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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Experimental de los Llanos Centrales Rómulo Gallegos
Aula Territorial Anaco
Área de Postgrado
Especialización: Ciencias Penales y Criminológicas
Sección: 1
U.C: Ciencias Penitenciarias

UNIDAD V

CRISIS DE LA PRISION.
MEDIDAS ALTERNATIVAS.

UNIDAD VI
EL MARCO JURIDICO VENEZOLANO.

PROF: DRA. SANTA JANETT TORRES

PARTICIPANTES:
Rincones V. Ildebrando C.I.V.12.148.170
Dilia Borges C.I.V- 14.803.622
Melsin Castellanos C.I.V- 16.666.872
Antonio UrbanoC.I.V- 16.665.397

Anaco, Estado Anzoátegui


ÍNDICE GENERAL

ÍNDICE GENERAL.........................................................................................1 Pág.


INTRODUCCIÓN…........................................................................................ 2 Pág.
Crisis de la Prisión. ……………………………………………………….……….3 Pág.
Efectos de la Pena Privativa de Libertad …………………………… ............3-4.Pág.
Consideraciones Criticas al ideal de
Rehabilitación………………………………………………..............................…4 Pág.
La Prisión como “Ultima Ratio” y la Adopción de Medidas Alternativas. Tesis
Abolucionistas…………………………….………………………….……………5-9 Pág.
Marco Jurídico Venezolano…….……………................................................9-18
Pág.
La Ley de Régimen Penitenciario y su Reglamento. El Reglamento de Internados
Judiciales……………………………………………….………………………..9-18Pág.
Ley de Beneficios en el Proceso Penal y la Ley de Redención Judicial de la Pena
por el Trabajo y el Estudio………………………………………..……………16-
18.Pág.
CONCLUSIÓN……………………………………………………...………………
19Pág.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………..…………….20
Pág.

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INTRODUCCIÓN

Para nosotros los participantes de esa Unidad Curricular de Ciencias


Penitenciarias, es necesario tener conocimiento y manejar las herramientas
correspondientes en cuanto a los temas que se enmarcan dentro de la
planificación y evaluación de los aprendizajes a distancia; como lo es el
aprendizaje de los temas relativos a: La Crisis de la Prisión y sus respectivas
Medidas Alternativas, así como de los Efectos de la Pena Privativa de Libertad, la
Prisión como “Ultima Ratio” y las tesis Abolicionistas, el Marco Jurídico
Venezolano en materia Penitenciaria, de tal manera que nos conduzcan por
caminos que conlleven el amplio desarrollo proporcional y adecuado dominio de
las mismas.

A sabiendas de que el Sistema Penitenciario Venezolano no es el mejor del


mundo, pero además atraviesa por ciertas situaciones que deben mejorar, tales
como el retardo procesal, hacinamiento, problemas de infraestructura carcelaria y
otros.

En este sentido, es potestad del Gobierno Nacional, conjuntamente con el


Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario unir esfuerzos para
alcanzar los objetivos inherentes a la situación abordada como problemas en el
marco de su competencia, esperando que los resultados se vean más temprano
que tarde.

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 CRISIS DE LA PRISION. MEDIDAS ALTERNATIVAS.

 EFECTOS DE LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD.

La Pena Privativa de Libertad ha sido usada con varios propósitos, dentro de


los cuales se establece el asegurar que el reo no escape de la sanción. Cuando
por primera vez ha cometido el hecho delictivo, es por esta razón que surge la
cancel, como establecimiento de control social.

La Pena Privativa de Libertad, impone al condenado la obligación de


permanecer encerrado en un establecimiento. El penado pierde su libertad
ambulatoria por un tiempo variable que va desde la pena mínima de dos (02)
años hasta la cadena perpetua.

Con la pena privativa de libertad surgen las siguientes medidas:


1- El internamiento en un centro psiquiátrico.
2- El internamiento en el centro de deshabituación.
3- El internamiento en el centro Educativo Especial.

La ejecución de la pena Privativa de Libertad y su control por el juez de vigilancia


penitenciaria, firme que sea la pena condenatoria, se ha de proceder a la
ejecución de la misma de oficio.

