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Resumen: V-014

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDEST E


Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2005

Evolución de heridas en equinos tratados con distintos cicatrizantes


elaborados en la Facultad de Ciencias Veterinarias - UNNE.
2 1 2
Bogado, Edgar F. - Lozina, Laura A. - Alonso, José M.
2 1
Rios, Elvio E. - Acosta de Pérez, Ofelia C.

1- Cátedra de Farmacología. Facultad de Ciencias Veterinarias-UNNE.


2- Cátedra de Clínica Médica y Quirúrgica de Grandes Animales. Facultad de Ciencias Veterinarias-UNNE.
Sargento Cabral 2139, Corrientes (3400). Argentina. Tel/Fax: 03783 425753, E-mail: cmgrande@vet.unne.edu.ar

Antecedentes

Entre los grandes animales, que acuden como pacientes al Hospital de Clínicas (H.C.) de la Facultad de
Ciencias Veterinarias de la UNNE, predominan los equinos, cuyas dolencias mas frecuentes son las heridas en la piel.
Datos estadísticos obtenidos del número de consultas realizadas en el año 2002, se observa que el 46,23% de las
patologías quirúrgicas diagnosticadas constituyen las heridas, de un total de 230 animales atendidos.
Entre las patologías mas frecuentes que trata el veterinario en equinos, constituyen las laceraciones de tipo
traumáticas. Es muy importante conocer los procesos básicos referidos a la respuesta del tejido a una injuria y todo el
proceso de cicatrización consecuente. El proceso de cicatrización de las heridas se divide clásicamente en cuatro fases:
inflamatoria, de desbridamiento, de reparación y de maduración. ( Stashak, 1994). Si bien las heridas generalmente
constituyen una dolencia menor respecto a otras, la naturaleza inquieta de los caballos y su propensión al pánico cuando
se asustan, pueden complicar su tratamiento, de allí la importancia del correcto manejo del paciente, adquiriendo
relevancia en la práctica veterinaria equina (Pascoe,1990).
Los caballos sufren con frecuencia laceraciones y abrasiones menores de la piel, en el área de la cuartilla,
rodete coronario y bulbo de los talones, estas heridas generalmente responden a los métodos tradicionales de
tratamiento (Robinson, 1992).
Una afección bastante frecuente constituyen los traumatismos que seccionan los tendones extensores,
complicaciones secundarias a heridas que se producen en la región dorsal de la caña. No es necesario intentar la
reparación de estas lesiones tendinosas que pueden cicatrizar por segunda intención, pudiendo desaparecer cualquier
anormalidad en el desplazamiento (Wyn-jones, 1992), lo que deberá ser tratado médicamente, es el traumatismo de la
piel.
El caballo constituye una especie que necesita un adecuado tratamiento de las heridas, dado que las
intervenciones inapropiadas pueden derivar en la formación de tejido de granulación exuberante, excesiva fibrosis,
desarrollo de taras y a veces incapacidad (Adams,1979), u otras lesiones que comprometan el futuro trabajo del animal.
De igual modo, las contusiones de párpados también son relativamente frecuentes en el equino, en especial en
caballos que se revuelcan en el suelo y golpean la cabeza contra este en los casos de cólicos (Wintzer,1985). Estas
heridas también deben ser correctamente tratadas para evitar complicaciones posteriores.
El proceso de cicatrización de las heridas en los caballos, tiene una particularidad muy especial, pues con
extrema facilidad se genera el proceso de reparación, con la aparición de un trastorno cicatrizal posterior llamado
“Cicatriz Queloide”, la que constituye una reparación patológica de la lesión (Pistilli, 1996).
El tratamiento de las heridas es una realidad inevitable en la práctica de medicina equina. Los propietarios
reaccionan de diferentes maneras según el tipo de herida que posea su animal, depende de que se presente hemorragia
intensa o no (Colahan etal.,1998).
Las heridas abiertas se clasifican en incisas (producidas por objetos cortantes), heridas desgarradas (producidas
por elementos irregulares como el alambre de púa, cornadas y las mordeduras causadas por otros animales), heridas
punzantes, (son pequeñas superficialmente, pero lesionan en profundidad el tejido tisular), heridas penetrantes,
(interesan una cavidad) y heridas perforantes (cuando entran y salen de una cavidad orgánica) (Adams, 1979).
Las heridas abiertas generalmente se contaminan cuando el número de microorganismos alcanza una
concentración de 106/gramo de tejido, en esta concentración los microorganismos exceden la capacidad de defensa del
huésped (Stashak 1994). Y todo tejido lesionado se asocia a inflamación, secundaria a un trauma o una intervención
quirúrgica. La fase de desbridamiento comienza aproximadamente 6 horas después del traumatismo y continúa hasta 12
horas. La fase de reparación involucra epitelización de la superficie de la herida, migración de los fibroblastos
necesarios para la formación del colágeno, producción de tejido de granulación y contracción de la herida. La fase de
maduración se caracteriza por reducción en el número de fibroblastos, lográndose un equilibrio en la producción y lisis
de colágeno. (Stashak, 1994).

