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Universidad Nacional

Autónoma de México
Escuela Nacional de
Trabajo Social

Teoría Económica l
Profesor: Arturo Ramírez Benítez

Análisis económico comparativo: Economía


sin corbata e Imperialismo fase superior del
capitalismo.

Quirarte Rivas Grecia Aranza Odette


Grupo: 1126
Economía sin corbata.
El presente ensayo pretende hacer una comparación acerca de la visión
económica de los autores Yanis Varoufakis y V. I. Lenin en sus respectivos libros:
Economía sin corbata e Imperialismo: Fase superior del capitalismo.
Debido a la época y el contexto en el que vivieron los autores, podría pensarse
que sus respectivas tesis plasmadas en sus libros distan de ser iguales, sin
embargo, hay algunos aspectos que no han cambiado sin importar cuanto tiempo
separa a dichas obras.
Empezare con la primera obra que leí: Economía sin corbata de Yanis Varoufakis,
dicha obra relata varios aspectos económicos muy fáciles de entender debido a la
manera en que lo presenta el autor.
Yanis comienza su narración con el inicio de la economía en la historia, el
autor muestra su postura acerca de la definición de economía según Aristóteles:
"saber gestionar las cosas de casa” porque cree que la economía no solo se
enfoca a la casa, sino a toda la sociedad.
Yanis defiende que las clases dominantes han convencido a las inferiores de que
cada uno merece el lugar que tiene, y que asimismo la clase económica superior
esta donde se merece, esta idea es reforzada por la influencia de las religiones.
En el tercer capitulo “Deuda, beneficio, riqueza”, analiza la deuda y la conexión
que existe entre los banqueros y Estado. Afirma que el déficit publico (los gastos
realizados por el Estado superan a los ingresos no financieros, en un determinado
período) es vital para que el Estado se endeude y de esta manera los bancos que
le presten se beneficien. La crítica de Varoufakis es que estos bancos se niegan a
pagar una gran cantidad de impuestos, pidiendo continuos recortes al gasto
público en sanidad, educación o cultura, para así ahorrar impuestos.
Por otra parte, el economista griego sostiene que el banco como figura
independiente, toma una actitud convenenciera, ya que apuesta por el libre
mercado; cuando las cosas funcionan de manera óptima exige que el Estado no
intervenga en la economía, pero cuando llega una crisis, pide al Estado que se
involucre, y al final el que paga dicha intervención es el ciudadano mediante el
incremento de los impuestos.
Varoufakis analiza el problema de que los banqueros no parecen muy
preocupados por las consecuencias de sus operaciones financieras porque saben
que el Estado los rescatará si hay una crisis y ellos seguirán en su puesto. La
solución a este problema, según el autor, es despedir a los banqueros que
quebraron, nacionalizar la banca y venderla a otras corporaciones a buen precio.
El autor cree que los bancos están asociados con los Estados, motivo por el que
no hay ningún banquero en prisión por sus operaciones que llevaron a la crisis.
Según Yanis, los políticos deben favores a los banqueros porque financiaron su
campaña electoral. A cambio, los rescatan en caso de quiebra. Dicho acuerdo lo
define como el "Estado tóxico".
Otra de las cuestiones donde presenta una crítica es en las externalidades de la
producción, lo que le divide como los "males" de mercado en contraposición a los
"bienes" de mercado. La idea que plantea es que el PIB contabiliza la producción
de las fábricas, pero no descuenta los males causados por esa producción al
medio ambiente, la contaminación. La solución ha sido que el Estado otorgue
"derechos" sobre la contaminación que se pueden vender en el mercado, lo que a
la larga lleva a la absurda privatización de la Naturaleza.
Otra cuestión que estudia es el desempleo. La idea general es que, si se baja el
precio del trabajo, los empleadores contratarán más obreros. Para Varoufakis eso
es falso porque los empresarios solo contratan al personal que necesitan por
muchos ingenieros industriales a precio de saldo que cobren mil euros al mes.
Yanis también estudia la reacción en cadena de las crisis: los bancos crean dinero
de la nada, concretamente del "futuro" con la idea de que el deudor que recibe el
dinero virtual, en el presente, lo vaya pagando. Pero si este sistema se recalienta,
pagos del presente no pueden ser atendidos y la ficción de dinero de futuro se
desmorona. Las empresas supervivientes a la crisis, en cambio, tienen
oportunidades de hacer mayores negocios, de monopolizar el sector, de comprar
nueva maquinaria a precios de saldo y de contratar personal más barato, por lo la
economía vuelve a relanzarse. Estas crisis y cracs son continuos en el capitalismo
desregulado por lo que, según el autor, el Estado puede intervenir y evitar tantos
sobresaltos.
El autor utiliza Matrix como referencia para plantear la situación que vivimos
actualmente en la que la población trabaja para conseguir dinero, como si eso
fuese lo único que importase. Además, la mayor parte del dinero se la lleva una
pequeña minoría, según dice el autor. Por eso, la gente acepta que rebajen los
impuestos o reduzcan el dinero con la idea de generar más crecimiento
económico, que se ha convertido en una obsesión, ya que los ciudadanos están
completamente convencidos de que el crecimiento generará riqueza y que esta
distribuirá desde arriba a abajo por efecto goteo.
Critica el Bitcom y el hecho de que los bancos creen dinero de la nada y luego los
bancos especulen con esa moneda virtual. Y finalmente recuerda que, en los
campos de concentración de Grecia, los prisioneros no hacían comercio con
cigarrillos, sino que "se ayudaban unos a otros", cosa que no sucede con los
bancos.
Y para finalizar señala lo siguiente: "El uso de máquinas, la distribución del
superávit social y la preservación del medio ambiente requieren más control
democrático-colectivo y no admiten soluciones técnicas o apocalípticas, y lo
mismo ocurre con el dinero: mientras no lo gestionen con arreglo al interés común,
los poderosos lo dilapidarán y lo usarán de manera que aumente las crisis y estas
erosiones las sociedades". Y añade: "Los intercambios de mercado han
predominado en las sociedades de mercado, creando mucha riqueza y, a la vez,
también mucha infelicidad, una enorme desigualdad y crisis catastróficas".
Imperialismo: la fase superior del capitalismo.