 CONSIDERACIONES CRÍTICAS AL IDEAL DE REHABILITACIÓN .

Se discute que hay un sesgo epistemológico importante en la forma como la


doctrina ha tratado la idea de la prisión, la privativa de libertad, el tratamiento, la
rehabilitación, la reinserción social, y la reincidencia. Se propone que con un
cambio en el enfoque teórico y práctico, podrá tenerse efectos positivos en la
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intervención penitenciaria.

Igualmente, se expone la realidad penitenciaria venezolana, describiendo que


hay abiertas contradicciones entre lo que constitucionalmente se establece como
eje orientador del sistema penitenciario, los fines y actuar constitucional en esta
materia y la realidad de su ejecución. Se concluye que bajo los esquemas teóricos
propuestos y la observación de la dinámica del régimen carcelario venezolano,
lejos de tratarse, intervenir o rehabilitar a los reclusos, se está operando una
transformación negativa, al profundizar los efectos del encarcelamiento y el
carácter pro delictivo de la prisión.

La idea de la rehabilitación del delincuente, en Venezuela, se establece como


principio fundamental del sistema penitenciario en el Articulo 272 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: “El Estado garantizara un
Sistema Penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el
respeto a sus derechos humanos”.

Para ello los establecimientos penitenciarios contaran con espacios para el


trabajo, el estudio, el deporte y la recreación; funcionara bajo la dirección de
penitenciaritas profesionales con credenciales académicas universitarias y se
regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos
Estadales y Municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de privatización.
En general se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de colonias
agrícolas penitenciarias.

En todo caso las formas de cumplimiento de penas no privativas de libertad se


aplicaran con preferencia a las medidas de naturaleza reclusoria. El Estado creara
las instituciones indispensables.

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 LA PRISION COMO “ULTIMA RATIO” Y LA ADOPCION DE
MEDIDAS ALTERNATIVAS.

Ultima ratio es una expresión latina que se traduce literalmente por


«última razón» o «último argumento» lo que puede interpretarse como que es
el último argumento posible en el tiempo o bien que es el argumento definitivo
que hace innecesario seguir argumentando en el mismo sentido y que es muy
superior a todo .

El sistema penal debería ser el último recurso a ser utilizado por el Estado para
la protección de los bienes jurídicos. Si hay otras vías de control menos gravosas
(como el derecho administrativo sancionador) que pueden tener la misma eficacia
disuasiva para la protección de un determinado bien jurídico, carece de sentido
acudir al derecho penal para perseguir dicha protección. Tal es el fundamento que
subyace al principio de “ultima ratio “del derecho penal.

La ultima ratio del derecho penal, conlleva a la solución de los conflictos


penales menos lesivos, a través de otros mecanismo, esto es, valorando la
proporcionalidad del hecho y la gravedad que ha causado a la sociedad, porque
no es lo mismo hablar de delitos graves como por ejemplo un Homicidio, que
causa un impacto de gran magnitud a la sociedad, que delitos menos graves,
como un Porte Ilícito de Arma de Fuego, a los cuales ante la intervención del ius
puniendi, podemos resolverlos con mecanismos menos inquisitivos; no es
simplemente ver un delito por así.

El principio de intervención mínima, es más que una garantía, una limitación


al poder punitivo del Estado, ius puniendi, evitando la intervención del derecho
penal, en conductas humanas que pueden ser reguladas y sancionadas por
otras ramas del derecho.

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El principio de mínima intervención debería nacer de nuestros legisladores,
protegiendo a través del derecho penal, solo los bienes jurídicos más
importantes, con el fin de lograr la convivencia social. Sin embargo, mi criterio,
es que se extiende más allá del legislador, siendo también responsabilidad de
los operadores de justicia, Fiscales, Jueces y Abogados, que en el día a día
buscan en el derecho penal la solución a un problema social.
El derecho penal debe contemplarse, desde un punto de vista de intervención,
solo de estricta necesidad, considerando solo las conductas muy graves que
afecten bienes jurídicos muy importantes.

