-
gar. A pesar de que no hubo separación física , el gravamen del tributo recaía
separadamente sobre cada pareja matrimonial , contando la nueva pareja co-
mo una unidad tributaria independiente con sus propias contribuciones de
tejido , dinero y obligaciones de mit 'a. Uno de estos ejemplos (p. 219) era un
matrimonio uxorilocal : es decir, un caso en el que el varón , foráneo al pue-
blo , se afincó con una familia local y se casó con la hija .
El ciclo natural de las unidades domésticas basadas en el matrimonio
puede adecuadamente rendir cuenta de estas variaciones en la composición fa-
miliar. En algunos casos, el proceso de independización de las nuevas unida-
des domésticas ya está encaminado , aunque todavía no concluido ; y en otros ,
al otro extremo del ciclo , los remanentes de las familias fundadoras , ancia-
nos ya, se juntan a los hogares de uno de sus descendientes (Goody 1966,
Lambert 1980).
La Visita también ofrece algunos indicadores sobre los patrones ma-
trimoniales. Muchas de las mujeres en estas unidades aparecen listadas en va-
rias formas , tales como "mujer", " manceba" (concubina), "mujeres de servi-
cio" ( ¿sirvientas?), "viudas" y "solteras". Murra (1967: 389-90), Hadden
(1967) y Mayer (1972: 49) sugieren que , por lo menos para algunas unida-
des domésticas , se trata de hogares poligínicos.
Hay dos usos consistentes de estos términos en la Visita que deben
(p . 56). Además, lo que debían dar estaba "repartido entre las casas que tie-
nen" (p . 56) y ahora hay que dividir una cantidad fija de tributo entre "los
indios que hay" (p. 56). El cambio de una escala movible de tributo fijo por
casa multiplicado por el número de casas que hay , a uno en que hay que en-
tregar una cantidad fija dividida entre un número decreciente de personas ,
implicó un aumento en la carga del tributo para cada unidad doméstica.
Además , esta carga recaía desigualmente entre los hogares existentes.
Un tercio de las unidades domésticas no pagaban tributo , cargando así lo que
habían de dar en los dos tercios restantes; de éstos , aproximadamente otro
tercio estaba de una manera u otra incapacitado o disminuido en su capaci-
dad de contribuir plenamente. Habían tres categorías de "exceptuados" del
tributo : 1.- - Por razones de status (1 Oo/o de todas las unidades domésticas) ;
2.- Por estar al servicio permanente del encomendero o de los curacas y prin-
cipales (140/0) ; y 3.- Por incapacidad física (220/0).
Dentro de la categoría de exceptuados por razones de status, obvia-
mente debemos considerar primero a los curacas. Sin embargo , al revisar cui-
dadosamente su testimonio , notamos que habían gradaciones y jerarquías
(ver cuadro adjunto). Don Juan Chuchuyaure (p . 109) y Don Antonio Guay-
nacapcha (p . 168), los dos curacas principales "duales" de los Yacha , y sus
colegas equivalentes entre los mitimaes (pp. 189 , 199) claramente estaban
exceptuados, a pesar de ser ellos los que encabezaban las unidades domésti-
cas más grandes y mejor dotadas de recursos. Principales de pueblo de rango
inferior, tales como Pablo Almerco (p . 160), dijeron que tributaban una cuo-
ta completa de textiles y de dinero y que eran ellos los que organizaban la
producción de "menudencias" de la tasa (tales como cinchas, cabestros y
manteles). Además, acompañaban a su gente a las chacras comunales y a
Huánuco , "mandando a los indios y no en más" (p . 211 ).
El segundo grupo de unidades exceptuadas lo constituyen los foraste-
ros, o sea miembros de otros grupos étnicos. En el sistema incaico , era nor-
mal que un extraño no estuviese contabilizado en el quipu local , ya que esa
persona figuraba en el quipu del grupo al cual pertenecía, junto con la razón
por la cual estaba "puesto" en ese lugar y el tipo de contribución que hacía .
De no ser así , una persona como ésa hubiese sido contada dos veces y estaría
bajo obligaciones tributarias dobles. En muchos casos , en la Visita ese sistema
todavía seguía funcionando , como , por ejemplo , cuando una unidad de foras-
teros figura en la Visita como contribuyentes de tributo de su propio grupo
de origen (p. 174 ). En una casa de Quiu , las contribuciones de tributo esta-
ban divididas entre dos encomenderos (p. 79). Pero en 1562 muchos foraste-
ros ya eran refugiados o se perdió la conexión con sus lugares de origen y po-
dían, por lo tanto , pasar desapercibidos hasta el momento de la visita. Sin
embargo , cuando eran "habidos", fueron enumerados y obligados a contri-
buir igual que los demás (p. 96).
Podemos agregar a este grupo un segundo grupo: los "huidos" y "no
visitados"; es decir, gente que se escapaba o evadía de otra manera las impo-
siciones tributarias de la encomienda y, por lo tanto , eran desplazados por
Tan sólo tres unidades no protestaron , y esto se debe en parte a que sus con-
tribuciones ya estaban muy rebajadas en comparación con lo que daban sus
vecinos. Seis viudas en un pueblo estaban en situación tan difícil que el visi-
tador, compadecido, ordenó que estas señoras fuesen exceptuadas inmedia-
tamente (p. 193).
En tiempos del Inca se hacía una clara distinción entre cierta edad so-
cial, después de la cual un hombre quedaba libre de las obligaciones que re-
querían mayor esfuerzo físico y eran las más onerosas (ejercito y mit'a), y
una edad avanzada que incapacita a la persona para el trabajo , llamada en la
Visita "viejos muy viejos para el trabajo" (Rowe 1958; Murra 1956 : 172 ;
1978 : 150; Guamán Poma 1980 : 196-198; Mayer 1972: 345). Después de
ser relevado de obligaciones duras, el tributario de avanzada edad continua-
ba cumpliendo con muchas actividades comunales y del Estado más livianas ;
inclusive se le asignaban ciertas tareas administrativas y cargos de supervisión ,
trabajos que además conllevaban cierto respeto y honor. Encontramos en la
encomienda una distorsión deliberada de esta distinción. La edad ahora se
define en el sentido literal como incapacidad (o hasta estorbo) para el traba-
jo , versus una definición social de la edad como una etapa en la vida después
de la cual los trabajos más pesados del tributo ya no son exigidos. La enco-
mienda simplemente ha abolido las finas gradaciones culturales andinas que
refuerzan el sistema al disminuir las obligaciones y aumentar la responsabili-
dad y el prestigio conferido al que se esforzó .
