Existe un fuerte vínculo entre comprensión, producción y cognición. El desarrollo cognitivo y conceptual de los niños supone la primera herramienta que tienen para poder comprender el lenguaje que escuchan. Aunque este desarrollo conceptual sea tanto un favorecedor como una limitación para desarrollo, los estudios translingüísticos indican que este desarrollo también se ve afectado por las características de cada lenguaje concreto. Cognición y lenguaje Las capacidades cognitivas y lingüísticas están relacionadas, y no por casualidad. Las capacidades cognitivas permiten a los niños actuar de una manera diferente, si bien no provocan directamente cambios lingüísticos. La cognición y el lenguaje están fuertemente relacionados en virtud de factores subyacentes que regulan el desarrollo de cada uno ellos. Esto quiere decir que no existen relaciones globales, sino de carácter más específico. Por su parte, el desarrollo cognitivo puede ejercer una fuerte influencia sobre las primeras combinaciones de palabras. De hecho, muchos de los principios de la aprendizaje cognitivo también pueden aplicarse al aprendizaje del lenguaje. Estos principios son los siguientes. Prestar atención a estímulos perceptivamente destacados. • Discriminar estímulos respecto a dimensiones destacadas. • Recordar estímulos. • Clasificar estímulos de acuerdo con el resultado de la discriminación. Comprensión y producción A pesar de todo, los lingüístas continuan discutiendo sobre las relaciones entre comprensión y producción del lenguaje. Hasta hace poco tiempo, se daba por sentado que la comprensión siempre debe preceder a la producción. Los vínculos entre producción y comprensión son más bien de dependencia mutua. Aunque desconocemos su naturaleza exacta, sabemos que se trata de una relación dinámica que va cambiando en conexión con el desarrollo de los niños y con aspectos específicos del lenguaje. Dicho de otra manera, la relación entre producción y comprensión cambia en virtud de los diferentes ritmos de desarrollo. ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE DE LOS NIÑOS Aunque es posible identificar muchas variaciones en la forma en que los niños aprenden una lengua, también existen evidentes similitudes que sugieren la existencia de estrategias comunes para interpretar y producir el lenguaje. Naturalmente, estas estrategias son diferentes según cual sea el nivel lingüístico del niño. En el siguiente apartado vamos a describir las estrategias para el aprendizaje del lenguaje que suelen poner en práctica los niños de 1 año y los preescolares. Estrategias de aprendizaje del lenguaje de los niños de 1 año Suponer que los niños pequeños se limitan a producir sólo lo que pueden comprender supone una excesiva simplificación del tema. Los niños deben utilizar ciertas estrategias de aprendizaje que les permitan distinguir la información relevante de la irrelevante. El lenguaje característico de las conversaciones entre los adultos suele ser bastante deficiente, por lo que los niños se ven obligados a decidir cuáles de las oraciones que escuchan son buenos ejemplos lingüísticos. Estrategias receptivas: ¿cuándo una palabra es una palabra? Los niños se ven obligados a aprender palabras nuevas en condiciones que no siempre son las idóneas (Baldwin, 1993). Si bien los niños de 14 o 15 meses experimentan dificultades para establecer asociaciones estables entre símbolos y referentes, a los 19 meses ya han desarrollado una gran habilidad para establecer ese tipo de vinculación. Estrategias expresivas Las emisiones evocativas son afirmaciones mediante las cuales los niños nombran entidades. A continuación, el adulto proporciona una retroalimentación que confirma o rechaza el nombre utilizado por el niño. El resultado de este proceso es que los niños pueden mantener o modificar sus hipótesis sobre el nombre apropiado que deben utilizar. Como es de esperar, se ha observado una correlación positiva entre la cantidad de input verbal que ofrecen los adultos a sus hijos de 20 meses, y el tamaño de vocabulario y la longitud media de las emisiones de estos niños a los 24 meses. La