Material y Métodos

El trabajo se desarrolló con equinos dedicados a la fabricación de ladrillos y transporte en carro de elementos
varios, que acuden a la consulta médica por razones varias, al Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias
Veterinarias-UNNE.
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Los equinos de referencia son animales de talla mediana, con un peso promedio de 200 Kg., con más de 10
años de edad, de raza indefinida, que si bien son cuidados por sus propietarios, dentro de sus posibilidades, el estado de
salud no es el apropiado para el trabajo que realizan y con frecuencia sufren lesiones en la piel, que luego, las mayorías
de ellas, se infectan, retardando la cicatrización y consecuentemente el trabajo del animal.
Se utilizaron las siguientes fórmulas medicamentosas:

Tratamiento 1(T1): Polvo antiséptico y secante para heridas y afecciones de la piel y mucosas
Ácido bórico, 10 g; Oxido de zinc, 10 g; Caolín, 50 g; Estearato de magnesio, 5 g; Almidón de maíz, 25 g.
Tratamiento 2 (T2): Polvo antiséptico y cicatrizante
Ácido bórico 50 %, Sulfatiazol 50 %
Tratamiento 3 (T3): Para heridas complicadas con miasis
Oxido de Zinc 500 g, Sulfanilamida 18 g, Neguvon R 11 g, ácido pícrico 470 ml
También se brindó asesoramiento técnico a los propietarios para favorecer el tratamiento medicamentoso, referido a:
a) Importancia de la higiene en los animales;
b) importancia de la alimentación: tipos de alimentos;
c) cuidado especial de los miembros y pie de los equinos.

Seguimiento de la evolución clínica: Ingresado el animal, cada herida fue higienizada apropiadamente para
luego ser medida en largo y ancho; cada animal fue identificado con una ficha clínica para efectuar el seguimiento de
las condiciones clínicas y la respuesta a los tratamientos. Para la exploración de los animales se utilizaron las técnicas
semiológicas convencionales.

Resultados y Discusión

Puede observarse en la Tabla Nº 1, que la pomada para heridas complicadas con miasis (T3) mostró un proceso
de cicatrización más rápido que el resto, observado clínicamente durante 60 días.

Ingreso 7 días 14 días 21 días 30 días 60 días


del
paciente
Lotes Tamaño de la herida largo por ancho en centímetros
experimentales Pacientes
T1 Equino 1 5x5 4.1 x 3.5 3.5 x 3 2.6 x 2.8 2.2 x 1.6 0.5 x 0. 1
Equino 2 11.3 x 2.5 10.9 x 2.3 9.5 x 2 7.6 x 1.9 4.7 x 1.3 1.8 x 0.6
Equino 3 15, 6 x 6 13.2 x 5.3 12.8 x 5.1 11.6 x 4.6 8.9 x 4.3 6.3 x 3.2
T2 Equino 4 5 x 5.2 4.8 x 5 4.3 x 4.8 3.5 x 4.2 2.9 x 2.7 1.2 x 0.9
Equino 5 10.8 x 3 10.5 x 2.8 9.8 x 2.5 9 x 2.3 8.2 x 1.9 5.3 x 1.2
Equino 6 16 x 2,7 15.6 x 2.3 14.9 x 2.1 13.2 x 1.9 10.3 x 1.2 7.3 x 0.9
T3 Equino 7 5.3 x 5 4.1 x 3.6 3.5 x 2.8 1.9 x 1.2 0.5 x 0.3 Cicatrización
completa
Equino 8 12.2 x 2.9 10.1 x 2.3 8.6 x 2.1 6.2 x 1.9 4.8 x 1.1 1.5 x 0.3
Equino 9 19.6 x 7 17.3 x 6.3 14.2 x 6.1 11.3 x 5.2 7.9 x 4.8 5.4 x 3.1
Tabla Nº1. Tratamiento 1: Ácido bórico, Oxido de zinc, Caolín, Estearato de magnesio, Almidón de maíz.
Tratamiento 2: Ácido bórico, Sulfatiazol. Tratamiento 3: Oxido de zinc, Sulfanilamida, Neguvon®, Ácido pícrico.

La evolución del proceso de cicatrización fue satisfactoria en todos los casos a pesar de presentarse diferencias
según el tratamiento utilizado.
El tratamiento 1 (T1), presentación en polvo, debió ser colocado sobre la herida tres veces por día, por no tener
buena adhesión a la piel y por ser arrastrado por las secreciones de estas, por otro lado no se logro la cicatrización
completa en ningún caso.
El tratamiento 2 (T2), cuya presentación es también en polvo, mostró un comportamiento que indujo a una
respuesta semejante al tratamiento anterior.
El tratamiento 3 (T3), presentación en pomada, la respuesta fue mejor a las anteriores, su aplicación consistió
en una sola vez al día, por adherirse a la herida y no ser arrastrada por secreciones ni la lluvia, situaciones que favoreció
el proceso de cicatrización, a tal punto que se logro la cura total en un paciente.

Conclusión

La experiencia realizada demuestra que las presentaciones farmacéuticas utilizadas, reúnen las condiciones
para el tratamiento de las heridas en equino, de acuerdo a la evolución favorable observadas clínicamente de las
mismas, destacando la ventaja de la pomada para heridas complicadas con miasis, sobre las preparaciones en polvo, por
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demostrar ser mas eficaz en tiempo de cicatrización, lo que creemos puede deberse a que la pomada permite una mejor
adhesión a la heridas que los preparados en polvo.

Bibliografía

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Pistilli R. (1996) Conozcamos a los Caballos Editorial La Rural Ediciones pp. 267

Pascoe R.R. (1990) Dermatología Equina Editorial Grass Ediciones pp. 126

Stashak T.S. (1994) Manejo de las Heridas en Equinos Editorial Inter.-médica

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