Está en la página 1de 197

LAS

FUERZAS ARMADAS
EN LA
MIRA

XI CONGRESO PIT-CNT
JULIÁN GONZALEZ GUYER – RAFAEL BAYCE – RAÚL ZIBECHI –
FERNANDO MOYANO – EFRAÍN OLIVERA – EDGARDO OYENARD
– DIEGO FAU – IRMA LEITES – JORGE ZABALZA – PABLO
MEJÍAS
JULIO LOUIS – CONSTANZA MOREIRA
ANEXOS: EMILIO FRUGONI – JORGE TORRES – DOCENTES POR
LA PAZ
PRÓLOGO: JORGE ARIAS

Cuadernos de Alfaguara
alfa9uara@gmail.com
Noviembre 2013
Los autores adherimos al copyleft
La poesía no es de quién la escribe sino de quién la necesita.
Il Postino

Está permitida la reproduccón total o parcial y en forma


gratuita de este contenido por los más distintos medios,
siempre y cuando se cumplan dos condiciones.

• Citar la fuente
• Poner esa copia en forma gratuita a disposición de
otros posibles lectores, no lucrar con ella.

Puedes hacer fotocopias por tu cuenta, o pedirnos una al


costo (más o menos lo mismo) y nosotros nos encargamos,
que es para lo que estamos.
La llamada ¨propiedad intelectual” es patrimonio de toda
la humanidad.

Solicitudes a: alfa9uara@gmail.com

Montevideo, noviembre de 2013


PROLOGO
Jorge Arias

Los ensayos, intervenciones y disertaciones de este libro


pueden diferir, pero participan de una actitud común, que
expresó Brecht en su “Elogio del estudio”: “¡No temas
preguntar, compañero!/¡No te dejes convencer!/
¡Compruébalo tú mismo!/ Lo que no sabes por ti/ no lo
sabes./ Repasa la cuenta/ tú tienes que pagarla. / Apunta
con tu dedo a cada cosa/ y pregunta: “¿Y esto, de qué?”/
Estás llamado a ser un dirigente”. Algunos autores creen
que no deben existir las fuerzas armadas; otros piensan que
debe limitarse a “hipótesis de conflicto” de dudosa
posibilidad; no se cree que los militares deben tener
privilegios en salarios y jubilaciones; no se cree que el
ejército pueda cumplir, como tal, ninguna función útil. Es la
actitud filosófica; y lo que más teme el dictador es a hombres
que piensan.
Hemos leído en varias de las páginas que siguen que el
ejército, al que suele llamarse, con extrañas mayúsculas
“Fuerzas Armadas” está al servicio del capitalismo y de la
perpetuación en el poder de una clase; es posible y aún
probable que haya sido y que sea así; dudamos de que el
tema sea simple. Como lo indica Rafael Bayce, el guardián es
el comienzo; vela por el sueño de los demás; es el comienzo
de la agricultura y de la familia; los nómades, que vivían el
hetairismo primitivo, son a la vez cazadores y guerreros y sólo
cuando hubo alguien que cuidara la vida de las crías humanas
comenzó la civilización, por donde el guardián es condición
de la maternidad. En América del Sur eran las guarniciones de
las plazas fuertes, y los restos de las murallas de Montevideo
nos recuerdan un pasado militar. Los “ejércitos” de la
independencia fueron, cuando pudieron, calcados de los
españoles; San Martín era teniente coronel del ejército
español y Artigas un oficial de menor jerarquía. Los fondos de
los gobiernos escaseaban y a menudo se pagaban los servicios
militares con tierras; “Ultima campaña” de Viana muestra
muy bien los hilos que iban del coronel, dueño del
regimiento, al estanciero y del capataz al capitán, dueño de
la compañía. Como dice Alfred de Vigny, en palabras que
resuenan en la cita que hace Constanza Moreira de la página
web del Servicio de Pasividades de las Fuerzas Armadas, que
el ejército sea una nación dentro de otra nación es un vicio
de nuestros tiempos. “En la antigüedad todo ciudadano era
guerrero, todo guerrero era ciudadano; los hombres del
ejército no diferían de los hombres de la ciudad”
(”Servidumbre y grandeza militares”).
El arte militar es, por tanto, el más antiguos y sus
principios son los mismos en todos los países, por lo que todo
libro sobre un ejército de un país, en este caso el Uruguay,
podría y debería tener un alcance universal. Sus medios están
descritos con suficiente detalle en este libro; y los delitos
impunes que relatan Irma Leites y Diego Fau forman parte de
las actividades de los ejércitos sobre las poblaciones civiles,
como sabemos hoy por las hazañas uruguayas de Haití y el
Congo. Hay que obedecer; pero eso no basta. Maquiavelo
decía que lo primero que debía hacer el gobernante era
golpear. Primero será temido, luego respetado, luego amado
como un dios; hemos redescubierto el fenómeno. Hemos visto
la guerra de Argelia y aquí a bien intencionadas gentes de
izquierda acercarse a los militares, antes y después del 9 de
febrero de 1973; hoy, cuando el temor da paso a la
adoración, le llamamos el síndrome de Estocolmo. El siglo XX
nos mostró suficientes ejemplos: hemos olvidado la
admiración que produjeron en estas tierras Hitler y Mussolini
y vimos a la agrupación “Tacuara” pasar de la extrema
derecha a la extrema izquierda; también tenemos, por qué
no, al comandante Che Guevara y la teoría del foco, que es la
apoteosis del ejército, a Fidel Castro, a Chávez, que
completan una simetría que parece oprimirnos por sí sola.
Mientras perseveremos en ese culto, del que podríamos
liberarnos con solo quererlo, no habrá verdadera libertad.
Mientras las fiestas nacionales sean banderas, marchas, armas
a la vista, discursos sobre la patria, el honor, el culto de los
héroes y con gloria morir, el poder del ejército está
asegurado; mientras hagamos una tétrica parodia de las
batallas con las hinchadas del fútbol, con sus cánticos
guerreros y sus muertes, mientras ningún argentino pueda
decir impunemente que las islas Falkland pertenecen a
Inglaterra, mientras llamemos a Artigas “Mi general”,
mientras no esté en la “agenda” o en nuestras cabezas el
tema, como lo destaca Fernando Moyano comentando el libro
de Jorge Torres, no hay salvación.
Constanza Moreira destaca la transgresión del derecho a la
igualdad que significa el presupuesto militar, con sus
privilegios salariales, un tema que todos los contribuyentes
comprenden de inmediato, y lo hace a partir de los principios
democráticos más elementales: es claro que la organización
actual de nuestras fuerzas armadas atenta, por sí sola, contra
la democracia y en particular contra el derecho a la igualdad.
Mas no es sólo por la diferencia de trato que en su favor
dispensan las leyes que atentan contra la democracia; lo más
grave es la estructura jerarquizada, poco menos que feudal,
que divide al ejército en dos clases rígidamente separadas:
los oficiales por un lado, que detentan los privilegios
legislativos y los ingresos extra de la corrupción y la tropa por
otro, clases vinculadas sólo por las voces de mando del “señor
coronel” o el “señor capitán”, que, sean las que fueren, se
reciben en silencio. Leemos, con el alivio del beduino que
llega al oasis, el relato de Faulkner del coronel Sartoris
destituido por su regimiento.
La contribución de Irma Leites puede interpretarse,
también, desde un punto de vista puramente democrático y
republicano. Es un escándalo que haya delitos impunes; es un
escándalo que los delincuentes uniformados tengan un trato
distinto y moren en cárceles distintas a las de los ladrones.
Irma proporciona la lista; a ella hay que atenerse; pero se nos
permitirá aquí una nota al pie. Faltan los civiles cómplices.
Por una parte, los militares no hubieran podido afirmarse en
el poder sin el concurso de los civiles que golpearon la puerta
de los cuarteles, aplaudieron la llegada del régimen militar y
luego, con plena consciencia y voluntad, ocuparon cargos de
dirección en entes públicos, y no sólo en Consejo de Estado.
Fueron cómplices del delito de atentado a la Constitución,
pero ninguno, hasta hoy, ha sido llevado a juicio; y el Dr.
Blanco no fue un caso aislado Un parlamento civil votó la
suspensión de la seguridad individual y el “estado de guerra
interno” (15 de abril de 1972) y la ley de seguridad del estado
No. 14.068 en julio del mismo año y la Suprema Corte de
Justicia, por mayoría, declaró que la ley era constitucional.
Suele suceder, aceptado el estado de sitio como medio de
gobierno de los civiles lo que describe Marx en “El 18
Brumario de Luis Bonaparte”: “…el cuartel y el vivac, que
se imponían periódicamente a la nación francesa para
tranquilizarla, el sable y el mosquete, a quienes se
encargaba de impartir justicia y dirigir la administración,
ejercer el papel de tutor y censor policía y sereno; el
mostacho y el uniforme que se celebraba periódicamente
como la sabiduría suprema de la sociedad y como sus
rectores, ¿no debían terminar por creer que era mejor
salvar a la sociedad de una vez por todas, proclamando
su propio régimen como el régimen supremo, y liberar por
completo a la sociedad burguesa de la preocupación de
gobernarse a sí misma?”
Con la globalización, el tema se internacionaliza y la
dependencia de la línea de conducta del Pentágono es clara;
es un aspecto de la cuestión que diversas contribuciones
tratan, sin demasiada extensión, y ello con toda lógica. No
está a nuestro alcance modificar el mundo ni impedir guerras;
sí podemos y ya sería bastante, modificar nuestra
organización interna y para ello modificar nuestras mentes..
También la historia muestra que los ejércitos no fueron ni son
siempre los mismos, aunque los principios no cambian; como
todo lo que existe se transforma de continuo, y el profesor
Julio Louis expone con detalle la evolución del ejército local
a través del tiempo. Por momentos los ejércitos son
proteiformes; por momentos parece que pudieran asumir
diversos y muy diferentes roles; ha habido en los ejércitos
conatos de revolución social; la falta de un fin específico, una
guerra, deja en el aire al ejército, y los papeles posibles a
desempeñar son muchos, lo que explica las tentaciones.
Como escribió Vigny, “el ejército moderno tan pronto cesa
de estar en guerra, deviene una especie de gendarmería.
Se avergüenza de sí misma, no sabe ni lo que hace ni lo
que es, se pregunta sin cesar si es esclava o reina del
Estado; este cuerpo busca por todas partes a su alma y no
la encuentra…es ciego y mudo. Golpea ante sí en el lugar
en que lo ponen…”.
González Guyer y otros plantean el problema de los roles
posibles de lo que hoy es el ejército; creemos que en el fondo
el problema es uno sólo, la desmovilización, qué hacer con
los hombres que no tendrán cómo ganarse el pan; creemos
que es un tema común todos los desocupados y que por la
misma razón de igualdad deberá ser tratado en la misma
forma y con la misma protección que merecen los empleados
de una ferretería de barrio en quiebra. Pero hay también
roles imaginarios. La vigilancia del espacio aéreo, tarea que
nuestra aviación no cumple, no requiere aviones de combate;
las fronteras fluviales por donde pasa la droga no requiere
destructores sino guardacostas; en la frontera con el Brasil no
se frenará el contrabando con tanques Sherman. La dictadura
militar trató de militarizar la vida civil, anexando funciones,
como las telecomunicaciones y la aviación civil. Cada hombre
libre es un soldado; es el modelo de Esparta; pero allí fueron
necesarios los ilotas.
El lector se preguntará: entonces, ¿cómo suceden las
revoluciones? Volvamos al comienzo. Si las examinamos de
cerca, en su detalle histórico, la acción popular precede a la
toma del poder; el empleo de la fuerza será inevitable, pero
deberá ser visto como un mal y los triunfadores, que deberán
ser los proletarios, volverán a vestir las ropas del trabajo y no
los uniformes, copiados de los ejércitos legitimistas;
emplearán sus manos en las fábricas o en las tareas
campestres y no en armar y desarmar fusiles Máuser. En la
escena final de “Les Chouans” de Balzac el ex guerrillero
Marche - a - Terre, que tiene más de cien muertos en su
debe, conduce una vaca al mercado. Una vez que triunfa la
revolución acecha el peligro y el estado revolucionario tiende
a la “estabilidad”, a la burocratización, a formar las milicias
defensivas de la revolución triunfante; tiende a la muerte y a
la fosilización.
Ese peligro, sin embargo, no puede más que ser asumido,
ya que también persiste el otro. ¿Podría Fidel Castro ignorar
la defensa de la revolución e ir a vender tranquilamente su
vaca, cuando se mantiene durante décadas el bloqueo y la
amenaza de agresión. Resumimos el dilema en palabras de
nuestro amigo Mario Jaunarena, que lo decía más o menos
así: "Cuando intentás un cambio social, el enemigo viene a
atacarte con un ejército. Entonces no tenés otra que
formar otro ejército. Y al hacerlo reproducís lo mismo
que querés destruir”.
Conocemos esta historia, por la cual parece que el primer
deber de cualquier gobernante progresista es organizar su
perpetuación en el poder; tampoco hay que confiar en los
héroes de la izquierda. De nuevo citaremos a Brecht: “Leed
la historia. Ved/ a ejércitos invencibles en fuga
enloquecida./ Por todas partes se derrumban fortalezas
indestructibles/ y de aquella Armada innumerable al
zarpar/ podían contarse/ las naves que volvieron”.
PRESENTACIÓN

Las fuerzas armadas en la mira

El presente libro es producto de un intento, de aportar al


debate necesario sobre fuerzas armadas, desde una
perspectiva de los trabajadores..
La inquietud, largamente sostenida, motivó una resolución
del XI Congreso del PIT-CNT, 8 de octubre de 2011, que
incluimos en este volumen.
Podría haber quedado, como tantas, como una inquietud
sin concretar. Pero de una manera un otra el tema se cuela
de muchas manera sen la realidad nacional. En los últimos
meses han habido varias mesas redondas y notas periodísticas
sobre éste.
Aquí recogemos materiales de dos de ellos. Uno realizado
en local de FUCVAM el 30 de noviembre de 2012, en el marco
las actividades del "Día del Futuro", organizadas por "la
diaria". El otro, el "Diálogo ente fenteamplistas", organizado
por la casa Bertolt Brecht en marzo de 2013.
Hemos recopilado aquí las intervenciones en esos debates,
y agregado algunos materiales de valor histórico o de
investigación. En algunos casos el panelista ha preferido
sustituir su exposición oral con algún otro texto propio
similar.
El último congreso del PIT-CNT adopta una resolución, que
transcribimos, en la que se manifiesta la necesidad de ese
debate, y de que los trabajadores tengan en él su propio
punto de vista.
A esa docena de exposiciones diferentes que abarcan una
amplia gama de nuestro pensamiento de izquierda, hemos
agregado algunos materiales complementarios. Nuestra
recopilación es, indudablemente, parcial. Pero abierta, y
trataremos de abrirla más todavía.
A último momento, ya con el material encaminado, han
surgido nuevos elementos en este debate, nuevas
intervenciones con las cuales deberías polemizar.
Decidimos no hacerlo en esta instancia. Ya habrá
oportunidad, y aquí había que poner un punto, aunque
seguramente sea un punto y aparte.
PIT-CNT, XI CONGRESO

Resolución sobre :
Eliminación de las FFAA
Considerando:
1. Que sus fusiles han apuntado siempre contra los
pueblos.(guardias pretorianas) del orden vigente.
2. Que gastan 2 millones de dólares diarios
3. Que en la única guerraconcesible, la popular contra el
poder oligárquico imperial, por sus estructura,
ideología, etc, y tipo de guerra sirven contra el
pueblo.
4. Que la impunidad, a 40 años, ha "justificado" de hecho
su accionar y las ha rehabilitado para la
funciónesencialque denunciamos.
5. Que el rumbo actual es el de su integración lisa y
llana, hoy como ayer, como brazo armado del orden
imperial en la región y el mundo de la mano de la
doctrina de la seguridad regional...(misiones de paz,
policia mundial, último resguardo acá...)
6. Que tal como la historia lo ha demostrado, cualquiera
sea la vía que ponga en cuestión el poder oligárquico-
imperial, operan al fin como "ejércitos de ocupación
contra el pueblo"
7. Que los caminos de trabajo interno en ellas (del pueblo
hacia ellas), por su "popularización" interna, no pueden
chocar contra la caracterización de ellas como aparato
del actual estado. (nuevamente, la vida ha demostrado
en los momentos claves, su esencia como tal)....
8. Que la "fundamentación", como "ejército de reserva",
no es de recibo (un aparato para la guerra no puede
fundamentarse desde ese lugar).

PROPONEMOS
que se vuelva a discutir en todo el movimiento obrero y
popular la necesidad de ELIMINAR LAS FFAA.

Incluso en el camino de su eliminación, dos concepciones


básicas han de confrontarse; (como a la salida de la
dictadura, una de signo popular y otra oligárquico-imperial),
pero esto no inhibe considerar su necesaria eliminación.

8 de octubre de 2011
FUERZAS ARMADAS: Construyendo la
posición de los trabajadores
INTRODUCCIÓN

El tema de las fuerzas armadas en el Uruguay de hoy


presenta una curiosa particularidad. Casi todos los días
aparece en la agenda política como un gran problema
pendiente de ser resuelto, a través de distintos emergentes.

Su sobredimensionamiento es reconocido por todos.


Absorbe recursos que se necesitan para otros fines. Parte
importante de sus miembros, tienen privilegios
injustificables. El no saberse siquiera cuales serían sus
supuestas funciones reales como fuerza armada y sus tareas
específicas. El conflicto permanente de poderes por la
impunidad que se mantiene sobre los crímenes del terrorismo
de estado como práctica de la dictadura militar. Una
institución segregada que tampoco hoy respeta el orden de la
sociedad civil, que retiene ramas del estado que deberían
estar en órbita civil. En la que actos de corrupción interna y
las conductas delictivas se encubren como práctica
institucional normal. Que participan al servicio del orden
imperial en las llamadas "misiones de paz" y arrastran al país
a la vergüenza ante el mundo. Que “deforman” a los seres
humanos como se evidencia en sus instituciones "educativas"
propias, y un largo etcétera.
Todos los actores políticos hablan de la necesidad de
reformular, redimensionar, adecuar, profesionalizar,
democratizar, y algunos de desmantelar. Mientras se hace,
pero sin explicitar eso que se va haciendo. “Buenas razones”
tienen para no explicitarlo.

¿POR QUÉ ocurre esto? ¿Por qué la sociedad civil y su


sistema político no pueden resolver el tema militar?

El desplazamiento de la dictadura militar en los años 80 se


produce en el contexto de una determinada correlación de
fuerzas sociales. Las clases dominantes reconocen la
hipertrofia militar como una constante historia no resuelta,
pero para conservar su hegemonía frente a los sectores
populares movilizados aunque con puntos débiles en el
aspecto político, no pueden de ninguna manera arriesgarse a
avanzar hacia una democratización institucional efectiva. La
sombra militar como elemento disuasorio, sin dejar de ser
real en alguna medida, siguiendo el guión de la política
burguesa.

Para comprender esa correlación de fuerzas a la salida de


la dictadura, que determina el tipo de salida, es necesario
remitirnos a la correlación social de fuerzas tanto a la
entrada como a la salida de la misma, incluso atender los
problemas políticos dentro del propio movimiento popular.

Corresponde que digamos que el Pacto del Club Naval, la


política de "reinserción" de las fuerzas armadas, y por último
la ley de caducidad no son la causa en última instancia de la
permanencia del problema militar como cosa no resuelta, son
a su vez la consecuencia de una correlación social de fuerzas
y una manifestación política que da forma al poder de las
clases dominantes en este tramo de nuestra historia. La
forma de una democracia burguesa incompleta aun en el
terreno de lo que sería en teoría un estado de derecho es
resultado de una hegemonía de clase.
Pero como la lucha de clases no se detiene, esa forma de
corset anti-democrático a la propia democracia burguesa
resulta una y otra vez cuestionada, por todos los emergentes
a los que hicimos referencia, que plantean los temas de un
debate que no termina de abrirse.

Estos puntos pendientes son, entre otros

• Función de las fuerzas armadas, si son necesarias o


no para la defensa de nuestro territorio, y en qué
contexto o hipótesis de conflicto. (defendiendo qué
de quien y para que)

• La relación con el orden policíaco-militar imperial.

• Dimensión de las mismas, tanto en relación a los


recursos de un país en graves dificultades
presupuestales como en relación al tipo de defensa
necesaria, que no se sabe cuál es.

• La relación con el poder civil que no tiene nada que


ver con la subordinación que se pretende.

• La impunidad de los crímenes de la dictadura.

• Las llamadas "misiones de paz", en las que la


participación del país viene prácticamente impuesta
por los militares, y es cada vez más indefendible.

En todo esto puede verse el carácter marcadamente


irracional de la situación actual, que plantea por lo menos un
ajuste. ¿Qué tan profundo o qué tan meramente aparente?
¿En qué dirección, para liberarnos de un problema o para
adecuar las fuerzas armadas a las nuevas necesidades
imperialistas? La debilidad relativa de algunos actores hace
que éste debate no termine de abrirse, mientras las peores
practicas siguen adelante.
El día del futuro
Julio 2012
¿ELIMINAR LAS FFAA Ó DECIDIR PARA
QUÉ LAS NECESITA EL URUGUAY?
Julián González Guyer

La organización de la defensa nacional y las características


de las fuerzas armadas del Uruguay no se ajustan a las
necesidades reales de nuestra sociedad. Es más; el esfuerzo
presupuestal del Uruguay para sostener las fuerzas armadas
actualmente existentes es, en varios sentidos, irracional. Sin
embargo, la tesis central que parece presidir esta publicación
-eliminar la fuerzas armadas- no parece ajustarse a la
realidad política del Uruguay, la región y el mundo de
nuestros días. En cambio, es urgente definir para qué las
fuerzas armadas y decidir qué fuerzas armadas puede y
necesita tener el Uruguay.
Puede parecer contradictorio, pero el punto de partida de
estas reflexiones es la aspiración a un un sistema de
relaciones sociales y políticas en el mundo que vuelva
innecesario la dilapidación irracional de recursos destinada a
la imposición violenta de formas de dominación odiosas e
injustas al servicio de minorías privilegiadas. Recursos que
actualmente – y en el pasado- se han malgastado en armas,
pertrechos y preparación de organizaciones destinadas a
matar y destruir, que podrían mucho más provechosamente
destinarse a la inversión productiva y social. Si como ejemplo
de dicha irracionalidad vale un botón: el Pentágono, en el
marco de la operación destinada al retiro de una parte del
ejército de ocupación desplegado actualmente en Afganistán,
ha decido convertir en chatarra unas 85 mil toneladas de
equipamiento militar, cuyo valor estimado es de 7 mil
millones de dólares1.
Sin embargo, en la actual configuración social y política
del mundo, las fuerzas armadas representan un mal necesario
para un estado. No disponer de dicho instrumento, supondría
abdicar de un derecho e inevitablemente delegar la defensa
militar del país en potencias extranjeras. Así, el problema de
la existencia de fuerzas armadas en Uruguay y/o de la
conveniencia de contar con ese instrumento del estado
parece, más bien, traducirse en las dos interrogantes a los
que tantas veces se refirió el recordado Gral. Victor M.
Licandro: ¿para qué necesita fuerzas armadas el Uruguay? y su
consecuencia inmediata; ¿qué fuerzas armadas debe tener el
Uruguay?
Rara vez en nuestra historia contemporánea, los gobiernos
han adoptado decisiones políticas explícitas, invertido
recursos y dedicado atención e interés a los aspectos
militares de la defensa nacional. Sin embargo hay que
precisar dos cosas. En primer lugar, la República Oriental del
Uruguay siempre ha contado con fuerzas armadas. Ello cual
sugiere que, de hecho, la decisión de contar con fuerzas
armadas fue adoptada. La cuestión es reflexionar acerca de
cómo y quién/es han elaborado y puesto en práctica dicha
definición. El asunto será examinado enseguida.
En segundo lugar; desde febrero de 2010, Uruguay cuenta
con una Ley Marco de Defensa Nacional2; norma legal que por
primera vez en su historia establece un encuadre para

1
Ver The Washington Post 19/06/2013 en
www.washingtonpost.com/world/asia_pacific/scrapping-equipment-key-to-
afghan-drawdown/2013/06/19/9d435258-d83f-11e2-b418-
9dfa095e125d_print.html
2
Ver en http://archivo.presidencia.gub.uy/_web/leyes/2010/02/D3530.pdf
comenzar a transitar en el sentido señalado por las célebres
dos preguntas del Gral. Licandro.

¿CÓMO Y QUIÉN HA DEFINIDO LAS POLÍTICAS MILITARES Y DE


DEFENSA?
Veamos. En los hechos, nuestra República –el algodón
entre cristales del que habló Luis A. de Herrera, en
referencia a las dos potencias sudamericanas en competencia
por la hegemonía hasta mediados de los 80’ del siglo XX –
puso la defensa de nuestra soberanía e intereses
prioritariamente en manos de la Cancillería. Decisión sensata
para un país de vocación pacífica y sin veleidades de
expansión que fue ratificada por la Ley Marco de Defensa
Nacional.
Por otra parte, los uruguayos nunca creímos seriamente -
nuestros representantes políticos tampoco- en los medios
militares como instrumento fundamental para garantizar
nuestra existencia como país independiente. A pesar de ello,
el país ha mantenido sus fuerzas armadas y su eliminación no
ha estado seriamente planteada como perspectiva real. En
tales condiciones, las instituciones militares han sufrido un
estado de esquizofrenia permanente. Como lo sintetizó Carlos
Real Azúa en su ensayo Ejército y Política en el Uruguay
(1969), los gobiernos uruguayos no han creído seriamente en
la función nominal de las fuerzas armadas. En cambio, han
reservado a los militares para cumplir la función efectiva de
último recaudo ante posibles amenazas a su estabilidad.
Entre tanto, las capacidades subsidiarias de las fuerzas
armadas las han convertido en instrumento apto para atender
muy diversas necesidades.
No es difícil comprender, entonces, que la regla general en
situaciones de cierta normalidad político-institucional haya
sido un presupuesto de defensa escaso, principalmente
destinado a pagar salarios militares, generalmente no
demasiado generosos. La profesión militar nunca ha gozado
de gran prestigio social. La sociedad uruguaya y los gobiernos
han optado por delegar en los militares la definición de las
políticas militares y hasta la propia defensa nacional. Las
leyes orgánicas militares han dado el marco legal, el
parlamento y el poder ejecutivo han asignado el presupuesto.
Una vez designadas, las principales jerarquías militares, los
comandos de las fuerzas armadas manejaron el resto:
doctrinas de empleo, estructura de fuerzas y despliegue,
adquisición de equipo y sistemas de armas, infraestructura,
formación del personal y las estratégicas políticas de
relaciones y cooperación internacional con otras fuerzas
armdas. Por su parte, hasta 2005, en el Ministerio de Defensa
Nacional, salvo el Ministro y el Subsecretario, todas las
jerarquías correspondieron a oficiales militares a sugerencia
de sus mandos. Su tarea ha sido administrar decisiones que se
procesaron en los estados mayores militares y actuar como
enlace y representante en el gobierno.
Desde 1947 –cuando comenzó la transferencia masiva de
aviones para la Aeronáutica Militar de Ejército- y hasta bien
entrada la década de los 70’, las fuerzas armadas se
equiparon, se instruyeron y se entrenaron gracias a la
cooperación norteamericana. Sus manuales fueron simples
traducciones de los manuales militares de EEUU. Sólo durante
la dictadura, cuando se suspendió la asistencia de EEUU,
entre fines de los 70’ y mediados de los 80’, existió alguna
inversión sustantiva originada en el presupuesto nacional.
Cuando se restauró la democracia, el desorbitado
presupuesto del Ministerio de Defensa quedó sujeto a ajuste
en el marco de las exigencias de los acreedores externos del
país. En tales condiciones, las jerarquías castrenses
aprovecharon la oportunidad que ofreció la nueva realidad
internacional de la post-guerra fría: participar en operaciones
de paz de NNUU. Para los gobiernos, a partir de 1992, dicha
esa nueva misión militar representó, la posibilidad de
resolver varios problemas simultáneamente.
En efecto, el marco del proceso de vuelta a la democracia,
la autorización gubernamental para el despliegue masivo de
personal militar fuera de fronteras supuso otorgar una misión
creíble y con cierto atractivo profesional que concentró a las
fuerzas armadas en un esfuerzo alejado de las cuestiones
domésticas, descomprimiendo los efectos de la pérdida de
valor real del salario de sus integrantes y hasta posibilitando
cierta re-legitimación de unas instituciones militares
desprestigiadas por su actuación en dictadura. Algunos años
más tarde se agregó el reembolso de Naciones Unidas por
concepto de desgaste de equipamiento; un ingreso que
promedia los 30 millones de dólares anuales y que permitió la
renovación del armamento liviano y principalmente del
material de transporte de las fuerzas armadas.
Así, hasta 2010, la gestión y uso de tales recursos fueron
manejados por los mandos militares y por fuera del
presupuesto del estado. Actualmente, es el Ministerio que
ejerce tal competencia, aunque por disposición legal los
denominados fondos ONU deben ser destinados a la Fuerza
que los originó.
Por otra parte, el origen del equipo de las fuerzas militares
uruguayas ha seguido el vaivén del desarrollo reseñado. A
partir de los años 50’ la doctrina, el equipamiento y los
sistemas de armas tuvieron origen norteamericano. Durante
la dictadura, una vez que cesó la cooperación de EEUU, se
verificó un breve aunque significativo proceso de renovación
variopinto por su origen que, una vez que los fondos ONU
comenzaron a fluir, llevó a que buena parte del equipo
comenzara a provenir del desmantelamiento del Pacto de
Varsovia. Por otra parte, mientras el equipo y armamento
livianos se ha logrado renovar. Ello también es resultado del
tipo de empleo predominante que se ha hecho de las fuerzas
militares; combate a fuerzas irregulares y patrullaje terrestre
para el Ejército. En la Armada, sintomáticamente el Cuerpo
de Fusileros Navales (FUSNA) ha sido el componente que
mayor desarrollo ha observado a partir de inicios de los 70’.
Así, las capacidades de las fuerzas armadas actuales, no
difieren demasiado del tipo de capacidades desarrolladas
durante la etapa del autoritarismo; antes y durante la
dictadura.
Como conclusión debe establecerse que el país siempre ha
tenido políticas militares y de defensa. Ellas pueden ser
derivadas del análisis de las características y capacidades de
sus fuerzas armadas y de la propia trayectoria de la política
exterior y las relaciones que ellas, en el marco de los
sucesivos gobiernos, han desarrollado con las principales
potencias militares del mundo y la región. Esto conduce a
interrogarse acerca de quién ha elaborado esas políticas.
La respuesta a la interrogante de cómo y quién ha definido
las políticas de defensa y las políticas militares resulta de
analizar cómo estas decisiones se procesaron. En tal sentido,
de lo dicho resultan ciertas evidencias: las fuerzas armadas
uruguayas han manejado con relativa autonomía las políticas
militares y de defensa nacional de la República. Las
autoridades políticas han demostrado desinterés,
desconocimiento y escasa voluntad de dedicar esfuerzo y
recursos a dichos asuntos. El fenómeno podría ampliarse al
conjunto de la sociedad civil, incluyendo la academia. Estas
prácticas políticas y sociales, luego de más de un siglo de
vigencia, ya son una verdadera tradición institucionalizada.
Su reversión constituye un desafío que no se resolverá ni
rápida ni fácilmente.

¿QUÉ FUERZAS ARMADAS NECESITA Y PUEDE TENER EL


URUGUAY?
Previo a responder la doble interrogante que plantea el
sub-título es preciso volver a detenerse, para examinar desde
otro punto de vista porqué Uruguay debe tener fuerzas
armadas.
Para ello, sería equivocado enfocar el análisis
considerando únicamente el papel que han cumplido los
militares a lo largo de la historia contemporánea del país o
simplemente su papel durante la dictadura.
Las fuerzas armadas, organización estatal en la que la
sociedad deposita el monopolio de la gestión de los medios de
violencia física más poderosos, no son un clavel del aire.
Constituyen una organización del estado y como tales una
expresión de la sociedad.
En tal sentido, es bueno recordar que los estados son
construcciones sociales históricamente determinadas.
Representan, en última instancia, la expresión cristalizada de
las relaciones de poder en una sociedad. Así, las fuerzas
armadas una de las columnas vertebrales de la organización
estatal, no pueden considerarse –al igual que el conjunto del
estado que integran- como una institución inocente ó neutral
política y socialmente. Su propio carácter les otorga un papel
determinante en la perpetuación del orden socio-político que
directa ó indirectamente ha sido el resultado de la guerra y/o
del conflicto violento. En definitiva, el estado no podría ser
simplemente considerado como la expresión del interés
general de una sociedad.
Al mismo tiempo, también es posible afirmar que el
comportamiento de las organizaciones estatales en los
regímenes democráticos, demuestra que ellas responden al
patrón conceptualizado como de autonomía relativa. Esto es;
sin dejar de garantizar los aspectos más esenciales de la
correlación de poder socio-político que las estableció, ellas
pueden permeables a ciertas demandas de los sectores
sociales subordinados.
De la misma forma, en el ámbito internacional, la
convivencia y las formas cooperativas de relación entre los
diversos actores –estatales y no estatales- también se
organizan en último término según hobbesiano del
predominio del más fuerte. La Organización de Naciones
Unidas con su Consejo de Seguridad; cuya forma de
integración no es sino la cristalización de la correlación de
fuerzas resultante de la segunda guerra mundial y posee la
competencia de atender los temas de la seguridad en el
mundo, constituye la garantía de perpetuación de aquel
estado de cosas, incluso si el mismo ya no existe. No es
casual, entonces, que todos los intentos de reformar el
organismo hayan naufragado. Tampoco lo es que muchas
veces las potencias mayores del sistema internacional ignoren
a los organismos de NNUU, si ello conviene a sus intereses,
En un mundo con tales características no parece sensato
que una sociedad organizada, que posee la voluntad de
conservar –y aun ampliar- la potestad de decidir de manera
soberana su destino, como parece ser el Uruguay, no se dote
de instrumentos para ello. Uno de dichos instrumentos son
justamente las fuerzas armadas.
Ahora sí es posible dar una respuesta, aunque ella sea
concisa, a la pregunta de qué fuerzas armadas necesita el
Uruguay.
La respuesta más genérica la ofrece la Ley Marco de
Defensa Nacional en sus artículos Nº 18, 19 y 20 aprobados
por todas las bancadas legislativas del Parlamento. Conviene
leer estos tres artículos y compararlos con las Leyes
Orgánicas de las Fuerzas Armadas para verificar que la ley
vigente representa un avance conceptual significativo
Ciertamente, resta mucho trabajo, esfuerzo y tiempo para
que dicho avance se traduzca en la realidad. El primer paso
se dará cuando el gobierno establezca los lineamientos de la
política de defensa nacional y las directivas políticas
correspondientes para las fuerzas armadas.
Para asegurar la correcta instrumentación de dichas
directivas y de aquellos lineamientos también será necesaria 3
3
Artículo Nº 16 de la Ley Marco de Defensa Nacional
la elaboración y aprobación de la hoy inexistente Ley
Orgánica del Ministerio de Defensa Nacional. Ello sentaría las
bases para que el Ministerio construya las capacidades
organizativas y de recursos humanos que le permitan cumplir
con los cometidos que la Ley Marco de Defensa le asigna 4: la
conducción política de la defensa nacional y en particular de
las fuerzas armadas. Y la Ley Marco es explícita al respecto:
ejercer la dirección y supervisión de todas las actividades
que cumplan las fuerzas armadas, siguiendo los lineamientos
que establezca el mando superior5 (Presidente de la
República junto al Consejo de Ministros o el Ministro de
Defensa)
Para concluir. Uruguay necesita unas fuerzas armadas que
cumplan con varias características. En primer lugar, que den
garantías a la sociedad de que utilizarán lealmente los
recursos materiales, organizativos y humanos que han sido
puestos en manos de sus jerarquías. No en vano la Ley Marco
de Defensa encomienda al Ministerio de Defensa determinar
la orientación y el delineamiento de la formación de las
fuerzas armadas6. Ello –conviene explicitarlo- tiene que ver
con los clásicos conceptos de autoridad y dominación, tal
como fueran definidos por Max Weber. Ambos conceptos,
centrales en la relación entre fuerzas armadas y gobierno.
Además, son relaciones de carácter mutuamente consentido
entre quien es dominado y la autoridad que sobre él ejerce
dominación. Si ello no ocurre, no existe dominación y
tampoco autoridad. De allí la centralidad, tanto de la
aceptación por los militares de su subordinación al gobierno
electo, como de la responsabilidad con la que el gobierno

4
Arts. Nº 14, 15 y 16.
5
Art.15, inc.B.
6
Inc. C, Art.15
debe ejercer su papel como autoridad de las fuerzas
armadas.
Así, las fuerzas armadas deberán desarrollar las
capacidades necesarias para cumplir con las directivas que el
gobierno establezca y éste tendrá, además de proveer los
recursos posibles para ello, supervisar adecuadamente que las
órdenes impartidas se cumplan con la mayor eficacia y
eficiencia por parte de las instituciones militares.
¿Qué capacidades parecen imprescindibles de desarrollar?
En primer lugar, ejercer soberanía sobre la amplia área
marítima sobre la cual posee derechos y responsabilidades.
Área que será mayor que nuestra superficie terrestre, cuando
se acepte la demanda de Uruguay ante NNUU en
cumplimiento de la Convención del Mar. Ello implica no sólo
evitar que potencias extranjeras utilicen de forma ilegal los
recursos vivos y/o minerales de sus aguas, fondo y subsuelo
marino, sino también brindar las mayores condiciones de
seguridad a los emprendimientos económicos que comienzan
a desarrollarse en nuestra plataforma marítima y tienen
importancia estratégica para el país. Además es necesario
para el desarrollo de nuestras terminales portuarias, que la
navegación sea segura.
En segundo lugar, tener capacidades de control del espacio
aéreo para ejercer soberanía también ese ámbito,
asegurando que nadie lo utilice con fines ajenos a los que el
estado uruguayo ha establecido.
En tercer lugar, estar también condiciones, en la
eventualidad de una agresión militar a nuestra soberanía e
independencia –algo improbable en la actualidad, pero una
hipótesis futura no descartable-, que el país cuente con la
capacidad de ofrecer la mayor resistencia posible a ella. Lo
cual también será una forma de disuadir al hipotético
agresor.
Aunque desde el punto de vista teórico, podría
argumentarse que el orden de exposición de estas tres
capacidades debiera invertirse. Pero se ha adoptado el
criterio de las prioridades desde el punto de vista del
desarrollo nacional y de la inminencia de su necesidad.
Quizás, por la relevancia estratégica que el asunto reviste
para el país, podría agregarse otra capacidad: la de proyectar
un nivel apropiado de fuerzas en apoyo a las actividades
antárticas.
Podría decirse que las primeras tres capacidades
fundamentales señaladas son casi obvias y ello es acertado.
Incluso valdría precisar que la cuarta, es subsidiaria de ellas
en gran medida. Pero se optó por incluirla dada la
importancia futura del máximo aprovechamiento posible de
los derechos adquiridos por Uruguay como miembro del
Tratado Antártico.
Sin embargo, enfatizar en estas tres cuestiones como
referencia central obedece a dos razones. En primer lugar,
los bajos niveles de alistamiento para cumplir a cabalidad con
dichas misiones ha sido casi una regla general en la historia
de nuestras fuerzas armadas. Principalmente como resultado
de la priorización de misiones de carácter secundario ó
accesorio y/o por la escasez de recursos, obsolescencia del
equipamiento, etc. La prueba de ello es la actual realidad de
la estructura de nuestras fuerzas armadas, la situación del
equipamiento y de los sistemas de armas más actualizados y
con real capacidad operatividad. La propia distribución del
gasto de las fuerzas armadas –más de 80% destinado a
salarios- retrata con crudeza sus reales capacidades, etc.
Una precisión complementaria. El re-diseño de las fuerzas
armadas implica cuestiones de enorme complejidad, casi
todas agravadas por muchas décadas de gobiernos que han
optado por no decidir. Supone un proyecto de mediano y
largo plazo que incluye cuidadosos estudios y un serio
esfuerzo de planificación. De allí la necesidad de acuerdos
políticos de amplia base.
La brecha entre el volumen del gasto en defensa nacional
(inciso 03 del Presupuesto) y sus resultados, expresados en
capacidades militares para cumplir con los cometidos que
justifican la existencia de las fuerzas armadas, justifica el
esfuerzo.
La perspectiva de un país que enfila decididamente a
transformar su estructura productiva, encara importantes
inversiones en infraestructura y avanza –más allá de
problemas y hasta traspiés- en el sentido de una integración
regional no exclusivamente mercantil, concebida en términos
físicos, de cadenas de producción, etc., también obliga a
contar con instrumentos que resguarden y aseguren plena
operatividad a dichas inversiones (puertos, plataformas off-
shore, etc.)
Para concluir: estas decisiones, su elaboración,
planificación y ejecución debe partir de claras y explícitas
directivas políticas que tendrán que ser seguidas
posteriormente de otras decisiones más particulares. Es más,
no alcanza con emitir directivas políticas que orienten cómo
deben rediseñarse las fuerzas armadas. Es preciso un esfuerzo
sostenido de supervisión, por parte de un Ministerio de
Defensa Nacional con capacidad real de cumplir con sus
competencias.
MILITARES: MAL INNECESARIO, CARO Y
DEFORMANTE
Rafael Bayce

IITRODUCCIÓN

He escrito algunas cosas, pero no soy un especialista en el


tema. Tengo algunos conceptos fuertes sobre algunas
cuestiones de macropolítica y sobre la estructura interna de
los Estados que me habilitan a encajar el tema de las FFAA en
ese contexto; pero sin ser un especialista interno en la
evolución y en las minucias -aunque sean mayores-. de los
ejércitos o de las FFAA en general.
Voy a tratar de desarrollar dos puntos pero tratando de
mantener algún vínculo con lo que ya fue desarrollado;
porque si no, nos ramificamos en una cantidad de temas y
ninguna cosa queda como para discutir y como para provocar
debate con el público.
Serían dos puntos: a) yo creo que las FFAA son un mal, b)
un mal innecesario. Y voy a decir algunas cosas sobre ambas
cosas habida cuenta de que sobre lo que Julián dijo es posible
pensar otras cosas, es perfectamente racional pensarlo del
modo como él lo hizo; pero mi mirada es otra.