Quedamos, entonces, en que el grueso del gravamen del tributo recae
en 251 unidades domésticas (520/0 del total), de las cuales un tercio se queja
de la "pesadumbre" del tributo , otro tercio dice que es pasable (la palabra
que emplean en el testimonio es que dan el tributo "descansadamente", eufe-
mismo burocrático de la.época) y para el tercio restante lamentablemente no
queda registrada ninguna opinión. Las razones que la gente da para sustentar
que el tributo es una carga muy pesada. nos permiten analizar el funciona-
miento del "modo de producción doméstico" (Sahlins 1972). He menciona-
do párrafos arriba el problema de la viudez y de la incapacidad física. Lo que
es interesante aquí es cómo este factor se combina con otras características
de la unidad doméstica. Cuando los factores muerte . incapacidad o aun cuan-
do el marido es llevado por la fuerza (p. 221 ), se combinan con el hecho de
que en ese momento hay muchos niños (p. 221 ), o hijos/hijas enfermos (pp.
162 , 165 , 166) o hay demasiados miembros en la familia que sostener (p .e ..
pp . 162 , 165 , 182, 191 ), entonces es muy difícil sostener a una unidad do-
méstica, y ya ni hablar de las dificultades para cumplir con el tributo. Y
como el tributo tiene prioridad política, las consecuencias recaen en las acti-
vidades de subsistencia. Estas mismas dificultades se presentaban también
cuando a padres ancianos e incapacitados se les morían los hijos (p. 191), o
cuando los hijos abandonaban a los padres al casarse (p. 120), o también en
casos de ancianos solos y sin ayuda de parientes (p. 125). Para toda esta gen-
te podemos aplicar el término europeo de "pobre", un término que en los
Andes frecuentemente significa una persona sin parientes que le ayuden
CONCLUS/ON
¿Qué era una unidad doméstica Yacha en 1562? Era una unidad resi-
dencial , con su casa , su almacén y cocina. Casa que era habitada por una pa-
reja casada y su progenie y a veces incrementada con parientes de cualquiera
de los cónyuges o con cónyuges de los hijos o hijas. Las unidades considera-
das "pobres" estaban compuestas por los remanentes de una familia comple-
ta ; mientras que las unidades más "ricas" tenían más esposas y también yana-
conas , a la vez que una posición social diferenciada.
La unidad doméstica era una unidad de consumo que satisfacía en
forma regular la mayor parte de sus necesidades de subsistencia mediante la
producción agrícola y las demás actividades productivas, teniendo, por ser
miembro del ayllu. derecho al acceso a los recursos de tierra, pastos, lefla,
etc ., que se repartían según necesidad a cada unidad. También criaba a los
niños y mantenía a los ancianos o a los miembros enfermos. Además, era una
fuente de capacidad de trabajo , el repositorio de conocimientos, habilidades
manuales y destrezas necesarias para la producción, así como también el de-
pósito del cual se podía extraer energía muscular para aplicarla en forma di-
versificada en la agricultura, el pastoreo , la manufactura de cosas, la construc-
ción y el transporte para proveerse a sí misma y a la sociedad en general de los
bienes y servicios económicos. Debido a que su capacidad productiva llegaba
a un apogeo en ciertas etapas de la trayectoria del ciclo vital de sus miembros,
en estas etapas la unidad doméstica podía generar excedentes, mientras que
en otras etapas del ciclo, debido a las disminuidas capacidades productivas y
administrativas, puede haberse visto en la necesidad de ser subsidiada por la
comunidad en la que estaba enmarcada. La transición a la encomienda en
tiempos de la colonia significó que muchos de los mecanismos institucionali-
zados que garantizaban ayuda en el trabajo o con bienes y que otorgaban ex-
ceptuaciones del tribu to estuvieran quebrándose y, por ello , causaban la com-
pleta miseria de estas unidades. Por último, igual que en otras partes del mun-
do , las unidades domésticas eran la fuente donde se podía reclutar gente para
el ejército y mano de obra no especializada, pero masiva.
La unidad doméstica también era un nódulo y foco de un complejo
sistema de intercambios recíprocos que fluían hacia ella y desde ella hacia
otras unidades (Alberti y Mayer 1974 ). Los intercambios de mano de obra,
de bienes , de regalos , los intercambios ceremoniales, etc. eran la expresión de
una tupida red de obligaciones sociales y políticas que vinculaban a la unidad
doméstica con otras, con su comunidad y curaca, como también con el mun-
do social más amplio. Es muy probable que esta malla de vínculos con otros
hogares fuera más densa, más intensa y más compleja de lo que es hoy (Mayer
1974 ), a pesar de la pesada carga del tributo. Lamentablemente, la Visita no
da mucha información sobre este punto.
A pesar de su autonomía como unidad de consumo, la unidad domés-
tica era tan sólo un componente del sistema productivo en general, aunque sí
fue un elemento clave y el que sentaba los patrones al resto del sistema. Esta-
zando con el monto global de cosas y días de trabajo que los Yacha debían
entregar (la tasa) y pasando por varios niveles de curacas y principales, quie-
nes eran los responsables de asignar y recolectar las porciones de la tasa de
los niveles más bajos (el reparto), las asignaciones se detenían a nivel de la
unidad doméstica. AJ interior de ella, era asunto interno de sus miembros el
cómo arreglarse para cumplir con su cuota. Desde un punto de vista muy
real , lo que se asignaba en tributo a un individuo implicaba el apoyo econó-
mico, la capacidad productiva y organizativa de su unidad doméstica para
poder producirlo. Todo ese hilado y tejido y los otros objetos hechos ama-
no , todas esas gallinas y el dinero que se debía de dar, todo eso sólo podía
ser entregado si por cada tributario había una unidad doméstica viable y en
funcionamiento. La gran mayoría de las quejas sobre las dificultades de dar
tributo surgen precisamente cuando la persona en cuestión no puede contar
con el apoyo real, i:naterial y espiritual de un hogar viable . Aun la ejecución
de tareas comunales en las chacras de la comunidad o en las del encomende-
ro , proceso en el cual las unidades domésticas son las que proveen la mano de
obra , pero no son las productoras directas , sólo podía ser lograda eficazmen-
te si el tributario tenía su propia subsistencia asegurada. No sólo las relacio-
nes de producción , sino también las de reproducción se apoyan fundamental-
mente en la unidad doméstica del tributario . Por ello , aparte de los proble-
mas de contabilidad , la unidad doméstica de los Yacha era el nódulo crucial
donde comienza el proceso de extracción de excedentes.
