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AUMENTAR MI FE EN
JESÚS?
Es necesario estudiar y ver la gloria que Jesús manifestó
en Sus señales y milagros para así aumentar nuestra fe en
Él.
47 Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue
a su encuentro y le suplicaba que bajara y sanara a su hijo,
porque estaba al borde de la muerte.
48 Jesús entonces le dijo: Si no veis señales y prodigios, no
creeréis.
49 El oficial del rey le dijo*: Señor, baja antes de que mi hijo
muera.
50 Jesús le dijo*: Vete, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra
que Jesús le dijo y se fue. 51 Y mientras bajaba, sus siervos le
salieron al encuentro y le dijeron que su hijo vivía.
52 Entonces les preguntó a qué hora había empezado a mejorar.
Y le respondieron: Ayer a la hora séptima se le quitó la fiebre.
53 El padre entonces se dio cuenta que fue a la hora en que Jesús
le dijo: Tu hijo vive. Y creyó él y toda su casa. — Juan 4:47-53
(LBLA)
Ilustración
Había una doctora llamada Dra. Roa Páez que le decía a sus alumnos que
cuando era estudiante tuvo una época en la que lloraba casi todos los días.
Lloraba porque aparte de tener que estudiar tanto, tenía un profesor que no
creía que las mujeres debían estudiar medicina. Él hacía todo lo posible, la
insultaba y la molestaba, para que se retirara de la carrera. Por tanto, contaba
cómo por muchas noches ella llamaba con lágrimas a su madre, expresando
que quería regresar a casa. Sin embargo, su madre, tras consolarla y animarla,
intentaba insistirle que perseverara. Decidió entonces la Dra. Roa perseverar y
tener fe de que algo bueno podría salir de todo esto. Por su fe y perseverancia,
ahora muchos años después, pudo convertirse en una excelente médica que ha
ayudado a salvar la vida de muchos bebés en Bogotá, Colombia.
Los milagros de Jesús producen fe debido a que nos revelan quién es Jesús: el
Dios verdadero
Ahora, si los milagros son para entender a Jesús, entonces ¿qué nos enseña
sobre Jesús el milagro de la sanación del hijo del oficial del rey? Nos
demuestra como mínimo dos cosas. Primero, nos revela cómo todo lo que
Jesús decía era veraz porque todo lo que decía se cumplía. Es por esto que el
apóstol Juan resalta cómo después de que Jesús dijo: «Vete, tu hijo vive», se
cumplió la Palabra de Jesús y «se le quitó la fiebre» al hijo. Esto nos debería
recordar a pasajes del Antiguo Testamento. Por ejemplo, durante la creación,
está escrito cómo cuando Dios dijo: «Sea la luz», hubo luz. Cuando Dios
dijo: «Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que
aparezca lo seco», «fue así». Cuando Dios dijo haya estrellas en los cielos,
estas se formaron; cuando Dios dijo haya aves y animales, estos fueron
creados. En otras palabras, así como todo lo que el Dios del Antiguo
Testamento decía se cumplía, también todo lo que Jesucristo decía se
cumplía. Cuando Jesús dijo que el hijo vive, ¡así fue! Por tanto, este milagro
alimenta nuestra fe porque nos enseña y nos muestra de una manera
extraordinaria que Jesús es alguien en quien podemos confiar pues todo lo que
dice es o se vuelve verdad.
Los milagros de Jesús producen fe debido a que nos revelan quién es Jesús: el
Dios salvador
Adicionalmente, el milagro de la sanación nos debería recordar cómo el
Dios del Antiguo Testamento salvaba la vida de las personas mediante Su
Palabra. Por ejemplo, cuando la vida de Ismael, el hijo de Agar, estaba al
borde de la muerte, está escrito cómo Agar «…puso al niño debajo de un
arbusto y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: “No quiero ver
morir al niño”». Al llorar desconsoladamente, sin embargo, Dios envió Su
Palabra y le dijo «No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño.
Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran
nación». Entonces «Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de
agua» y así sobrevivió Ismael. Similarmente, el pasaje d