Las diversas ramas del derecho, tienen como finalidad regular la conducta
social, en consecuencia, protegen bienes jurídicos, y solo cuando cualquiera de
esas ramas no de alcance a dicha protección, entrará a conocer el derecho
penal como último ratio o ultima vía para regular la conducta humana.

Entre la ineficiencia penitenciaria y el exceso institucional, el sistema clama la


necesidad de trabajar con una política alternativa al sistema penal, con
propuestas de un derecho penal mínimo o de última ratio.

Esto se logra reduciendo el radio de acción del derecho penal, también es


necesario humanizar el sistema penal garantizar el respeto de los derechos
humanos y limitar al máximo la utilización de las medidas cautelares privativas
de libertad, medidas utilizadas como supuesta solución, que hasta ahora se ha
comprobado que nada han solucionado.

Estas salidas alternativas al sistema penal, conllevaría el


descongestionamiento y mejoraría así la eficiencia del sistema de justicia penal.

Es necesario un cambio drástico en el tratamiento del sistema penal, en


el entendido que debemos alejarnos de las ideas de políticas fracasadas de
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represión y maltrato, que no han funcionado ni siquiera en los países de mayor
prestigio, entendamos ya que el derecho penal del enemigo no es viable.

Hasta en los sistemas penitenciarios “más eficientes” se han evidenciado


casos de inocentes condenados a cumplir una pena por un delito no cometido.
En la actualidad preocupa enormemente como vamos en retroceso de un
sistema acusatorio y garantista a un sistema inquisitivo, hasta el momento a que
lleguemos a considerar que la ley del Talión es la más justa, o el derecho a la
venganza.

Cambiemos el paradigma de una vez por todas de pensar que con


ingresar a un ser humano a un sistema penitenciario, vamos a solucionar el
problema, por el contrario, pienso que estamos creando un problema a futuro
mucho mayor, que a la larga no va a pasar factura a todos los seres humanos.

Como todos conocemos los sistemas penitenciarios, a nivel mundial,


tienen más historias de fracasos que de éxitos, propongo una solución distinta
que implique la inclusión y reeducación de esa persona que no se adaptó a la
sociedad, quizás por carecer de las oportunidades que otros si gozamos.

El abolicionismo es una corriente de la criminología moderna o


crítica, que promueve la abolición (eliminación) de la cárcel o prisión,
pero también en t o t a l i d a d e l   s i s t e m a   d e j u s t i c i a   p e n a l ; e l   o b j e t o
d e   s u e s t u d i o   e s   e l   h a c e r   desaparecer un elemento negativo, y nada
necesario para las relaciones y el desarrollo de la sociedad.

Con el abolicionismo de la prisión, y el sistema


d e  justicia penal, perseguiría elaborar nuevos instrumentos para afrontar los
problemas y conflictos de la sociedad.

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El abolicionismo plantea que el sistema penal está basado en postulados de la
santa inquisición, en principios de virtud, donde el tribunal ecles
i á s t i c o ,  jugaba y castigaba lo que era considerado como "delito ante la iglesia
católica.
Para las tesis abolicionistas el sistema penal no resuelve los problemas de la
criminalidad; estigmatiza a aquellos que caen en la maquinaria penal, y se apropia
del conflicto sin dejar lugar a soluciones pacíficas. En consecuencia, la corriente
abolicionista pretende abolir la totalidad del sistema de justicia criminal; es decir,
los conceptos por él construidos, las estructuras de poder con las que opera y el
Derecho penal que legitima. Para sustituir el sistema penal se propone un sistema
de arreglo de conflictos con las siguientes características:

- La reconstrucción del delito

El delito no tiene realidad ontológica: es una construcción, un producto, un mito.


Lo que el sistema penal define como delictivo son simplemente conflictos o
situaciones problemáticas, comportamientos no deseables, pero no por ello actos
que tengan que erradicarse, sino sólo tratarse con instrumentos diferentes a lo
penales.

- La utilización de nuevos conceptos

En lugar de delito y delincuente se utilizan concepto tales como situaciones-


problemas y protagonistas o implicados en un conflicto.

