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Introducción

Desde un punto de vista histológico, el hueso es un tejido conjuntivo mineralizado


muy vascularizado e inervado, que está estructurado en laminillas de matriz
osteoide calcificada. La disposición de estas laminillas es la que determina que el
hueso sea cortical o esponjoso. Ambos están constituidos por osteonas. El hueso
cortical o compacto se estructura en conductos de Havers recubiertos de laminillas
en disposición concéntrica donde se sitúan los osteocitos. El hueso esponjoso o
trabecular lo constituyen laminillas óseas en forma de red que delimitan cavidades
areolares en cuyo interior se encuentra médula ósea (2).

Tanto el hueso cortical como el esponjoso contienen células especializadas, matriz


orgánica y fase mineral.

1. Células óseas

En el hueso coexisten varios tipos de células (Tabla 1). Las células óseas se
hallan dentro del propio tejido óseo o en el estroma conjuntivo de la médula ósea,
rico en células mesenquimales pluripotenciales indiferenciadas (o mesenchymal
stem cells). Desde los trabajos de Friedenstein en 1976 se conoce que estas stem
cells pueden dar origen a cinco estirpes celulares distintas: fibroblastos,
osteoblastos, condroblastos, adipocitos y mioblastos (3), en respuesta a diferentes
señales moleculares que inician la cascada de activación de diferentes genes.

1.1.- Diferenciación osteoblástica.

A/- Genética y factores de crecimiento: Actualmente se sabe que la diferenciación


hacia la estirpe osteoblástica está controlada por genes pertenecientes a la familia
Hedgehog, de los cuales los más conocidos son: Ihh (Indian hedgehog) y Shh
(Sonic hedgehog) (4,5). También es esencial el factor de transcripción Cbfa1
(core-binding factor a-1, también llamado Runx2) (6-9) y las proteínas
morfogenéticas óseas (BMPs), que constituyen los reguladores más potentes de la
diferenciación osteoblástica desde las células mesenquimales pluripotenciales (4).
B/- Marcadores de diferenciación: A medida que las células precursoras se van
diferenciando expresan en la membrana celular proteínas específicas de su
función o marcadores. La expresión de Cbfa1 es la primera evidencia de la
diferenciación osteogénica (4), cuyo máximo nivel se alcanza en los pre-
osteoblastos. El colágeno I y la osteopontina (OPN), se expresan de forma
temprana en células osteoprogenitoras. Igualmente la fosfatasa alcalina (ALP) es
una proteína de superficie que podría participar en la regulación de la proliferación,
migración y diferenciación de las células osteoblásticas. La sialoproteína ósea
(BSP) y la osteocalcina (OCN), son marcadores de diferenciación del pre-
osteoblasto al osteoblasto y aparecen cuando se inicia la mineralización. La
expresión de estas proteínas resulta especialmente útil como marcadores
osteogénicos en los estadíos finales de la diferenciación osteoblástica.

1.2.- El osteoblasto.

Los osteoblastos son células grandes (20-30 µm), de forma poliédrica, con
citoplasma basófilo y con un aparato de Golgi y un retículo endoplásmico rugoso
de tamaño importante. Proceden de las células mesenquimales pluripotenciales de
la médula ósea, endostio, periostio y pericitos perivasculares (10). Emiten
procesos citoplasmáticos hacia la matriz, que comunican con la red de osteocitos
y con osteoblastos vecinos. Los osteoblastos y osteocitos se comunican entre sí
por proteínas transmembrana o integrinas, que actúan de enlace entre células o
entre una célula y la matriz extracelular, permitiendo el paso de mensajeros como
calcio, citoquinas o prostaglandinas. En estas células la conexión intercelular es la
Conexina 43 (11).

Los osteoblastos sintetizan la matriz orgánica o sustancia osteoide a un ritmo de 2


a 3 µm por día y expresan una enzima característica la fosfatasa alcalina (ALP),
que permite la mineralización a un ritmo de 1-2 µm por día. Actualmente, se sabe
que: 1.- sintetizan las proteínas colágenas y no colágenas de la matriz orgánica
del hueso, 2.- dirigen la disposición de las fibrillas de la matriz extracelular, 3.-
contribuyen a la mineralización de la sustancia osteoide, gracias a la fosfatasa
alcalina, 4.- median en la reabsorción llevada a cabo por los osteoclastos a través
de la síntesis de citoquinas específicas (12) y 5.- sintetizan factores de
crecimiento.

La vida media de los osteoblastos humanos es de 1 a 10 semanas, al término de


las cuales pueden desaparecer por mecanismos de apoptosis, transformarse en
células limitantes o de revestimiento (bone lining cells) o en osteocitos (15 %) (13).
Ambos tipos celulares representan estadíos más avanzados de maduración. Las
células limitantes son células elongadas y planas, con un núcleo en forma de
huso, sin apenas organelas. Pueden expresar los marcadores osteoblásticos
anteriormente citados como sialoproteína ósea, osteopontina, osteonectina, y
fosfatasa alcalina así como el receptor de parathormona (PTH). Permanecen a lo
largo de la superficie endóstica, constituyendo con el endostio una capa protectora
de la superficie ósea, que juega un papel importante en la activación del
remodelado óseo.
1.3.- El osteocito.

Una vez mineralizada la matriz, algunos osteoblastos quedan atrapados dentro,


transformándose en osteocitos. Los osteoblastos, osteoclastos y células limitantes
se hallan en la superficie ósea, mientras que los osteocitos están en el interior. Los
osteocitos son las células más abundantes del hueso (10 veces más que los
osteoblastos). Poseen forma estrellada y su cuerpo se sitúa en el interior de
lagunas u osteoplasmas y los procesos citoplasmáticos se comunican entre sí a
través de los conductos calcóforos que están llenos de fluido óseo extracelular. De
esta forma, los osteocitos se organizan formando un sincitio de células
interconectadas que representa una única estructura, con la ventaja de que existe
una gran superficie de contacto en el interior y hacia la superficie ósea, para
asegurarse oxígeno y nutrientes. Cuando se produce un trauma en el hueso el
cese de la circulación sanguínea origina hipoxia y necrosis de los osteocitos que
estén a más de 0.1 mm de un capilar intacto (14).