Las obligaciones de tributo y la composición de la unidad doméstica
se interrelacionaban de tal manera que se magnificaban los problemas de
aquellas unidades que ya estaban en dificultades y disminuía la carga de aque-
llas otras que estaban mejor capacitadas para la producción. A pesar de los
intentos de reducir y ajustar el gravamen del tributo de acuerdo a la capaci-
dad productiva; es decir, de acuerdo a la composición de la familia del tribu-
tario, su edad , estado de salud, etc. , la opinión subjetiva de que el tributo era
injusto tenía que surgir. En tiempos incaicos , aquella opinión era compensa-
da por el ceremonialismo, la participación en el sistema recíproco y la ideolo-
gía hábilmente manipulada por los agentes del estado Inca . Todo esto estaba
completamente ausente en el sistema de las encomiendas, y el tributo se jus-
tificó en base al derecho de conquista, lo que , a su vez , exacerba los resenti-
mientos. Además, los cambios que introdujo el encomendero al sistema
(aparte del aumento cuantitativo que impuso) tuvieron , en última instancia,
un impacto negativo sobre el nivel de bienestar de las unidades domésticas.
Es posible establecer causas directas entre el sistema de encomiendas y la dis-
minución de los niveles de producción para la subsistencia, la mayor inciden-
cia de enfermedades y de mortandad de la población . También hay evidencia
muy clara de alteraciones y rupturas en los hogares a causa de la fuga de los
hombres y mujeres, las acciones tendentes a evitar el trabajo y severos casti-
gos corporales. Para los Yacha estaba bien claro que , a pesar de los evidentes
intentos de mantener continuidades institucionalizadas del pasado, los tiem-
pos habían empeorado radicalmente.
Nivel Cura ca
Enrique Mayer
Belisario Flores No. 951, Dpto. 503
Lince, Lima.
NOTAS
(]) Ver Mayer (1972: 360-361) para una descripción contemporánea de la ceremonia, y
Mayer (1979) y Mayer & Fonseca (1979) para conocer cómo funciona hoy el siste-
ma de barbecho sectorial.
(2) Ver Fonseca (1972 : 315-338) para una descripción de la etnoecología de esta región
y su importancia en las actividades agrícolas.
(3) Una fanega aquí es una medida de extensión de tierra, la que se necesita para sem-
brar una fanega de semillaje, y no una medida de volumen de productos, como se
indica arriba.
(4) Ese grupo de mitimaes provenía de Canta, Cajatambo, Ureas de Atapillo (Atavillos)
y Checras, del actual departamento de Lima; fue puesto allí por el Inga "para guar-
da de la casa donde dormía el ynga cuando vino a conquistar la tierra de los andes y
entonces los dejó allí para dicho efecto" (p. 239).
(5) Cito ambas versiones de la tesis de John Murra, la original en inglés es de 1956, la
española de 1978.
(6) Pachaca es una unidad de 100 tributarios (ver Hadden 196 7 para un estudio de una
pachaca de la Visita).
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tituida por esas tres partes que usu- fuentes( 1) y por el carácter de las
fructuaban la fuerza de trabajo indí- mismas. factores que impiden distin-
gena. Sin embargo, y a pesar de tan guir la composición étnica regional
oportuna observación , hemos elegido anterior al Inca a raíz de los comple-
para esta reflexión el repartimiento jos cambios que se fueron operando
de los "Quima de Oyune", que hasta bajo la doble conquista: inca y espa-
ei presente no había sido claramente ñola .
identificado, a diferencia de la infor-
mación que se tiene sobre Zongo
(Golte 1968 : 471 , 479;Murra 1975 : LOSQUIRUA
101-109) oSuri (Saignes 1984: 13),
sin perder de vista el contexto global Antes de examinar la organización
de la encomienda. territorial. se debe escudriñar el signi-
Las dificultades iniciales para la ficado de la expresión "Quima de
identificación y ubicación de Oyune Oyune", cuya ambigüedad es eviden-
se debieron , en gran parte , a las escue- te. Un examen de sus orígenes permi-
tas y ocasionales referencias propor- tirá comprender las dificultades de tal
cionadas por los cronistas y viajeros empleo. Las crónicas traen escasa in-
en torno a los Quirua. Por eso , es ne- formación sobre los Quima , por eso
cesario volver a las fuentes para tener éstos siguieron permaneciendo en el
una visión cabal que permita com- anonimato hasta ahora. Pese a las
prender el tenor en que fueron reco- limitadas indicaciones . debemos acla-
gidas y , de esta manera , resolver los rar que dos son las fu entes que per-
aspectos concernientes al nombre y miten ubicarlos geográficamente: la
origen del grupo. El término Quima primera se halla anotada en las Rela-
. nos lleva a considerarlo a la luz de va- ciones Geográficas de Indias, donde
rias connotaciones: desde aquellas se señala a los "Quirua" como el lí-
que permiten que lo asociemos con mite oriental del señorío de los Paca-
4n nombre geográfico o las que nos jes. La segunda proviene de un texto
inducen a pensar en la presencia de de La Crónica del Perú (1553) que
un grupo étnico hasta las que evocan menciona a un "pueblo" denomina-
a un grupo profesional especializado do Oyune, cercano a La Paz. Esto,
en la coca. unido a la referencia proporcionada
En base a esta información y a la por Mercado de Peñaloza ( 1586), nos
que proporcionan algunos documen- hace pensar que se trataba de gente
tos coloniales provenientes de dife- de la región de los valles ubicados en
rentes archivos, intentaremos un pri- las laderas de la Cordillera Oriental ,
mer acercamiento a los Quima, anali- al sur del Lago Titicaca. ¿Aludiría la
zando en principio la configuración referencia de Mercado de Peñaloza a
de sus ayllus, la tenencia de la tierra un grupo étnico?