HISTORIA MILITAR MUY REDUCIDA


Voy a empezar con una pequeña historia, un gran brochazo
histórico, y también parcial, de lo que han sido las FFAA
Las FFAA han nacido de un primer movimiento de la
humanidad hacia la supervivencia y hacia la defensa frente a
animales y otros seres humanos, para el aprovisionamiento de
recursos para la supervivencia frente a la oposición de otros,
y para la defensa de los recursos obtenidos frente a la codicia
de otros.
De manera que es un primer impulso tener guerreros,
defenderse. Después, ese primer impulso todavía no
conforma aparatos militares, pero los va a conformar en la
medida que aparecen los establecimientos territoriales
sedentarios, a partir de lo que aparecen las jerarquías
militares estables, junto a las jerarquías religiosas las
primeras que las sociedades humanas desarrollan: defensa
contra la naturaleza y contra la sobre-naturaleza, las que se
creían las dos principales potencias de las que dependia el
cotidiano. Mucho más tarde aparecen la conquista y los
imperios como algo que va más allá de la supervivencia pura
y que introduce otras variables humanas en juego tales como
el honor, la gloria y demás cosas que son los objetivos de los
primeros imperios, que no son imperios económicos sino
imperios del estatus interpares: se conquista para ser más
que los otros, mostrar la diferencia, incluso hasta la
superioridad de las divinidades propias, como prueba de su
mayor valía. Eso va desarrollando un movimiento histórico
muy fuerte que genera ejércitos nacionales con la
conformación de los Estados-nación en el post-Renacimiento.
Ahora, llegando a lo más actual, nosotros estamos discutiendo
a unas fuerzas armadas con el telón de fondo de la actuación
de los militares al interior de la Doctrina de la Seguridad
Nacional (DNS) de la cual el Plan Cóndor fue un seudópodo
latinoamericano de la Guerra Fría en su aspecto bélico; y esa
DNS implementó todas las cosas que ya sabemos. Pero
después fue sustituida desde el momento en que -y esto es
muy importante- en general, fracasaron en términos relativos
(tanto económicamente como en la construcción de
legitimidad política).Y eso es un gran fracaso masivo a nivel
latinoamericano más allá de los objetivos inmediatos que
hayan tenido: en el mediano plazo se deslegitimaron, no
necesariamente tuvieron éxito económico en sus planes; eso
provocó deslegitimación popular de las FFAA y, además, un
riesgo creciente pera los Estados Unidos, de que se supiera, a
partir de documentos desclasificados y demás trabajos, que
tenían mucho que ver con ese Plan.
Esa importante deslegitimación doble de los ejércitos,
dentro de sus países y de Estados Unidos dentro de ese
panorama, llevó a que en los ochenta sustituyeran la DSN por
la Doctrina de los Conflictos de Baja Intensidad (DCBI), de la
cual no se habla mucho en este país y que es fundamental
entender porque no se implementa por los militares sino por
las policías y las guardias nacionales. Por esa época ya es casi
imposible levantar el cuco comunista con la Unión Soviética
desmembrada, levantar el cuco de Fidel Castro encerrado por
el bloqueo y sin Unión Soviética, en fin, es imposible agitar
los fantasmas de la DSN y se sustituyen esos miedo por otros:
tomando problemas reales, pero no demasiado dramáticos,
para levantarlos a partir de los medios de comunicación; y a
partir de los beneficiarios de esos problemas constituirlos en
problemas fundamentales frente a los cuales la gente tiene
miedo (o hipocondría en el caso del complejo médico del
biopoder), Entonces, asustada, la gente abdica de
seguridades, libertades, garantías y derechos en pos de
medidas que supuestamente le darían seguridad y a la cual
sacrifican todo lo demás, seguridades que son ilusorias y que
producen más esclavización aún.
Y esa nueva doctrina, los conflictos de baja intensidad que
toma son: el SIDA, la criminalidad, la infraccionalidad de
menores, y las drogas, problemas reales, pero que son
magnificados, dramatizados, estigmatizados y reiterados
hasta imponerlos con máxima gravedad en el alucinado
imaginario colectivo (así hicieron Goebbels y Hitler, y luego
tantos más, sobre la base de los descubrimientos de Le Bon
sobre la conducta de masas). De manera que el objetivo
fundamental es ahora mantener el control que se tenía en el
período de la Guerra Fría y de los poderes militares en
América Latina, sobre todo sobre la población nueva; y para
eso había que estigmatizar a la población nueva satanizando
las características culturales que iba adquiriendo y las de su
convivencia diaria específica. La inauguración de todo eso
entre nosotros fue el período de las razzias policiales a
finales de los 80, que fue la instauración del modelo de los
conflictos de baja intensidad como sustitutivo de la DSN como
modelo de control geo-político neo-imperial. No fue una
supervivencia anacrónica de la militarización policial cuando
las Fuerzas Conjuntas; de ese error nace la profunda
incomprensión que la izquierda tiene de lo que pasa hoy, sin
pensar en las policías y guardias nacionales como
embajadores de la nueva geopolítica neoimperial sobre la
base de temas reales pero no tan cruciales, inflados
mediáticamente y con participación de los beneficiarios de
esa inflación.
Repetimos, eso se instrumentaba a través de las policías,
son las policías las que implementan al imperio, más que los
militares en ese momento. Los militares lo implementaban en
el momento de la DSN y luego en una especie de momento-
bisagra que hubo en algunos países en el pasaje de una
doctrina a la otra, por ejemplo con la existencia de la narco-
guerrilla. Que no fue solo la narco-guerrilla sino también
después los narco-paramilitares; los conflictos todavía tenían
un componente militar importante en la medida en que eran
guerras civiles internas en las que lo bélico militarmente
organizado era necesario en volumen para enfrentar lo que
cada uno quería enfrentar. Pero a nosotros no nos tocó esta
etapa de transición entre la DSN y la DCBI; eso fue muy
central en países como Colombia, donde aún es fundamental
lo que se conformó en ese momento de bisagra.
Entramos, a partir del 1º. de setiembre del 2001, en una
nueva etapa. Estamos de vuelta en una Doctrina de
Seguridad, pero ahora Global (DSG) y ya no nacional, que
tiene ahora al terrorismo como eje. Ese terrorismo mantiene
al narco-terrorismo (heredero de la narcoguerrilla) como
justificación para buscar un nuevo esfuerzo de
involucramiento de los militares.
Pero hay países en los que, por más esfuerzo que haga la
policía por convencer de ello para equiparse mejor, ganar
más y adquirir mayor discrecionalidad legal, es
absolutamente imposible que haya narco-tráfico importante,
ni narco-guerrilla, narco-terrorismo, ni narco-nada ni
terrorismo de nada; hay países como el Uruguay, en que se
mantiene vigente la lógica de la DCBI, porque nunca se pasó
al momento bisagra de la narcoguerrilla ni tampoco es creíble
que se entre en la de narcoterrorismo.
Por eso cuando el programa del Frente Amplio del 2008,
que "se le entregará al Ministerio del Interior las funciones
policiales: prevención y represión de la delincuencia, del
narcotráfico, del terrorismo y del contrabando", están
ejecutando píamente los mejores designios geo-políticos neo-
imperiales de la DCBI, creyendo que todavía están en un
mundo en que sus rivales peligrosos son los militares.
No por eso deja de ser importante el problema militar, que
sigue siendo importante en la medida en que Estados Unidos
tiene una determinada política en el hemisferio para ubicar y
cooptar tropas y bases militares, con la preocupación
principal en el eje Asia-Pacífico, pero no como problema
fundamental, en un contexto muy distinto al de la DSN, y en
un contexto en que tenemos que preocuparnos más de la
policía como factor imperial que de los militares. Si vemos
cómo se está armando la policía a través del Ministerio del
Interior hasta convertirse en una cuasi-cuarta arma militar,
eso está en línea con todo la mejor ejecución por las
izquierdas poco informadas de los designios neo imperiales de
los años 80 a partir de la DCBI, que desde entonces y hasta
hoy valen para nosotros, a diferencia de otros países, que
pueden entenderse a partir de narcoguerrilla,
narcoterrorismo y seguridad global del siglo XXI.
La izquierda de este país ha implementado
maravillosamente casi todos los designios imperiales y los
sigue implementando. Tendremos megaminería, pasteras,
cultivos transgénicos, puertos para todo eso, una doctrina de
neo-derecha para la cual las conquistas sindicales son
inflacionarias, tendremos todos los argumentos de la derecha
de los 80 instituidos hoy. Es lamentable pero es así.

HIPÓTESIS BÉLICAS BÁSICAS


En ese panorama tenemos que discutir sobre las fuerzas
armadas. Yo creo que en ese panorama las fuerzas armadas
no son necesarias, en el sentido de que no son una defensa
nacional eficaz en ninguna hipótesis bélica posible.
Si alguien atacara a Uruguay, cosa bastante improbable
porque no hay por qué, y Uruguay quisiera defenderse, no
dura ni 12 horas. El costo que tendría que Uruguay se armara
al grado de poder resistir un ataque serio de una nación
bélicamente equipada es inimaginable, se llenaría además el
país de instructores militares en lo que sería una invasión de
hecho.
Veamos rápidamente algunas hipótesis bélicas básicas.
La hipótesis de Brasil de fines de los 60 de que en 30 horas
se apoderaba de Uruguay, en los años 60-70, debería
reducirse quizá a 8 horas, con el desarrollo de su armamento,
o Estados Unidos en 2 horas. El ejército uruguayo sería como
la caballería polaca en la primera guerra mundial; irían a
levantar la romántica bandera y quedar aniquilados por las
tropas que enfrenta en un día. No hay hipótesis posible que
haga imaginable una situación en la que Uruguay pueda
resistir la invasión de nadie. Si las Islas Fiji quieren invadir,
de repente se puede aguantar. Pero contra nadie que pudiera
tener interés en invadirnos, se puede hacer nada hoy, ni se
podrá hacer nada en el futuro con un gasto mínimamente
mensurable. Cuántas horas demorarían la aviación chilena, la
armada argentina, el ejército brasileño, Estados Unidos, o
cualquier otra potencia del primer mundo? .Y cuánto costaría
poder enfrentarlos? Imposible de financiar.
Tampoco creo que sirvan para ninguna otra cosa, que no
pueda ser ejecutada por fuerzas mucho más baratas para el
país (catástrofes, inundaciones, rescates). Porque si a veces
juntan basura y sustituyen otras funciones semejantes,
custodian fronteras y aguas territoriales de pesca prohibida,
esas tareas las puede hacer cualquier población civil
mínimamente preparada para hacerlo. Y sin ese descomunal
gasto público: tierras, campos de entrenamiento, edificios,
material, centros de formación y adiestramiento, sueldos
altísimos, faraónicas jubilaciones mejores que las de toda la
población que sí trabaja todo el día todos los días todos los
años, y con jubilación precoz como si estuviéramos en países
en los que se desgastan en actividades bélicas reales. Solo el
curro de las misiones de paz, que distan mucho de ser
´guerra real’, la que justificó jubilaciones precoces en todo
el mundo.
Habría dos tipos de hipótesis más serias a mencionar: a) la
necesidad de grupos comando para vigilar puertos regionales,
boyas petroleras, gasoductos, etc.; b) la misión represiva de
subversiones y sediciones que van más allá de la represión
civil que las policías detentan. La segunda es una hipótesis
futurista que puede pensarse en el momento en que sea
necesario, con la ayuda de la posibilidad de cavilar en la
posible contratación de mercenarios transnacionales privados
que ya son utilizados en muchos contextos bélicos desde hace
años, y en la posibilidad de convenios con otros vecinos y en
la existencia de eventuales fuerzas bélicas regionales
(Mercosur, Unasur). En cuanto a la primera de estas dos
hipótesis, ha sido veladamente suscrita por el actual
presidente Mujica, al referirse a la necesidad de defenderse
de “50 locos que puedan jugarse una aventura” (o algo así);
esta hipótesis es seria en la medida que la facilidad de acceso
a armas técnicamente obsoletas para la alta guerra pero
letales para el cotidiano es real; y también la posibilidad de
la construcción de armas caseras desde información
proveniente de las redes sociales. Pero ninguna de estas
hipótesis exige fuerzas armadas con la estructura actual y los
rubros de gasto presupuestal que llevan; es materia de un
debate novedoso, paralelo al de la discusión estándar sobre
los militares, apasionante pero fuera del debate estándar,
con sus factores y variables normalmente en juego cuando se
debate sobre estos temas.

UNA HIPÓTESIS INTERESANTE


Me parece muy importante la consideración de si pueden
servir de base de algún sistema de resistencia popular, y de
algún sistema de defensa sobre bases de guerra no
convencional. Es una hipótesis extraordinariamente
interesante, porque en realidad esas dos estrategias han sido
las que han dado resultado en el mundo para enfrentar a
ejércitos más poderosos en potencial bélico convencional.
Estados Unidos ha sido derrotado, no por otros ejércitos,
sino por estas cosas, como en Vietnam, por la guerrilla con
artes marciales, y por la negativa opinión pública interna de
la época.
Hace unos años hubo un congreso militar acá en que unos
militares uruguayos presentaron una idea: que Uruguay
tuviera como medio básico de defensa nada más que la
adaptación de las estrategias y tácticas guerrilleras y de
resistencia popular de los países que habían resistido
invasiones de esos modos. Me pareció fantástico, pero eso
quedó silenciado y quedó no sé dónde… ¿arresto y al calabozo
por subversivos, sediciosos y criptocomunistas?.
Pero lo que puede hacer de exitoso Uruguay es copiar a
Vietnam, a Afganistán y a Irak. Ustedes bombardeen lo que
quieran que la van a ganar fácil, pero después cuando entren
y se queden, ahí te quiero ver. Que eso es, dicho en lenguaje
coloquial, lo que los países pequeños pueden hacer y han
hecho.
Además de todo lo que puede conseguir Uruguay a través
del Consejo de Seguridad Americano, la UNASUR, el Mercosur,
y demás cosas que pueden garantizar una defensa del
territorio ante eventuales ofensores externos, que no
implique ni la mantención del nivel de armamento actual,
que es comparable al de la caballería polaca, ridículo, ni
tampoco el gasto sideral e inabordable que insuirmiría
ponerse en condiciones de resistir realmente invasiones de
potencias mundiales o regionales. La hipótesis de esos
silenciados militares uruguayos es lo más sensato que he oído
sobre algunos aspectos del asunto militar entre nosotros en el
pasado reciente.

LA SOCIALIZACION MILITAR: OBSOLETA E INCONVENIENTE


Finalmente, creo que la posibilidad de que sean
antiimperialistas, de que sean democráticas, son bajas. En
general no lo han sido, aunque hayan disfrutado de prestigio
inicial por su participación en las independencias nacionales.
Y este sería otro gran tema de discusión. Pensar en las
milicias de Artigas, en sus blandengues, sus cimarrones u
otras leyendas patrias no es serio. Además, que algunos hayan
sido antinapoleónicos o antibonaerenses o antiportugueses o
antibrasileños no asegura ni permite discutir con seriedad.
Eran otros contextos, y con financiamientos nunca muy
explicitados que aceitaban el mítico patriotismo básico, tales
como masones, ingleses, terratenientes pampeanos, etc.;
nunca debidamente abordados porque le restarían épica a
nuestro proceso patrio.
Los militares ya han adquirido una tradición y una posición
corporativista, a partir del fuerte poder que tienen, que hace
muy difícil que se puedan reconvertir hacia otra cosa;
siempre van a aprovechar su situación de poder para tener
ventajas corporativas, y no para defender el bien común a
partir de esos poderes.
Y lo mismo con la policía, son dos instituciones en cuyo fin
histórico habría que empezar a pensar, porque ya han hecho
suficiente mal en la historia como para que sus razonables y
esperanzadores orígenes ya no sirvan para entender su
actualidad y futuro. Aprendices de brujo y Frankensteins en
cuya sustitución hay que pensar seriamente. Pero hay que
pensar qué en lugar de eso, y no es fácil. En el caso de las
fuerzas armadas es más fácil, en el caso de la policía es más
difícil todavía.
Las fuerzas armadas no van a ser democráticas nunca, hay
que ver sus reglamentos, sus declaraciones. Hasta por la
propia estructura, por la formación, por la socialización.
Porque hacen mal, aunque no actúen bélicamente: hacen
mal simplemente por su mero existir y por su modus operandi
y vivendi, sus valores y cómo los cultivan. Por ejemplo, los
liceos militares son un mal cultural espantoso y profundo.
Una formación educacional terrible de otros momentos
históricos y que se refleja en cosas muy banales pero que las
voy a decir un poco después. Ahora que está en el candelero
el peligro del ‘bullying’ en los liceos, cualquier bullying
agresivo y sádico de los liceos es pálido al lado de las
recepciones a los nuevos alumnos y a los rituales militares en
esos niveles. Y no sólo porque sean promedialmente más
frecuentes y violentos, sino porque son parte de la
formación, en si misma nociva para la vida civil, con alguna
funcionalidad para la vida bélica; pero aquí, en el Uruguay,
no guerrean siquiera.
Ahora, lo principal es que las fuerzas armadas son un gran
mal independientemente de que existan como fuerzas bélicas
funcionando; y eso tiene que ver con varias cosas de las
cuales sólo voy a puntear titulares.
Todos los valores y la socialización militar son terribles
para la vida civil y para la vida en una democracia manifiesta
en un Estado de derecho. La formación militar, anclada en
buena parte en los valores de verticalidad, subordinación,
deber heterónomo, camaradería y solidaridad extremas
entendiéndolos como extremos en un contexto en que el otro
no es un alter-ego sino un enemigo. Ya bastante tiene el
lenguaje de la épica deportiva del lenguaje militar: ‘ganar si
o si’, ‘cumplimos el objetivo’, ‘ellos o nosotros’, el partido
como ‘brega’, lucha, combate, etc.
Eso, como socialización para la vida civil en que el otro, a
la inversa, no debería ser considerado como un enemigo sino
como un alter-ego en un mundo que va hacia
regionalizaciones y globalizaciones en que el otro no puede
ser un enemigo sino un alter-ego que, además, va a ser un
compañero mío en una ruta de consolidación de bloques hacia
un bloque mayor; en ese contexto es terrible,
conceptualmente y, mucho peor, en el modus vivendi y
operandi de la formación teórica y práctica.
La asociación militar es, como corresponde a la historia,
contra alguien, tiene sentido contra un enemigo. La
solidaridad se forma contra alguien. No solamente un
nosotros, es un nosotros en que el ellos es enemigo. Eso,
históricamente tuvo su razón de ser y esos valores eran
funcionales a las tareas que tenían que desempeñar: pero si
no las desempeñan, no es bueno que las inculquen para la
vida civil ni en contextos de progresivo cosmopolitismo como
los que transitamos. Ni siquiera es bueno para los niños y
adolescentes rebeldes que sean díscolos y malos alumnos.
Hay otros modos mejores que el cultivo de valores
anacrónicos y conservadores poco funcionales a nada hoy ni
mañana. El otro debe ser visto lo menos posible como
enemigo.
Hay una enorme cantidad de estudios hechos en Estados
Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, sobre todo esto. “El
soldado americano”, la famosa recopilación de
investigaciones de Samuel Stouffer en su estudio que
investigó tantas cosas útiles para el mundo de las ciencias
sociales, investigó muchas cosas muy útiles sobre los
militares.
Había militares que no querían volver al país porque no
querían perder sus privilegios, su lugar de gloria; añoraban la
camaradería profunda del pelotón que no se puede tener en
la vida cotidiana civil salvo en circunstancias sumamente
excepcionales (una final deportiva, etc.).
Las nociones de verticalidad y subordinación, y los
conceptos de solidaridad, honor, camaradería y deber en un
contexto en que el otro es enemigo. Porque camaradería,
deber, solidaridad y honor son excelentes valores, pero
siempre que el otro no sea enemigo.
Porque en los valores militares, hubo valores que eran los
valores de la polis, del imperio, del país, siempre valores de
nacionalismo excluyente, que, bien pensados, no son más que
gigantesco egoísmo colectivo, a veces narcisista y
etnocéntrico, si no chovinista. Porque vamos a no creernos
que el nacionalismo es un altruismo: es un altruismo respecto
del individualismo, más que nada un egoísmo ampliado. Soy
yo y los que son como yo contra los otros, todos peores,
equivocados, malos, exóticos. En ese egoísmo ampliado que
es el nacionalismo, los ejércitos cumplieron un papel, y la
socialización militar también; pero los tiempos actuales son
de bloques, cosmopolitismo, regiones ,trueques y
mediaciones.
Por eso los himnos son marciales, son tocados por ejércitos
y cantados por un coro clásico: pertenecen a un momento en
el mundo, el de las independencias nacionales, generalmente
liberaciones cruentas, guerras de independencia, Pero miren
el pésimo precedente cultural que trazan. Si hay un día en
que un estadio un murguero canta el Himno Nacional con
entonación de murga, y batería de murga, a la gente le
parece que es un sacrilegio, de tanto que identificamos patria
con militares.
Es horrible que el Uruguay crea que el Uruguay es marcial,
bélico y militar, y que si no es marcial, bélico y militar, no es
el Uruguay, no es respetuoso, no es solemne, no es sagrado y
no es nacionalista; eso es una catástrofe. Esa catástrofe
cultural es producto de una civilización militar, con un
componente militar fuerte en su formación.
Los militares son un lugar bélico obsoleto, anacrónico,
pero que deja una cantidad de huellas impresionante.
Fíjense ustedes que los jugadores de fútbol cuando les
ponen el micrófono en el vestuario dicen “Conseguimos el
objetivo”.
¡Conseguimos el objetivo! Parece una task-force militar.
¿Lo único que estaban haciendo era buscando el objetivo?, no
hicieron ninguna cosa más que sacar el empate o un triunfo?
El vocabulario y expediente deportivo es bélico. Y los
jugadores persiguen el objetivo, y el himno tiene que estar
espantosamente tocado por una banda militar o policial para
que sea legítimo, y con bombo militar, no batería de murga;
cantado como ópera, zarzuela u opereta. Qué atraso cultural.

ALGUNAS AUTORES PERTINENTES Y CONCLUSIONES


Esos son los espantos culturales que heredamos de toda
una tradición militarista y toda la socialización militar.
Hay una cantidad más, pero voy a mencionar solamente
algunos autores fundamentales para entender todo esto de la
inadecuación moderna de los valores y socialización militares.
La distinción de solidaridad orgánica y solidaridad
mecánica, de Durkheim. El militarismo solo implementa
solidaridades mecánicas, o sea aquella solidaridad que radica
en la afinidad de los miembros del grupo. Nada más que los
afines son solidarios entre sí, y los demás son enemigos,
inferiores, exóticos, inmorales, etc. Como con los españoles y
los indígenas.
Hay una enorme tradición en la línea Kant-Durkheim-
Weber-Habermas, una línea enorme, de tratar de que el
camino sea de la heteronomía a la autonomía. La
organización militar, la socialización y la práctica militares
implican la asunción de la heteronomía. Pero el camino de
liberación de la Humanidad es el camino hacia la autonomía
normativa. El orden de lo mecánico, el orden de lo
heterónomo, recuerdan toda la enorme producción de
Howard Becker mostrando cuáles son las características
psicológicas que surgen en personas que se dedican a
determinadas labores especializadas; y Becker habla de la
polícía, de los militares, del "complejo supermánico" que
adquieren, el estar por encima de todas las cosas porque
ellos son los salvadores, son producto de una determinada
misión social que se les da y de una determinada impunidad,
y medios crecientes para que eso suceda. Esa socialización y
esos complejos deben evitarse en su proliferación a toda
costa.
Otro titular, "Internados" de Erving Goffman. Goffman es
un sociólogo que hace un estudio de campo mostrando cómo
hay algunas maneras de vivir, que les llama instituciones
totales, en que el staff controlador tiene dominio sobre toda
la vida de los internos. Y eso genera una cantidad de
patologías en los internos, y en los controladores a partir de
ese control totalizador; Goffman ve las cosas que tienen en
común un manicomio, una cárcel, un noviciado religioso, y un
cuerpo de élite. Nota que tienen características comunes,
que destruyen al internado y destruyen al staff controlador a
partir de una erosión especular.
Alfred Schutz, en un trabajo que se llama "La vuelta al
hogar", en que hace un análisis sobre la vuelta de Ulises a
Ítaca y lo relaciona con la vuelta de los militares a Estados
Unidos; muestra cómo es imposible el regreso socializado a la
población civil de gente que ha sido erigida en dioses, sobre
todo con una propaganda hollywoodense y del gobierno
americano que convoca a los soldados a una cosa que no es lo
que les espera. Cuando vuelven, vuelven de una manera que
la gente no piensa ni espera, porque la gente cree que el
soldado era una cosa que no es, y con una impronta
hollywoodense que no es su realidad tampoco, realidad
particularmente difícil de compartir con los que tienen otra
visión de esas realidades. El soldado se ofende porque piensa
que es tratado como no es tampoco, y hay un equívoco
múltiple que provoca una cantidad de cosas desventuradas.
Más allá de que se debería profundizar mucho más en todas
estas cosas, creo que las fuerzas armadas son innecesarias, y
un mal carísimo, permanente, endémico y gravísimo para la
cultura de la sociedad y para la vida civil en lo que tuvieran
de necesarias; en ese caso debería pensarse cómo reciclarlas
y cómo realizar sus tareas minimizando el gasto que
conllevan y eliminando los valores y la socialización que los
inculca.
¿TIENEN RAZÓN DE SER? ¿PARA QUÉ
ESTÁN?
Raúl Zibechi

Buenas noches, gracias por la invitación.

Quiero abordar el tema de la existencia de la defensa


nacional, que es el principal argumento de los que defienden
la existencia de fuerzas armadas permanentes y regulares.

Nuestras fuerzas armadas no tienen hipótesis de conflicto.


No sabemos qué hay que defender ni de quién hay que
defenderlo. Y ese es el primer punto para la justificar la
existencia defuerzas armadas en cualquier parte del mundo.
Si no, no tiene sentido que existan. De quién tenemos que
defendernos. Cuál es el posible agresor. Y qué es lo que
tenemos que defender.

Quiero ponerel ejemplo de las fuerzas armadas de Brasil.


Son unas fuerzas armadas reaccionarias, golpistas,
conservadoras, como lo fueron siempre, pero son también
nacionalistas, o sea defienden el país.Pero ahoraquiero hablar
de un ejemplo concreto de cómo han construido una hipótesis
de conflicto.

Las fuerzas armadas de Brasil tienen como hipótesis de


conflicto una posibleagresión de una potencia extra-
continental. Están hablando de Estados Unidos.
Y su principal espacio a defender es la Amazonia. Ahora
también tienen la Amazonia Azul, como la han bautizado, que
son los yacimientos de petróleo, pero la principal área a
defender sigue siendola Amazonia.

En el año 2004 el comando del ejército envía a Vietnam a


cuatro altos oficiales, algunos de ellos de las brigadas de
selva, para estudiar en el terreno como hicieron los
vietnamitas para defenderse de una potencia superior cuando
la invasión norteamericana a Vietnam.

Porque ellos tienen esa hipótesis de conflicto que


mencioné, y creen que la mejor forma de defender la
Amazonia ante un enemigo superior es la guerra de guerrillas,
y lo explicitan de esa manera.

Ya antes del gobierno Lula tenían el planteamiento de lo


que llamaban la estrategia de resistencia, que es algo muy
parecido a esta nueva estrategia de defensa que ha definido
el ejército brasileño para la defensa de la Amazonia, en la
cual, tomando aprendizajes de la Segunda Guerra Mundial, de
la Guerra deVietnam y de otras guerras asimétricas, llegan a
la conclusión de que las fuerzas armadas no pueden
defenderlas, y que necesitan implementar formas de guerra
de guerrillas.

Entonces, ¿por qué pongo este ejemplo que me parece


importante? Porque si el bienque hay que defender es nada
menos que un bien tan importante como la Amazonia y las
fuerzas armadas brasileñas que son fuerzas importantes y en
un país con una poderosa industria militar, apuestan a esa
forma de defensa, estamos hablando de una Estrategia
Nacional de Defensa. Que puede ser criticable pero que sin
duda es sólida y seria.

Entonces, si nosotros no tenemos una hipótesis de


conflicto, no tenemos claro qué hay que defender, y por lo
tanto tampoco tenemos claro cómo lo vamos a defender,
pero en el mundo y en la región hoy se debate que para
defender bienes importantes, y para poder hacerlo de forma
eficiente, es necesario implementar métodos o formas de
defensa como la guerra de guerrillas, estamos en un lugar
bastante en el aire, estamos en el lugar de la “no existencia
de”, como se dijo anteriormente.

O sea: tenemos unas fuerzas armadas que para lo único


que no sirven es para la defensa nacional.

Entonces: quitemos ese argumento del medio.

Concluyamos que la defensa nacional hoy no es la tarea


principal de las fuerzas armadas, sino que es otra. Podemos
sospechar que la hipótesis de conflicto real consista en
enfrentar a los jóvenes delMarconi, o del Borro, u otros
lugares, pero no es la defensa nacional. Porque ni siquiera se
han puesto a discutir de quién hay que defenderse y qué hay
que defender.

Entonces, para mí, el ejemplo este concreto, puntual, de


Brasil, que han tomado en serio la defensa de la Amazonia, lo
pongo no para defender a Brasil ni a las fuerzas armadas
brasileñas, sino para poner un espejo en torno a lo que no se
está discutiendo.

Y esto es un debe. De nuestro gobierno, de las fuerzas


armadas, y de la sociedad.

Para qué nos queremos defender. Y si tuviéramos que


defender algo, de qué manera lo vamos a hacer.

Ahí estaríamos en otro lugar de discusión y en otro lugar de


utilidad.

Cuando las fuerzas armadas han sido útiles en los países


que han sido atacados por un enemigo superior, caso de la
Alemania de Hitler a Rusia, o de Estados Unidos a Vietnam,
las fuerzas armadas fueron un elemento de la defensa. La
guerrilla, en el caso de la defensa de la Unión Soviética fue
muy claro, y en el caso de la derrota del nazismo y el
fascismo en Europa fue más claro aun, el papel de la gente,
de un pueblo en armas, fue fundamental para poder
defenderse de un enemigo superior. Ni que hablar en el caso
del Sudeste Asiático.

Por lo tanto, yo creo que: no tenemos como sociedad o


como izquierda un debate sobre el tema, se da por sentado
que tienen que haber fuerzas armadas aunque no se sabe
para qué, y por último, sabemos por la experiencia histórica
reciente y porque algunas fuerzas armadas serias (las fuerzas
armadas de Brasil tienen el principal centro de pensamiento
sobre la defensa del Hemisferio Sur que es la Escuela Superior
de Guerra de Río de Janeiro) toman en serio la guerra de
guerrillas como forma de defensa.

Me parece que esto muestra claramente el déficit ante que


el cual estamos, la falta de un debate serio sobre este tema.
Y las declaraciones del Frente Amplio que aquí leyeron son a
mi modo de ver y con todo respeto, poner unas frases en el
lugar que corresponda a “política hacia las fuerzas armadas”,
pero, serio, serio, esto no es.
Gracias
MEJOR CERO QUE MENOS DIEZ

Fernando Moyano

LA AGENDA POLÍTICA
Cuando los griegos inventaron la política, hace ya un
tiempo, descubrieron algo que hoy es un concepto corriente
entre nosotros, y muy importante, y que llamamos “agenda
política”.
“Poner un tema en la agenda”, quiere decir establecer
que este tema no es una cuestión del orden natural de las
cosas, de lo que es inmutable o inevitable. Que tampoco es
un tema de técnicos o especialistas. Quiere decir que es un
tema de la “polis”.
Es decir: es un tema que nos compete a nosotros todos,
es algo que nos corresponde resolver porque tenemos el
derecho y el deber de resolverlo entre nosotros todos, porque
es un tema nuestro. Establecer ESO, es poner un tema en la
agenda.
Y eso que parece ser tan simple resultó ser, desde los
griegos para acá, la primer batalla política.
Porque la agenda política no viene dada, se construye. La
atención de la gente sobre los temas y la voluntad de
decidirlos, y que logren hacerlo, es una construcción que
implica una permanente lucha de ideas.
Y en este caso, en el tema que traemos hoy, hay un
trabajo sistemático de la case dominante y de todos agentas
(explícitos o no) del sistema de dominación imperante, que
trabaja para excluir de la “agenda política” el tema “¿Por
qué Uruguay tiene fuerzas armadas?”.
Ese trabajo sistemático trata de naturalizar (de diversas
formas ideológicas y culturales) este hecho, darlo como algo
inevitable, y esconder que es un tema de decisión política,
que nos compete a todos nosotros. Y esa es la primera
batalla.
Y esta batalla, en que nuestro bando, el de los que
planteamos que Uruguay elimine sus fuerzas armadas, tiene
que remar contracorriente de todo el sistema político,
tenemos sin embargo unos “aliados”, que son los hechos.
Porque los hechos están trayendo casi todos los días, y
cada vez más, uno u otro emergente que muestra la esencia
del problema.
A través del tema presupuestal, y de la corrupción en las
compras militares.
A través de las llamadas “misiones de paz” en que
participa Uruguay, donde aparecen abusos y violaciones de
parte de los militares uruguayos que supuestamente irían a
tales misiones para darle a Uruguay una “mejor presencia
institucional en el mundo”, y resulta todo lo contrario.
A través de la permanencia de la impunidad de los
crímenes de la dictadura, que termina mostrando que el
problema subyacente es que la impunidad es orgánica a la
institución militar.
Veamos sobre esto último un ejemplo.
Se encontraron los restos de Julio Castro y el Comandante
en jefe del Ejército dice que (las Fuerzas Armadas) “no
vamos a amparar criminales”, y que si hubiera un pacto de
silencio al respecto “ordeno que cese” el tal pacto. Y no
pasó absolutamente nada. Ningún militar aportó información
alguna. El pacto continuó idéntico. ¿Por qué? Porque la
impunidad es orgánica a la institución armada, la necesita.

SEPARANDO LA PAJA DEL TRIGO


Primero vamos a definir a groso modo las áreas temáticas
o dimensiones políticas y temporales de los temas.
Tenemos cosas que están “al alcance” -no quiere decir
que estén “al alcance de la mano” o de realización
inmediata- al alcance de la acción política presente, del
horizonte actual.
Son “un viaje”, pero es posible plantearse el hacerlas. Por
ejemplo la lucha contra la impunidad, no es una cuestión
sencilla pero se hace.
La lucha para que Uruguay se retire de todas las “misiones
de paz”, y denunciar esas misiones como actos de ocupación
y de violación de los derechos soberanos de los pueblos,
también es difícil, pero se hace.
O la lucha presupuestal, por ejemplo la lucha por destinar
recursos presupuestales a cuestiones prioritarias reclamando
el recorte de los inútiles y costosos gastos militares. Eso
también puede hacerse.
Esas cosas están al alcance de la acción política que
podemos hacer. ¿De qué depende dicha acción? Depende del
grado de desarrollo de la conciencia de las masas. Estamos
hablando, no de la conciencia de algunos elegidos o de una
elite, sino de las masas.
Y si hablamos de la conciencia de las masas y de lo que
está al alcance de su posible comprensión presente,
debemos decir que nuestro país tiene un profundo
sentimiento antimilitarista.
Al punto que cuando el presidente de Costa Rica, Óscar
Arias, le hace llegar una carta a Mujica diciéndole que
Uruguay debería eliminar sus fuerzas armadas, y todo el
sistema político y los medios de prensa saltan como resorte
para contradecir a Óscar Árias, y no hubo casi ninguna voz
que saliese a decir saliese a decir algo diferente, hubo en
esos días una encuesta de Montevideo Portal preguntando si
se estaba a favor o en contra de lo que proponía Óscar Arias,
y el 46% estaba de acuerdo con él.
En cambio hay otros temas que requieren un abordaje
diferente, los que están “más allá del horizonte” de las
tareas políticas de hoy, y que en esta exposición estamos
dejando de lado, como es por ejemplo el tema “vecino” de
éste, que es el tema de la policía.
En el tema de las fuerzas armadas, si planteamos
suprimirlas, puede aparecer el problema de ¿con qué las
sustituimos? En nuestro planteo estamos diciendo: Con nada.
Así de simple, nuestro planteo es: Uruguay se desarma
totalmente, no tiene fuerzas armadas, no precisa
absolutamente nada.