Los osteocitos también participan en la síntesis y mineralización de la matriz


osteoide, pero se cree que su función principal es la de controlar el remodelado
óseo, detectando las variaciones mecánicas de las cargas, fenómeno denominado
mecanotransducción (15)

Los osteocitos constituyen el estadío final desde la línea osteoblástica y son


incapaces de renovarse. Poseen los mismos marcadores que los osteoblastos,
pero tienen como marcador específico el CD44, receptor de membrana que se
expresa fuertemente en osteocitos y es negativo en osteoblastos y células
limitantes.

1.4.- El osteoclasto.

Las células encargadas de la reabsorción son los osteoclastos. Se trata de células


grandes (100 µm), multinucleadas, ricas en mitocondrias y vacuolas. Los
osteoclastos contienen fosfatasa ácida tartrato resistente (TRAP), que permite la
desfosforilación de las proteínas, cuya actividad es aprovechada para su
identificación, tanto in vivo como in vitro. Además tienen receptores para
calcitonina.

Los osteoclastos proceden de células madre hematopoyéticas medulares


denominadas "Unidades Formadoras de Colonias de Granulocitos y Macrófagos"
(CFU-GM), precursoras de macrófagos y monocitos (16).

Los osteoclastos tienen dos especializaciones en la membrana: un borde en


cepillo, que es donde tiene lugar la reabsorción y una zona clara, rica en
microfilamentos, con integrinas que sirven de anclaje a la matriz. Para ello, los
osteoclastos se movilizan hacia la zona a reabsorber y, seguidamente, se
adhieren a la superficie ósea mineralizada por el ribete en cepillo sellando los
bordes del área mediante las integrinas. La integrina del osteoclasto,
particularmente avβ3, reconoce la secuencia Arg-Gly-Asp (RGD) existente en el
colágeno y otras proteínas de la matriz osteoide. A este nivel el pH es ácido, ya
que secretan ácidos (H+) generados por la anhidrasa carbónica II y enzimas
proteolíticas como colagenasas, metaloproteasas, catepsina K, glucuronidasa, etc
(16), que van a originar la reabsorción del hueso mediante la solubilización de la
matriz orgánica primero y de la mineral después.

Respecto a la osteoclastogénesis actualmente se sabe que los osteoblastos son


fundamentales para la formación de osteoclastos. Así, el factor estimulante de las
colonias de macrófagos (M-CSF) producido por los osteoblastos es requerido en
las primeras fases de la osteoclastogénesis para la formación de células gigantes
multinucleadas. Los conocimientos actuales acerca de la regulación de la
osteoclastogénesis se basan en la existencia de 3 moléculas clave: OPG
(osteoprotegerina, proteína sintetizada por osteoblastos y pre-osteoblastos),
RANKL (ligando situado en la superficie de osteoblastos y pre-osteoblastos) y
RANK (receptor del anterior situado en la membrana de osteoclastos y pre-
osteoclastos). El RANKL (receptor activator of NFkB ligand) antiguamente llamado
ODF (osteoclast differentiation factor) (12,17) es una citoquina transmembrana
perteneciente a la familia del factor de necrosis tumoral (TNF) (18). La interacción
entre RANKL y su receptor RANK produce una activación de la diferenciación y de
la actividad osteoclástica, aumentando la reabsorción. Asimismo, los efectos del
RANKL tanto in vivo, como in vitro son inhibidos por la osteoprotegerina (OPG),
proteína circulante producida por los osteoblastos y pre-osteoblastos
perteneciente a la superfamilia de los receptores de TNF (12).

Cuando se unen OPG y RANKL se inhibe la unión de RANKL a RANK y se inhibe


la diferenciación osteoclástica. Por ello OPG, RANK y RANKL son importantes
reguladores de la osteoclastogénesis.

2. Matriz orgánica
La matriz orgánica o sustancia osteoide representa un tercio del peso óseo. Está
formada fundamentalmente por proteínas, entre las que destaca el colágeno
(90%) (tabla 2). La matriz juega un papel importante en el conjunto del sistema
óseo, siendo evidente este hecho cuando aparecen enfermedades del colágeno
como la osteogénesis imperfecta. Sin embargo, actualmente debe considerarse a
la matriz mineralizada extracelular como algo más que un reservorio de calcio y
fósforo, ya que constituye una reserva de proteínas que participan en la regulación
de la diferenciación celular y en la integridad y función del tejido óseo (19).

A/.- El colágeno: El 90% de la matriz extracelular (MEC) está constituida por


colágeno, sobre todo tipo I (>95%) y tipo V (<5%). También se ha comprobado la
presencia en pequeñas proporciones de colágeno tipo III, relacionado con las
fibras de Sharpey y tipo XII, formado bajo estrés mecánico. En la molécula de
colágeno se halla la secuencia Arg-Gly-Asp (RGD), que es reconocida por las
integrinas de superficie de las células óseas (20). Contiene característicamente,
los aminoácidos hidroxilisina e hidroxiprolina siendo, este último, un marcador
específico de todos los fenotipos de colágeno y estando sus valores de excreción
urinaria en relación directa con la tasa de reabsorción ósea (21). Las fibras de
colágeno se estabilizan mediante puentes de hidrógeno entre aminoácidos y a
través de la formación de puentes de piridinolina, entre las hidroxilisinas y lisinas.
Sin embargo, el colágeno no tiene gran afinidad por el calcio, por lo que son otras
las proteínas implicadas en el depósito mineral.

B/.- Proteínas no colágenas: Entre ellas destacan:

B.1.- Proteoglicanos: Constituyen el 10% de las proteínas no colágenas. Son


moléculas de gran tamaño. En la matriz osteoide hay cuatro tipos de
proteoglicanos: Hialuronano y Condroitín-sulfato: de molécula grande, intervienen
en las etapas iniciales de la morfogénesis ósea. Biglicano y decorina: de molécula
más pequeña, aparecen en las fases siguientes de la formación ósea.

B.2.- Proteínas con ácido γ-carboxi-glutámico: Son la osteocalcina (OCN) y la


proteína de la matriz con ácido γ-carboxiglutámico. Este ácido es un aminoácido
que liga calcio y necesita vitamina K para su síntesis.

La osteocalcina es una pequeña proteína de la matriz sintetizada por los


osteoblastos y plaquetas, dependiente de las vitaminas D y K. Representa el 15%
de las proteínas no colágenas de la matriz y contiene tres restos de ácido γ-
carboxiglutámico. Sus niveles plasmáticos se han considerado como uno de los
marcadores bioquímicos de la osteogénesis, relacionándose con el número y
actividad de los osteoblastos.

B.3.- Glicoproteínas: Son la osteonectina, la fosfatasa alcalina y las proteínas con


el tripéptido RGD (Arg-Gly-Asp).

