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EL PECADO DE SAUL

15/04/2007
 

(1 Crónicas 10: 1-7) “Los filisteos pelearon contra Israel; y huyeron delante de ellos los israelitas, y
cayeron heridos en el monte de Gilboa. 2Y los filisteos siguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron los
filisteos a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. 3Y arreciando la batalla contra Saúl, le
alcanzaron los flecheros, y fue herido por los flecheros. 4Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu
espada y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y hagan escarnio de mí;
pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada, y se echó
sobre ella. 5Cuando su escudero vio a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada y se
mató. 6Así murieron Saúl y sus tres hijos; y toda su casa murió juntamente con él. 7Y viendo todos
los de Israel que habitaban en el valle, que habían huido, y que Saúl y sus hijos eran muertos,
dejaron sus ciudades y huyeron, y vinieron los filisteos y habitaron en ellas”

Introducción
Saúl fue llamado por Dios para ocupar Su lugar en la dirección de Israel como reino. El privilegio
que ostentó Saúl fue considerable, pero no supo estar a la altura de su llamamiento, sino que muy
desde el principio de su reinado, hizo lo malo delante de Dios.

Saúl murió suicidándose, recibiendo la culminación de la maldición con que se maldijo a sí mismo
por su continuo pecado.

La consecuencia de su pecado incluso alcanzó a Israel:

“7Y viendo todos los de Israel que habitaban en el valle, que habían huido, y que Saúl y sus hijos
eran muertos, dejaron sus ciudades y huyeron, y vinieron los filisteos y habitaron en ellas”

Peleando contra los filisteos en el monte Gilboa, murieron primero sus hijos Jonatán, Abinadab y
Malquisúa. Luego Saúl fue alcanzado por los flecheros, y posteriormente se dio muerte a sí mismo
(1 Cr. 10: 1-6).

Ese relato concluye con dos últimos versículos que dicen:

(1 Crónicas 10: 13, 14) “13Así murió Saúl a causa de su rebelión con que pecó contra Jehová,
contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina, 14y no consultó a
Jehová; por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí”

1.Acerca de la muerte de Saúl

Encontramos en el libro de Proverbios: “Como gorrión que vaga o golondrina en vuelo, así la


maldición nunca viene sin causa” (26: 2)

Quiere esto decir que toda maldición que viene sobre alguien, viene por motivos concretos;
siempre conlleva una causa u origen.

En el caso de Saúl, la maldición le vino de parte de Dios mismo por lo que hemos estado leyendo.
La muerte de Saúl, por tanto, no fue una excepción de esa regla. Dice en Proverbios 11: 19; “Como
la justicia conduce a la vida, así el que sigue el mal lo hace para su muerte”.

Ahora bien, la Biblia nos habla de las causas por las cuales Saúl murió, tal y como murió.
Analicémoslas.

2.Las causas de la muerte de Saúl

Leamos de nuevo esos dos versículos de 1 Crónicas 10: 13, 14;

“13Así murió Saúl a causa de su rebelión con que pecó contra Jehová, contra la palabra de
Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina, 14y no consultó a Jehová; por esta
causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí”:

“13Así murió Saúl…”: En primer lugar, la Palabra nos enseña que Saúl murió de una manera
horrible, no deseada por Dios. No era el deseo de Dios que muriera en el campo de batalla, a
causa de sus enemigos; enemigos de Dios.

Hoy en día, muchos cristianos mueren a causa de los ataques del enemigo de nuestra alma, y no
es ese el deseo de Dios. La razón, entre otras, es que han vivido vidas muy al estilo de Saúl.

La premisa es la siguiente: Todo acto, tiene su consecuencia.

Por lo tanto nos conviene crecer en el TEMOR DE DIOS.

Veamos por tanto, como vivió Saúl, y porque murió como lo hizo:

A causa de su rebelión contra Jehová

La causa de su muerte fue a causa de su vida. Lo que hizo en vida determinó su manera de morir.

