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Una apuesta a la producción de subjetividad:

experiencia de trabajo con un grupo de jóvenes


en un Programa de Inclusión Juvenil municipal1

A bet on the production of subjectitivty:


the experience of a work with a group of young
people in a Local Program of Youthful Inclusion.

Carolina López Ortiz 2

Resumen Abstract
Este artículo analiza la experiencia produ- This article analyzes the experience achie-
cida por la implementación de un Programa ved by the Local Program of Youthful In-
de Inclusión Juvenil municipal, destinado a clusion intended for a group of young males
un grupo de jóvenes varones de entre 15 y 30 of between 15 and 30 years, inhabitants of
años, habitantes de un barrio marginal de una a marginal neighborhood of a city located in
ciudad del sur de la provincia de Santa Fe. the south of the Santa Fe County.
Se toma como núcleo de análisis el dis- The main point of analysis is the device
positivo que se constituyó, con el objetivo de created to explore the different aspects de-
explorar los distintos aspectos desplegados en veloped and the consequent practices that
su desarrollo y los movimientos subjetivantes concern subjective aspects observed during
producidos en el transcurso del pasaje de los the stay of young people in it. Meantime, we
jóvenes por el mismo. try to point out the possibilities of answering
Asimismo, se ilustra sobre la posibilidad the policital demand of labour addressed by a
de responder a la demanda política de inclu- clinical strategy as a chance to promote sub-
sión de los jóvenes a través de la inserción la- jectivity.
boral, con la instrumentación de un dispositi-
vo direccionado por la estrategia clínica como Keywords
apuesta a la producción de subjetividad. Young persons – Program of Inclusion – device –
clinical strategy – subjectivity promotion
Palabras claves
Jóvenes – Programa de Inclusión – dispositivo –
estrategia clínica – producción de subjetividad

1
El presente artículo fue reescrito sobre la base del Trabajo Final Integrador de la Carrera de Especialización
en Psicología Clínica Institucional y Comunitaria “Un análisis del programa de Inclusión Juvenil de la Muni-
cipalidad de Firmat –período 2004/2008–” del que soy autora y que fuera dirigido por la Ps. Marisa Germain.
2
Psicóloga especialista en Psicología Clínica, Institucional y Comunitaria UNR; Escuela de Educación Secun-
daria Orientada N° 421; Firmat, Argentina. carolopezortiz@live.com.ar.
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BARQUITOS PINTADOS. EXPERIENCIA ROSARIO: Año I – Número 1, diciembre 2017

Introducción cas: habían interrumpido su escolaridad, no


Este artículo retoma el Trabajo Final de la tenían trabajo –algunos, hacían ‘changas’5–,
Carrera de Especialización en Psicología Clí- estaban o habían estado en conflicto con la
nica, Institucional y Comunitaria acerca de la ley y la policía, consumían alcohol y/o drogas.
experiencia producida con la implementación El Programa surgió en respuesta al pedido
de un Programa de Inclusión Juvenil munici- del intendente, que se hacía eco de la solici-
pal3 (López Ortiz, 2009). tud del grupo de jóvenes y de la preocupa-
La propuesta es analizar dicha experien- ción de algunos vecinos del barrio. Durante
cia tomando como núcleo de análisis el dis- su desarrollo dependió política, presupuesta-
positivo que se constituyó, con el objetivo ria y administrativamente de la Secretaría de
de explorar las tensiones entre los distintos Gobierno, Cultura y Educación municipal, y
aspectos desplegados en su desarrollo y los su coordinación estuvo a cargo de un equipo
movimientos subjetivantes –singulares y gru- conformado por dos psicólogas y una traba-
pales– producidos en el transcurso del pasaje jadora social.
de los jóvenes por el mismo. La propuesta inicial fue que el grupo de
La experiencia analizada abre a la reflexión jóvenes (con un máximo de diez integrantes)
acerca de la complejidad de los mecanismos realizara tareas de mantenimiento de espacios
de exclusión–inclusión constitutivos de nues- comunes del barrio –actividad por la cual
tra sociedad, en particular, los modos que és- cada uno recibía un pago semanal–, además
tos toman en relación a las jóvenes generacio- de participar obligatoriamente de una reunión
nes, e ilustra sobre la posibilidad de responder grupal semanal con el equipo coordinador.
a la demanda política de inclusión de los jó- En el transcurso de los más de cuatro años
venes a través de la inserción laboral, con la que duró la experiencia, la idea inicial se fue
construcción de un dispositivo direccionado desplegando, a la vez que sufrió modificacio-
por la estrategia clínica como apuesta a la pro- nes que la fueron redefiniendo. En un primer
ducción de subjetividad. momento, el lineamiento de trabajo se centró
en el grupo, lo laboral y el barrio. Luego, se
fue ampliando y la dirección trazada apuntó
Presentación de la experiencia a incluir escolarización, capacitación y activi-
El Programa de Inclusión Juvenil se desa- dades culturales y deportivas, extendiendo los
rrolló desde agosto de 2004 hasta diciembre límites de la experiencia más allá del barrio
de 2008 en una ciudad de 20.000 habitantes y tendiendo a posibilitar salidas individuales
emplazada en el sur de la provincia de Santa para cada uno de los jóvenes participantes.
Fe. Estuvo destinado al trabajo con un gru-
po de jóvenes varones de entre 15 y 30 años,
habitantes de uno de los barrios marginales Acerca del dispositivo
–única unidad habitacional FONAVI4– de la Para problematizar los diversos elementos
ciudad, que presentaban diversas problemáti- puestos en juego y los múltiples atravesamien-
tos y movimientos producidos en el trascurso
de esta experiencia, se toma la noción de dis-
3
Trabajo que a su vez retoma lo planteado en: Di positivo tal como fuera planteada por Michel
Paulo, Leslie y López Ortiz, Carolina (2004). Foucault (Grosrichard, 1977) y retomada por
4
Siglas del Fondo Nacional de la Vivienda, organis- Gilles Deleuze (1999).
mo estatal argentino creado en 1970 para brindar vi-
viendas a sectores de bajos ingresos. Actualmente, se
usa el acrónimo para referirse a esas viviendas. 5
Actividad laboral temporaria e informal.