LAS FUERZAS ARMADAS SON MENOS DIEZ


Desde el punto de vista de la defensa territorial (vamos a
ser estrictos, el concepto “nacional” implica un tema más
complejo) no tienen ningún sentido.

En su momento se objetó la carta de Óscar Árias usando


como argumento un elemento cierto: Estados Unidos suplió
durante un tiempo esa ausencia de fuerzas armadas
costarricenses. En argumento de los militares era:
“Necesitamos unas fuerzas armadas porque si no estaríamos
en el caso de Costa Rica, que es una colonia yanqui”.
Y alguna gente sabía, nosotros no, pero sí algunos de los
que eso argumentaban, algo que había pasado durante el
gobierno de Tabaré Vázquez y que se sabría en el 2011:
Que cuando a Tabaré Vázquez se le ocurrió la idea de que
podría haber una guerra con Argentina, porque íbamos a ser
atacados por una lancha de goma de gente es reconocida por
su pacifismo y que no tenía ni un arma a bordo, en esa
emergencia los jefes de las fuerzas armadas le dijeron “No,
no podemos combatir, tendríamos que pedirle ayuda a
Estados Unidos”.
Roces fronterizos como ese los hay a cada momento en el
mundo, y si por cada uno de ellos tuviésemos una guerra,
vaya futuro el que nos espera.
La tradición uruguaya de buscar la vía diplomática para la
solución de conflictos no solo es producto de nuestra muy
válida filosofía pacifista, también lo es de la sensatez (de la
simple salud mental, diría) del que sabe que no puede jugar
con fuego porque no tiene con qué responder.
Con estas fuerzas armadas Uruguay es tan protectorado
yanqui como Costa Rica. Con la diferencia de que carga sobre
nuestros hombros el enorme costo de mantenerlas, aun en su
inutilidad.
Unas fuerzas armadas que nos cuestan lo que una escuela
por día y se llevaron desde el fin de la dictadura hasta ahora
el equivalente a toda la deuda externa. Pues bien, ¿para qué
mantenemos esas fuerzas armadas? ¿Para poder recurrir a
ellas en el muy hipotético caso de entrar en guerra con algún
país vecino, (única hipótesis de conflicto en que se requiera
la defensa territorial)? ¿Para no terminar siendo un
protectorado yanqui?
Pues ahora vemos que no sirven tampoco para eso, y es eso
lo que dicen los propios mandos militares.
Los militares uruguayos, que violan la Constitución todos
los días haciendo declaraciones políticas permanentes sobre
temas que les están vedados, que salen a defender el "honor
militar" cada vez que se descubre otro crimen más de su larga
lista, no dijeron ni palabra en este caso, su supuesto
patriotismo nunca los llevaría a afrontar una guerra desigual
con nadie en "defensa de la Patria".
Los militares uruguayos admiten así dos cosas: 1) Que las
fuerzas armadas no sirven para defensa territorial del país. 2)
Que a ellos eso no les importa en absoluto.
En octubre de 2011 Óscar Lebel sale en defensa de Tabaré
en una nota en La República y defiende allí la idea de que la
única defensa que tendríamos es que el “Uruguay, fácil de
engullir sea imposible de tragar”. Esa es la teoría de la
disuasión estratégica por la perspectiva de una resistencia
popular que signifique un costo inadmisible para el potencial
agresor. Es la lección de Irak, o Afganistán.
La pregunta es ¿y para qué queremos fuerzas armadas
pretorianas en esa estrategia, que en ningún caso han
servido? Saddam tenía el cuarto ejército del mundo.
Menciona Lebel muy oportunamente que el ejército
brasileño "tenía el Plan 30 horas para ocupar Uruguay en 1971
si triunfaba el FA". ¿Pero esa ocupación brasileña no fue
necesaria. Porque las fuerzas armadas uruguayas, cumplieron
ese mismo fin con el golpe de Estado.
El “elemento de disuasión” (ya que no de resistencia real)
que podrían ser teóricamente las fuerzas armadas ante un
peligro de invasión, resulta ser una especie de “disuasión por
la negativa”.
Nuestras fuerzas armadas así como son, tienen por modelo
al mariscal Petain. Cuando los nazis invadieron Francia "evitó"
que la ocupación del territorio francés fuese total creando en
Vichy un estado francés vasallo de los nazis. Así, las fuerzas
armadas uruguayas "disuaden" al invasor diciendo: No te
tomes el trabajo, nosotros nos hacemos cargo de someter
Uruguay.
La única confrontación previsible desde el campo popular
sería contra un enemigo oligárquico imperial. Los diferendos
regionales entre países como el que dicen que hubo con
Argentina, bajo ningún concepto podrían tener forma militar,
a menos que en ella esté presente una confrontación social,
que fuesen una forma de una lucha de clase contra clase.
Y en ese caso, la primer línea estratégica sería apelar a la
clase hermana del "país enemigo”.
Para llevar adelante su idea de unir las fuerzas defensivas
de los países de América del Sur, lo primero es unificar los
intereses en el proyecto de transformación social, suprimir el
poder de fuego que apunta CONTRA los pueblos
Las fuerzas armadas uruguayas están para ahorrarle al
imperialismo el trabajo de una invasión. Porque en caso de
una guerra van a estar del lado del enemigo.
Digámoslo así: es mejor cero que menos diez. Menos diez
son las fuerzas armadas uruguayas.

UN ESTADO DENTRO DE OTRO ESTADO


Pero ¿de qué clase de fuerzas armadas estamos hablando?
Nosotros nos referimos a las fuerzas de tipo pretoriano, las
llamadas fuerzas “profesionales”, un destacamento armado
estable, diferenciado, autónomo y retro-alimentado.
Los ejércitos pretorianos son siempre sea cual sea el
régimen o el país que sea, un elemento conspirativo e ilegal.
Que tiene, como se vio en la Armada recientemente, una
doble contabilidad como hecho normal, y por lo tanto
oculta y estafa a la sociedad.
Que vigila a la sociedad (al mismo, tiempo que se oculta
del control social), que se siente con el derecho de vigilarla
en forma secreta, es decir espía a la gente.
Que se considera con derecho a violar las leyes, como es
el caso de las compras ilegales, del espionaje, de los
crímenes que se cubren y ocultan.
Si los tenemos que definir de alguna manera podemos decir
que son un Estado dentro de otro Estado, y también una
asociación para delinquir. Es lo que son.
Tienen como corporación y como finalidad justificar los
delitos que hacen.
Son un estamento privilegiado. Tienen un Hospital Militar
que no tiene justificación. Cuando se dio la polémica en
torno a la caja asistencial de los escribanos que fue
desarticulada por ley, el argumento era que no se podía
justificar un “instituto de privilegio”. ¿Y los militares, qué?
Las jubilaciones. Cuando ocurrió un problema con el
reclamo por las jubilaciones miserables de los maestros
(debido al porcentaje del 50% sobre el sueldo), se arguyó que
no se lo podía atender porque “es la ley que rige para todos”.
Pero para los militares no. Los militares se jubilan con el
100% del sueldo del grado inmediato superior al que tuvieron
(por un trabajo que nunca hicieron), o incluso a veces más.
Ahora, ¿cuál es la razón de ser de ese Estado dentro de
otro Estado, o por encima del Estado, institución tutelar del
Estado, pero a su vez parásito abusivo y agotador del
organismo que parasita?
En 2010 Mujica llegó a decir (audición radial del 13 de
abril, víspera del “Día de los caídos” que conmemoran las
FFAA fascistas), que “La verdadera garantía para una nación
es quesus cuerpos armados, en los grandes momentos de
tensión, cuiden y respeten el funcionamiento institucional".
Y esto ocurriría “cuando alguna crisis mundial nos
traigauna crisis de reparto…porque, en las grandes crisis
sociales… la penuria tiende a obnubilar la visión de las
grandes masas…“.
Alguna “crisis de reparto” y penuria por impacto de la
crisis mundial capitalista es algo que muy bien puede ocurrir
en un futuro, y en realidad, todos los actores sociales y
políticos del país tienen hoy eso en el horizonte estratégico,
todos duermen con un ojo abierto. Pero lo que Mujica no dice
es que eso ya ocurrió en el pasado.
Hubo una “crisis de reparto”que prohijó una crisis política
y un quiebre de las instituciones democráticas, un “gran
momento de tensión”,1973. En esa coyuntura, la situación
real fue exactamente al revés de esa imagen que propone
Mujica. Fueron los cuerpos armados quienes actuaron como
“última garantía” no de las formas institucionales sino de
loscontenidos socio-económicos del orden social,
sacrificando para ello la forma institucional democrático-
burguesa (“cataclismo institucional”). Y fueron las grandes
masas “obnubiladas por la penuria”, los trabajadores,
quienes asumieron la defensa de esas instituciones (que no
por ello dejaban de ser burguesas) en la Huelga General, una
defensa hecha con métodos obreros.

EL PROBLEMA EN EL ALCANCE REGIONAL


En un reciente congreso de ministros de defensa de la
UNASUR, se empezó a hablar de la defensa continental y la
colaboración entre países para la defensa. Y hablaron
también de fomentar industrias militares.
Los gobiernos de América Latina, en un momento que hubo
una cierta bonanza por los precios internacionales de los
productos exportados, en que entraba algo más de dinero,
uno de los destinos que encontraron para ese dinero es
comprar armas. Y ahora quieren, además, fabricar armas.
Porque todo esto ¿qué sentido tiene? Nosotros, América
Latina, ¿qué tenemos que hacer? Porque no solo Uruguay.
Veamos Argentina, que tiene unas fuerzas armadas mucho
más grandes. ¿Qué pasó en la guerra de las Malvinas? ¿Para
qué sirvieron sus fuerzas armadas?

Porque no puede haber fuerzas armadas eficaces contra el


imperio, que sean abastecidas por el imperio, adiestradas,
organizadas por el imperio, copiadas al imperio, calco
conceptual de sus fuerzas armadas. No van a funcionar de
ninguna manera.
Por otra parte las fuerzas armadas son también un
mecanismo de deformación mental. Se adiestra a su gente
torturándose entre ellos. Tienen como criterio moral ocultar
las cosas y conspirar, etc.

EL HORIZONTE POLÍTICO DE ESTA COYUNTURA


Entonces lo que nos planteamos es: Uruguay no precisa
fuerzas armadas, puede prescindir totalmente de las fuerzas
armadas. No nos planteamos en este momento temas tales
como por qué otra cosa habría que sustituirlas, como sería la
“guerra de todo el pueblo”, y si habría que hacer una
guerrilla defensiva, etc.
Porque primero, para hablar de defensa, la gente tiene
que tener algo para defender. Y después verá como lo
defiende.
¿Qué tiene hoy para defender la gente? ¿El sistema de
explotación capitalista e imperialista?
Este gobierno ha tenido una actitud que nosotros llamamos
“creativa”, de tratar de encontrar “utilidades” para las
fuerzas armadas, a través de un “que hagan algo”.
Tienen un serio problema en eso, Y es que los militares no
quieren hacer nada, están acostumbrados a no hacer nada, y
no quieren nada que los saque de su “profesionalidad”.
Entonces, lo que nos plantamos, que Uruguay puede
prescindir de sus fuerzas armadas, está dentro del área de las
consignas democráticas.
No estamos planteando nada más allá de eso, de ese tipo
de consignas que están totalmente al alcance de la
comprensión de la gente.

CONCLUYENDO
Uruguay puede prescindir de las fuerzas armadas, puede no
tener ninguna fuerza armada, nada de nada. Y apoyarse,
como se apoyó siempre, en el equilibrio regional y en los
tratados internacionales y el derecho.
Lo puede hacer sin riesgo de nada, y entonces no tiene
ningún sentido tener fuerzas armadas.
Y quiero terminar recordando que Emilio Frugoni, hace
¡noventa años! planteó el primer proyecto de disolución del
ejército.
Y lo defendió en el parlamento diciendo que las fuerzas
armadas no estaban para la defensa del territorio del país
sino para -decía él- la defensa del orden burgués. Eso es lo
que es.
Y cuando se propuso utilizar algunos regimientos para
hacer carreteras y puentes, se opuso.
Y le decían: “Usted se está contradiciendo, dice que las
fuerzas armadas son improductivas y cuando las queremos
hacer trabajar, se opone”.
Sí, me opongo -decía él- porque en este país hay gente
que hace carreteras y puentes, trabajadores asalariados que
tiene derecho de sindicalización, que tienen derecho a luchar
por un salario. Y acá se quiere crear una fuerza de trabajo
militarizada que va a significar poner al proletariado
uruguayo en condiciones de mayor inferioridad y desventaja.
Un elemento para subsumir más el trabajo del proletariado.
Ya lo hablaba en aquel momento desde el punto de vista
clasista.
Y agregaba: porque además, si las fuerzas armadas están
para evitar la transformación social, no podemos pretender
además que los trabajadores uruguayos sostengan a su costa
una fuerza que está para resistir los cambios sociales que
ellos quieren hacer.
LA PAZ Y EL FUTURO
Efraín Olivera

Soy del SERPAJ, soy uno de los fundadores, iba a venir una
compañera a hablar por lo que yo no he preparado nada así
que payaré un poco. En todo caso, de las cosas que se han
dicho, a muchas les podría poner comillas debajo, en todo
caso trataré de enfocarlo de forma un poco diferente, aclaro
que todo lo que diga no está aprobado necesariamente por
SERPAJ, no tenemos respuesta para todas las cosas del mundo
pero me siento libre si digo lo que me parece inspirado en
eso.
El tema de hoy es si las FFAA son necesarias o no, si son
suprimibles. Entiendo que habría que empezar hablando de
ellas en forma general y más amplia posible. Y reconocer que
son una institución milenaria, etc. y profundizar en lo que son
y han sido.
De cualquier manera, es ineludible ver también lo que son
y han sido “nuestras” FFAA.
Todos sabemos lo que ha ocurrido en un pasado reciente,
que esas FFAA han torturado, asesinado, hecho desaparecer
gente, que han violado mujeres y hombres y que también
violaron la Constitución y violaron sus juramentos.
Recuerdo que cuando iba a comenzar a funcionar el primer
parlamento después de la dictadura, desfiló el Batallón
Florida –definido como Unidad de Custodia del Poder
Legislativo- que mucha gente lo silvó....pensé ¡que cosa más
ridícula que estos soldaditos de plomo que cuando el
parlamento fue avasallado no tiraron un tiro, estén ahora
desfilando acá! algo totalmente teatral.
Más grave en los hechos fue que las FFAA no se depuraron.
Pensando con una lógica a la que nos hemos
desacostumbrado, uno podría preguntarse ¿cuantos tribunales
de honor se hicieron para juzgar a la gente que hizo esas
barbaridades? ¿cuanta de esa gente está procesada? Pasó lo
que todos sabemos.
También podemos ver las cosas desde otro punto de vista.
Pensando en lo que se llama la Defensa del país, que
justificaría la existencia de FFAA. Podemos recordar
situaciones críticas para Uruguay que por lo menos
parcialmente, tuvieron sus orígenes en el exterior como lo
fue la epidemia de aftosa, la crisis del 2002, el bloqueo de los
puentes por parte de Argentina y otras. En ninguno de los
casos y mucho tenemos que alegrarnos, esas cosas que
afectaron mucho al país, tenían posibles soluciones por medio
de las armas, es decir que “nuestras” FFAA no pudieron hacer
ningún aporte útil a la tan mentada Defensa.
Pero dejo por ahí lo de Uruguay, pienso que las cosas que
duran milenios no es porque sí nomás, esto habría que
analizarlo con gente que sabe más que yo, pero creo que las
FFAA son algo primitivo…..en el sentido de salvaje, de poco
desarrollado, un resabio del pasado, todo esto se aplicaría a
su esencia, no por supuesto a su “dignificación”, que no tiene
nada del pasado,…que podría tener relación con de los
tiempos del ojo por ojo, con otras más modernas como las
corridas de toros, cosas así como los cuentos infantiles
medievales, que uno se pregunta porque todavía siguen
teniendo vigencia, que algo debe haber.
En todo caso, ¿por qué existe el oficio de matar sin
siquiera tener que odiar a quien se mata, porqué durante
tanto tiempo tiene tantas aprobaciones?, parecería que hay
como una magia en torno a las FFAA,-…Si vemos el caso de los
uniformes, por ejemplo, un médico y un mecánico tienen su
uniforme de trabajo, ambos son sencillos, uno es blanco y el
otro es azul, que serían los colores más adecuados a las
tareas que realizan. Las personas que los usan cuando
terminan su trabajo se visten como cualquier. Los uniformes
de gala de los militares, en todas partes no tienen nada que
ver con la función de matar, más bien tienen que ver con esa
magia que no entiendo mucho y con el ocultar su función
principal.
Me acuerdo que Voltaire decía que matar a una persona
era un delito y que matar a un montón no. Jorge Drexler
canta “no he autorizado a nadie a matar en mi nombre”.
De cualquier forma creo que hay responsabilidades de las
sociedades. Las sociedades son las que forman a los militares.
Uno podrá decir que las sociedades condenan a los
proxenetas , a los narcotraficantes, pero con los militares se
da lo contrario, en algunos casos los formamos desde niños,
cuando no pueden votar, ni pueden un montón de cosas más,
pero ya desfilan con un fusil, que por más que sea un viejo
máuser, es un aparato hecho para matar, que solo sirve para
eso, y es muy aceptado el que lo hagan. Entonces cuando
desfilan los chiquilines los padres, los tíos y las abuelas van a
aplaudirlos y a buena parte de la gente no le parece mal.
Las guerras a mi juicio pueden ser inevitables pero nunca
gloriosas. Se las rodea con todo un aura de gloria…..no tienen
que ver con la realidad , me acordaba que se dice que en
Bolivia sus fuerzas armadas nunca pudieron vencer a un
enemigo externo, pero que docena y docenas de veces han
derribado a sus gobiernos, que han atacado solo para
adentro, ¿entonces que hacer con las FFAA?.
Creo que sí, que hay que eliminar las FFAA pero no es nada
sencillo, que es imposible hacerlo de golpe y en todo el
mundo, aunque sería lo ideal, que hubiera una varita mágica
que lo consiguiera………entonces ahí está lo que podrían
hacer los países pequeños y débiles como Uruguay, que no
pueden hacer muchas cosas como ya se dijo, como resistir
una invasión, pero hay cosas que sí las pueden hacer.
Sería impensable que los grandes imperios supriman sus
FFAA así como así, pero Uruguay creo que podría hacerlo de
una forma seria y ordenada, o sea suprimir, por lo menos al
ejército, en todo caso manteniendo una vigilancia de los
mares y equipos de rescate, los que no tienen porqué estar
integrados por militares ya que no necesariamente hay que
saber matar para poder hacerlo correctamente.
Un aporte de Uruguay podría ser juntar esa supresión con
la propuesta de que los recursos que quedarían sin destino
fueran dedicados a investigar cómo solucionar los problemas
que supuestamente se arreglarían a través de la guerra.
Puede parecer muy ingenuo esto, pero o no hacemos nada o
nos ponemos, por lo menos a pensarla.
El tema es ponernos a pensar, pero no creer que porque
algo siempre existió, tiene que seguir existiendo , como quien
dice “siempre hubo ricos y pobres”, entonces va a tener que
existir siempre eso.
NO!, queremos cambiar las cosas
LUCHA DE CLASES, VIOLENCIA Y
GUERRA

Edgardo Oyenart

Buenas noches.
Creo que hablar de la capacidad coercitiva del Estado sin
hablar del poder, sería un análisis reduccionista de lo que es
la lucha de clases.
Si la historia es la historia de la lucha de clases, es
también la historia de la lucha por el poder y de la
organización de las clases sociales, sea para la
transformación de la sociedad y el Estado o para el dominio
de un territorio. El objetivo, en este segundo caso, sería la
legítima defensa ante la agresión de poderosos: organizarse
desde el punto de vista militar.
Tal vez la característica más importante en todo período
histórico que vivimos, cuando analizamos el problema militar,
es justamente la relación entre opresores y oprimidos, entre
conquistadores y conquistados. Porque la capacidad
coercitiva que desde el Estado ejerce la clase dominante está
enmarcada en la organización del ejército, de la policía, etc.
En la organización de SUS propios mecanismos de defensa.
Aquella vieja frase de que el poder nace del fusil, tiene
que ver con una concepción que yo creo no ha sido
desmentida por la historia.
Hubo sí derrotas tácticas y errores importantes en la
construcción de determinadas opciones de poder, pero tiene
que ver con la construcción histórica de la humanidad,
cualquiera sea el momento histórico en el cual nosotros lo
analicemos, como es el caso del llamado “socialismo real”.
Por lo tanto, no podemos analizar el problema militar
solamente desde la perspectiva de lo militar: Es un
componente de un Estado de dominación, quién domina tiene
ese componente, el militar, como un componente de acción
concreta y táctica de represión contra los que van a disputar
el poder, o como una reserva estratégica de poder en esos
momentos en los que no se hace necesario utilizarlos a pleno.
No se puede hablar de lo militar reduciéndolo a lo
uruguayo o lo argentino: Lo militar también es la Revolución
Cubana y la lucha armada del pueblo cubano, las FARC,
Nicaragua y es El Ssalvador, Centro América.
“Lo militar” abarca también el legitimo derecho de los
pueblos a organizarse para defenderse.
Los pueblos también han desarrollado la capacidad de
organizarse militarmente para resistir y para luchar en la
defensa de sus derechos. El análisis de lo militar no puede
quedar reducido al análisis del Estado y de cómo el Estado
desarrolla su capacidad de coerción, El tema militar es mucho
más complejo.
Cuando se trata de defender derechos, muchas veces éste
es un componente que se debe tener en cuenta: el derecho
de los pueblos a organizar se y a resistir.
Yo dividiría el tema. Una primera parte, es la construcción
histórica que se ha dado a lo largo del tiempo. Dentro de eso
está la construcción histórica de los oprimidos, que en
determinados momentos deriva inevitable y necesariamente
en el ejercicio de un derecho pleno de resistencia violenta a
la opresión de los opresores, y eso también es militar. No le
dejo el concepto de militar solamente a la clase dominante.
Debe incluirse el derecho a organizarse política y
militarmente por parte de los oprimidos.
En estos tiempos en los que tenemos que hacer tantas
revisiones sobre los errores y aciertos cometidos, corremos
el riesgo de tirar el agua y al gurí junto con el agua; abdicar
de una serie de aspectos que están desde el punto de vista
político en el plano de lo objetivo. Cómo se desarrolla hoy la
lucha de clases en América latina, y cuál es el horizonte que
tenemos, la hipótesis de guerra como la que tiene hoy el
ejército brasileño, que no es cosa menor, dado que definen a
estados unidos como el principal enemigo ante una hipótesis
de guerra.
Independientemente de que el ejército brasilero cumple
sus funciones en el marco de la sociedad de clases, que
defiende los intereses de clase dominante ya que para eso
existe , no para defender a los pobres y los humildes ni para
construir una sociedad sin clases-. Independientemente de
eso, es cierto que respecto a América latina, en este mundo
tan convulsionado, tenemos un horizonte muy complejo en
términos de cuáles van a ser los próximos escenarios en los
que pudiera ocurrir una ocupación por parte del imperialismo
en pos de el saqueo de agua, comida, o petróleo y materias
primas en general.
América latina tiene condiciones objetivas que le hacen ser
un continente de reserva. El lugar que se le ha dado ahora a
Irán o Irak, a todo Oriente Medio, lo va a tener América
Latina.
Todo eso es importante, porque yo reivindico la idea de
que en la construcción de una sociedad diferente, en
determinados momentos históricos tendrá que haber un
referente de poder, en términos militares, que responda a
los intereses del pueblo, de la gente. Yo reivindico, por
ejemplo, al ejército cubano. Como reivindiqué y reivindico
cuando el ejército sandinista tomó el poder. Después pasó lo
que pasó, vino lo que vino. Pero aquella lucha, violenta,
aquella lucha de defensa, tiene que ver con un aspecto
militar y político.
El Éxodo del pueblo oriental fue una decisión política y un
hecho militar, así como la lucha de los Libertadores de
América del sur. Eso es apreciable si las observamos desde su
realidad como factores de liberación.
El tema militar, no debe quedar reducido, es un debate
que hoy no está presente porque no está presente el debate
sobre el tema del poder, por lo menos en la forma que lo
estuvo en la década del 60, sino desde otros lugares.
Hubo un retroceso ideológico, y muchos de los que están
en el gobierno hoy, hacen una defensa de lo militar que es
contraria a su procedencia histórica, y a un análisis que debe
hacerse desde una izquierda pura y dura como la que yo
reivindico.
Pero es más complejo que eso. Una vez planteado este
tema – de lo militar – en términos de brocha gorda (porque
está planteado en esos términos) se hace necesario pensar
algunas de las argumentaciones que se utilizan para justificar
la existencia de las FFAA en Uruguay.
Si prestamos atención a los argumentos utilizados para
justificar la existencia de las FF AA desde el Estado en el
Uruguay actual, debemos concluir que el ejército, la fuerza
aérea y la marina, son fuerzas de ocupación, ya que no tienen
capacidad de resistir el más mínimo ataque de ninguno de
nuestro vecinos. Por lo tanto, la hipótesis del enemigo
interno, es sobre la que sigue sustentando su existencia.
La Doctrina de la Seguridad Nacional, la Escuela de las
Américas y los mecanismos de formación política, teórica y
académica son los instrumentos construidos para capacitar a
los cuadros militares a partir de este modelo de “lo militar” y
de esta hipótesis de conflicto y esto es así para todos los
militares por lo menos desde la década del 50.
La diferencia entre el ejército de antes de la década del 60
con el que después opera con el Plan Cóndor y aniquila,
asesina, tortura y desaparece, no es un tema menor. Éste
está dotado de un cuerpo teórico, de una ideología mucho
más definida respecto de un enemigo interno, como un
elemento a partir del cual se hace una justificación hasta
desde el punto de vista ético para poder desarrollar su
accionar.
De las críticas más severas que hay que hacerle a este
gobierno, al ministro de Defensa, entre tantas otras, es que
los militares siguen formándose en esa Doctrina.
El enemigo interno sigue siendo el componente
fundamental. Por lo tanto, el joven, el diferente, el excluido
por condiciones económicas, sociales y culturales, es quien
en definitiva se va configurando como amenaza, como riesgo,
porque ha ganado más visibilidad en la sociedad desde el
punto de vista cuantitativo, con ayuda de otro elemento de
preservación del orden establecido y de ejercicio permanente
y cotidiano del terrorismo de estado, como los son los medios
de comunicación masiva de la derecha.
Sigue existiendo la impunidad como un componente
esencial. Y sigue perviviendo la impunidad. Cuando vas a
sacar una foto en el 300 Carlos y el ministro de Defensa te
dice que no podés hacerlo, se está haciendo una opción
ideológica acerca de cómo se reservan determinado lugares
que tiene que ver con la seguridad propia del militar, y eso es
una opción impensable. La importancia del tema no es la
foto, la importancia del tema está mediada por la decisión
que se toma.
Esto forma parte de decisiones políticas, tengámoslo bien
claro: cuando no se aportan los archivos, por parte de las
FFAA desde que asumió en el gobierno de Tabaré con la
señora ministra Berrutti hasta el día de hoy. En esos archivos
hay información y esa información es muy importante para
que la justicia pueda seguir adelante. Esta justicia con todas
las caracterizaciones que podamos hacerle y con las que
seguramente coincidamos, pero que es el ámbito al que
hemos podido recurrir para procesar a algunos genocidas.
El tema de los archivos, de la construcción de la memoria y
de la justicia, es un terreno en que todavía se está con
deudas importantísimas. Los procesos judiciales hoy tienen
terribles problemas para su trámite porque falta información.
Porque falta voluntad de investigar y porque faltan
herramientas para investigar.
El lanzamiento del observatorio sobre Derechos Humanos,
que se hace con SERPAJ, SERSOC, y el PIT-CNT, entre otros
objetivos, tiene el objetivo de analizar y aportar todos los
elementos posibles para agilizar los procesos y causas penales
contra los torturadores civiles y militares.
La forma en la cual se está procesando la justicia, es el
resultado de la acción de una impunidad fáctica. Los hechos
en los propios juicios están determinando que la impunidad
siga perviviendo.
Ahora, ¿esas FFAA que actúan en virtud de la relación
entre opresores y oprimidos, como ejércitos de ocupación
pueden defender algo que tenga que ver con la lucha y la
liberación de los pueblos?
URUGUAY SIN FUERZAS ARMADAS: SIN
POBREZA Y SIN INDIGENCIA
¿UNA UTOPÍA? NO, UN PLEBISCITO...

Diego Fau

Para empezar debo realizar una aclaración obligada.


Soñar, pensar, imaginar y poner en práctica un Uruguay sin
Fuerzas Armadas no es ningún delirio, ninguna locura, ningún
despropósito y mucho menos una utopía. En todo caso es un
proceso natural, lógico, racional, pragmático, que se da por
la evolución de los hechos y de una sociedad que dice basta
de cargar con mochilas tan pesadas y tan caras como
absurdas e innecesarias. Así como las FF.AA se justifican
afirmando que no dieron ningún golpe de estado, que "El
Estado se les cayó encima", hoy son ellas las que se caen día
a día por su propio peso.
Tampoco es algo nuevo, este debate cumplirá 93 años, casi
un siglo, desde que Emilio Frugoni, propuso mediante un
proyecto suprimir las Fuerzas Armadas allá en 1920. Más
reciente, hace 26 años el actual Ministro de Defensa Eleuterio
Fernandez Huidobro, realizó un excelente proyecto para
suprimirlas. El mismo que hoy como Ministro de Defensa, las
defiende, protege, apadrina y justifica.
Resulta de suma importancia la realización de estas
jornadas, eventos, asambleas, cabildos abiertos, y ojalá se
multipliquen en cada rincón de cada barrio, de cada pueblo,
de cada ciudad y de cada departamento de nuestro país.
Porque el intercambiuo de ideas y opiniones, el debate, la
información, la difusión, hacen a la transparencia,
enriquecen y profundizan ese sistema democrático y
republicano en el que la inmensa mayoría de los uruguayos
deseamos vivir. La participación ciudadana fue, es y será
motor de más y mejor ciudadanía, de más y mejor estado de
derecho, de más y mejor promocion y revalorización de los
derechos, valores, garantias y libertades individuales y
colectivas. Participación ciudadana que no es más, que no
siginifica más, que no representa más, que democracia,
democracia y más democracia...
No soy especialista en Fuerzas Armadas. No me interesa
serlo y además, humildemente, creo que muy pronto, ni
siquiera será necesario serlo...
Vayamos a la racionalidad y al pragmatismo y dejemos de
lado acostumbramientos, mitos, tradiciones, hechos
consumados y mentiras repetidas mil veces.
Siete de cada diez uruguayos tenían una imagen negativa
de las Fuerzas Armadas hace un año. Teniendo en cuenta los
nuevos "méritos" que realizaron este último año, me animo a
afirmar que hoy son muchos más aún los que reniegan de una
fuerza, que utiliza la fuerza para gobernar por la fuerza.
Una encuesta objetiva y racional, realizada por una
empresa encuestadora "objetiva y racional", que se ha
transformado algo así como la empresa gurú de la derecha-
conservadora de los uruguayos, publicó hace unos meses que
el 51 % de los uruguayos estaba a favor de suprimir las
Fuerzas Armadas frente al sólo 32 % que defiende
mantenerlas.
Uruguay es un pequeño país, que possee menos habitantes
que la Comunidad Valenciana y cuya capital Montevideo tiene
menos habitantes que un barrio de Buenos Aires y/o San
Pablo. Pero sus "Fuerzas Armadas", lo pongo entre comillas
porqiue ningun país en serio, podria llamar así lo que
tenemos y entendemos nosotros por Fuerzas Armadas y tomar
estas Fuerzas como de defensa nacional, estan integradas por
el casi el 1 % de la poblacion total del país. Treinta mil
integrantes. Y lo que es peor, su gasto en presupuesto,
logística y funcionamiento alcanza al 2 % del PBI, ergo, unos
400 millones de dólares anuales. Si lo vemos como un dato
frío, al que estamos acostumbrados por tradición y
costumbre, y lo vemos como una simple estadística, no es
más que eso: 2 % del PBI, 400 millones de dólares anuales,
solamente en gastos de funcionamiento y remuneraciones.
Pero este presupuesto, excesivo y exageradamente elevado
para una pequeña República representa además del 2 % de su
PBI, 27.000 viviendas al año, dos escuelas por día, un hospital
por mes. Y significa, representa, y nos cuesta a todos y cada
uno de los uruguayos, acabar, terminar en un plazo record de
entre 5 y 10 años con la indigencia y la pobreza en nuestro
país.
El ejército nacional, ese que en el Plan invierno, distribuye
un plato caliente a los indigentes, ese ejército nacional que
cuida el parque Santa Teresa, ese ejército nacional que
recoge basura cuando Adeom está en conflicto con la
Intendencia de Montevideo, es uno de los mayores
terratenientes-latifundistas de Uruguay, siendo propietario de
miles de hectáreas y de infraestructuras de valor incalculable
en todo el territorio nacional.
Dichas tareas mencionadas pueden perfectamente ser
realizadas por civiles (no existe tarea alguna que realiza el
ejército que no puedan ser realizados por equipos
profesionalizados, formados y capacitados en la órbita civil,
sin "formación" militar y desde la doctrina militar. Tierras e
infraestruras que pueden y deben ser destinados a otros fines
de vital importancia como la educación, la salud, la vivienda,
el trabajo, contribuyendo al bienestar y la calidad de vida de
todos los uruguayos, siendo patrimonio de todos los uruguayos
y no sólo de un colectivo privilegiado, que además a cambio
sólo nos ha ofrecido terrorismo de estado y corrupción.
Viviendas que pueden ser utilizadas, reformadas o vendidas,
para beneficio de mejorar la calidad de vida de todos los
uruguayos.
Para hacer este trabajo realicé un pequeño ejercicio, en
Montevideo y en el interior. Consulté anónimamente a
personas de todo estrato social, posición política, franja
etárea, etc. Les pregunté simplemente, ¿si te digo FFAA, cual
es la primera palabra que te viene a la cabeza? Muchas fueron
las respuestas. Y muchas más se repitieron: "golpe", "insulto",
"desprecio", "agravio", "corrupción", "abuso", "violación" X 3
(ya que en este caso se referían a violación de la
Constitución, de personas, aquí y en las misiones en el
exterior", y un "gurí" de unos quince años aproximadamente ,
que respondió, (le salió inmediatamente), la palabra
"doberman". Créanme que no hubo, no existió una sola,
ninguna palabra positiva hacia esa pregunta. Quizá no
encontramos ningún integrante de las FFAA en el camino o
quizá no encontramos ningún oficial superior y si a uno de ese
80 % de personal subalterno que vivió y sufrió todo aquello
que nosotros hoy estamos denunciando y condenando más
adelante en este trabajo.