La osteonectina es una glicoproteína con gran afinidad por el colágeno tipo I, por
el calcio y por la hidroxiapatita. Representa el 25% de las proteínas no colágenas.
Se cree que interviene en la regulación de la adhesión celular entre la matriz y las
células. En el hueso es necesaria para la mineralización normal.

La fosfatasa alcalina es una enzima que libera fosfato inorgánico a partir de


ésteres fosfóricos, necesario para la mineralización. Existen varias isoenzimas y,
entre ellas la ósea, se ha considerado un buen marcador de la actividad
osteoblástica.

Proteínas con el tripéptido RGD, también llamadas SIBLINGS (Small Integrin-


Binding Ligand, N-linked Glycoprotein) son fundamentalmente cinco: osteopontina,
sialoproteínas óseas, fibronectina, trombospondina y vitronectina. Son
glicoproteínas fundamentales en los procesos de remodelado y regeneración
óseos, con una secuencia Arg-Gly-Asp (RGD) que es reconocida por las integrinas
de los osteoblastos y los osteoclastos (avβ3, entre otras). También actúan como
receptores de superficie de las células óseas permitiendo la adhesión de las
células a la matriz extracelular y activando señales.
B.4.-. Proteínas procedentes del plasma: Se encuentran en la matriz orgánica
ósea en mayor proporción que en el plasma. Son la albúmina y la a2-SH-
glicoproteína, probablemente relacionadas con la incorporación del calcio a la
matriz osteoide.

B.5.-. Factores de Crecimiento: Son polipéptidos sintetizados en el propio hueso o


procedentes de otros lugares (hígado, plaquetas, etc.), que intervienen en la
diferenciación, crecimiento y proliferación de las células de forma autocrina o
paracrina (tabla 2) (22).

3. Fase mineral
Finalmente, el componente mineral del hueso representa el 65% del peso óseo.
Está formado por calcio, fosfato y carbonato (en proporciones de 10:6:1) en forma
de pequeños cristales de hidroxiapatita Ca 10 (PO4)6(OH)2 y, en menor proporción
hay magnesio, sodio, potasio, manganeso y flúor. El plasma se encuentra
sobresaturado de calcio y fósforo respecto a la hidroxiapatita, por lo que debe
haber sustancias que inhiban la mineralización. Las proteínas con capacidad
adhesiva favorecen la mineralización, mientras que los proteoglicanos, magnesio,
ATP y pirofosfato la inhiben.

4. Regeneración ósea
La regeneración tisular es la respuesta que consigue la restitutio ad integrum del
tejido tras un trauma, a diferencia de la reparación, donde el tejido que se forma es
un tejido cicatricial, con características diferentes al original. En este sentido el
hueso es el único tejido del organismo, a excepción del tejido embrionario, que se
restituye totalmente tras una lesión (1). La regeneración ósea origina una
respuesta en la que están involucrados los vasos sanguíneos, las células y la
matriz extracelular. Desde los estudios de Trueta (23) se sabe de la importancia
de los vasos sanguíneos en la osteogénesis. Tras un trauma, se produce una
respuesta inflamatoria y un hematoma inicial, con hematíes, plaquetas y fibrina.
Las células del coágulo liberan interleuquinas y factores de crecimiento, originando
la migración de linfocitos, macrófagos, precursores de osteoclastos y células
mesenquimales pluripotenciales. Estas señales moleculares promueven la
diferenciación hacia células endoteliales, fibroblastos, condroblastos y
osteoblastos, dando origen a un nuevo tejido fibrovascular, que reemplazará al
coágulo inicial. Todo ello está regido por una serie de complejas interacciones
entre factores de crecimiento, hormonas y citoquinas. En este proceso va a ser
fundamental el aporte vascular, la síntesis proteica y la mineralización.

Funciones

El esqueleto adulto consta aproximadamente de unos doscientos huesos, con las


siguientes funciones:

 Proporcionan el soporte interno del cuerpo. 


 Sirven para la inserción de los músculos y tendones. 
 Protegen los órganos vitales. 
 Contienen la médula ósea roja o tejido hematopoyético formador de las
células de la sangre. 
 Almacenan varios minerales, especialmente el calcio y el fósforo.

Los huesos, a pesar de su fuerza y dureza, son materia viva y constantemente se


renuevan a lo largo de la vida.

El hueso es un tejido conectivo o conjuntivo especializado y, por tanto, se


compone de células, fibras y sustancia fundamental. La sustancia fundamental y
las fibras constituyen la matriz extracelular, que es calcificada y adecuada para su
función de soporte y protección en el esqueleto.

El hueso está recubierto de periostio, esencial para el crecimiento del hueso en


diámetro y para su reparación y nutrición. Existe también el endostio, que es
interno y tiene propiedades osteogénicas.

1. Células 

En los huesos se distinguen cuatro tipos de células:

 Las células osteogénicas o progenitoras, activas durante el crecimiento y


reorganización del hueso o en la cicatrización de fracturas, se convierten en
osteoblastos. 
 Los osteoblastos, responsables de la formación de los componentes de la
matriz extracelular, se convierten en osteocitos. 
 Los osteocitos son las células óseas maduras. No tienen capacidad de
dividirse ni de secretar componentes de la matriz extracelular. Mantienen
las actividades diarias del tejido óseo, como el intercambio de nutrientes y
los deshechos con la sangre. 
 Los osteoclastos son células gigantes con muchos núcleos, responsables
de la resorción ósea (destrucción de la matriz extracelular), que es
importante en el desarrollo, el crecimiento, el mantenimiento y la reparación
del hueso.

2. Fibras

En la persona adulta, las fibras de colágeno son de tipo I y ocupan hasta un 95 %


de la matriz extracelular.
3. Sustancia fundamental

Contiene abundantes sales minerales, en especial calcio. Se produce la


mineralización o calcificación del hueso, en que las sales minerales se depositan
en las fibras de colágeno de la matriz extracelular, lo que produce la cristalización
y el endurecimiento del tejido.

Se distinguen dos tipos de tejido óseo: 

 El hueso esponjoso, formado por láminas que pueden estar ocupadas por
la médula ósea roja, o tejido hematopoyético, que es donde se originan las
células sanguíneas. 
 El hueso compacto, una masa sólida continua.
HUESOS DE LA CABEZA

La  cabeza  está formada por 28 huesos divididos en 3 grupos principales: 

1.Huesos del cráneo (8): Hueso frontal, Hueso temporal, Hueso


occipital, Hueso parietal, Hueso etmoides, Hueso esfenoides.
2.Huesos de la cara(14): Palatino, Vómer, Lagrimal o Unguis, Nasal, Cornete
inferior, Maxilar superior, Maxilar inferior o Mandíbula y Cigomático o Malar.
3.Huesos del oído(6): Martillo, Yunque y Estribo.