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Esta línea de análisis, implica partir de y nuevos hechos delictivos, y se explicitó que
que todo dispositivo es en sí mismo incon- formar parte del Programa no eximía a los
torneable y, en consecuencia, que el recorrido jóvenes de su responsabilidad ante la justicia.
a realizar no puede ser sino parcial. Se trata A partir de este momento, quedó marcado
entonces de desenmarañar algunas de las lí- el límite entre lo legal y lo ilegal: el Programa
neas que constituyeron el campo específico no era un ‘aguantadero’, no era posible parti-
de esta práctica, en especial, delinear el mapa cipar en cualquier situación legal: era condi-
de sus diferentes instancias y el juego de re- ción necesaria no estar prófugo. Y si existían
laciones establecidas entre sí e identificar los causas anteriores en proceso, la justicia deter-
movimientos subjetivantes que tuvieron lugar minaba la posibilidad o no de hacerlo.
durante su desarrollo. Esta fue una instancia constitutiva del dis-
positivo, en tanto la referencia del Programa
a la ley fue una de sus dimensiones centrales
El borde del dispositivo: el Programa que tomó diferentes modos y que fue necesa-
no es un ‘aguantadero’6 rio volver a enunciar y sostener en acto –en
En primer término, para comenzar a anali- distintos momentos tanto con el grupo como
zar el dispositivo constituido por el Programa con cada uno de los jóvenes– el lugar de no
es preciso ubicar su borde, es decir, el marco encubrimiento y de responsabilidad por sus
a partir del cual fue posible delimitarlo. Dado actos.
que los jóvenes participantes estaban en una De los múltiples elementos constitutivos
zona ‘oscura’7 signada por la marginalidad y de este dispositivo en este artículo es perti-
la ilegalidad, la inscripción en el campo de la nente analizar tres en particular: las distintas
ley –entendida en el sentido que la plantea instancias que lo conformaron, la dimensión
Lewkowicz (2003) en el texto Condiciones espacial y la dimensión temporal.
post–jurídicas de la ley– delimitó el contorno
del Programa.
Las detenciones y los robos ocurridos al Las distintas instancias del dispositi-
inicio de la experiencia, plantearon los pri- vo: múltiples modos de intervención
meros interrogantes al equipo coordinador: El Programa se plasmó en una multiplici-
¿quiénes podían formar parte del grupo?, dad de instancias diversas entre sí: admisión;
¿cómo ubicar este espacio en relación a la ley actividades grupales; actividades escolares, de
sin reproducir las condiciones de expulsión capacitación y laborales; actividades depor-
en las que vivían estos jóvenes? tivas y recreativas; entrevistas individuales;
Estas situaciones confrontaron a las coor- acompañamientos y reuniones del equipo
dinadoras con la posibilidad de que el Pro- coordinador.
grama quede en un lugar de encubrimiento, y Algunas de dichas instancias –por mo-
obligó a definir con mayor claridad la relación mentos– se desarrollaron articuladas y otras
del mismo con la ley. Se estableció la dife- como estrategias específicas respecto de situa-
rencia entre las causas anteriores pendientes ciones particulares. En este sentido, considero
importante destacar algunos aspectos en rela-
6
Lugar de ocultamiento y encubrimiento de activi- ción a cada una de ellas.
dades ilegales. En el inicio, el Programa no tuvo ninguna
7
En referencia a la descripción de los vecinos de la instancia de admisión: el grupo estaba con-
situación de estos jóvenes: “Están en la equina, a oscu-
formado por los jóvenes que se habían reuni-
ras, fumando y tomando” y al decir de ellos mismos que
pedían “blanquearse” (Reuniones barriales, junio 2004). do con el intendente y algunos de sus herma-