FUERZAS ARMADAS, SINÓNIMO DE CORRUPCIÓN


Si algo está enquistado en todos los estamentos de las
Fuerzas Armadas es la corrupción. Desde la cima al llano.
Desde la compra de armamento a cambio de millones de
dólares de todos los uruguayos, compras realizadas a la mafia
rusa o a Israel, a través del nefasto intermediario Igor
Svetogorsky, pasando por compras fantasmas, como la
tristemente célebre grúa de la Armada Nacional, contrabando
de mercancías en embarcaciones navales, los viáticos, vales
de nafta truchos, hasta llegar al jamón del Club Naval, hecho
que puede parecer irrelevante comparado a las millonarias
maniobras realizadas por todas las Fuerzas a lo largo de su
historia. Y cuento una anécdota que pinta de cuerpo entero
el grado de degradación moral, mezqiundad y mediocridad de
quienes tienen la responsabilidad de comandar las "Fuerzas
Armadas".
Hace varios años, vino a Uruguay la Directora de una
Fundación española que promovía proyectos de inversión en
Uruguay. Yo colaboraba aquí con dicha Fundación y al ella
querer hospedarse lejos del centro decidimos hospedarla en
el Club Naval ubicado en una zona verde y residencial. Pues
bien en su primer desayuno le sirvieron pan con manteca.
Ante su pregunta si no había jamón le dijeron que no tenían.
Me acerqué a una persona que conocía (conste que ya no
trabaja más allí) y le pregunté. Y su respuesta si bien no me
sorprendió me dejó perplejo, "lo que pasa es que los Oficiales
de la Directiva compran el jamón para el Club en el
Supermercado pero se lo llevan para sus casas y no lo traen".
Normal, natural, cuando te mueves en un ámbito de la más
absoluta impunidad, y cuando ha sido así durante décadas.
Entre 2003 y 2008, la Armada simuló la compra de cinco
bancos de pruebas de motores y cinco grúas. Además, se
comprobaron maniobras fraudulentas con 4.500 vales de
nafta durante tres meses por parte de oficiales navales por
un monto cercano a $ 7.500.000, poco más de US$ 370.000.
La justicia recibió denuncias por 18 compras ficticias y
ocho presumarios con otras graves irregularidades.
Los oficiales de la Armada fueron enjuiciados por el delito
de "fraude" por su responsabilidad en la maniobra de
simulación de la compra de una grúa hidráulica y un banco de
pruebas para motores en 2008 por un total de US$ 600.000. El
Comandante de la Armada Fernandez Maggio tramitó
personalmente ante el Banco Hipotecario para no pagar una
deuda y así realizar esta maniobra.
Los implicados alegaron que ese tipo de maniobras eran
algo habitual en la fuerza de mar como vía para obtener
"fondos frescos" que eran reingresados en forma irregular a la
contabilidad de la Armada para sustentar otros gastos, en su
mayoría para utilización personal.
El 15 de julio de 2010, la Oficina Central de Interpol (ahora
Dirección Nacional Contra el Crimen Organizado) informó a la
jueza Gatti que la fábrica argentina de grúas que figuraba
como proveedora en los documentos de la Armada, jamás le
había vendido material a la fuerza naval. La fábrica es un
pequeño galpón y produce muy pocas unidades por año.
En tanto, la fábrica alemana de bancos de pruebas de
motores, a la cual también se le atribuyó el carácter de
proveedor de la Armada, no existe. En los documentos de la
Armada constaba un nombre de la empresa y una dirección.
La investigación judicial constató que la calle tampoco se
encontraba en la ciudad aludida por los documentos sino a
350 kilómetros de distancia.
La Armada no hizo transferencias de fondos a sus supuestos
proveedores sino que les pagó mediante cheques, lo cual fue
advertido por el Tribunal de Cuentas y la propia Policía
durante la investigación.
El informe policial enviado a la jueza Gatti señala que
"estos cheques fueron cobrados por los propios integrantes de
la Fuerza (Armada) e integrantes de la Junta Asesora que
evaluaba dicha compra y en otro caso terminaron siendo
cobrados por un proveedor -hoy retirado militar-, que le
suministra a la Armada en el rubro de imprenta".
Incluso, se probó que uno de los cheques por $ 7.000.000
producto de las compras simuladas por la Armada fue cobrado
en la sucursal del Banco República del Montevideo Shopping.
Entre 2006 y 2009 oficiales navales utilizaron dinero
procedente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
por la participación de Uruguay en las misiones de paz fuera
del país, en supuestas compras que se hacían a proveedores
privados.
En 2007, la Armada adquirió 16 lanchas patrulleras para
Haití por un total de US$ 6.200.000. Las embarcaciones
fueron adquiridas a una empresa estadounidense que en
Uruguay es representada por los hermanos Daniel y Gustavo
Trocki, habituales proveedores navales. La fuerza pagó
sobreprecios por las lanchas. Los hermanos Trocki, prófugos
de la justicia, se radicaron en Israel con pedido de captura,
pero se negaron a venir a Uruguay a declarar y además
reclaman el cobro de un millón 600.000 USD que según ellos
les adeuda la Armada, (aclaremos estado y pueblo uruguayo).
De los 600.000 dólares obtenidos por las compras ficticias
en la Armada, la Justicia considera que 200.000
desaparecieron. Además la jueza Graciela Gatti duda del
destino de los otros 400.000 y se investiga posible lavado de
activos. Según los implicados el dinero producto del fraude
fue gastado en florerías, viajes y joyerías. Desfachatez que
también te otorga la cultura de la impunidad.
El fallo de la jueza Gatti sostiene que “corresponde
concluir que dichas compras no fueron reales sino que se
instrumentaron compras ficticias, simuladas, con el fin de
generar un egreso de dinero de la Armada, para obtener
fondos líquidos y en efectivo, no sujetos a contralor alguno,
salvo el de los propios implicados en la maniobra y cuyo
destino podía ser libremente dispuesto por estos”.
“Todo ello además de haberse generado una deuda con el
BHU, con los recargos e intereses respectivos"
“En su mayoría se trata de gastos protocolares o rubros
que no lucen como necesarios o urgentes, (florerías, joyerías,
viajes, comestibles y bebidas alcohólicas, etc) y que tampoco
cubren el total de la suma que reconocen haber recibido de
las compras simuladas".
Las deficiencias en la conducción de la Fuerza de Mar se
expresaban en : hurtos reiterados en las unidades ; venta y
uso de drogas a bordo de los buques, especialmente las
lanchas Vigilante ; otorgamiento de préstamos con dineros
asignados al funcionamiento de las unidades ; venta a
particulares de combustible de los buques ; venta de
cigarrillos y whisky de entreport ; uso particular de vehículos
oficiales ; atrasos en los pagos a proveedores y un largo etc.
También se comprobaron realizaciones de contrabando de
whisky dentro del velero y buque escuela Capitán Miranda así
como intentos, frustrados de otro tipo de contrabando como
por ejemplo uno de jeans, que se pretendía traer en dicho
buque desde Europa a Uruguay.
Pero no sólo en la Armada existe una gran corrupción. En
el Ejército Nacional sucede lo mismo. Como es posible que un
jefe de compras del ejército, que ganaba alrededor de 40.000
pesos uruguayos compre una casa de veraneo en Punta del
Este de un valor de 300.000 dólares? A nadie sorprende?
Nadie investiga? Cómo se arriesga a hacerlo? Normal, natural
cuando te mueves en un ámbito de la más absoluta
impunidad, y cuando esta impunidad viene arraigada desde
mucho tiempo atrás en la historia.
El caos financiero contable de las Fuerzas Armadas en el
manejo del dinero proveniente de las misiones de paz de las
Naciones Unidas se dió a luz tras conocerse un informe
semestral de la Auditoría Interna de la Nación (AIN). Esta vez
las novedades más escandalosas tienen que ver con la
desaparición de 2 millones de dólares de las cuentas
bancarias del Ejército y el pago de 35 mil dólares por una
operación oncológica de un general de esa fuerza.
Los militares uruguayos reciben alrededor de 60 millones
de dólares al año por su participación en diferentes
contingentes internacionales, de los cuales el más numeroso
está en el Congo, donde las tropas uruguayas alcanzan los
1.330 efectivos (hay un total de
2.600 militares uruguayos en misiones de paz en el
exterior).
El Ejército le paga 2 mil dólares por mes a un oficial, 1.100
a los sargentos y menos de
900 a los soldados rasos. El resto queda para la fuerza. En
los últimos tiempos, el arma de tierra utilizó estos fondos -
entre otras cosas- para comprar equipos de comunicaciones,
40 vehículos blindados canadienses Mowag y armamento
individual por un total de 6,5 millones de dólares.
La Auditoría Interna de la Nación volvió a señalar en su
informe la existencia de un manejo "discrecional" de este
dinero por parte de oficiales de las Fuerzas Armadas, y
recomendó al Ministerio de Defensa Nacional investigar si
existió un "manejo irregular" de los fondos.
De hecho, uno de los asuntos más preocupantes es
determinar el destino de 2 millones de dólares que fueron
transferidos por el Ejército desde el Discount Bank en
Montevideo.
El año pasado la Auditoría Interna de la Nación ya había
señalado la existencia de irregularidades en el manejo
financiero contable de las finanzas del Ejército y la Fuerza
Aérea.
Por citar otro ejemplo de corrupción en el Ejército
uruguayo, se relevó a cuatro oficiales por caso de corrupción,
ya que los involucrados falsificaron firmas para apropiarse de
fondos del Censo Agropecuario. Se trata de los responsables
del batallón de infantería N°9 en Fray Bentos.
El ministerio de defensa concluyó, tras dos semanas de
investigación, que los militares sancionados falsificaron varias
firmas para apropiarse de fondos provenientes del Censo
Agropecuario, además de vales de combustible y viáticos de
alimentación.
Los casos de corrupción son cientos, en todos los ámbitos y
en todas las oficinas de las distintas Fuerzas, lo que ha
llevado que decenas de militares estén procesados con prisión
por estos graves delitos y muchos otros estén camino a serlo.
Podríamos continuar repasando casos de corrupción pero
necesitaríamos hacer un libro de varios tomos sólo para
difundir algunos de ellos, y este no es el objetivo de este
trabajo.

LA DE"FORMACIÓN MILITAR"
La "formación" militar, se entrecomilla porque si algo no
hacen las escuelas militares en Uruguay es formar personas
en valores, sino todo lo contrario, se basan históricamente en
algunos aspectos fundamentales.
Un ex cadete del Liceo Militar tuvo que pedir la baja por el
maltrato que sufrió en esa institución y una ex cadete
denunció abusos en la Escuela Naval. Ambos se presentaron
ante la Comisión de Defensa de Diputados. Según el diputado
Vega, los jóvenes relataron entrenamientos "que tienen pocas
diferencias con la tortura".
El joven es de Florida. Estuvo internado y terminó pidiendo
la baja porque lo acosaron hasta que se fue.
El diputado del Frente Amplio, agregó que "es un tema de
ensañamiento con los débiles. En vez de ayudarlos, se
ensañan. Yo, además de diputado soy cirujano. En realidad la
formación quirúrgica requiere de una formación personal.
Pero nadie viene y te tortura. Te enseñan una serie de cosas
con disciplina, Pero no esta locura".
Según Vega, el testimonio de la ex cadete de la Escuela
Naval "realizó un testimonio que fue impactante. Contó una
serie de cosas que le sucedieron en la escuela que en realidad
es un maltrato importante. Le diría que casi llega a la
tortura. Entre eso y la tortura hay poca diferencia".
El legislador del Frente Amplio, explicó que la joven de 27
años relató que estando en la enfermería "la despertaban
para ver si tenía ropa interior. Parece que está prohibido.
Además, se le agravó el asma que tenía por tener que
someterse ´al sauna´. Esto consiste en juntar a un montón de
jóvenes en un lugar chico y no podía salir hasta que se
empañasen los vidrios por el calor humano".
Según Vega, la ex cadete esta "bien y tranquila". Opinó que
"esto será un tema difícil de borrar de su historia personal.
Debe tener mucha impotencia en este momento porque tenía
un objetivo y por causas ajenas a su capacidad no podrá
cumplir. Además ella era una de las mejores alumnas de su
clase. Estaba en el cuarto lugar".
La muerte del alférez Carlos Olivera ocurrió el 2 de
setiembre de 2009. El alférez realizaba un ejercicio que
consistía en permanecer el mayor tiempo posible debajo del
agua de una piscina con un cargamento de 40 kilos.
En estos entrenamientos los instructores tratan de retener
la cabeza en el agua a los efectivos que intentan sacarlas
para poder respirar. Fue de esa forma que ocurrió la muerte
de Olivera, quien tenía 25 años al momento de su
fallecimiento, por “asfixia por inmersión”.
En ese sentido, el fiscal solicitó el procesamiento con
prisión de tres Oficiales por el delito de “homicidio
culpable”, tal como indica el artículo 314 del Código Penal.
Tras conocerse el caso en 2009, hubo varias repercusiones.
El Ejército intentó en dos oportunidades ocultar o "disfrazar"
el hecho. En un primer comunicado indicó que Olivera “sufrió
una descompensación” y falleció “previo al arribo” al
Hospital Militar.
Sin embargo, el alférez murió en el lugar del ejercicio.
Luego, el Ejército emitió un nuevo comunicado para
desmentir “versiones de prensa” en el que indicaba que solo
llevaba “el uniforme operacional (pantalón y casaquilla),
aletas, careta y snorkel”.
Tal fué la alarma pública que el caso también fue tratado
por el entonces presidente Tabaré Vázquez, quien en el
consejo de Ministros del 7 de setiembre manifestó la
necesidad de eliminar los “entrenamientos deshumanizantes”
de la instrucción militar, algo que se ordenó ante la
resistencia militar días después.
La orden cayó por sorpresa en la fuerza. Algunas fuentes
militares se plantearon serias dudas sobre el modo de
cumplimiento del mandato presidencial puesto que "el eje de
la vida militar es la preparación para la guerra y su dureza
determina la calidad de la formación de los efectivos".
"Estas cosas pasan porque somos militares, si fuéramos
comerciantes u oficinistas no estaríamos expuestos a
tragedias como la del alférez", explicó un oficial de alto
rango.
El diputado Esteban Pérez (Espacio 609) manifestó a El País
su preocupación con respecto a los ejercicios de
entrenamiento y denunció que conoce casos de soldados
"estaqueados" como forma de castigo durante las pruebas.
Pérez aclaró que meterse en una piscina con casi 40 kilos
de peso y desarmar un arma mientras es empujado hacia el
fondo por varios compañeros no es el único ejercicio extremo
que se realiza en el Ejército, en particular en el Batallón 14
donde están las fuerzas de elite.
Señaló que tuvo conocimiento de que un sargento sintió un
dolor en el pecho en ocasión de una rutina de entrenamiento,
se le ordenó no detenerse y falleció de un infarto.
En ese sentido, afirmó que se realizan ejercicios de otras
características en algunas unidades militares. "A mi me llamó
la atención uno que era criar una mascota, por ejemplo un
perro y después matarlo y comerlo. Hacían guiso de perro
hervido. Yo no sé si esto sigue siendo así en la actualidad, he
tenido el comentario de varias generaciones de ex soldados
que dicen que esto era parte de los ejercicios de
entrenamiento", afirmó.
El diputado Pérez también mencionó que se realizan
pruebas de infantería que implican el envío de personal al
campo sin comida ni agua con la orden de llegar a un lugar a
más de 30 kilómetros.

SADISMO
El sadismo es parte fundamental durante todo el proceso
de "preparación", "capacitación" y "formación". Habita y rodea
de forma permanente cada actividad a desarrollarse. La
imaginación para crear e implementar actos de sadismo a los
más jóvenes, principiantes, subordinados o aspirantes es tan
llamativa como aberrante e intolerable.
Voy a mencionar algunos ejemplos concretos. Un naval,
que luego llegó a Comandante en Jefe, al ingresar a la
Escuela Naval los de cuarto año lo hicieron vaciar la piscina
con un casco. Esto contado por él mismo en mi presencia.
Claro que no pudo, pero el "juego", la "broma" continuó por
varias horas. Otros no tuvieron tanta suerte y pagaron con su
vida el sadismo de sus "superiores". Esta "broma", y tantas
otras así como todo tipo de abusos denigrantes son frecuentes
y periódicas en los ejercicios de las Fuerzas Armadas. Los
quieren llamar "hechos aislados" cuando saben muy bien que
son hechos corrientes.
Dijo Fernández Huidobro en una entrevista que le
realizaron en un programa de televisión que él notaba que
"los militares se excitaban al torturar, es más creo que hasta
se acababan...".

CLASISMO
Al basarse en un orden verticalista y de jerarquías, se
promueve, se fomenta los estratos sociales. El hecho de
llamar a los que no son oficiales, "tropa" o "personal
subalterno", términos estrictamente militares, genera un
desprecio hacia los estratos más bajos que luego extrapolan
en sus conductas y compartamientos y relacionamientos en la
sociedad civil.
El hecho de comunicarte con tu "superior" como "Mi
general", "Mi coronel", comer comida diferente, probar la
comida antes que la coma el superior, habitar en lugares
precarios, y gozar de escasos derechos y privilegios, se
genera intencionalmente una degradación del indivuo, y un
acostumbramiento al sometiento a su mando de turno. Esto
lleva de parte del verdugo al abuso del poder y la
arbitrariedad en sus decisiones, así como también a la
humillación y todos aquellos sentimientos básicos y primitvos,
sacando lo peor del ser humano. Entre estos abusos de poder
y decisiones arbitrarias se encuentran los innumerables
arrestos de que son víctimas los "subalternos", sin motivo
alguno por el sólo hecho de que el humor de su superior ese
día no era el mejor, o por anipatía o por el simple hecho de
sentir placer de ser dueño de la libertad, o sea la vida, de
otro.
Estas conductas, como recordaba el sociólogo Rafael
Bayce, se han estudiado por parte de prestigiosos sociólogos
en todo el mundo y se ha comprobado que el daño a la salud
mental, y las alteraciones en los comportamientos son tan
nefastas para la víctima como para el verdugo con
consecuencias nefastas para ambos.
Al existir una brecha salarial tan grande también se
promueve el desprecio al "pobre" y al "indigente", surgiendo
términos claramente despectivos hacia quien pertenece a una
"clase inferior" tanto dentro del ámbito militar como en el
civil.
RACISMO
Nadie puede negar que vivimos en un país racista, aunque
duela y mucho reconocerlo. Pero el grado de racismo se
multiplica dentro de las Fuerzas. Las conductas racistas son
frecuentes, y las más relevantes y mediáticas,
lamentablemente se han dado en todas y cada una de
nuestras misiones de "paz" en el exterior. Ya sea Dominicana,
Haití, Congo, o donde esté presente una delegación militar
uruguaya. Allí se han hecho tristemente célebres imágenes de
violaciones y otros abusos sexuales, todas ellas a personas de
raza negra, que recorrieron el mundo y que tienen a nuestro
país en la mira de la ONU y que cuentan con el unánime
repudio de las poblaciones afectadas.
Como referente de estas situaciones desgraciadas podemos
citar al famoso video que recorrió el mundo, donde cuatro
soldados uruguayos inmovilizan a un joven haitiano y otros se
turnan para violarlo, mientras uno filma. Todos ríen mientras
lo hacen. Luego declaran que lo hacían a cambio de
alimentos y bebidas para él y su familia.
Como corolario a estas vergonzosas conductas y
condenables comportamientos, tenemos las recientes
declaraciones del Jefe de Misión en el Congo al afirmar
públicamente que "los negros no están preparados para guiar
su propio destino".
Cuando violaban o torturaban en la dictadura, (consta en
los testominios de los torturados), se les ha escuchado a los
torturadores en varias oportunidades decir "sólo le falta ser
negro". Consta en las denuncias presentadas por parte de las
víctimas de violaciones de derechos humanos.

HOMOFOBIA
Si bien como en todas las sociedades del mundo hay un
sector de la sociedad uruguaya declaradamente homofóbico,
la sociedad uruguaya no se caracteriza por ser
mayoritariamente homofóbica, tanto que el Parlamento
Nacional se apresta a votar con votos de todos los partidos
políticos, el matrimonio igualitario.
Pero en las FFAA la homofobia es latente y patente. La
persecución al homosexual, la prohibición de ingreso a los
homosexuales, el rechazo a aspirantes homsexuales, el
fastidio que hacen público cada vez que se trata el tema y las
opiniones vertidas por los oficiales de las Fuerzas dejan en
evidencia un alto y manifiesto grado de homofobia, que no
sólo se practica y se promueve en las escuelas militares o
unidades militares sino que se extrapola también a conductas
y compartamientos que los militares tienen en su vida en la
sociedad civil. Sobran ejemplos de ataques a homosexuales y
transexuales por parte de militares.

MACHISMO
Si algo caracteriza a las Fuerzas Armadas es su
exsacerbado machismo. Hay ejemplos que parecen menores
pero que ilustran una forma de pensar primitiva que uno creía
superada. El desprecio, la falta de respeto, y la desigualdad
promovida y practicada roza lo bizarro y el surrealismo.
En algunas cenas de camaradería que comparten con sus
esposas, el salón se divide en mesas para hombres y mesas
para mujeres. En las mesas de los hombres se sirve alcohol y
se consume carne, en las de las mujeres, no se sirven bebidas
alcóholicas ni se consume carne. Parece un detalle, pero no
lo es. Es la base de una concepción, de una idea, de un
concepto sobre la mujer de inferioridad y sometimiento, el
mismo que aplican con sus "personales de tropa", que al igual
que con éstos muchas veces termina en tragedia.
Entre la población militar (al igual que en la policial) se
dan tres veces más casos de violencia doméstica y de
femicidios que en la población civil. Porque unos usan
uniforme y otros no? Obviamente esto sería un absurdo. Las
causas están en la "formación" primero y en las prácticas a las
que someten y son sometidos durante sus "carreras"
profesionales. En los "valores" en que son formados. En las
alteraciones sicológicas, en las patologías y desequilibrios
mentales que padecen. Nada se hace al respecto...

HOSPITAL MILITAR
Dice en la página web de Sanidad Militar, que el Hospital
Militar se creó "frente al carente Servicio Auxiliar Sanitario y
a las pésimas condiciones higiénicas en las cuales se
encontraban las Fuerzas Armadas, no sólo en tiempos de
guerra sino después de las mismas.
El 18 de julio de 1908 a manos del Presidente de la
República, José Claudio Williman, se funda el Hospital, con la
misión principal de brindar asistencia médica integral a todos
los miembros de la Institución Militar". En época de guerra o
de posguerra podía considerarse una necesidad. Hoy es un
privilegio, costosísimo e innecesario que finaqnciamos todos
los uruguayos para goce y privilegio de 28.000 familias.
Mientras que los uruguayos de menores recursos, no sólo
tienen que atenderse en Salud Pública sino además financiar
con sus impuestos el Hospital Militar. Privilegio que parece
ser más parte de uan dictadura de que una democracia.

DOCTRINA DE SEGURIDAD NACIONAL


La Doctrina de la seguridad nacional es un concepto
utilizado para definir ciertas acciones de política exterior de
Estados Unidos tendientes a que las fuerzas armadas de los
países latinoamericanos modificaran su misión para dedicarse
con exclusividad a garantizar el orden interno, con el fin de
combatir aquellas ideologías, organizaciones o movimientos
que, dentro de cada país, pudieran favorecer o apoyar al
comunismo y socialismo en el contexto de la Guerra Fría
legitimando la toma del poder por parte de las fuerzas
armadas y la violación sistemática de los derechos humanos.

VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS


Es por todos conocida la espeluznante y oscura historia de
las Fuerzas Armadas en relación a las innumerables
violaciones de los Derechos Humanos. Sería imposible poder
resumirlas en este trabajo. Pero me voy a quedar con un sólo,
un macabro ejemplo, de hasta dónde han sido y son capaces
de llegar y cuáles son sus reacciones ante esos hechos.
El caso "Pajarito" Silveira
El prontuario de Silveira
Decenas de denuncias presentadas ante el Parlamento y los
organismos defensores de los DDHH ubican a Silveira en los
principales centros de represión y tortura de la dictadura: en
el Batallón de Infantería Nº13, “El infierno grande”, en la
casa de Punta Gorda, en La Tablada y el Regimiento de
Artillería Nº1 en el Cerro.
Según las denuncias es un experto en todas las
modalidades de tortura y en especial la picana eléctrica y las
violaciones. Tuvo también un papel destacado como
responsable del S2 (Inteligencia), del campo de concentración
para prisioneras políticas que la dictadura montó en Punta
Rieles, encabezó todas las operaciones de hostigamiento y
tortura psicológica y física contra las detenidas.
A continuación reproducimos un Informe de Samuel Blixen
en Brecha no sin antes advertir la tremenda crudeza del
relato y testimonio de las víctimas.
La publicación de las fotos del coronel retirado Jorge
Silveira desencadenaron testimonios sobre una faceta poco
conocida de sus antecedentes: el Jorge Silveira que, además,
de torturar, desaparecer, robar niños y asesinar, solía violar y
agredir sexualmente a prisioneros adolescentes. La crudeza
del relato puede ofender la sensibilidad, pero es ineludible
para tomar conciencia.
Están tirados en el piso, o recostados contra las paredes
húmedas, como objetos inertes. Son unos veinte
adolescentes, siete mujeres, quizás trece varones, todos
menores de edad. Están desnudos. La única prenda es una
venda en los ojos, que puede ser una tela oscura, o una
bufanda. El lugar es espacioso, probablemente un sótano.
Hay escaleras hacia lo que sería la planta baja, y otras
escaleras que llevan a un piso superior, a las habitaciones
donde están las cadenas, los caballetes, el tacho, la cama
con resortes metálicos, la picana. En el sótano se pueden oír
los llantos y los gemidos de dolor de los cuerpos cercanos, y
también los gritos desgarradores -ecos de sus propios gritos-
que vienen de los pisos superiores, de otras victimas que
están siendo torturadas, que no verán, que no conocerán, y
es posible imaginar que permanecerán tirados en algún otro
lugar del edificio, con sus cuerpos lacerados, temblando de
frío y de miedo, en espera de lo único previsible, la próxima
sesión de tortura.
Es invierno, fin de junio de 1981. A seis meses del
plebiscito que estalló en la cara de la dictadura, los aparatos
militares y policiales andan a la caza de los impulsores de las
estructuras sindicales y estudiantiles que afloran
incontenibles. La víspera del octavo aniversario del golpe de
Estado, agentes de la Dirección Nacional de Información e
Inteligencia, en previsión de manifestaciones relámpago,
hacen una redada de estudiantes del IAVA y de otros liceos.
Esta misma madrugada, 27 de junio, los 20 adolescentes son
trasladados en una camioneta policial a las dependencias de
la calle Maldonado y comienzan a ser torturados. Todo el
repertorio -golpes, colgadas, plantones, picana, submarino-
tiene un objetivo concreto: ubicar una impresora, una
máquina de imprenta que abastece volantes llamando a
organizarse, a resistir. Un oficial de policía a quien dicen "La
momia", otro llamado Prezza, -"que estuvo en el tiroteo a una
manifestación por el plebiscito del voto verde y que salió
fotografiado en los diarios"- y otros oficiales de policía que se
identifican con alias, "Tito", "Perico", reclaman por las armas,
mientras torturan, pero lo hacen sin convicción porque saben
que esos muchachos de entre 15 y 18 años no están armados,
ni siquiera están organizados. Pronto se agotará la lista de las
preguntas, y los interrogatorios perderán fuerza, sentido,
pero la tortura continuará.
"Esto no es nada", les dicen cuando bajan las escaleras, de
vuelta al sótano, a la precaria tranquilidad en tinieblas.
"Cuando vengan los duros, los yerbas, ustedes van a rogarnos
que volvamos nosotros". Los duros son apenas voces que los
liceales del IAVA aprenden a reconocer y que inevitablemente
producen un particular terror: entran en el sótano pateando,
gritando, insultando. "Yo soy el jefe, soy el que mando. Yo
hago lo que quiero. Los cojo, los mato". El día que oyó por
primera vez ese timbre de voz, Jorge G. apenas pudo ver,
más allá del borde de su venda, unos pantalones verde
grisáceos, unos zapatos comunes, y una mano que sostenía
una gorra militar. Es una patota que aparece cotidianamente,
cada tres, cuatro días, y todos nombrarán al jefe por el
mismo apodo: "Chimichurri". Cada vez que se oye esa voz de
mando, segura, insolente, un estremecimiento involuntario
ganará a los prisioneros allí tendidos. Pronto aprenderán a
registrar una sutil diferencia en el tono de los sollozos de las
compañeras que "Chimichurri" elige para interrogar: "Mirá
ésta, está mas crecida", apuntará la voz de otro "duro", y muy
rápidamente asociarán la presencia de esta patota con las
violaciones a que son sometidos, sin excepción, varones y
mujeres.
Con 16 años, Jorge se mantiene firme después de jornadas
ininterrumpidas de tortura, una firmeza elaborada en su
corta militancia a base de una preparación mental. Pero ni
aun las más duras prevenciones podían anticipar lo que le
esperaba el día en que "Chimichurri" lo conduce a una pieza
de lo que supone es la planta baja del edificio. Hay varios
hombres, que ríen y gritan, excitados, cuando lo arrojan
sobre una mesa, y lo atan boca a abajo, para inmovilizarlo. El
dolor de la penetración se suma al dolor de las otras torturas,
dolores que se fueron acumulando a lo largo de los días; y
habrá también el dolor especial de un palo y de un tubo
metálico que le produce heridas internas en el ano. Hay
aplausos, y hay quien comenta: "Dos al hilo", a la espera de su
turno, pero es la voz inconfundible de "Chimichurri" la que le
pregunta junto al oído: "¿Te gusta?", mientras le tira de la
cabeza hacia atrás.
Para que no hubiera dudas, para que todos comprendieran
lo que les esperaba, "Chimichurri" dirá, cuando devuelve a
Jorge al sótano: "Acá se van a volver todos putos". Mucho
después, Jorge comentará: "A mi Chimichurri nunca me
interrogó, nunca me preguntó nada, sólo me violaba", y
agregará, al evocar el infierno, una reflexión demoledora:
"Claro, cuando te violan no tienen la intención de
interrogarte, no te violan para arrancarte secretos, te violan
para denigrarte, para quebrarte, y fundamentalmente porque
son unos degenerados. Para penetrarte tienen que excitarse",
dirá, como si recién entonces accediera a la comprensión de
esa conclusión terrible.
"Chimichurri" y sus secuaces llegan al edificio de la calle
Maldonado para interrogar a otros prisioneros, que sufren sus
técnicas en otros lugares, allá arriba. Cuando baja al sótano
es simplemente para divertirse. Así lo proclama: "Quiero que
todos se masturben, queremos verlos", ordena, mientras
patea y pisotea cuerpos desnudos. "Chimichurri" podrá violar
prisioneros maniatados e inermes, pero no podrá obtener
colaboración: "Aquí nadie se toca", gritará alguien desde el
suelo y otra voz repetirá la consigna, desde la otra punta. Los
"duros", los "yerbas" deberán contentarse descargando su
furia contra los promotores del desacato. El ataque sexual no
es suficiente para estos oficiales de la lucha contra la
sedición, estos "duros" que seguramente estaban encuadrados
en el OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones
Antisubversivas). Pretenden que sus víctimas participen de
sus desviaciones: "Si me la chupás, no te torturamos",
propone "Chimichurri" a las víctimas que elige cada vez que
viene al sótano. Y descargará su frustración en la violencia de
sus reiteradas violaciones.
A medida que pasan los días, la agresión sexual será el
acontecimiento exclusivo. Ya no saben qué hacer con esos
muchachos, pero igual los sacan del edificio y los trasladan en
una camioneta hasta un lugar al que se accede por un camino
de tierra. Hay árboles, porque los sujetan contra los troncos y
hacen un simulacro de fusilamiento. Después los devuelven al
sótano. El episodio sólo confirma la irracionalidad, como si
todo lo que ocurre fuera un contexto chapucero, imaginado a
las apuradas, sin convicción, a los solos efectos de facilitar
las violaciones contra menores de edad, la mayoría de los
cuales aún eran vírgenes al momento de su detención.
"Muchachos, éstos son locos, son capaces de cualquier cosa,
hagan lo que les piden, porque los van a matar", les susurra
un policía, que les trae la comida, que les acerca a veces una
manzana, que acompaña a un enfermero. Jorge piensa en el
truco del bueno y el malo, pero hay algo incuestionable: la
voz de ese policía trasunta miedo; el torturador tiene miedo
del violador, miedo a la aberración, a la situación sin límites.
Cada día que pasa -y serán 41 días- confirma que no hay
límites: "Esta noche vamos a hacer una orgía", propone la voz
de "Chimichurri", a unos prisioneros que viven en la oscuridad
y que han perdido la noción de la secuencia día-noche. "Una
orgía", repite "Chimichurri" e inclinándose sobre Jorge dirá:
"Te ganaste la lotería". Jorge sube las escaleras a tientas,
vendado, junto con otros dos compañeros, un varón y una
mujer. En una pieza pequeña, abarrotada de gente,
"Chimichurri" ordena: "Quiero que la cojan, queremos verlos".
Jorge y su compañero se niegan. La joven solloza bajito.
"Chimichurri" amenaza, golpea, pero no obtiene la
colaboración. Ordena trasladarlos a otra pieza. Los varones
son colgados del techo, mediante cadenas. Les quitan las
vendas. "Chimichurri" se acerca y les dice: "Ustedes no tienen
huevos, ahora van a ver cómo se hace". Jorge ve a un hombre
bajo, de bigotes, muy delgado, "estilizado", vestido con un
uniforme militar de fajina. Más allá, estaqueada sobre una
mesa, de espaldas, inmovilizada por varios hombres que la
sujetan, está Marina S. Está completamente desnuda, le han
quitado la venda, pero el foco de luz intensa que se usa para
los interrogatorios deja en una total penumbra al grupo de
hombres que la violan, turnándose, riéndose de sus
desesperados forcejeos, de su llanto.
Los dos prisioneros gritan, insultan, escupen, se retuercen
en el aire, y hasta logran golpear con el cuerpo a uno de los
violadores que pasa delante de ellos. Finalmente logran
atraer su atención, y comienzan a golpearlos. Oyen cómo
Marina les grita: "Aguanten", creyendo que los estaban
interrogando y que los obligaban a mirar la violación para
obtener información. Regresan al sótano llorando los tres y
los otros comprenden la particular angustia, porque los
sollozos se generalizan. Jorge trata de consolar a Marina, una
niña que acaba de cumplir 15 años y que en medio de aquella
locura, sólo atina a decir: "Hubiera preferido que fueran
ustedes los primeros".
Así como los llevaron, un día los soltaron. En medio de una
represión que ese invierno, cuando asumía Gregorio Alvárez
la presidencia y cuando comenzaban las conversaciones
políticas de los militares con los blancos de la "comisión de
los 10" y los colorados de la "comisión de los 6", la detención
de los estudiantes liceales quedó sumergida, postergada en
las consecuencias de otras redadas, que terminarían con la
captura de los dirigentes clandestinos de la CNT y de la FEUU.
Los muchachos siguieron viéndose, pero se resistieron a
conversar los detalles de aquella experiencia; algunos
continuaron con su militancia, otros no; algunos formularon
después la denuncia sobre las violaciones y las torturas, otros
no llegaron a superar una vergüenza que no les correspondía.
Algunos superaron el trauma, otros no. Marisa peleó con sus
fantasmas durante años y al final desistió de la pelea: se
mató de un tiro.
Jorge llegó a identificar a "Chimichurri", conversó con otros
prisioneros que en distintos lugares, en la Tablada, en el 13
de Infantería, en Automotores Orletti, lo habían visto y
habían sufrido sus técnicas. La coincidencia de la
reconstrucción de los rasgos físicos tuvo la confirmación con
una pequeña foto, borrosa, que atesoraban algunos militantes
de los derechos humanos. Pero fue hace poco más de una
semana, cuando La República publicó la secuencia de
fotografías tomadas una tarde en la entrada del Circulo
Militar, que puedo confirmar sin lugar a dudas: "Chimichurri",
ahora gordo, panzón, con el rostro abotargado, es Jorge
Silveira, coronel retirado. También conocido como "Pajarito",
"Siete Sierras", "Oscar siete", el mismo que torturaba a los
detenidos en Artillería en 1975, y ya pergeñaba una extorsión
para liberar prisioneros mediante el pago de dinero; el mismo
que operó en Buenos Aires y que ha sido acusado de la
desaparición y asesinato de decenas de uruguayos exiliados;
el mismo que secuestró a María Claudia García de Gelman, y
robó a la nieta del poeta Juan Gelman: el mismo que
continuó la tortura sicológica contra las presas políticas,
como responsable de la cárcel de Punta Rieles, es el
"Chimichurri" que violaba adolescentes en los sótanos de la
calle Maldonado con el único objetivo de satisfacer sus
desviaciones.
HOMENAJE Y CELEBRACIÓN
Las Fuerzas Armadas, el Centro Militar y el Círculo Militar
agasajaron y homenajearon a Silveira 20 años después, de los
hechos relatados y al culminar su "carrera" militar pasando a
retiro. El agasajo, tuvo lugar en el parrillero del Círculo
Militar. Comenzó sobre las 13 horas y terminó
aproximadamente a las 18 horas. El parrillero fue alquilado.
En el almuerzo de camaradería estuvieron presentes
alrededor de unas cuarenta personas, todas del sexo
masculino y vestidos de civil. De acuerdo a testimonios de
participantes, estuvieron entre otros José “Nino” Gavazzo,
Ernesto Ramas y Manuel Cordero. También asistieron los
recientemente electos directivos del Centro Militar, Alfredo
Lamy y José Baudean.
En la reunión, de la que también tomaron parte algunos
civiles amigos de Silveira, se consumieron grandes cantidades
de whisky, no hubo discursos y el ambiente era de “festejo
doble”. Algunos testigos del encuentro manifestaron su
desagrado por el hecho de que “Silveira, fue visto en mangas
de camisa, con una poderosa pistola al cinto”.

JUBILACIÓN MILITAR: VERGÜENZA NACIONAL


Mientros los civiles uruguayos se jubilan con un porcentaje
de su último sueldo y además sufren de un tope fijado por ley
en el monto a percibir, los militares se jubilan con un monto
mayor al último salario que recibieron. Ya que los militares
cobran de jubilación el sueldo correspondiente al grado
inbmediato superior al que desempeñaban al momento de
jubilarse. Este intolerable atropello, representa un privilegio
y un auténtico atentado a la igualdad de derechos prevista en
la Constitución de la República.
Con un agravante aún, que los militares procesados por
violaciones a los derechos humanos, cobran sus jubilaciones.
Es decir se les remunera, con dinero de todos los uruguayos,
ergo sus víctimas, por violar, torturar, asesinar, desaparecer
forzosamente personas, dar golpes de estado, disolver el
Parlamento y violar la Constitución. Los violados pagan su
jubiliación a sus violadores...

UNA INVASIÓN EN CUESTIÓN DE MINUTOS...


Cuando un Presidente de la República, hace muy pocos
años, consultó a los tres Comandanmtes en Jefe de las
Fuerzas Armadas, que capacidad de resistencia tendría
Uruguay ante un posible conflicto bélico con Argentina, o
ante una posible invasión extrangera, la respuesta fué
unánime y contundente. Lapidaria. Poseemos recursos
humanos, materiales y logísticos para resistir cinco minutos.
Una sinceridad meridiana que derriba por completo la
justificación de la existencia de las Fuerzas Armadas para la
defensa de nuestra soberanía y nuestro territorio. Siguiendo
está lógica todo indica que Brasil nos invadiría en dos minutos
y Estados Unidos en 45 segundos.

IMAGEN DEL URUGUAY EN EL EXTERIOR


Todos aquellos que hemos vivdo un tiempo en el exterior,
sobretodo en Europa y Estados Unidos, sabemos lo difícil que
resulta promocionar y posicionar al Uruguay. Desde saber que
existe un país llamado Uruguay, (Mujica y la selección de
fútbol han dado una gran mano en ese sentido), hasta su
ubicación geográfica y sus carctarísticas sociales y culturales.
Cuesta mucho, tiempo, esfuerzo y sobretodo muchos millones
esa ardua y difícil tarea. Y cuando lo estábamos logrando, la
austeridad republicana de Mujica, su estilo modesto de vida,
la donación del 80 % de su salario para un plan de viviendas
para los más necesitados, hechos que dieron vuelta al mundo,
sumado a olvidados éxitos deportivos que volvieron y con
mucha fuerza, la sombra de las Fuerzas Armadas hecharon
nuevamente por tierra todo ese prestigio ganado por su
excecrable comportamiento en el extrangero. Además
justamente en países en vías de desarrollo, de los más pobres
y postergados del planeta, que bastantes dramas tienen como
para agregarles nuevos.
Pues bien, en los últimos años, Uruguay ha sido noticia en
los principales medios del mundo por la aberrante conducta
de los miembros de sus Fuerzas Armadas en las llamadas
"Misiones de Paz". Misiones de Paz que uno entiende deben
contribuir a satisfacer en la medida de lo posible las
necesidades básicas faltantes en realidades sociales y
económicas acuciantes. Misiones de paz que deberían estar
integradas por médicos y maestros y no por militares (y
violadores).
La marca Uruguay Natural, salpicada como nunca antes con
estos hechos bochornosos tristemente célebres ya que
recorrieron a través de las principales cadenas a lo largo y
ancho del planeta.

¿GENERACIÓN DE EMPLEO O DE POBREZA?


Existe un mito extendido que las FF.AA son un generador
de empleo y oportunidades para salir de la pobreza. Falso,
absolutamente falso. Primero debemos convenir que el
"empleo" si así puede llamarse, no es de calidad ni mucho
menos, es un empleo precario y lo que es peor degradante,
podríamos considerarlo también insalubre, que deja secuelas
psicológicas y traumas de por vida y a su vez está para la
inmensa mayoría de sus integrantes muy mal remunerado.
En cuanto a que se puede salir de la pobreza ingresando a
las Fuerzas, es otro mito, que derrumban de forma lapidaria
las elocuentes y dramáticas cifras el último censo de las
FF.AA realizado hace algunos años. El 80 % de sus integrantes
vivían bajo la línea de pobreza. El 50 % del "personal
subalterno", que son el 80 % del total de los integrantes de las
FFAA, vivían en asentamientos. Voy a compartir una
anécdota, muy cruel por cierto, que ilustra esta situación. Un
militar, que luego llegó a Comandante, tuvo la dolorosa tarea
de comunicar a la esposa de un soldado, que su marido había
fallecido en Haití víctima de una bala perdida cuando iba en
una motoneta a buscar pan. La realidad que encontró lo dejó
perplejo. Un rancho de lata en pleno asentamiento. La mujer
lo hizo pasar y allí estaba su bebe en una "cuna". La cuna era
una caja de cartón.
Mientras esto sucedió, sucede y sucederá, treinta o
cuarenta oficiales se han hecho ricos, algunos casi
millonarios, sirviéndose de estas mismas Fuerzas Armadas que
condenan a la inmensa mayoría de sus miembros a la pobreza
y la indigencia. Aprovechándose claro está de esa ingeniería
de corrupción que han diseñado y que tanto rédito les ha
dado a lo largo de la historia, siempre amparados por la más
absoluta impunidad. Hoy una decena de ellos están pagando
con cárcel y otras decenas de ellos continúan con el "negocio"
a todo vapor.
Amenaza permanente a la democracia y a la justicia.
Actitud desafiante.
Las Fuerzas Armadas uruguayas, más allá de estar
subordinadas al poder político, y a vivir en un Estado de
Derecho y a estar obligadas al cumplimiento y el respeto a la
Constitución se han mostrado siempre desafiantes e incluso
amenazantes en plenos períodos democráticos. Sobran
ejemplos.
Comunicados públicos, conferencias mensajes directos o
subliminales, reuniones secretas o públicas, donde se oponen
a resoluciones políticas y hasta judiciales y donde amenazan
de forma genérica sin dar detalles concretos. Por ejemplo "no
toleraremos..., o "llegaruemos hasta las ultimas
consecuencias..., o "tendremos que tomar acciones que no
deseamos..." resulta algo absolutamente intolerable en en
Estado de Derecho.

