Está en la página 1de 1

No quiero ver morir al niño”».

 Al llorar desconsoladamente, sin embargo,


Dios envió Su Palabra y le dijo «No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos
del niño. Levántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran
nación». Entonces «Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de
agua» y así sobrevivió Ismael. Similarmente, el pasaje de hoy demuestra
cómo el hijo del oficial «estaba al borde de la muerte» (v. 47), pero cuando
Jesús habló, Su Palabra sanó y libró de la muerte al hijo. Entonces, este
milagro nos enseña que Jesús no fue cualquier persona, sino el mismo Dios
del Antiguo Testamento que enviaba Su palabra para sanar y librar de la
muerte a las personas.

Ahora, cuando Jesús le dijo al oficial del rey: «Vete, tu hijo vive», este le creyó
y así pudo ver la poderosa gloria de Dios cuando se dio cuenta que su hijo
había sido sanado por la Palabra de Jesús. En otras palabras, el oficial del rey,
por creer que las Palabras de Jesús eran verdaderas y salvadoras y tras ver la
gloria de Jesús, su fe en Jesús aumentó.

Aplicación
Teniendo esto en mente, ¿cómo reaccionas tú cuando Jesús te dice: «Ve y
confiesa tus pecados diariamente ante Mí y en la cruz»? ¿Reaccionas con fe y
perseverancia como lo hizo el oficial del rey? ¿O reaccionas con miedo e
incredulidad porque piensas, «cómo podré vivir sin mis ídolos y mis
pecados»? ¡Si no logras obedecer a Jesús es porque no tienes ni siquiera la
cantidad de fe que tuvo el oficial del rey!

Aunque has reaccionado con incredulidad, sin embargo, ¡hay esperanza! Hay
esperanza si piensas profundamente sobre el milagro que hizo Jesús. Medita
sobre los efectos que tuvo el milagro de Jesús y las implicaciones de estas.  ¿No
demostró Jesús que Sus palabras realmente son verdaderas y salvadoras? ¿No es
entonces Jesús digno de tu confianza? ¡Ten fe entonces y persevera! Haz lo que
Jesús te ordena, y así como el oficial del rey lo hizo ese día, contempla la
profundidad de la hermosura y el infinito poder de la gloria del Gran Dios
Jesucristo; una gloria que ayudará a aumentar tu fe a niveles extraordinarios
que ni sabías podían existir.

También podría gustarte