Y el acceso a recursos, lo que nos per- Para dar una posible respuesta te-
mitirá conocer la estructura territo- nemos que recurrir nuevamente a lo
rial y la organización étnica. Cabe que escribe el corregidor de La Paz ,
destacar que esta aproximación se ve Mercado de Peñaloza, pero esta vez
obstaculizada por la dispersión de las tomando en forma textual sus afir-
CUADRO 1
Comenzaremos, en primer lugar, si- to por ser como son sin agua y tie-
guiendo la ubicación del ayllu Oyune, rra fría "(5 ).
que se situaba en lo que al presente
es la comunidad de Huni (3,900 Mientras que el ayllu Tanari estaba
m.s.n.m .). Su importancia radica en localizado al parecer en Cohoni. el
la cercanía a la cabecera . Se lo descri- documento afirma que no estaba vin-
be poseyendo tierras "flacas y pedre- culado solamente a Tanari , sino tam-
gosas" y conectado con el " valle de bién a tierras que se hallaban "/exos
Mecapaca", a la ribera izquierda de de su redución y en diferente dotrina
La Paz , donde poseían "de hasta dos de Coboni", como las ubicadas en el
fanegadas de media sembradura de "valle de Quichuaya y otras partes"
tierra de mayz" (f. Sv.). ( f. 4v ., subraya dos nuestros).
El ayllu Collana posiblemente ha- Su zona de influencia se concen-
ya ocupado el territorio del actual vi- traba en el "valle de Quichuaya", cer-
ce-cantón Santiago de Collana , com- ca de Cotaña, cuya etimología haría
partiendo su territorio con mitmaq- mención a un lugar donde segaban
kunas altiplánicos que provenían de pasto para el ganado, como también
Pacajes : (Urco/Uma). en Tacobamba , en el valle de Sapaha-
Los pobladores de este ayllu con- qui. Así, mientras el ayllu Charapaya
trolaban tierras en "San Pablo , Anota se encontraba con pobladores de tie-
y Pichincalla" (f. Sr.). Según el visi- rras cercanas a Ovejuyo y en Sucaca-
tador, eran tierras sa, en el "valle de Lambate"; el ayllu
Coauana se encontraba al sureste de
"muy flacas y de muy poco llevar Palea, "vertientes a la loma llamada
y el travaxo que tenían en cultivar- de Taguacaca hacia el arroyo de
las era grande y sacauan poco fru- Chancolli y Vilahaqui" ; estaría en-
ZOII
_ _ REFERENCIAS_
AYLLUS GOO~®©
TIERRAS QUIRUA ®
Reduccion Post. Toltdono. •
Cobtcoro Prt . To/tdono. e
Escolo 1: 2110.000
MAPA
DE
(i)CHIMA
U PAZ
(DcHARAPAYA
e@OYUNE
•@PALCA
®LAMUTE
®CHILTIIHUAYA
@coLLANA
@TANARI
KKOTAiiA ®
tarla por el camino de Omasuyos ; en vel local desde Zongo , habría hecho
el caso de Zongo , transportar la coca posible que Alvarado tomara a cier-
hasta los depósitos lo.cales cercanos tos trabajadores temporales en los
al pueblo , como Quichecati (una le- cocales como sujetos a los mallku de
gua y media de Chacapa) y Tahone Zongo que le habían sido encomen-
(cercano a Cañaviri) (Parkerson 1984 : dados. Decimos a ciertos , puesto que
15). la gente proveniente de Hatun-Qolla
Consideramos que es necesario di- y de Lampa no estaba sujeta a la en-
ferenciar a los "collas" de los "que- comienda de Alvarado .
ras" (Golte 1968: 471-479; Parker- Existe la posibilidad de que los
son 1980), y ante la posibilidad de yungas y quirua conformaran un " se-
que estos últimos sean "coqueros" ñorío" desde tiempos prehispánicos.
(quirucamanas ), se aclararían las ra- Entonces , si se revelara exacto que
zones por las cuales los habitantes de los yungas y quimas conformaban
Zongo contrataban trabajadores para una unidad administrativa autónoma,
los cocales y no querían trabajar ellos de origen étnico , profesional y geo-
mismos; es decir que estaríamos fren- gráfico debido a la intervención ay-
te a procesos de diferenciación y es- mara o inca, es necesario relevar su
pecialización económica entre los dis- papel como un grupo intermediario
tintos grupos de pobladores. en el cultivo y el transporte de la co-
Conocemos que losMallku de Zon- ca. Este aspecto modificaría nuestra
actual perspectiva acerca del acceso
go eran los encargados de contratar la
directo de los "sef'ioríos" de altura a
mano de obra para los cocales y no
zonas complementarias. Nuevas en-
así el encomendero (Parkerson 1980:
cuestas e intercambios de conoci-
11-52). ¿Fue por eso que los Quinta
mientos entre los investigadores de
pasaron a conformar la encomienda
de Alvarado? las organizaciones prehispánicas son
necesarios para demarcar en este ca-
Cabe suponer que la extensión del so cierta limitación al "modelo ver-
sistema de mitayos, organizado a ni- tical" propuesto por Murra.
NOTAS
( 1) Uno de los documentos de mucha importancia es "Don García de Alvarado con los
caciques de Zongo , Challana y Chapaca, de su encomienda , sobre la visita que se
hizo al dicho repartimiento ", AGI, Justicia, 6 51.
(2) Therese Bouysse-Cassagne , 1976. "Tributo y etnias en Charcas en la época del
virrey Toledo". Historia y Cultura La Paz, No. 2, Instituto de Estudios Bolivianos,
UMSA.
(3) La Visita a Palea ( 1596) se halla inserta en el documento titulado "Julio de Salazar
con los indios de Palea y Collana sobre el derecho a las tierras _de Ucomar~a y Anco-
caua y otros nombres", ANB, EC, 1674, No. 36. Todas las citas con foliacibn pro-
vienen de este manuscrito . Documento utilizado por Rossana Barragán en "El acce-
so vertical y el nacimiento de la hacienda en Paica", Avance de Investigaci6n. MU-
SEF, La Paz, 1982.
(4) Los ayllus mencionados en la Visita a Paica (1596) estaban organizados en el siglo
XVIII :
PALCA
ORIGINARIOS
Urinsaya Ar ansaya
Achacana Checa
Coabana Uiuni
Lamba te Chima
Chella
Fucn te: AGN . (Buenos Aires) Padrones colonia-
les 1772.
