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 Discriminación social y el lenguaje

1. La discriminación lingüística es un trato injusto que se basa en el uso del lenguaje y las
características del habla, incluido el idioma materno, el acento, el tamaño percibido del
vocabulario (si el hablante usa palabras complejas y variadas), modalidad y sintaxis. Por
ejemplo, un hablante de occitano en Francia probablemente será tratado de manera
diferente a un hablante de francés. Con base en una diferencia en el uso del lenguaje, una
persona puede formarse automáticamente juicios sobre la riqueza, la educación, el
estatus social, el carácter u otros rasgos de otra persona, lo que puede conducir a la
discriminación.

2. La discriminación lingüística es el fenómeno de discriminación que una persona o grupo


social puede sufrir debido a la lengua en la que se expresa o sus particularidades
lingüísticas.

3. La utilización del leguaje como un medio de discriminación, se explicaría por cuanto


constituye un medio fundamental de comunicación, y a su vez, de reproducción principal
de prejuicios e ideologías sociales en las cuales subyacen conceptos discriminatorios (Van
Dijk, 2003, p. 79). El mismo autor correlaciona poder y discurso, donde pone en evidencia
formas de dominación del discurso, discriminación comunicativa u otras formas de
marginalización y exclusión que proceden de las estructuras del contexto y de las
estructuras del discurso (Van Dijk, 1996, 2003; Van Dijk & Bixio, 2009). Lo anterior se
alinea con los postulados de Echeverría (1994), quien afirma que el sistema de lenguaje es
una estructura de relaciones y la posición de cada miembro de la comunidad dentro de
esta estructura es un aspecto importante a considerar en el proceso de individualización
(p. 59). En esto concuerda Fairclough (2010), quien reconoce que vivimos en una época
lingüística, y enfatiza en las ideologías individuales, las que se presentan en forma implícita
en la interacción lingüística de los sujetos y de las cuales, en general, no siempre se tiene
plena conciencia (p. 10). Así del contexto se integran prejuicios, matices despectivos,
atribuciones arbitrarias. Aquí el impacto cultural del entorno queda demostrado mediante
el uso del lenguaje, pues logra ubicar a las personas en situaciones de privilegio o
marginación en la sociedad.

En particular en la temática de la discapacidad, sucede que muchas veces las personas con
discapacidad son receptoras de respuestas ofensivas por parte de la sociedad (Barton, 2005, p.
24), y quizá la manera más obvia en que se manifiesta esta realidad es mediante la
propagación de términos ofensivos empleados para descalificar, tratar como inferiores o
insultar a individuos o grupos particulares por su condición de discapacidad (Islas, 2005, p. 7).
Incluso la utilización de palabras por parte de la población, la mayoría de las veces es sin
conciencia de su profundo e implícito poder (Op cit, p. 5). Desde esta perspectiva, la utilización
de términos como minusválido, inválido, incapacitado, lisiado, retrasado o subnormal, desde
un enfoque lingüístico, corresponden a adjetivos calificativos, cuya función es promover la
calificación o caracterización de sujetos, y en este caso, mediante connotaciones sociales
despectivas, de inferioridad, de ineptitud, de dependencia. Por ejemplo, si atendemos al
concepto minusválido, el significado de minus corresponde a menos, mientras que válido tiene
referencia a valor. Es decir, con estos conceptos se expresa que dichas personas tendrían
menos valor que el resto de la sociedad, o no tendrían valor (inválidos), o serían incapaces
(incapacitados). En este sentido, resulta vital educar y crear conciencia sobre la relación entre
lenguaje y poder, particularmente, sobre cómo el lenguaje contribuye a la dominación de unos
y la opresión de otros (Fairclough, 2010, p. 3).

 Lenguaje y dominación.
No es exagerado afirmar que no hay conquista en la historia de la humanidad que no se haya
hecho, también, con el lenguaje. Aquí se señalan algunas ideas fundamentales sobre la naturaleza
del lenguaje, su evolución y los efectos de su enorme poder en la formación, muerte y tramado de
las civilizaciones que en el mundo han sido.

La historia de las conquistas es antigua y se remonta a varios siglos antes a las realizadas por
Occidente. En esos reiterados conflictos históricos resalta la cuestión de que, para dominar a una
cultura, no basta con invadirla. Para hacerse de ella, en su totalidad, es indispensable una suma de
diversas circunstancias. Las más notorias, y que sirven para ejemplificar este caso, son las que
protagonizaron los griegos, después los romanos y más adelante los españoles. En esos tres casos,
la dominación efectiva se impuso desde el lenguaje.

