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Título: Dios alimenta a sus ovejas 9/7/17 – Iglesia San Agustín

Introducción:
Uno de mis versículos preferidos, no solamente por lo bonito y prometedor, sino por el significado que ha
tenido en mi vida, es el que aparece en Mateo 6:33 que dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
El pasaje habla de comida, agua y vestido, que son las necesidades elementales del ser humano. Sin embargo,
cuando se lee “todas estas cosas”, abre también el diapasón a todo lo que comprende bienes materiales
necesarios. Que puede ser un techo para vivir, una cama para dormir, un ventilador que nos refresque con este
calor, o una bicicleta que podemos necesitar para trasladarnos. En fin, Dios sabe lo que realmente nos hace
falta, y si le pedimos conforme a Su voluntad a Él le place, le gusta darnos bendiciones como hijos amados
suyos.
El Señor es capaz de hacerlo abundantemente (leer Mt. 6:26). Cuando más adelante compara a Salomón
(vestimenta) con los lirios del campo, dice que este gran rey quedó por debajo de la belleza y esplendor de estas
flores. Además, algo importante es que Jesús no deja de recalcar lo temporal de los bienes materiales.
Cuando profundizamos en este versículo tan iluminador, finalmente podemos notar que el detalle está en la
prioridad, que muchas veces responde a dónde tenemos nuestro corazón y qué es lo más importante para
nosotros.
Es por eso que he titulado el sermón así “Dios alimenta a sus ovejas”. Oremos.

Proposición: Dios nos provee abundantemente todo lo que necesitamos si le buscamos prioritariamente, de
corazón y con fe. (repetir)
Creo que esta afirmación muchos de ustedes ya la conocían, pero ¿cómo podemos hacerlo siempre y estar
seguros que sucede así en cualquier momento de nuestra vida? ¿Cómo lo cumple Dios y que parte nos
corresponde? Es lo que queremos tratar en este sermón. Pues a veces resulta difícil en la práctica.