(5) Estamos lejos de ubicar todos los lugares mencionados en la Visita a Palea ( 1596);
sin embargo, en el :trabajo de campo localizamos a Anuta en la actual urbanizaci6n
Chasquipampa, en pleno radio urbano de la ciudad de La Paz . Las muestras de cul-
tura material halladas en el sitio corresponden a Tiwanaku (IV época) e Inca regio-
nal.
(6) Cook (1977: 11-116) ha desarrollado una interesante hip6tesis acerca de la noci6n
de territorio y frontera que se presenta entre los Collaguas. "Es perfectamente posi-
ble - nos dice- que dentro de un territoricr se hallen otros territorios, pertenecien-
tes a otros grupos humanos distintos y donde cada uno de estos grupos intrusos re-
conocen el territorio como propio y de su exclusivo dominio, donde el carácter de
las islas no es multiétnico, ya que se trata de miembros de una misma etnia".
(7) La '·tasa " que los "Quirua de Oyune" debían entregar entre 1550 y 1551 consigna-
ba : 120 "cestos" de coca, 2 toldos, 8 sábanas, 20 "ovillos de hilo de algodón de a
libra cada uno", 60 vestidos de lana ("mantas", "camisetas"), 750 fanegas de maíz
(de las cuales 400 a La Paz y 150 a Luribay), 500 fanegas de chuño (de las cuales
100 a La Paz y 50 a Luribay), 120 costales de ají , 80 patos, 960 huevos, 4 arrobas
de "chaguar", 12 cargas de sal (Romano/Tranchand 1983).
(8) ALP, EC, 1783, Visita a la Provincia de Sica-Sica.
(9) Thierry Saignes adelantó algunos datos sobre la ubicación de Oyune en una sesión
realizada en el Museo de Etnografía y de Folklore, en La Paz, el 9 de septiembre
de 1982. Notas en tomo a la geografía antigua de Bolivia. Agradecemos a Saignes
por sus múltiples sugerencias.
(11) La cultura de los valles se denomina mallo (cerámica bicolor). Sin embargo, en algu-
nas zonas nos enfrentamos a otras muestras materiales; por ejemplo, fue encontrada
en la región baja de Inquisivi una cerámica "que no se emparenta directamente con
ninguna cultura andina o de valle mesotérmico conocido, por lo tanto, es regional y
podría tratarse de un enclave". Agradecemos a O. Rivera por habernos proporcio-
nado este informe.
(12) Therese Bouysse-Cassagne. Les Homes d'en Haut. Rapports Sociaux et Structures
spatio-temporelles, París.
(13) Murra (197 5) vislumbra la posibilidad de que las colonias serranas sirvieran de puen-
te para el aumento de la productividad de coca y que ésa fue una de las razones para
la importación de mano de obra.
(14) Encontramos datos acerca del comercio entre los Huancas, que hacían comercio
principalmente con Tarama y Chinchaycocha, donde obtenían sal, y a cambio de
ella los Huancas ofrecían maíz, lana, charqui y coca. Algo similar existió en el valle
peruano de Chincha (ver Parkerson 1984).
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III. LA COFRADIA
La Cofradía , ganado y pasto , incluyendo las tierras, está administrada
por una institución llamada "LA JUNTA ECONOMICA DE BUENAS ME-
MORIAS DE CARACHA" , constituida aproximadamente en 1954, fecha
hasta la que esta institución pertenecía exclusivamente a la iglesia (Arzobis-
pado de Ayacucho ). En 1954, las autoridades, tanto de la iglesia como de la
comunidad, firmaron un convenio, según el cual el 500/0 de las rentas de la
Cofradía pasaría a beneficio de la comunidad y el 500/0 restante , al obispa-
do de Ayacucho. Este acuerdo se ha venido cumpliendo hasta 1965. año en
el que se hizo un nuevo arreglo , según el cual el 800/0 pasaba al obispado.
mientras éste reconstruya la iglesia de la comunidad, incendiada en 1960 y
el 200/0, a la comunidad; luego , reconstruido el templo, se retomaría el con-
venio anterior.
La Junta Económica de Buenas Memorias de Caracha tiene seis miem-
bros: tres, elegidos por la comunidad y tres, designados por el obispado.
Constituidos los seis miembros , eligen al presidente, vicepresidente. secreta-
rio, tesorero y dos vocales, quienes en conjunto se encargan de la adminis-
tración y la conducción de la Cofradía. Esta institución administrativa corres-
ponde a una organización a nivel comunal, porque a nivel de Cofradía o de
caserío Caracha tiene sus propias autoridades locales: la autoridad máxima en
el caserío de Caracha es el CAPORAL de la Cofradía , que tiene la obligación
FIGURA 1
EL ALTAR
- ± IM . -
± 2 Ms.
l e:)
~ Piedras ('asientos')
~
- - - - La ' MESA' (piedra plana)
®
FIGURA 2
CERRO PUYW AN
manta, sobre la cual va un mantel que contiene los siguientes elementos cere-
moniales:
Dos o tres cuartos de botella (una con trago , otra con chicha y la ter-
cera con vino) .
Un WANKAR (pequeí'ío tambor que comúnmente se conoce con el
nombre de "tinya") , juntamente con un PORO (variedad de mate)
decorado y utilizado para tocar el wankar.
Dos bolsitas de LLAMPU (tierra especial molida y mezclada con hari-
na de maíz) , una con puka llampu (llampu rojo) y otra con yuraq
llampu (llampu blanco).
Dos clases de "aretes" para los ovinos: una consiste en cintas que se-
rán utilizadas sólo para los corderos que se "casen" y la otra , en ovi-
llos de lana de tejer para los demás corderos; además, se utilizan por-
ciones de lana de distintos colores, denominadas CHIMPU ("Seí'íal de
lana , hilo o borlilla de colores" - Diccionario de Diego González
Holguín, Lima, 1952), para colocar en la cerviz de los cameros se-
mentales .
Cuatro conchas de molusco de dos tamaí'íos : dos mayores, una para
beber aguardiente durante la ceremonia y la otra para guardar las "se-
ñales" cortadas, y dos menores , utilizadas sólo para ofrecer trago al
wamani; y, por último,
Se echa un poco de coca al centro de la manta para luego repartirla a
cada uno de los concurrentes.
