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La línea política del Comité de Lucha

Prólogo a 20 años de “la línea política del CL”

El movimiento estudiantil de 1968 había calado hondo en toda una generación de jóvenes y
trabajadores, el régimen semibonapartista del PRI empezaba a mostrar profundas grietas, pero no
obstante, se mostraba ferozmente represor en contra de cualquier intento de ruptura con el
orden establecido. La generación del 68, especialmente aquella que no podía aspirar a una salida
individual (como ciertos dirigentes que gozaban de un exilio más o menos cómodo), la de los
decenas de miles de nuevos activistas que sabían lo que no querían pero que no estaban claro que
tipo de sociedad había que construir y como hacerlo, generó un ambiente propicio para un
profundo debate que tenia que ver con aspectos candentes para los estudiantes rebeldes de los
setentas.

El movimiento en el politécnico dio una respuesta con el documento “unifiquémonos” de 1970, en


el cual se señalaba como tarea principal “organizar el movimiento estudiantil en pos de sus
demandas concretas y de forma independiente del estado burgués y su mecanismos de control”
ello implicaba una política de alianzas amplia con las organizaciones obreras, campesinas y
urbanas que sostuvieran la misma orientación.

Por muchos años dicha orientación general sentó las bases para diferenciar al movimiento
estudiantil del IPN de otros muchos los cuales, sin establecer un debate serio sobre el que hacer
estudiantil caigan en el culto al esponatenismo o por el contrario establecían estructuras rígidas
que incluso renegaban de su carácter estudiantil. Un ejemplo de esto último fue el auge de las
organizaciones guerrilleras urbanas que realmente nunca significaron un peligro real para el
sistema pero que si motivaron el asesinato de cientos de valerosos jóvenes que sinceramente
creían que levantarse en armas, al estilo del Che, era mucho más valioso que construir un
movimiento de masas serio.

Sobre la premisa de que las masas y no los individuos son los que hacen la historia y de que solo el
proletariado como la única clase antagónica al capitalismo capaz de construir un programa que
aglutinará la emancipación de todas las demás clases, el movimiento estudiantil en torno al comité
de lucha se dedicó en los setentas a construir un movimiento de masas firmemente vinculado con
las luchas concretas de obreros y campesinos.

Por supuesto no podemos decir que ese proceso era químicamente puro y que todas y cada una
de las acciones del movimiento de ese entonces pueden hoy en día ser reivindicadas. No obstante
fue una línea política fundamentalmente correcta la que llevo a los estudiantes politécnicos de ese
entonces a dar importancia primordial a la organización estudiantil permanente y por tanto crear
una estructura organizativa seria que trascendiera la estancia relativamente breve de cada
generación estudiantil y que le permitiera a las generaciones siguientes partir de un trabajo
previo.
Por supuesto, en esta marco hay alusiones políticas que hoy no sostendríamos, un ejemplo de ello
era la creencia de los estudiantes de esos tiempos en corrientes políticas basadas en la experiencia
china o de los estados obreros deformados, pero ello no puede anular la riqueza del análisis
fundamentalmente correcto que encierran estos escritos y que hoy en día ha decenas de años se
su debate y publicación son fundamentalmente vigentes.

Hay básicamente cuatro momentos claves en el proceso de construcción de ideas en la logia


marxista dentro del movimiento estudiantil surgido del comité de lucha del Politécnico,
especialmente de la ESIME, uno fue el 70 con “unifiquémonos”, otro fue 1980 con “Línea Política”
otro fue en 1993 con el segundo congreso del CLESIME y otro en el 2005 con la unificación del
CLEP y el CEDEP. En cada uno de estos procesos hay un hilo conductor que revisando los textos de
cada época se puede palpar, esto aún a pesar de muchos detalles que con el paso del tiempo se
tornan secundarios. Ese hilo es el marxismo y ahora y mañana será la clave del éxito para el futuro.

México D.F a 29 de octubre del 2008

"UNIFIQUÉMONOS ¿QUE DEBE SER LA LINEA. POLÍTICA?")

CARACTERÍSTICAS DE LOS ESTUDIANTES Y EL TRABAJO REVOLUCIONARIO EN ESTE MEDIO.

Durante los últimos 10 años se han hecho gran cantidad de trabajos y estudios sobre los
estudiantes. Las posiciones que sobre este tema se han dado por parte de los grupos políticos de
izquierda han -sido múltiples, pero en esencia pueden resumirse en tres: la primera que no
concede importancia alguna al Movimiento Estudiantil y lo tacha de ser incapaz de colaborar en
algo con la causa revolucionaria. La segunda que cae en el extremo contrario y ubica a los
estudiantes como el sector más consecuentemente revolucionario llegando a afirmar que la clase
obrera ha perdido su capacidad revolucionaria; y la tercera, la cual señala que si bien los
estudiantes y el Movimiento Estudiantil tienen toda una serie de vicios y desviaciones forman
parte del pueblo y su deber es luchar por la revolución con sus propias demandas bajo la dirección
del proletariado.

Es importante por lo tanto abrir la discusión y el debate sobre lo que en realidad son y representan
para la lucha revolucionaria los estudiantes para así estar en condiciones de trazar una línea
política correcta para este sector. Con este objeto a continuación se exponen algunas breves y
generales consideraciones sobre el estudiantado y sobre la actividad que debe desarrollarse entre
ellos:

Los estudiantes forman parte de la juventud de nuestra sociedad. Constituyen un sector social
cuyo origen de clase es distinto. Una minoría proviene de la burguesía, los grandes terratenientes,
los banqueros y la alta burocracia gobernante, otra minoría proviene del proletariado y el
campesinado, y la inmensa mayoría proviene de los estratos o capas medias de la sociedad, es
decir, de la llamada clase media o pequeña burguesía.

El hecho de que la inmensa mayoría de los estudiantes sean de extracción pequeño burguesa hace
que toda una serie de características propias de la pequeña burguesía tengan influencia en el
estudiantado y en el Movimiento Estudiantil. O sea que la ubicación social pequeño burguesa del
estudiantado hace que su conciencia social esté impregnada, en lo fundamental, de la ideología
pequeño burguesa cuyos rasgos principales son el egoísmo, el individualismo, el aspirar a tener
una posición económica similar o igual a la de la burguesía, etc.

A los estudiantes se les prepara para que contribuyan a mantener el estado de explotación y
opresión del pueblo y asimismo para que ayuden a aumentar y mejorar la producción económica.

