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Tema 1.- INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE AL-ANDALUS.

Al-Ándalus es el territorio dominado por los musulmanes en la Península Ibérica desde el año 711. Pero para
los geógrafos musulmanes de la Edad Media al-Ándalus siempre será toda la Península Ibérica. Por ejemplo,
el geógrafo Al-Idrisi.
El dominio musulmán se inicia en el siglo VIII y acaba en 1492, aunque la relación de España con el islam
no acabase en 1492, e incluso hoy no ha acabado. Es decir, una cosa es la relación y otra cosa es el dominio
político. Al hablar de al- Ándalus nos referimos a un estado inmenso, que prácticamente abarca la península
entera, pero al-Ándalus va a ser a partir de 1085 otra realidad histórica, pues cae Toledo. Pero en enero de
1491 seguía existiendo Granada capital y su entorno. Es decir, al- Ándalus es una realidad mudable, en el
sentido de que según el momento político al que nos refiramos, tendrá más o menos extensión.
En al-Ándalus residen los andalusíes, gentes de tres religiones: cristiana, judía y musulmana. Y gentes de
múltiples razas. Aunque se diga que la mayor parte de la población era de raza árabe, en el mundo musulmán
quien transmite es el padre, el hombre. Es decir, cualquier hombre de raza árabe que se une a una mujer
visigoda, es decir, hispano-germana, tiene un hijo árabe. Cualquier bereber que se case con una visigoda
tendrá un niño bereber. La minoría es árabe, por tanto. Pero ellos son los dirigentes en todos los campos:
político, económico, militar... Es decir, la minoría árabe es la que controla todo. España es mora, porque la
mayor aportación que vino a España eran bereberes. Y además, esos bereberes, a la siguiente generación de
estar en España, se definen a sí mismos como españoles, andalusíes. Hay andalusíes hispano-visigodos,
negros (al-Sudán se les llama)... Lo que ocurre es que África es muy grande, y Sudán se refiere a África.
También hay mucha gente esclava de raza eslava.
Todos son andalusíes, y andalusíes de tres religiones diferentes. El andaluz es el que vive en la región más al
sur del reino de Castilla, no es lo mismo que el andalusí. Andalucía no viene de la palabra al-Ándalus,
porque andalusíes podían ser los gallegos, o los catalanes; mientras que los andaluces son las gentes que a
partir de la conquista cristiana viven en el territorio de la actual Andalucía.
A partir del 410, en España se produjo la invasión en masa de pueblos bárbaros: alanos, suevos, vándalos...
Hubo autores que dijeron que al-Ándalus venía de vandalisia, de los vándalos. Es verdad que los vándalos
estuvieron en la Bética un poco de tiempo antes de cruzar el estrecho y fundar el territorio del norte de
África. Así, se llamó durante un tiempo la Bética, vandalicia. Y de Vandalicia se ha querido derivar en al-
Ándalus. Pero esto no es cierto, al-Ándalus no tiene que ver con Vandalicia.
El Profeta dijo que cuando él muriera se encontrarán con una isla llamada al-Ándalus. Se trata del mito de la
Atlántida. Los árabes, nada más salen de Arabia y entran en contacto con los saberes de la Antigüedad,
conocieron entre otras, las obras de Platón. Y Platón identificaba la Atlántida con la zona de la Península
Ibérica. Se habla de la isla de los atlantes en el ámbito musulmán. Ese es realmente el significado
etimológico de al-Ándalus.
Texto 1:
Abd al-Malik b. Habib, basándose en una cadena de transmisión que se remonta hasta el Profeta, refiere
que éste dijo: <<A mi muerte se conquistará una isla situada en el Magreb llamada al-Ándalus; el que viva
allí vivirá feliz y el que muera morirá mártir. Sus habitantes mantendrán con el enemigo continuas batallas
y escaramuzas; habitarán en el país con la oposición de los enemigos, sin que les afecte su escaso número
ni su aislamiento: ante ellos, un mar proceloso y a sus espaldas, un enemigo acechante, numeroso y bien
comunicado con sus aliados. De esta forma en al-Ándalus sólo se podrá ver gente que pase las noches en
vela por amor a Dios, que combata por Él o que tenga al enemigo cerca y se someta a la voluntad
divina>>. Una descripción anónima de al-Ándalus. (Dikr bilad al-Andalus), Editada y traducida con
Introducción, notas e índices por L. Molina, Vol. I, CSIS, Instituto Miguel Asín, Madrid 1983, VII.

El texto viene a referirse a la guerra santa, es decir, que los que vivan en al-Ándalus lo tendrán bien difícil.