Para iniciar la ceremonia, los "maestros" tocan tres distintos versos,
denominados en conjunto "bendito alabado", para cuya ejecución todos los
asistentes se quitan los sombreros (se los vuelven a poner luego de saludarse
mutuamente); en seguida, los maestros tocan diferentes versos de la Chupa,
llamados "alto sones" ,
A continuación , el ecónomo abre la "caja del wamani" , rociándola
previamente con los dos colores de llampu , para extraer la ofrenda enterrada
en la chupa anterior y luego enterrar la nueva ofrenda, en el siguiente orden:
En la base del hoyo tiende el " pañuelo" (manojo de waylla ichu) al
que rocía con llampu , con una porción de vino , de chicha y de aguardiente;
encima coloca tres pares de coca kintu (hojas enteras de coca), tres pares de
semillas de la misma planta, llamadas en esta ocasión "arrobas", tres pares de
pasas de uva, un par de manzanas y una naranja; cada uno de estos elementos
es echado con una de las conchas ya mencionadas anteriormente. Al final,
vuelve a rociar, siempre en forma de cruz , con el llampu y las bebidas ya indi-
cadas, para luego tapar el hoyo (caja) del wamani con la piedra respectiva.
Concluido el entierro de la ofrenda , el ecónomo rocía con llampu el
contorno de la herrana y también lo reparte a los concurrentes , quienes lo
reciben ceremoniosamente con las dos manos, para luego utilizarlo en la
siguiente forma: una primera porción es ofrecida al wamani dando tres capi-
rotazos hacia arriba, la segunda porción se come y con la tercera porción se
En todas las kanchas tienen que participar, por costumbre, todos los
miembros de la Cofradía , incluyendo al Presidente de la J. E. de B. M. de
Caracha y a los pastores de la Cofradía . Las personas que llegan tarde a cual-
quiera de las kanchas y aquellas que durante la ceremonia cometen desórde-
nes o se equivocan en algún acto. son castigadas por el ecónomo; este castigo
consiste en recibir tres látigos delante del altar y en pagar una multa de me-
dia o de una botella de trago . según la gravedad de la falta , la misma que será
recogida por el teniente de Caracha el tercer día por la mañana, antes de la
ceremonia del SEÑAL PAMPA Y.
A
1
1
PAMPAN KANCHA 1 URQU IN KANCHA
A.l. A.2.
Parqu ka nc.ha (3) (3) Pawqaray
Yana pampa (2) (2) · Peq uy qasa
Yana kancha (]) (1) · Pun ta Puruc huku
B
B.J. 1 B.2.
Yana ka ncha (]) ~ ' ~
( 1) Punta Puruchuku
/, ~
Yana pampa (2)
~ (2) Pequy qasa
~
Parq u kancha (3) (3 ) Pawqaray
~
Q @
1 Hileras de coca sobre
una manta
~ ~
~_.H ileras de piedras (asientos)
~
e
FIGURA 4
FIGURA 6
LA ' CAJA ' (HOYO) DEL WAMANI DEL
CERRO PUYWAN
r
1.40 cms.
l - 0.80cms. -
FIGURA 7
ELCERROPUYWANCONSUALTAR
Y LA 'CAJA' DEL WAMANI
FIGURA 8
BOTO lO
.-
®- ...
IN-0.
Así. tenemos un primer nivel en el que aparecen las tres deidades ce-
lestiales del Tawantinsuyu: el Sol. la Luna y la estrella Venus. Un se-
gundo nivel , muy ligado al Sol. con el cerro Uanacauri (actual wama-
ni) y una momia (antepasado) en la cima. Un tercer nivel, encima de
las tres ventanas , con el (cerro?) Tambotoco o Tamputuqu (del que-
chua tambo o tampu, pueblo y toco o tocco, hueco o puerta; en este
caso se debe entender como puerta) . Un cuarto nivel , debajo de las
tres ventanas, con el nombre de Pacaritambo (pacari o paccaricc,
nacer y tambo, pueblo; entonces, se debe entender como el origen o
nacimiento de un puebl0 () como un pueblo que nace) . Y en un quin-
to nivel , casi al frente dL las tres ventanas, aparece el Inca, una mujer
(posiblemente la Coya) y una tercera persona sin una identificación
precisa . Lo relevante de este dibujo es que todos sus elementos tienen
una existencia real : el Sol, la Luna y la estrella Venus, por un lado, y,
por otro , los cerros Wanakauri, Tampu Tuqu y Paqariqtampu , situa-
dos en el Cusco y que existen actualmente .
En el caso de la COFRADIA DE CARACHA tenemos un primer ni-
vel representado por el cerro Puywan (wamani) como patrón general
del caserío de Caracha. Un segundo nivel , representado por el altar
adornado con waylla ichu y tres cruces de la misma planta que posi-
blemente simbolicen al Sol , a la Luna y a la estrella Venus. Un tercer
nivel, la puerta de la caja del wamani (boca del hoyo), que tal vez re-
presente al Tambotoco. Un cuarto nivel , constituido por las tres ven-
tanas -mesas de entrego- juntas al interior de la caja del wamani,
que representarían a las tres ventanas (puertas) del Pacaritambo , ya
que los "portales" y los "sauces" son colocados en las puertas de las
ventanas y, según comentan los concurrentes a la ceremonia , simboli-
zan a una puerta en forma de arco y a los pilares respectivos; o sea ,
las ventanas son consideradas como puertas. Por último , como quinto
nivel tenemos a los oficiantes de la ceremonia: el ecónomo (tayta) ,
que representaría al Inca; el maestro campo (mama) , que representa-
ría a la Coya o a la mujer que aparece en el dibujo de Guamán Poma
de Ayala, y el ayudante del ecónomo, que seguramente representa al
tercer personaje que aparece en el mismo dibujo.
Si hacemos un resumen de cada uno de ellos , tendríamos lo siguiente:
A. En el dibujo de Guamán Poma de Ayala: un primer nivel, en el que
se ubicarían al Sol, la Luna , la estrella Venus y el cerro Uanacauri
junto con la momia , que, en este caso , cumplirían la función de
enlace entre las cosas de la Tierra y las del espacio. Y un segundo
nivel, conformado por el Tambotoco , el Pacaritambo y los tres ofi-
ciantes de la ceremonia.
B. En Caracha tendríamos algo similar: un primer nivel, constituido
por el cerro Puywan (wamani-momia-antepasado) y las tres cru-
ces de waylla ichu. Y un segundo nivel, conformado por la caja del
VII. CONCLUSIONES
NOTAS
BIBLIOGRAFIA
[ 13 1r] Confina esta provincia por el este con la gran laguna conocida
oy con el nombre de Chucuito y en lo antiguo por el de Titicaca; por el oeste
con la cordillera de la costa que mira á Moquegua; por el norte con la provin-
cia de Paucarcolla; y por el sur con la de Pacajes y cordillera de la costa que
mira á Tagna.