comprobación de hipótesis y las oraciones interrogativas son métodos más explícitos para la adquisición de conocimiento lingüístico. Cuando buscan confirmar una hipótesis los niños suelen pronunciar una palabra o una combinación de palabras con una entonación ascendente. La naturaleza y el significado de la última estrategia, la imitación selectiva, ha generado gran cantidad de investigación. La mayoría de los lingüistas coinciden en que la imitación tiene un carácter selectivo y que los niños no imitan de manera indiscriminada. El papel de la imitación selectiva. La imitación puede considerarse como un mecanismo utilizado en la adquisición de palabras, de la morfología y de las estructuras sintácticas y semánticas. El papel de las fórmulas. Una fórmula es una rutina verbal o un fragmento no analizado que suele utilizarse en las conversaciones cotidianas. Se trata de unidades memorizadas «de carrerilla» que funcionan como unidades, incluso aunque se compongan de varias palabras. Estrategias de aprendizaje del lenguaje de los preescolares Evidentemente, la utilidad de la imitación queda muy limitada una vez que los niños empiezan a aprender estructuras compuestas de más de 2 o 3 palabras. Esto explica la rápida disminución de las imitaciones cuando los niños tienen unos 30 meses de edad, lo que sugiere que están utilizando otras estrategias de aprendizaje. Principios universales de aprendizaje del lenguaje Aunque no conocemos con exactitud cuáles son las estrategias que utilizan los niños, podemos inferir su presencia a partir de sus conductas lingüísticas. Los siguientes apartados explican cada uno de los siete principios propuestos por Slobin. Prestar atención al final de las palabras. En diferentes lenguas, una misma noción semántica como el tiempo verbal o las relaciones temporales suele producirse a edades muy diferentes. Si asumimos que el concepto subyacente se aprende a la misma edad, entonces estas diferencias en la producción lingüística de ese concepto deben estar reflejando la dificultad relativa para adquirir el marcador lingüístico correspondiente. Principios universales de aprendizaje del lenguaje. 1. Prestar atención al final de las palabras. 2. Las estructuras fonológicas de las palabras pueden modificarse de manera sistemática. 3. Prestar atención al orden de las palabras y de los morfemas. 4. Evitar las interrupciones y la reorganización de las unidades lingüísticas. 5. Las relaciones semánticas subyacentes deben señalarse de forma clara y explícita. 6. Evitar las excepciones. 7. Los marcadores gramaticales deben tener sentido desde el punto de vista semántico Las estructuras fonológicas de las palabras pueden modificarse de manera sistemática. A partir de la realización de ensayos repetidos, los niños van aprendiendo a modificar su pronunciación. Progresivamente, se van dando cuenta de que sonidos diferentes pueden representar significados distintos. Prestar atención al orden de las palabras. El orden de las palabras es uno de los primeros principios que se aprenden. Los niños también suelen mantener el orden apropiado de los morfemas que se van añadiendo a una palabra. Por ejemplo, dirán «comér-se-lo» y no «comer-lo-se». También suele mantenerse el orden de las palabras, si bien con ciertas dificultades, con las oraciones negativas e interrogativas. Esto constituye otro principio universal: el orden de las palabras del habla infantil refleja el orden de las palabras del habla adulta. Evitar interrupciones y reorganizar las unidades lingüísticas. Las interrupciones y reorganizaciones dificultan el procesamiento lingüístico que tienen que hacer los niños. Por lo tanto, otro principio universal establece que las estructuras que requieran una reordenación de los elementos aparecerán inicialmente en la forma original. Las relaciones semánticas subyacentes deben señalarse de forma clara y explícita. Cada vez que los niños escuchan el lenguaje e intentan interpretarlo, los marcadores morfológicos les facilitan la comprensión del significado. A medida que los niños maduran van siendo capaces de extraer cada vez más información semántica