Huesos del tronco

En anatomía humana el tronco o torso es una de las partes fundamentales del


cuerpo junto a la cabeza y miembros. En su parte superior se encuentra la cabeza,
y de sus lados arrancan los miembros superiores o torácicos arriba, y los
miembros inferiores o pelvianos abajo. Tanto desde un punto de vista topográfico
como funcional, el esqueleto del tronco se organiza en columna vertebral y
tórax [1]:

La columna vertebral: es un conjunto de huesos cortos (de tamaño reducido),


que recorren la espalda de arriba abajo y que permiten que el cuerpo se mantenga
en posición vertical. Está formada por 33 vértebras separadas por unas pequeñas
almohadillas cartilaginosas llamadas discos intervertebrales. Las vértebras
presentan tamaños diferentes según su posición en la columna. Podemos
distinguir en ella 4 regiones: la región cervical (7), la región dorsal (12), región
lumbar (5) y la región sacra (9), que en el adulto se fusionan para formar el sacro y
el cóccix [2].

La caja torácica: es un conjunto de huesos que alberga y protege los órganos


situados en el tórax (los pulmones y el corazón). Además de las doce vértebras
dorsales, consta de: esternón (hueso alargado y plano situado en la parte
delantera del tórax) y las costillas (está formada por 12 pares de huesos alargados
con forma de arco. Los siete primeros pares se unen por detrás a la columna
vertebral y por delante al esternón. Estas costillas se llaman costillas verdaderas.
Los tres pares de costillas siguientes no se unen al esternón, sino a las costillas
anteriores, son las costillas falsas. Los dos pares de costillas restantes, llamadas
flotantes, que se encuentran libres en los extremos).
Los huesos del tronco [1]:

Cóccix: último hueso de la columna vertebral en su parte inferior. Está formado


por cuatro o cinco vértebras soldadas. Carece de movilidad. También llamado
coxis.

Columna vertebral: eje y sostén central del cuerpo humano. Se compone de 33 o


34 vértebras que conforman una especie de tubo protector para la médula espinal.

Costillas: son doce en cada lado y conforman la caja torácica que protege los
pulmones y el corazón. En la parte delantera se unen al esternón y por la parte
posterior se articulan en la columna vertebral.

Coxal: son dos huesos situados en la cadera. Están formados por tres huesos:
ilion, pubis e isquion. Se articulan en la parte anterior en la sínfisis pélvica y en la
posterior en el hueso sacro.

Coxis: último hueso de la columna vertebral en su parte inferior. Está formado por


cuatro o cinco vértebras soldadas. Carece de movilidad. También llamado coxis.

Cuerpo del esternón: parte media del esternón, que es el hueso central de la


parte anterior del tórax. Recibe también el nombre de hoja de la espada. En sus
laterales se articulan parte de las costillas.

Esternón: hueso del tórax en el que se articulan las costillas en cada uno de sus
laterales. Se sitúa en la parte anterior y central del tórax. Es una unión de tres
huesos: el manubrio, el cuerpo del esternón y el xifoides.
Hioides: hueso pequeño situado en la parte anterior del cuello situado encima de
la laringe. Tiene forma semicircular.

Ilion: es uno de los tres huesos que forman cada coxal, que a su vez forman la
cintura pélvica.

Isquion: es uno de los tres huesos que forman el coxal. Está unido al ilion y al
pubis.

Manubrio: parte superior del esternón, hueso central del tórax. Recibe también el
nombre de mango de la espada. Es la parte del esternón que se articula con las
clavículas.

Pubis: es uno de los huesos que forman el coxal. Se sitúa en su parte delantera.

Sacro: hueso de la columna vertebral conformado por cinco vértebras soldadas.


Carece de movilidad. En su parte superior limita con las vértebras lumbares y en la
inferior con el coxis.

Vértebras: huesos que conforman la columna vertebral, constituida por un total de


33 o 34 vértebras. Todas ellas presentan una apófisis o saliente por el cual se
unen con los músculos o ligamentos. Forman un conducto o túnel por el que
discurre la médula espinal.

Vértebras cervicales: son siete y se denominan con la letra C mayúscula seguida


del número correspondiente del uno al siete. Se sitúan en la zona del cuello.
Forman la denominada columna cervical.

Vértebras dorsales: son doce y se denominan con la letra D mayúscula seguida


del número correspondiente. Se encuentran a continuación de las cervicales en la
zona media de la espalda. Forman la denominada columna dorsal.

Vértebras lumbares: son cinco se denominan con la letra L mayúscula seguida


del número correspondiente del uno al cinco. Se sitúan en la parte inferior de la
espalda. Forman la denominada columna lumbar.

Vértebras sacras: son cinco y conforman el hueso sacro. Se denominan con la


letra S mayúscula seguida del número correspondiente del uno al cinco. Están
fusionadas. Conforman una estructura ósea inmóvil.

Vértebras coccígeas: son cuatro o cinco forman un hueso que recibe el nombre


de coxis. Están fusionadas entre sí. Carecen de movilidad.

Xifoides: apéndice inferior del esternón, hueso situado en la parte central y


anterior del tórax. Recibe también el nombre de punta de la espada.
Las extremidades del cuerpo humano

son órganos externos y articulados que desempeñan distintas funciones


locomotrices. El ser humano dispone concretamente de cuatro extremidades; por
un lado, las extremidades superiores que hace referencia a los dos brazos, y por
otro, las extremidades inferiores que son las dos piernas. En el siguiente artículo
sobre cuáles son las extremidades del cuerpo humano te contamos con detalle
sus funciones, así como las partes que las componen.

Extremidades superiores: brazos

Las extremidades superiores del cuerpo humano son los brazos, los cuales están
conectados a la parte superior del tronco y, concretamente, desempeñar la función
de darnos movilidad para coger, sujetar y manejar objetos y realizar diferentes
actividades. Las extremidades inferiores están compuestas por cuatro partes que
se distinguen fácilmente:

- Mano

- Antebrazo
- Brazo

- Cintura escapular

Las extremidades superiores están unidas al tronco y compuestas por dos


clavículas y dos omóplatos. En los brazos, encontramos los huesos húmero,
cúbito y radio; y en las manos, los huesos carpianos, metacarpianos y las falanges
de los dedos.