Sin embargo, hay otros factores que también influyen en el estudiantado y que lo hacen tener un
comportamiento distinto al que le señala su ideología, un comportamiento contradictorio y
oscilante, pero que cada vez más lo incorporan al lado del proletariado como un aliado dentro de
la revolución. Estos factores son: la crisis de la educación en México, que, originada por la política
educativa antipopular y represiva del estado, tiene como objetivos el formar cuadros técnicos para
el desarrollo del capitalismo y aumentar las ganancias y la explotación en el campo y la ciudad, y
también tender a limitar el acceso a la educación y los recursos, agravando las condiciones de
estudio; asimismo, la mayoría de los estudiantes ven cada vez mas remotas sus posibilidades de
alcanzar posiciones más "altas económica y socialmente" debido a los deficientes planes de
estudio, a la masificación de la enseñanza, ya los pocos recursos de los estudiantes pobres, dando
como consecuencia una deficiente preparación, que aunada a la falta de fuentes de trabajo,
originan el desempleo y abaratamiento de la mano de obra profesional, quedando como un
asalariado más; además el auge de la lucha de clases en el país, en el campo y la ciudad, así como
el avance de las luchas de liberación de los pueblos en el mundo influyen en los estudiantes y
despiertan su interés y solidaridad, elevando su nivel de conciencia: y también su contacto con la
ciencia y la cultura, y la relativa facilidad con que este sector tiene acceso al pensamiento
revolucionario, permiten al estudiantado estar en condiciones de llegar a comprender y
cuestionar la realidad social.

Los estudiantes no son una clase social, tampoco la parte más importante de la sociedad, son un
sector improductivo, transitorio, incapaz de quebrantar por si solo, en forma alguna la estructura
de la sociedad, pero tienen un papel importante que cumplir con respecto al Movimiento
Revolucionario.

A lo largo de las luchas de los estudiantes, pero principalmente a partir del movimiento estudiantil
popular de 1968, se produce el rompimiento con las federaciones charras utilizadas como
trampolines políticos por el PRI y se da la independencia del movimiento estudiantil respecto al
estado y la incorporación a la lucha por la democratización en las escuelas y por la transformación
social en el país.

El movimiento estudiantil ha delineado ya sus objetivos generales (levantados en las calles el 10 de


junio de 1971). Democratización de la enseñanza, entendida como una educación crítica, científica
y al servicio del pueblo, y por la democracia sindical, entendien-do que solo la unidad
indestructible de los estudiantes, profesores y trabajadores democráticos y revolucionarios harán
posible avanzar.
La desintegración y carencia de una organización de los estudiantes que luche en forma constante
y disciplinada por los objetivos y las necesidades de los estudiantes, hacen necesaria, para el
movimiento revolucionario, la tarea de la construcción de la organización de los estudiantes
entendida como: única, a nivel nacional, estable, democrática, representativa y de masas.

La construcción de la organización de los estudiantes no podrá darse al margen de sus luchas y


deberá ser labor del movimiento estudiantil en su conjunto; esto es un objetivo difícil de alcanzar
y a largo plazo y el C.L. deberá discutir y precisar los métodos para construirla y definir la
concepción acabada de la organización.

Las organizaciones revolucionarias deben trabajar intensamente para convertir a las amplias
masas estudiantiles en una fuerza política, organizada, masiva que luche concientemente al lado
del pueblo trabajador por sus intereses históricos, así como para dar continuidad, avance y
profundidad a las luchas que los estudiantes desarrollan por la resolución de sus propios
problemas. Además, otro aspecto que no debe descuidarse es el de que el Movimiento Estudiantil
debe ser un semillero constante de cuadros políticos dispuestos a proletarizarse ideológicamente
y a servir con todas sus fuerzas y de todo corazón a la lucha que el proletariado mexicano
desarrolla por el derrocamiento de la burguesía y la instauración del poder obrero.

En resumen, a los estudiantes se les debe organizar y movilizar a partir de sus demandas concretas
y por la resolución de éstas, pero paralelamente a este proceso, se debe desarrollar toda una labor
de educación y concientización política e ideológica que les vaya haciendo comprender la
necesidad de luchar al lado de todos los explotados por la transformación radical del orden social
existente.

FEBRERO DE 1980.

LOS ESTUDIANTES Y LA REVOLUCIÓN

1.- SER SOCIAL Y CARACTERÍSTICAS DEL SECTOR ESTUDIANTIL.

Para determinar correctamente el papel que al Movimiento Estudiantil le corresponde dentro del
proceso general del movimiento revolucionario mexicano, es necesario partir de la ubicación de
los estudiantes. Para analizar la procedencia de clase de este sector y entender así sus
características, sería erróneo intentarlo sin referirnos a otros sectores de la sociedad en general y
en particular aquellos de los que influyen determinantemente en el desarrollo del Movimiento
Estudiantil. Es claro, pues, que no podremos, entender un movimiento como el estudiantil -o
caemos en el peligro de conceptuarlo erróneamente- si no tomamos muy en cuenta su ubicación
social sus características fundamentales y las principales corrientes ideológicas que influyen en él.

Hablemos, pues, para introducirnos al tema que nos ocupa, de los estudiantes en general; mas no
en términos absolutamente generales. No nos interesa, por el momento, hablar de los estudiantes
de las instituciones educativas privadas, en las que las elevadísimas colegiaturas hacen que en
ellas puedan estudiar exclusivamente los hijos de los grandes industriales, de los grandes
comerciantes y financieros, de los grandes terratenientes y de los altos funcionarios
gubernamentales, o sea, estudiantes que provienen de la alta burguesía. No; de los estudiantes
que nos interesa hablar es de los que asisten a las instituciones oficiales, de enseñanza media y
superior (porque tampoco vamos a referirnos a los estudiantes de primaria), como el IPN, la
UNAM y otras, donde pueden estudiar jóvenes de diverso origen social y son lugares en los que,
con características particulares y similitudes generales, se ha desarrollado y mantenido, con alguna
constancia, el Movimiento Estudiantil.