- La elaboración de un sistema de justicia comunitaria

Basado en el modelo de justicia civil-compensatoria, y dirigida a la reconciliación


de los implicados en el conflicto.
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– Críticas a las posturas abolicionistas.

a) El abolicionismo no presenta alternativas reales y eficaces al Derecho penal. La


justicia comunitaria que propone es propia de sociedades primitivas o
preindustriales, incompatible con el grado de desarrollo y complejidad alcanzado
por las sociedades modernas. Además, la justicia comunitaria puede terminar
convirtiéndose -como la experiencia ya lo ha demostrado- en un control mucho
más represivo que el estatal y más violatorio de los derechos humanos. La
modalidad compensatoria, por su parte, no es aplicable a un importante número
de delitos, dejando desamparada en estos casos a la víctima, y excluyendo
cualquier juicio de responsabilidad sobre las estructuras sociales. Por último, su
propuesta de sustituir la justicia penal por una justicia civil sólo conseguiría
trasladar el problema a otro subsistema del control social, perdiéndose las
importantes ventajas que el Derecho penal representa frente a otros sistemas:
distanciamiento entre autor y víctima, que evita la venganza privada; e igualdad de
armas en el proceso.

b) Desde el momento en que no admiten la necesidad del Derecho penal, no


contribuyen en nada a la elaboración de un Derecho penal garantista, pues como
afirma Ferrajoli estas doctrinas eluden todas las cuestiones más específicas de la
justificación y de la deslegitimación del Derecho penal, menospreciando cualquier
enfoque garantista, confundiendo en un rechazo único modelos penales
autoritarios y modelos penales liberales, y no ofreciendo por consiguiente
contribución alguna a la solución de los difíciles problemas relativos a la limitación
y al control del poder punitivo.

 EL MARCO JURIDICO VENEZOLANO.

Antes de abordar el marco jurídico venezolano debemos hacer hincapié en una


serie de elementos que concatenados dan como resultado la eficacia o eficiencia
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de las leyes que rigen el sistema penitenciario en la República Bolivariana de
Venezuela.

Nuestra Norma Rectora vigente, incorpora por primera vez en la historia


constitucional, un texto que consagra los lineamientos que debe seguir el Estado
venezolano para transformar el sistema penitenciario, para estimular la educación,
la cultura, el deporte y el trabajo como herramientas de reinserción social dirigidas
a las personas que pasan por la triste realidad de perder uno de los bienes más
preciados de todo ser humano como lo es la libertad.

Asimismo, se hace mención de temas como la clasificación de los privados de


libertad y la necesidad de un personal calificado con credenciales académicas que
labore en estos centros penitenciarios para poder atacar problemas preexistentes
tales como: el ocio, hacinamiento y la corrupción que es galopante en los recintos
carcelarios; los cuales se evidencian a través de la vulneración de los derechos
humanos como consecuencia del incumplimiento del ordenamiento jurídico que
regula la materia.

Es importante resaltar, que se han diseñado una serie de instrumentos a fin de


evaluar el derecho al debido proceso e igualdad ante la ley, ya que ha sido el
derecho más vulnerado y más denunciado por los privados de libertad; cuyos
expertos metodológicos in situ, aplicaban el procedimiento a los familiares en cada
centro de reclusión los días de visitas, sino han variado son los miércoles,
sábados y domingos.

Muchas veces los familiares sienten desconfianza cuando los abordan acerca
de la situación de los privados de libertad, motivado a que pueden tener
problemas con las autoridades del penal, guardias nacionales o custodios, por
emitir alguna información sobre las vulneraciones, miserias, atropellos y
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violaciones de derechos humanos que han tenido que vivir de las cuales son
víctimas tanto ellos como sus seres queridos.

El Estado debe estar atento y garante, al cumplimiento de las obligaciones


contraídas a través de los pactos y convenios internacionales suscritos y
ratificados por Venezuela en materia de derechos humanos.

Efectivamente, en un Estado de Derecho la relación entre el Estado y el


sentenciado no se define como una relación de poder sino como una relación
jurídica con derechos y deberes para cada una de las partes. En todo caso, el
condenado tiene con el Estado una relación de derecho público y salvo los
derechos perdidos o limitados por la condena, su condición jurídica es igual al de
las personas no condenadas. Lo mismo ocurre con más razón, con los
procesados, debido a la presunción de inocencia de la que gozan.