Extremidades inferiores: piernas

Las extremidades inferiores del cuerpo humano son las piernas, las cuales están
fijadas al tronco a nivel de la pelvis mediante la articulación de la cadera. Entre sus
funciones, encontramos que sostienen el peso de todo el cuerpo y nos permiten
caminar, correr, saltar y, en definitiva, trasladarnos a cualquier punto. Las
extremidades inferiores están formadas por las siguientes partes:

- Muslo

- Pierna

- Pie

- Cintura pélvica

Los huesos principales de la extremidad inferior del cuerpo humano son el


fémur, la tibia, el peroné, los huesos tarsos y metatarsos del pie y las falanges de
los dedos del pie.
POSICIÓN ANATÓMICA

La posición anatómica es una posición de referencia, que da significado a los términos


direccionales usados en la descripción en las partes y regiones del cuerpo. Las discusiones
sobre el cuerpo, la forma en que se mueve, su postura o la relación entre una zona y otra
asumen que el cuerpo en su conjunto se encuentra en una posición específica denominada
POSICIÓN ANATÓMICA . Así, los anatomistas, al escribir sus textos, se refieren al
objeto de descripción considerando al individuo como si estuviera siempre en la posición
estandarizada.

El cuerpo está en una postura erguida (de pie, ortostática o bípeda) con las extremidades
superiores extendidas a lo largo del torso y las palmas hacia adelante. La cabeza y los pies
también apuntan hacia adelante y miran hacia el horizonte.

Posición SUPINA y PRONE son expresiones que se utilizan para describir la posición del
cuerpo, cuando no está en la posición anatómica.

POSICIÓN SUPPINA o POSICIÓN SUPINA : el cuerpo está acostado boca arriba.

POSICIÓN PRONE o PRONE : el cuerpo está acostado boca abajo.


DECUBITACIÓN LATERAL : el cuerpo está acostado de lado.

POSICIÓN DE LITOTOMÍA : el cuerpo está acostado boca arriba, con una flexión de 90
° de la cadera y la rodilla, exponiendo el perineo.

POSICIÓN DE TRENDELEMBURG : el cuerpo está acostado boca arriba, con la cabeza


en la camilla inclinada hacia abajo unos 40 °.

Se conocen como posiciones anatómicas básicas del paciente encamado, todas aquellas
posturas o posiciones que el paciente puede adoptar en la cama, camilla, mesa de
exploraciones, etc. Que son de interés para el manejo del Enfermo por el personal sanitario
y de manera especial por los profesionales de enfermería.

Por su parte las posiciones corporales se emplean para facilitar la exploración del paciente,
su tratamiento, la prevención de lesiones consecutivas a la inmovilidad, y su comodidad
cuando esta encamado, entre las que podemos distinguir dos grupos: posición erguida o
anatómica y sedente. Y a continuación te presentamos cada una:
POSICIÓN ERGUIDA O ANATÓMICA

Alineación de segmentos corporales en sentido vertical con extremidades superiores a los


lados del cuerpo, manos en pronación, cabeza recta y pies dirigidos hacia adelante. Los pies
pueden tener diferente separación, según el caso.

Indicaciones:


o Valoración de conformación exterior.
o Definición de planos corporales.

 Reducción de tensión excesiva sobre articulaciones


 que soportan el peso corporal.
SEDENTE
Fowler elevada.

Descripción:

Paciente sentado en silla o cama con el tronco en posición vertical y extremidades


inferiores apoyados sobre un plano resistente.

Indicaciones:

 Exploración física de región anterior del cuerpo.


 Alimentación.
 Favorecer exhalación respiratoria adicional.
 Disminuir tensión muscular abdominal y lumbar.
 Aplicación de algunos tratamientos o intervenciones quirúrgicas en cabeza o cara.
Fowler

Descripción:

Paciente sentado en cama con elevación de la cabecera a 45° y liger a flexión de


extremidades inferiores.

Indicaciones:

 Exploración física de región anterior del cuerpo.


 Alimentación.
 Disminuir tensión muscular abdominal y lumbar.
 Aplicación de algunos tratamientos o intervenciones quirúrgicas en cabeza o cara.
 Descanso
 Favorecer la respiración.

Semifowler

Descripción:

Paciente sentado en cama con elevación de la cabecera a 30° y liger a flexión de


extremidades inferiores.
Indicaciones:

 Exploración física de región anterior del cuerpo.


 Alimentación.
 Disminuir tensión muscular abdominal y lumbar.
 Aplicación de algunos tratamientos o intervenciones quirúrgicas en cabeza o cara.
 Descanso
 Favorecer la respiración

Dorsal con piernas elevadas

Descripción:

Paciente en decúbito dorsal o supina con extremidades inferiores elevadas sobre almohadas
o piecera de la cama.

Indicaciones:

 Favorecer relajación muscular.


 Disminuir edema de extremidades inferiores

Decúbito dorsal o supina


Descripción:

Paciente acostado sobre su región posterior, extremidades superiores a los lados del cuerpo
y las inferiores ligeramente flexionadas.

Indicaciones:

 Exploración física de región anterior del cuerpo.


 Relajación muscular.
 Aplicación de tratamientos específicos en región anterior del cuerpo.
 En laparatomías.

Dorsosacra

Descripción:

Paciente en decúbito dorsal o supina con separación de rodillas y pies apoyados sobre un
plano resistente.

Indicaciones:

 Exploración física de región anterior del cuerpo.


 Relajación muscular.
 Aplicación de tratamientos específicos en región anterior del cuerpo.
 En laparatomías.
Ginecológica o litotomía

Descripción:

Paciente en decúbito dorsal con región glútea apoyada en el borde de la mesa de


exploración, extremidades inferiores flexionadas y separadas por medio de pierneras.

Indicaciones:

 Atención al parto.
 En intervenciones médicas y quirúrgicas de órganos pélvicos.

Rossier

Descripción:

Paciente en decúbito dorsal con almohada por debajo de los hombros para producir
hiperextensión de cuello.

Indicaciones:
 Favorecer la ventilación pulmonar.
 Exploración e intervenciones quirúrgicas en el cuello

Descripción:

Paciente en decúbito dorsal con elevación de piecera de cama entre 30 a 45°, de tal manera
que la cabeza se encuentre en un plano más bajo que los pies.

Indicaciones:

 Favorecer drenaje postural.