EL INSÓLITO CASO "GREGORIO ALVAREZ"


Gregorio Alvarez procesado por dar un golpe de Estado,
disolver el parlamento, asesinar, torturar y desaparacer,
declara a las radios que lo llaman (único preso con ese
privilegio) y es activo partícipe de entrevsitas centrales
matinales. Por ejemplo la que se le realizó recientemente
donde nuevamente en tono provocador y burlón dijo
desconocer porque estaba en el Hospital si se encontraba
perfecto de salud. Tambien dijo desconocer que era un
contenedor cuando le preguntaron si estaba informado que lo
iban a trasladar a uno de ellos para separarlo del resto de lso
militares procesados por sus problemas de conducta.
Uno se pregunta si un recluso común del Comcar o el Penal
de Libertad puede dar una entrevista a una radio, y uno
también se pregunta a dónde lo llaman, si tiene celular o si le
pasan la llamada los empleados del centro penitenciario. Con
el agravante que este recluso es especial ya q ue practica
constantemente la apología del terrorismo de estado y eso
atenta directamente contra la democracia y las instituciones,
máxime si se le permite difundir su emnsaje en los
informativos de más audiencia del país.
Servicios de inteligencia - todos investiga todo el dia -
inteligencia paralela
En Uruguay poseemos dos servicios de Inteligencia. Uno del
Ministerio del Interior y uno de las Fuerzas Armadas. Los
uruguayos estamos vigilados todos los días, las 24 horas del
día, los 365 del año. Dónde están nuestran garantías que
deberían estar garantizadas, no lo sabemos. Que hacen los
mandos militares con esa información, tampoco. Y que harán
en un futuro, menos aún...
PAIS DEL MUNDO CON MAYOR CANTIDAD DE PRESOS POLÍTICOS
POR HABITANTE
Los militares nos regalaron varios records muy tristes por
cierto. Entre ellos, el ser el país del mundo con más presos
políticos por habitante en la historia de la humanidad en su
última dictadura (1973-1985).

MANUALES PARA NUEVOS SOLDADOS - DOCTRINA DE


SEGURIDAD NACIONAL
Se siguen realizando Manuales para los aspirantes y los
nuevos soldados. Tanto las Escuelas militares como los
Centros Militares o los Centros de Estdios nacionales
militares. Y en todos ellos se sigue formando a las nuevas
generaciones en el marco de la Docxtrina de Seguridad
Nacional. Estas Fuerzas Armadas son las mismas de la
Dictadura y de la década del 60. Las nuevas generaciones de
miliates serán iguales a las retirados de hoy. De esos se
encargan detallada y pormenorizadamente los mandos
militares de hoy. Resulta, por lo menos una ingenuidad,
pensar y decir como lo hacen muchos dirigentes y autoridades
de izquierda, que estas FFAA nada tienen que ver con la de
hace 30 y 40 años.
DEMOCRACIA TUTELADA DURANTE 20 AÑOS
Mucho se ha hablado del polémico concepto "democracia
tutelada". Yo me pregunto, entre 1985 y 2005, si no existió
separación de poderes, si el Poder Judicial estaba sometido al
Poder Ejecutivo, y dependía del Presidente de turno, si la
Justicia no era independiente y estaba atada de pies y
manos. Si el Poder Ejecutivo y los gobernantes sufrían
amenazas de los mandos militares para que no permitan
actuar a la Justicia y archiven las causas y las denuncias
porque "saldrían de los cuarteles". Que es esto si no una
democracia tutelada?
Secuelas de las torturas - Enfermedades - reparación
integral
Innumerables son las secuelas psiquicas y físicas que le han
quedado a los miles y miles de presos políticos torturados por
la dictadura cívico-militar. Dos ejemplos terribles vosy a
citar. A una presa política, llamada Ana, le diagnosticaron
una enfermedad que no tenía para que le realicen un
tratamiento en el Hospital Militar que le deje secuelas de por
vida. Así fue, y así es. Sufre dolores insoportables a causa de
ese tratamiento. Y otro caso cuya crueldad cuesta creer. Un
preso político fue torturado salvajemente. Le arrancaron los
ojos en la sesión de torura y lo enviaron al Hospital militar.
Allí se colocaron ojos de vidrio que aún mantiene. Busca una
reparación integral que le permita mejorar su salud, pero su
historia clínica se extravió en el Hospital militar y el
oftalmólogo que lo atendió falleció. Los testigos, dicen no
recordar nada...
FFAA - Un siglo atacando a la poblacion civil, ni una sola
vez atacaron otro país o resistieron una invasión
Las Fuerzas Armadas Uruguayas se han caracterizado a los
largo de los últimos 100 años de atacar a la población civil de
su propio país. A su propio pueblo. Jamás, como dice ser su
objetivo primordial, defendió nuestra soberanía y a la
sociedad civil ni mucho menos atacó a un otro país.
Simplemente, como dueña de la fuerza o como brazo armado
de otras Fuerzas Armadas extranjeras, se han dedicado a
masacrar a su propia gente. Para que por ejemplo Estados
Unidos va a intervenir en Uruguay con Fuerzas propias, si en
Uruguay tienen un apéndice de ellos, formado por ellos y a
sus totales órdenes y directrices. Es más simple y más
barato... Así fue, y así será si esta permanente amenaza,
inútil, absurda y carísima sigue siendo mantenida, justificada
y protegida. Siempre bajo ese manto de impunidad, que tan
caro (en todo sentido) nos ha costado a toda la sociedad
uruguaya.
MÁS IRREGULARIDADES...
Al término de este trabajo el diputado frenteamplista
Esteban Pérez denunció en el Parlamento que las lanchas de
la Armada en Haití se usan para hacer “turismo tropical”
sobretodo a República Dominicana y que no se realizan
patrullajes, se “inventan” bitácoras y se alteran registros de
consumo de combustible. “No entiendo cómo las autoridades
no se dan cuenta”. Durante la consideración del proyecto de
ley que prorroga por un año la permanencia de las tropas
uruguayas en Haití, Pérez reveló información que le llegó
anoche sobre la existencia de una "corruptela bastante
generalizada".
Según la información recabada por Pérez, las lanchas no
realizan los patrullajes que deben realizar para combatir el
narcotráfico y en cambio permanecen en puerto con los
motores moderando. Así, las lanchas llegan a las 21 horas de
uso mensuales que deben registrar. Pero con el motor
moderando, una lancha gasta 50 litros de combustible en seis
horas, mientras que andando en el mar gasta 300 litros,
explicó Pérez a Montevideo Portal. "No entiendo cómo (las
autoridades) no se dan cuenta de la diferencia", advirtió el
legislador del MPP.
Añadió que cuenta con información sobre el uso de las
lanchas para "turismo tropical" en travesías que llegan hasta
República Dominicana.
Para explicar el uso de las lanchas, las bitácoras son
"inventadas" con trayectos que nunca se cumplen.
Pérez propuso a la bancada del Frente Amplio agregar un
artículo al proyecto de ley que se consideró este jueves que
fijara el repliegue paulatino de los cascos azules uruguayos,
pero no tuvo suerte. El proyecto fue aprobado por amplia
mayoría, con el rechazo del Partido Independiente. Pérez se
retiró de sala a la hora de la votación.
Para el legislador, en los ocho años que llevan Uruguay en
la Misión de Paz de Haití, "hubiéramos formado con becas dos
o tres generaciones de profesionales". Los cubanos, dijo como
ejemplo, enviaron médicos y forman a haitianos en La
Habana. Venezuela ha formado maestros. "Uruguay no tuvo
ninguna iniciativa de ese tipo", subrayó Pérez.
¿Que más hay que esperar?. ¿Cuánto más hay que soportar?
Lo del principio, suprimir las FFAA y acabar con la pobreza
y la indigencia en Urugauy en menos de diez años, y otorgar
ayuda humanitaria a los países que la necesiten en lugar de
enviar militares, es una utopía? No, es simplemente, un
plebiscito...

FUERZAS ARMADAS Y TERRORISMO DE


ESTADO

Irma Leites

Gracias, por abrir este espacio, a un debate que


necesitamos dar:
Seguimos estando profundamente convencidos que
como sostienen históricamente las teorías revolucionarias
que: cuando la ventaja económica, la ganancia, deje de ser
la principal motivación de la producción material, cuando el
fin de la actividad económica sea la satisfacción de las
necesidades del hombre, y no el mero lucro, allí se crearán
las condiciones básicas para la extinción definitiva de la
violencia política. No obstante, esta posibilidad histórica se
vislumbra lejana, y la violencia continúa siendo componente
central de todo el sistema de dominación.
De allí que la clase en el poder requiera -a todo nivel- de
estructuras que le permitan organizar el control social,
minimizar los riesgos de un cuestionamiento revolucionario de
la sociedad y garantizar las condiciones para la reproducción
ampliada del poder y del sistema en su conjunto. En esto el
Estado desempeña un rol crucial.
Las FFAA son parte inherente del Estado y de su violencia
política.
El principal organizador y concentrador de la violencia
estructural es el Estado, de manera que cualquier intento por
legitimar y justificar la violencia ejercida por la clase en el
poder, pasa por legitimar el Estado. El objetivo básico que se
persigue es despolitizar, desideologizar y neutralizar el
Estado, presentarlo como el sintetizador del "bien común" y
garante de la "ley y el orden". Para ello es imperativo la
imposición de una visión histórica de la naturaleza humana,
de la sociedad y elaborar, simultáneamente, conceptos
abstractos de nación, interés nacional, estabilidad y paz
social. Se dice que: este tipo de Estado se justificaría por el
posible "caos" que devendría en la sociedad humana por el
hecho de su inexistencia.
El Estado no es un ente que esté por sobre las clases y la
sociedad. Ninguna institución es neutra o poseedora de poder
propio, rotundamente expresa el poder social de clase.
El Estado no sintetiza el bien común ni el interés de un
país, sino represente el poder de un sector de la sociedad
sobre otro. Históricamente a través de diversos medios de
socialización -la estructura educacional, los medios de
comunicación, entre otros-, la clase dominante ha ido
configurando un sistema de valores, normas, conceptos y
categorías tendientes a justificar su dominio: su
preponderancia monopólica a regir los destinos de la
humanidad, sus instancias de organización y la vida de los
individuos. Medios entre los cuales la autentificación del uso
de la violencia en sus diferentes formas por parte del Estado,
su institucionalidad, sus fuerzas armadas y policiales, han
sido una constante.
Esta manipulación ideológica se ha sostenido en tres ejes
esenciales:
a) Ocultar la violencia estructural propiamente tal.
b) Legitimar la represión institucional.
c) Deslegitimar toda violencia social contra el sistema.
La violencia es inherente a una estructura social injusta, a
un orden social basado en la explotación del trabajo por el
capital, en la exclusión y marginación económica, social y
cultural de vastos sectores de la sociedad. De hecho la
violencia no se reduce únicamente a su manifestación más
ostensible, a su forma represiva. Esta última es sólo una vía
que permite mantener maniobrando y desarrollándose a la
violencia estructural en su conjunto, al capitalismo. Es por
ello que Marx y Engels señalaron la existencia de un virtual
estado de guerra entre patrones y trabajadores , en otras
palabras, criticaban la influencia de la violencia económica y
de cómo ésta se reproduce a través de todo el sistema
consolidándose como violencia estructural.
Bajo este marco conceptual surgen las nociones de
violencia directa (represiva) y violencia indirecta
(estructural). Donde producto de la manipulación y
desinformación ideológica, se tiende adscribir un carácter
significativamente más negativo a la violencia directa que a
la indirecta; se condena el destrozo de la propiedad pública y
privada, un secuestro, un atentado, pero no ocurre lo mismo
con la miseria, la pobreza, la carencia de vivienda o salud. O,
dicho de otra manera, se considera social y culturalmente
peor, matar que dejar morir. La clase en el poder juega con
la sicología de las personas, con sus emociones y
decepciones, a fin de encauzar cualquier signo de
descontento, diluir y desviar la atención del impacto de
cualquier violencia estructural.
Recuerdo una estrofa de la canción de los Sin Tierra, que
cantábamos en Punta de Rieles:
“Soldados armados, armados o no
los cuarteles les enseñan una maldita lección
de morir por la patria y vivir sin razón…”

Intentare expresar en breve tiempo lo que hemos ido


reflexionando desde nuestro espacio social de DDHH, en
Plenaria Memoria y justicia y desde ahí hablar del estado de
opresión, lo que implica remontarnos a un enfoque que viene
de muy lejos.
Más allá de la sensibilidad y la memoria, y pese a la
legitimidad que tiene la lucha por los DDHH para este pueblo,
hoy vivimos un momento de inflexión política y social en la
lucha contra la impunidad. Por un lado, se ha producido un
complejo proceso que cooptó y sigue cooptando la autonomía
del movimiento de la memoria y los aprendizajes y el análisis
de la derrota.
Decimos en nuestro Folleto 2012-2013: La demanda y
lucha permanente por verdad y justicia ha motivado algunos
logros y ciertos pequeños gestos de reconocimiento de parte
de los gobiernos progresistas de la región. Pero siguen siendo
muchas las demandas que no tienen satisfacción,
principalmente dos: 1) Dónde están los cuerpos
desaparecidos; 2) juicio y castigo a los culpables de torturas,
desapariciones, encierros y asesinatos. Dos aspectos que
tienen que ver con el estado de opresión-represión. Y con el
rol del terrorismo de estado y las FFAA conjuntas o separadas
Reconocemos en las dinámicas de transas y negociaciones
por parte del progresismo un proceso de fragmentación del
movimiento popular y una estrategia de cooptación del
pensamiento crítico, legitimando el rol de las FFAA.
Distorsionando lo que fue una cultura antimilico y “volviendo
imprescindible la existencia de los milicos” en la vida diaria.
Avalando no sólo las políticas del gobierno para este tema,
sino que haciéndose parte de proyectos y programas que
nacen de pactos de clase que instalan, consolidan y legitiman
el camino de la impunidad y de la reconciliación, que buscan
mantener la jerarquía actual de los privilegios, y que
instrumentan hoy la recolonización de nuestros territorios,
remodelando los aparatos represivos.
Estas estrategias de vaciamiento de proyectos político-
sociales transformadores de los oprimidos y trabajadores
responden a una política de disciplinamiento y control en pro
del orden establecido y pautado desde los organismos
financieros internacionales. Así como la impunidad, el
individualismo y el consumismo vinieron a desarticular las
utopías emancipadoras, las políticas progresistas de control y
disciplinamiento social vienen a intentar canalizar el
descontento y silenciar nuevas luchas por un lado, y a
satisfacer los intereses financieros, económicos y comerciales
privados por otro. Así, la escalada represiva contra los/as
luchadores sociales que estamos viviendo, no es casualidad.
Cómo la hegemonía progresista actual, sustentada en la
concepción liberal de la democracia, es una manifestación
profunda de la derrota de la estrategia revolucionaria que
intentó cambiar las estructuras de explotación, dominación y
desigualdad capitalistas en las décadas del sesenta y del
setenta.
En medio de la frustración y el desencanto de miles de
personas, se instaló la parlamentarización del debate en
torno a la impunidad. Y también de las FFAA.
La militarización de la policía es un hecho, que se viene
instrumentando desde los acuerdo de Santa Fe IV-2002.
La imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad
es un logro de quienes siempre hemos luchado contra la
impunidad sin transar ni claudicar, es un logro del millón de
memorias que no acatan impunidad, de los trabajadores,
estudiantes y del pueblo todo que se movilizó exigiendo la
nulidad. Siempre afirmamos con claridad que los crímenes
cometidos por el terrorismo de Estado no prescriben jamás,
porque la memoria, nuestra memoria, no prescribe.
Ellos saben dónde están, y eligen cuando los hacen
aparecer, calibrando así la tensión social, la presión
internacional. ¿Cuándo les convendrá excavar en los
cementerios? ¿Cuándo será el momento propicio para
desenterrar los cuerpos sin nombre? ¿O serán celosamente
guardados como nuevas cartas debajo de la manga? Con la
aparición de estos cuerpos buscan en parte responder a la
condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos-
contradictoria sentencia que al mismo tiempo que condena a
Uruguay, nombra a un uruguayo presidente-. Esa es la
importancia de estos hallazgos para ellos, mantener ese
precario y sucio equilibrio. No violar los pactos de clase
acordados sobre sangre y olvido, pactos que sustentan una
impunidad que busca mantener la jerarquía actual de los
privilegios, y que instrumentan hoy la recolonización de
nuestros territorios.
Maniobras como no anular la ley de impunidad habiendo
tenido la mayoría parlamentaria, con las tímidas y
cuestionables leyes de reparación – que se plantean como la
solución definitiva de algunas demandas históricas,
institucionalizando así de a poco la lucha, a través de
museos, memoriales, planes de estudio, etc. Como cuando se
pronunciaron confusa y contradictoriamente frente al voto
rosado, como cuando montaron el circo en torno a la ley
interpretativa. Y ni que hablar del nombramiento de
Fernández-Huidobro como Ministro de Defensa, y la
pretendida legitimación de las FFAA, consolidando así una
traición que ya venía anunciándose. El mantenimiento de
tropas en el Congo y Haití, o la instalación desde el gobierno
del Instituto de DDHH, las maniobras de Alberto Caramés,
Comandante en Jefe de la Armada, quien se reunió con el
Foro Libertad y Concordia, para luego sentarse a negociar con
algunas organizaciones. También es cuestionable que desde
décadas se sepa que el predio donde encontraron los restos
de Julio Castro, el Batallón 14 de Toledo, los milicos lo
llamaban Cementerio de Arlington (denominación yanqui del
cementerio donde entierran a los soldados mercenarios
muertos), y no se hayan realizado antes las excavaciones e
investigaciones ahí, como en otros lugares de los que también
hay datos. También da que sospechar la manipulación política
de los ritmos de las excavaciones y los límites de las
investigaciones, supeditando el acceso a la información a las
razones políticas del gobierno.
Entonces, como formular un planteo sobre las FFAA,
para pelear?
Vemos con sospecha un modelo que busca repetirse,
porque todo indica que también para los DDHH hay un plan
que debemos advertir y –a nuestro juicio- enfrentar, como
otros modelos negativos que también se repiten en la región
en otros planos: modelos de explotación de la tierra, de
planes educativos al servicio del mercado, de seguridad
ciudadana y seguridad social, la policía militarizada en las
calles, la barbarie carcelaria, la criminalización de la pobreza
y la protesta. Y la reestructuración de las FFAA, y por tanto
se absolución respecto al rol bajo los terrorismos de
Estado, queriendo reducir la denuncia y justicia a un grupo
de fachos, nazis y no a la institución.
Todos estos son distintos aspectos de una misma
estrategia: apaciguar ciertos descontentos sociales
satisfaciendo demandas mínimas, para mantener un mismo
sistema capitalista cimentado en la propiedad e inversión
privada, en la división mundial del trabajo, donde las
periferias están subyugadas a tener economías primario-
exportadoras (extractivistas y monoproductivas
principalmente), y donde la actual fase neoliberal profundiza
las desigualdades. En este escenario, el terreno de los DDHH
se vuelve propicio para negociar y ceder cierto espacio
político, ideológico e institucional, complacer ciertas
referencias oficiales y progresistas al pasado y “los y las
compañeros/as”, para no romper los pactos hechos hace
décadas y reafirmados año a año con los milicos por un lado,
y con los fondos financieros y económicos internacionales
(FMI, BID, OCDE, OIT, OMC, etc.) por otro.
El plan para el tema DDHH está llegando con fuerza a
nuestro país. La dificultad del caso está en que esta lucha no
tiene un territorio definido físicamente, como sí lo son por
ejemplo la tierra y su explotación y saqueo, o las aulas de
liceos, universidades e institutos, donde se materializan los
planes educativos cada vez más al servicio del mercado. Pero
en el caso de los DDHH el plan del sistema dominante
desembarca en múltiples formas y lugares aparentemente
inconexos y más difíciles de detectar. Por lo mismo es un
terreno propicio para la negociación y la transa. Opera en un
nivel ideológico, subjetivo y tiene una serie de objetivos
principales: Coopta los núcleos de personas que puedan
presentarse con legitimidad para la sociedad en todos estos
temas, y construir desde ahí un discurso hegemónico sobre los
DDHH, el rol de los aparatos represivos, la historia reciente.
Todo aquel planteo que esté fuera se aísla, y si molesta
mucho se persigue en forma de criminalización.
Buscan institucionalizar la lucha por DDHH. Ya que el
Estado y los DDHH nacen desde construcciones históricas
antagónicas. Buscarán consagrar Ministerios de DDHH y
ofrecerán (a las voces que previamente eligieron legitimar)
un lugar en la institucionalidad. Viejos militantes políticos
contra la dictadura se acercarán a supuestos militares
progresistas, al precio de algo de información, para
consolidar un solo discurso.
Vendrán ofrecimientos de que las organizaciones de DDHH
ocupen ex predios utilizados por los milicos. El efecto
simbólico es un lavado de cara de las Fuerzas Armadas para
su nueva función…que es la misma vieja función represiva. El
efecto simbólico que estaríamos colaborando en promover las
organizaciones sociales que aceptemos funcionar en
instalaciones que otrora fueron del aparato, es el de instalar
la idea de que este aparato represivo es distinto al de ayer.
Una ilusión peligrosa. Pero no todo se compra, no todo se
vende.
Ante la impunidad permanente, la memoria y la
condena social como arma.
¿Qué da nacimiento a una nueva humanidad? ¿Qué da lugar
a una nueva vida? Los terrorismos de Estado, claro que NO.
¿Estás democracias? ¡Claro que NO!
Las respuestas hoy pasan a ser menos claras, sin embargo
son estas “democracias” las que legitiman y hacen
“aceptables” genocidios y barbaries de todo tipo y color. Con
el aval de las mayorías legitimadoras a través, del voto, el
Uruguay de 1960 vivió secuestros, torturas, desapariciones,
escuadrones de la muerte, asesinatos, siendo el terrorismo de
Estado quién generalizó las prácticas de desmantelamiento
de un movimiento popular a la ofensiva.
A partir de 1985 se reinstalaron los mecanismos de control
social típicos de una etapa donde las exigencias populares no
exceden los reclamos dentro del modelo capitalista. Donde
los estados pueden recurrir a una dosis de represión soterrada
difícil de percibir, pero que convence, disuade, manejando
otros miedos, volverán los verdes, te quedarás sin trabajo, no
vale la pena, venenosos versos que adosados a la teoría de los
dos demonios surtió efecto.
Cuando ese status quo se desgastó, es el turno de los que
aún no estaban “quemados” de los progresistas cuya leyenda
de revolucionarios disuadiría a muchos: no hay que
profundizar las luchas, no hay que poner palos en la rueda.
Aquello de lo haremos tu yo, nosotros lo haremos, queda
reducido a los gobiernos, a los estados y todos sus
mecanismos de control. Los estallidos de represión
descarada, como lo fue la Masacre de Jacinto Vera, bajo el
gobierno de Lacalle, la represión de la ciudad Vieja, bajo el
gobierno de Tabaré Vázquez, serán rápidamente integrados a
una campaña de tergiversación y reduccionismo para que su
efecto sea el mínimo posible. Absorbidos por los grandes
despliegues de los medios de comunicación la represión
queda en segundo plano y la “sociedad condenará” a los
violentos que generaron la represión. En los dos ejemplos
hubo movilizaciones masivas exigiendo que el estado
retrocediera, hasta volver las armas a sus sitios, nada más.
Los culpables no serán juzgados, los aparatos represivos de
vuelta legitimizados.
Bajo el terrorismo de Estado la represión es claramente
condenable. Y el rol de las FFAA también.
Bajo las condiciones de gobiernos electos en las urnas:
hay que hacer molde. Los excesos no se ven como
responsabilidad de las instituciones que ejercen la opresión
estatal, se ven como la “reacción lógica” ante los
desubicados que fueron muy lejos, alterando la calma social.
Ni hablar de la represión corriente contra los sectores más
marginales del sistema, que no es visualizada como tal. Son
aceptadas como parte del paisaje de este tiempo los niños en
las calles a la intemperie del sistema, las horrendas cárceles
medievales, el maltrato/tortura del sistema policial y los
grandes cordones de miseria que el capital genera.
Podríamos decir que la democracia desprestigiada del 60,
que provocó un significativo avance del desarrollo de la
lucha de clases, volvió fortalecida después del terrorismo de
estado. Prestigiada como alternativa, lo que hace muy
compleja la lucha contra esta faceta de la impunidad.
Defendida y sostenida con la complicidad de los otrora
insurgentes.
¿Qué relación hay entre los nuevos derechos de la
humanidad a crear y la necesidad de ejercerlos sin pedir
permiso a nadie y la existencia de las FFAA? El derecho de
comer, de vivir, de ser plenos, de soñar y de romper los
límites que nos acotan es innegociable. Comenzamos un año
donde nos bombardearan con gases muy poderosos. Muy
confusos. Procesan al secuestrador de Julio Castro, por un
delito común: cómplice de asesinato especialmente agravado.
¡El maestro estuvo más de tres décadas desaparecido! ¡Lo
ejecutaron! Se vacía el CALEN y proponen Comisión oficial, le
pedirán disculpas a Macarena, pagarán, pusieron un candado
en el 9º de Caballería llevarán a los gurises del INAU a ese
centro de tortura!
Nuestra historia es la historia de la lucha, somos un
eslabón. Tanto bajo las dictaduras militares como de las
democracias. Dice Frantz Fanon, que lo nuevo renueva
símbolos, mitos, creencias, y emociones. La democracia solo
consagra bajo el aplauso de las urnas lo que logro imponer el
fusil, el fusil las cárceles y las FFAA.
Él, lo hace en referencia al colonialismo. Nosotros, en esta
etapa histórica, lo debemos referir a la inevitable muerte del
capitalismo.
Si ante el combate a la colonia era la muerte del
colonizado y el colonizador, ante el reino del capital es: la
muerte del dominador y el dominado.
Para ello necesitamos entender y reeducarnos en que las
nuevas relaciones a forjar no consisten en la sustitución de
una barbarie por otra barbarie, de una destrucción del
hombre por otra forma de destrucción del hombre.
Hoy, tomando las palabras de Frantz Fanon, necesitamos
descubrir a hombres y mujeres libres y nuevas detrás del
hombre/mujer mercancía y consumo.
Ayer los invasores, ahogaban al hombre y lo reducían al
silencio, hoy el disciplinamiento y control nos sujeta a la
cadena de explotación y esta está defendida, sostenida
sistemáticamente por los aparatos represivos: las FFAA.
La opresión secular e implacable (de la cual nos habla
Frantz), es la que necesitamos destruir. No hay que dejar
nada, ni una piedra sobre piedra, para la nueva socialización
propuesta. Instalar en el sitio de la opresión un nuevo camino
liberador. No para reducir o disimular las opresiones sino para
derruirlas. Y no habrá liberación si el que impulsa la lucha, se
instala al triunfar, en el sitio del opresor. Ese sitio debe ser
dinamitado y sustituido por la fuerza y el cambio radical que
deben tener los hombres y mujeres que las impulsen. En el
poder de la memoria y el compromiso reside la esencia de
otra cimentación.
Hay de alguna manera, que lograr que se estrelle y
reviente un modo de vida para fraguar otro. La tesis
sostenida por Fanon, es que los hombres se transforman en el
mismo momento que transforman el mundo. Que ahí se
remodela la conciencia que el hombre tiene de sí mismo y lo
más importante la idea que él tiene de sus dominadores y del
mundo, por fin a su alcance.
Para ganar sin duda, el poder decir y hacer, porque el
cambio radical vive en la cabeza de la gente misma, reside
en los hombres mismos, dentro de sus comunidades. Y esto no
podrá ser derrotado, si cultivamos la memoria como una bella
piedra o flor. La memoria es firme como una piedra y
necesita ser cuidada como una flor, está viva, necesitamos
armarnos de esas esencias para ponerla como arma al servicio
de la construcción de nuevos códigos humanos ese ADN oculto
de los pueblos que se rebelan.
Hemos ido aprendiendo a decir muchos NO. Hay más por
decir. Y también debemos construir otros bagajes de ideas
sobre los derechos para poder volver a soñar y caminar hacia
ellos. Hay gritos que liberan.
Juicio a la Dictadura: Un itinerario de luchas contra la
impunidad
Nosotros preferiríamos hablar lisa y llanamente de la
disolución de las Fuerzas Armadas, o –para recurrir a la
histórica consigna de la izquierda- “desmantelar el aparato
represivo”. Y de hecho, re-afirmamos sin ningún tipo de
suspicacias que ese sigue siendo –para nosotros- un objetivo
central en la lucha contra la impunidad.
Pero decimos más.
Decimos que el desmantelamiento del aparato represivo es
una posibilidad unida a un proceso social que tiene que ver
con otra cantidad de luchas liberadoras, o sea; hablamos de
un proceso revolucionario, en el marco del cual se consagra
tal objetivo.
Si no lo pensáramos así, la idea de desmantelar el aparato
represivo podría entenderse como una consigna vacía de
temporalidad y perspectivas, una especie de enunciado casi
religioso, o –peor aún- un reclamo a un Estado, para que
ejecute una disolución técnica, o reconversión del aparato
represivo (de hecho hay países, como Costa Rica que se
jactan de no contar con Fuerzas Armadas. Y la propia
doctrina militar moderna impulsada desde Washington supone
una reducción -y perfeccionamiento a la vez- de las fuerzas
represivas.)
Entonces; si el desmantelamiento del aparato represivo
está ligado a un proceso liberador integral, a un proceso
revolucionario concretamente, ¿cuál es la tarea hoy –cuando
tal proceso aún no ha madurado en la sociedad?
Creemos que hoy se trata de trazar un itinerario de luchas
a recorrer, que vaya sentado las condiciones para confluir en
su momento con ese proceso más integral en todos los
órdenes de nuestra sociedad, que permita el
desmantelamiento total y definitivo del aparato represivo.
Un itinerario de luchas que incluyen distintas
herramientas, todas con eje en la movilización y la
participación directa desde abajo. Y una perspectiva a
mediano plazo, que posibilite asestar un golpe concreto a la
impunidad.
Ese golpe contra la impunidad, y en el camino de un
debilitamiento estratégico al aparato represivo, proponemos
que tome la forma -en esta etapa histórica- de un Juicio a la
Dictadura.
La iniciativa "Juicio a la Dictadura" propone avanzar a una
nueva etapa de irrestricta justicia. Bajo la idea de que
nuestro pueblo -con todas sus herramientas- inicia el
desmantelamiento de la maquinaria de la impunidad. Etapa
de movilizaciones en el marco de la cual tenemos que
considerar la ineludible gestión de impulsar el tan demorado
Juicio a la Dictadura.
Una búsqueda de justicia que sin colmar (como decíamos
antes) nuestra idea integral y profunda de justicia para los
pueblos, es sin embargo una idea de justicia más avanzada
que los estrechos marcos de justicia que se proponen
actualmente. El Juicio a la Dictadura es posible, y cobra
sentido en la medida que diversas organizaciones de nuestro
pueblo coincidan y confluyan en un itinerario acordado
previamente, donde el punto de partida sea la recopilación
de información, el trazado de una estrategia judicial para un
juicio excepcional contra los represores de la dictadura.
Concretamente un proceso de acusación popular contra los
más de 400 represores denunciados por las victimas; un
proceso unificado que avance más allá de las actuaciones
puntuales y desvinculadas que hasta hoy han empujado a
unos pocos responsables a condenas por menos de lo que son
culpables y con prebendas inadmisibles.
Un Juicio a la Dictadura puede concretarse tanto con la
instalación de un proceso de excepción (como ejemplo:
Núremberg o el juicio a las Juntas) o incluso un proceso
unificado, pero resuelto técnicamente a partir de las propias
pautas que marcaron los procesos represivos (como ejemplo:
Juicios por unidad represiva, por centros de detención, por
operativos etc.).
En síntesis, el Juicio a la Dictadura implica:
• Que se instale un juicio excepcional con la
participación de las organizaciones sociales.
• Que se juzgue a los represores de forma oral y
pública
• Que se los juzgue en un marco conjunto a los más de
400
• Que se los juzgue como genocidas
• Que se los juzgue sin prebendas
• Que se incluya en el proceso los delitos económicos
de la dictadura
*La propuesta desarrollada se puede consultar en el folleto
específico emitido por Plenaria Memoria y Justicia en el 2009,
titulado Juicio a la Dictadura (Incluye la lista de los más de
400 represores identificados)
Para cuestionar de forma efectiva la existencia de las FFAA
proponemos: INVESTIGAR ENRIQUECIMIENTOS DE MANDOS YA
DENUNCIADOS POR REPRESION Y A TODOS LOS GENERALES.
Aquí una pequeña lista para empezar. Los que ya estén
muertos investigar a sus allegados. Empezando por el
Comandante en Jefe actual: General del Ejército Pedro
Aguerre Siqueira. Que de un informe exhaustivo sobre el total
de tierras que hoy poseen las FFAA y el total de sus empresas.
Gral Jorge Washington Rosales Sosa (2006-2011)
Tte. Gral. Carlos Díaz Moussampés (2006-2006)
Tte. Gral. Ángel Bertolotti (2005-2006)
Tte. Gral. Santiago Pomoli (2003-2005)
Tte.Gral. Carlos Daners (2001-2003)
Tte. Gral. Juan Geymonat (1999-2001)
Tte. Gral. Fernán Amado (1998- 1999)
Tte. Gral. Raúl Mermot (1996-1998)
Tte.Gral. Juan Curutchet (1995-1996)
Tte.Gral. Daniel García (1993-1995)
Tte.Gral. Juan Modesto Rebollo (1992-1993)
Tte.Gral. Guillermo de Nava (1990-1992)
Tte.Gral. Carlos Berois (1987-1990)
Tte.Gral. Hugo Medina (1984-1987)
Tte.Gral. Pedro J. Aranco (1984)
Tte.Gral. Boscán Hontou (1982-1984)
Tte.Gral. Luis Vicente Queirolo (1979-1982)
Tte.Gral. Gregorio Álvarez (1978-1979)
Tte.Gral. Julio César Vadora (1974-1978)
Gral. Hugo Chiappe Posse (1973-1974)
Gral. José Luis Verocay (1973)
Gral. César Martínez (1973)
¿No sería un pequeño acto de justicia expropiar, transferir
y recuperar toda la tierra y edificación que tienen
actualmente las FFAA? En lo que refiere al período 1980-
1984, hay cerca de 200 negocios de ventas de tierra que hay
que investigar. Cuantos hay en el período 1973-1979?
¿Quiénes son los felices beneficiarios de un negocio que no
solo se hizo con total impunidad sino que se produjeron en un
momento donde el valor de la tierra fue uno de los más
bajos?
¿No sería hora de investigar confiscar predios y “bienes”
de las instituciones de las FFAA?
Solo miremos lo que tienen: Servicio Materiales y
Armamento, al PESMA (Planta de Explosivos del Servicio de
Material y Armamento), fabrica y comercializa material para
el uso de la industria de la minería PESMA. Investigar e
incautar al SIE en sus departamentos de: Panadería,
Fideería, Hamburguesería, Confitería, Confecciones,
Zapatería, Sastrería, Refrigeración, Colchonería, Confección
de Industrias del Ejército.
¿Cuánto de todo lo que robaron durante 12 años se podría
recuperar si se suspende definitivamente el sistema Educativo
y de Instrucción de las FFAA, pasando, solo esta somera lista
a la educación pública?
Digamos solo: Liceo Militar General Artigas, Escuela Militar,
IMAE Instituto Militar de Armas y Especialidades, EESPE
Escuela de Especialidades del Ejército, EMUSE Escuela de
Músicos del Ejército, EAM Escuela de Administración Militar,
EFCOR Escuela de Formación y Capacitación de Oficiales de
Reserva, EEFyTE Escuela de Educación Física y Tiro del
Ejército, EEQE Escuela de Equitación del Ejército, IMES
Instituto Militar de Estudios Superiores, ECEME Escuela de
Comando y Estado Mayor,EES Escuela de Estudios Superiores,
Escuela de Estrategia del Ejército, EINGM Escuela de
Ingeniería Militar, EIE Escuela de Idiomas del Ejército, ECOME
Escuela de Comunicaciones del Ejército (Escuela de
Comunicaciones del Ejército), C.I.A.C.A. Centro de
Instrucción de Artillería de Campaña y Antiaérea Centro de
Instrucción de Ingenieros, CIMA Centro de Instrucción de
Material y Armamento, Comisión de Ciencia y Tecnología del
Ejército, Pabellones, Silos y Molinos.
Pero, aparte de denunciar a las Fuerzas Armadas, el
objetivo es desmantelarlas por completo. Que paguen por los
crímenes cometidos, por la tortura y la desaparición, y
también por todo lo que robaron y estafaron, y extirpar de
una vez y para siempre este cáncer que han significado las
Fuerzas Armadas en la historia.
Con los escraches ejercemos una manera directa e
inmediata de cuestionar, señalar y sacar del silencio y el
anonimato a los represores. Seguimos viendo esta
herramienta plenamente vigente.
Al participar de un escrache estamos ejerciendo nuestros
derechos directamente, en calles y plazas, que es el terreno
de la gente, del pueblo, donde somos fuertes. Porque en los
vericuetos de la justicia y los despachos de abogados -que es
el terreno de doctores y entendidos- el pueblo llega débil por
lo general, ahí los formalismos y chicanas legales frivolizan la
lucha. Por eso siempre estamos convocando a manifestar y a
movilizarse, no nos oponemos a firmas o denuncias judiciales
contra los milicos siempre y cuando haya movilización. Si se
trata de rebajar la movilización en función de un proceso
judicial o un plebiscito decimos rotundamente que no; que
más vale nos quedamos con lo que históricamente ha salvado
a los pueblos, que es la movilización en la calle.
En todos estos años los escraches han condenado –mucho
antes que los jueces- a los milicos represores, los escraches
son contundentes condenas sin privilegios para los verdugos.
El segundo plebiscito contra la ley de impunidad agitó
aguas estancadas y luego a la vista del resultado y la cadena
de maniobras para no anularla las volvió a estancar. En su
momento involucró a muchos sectores, pero cuya
organización duro poco más que hasta la derrota. Dejó el
saldo que dejan los caminos que conducen al estado:
decepciones, vacíos, desorganización.
Los desaparecidos son salvoconductos para las FFAA.
Estos gobiernos reciben a los imperialistas, deben cumplir
con la Corte de Justicia Internacional u ocultar medidas
antipopulares ahí está la bandera de los desaparecidos.
Vergonzosa orquestación, pero sabemos que el opresor no
tiene ética, su único norte es seguir ejerciendo su poder y
engordando las arcas de los ricos. Debemos encontrar
iniciativas que les quiten las caretas, exigiendo más allá