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nos y amigos, que habían sido invitados por Además, se organizaron reuniones re-
ellos. Luego, a partir de la explicitación de la creativas de las que participaron los jóvenes,
relación del Programa respecto de la ley, se las coordinadoras y los funcionarios respon-
plantearon condiciones y pautas de admisión. sables del Programa. A medida que avanza-
En relación a las actividades grupales, ba el proceso grupal y de constitución del
durante los dos primeros años, las tareas de dispositivo, la discusión sobre los invitados a
mantenimiento de espacios comunes del ba- estos encuentros sociales era el tema de varias
rrio –realizadas de lunes a viernes en jornadas reuniones. La selección de invitados delimi-
de cuatro horas, por la mañana– y la reunión taba el grupo y quiénes eran los referentes
semanal con el equipo coordinador, fueron políticos e institucionales en los diferentes
las instancias privilegiadas en el dispositivo. momentos. Asimismo se proyectó un viaje a
En ambas actividades los jóvenes participa- Buenos Aires que pudo concretarse después
ban grupalmente y fueron nodales en la cons- de mucho trabajo grupal.
titución de la escena grupal, porque permitie- Por otra parte, las entrevistas individuales
ron construir y poner a jugar las normas de fueron espacios que a veces surgían espontá-
trabajo. neamente en el barrio con la trabajadora so-
Paralelamente al trabajo en el barrio, se cial o al término de las reuniones con alguna
fueron planteando alternativas particulares coordinadora; también eran planteadas por
para algunos de los jóvenes que, en princi- el equipo coordinador ante las dificultades
pio, tuvieron que ver con la escolaridad y la que se iban presentando (ausencias, incum-
capacitación. Hacia el final de la experiencia, plimiento de algún acuerdo, cuestiones refe-
realizaron pasantías laborales en empresas de ridas al pago, problemas personales y legales).
la ciudad. Para la mayoría fue muy dificultoso Avanzada la experiencia, las entrevistas indivi-
sostener estos espacios. duales fueron una de las instancias privilegia-
El Programa también acompañó y pro- das para comenzar a construir las salidas de
movió la organización y participación de los cada uno de los jóvenes del Programa.
jóvenes del grupo en actividades deportivas El dispositivo también incluyó el acompa-
y recreativas. Todos lo participantes estaban ñamiento de los jóvenes en situaciones espe-
ligados al fútbol; en un momento habían cíficas: problemas de salud –propios o de sus
formado un equipo que participaba con fre- parejas e hijos–; dificultades con sus parejas;
cuencia de torneos barriales e interbarriales. nacimiento de sus hijos; dificultades con la ley
Además, avanzada la experiencia, dos de los y/o la policía. En este sentido, se facilitó la
jóvenes retomaron la práctica en un club de la presentación ante las citaciones judiciales y
ciudad. El fútbol fue una línea de trabajo muy la participación de quienes formaban parte
interesante y una vía de intervención utilizada del Programa provincial Menores en Con-
por la coordinación en determinadas situa- flicto con la Ley Penal. El acercamiento a las
ciones, ya que remitía a la historia de algunos coordinadoras para plantear algún problema
de ellos que practicaban este deporte desde y, a veces, formular cierto pedido de ayuda,
pequeños. También, en muchas reuniones y mostraba el valor de referencia que el Progra-
entrevistas, sirvió para trabajar cuestiones en ma fue tomando para los jóvenes. Hay que
relación a sus enojos, y a veces el Boca–River8 destacar que el acompañamiento implicaba la
mostraba otros conflictos de la escena grupal. presencia de las coordinadoras como modo de
intervención: entrevistas, visitas, solicitud de
turnos, llamados, etc.
8
En referencia a la rivalidad futbolística más popular
Respecto del equipo coordinador, durante
en Argentina.
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algún tiempo, la reunión se realizaba según las un lugar simbólico.
dificultades que se iban presentando, sin día, En el inicio, el centro comunitario era
lugar, ni horario fijo; incluso la comunicación el lugar de referencia del Programa; no se
telefónica permanente de las coordinadoras disponía de un espacio para que el grupo se
reemplazaba al encuentro. Una de las modi- reuniera en el horario de trabajo y guardara
ficaciones sustanciales que se produjo luego las herramientas. Por bastante tiempo, las
de la renuncia9 y el posterior retorno de las reuniones grupales se realizaron en la sala
coordinadoras psicólogas fue la redefinición de espera del centro en horario vespertino
del trabajo del equipo y de algunos lineamien- –momento en que estaba disponible–.
tos del Programa. El centro cultural pasó a ser Sin ser previsto, el lugar en el que espon-
el lugar de trabajo de la coordinación; la traba- táneamente se alojó el grupo fue la escuela del
jadora social seguía concurriendo diariamente barrio (de la que la mayoría había sido alum-
al centro comunitario, y en ocasiones puntua- no, con trayectorias bastante accidentadas
les el equipo hacía alguna visita al barrio. Se que finalizaron en pases y/o expulsiones). En
fijaron días y horarios de trabajo, que incluían poco tiempo, el lugar facilitado por la escuela
la reunión de coordinación, la reunión grupal se convirtió en “el lugar donde estar” (Reunión
y tiempo para entrevistas individuales que co- grupal del 08/10/04), lo cual implicó que las
menzaron a realizarse sistemáticamente con actividades se redujeran a ese espacio. Parale-
los integrantes del grupo. Esta organización lamente, la institución comenzó a demandar-
permitió el retrabajo semanal del material y de les que se realicen tareas de mantenimiento en
las estrategias grupales e individuales y tuvo el edificio y en el mobiliario.
importantes efectos. El ofrecimiento de la escuela y la respuesta
de los jóvenes pareció sostenerse en una do-
ble ilusión: para los jóvenes, la escuela que los
La dimensión espacial: mucho más había expulsado les abría sus puertas; para la
que un espacio físico escuela, se trataba de contribuir con la recupe-
Un lugar en el barrio ración de quienes traían problemas al barrio.
Construir un lugar para estos jóvenes no En poco tiempo llegaron al equipo de
fue una cuestión menor, ya que no sólo se tra- coordinación quejas de la directora del esta-
taba de un espacio físico, sino sobre todo de blecimiento relacionadas con situaciones que
no se correspondían con el ámbito escolar
(fumar marihuana en la dependencia cedida,
9
Poco antes de cumplirse los dos años del Programa,
por ejemplo). Tras reuniones del equipo con
las psicólogas coordinadoras renunciaron a su traba-
jo como resultado de importantes diferencias con la la institución, y habiéndolo considerado con
gestión municipal en relación al trabajo comunitario el grupo de jóvenes, se decidió que la escuela
–en ese momento no sólo coordinaban este proyecto, no era un lugar posible para el desarrollo del
también trabajaban en consultorio externo y disposi- Programa.
tivos comunitarios en distintos barrios de la ciudad–. Tanto para el equipo coordinador como
La situación fue planteada y trabajada en las reunio-
para el grupo, disponer de un espacio físico se
nes grupales. Fue un momento muy difícil para todos:
las psicólogas estaban muy afectadas por la situación; planteó como una condición necesaria, ya que
la trabajadora social no sabía en qué condiciones se la posibilidad de construir un lugar simbólico
podría continuar con el Programa y los jóvenes se para estos jóvenes implicaba contar con un
mostraban resistentes a que se produzcan cambios en espacio propio en el territorio del barrio. La
el equipo coordinador. Este hecho marcó un punto rápida apropiación del sitio cedido por la es-
de inflexión en la experiencia, que tuvo muchas con-
cuela parecía mostrar la necesidad de ser alo-
secuencias.
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jados en algún lugar que no fuera la calle o la Un lugar más allá del barrio
esquina. En consecuencia, surgió la propuesta Durante el segundo año del Programa,
de ampliar el edificio del centro comunitario, algunos jóvenes comenzaron actividades de
contemplando un sector que pueda utilizarse capacitación y deportivas que imposibilitaron
como taller y como depósito de herramientas. la realización de la reunión grupal en horario
La concreción de esta obra quedó a cargo de vespertino. Aún no se había concretado la am-
la Secretaría de Obras y Servicios Públicos de pliación del centro comunitario y no habien-
la Municipalidad. Además, se planteó la parti- do otros espacios disponibles en el barrio, el
cipación del grupo de jóvenes en la construc- equipo coordinador propuso hacer las reunio-
ción del lugar. nes por la mañana –en el horario de trabajo–
Esta propuesta no fue fácil de concretar, y en el centro cultural municipal –emplazado
incluso no fue factible que los jóvenes partici- en la zona céntrica de la ciudad–. Más allá de
paran de la construcción. La prolongación de que era el único lugar disponible, no era cual-
esta situación generó momentos de tensión quier lugar en tanto el edificio corresponde
con la escuela –que por un tiempo siguió fun- a un anexo del edificio de la Municipalidad,
cionando como depósito de herramientas– y en el que funcionan diversas dependencias y
también con algunas personas en el centro actividades referidas a las áreas de Cultura y
comunitario. Educación. Esto implicó la visibilización y
Una vez disponible el nuevo espacio, no cierto reconocimiento institucional del Pro-
fue sencillo para el grupo apropiarse de él, grama al interior del municipio y, más tarde,
parecía que el obstáculo era ser parte del cen- definió la vinculación política del dispositivo
tro comunitario. Compartir el espacio con con la subsecretaria de Gobierno, Cultura y
un grupo numeroso de gente exigía aceptar Educación11.
ciertas normas de convivencia; además, allí los Desde la coordinación no se calcularon
movimientos de los jóvenes quedaban muy a los efectos de esta mudanza. En poco tiempo,
la vista de algunos personajes del barrio. los jóvenes y el equipo se apropiaron del salón
Cerrar con llave el lugar asignado para el que finalmente fue asignado al Programa, y
Programa fue una solicitud del grupo. Uno que pasó a ser espacio de las reuniones gru-
de los motivos de dicha solicitud fue que los pales, de las reuniones de coordinación, de
jóvenes eran responsables grupalmente por entrevistas, de pago, de archivo, incluso de
el cuidado de las herramientas. “La cuestión de reuniones sociales.
la llave” (Reunión grupal del 07/02/08) era Ser parte del centro cultural, compartir los
muy importante y fue trabajada en muchas espacios con otros, tuvo sus dificultades. El
situaciones, en tanto condensaba múltiples momento de mayor tensión se produjo a pro-
significaciones: el compromiso con el trabajo pósito del robo de la bicicleta de una emplea-
propio y del grupo; la responsabilidad por la da que acusó a uno de los jóvenes.
propiedad de las herramientas y su resguardo; Estas modificaciones significaron la salida
la inscripción de cierta jerarquía grupal (que del Programa del barrio: sólo se realizaban allí
no coincidía con los procesos de alianza y li-
derazgo); y el valor simbólico de este objeto: se nombraban como “venta de llave de los departamen-
tener la llave indicaba propiedad sobre el lu- tos” –no correspondía a un alquiler, ni a la venta del
gar10. inmueble, sino al traspaso informal, de hecho, de la
propiedad de la unidad habitacional–.
11
Dicha funcionaria, profesora de Educación Espe-
10
Es interesante considerar que en el negocio inmobi- cial, tuvo cada vez más peso en la definición de las
liario del barrio las transacciones que se producían políticas sociales de la gestión municipal.
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las tareas laborales, el centro cultural pasó a pal fue uno de los desafíos constantes para el
ser el lugar de referencia del dispositivo. equipo coordinador. Cuando hubo que defi-
nir la desvinculación de algunos jóvenes del
Programa, y cuando se redireccionó el trabajo
Diversidad de lugares en relación a la singularidad de cada uno y la
A medida que el Programa, fue amplian- posibilidad de ir construyendo salidas indivi-
do sus límites iniciales e incorporando diver- duales, se presentaron momentos de mucha
sas actividades, los espacios físicos de otras tensión en tanto los tiempos de cada uno y los
instituciones pasaron a ser también parte del del grupo eran diferentes.
dispositivo. Así, además del centro comunita- La variable temporal era muy importante
rio del barrio y el centro cultural municipal, en la eficacia de las estrategias diseñadas por
los jóvenes transitaron por muchos otros es- el equipo. El pasaje del lugar de referencia
pacios institucionales de la ciudad: estableci- del Programa de los funcionarios al equipo
mientos educativos, clubes, empresas, etc. coordinador, fue uno de los movimientos
En algunos casos, esto significó el rees- realizados en este sentido, ya que en muchas
tablecimiento de un lazo previo y, en otros, ocasiones, la dilación de los tiempos de los
representó la posibilidad de establecer nuevos funcionarios provocaba la ineficacia de algu-
lazos. De este modo, transitar por diversos es- na intervención.
pacios de la ciudad brindaba a los jóvenes la El cierre del Programa fue otro de los
oportunidad de vincularse con otros más allá momentos en los que la temporalidad en
de “La 12”12, el barrio y el Programa. juego se mostró en su multiplicidad. Por un
lado, la continuidad o no de la gestión del
intendente y la idea de finalizar el proyecto
La dimensión temporal: diferentes para replicarlo, marcaban el tiempo políti-
tiempos, múltiples tensiones co. Por otro lado, la convicción del equipo
Más allá de la temporalidad en que se de- coordinador de que el Programa en algún
sarrollaron cada una de las instancias descrip- momento debía concluir –el problema era
tas, la dimensión temporal se puso en juego en cuándo y cómo–; del otro, los jóvenes que
distintos niveles del dispositivo. Por un lado, mostraban mucho malestar y resistencia
en la tensión entre los tiempos individuales, ante el planteo de la posibilidad de finaliza-
grupales, de la coordinación y políticos, que ción. En consecuencia, fue muy dificultoso
determinaron el tiempo de duración de la ex- para las coordinadoras introducir el tema del
periencia. Por otro lado, el dispositivo se cons- cierre en el trabajo grupal y con los funcio-
tituyó en un modo de regulación del tiempo narios. La decisión de que no se produzcan
para los jóvenes, como lo evidencian las nor- nuevos ingresos, las pasantías laborales y la
mas de trabajo construidas grupalmente. negativa de las coordinadoras a realizar otro
proyecto que replique la experiencia fueron
actos que pusieron a jugar la conclusión del
Tensión entre los diferentes tiempos Programa y posibilitaron maniobrar y ela-
Maniobrar en la tensión que generaban las borar la tensión entre los tiempos subjeti-
líneas de intervención en lo singular y lo gru- vos, técnicos y políticos. En ese momento,
el equipo coordinador intentó privilegiar el
tiempo subjetivo de los jóvenes que partici-
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Autodenominación del grupo de jóvenes, en refe- paron de la experiencia.
rencia a la barra brava de fútbol del Club Boca Ju-
niors.
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Regulación temporal propuesta de blanquear13 el barrio y el viaje a