 Incrementar riego sanguíneo cerebral.
 Intervenciones quirúrgicas de vejiga y colon.
 Favorecer retorno venoso.

Decúbito ventral o prona

Descripción:
Paciente acostado sobre región anterior del cuerpo, cabeza de lado, extremidades
superiores en extensión a los lados del cuerpo y las inferiores en extensión.

Indicaciones:

 Exploración de región posterior del cuerpo.


 Aplicación de tratamientos en región posterior del cuerpo.
 Recuperación posanestésica.

Prona de urgencia

Descripción:

Paciente en decúbito ventral con cabeza fuera del borde de la cama y extremidad superior
correspondiente sobre un banco de altura.

Indicaciones:

 Evitar la broncoaspiración por expulsión de vómito en proyectil o secreciones de vías


respiratorias.
 Favorecer drenaje postural.

Genucubital

 
Descripción:

A partir de la posición prona, el paciente descansa sobre brazos y rodillas, con la cabeza de
lado.

Indicaciones:

 Exploración de región pélvica.


 Exploración sigmoidoscópica.
 En tratamientos rectosigmoideos.

Genupectoral o de Bozeman

Descripción:

A partir de la posición prona, el paciente descansa sobre la cara anterior del tórax y rodillas;
cabeza lateral y las extremidades superiores alrededor de ésta.

Indicaciones:

 Exploración de región pélvica.


 Exploración sigmoidoscópica.
 En tratamientos rectosigmoideos.
De Kraske o navaja sevillana

Descripción:

Paciente en decúbito ventral con inclinación de muslos formando un ángulo de 90° y


piernas apoyadas sobre la parte inferior de la mesa de exploración. Inclinar parte superior
de la mesa o cama, de tal forma que las caderas queden más elevadas que el cuerpo.

Indicaciones:

 Exploración e intervenciones quirúrgicas en recto.


 Aplicación de tratamientos en recto.

Decúbito lateral

Descripción:

Paciente acostada sobre el lado derecho o izquierdo, extremidades superiores en ligera


flexión y la inferior del lado opuesto ligeramente flexionada sobre la otra.

Indicaciones:
 Favorecer la relajación muscular.
 Recuperación posanestésica.
 Aplicación de varios tratamientos.

De Sims

Descripción:

Paciente en decúbito lateral izquierdo con extremidades superiores ligeramente flexionadas,


extremidad inferior izquierda ligeramente flexionada y la derecha flexionada hasta casi
tocar el abdomen.

Indicaciones:

 Aplicación de enemas.
 Exploración de recto.
 Relajación muscular

Resumen de posiciones antómicas.


 La osteogénesis

es el proceso a través del cual ocurre la formación del tejido óseo; inicia a partir de
la octava semana, la clavícula es el primer hueso en comenzar este proceso. Se
lleva cabo a través de dos mecanismos de osificación: intramembranosa y
endocondral. Algunos huesos requieren ambos procesos, por lo que se les
considera de osificación mixta, tal es el caso del occipital y el temporal, cuyas
escamas son de osificación intramembranosa, mientras que el resto es
endocondral. Otro de los huesos que presenta osificación mixta es la mandíbula,
ya que la mayor parte es de tipo intramembranosa, pero la sínfisis y los cóndilos
son de osificación endocondral.

Al margen del tipo de osificación, el aspecto histológico es igual para todos los
huesos una vez que ésta ha terminado. Existen dos tipos de tejido embrionario
que participan en la osteogénesis: el mesodermo que forma la mayor parte de los
huesos, y la cresta neural que forma los huesos del viscerocráneo (maxilares,
nasales, malares, mandíbula, etc.).

Clasificación de los Huesos

El esqueleto humano consta de 206 huesos, se agrupa en esqueleto axial y


esqueleto apendicular. Según su forma, los huesos se clasifican en:

 1. Huesos largos: Son huesos duros y densos, más largos que anchos,
incluyen el fémur (el hueso más largo del cuerpo), así como huesos relativamente
pequeños en los dedos de las manos. En este tipo de hueso se puede distinguir
tres partes, que son los dos extremos del tubo (epífisis), encargado de unirse a
músculos, articulaciones u otros huesos, y la parte central del tubo (diáfisis);
dentro de la diáfisis se encuentra el canal medular que posee la médula ósea
amarilla, la cual forma las células de la sangre. La función de los huesos largos es
soportar el peso del cuerpo y facilitar los movimientos. Se ubican principalmente
en el esqueleto apendicular e incluyen huesos en los miembros inferiores (la tibia,
el peroné, el fémur, los metatarsianos y las falanges) y huesos en los miembros
superiores (el húmero, el radio, el cúbito, los metacarpianos y las falanges).
 2. Huesos Cortos: Los huesos cortos a menudo son similares a un cubo, su
longitud, ancho y alto son más o menos iguales. Se ubican en las articulaciones de
la muñeca y el tobillo proporcionando estabilidad y permitiendo algunos
movimientos. Los huesos carpianos en la muñeca (escafoides, hueso semilunar,
piramidal, hueso ganchoso, pisiforme, hueso grande, trapezoide y trapecio) y los
tarsianos en los tobillos (calcáneo, astrágalo, navicular, cuboides, cuneiforme
lateral, cuneiforme intermedio y cuneiforme medial) son ejemplos de huesos
cortos.
 3. Huesos Planos: Los huesos planos están compuestos de una capa de hueso
esponjoso entre dos capas delgadas de hueso compacto. Tienen una forma plana,
no redondeada. La función de los huesos planos es proteger los órganos internos
del cuerpo, tales como el cerebro, el corazón y los órganos pelvianos; es por esto
que son aplanados, puesto que así hacen el papel de escudos, del mismo modo,
el hecho de ser aplanados hace que estos provean zonas amplias en las que se
pueden fijar los músculos del cuerpo. Hay huesos planos en la estructura ósea de
la cabeza (occipital, parietal, frontal, nasal, lagrimal y vómer), la caja torácica
(esternón y costillas) y la pelvis (ilion, isquion y pubis).
 4. Huesos Irregulares: Los huesos irregulares son el tipo de hueso que por la
complejidad de su forma no se pueden clasificar en otro tipo (como hueso largo,
hueso corto, hueso plano o hueso sesamoideo). Los huesos irregulares son
impares y se localizan en la línea media del cuerpo. Se incluyen dentro del grupo
de huesos irregulares a los huesos de la columna vertebral, algunos de los huesos
de la pelvis y muchos de los huesos del cráneo y la cara. Esta clase de huesos
cumplen diversas funciones, como por ejemplo es el caso de proteger el sistema
nervioso (como las vértebras que protegen la médula espinal), servir como puntos
de anclaje para la inserción de diversos músculos (como los huesos de la cara que
sirven de inserción de los músculos de la expresión facial), y contribuir con el
mantenimiento de la faringe, el apoyo de la tráquea y la fijación de la lengua (como
es el caso del hueso hioides).
 5. Huesos Sesamoideos: Los huesos sesamoideos son pequeños y
redondeados incrustados en un tendón sometido tanto a compresión, como a
fuerza de tensión habituales, y se encuentran en diversas articulaciones del
cuerpo. Actuando como una polea para los tendones, ayudan a que el primer dedo
del pie se mueva normalmente y proporcione una acción de palanca, cuando el
dedo gordo “empuja” al caminar y correr. También sirven como una superficie que
soporta el peso para el primer hueso metatarsiano (el hueso largo que se conecta
con el dedo gordo del pie), absorbiendo el peso que se aplica en la bola del pie al
caminar, correr y saltar. La mayoría son inconstantes, se encuentran en las
articulaciones metacarpo-falángicas del pulgar y del dedo gordo del pié, en la
porción medial del músculo gemelos de la pierna, y en el tendón del musculo
peroneo lateral largo. El único hueso sesamoideo que se osifica es la rótula por
tanto es constante.
Esqueleto Axial