SIN POLICIAS SIN VIGILANTES VAMO A VIVIR MEJOR…


Hoy los aparatos represivos son los encargados de
criminalizar la pobreza y la protesta
Nos referimos a la política, que se enfoca hacia la pobreza
y hacia la protesta, con similitudes y especificidades de
acuerdo al sector al que va dirigido, pero que tiene como
denominador común un sello claro marcado por su
orientación de clase.
Dos expresiones de una misma política, con los mismos
objetivos, mantener el control y perpetuar el orden
capitalista y en ese sentido a imprescindible reacomodo y
reorganización de os aparatos represivos.
Llamamos criminalización de la pobreza a un conjunto de
políticas jurídicas, mediáticas y culturales que el Estado
desarrolla, dirigidas a construir una relación entre exclusión-
peligrosidad y cuyos efectos son la creación de un enemigo
interno al que hay que identificar, señalar, controlar y
reprimir.
Un Estado, que se encaminó hacia el reforzamiento del
sistema represivo institucional apuntando al control y
represión de las poblaciones pobres y a la criminalización del
conflicto social.
Así, frente a la perdida de la integración de las sociedades,
el Estado aumentó considerablemente su poder de policía.
Es una política, dirigida desde la clase opresora, como
sostenedora de la represión, que utilizara la acción de las
fuerzas represivas (policial, militar, etc.), del sistema
judicial, del sistema carcelario y en “democracia”, también
de las leyes parlamentarias, para garantizar la continuidad de
un régimen donde la opresión y explotación son la base para
mantener sus privilegios.
Estas políticas de estado van en un doble sentido, por un
lado buscan generar el suficiente control a través de una
batería de políticas públicas y de acción social que impidan la
auto organización de esta población, por supuesto
manteniendo como razón última la represión y la cárcel, por
otro, una acción “pedagógica” hacia el resto de la sociedad
para reafirmar los paradigmas del sistema.
Construir la figura del enemigo interno, estigmatizar los
territorios de pobreza, habilita todos los operativos de
represión, a la vez que genera una pelea de pobres contra
pobres, que encubre al verdadero enemigo. Siempre se pone
la pobreza en el foco, apuntando a la asociación de la misma
con el delito, para evitar que pensemos en las verdaderas
causas de la miseria en que vivimos, sacando la riqueza y la
injusta distribución de la misma del análisis.
Se trata de una política selectiva diseñada para que la
pobreza, no se organice y politice, que no llegue a ser
protesta organizada, pero si llega a serlo también será
criminalizada.
Un accionar que no solo busca frenar la protesta, sino
neutralizar la posibilidad, la intensión de la misma.
En forma paralela, se van implantando el miedo y la
inseguridad como temas centrales, generando las condiciones
necesarias para instalar un estado social represivo, se busca
el control social como primer paso. Mientras tanto se irá
trabajando en la legitimación de los aparatos represivos
mediante tareas “sociales”, buscarle utilidad; lo que vimos
ejemplificado en la comparación realizada desde el gobierno
de los militares con los maestros y la declaración del servicio
de emergencia en la recolección de residuos donde pusieron a
los militares a levantar la basura, entre otros ejemplos.
Inscripta en esta misma política, hace ya años se prepara
la policía comunitaria, que ha llegado incluso a ir a las aulas
de las escuelas tras el eslogan: “un policía, un amigo de un
niño”, con el pretexto de prevenir los abusos hacia los niños y
niñas, cuando en realidad las redes de comercio sexual de
niños y trata de personas actúan con la anuencia y
complicidad de los aparatos policiales, por lo que está claro
que son excusas dentro de una estrategia definida hacia la
legitimación y aceptación social de la policía; apuntando con
esto a trabajar esa idea desde las edades más tempranas.
Si bien existe un grado de violencia importante a nivel
social, que se puede ver en los accidentes de tránsito, la
violencia sexista o violencia doméstica, en los estudiantes de
los colegios, etc. solo se nos muestra un tipo de violencia, el
reflector apunta hacia un punto, como un foco, ocultando el
resto.
Es fundamental para esta operación (con mayor o menor
conciencia de su parte), el papel que desempeñan los
llamados “medios masivos de comunicación”.
¿Cuánto se informa realmente y cuanto se construye la
noticia generando opinión pública sobre determinados
sectores?
Hay un avance ideológico en el manejo de los medios:
diarios, informativos, van dando marco y legitimidad a lo que
se viene: la represión.
Esto da aval al accionar represivo. “Los planchas, los
hinchas de futbol y también los ultras” son franco fácil en la
medida que los medios contribuyan a justificar los actos de
violencia que llevan a cabo los aparatos represivos.
Esta política da sus frutos, que son el mantener el control
social, combatiendo a toda organización que pueda levantar
opiniones críticas.
No estamos hablando del desmantelamiento del Estado,
sino de su reinvención desde una lógica punitiva,
penitenciaria. Centrados en políticas ya aplicadas en otros
países conocidas como: de seguridad ciudadana, política de
mano dura o tolerancia cero.
Se practica una penalización de la miseria, llevada
adelante en parte por la policía, en parte por los tribunales y
por la sociedad en su conjunto. Utilizando el gatillo fácil o
procesamiento como respuesta a la amenaza siempre
acechante de la pobreza (para los sectores medios y altos).
Se va dejando esbozada una contradicción entre DDHH y
libertades y seguridad.
Frente a las protestas organizadas. Se plantea que se
altera la ley (piquete), sin tener en cuenta el reclamo de que
se cumplan las leyes de (vivienda, trabajo...), se busca
invisibilizar que se llega por necesidad al reclamo de un
derecho, por el incumplimiento del mismo.
Vemos la aplicación de esta estrategia represiva y punitiva
a lo largo de América Latina. Como expresa una compañera
de CORREPI, en su libro “Represión en democracia”: “…las
razias policiales en barrios y villas o durante actividades
populares como partidos de fútbol, bailes o recitales, eran
cosa cotidiana, pero sus víctimas no eran militantes
gremiales, políticos o estudiantiles, sino pibes jóvenes,
pobres y morochos. Esa represión sistemática, tan invisible
para la “gente bien” como natural para sus víctimas,
habituados por generaciones a agachar el lomo ante el
machete policial, no se percibía como aplicación de una
política de estado, ni mucho menos como una violación a los
derechos humanos.”
“Esa aparente contradicción que genera la convivencia de
la tortura con el moderno estado de derecho es, en realidad,
la más sofisticada manera que la democracia ha ideado para
seguir usando los métodos inherentes a la dominación,
mientras avanza en su permanente búsqueda de consenso, al
son del repudio formal a las prácticas que no sólo usa, sino
que, los origina, no pueden, siempre ver, porque el mito del
estado de derecho cubre sus ojos con una venda
inexpugnable.”
Aunque la criminalización no sea un fenómeno nuevo, se
ha ido adaptando a los cambios coyunturales, tiene su forma
particular de actuar a partir del ascenso al gobierno de
partidos de corte “progresista”, la criminalización de la
pobreza y la protesta social, donde todo cuestionamiento al
gobierno es demonizado. Teniendo como distintiva la mayor
legitimidad que esta posee en amplios sectores de la
población, a partir de que quien dirige ahora la represión son
gobiernos denominados progresistas.
Queda planteada en una frase la síntesis del accionar de
estos gobiernos, en este caso en Argentina de los Kichner,
“toda la represión necesaria, con todo el consenso posible”,
que se aplica muy bien también a las políticas llevadas
adelante por el estado uruguayo; “y los que denuncian la
realidad son la “izquierda siniestra”, los “desestabilizadores”
y “sectarios” que no comprenden los nuevos tiempos.”
Todo este proceso, llevado adelante por el sistema
capitalista, basado en la injusticia, la explotación y la
opresión, tiene su punto culminante en uno de sus
mecanismos más perversos: las cárceles. Cuyo principal
objetivo es la propia reproducción del sistema. Y si como
dice el ministro del interior, Eduardo Bonomi “la cárcel es la
universidad del delito”. ¿Quién sino él es su “rector”?
Este sistema basado en la injusticia, viola
sistemáticamente los derechos humanos, pero esto ocurre
con una intensidad y una saña mucho mayor en las personas
privadas de su libertad.
Como sabemos la prisión también tiene un sello de clase y
es selectiva, pues no todas las personas que cometen delitos,
(incluso los considerados delitos por esta justicia) se
encuentran en prisión; sino aquellas seleccionadas por el
sistema, generando la criminalización de la pobreza y de la
protesta. El Estado, sabe mejor que nadie que enviar a la
cárcel es enviar a un ser humano a una trituradora humana.
Esas cárceles no son para ellos. Ellos, cuando van presos, van
a cárceles VIP en otras condiciones.
Nos encontramos en un sistema carcelario donde “existen
derechos garantizados por las leyes”, que en la práctica son
absolutamente negados y violados permanentemente por
acción u omisión del Estado responsable por las personas que
allí están recluidas, siendo víctimas de una violación
cotidiana de los derechos más básicos. Lugares donde se
aplica una política de exterminio, donde existe por la vía de
los hechos la pena de muerte encubierta y “justificada”
como: incendios, peleas entre bandas, etc. en aquellos casos
que logran tomar estado público por su magnitud.
Estamos hablando entonces de crímenes de Estado.
Crímenes que ayer y hoy son cometidos por el mismo sistema,
a través del mismo aparato represivo que continua intacto,
con los mismos objetivos actualizados a esta época.
La propuesta es mayor control social, represión e
instauración de un estado policíaco.
La cárcel, como medida punitiva, es la más horrenda cara
de la violencia estatal, amparada eso sí, por una batería de
leyes que legaliza esa violencia sistemática.
DOE, (Military Training Team - MTT) de los SEALS
La criminalización, es ese proceso sin pausa a través del
cual intenta el sistema, con todos sus medios, educativos,
jurídico- represivos, políticos que se tergiverse el sentido de
la lucha por la liberación de los de abajo, de los
trabajadores, de todos los dominados. De aquellos que
estamos convencidos de que al capitalismo no se lo
humaniza.
No quieren que digamos que el lugar que debe tener el
hombre en el proceso hacia y dentro de la propuesta
revolucionaria es activo. Pujante, crítico. Organizado y
constante.
Delinear en nuestras cabezas hoy otro mundo, otros valores
pone en el centro de la lucha la discusión de nuevos valores,
nuevos derechos: los derechos humanos concebidos no como
mercancía sino como base del relacionamiento igualitario y
libre.
No quieren que volvamos a plantear la necesidad
imprescindible de la educación revolucionaria, que intenta
forjar el hombre nuevo.
El sistema de dominación, nos impone su impronta
tratando que los militantes que pretenden cambiar el mundo
sean condenados por una opinión forjada durante siglos.
Disciplinar a las organizaciones de base, trae una condena
del que piensa diferente.
Las leyes del capitalismo, actúan siempre tratando que nos
sometamos.
La fragmentación, es un arma propia de nuestros tiempos,
donde los trabajadores son obligados a debatirse en la selva
miserable de la competencia por un laburo. Sumándose a
ello, como factor muy grave, la debilidad de ideas con las
que en general son aceptadas las ofensivas de patrones, FMI,
multinacionales, y todos los sectores que preservan el orden
de barbarie y miseria establecido.
Entonces la acción del poder judicial, el poder de los de
arriba día a día contribuye a generar la idea de que dejemos
en sus manos la resolución del tema, judicializando así la
pelea, tratando de que corramos de juzgado en juzgado
desviando los ejes de nuestras peleas.
El capitalismo recurrió y recurrirá siempre a la fuerza para
detener nuestros avances y educará a los pueblos en el
sometimiento. Convirtiendo en delito la crítica a lo
predominante. Lo común, lo generalizado está bien, es
tolerable, más allá que “lo común” este inmerso en la
impunidad que preserva el interés de unos pocos, sobre los
muchos, más allá que “lo común” sostenga la injusticia
milenaria, más allá que lo común condene la acción de
“trancar” a los carneros”
Un camino muy peligroso que se desliza a una especie de
fascismo que impone y legitima el status quo actual, es decir
la explotación, el robo de las riquezas naturales y las
identidades de los pueblos.
Una estrategia muy pensada donde es la opinión
mayoritaria la que te condena y habita la actuación de los
aparatos represivos, hablemos de la policía, del DOE
(Departamento de Operaciones Especiales) de los servicios de
inteligencia, del poder judicial, como poder de clase. Si
salimos, con autonomía ellos ahí estarán esperándonos. El
carácter genocida del capitalismo, es lo que fundamenta el
indudable carácter de clase de la represión.
Es el DOE quién esta de cacería. Es Huidobro que trae a un
equipo integrado por 15 militares de la Navy SEALs, la unidad
de operaciones especiales más letal de los Estados Unidos.
Estos asesinos se jactan de ultimar a Osama Bin Laden. Este
Equipo de Entrenamiento Móvil (Military Training Team - MTT)
de los SEALS instruirá al Cuerpo de Fusileros Navales (Fusna),
centro de tortura del Plan Cóndor. Este grupo es el encargado
de ejecutar las misiones más peligrosas de los Estados Unidos
en el exterior. Están integrados por 2.500 efectivos y
entrenan en Coronado, California. Son especialistas en aire,
mar y tierra. Es una elite de acción directa, en “guerra no
convencional” (léase contrainsurgencia), rescate de rehenes,
contraterrorismo y otras misiones. Desde 1962 han
participado en operaciones especiales en Vietnam, Nicaragua,
Irak, Irán, Granada, Panamá, Afganistán y Somalia, hoy están
acá. Estos son los instructores de Fernández Huidobro hoy…
esta historia continuará…
En verdad la impunidad, se ve fortalecida cuando se
miente descaradamente de que peleábamos por esta
democracia, se peleaba, como lo plantearon los Hijos, por la
revolución.
La respuesta a esta estrategia no es ni el silencio, ni el
olvido, ni las visiones edulcoradas de los saquearon, de los
que abandonaron el camino de la construcción de otro
mundo. No es posible olvidar ni perdonar, ni reconciliarnos.
No es posible construir con ellos el mañana que le
arrebataron a nuestros padres, nuestros hermanos,
compañeras y compañeros. Porque no es posible aceptar la
barbarie que instalaron.
El olvido como alternativa humana parece ser un gesto
loable pero se trata de una articulación aberrante. Se instala
la ideología dominante de que lo mejor es dejar atrás los
horrores. Como si estos no fueran parte viva del presente. La
memoria es la identidad, la raíz, de cualquier ser vivo.
No se consagró el Nunca más, ni la reconciliación con
nuestros verdugos, ni el punto final, ni las mentiras que
culminaron con la permanencia de la ley de los impunes,
porque la memoria es implacable, es sabia, es constante. La
memoria viva sabe que sin justicia no hay verdad y que ello
solo será posible si los ojos de los de abajo permanecen
abiertos. Si sacamos los pies de las trampas de la impunidad y
sus sostenedores, cómplices y responsables directos de la
existencia actual del despotismo, del pensamiento único. Por
eso debemos con urgencia, hablar, decir, contar no permitir
que sean los actuales gobernantes los que narren y
hegemonicen la visión histórica.
YA NO HAY LOCOS EN
URUGUAY
Jorge Zabalza

En el gallinero del Batallón de Infantería No. 6 en San José,


cumplí mis treinta primeros añitos el 30denoviembrede 1973.
Al guardia lo apostaban en una precaria garita, montada
encima del techo de tejido de alambre del calabozo.
Quedaba yo, pues, privado de toda privacidad. Algunos
guardias se atrevían a transgredir la disciplina y oían la mala
música del programa “Aquí está su disco” de CX20
Montecarlo. El atrevimiento y la cercanía de los guardias me
permitían “pescar” alguna noticia de valor en los “flashes”
informativos que pasaban cada quince minutos. Por cierto,un
inestimable privilegio.
Esa mañana me hicieron el regalo de cumpleaños de
enterarme que Luis Alberto Iglesias Pacheco, requerido por
las fuerzas conjuntas, había sido detenido en Suecia por pasar
dólares falsos. ¡El “Loco” Iglesias estaba vivo y libre! ¡alegría
y esperanza!. Tal vez, tal vez, tal vez....Meses más tarde
logré trasladar clandestinamente la noticia a Raúl Sendic y a
Julio Marenales, los otros dos rehenes de mi “tríada”. El dato
no quería decir nada en concreto pero, por supuesto, durante
largos años fue alimentó salvavidas que ayudaron a combatir
la deseperanza y la locura.
Alberto nació en el Cerro, vendió diarios de niño y se crió
entre obreros de los frigoríficos. Aún adolescente se acercó a
las tertulias de Viacaba y Japón, la esquina en que tejían
revoluciones el Flaco Belletti, el Pocho Hornos, el Pocho
Peña, Ruben Sassano, el Ruso Setelich, los dos Mechoso y a
veces, ¿porqué nó?, hasta se enredaba el hoy presidente de la
república, en ese entonces totalmente descreído de la
democracia burguesa y sus trampas demagógicas.
El “canillita” Iglesias atravesó la historia de la ocupación
militar del Cerro, vivió las barricadas obreras y la
“estaqueada” en el Pantanoso, metió oreja en los
campamentos de los “peludos” en el campito Ermida; caminó
la marcha del “plato vacío” y se involucró en el plan para
arar el club de golf del Swift y en varias otras de las
quijotadas salidas de la fértil imaginación de Beletti.
Sin darse cuenta, el “Loco” se forjó revolucionario y fue
uno de los pilares del primigenio y amorfo movimiento
tupamaro, otro de los que nunca escatimaron sacrificios,
entrega y coraje por la revolución y el socialismo. Cayó en la
toma de Pando y en su celda, con el Milton Mongaburen y
José Mujica “descubrieron” el mecanismo que hizo posible la
gran fuga. Despúes estuvo en la toma de la ciudad de Soca
con Arturo Dubra, el Ñato Huidobro y Jessi Macchi, sellando
una de aquellas fraternidades que se sentían eternas. El
“Loco” se jugó la ropa tantas veces...
Un informe arrancado en la tortura lo describió como
sumamente peligroso, pues “siempre anda armado y no se va
a entregar”. Con esa sentencia a muerte sobre su cabeza
caminó las calles invadidas de milicos en Montevideo, Buenos
Aires y Santiago. Estuvo entre los que, gracias al embajador
Harald Edelstam, zafaron de la trampa mortal del Estadio
Nacional de Chile, lo recibieron en la Suecia de Olof Palme y
allá quedó hasta hoy.
No estaba hecho para la lucha pública y legal, no lo
tentaron las “glorias” de los ex-guerrilleros y, como muchos
otros y anónimos, quedó a la espera de nuevos tableteos de
ametralladora que llamaran a crear dos, tres, muchos
Vietnam.
Condenado por la enfermedad más implacable, el “Loco”
me llama por teléfono en sus madrugadas de ansiedad. No se
queja de la suerte que le tocó, lo angustia la gran pregunta
que nos hacemos todos... “ ¿qué mierda les pasó, Tambero,
fuimos tan giles?”. No se reconoce a sus viejos ex-hermanos,
aquellos de encendidos discursos revolucionarios,
murmurados en los locales clandestinos y dichos a garganta
batiente en el patio de la cárcel.
Como todos los sobrevivientes, como todas las que
sobrevivieron, Luis Alberto Iglesias Pacheco es una persona
común con proezas poco comunes a cuestas, carga
debilidades y errores en la conciencia pero su corazón sigue
siendo una fortaleza de convicciones. A los casi setenta años
su virtud es no haber olvidado que la humanidad necesita el
socialismo y que para conquistarlo hay que hacer una
revolución. Mantiene en alto, con orgullo, las banderas
recibidas de todos los Héctor María Clavijo Quirque que
cayeron en la lucha guerrillera. Esta viñeta sobre el “Loco”
también es un reconocimiento y abrazo a ese ejército
silencioso de sobrevivientes, que todas las mañanas mastican
su bronca y su frustración porque ya no hay locos en el
Uruguay.

PRESENTE CON FUERZAS ARMADAS, A PURO VERSO.


¿Porqué a Israel y a EEUU nadie los obliga a cumplir con las
resoluciones de las Naciones Unidas?, ¿Nadie en el plano
internacional puede hacerlos poner fin a la barbarie en Gaza
y al bloqueo contra el pueblo cubano?. Es la clave del actual
período histórico: la mayor parte de esas naciones unidas
están, de una u otra forma, subordinadas a la estrategia
político militar del Pentágono; nadie puede detener a los
EEUU e Israel, los Estados “canallas” como los califica Noam
Chomsky. ¿De quién, entonces, hay que defenderse en este
mundo de capitalismo en crisis estructural?.
Parece ridículo, pero las fuerzas armadas uruguayas deben
“inventarse” enemigos que justifiquen su razón de ser, para
dejar sistemáticamente de lado al único y posible enemgio
real, los EEUU. De hecho están subordinadas al sistema
planetario de control y participan activamente en las
violentas contra los pueblos del Congo y de Haití, cuyo
objetivo es frenar o impedir rebeliones que cuestionen la
hegemonía internacional del imperio y las corporaciones
transnacionales.
Luego de descartar Israel, centrado en Medio Oriente, las
hipótesis de conflicto bélico que le restan al Uruguay, son
intervenciones o agresiones o invasiones del ejército
estadounidense. No hay otro nubarrón en el horizonte. La
historia erige a los EEUU en enemigo principal de los pueblos
de América Latina. Son autores directos de todas las bárbaras
agresiones que enrojecen el mapamundi o autores
intelectuales de las que protagonizan las tropas de la OTAN u
otros países.
La defensa de la patria y de sus extensas fronteras es
simplemente un verso. Lo hagan los ministros, los generales o
los parlamentarios, es un verso. Es la mosqueta ideológica
que justifica el monto exacerbado del presupuesto militar y
la compra de fusiles, armas pesadas, tanques, aviones y
barcos de calados varios, chatarra desechada por fuerzas
armadas más poderososas. Justifica los gastos en instrucción
y maniobras, bajo mando propio y del Comando Sur, dentro
de fronteras y fuera de ellas. Y que se paguen muy buenos
sueldos para que un montón de consumidores de whisky
desempeñen el papel de oficiales, amén de regalarles viáticos
abundantes, uniformes, combustibles y permiso para
apropiaciones indebidas, eufemismo que los abogados utilizan
para no decir ladrones. Todo en nombre de la patria y la
defensa nacional.
La historia real es muy diferente. Además de sus proezas
en el Congo y en Haití, las patrióticas fuerzas armadas tan
sólo se han usado en la defensa de los dueños del Uruguay. La
historia reciente demuestra que ése es su verdadero papel.
No hace tanto que ficharon y espiaron, que persiguieron
concienzudamente al movimiento popular con razzias, pinzas,
allanamientos y otras correrías uniformadas. Hace bien poco,
gran parte de la población sufría plantones en plazas de
armas, comisarías y el cilindro municipal y uno de cada
quinientos uruguayos estaba encerrado en las cárceles
militares. Finalmente muchísimos, demasiados, fueron
asesinados, desaparecidos, torturados o violados, en una
escalada de terrorismo de Estado que comenzó en junio de
1968 y se extendió hasta marzo de 1985. Lo han hecho, saben
como hacerlo y volverán a acudir presurosas para proteger los
privilegios de los grandes propietarios, menos del 3% de los
uruguayos, cada vez que sientan amenazado su dominio de
clase.
¿Sabe esto el pueblo uruguayo? No, no lo sabe. Antes lo
sabía, ahora se lo han hecho olvidar. No es consciente de la
peligrosa amenaza que significan los EEUU. No es consciente
que el poder que acecha desde los cuarteles limita el ejecicio
de sus libertades y coarta el pleno goce de sus derechos. Por
el contrario, la gente ha sido convencida que las tropas
uruguayas son parte de altruístas “misiones de paz y ayuda
humanitaria”, que van a cuidar los derechos y libertades de
pueblos que no están capacitados para gobernarse a sí
mismos.
Hay un discurso oficial que presenta a los militares como
“obedientes del poder civil y garantía de la seguridad
pública”, “reconciliados con el pueblo”, que los defiende de
las víctimas del terrorismo y de los militantes de derechos
humanos que quieren vengarse por cosas que ya quedaron en
el pasado. Han convencido a la gente de que la naturaleza de
las fuerzas armadas no es la misma que cometió los crímenes
más aberrantes. Ya no son más pichones de criminales, ahora
son honestos y confiables defensores de la patria y de la
seguridad pública....
Con esa tónica, los gobernantes “progresistas” confiaron
en el almirante Caramés para esclarecer los fraudes en la
Armada, en el general Barneix para investigar las
desapariciones forzosas y en el general Dalmao para mandar
una División de Ejército. Caramés acabó procesado por los
mismos robos que debía esclarecer y los otros dos lo fueron
por los homicidios aberrantesde Perrini y de Sabalzagaray
respectivamente.
Además, es público y notorio que los mandos militares
establecieron acuerdos con el Comando Sur a espaldas del
señor ministro de defensa, acuerdos para que ingresaran
tropas SEALs a territorio uruguayo, para la instrucción de
oficiales en el exterior y para la instalación de una base en
Durazno. La oficialidad de las fuerzas armadas defraudaron la
confianza que en ellos depositaron los gobernantes
progresistas. Mostraron la hilacha. Está visto que la confianza
mata y que para los bobos no hay consuelo.
Al aprobar el ingreso de los SEALs y el envío de tropas a
países hermanos, desde el Parlamento ayudan a confundir y
oscurecer la conciencia que el pueblo uruguayo tenía sobre la
naturaleza real de las fuerzas armadas. Cuando no denuncian
los acuerdos estratégicos con los EEUU para “la prestación
recíproca de servicios”, los parlamentarios ayudan a
deformar y encubrir el sometimiento al imperialismo. Juegan
un rol importante en la alienación de la conciencia, un rol
muy necesario en el esquema de dominación mundial.
Como el elenco político que nos gobierna no está
integrado por cándidas palomitas, los críticos más
desconfiados y suspicaces podrían inferir que hay
parlamentarios y ministros que encubren a sabiendas el hecho
más trágico: los fusiles apuntan contra el pueblo. Encubren lo
real pese a haber sufrido en carne propia sus consecuencias
más salvajes.

UN FUTURO SIN FUERZAS ARMADAS


El electorado elige parlamentarios que los “representan” y
un presidente de la república que los “gobierna”. Se delega
en ellos la responsabilidad de designar los mandos de las
fuerzas armadas, dando por supuesto que así se efectiviza el
control político de las armas. Sin embargo ello no es tan así,
pues el sistema obliga a designar los comandantes de las tres
armas entre los oficiales superiores victoriosos en la carrera
militar, una competencia de codazos y acomodos, que
obedece reglas y códigos muy poco democráticos.
Además, se está eligiendo entre oficiales formados en la
doctrina de la seguridad nacional y en la justificación de los
crímenes de lesa humanidad como medidas necesarias para
salvar a la patria, es decir, una formación en esencia
antinacional y antipopular.
El proceso por el cual se llega a ser candidato a
comandante de las fuerzas armadas transcurre totalmente
por fuera de las capacidades de decisión de cualquier
gobierno. Se coloca en el vértice de la pirámide armada a un
individuo con mucho miedo a la democracia y se le otorga la
posibilidad de decidir entre el respeto o la violación a la
constitución, entre obedecer o descatar al gobierno surgido
de elecciones nacionales. Es un poder extraño y ajeno al
pueblo y, por el contrario, ligado de hecho a los intereses de
los dueños del Uruguay y del imperialismo.
La construcción del presente con fuerzas armadas se apoya
en un precepto filosófico: es necesario separar a la raza
humana de las armas y entregarlas a un grupo de gente
organizada en ejércitos, Se supone que el uso de las armas
debe estar monopolizado por una institución del Estado, para
evitar que la sociedad se hunda en el caos total. Sin la
existencia del aparato policíaco-militar, la gente bien estaría
en manos de los delincuentes y de toda clase de enajenados y
anarquistas.
Es una postura ideológica arbitraria, una afirmación que no
admite discusión y que, junto con la propiedad privada,
constituyen los pilares filosóficos de la sociedad de clases.
Pese a ello, esta filosofía ha sido más que suficientemente
contradicha por los hechos, pues en la historia el poder
militar siempre fue principal motor de la violencia y la
barbarie.
Una respuesta inmediata es el “¡no más armas!”, el deseo
de desterrar las armas de la sociedad humana, de prohibir
absolutamente su uso, imaginar un desarmado futuro ideal.
Hay otra respuesta, sin embargo, pues también hay derecho a
imaginar que la sociedad sin clases será una democracia
armada, que no habrá monopolio estatal del uso de las armas
pero que todos y todas poseerán sus armas, que el pueblo
estará organizado y armado como en los tiempos del
artiguismo.
El comunismo es un fenómeno de consciencia decía Ernesto
Guevara; las columnas humanas del comunismo serán.,
conscientes de su papel como individuos en una sociedad
justa e igualitaria, y por consiguiente sus valores impedirán
emplear las armas contra el desarrollo social. Un pueblo
organizado y consciente de que las armas están en sus manos
para desterrar la violencia no para motorizarla, para anular la
ley del más fuerte físicamente, para constituirse en garantía
efectiva de las relaciones de paz entre las mujeres y los
hombres. Pensar un futuro sin fuerzas armadas es echar sobre
el mundo una mirada realista y es trabajar en concreto para
crear consciencia sobre la esencia violenta e inhumana del
monopolio sobre las armas.
La primera tarea tiene que ver con la impunidad de los
crímenes de lesa humanidad. El Estado burgués no puede
tener una política diferente a la impunidad, pues necesita
preservar el aparato policíaco militar para cuando la clase
dominante lo precise, el Estado burgués no puede contradecir
su propia razón de ser. Ese es el motivo que hace tan sencillo
que los partidos parlamentarios acuerden diferentes formas
de impunidad del terorrismo militar, es una “política de
Estado”.
En cambio, la Verdad y Justicia dependen solamente de la
lucha popular y están estrechamente vinculadas con una
visión antimilitarista, que cuestiona a fondo la existencia de
los ejércitos y del monopolio del uso legal de las armas.
Quienes pelean para que se juzgue y cartigue a los criminales
no pueden confiar en que una institución especializada del
Estado monopolice el uso las armas, pues saben demasiado
bien que estarían creando las condiciones ,materiales para
nuevo terrorismo de Estado. La lucha por Verdad y Justicia
coloca frente a los problemas básicos que conducen a
erradicar la violencia de la sociedad humana: monopolio
estatal o democracia popular en la propiedad de las armas,
ejército enfrentado al pueblo o pueblo armado y organizado.
Es una lucha creadora de consciencia.
¿Qué pasaría si el gobierno retira ya las tropas enviadas a
reprimir y prostituir otros pueblos y declara que quiere
auxiliarlos como hacen Cuba y Venezuela con alfabetización,
medicina y vivienda?.
¿Qué ocurriría si el gobierno entiende que es preciso
reducir al mínimo el personal de las fuerzas armadas y
decreta el retiro forzoso para todos los que tengan más de
diez años de servicio?
Imaginen los informativos televisivos y las audiciones
radiales. ¡Los gigantescos titulares del diario “El Páís”! Todos
pensando, todos discutiendo, un debate profundamente
ideológico sacudiría las consciencias y... echaría mucha luz,
muchísima luz, sobre los problemas esenciales de la
humanidad. Lástima que ya no hay locos en Uruguay... se
volvieron hombres de Estado, estadistas políticamente
correctos.
PARA SOSTENER EL SISTEMA
CAPITALISTA

Pablo Mejías

Partiendo de la pregunta “¿Para qué sirven las FFAA?” –y


luego de escuchar a los exponentes- nos parece que la
respuesta va quedando clara: Las FFAA fueron creadas para
sostener este sistema. Su rol es el de preservar este modelo y
estar del lado del opresor, al servicio de la oligarquía y los
burgueses en la lucha de clases.
Y nos parece importante insistir sobre este concepto
contra la idea más ingenua (o superficial) de que las FFAA no
sirven para nada, ya que de plantearnos las cosas así
estaríamos contribuyendo a ocultar una de las piezas claves
en el mecanismo de dominación. Que los milicos no sirven
para nada en el sentido de que no aportan nada a la sociedad
es correcto. Pero no debería subestimarse su función como
pilar del sistema dominante a la hora de intentar explicar su
razón de ser. Y por si alguno se olvidó (o piensa que ese rol
para las FFAA cambió) el propio presidente Mujica se encargó
de poner las cosas claras cuando habló en su audición radial
sobre el peligro de que aparezcan “500 locos
organizados”, “cuando alguna crisis mundial nos traiga una
crisis de reparto. Y en esa hora tendrá un inmenso valor que
los cuerpos armados de nuestro país obliguen a respetar la
democracia”.
Ósea que podemos concluir que hoy como ayer las FFAA
sirven para exactamente lo mismo…
Y mañana volverán a salir de los cuarteles si el actual
orden de cosas es cuestionado seriamente. Ellos se forman
para esa hipótesis de guerra interna, que no es otra cosa que
la hipótesis de agudización de las contradicciones en el marco
de la guerra de clases.
Por eso resulta importante sostener el repudio en todo
momento; el repudio al aparato represivo, a sus elementos ya
denunciados cómo torturadores y asesinos durante la
dictadura, señalarlos, escracharlos en nuestros barrios, en los
centros de estudio etc. La condenan social es para ello una
herramienta central. Es inconcebible que luego de todo lo
que hicieran haya sólo unos pocos milicos presos (y en
condiciones VIP). Esto debería empezar por resolverse con un
gran Juicio a la dictadura, donde se procesen -con el pueblo
cómo testigo- los más de 400 represores identificados…para
empezar.
Y no se trata acá de depositar falsas esperanzas en que un
buen día el sistema de suicide deshaciéndose en un acto de
sinceramiento del aparato represivo… al menos nunca ha
sucedido y nos parece improbable que suceda. Pero en cada
etapa hay tareas que van en el sentido de debilitar la
legitimidad de las FFAA. Y hoy pasa por golpearlos desde las
organizaciones sociales ejerciendo la condena social y
empujándolos a juicios. “Hay una guerra psicológica, para
defenestrarnos” se quejan ellos (los milicos). Y en cierta
medida eso es exactamente lo que buscamos, lo que podemos
hacer hoy.
Desde el Estado se busca otorgarle un rol a las FFAA que
tiene que ver con la supuesta defensa de los recursos
naturales. Una hipótesis que no sea tan evidentemente
antipopular cómo la vieja hipótesis de guerra interna.
Entonces se habla de FFAA defendiendo la Amazonia (en
Brasil), o el Acuífero Guraní (en el caso de nuestro país). Pero
la preparación técnica que reciben tiene que ver –por
ejemplo- con la protección de las plantas “offshore” de las
multinacionales British Petroleum o la Tullow Oil (recientes
adjudicatarias de en las zonas para prospección y extracción
en el Río de la Plata por 30 años). El entrenamiento que
recibió el FUSNA departe de los SEALS norteamericanos
tenían que ver con operaciones de este tipo. Lo que hay es
una defensa de los intereses de las empresas que saquean
nuestros recursos…no de los recursos en sí. En definitiva
aparece allí de nuevo la función de las FFAA, sostener el
actual sistema, servir a la burguesía. Velar por que nada
amenace este sistema de injusticias.
Fundación Vivian Trías
Julio de 2013
FUERZAS ARMADAS, PASADO Y
PRESENTE
Julio A. Louis

Una visión de clase en la actualidad - Las Fuerzas Armadas


en la historia de la Banda Oriental y del Uruguay - La defensa
nacional y la transformación de las Fuerzas Armadas.

UNA VISIÓN DE CLASE EN LA ACTUALIDAD

El PIT-CNT con legitimidad se preocupa del rol de las


Fuerzas Armadas, de para qué están y qué queremos de ellas.
Las FF.AA. son un componente de la defensa nacional –que es
tarea de todo el pueblo- y como tal hay que analizarlas, para
lo cual deben abordarse cuestiones previas, en tanto que el
análisis concreto de la situación concreta es la metodología
adecuada. Así, por ejemplo, una cuestión es la defensa
nacional de una nación imperialista y otra la de una
explotada por el imperialismo.
Las respuestas tendrán siempre un sustento ideológico, y
en última instancia, un enfoque de clase. Quien escribe
participa de la concepción del mundo y de la sociedad
materialista dialéctica, comúnmente llamada marxista. Ella
parte de que las sociedades actuales se estructuran en clases,
y que las fundamentales (la burguesía y el proletariado)
poseen intereses y visiones antagónicas; defiende al
internacionalismo (“proletarios de todos los países, uníos”) y
reconoce que la civilización actual se divide en naciones. La
nación moderna es un hecho histórico fundamentado en una
economía de mercado, territorio, lengua, religión, orden
jurídico, tradiciones y sentimientos comunes -aunque no
siempre se presentan todos esos elementos- y representa la
victoria de la burguesía contra la nobleza feudal. El Estado
es la institucionalidad jurídica, política y militar de la nación,
al servicio de la clase o bloque de clases dominante. Para
llegar a un mundo sin naciones, ha de recorrerse un largo
camino y es imprescindible alcanzar la igualdad entre ellas.
La imposición colonialista y/o imperialista de las naciones
poderosas (naciones de Europa, Estados Unidos, Japón) ha
sido acompañada del desarrollo desigual, que impide la
formación acabada de naciones modernas en la periferia
colonial, semi-colonial o dependiente. En ella (salvo
excepciones) se han constituido Estados Nacionales
nominalmente independientes (con bandera, escudo, himno,
instituciones) pero amarrados a las pautas dictadas por los
centros de poder, que cercenan su soberanía. Mientras las
burguesías de los países centrales imponen la reforma
agraria (contra los señores feudales), la industrialización
(contra el corporativismo de los gremios medievales), la
democracia política (contra el absolutismo) y forman la
nación (contra la dispersión feudal), las clases dominantes en
la periferia del mundo no consiguen estas conquistas y
quedan sujetas, constreñidas y aliadas a las burguesías
colonialistas o imperialistas. Ese proceso se acentúa en las
últimas décadas. La clásica clase dominante (burguesa-
terrateniente) vende sus propiedades para comprar acciones
en las trasnacionales, convirtiéndose en “rentistas felices”,
según el Economista José Ma. Quijano. Se convierte por
completo en clase parasitaria, cuyas ganancias directamente
dependen de los centros de poder. En consonancia, propician
que se mantengan los actuales Estados Nacionales débiles,
pero aliados a Estados “lejanos y poderosos” -como
argumenta el Dr. Luis Lacalle- por medio de Tratados de
Inversiones, de Libre Comercio o Militares. La tendencia (el
proceso no ha concluido) conduce a crear una sola clase
burguesa trasnacional. La consultora KPMG estima que el
total de los recursos expatriados en el mundo equivale al PBI
de Estados Unidos y de Japón sumados, y que están en manos
de diez millones de inversores, un habitante de cada
setecientos del planeta. En Uruguay, en un año se han
transferido casi 9000 millones de dólares. 7 La periferia
sangra en beneficio de las metrópolis imperialistas. En
síntesis, en el mundo manda lo que Samir Amín llama una
“oligarquía” de escasos multimillonarios, que ejerce su
dominio desde el Club de Bilderberg (hotel holandés donde se
reúnen) tal como ha denunciado Fidel Castro. Allí fija la
orientación de los organismos rectores de la economía y de la
política (ONU, FMI, Banco Mundial, OMC, OTAN, etc.). Esa
oligarquía busca doblegar a los Estados nacionales,
convertidos en rémoras molestas del pasado para
desnacionalizar sus economías y trasladar los centros de
decisión a empresas u organismos internacionales. El bloque
del gran capital actúa en esa dirección (trasnacionales,
burgueses asociados, testaferros políticos, jurídicos,
militares, intelectuales).
El centro del capitalismo mundial está en Estados Unidos y
en la Unión Europea, la segunda subordinada al primero,
igual que Japón. EE.UU. mantiene neta supremacía militar -
para lo cual gasta en defensa el 43 por ciento del total
mundial- que intenta consolidar y ampliar, mediante
intervenciones directas o de sus aliados (Irak, Afganistán,
Libia, Siria, Palestina, Malí, etc.). Pese a ella mantienen
relativa independencia otras mega-naciones: Rusia, India y
China, y con menor poderío, Brasil, Sud África, Irán, etc.
China en 2016 será la primera economía del mundo y
preocupa a las potencias imperialistas por sus antecedentes
revolucionarios, por su proclamado socialismo y por la lucha
de clases aguda en su seno. Para mantener el actual orden
7
Samuel Blixen. “Biológicamente pesimistas”. “Brecha”. 16 de octubre de
2012.
mundial, Perry Anderson afirma la presencia de otra Santa
Alianza, a imagen de la forjada a la caída de Napoleón
Bonaparte (1815), constituida por EE.UU., Unión Europea,
Rusia, India y China. Estamos pues, en una época de ofensiva
del gran capital, contra-revolucionaria, y no de flujo
revolucionario y liberador, resaltando por su excepcionalidad,
parcialmente América Latina y el Caribe (Nuestra América, al
decir de José Martí). Ofensiva en momentos en que la crisis
del sistema es mucho más grave que la de 1929.
“Bajo la apariencia de una curiosa convergencia de
numerosas `crisis’ (económica, energética, ambiental,
urbana, estatal, etc.) lo que se está produciendo es una
crisis general de la civilización burguesa.”[...] “Esta crisis
cultural, este clima de `ancien régime’ agotado irá
brindando a la humanidad oprimida la posibilidad de retomar
el camino de las revoluciones [...] Una de las características
más notables de esta crisis es su alta velocidad, algunos
hablan de `turbo-crisis’, tenemos que estar preparados para
bruscos saltos cualitativos, para grandes rupturas...”8

¿Con qué contamos para enfrentar a esa avalancha?