Como ya señalamos, la posibilidad de Buenos Aires fueron los dos proyectos colec-
construir un lugar no sólo tenía que ver con tivos que introdujeron la posibilidad de proyec-
un espacio físico sino, sobre todo, simbólico. tar hacia un tiempo futuro.
A partir de enmarcar el Programa en la lega- En este sentido, es interesante el planteo
lidad, se fue construyendo un espacio grupal de Kessler (2003) en relación a la regulación
de trabajo donde fue necesario establecer nor- temporal: “La lógica de la provisión dificulta
mas. El trabajo en relación a la formulación y una estabilización de la variable temporal, un
el sostenimiento de las normas conllevó un horizonte claro de acción” (p. 68). En tanto
proceso de construcción grupal, que a su vez la lógica del proveedor modifica la fuente de
tuvo efectos constitutivos en el grupo. legitimidad de los recursos y privilegia su utili-
Dichas normas apuntaban a regular el zación para satisfacer necesidades, incluye di-
tiempo en relación al trabajo, y su eficacia ferentes combinaciones entre trabajo y robo,
estuvo vinculada a las intervenciones en re- y plantea una temporalidad de la inmediatez
lación al dinero. Una de las primeras normas donde no hay un más allá de la acción en el
que surgió de la producción grupal fue la re- que se incluyan sus consecuencias.
guladora de las ausencias (bastante frecuentes
al inicio de la experiencia). Los días que no
concurrían al Programa eran descontados de En los contornos del dispositivo
la paga y, por decisión de los mismos jóvenes, Como se hace visible a partir de lo ana-
quién no asistía a las reuniones grupales se- lizado hasta este punto, múltiples y diversos
manales tenía un descuento –“Cinco para atrás” elementos pasaron a formar parte del juego
(Reunión grupal, 18/05/06), se decían entre propuesto por este dispositivo, dibujando y
ellos–. desdibujando su contorno que lo diferenció
De este modo, se discutieron normas que y, a la vez, lo puso en relación con otras ins-
regulaban las ausencias al trabajo y a las reu- tituciones, produciendo efectos en su funcio-
niones; la posibilidad de ausentarse por un namiento. De estos elementos con los que el
período de tiempo del Programa sin perder el dispositivo tomó contacto y por los cuales fue
lugar; el tiempo de permanencia en la jornada atravesado, es importante destacar:
laboral; el límite en el horario de ingreso; los – El barrio: distinguido del resto de la ciu-
días de licencia por paternidad. dad por su particularidad urbanística y
Por otra parte, el establecimiento de un un grupo de vecinos movilizados por el
día de pago y el sistema de adelantos y de- imaginario de marginalidad al que se los
voluciones, introdujo la posibilidad de instalar asociaba, mantuvieron una relación ambi-
plazos que, por un lado, abrían la brecha tem- valente con el Programa y los jóvenes que
poral del día a día de estos jóvenes y, por otro, participaron en él;
establecían una deuda por la que deberían res- – Las instituciones barriales:
ponder cumplido el tiempo acordado. • La escuela que lejos de ser unívoca
Finalmente, la organización y planificación como pretendía nombrarse, incluía
en el tiempo de las actividades fue en gene- una serie de contradicciones respec-
ral muy dificultoso para el grupo: les costaba to del barrio en el que se emplaza su
mucho establecer la relación tiempo–trabajo,
distribuir las tareas y sostener lo planeado. La
13
Pintar de color claro el exterior de los edificios del
barrio que estaban muy deteriorados por la falta de
mantenimiento.
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edificio encarnadas en los diferentes nes barriales, con los funcionarios políticos,
personajes que protagonizan la escena y con la fuerza policial produjeron quiebres
escolar: directora, vice–directora, do- que modificaron sustancialmente la dirección
centes, porteras, etc.; de trabajo:
• “La salita”14 (centro comunitario): es- – la detención de los jóvenes en el marco
pacio comunitario donde se desple- del Programa llevó a formular y explicitar
gaba cotidianamente gran parte de la el marco de legalidad respecto del cual se
vida de los vecinos del barrio, y se re- inscribía;
producían disputas de poder internas a – las dificultades con la escuela –que viraron
la gestión municipal y con la oposición desde el inicial y espontáneo acercamiento
política local; de la institución a los jóvenes a su rechazo
• La vecinal que, a pesar de los inten- por “peligrosos” (Reunión institucional de
tos de constituirse democráticamente, 28/10/04) para el ámbito escolar– fueron
quedaba atrapada en los juegos de po- el motor de la construcción de un lugar en
der del centro comunitario, y durante el barrio para estos jóvenes;
un tiempo prolongado tuvo una par- – las demoras políticas para construir dicho
ticular relación al Programa que nun- espacio forzaron la mudanza al centro cul-
ca fue suficientemente explicitada ni tural municipal, que terminó constituyén-
aclarada: la partida presupuestaria para dose en el lugar de referencia del Progra-
el pago semanal se extendía a su nom- ma;
bre (dicho mecanismo administrativo – la renuncia de las psicólogas alejó al Pro-
se había definido y acordado entre los grama de la figura del intendente y habilitó
funcionarios municipales y el presiden- el lazo con la subsecretaria de Gobierno,
te de la Asociación Vecinal); Cultura y Educación.
• Los funcionarios políticos, proceden-
tes de los distintos partidos que con-
forman el gobierno de coalición local, Líneas de visibilidad y enunciación: el
con múltiples contradicciones espe- no–lugar de los jóvenes
cialmente en relación a las cuestiones so- A lo largo de los cuatro años en que se
ciales; desarrolló el Programa, cada uno de estos
• La policía, figura bastante presente en sistemas heterogéneos fue tomando diferen-
el barrio por los operativos policiales tes direcciones, que atravesaron el espacio de
y también porque algunos agentes vi- trabajo con los jóvenes generando procesos
vían allí o lo visitaban con frecuencia; siempre en desequilibrio.
además de la vinculación del comisario Para pensar el contexto en el que se inició
con el ejecutivo municipal y la internas esta experiencia y las vicisitudes de su devenir
entre el jefe policial y sus subalternos. hay que remitirse a la función estratégica del
Los atravesamientos de las diferentes dispositivo en tanto responde a una urgen-
líneas trazadas por cada uno de estos ele- cia de un momento histórico (Grosrichard,
mentos produjeron efectos importantes que 1977).
marcaron puntos de inflexión y fractura en el Si “los dispositivos son máquinas para ha-
dispositivo. Las tensiones con las institucio- cer ver y para hacer hablar” (Deleuze, 1999:
61), cabe preguntarse: ¿qué hizo visible y
enunciable la apuesta a este espacio, inédito
Modo informal habitual de nombrar al centro co-
14
en la ciudad? Sin que pudiera enunciarse cla-
munitario.
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ramente al comienzo, la propuesta hizo visi- Líneas de fuerza: el atravesamiento