El esqueleto axial es el conjunto de huesos que conforman la parte estática o poco


móvil, del cuerpo humano, además tiene diversas funciones, una de ellas es
proteger las partes blandas, también servir como eje central corporal y superficie
para la inserción de músculos y tendones.

El esqueleto axial está conformado por 80 huesos que forman las siguientes
estructuras:
Cráneo (29 huesos)

  Bóveda craneana: formada por 8 huesos, se corresponde con los huesos


frontal (1), temporal (2), parietal (2), occipital (1), etmoides (1) y esfenoides (1).
  Cara: formada por 14 huesos, que son en pares los huesos cigomático,
maxilar, nasal, palatino, cornete nasal y lagrimal, una unidad de los huesos
mandibular y vómer.
  Oído: formado por 6 osículos, 3 de cada lado, el martillo, yunque y el estribo,
articulados forman una especie de puente entre el tímpano y la ventana oval, para
la transmisión del sonido.
  Hueso hioides: hueso único, impar, ubicado en la región anterior del cuello, su
característica principal es que no se articula con ningún otro hueso.
Tórax (25 huesos)
  Esternón: hueso único, formado por tres partes, el manubrio, el cuerpo y el
apéndice. Se articula directamente con 7 arcos costales de cada lado y de manera
indirecta a través de un cartílago costal común con las costillas octava a la
décima.
  Arcos costales: son 24 en total, de los cuales 14 son denominadas costillas
verdaderas, pues se articulan directamente con el esternón a través de cartílagos
propios.
  Las costillas 8va a la 10ma (6 en total), se articulan indirectamente con el
esternón, a través de un cartílago costal común; y por último 4 costillas
denominadas flotantes, pues se articulan por detrás con las vértebras torácicas y
por delante se mantienen suspendidas en la cavidad abdominal, sin articularse
con el esternón.
Columna vertebral

Constituye la región posterior del esqueleto axial y su pilar central. Está


conformada por 26 huesos que se subdividen, formando diferentes segmentos. De
esta forma, las primeras 7 vértebras corresponden al segmento cervical, y cada
una de ellas va articulada con los arcos costales. Las siguientes 12 vértebras,
forman el segmento torácico, se articulan con los arcos costales, y se diferencia
del resto de las vértebras, pues el foramen es pequeño y circular, y su apófisis
espinosa larga y triangular. Se continúan con las vértebras lumbares, que en
número de cinco dan el mayor soporte a la columna vertebral. Los cuerpos de sus
vértebras son voluminosos, anchos y altos. El agujero es triangular, y la apófisis
espinosa es cuadrada y horizontalizada. El sacro, penúltimo hueso de la columna
vertebral, se articula con el esqueleto apendicular a través de las articulaciones
sacroilíacas, transmitiendo el peso corporal a la cintura pélvica, la cual da origen a
la inserción de los miembros inferiores. Está compuesto por cinco vértebras
fusionadas con forma de pirámide, y su vértice se articula con el cóccix, último
hueso que conforma la columna vertebral y que no participa como estructura de
soporte para el peso corporal en bipedestación, a diferencia del resto de las
vértebras.

Esqueleto Apendicular

El esqueleto apendicular está formado por las extremidades superiores e


inferiores, los omoplatos, las clavículas y la pelvis. Los omoplatos y las clavículas
sostienen extremidades superiores y las unen con el esqueleto axial. Lo mismo
hace la pelvis con las extremidades inferiores. La función principal del esqueleto
apendicular es el movimiento.

Extremidades Superiores: El hombro está constituido por la clavícula, el omoplato


y el extremo superior del húmero. La clavícula es un hueso largo con forma de “S”,
que se encuentra entre el omoplato y el esternón, con los cuales se articula. El
omoplato es un hueso par, con forma de triángulo, localizado en la parte posterior
y superior del tórax, que se articula con el húmero y la clavícula. El brazo está
comprendido entre el hombro y el codo; está integrado por el húmero, un hueso
par largo, cuyo extremo superior hace parte de la articulación del hombro, y su
extremo inferior contribuye a formar el codo, donde se articula con el antebrazo. El
antebrazo está constituido por dos huesos largos y pares, llamados cúbito y radio;
éstos se disponen paralelamente y en sus extremos inferiores se articulan con los
huesos de la mano que forman parte de la articulación de la muñeca. La mano la
conforman 27 huesos agrupados en tres regiones: el carpo, el metacarpo y los
dedos.

Extremidades Inferiores: Las extremidades inferiores son la cadera y las piernas.