En el IPN, la UNAM y otras instituciones de enseñanza media y superior, los estudiantes provienen
de todos los sectores de la sociedad mexicana, tienen orígenes sociales muy diversos y los
podemos clasificar en la siguiente forma:

a) Hay una minoría que proviene de la clase social que todo lo tiene (y en demasía) y que México
es la clase dominante, la poseedora de los medios de producción, la que controla el gran
comercio, la gran industria, las finanzas, la producción minera y agrícola, la que saquea las
riquezas naturales de nuestro país en complicidad con el imperialismo norteamericano y que se
adueña de la riqueza producida con la explotación de la fuerza de trabajo de los obreros y
campesinos mexicanos; es la clase social que detenta el poder del Estado mexicano y que
conocemos como gran burguesía. Los estudiantes que provienen de esta clase son minoría en la
UNAM y IPN, porque, como ya dijimos, ésta clase prefiere hacer estudiar sus hijos en las
instituciones privadas o en el extranjero.

b)Hay otra minoría "privilegiada", que proviene de la clase obrera y de los campesinos. Es minoría,
porque la política que el estado mexicano adopta frente a la educación que imparte es
antipopular, tiende a aristocratizarla, esto es, a cerrar las puertas de la enseñanza (media y
superior, principalmente) a los hijos de los obreros y campesinos. Para ellos tiene preparado otro
futuro: mantenerlos en la misma situación que a sus padres, mantenerlos bajo la esclavitud
asalariada, garantizando, así, su permanencia y fortalecimiento en el poder. Esta minoría
estudiantil es "privilegiada1', porque el hijo de un obrero puede aspirar, a lo sumo, a cursar la
primaria y, en los menos de los casos, una "carrera corta" o técnica. Esto es así, porque así
conviene a los intereses de la burguesía que, para asegurar su desarrollo capitalista, necesita de
mano de obra barata, de obreros con instrucción elemental, no analfabetas, capaces de manejar
las máquinas y motores que mueven la producción.

Así pues, si bien la burguesía necesita de obreros instruidos, necesita también que éstos no tengan
ningún acercamiento a la cultura en general. Por esto ella misma se encarga de administrarle a los
obreros la cultura que enajena y que difunde a través de todos sus medios (radio, cine, TV, prensa,
etc.). Sabe la burguesía que si los obreros tuvieran acceso a la cultura en general, si tuviesen
acceso a los centros educativos de nivel medio y superior (no por el tipo de enseñanza que ahí se
imparte, que está bien sometida a los intereses de la burguesía, sino por la relativa facilidad con
que en ese medio se puede conocer el pensamiento revolucionario), estaría entonces en el peligro
de que éstos, al entrar en contacto con la literatura revolucionaria, con las obras de los grandes
pensadores proletarios, puedan comprender las causas mismas de la voraz explotación capitalista
de que son objeto y que provoca su hambre, su miseria, sus infrahumanas condiciones de
existencia; puedan tener conocimiento de la ciencia que enseña a conocer la sociedad para
transformarla, la ciencia de la revolución; y, entonces, los obreros, conscientes ya, no tendrán
necesidad de encomendar su suerte al cielo, buscarán la forma de organizarse y de luchar, en la
tierra, para transformar revolucionariamente la sociedad y acabar con el oprobioso sufrimiento a
que los condena el capitalismo, para construir victoriosamente el socialismo.

Esto lo sabe la burguesía, y, precisamente para evitarlo, aristocratiza cada vez más la enseñanza, la
hace día a día más antipopular. una parte de esta política educativa la vemos muy clara en el
constante aumento de las cuotas de inscripción, cuotas que los obreros no pueden pagar y que
hacen que lo que es un derecho y una necesidad, se convierta en un "lujo" para ellos. Son muy
grandes los sacrificios que una familia obrera tiene que realizar para sostener el estudio de sus
hijos, incluso en la primaria. Esto no es todo, millones de niños y de jóvenes en edad escolar tienen
que renunciar al derecho de la educación, pues no tienen posibilidad alguna de ingreso, porque
otra parte de la política antipopular del Estado frente a la educación consiste en no alfabetizar a
amplias masas rurales y urbanas, no construir la cantidad de escuelas necesarias para satisfacer la
necesidad de estudio del pueblo y aumentar los requisitos para el ingreso en las pocas escuelas
que hay. Esto trae una consecuencia extremadamente grave para el pueblo: más del 35% de la
población total es analfabeta; y, de la minoría que tiene él privilegio de estudiar, sólo uno logra
terminar una carrera entre más de mil que ingresan a la primaria. Esto se debe a que el Estado, no
conforme con los obstáculos que impone para el ingreso en las escuelas, limita cada día más el
cupo en ellas y opone otro sinfín de obstáculos más, desde el primer grado de la primaria hasta el
último de la profesional, para asegurar que quienes logren graduarse como profesionistas, sean
personas con una posición social más elevada y con una mentalidad más egoísta y mezquina, que
las haga ser más dóciles a los deseos de la burguesía.

Es aquí donde podemos ver lo falso que resulta hablar de "estudiantes proletarios”. En el México
actual, simplemente no existe este tipo de estudiantes a nivel medio y superior, y es imperceptible
a nivel primario.

c) Son las capas medias de la sociedad, que todos conocemos como "clase media" y que la ciencia
social denomina pequeña burguesía, las que sí pueden sostener el estudio en las escuelas oficiales.
los hijos de los pequeños comerciantes, de los pequeños industriales, manufactureros y artesanos,
de los profesionistas, burócratas y empleados son la mayoría de los estudiantes en las
instituciones de enseñanza media y superior oficiales.

A estos sectores de la sociedad se les denomina pequeña burguesía, porque para subsistir no
necesitan vender su fuerza de trabajo a la producción capitalista, como los obreros asalariados,
como los proletarios, ya que cuentan con alguna pequeña propiedad (industria, comercio, tierra),
o con algún medio (profesión, oficio), que les permite satisfacer sus necesidades, incluso la del
estudio y, puede decirse, viven con ciertas comodidades.

En estas capas sociales hay también diferentes estratos o niveles sociales, con diferente nivel de
vida, que van desde los mejor acomodados hasta los más modestos.
En esta parte de la sociedad hay familias que pueden darse determinados lujos, así como también
las hay que sufren algunas privaciones, que tienen que hacer grandes esfuerzos para sostener el
estudio de sus hijos y, puede decirse, también conocen el hambre. Numerosas familias, de lo que
conocemos como "clase media", tienen condiciones de vida que, frecuentemente, se asemejan a
las condiciones de vida de los proletarios, de los obreros asalariados.

Así es que podemos determinar, como origen social de la mayoría de los estudiantes a la pequeña
burguesía. Esta es su ubicación social. Es tal el puesto que ocupan en la sociedad dividida en
clases.