ble –para los funcionarios y parte de la ciu- político
dadanía– que la ciudad no había quedado por A la vez que el Programa hizo visibles y
fuera del proceso mundial de metamorfosis enunciables los efectos de las crisis sobre la
de la cuestión social (Castel, 1997) y de los ciudad y, en especial, sobre los más jóvenes,
efectos de las sucesivas crisis que tuvieron lu- puso a jugar la otra cara de la moneda: la di-
gar a nivel nacional y local (Kessler, 2003). Y mensión del poder (Grosrichard, 1977).
en consonancia con el contexto mundial y na- Desde el ejecutivo municipal, se plantea-
cional, se daba visibilidad al especial impacto ron múltiples contradicciones con el pro-
de estos procesos en las jóvenes generaciones yecto: si bien se aceptaba sin cuestionar la
(Svampa, 2005). decisión del intendente, la mayoría de los se-
También pudieron visibilizarse y enun- cretarios no acordaba con la línea de trabajo,
ciarse las consecuencias que tuvo sobre este mostrando resistencias en los momentos que
barrio de la ciudad –que concentraba la mayor se requería alguna intervención y/o participa-
cantidad de población en situación de vulne- ción. Es significativo que hasta el final de la
rabilidad social en el menor espacio urbano: experiencia todos los miembros del ejecutivo
1000 personas en dos manzanas–, la ausencia –excepto la subsecretaria de Gobierno, Cul-
de una política que fuera más allá del asisten- tura y Educación– nombraran al Programa:
cialismo, cuya máxima expresión fue la falta “La 12”.
de una trabajadora social asignada al barrio. En parte, las tensiones en el gabine-
De esta manera, la puesta en marcha del te obedecían a que la coalición de gobierno
Programa respondió a la preocupación barrial municipal, se sostenía sobre el ideal de ciu-
que hacía visible la situación de estos jóvenes, dad progresista y pujante, con pleno empleo,
a la vez que permitió visibilizar anticipada- desconociendo los efectos de pauperización
mente una problemática que fue tomando dejados por años de crisis en una parte impor-
cada vez más cuerpo: la situación de expul- tante de la población (Svampa, 2005) –visión
sión social (Duschatzky y Corea, 2006) en la compartida por gran parte de la ciudadanía–.
que habitan gran cantidad de jóvenes en nues- Luego del derrumbe de 2001, los funcionarios
tro país15, para los que aún no hay respuestas locales participaron activamente en el proceso
políticas suficientes. de reapertura de la fábrica emblemática de la
Hacer visible y enunciar –casi denunciar– ciudad y base de su actividad económica. La
dicha problemática por parte del equipo coor- posterior reactivación económica y social de
dinador no siempre fue bien recibido por los una parte de la población ocultó la precaria
integrantes del gabinete municipal. mejoría de las condiciones de vida de la otra
parte.
Por otro lado, parecían no poder ligar-
se estos procesos con sus efectos subjetivos
sintomáticos, en especial en los jóvenes: sui-
15
Según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación
cidios, delitos, comportamientos adictivos,
citados en el artículo periodístico Romper con la exclu-
sión (Urdinez, 2008), en la Argentina había 1.219.600 embarazo adolescente, deserción escolar. Si lo
jóvenes, de entre 15 y 24 años, que no estudiaban ni indecible es “aquello que en el lenguaje pue-
trabajaban. Esa cifra casi no se ha modificado: según de ser sólo nombrado” (Agamben, 1988: 89),
un artículo (Jueguen, 2016) publicado en la edición hay que destacar que políticos y ciudadanos
digital del mismo diario del 12 de octubre de 2016, nombran la problemática de los jóvenes como
hay 1.082.400 jóvenes de entre 18 y 25 años en la mis-
“adicciones” o “inseguridad”, sin poder decir
ma situación.
- 116 -
sobre las causas de estas problemáticas y so- ciones implicaron algunos momentos de acer-
bre las estrategias para su abordaje. camiento y otros de tensión entre lo colectivo
Existe una marcada ambivalencia en re- y lo singular.
lación a la problemática de los jóvenes, que En primer término, es importante dete-
también se desplegó respecto del Programa: nerse en la conformación del grupo. El Pro-
los que quedan por fuera de la ilusión de pro- grama comenzó a trabajar con un grupo ya
greso son rechazados como peligrosos, y si constituido: existían lazos previos entre los
bien se enuncia la necesidad de hacer algo con jóvenes, todos formaban parte de “La 12”;
ellos, implícita y silenciosamente se sostiene estaba claramente asignado y asumido el lide-
su exclusión vía la institucionalización: se pide razgo por uno de ellos y había ciertos códigos
internarlos o encarcelarlos. compartidos. Además, existían lazos de pa-
En estas condiciones, cabe preguntarse si rentesco (hermanos, primos, sobrinos) entre
la continuidad del Programa en el tiempo no la mayoría de ellos. Estas características hicie-
obedeció –en parte– a lo acotado de la expe- ron que no se produjeran tantos movimientos
riencia, no sólo en el número de participantes, en la conformación grupal, incluso los pocos
sino sobretodo a su escasa difusión pública. ingresos que se produjeron no modificaron
Finalmente, hay que analizar también en sustancialmente esta estructura inicial.
el juego de fuerzas internas del dispositivo la La configuración grupal preexistente fa-
renuncia de las psicólogas y la candidatura y cilitó el desarrollo de las instancias grupales:
asunción como concejal de la trabajadora so- asistían a trabajar y a las reuniones porque
cial, en tanto ambos acontecimientos modifi- iban juntos. Pero, a la vez, obstaculizaba el
caron las relaciones de poder en juego. proceso grupal en tanto se sostenían modos
En el primer caso, se habilitó la referen- de funcionamiento previos que entraban en
cia a la subsecretaria de Cultura y Educación; contradicción con lo planteado por el Progra-
vinculación muy favorable en el proceso y la ma; por ejemplo: quienes ya no participaban
finalización del dispositivo. En el segundo se acercaban al lugar de trabajo del grupo y
caso, se introdujo al interior del dispositivo el permanecía allí durante la jornada; en mu-
despliegue de la interna partidaria inherente chas ocasiones, en las reuniones grupales, se
a la coalición de gobierno local que, a veces, mantenían pactos de silencio que encubrían
interfirió en la puesta en marcha de las estra- a quienes no iban a trabajar; nadie cuestiona-
tegias diseñadas desde el equipo coordinador. ba la condición de excepción del líder. Estos
Además, se estableció una marcada diferencia modos de funcionamiento que remitían a la
en la posición de las coordinadoras en rela- organización de “La 12” hacían pensar que
ción al atravesamiento político de las prácticas este agrupamiento funcionaba como frater-
profesionales. nidad (Duschatzky y Corea, 2006) para estos
jóvenes, con sus propios códigos y modos de
protección e identificación, más allá los lazos
Líneas de subjetivación: trayectos en- filiatorios e institucionales, incluso sustituyén-
tre lo grupal y lo singular dolos.
En este dispositivo, las líneas de subjeti- En este mismo sentido, es para destacar
vación se desplegaron en dos sentidos dife- que los lazos de parentesco no fueron deter-
rentes, aunque íntimamente enlazados: en el minantes en los momentos en que se manifes-
devenir del proceso grupal, por un lado; y en taba resistencia al proceso grupal. En especial,
el pasaje de cada joven por el Programa, por en la conformación de las alianzas para en-
el otro. Líneas bifurcadas, que en sus deriva- cubrirse, depositar la dificultad y desplegar la

