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Funciones
Los osteoblastos son células óseas especializadas en producir la matriz particular
que tiene el hueso, formado de cristales de hidroxiapatita, que están compuestos
principalmente de fosfato y calcio.
Los osteoblastos aun mantienen la capacidad para replicarse, hasta que son
rodeados de matriz y pasan a un estado de mantenimiento de la misma
denominadas osteocitos.
OSTEOCLASTO
Los osteoclastos derivan de células hematopoyéticas, en concreto de la
línea monocito-macrófago. Por tanto, posiblemente la mayor parte de los
precursores osteoclásticos indiferenciados se encuentran en el seno de la
médula ósea hematopoyética. Sin embargo, como ocurre con otras
células de estirpe hematopoyética, existen también precursores
circulantes en la sangre periférica. De hecho, con los estímulos
adecuados se puede inducir la diferenciación de células «monocitoides»
circulantes hacia osteoclastos. Por otro lado, se han identificado
precursores osteoclásticos quiescentes más diferenciados próximos a la
superficie de las trabéculas óseas . Estas células representen un pool de
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OSTEOCITO
Los osteocitos son un tipo de células que se encuentran en el
hueso, un tejido conectivo especializado. Derivan de otras células
conocidas como osteoblastos y se encuentran en gran proporción
dentro de unos lugares denominados “lagunas”, en el interior de la
matriz ósea.
Los osteocitos son de las células más abundantes en los huesos.
Estas dan cuenta de más del 90% del contenido celular total en
dicho tejido, mientras que los osteoblastos representan cerca del
5% y los osteoclastos están alrededor del 1%. Se dice que en el
hueso de un humano adulto hay 10 veces más osteocitos que
osteoblastos.
Sus funciones son diversas, pero entre las más destacadas se
encuentra su participación en los procesos de señalización tanto
para la formación como para la reabsorción del hueso, hecho que
también está implicado en algunas patologías clínicas conocidas.
Los osteocitos derivan de los osteoblastos, sus células
progenitoras, a través de un proceso que ocurre gracias al
reclutamiento de los osteoblastos hacia la superficie del hueso,
donde determinadas señales disparan el inicio de la diferenciación.
Características
Los osteocitos son células con núcleos aplanados y pocos orgánulos internos.
Presentan un retículo endoplásmico y un aparato de Golgi muy reducidos, y su
cuerpo celular es de pequeño tamaño en comparación con otras células de tejidos
relacionados.
A pesar de ello, son células muy activas y dinámicas, ya que sintetizan muchas
proteínas no-colagénicas de matriz como la osteopontina y la osteocalcina, y
también ácido hialurónico y algunos proteoglicanos, todos importantes factores para
la conservación de los huesos.
Los osteocitos son células muy longevas, pudiendo durar años e incluso décadas. Se
cree que la vida media de un osteocito ronda los 25 años, un tiempo muy largo
especialmente en comparación con los osteoblastos y osteoclastos que duran solo un
par de semanas e incluso unos pocos días.
Funciones
Además de ser importantes componentes estructurales del tejido óseo, una de las
principales funciones de los osteocitos consiste en la integración de las señales
mecánicas y químicas que gobiernan todos los procesos de puesta en marcha de la
remodelación de los huesos.
Estas células parecen actuar como “conductores” que dirigen la actividad de los
osteoclastos y osteoblastos.
Estudios recientes han demostrado que los osteocitos ejercen funciones regulatorias
que van mucho más allá de las fronteras óseas, puesto que participan, a través de
algunas rutas endocrinas, en el metabolito de fosfato.
Los estrógenos tienen también un efecto positivo sobre la homeostasis del calcio, de
manera que aumentan la absorción de calcio en el intestino y reducen la excreción
renal de calcio. El efecto de la THS es la reducción de la remodelación ósea, de forma
que ésta sea menor que la formación ósea, a los dos años de tratamiento se alcanza el
valor máximo de masa ósea, permaneciendo posteriormente estable durante el resto
del período de tratamiento, por este motivo el efecto final del tratamiento estrogénico
en la masa ósea, difiere en las distintas etapas de la mujer menopáusica.