Ahora recordemos lo dicho por Mao Tse-Tung que "...en la sociedad de clases, cada persona existe
como miembro de una determinada clase, y todas las ideas, sin excepción, llevan su sello de
clase...." Esto quiere decir que el ser social, la ubicación social, determina los pensamientos de los
individuos, determina la conciencia social.

Siendo pequeño burgués el ser social de los estudiantes, su conciencia social está impregnada, en
lo fundamental, por la conciencia pequeño burguesa. Pero en las actitudes particulares de los
estudiantes intervienen también las características generales de la juventud.

Señalamos ahora algunas características importantes de la mayoría de los estudiantes:

1) Su actividad principal es el estudio.

2) Casi todos dependen de su familia, es decir, no trabajan, son improductivos.

3) La mayoría no está sujeta por compromisos fuertes; muy pocos son los estudiantes casados.

4) Hay una gran cantidad de estudiantes que emigran a las ciudades para realizar los estudios
superiores (en el DF esta inmigración se ve en especial en la UNAM y en el IPN), por lo cual se
separan temporalmente del seno familiar y llevan una vida semi-independiente, muchos de ellos
tienen que trabajar.

Para ver con detenimiento la influencia ideológica social que más influye en el comportamiento y
actitudes de los estudiantes, es necesario, hablar de algunos de los rasgos más importantes de la
ideología pequeño burguesa.

De esto nos encargaremos en el siguiente capítulo.

2.- ENTRE LA DERECHA Y LA IZQUIERDA.

Como ya señalábamos anteriormente, los estudiantes tienen por origen social aquellas capas de la
sociedad en las que a la vez que se tienen comodidades, se sufren también privaciones. O lo qué
es lo mismo, mientras por un lado se tiende a llevar un modo de vida burgués, por el otro un
porcentaje considerable de estas capas sociales tiende a llevar un modo de vida semejante a las
condiciones en que se debate el proletariado. Esto último sucede con mayor frecuencia en la
sociedad capitalista cuando ésta se convulsiona por las agudas crisis económicas (como la actual),
pues la desmedida, voraz y desenfrenada competencia por el control de los mercados y el
monopolio de las industrias, hunde en la ruina a los pequeños comercios, a las pequeñas
industrias, a los pequeños agricultores y -ganaderos y a los artesanos, precipitándolos hacia las
filas del proletariado, pues no tendrán otro recurso para sobrevivir que vender su fuerza de
trabajo a la gran industria, convirtiéndose así en obreros asalariados, en proletarios. A esto se
debe el constante y creciente emigrar de una amplia masa de origen rural hacia las gran des
ciudades, pues los campesinos, despojados de sus pequeñas propiedades o cansados de esperar la
"justicia" de la reforma agraria, no ven otro recurso para sobrevivir que marchar a las grandes
concentraciones industriales para trabajar y ganarse algún mendrugo de pan.

Vemos pues, que la situación social de estas capas de la sociedad (pequeña burguesía) es indecisa,
vacilante; fluctúan entre la burguesía y el proletariado. Todo pequeño burgués ambiciona escalar
los peldaños que han de llevarlo a la posición que desea, a la posición de la burguesía; ésta
mentalidad esta arraigada, sobretodo en los estratos mejor acomodados de la pequeña burguesía.
Por esto, el comportamiento clásico del pequeño burgués es conservador, aspirante a la
estabilidad y a la tranquilidad social, por lo que al encontrarse en situaciones de relativa calma
social, es decir, en etapas en las que la lucha de clases es velada, sorda, se asusta con el espectro
de la revolución social, le horroriza la violencia y siente un gran temor de perder lo poco que tiene.
Por esto, el egoísmo es característico de la pequeña burguesía. Piensa primero en sí misma, en su
propia tranquilidad, en sus mezquinos intereses ...

Por esta razón, el movimiento revolucionario, la lucha de los proletarios por transformar la
sociedad, cuenta, en su primera etapa, con la oposición de la pequeña-burguesía, que solo
apoyará la revolución y se pasará del lado del proletariado cuando ya no vea otra salida, cuando
sepa que la revolución es inevitable.

Mientras tanto, la pequeña burguesía es conciliadora, busca siempre el "diálogo" con las clases
poseedoras y busca soluciones pacíficas a los problemas, porque como ya se señaló, teme la
violencia, le espanta el sueño el "fantasma" de la revolución proletaria que recorre el mundo.

Pero, como la pequeña-burguesía no las tiene todas consigo, como a pesar de disfrutar de algunas
comodidades tiene también privaciones y es, al final de cuentas, otra capa social sometida al
poder de la burguesía y es, por tanto, oprimida también, se genera en ella el descontento social, la
inconformidad, el ansia de lucha por tener mejores condiciones, mejores oportunidades de "vivir
bien". Pero, por lo general, la pequeña-burguesía pretende arreglarlo todo con reformas, esto es,
sin transformar el estado actual de cosas, pues, según ella, todo se debe a errores de
administración, a cuestiones no fundamentales; por esto, nunca se atreve a levantar la voz contra
la burguesía, se conforma con criticar cuestiones secundarias, no tiene el coraje de clase que
pueden tener los obreros, no lucha contra la inhumana explotación capitalista de la fuerza de
trabajo, porque sencillamente ella no la sufre directamente.

Sin embargo, las privaciones de la pequeña burguesía que, como hemos dicho, hacen que sus
condiciones de vida sean semejantes a las de los proletarios, provocan en ella una sensibilidad
sentimental hacia los sufrimientos de las masas obreras y campesinas, pues las ve cercanas a ella,
simpatiza con las luchas que éstos emprenden cada vez con mayor frecuencia, y llega el momento
en que se convierte en aliada de las luchas populares.

Estas características, propias de la pequeña-burguesía, intervienen en las actitudes de los


estudiantes e influyen en el Movimiento Estudiantil.

Aunemos a esto algunas cuestiones genéricas de la juventud que participa, también, en la


orientación del Movimiento Estudiantil.

Los estudiantes políticamente activos en México son, en general, jóvenes, cuya edad fluctúa entre
los 16 los 25 años.

Se afirma, con cierta frecuencia, que la juventud es la fuerza más activa y vital de la sociedad, la
menos conservadora en el pensamiento y la más ansiosa de aprender. Pues bien, estas
características generales de la juventud se pueden observar, con cierta agudización, en esa parte
de la juventud estudiantil que es activa políticamente, que participa en el Movimiento Estudiantil.

