UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL

SEGUNDO SEMESTRE

Integrantes: Curso: 4 “B”

● Astrid Caizaluisa

● Sebastian Illescas

● Sofia Mier

● Karen Sánchez

● Emily Zambrano

Materia: Semiótica

CAPÍTULO X

DEL ABUSO DE LAS PALABRAS

Hoy en día las personas poseen un vocabulario cada vez más amplio, se han

acostumbrado a dotar de significados particulares o personales a las palabras que usan; en

ocasiones les otorgan significados incoherentes. Si bien, el lenguaje tiene imperfecciones,

algunos errores son intencionales y descuidados; también llamados, abusos del lenguaje, mismos

que especifican errores que comúnmente se comete al momento de hablar, como el uso

incorrecto de las palabras, construcciones deficientes, falla en la concordancia y coherencia,

entre otros errores inexcusables. Como resultado se obtienen ideas imprecisas o difusas, ya sea

porque son equívocas o falsas, estas dificultan la comunicación entre el emisor y receptor. A

continuación, se detallan los siete abusos del lenguaje:

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El primer caso se refiere a las palabras sin ideas o ideas sin ideas claras. Este se refiere al

abuso más evidente que se da con las palabras o signos que no indican ideas claras; de estos hay

dos tipos:

En el primero se refiere a las palabras que no tienen un significado claro y distinto.

Generalmente, son insertadas por una agrupación o sectas de la filosofía y de la religión

(Locke,1999). Acuñan nuevos términos para ocultar la debilidad de sus hipótesis. Además, si se

examinan estas palabras se logra distinguir que no tienen ninguna validez dentro del lenguaje.

En el segundo tipo, el abuso se comete una negligencia ineludible, pues, usa palabras que

la propiedad del lenguaje otorga como ideas muy importantes, pero carente de todo sentido bien

determinado. Ejemplo: Sabiduría, gloria, gracia. Estas son muy frecuentes en la boca de los

humanos, pero al preguntar su significado, nadie tiene una idea clara de lo que realmente

significan.

El segundo caso de abuso del lenguaje habla de la inestable aplicación de las palabras.

Pues, se presenta la inconstancia en la utilización de las mismas, ya que, muchas veces, las

emplean para significar una serie establecida de ideas y otras para significar una colección

distinta, haciendo del lenguaje un engaño total (Locke,1999). Muchas veces los humanos

cambian el sentido de las palabras según su conveniencia, por ejemplo, pueden hacer que el valor

del número cinco sea reemplazado por el valor del número seis para cumplir con su propósito.
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El tercer caso de abuso del lenguaje es la mala utilización del idioma. Se debe a la forma

incorrecta de cómo se habla, se expresa y cómo se lo dice, puesto que, se presenta en la

construcción inválida de frases u oraciones que dificultan la interpretación de un mensaje.

Además, este abuso sucede debido a una inconstancia en la significación de las palabras,

pues, los pensamientos se registran mal, y pasan a ser comprendidos de una manera totalmente

diferente con la que inicialmente fue transmitida, la falta de definiciones es la cuna del error.

Locke (1999), en el cuarto caso, habla de tomar las palabras por las cosas. Se destaca por

ser más propenso a incurrir en esos hombres que encierran sus pensamientos dentro de un

sistema único cualquiera. El dominio de la palabra abre paso a las reglas universales de los

idiomas, en cualquier tiempo y lugar, es decir, por su parte genera entendimiento y no ocasiona

confusiones entre las personas.

En el caso cinco, el abuso de las palabras es ponerlas en vez de cosas que no significan,

ni pueden significar en modo alguno. El lenguaje es un conjunto de medios que permiten al ser

humano expresar los sentimientos, pensamientos, entre otros. Además, es importante saber que el

lenguaje siempre ha estado impregnado de abusos por la mala utilización de la lengua; es decir,

se presenta en la construcción incorrecta de mensajes que se quiere transmitir, distorsionando la

información, otorgando otros significados que no le corresponden y poniendo en confusión a las

personas.
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El filósofo Locke manifiesta que las palabras e ideas son consideradas de modo

arbitrario, es así, como el significado de los términos transmiten las ideas que los hombres tienen

de aquellos objetos. También, se debe mencionar que las palabras no se refieren a las cosas, sino

que solo las representan, pero se dan a través de las ideas que se tiene sobre aquello

(Locke,1999).