La cadera está formada por los dos huesos ilíacos. En el ilíaco se pueden
diferenciar tres segmentos: el pubis, el ilión y el isquión. Los dos huesos ilíacos se
disponen a cada lado de la línea media del cuerpo. En la parte delantera se unen
por el pubis en el hueso sacro. La parte superior de las piernas o muslo está
comprendida entre la cadera y la rodilla. Está sustentada por el fémur, el hueso
más largo y fuerte del cuerpo. Se articula con la pelvis, en la región del ilión, y por
el extremo opuesto, con los huesos de la pierna, formando la rodilla. La pierna se
extiende desde la rodilla hasta el pie. Está compuesta por la tibia y el peroné, dos
huesos largos dispuestos en paralelo. En su extremo inferior, los huesos de la
pierna se articulan con los del pie, formando el tobillo. Las piernas permiten el
desplazamiento del cuerpo mediante la marcha. Al igual que la mano, el pie consta
de tres regiones. La sección que se articula con la pierna tiene huesos cortos y se
llama tarso. Sigue el metatarso, formado por cinco huesos largos, y la región más
distante del punto medio, se articulan con la región de los dedos.
¿Qué son los huesos?

Los huesos son un conjunto de estructuras orgánicas rígidas, mineralizadas mediante la


acumulación de calcio y otros metales. Constituyen las partes más duras y resistentes del
cuerpo humano y de otros animales vertebrados (únicamente superados por el esmalte
dental).

El conjunto de todos los huesos del cuerpo conforma el sistema óseo o esqueleto,
soporte físico del organismo. En el caso de los vertebrados este soporte se encuentra
adentro del cuerpo (endoesqueleto), en vez de afuera (exoesqueleto) como en el caso de los
artrópodos y otros filos animales.

Además, dentro de los huesos se halla la médula ósea, que cumple con funciones
hematopoyéticas o de creación de glóbulos rojos sanguíneos. Es decir que se trata de un
conjunto de órganos de funciones complejas, que cuentan con tejido adiposo, vasos
sanguíneos e incluso nervios en su interior.

Los huesos son mucho más que simples estructuras de soporte del cuerpo, aunque tengamos
la idea contraria, consecuencia seguramente de que son lo último en descomponerse del
cuerpo humano luego de la muerte.

Los huesos se solidifican paulatinamente a medida que el individuo crece, durante la


primera infancia, y crecen junto con él hasta alcanzar su tamaño definitivo. De manera
similar, los huesos pueden regenerar sus propias roturas (fracturas) mediante un proceso
llamado consolidación ósea, y se hallan en constante proceso de remodelación dentro del
cuerpo.

Tipos de huesos

Dependiendo de su forma y apariencia, los huesos del cuerpo humano pueden clasificarse
en cuatro categorías, que son:

 Huesos largos. Tal y como su nombre indica, poseen una longitud predominante a la
anchura y al espesor, y son huesos densos, fuertes, dentro de los cuales se alberga la
médula roja y la amarilla.
 Huesos cortos. Se trata de los huesos cuyas tres dimensiones (largo, anchura y espesor)
son prácticamente iguales.
 Huesos planos. En estos huesos predomina notoriamente la longitud y el ancho por sobre
del espesor, dado que suelen constituir el marco de las distintas cavidades del cuerpo.
 Huesos irregulares. En esta última categoría entran todos los huesos cuya forma les
impide ser clasificados en cualquiera de las tres anteriores.

Función de los huesos

Los huesos cumplen diversas funciones en el organismo, que pueden resumirse en:
 Brindan soporte estructural al cuerpo, conservan su forma y protegen los órganos
internos del afuera.
 La médula ósea produce glóbulos rojos que realizan el transporte del oxígeno en la
sangre.
 Junto a los músculos, articulaciones, ligamentos y tendones, los huesos permiten el
movimiento voluntario del cuerpo.
 Los huesos son una importante región de almacenamiento de recursos, no sólo el calcio y
el fósforo, necesarios para su endurecimiento, sino también ciertos tipos de lípidos y
recursos de uso de último minuto.

Estructura de los huesos

Los huesos son mucho más que simples estructuras de soporte del cuerpo.

Los huesos están compuestos por tres porciones, llamadas diáfisis (porción central del
cuerpo del hueso), epífisis (extremos de los huesos largos) y metáfisis (porción intermedia
del hueso). De manera similar, desde adentro hacia afuera, están compuestos por:

 Cavidad medular. La región “hueca” del hueso en donde se alberga la médula ósea,
ubicada generalmente en la diáfisis.
 Endostio. Es una membrana delgada de tejido conjuntivo que tapiza el interior de la
cavidad medular de los huesos largos.
 Arteria nutricia. La arteria que surte de sangre al hueso, a través de sus agujeros nutricios
y que luego se distribuye por el hueso a través de capilares cada vez más delgados.
 Tejido óseo. El componente principal del hueso, conformado por células óseas (osteocitos,
osteoblastos, osteoclastos y células madre) en un 2% del tejido, y por un 70% de sustancia
extracelular resistente (hidroxiapatita) segregada por ellos, a partir de calcio y fósforo,
además de alrededor de un 30% de colágeno.
 Periosto. La membrana de tejido conectivo fibroso y resistente que cubre los huesos en su
región externa.
¿Cuántos huesos tiene el cuerpo humano?

El sistema óseo del cuerpo humano está compuesto por 206 huesos diferentes, articulados
de distinta manera a los cartílagos, ligamentos, músculos y tendones.

Enfermedades de los huesos

Los huesos se vuelven más frágiles con la osteoporosis.

Como otras partes del cuerpo, los huesos pueden sufrir lesiones (fracturas, traumatismos) o
bien pueden ser víctima de enfermedades. Las más conocidas de éstas son:

 Cáncer. El cáncer de médula ósea se produce, como otros tumores, por la multiplicación
anormal de las células de su parte blanda (tumores llamados mielomas), o a veces entre
las células endurecidas de su parte rígida (llamados sarcomas). Conduce al debilitamiento
de la estructura y a dolorosos entumecimientos locales.
 Osteoporosis. Esta enfermedad consiste en una pérdida crónica de calcio en los huesos,
ocasionando el adelgazamiento de los mismos y el incremento de su fragilidad. Está muy
asociada a la edad avanzada y a otros procesos propios del cuerpo, de modo que requiere
de un tratamiento combinado, mediante suplementos de calcio y ejercicio físico.
 Enfermedad de Paget. Este es el nombre de una dolencia congénita, que causa un
funcionamiento anormal de las células que originan el hueso, ocasionando un
engrosamiento y ensanchamiento anormal de la estructura del esqueleto, que atenta
contra la salud del paciente.
 Raquitismo. Una enfermedad derivada de la deficiencia de vitamina D en la dieta, o
también de algún problema endógeno que impide la absorción de dicho nutriente,
indispensable para la calcificación de los huesos. Por ello las personas aquejadas con esta
enfermedad sufren de un debilitamiento progresivo de los huesos, que se tornan así
dolorosamente frágiles y quebradizos.

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