Es en estas circunstancias cuando los falsos valores, que desde la niñez se les ha inculcado, pierden
validez al chocar con la realidad. Los estudiantes pueden advertir que lo que normalmente sucede
en la sociedad capitalista es denigrante para la Humanidad. No pueden ver impasibles la horrible
condena a muerte por hambre, miseria y enfermedades curables que tiene destinada la burguesía
para la inmensa mayoría del pueblo, ni pueden aceptar que esto sea una "ley natural" inevitable,
mucho menos que esto sea por "voluntad divina".

La imagen falsa e idealista de un "mundo feliz", que desde pequeños se les había formado, se
desmorona al contacto de la realidad inocultable: nada tiene de moral o humana la guerra
imperialista, ni el crimen institucionalizado. No es posible aceptar que, para vivir "bien", el hombre
tenga que ser "lobo del hombre". Ni siquiera puede ser aceptado como algo digno de la
Humanidad lo que pregonan las religiones: hacer el bien para ganarse "la entrada al cielo".

Así, también las ilusiones que se ha pretendido formarles como estudiante, se desmoronan al
chocar con la realidad. A los estudiantes se les inculca la mentalidad de que para "ser alguien en la
vida" hay que lucrar con la profesión. Se pretende hacer que olviden que esos estudios que
pudieron realizar fueron posibles solo gracias a que los trabajadores mexicanos pagan impuestos y
que tales impuestos solo son administrados por el Estado mexicano, quien se adjudica el hecho de
impartir la enseñanza como si se tratara de un "favor" que hace al pueblo o de una “obra
filantrópica", a la vez que intenta ocultar que esa misma enseñanza no esta orientada a servir a
quien la ha costeado en realidad, sino por el contrario, es utilizada para formar instrumentos de
explotación, que ayudarán a la burguesía a exprimir, hasta la última gota de sudor y sangre a los
obreros y campesinos, y a mantener vigente el estado actual de cosas.

Esto y los innumerables problemas educativos que afectan, en primera instancia a los propios
estudiantes, chocan con la verborréa demagógica que el Estado vomita por todos sus medios de
difusión y que parlotea de una educación democrática, popular, científica, al alcance de todo el
pueblo. Las demagógicas campañas de alfabetización chocan con el enorme ejército de
analfabetas, que desfila por las calles y vaga en los campos, dedicándose a las actividades más
infamantes, a la prostitución, al pillaje, a pedir limosna, etc., etc.

Ante esta realidad, ante esta corrupción institucionalizada y defendida como "causa sagrada" por
la burguesía y, en particular, ante el futuro que el estudiante sabe que le espera, de ser explota do
y servir a la vez como instrumento de explotación, hacen que el inconformismo y emotivismo,
característicos de los estudiantes, se tornen en franca rebeldía, que también conserva el carácter
emotivo, sentimental. Por oposición a los jimoteos burgueses contra la "rebeldía sin causa",
podemos asegurar que esta rebeldía si tiene causa, y bien profunda, aunque en ocasiones no este
correctamente encauzada.

La rebeldía de la que estamos hablando es la que ha motivado el Movimiento estudiantil que en


México tiene una importante significación política con respecto a las luchas populares que,
dispersas y desorganizadas en la actualidad son ya el preludio de un gran movimiento
revolucionario del proletariado.

Todas las actitudes que hemos mencionado como características de los estudiantes, son parte de
la contradicción que se forma en la conciencia social del estudiantado. El otro lado de la
contradicción es la ideología pequeño burguesa, el egoísmo que aspira a la tranquilidad, a la vida
cómoda.

Estas dos cuestiones, como ya dijimos, engendran una contradicción en la conciencia de los
estudiantes, que se resuelve de un lado o de otro, dependiendo, en cada caso en particular, de
determinadas causas.

Veamos esta contradicción; por un lado, rebeldía, inconformismo, deseos de luchar contra lo que
se ha encontrado injusto; por el otro lado, egoísmo, deseos de una vida cómoda, sin turbaciones.

¿Que factores pueden hacer que la contradicción se resuelva de uno o de otro lado? Veamos:

Cuando los estudiantes rebeldes, románticamente revolucionarios. pero a la vez egoístas, se


encuentran en una situación en la que en su sector se están desarrollando luchas por resolver
problemas que le afectan, dirigidos por una vanguardia honesta, pueden entrar en contacto con el
pensamiento revolucionario con relativa facilidad, pueden tener un conocimiento más real de lo
que sucede con otros sectores de la sociedad, de las luchas que éstos desarrollan, e incluso
pueden enterarse de las experiencias revolucionarias de otros pueblos del mundo. Entonces, la
contradicción se resuelve, podríamos decir a la izquierda.

Cuando los estudiantes rebeldes, pero a la vez egoístas, se encuentran en una situación en la que
en su sector pululan los corruptos y oportunistas, interesados en mediatizar a los estudiantes e
impedir que se politicen, evitando que estos participen en luchas justas y correctas, entonces la
contradicción se resuelve al otro lado, a la derecha.
En el primer caso, el aspecto rebelde de la contradicción venció al egoísta por la politización que el
estudiante pudo alcanzar con su experiencia directa y con el conocimiento de experiencias
indirectas, lo que hará que él tome, al menos de palabra, partido por el pueblo y sus luchas y se
convierta en activista estudiantil, en participante del Movimiento Estudiantil.

3.- EL ESPONTANEISMO EN EL MOVIMIENTO DEL 68.

Como veíamos ya, la rebeldía juvenil, cuando es encauzada por una vanguardia honesta y
correcta, desemboca en el Movimiento Estudiantil. Pero no es ésta la única razón de que haya
estudiantes rebeldes que se transforman en activistas políticos. Una causa, importante también, la
encontramos en estudiantes que han escogido la participación en acciones, como las que son
características en el medio estudiantil, para dar salida por ahí a las frustraciones y conflictos
emocionales que les han dejado sus problemas familiares, entre otros. Aunque una situación así
no es óptima para el Movimiento Estudiantil, es preferible que éste sea utilizado como escape a tal
tipo de problemas, pues otra salida que frecuentemente es optada por muchos jóvenes es la de la
drogadicción o el pandillerismo, además de que la opción tomada da la posibilidad de que al
politizarse un individuo en tales circunstancias, pueda adoptar una actitud más correcta ante ese
tipo de problemas. Precisamente de gente con problemas de tal naturaleza ha integrado el Estado
los grupos de "halcones" y de porristas que utiliza para frenar el Movimiento Estudiantil.

