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Encierro

La situación de encierro en la adolescencia, específicamente lo relacionado con


las faltas legales, tiene poco tiempo de haber atraído la atención, siendo hasta el
siglo XX que el tema de los derechos de los adolescentes hizo acto de presencia,
pues previo a esto sólo se hablaba de niños y/o adultos 1, considerándose al
encierro como la medida primaria a la cual recurrir como solución a la
delincuencia.

Los primeros antecedentes del que se tiene información es el Tribunal de Menores


de San Luis Potosí de 1923 y el del Distrito Federal en 1926, los cuales sirvieron
de excusa para que en 1974 se creara el Consejo Tutelar para Menores
Infractores del Distrito Federal sirviendo éste como ejemplo para las entidades
federativas garantizando que al adolescente no se le trataría como adulto en caso
de haber infringido la ley, así como también se buscaría que el adolescente
permaneciera sin ser encerrado pues el mantenerlo privado de su libertad podría
implicar frenar u obstaculizar el desarrollo biopsicosocial del adolescente, debido
al impacto de la situación de encierro pues esto ha sido estipulado por los
tratados a nivel internacional referentes a los niños, niñas y adolescentes, siendo
estos lineamientos similares a lo dirigido a los niños 2. Es hasta 2003 que se
reforma el artículo 18 constitucional en el cual se habla de un trato diferente
orientado hacia los adolescentes considerados entre los 12 y los 18 años de edad,
respetando sus garantías y derechos como niños pero estableciendo criterios
diferentes en cuanto al seguimiento de los casos para una exitosa reinserción
social y familiar, sin dejar de lado su desarrollo como persona, evitando con ello
que se le tratase como un adulto, puesto que el adolescente continúa siendo un
individuo en formación. Posteriormente, por medio de una serie de
enfrentamientos y apelaciones, cambió por el de Comunidades de Atención a
Adolescentes, configurándose de acuerdo a los procesos que representan.

1
Aguirre Quezada, J. P. Jóvenes en conflicto con la ley. Situación posterior a la Reforma Constitucional.
Centro de Estudios Sociales y de Opinon Pública, Documento de trabajo núm. 93. México, 2010
2
Idem
Así mismo, el lenguaje y las acciones para dirigirse al adolescente infractor fueron
cambiadas, los tutores pasaron a ser responsables técnicos, los custodios fueron
llamados guías, la sentencia pasó a ser una medida a cumplir, mientras que los
menores infractores serían llamados jóvenes o adolescentes en conflicto con la
ley, contagiando con esta propuesta a los diferentes estados de la República
mexicana, entre ellos: Aguascalientes, Chiapas, Baja Califonia, Michoacán,
Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San
Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y
Zacatecas, desarrollando en todos ellos, leyes estables que permiten el registro de
las actividades en torno a los adolescentes, sin dejar de lado la etapa en la que se
encuentran3, tomando en consideración que habría que dar prioridad a actividades
en pro del contacto en comunidades y generando vínculos de educación y
comunicación, en lugar de privilegiar el encierro a favor del ocio compulsivo 4,
siendo el derecho a la educación uno de los principales focos de interés en las
acciones que toman en torno a los adolescentes, siento un derecho reconocido a
nivel internacional se mantiene vigente en cuanto a las personas privadas de su
libertad en general promovida por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones
Unidas5.

Por otro lado, el Sistema de Justicia para adolescentes del Distrito Federal se
divide en dos órganos: el colegiado y el ejecutor. El primero refiere al ministerio
público, juzgados, audiencias, juicios, procedimientos de juicio, acreditación,
pruebas… todos los encargados de describir y clarificar si la conducta será
acreedora a una medida y de ser así, en qué va a consistir. El sistema ejecutor se
va a encargar de que la medida impuesta será cumplida en su totalidad, la
creación de la misma va a depender de tres factores: el tipo de delito, las
características del diagnóstico hecho por medio de entrevistas y aplicación de
instrumentos, y la dinámica del delito, es decir si participó de manera activa,
pasiva o reincidente. Aunque se habla de diferentes comunidades con

3
Idem
4
UNICEF (2008), Privados de libertad, la voz de los adolescentes. Movimiento nacional Gustavo Volpe,
Uruguay.
5
Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (2011)
características particulares, existe una diferencia notoria entre las comunidades de
internamiento y la comunidad externa, puesto en el primer conjunto se habla de
instituciones totales, en las que grupos de individuos que comparten situaciones
en común son ingresados de forma involuntaria a lugares de residencia y trabajo,
en los cuales comparten tanto su encierro como rutinas diarias administradas
formalmente, obstaculizando el contacto con el exterior y vigilando las actividades
realizadas por ellos6 siendo el encierro, por tanto, una medida que se trata de
evitar, pero que igualmente se perpetúa dentro de los “castigos” impuestos ante el
incumplimiento de la ley, buscando el generar lo que “debe ser” una persona,
valiéndose de lo físico, lo social y lo psicológico 7.

6
Maria Inés Laje (2006). El encierro de los jóvenes ¿un tiempo para el cambio?, Revista de Temas Sociales.
Disponible en: http://www.revistakairos.org
7
Cristina Masiel Nava Flores (2009). La obra de Michael Foucult, “Vigilar y castigar”. El sistema carcelario
dentro de la institución correccional en México. Contribuciones a las Ciencias Sociales. Disponible en:
www.eumed.net/rev/cccss/05/cmnf.htm

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