En todas las conquistas habrá vencedores y vencidos. A raíz de esos acontecimientos se genera la
multiculturalidad, resultado de circunstancias particulares, mezclas raciales y diversos y variados
aportes culturales, además de la política y la economía, hasta llegar a generar una mezcla
intercultural propia de esas nuevas sociedades.

A pesar de que las antiguas fuentes literarias, griegas y romanas, no están de acuerdo sobre quién
es el responsable de la introducción del alfabeto en Italia central, sí está confirmado que el
sistema de escritura adoptado por los hablantes del latín deriva del sistema griego occidental,
llevado hacia esas tierras por colonizadores. Esto fue a consecuencia de que la cultura griega se
expandió por Europa durante el siglo iv ac. Alejandro Magno, rey y conquistador griego, extendió
esta civilización, luchó y derrotó a los persas y se convirtió en el primer europeo en gobernar un
imperio en Asia. Aquella extensión de dominio abarcaba desde el Mediterráneo hasta India.

Por lo tanto, el modelo a seguir de los romanos fue, sin duda, el de la cultura griega. En ellos
reconocieron la influencia en literatura, arquitectura, ciencias, política y, sobre todo, en el idioma.
Junto a ello, el pensamiento filosófico fue otro de los grandes aportes de esta civilización, y
consistía en el pensamiento basado en la razón, el hombre y el universo.

- Comunicar y dominar.
Las lenguas se han impuesto en diversas culturas y llegan a desarrollarse porque constituyen
sistemas de signos más perfectos que las puras impresiones sensitivas. Las palabras son
arbitrarias, pero las relaciones internas, la ordenación, la sintaxis de un lenguaje, no lo son. En
tanto que las lenguas logran cada vez mejor su adecuación a la realidad mediante un sistema de
signos, constituyen instrumentos útiles para lograr la expresión de ideas.

De acuerdo con Noam Chomsky, el lenguaje parece ser una propiedad de la especie humana, con
algunas variaciones mínimas entre los seres y sin comparación significativa en ninguna otra parte.
Extendiendo un poco la idea de Chomsky, también podemos afirmar que el animal humano es el
único que enseña y aprende una lengua, nativa y extranjera, y la va modificando poco a poco. La
moldea para, al mismo tiempo, asir su entorno, hacerlo propicio para la conservación y expansión
de su especie.

Es probable que la ventaja adaptativa más importante del lenguaje, para nuestra especie, sea su
utilidad para la transmisión y adquisición de información cultural. De esta manera, adquirimos una
extraordinaria cantidad de información a lo largo de nuestra vida. Mediante el lenguaje podemos
compartir esa información y nuestras experiencias, además de hacer que el aprendizaje sea más
fácil, y, en otros casos, menos peligroso. Además, el lenguaje nos permite disponer del conjunto
de saberes acumulados por otros individuos. Es éste, sin duda, un sistema comunicativo de una
gran capacidad expresiva.

Javier Echeverría va en el sentido de demostrar que el lenguaje es una forma de dominio, ya que,
para él, tiende a comunicar órdenes. Y esto es lo primero que se aprende a correlacionar, mandato
con la ejecución de la acción debida, y ésta es la que el examinador espera; así, se dice de una
persona que es muy inteligente en la medida en que obedece.

Echeverría lo ejemplifica de la siguiente manera, al decir que si queremos pertenecer a la


comunidad de químicos debemos hablar el lenguaje de la química; si queremos formar parte de la
comunidad de los matemáticos debemos hablar el lenguaje de las matemáticas, y si queremos
pertenecer a la comunidad de los corredores de propiedades debemos hablar el lenguaje de
corretaje de propiedades. De alguna manera, dice Echeverría, todos hemos visto a personas que
se abren camino pese a las barreras, con sólo dominar el lenguaje de la comunidad
correspondiente y mostrando competencia en los juegos que se juegan en ella.

- Lenguaje y poder.
Sin embargo, hay algo que bajo ninguna circunstancia debemos perder de vista, y es la que toda
interpretación que desvaloriza el poder, como fenómeno general, implica, en último término, una
degradación de la propia vida. El poder es consustancial a la vida humana. Vivir, para el ser
humano, es estar arrojado en el camino del poder. Para entender lo anterior es preciso abandonar
la noción de poder que resulta del programa metafísico, para de ahí proceder a la elaboración de
una concepción diferente. Este camino podría ser trazado desde la idea del lenguaje como
dominación. Puesto que hacemos cosas con palabras, producimos efectos con el lenguaje y
hacemos cosas al lenguaje, el lenguaje también es aquello que hacemos con el entorno para
nuestra preservación como especie. Y, al mismo tiempo, lograr la expansión de los vencedores
sobre los vencidos.