Lo cierto es que en su mayoría, los elementos que forman las filas del Movimiento Estudiantil se
han integrado a él (en un principió), casi por regla general, por cuestiones sentimentales, porque,
como ya hemos señalado, influye en las actitudes de los estudiantes la ideología pequeño
burguesa. Esta influencia la podemos ver en la mayoría de las actividades clásicas del Movimiento
Estudiantil. El espontaneísmo o emotivismo rebelde de los estudiantes está presente en las
jornadas de julio a octubre de 1968, impregnándolas de un matiz aventurero y heroico a la vez,
llenándolas de un romanticismo revolucionario que vemos muy evidente en la defensa del Casco
de Santo Tomás, el 23 de septiembre de 1968, cuando intentó ser tomado por la policía y se
preciso de la intervención del ejército, abriéndose paso a sangre y fuego.

No obstante, el emotivismo es, relativamente, fácil de frenar, la prueba de esto la encontramos en


el notable descenso en cuanto a participación, después de las masacres cometidas por el Estado
contra el Movimiento Estudiantil el 2 de Octubre de 1968 y el 10 de Junio de 1971.

Lo fluctuante y vacilante de la pequeña burguesía influye en el Movimiento Estudiantil,


manifestándose en la relativa facilidad con que el Estado puede hacerlos caer en sus trampas
demagógicas, como en el caso de las esperanzas que muchos estudiantes tuvieron en que el
Estado "amnistiara" a los presos del 68.

El hecho mismo de que durante tres años (de 1968 a 1971) el Movimiento Estudiantil girara en
torno, casi exclusivamente, a la demanda de la libertad de sus presos, es una prueba más del
carácter emotivo del Movimiento Estudiantil. Esto ha traído nefastas consecuencias para el
Movimiento. Veamos: a causa de poner siempre en primer término (y en ocasiones en único) la
demanda por la libertad de los presos políticos, la vanguardia estudiantil no dio importancia
alguna a los problemas específicos de los estudiantes. En 1969, mientras se conservó todavía el
espontaneísmo sentimental que dejó el auge del Movimiento en 1969, esta demanda movilizaba a
gran cantidad de estudiantes; pero en cuanto este emotivismo bajo de intensidad, la concurrencia
a los actos de solidaridad con los presos políticos disminuyo y, en poco tiempo, la misma demanda
dejo de movilizar. Había que empezar de nuevo, el nivel político había disminuido, se trataba
ahora con gente que no había participado en el Movimiento de 68 y que no sentía deseos de
luchar por la libertad de los presos; eran otros los problemas que veía, que tenía deseos de
resolver; era gente que se encontraba con un nivel de conciencia mucho más bajo que el de su
vanguardia; mientras la base estaba dispuesta a luchar por resolver sus necesidades inmediatas, la
vanguardia consideraba que enarbolar tales demandas era "rebajar" el nivel de lucha y "olvidar" a
los presos políticos. Nada más falso, pues enarbolar las demandas de la base hubiese constituido
un nuevo auge en el Movimiento y, con ello, el reforzamiento de la lucha por la libertad de los
presos; sin embargo, esto no se comprendió' así, y las consecuencias fueron fatales:
desaparecieron los Comités de Lucha de la mayor parte de las preparatorias y vocacionales,
cayendo nuevamente éstas en poder del PRI y los porristas; en algunas escuelas superiores se
debilitaron de tal manera los Comités de Lucha, que poco después desaparecieron y, en otras, los
Comités de Lucha se convirtieron en meros membretes que a nadie representaban y eran presas
del oportunismo político. Solamente en contadas escuelas, donde los Comités de Lucha sí
rectificaron los errores de dirección política, enarbolando las demandas concretas de la base
estudiantil, ha podido mantenerse el Movimiento Estudiantil con ciertas posibilidades de cumplir
con su papel.

Sin temor a exagerar, es necesario señalar que precisamente la actitud que un grupo u
organización adopta frente a las masas, es una cuestión de principios, y lo que es más, es la
cuestión principal que determina su carácter revolucionario, reformista, aventurero o
reaccionario.

La situación actual del Movimiento Estudiantil, que nos hace ver por todos los ángulos que
queramos analizarlo la crisis organizativa en que se debate, evidencia que gran parte de lo que
debía ser vanguardia estudiantil no ha comprendido que "...por activo que se muestre un grupo
dirigente, su actividad no pasará de ser el infructuoso esfuerzo de un puñado de personas, a
menos de que sea combinada con la actividad de las masas. Por otra parte, la actividad de éstas,
sin un firme grupo dirigente que la organice en forma apropiada, no puede mantenerse por mucho
tiempo, ni desarrollarse en una dirección justa ni elevarse a un alto nivel..." (1).

La deplorable situación en que se encuentra la analfabeta vanguardia estudiantil, trae efectos


sumamente graves políticamente, pues la tarea de toda vanguardia, que consiste en formar
cuadros nuevos, que den fuerza y vitalidad al movimiento, no se realiza y, en consecuencia,
tampoco se realiza un trabajo político serio y correcto que eleve el nivel de conciencia de la base, a
la que se menosprecia, calificándola de apática, mezquina, indiferente y pequeño burguesa.

Otro aspecto desastroso de esta situación es que con frecuencia el oportunismo que carcome a la
supuesta vanguardia ha enfrascado al Movimiento Estudiantil en huecas y estériles discusiones
sobre lo "justo" de los "planteamientos", igualmente erróneos en unos casos; haciéndole el juego
a la provocación, que ha llegado a propiciar y "justificar" la intervención represiva del Estado en
otros casos, y haciéndole el favor de ahorrarse esto, en el peor de los casos, cuando el "debate
ideológico" ha degenerado en enfrentamientos entre co-rrientes igualmente erróneas y
oportunistas, confundiendo a los estudiantes y desviando su atención hacia un "enemigo" que no
es el fundamental: el Estado.

Sin embargo, como ambas corrientes hacen igual daño al Movimiento Estudiantil, como
objetivamente ambas hacen el juego al enemigo y son en realidad instrumentos concientes o
inconscientes de éste, es necesario desenmascararlas.

Pero, por otra parte, en tanto el oportunismo de todos los colores pueda ser derrotado, también
es necesario aprovechar otras situaciones que han hecho que un número cada vez más importante
de activistas estudiantiles se ubiquen correctamente en su realidad social y comprendan, por
tanto, cuál es en realidad el papel del Movimiento Estudiantil. De esto último hablaremos en la
parte final del presente escrito.

4.- LOS OBREROS: ÚNICOS CAPACES.