. El proletariado –o más ampliamente, la clase trabajadora
sin entrar en precisiones conceptuales teórico-prácticas-
sufre un período histórico de repliegue (sus comienzos son la
ofensiva neoliberal y la desintegración de la URSS) ante la
ofensiva económica, social, política y cultural del gran
capital. Lo que durante el siglo XX parecía próximo, la
Revolución Proletaria, no la está. La debilidad de la clase
trabajadora se expresa en la inmadurez de su conciencia (no
revolucionaria), en la inconsistencia de sus organizaciones
sociales, en la debilidad de sus expresiones políticas (partidos
de clase fragmentados, penetrados ideológicamente por el
8
Jorge Berstein. “Una conversación con Jorge Berstein sobre la crisis general
de la civilización burguesa”. Reportaje de Salvador López Arnal. “Rebelión”.
14-4-2009. Quien escribe la ha sintetizado.
liberalismo burgués), en el tipo de alianzas políticas a las que
está obligada. Los trabajadores asalariados e
independientes, manuales e intelectuales, urbanos y rurales,
y los pequeños propietarios de la ciudad y del campo
(pequeña burguesía) constituyen las clases aliadas
estratégicas (de largo alcance, para ganar la guerra, dicho en
términos militares) del proyecto socialista, hacia un mundo
sin explotadores ni explotados. También son aliados
estratégicos -como sectores- los jubilados, pensionistas y
estudiantes. Por fin, los sectores de la burguesía media cuyos
intereses no están unidos al capital imperialista, constituyen
social y políticamente el límite del bloque popular que
enfrenta al imperialismo en las zonas dependientes. En
cambio es una falsedad la pretendida “unidad nacional”
entre todas las clases y sectores.
Si a esta complejidad, se le agrega que en Nuestra América
se suman al bloque popular antiimperialista categorías
sociales diversas, como las etnias aborígenes (muy
importantes en los países andinos) o movimientos defensores
de los derechos humanos, del ambiente, de la mujer, de
minorías discriminadas (homosexuales, afro-descendientes,
etc.), el resultado son conglomerados contradictorios, de
difícil conjunción, de tendencia a la dispersión, bien
aprovechada por el enemigo. Los frutos de estos frentes
amplios son pasos adelante pero insatisfactorios, expresados
por los gobiernos progresistas.
¿A qué se denomina “progresista”? El término ha tenido
diversas aplicaciones históricas. Por ejemplo, se le ha
calificado así a un partido liberal español, cuya mira era el
desenvolvimiento de las libertades públicas; o en Uruguay, al
batllismo. En el presente continental, la acepción se refiere a
los gobiernos que proceden de la izquierda, de los
movimientos sociales, o agrupan al pueblo en derredor de
figuras carismáticas. Todos surgen después que se ha pasado
del escenario mundial bipolar (EE. UU.-URSS.) al unipolar
(EE. UU.), del modelo capitalista keynesiano al neoliberal. En
el Cono Sur, donde el neoliberalismo más ha gravitado, es
que los gobiernos que le suceden –frutos de amplias alianzas
de clases e influidos o dirigidos por sectores burgueses-
gestan una convivencia contradictoria entre la aceptación de
pautas neoliberales (respeto a la propiedad privada, a los
privilegios y al estilo de vida de los burgueses, no
contravención de conceptos ideológicos del gran capital, no
modificación de la constitución) con orientaciones sociales,
democráticas, laborales, de derechos humanos, en beneficio
de los más necesitados, logros significativos para los
trabajadores, pequeños propietarios y segmentos marginados.
De allí que en la coyuntura favorable para los precios de la
producción exportada se ha dado la extraña combinación de
que los privilegiados nunca han ganado tanto y que los
explotados han mejorado su nivel de vida, situación
insostenible con el avance en la región de la crisis capitalista.
Ante tal panorama, los análisis simplistas o subjetivos (por
ejemplo, los basados en las acusaciones de traiciones
colectivas e individuales de protagonistas) no sirven para
hallar soluciones.
La mayoría de los pueblos americanos del sur del río Bravo
tienen la raíz común de haber sido colonizados por España.
Ésta conquista y coloniza un vasto territorio y domina a una
pluralidad de etnias y de estados aborígenes. Por ende, la
idea de unidad hispanoamericana es fuerte en los
movimientos independentistas del siglo XIX y en sus hombres
representativos (Miranda, Bolívar, San Martín, Moreno,
Artigas). El concepto unitario se ha ampliado y abarca a Brasil
y la región caribeña, tierras de pasado o presente
colonialista del Reino Unido, Francia, Holanda y Portugal.
Después de casi dos siglos de larga siesta, las aspiraciones
federales y unitarias de los próceres de la independencia se
han revivificado. Nuestra América es realidad, a través del
MERCOSUR, ALBA, UNASUR, CELAC. Los países que dicen
buscar soluciones socialistas (los del ALBA, liderados por
Venezuela y Cuba) y aún los progresistas del Cono Sur
enarbolan esas banderas, que no sin contradicciones agudas
han debido asumir los regímenes aliados al imperialismo. El
proceso es hostilizado por el imperialismo, que expone con
crudeza su pensamiento. Por ejemplo, El Gral. James Hill,
jefe del Comando Sur (2004) alerta al Congreso de su país
que “estamos ante una nueva amenaza emergente en
América Latina. Al lado del narcoterrorismo, de la guerrilla,
etcétera aparece ahora el populismo radical […] en Haití con
Aristide, en Bolivia […], en Venezuela; el consenso de Buenos
Aires (Lula-Kirchner, 2003) igualmente es parte de este
problema porque prioriza los intereses de los países pobres
frente a las obligaciones económicas y democráticas. […] no
hemos hecho lo suficiente para frenarlo […] y lo que tenemos
que hacer es reforzar nuestros lazos tradicionalmente
buenos con los militares latinoamericanos.” Desde entonces
el imperialismo juega dos cartas simultáneas: derrocar o
cooptar a sus dirigentes.
Trascendente es el Documento-Guía del Ministerio de
Defensa de EEUU “Manteniendo el liderazgo mundial:
prioridades para la defensa del siglo XXI” (2012). Considera
que EEUU está en “un punto de inflexión estratégico” pues si
bien continuará operando en Medio Oriente (hostigando a
Irán) centrará su atención principal en China y su zona de
influencia en Asia-Pacífico. Para la guerra contra China
necesita la cooperación de su tradicional “patio trasero”
porque precisa una vasta infraestructura de pistas para
aterrizaje y despegue para sus drones, y la participación de
contingentes armados de sus aliados, urgido por la resistencia
interna que genera el hecho que sus jóvenes se convierten en
carne de cañón de aventuras en el exterior. Las “misiones de
paz” -en las que Uruguay ocupa el primer lugar por el número
de soldados en relación a su población- pueden
complementarse con acciones bélicas, como se reclama
desde la ONU en África.
El imperialismo trata de impedir la unidad de Nuestra
América y de reafirmar la vieja idea del divide e impera. En
el continente se multiplican las clásicas bases militares
norteamericanas, y aparecen otras llamadas “nenúfares”
(indispensables para la guerra de los drones), reinstala la 4ª
flota en el Atlántico Sur, desencadena golpes triunfantes
(Honduras y Paraguay) o fallidos (Venezuela, Bolivia,
Ecuador). EEUU, declinante en su poderío económico y
político, es primera potencia militar. Es válida la tesis de Mao
Tse Tung: estratégicamente (a largo plazo) es un “tigre de
papel” pero en lo táctico (a corto plazo) tiene los colmillos
bien afilados.
El telón de fondo de la agresividad imperialista es que el
sistema capitalista no repara en medios para apoderarse de
los recursos del planeta. EE.UU. con el siete por ciento de la
población mundial, consume la cuarta parte de los recursos
mundiales. Si todos los habitantes vivieran con el nivel de
vida medio de Francia, se necesitarían tres planetas. Los
países imperialistas requieren los recursos para sí y no
pueden permitir que otras naciones accedan a su nivel de
vida, pues en las condiciones del sistema se produciría una
hecatombe.
Y Nuestra América es apetecida. Solo el MERCOSUR posee
270 millones de habitantes, 13 millones de kilómetros
cuadrados, el 83% del PBI de América del Sur, tres enormes
cuencas (las del Orinoco, Río de la Plata y Amazonas, de uno,
tres y seis millones de kilómetros cuadrados), las mayores
reservas mundiales de petróleo y de agua, de las mayores de
hierro, gas natural, minerales estratégicos, además de 30
millones de hectáreas para producir alimentos.
Brasil, cuya Escuela de Guerra está en Manaos, se
pertrecha en la Amazonia como base defensiva contra una
agresión del exterior. Venezuela y los países del ALBA se
preparan contra la agresión. El Consejo de Defensa
Sudamericano de UNASUR -propuesto por Lula (2008) y que
funciona desde 2009- se propone “construir una identidad
suramericana en materia de defensa” y “fortalecer la
cooperación regional”. Sin embargo, hay criterios de defensa
sustentados en los acuerdos anteriores incorporados a la OEA.
El TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) de
1947 y el Pacto de Bogotá o Tratado Americano de
Soluciones Pacíficas (1948), acordados en los tiempos de la
Guerra Fría, bajo hegemonía de Estados Unidos, impulsan la
integración panamericana, la que parafraseando al mensaje
de Monroe equivale a “América para los
(norte)americanos”. Ya del TIAR se han retirado México
(2002) y también Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela
(2012).
La lucha por los recursos de Nuestra América está
planteada entre el agresor y nuestras naciones y pueblos.
Esto es precisamente, lo que debemos defender. La defensa
nacional uruguaya se relaciona indisolublemente con la
defensa nacional de Nuestra América, esto es, la conjugación
de los viejos conceptos de Patrias Chicas y Patria Grande. Y
para esa defensa, Nuestra América y Uruguay necesitan
FF.AA.

LAS FUERZAS ARMADAS EN LA HISTORIA DE LA BANDA


ORIENTAL Y DEL URUGUAY
¿El Ejército actual nace con la Batalla de Las Piedras? ¿O
tiene otra cuna?
El Ejército de Artigas, de Fernando Otorgués, de
Encarnación Benítez, de Francisco Bicudo, de Pedro Amigo,
pelea con coraje indoblegable desde Las Piedras a
Tacuarembó (1811-1820) hasta ser arrollado por el número, el
poder de las armas y la disciplina del invasor portugués, con
aprobación tácita del unitarismo porteño. Artigas y pocos
hombres “de abajo” (zambos, mestizos, pardos, indios,
negros, blancos pobres) se internan en tierras paraguayas,
donde perdura encendida la llama de la dignidad nacional
americana, con el dolor de la derrota y de la traición.
Algunos de sus integrantes vuelven a combatir desde 1825 en
la Cruzada de los Treinta y Tres, en Rincón y en Sarandí,
hasta que los unitarios porteños, la Corte Imperial de Pedro I
y el titiritero británico dan fin a la guerra de las Provincias
Unidas contra Brasil (1828) y a las aspiraciones de unión y de
independencia. Nace el Estado Oriental del Uruguay (4 de
octubre de 1828) en la Convención Preliminar de Paz
(firmada por Brasil y Provincias Unidas/Argentina, sin
participación de los orientales) para cumplir la función
pergeñada por el Imperio Británico, de Estado Tapón, de cuña
disolvente de posibles intentos de unidad americanos. La
estela de Artigas queda en la historia.
No tienen los objetivos del artiguismo las sublevaciones
de Lavalleja contra Rivera, ni el golpismo de Rivera contra el
gobierno legítimo de Oribe. Durante la Guerra Grande (1839-
1852) y en los años siguientes hasta la Guerra de la Triple
Alianza contra Paraguay (1865-1870), la ideología nacional y
federal vive en los hombres del Cerrito y no en los de la
Defensa, en los gobiernos nacionalistas desde el de Giró al
de Aguirre, pero es contra ellos que aparece y perdura el
ejército comandado por Venancio Flores. Éste, también con
tropas brasileñas, ataca los gobiernos de Bernardo P. Berro y
de Atanasio Aguirre y fusila en Paysandú a Leandro Gómez y a
más de cien de sus defensores (1865). El ejército de Flores
tiene un mandado que cumplir, ordenado por las oligarquías
de Argentina y de Brasil y por el Imperio Británico: combatir
al Paraguay independiente de Francisco Solano López. Y
cumple. El diplomático francés M. Maillefer escribe: “Estos
cumplidos (recibidos) son el único fruto que esta pobre
República (Uruguay) sacará de cinco años de guerra contra su
aliada natural, que ayudó a despoblar y a arruinar de punta
a cabo en provecho del Brasil y de la Confederación
Argentina, quienes ya cobraron en parte sus enormes
sacrificios, aquél por el dominio directo de toda la red
fluvial, ésta por la toma de posesión del Chaco…”
El Ejército “patrio” de Flores es el que se consolida en los
gobiernos de Latorre y Santos y se convierte en el Ejército
actual, que oficia en los siglos XIX y XX de instrumento del
Partido Colorado. La única vez que pelea fuera de fronteras
es en esa Guerra de la Triple Alianza o de la Triple Infamia
(1865-1870). Es lógico que en el esquema de defensa
exclusiva de Uruguay sea terminante la posición contraria
de las izquierdas a la existencia de FF.AA. Los diputados
Emilio Frugoni y Celestino Mibelli elevan un proyecto a favor
de la supresión del Ejército (setiembre de 1920) en que se
fundamenta:
“Tenemos el convencimiento profundo de que nuestro país
no necesita para nada del Ejército. Sin duda lo necesita el
gobierno para intimidar a sus adversarios políticos y para
disputarles con un electorado de cuartel el triunfo en las
urnas […] Tampoco podemos considerar al Ejército una
protección necesaria ante el imaginario peligro de una
agresión externa. Nada tenemos que temer de nadie.
Nuestros vecinos son nuestros hermanos, y a nuestra
confianza absoluta en su lealtad para con nosotros no
habrían de responder con injustas hostilidades. Pero si el
hecho inaudito de una agresión a nuestra independencia se
consumase, ¿seríamos más fuertes con nuestro Ejército -
formidable para nuestro Erario Público, pero insignificante
en comparación con cualquier Ejército de los que podrían
invadirnos- que con nuestra legítima y confesada debilidad?
Estamos pues, en ideales condiciones para dar al mundo el
ejemplo de una Nación sin soldados, enteramente
desarmada, como un anticipo de lo que ha de ser algún día,
tal vez no lejano, todas las naciones de la tierra.” 9
Ni el Ejército ni la Marina y la Fuerza Aérea creadas más
9
Frugoni y Mibelli. “Proyecto a favor de la supresión del Ejército”. “Obras de
Emilio Frugoni”. Tomo VII. Selección de Discursos. Años 1920-1921. Cámara
de Representantes. Página 296.
tarde, combaten en la Segunda Guerra Mundial, cuando
Uruguay declara la guerra a Alemania y a Japón por presión
de EE.UU. (febrero de 1945), pues en la disputa por el control
de las futuras Naciones Unidas, los tres grandes (EEUU, el
Reino Unido y la Unión Soviética) acuerdan que sólo
participarían los países beligerantes contra el Eje, y cada
uno incorpora a sus aliados. Por esa declaración Uruguay es
uno de los 51 miembros fundadores.
Tras la Segunda Guerra Mundial, llega la Guerra Fría y con
ella el tratado de 1953 (incluso con cláusulas secretas),
duramente resistido por socialistas, comunistas y
nacionalistas de Luis A. de Herrera.
Y por fin “la guerra interna” decretada por el gobierno de
Bordaberry (abril de 1972) ante el accionar armado del MLN-
Tupamaros, sin arraigo en las mayorías populares. “Guerra
interna” acorde con la Doctrina de la Seguridad Nacional de
carácter fascista, en verdad contra la clase trabajadora y el
pueblo desarmado, extendida hasta 1985, a pesar que las
mismas Fuerzas Armadas señalan que la resistencia militar
cesa en 1972. “Guerra interna” a pesar que, como dijera el
Dr. J.M. Sanguinetti, la resistencia después del golpe militar
de 1973 no es un delito, pues se dirige contra un poder
inconstitucional.

En síntesis el Estado uruguayo y sus FF.AA. participa en


tres guerras: la de la Infamia contra Paraguay, en la Segunda
Guerra Mundial (solamente con una declaración) y la
sostenida contra el pueblo sin poder militar. Los
trabajadores y el bloque popular-alternativo deben ser
claros: a esas FF.AA. el pueblo no las necesita.

LA DEFENSA NACIONAL Y LA TRANSFORMACIÓN DE LAS


FUERZAS ARMADAS.
El imperialismo necesita la cooperación entre militares
pasando al costado de los gobiernos que dificulten esa
relación, mantener convenios de dependencia militar, con el
beneplácito del bloque de poder dominante. Con el pretexto
de cooperar en desastres naturales, contra el narcotráfico o
el terrorismo “asiste” aportando instrucción y armamento a
las Fuerzas Armadas. Muy grave es que desde el gobierno hay
señales contradictorias. Por un lado resuelve no aceptar la
diplomacia paralela entre militares y todas las designaciones
y acuerdos pasan obligatoriamente por el Ministerio de
Defensa; avanza en una Ley Marco de Defensa Nacional
positiva, que subordina a las FF.AA. a los gobiernos electos;
apoya el Consejo de Defensa Sudamericano, que funciona con
objetivos diferentes y de forma paralela a la Junta
Interamericana de Defensa comandada por Estados Unidos.
Sin embargo, el gobierno admite la instrucción brindada por
las Fuerzas Especiales (SEALS), tropas de contrainsurgencia
preparadas para todo tipo de acciones e interventoras en
todas las guerras del imperialismo (desde Cuba en 1961 a la
intervención en Pakistán contra Bin Laden en 2011). Acepta
“donaciones” en Santa Catalina o en el Batallón del kilómetro
14. El Poder Ejecutivo envía al Parlamento (12 de noviembre
de 2012) un acuerdo logístico y la página web de la
Presidencia explica que se entiende por tal “la provisión de
agua, alimentos y la construcción de bases” y que “tiene
como base dejar sentadas las bases para facilitar el apoyo
logístico entre los países durante ejercicios conjuntos, visitas
mutuas, escalas y cualquier operación conjunta entre las
naciones donde una o ambas partes puedan requerir apoyo
logístico, suministros y servicios de la otra” (Información de
Defensa Nacional, infodefensa.com). La Comisión de Asuntos
Internacionales aprueba sin discusión y por unanimidad ese
texto enviado por el Poder Ejecutivo llamado “Acuerdo para
la adquisición de suministros y prestación recíproca de
servicios entre el Ministerio de Defensa de Uruguay y el
Departamento de Defensa de Estados Unidos” (abril de 2013)
pero hay marcha atrás y autocrítica del coordinador de la
bancada del Frente Amplio, Daniel Martínez pues “pensaron
que estaban aprobando el acuerdo marco” (“la diaria” 14 de
mayo de 2013, pág. 3) y hubo previa ironía del miembro
informante de la Comisión, Senador del Partido Nacional
Penadés quien dijo que el acuerdo “Lo tienen muchos países
con Estados Unidos y no tiene nada de llamativo, salvo que
este acuerdo es ratificado también en un gobierno de
izquierda.”10 (19 de abril de 2013). Pero lo más grave y
culminante es la renovación del Convenio aprobado en 1953 y
vigente hasta 2010, firmado por el Poder Ejecutivo el 16 de
abril de 2012 y que no ha pasado aún por el Legislativo.
Convenio que no modifica nada sustancial al aprobado en
1953, que no altera la estrategia de atarnos a Estados Unidos.

Convenio y no Tratado, aún más claro. “Tenemos un


“treaty like obligation” (una obligación parecida a un
tratado) dijo el sub-secretario para la América Latina,
Hewson Ryan en los 70”pues para ser Tratado tiene que ser
aprobado por el Poder Legislativo de ambos países y en estos
casos no lo es por el Congreso de Estados Unidos. Denunciaba
en 1952 el Movimiento Democrático de Resistencia al Tratado
con Estados Unidos (que aún se refería al Tratado) que “se
suscribiría un tratado de adhesión. Tan es así, que la
asistencia militar es posible por la extensión a nuestro país
de leyes internas de los Estados Unidos (Las de ayuda
recíproca para la defensa de 1949 y la de Seguridad Mutua de
1951)”.En 1952 hay dura oposición de herreristas, socialistas
y comunistas, del movimiento obrero-popular y
enfrentamientos callejeros.

El imperialismo juega la carta de la cooptación. La ex


Canciller Condoleza Rice nos considera “aliados
10
“Quédense tranquilos. Uruguay ratifica acuerdo de defensa con EEUU, que
excluye expresamente intercambio de ´armas nucleares”. “la diaria”, 19 de
abril de 2013.
estratégicos”; ha sido explícito en la reunión de Ministros de
Defensa (Punta del Este 2012) el secretario de prensa del
Pentágono George Little: “Estados Unidos ve a Uruguay como
un socio en defensa clave en Sudamérica”; la Embajadora
Reynoso estima que somos “socios y cómplices”. Entretanto
es muy grave que se hayan perdido elementales reflejos
antiimperialistas, uno de los fundamentos del Frente Amplio.
Sin un cambio de timón firme, las FF.AA. seguirán –en el
mejor de los casos- entre dos aguas, cumpliendo funciones
represivas que sirven al imperialismo (las “Misiones de Paz”)
o listas para la represión interna.

¿Frente a ello, cuáles son las alternativas?

En primer lugar, la debilidad de Uruguay ante la coyuntura


internacional y regional, debe llevarlo a actuar
estrechamente unido al Consejo de Defensa Sudamericano,
sin hacer acuerdos o convenios que enfilen en dirección
antagónica a sus resoluciones. Miembros del gobierno repiten
la ridiculez de mantener “relaciones entre iguales” con
EEUU, que diplomáticamente pueden ser muy considerados,
siguiendo la tradición de sus terratenientes que escribían “los
señores esclavos”. Las relaciones con dicha potencia debemos
mantenerlas de modo conjunto con el MERCOSUR y la
UNASUR, propiciando una política común de todos los países
de Nuestra América. Es necesario mantener a EEUU distante
para que las generaciones actuales y venideras no sean
agredidas por la reedición de la Doctrina de la Seguridad
Nacional con su Plan Cóndor. ¡Todo en la UNASUR, en el
Consejo de Defensa Sudamericano, nada fuera de ellos!
Uruguay no debe acordar convenios de cooperación
bilaterales con EE.UU.

Uruguay puede cooperar con otros países, en especial con


los de Nuestra América, sin enviar a las Fuerzas Armadas en
“Misiones de Paz”. Los objetivos solidarios -como hace
Venezuela o Cuba- pueden concretarse con ayuda material,
médicos, docentes, voluntarios, etc. El desembarco de tropas
extranjeras –aunque sea por mandato de la ONU- es siempre
una intervención. Con el agravante que en el conflicto de
Malí la ONU plantea que estas Misiones participen como
beligerantes. Las “Misiones de Paz” moralmente tienen
además, el efecto negativo que los soldados se alistan por los
beneficios que consiguen, actuando como mercenarios. Esas
“misiones” son opuestas a cooperar militarmente en la
defensa continental, o junto a las naciones sudamericanas y
africanas en el Tratado del Atlántico Sur.
En segundo lugar se impone acordar una nueva concepción
de la Defensa Nacional. Ésta ha sido meditada por militares
integrados al bloque popular-alternativo. Reproduciré
aspectos medulares formulados por el General (R) Juan
Antonio Rodríguez:
“Hasta ahora cuando se ha pensado en Defensa Nacional se
han pensado en Fuerzas Armadas [...] Y cuando se piensa en
Fuerzas Armadas y sociedad se piensa en las Fuerzas Armadas
desarrollando tareas sociales: arreglando caminos, pintando
escuelas, construyendo viviendas. El tema es al revés, hay
que dar vuelta el concepto: es la ciudadanía la que debe
vincularse a la defensa [...] El Cnel. Petrides en la cárcel,
hablaba de la Escuela de Guerra […] La idea era más o menos
así: [los viejos] partían de la imposibilidad de detener en la
frontera a un enemigo poderoso que siempre lograría
penetrar. Por lo tanto, había que prepararse para resistir
una ocupación. Y esto incluía a toda la población.
La propuesta era entonces –y estimo que sería prudente
considerarla hoy- un ejército pequeño, con hombres
altamente calificados en operaciones especiales, actuando
como instructores o guías, (como “maestros de armas” era la
expresión usada, expresión que no me gusta, creo que hay
que sacarle el “de armas”) de los ciudadanos, respetando el
hecho de que el servicio militar es voluntario pero
desarrollando una política en la que se expresara la
necesidad de contar con el aporte de todos, ya que todos
podemos –y debemos- dar algo de acuerdo con nuestras
posibilidades.
De esta forma el país tendría un ejército permanente de
escaso volumen pero con la posibilidad de contar, en el
momento necesario, con un número de `soldados’
significativamente superior al que puede mantener como
fuerzas regulares, en tareas absolutamente defensivas que,
por supuesto, no estarían en contradicción con
coordinaciones que se realizaran con países de la región o
eventuales aliados, y que no debieran lesionar la sensibilidad
de nadie que nos mire desde fuera.
Adoptando el sistema de defensa y definida la tarea
principal de las FFAA, se estaría en condiciones de abordar
su reestructura y de revisar los planes de estudio, porque se
sabría exactamente para qué se necesitan y cuántos. Hay
ejemplos en el mundo, en que pueblos han encontrado el
modo de enfrentar a grandes potencias […] (Vietnam,
Chechenia). Gandhi no necesitó armar al pueblo hindú para
independizarse de los ingleses. Nuestro pueblo se sacó de
encima una dictadura sin tirar un solo tiro. Lo esencial es
que cada ciudadano sepa cómo resistir desde el lugar en que
habitualmente se desempeña, lo que es distinto de ir a
recibir instrucción militar […]
(La propuesta) la considero positiva en más de un aspecto:
sería un aporte para una defensa eficaz y contribuiría a la
reconciliación de los civiles con los militares. El gobierno
demostrará que no tiene miedo al pueblo y que no necesita
una herramienta contra él. Tendrá un alto efecto en la
moral de todos porque terminará con el concepto de `ante
una agresión no podemos hacer nada’ y el ejército dejará de
ser cuestionado por inútil. Hasta ahora ha sido azote de su
pueblo, es hora de que junto a él se transforme en escudo de
la patria. […] La brecha, que siempre existió pero que se
ensanchó con la dictadura, se cerrará, inexorablemente, por
la comunión en los objetivos.” 11

Lo expuesto vale para la Marina y la Fuerza Aérea. Esa


condición de “maestros” del pueblo, también debe aplicarse
en las tareas de vigilar el mar territorial, impedir el
contrabando, el narcotráfico, el abigeato de ganado, etc. La
reducción numérica de efectivos redundará en la reducción
presupuestal. Un aspecto insoslayable –ya considerado por el
Informe Frugoni-Mibelli- es que debe atenderse la situación
de los oficiales y soldados que dejen de cumplir funciones.
Para ello (todo un capítulo expreso a considerar) habrá de
jugar un papel positivo para asimilar efectivos, la ampliación
de tareas que ya se realizan, como la de las industrias
navales, a título de ejemplo.
Aspecto complementario que redondea la superación de la
brecha tradicional entre civiles (“pichis”, en la jerga
cuartelera) y militares es que la educación debe ser conjunta
en todos los niveles posibles, terminando con el recíproco
desconocimiento.
A los militares “se les enseña que son la reserva moral de
la patria pero a la vez son los incomprendidos por la
sociedad. Cuando los necesitan los llaman y cuando ya no son
necesarios los desprecian. Así se crean resentimientos. Así se
ha fomentado, a mi juicio deliberadamente, la brecha entre
Fuerzas Armadas y el pueblo […] De este modo se forma una
personalidad diferente a la del ciudadano común […] No son
sólo los excesos de la dictadura los que nos separan. En un
país de larga tradición civilista, el ciudadano común no
conoce al militar y éste no conoce al ciudadano. Cuando se
han visto ha sido desde posiciones enfrentadas […] Nunca nos
hemos visto “juntos en la misma calle, hombre con hombro
tú y yo, sin odios ni yo ni tú” como era la aspiración de
Nicolás Guillén. Es que las Fuerzas Armadas […] son el brazo
armado del Estado […] con misiones que comprenden la
defensa de la soberanía pero que también incluyen tareas en
11
Gral ® Juan Antonio Rodríguez. Carta personal.
el orden interno. […] Todos los gobiernos, bajo cualquier
sistema, capitalista o socialista, tienen fuerzas armadas
funcionales a su proyecto político. Por lo tanto, si el Frente
Amplio tiene un proyecto político distinto al de los partidos
tradicionales, aquí hay una tarea para hoy.” 12
Unas Fuerzas Armadas, maestras y educadoras del
pueblo, y a su vez, alumnas de él, son las que necesita
Uruguay y Nuestra América. La tesis extrema de la
desaparición de las Fuerzas Armadas se contesta por sí sola
con el ejemplo de Costa Rica, sin ejército, pero donde
patrullan sus calles miles de soldados yanquis.
Se puede argumentar que esta alternativa es imposible. Se
trata de una reforma trascendente proyectada a construir un
Estado de nuevo tipo, al servicio del bloque popular-
alternativo. Si el camino de las reformas se cierra, otros
tiempos vendrán y otras tareas se impondrán.
Saludo la iniciativa del PIT-CNT de análisis de este tema. El
PIT-CNT y otras organizaciones sociales pueden y deben
convertirse en bastiones de la defensa de la soberanía
nacional de Uruguay y de Nuestra América. Y como lo
hicieran los sindicatos de los años cincuenta y la FEUU,
organizar de inmediato la denuncia y resistencia contra el
Convenio Militar con Estados Unidos.

12
Ibidem
EL PESO DE LAS FUERZAS ARMADAS
EN EL ESTADO URUGUAYO (*)

Constanza Moreira

¿Cuánto gastan las Fuerzas Armadas en Uruguay? Mucho,


podría una decir, si se compara el porcentaje del producto
bruto interno que Uruguay gasta en defensa con el que gasta
Nueva Zelanda, por ejemplo, o Australia, o Brasil o Argentina.
Mucho, o muchísimo, se podría afirmar, comparado con lo
que se gasta en relaciones exteriores, transporte, ganadería,
industria o vivienda.
En la ejecución del presupuesto de 2012, Defensa figuraba
como el segundo ministerio más rico del Estado (con 4,2 por
ciento del presupuesto total del Estado): el primero es el
Ministerio del Interior (5,1 por ciento) –lo que arroja el
resultado de dudosa defensa política de que las dos carteras
vinculadas a las armas y a la seguridad son las más ricas del
Estado–. Detrás, muy atrás, queda el Ministerio de Transporte
(2,2 por ciento), el de Vivienda (1,8 por ciento), o la
cancillería (0,7 por ciento). Sumados, los ministerios de
Industria, Desarrollo Social, Salud Pública, Ganadería, no
llegan al presupuesto que se lleva Defensa.
Si miramos el resto del presupuesto público descubrimos –
por suerte– que se gasta más en educación (la anep gasta el
12,6 por ciento del presupuesto) y en salud (asse gasta el 7,2
por ciento). Claro está que asse atiende a 1,2 millones de
personas, y la anep le da educación a casi un millón de niños
y jóvenes. Pero si comparamos el presupuesto de Defensa con
el resto de los poderes del Estado, constataremos que el
primero triplica o cuadruplica el del Poder Judicial (1,4 por
ciento del presupuesto) y el del Parlamento (1,1 por ciento).
Este gasto no toma en cuenta el déficit de la Caja de
Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas (que incrementa
en un 53 por ciento más el gasto en Defensa). Este déficit –
financiado por toda la sociedad uruguaya– se explica por el
peculiar sistema de privilegio que tienen los miembros de las
Fuerzas Armadas.
Mientras la mayoría de nosotros nos jubilamos con el 50
por ciento del promedio salarial que obtuvimos en los
mejores diez años de nuestras vidas (y los más viejos, con
topes jubilatorios que no superan los 35 mil pesos), los
miembros de las Fuerzas Armadas se jubilan con el 100 por
ciento de su sueldo, a lo que se agrega, cuando han sido
docentes, beneficios adicionales. A modo de ejemplo, un
capitán de navío retirado gana 80.109 pesos de jubilación.
Esto se conforma por 67.338 pesos de haber-retiro –que es el
100 por ciento de su salario–, más 12.771 de asignaciones
docentes conforme a lo establecido en la ley orgánica militar
de 1974, que aún espera para ser reformada.
Claro que todo este privilegio se explica en la propia
página web del Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas
Armadas (www.srpffaa.gub.uy) que dice, textualmente, que
“el militar tiene otros deberes y otros derechos; obedece a
otras leyes, tiene otros jueces; viste de otra manera, hasta
habla y camina en otra forma. Él está armado, tiene el
privilegio de estar armado, en medio de los ciudadanos
desarmados”.
¿Otras leyes? ¿Otros jueces? ¿Es por eso que aquello que la
justicia militar absuelve la justicia civil condena? No: el
militar está sujeto a las mismas leyes, y tiene los mismos
derechos y obligaciones que cualquier civil. Lo que está
escrito en la página web reseñada no sólo está viejo y es
anacrónico, sino que es peligrosamente “corporativo”.

RAZONES DE PESO(S).
El gasto en Defensa es el resultado del ejercicio del
“gobierno de facto” de las Fuerzas Armadas durante la
dictadura. En 1960 había unos 13 mil funcionarios, y hoy hay
27 mil, sin que la población o el número de empleados
públicos haya cambiado sustancialmente.
En 1971 las Fuerzas Armadas ya consumían el 10 por ciento
del presupuesto, y en 1974 llegaban al 18 por ciento. Esto es:
dueños del poder, los militares se habían elevado su propio
presupuesto a topes inverosímiles.
A la salida de la dictadura, su participación en el presupuesto
era del 14,3 por ciento. Los sucesivos gobiernos fueron
reduciéndolo: en 1996 (9,4 por ciento), en 2001 (7,2), en
2006 (5,7) , y hoy (4,2). El número de funcionarios que
revistan en las Fuerzas Armadas es del orden de los 27 mil,
pero recordemos que son 42 mil todos los docentes del país,
en Primaria, Secundaria y UTU.
A modo de ejemplo: el número de empleados sólo en el
Ejército es igual a la totalidad de los maestros de Primaria de
todo el país. La segunda razón de “peso” ya no tiene que ver
con la dictadura, sino con el uso de las Fuerzas Armadas
como mecanismo de “amortiguación” del desempleo,
especialmente en el interior del país y en el medio rural.
Hoy, sin embargo, existe demanda de empleo suficiente como
para que el atractivo de entrar en las armas no lo sea tanto.
De hecho, hay menos incentivos para estudiar en cualquiera
de las ramas de las Fuerzas Armadas, y las vacantes se
producen como consecuencia de la pésima imagen que tienen
entre la población, como resultado de la defensa de los
derechos humanos y la creciente conciencia que se va
tomando sobre su rol en la dictadura.

EL PRESUPUESTO Y LOS SALARIOS.