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El mártir es el que vive en el transcurso de la guerra santa. Es decir, el musulmán que escribe el texto
concibe la presencia en la península en el concepto de Yihad, la lucha contra el infiel. El musulmán alienta a
defender el islam. Y esa es la historia de al-Ándalus, la historia de la guerra, el estado de guerra. Desde luego
que el Profeta Mahoma nunca pudo decir esto, primero porque cuando Mahoma insta a propagar el islam por
el universo, se refiere a Arabia, que es lo que conocía, luego nunca pudo decir lo que se dice en el texto.
Ellos establecieron un dominio político, cuya capital se trasladó de Toledo a Córdoba. Esto estaba planteado,
que más pronto que tarde los musulmanes hubieran cruzado el Estrecho. Pero dicho cruce era algo complejo,
porque iba a ser la primera vez en la historia del islam en que se iba a cruzar un mar. Hasta entonces la
expansión islámica, que llegó incluso a la India, y también al Occidente, siempre había sido por tierra. En los
planes del gobernador del norte de África eso estaba, pero para un futuro. Lo que sucedió fue que las
circunstancias precipitaron los acontecimientos.
Al-Ándalus es una sociedad, un estado oriental, con todo el peso de ese significado, que se sitúa al sur de
Europa. Así, debemos aplicar los patrones de comportamiento de una sociedad oriental, y todo es distinto.
Por ejemplo: en al-Ándalus no hay una ley de sucesión al trono. En una sociedad oriental, que es nómada, no
hay ley de sucesión. El hijo del jefe de la tribu no heredó un trono o un mandato. En contraposición estaba en
ese siglo VIII la Francia merovingia. En una sociedad oriental en todo caso sería el heredero el hermano
mayor del jefe. En un mundo oriental, la ciudad es el centro de todo, no en el occidental, donde se habla más
de villa. En la sociedad oriental, el hijo de una esclava podía acceder al trono, pero esto no ocurre en la
sociedad medieval occidental. Aunque la frontera no fuera un espacio tan grande, en la realidad se trata de
dos mundos completamente distintos.
En la cronística se le llama de montones de formas, sobre todo en las crónicas cristianas. Así, vemos muchas
veces la palabra agarenos o ismaelitas, porque descienden de Agar, la esclava de Abraham, con la que tuvo
un hijo llamado Ismael, y que fue repudiada. También se les llama sarracenos, de Sara, la esposa de
Abraham que le dio a Isaac. Los árabes de la etapa preislámica son politeístas, y lo siguieron siendo. En
principio los bizantinos apenas prestaron atención a los árabes, considerándoseles incluso una secta de los
judíos.
Como Mahoma era mercader, y nos constan sus continuos viajes a la zona de Siria, pudo conocer
perfectamente las enseñanzas de los monjes. Lo único que sabemos con seguridad es que Mahoma no leyó ni
el Antiguo ni el Nuevo Testamento porque era analfabeto. Solo hay que repasar los principios de la doctrina
islámica para ver que siempre se habla de esas gentes, que eran politeístas... Heraclio estaba intentando
recuperar las provincias bizantinas en manos persas. De pronto nace el islam, y ni siquiera se han dado
cuenta.
Texto 2:
Queda aún la religión de los ismaelitas, que prevalece aún en la actualidad, extravía a los pueblos, y
anuncia la llegada del Anticristo. Descendientes de Ismael, que nació de Abraham y Agar, y por ello se les
llama agarenos o ismaelitas. También se los denomina sarracenos, supuestamente por haber sido alejados
por Sara; pues Agar le dijo al ángel:
<<Sara me ha enviado aparte>> (o vacía, kene en griego). Estos hombres eran idólatras y veneraban la
estrella de la mañana y a Afrodita, a quien denominaban Habar en su propia lengua, que significa
<<grande>>. Así pues, en tiempos de Heraclio (emperador bizantino 610- 641), practicaban abiertamente
el culto idolátrico. A partir de esa época y hasta nuestros días, un falso profeta, llamado Mohammed, se ha
alzado entre ellos, el cual después de haber tomado conocimiento por azar del Antiguo y Nuevo Testamento,
y de haber frecuentado a su vez con toda probabilidad a un monje cristiano, fundó su propia herejía.
Después de ganarse el favor del pueblo simulando piedad, insinúa que una Escritura venida del cielo le ha
sido revelada por Dios. Habiendo redactado en su libro ciertas doctrinas risibles, le transmite esta forma de
adorar a Dios. De Haeresibus. Trd. Daniel J. Sahas en John of Damascus on Islam: The Heresy of
Ishmaelites Leiden, E. Brill, 1972, 133

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A una persona no se le llama por su nombre, sino con unas palabras que te ponen en relación con tu familia:
eres la hija de, la de Sevilla, la madre de... A una persona se la puede identificar desde múltiples aspectos.