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BARQUITOS PINTADOS. EXPERIENCIA ROSARIO: Año I – Número 1, diciembre 2017

hostilidad contra algún integrante del grupo o Parafraseando a Duschatzky y Corea


cuestionar al equipo. Y también es interesante (2006), el expulsado pierde “visibilidad,
señalar el efecto que se producía en relación nombre, palabra…” (p. 18). En las primeras
a la nominación: entre los jóvenes siempre reuniones, cuando aún participaban los fun-
se nombraban con sus sobrenombres (Dus- cionarios, los “chicos” (Reunión grupal del
chatzky y Corea, 2006); pero en lo referente al 05/09/04) permanecían con gorra, hablaban
Programa (reuniones, entrevistas, asistencia, muy bajo y solo se dirigían al intendente. La
cobro) y con las coordinadoras eran sus nom- aparición de la policía en escena y la detención
bres propios los que se ponían a jugar. de algunos integrantes tuvo importantes efec-
Esta convivencia entre “La 12” y el grupo tos grupales: las reuniones posteriores giraron
del Programa tuvo diversas derivaciones a lo en torno a la relación de cada uno con la po-
largo de toda la experiencia. licía, sus experiencias, sus temores. Fueron las
La demarcación de quiénes podrían ser primeras oportunidades donde, en el marco
parte del Programa y el corrimiento del lí- de la reunión grupal, cada uno tomó la pala-
der natural de “La 12”16 fueron condiciones bra para empezar a contar algo de su historia y
necesarias para que el grupo pueda ponerse las coordinadoras comenzaron a ser parte de
en relación al trabajo. Esto significó la posi- la escena grupal.
bilidad de establecer normas, que más allá de Las intervenciones promovían que los jó-
estar en relación a lo laboral, posibilitaron el venes tomasen la palabra y que ésta circulara.
pasaje del código –más propio de la alianza y Así, la palabra fue teniendo progresivamente
del montón (Kreszes, 2001)– a la norma que más valor en el dispositivo, hasta ser los mis-
pone en juego una terceridad ordenadora de mos jóvenes quiénes apelaban a sus efectos:
las relaciones duales. Pasaje que instauraba un “Si no se habla, no se soluciona nada” (Reunión
marco diferente, nuevo, aunque no anulaba grupal del 28/03/06), dijo uno de los jóvenes
totalmente ni reemplazaba a los códigos del en una reunión grupal después de transcurri-
grupo. En la mayoría de las situaciones, el mo- do algún tiempo.
vimiento producido mostró que cada vez que La posibilidad de tomar la palabra propi-
algo comenzaba a perfilarse como norma, en ció la producción de operaciones de subjeti-
respuesta había un intento –en acto– de cues- vación evidenciadas, por ejemplo, en la cons-
tionarla, anularla o transgredirla. Y en muchas trucción grupal de una temporalidad más allá
ocasiones, se depositaba en el equipo coordi- de la actualidad del presente: hubo momentos
nador o en alguna de las coordinadoras cierto colectivos de historización y de proyección
monto de hostilidad por parte del grupo o de que enlazaban los recuerdos y los anhelos de
alguno de sus integrantes. cada uno alrededor de algún tema común.
Además, la escena grupal fue el marco en que
16
Transcurrido un tiempo del Programa, se decidió cada uno fue convocado a responder por sus
que el líder del grupo original dejara de participar del actos, y en el que algunos pudieron comenzar
dispositivo aunque continuó cobrando semanalmente a vislumbrar y delinear un proyecto propio.
hasta unos meses antes de la finalización. Nunca los
En el mismo sentido, la escena grupal po-
integrantes del grupo cuestionaron esta situación ex-
cepcional. El equipo coordinador buscó el modo de sibilitó tramitar decepciones, desilusiones y
no sostener la excepción, en tanto su lugar de lideraz- pérdidas. El intendente fue el único funciona-
go correspondía a la configuración grupal anterior; rio que los jóvenes mantuvieron en el lugar de
sin embargo, y por ese mismo motivo, se decidió no la autoridad, que representaba la ley y garan-
dejarlo totalmente por fuera para no precipitarlo a de- tizaba la permanencia del dispositivo; la sub-
linquir y que en ese movimiento arrasara con el resto
secretaria de Gobierno, Cultura y Educación
de los jóvenes y el dispositivo.
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también fue para ellos una figura facilitadora posibilitó intervenciones grupales e individua-
ligada al sostenimiento del Programa. El gru- les. El pago semanal estaba ligado a la cultura
po se sintió decepcionado por el resto de los de la supervivencia; no fue posible modificar
funcionarios municipales porque no cumplían esta frecuencia pese a los intentos planificados
con sus promesas. Por otra parte, los momen- por el equipo coordinador.
tos en que algunos jóvenes se deslizaron al te- A pesar de las tareas laborales que realiza-
rreno delictivo, la desilusión afectó a todos los ban, la figura del trabajador estaba desdibujada
integrantes del grupo. La identificación con el para estos jóvenes. A algunos les costó mucho
compañero acercaba la posibilidad de volver a establecer la relación entre las tareas realizadas
delinquir y amenazaba la ilusión de que otro y el dinero; se resistían a los descuentos ante las
presente y futuro era posible para cada uno. inasistencias y les producía mucho enojo en el
Finalmente, las partidas del más joven de los momento del pago.
participantes y de la trabajadora social y la di- La posibilidad de trabajar más para ganar
solución del grupo al finalizar el dispositivo más dinero y cubrir sus necesidades –y las de
fueron pérdidas elaboradas grupalmente. La sus hijos–, fue algo que hubo que construir.
posibilidad de trabajar los momentos en que Especialmente en los jóvenes que tenían hijos
todo parecía venirse abajo, fue muy impor- a cargo, obtener dinero se presentaba más en
tante en el proceso grupal y en el cierre del relación a la lógica del proveedor que a la del
dispositivo. trabajador (Kessler, 2003). En situaciones en
El hecho de que el equipo coordinador es- que estaban en juego las necesidades básicas,
tuviera conformado por tres mujeres, no fue el equipo coordinador buscaba el modo para
un dato menor en tanto ponía a jugar ima- no desconocer las condiciones materiales y, a
ginariamente lo materno y lo femenino. Los la vez, sostener los lineamientos del Programa
insistentes reclamos a las coordinadoras hacia (se derivaba a los jóvenes al área de Acción
el final del Programa y la insistencia en el bai- Social municipal, por ejemplo).
le en la cena de despedida de la trabajadora El sistema de reconocimiento17 propuesto
social, pusieron de manifiesto ambos compo- por la coordinación se estableció a partir del
nentes transferenciales en el proceso de caída pedido de más dinero, intentando introducir
de la transferencia en el cierre del dispositivo. algo de la posibilidad de ganárselo y de ape-
También la hostilidad desplegada en algunos lar a la responsabilidad de cada uno. Simultá-
momentos hacia la/s coordinadora/s decía neamente, el sistema de créditos permitía que
acerca del lugar significativo –más allá de las cuenten con un poco más de dinero –inten-
representaciones particulares en juego– en tando evitar que paralelamente delincan–, a la
el que habían sido ubicadas para estos jóve- vez que instalaba la responsabilidad de pagar
nes. De este modo, ser tres permitía manio- la deuda. Trabajar sobre las devoluciones que
brar según el despliegue de las transferencias cada uno debía hacer al recibir el pago sema-
singulares y colectivas hacia cada una de las nal fue una dirección privilegiada de trabajo
coordinadoras. A lo largo de todo el proceso,
la dirección del trabajo apuntó a no interve- 17
Promediando la experiencia y ante el insistente pe-
nir desde el lugar materno. El progresivo co- dido de los jóvenes de más dinero, la propuesta del
rrimiento de las psicólogas y la introducción equipo coordinador, trabajada y acordada con el gru-
de otros interlocutores en el último año de la po, fue que se reconociera con un pago adicional se-
experiencia, se planteó en ese mismo sentido. manal el compromiso de cada uno con el Programa;
Como ya se mencionó, el tema del dinero de este modo, podían obtener más dinero si respe-
taban los acuerdos que se iban realizando en forma
fue una línea muy importante de trabajo, ya que
grupal e individual.
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BARQUITOS PINTADOS. EXPERIENCIA ROSARIO: Año I – Número 1, diciembre 2017