“13Así murió Saúl a causa de su rebelión con que pecó contra Jehová…”:

Tuvo esa muerte horrible porque vivió en rebelión, pecando así contra Dios.

No olvidemos que Saúl era un creyente; por lo tanto nos será muy útil atender a estas cosas para
ver cuanto de ello pudiera ser de aplicación para nuestras vidas.

Por lo tanto, veamos que significa la rebelión.

La rebelión 
El diccionario define el acto de rebelarse como: “Levantarse faltando a la obediencia debida a un
superior o a la autoridad legítima”. En este caso a Dios, y a lo establecido por Él.

También lo define como: “Oponer resistencia”.

La rebelión de Saúl contra Dios, fue su manera esencial de vivir. El opuso resistencia a la guía del
Espíritu Santo.

El buscó primeramente lo suyo, antes que lo de Dios, muy a diferencia de David, que vivía para
agradar a Dios. Saúl buscó en el ser rey, todo lo que le favorecía.
a) Ahora bien, como cristianos
Como cristianos, somos privilegiados, al ser hechos hijos de Dios (Jn. 1: 12).

Si Saúl buscó en el privilegio de ser rey todo lo que le favorecía egoístamente, ¿estaré, quizás, yo
haciendo lo mismo por el hecho participar del privilegio de ser hijo de Dios?

 Cada vez que yo use mi privilegio de ser hijo de Dios como fin para servirme a mí
mismo antes que servir a los propósitos de Dios, estaré haciendo como Saúl, y eso
parte de la intención del corazón.

La actitud de “derecho” que muchos creyentes tienen (derecho a tener las riquezas,  derecho a
poseer todo lo bueno que ofrece este mundo, derecho, en definitiva, a que Dios les sirva, derecho
a ser “cabeza y no cola” – entendiendo por eso en realidad el estar por encima del resto de los
hombres no creyentes, etc.); todo ello es pecado. Es soberbia.

B. A causa de su rebelión contra la Palabra de Jehová


“13Así murió Saúl a causa de su rebelión con que pecó…contra la palabra de Jehová, la cual no
guardó…”:

¿Qué diferencia podemos ver entre ser rebelde y pecar contra Jehová, y ser rebelde y pecar contra
Su Palabra, por no guardarla?

La diferencia es que: Rebelarse contra Jehová, no es un acto puntual, sino una manera


pecaminosa de vivir.

Como hemos visto, todo aquello que sólo busca el agradarse y servirse a sí mismo como forma de
vida.

Sin embargo, el rebelarse y pecar contra la Palabra de Dios y no guardarla, tiene más bien el
sentido puntual y concreto de no obedecer lo que Dios le dijo en uno u otro momento (por
ejemplo, ver 1 Samuel 15, cuando Saúl desobedece cuando Dios le ordenó por Samuel que
destruyera todo lo de Amalec).

a) Ahora bien, como cristianos


Cada vez que Dios nos dice algo por Su Espíritu, y sabemos que tenemos que hacer eso (o no
hacerlo), y hacemos lo contrario, estaremos pecando en rebelión contra la Palabra de Dios.

Si una vez tras otra soy desobediente a la guía del Espíritu Santo, mi conciencia se cauterizará, y
acabaré viviendo para servirme a mí mismo antes que a Dios, aun y llamándome cristiano,
evangélico, pentecostal, y todas las cosas que quiera añadir a eso; en el sentido de que, el
conocimiento de la Palabra no me justifica, más bien me condena, si no hago lo que se que es
bueno hacer.

Si no obedezco puntualmente a lo que Dios me dice, una y otra vez, a la postre mi rebelión será no
sólo hacia esa palabra, sino hacia el mismo Dios, porque se convertirá en un hábito de vida…y ¡no
me daré cuenta siquiera!

C. Consultar a las tinieblas y no a Dios


“…y porque consultó a una adivina, 14y no consultó a Jehová…”:

Saúl consultó a una adivina antes que a Dios (porque a Dios nunca le consultó como debiera en
toda su vida).
Esta es la necedad del que siempre fue sabio en su propia opinión. Para saber más sobre el
asunto de la adivina que el rey de Israel consultó, ver 1 Samuel 28: 3-25.