Hablábamos, en el capítulo anterior, de activistas estudiantiles que han logrado ubicarse


correctamente en su realidad social y comprenden cual es el papel que al Movimiento Estudiantil
le corresponde jugar en el proceso general del movimiento revolucionario en México. En la
actualidad, casi por regla general, sólo es posible encontrar activistas con este tipo de
razonamientos en los pocos Comités de Lucha que evitaron caer en el oportunismo (de derecha y
de "izquierda"), corrigiendo los métodos de dirección erróneos, enarbolando las demandas de la
base estudiantil y modificando las tácticas de lucha de acuerdo a las nuevas circunstancias en que
se desarrolla el Movimiento Estudiantil.

Esto hace que no todo esté perdido en el Movimiento Estudiantil, que éste tenga, todavía,
relativas posibilidades de cumplir con su papel, de hacer efectiva la misión que le corresponde.

Los Comités de Lucha a que nos referimos constituyen una corriente política que, en la actualidad,
por ofrecer verdaderas perspectivas de avance al Movimiento Estudiantil, tiende a ampliar su
influencia, pues como sabemos, las ideas correctas siempre salen victoriosas sobre las erróneas.

Esto no quiere decir que estos Comités no cometan errores. Uno de los que más se les ha criticado
es su aislamiento con respecto al resto de los Comités. Pero este "error" ha sido, en cierta forma,
necesario, pues en realidad ningún objeto tiene mantener relaciones políticas con membretes
incapaces de movilizar y dirigir correctamente a las bases y que, además, están infestados de
oportunistas y corruptos. Otro error que se les critica con frecuencia es el "encerrarse en sus
escuelas", pero esta actitud parte de que se ha entendido la necesidad de cerrar el radio de
ataque y ampliar el radio de educación, de acumular fuerzas para lanzarse a nuevos combates,
mejor organizados, mas preparados, sustituyendo, en lo posible, el espontaneísmo por
conciencia política, para asegurar así un avance más serio y constante.
Un error muy importante que si debe señalárseles, con el ánimo de que sea rectificado, es que no
han explicado a otros sectores del Movimiento Estudiantil, susceptibles de corregir sus errores, la
política que han adoptado y que los ha ayudado a mantenerse y a fortalecer su ligazón con la base,
no han transmitido sus experiencias ni han intentado intercambiarlas con las experiencias de otros
compañeros de lucha.

Veamos, a grandes rasgos, la política que han adoptado frente al Movimiento :

Al agudizarse la crisis del Movimiento Estudiantil (1969-70), tiempo en que la mayoría de los
Comités se tambalean, en parte por la ofensiva represiva del despótico estado mexicano, y en
parte por su propia política errónea, estos Comités intentan rediscutir su práctica política
concreta, resumiendo las experiencias de lucha, intentando dar una interpretación más real,
menos romántica, al Movimiento Estudiantil, buscando establecer, con claridad, el papel que a
éste le corresponde en un contexto más general.

Una cuestión que los auxilia en la tarea emprendida es la profusión con que se difunde, en esa
época, la literatura revolucionaria, el pensamiento marxista-leninista, que al ser estudiado,
adoptando una actitud correcta, al tomarlo no como dogma sino como guía para la acción,
tomando de él las leyes generales de aplicación universal y utilizándolas de manera creadora en la
realidad concreta en que se desarrolla el Movimiento del que son parte, aprenden a realizar el
análisis concreto de la situación concreta y a dar solución correcta a los problemas planteados por
la práctica cotidiana. Aprender a estudiar no es cosa fácil, menos aún tratándose de la teoría
revolucionaria. Han tenido que pasar más de dos años (de finales de 1971 a la actualidad) llenos
de ricas experiencias y de una serie de dificultades y tropiezos, para que sea posible empezar a
tener la actitud crítica y científica frente al estudio arriba mencionado.

Pero, sin lugar a dudas, los esfuerzos que se han realizado para entender correctamente la teoría
revolucionaria, son un factor muy importante en la orientación que ha tomado el Movimiento
Estudiantil en las escuelas donde trabajan los Comités de Lucha que hemos mencionado.

A la luz de esa teoría, orientados por el marxismo-leninismo, podemos comprender las siguientes
cuestiones:

Los estudiantes no son una clase social, no son tampoco la parte más importante de la sociedad,
son un sector social improductivo, incapaz de quebrantar, en forma alguna, la estructura de la
sociedad. Esto lo prueba el hecho de que el mayor auge que ha tenido el Movimiento Estudiantil
en la historia mexicana contemporánea, en 1968, aunque tuvo una gran significación política por
el paro estudiantil que duró más de cuatro meses, y una resonancia a nivel nacional y fue capaz de
salir a las calles y tomarlas con la fuerza social que representan medio millón de manifestantes,
tan solo hizo tambalearse levemente la superestructura política del Estado, al que, si bien le quitó
la careta "democrática" con que se pavoneaba, aunque logró poner al desnudo el carácter
despótico y reaccionario de la clase dominante, ésta ha recuperado en cierta forma su careta,
ahora "de apertura democrática", se ha mantenido inconmovible y ha podido aplastar
nuevamente al Movimiento Estudiantil, gracias a que el Movimiento de 1968 le sirvió más a ella
que a los propios estudiantes, pues aprendió a combinar mejor sus dos armas de sometimiento: la
represión y la demagogia.

Los obreros, por el contrario, son una clase social con gran peso económico, son los productores
de todas las riquezas, son el sostén de la sociedad. Por esto, aunque en la actualidad las luchas
obreras son pequeñas, desarticuladas, dispersas, de carácter espontáneo aún, cuyas demandas
son de carácter económico y no van más allá de peticiones por mejoras de salario y algunas
prestaciones, hacen cundir el pánico en la burguesía, la que se apresta a reprimirlas desde sus
inicios y toma medidas preventivas, lo cual demuestra el temor que tiene hacia las luchas obreras.
Hay multitud de ejemplos para ilustrar esto. Bástenos por ahora con mencionar el caso de la lucha
de los obreros de Ayotla Textil, en 1970, que fue brutalmente reprimida; el caso de los
trabajadores tranviarios, que en 1973 no bien iniciaban pacíficamente y en los marcos legales su
lucha, fueron aplastados también. Y en general, todas y cada una de las luchas que diversos
sectores de la clase obrera han intentado, encuentran similar respuesta.