Una persona musulmana tiene la cadena onomástica, que contiene unos elementos que identifican
perfectamente bien al individuo. La palabra “Umm” significa “madre de”, “Abu” significa “padre de”. “al-
Muayyad bi-nasri-llah”, es un título honorífico, que solo llevan los gobernantes, como “Al-Mansur”.
Además, en esta sociedad la mujer tiene mucho poder en muchas ocasiones. “Ibn” es “hijo de”, y “ben”
significa lo mismo, incluso puede aparecer solo la letra b. “Banu” significa “los hijos de”. Esto permite
estudiar muy bien la sociedad andalusí, por lo que conocemos muy bien a gentes de Sevilla que se marchan
cuando llega Fernando III, por aquello de “el hijo de”. Un ejemplo de ello: Yaqub b. Yusuf b. Abd-Al-
Mumin.

Texto 3:
La cadena onomástica.

Basmala...Taliya... Ha ordenado la gran señora Umm Rasid Abu-l-Husayn Ubayd Allah, hijo de al-Mu
tamid alà Allah, al-Mu ayyad bi-nasri-llah, Abu-l-Qasim Muhammad b. Abbad (que Dios le ayude
asistiéndole y apoyándole, e ilumine a ambos), la erección de este alminar en su mezquita (Dios la guarde),
buscando una generosa recompensa. Se terminó, con la ayuda de Dios, bajo la dirección del visir y
secretario Abu-l-Qasim b. Hayyay (Dios le favorezca) en el mes de sa ban del 478 (22-XI al 20-XII-1085).
D. OLIVA, E. GÁLVEZ, R. VALENCIA, <<Fondos epigráficos del museo arqueológico.462-463
Emesa es el primer nombre de Sevilla cuando se conquista, porque cuando se conquistó vinieron los ejércitos
de Ims y quedaron acantonados.
Egilona es la esposa de don Rodrigo, último rey visigodo, y al quedar viuda fue la esposa (una de ellas) del
primer gobernador de al-Ándalus.
El Guadalete es una derrota de un rey visigodo que está luchando con otra facción de visigodos. Los
musulmanes vinieron a intervenir en una guerra civil entre don Rodrigo y los sucesores de Witiza. Es en los
muros de Écija donde se decide conquistar España, no antes.
Hay una crónica fundamental, la mozárabe, escrita posiblemente por un clérigo que padeció la invasión, y
que coincide con lo que nos muestran las fuentes materiales. Esta crónica nos ofrece cronología distinta, pues
un texto musulmán está fechado mediante la cronología musulmana, es decir, hay que restar 622 a la era
cristiana.
Texto 4:
Una nueva era histórica
<<La desdichada España. Rodrigo más por astucia que por valor invade el reino de los godos>>. En
tiempos de éste, en la era 749, año cuarto de su imperio, nonagésimo segundo de los árabes, conservando
Ulit el cetro real ya por su quinto año, a ruegos del Senado ocupa Rodrigo el trono en virtud de una
revuelta. Reina un año, pues en el quinto del imperio de Justiniano, nonagésimo tercero de los árabes, sexto
de Ulit y 750 de la era, tras reunir un gran ejército contra los árabes y los moros enviados por Muza, -esto
es, Tarik Abuzara y otros que estaban ya realizando incursiones a la provincia que hacía tiempo le estaba
encomendada y devastaban muchas ciudades, se fue a las montañas Transductinas para luchar contra ellos
y cayó en esta batalla al fugarse todo el ejército godo que por rivalidad y dolorosamente había ido con él
sólo por la ambición del reino. Así, ignominiosamente, perdió su trono y su patria, muriendo también sus
rivales, al finalizar Ulit su sexto año. Crónica Mozárabe del 754, Ed. crítica y traducción de J.E. López
Pereira, Textos Medievales, 58, Zaragoza 1980, 69.
Los Tabi’un son la primera generación después de Mahoma. Eran gente que sabían interpretar perfectamente
la doctrina, y por ello tenían tabi’un en el ejército.
Debemos cuestionarnos por qué ese interés en la historia de al-Ándalus, que se tuvo desde época medieval.
Los cristianos tuvieron siempre interés por conocer el mundo que estaba al sur, los productos exóticos.