de la coordinación. El marco era la norma cada uno de responder al marco del dispositi-
grupal, pero la intervención era sobre la sin- vo. Sin embargo, el pasaje de los jóvenes que
gularidad de la economía –libidinal– de cada pudieron permanecer durante su desarrollo,
uno. fue un proceso muy singular.
El equipo de coordinación muchas veces En los diferentes procesos por los que
se interrogó acerca del estatuto del pago en cada uno de estos jóvenes transitó pueden
esta experiencia: ¿se trataba de un subsidio identificarse algunas marcas de subjetivación:
o del pago por un trabajo? En este sentido la posibilidad de reconstruir algo de la pro-
Rosanvallon (1995) plantea que el paso de pia historia, de imaginar un futuro posible,
una asistencia pasiva (distribución de ayuda) de poder contar con algunos lazos familiares
a una forma activa de inserción por el trabajo e institucionales, de responder por sus actos
nunca se llevó en definitiva a su término en en nombre propio, de estar dispuesto a pagar
los países occidentales, y que las nuevas con- algo, de soportar algo de la desilusión y la de-
diciones sociales de desocupación y exclusión cepción.
obligan a revisar las relaciones entre derecho Trayectos desde lo colectivo–grupal a lo
a la asistencia y prestación de trabajo, en tanto singular. Al decir de Assoun (2001): es necesa-
ponen a jugar la vinculación entre trabajo y rio el pasaje de la exclusión sin sujeto al sujeto
derecho a la inserción. Más allá del estatuto de la exclusión: contra los discursos sociales
que el pago tenía desde el punto de vista de que los ubican en el lugar de la falta colecti-
las políticas sociales, en el Programa se prio- va, para seguir existiendo como sujetos tienen
rizó el punto de vista subjetivo: era una vía de que construir una falta propia. En consecuen-
subjetivación importante que ponía a jugar los cia, se trata de no robar a los excluidos lo que
recursos propios, para obtener dinero y res- detentan todavía en presencia de su miseria,
ponsabilizarse de sus propios actos, por fuera esa falta que es solo de ellos: “Aquel al que le
del circuito del delito. falta (casi) todo, sólo sigue siendo ‘alguien’ si
Uno de los momentos en que las líneas le falta algo propio” (Assoun, 2001: 39).
de subjetivación se cruzaron generando gran Las múltiples líneas de subjetivación pro-
tensión entre lo grupal y lo individual, estu- ducidas en este dispositivo hicieron visible la
vo vinculado a los jóvenes que no pudieron posibilidad y, a la vez, la dificultad que el mis-
permanecer en el Programa –a pesar de los mo implicó para estos jóvenes. La posibilidad
múltiples intentos hechos por el grupo y las en tanto el Programa ofició de puente que
coordinadoras–. Además de ser puntos de permitió el pasaje desde el sin lugar a abrir
anudamiento y, a la vez, de desanudamiento un campo de posibilidades. Sin embargo, el
de lo colectivo y lo singular, mostraban el lí- puente no anula la separación entre los bordes
mite del dispositivo, sus puntos de fractura: un que une. Los actos producidos por los jóve-
dispositivo de inclusión que excluía. Fue muy nes a lo largo del Programa, y en especial en
difícil para el equipo coordinador introducir el proceso de cierre, muestran que no es fácil
estrategias alternativas que dieran respuesta a salir–se de zonas de tanta vulnerabilidad. Tal
quienes no podían enmarcarse en las instan- como lo representa el mito de Sísifo18 (Cas-
cias grupales. Luego de la desvinculación del
Programa, la coordinación intentaba mante- 18
El mito hace referencia a un legendario rey de
ner alguna vía de contacto con los jóvenes; Corinto, célebre por sus crímenes, que fue condenado
aunque no siempre fue posible. a permanecer en el infierno y a empujar una roca has-
Por otro lado, la permanencia en el Pro- ta la cima de una montaña, que siempre volvía a caer
por la pendiente en el momento de alcanzar la cima
grama estuvo ligada a las posibilidades de
porque era imposible calzarla en un lugar estable.
- 120 -
tel, 1997), en la lógica de la exclusión social que definió la dirección en el acompañamien-
el mismo sujeto reproduce la expulsión. El to de cada uno de los jóvenes en su pasaje por
puente permite cruzar, volver; también, ir y el Programa; aún cuando dicho pasaje se haya
venir. desplegado en las distintas instancias grupa-
¿Cómo pensar la eficacia de un dispo- les, institucionales y comunitarias que confor-
sitivo en jóvenes sujetos afectados por los maron el dispositivo.
procesos de desafiliación (Castel, 1997) ex- Optar por el abordaje clínico implica un
pulsión social (Duschatzky y Corea, 2006) y posicionamiento político: un modo de pensar
desinstitucionalización (Svampa, 2005)? En las prácticas en el marco de las políticas pú-
un momento, la posibilidad de que el cierre blicas que hace lugar al sujeto y lo aloja de
del Programa coincidiera con la inserción la- un modo particular. Lo cual en este caso no
boral de los jóvenes hizo obstáculo al equipo significó que respondiera, ni se correspondie-
coordinador, imaginando que el acceso a un se con el pedido del gobierno municipal, sino
lugar de trabajo mostraba la eficacia del dis- con hacerle lugar e interrogarlo.
positivo –reproduciendo un lugar materno y Entonces, ¿qué apuesta se hizo cuando
respondiendo a la expectativa política–. Po- se ofreció un espacio para estos jóvenes?
der pensar que no se trataba de eso, sino de Parafraseando a Castaño, se trata de propo-
soportar la incertidumbre respecto de las su- ner “diversas respuestas posibilitadoras de
cesivas inscripciones que en cada uno de los una producción de sujeto” (Castaño, s/f: 2).
jóvenes, en el devenir de sus vidas y las de sus Subrayamos diversas–posibilitadoras–producción
hijos, pudieran tener las marcas del pasaje por de sujeto: se apostó a abrir un campo de posi-
este dispositivo, permitió a las coordinadoras bilidades en la que cada uno tuviera la opor-
comenzar a transitar el final de la experiencia. tunidad de poner a jugar su palabra, su nom-
bre, su historia, su futuro; en otras palabras,
su propio deseo y, en consecuencia, su propia
Reflexiones finales falta.
La experiencia realizada en el marco del En muchas ocasiones, las coordinadoras
Programa de Inclusión Juvenil puede pen- consideraron que el modo en el que se inició
sarse como la constitución de un dispositivo el Programa –sólo con algunas ideas y sin el
clínico político (Castaño, s/f). Si bien Casta- diseño de un proyecto– había sido un obstá-
ño se refiere a las lógicas manicomiales, bien culo. Sin embargo, ¿no fue justamente la falta
vale para reflexionar sobre los dispositivos de un proyecto previamente diseñado lo que
destinados a los muchos jóvenes que quedan permitió la constitución del dispositivo y sus
desalojados, sin lugar, actualmente en nuestra sucesivas reinvenciones? En este sentido, se
sociedad. puede pensar que la construcción del dispo-
¿Cómo jugaron las dimensiones clínica y sitivo a medida que trascurría la experiencia
política en el Programa? El dispositivo no sur- le dio cierta plasticidad y posibilitó que se ge-
gió en respuesta a la demanda por un malestar neraran más intersticios para la emergencia
sujetivo, sino para responder a una demanda subjetiva.
política. Sin embargo, ante el pedido de incluir También cabe preguntarse: ¿podría repli-
–vía la inserción laboral– a un grupo de jóve- carse este dispositivo, como pretendía la ges-
nes para quienes los dispositivos instituciona- tión municipal? Se pedía hacer lo mismo con
les de socialización no fueron suficientes, se otro grupo de jóvenes de otro barrio; en tal
instrumentó un modo de abordaje clínico. La caso se trataría de la reproducción de un pro-
estrategia clínica –multiplicada– fue la brújula grama previamente determinado más allá de

