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5) El ciclo de la acumulación.
Cuando el banco central liga su dinero estrechamente a un patrón oro, tiene muy
poco espacio para maniobrar. Una reserva de oro limitada obliga a elevar las tasas
de interés hasta un punto de extrema usura en una época en que todos los
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capitalistas buscan refugio en el dinero de alta calidad. Cuando la convertibilidad a
oro se suspende permanentemente la cantidad de dinero del banco central y la
tasa de interés sobre ese dinero se pueden convertir en instrumentos de política.
El "arte" de la banca central consiste en usar estos instrumentos de política para
tratar de estabilizar el curso inherentemente inestable de la acumulación. Al mismo
tiempo, el hecho de cortar los lazos del dinero del banco central con el oro da
lugar a la posibilidad formal de una inflación sostenida.
En la historia del capitalismo abundan las fases y los casos de inflación. Cualquier
interpretación general de esos fenómenos tiene que estar integrada dentro de una
teoría completa de la determinación de los precios. Además, es evidente que los
precios pueden subir o bajar por muchas razones diferentes. Si nos sustraemos de
los choques circunstanciales que puede sufrir cualquier sistema económico -malas
cosechas, guerras y rumores de guerra, etc., así como de las perpetuas
oscilaciones de los precios del mercado que acompañan el equilibrio de la oferta y
la demanda en el mercado, podemos identificar diversas fuerzas que afectan los
movimientos en los precios fundamentales de producción de las diversas
mercancías.
Recordemos en primer lugar lo que nos dice la teoría del exceso de acumulación.
Se produce demasiado capital en relación con las oportunidades para usado
porque los capitalistas individuales, empujados por la competencia y esforzándose
por llevar al máximo sus ganancias explotando a la fuerza de trabajo, adoptan
tecnologías que hacen que la economía se aparte del camino de la acumulación
equilibrada. El desequilibrio empeora porque los precios de producción, que se
forman a través de la compensación de la tasa de ganancia, dan señales erróneas
sobre los precios en relación con el potencial de producción de plusvalía social.
Además, la creación necesaria de capitales ficticios antes de la acumulación real
suele oscurecer el desequilibrio fundamental. Los capitales ficticios y el capital a
interés invertido en ellos están en peligro de quedar destruidos en el curso de una
crisis, mientras que la devaluación puede afectar al capital en cualquiera de los
estados dentro del proceso de circulación.
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Por tanta, el dinero extra que pone en circulación el Estado tiene que realizarse en
algún punto a través de la producción. Esta confirma el descubrimiento
fundamental que hizo Marx en su investigación de la circulación de plusvalía la
realización en la esfera del intercambio depende a fin de cuentas de la realización
ulterior en el terreno de la producción.
El concepto del capital financiero como una corriente de capital a interés plagado
de contradicciones -un concepto, que hemos decido, que concuerda totalmente
con la Idea general de Marx del capital como un proceso más bien que como una
cosa- ayuda a penetrar en los callejones sin salida y a descifrar los acertijos. Nos
ayuda a entender la estabilidad de las configuraciones que surgen cuando
consideramos al "capital financiero" como un bloque de poder dentro de la
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burguesía, o, lo que equivale a la misma cosa, la dificultad que experimentan los
investigadores cuando, busca en primer lugar una definición constante de "capital
financiero".
Los que controlan la corriente de dinero como un poder externo en relación con la
producción ocupa una posición estratégica en la sociedad capitalista. Si esta
posición estratégica se ha de convertir en una base de poder real, entonces se
requiere ante todo que se centralice el capital-dinero en unas pocas manos. Esta
centralización puede ocurrir en dos formas. Primero, unos pocos individuos o
familias extraordinariamente ricos pueden acumular en sus manos la masa del
poder del dinero de la sociedad. Siguiendo, unas pocas instituciones poderosas
pueden controlar el poder del dinero disperso de innumerables individuos, que
individualmente no tienen poder.
El análisis del capital financiero como una corriente revela la unidad fundamental y
el antagonismo entre las operaciones financieras y las de producción de plusvalía.
El ciclo de acumulación -suponiendo que no intervenga activamente el Estado-
indica un equilibrio de poder cambiante entre el capital industrial y el capital
bancario a través del curso del ciclo. El equilibrio cambiante refleja el peso relativo
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de las mercancías en comparación con las expresiones de valor del dinero dentro
del proceso de acumulación. En las primeras fases de la oscilación ascendente, el
capital industrial está en una posición de mando porque lo que cuenta son las
mercancías. Durante las fases posteriores del auge se unen los intereses
industriales y financieros para fomentar una expansión de los valores-mercancía
basada en el crédito. En las crisis, el dinero lo es todo y los bancos parecen tener
totalmente en sus manos los destinos de los capitalistas industriales porque las
mercancías excedentes no se pueden convertir en dinero. Empero, los propios
bancos pueden también caer bajo la demanda de dinero de alta calidad (oro o
dinero del banco central) que exceda con mucho a las ofertas.
A nivel del Banco central, el capital financiero, cualquiera que sea su definición, se
integra directamente con una parte del aparato estatal. Empero, el Estado
generalmente afecta la circulación del capital a interés y se relaciona con ella a
través de un aspecto mucho más amplio de actividades. Fija la estructura legal e
institucional, ya menudo diseña los canales altamente diferenciados a través de
los cuales circula el capital a interés para entrar a diferentes actividades como la
deuda del consumidor, el financiamiento de la vivienda, el desarrollo industrial y
cosas por el estilo.
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una nueva definición del capital financiero; una definición en que los tres intereses
están unificados.
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fiebres especulativas, de tal manera que una concatenación de estas últimas casi
invariablemente señala la existencia de la primera. La dificultad aquí está en
separar la mera espuma superficial. de la especulación perpetua de los ritmos más
hondos de la formación de Crisis en la producción.
La capacidad para transformarse desde el interior hace que el capitalismo sea una
bestia algo peculiar, una bestia camaleónica que cambia perpetuamente de color,
y semejante a la serpiente porque se desprende periódicamente de su piel. El
estudio de la circulación del capital a interés arroja luz sobre los medios materiales
concretos por los cuales se forjan esas transformaciones internas. Vemos que la
circulación del capital en general debe asumir necesariamente, en determinado
momento, un nuevo aspecto: el de la circulación de capital a interés. Ésta es la
crisálida de la cual surge el capital financiero como una fuerza de control
organizada, repleta de contradicciones internas y caracterizada por la inestabilidad
crónica. Esta aparición no es un fenómeno abstracto, sino que abarca la creación
de nuevos instrumentos e instituciones, nuevas facciones de clase,
configuraciones y alianzas, y nuevos canales para la circulación del propio capital.
Todo esto es parte de la evolución necesaria del capitalismo.