Se podría considerar la posibilidad de iniciar la THS más tarde, por ejemplo a los 60
años pero el riesgo de aparición de efectos adversos después de años de tratamiento
(cáncer de mama) y los efectos secundarios (pequeñas pérdidas) probablemente limita
su uso en mujeres de edad avanzada. Por otra parte existe la controversia de que la
THS iniciada en las fases tardías de la menopausia a pesar de aumentar la masa ósea,
no pueda recuperar el deterioro potencial de la microarquitectura del hueso.
No todas las personas responden a una misma dosis e incluso un 5-20% de las
mujeres siguen perdiendo hueso a pesar de la THS. Fumar disminuye la
biodisponibilidad de los estrógenos al causar la 2 hidroxilación de la estrona y formar
catecol-hidroxiestrona. Reduce la concentración estrogénica hasta en un 5% y además
el catecol tiene efectos antiestrogénicos6. Sin embargo, la ingesta de calcio actúa
sinérgicamente con los estrógenos y es necesaria una ingesta adecuada de calcio
durante el tratamiento con THS7. La tabla 1 muestra los tipos de estrógenos y
progestágenos utilizados en nuestro medio
FIGURA
ESTUDIO WHI
Women’s Health Initiative (WHI)
a) El estudio WHI en perspectiva
El WHI es el primer estudio experimental que estudia los riesgos
y beneficios de la THR en un contexto de prevención primaria.
Las mujeres participantes, de 50 a 79 años, entraron al estudio
(planificado para un total de 8,5 años) con un promedio de edad
de 63,2 años. Más de un tercio de ellas era obesas y otro tercio
tenía sobrepeso. Debe destacarse que su riesgo de cáncer
mamario al entrar al estudio era relativamente alto: dos tercios
tenían entre 1 y 2% de riesgo de cáncer mamario y un quinto,
entre 2 y 5% en los siguientes 5 años. En Estados Unidos, por el
solo hecho de alcanzar los 60 años de edad se alcanza un riesgo
"alto" (1,66% en los siguientes 5 años) de cáncer mamario, de
modo que las mujeres estudiadas, no sólo provenían de un país
con alto riesgo vital de cáncer mamario, sino que eran además,
por su edad y características clínicas (sobrepeso y obesidad), de
relativo alto riesgo dentro de su país. Similarmente, si bien muy
pocas mujeres tenían evidencias de enfermedad cardiovascular
(infarto al miocardio, accidente cerebral vascular o
tromboembolismo venoso) al comienzo del estudio, un tercio
estaba en tratamiento por hipertensión arterial, una de cada
ocho de ellas presentaba hipercolesterolemia, la mitad tenía
antecedentes de tabaquismo y un 4,4% eran diabéticas en
tratamiento. Lo anterior, a la vez de representar fielmente la
realidad de salud de las mujeres "sanas" en ese grupo de edad
en Estados Unidos, sugiere la existencia de aterosclerosis
subclínica al comienzo del estudio. Finalmente, una de cada
cuatro pacientes había sido tratada, o estaba siendo tratada,
con THR (dos tercios con combinados continuos) y más de tres
de cada diez de estas últimas, por períodos mayores de 5 años.
- Los bifosfonatos más antiguos y menos potentes son captados por los
osteoclastos, acumulándose en su interior e interfiriendo con la activación y
diferenciación de células precursoras ostecoclásticas en osteoblastos maduros,
modificando su adherencia al hueso y originando su apoptosis. Este tipo de
bifosfonatos actúan como pro-fármacos que, únicamente tras la absorción
intracelular por parte de los osteoblastos, se convierten en metabolitos activos
(21).