Para nadie es un secreto lo que sucede en las cárceles del país:


hacinamiento, insalubridad, ocio, drogas, corrupción, huelgas, motines, tenencia
de armas, muertes, heridos y secuestrados; en fin, la violencia imperante. En
Venezuela la violación de los derechos humanos de los reclusos no es un
fenómeno reciente.

Cuya violencia es multidimensional, motivado a que se manifiesta de Cuatro


formas a saber: la ejercida por el propio sistema de administración de justicia
penal, manifestada a través del retardo procesal, la ausencia de defensores
públicos, la comida insuficiente o en algunos casos no se suministra, el estado
decadente de la infraestructura, la falta de higiene y atención médica; la ejercida
por el personal penitenciario, que se materializa a través de los malos tratos a los
reclusos y en algunos casos a familiares, los cobros indebidos, el trato a las
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visitas.

La ejercida por los internos entre sí, que serían los pagos por protección, la
reducción a la condición de esclavitud, los chantajes, las extorsiones y todo tipo de
delitos cometidos por unos internos contra otros (homicidios, lesiones, hurtos,
atracos, violaciones y otros); y la ejercida por los reclusos en contra de la
autoridad, manifestada a través de resistencia a órdenes y requisas, motines,
huelgas, fugas y secuestro de familiares.

Ninguna de estas violencias citadas es nueva, puesto que ya en la década de


los 70 la mayoría estaba en práctica por no decir todas, claro está que a medida
que vamos evolucionando y transcurriendo el tiempo, van surgiendo nuevas
cosas.

Ahora bien, en cumplimiento del mandato del artículo 272 de la Constitución


De la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en los años
2000,2001 y 2002, el ministerio elabora un plan y acomete acciones puntuales
para descentralizar la administración de los establecimientos penitenciarios hacia
las entidades federales y municipales, pero después del año 2002 se abandona el
tema.

Finalizando el año 2004 el Ejecutivo Nacional decreta una emergencia


carcelaria, creando una comisión presidencial para atenderla. Dicha comisión
evaluaría la situación de los centros de reclusión y en consecuencia propondría
directrices, planes y estrategias dirigidas a solucionar los problemas detectados,
para garantizar los derechos humanos de la población reclusa, específicamente su
derecho a la celeridad procesal. No se observó resultas de lo propuesto para la
época.

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En años siguientes, 2007 para ser más exactos, el Ministerio consistió en
atender a la dignidad humana de la población penitenciaria, basada en un enfoque
de derechos y reinserción social, donde la participación de las familias y
comunidades organizadas en la toma de decisiones son consideradas
fundamentales para la construcción de una democracia participativa.

En el año 2008 se crea el Consejo superior Penitenciario, con carácter de


Oficina Nacional, como Órgano Rector, “para diseñar y formular políticas
integrales que atiendan de forma estructural la transformación del sistema
penitenciario”. De todo lo expuesto aquí se deja claro que, en los últimosaños, no
han faltado políticas, proyectos y planes bien intencionados, tomando en cuenta
los estudios y diagnósticos.

La descentralización del sistema tiene múltiples ventajas, favoreciendo la


prestación de servicios más eficientes y un mejor control administrativo de los
establecimientos, permitiendo el diseño de políticas propias para cada penal, de
acuerdo a las características de su población reclusa, de su personal y de la
idiosincrasia colectiva, y de esta manera se daría respuestas más precisas ante la
especificación local, multiplicando la capacidad técnica en torno al tema:
propiciando una mayor participación de la comunidad en la solución de los
problemas, todo esto sin mencionar el impacto positivo que tendría el juez de
ejecución en su trabajo.

Es importante señalar que, la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela como instrumento legislativo rector del país, pauta las formas de
funcionamiento del sistema penitenciario, haciendo referencia a modalidades,
actividades de tratamiento, respeto a los derechos humanos, formas de
administración.

