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- Competencia social: el desarrollo de la competencia social incluye la construcción

de nuevas estrategias para afrontar cambios en las relaciones interpersonales y


para definir la autoimagen ante nuevas realidades sociales. La familia es el lugar
donde se suelen construir estas estrategias y donde la autoimagen se define.
Forma y mantiene las competencias sociales del adolescente que luego harán
extensivas a situaciones externas.

- Egocentrismo: se caracteriza por el hecho de que el adolescente se considera el


centro de atención de la familia. El adolescente con problemas tiene una sensación
de omnipotencia que le hace sentir que no necesita adaptarse a la realidad social,
por lo que no tiene por qué cambiar.

- Separación: el hecho de crecer implica inevitablemente la separación de la familia


en un proceso a través del cual el adolescente se va volviendo autónomo. La
separación es una tarea fundamental en la adolescencia que en muchos casos
provoca enormes tensiones tanto para él como para la familia.

Las instituciones educativas, aunque carentes de la intensidad afectiva de la familia tienen


una estructura mucho más formal y son de gran importancia en la socialización
adolescente.

El grupo de iguales cuenta con una distribución de poder y de prestigio que está en la base
de sus interacciones, con unos intereses propios y con unos objetivos inmediatos. Su
estructura grupal suele ser reducida y no está institucionalizada.

Todo grupo de iguales posee unas pautas culturales propias y diferentes que incluyen
expectativas de conducta, valores, normas, símbolos, ceremoniales y definiciones de otros
grupos, como de la familia o de las instituciones educativas, que pueden alterar las
relaciones del adolescente con ellos.

Las estrategias de socialización que se desarrollan dentro del grupo de iguales no son muy
diferentes a las utilizadas por la familia o la escuela, pero sí el grado de implicación
afectiva y vital, que se acentúa en situaciones de desviación social.

El proceso de identificación con el grupo de iguales influye decisivamente en la


construcción de la identidad. Se llevan a cabo experiencias que rompen con las
expectativas de rol impuestas, se ensayan procesos de independencia afectiva de padres y
maestros, se elaboran mecanismos de evasión y se llegan a constuir subculturas
específicas que otros agentes de socialización intentan contrarrestar.

Las causas más frecuentes de identificación con el grupo de iguales son:

- La falta de cohesión de las relaciones sociales en el contexto.


- La movilidad económica y geográfica.
- La creciente desigualdad económica.

Los medios de comunicación pueden reforzar o no las pautas socializadoras de otros


agentes. Pueden ampliar horizontes vitales proponiendo nuevos mundos, roles
profesionales, sociales o políticos que pueden estar alejados de su medio sociocultural y
que su familia o centro educativo nunca le presentan.

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2.2.2. MADUREZ.

La madurez es la etapa del desarrollo que transcurre entre los 50-65 años y su déficit más
importante es el envejecimiento secundario debido al estilo de vida, las enfermedades, las
agresiones ambientales o los tóxicos.

El envejecimiento psicosocial se debe a la pérdida de autoestima que puede conllevar la


edad madura, al estrés, la soledad, el déficit de relación con los demás, la pérdida de
recursos, la jubilación o a los prejuicios sociales.

Los factores que provocan disfunciones en la madurez son:

RELACIONES AFECTIVAS.

- Relaciones en la familia: en esta etapa las relaciones se equilibran. Aumentan con


los padres y disminuyen con los hijos. Es un periodo en que la interacción se
realiza entre tres generaciones distintas y adultas.
- Relaciones con los padres: los padres empiezan a ser ancianos (alrededor de 80
años) y los problemas relacionados con la edad son la norma. Es frecuente que se
produzca alguna incapacidad y que exista la obligación de su cuidado.
- Relaciones con los hijos: es característica de nuestra época la permanencia en
casa de los hijos cuando ya son mayores, lo que provoca conflictos debido a su
incipiente necesidad de autonomía y la de permanencia en el hogar familiar.

RELACIONES LABORALES.

En la actualidad es frecuente que las personas en esta etapa se vean obligadas a abandonar
el puesto de trabajo, por desempleo o por jubilación obligada, lo que acarrea una serie de
consecuencias negativas.

Se pueden dar situaciones precarias en el ámbito económico, en la vivienda, enfermedades


asociadas al envejecimiento por malos hábitos de salud o problemas psicosociales
asociados al aislamiento, la falta de participación social o en actividades de ocio.

2.2.3. SENECTUD.

Los déficits que se pueden dar son:

- Viudez: la familia es la base organizativa fundamental de la sociedad y su núcleo


es la pareja. Cuando se produce el divorcio o la viudedad, aparece el problema de
la soledad y las vivencias asociadas a la pérdida del ser querido. Las mujeres
viudas jóvenes y las adultas pueden encontrar mecanismos de compensación con
mayor facilidad que las ancianas, que experimentan además, la reducción de las
relaciones sociales y el descenso de sus ingresos de jubilación. Con la edad se
experimentan pérdidas en la salud y las amistades van desapareciendo. En muchos
casos, los hijos se han marchado de casa y la pérdida del compañero supone
también la pérdida de independencia. La viudedad supone el traslado a casa de un
familiar o a una residencia. La alternativa es seguir en el propio hogar si no existen
problemas de salud importantes, lo que lleva a experimentar la soledad en muchos
casos.

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