Corren por toda la provincia [de] norte . [a] sur dos cordilleras. La
tierra que media entre la primera y la laguna es toda labrantía , y de pan
llebar, de un migajon superior, y por lo mismo muí fertil en sus produccio-
nes : Las Cosechas son generalmente de papas dulces y amargas , quinua , caña-
gua. ocas y cebada. De las papas puestas al yelo y pisadas hacen el chuflo y
de las ocas lacaya , en tanta abundancia que sirve [para] uno y otro efecto. Y
las papas para abastecer las Provincias del Collao y los Minerales, no siendo
cortas las cantidades que pasan a la ciudad de la Paz y los Yungas; y se repar-
ten también a las provincias de Moquegua, Tagna y la ciudad de Arequipa. Es
tamvien abundante la sebada, y llega á granar tanto en algunos pueblos, espe-
cialmente en Chucuito , que aun exede su grano al mejor de los Bailes. Se dá
tamvien mais serrano aunque poco ; abas, y es regular se dé tamvien trigo,
cuia experiencia se vá á hacer este año . Para labrar los Indios sus tierras no
gastan reja de fierro [ 13 l v] y solo usan en su lugar un palo algo áhuzado por
la punta con el que dando una sola buelta y muy superficial a la tierra, cum-
plen con su beneficio , correspondiendo tan agradecido el terreno que produ-
ce á montones los frutos; llamandose la Provincia de Chucuito la despenza
del Collao.
La tierra que corre entre la primera y la segunda cordillera es de pas-
tos. y [está] poblada de crecidas porciones de ganados. bacuno , obejuno .y
caballar. Es execibo el numero de alpacas. de lana tan fina que quiere compe-
tir con la de vicuña; y no es mas corto el de las llamas o carnero [s] de la tie-
rra. Hay muchos guanacos y vicuñas, cuyes, cochinos, conejos silvestres, y
visachas, palomas y gallinas. De las llamas se valen los indios para cargar
cuatro ó cinco arrobas en cada uno , y con ellos viajan hasta la Paz y Oruro
con sus efectos , y hasta la Provincia de Cochabamba de donde traen porción
de Harinas. Lleban tambien en muchos carneros de la tierra á Potosí, para la
baja de metales de las minas , destino que tambien tienen en las de Chucuito ;
sirt,iendo su carne de alimento a la gente pobre y aprobechando para hacer
costales, y sogas, su lana que por ser mucha y larga no nesesita este animal
aparejo · para cargarse. De la lana de alpaca hacen comercio para Potosi, y
Chuquisaca, y teñida con colores finos hacen los indios de J uli ricos tejidos
de sobrecamas, mantas, chuces y alfombras ; y de la lana de castilla tejen en
toda la Provincia costales, ponchos, bayetas y cordelletas, para su vestuario
haviendo llegado en estos ultimos tiempos, á hacer tejidos de choleta y baye-
ton, mui apetecidos en las Provincias inmediatas para bestirse los Españoles.
De la lana de bicufia fabrican en la ciudad de Chucuito sombreros mui parti-
culares. y a poco cuidado mas que se ponga en esta fabrica, podrán ocupar
mui bien el Jugar de los castores. Se hacen de la Leche de obeja y bacas ricos
quesos y mantequillas.
[132r] La segunda cordillera (que es la Real que atraviesa Peru) . está
arpada de betas de Plata . Se han trabajado en lo antiguo metales de quinien-
tos marcos por cajon ; pero en el dia haviendo dado en el agua aquellas rique-
sas se trabajan minas pobres en lo general, siendo mui raras las que dan de
quince á beinte marcos . Los minerales antiguos de San Antonio de Esquila-
che , donde está la rica mina de la Fragua (que en arrendamiento daba cada
dia quarenta pesos) . Los de Cacachara en cuio Serro y Meseta se juntan dose
vetas, en una sola. conocida por el Nombre de Apostoles. formando un tron-
co de serca de tres baras. Los de lpaveco. Zaacata y Guacullani todos ellos
ricos, y ábundantes, se hallan oy sin trabajo en sus mas poderosas minas, por
que h:iviendo encontrado con el agua al tiempo mejor de sacar los ricos meta-
les, han abandonado el trabajo por no tener los dueños fondos para los desa-
gües.
Es un dolor ver serros enteros de plata que corren en esta Provincia
por muchas leguas eriasos y sin travajar por falta de fondos. Era obra digna
de tomarse vajo la proteccion real, el desagüe del mineral de San Antonio,
donde con sertesa se sabe abundan las riquesas, y es poco dificil su desagüe
por socabones. Si llegasen los superiores á tener idea sierta de ese Mineral
inagotable. no es crcible dejasen de exforsar sus providencias para su fomen-
to . Una de ellas. y que dama de justicia por su execucion es la de asignarse á
este mineral , y los demas que aun se trabajan en esta Provincia los indios
mitas que anualmente se despachan de ella á Potosi. No puede verse sin lasti-
ma salgan estos á distancia de muchas leguas á trabajar ajenas minas. y se
dejen por falta de gente sin beneficio. las que Dios crio ricas en su propia
patria. Seria tambien util providencia que el Governador pudiese sacar de los
pueblos y dar a los mineros [132v] quantos indios Je pidiesen para sus labo-
res, pagando les á ellos mismos sus jornales en propia mano, semana por sema-
na , pues aunque esta Provincia se halla poblada de mucha indiada, como el
Governador no pueda obligarles a que salgan al travajo , y por otra parte la
naturaleza del indio apetesca la ociocidad carecen los mineros de trabaja-
dores.
De esta segunda cordillera , que la mayor parte del año se halla ocupa-
da de nieve (y en algunos parajes todo él) se desgalgan [sic] muchos arroyos
de rica agua, que juntándose en los llanos y pasando por varias cortaduras
que forma la primera cordillera llegan hechos rios á desaguar en la laguna ,
fertilizando en sus trancitos todas las pampas de la jurisdiccion de forma que
apenas abrá Provincia mas abundante de aguas. Se encuentran algunos ma-
nantiales que la brotan caliente, y medicinal , y en la jurisdiccion del pueblo
de Juli y en el de Acora hay salinas de bastante abundancia.
