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Los posibles beneficios de los alimentos transgénicos incluyen: (A favor)

¿Qué son los alimentos transgénicos?

Los alimentos genéticamente modificados (GM) tienen un ADN modificado usando genes de otras plantas o animales.
Los científicos toman el gen de un rasgo deseado de una planta o animal e insertan ese gen dentro de una célula de otra
planta o animal.

Los transgénicos son productos que están sometidos a constantes controles y análisis por procesos muy rigurosos y
exhaustivos, incluso superiores al que siguen los alimentos tradicionales. “Las exigencias de seguridad alimentaria que se
imponen a cualquier alimento transgénico, antes de su aprobación, son incluso mayores que las impuestas a los
convencionales”, explica César Nombela, ex presidente del CSIC y Catedrático de Microbiología de la Universidad
Complutense.

El experto consultado en la materia coinciden en que no existe ninguna razón para pensar que los transgénicos son
alimentos perjudiciales para la salud. El catedrático de biología molecular de la Escuela Superior de Ingenieros
Agrónomos de Madrid, Francisco García Olmedo, es tajante: “la polémica sobre la seguridad de los transgénicos parte de
la ficción. Hoy se producen 40 millones de hectáreas de alimentos genéticamente modificados y no hay ninguna
acusación concreta que se tenga en pie.” Otros expertos en biotecnología también opinan que no ofrecen peligro alguno
ya que los vegetales modificados parten de otros vegetales “normales” y que no presentan riesgos, por lo que el
consumo de los nuevos sigue siendo totalmente inocuo.

Sobre su supuesta alergenicidad, en Estados Unidos se publicó el documento guía de la Comisión del Codex
Alimentarius, en el queda establecido la obligatoriedad de probar si existe IgE (la inmunoglobulina ligada a la alergia) en
cada uno de los nuevos productos. Así como la exigencia de buscar en bancos de datos de proteínas por si las nuevas
proteínas son semejantes a algún alérgeno ya conocido. Existen pues organismos públicos y privados en ambos lados del
Atlántico que ejercen este tipo de vigilancia sobre los alimentos modificados, encargados de valorar el riesgo potencial
para la salud antes de ser autorizados en el mercado.

ARGUMENTOS:

1.- Más productividad. Se produce más cantidad de alimento por hectárea. Dentro de las bondades de estas nuevas
variedades está, sin duda, el aumento de los rendimientos, duplicando o triplicando las exportaciones dependiendo del
cultivo que se hable. Para el cultivo de soya, al tener las nuevas semillas disponibles, se aumentaría el rendimiento de
1,9 a 2,9 toneladas por hectárea, llegando a producir 1,4 millones de toneladas por año adicionales de soya. En los
países que cultivaron maíz OGM se registraron aumentos en la producción entre 5 a 15 y 25%.

2.- Empleos. Se crearán más de 300.000 empleos directos e indirectos. El aporte del sector agropecuario al Producto
Interno Bruto (PIB) de Bolivia alcanza un 5,3% en momentos en que la participación de los hidrocarburos cayó a un -
10,3%.

3.- Alimentos. Cuando se produce alimento, la cantidad de gente involucrada es mucha, el agricultor, empresas de
servicios, transportistas, las pensiones que dan alimento... etc. Es por ello, que, al producir mayor cantidad, de
beneficiará a cada integrante de la cadena productiva. El sector agropecuario genera al momento 1,8 millones de
empleos directos.

4.- Diversificación económica. El país saldrá de la crisis económica que se avecina “en el mundo” solamente si genera
empleos e ingresos por exportación. El sector plantea ser el motor de crecimiento de Bolivia con ingresos superiores a
los actuales por venta de gas natural. En 2019, las exportaciones superaron los $us 700 millones.

5.- Menos insecticidas y pesticidas. Se deja de importar más de 2.000 toneladas de insecticidas y pesticidas, porque las
semillas ya son resistentes. Por ejemplo, al gusano del maíz. También se probarán semillas resistentes a la sequía para
evitar las pérdidas económicas que reporta la falta de lluvias, en momentos en que se pronostican menos
precipitaciones debido al cambio climático. Ahorro. Se estima un ahorro de más de $us 100 millones por importación de
pesticidas. En las aplicaciones de agroquímicos en soya, también tendremos una gran disminución, tomando en cuenta
que existen eventos donde ya no se fumigará (para que se entienda) contra gusanos o ciertas enfermedades,
disminuyendo 9,8 millones de aplicaciones al año.

6.- Más semillas. La práctica de cultivar especies más eficientes y, por tanto, la reducción de la biodiversidad, no es algo
nuevo. Esta situación no ha sido creada por la biotecnología. Con los transgénicos lo que se cambió es el método de
obtención de esa planta que ahora es en laboratorio, de forma controlada. La biotecnología ha potenciado bancos de
germoplasma, conservan ejemplares de todas las variedades conocidas que antes desaparecían por evolución natural.

7.- Medioambiente. Menos emisión de dióxido de carbono (CO2) al usar unas 10 aplicaciones menos de pesticidas.
Menor contaminación. Menos daños al suelo y menor uso de agua porque se dejarán de aplicar 2.000 toneladas de
pesticidas. China, Brasil y Argentina invierten grandes sumas en el desarrollo de biotecnología, y cada vez más empresas
se incorporan a este negocio. En la Unión Europea se registran 143 variedades diferentes de maíz transgénico
comercializadas por la casi totalidad de las empresas que venden el producto. Si la tecnología es útil, el menor problema
es el número de empresas que lucren con ella. Hasta la fecha nadie fue sancionado por el Tribunal de la Competencia de
la Unión Europea en el ámbito de la biotecnología.

8.- Frontera agrícola. Si no ingresaran estas nuevas variedades, se debería desmontar y habilitar más de 700.000
hectáreas de nuevas tierras para llegar a tener ese tonelaje (1,4 millones al año). Hoy en día, sin tocar, sin quemar, sin
destruir un árbol, alcanzaremos los niveles productivos de Sudamérica.

9.- Cuidado de la tierra. Se sustituye el arado por la siembra directa, que no precisa chaqueos. Los productores
aprovechan los rastrojos que dejan nutrientes en los suelos para la rotación de cultivos, lo que genera un menor daño al
medioambiente.

10.- Los pequeños productores tendrán más seguras sus cosechas porque tendrán semillas resistentes a sequías,
gusanos, orugas, etc. Los agricultores obtienen un beneficio directo (12% al 21% como media) de los cultivos
transgénicos producidos, gracias al aumento de la producción y al menor uso de fitosanitarios. Los consumidores
también consiguen una ventaja económica porque los precios son más bajos.

Se ha probado que estas preocupaciones hasta ahora no tienen fundamento. Ninguno de los alimentos transgénicos
usados hoy en día ha causado algunos de estos problemas. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los
Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) evalúa todos los alimentos transgénicos para asegurarse que sean seguros
antes de que salgan a la venta. Además de la FDA, la Agencia Estadounidense de Protección Ambiental (EPA, por sus
siglas en inglés) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) regulan las
plantas y animales producto de la bioingeniería. Ellos evalúan la seguridad de los alimentos transgénicos para los
humanos, animales, plantas y el medio ambiente.

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