Con todo lo anterior, es indispensable señalar que los hábitos lingüísticos de los griegos no se
modificaron en absoluto. Al contrario, la lengua griega continuó escribiéndose con el sistema
heredado de los fenicios en el siglo ix. En realidad, fue el sistema griego el que influyó en el latino.
De la misma manera, fue el latín el que dio origen al español. No ha habido algún caso en el que el
lenguaje se haya modificado de manera inversa. Y este orden jerárquico también es una forma
de dominación.

 Lenguaje e inclusión.
1. Por “lenguaje inclusivo en cuanto al género” se entiende la manera de expresarse
oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo, género social o identidad de género en
particular y sin perpetuar estereotipos de género. Dado que el lenguaje es uno de los
factores clave que determinan las actitudes culturales y sociales, emplear un lenguaje
inclusivo en cuanto al género es una forma sumamente importante de promover la
igualdad de género y combatir los prejuicios de género.

2. El lenguaje no sexista, de género neutro o lenguaje inclusivo es una tendencia social que
se ha hecho presente en diferentes idiomas, entre ellos los seis idiomas oficiales de las
Naciones Unidas, con el fin de utilizar expresiones lingüísticas que eviten los prejuicios y
estereotipos sexistas, así como la invisibilización y exclusión en el lenguaje de las personas
de determinado sexo, género u orientación sexual.

Abarca una variedad de estrategias, reglas y mecanismos lingüísticos, que no son uniformes, ni se
encuentran siempre consolidadas por el uso social. Esto incluye la evitación del masculino
genérico en el idioma español, la formación de frases de manera coigual y la aceptación de la
versión femenina de sustantivos tradicionalmente masculinos (académica, presidenta, jefa,
gerenta, abogada, jueza, etc.), así como el uso de estructuras neutras o no binarias, como la
terminación de palabras con la vocal «e», o los símbolos «x» y «@», para expresar
indeterminación genérica, y sustantivos que no son específicos de género para referirse a roles o
profesiones. Por ejemplo, el uso del pronombre «elle»/«elles», o la creación de expresiones como
«auxiliar de vuelo» para sustituir «azafato» y «azafata».

En inglés palabras específicas, que contienen en sí mismas marcadores de género, como actor
(actor) y actress (actriz), han tendido a ser unificadas con sentido neutro, por el término
originalmente masculino. Algo similar ha sucedido con las palabras que contienen la partícula man
(«hombre» en ese idioma), como policeman (policía), fireman (bombero), o chairman (presidente),
que tienden a ser reemplazadas por expresiones neutras como police officer (oficial de policía) y
firefighter (combatiente del fuego). Procesos similares se reiteran en otros idiomas.

El lenguaje inclusivo incluye también la recomendación de utilizar estrategias gramaticales


neutras, aún sin alterar las reglas tradicionales del idioma, como recurrir a la palabra «persona» o
«personas» para evitar el masculino genérico (por ejemplo «personas transgénero»), el uso de
pares femenino y masculino («señoras y señores»), estructuras genéricas («gerencia» en lugar de
«los gerentes»; «el cuerpo de fiscales», en lugar de «los fiscales»; el «desempleo juvenil» en lugar
del «desempleo de los jóvenes»; «el alumnado» en lugar de «los alumnos»), el pronombre relativo
«quien/es» («quienes cumplan los requisitos» en lugar de «los que cumplan los requisitos»).

Gran cantidad de países y organizaciones internacionales, públicas y privadas, han establecido


manuales y recomendaciones para el uso en sus ámbitos de lenguaje inclusivo y no sexista, entre
ellas las Naciones Unidas.

Las expresiones del lenguaje no sexista se emplean en diversas disciplinas que investigan los
efectos del sexismo y del androcentrismo en el lenguaje. El estudio de la teoría del lenguaje sexista
es paralelo al del lenguaje no sexista y cae dentro del ámbito de la filosofía, la sociología del
lenguaje, la antropología lingüística, la sociolingüística y la etnografía de la comunicación.

 Efectos del lenguaje discriminatorio.


Los efectos negativos del lenguaje discriminatorio incluyen el daño a la concepción de la misma
persona, a su autoestima y aspiraciones de relacionamiento multiétnico, así como también la
incitación a la degradación social de esa persona y al grupo que representan.

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