El programa del fa de 2008 contempla varios acuerdos con
relación al tema de las Fuerzas Armadas: la revisión del tema
“jurisdicción militar” para separar delitos de naturaleza
militar de delitos civiles, desterrar la doctrina de la seguridad
nacional, desmilitarizar los institutos civiles que se
encuentran en la órbita del Ministerio de Defensa (mdn), y
redimensionar las fuerzas para “determinar claramente sus
funciones, profesionalizarlas y dotarlas de los medios
necesarios”.
Si en verdad no se habla de “reducir” a las Fuerzas
Armadas, la deducción es inevitable. Si las funciones civiles
mencionadas en el programa del fa (meteorología, aviación
civil, marina mercante, administración de parques nacionales
e infraestructura aeronáutica) pasan a la órbita civil, la
reducción va de suyo.
Pero los avances que fueron dados están seguidos de
retrocesos inexplicables. Uno fue tomar la determinación de
que las vacantes que se produjeran en el mdn no fueran
llenadas. Sin embargo, se permitió que el ahorro producido
por éstas se usara en el propio ministerio para mejorar
salarios (privilegio que ningún otro ministerio conserva). O
sea: un paso adelante y uno atrás.
Si se generan vacantes pero con el dinero “que sobra” se
aumentan los sueldos, el peso presupuestal del mdn seguirá
siendo el mismo, y habremos abortado la sana política que se
instaló desde 1985 hasta ahora de reducir ese gasto.
Asimismo, si se mejoran salarios y compensaciones habrá un
atractivo especial para entrar a las Fuerzas Armadas (que es
lo que se busca), y por consiguiente, lejos de contribuir a su
disminución, colaboraremos a su fortalecimiento (que era lo
que queríamos evitar). Las señales, como se ve, son
contradictorias.
La justificación fue que con el ahorro producido por las
vacantes se aumentarían los salarios más bajos. Pero en
realidad fue con las vacantes del primer año (854 en 2010)
con lo que se incrementaron los salarios de los escalafones
inferiores (un soldado ganaba 6.542 pesos al inicio del
ejercicio y hoy gana 13.557). A modo de comparación,
recordemos que el salario nominal de un maestro grado 1
(con partidas de alimentación incluidas) se ubicaba en los
15.670 pesos en febrero de 2012.
Sin embargo, con las vacantes del año siguiente (1.415 en
2011) se incrementaron los sueldos de los oficiales superiores.
En los escalafones del personal superior y subalterno, el
aumento fue del 22 por ciento por encima del que se le
concedió al resto de los empleados públicos (8,6 por ciento).
En enero el incremento adicional que recibirán los
comandantes en jefe será de 13.947 pesos, el de los
generales será de 12.049 y el de los coroneles de 9.700. Si se
comparan estos sueldos con los de los maestros y profesores
de enseñanza media, encontramos que mientras el salario
mínimo militar aumentó 100 por ciento y los salarios más
elevados del mdn crecieron en más de un tercio (30,6 por
ciento) entre 2011 y 2012, los docentes de Primaria y
Secundaria necesitaron siete años para percibir un
crecimiento real de sus remuneraciones que, en el mejor de
los casos, no alcanza el 50 por ciento. En el período 2004-
2011 los profesores (según su respectivo grado docente)
recibieron un aumento de entre el 37 y el 42 por ciento. En
tanto, en el mismo período, los maestros (también
dependiendo de su grado) tuvieron un incremento salarial de
entre el 45 y el 49 por ciento.
En síntesis: los maestros y profesores necesitaron más de
siete años para incrementar lo que los militares
incrementaron en apenas dos.
DEFECCIONES INEXPLICABLES.
Con lo retenido por las más de 2 mil vacantes generadas
durante 2010-11 el mdn ahorró 213 millones de pesos. Pero
no se conformó con el “privilegio” que le fue otorgado: usar
su ahorro para mejorarse los sueldos.
Pidió, además, un incremento de 178 millones de pesos más
(pidió mucho más, pero la cordura de algunos representantes
en el Ejecutivo consiguió reducirlo a esa cifra).
La justificación de ese incremento era financiar el control
perimetral de las cárceles. Pero esta plata, que ya fue
aprobada –aunque como se ve, con difícil ejecución, habida
cuenta de la “renuencia” de los militares a asumir la función–
no explica todo el incremento.
¿Adónde va el aumento restante? Tiene destinos diversos y
curiosos: para recompensar al personal que desempeña
funciones en la policía aérea nacional debido al “incremento
de la actividad aérea en el país” (en un contexto en el cual la
actividad aérea ha disminuido drásticamente como resultado
del quiebre de Pluna); para compensar al personal que se
desempeña en el grupo K-9 San Miguel Arcángel de Perros de
Trabajo Militar (dedicado a la detección de explosivos); para
el personal de la Compañía Especial Antiterrorista del
Comando General del Ejército (artículo 59); para aumentar la
compensación que recibe el personal superior y subalterno
embarcado (artículo 60); y para el incremento y salarización
de las partidas que reciben quienes están en misiones en el
exterior (artículo 67). Especialmente significativos son
algunos de estos gastos; por ejemplo, las compensaciones
para el personal que trabaja con perros… en detección de
explosivos (1.772.858 de pesos anuales). O la asignación de
una partida anual de 6.684.857 pesos para una compensación
especial que recibirá el personal de la Compañía Especial
Antiterrorista del Batallón de Infantería de Paracaidistas
número 14, comando creado en 1978 –imaginemos detrás de
la caza de qué terroristas– y que, inexplicablemente,
sobrevivió en democracia, aunque ahora parece dedicarse al
“rescate de rehenes” en un país donde no se producen
circunstancias de este tipo, y violando flagrantemente el
programa del FA de 2008 que dice que “la seguridad interna y
funciones policiales deben centralizarse en el Ministerio del
Interior, así como la represión y prevención de delitos como
el narcotráfico, el terrorismo y el contrabando”. También hay
un incremento para aumentar y salarizar las compensaciones
que reciben quienes se encuentran en misiones de paz en el
exterior. Un militar del escalafón más bajo percibe 8 mil
pesos nominales en su tarea. Si integra una misión de paz en
Haití, le pagan un sobresueldo de unos 800 dólares, y un
viático del 50 por ciento. Un cabo gana 1.000 dólares, un
sargento 1.100, un oficial 1.700, un coronel 3.200, y un jefe
de base 4 mil dólares. A esto se le suma un 50 por ciento de
su sueldo, que pagamos todos. El artículo pide, además, que
a este 50 por ciento se le computen todos los aumentos
salariales que reciba el inciso. El costo de este artículo es de
20 millones de pesos. Para muestra, baste mencionar que con
20 millones de pesos podemos devolver a nuestro país 20
científicos por año que desean revincularse a la docencia y a
la investigación en Uruguay. Cifra contra cifra.
De más está decir que la solicitud que algunos miembros
de la bancada le hicimos al Ministerio de Defensa para ajustar
sus gastos, puesto que se necesitaban rubros para la
educación, la salud o el Poder Judicial, no obtuvo
tratamiento positivo por parte de la cartera. De más está
decir que todos y cada uno de los incrementos votados
quedan incorporado al presupuesto nacional, por lo cual le
legamos, a un gobierno futuro, las dificultades de volver a
negociar reducciones presupuestales para con unas Fuerzas
Armadas que, como dice la web, “tienen otras leyes, otros
derechos y otras obligaciones”.
Mientras tanto quedan en el debe las promesas del pasaje
a la órbita civil de Meteorología o de la Aviación Civil; y la
reforma de la ley orgánica militar de 1974; y la reforma de la
Caja Militar, o una discusión más profunda sobre nuestras
“misiones de paz”, especialmente en Haití (donde nuestros
militares acaban de ser procesados por la violencia contra un
ciudadano de un país al que se suponía iban a defender).
Ni qué hablar sobre la educación militar, ya que recibimos
a diario denuncias sobre la contradicción entre las prácticas –
algunas corrientes– de instrucción militar y los más
elementales derechos humanos.
Vale preguntarse entonces: ¿adónde vamos con las Fuerzas
Armadas?, ¿estamos siendo coherentes con el programa que el
fa se comprometió a llevar a cabo? Y si no lo estamos, ¿cómo
habremos de retomar la senda? ¿Seremos capaces de discutir
abiertamente, y sin “secretos de Estado”, qué Fuerzas
Armadas queremos y podemos tener?
No lo estamos haciendo. Al menos hoy, no lo estamos
haciendo.

(*) Publicado en el semanario Brecha el 12 de octubre de


2012
Anexos
NUESTRO PAÍS, PROPORCIONALMENTE,
ES EL PAÍS DEL MUNDO QUE SOPORTA
SOBRE SUS ESPALDAS UN EJÉRCITO MÁS
GRANDE

Emilio Frugoni

Intervención parlamentaria,

El. cargo grave que se me ha dirigido es el de que soy


sectario y exagerado, y para demostrarlo se ha: creído
necesario o conveniente al menos, hacer el proceso de mi
actuación parlamentaria o de una parte de esto actuación,
recordando que me opuse a la creación de una unidad militar
y que pretendí que no se militarizasen los transportes
marítimos nacionales.
No se lo dije por, no interrumpirlo, resolución que luego
abandone porque creí que ciertas rectificaciones convenía
hacerlas de inmediato; pero cuando lo oí hablar de mis
exageraciones en estos dos casos, comprendí que era mucho
más fácil hacer reír a mi costa una Cámara militarista
tachando de exageraciones cosas perfectamente razonables,
que demostrarlo en el terreno de la argumentación.
Para el doctor Mellen Lafinur es una exageración negar el
voto a la creación de una nueva unidad militar, cuando
existen 16 regimientos de caballería, 17 batallones de
infantería, 2 regimientos de artillería, varias secciones de
ametralladoras y cañones de diversos sistemas, varias
compañías y varios destacamentos, formando un conjunto de
más de 10.000 hombres. A esto agréguese la marinería y los
3.000 o más policías que también están militarizados, y
tendremos un total de más de 14.000 hombres armados,
sobre une población de un millón escaso de habitantes.
Sr. Casio - Un millón holgado.
Sr. Melian Lafinur - A ese precio debemos el beneficio de
la paz.
Sr. Frugoni - Permítame continuar el señor diputado. Yo
pretendo demostrarle, si me deja continuar en esta
exposición de ideas, que a precio mucho menos oneroso
para el país podría obtenerse también la paz.
Sr. Melian Lafinur - Le agrcadecería el descubrimiento.
Sr. Frugoni- Nuestro país, decía, proporcionalmente es el
país del mundo que soporta sobre sus espaldas un ejército
más grande; tiene un presupuesto de guerra que pasa de
cuatro millones y medio de pesos; y cuando yo digo en esta
Cámara: ¡por Dios! no aumentemos estos gastos, no
acrecentemos el terrible pulpo del ejército permanente, el
doctor Melian Lafinur, y con él todos los demás colegas,
creen que lo que yo digo es una solemne, una monstruosa
exageración. Se me dice que a ese precio obtenemos la paz;
se me dice que no debemos prescindir del peligro de las
revoluciones. Yo no desconozco ese peligro, señor Presidente,
yo no prescindía de él cuando negaba mi voto. a la creación
de una nueva unidad militar. Si yo desconociera el peligro de
las revoluciones, no me limitaría a oponerme al aumento de
los gastos bélicos: propondría la desaparición del ejército
permanente y la creación de las milicias ciudadanas, tal
como existen en Suiza, según lo recordaba muy bien el doctor
Melian Lafinur. Y yo no he propuesto tal cosa todavía, señor
diputado
En la sesión en que se trató el punto a que aludimos, un
señor diputado me interrumpió diciéndome -que yo quería
suprimir el ejército, y yo le contesté (esto consta en la
versión taquigráfica): que por ahora me conformaba con
reducirlo a las proporciones razonables.
El doctor Melian Lafinur, que ve en mí un espíritu
demasiado propenso a la ofuscación, se ofusca también, -
reconozcamos en su disculpa que no se halla solo en el error,
cuando considera como único medio para curar al país del
mal endémico de las revoluciones periódicas, mantener en
constante pie de guerra un ejército desproporcionado, lo
que, si puede ser un remedio, es indudablemente uno de esos
remedios tan graves y tan peligrosos como la misma
enfermedad.
Yo pido disculpa a la Cámara por apartarme un poco de la
cuestión; pero fuera de la cuestión se me ha atacado y fuera
de la cuestión tengo que defenderme. -
No quiero, por le demás, emplear demasiado tiempo
repitiendo lo que la Cámara está ya indudablemente cansada
de oírme decir; pero no puedo menos de manifestar
nuevamente, ahora, porque lo considero imprescindible para
demostrar que no soy un exagerado, que si durante estos
diez últimos años en que se ha venido aumentando
continuamente el ejército para ponerlo en condiciones de
ser un medio preventivo eficaz contra el mal de las revueltas,
a pesar de lo cual las revueltas se han venido produciendo
casi semestralmente, se hubieran aplicado las medidas
tendientes a obtener el fraccionamiento de los latifundios,
la multiplicación de las vías férreas, la colonización de
nuestra campaña, el arraigo de las muchedumbres
campesinas, a esta hora, a esta fecha, señor Presidente, las
revueltas ya no serían posibles, sin necesidad de que el
pueblo se sintiera agobiado bajo el peso abrumador de una
fuerza pública excesiva.
Si la mitad del dinero que durante esos diez años se ha
venido gastando en mantener un ejército en crecimiento
continuo, se hubiera dedicado a grandes obras de
colonización, a obras de mejoramiento material a rescatar
grandes extensiones de tierra improductiva para
entregarlas al cultivo, a esta fecha la transformación de la
estructura y del espíritu del país se habría operado de
modo tal, que las revoluciones pertenecerían completa,
definitiva, irrevocablemente al pasado.
Pero no se ha querido comprender esta sencilla verdad, y
se ha preferido persistir en buscar el remedio por otro
camino, por el camino de la defensa armada.
No hace todavía dos años abundaban las personas que
creían sinceramente que en virtud de la fortaleza adquirida
por el ejército, gracias a los continuos gastos votados, ya no
eran posibles las revueltas, y de pronto estalló una cuyas
huestes pudieron pasearse de un extremo a otro de la
República.
De nada había valido venir aumentando, año tras año, los
gastos militares. "No se habían aumentado bastante aún", se
me dijo en aquella ocasión; y yo contesté: si se quiere que el
ejército esté en condiciones de impedir el triunfo de las
revueltas, no es necesario aumentarlo; se le podría reducir a
la mitad, y sería suficiente, sobre todo si se le organiza
mejor.
Pero si se pretende que el ejército sea, no un medio para
impedir el triunfo de las revueltas, sino para evitar su
estallido, hoy que las revoluciones ya no se hacen con el
propósito de vencer, sino simplemente con el propósito de
perturbar, de crear a los gobiernos una situación difícil.
Incómoda. que los obligue a conceder algo, por poco que sea,
a cambio de la tranquilidad, entonces acaso no baste el
ejército actual; no basta, sin duda, porque nuestra campaña
se presta todavía demasiado para que puedan corretearla
durante meses enteros pequeñas partidas insurrectas, a pesar
de las numerosas tropas regulares.
Yo no sé si se conseguirá evitar este mal aumentando el
doble, duplicando el ejército de que hoy "disfrutamos". Acaso
sería necesario cubrir materialmente - de soldados el
territorio nacional; pero ¿quién puede pensar, señor
Presidente en semejante remedio?
Esa sí que sería una exageración inadmisible; y yo, sectario
y exagerado, en el concepto de mi distinguido colega el
doctor Melian Lafinur. Lo único que proponía era que no nos
arrojáramos en el camino de esa exageración, que nos
detuviéramos a lo menos, comprendiendo, dándonos cuenta
de que la salvación no puede estar en ese remedio tan
heroico, que resulta imposible.
Yo, señor Presidente, creo que si se hubiera tomado,
como decía, otro camino, a esta fecha hubiéramos
conseguido mucho más, sin que pesara sobre nosotros el
grave mal del militarismo, el grave mal de un ejército que
absorbe las fuerzas vivas de la Nación.
El remedio consistiría en reducir la fuerza armada a las
proporciones precisas para ser una defensa eficaz contra las
revoluciones, una defensa capaz de impedir su triunfo, y
entretanto, para prevenir, para evitar su estallido, ir
adoptando las medidas tendientes a la transformación de la
estructura económica del país, y con ésta, a la
transformación del espíritu de las masas.
Yo no sé si peco de presuntuoso, al suponer que algún día
las generaciones venideras se detendrán a juzgar estas
palabras que aquí pronunciamos. Pero si esas generaciones
quieren alguna vez decidir entre lo que el doctor Melian
Lafinur llama mis exageraciones y aquella declaración que él
hiciere en la ocasión a que nos- referimos, cuando decía que
si el Gobierno pedía a la Cámara la creación de diez
batallones más, él los votaba resueltamente, yo estoy
convencido de que estas generaciones, que juzgarán sin
apasionamientos y teniendo por delante las enseñanzas de la
historia, reconocerán que la razón, que la cordura, que el
sentido práctico, que el conocimiento de las realidades
ambientes, que la verdadera comprensión de los intereses
nacionales, estaban más bien del lado de mis exageraciones
que del lado de las ideas sostenidas entonces y ahora por el
doctor Melian Lafinur.
Otro tanto es muy posible que suceda respecto al segundo
punto que el distinguido colega a quien, repito, vengo
contestando con toda la admiración y alta estima que me
merecen sus dotes intelectuales y sus cualidades morales
quiso tocar en la otra sesión.
Para mi contrincante es también una exageración
pretender que en un país donde la militarización nos agobia,
no se agrave aún esta militarización sometiendo a los
reglamentos) militares transportes que pueden tener
perfectamente un carácter civil.
Son transportes que van a desempeñar funciones,
operaciones realizadas hoy por los barcos mercantes. Van a
traer carbón para la armada y a llevar trigo, lana y otros
productos del país, operaciones, como se ve, sencillamente
mercantiles.
El Gobierno encontró que realizando el acarreo del carbón
para la armada por cuenta del Estado, se efectuaba un ahorro
considerable, y propuso la adquisición de dos transportes, y-
yo dí favorablemente mi voto al proyecto en discusión
general; pero siguiendo la manía militarista, se quiso hacer
de estos dos nuevos transportes dos nuevas unidades de la
armada de guerra, y porque yo me opuse a eso, en nombre de
los intereses generales y en nombre de los intereses de los
trabajadores, el doctor Melian Lafinur me tachó de sectario y
de exagerado.
Esos transportes, dice él, el Gobierno los quiere para
disponer de ellos en caso de guerra. Él cree, por tanto, que
para ese fin es necesario la militarización, y yo sostengo que
no es necesario, porque si la tripulación de los transportes es
nacional, puede aplicársele la ley que rige en caso de guerra,
imponiendo el servicio de las armas; y si no es nacional al
Gobierno le cuesta poco enviar a esos transportes, para las
operaciones de guerra, una tripulación militar. El ferrocarril
también es utilizado por el Gobierno, en los casos de guerra,
en servicios importantísimos, y hasta ahora no se ha
requerido la militarización de su personal.
Yo no creo, señor Presidente, que se pueda entonces
asegurar que mi exageración no se circunscriba a esto: a
pretender que no se militaricen los servicios para que no se
cercenen los derechos de los trabajadores; y si el doctor
Melian Lafinur cree realmente que esto es una exageración,
tengo que darle la noticia de que me ha de ver incurrir,
reincidir en este género de exageraciones, porque yo he
venido a esta Cámara a defender el derecho y los intereses
de los trabajadores, y los defenderé, con tanto más ahínco,
cuanto más desconocidos o comprometidos los vea.
He podido notar que en esta Cámara ha hecho camino la
doctrina sentada en una sesión memorable, cuando al decir
yo que los trabajadores del municipio tienen el derecho de
reclamar mejoras y de declararse en huelga para
conseguirlo, se me contestaba que se les militarizaría si
fuera preciso, para que no tuvieran ese derecho.
Eso es, señor Presidente: nacionalicemos todos los
servicios, estaticemos los ferrocarriles, los transportes, los
tranvías, y luego militaricemos el personal para que ningún
trabajador esté reclamando mejoras! Lo primero, la
nacionalización de los servicios, y sobre todo la
municipalización de los servicios, porque no se presta a
arbitrarias militarizaciones, es una tendencia deseable,
práctica, democrática; pero lo segundo, no: lo segundo es la
negación de la democracia, es la reacción burguesa y
conservadora dando su zarpazo, a la sombra de las
conquistas realizadas por la democracia, contra las
libertades más preciosas, y, por consiguiente, contra la
democracia misma. El doctor Melian Lafinur creerá sin duda
que todo esto que digo son exageraciones; pero nosotros los
socialistas estamos muy acostumbrados a oír calificar de tal
modo ideas y propósitos que no tardan mucho tiempo en
ser admitidas y preconizados por los demás. Es el destino
de todos los que nos proponemos reformar algo, el que se
nos acuse de ilusos o de excesivos. Y no crea mi distinguido
colega, por otra parte, que el calificativo que me aplica me
ofende...
Sr. Mellan Lafínur - Si lo hubiera creído no se lo hubiera
aplicado, porque no he tenido intención de ofenderlo.
Sr. Frugoni - Diré entonces que no crea que el calificativo me
molesta, si bien tengo interés en levantarlo, por cuanto
puede considerarse en cierto modo un cargo hecho a mi
actuación parlamentaria, y no me molesta, porque estoy
convencido, señor Presidente, que solo los neutrales, mejor
dicho los neutros, los indiferentes, los equidistantes, son
los que pueden gozar del privilegio de no parecer
exagerados a nadie De mí, sé decir, que desconfío mucho de
los hombres que, siendo jóvenes, no exageran nunca. El
mismo doctor Melian Lafinur cuando era joven, ¡a cuántos
hombres de más edad y de más experiencia que él habrá
parecido exagerado! ...
Sr. MeIían Lafínur - Y ahora también.
Sr. Frugoní - ... Sin embargo, es muy probable, es casi seguro
que no serían éstos quienes estaban en lo cierto. Los viejos
tienen en su favor la experiencia del pasado, que les sirve de
báculo en su criterio, pero los jóvenes tienen la intuición del
futuro, y por eso el tiempo suele dar la razón a los jóvenes.
FUERZAS ARMADAS, UNA PATOLOGÍA
CONSENTIDA

Jorge Torres
Editorial Fin de Siglo, Montevideo 2005, 172 pgs.

En este libro el ex tupamaroJorgeTorres (*) sostiene que


los intelectuales (políticos, politólogos, sociólogos, juristas,
historiadores, investigadores, periodistas, y también
militantes de izquierda políticos y/o sociales) hacen en este
país un trabajo sucio en relación a las fuerzas armadas.
El planteo es al menos llamativo, ya que en todo caso se
acostumbra a decir que son los militares los que pretenden
que “debieron asumir un trabajo sucio” que consideraron
deber de guerra: secuestrar, torturar, violar, asesinar, robar
niños, tirar gente desde algún avión, etc. ¿Cual sería ese
trabajo sucio respecto del trabajo sucio militar que
cumplirían a su vez esas distintas categorías intelectuales, y
por qué intelectuales?
A cuarenta años del golpe militar que vino junto con todo
ese trabajo sucio, el pensamiento corriente en este país,
sostiene nuestro autor, sigue confinando los cuestionamientos
a los militares al tema “derechos humanos”, un
cuestionamiento a lo que hicieron (no “mucho más allá de
loparticular, de lo protagónico, de la enumeración de excesos
o de la busca de responsabilidades”). Pero no se ha logrado
siquiera iniciar la discusión sobre lo que son, en qué consiste
su verdadera naturaleza.
En ese sentido, la interrogante pasa a ser si el terrorismo
de Estado que practicaron es una distorsión o desviación, un
comportamiento coyuntural y corregible perteneciente a otro
tiempo, o se trata de la consecuencia orgánica de su propia
naturaleza, persistente y sostenida, y por lo tanto esperable
en el futuro en cualquier coyuntura similar.
El autor habla de las fuerzas armadas como institución y
tal como existe, más allá de las personas particulares,con
todas sus características intrínsecas que la definen:
verticalidad, disciplina rígida incuestionada, uniformización y
despersonalización de sus miembros, pensamiento acrítico,
espíritu de cuerpo, etc.
Este abordaje es uno de los puntos fuertes de la tesis de
este libro.La terminología militar habla de "armas"
(infantería, caballería, artillería, etc.) en el sentido de
instrumentos, y homogeiniza el armamento y los calibres por
una evidente razón de eficiencia económica, pero también
los comportamientos y ejercicios rutinarios de dudosa
eficiencia en el combate, en que los hombres son tratados
también como cosas.
"La finalidad primera y última es homogeneizar los
comportamientos de individuos diferentes, automatizarlos...
despersonalización del individuo, su total alienación... la
función sustituye al sujeto".Esto se logra a través
de"adiestramiento y comportamiento pavlovianos".
"Las fuerzas armadas -creación e instrumento de la
sociedad de clases-, contienen, educan, desarrollan y
practican dentro y fuera de sí, un conjunto de pricipios y
comportamientos que no solamente las caracterizan sino que
además, las diferencian redicalmente del resto de las
organizaciones humanas colectivas".
Y habla además del papel que han cumplido en la historia
del país y el continente y en su luchas de clases. Situación
vivida que no se descarta como imposible en el futuro, todo
lo contrario, a partir precisamente de ese análisis de la
naturaleza y el rol de las fuerzas armadas.
Ya que recurrieron al "...método de tortura, la justifiación
del robo como BOTÍN DE GUERRA, las violaciones, los
asesinatos, la desaparición, o el robo de niños y el cambio de
identidades, sin que esas acciones tuvieran la más mínima
repercusión en la conciencia de los individuos que
lasordenaron y las llevaron a cabo, o sin que entraran en
colición con cualquier tipo de principio ético o concepción
moral", y al mismo tiempo el discurso militar habla de"honor
y dignidad", "con total desparpajo y sin que nadie se lo
recrimine, siguen alardeando de esos valores que,
precisamente, no poseen."
Este punto de vista fue declarado expresamente por el
entonces comandante en jefe del ejército Bertolotti en 2005,
para amparar la conducta de un militar cuyo testimonio
requería la justicia: "Entendemos que debemos defender,
cualquiera fueran las causas, a los oficiales y personas que
cumnplieron órdenes, mal. nien, regular, deficiete. Pero
tenemos la obligación, como soldados, de defender a nuestra
gente".
Resulta significativo que a poco de publicado este libro
fuese el propio presidente actual José Mujica quien
confirmase esta tesis al justificar la existencia de las fuerzas
armadas en nuestro país, de dudosa racionalidad (por decir lo
menos) si se pensasen solamente en términos de defensa
territorial.
Sostiene Mujica hablando por su audición radial en el 2010,
y nada menos que el 14 de abril, sobre el peligro de que
aparezcan “500 locos organizados”,“… todas las luchas del
pueblo uruguayo, por mejorar, por distribuir mejor, se va a
poner a prueba, no sé cuándo, algún día, cuanto más lejos
mejor, cuando alguna crisis mundial nos traiga una crisis de
reparto. Y en esa hora tendrá un inmenso valor que los
cuerpos armados de nuestro país obliguen a respetar la
democracia, a que no existan aventuras, a que tengamos las
tensiones que tengamos que tener, pero sin cataclismos
institucionales…porqueen las crisis de reparto, en las
grandes crisis sociales, obviamente, las instituciones a los
ojos de mucha gente pierden valor práctico, porque la
penuria tiende a obnubilar la visión de las grandes
masas… ¿Cuál es la última garantía en una sociedad, del
juego y de la existencia institucional de la democracia de
derecho que conocemos?... La verdadera garantía para una
nación es quesus cuerpos armados, en los grandes
momentos de tensión, cuiden y respeten el
funcionamiento institucional".
Las fuerzas armadas serían el último recurso de salvación
del orden capitalista, no están para una supuesta defensa
territorial ente enemigos extranjeros inventados, sino para la
preservación del orden interno capitalista ante el peligro de
un levantamiento de las grandes masas que podrían llegar a
estar tan omnibuladas, que ya las palabras de Mujica y otros
no lograrían convencerlas de seguir esperando la mejor
distribución prometida, y deberán ser contenidas por la
fuerza bruta de los aparatos armados. Nuestras fuerzas
armadas están para la defensa, no de nuestro territorio, sino
del orden capitalista. Y ese“cuando alguna crisis mundial nos
traiga una crisis de reparto”, es, tal cual lo acabamos de
decir con otras palabras,la perspectiva de la lucha de clases
desde el lugar de un pequeño país tapón en la periferia
subordinada del capitalismo globalizado.
En este discurso iguala orden institucional con orden
capitalista y además se rebajan todas las luchas del pueblo
uruguayo a una lucha por distribuir mejor (sin cambiar el
modo de producción de eso que se distribuye y que crea la
desigualdad en la distribución, sin salirse de los marcos del
orden capitalista) se descarta totalmente la posible acción de
los que sufren la penuria de la imposición de este orden por
cambiar esos marcos.
Torres cuenta una anécdota del Penal de Libertad. En un
hall los militares habían colgado un cartel con la frase"Al
final a la civilización siempre la salva un pelotón de
soldados". Luego, un preso colocó en su celdaun aviso con la
referencia correspondiente. Oswald Spengler, filósofo e
historiador admirador del fascismo, inspirador del nazismo,
autor de"La decadencia de Occidente". Por fin el comando
hizo retirar ambas cosas.
"Y el capítulo que cierra la saga-agrega Torres-
seguramente se inscribe en el género sainete, donde lo
dramático se transforma en algo cómico o jocoso. Porque ¿en
qué otro género pueden ubicarse las declaraciones de
quienes no solamente fueron víctimas de las bárbaras
iniquidades cometidas por las fuerzas armadas, sino además
dirigentes de los cientos o miles de víctimas que con
irresposbabilidad empujaron a ese destino?"
El trabajo sucio del pensamiento político y social
predominante en todo este tiempo ha sido dejar en silencio
el problema de si la acción terrorista de las fuerzas armadas
es una conducta orgánica a su propia naturaleza, y con ello,
si la existencia misma de este fenómeno disfuncional y
agresivo, de este cáncer social, es necesaria para el
organismo social que somos todos.“Nessuno parla” -
diceTorres- de este tema.
La existencia de las fuerzas armadas pasa a ser un hecho
natural, como la lluvia o el viento. Habrá tormentas,
huracanes o inundaciones, y habrá tal vez algunos daños de
vez en cuando debido a ello, pero nada podemos hacer, la
naturaleza no es ni mala ni buena, es natural, decía el poeta.
Se considera así"inevitable, ineludible y aceptable la
existencia de un esquema de dos poderes y en el que uno de
ellos, el militar, conserva el derecho a la tutela".
"Este comportamiento asumido por estos intelectuales, o
académicos expertos, acaba finalmente por hacerle el
trabajo socio a las fuerzas armadas al proporcionarles hacia
afuera (porque hacia adentro no lo necesitan) la
confirmación de que recae en ellos... la condición de juez
supremo de la sociedad y de sus formas de organización".
La renuncia absoluta al abordaje racional del problema en
los medios intelectuales, la autocensura y, con ello, la
censura que se impone de hecho sobre la sociedad, es la
colaboración que estos medios prestan al cáncer militarista.
"¿Qué graves riesgos podrían correr los sistemas
democráticos si carecen de fuerzas armadas? "Torres no ve
ningún intento serio en el pensamiento predominente de
contestar a esta pregunta.
¿Uruguay precisa fuerzas armadas? Y ¿pueden haber fuerzas
armadas de este tipo (pretorianas, estamentarias, las
llamadas “profesionales”, es decir con todas las
características intrínsecas que enumeramos) que no sean un
"Estado dentro de otro Estado" (o"institución paralela al
Estado"),una institución que deriva inevitablemente en una
corporación conspirativa, antisocial, cerrada sobre sí misma,
que trabaja a espaldas de la sociedad y sus legítimas
autoridades, que se atribuye un rol tutelar y un derecho a
intervenir por la fuerza sobre la sociedad, que justifica su
accionar clandestino, que busca permanentemente privilegios
para sí misma de todo tipo y además impunidad, que busca
perpetuarse?
Torres también logra rastrear una posible fuente de estas
ideas en la tesis de Louis W. Goodman, de la Amercian
University de Washington D.C. en la compilación "Los
militares y la democracia" (1990) que este hombre prologa,
sosteniendo que civiles y militares"deben asumir nuevos
roles"."Si no se adoptan nuevos roles que permitan la
confianza y la cooperación entre civiles y militares, el futuro
de la política latinoamerciaca seguirá siendo caótico...[Se
deben]lograr los complejos acuerdos necesarios para una
democracia pluralista, respecto de las múltiples fuerzas
políticas existentes en las naciones de América del Sur y el
Caribe (incluyendo los intereses militares)".
Tanto Goodman como una veintena de autores
lationamericanos actuales que participan de esta compilación
consideran entonces a los militares, dice
Torres,"interlocutores legítimos de los poderes
democráticamente electos".
¿En qué sentido serían “intelectuales” los arriba
mencionados?
Para Sartre el intelectual es “el que se mete en lo que no
le importa”. Si un físico nuclear trabaja en la fisión del
átomo hace lo que se espera de él como técnico, pero si se
pone a cuestionar el uso de esa técnica en bombas atómicas
ya se está metiendo en que “no le importa” porque se aparta
de la función técnica para la cual el sistema lo habilita dentro
de la división social del trabajo.
En este caso estamos hablando entonces de seudo-
intelectuales, que no se apartan nada del lugar asignado en la
división social del trabajo, se atienen a su función de
productores de ideología, su trabajo es la justificación del
orden existente como hecho natural. La tarea que se les ha
encomendado, y que al menos de hecho aceptan cumplir, es
silenciar la irracionalidad que implica para nuestra sociedad
la existencia misma de las fuerzas armadas y el papel que no
pueden dejar de desempeñar.

(*) Jorge Torres fue fundador del Movimiento de Liberación


Nacional, preso político durante la dictadura y luego exiliado
en suecia. Obtuvo dos premios (1980 en París, 1996 en
Uruguay) por su producción poética y dramatúrgica, y es
autor de "Tupamaros. La derrota en la mira" (Montevideo,
2002) que puede considerarse la primera exposición
autocrítica de envergadura desde dicha colectividad política.
(falta poner el año de muerte).
INICIAR EL CAMINO DEL DESARME Y
LA DESMILITARIZACIÓN MUNDIAL

La Paz es una necesidad suprema para


toda la Humanidad.

Ningún proyecto que tienda a enriquecer la vida de los


seres humanos cabe en una situación de guerra y violencia
extrema. Por eso la paz, entendida como ausencia de guerra,
continúa siendo el componente fundamental del esfuerzo de
los pueblos, por organizarse sobre bases de justicia y
solidaridad. Pero la PAZ, en su acepción más amplia y
positiva, no está sólo relacionada con el fin de las guerras y
los conflictos violentos.
La Paz “ no puede consistir únicamente en la ausencia de
conflictos armados, sino que entraña principalmente un
proceso de progreso, de justicia, y de respeto mutuo entre
los pueblos, destinado a garantizar la edificación de una
sociedad internacional en la que cada cual pueda encontrar
su verdadero lugar y gozar de la parte de los recursos
intelectuales y materiales del mundo que le corresponde y
que, la paz fundada en la injusticia y la violación de los
derechos humanos no puede ser duradera y conduce
inevitablemente a la violencia”.
(Resolución 11.1 Conferencia General de UNESCO 1974).
La Educación es una herramienta fundamental de la
sociedad para lograr un destino mejor para la Humanidad.
Es fundamental, no sola, sino integrada con otros Derechos
Humanos reconocidos para hacer posible el desarrollo integral
de las personas y los pueblos.
En las últimas décadas se ha constatado la necesidad de un
fuerte impulso para lograr que la Educación para la Paz
juegue un papel importante en la reconstrucción de los
valores de solidaridad, respeto, comprensión, en las
relaciones entre los seres humanos, las sociedades y los
pueblos de todo el mundo. Todo esto al servicio de la
construcción de una Cultura de Paz, que tiende a favorecer el
avance de la humanidad hacia los ideales de paz, justicia
social y cuidado del ambiente.
A ese esfuerzo por lograr un mundo mejor, se opone una
dura realidad expresada en el aumento del armamento en
cantidad y potencia, en la realización de intervenciones
militares “preventivas” y violaciones del territorio de
naciones soberanas, que pueden derivar en ataques
nucleares, y generan un incremento permanente de los
gastos militares mundiales.
La amenaza de conflictos bélicos, la guerra, latente o
flagrante, contribuyen al desarrollo de la Carrera
Armamentista, la justifican y naturalizan, la muestran como
inevitable. El gasto mundial en armas ha crecido, en los diez
últimos años en un 50%, llegando en 2009 a la cifra sin
precedentes de 1.531.000 millones de dólares (más de 4.194
millones por día) de acuerdo al informe del Instituto
Internacional de Estudios por la Paz de Estocolmo (SIPRI).
América Latina, y en especial América del Sur, región de
bajo costo de el armamentismo respecto al PBI, víctima de
tensiones provocadas por la ingerencia extranjera, ha
aumentado sus gastos en forma escandalosa (33%) hasta 2008,
(SIPRI).
En 2010 la Unión Europea, en plena crisis destinó al gasto
militar 194.000 millones de euros, ciento noventa y cuatro
mil millones de euros, el equivalente a los déficits anuales
sumados de Grecia, Italia y España.
El gasto en armas, cada vez más eficaces, el desarrollo
tecnológico y la voluntad destructiva de quienes lucran con
las guerras han hecho que, en el siglo XX, las guerras fueran
más "eficientes" a la hora de matar personas que en todos los
conflictos sucedidos en la historia de la Humanidad desde el
siglo I Antes de Cristo. Mientras que entre el siglo I y el siglo
XVIII murieron en el mundo 19 millones de personas, sólo en
el siglo XIX murió la misma cantidad que los 18 siglos
anteriores. En el siglo XX, murieron 110 millones de personas
en las 250 guerras que padecimos, es decir, murieron en ese
solo siglo tres veces más personas que en los veinte siglos
anteriores.
Mientras tanto no ha mejorado en el mundo la situación de
Extrema Pobreza; más de 1.000 millones de seres humanos,
gran parte de ellos niños, sufren desnutrición, hambre,
enfermedad, miseria , carencia de educación y atención.
Mueren diariamente más de 70.000 seres humanos, gran
parte de ellos niños, mientras se invierten más de 4.000
millones por día en gastos militares.
La crisis que viven los países de la Unión Europea tiene
entre sus razones los gastos y deudas por la compra de
armamentos, muchas veces ligados a fenómenos de
corrupción y siempre innecesarios si pensamos las verdaderas
necesidades de los pueblos.
Las armas y las industrias que se dedican a su fabricación
son un atentado a los Derechos Humanos porque atentan
contra el derecho fundamental, el derecho a la vida; el
trabajo que generan estas industrias perfectamente podría
igualarse con otros emprendimientos que fabriquen bienes
que mejoren la calidad de vida de las personas. También los
trabajadores de la muerte, los militares, pueden y deben
reconvertirse para tareas necesarias en nuestra sociedad que
hoy reclama una paz que trascienda la mera ausencia de
guerras.
La Carrera Armamentista es una inmoralidad que
debiera avergonzar a todos los seres humanos.
Es imperioso comenzar a recorrer el camino de un
Desarme Mundial, de todos y cada uno de los países,
asumiendo cada uno de ellos, un compromiso formal.
La Carrera Armamentista , por su propia existencia,
promueve guerras conflictos y violencias.
Las ganancias inescrupulosas del Complejo Industrial
Militar, ensucian las manos de los gobernantes que los
posibilitan y estimulan.
Los Educadores, por nuestra tarea estamos comprometidos
con la suerte de nuestros educandos. Debemos convocar a
todas las fuerzas sociales a acompañar este esfuerzo.
Debemos crear conciencia en la opinión pública.
Debemos asumir el compromiso de la denuncia y
reclamar, a quienes tienen en sus manos las decisiones, el
inicio del camino de un desarme gradual, y el compromiso
de destinar esos recursos a mejorar la vida de quienes
sufren pobreza extrema.
Desde nuestra América Latina podemos comenzar el largo
camino.
Las actuales circunstancias, la presencia de gobiernos
populares, la demostración de que es posible resolver los
conflictos por vías pacíficas, el incremento de los recursos
económicos, la valoración de la riqueza de nuestra
diversidad, los firmes vínculos de integración que se están
desarrollando, permiten alentar la idea de que nuestros
gobiernos en nombre de sus pueblos puedan plantear, a la
comunidad mundial, en las Naciones Unidas, que una
creciente disminución de armamentos es necesaria y posible,
y que contribuirá a un destino mejor de los pueblos.

Mtro. Víctor Brindisi Mtro. Prof. Julio Arredondo

MOVIMIENTO DE EDUCADORES POR LA PAZ


URUGUAY

Julio 2013
¿Qué nos pasa en nuestra sociedad,
que somos incapaces de percibir que hay un
problema en el mantenimiento de unas
Fuerzas Armadas que no necesitamos y que
además están plagadas de delincuentes?

Mtro. Miguel Soler Roca (Comiedupaz), 10


de julio 2013

También podría gustarte