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Todo esto conlleva a que en el país existe un cúmulo de leyes vigentes,
acordes con la legislación internacional, que prescriben la obligación de
implementar actividades de tratamiento a la población reclusa; pero la situación se
presenta con limitaciones en la parte operativa, más que en la legal.

Sin duda, el artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela, establece que “el Estado garantizará la rehabilitación del interno o
interna y el respeto de sus derechos humanos” Por su parte la Ley de Régimen
Penitenciario inspirada en las reglas mínimas de la ONU, contiene los principios
que orientan el cumplimiento de las penas privativas de libertad y trata de
desarrollar algunos derechos individuales y sociales de los reclusos consagrados
en los instrumentos internacionales y en la Carta Magna.

El artículo 2 de la Ley de Régimen Penitenciario establece: “La reinserción


social del penado constituye el objetivo fundamental del período de cumplimiento
de la pena. Durante el período de cumplimiento de la pena deberían respetarse
estrictamente todos los derechos inherentes a la persona humana consagrados en
la Constitución y leyes nacionales, tratados convenios, acuerdos internacionales
suscritos por la República, así como los derivados de su particular condición de
condenado. Los tribunales de ejecución ampararán a todo penado en el goce y
ejercicio de los derechos individuales, colectivos y difusos que le correspondan de
conformidad con las leyes”.

Así mismo el Código Orgánico Procesal penal, desde su promulgación en el


ano 1998 y en sus sucesivas reformas también reconoce que el condenado tiene
derechos y el derecho a defenderlos, atribuyendo al juez de Ejecución la garantía
de los mismos.
En consecuencia, nuestra Norma Rectora, el Código Orgánico Procesal Penal,
la Ley de Régimen penitenciario y demás leyes que rigen la materia, son
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trascendentales para el sistema penitenciario, puesto que insertan al país un nivel
legal que se adecúa al paradigma de los derechos humanos de los privados de
libertad y permiten albergar la esperanza de que se generarán cambios positivos
en la situación penitenciaria.

La razón de ser del sistema penitenciario debería responder, en principio, a la


aplicación o ejecución de un programa enmarcado en una política criminal
responsable, objetiva y moderna, que facilite al Estado la aplicación de medidas
de tipo preventivo y penal destinados a llevar la criminalidad a límites muy bajos.

Permitiendo de esta manera, evitar que los comportamientos considerados


antisociales, perturben el nivel y calidad de vida de la mayoría o casi todos los
ciudadanos, garantizando de esa manera el mayor bienestar posible.

 REDENCIÓN DE LA PENA POR EL TRABAJO Y EL ESTUDIO.

Esta es otra de las fórmulas alternas de cumplimiento de una pena que existen
en el Sistema Penal Venezolano, mediante esta fórmula, el interno o quien esté
cumpliendo una pena podrá obtener la disminución de la pena. Esto lo podrá
realizar durante un lapso continuo o discontinuo de ocho horas, con estudio, en
cualquier modalidad, y/o nivel, siempre que se encuentre de acuerdo a los
programas establecidos por el Ministerio de Educación; y cuando se trate del
cumplimiento de algún trabajo a través de lo autorizado por el Instituto a cargo del
trabajo penitenciario y de los servicios, siempre que la asignación del interno haya
sido hecha por la Junta de Rehabilitación educativa y de trabajo.

El Código Orgánico Procesal Penal, específicamente en el artículo 497


establece que solo podrán ser considerados a los efectos de la redención de la
pena de que trata la ley, el trabajo y el estudio, conjunta o alternativamente

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realizados dentro del centro de reclusión.

El trabajo necesario para la redención de la pena no podrá exceder de ochos


horas diarias, realizado para empresas publicas o privadas, o entidades benéficas,
todas debidamente acreditadas por el ministerio con competencia penitenciaria,
devengando el salario correspondiente. Cuando el interno o interna trabaje y
estudie en forma simultánea, se le consideran las facilidades nece4sarias para la
realización de los estudios, sin afectar la jornada de trabajo.