Vayamos al pasaje de la alimentación de los cinco mil que aparece en la Escritura. Está en los cuatro
evangelios, sin embargo he escogido el que relata Marcos (Mr. 6:30-44). Leer.
- El primer elemento que encontramos, que describe como comenzó todo aparece en el v. 33 y 34. Muchos
fueron a buscar a Jesús, a pie desde las ciudades. Ellos buscaban a Dios, buscaban lo espiritual.
Jesús estaba en una barca en el Mar de Galilea, apartado junto a sus discípulos. Toda esa zona por la ribera era
un lugar desierto. Estaban descansando, se habían alejado de la parte concurrida (v.31) y de tránsito, para
recuperarse, alimentarse, pues recientemente el grupo de los doce habían cumplido una importante misión,
encomendada por Jesús. Ellos habían tenido grandes experiencias, predicaron arrepentimiento, echaron fuera
demonios y sanaron a muchos enfermos. Con la autoridad que Jesús les dio hicieron estas grandes señales y
milagros.
La verdad es que ellos buscaban sacrificadamente, esforzadamente, el reino de Dios en el que Jesús mismo es
el Señor. Salieron de la comodidad de sus casas, intencionalmente, así que estaban bien enfocados, ellos
estuvieron todo el día allí después de buscar a Jesús fervientemente. Esta era una oportunidad única, estoy
seguro que sus vidas fueron marcadas para siempre por haber participado en esta jornada.
Buscar a Dios siempre conlleva sacrificio y esfuerzo. Si nos acomodamos al rumbo de este mundo no estamos
siguiendo el reino de Dios y su justicia, y esto es necesario saberlo y hacerlo. Cuando tomamos decisiones
diarias, comunes aparentemente, estamos decidiendo el camino de nuestras vidas. No debemos ceder bajo
ningún concepto a lo carnal, mundano, no es bueno retroceder ni un paso. Hay que seguir insistiendo y ese debe
ser el estilo de nuestra vida espiritual. Todo lo que nos sucede es parte del crecimiento espiritual, conforme a la
voluntad divina.
- El segundo elemento que demuestra el interés de esta multitud es que deseaban escuchar y aprender de él.
No estaban allí por curiosidad o porque esperaban ver un espectáculo. Muchos ya sabían quién era Jesús y lo
que era capaz de hacer, pero queda claro que querían aprender de sus enseñanzas, pues estuvieron todo el día
escuchando al gran maestro (v. 34). Dice que les enseñó muchas cosas, algunas de ellas no están ni recogidas en
la Biblia. Pienso que fueron privilegiados de poder recibir directamente de Jesús. Ellos estaban ávidos,
necesitados de este alimento espiritual primero que nada.
Probablemente lo mejor hubiera sido, entre los turnos de clases una merienda fuerte. Pero no, Jesús no se
detuvo para eso, y estoy seguro que la mayoría no le quitó la vista de encima. Hay que estar claros también de
que se trataba nada menos que del Hijo de Dios, sus enseñanzas eran magistrales, llenas de la sabiduría de lo
alto.
De todas formas, por lo que describe la Palabra fue un tanto extremo estar hasta tan avanzada la tarde, porque
parece que se necesitaban unas cuantas horas de a pie para llegar a un lugar apropiado para guarecerse en la
noche y comer. En base a eso, con tal de no arriesgar la salud, era necesario tomar precauciones. Estamos
hablando de no menos de diez mil personas contando a las mujeres y los niños. Espero que ahora se sientan
mejor porque estoy teniendo en cuenta a las mujeres. Las estoy contando, no, con ustedes siempre hay que
contar.
El mismo Jesucristo describió a esta multitud cuando les vio a lo lejos, antes de ir a su encuentro. El sintió
compasión de esta multitud, eran como ovejas sin pastor (v. 34). Esas ovejas necesitaban dirección, una guía. Su
necesidad era real, imprescindible, pues la oveja sin pastor corre mucho peligro. El pastor es quién puede y debe
proveerle alimento (espiritual), protección. Es también el pastor quién corrige, dirige. Y no debe faltar tampoco
el consuelo y la restauración.
Lo más importante es que el verdadero pastor siente compasión de las ovejas. Es motivado por el amor y vive
en función de ellas. Eso no quiere decir que no dedique tiempo a otras cosas importantes. El ejemplo lo vemos
en el mismo Jesús que aun siendo el Gran Pastor, perfecto, tenía también como prioridad buscar de Dios y su
justicia (voluntad). Por ejemplo: en esta historia quería apartarse, seguramente orar y meditar era su propósito.
Porque el hacía esto podía enseñar verazmente a otros a hacerlo también y seguirle.
Creo que antes de la provisión segura que viene de parte de Dios, buscar el reino y su justicia es prioridad
para Dios y debe serlo para nosotros. Esto es lo que Él quiere de sus hijos porque sabe que es lo mejor. A Él le
agrada que lo hagamos con sacrificio y esfuerzo, con deseo y de corazón.
Hasta ahora hemos visto como las personas que buscaron a Jesús tuvieron esto como prioridad y lo hicieron
con todo su corazón. Pero además de esto, dicen los restantes evangelios que muchos eran sanados, y estoy
seguro que una buena cantidad se le acercó con esta motivación. Esta fue una necesidad genuina, válida y era
muy importante para Dios también satisfacerla.
Dios responde a la necesidad de los enfermos de la misma forma en que lo hizo Jesús, diligentemente. El
desea curarles también, y el tercer elemento está relacionado con la sanidad de los que se le acercaban. Ellos
fueron a Jesús con fe, la fe es indispensable para agradar a Dios. Cuando el enfermo cree en su poder y confía,
se abren los cielos para traer bendición. Es cierto que no siempre sucede lo que quisiéramos pero a aquel que
confía no le queda la menor duda que Dios está haciendo Su voluntad y se está glorificando. Él no sana siempre
de la misma manera, a veces sana a otros espiritualmente a causa de nuestro padecimiento y testimonio. Dios
tiene caminos numerosos y siempre tienen propósitos eternos, no temporales.
En ese momento todo el que iba con fe a Jesús era sanado, y esa es nuestra parte, creer en aquel que puede
hacer lo imposible. La fe es el tercer elemento que estas personas poseían. Claro, como dice la Escritura.
Bienaventurados lo que no vieron y creyeron, esos somos nosotros.
Esto también tiene que ver con la provisión abundante. Como dice Proverbios 15:17 “Mejor es la comida de
legumbres donde hay amor. Que de buey engordado donde hay odio”. Y esto pasa muchísimo, los que no creen
sacrifican el amor por la abundancia. Les recomiendo que haga lo contrario y verán como promete Dios la
sobreabundancia.
Vamos entonces finalmente a la parte del milagro:
Jesús reta a sus discípulos a creer también, ya él se estaba preparando, sentía que Dios quería proveer
abundantemente la necesidad de alimento físico, en respuesta a la fidelidad de las personas. Ya todos habían
recibido un abundante alimento espiritual. Ese momento requería de fe, y todos los que se habían mantenido
hasta tarde prefirieron pasar un poco de hambre para recibir bendiciones espirituales. Nadie se esperaba un
milagro como este, aunque ya conocían lo que podía hacer el Hijo de Dios.
Acaso ustedes no se quedan sorprendidos con los milagros actuales de Dios en sus vidas. Cuando él obra
milagrosamente resulta que nos deja sin palabras pues hace las cosas mejor que lo que podamos imaginarnos.
Ese es nuestro Dios. Así fue la provisión, abundante, al punto que sobró muchísimo. Dios cumple su promesa.
Pero no olvidemos algo importante, Jesús agradeció a Dios de antemano (leer v. 41), la multiplicación de los
cinco panes y dos peces no se explica cómo sucedió. Se multiplicaba mientras se repartía, después de la
bendición y el acto de fe de Jesús. Fue extraordinario.
Para mi esta es una enseñanza clara. Agradecer antes de recibir nada, tener esta actitud glorifica a Dios,
porque da muestras de nuestra fe y aceptación de lo que Dios está por hacer. En aras de la bendición de Dios es
necesario que creamos sus promesas, pues Él es fiel y siempre cumple.
Conclusión:
Pueblo de Dios, hermanos y hermanas (principalmente). Hagamos esto siempre. Confiemos en Él. Busquemos
primeramente el reino de Dios y su justicia. Con sacrificio y esfuerzo, de corazón y con fe.
Dios conoce la situación de ustedes, sabe de vuestra necesidad. Él va a proveerles un pastor que les satisfaga
espiritualmente. Esa es una promesa (Leer Jer. 23:4 y 3:15).

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