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BARQUITOS PINTADOS. EXPERIENCIA ROSARIO: Año I – Número 1, diciembre 2017

las condiciones de implementación y de los • DI PAULO, LESLIE Y LÓPEZ ORTIZ,


sujetos implicados. Al respecto, es importan- CAROLINA (2004). Trabajo de Abordajes
te destacar el valor que tuvo en la construc- Institucionales I/II. Carrera de Especializa-
ción del dispositivo el trabajo con los jóvenes ción en Clínica, Institucional y Comunita-
a partir de su propio espacio territorial. En ria, Facultad de Psicología, UNR. Rosario.
términos de Castel, “gestión territoral de los Inédito.
problemas“: una política que moviliza lo re- • DUSCHATZKY, SILVIA Y COREA,
cursos locales para tratar un problema in situ CRISTINA (2006). Chicos en banda. Los ca-
(Castel, 1997: 432); por lo tanto, se podrá tra- minos de la subjetividad en el declive de las institu-
tar de los mismos lineamientos políticos y la ciones. Buenos Aires: Paidós.
misma lógica de trabajo, pero no del mismo • GROSRICHARD, ALAIN (1977). El juego
dispositivo. de Michel Foucault. En Ornicar N° 10. París.
Finalmente, si se trata de la apuesta • JUEGUEN, FRANCISCO (2016). En
–siempre singular– a una oportunidad de pro- la Argentina hay más de un millón de jóvenes
ducir subjetividad, ¿cómo pensar la eficacia “Ni–Ni”. Diario La Nación, 12 de octubre,
del dispositivo? Partimos de que el sujeto se sección Economía. http://www.lanacion.
constituye en el lazo que lo liga y desliga al com.ar/1946165–en–la–argentina–ya–
Otro, y en esta operación se producen marcas hay–mas–de–un–millon–de–jovenes–ni–ni
–algunas de origen, otras de pasaje– suscep- • KESSLER, GABRIEL (2003). Desdibuja-
tibles de sucesivas inscripciones y reinscrip- miento del trabajo, desdibujamiento de la ley. En
ciones. No se trata entonces de los resultados Primer Coloquio Internacional Deseo de
cuantificables que se hayan producido a partir Ley. Buenos Aires: Editorial Biblios.
del Programa sino de las marcas que dejó esta • KESZES, DAVID (2001). Filiación y don. En
experiencia en cada uno de los que participa- Superyó y filiación. Destinos de la transmi-
ron de ella. Y en ese sentido, la escritura de sión. Buenos Aires: Laborde Editor.
este artículo se constituye en una nueva ins- • LEWKOWICZ, IGNACIO (2003). Condi-
cripción de esas marcas. ciones postjurídicas de la ley. En Primer Colo-
quio Internacional Deseo de Ley. Buenos
Aires: Editorial Biblios.
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perjuicio y el ideal. Hacia una clínica social del en Psicología clínica, institucional y Co-
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Visión. Rosario. Inédito.
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fosis de la cuestión social. Una crónica del salaria- ciedad excluyente. La Argentina bajo el signo del
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dispositivo? En Michel Foucault, filósofo. Barce- con la exclusión. Diario La Nación, 16 de
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