Respuesta que no puede ser otra de parte de la burguesía, porque ésta sabe que la lucha obrera
actual, aunque espontánea, carece del romanticismo aventurero que le facilita reprimir; que
aunque con menos instrucción, los obreros, cuando entran al terreno de la lucha de clases,
aprenden con mayor rapidez, y cuando prende en ellos el -pensamiento revolucionario, son
consecuentes con él y llevan su lucha, cabalmente, hasta la victoria final. Esto lo sabe la burguesía,
porque la experiencia de la clase obrera de la URSS, de China, Corea, Vietnam y Cuba la ha
golpeado duramente.

Esto lo han comprendido los activistas estudiantiles a que nos referimos. Comprenden que la
revolución la hace el pueblo y que no puede triunfar si no cuenta con la dirección de la clase
obrera. Que la clase obrera, por ser la fuerza motriz de la producción y por no poseer nada mas
que su fuerza de trabajo, no siente temor alguno por la revolución, sabe que ella no perderá nada,
en cambio logrará zafarse para siempre de las oprobiosas cadenas de la esclavitud asalariada a
que la ha sujetado el capitalismo por tanto tiempo. Por esto, la clase obrera es la única clase
revolucionaria, en todo el sentido de la palabra, y a ella le corresponde el papel fundamental de la
revolución, el papel dirigente.

Papel de dirección política que no puede ser ocupado por los estudiantes, a quienes corresponde
un papel secundario en la lucha revolucionaria, en la que no pueden ser dirigentes, sino que deben
ser dirigidos, supeditando el Movimiento Estudiantil a la Revolución Proletaria.

El proletariado posee un profundo odio de clase, un gran coraje de clase contra la burguesía, odio
y coraje de clase que no existe en las titubeantes capas pequeño burguesas en las que,
socialmente, están ubicados los estudiantes. Por lo que el papel del Movimiento Estudiantil es
secundario, no dirigente, pero importante también. Veamos :

El contacto con las escuelas y el Movimiento Estudiantil facilita el acceso al pensamiento marxista-
leninista. Los estudiantes pueden servir como puente entre las ideas proletarias avanzadas y las
luchas obreras. Esto no quiere decir que la tarea de los estudiantes consista simplemente en ir con
los obreros a repartirles libros de marxismo-leninismo. Esto, así solo, de nada sirve.

Anteriormente se mencionó que ahí donde el Movimiento Estudiantil cuenta con una vanguardia
honesta y es dirigido correctamente, está en mejores posibilidades de cumplir con su papel.
Expliquemos esto: una práctica política correcta hace que los activistas estudiantiles avancen
política e ideológicamente, convirtiéndose en cuadros políticos, tendientes a ser intelectuales
revolucionarios, por un lado, mientras que, en condiciones iguales, el nivel político general de la
base se eleva y pueden surgir de ella nuevos activistas, nuevos elementos que vitalizarán a los
Comités de Lucha y harán posible la continuidad de un trabajo político serio y correcto, que
consiste en dirigir las luchas de los estudiantes por resolver sus demandas concretas, de manera
consciente y no emotiva o aventurera en lo posible. Este tipo de luchas pueden educar
políticamente a la base estudiantil paulatinamente, formando poco a poco, una verdadera fuerza
política organizada, masiva, que sí puede, al movilizarse masivamente y profundizar su lucha,
planteándose objetivos más grandes, representar un verdadero apoyo hacia las luchas, cada vez
más frecuentes, de la clase obrera.

De esta dinámica de lucha es de la que surgen los nuevos cuadros, quienes al participar en el
trabajo del Comité de Lucha, pueden reunir experiencias, pueden aprender en el curso mismo del
movimiento, hasta estar en condiciones de integrarse a otro nivel de lucha, a la lucha proletaria.

Pero el paso de la escuela a las fábricas, la integración del cuadro estudiantil al movimiento obrero
debe ser paulatina para ser correcta. Muchos son los compañeros que han tratado de hacer esto
dando un brinco y han fracasado. Han confundido el terreno, han actuado aventureramente,
abiertamente como lo hacían en su escuela, y esto trae consecuencias nefastas. Muchos son los
que se precipitan y dan lugar a que la posible lucha sea aplastada de antemano. Muchos con los
que, creyendo tratar todavía con estudiantes, han pretendido agitar a los obreros, que al no ver
clara la perspectiva de lucha y no entender el lenguaje con que se les habla permanecen
expectantes, y son despreciados y considerados, erróneamente, como “inútiles" a la causa
revolucionaria. Estas actitudes de los cuadros que quieren ser "revolucionarios" de la noche a la
mañana son erróneas y causan mucho daño a la lucha revolucionaria de los obreros.

Debe entenderse, pues, lo necesario que es subrayar lo paulatino que debe ser la integración, que
consiste en despojarse poco a poco de todos los vicios y costumbres inherentes al origen social
que tienen los estudiantes, para instruirse con nuevas costumbres.

Todo cuadro estudiantil que comprenda la necesidad de pasar a realizar la actividad política entre
los obreros, debe entender que la primera etapa, la de transición, consiste en aprender de los
obreros, adquirir las costumbres que tienen los obreros, para que al actuar como ellos actúan, sea
posible que exista una verdadera ligazón estrecha entre el proletario y el intelectual proletarizado.
Para lograr esto, en la mayoría de los casos es necesario convertirse en— obreros, porque al sentir
en carne propia la explotación capitalista que se conoce en teoría, se le entiende profundamente
y, entonces, -el intelectual se impregna del coraje de clase, del odio profundo a la burguesía que
existe en el proletariado.
Vemos pues, en resumen, que el papel del Movimiento Estudiantil en el proceso general
revolucionario es:

A nivel masivo, ser fuerza política organizada capaz de dar un apoyo real y efectivo a las luchas
proletarias y de dar continuidad, avance y profundidad a las luchas estudiantiles, es decir,
convertir al Movimiento Estudiantil en una parte del Movimiento Revolucionario.

A nivel de cuadros, ser un semillero constante de, cuadros políticos estudiantiles, dispuestos a
proletarizarse ideológicamente y a servir con todas sus fuerzas en la medida de sus posibilidades y
de todo corazón, a la lucha del proletariado mexicano, que en la actualidad se encuentra en su
primera etapa, en la de reunir fuerzas, de prepararse orgánica e ideológicamente para la lucha de
mañana, la lucha por el derrocamiento de la burguesía y la instauración del poder obrero.

(1).- "Algunas cuestiones sobre métodos de dirección". Obras escogidas de Mao Tse Tung.

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