La Palabra de Dios prohíbe, tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento que se consulte a
las tinieblas. El consultar al diablo, implica someterse a él, y consecuentemente, salir de la
cobertura de Dios.

Esto les ocurrirá a todos aquellos que permitan que se les coloque la marca de la Bestia (Ap. 13:
18, 19). Pero hay otras maneras de consultar a “una adivina” y no consultar a Dios.

Saúl no buscó el consultar directamente al diablo, sino que pretendía consultar a Samuel (él ya
había muerto), a causa de los problemas que tenía. Sin quizás ser muy consciente de ello, Saúl
practicó espiritismo (consulta a los muertos), lo cual, de hecho, es consulta a los demonios.

Por tanto, aunque su intención fue la de consultar a su mentor, a su maestro, él consultó a las
tinieblas. Aquí hay varias lecciones que aprender. Aun y sólo pretendiendo consultar a su mentor,
Saúl también pecó, porque buscó el consejo del hombre, y no el de Dios. Esto nos lleva a las
siguientes consideraciones:

a) Como cristianos

 Cada vez que buscamos la dirección de los hombres (por muy ungidos que lleguen a ser),
y no la dirección de Dios, estamos haciendo como Saúl en cierta manera.

 Cada vez que, lejos de buscar a Dios en Su Palabra y en oración, en la intimidad


relacional, estemos yendo por el “camino fácil” de ir a los “profetas y profetisas” para que
nos digan de parte de Dios que es lo que tenemos, o no que hacer, estaremos haciendo
como Saúl en cierta medida.

 Cuando nuestro modo de vida espiritual no se basa en nuestro caminar con Dios, sino en
un caminar de acorde con la opinión de los demás, el agradar a los demás en una actitud
de temor del hombre, en buscar el favor y la aceptación de los demás por encima de todo
temor de Dios, entonces estaremos haciendo como Saúl.

Saúl, a pesar de llamarse cristiano, nunca buscó a Dios para agradar a Dios, sino sólo para que
Dios le librara de eso o aquello (ver 1 S. 28: 4-6) (y eso muy contadas veces), ya que la actitud de
Saúl era de autosuficiencia y orgullo.

Y Dios le mató
(1 Cr. 10: 14) “… por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí”:

Esa sentencia es dura. Dios da la vida, y Dios la quita.

Saúl no consultó a Dios, porque en su fuero interno sabía lo que Dios le podría decir, y prefirió el
camino alternativo…y equivocado.

A resultas de todo esto, Dios libró a Israel de un mal rey, poniendo en su lugar al mejor de los
reyes que nunca jamás la tierra ha tenido; a David.

Leemos en Proverbios 13: 21; en cuanto a Saúl y David, por ese orden: “El mal perseguirá a los
pecadores, mas los justos serán premiados con el bien”
a) Como cristianos
Si se persiste en los pecados de Saúl, no será de extrañar que Dios también mate al que así hace.

Todo tiene su consecuencia; por lo tanto hemos de vigilar muy de cerca como andamos en el
Señor. ¿Qué nos podrá ayudar?:

 Busca a Dios de todo tu corazón y con todas tus fuerzas. Búscale en Su Palabra (la Biblia);
en oración; en intimidad con Él.
 Pídele al Señor que forme en ti un corazón limpio y un espíritu recto (S. 51: 10). Dios
puede hacer nuevo tu corazón si solamente se lo pides de verdad.
 Pídele que te saque de todo engaño y error.
 Pídele que renueve tu conciencia, y que haga sensible a la voz de Su Espíritu.
 Sigue el buen ejemplo de los buenos cristianos. Pablo dijo: “Sed imitadores míos, así como
yo lo soy de Cristo” (1 Co. 11: 1)
 Busca el buen consejo; el que es conforme a la Palabra.
 Vive todo el consejo de Dios//.

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