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Unidad 2

Actitud positiva con inteligencia


emocional
Personalidad positiva y salud mental

Introducción
Varias son las teorías de la personalidad propuesta dentro de la psicología. Debido a
la generalidad del concepto de actitud, se hace evidente la existencia de una teoría
implícita de la personalidad.

En primer lugar, se destacan el carácter de relativa permanencia que debe poseer la


actitud, toda actitud supone una relación de sujeto a objeto, siendo este último
siempre un objeto sociocultural; material o inmaterial (casa, auto, estatua, norma,
valor, símbolo) personal (un individuo, un grupo) o un complejo de todos ellos.

La personalidad
La personalidad es la suma total de las maneras en que una persona reacciona ante
otros y la manera en que se relaciona con lo demás o, en otras palabras, más simples,
es lo que caracteriza a un individuo y lo que lo hace ser como es, diferente a todos
los demás.

Actitudes y Personalidad
Una parte de los estudios en psicología consiste en determinar alguna respuesta,
ante cierto estímulo, para comprobar alguna hipótesis respecto de cierto
comportamiento parcial o localizado. En psicología social, por el contrario, se
considera a la actitud como una respuesta de toda nuestra personalidad (afectiva,
intelectual, etc.).

Esta respuesta característica de cada individuo responde a alguna de las tendencias


generales del comportamiento humano, tales como cooperación y competencia.

Es necesario comprender el concepto de actitud, pues las actitudes son los procesos
unitarios básicos de la personalidad. La personalidad, es el conjunto organizado de
actitudes emocionales e intelectuales que el individuo ha erigido a través de los
sistemas y estados, y que le capacita para tratar con otros y consigo mismo en la
interacción social. La fuente de estas actitudes es principalmente la previa
preparación del individuo en las agrupaciones sociales (con sus normas culturales).

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Las actitudes son predisposiciones a obrar, percibir, pensar y sentir en relación
a los objetos y personas. En este sentido, las actitudes no se refieren tanto a la
respuesta actual cuanto a la dirección establecida. Puesto que una cualidad de las
actitudes es que requieren un objetivo de la orientación hacia el que se muestran
positivas o negativas, se desprende que la dirección es algo esencial de las actitudes.

La actitud no existe si falta un objeto de orientación o una tendencia, en uno u otro


sentido, hacia un objeto. En el medio social estos objetos se denominan intereses
y valores del sujeto. Otra cualidad de las actitudes es que son estados más o menos
persistentes, es decir, tienden mantenerse a través del tiempo.

Sin embargo, es una equivocación pensar que las actitudes son fijas y
estáticas y no pueden experimentar cambios. Las actitudes aprendidas por
medio del aprendizaje pueden modificarse, y a menudo se modifican, por medio
del aprendizaje

Personalidad positiva y salud física


Tradicionalmente, la personalidad ha representado las características estructurales
y dinámicas de los individuos que se reflejan en respuestas más o menos específicas
en diferentes situaciones.

En cuanto al concepto de salud se puede


definir como un estado de bienestar o de
equilibrio que puede ser visto a nivel
subjetivo (un ser humano asume como
aceptable el estado general en el que se
encuentra) o a nivel objetivo (se constata
la ausencia de enfermedades o de factores
dañinos en el sujeto en cuestión). El
término salud se contrapone al de
enfermedad, y es objeto de especial
atención por parte de la medicina.

Actitud positiva con inteligencia emocional |2


Refiriéndonos a la psicología, se ha comprobado que un buen estado de salud
mental influye directamente con nuestro estado físico: una persona feliz, un
cuerpo más sano.

Nuestra mente y nuestro cuerpo están conectados, el cuerpo responde a como


sentimos, pensamos y actuamos. Cada vez que nuestro estado de ánimo decae,
nuestro sistema inmune se debilita, lo que baja nuestras barreras de protección y
nos enfermamos con más facilidad.

De una forma u otra el cuerpo nos envía señales de cuando nuestra salud emocional
esta desequilibrada: nos sentimos estresados, ansiosos o enojados; estas señales
pueden ser mareos, presión sanguínea alta, dolores de cabeza, de espalda,
estreñimiento, sudor excesivo, malestar estomacal, insomnio, entre otros. De hecho,
en algunas personas, un mal estado de ánimo puedes desatar el abuso del alcohol,
tabaco u otras drogas para tratar de sentirse mejor.

¿Cómo podemos evitarlo?

La salud mental pasa por sentirnos felices. La felicidad se describe como una colina
rodeada por dos ríos, en el recuerdo y el del olvido; conseguir la felicidad personal
se trata en parte de saber introducir lo que queremos recordar y lo que queremos
olvidar. También podemos entrenar nuestros pensamientos, ya que muy a menudo
pensamos muchas cosas malas y en momentos inadecuados, por eso debemos dejar
nuestros "malos pensamientos".

Otra manera de mejorar el estado de ánimo es la risa: Cada vez que reímos disminuye
el estrés y la presión arterial, nos sentimos más relajados y alegres, entonces nuestro
cuerpo también se relaja y nos sentimos, más bien estamos más saludables. Esto es
cierto y si quieres puedes probarlo, solo espera a pasar uno de esos momentos
agradables y entretenidos.

Recordar…

Debemos recordar que los cambios favorables pueden ser tan estresantes como los
cambios desfavorables. Si logramos alcanzar un estado emocional apropiado estarás
más conscientes de tus pensamientos, sentimientos y comportamientos, y sabrás
cómo es la mejor manera de afrontar el estrés, los cambios y los problemas.

Esta concepción, aunque no exenta de críticas, supone por primera vez una
perspectiva positiva, en la que salud equivale a bienestar y también por primera
vez se unifican las áreas física, mental y social. Sin embargo, gracias a esta
perspectiva positiva que surge de la concepción ideal, se parte ahora de definiciones
más operativas que presuponen la salud como “una facultad de adaptación humana
al medio ambiente, de ajuste del organismo a su medio”.

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