El trabajo y el estudio realizado deberán ser supervisados o verificados por el


ministerio con competencia penitenciaria y por el juez o jueza de ejecución. A tales
fines, se llevará registro detallado de los días y horas que los internos o internas
destinen al trabajo y estudio. A los mismos efectos, los estudios que realice el
penado o penada, deberán estar comprendidos dentro de los programas
establecidos por los Ministerios con competencia en las materias de Educación,
Cultura y Deportes.

Por otra parte, la ley de Reforma del Código Orgánico Penitenciario, según
Gaceta Oficial Extraordinaria N° 6.647 de fecha 17 de septiembre de 2021, en los
artículos 155 y siguientes, en su Título VII De la Redención Judicial de la Pena por
el Trabajo y el Estudio, lo relacionado al Procedimiento para la Redención.

El Sistema Penal Venezolano al prever este tipo de fórmulas alternas de


cumplir las penas se hace garantista del cumplimiento de su finalidad, que es la
reinserción social, del individuo que ha cometido una acto punible y que se
encuentra cumpliendo una pena, con ello se coadyuva al orden dentro de los
centros penitenciarios, pues bien es cierto, que se obtiene un doble beneficio,
como por parte del penado: rebaja de la pena, superación y desarrollo, y por parte
del Estado, trabajo efectivo que puede verter en beneficios para el propio centro
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penitenciario y en la sociedad. Por ejemplo, en el estado Mérida, y así en muchas
otras ciudades se encuentran trabajos artesanales que realizan los penados en
sus centros penitenciarios, y estos productos son ofrecidos a la colectividad por
precios más accesibles.

Finalmente, lo que se quiere lograr es que efectivamente las personas que


cumplan una pena logren reactivar su vida social y con ello que disminuya el alto
índice delictivo de la Nación, pues, aunque se quiera tener otra realidad en nuestro
país la situación de los penados es igualmente difícil, tanto cuando están en el
Centro Penitenciario, como cuando salen de este.

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CONCLUSIONES

Es de menester resaltar que, se requiere de la mancomunidad de esfuerzos


que debe existir entre el Estado, familias, comunidad y centros educativos en aras
del desenvolvimiento y aportes oportunos para que nuestro Sistema Penitenciario
esté a la par de los nuevos avances que nos deparan el presente y futuro con el
fin de mantener políticas acordes y necesarias para la rehabilitación y reeducación
de las personas privadas de libertad.

Es por ello que es importante señalar que, la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela como instrumento legislativo rector del país, pauta las
formas de funcionamiento del sistema penitenciario, haciendo referencia a
modalidades, actividades de tratamiento, respeto a los derechos humanos, formas
de administración.

Todo esto conlleva a que en el país existe un cúmulo de leyes vigentes,


acordes con la legislación internacional, que prescriben la obligación de
implementar actividades de tratamiento a la población reclusa; pero la situación se
presenta con limitaciones en la parte operativa, más que en la legal.

Es necesario un cambio drástico en el tratamiento del sistema penal, en el


entendido que debemos alejarnos de las ideas de políticas fracasadas de
represión y maltrato, que no han funcionado ni siquiera en los países de mayor
prestigio, entendamos ya que el derecho penal del enemigo no es viable.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

- Arteaga, A. (2009), Derecho Penal Venezolano, Venezuela. Ediciones


Liber.
- PROCESAL PENAL 2008: REDENCIÓN DE LA PENA POR EL TRABAJO
Y EL ESTUDIO.
- Ley Orgánica de Reforma del Código Orgánico Procesal Penal. G.O N°
6.644, de fecha 17 de septiembre de 2021.
- Ley de Reforma de Código Orgánico Penitenciario. G.O N°6.647, de fecha
17 de septiembre de 2021guías jurídicas.
http://virtual.urbe.edu/tesispub/0093580/cap02.pdf
- https://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?
params=H4sIAAAAAAAEAMtMSbF1jTAAAUNjU1NDtbLUouLM_DxbIwMDC
wNzAwuQQGZapUt-ckhlQaptWmJOcSoA3gh2vjUAAAA=WKE
- http://biblioteca2.ucab.edu.ve/anexos/biblioteca/marc/texto/AAR8889.pdf

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