EL ASUNTO CENTRAL DE LA POLÍTICA, QUE CASI NUNCA SE TIENE EN

CUENTA. En 1785, un barco mercante norteamericano fue atacado por una armada
corsaria del reino de Tripolitania, el cuál reclamó un tributo para liberar a los prisioneros.
El americano Thomas Jefferson y el embajador de Tripoli Abdul Rahman Adja se reunieron
en Londres para negociar. El primero le preguntó al segundo por qué los habían atacado,
diciendo que "Nosotros consideramos nuestros amigos a todos los hombres del mundo, si
no hemos recibido un mal de ellos". Adja le respondió que ellos, en cambio, siguiendo las
palabras del Corán, consideraban a todos los que no seguían su fe como enemigos a los que
tenían la obligación de combatir y esclavizar. De regreso en Estados Unidos, Jefferson
convenció al senado de que no tenía caso negociar con esa gente, citando las palabras de
Adja como prueba. Se iniciaron así una serie de conflictos menores entre EE.UU. y
Tripolitania conocidos como "Guerras de las Costas Bárbaras". El asunto central de la
política, más importante que cualquier diferencia acerca de formas de gobierno o modelos
económicos, es: ¿Consideramos a las otras naciones en el mundo amigos o enemigos por
defecto? ¿Todo el mundo es un amigo hasta que demuestre lo contrario? ¿O todo el mundo
es un enemigo hasta nuevo aviso? La razón por la que pocas veces se advierte la
importancia de esta discrepancia ideológica es que todo el mundo considera que su opinión
al respecto es "de sentido común", y no se le ocurre que alguien pueda pensar otra cosa ...el
problema es que unos consideran "de sentido común" que todo el mundo es un amigo por
defecto, mientras que otros consideran "de sentido común" que todo el mundo es un
enemigo por defecto. La lógica que los norteamericanos de fines del siglo XVIII
consideraron "barbárica" hoy se está volviendo algo muy extendido en ese mismo país y
otros del mundo occidental. Baste con mencionar la llamada "Teoría Crítica": que no es
otra cosa que la barbarie enseñada en las universidades.