Se estiend e_esta Provincia , [de] norte [a] sur, veinte y cinco leguas
desde la raya que llaman de Puno hasta el asiento del Desaguadero , en que
confina con Pacajes. Los mas de sus pueblos corren a la orilla , é inmediacio-
nes de la laguna que es el oriental. Es la laguna de Chucuito de los mayores
Lagos del Mundo descubierto. Desde el pueblo de Arapa , Provincia de Azan-
garo, en que con la agua de tres rios empiesa á extenderse asta el Asiento del
Desagüadero , tiene mas de cinquenta leguas de largo , y contando su ancho,
desde las inmediaciones entre J uli y Pomata , hasta las inmediaciones , entre
Carabuco , y Escooma , [ l 33r] Provincia de Omasuyos, tiene dies y seis á
dies y ocho leguas . Su figura es irregular, por lo que no en todas partes es
igual su latitud , ni longitud. Tiene barios estrechos, siendo los mas memora-
bles el de Cápachica que forma en su desagüe el Ramo de Laguna que baña a
la Ciudad de Chucuito , y en la villa de Puno; y el de Tidquina que en la Pro-
vincia de Omasuyos corre entre peñascos por mas de una legua y forma al
desembocar la laguna de Guarina que biene a terminar en el Asiento del
Desagüadero en donde hay un famoso puente de Balsas sobstenidas con ma-
romas que se aferran en pilarones de una y otra banda, y que suben y bajan
al compas del agua. En las riveras de esta gran Laguna , estan situados barios
pueblos de las seis provincias de Chucuito: Paucarcolla, Azangaro , Lampa ,
Omasuyos y Pacajes. Se encuentran muchas islas en todo el ambito de esta
laguna, formandose un archipielago en la jurisdiccion de Yayes, anejo de
Guarina. Algunas como son la de Tiquicaca /sic/, serca del santuario de
Nuestra Señora de Copacabana , y la de Cumana junto a los Yayes se estien-
den serca de tr~s leguas de largo ,abitadas las mas de indios dedicados al bene-
ficio de chacras y pesca de boquillas de que sacan muchas arrobas que secas
y selladas se venden con estimacion en Chuquisaca y Potosi, Arequipa y en
otras partes. Se crian en las islas de barias clases de ganados de castilla, y de
la tierra, y todas tienen. agua dulce á exepxion de la de Cojata inmediata a la
de Tiquina y de la Intaja junto á Cumana, por cuio defecto se hallan estas
inhavitadas. Su temperamento es templado , y en ellas se dan romeros, clave-
les, y otras barias flores y abundan varias de ellas de arboles , algunos bien
gruesos. [ l 33v] En las orillas de la laguna crese de dos baras la totora ó enea
con abundancia, y formando de ella balsas los indiós desde el buque capas
de uno hasta de treinta hombres navegan y pescan en ellas regularmente cos-
teando , y aunque se retiran á algunas distancias de la tierra, rara ves se inter-
nan laguna ádentro miedosos de los fuertes vientos y tormentas que suelen
levantarse. Tambien se crian en la misma orilla unos yerbajales que llaman
llanchos que entran a comer las bacas y los cochinos, sirviendo estas yerbas
de un conocido auxilio .
El fondo de la Laguna es capas de qualesquier genero de embarcacio-
nes, y si se fomentara la navegacion seria utilicima al Rey y al público, pu-
diendo llevarse embarcados los efectos de una á otras Provincias y los que
bienen del Cuzco, Arequipa y la costa para la ciudad de La Paz y tierra arri-
ba, llegarían mui en breve embarcandose en Puno o Chucuito, hasta serca
mesclasen con los <lemas indios. con quienes ni aun comunican siendo su
lengua algo distinta a la de estos.
La lengua que se habla en esta Provincia es la aymará de una gutura-
cion mui aspera. Muchos indios del pueblo de Juli entienden y hablan l'i cas-
tellano. y si los curas se dedicaran a encefiar este a los indios en la continua
comunicacion que con ellos tienen desde pequeños. seria una obra util a
Dios , al Rey y al estado. pues se conose como de bulto la mayor racion;ilidad
de los que la entienden respecto de los que la ignoran. Como los curas son
lenguaraces y los indios los entienden a e llos y ellos a los indios. han cuidado
mui poco de empei'iarse en encei'iarlos. y pudiera ser providencia acertada
nombrar curas que no supiesen la aymara. para que la necesidad los hiciese.
y a los indios hablaren castellano.
No solo viven los indios en los pueblos·. Son en maior num ero los 'ti /es-
parramados por los campos y estancias. y aun por las cordilleras vienen á ha-
cer una continuada poblacion . c ituando sus ranchos á barias distancias, no
solo en las beinte y cinco leguas norte. sur de la jurisdicción. sino en las
quarenta qu e se extiende Este-Oeste. Y a la verdad que aunque es empresa
ardua y arriesgada. seria mui util la reduccion de todos ellos á pueblos.
[ 136v] Son estos indios (conocidos en lo antiguo con el nombre de Lupacas)
corpulentos y derechos en lo general ; de espíritu altivo y orgulloso; forsudos
y feroces como lo acaban de acreditar en la rebelion de los Cataris. á cui par-
tido se alistaron, y tamvien ya reconquistados obstentaron su animociclad
peleando a favor del Rey contra los Reveldes collanas y yungas en auxilio de
los espai'ioles.
De lo expuesto hasta aqui en esta descripcion se viene en conocim ien-
to de que si se lograre la recluccion de los indios á pueblos /y/ se trabajase
con cuidado en su eclucacion. se fomentasen las labores de las minas, se
exforsase el cultivo ele las tierras ; se cuidase la cria ele ganados; se atendiese a
las fabricas de lanas y se agitase y puciese en planta la navegacion ele la gran
laguna. floreciera la Provincia de Chucuito en un comercio activo sin compa-
racion mucho mas bentajoso que el que gira en el dia: se civilisarian los
indios ; abandonarían los errores y superticiones [137r] en que oy se hallan
embueltos; tomarían con el trato y mutuos enlaces amor al espai'iol; serian
utiles al Rey. al estado y a ellos mismos; servirían á Dios con conocimiento
de su divinidad y poder. y temerían su enojo y castigos. Provincia de Chu-
cuito y octubre 6 de 1782.