Además, podemos encontrar dos esencias que son de suma importancia: la esencia real

corresponde a la cualidad de las cosas sin ponerle ningún nombre, mientras que la esencia

nominal se refiere a la idea abstracta que es significada por el nombre general, permitiendo tener

una conexión entre el nombre y la esencia nominal. De esta manera, se puede decir que en las

ideas simples de la esencia nominal suele haber confusiones con la esencia real, mientras que, las

ideas complejas de substancia tienen una diferenciación entre la esencia nominal y la esencia real

(Locke,1999, pág 494).

El sexto abuso consiste en que las personas creen que existe una relación estrecha entre

los hombres y los significados (Locke, 1999). Es decir, están acostumbrados a la utilización de

palabras con un significado en particular. Por tanto, ellos esperan que el significado de las

palabras que usan sea aceptado y entendido.

Así, en un discurso puede ocurrir que toman “la palabra de otros como si significaran

naturalmente justo aquello a lo cual ellos se han acostumbrado a aplicarlas” (Locke, 1999, p.

498); ya que no se toman el tiempo de entender el sentido de las palabras de otros. Por ejemplo:

«Guagua» es un vocablo de jerga que se utiliza para referirse a un niño pequeño o a un bebé.
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Sin embargo, en el Caribe, se le denomina guagua a los autobuses con trayecto

invariable. También, piensan que es evidente el significado de las palabras que usan, debido a

que, jamás se toman el tiempo de explicar lo que pretenden decir.

De este modo, hay cuatro fines del lenguaje: divulgar sus ideas, comunicar las ideas con

claridad y prontitud, transferir el conocimiento de las cosas y definir previamente las palabras a

utilizar. Si no se cumple alguno de estos fines, el lenguaje es deficiente o se abusa del mismo

(Locke, 1999).

En el séptimo y último caso se habla de que las expresiones configuradas también

constituyen un abuso de lengua, dado que, la inventiva y la imaginación tienen un mayor

recibimiento que la insípida realidad (Locke, 1999).

Para oratorias en las arengas y discursos de corte popular, no es recomendable el uso de

las expresiones configuradas (Locke, 1999). Sin embargo, es común que en el discurso prime el

halago antes que información de calidad o contenido ejemplarizante. El arte retórico funciona

también para remover pasiones o sugerir ideas equivocadas.

Por ello, es evidente que a las personas les emociona el engaño y ser engañados. Esto

sucede por la inmensa cantidad de contenido seductor que las personas profesionales utilizan el

engaño como arma principal en sus discursos para envolver a las masas.
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Conclusiones

Finalmente, es importante reconocer que el lenguaje no es perfecto y contiene defectos.

Así mismo, existen errores naturalizados que se cometen diariamente al momento de expresar

ideas. Estar conscientes de que el sentido de las palabras puede variar según factores como, el

tiempo, contexto y el lugar donde se encuentren, influyen en el significado.

El arte retórico es el medio para crear discursos que impacten a las personas, ya sea de

forma positiva o negativa. Sin embargo, los abusos del lenguaje pueden deshacer el objetivo

comunicativo de un discurso claro y ordenado, apostando por el engaño a través de una selección

de ideas y palabras que seducen y halagan a la audiencia antes que ilustrarla. Por tanto,

interfieren en la correcta interpretación del mensaje, ya sea escrito u oral.

El buen uso del lenguaje permite expresar de manera precisa e inteligible los

pensamientos, ideas o imágenes que residen en la mente de los hombres. Además, la utilización

de las estructuras gramaticales correctas, permitirá evitar tener modificaciones injustificadas que

producen confusión en los significados de las palabras.

Referencias bibliográficas:

Locke, J. (1999). Ensayo sobre el entendimiento humano. (O' Gorman, Edmundo. Trans.;

2th edición). Publicación original (1689).

locke- texto-escaneado, VII-XI (1).pdf