a partir de claves mínimas. Diferencias individuales Los niños no sólo se diferencian en cuanto al ritmo que sigue su desarrollo lingüístico, sino también respecto a la ruta que éste adopta. Los niños de 42 meses con un desarrollo normal pueden mostrar una variación superior a los 30 meses (Wells, 1985). TÉCNICAS DE ENSEÑANZA DE LA CONVERSACIÓN Los adultos no se dedican de una manera explícita a enseñar el lenguaje, aunque sí facilitan su aprendizaje mediante las conductas que llevan a cabo. Aunque pasen muy poco tiempo dedicados a la instrucción directa, muchas de sus actividades con los niños están relacionadas con la adquisición del lenguaje. Evidentemente, tales técnicas varían en función de la madurez lingüística de los niños. El habla de los adultos a los niños Durante los primeros dos años de vida, los padres hablan con sus hijos, nombran objetos y sucesos, y responden a sus intentos comunicativos. Sin embargo, es una simplificación suponer que los niños se limitan a aplicar las etiquetas que escuchan de sus padres a los conceptos que han construido. Modelado: el mamaés El habla de los niños casi siempre tiene lugar en el seno de una conversación y generalmente sirve para mantener ese intercambio. Como se ha dicho antes, la conducta conversacional ya está claramente establecida cuando los niños empiezan a hablar. Prácticamente desde el momento del nacimiento los niños se encuentran ante un entorno que promueve su participación en una conversación, ya sea de carácter verbal o no verbal. La incitación La incitación incluye cualquier conducta de los adultos que exige o provoca una respuesta por parte de los niños. Los tres tipos de incitación más comunes son el rellenado de huecos, las imitaciones provocadas y las preguntas. En el rellenado de huecos, el padre dice algo como «Esto es un...». Si el niño no responde u ofrece una respuesta incorrecta, el padre volverá a intentar incitarle nuevamente. Conductas consecuentes Los padres no refuerzan de manera directa la corrección sintáctica de las oraciones que producen sus hijos. De hecho, menos del 10% de estas emisiones están seguidas de algún tipo de aprobación verbal. Generalmente, este reforzamiento queda para valorar la autenticidad y las muestras de buena educación de los niños, pero no para corregir su sintaxis. La extensión consiste en un comentario relacionado semánticamente sobre el tema que ha establecido el niño, y parece resultar una estrategia muy beneficiosa para su desarrollo lingüístico. Por ejemplo, si el niño dice «Perro come», su interlocutor puede responder «El perro tiene hambre». Así pues, la extensión proporciona más información semántica. Su principal valor radica en su naturaleza conversacional, que proporciona una retroalimentación positiva, y en su contingencia pragmática y semántica. Conversaciones con los preescolares Como se dijo en el Capítulo 6, los cuidadores suelen modificar su conducta para conseguir que los niños establezcan con ellos algún tipo de comunicación lo antes posible. Este proceso continúa durante los años preescolares. LA IMPORTANCIA DEL JUEGO Resulta fácil olvidar que la mayor parte del lenguaje infantil se desarrolla en el contexto del juego, tanto con los adultos como con otros niños. El juego resulta un vehículo idóneo para la adquisición del lenguaje por un gran número de razones (Sachs, 1984): • El juego no tiene ningún objetivo básico, por lo que elimina la presión y la frustración del proceso de interacción. Es divertido. • Dado que los interlocutores comparten la atención y el dominio semántico, también comparten los temas de los que hablan. • Los juegos tienen una estructura recíproca de papeles, así como variaciones en el orden de los elementos, tal y como le ocurre a la gramática. • Los juegos, igual que las conversaciones, contienen adopción de turnos. DIFERENCIAS SOCIALES Y CULTURALES Evidentemente, no todos los niños reciben el tipo de input lingüístico «ideal» del que estamos hablando en este capítulo. En las culturas no occidentales las madres recurren a técnicas distintas a la conversación para obtener la atención de sus hijos.