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BIBLIA Y TEOLOGÍA

Escucha la lista de reproducción de


Jesús
Cómo los Salmos anticipan a Cristo
29 SEPTIEMBRE, 2022
 | 
GREG LANIER

Hay canciones para cada situación. Algunas para bailar. Otras para estudiar. Algunas
para los viajes por carretera. Algunas llevan las películas a un nivel superior.
Algunas solo deberían sonar después del día de Acción de Gracias, no antes (muchas
gracias).

El libro de los Salmos es similar. Ofrece al pueblo de Dios canciones para todo tipo
de situaciones: celebración, duelo y esperanza. Este himnario es incluso la lista de
reproducción para la vida de Jesús.
Más de cuarenta de los 150 salmos son mencionados en el Nuevo Testamento y
están repartidos en cien pasajes. Los autores del Nuevo Testamento aplican un
salmo a una faceta de la persona y la obra de Jesús en decenas de estos pasajes.
Algunos salmos (Sal 2, Sal 110) se utilizan de este modo en repetidas ocasiones y
otros (Sal 41:9 en Jn 13:18) son más bien inesperados lados B. Estas son tres
formas en las que el Nuevo Testamento usa los salmos para pintar un retrato de
Jesús.

1. Los salmos como profecía


Los autores del Nuevo Testamento a veces apelan a los salmos como profecías
directas de algo que tuvo lugar en la vida de Jesús. Cuando la mayoría piensa en
profecías sobre Jesús, lo primero que les viene a la mente es la predicción de su
concepción virginal (Is 7:14 con referencia a Mt 1:23), su título de profeta como
Moisés (Dt 18:15 con referencia a Hch 3:22) y la predicción de Juan el Bautista
como precursor del Señor (Mal 3:1, con referencia a Mr 1:1-3).
“El libro de los Salmos ofrece al pueblo de Dios
canciones para todo tipo de situaciones:
celebración, duelo y esperanza”

No solemos pensar en los cánticos como algo profético. Pero los autores del Nuevo
Testamento sí lo hacen.

Un ejemplo clave de profecía es el uso que hace Pedro del Salmo 16 en Hechos 2.
Dice que David, cuando se aferra a Dios con la esperanza de que «no abandonarás
mi alma en el Seol» (Sal 16:8-11), no se refería principalmente a sí mismo. Más
bien, «siendo profeta», «miró hacia el futuro y habló de la resurrección de Cristo» a
través de este salmo (Hch 2:25-31).

En otro lugar, Juan alude al Salmo 2:9 en el libro del Apocalipsis para mostrar cómo
Jesús es el rey que se predijo que «gobernaría» las naciones «con vara de hierro»
(Ap 2:27; 19:15).

¿Todos los salmos funcionan así? No. Pero es notable que Pedro y Juan vean algunos
salmos como profecías directas sobre Jesús.

2. Los salmos como patrón


Los autores apostólicos también leen los salmos como si describieran patrones que
primero le sucedieron al salmista y luego se repitieron en la vida de Jesús. Por
ejemplo, la «piedra que desecharon los edificadores» en el Salmo 118:22 no está
profetizando sobre una piedra futura. Más bien, el Nuevo Testamento utiliza esta
frase varias veces para mostrar cómo la oposición que experimenta Jesús es como la
que experimentó el salmista siglos antes (Mt 21:42; Hch 4:11; 1 P 2:7).

Del mismo modo, el Salmo 22 se convierte en la banda sonora del sufrimiento y la


muerte de Jesús. Las burlas y meneos de cabeza de las multitudes en el Salmo 22:7
se repiten con Jesús en la cruz (Mt 27:39-40). La boca reseca del salmista en el
Salmo 22:15 es lo que hace que Jesús tenga sed (Jn 19:28). La forma cínica en que
se reparten las ropas del salmista como premio para llevar a casa es representada
por los soldados romanos (Mt 27:35). La tragedia del salmista, interpretada como
un musical, es el guion de la tragedia de la pasión de Jesús.

3. Los salmos como prosōpon


Por último, el Nuevo Testamento trata los Salmos como cánticos entonados por
Jesús mismo. Estoy usando la palabra griega prosōpon para describir este fenómeno,
porque la palabra denota «rostro» o, mejor, «persona». En varios lugares
maravillosos, los salmos son interpretados como si Jesús fuera una persona en el
salmo.

Al menos dos veces, Jesús mismo abre esta puerta.


En Lucas 20:42-43, Jesús describe cómo David se refiere a dos «Señores» diferentes
en el Salmo 110:1: «Dice el SEÑOR a mi Señor». David como poeta es el «mi».
Entonces, ¿quiénes son los «Señores»? Jesús, sorprendentemente, se identifica como
el segundo, el Señor de David. Esto significa que el salmo es una conversación entre
el Padre eterno y el Hijo preexistente. Siglos antes de Su nacimiento, el Hijo ya está
en el salmo, recibiendo promesas del Padre.

“Siglos antes de Su nacimiento, el Hijo ya está en


el salmo, recibiendo promesas del Padre”

Además, en el Salmo 22, Jesús toma las palabras del salmista en sus labios mientras
exhala su último aliento, exclamando: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?» (Sal 22:1 en Mt 27:46). El salmo le pertenece. Esta angustia es Suya.

Otros autores del Nuevo Testamento siguen el ejemplo de Jesús. Juan señala que los
discípulos se dan cuenta de que Jesús es el «me» del Salmo 69:9 que clama a Dios:
«El celo por tu casa me consumirá» (Jn 2:17). Haciendo referencia al mismo salmo,
Pablo escribe que Jesús, con el salmista, declara: «Los insultos de los que te
injuriaban cayeron sobre Mí» (Ro 15:3). El canto es su lamento personal de
sufrimiento.

Hebreos también utiliza mucho la maniobra de prosōpon. Hebreos 10:5-9 declara


con firmeza que Jesús mismo, al venir al mundo, dirige las palabras del Salmo 40:6-
8 al Padre: «Cuerpo has preparado para Mí… he venido para hacer, oh Dios, tu
voluntad». En Hebreos 1:5, 8 el Padre dirige los salmos al Hijo. El Salmo 2:7
registra que el Padre dijo a Jesús: «Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy». El
Salmo 45:6-7 es la declaración del Padre al Hijo: «Tu trono, oh Dios, es eterno».

En estos ejemplos, Jesús se sitúa como prosōpon o persona —ya sea «yo» o «tú»— en
varios salmos. Estos pasajes relatan verdades trascendentales sobre la Deidad; son
la lista de reproducción autobiográfica de la filiación eterna, el señorío divino, la
encarnación corporal y el sufrimiento de Jesús.

Estas tres categorías para acercarnos a los Salmos cristológicamente nos ayudan a
leer nuestras Biblias con mayor riqueza. Podemos meditar sobre cómo los Salmos
anticipan proféticamente a Jesús como rey davídico y guardián del pacto. Podemos
leer los Salmos como patrones de la obediencia de Cristo a la ley de Dios. También
podemos ver la prosōpon de Jesús en los Salmos, leyéndolos como un fuerte
testimonio sobre su persona y obra.

En estas formas, los Salmos no solo son la lista de reproducción de la vida de Jesús,
sino que además, mientras cantamos juntos en la congregación (Heb 2:12), se
convierten también en la lista de nuestras vidas.

Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.


Greg Lanier, PhD, es profesor asistente de Nuevo Testamento y decano de estudiantes en
el Reformed Theological Seminary, Orlando, y pastor asistente en River Oaks Church (PCA).

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