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Desde el siglo XI-XII, desde el propio seno de la cristiandad se preguntan qué es al-Ándalus. Desde el siglo
XVI el interés casi desaparece, o más que desaparecer se tiene una idea bastante negativa del mundo
musulmán, realmente porque no conocen más que tópicos, no saben de qué están hablando de verdad. Sobre
todo a partir del reinado de Carlos III, se empiezan a estudiar a fondo los manuscritos que estaban en la
biblioteca del Escorial. Qassiri es el primero que inicia la clasificación y el estudio de los infinitos textos
andalusíes. Sin embargo, el mayor volumen de información se perdió, porque los archivos de al-Ándalus
eran abundantísimos, pero conforme las tropas cristianas fueron avanzando hacia el sur fueron destruyendo
estos archivos. Aunque hubo muchos que se salvaron y que incluso aparecen en las bibliotecas de los
archivos de los países musulmanes. En Sevilla tenemos un tratado de mercado, hecho por una persona que
no comprende a los sevillanos, y que se horrorizaba con sus costumbres. Apareció 1928 metido entre los
folios que había en un gran legajo de una biblioteca de Marruecos. Y raro es el año que no aparecen
documentos de este tipo, porque esa gente que huye se lleva sus cosas, y entre ellas sus papeles. Muchos
marcharon al norte de África, y de ahí al este. La mayor parte de los documentos notariales, del día a día, sin
embargo, se perdieron.
Realmente es la Guerra de la Independencia lo que desencadena la primera oleada casi mundial de curiosidad
por al-Ándalus, porque esos ejércitos se mueven sin parar, y en esos ejércitos vienen gentes chulísimas. Y
esos mandos cuando vuelven a Francia despiertan un enorme interés por la historia de al-Ándalus, que luego
se extiende a Europa. Washington Irving es un americano que cuando vuelve excita la imaginación de sus
contemporáneos, ofreciendo una visión muy idealizada: sabios, jardines, fuentes... También hablaba de los
asesinatos, conspiraciones políticas... Son visiones que se van dando en el siglo XIX, que despiertan de
forma extraordinaria el interés incluso de gente de fuera del continente europeo.
Los románticos rescatan el amor por la Edad Media, y producto de ello es la historia de la dominación árabe
de España. En 1820 José Antonio Conde escribió la Historia de la Dominación Árabe de España, y esa
historia no fue bien aceptada, porque no era algo científico, sino más bien algo casi literario. Fue muy
condenada por el primer gran arabista, de origen neerlandés, Dozy. Este arabista escribió realmente la
primera Historia de los musulmanes en España (1861). Es una obra excepcional, pero llegó hasta el siglo
XII, no pudo continuar. Es una historia muy avanzada en los planteamientos, y es la que abre realmente el
estudio científico de al-Ándalus. Él escribe después de leer todo tipo de informes, documentos... Poco
después surge la primera escuela de arabistas, con planteamientos sólidos: Pascual de Gayangos, Simonet.
Pascual escribió la historia de los almorávides en España, pero Simonet es el autor de la historia de los
mozárabes de España. Hay que tener mucho cuidado con esta última, pues Simonet es un hombre del siglo
XIX, y escribe como tal. Entiende que fueron los mozárabes los que sostuvieron, los depositarios del Estado
visigodo. Es decir, la tradición cristiana, nacional, solo los mozárabes. Y a los demás los entiende como
ocupantes extranjeros. En su tiempo es lógico que hablara así, pero el problema es que se siga hablando
como Simonet.
Objeto de la polémica es, a fines del siglo XIX, cuando la Generación del 98 se cuestiona cual fue el origen
de la sociedad española. ¿Quiénes son los españoles? A partir de esta generación ya hay muy buenos
investigadores, entre ellos Francisco Codera, que destaca por el rigor y el método, y es el maestro de todos
los arabistas. Pero sobre todo este arabista plantea, comprueba, afirma, mucho antes que Sánchez Albornoz,
que para conocer la historia medieval cristiana hay que conocer la historia de al-Ándalus. Fue la Guerra civil
lo que paralizó esa escuela de estudios árabes y la revista de la escuela de estudios árabes “al-Ándalus”. A
partir de entonces encontramos obras muy modernas, aunque han tenido un grave error: los arabistas han
prestado una extraordinaria atención a las fuentes escritas, y es que la arqueología, la numismática, los sellos,
tienen mucho que decir. Hay muchas lagunas en muchos aspectos, que no pueden despejarse solo con las
fuentes escritas. Esa forma tan corta de ver el pasado se ha corregido.
Las crónicas están escritas desde el poder y para el poder, por lo que hay que tener mucho cuidado.

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