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EL PODER DE JESUCRISTO MANIFESTADO

San Juan 4:43-54

Introducción

Debido a la situación sanitaria que estamos viviendo actualmente, algunas personas en


este tiempo esperan un milagro por parte de Dios; ciertamente Él siempre responde, pero
Él no responde según nuestros propios pensamientos, por eso, las personas no ven a Dios
actuando, lo que ha provocado inclusive en personas creyentes un conflicto en su fe
sintiéndose confundidos y hasta desilusionados con Dios.

Pero Dios en su misericordia nos muestra a través de su Palabra cómo debemos entender
y aceptar las aflicciones, el dolor, la muerte, la enfermedad, y que aún en medio de todo
ello creer que Dios sigue obrando y nunca dejará de hacerlo.

En la porción bíblica que hemos leído, nos habla de un hombre que vivía en Capernaum,
que fue a Jesús al enterarse que estaba en Caná de Galilea, y movido por la necesidad le
pide ayuda al Señor Jesús para evitar la muerte de su hijo, pidiéndole su intervención
directa: Juan 4:47 “vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo”.

La actitud de este funcionario es la correcta: ir y rogarle a Jesús, sin embargo, la situación


de este hombre era desesperante, estaba de por medio la vida de su hijo, por eso,
reiteradamente le rogó al Señor que descendiese a Capernaum antes que su hijo muera
(V. 49). Él pensaba que llevar a Jesús a su casa era la solución. Aquí vemos que él pide y da
la solución.

Así es como muchas veces actuamos, buscamos a Dios para que nos ayude en nuestras
necesidades, pero nuestra desesperación por obtener respuesta no nos permite ver a Dios
actuando, debido a que nuestros propios pensamientos y deseos están de por medio, y
cuando vemos que nuestra situación no cambia, que no es como lo que pensamos nos
sentimos defraudados y hasta nos enojamos con Dios y dejamos de confiar en Él.

Este funcionario pensaba que la presencia de Jesús es necesaria para realizar la sanidad.
Sin embargo, Jesús únicamente le responde con unas cuantas palabras, pero llenas de
autoridad y poder: V. 50 ve, tu hijo vive. Esta es una de las cosas que necesitamos
entender, que el Señor Jesucristo responde a nuestras necesidades y siempre responderá
de acuerdo a sus planes y la hará en la forma como Él quiere.

Pero aquí también debemos prestar atención acerca de cómo estamos con Dios cuando
nos acercamos a Él en busca de ayuda, pues nuestros pecados impiden que nuestras
oraciones lleguen hasta Él, como nos dice la Palabra de Dios:

1
Isaías 59:1 El poder del Señor no ha disminuido como para no poder salvar, ni él se ha
vuelto tan sordo como para no oir.
Isaías 59:2 Pero las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre
ustedes y Dios; sus pecados han hecho que Él se cubra la cara y que no los quiera oir.

Entonces, el pecado es el motivo por el cual Dios no escucha, y si no hay voluntad para
aceptar en qué hemos pecado seguiremos con esta barrera.

Alguien podría decir que ya ha reconocido sus pecados, pero pecado también es el no
aceptar lo que Dios está haciendo en nuestra vida y en la vida de nuestra familia. Por eso,
también encontramos en la Biblia lo que dice el salmista:

Salmo 19:12 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son
ocultos.

Dejemos que Dios haga una limpieza en nuestro corazón, porque de esa forma podremos
estar tranquilos y aceptar la buena voluntad de Dios en estos tiempos difíciles que nos ha
tocado vivir, como pidió nuestro Señor Jesucristo:

Lucas 22:42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya.

II.
La respuesta del Señor Jesús a la solicitud de este funcionario: V. 48 si no vieres señales y
prodigios, no creeréis más que un rechazo a su petición es una invitación a confiar en
Jesús antes de ver un milagro. Y esto es lo que exactamente hizo, creyó en las palabras de
Jesús:

Juan 4:50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y
se fue.

Ante una situación desesperante como lo es la vida de un hijo al borde de la muerte o la


necesidad que usted esté pasando en este momento, necesitamos creer… ¿por qué
debemos creer? Porque la fe es algo importante para Dios. Él dijo que sin ella es imposible
agradarle a Él, y… ¿qué cosa es la fe? Hebreos 11:1 Es la certeza de lo que espera, la
convicción de lo que no se ve.

Esta decisión de creer cuando no se nos ha dado la prueba ni hemos recibido respuestas a
nuestras preguntas es fundamental para nuestra relación con el Señor. Él jamás hará nada
que pueda destruir la necesidad de tener fe, es decir, Él nunca va hacer algo para
quitarnos la fe, al contrario, quiere que tengamos una fe inamovible, y por eso, en todos
los tiempos nos ha guiado específicamente para cultivar esa confianza y dependencia en
Él:

Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que le hay,…

2
Esto es lo que hizo este hombre que fue a Jesús, le creyó primero a su palabra: V. 50 ve,
tu hijo vive, sin haber visto la sanidad de su hijo. La confirmación del milagro sería hasta
más tarde:
Juan 4:51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas,
diciendo: Tu hijo vive.
Juan 4:52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le
dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.
Juan 4:53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había
dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.

No tuvo que esperar hasta que su hijo se curara para creer en Jesús, sino que creyó por
convicción, pues creyó que ni la distancia ni el tiempo limitan el poder de Jesucristo.

Los milagros hechos por Dios se dan para que se reconozcan sus obras y no porque tengan
que creer por la fuerza del milagro. El objetivo del milagro es mostrar el amor, el cuidado y
la misericordia de Dios. Por lo tanto, nuestra fe no está afianzada en señales y maravillas,
sino en un Dios soberano que no actúa de acuerdo a nuestras instrucciones ni para
impresionarnos. Él quiere que le creamos sin que tengamos ninguna prueba, Jesús le dijo
a Tomás: Bienaventurados los que no vieron y creyeron.

III.
Siguiendo con nuestro pasaje el V. 53 dice que también la familia de este funcionario
creyó en Jesús a partir de su testimonio:

Juan 4:53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había
dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.

Este hombre creyó en la promesa de Jesús que su hijo no moriría. Pero creer que Jesús
puede sanar no es suficiente para la salvación, pues el milagro que Jesús realizó fue para
que las personas creyeran que Él era el Cristo, el Hijo de Dios y que solo Él podía dar vida
eterna. Cuando Él se dio cuenta de que su hijo había sido sanado supo que Jesús era más
que un simple hombre, por eso, él y su familia pusieron su fe en Jesús y nacieron de
nuevo.

CONCLUSIÓN
Como creyentes servimos a Dios no porque Él hace lo que nosotros queramos, sino
porque confiamos en su buena voluntad. Él sabe lo que nos conviene más, Él mira
nuestras necesidades, nuestro dolor, mucho antes que nosotros le digamos. Por esa
razón, no intentemos tener habilidades para entender las cosas, solamente no nos
soltemos de la fe, escojamos creer y confiar en Dios.

3
En la Biblia también encontramos a un hombre llamado Pablo quien pudo vivir
profundamente contento aun en medio de las adversidades, pues aprendió a confiar en
Dios y creer que a pesar de las circunstancias, y no esperó demasiada perfección en esta
vida, pues sabía que venía un día mejor para él y para todos aquellos que tienen al Señor
Jesucristo como fuente de satisfacción, él dijo:

Filipenses 4:11 “… he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.”


Filipenses 4:12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia
como para padecer necesidad.
Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Crea en Jesucristo no por las obras que puede hacer, sino porque Él es el Salvador del
mundo.

CONFIEMOS EN DIOS HERMANOS.

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