El imperialismo es la época del capital financiero y de los monopolios, que


provocan en todos pates una tendencia a la dominación, y no a la libertad. Sea
cual sea el régimen político, el resultado de esa tendencia es la reacción abierta y
la extrema intensificación de las contradicciones en este campo.

Lenin ofrece una perspectiva más amplia respecto a Varoufakis, como el título de
su obra lo menciona, sobre el capitalismo.
En el primer capítulo habla sobre la concentración de la producción y los
monopolios. Describe como el incremento enorme de la industria y el proceso
notablemente rápido de concentración de la producción en empresas cada vez
más grandes constituyen una de las particularidades más características del
capitalismo. Las estadísticas industriales modernas suministran los datos más
completos y exactos sobre este proceso.
Menciona como en Alemania, de cada mil empresas industriales, en 1882, tres
eran empresas grandes, es decir, que contaban con más de 50 obreros; en 1895,
seis, y en 1907, nueve. Pero la concentración de la producción es mucho más
intensa que la de los obreros, pues el trabajo en las grandes empresas es mucho
más productivo, como lo indican los datos relativos a las máquinas de vapor y a
los motores eléctricos.

ll. Los bancos y su nuevo papel.


Lenin describe como la operación fundamental y primordial de los bancos consiste
en servir de intermediarios para los pagos. En base a ello, los bancos convierten el
capital monetario inactivo en activo, esto es, que rinde beneficio; reúnen toda
clase de ingresos metálicos y los ponen a disposición de la clase de los
capitalistas.
A medida que van desarrollándose los bancos y estos pasan de intermediarios
que eran antes, se convierten en monopolistas que disponen de casi todo el
capital monetario de todos los capitalistas y pequeños patronos, así como de la
mayor parte de los medios de producción y de las fuentes de materias primas de
uno o de varios países. Según Lenin esta transformación de los numerosos y
modestos intermediarios en un puñado de monopolistas constituye uno de los
procesos fundamentales de la transformación del capitalismo en imperialismo
capitalista, y por esto es de vital importancia situarnos en la concentración de los
bancos.
III. El capital financiero y la oligarquía financiera.
Es este capítulo Lenin remarca el papel de los bancos. "Una parte cada día mayor
del capital industrial — escribe Hilferding — no pertenece a los industriales que lo
utilizan. Pueden disponer del capital únicamente por mediación del banco, que
representa, respecto de ellos, al propietario de dicho capital. Por otra parte, el
banco también se ve obligado a colocar en la industria una parte cada vez más
grande de su capital. Gracias a esto, se convierte, en proporciones crecientes, en
capitalista industrial. Este capital bancario, por consiguiente, capital en forma de
dinero, que por este procedimiento se trueca de hecho en capital industrial, es lo
que llamo capital financiero". "El capital financiero es el capital que se halla a
disposición de los bancos y que es utilizado por los industriales".
Esta definición a mi parecer no es completa, ya que no se indica en ella uno de los
hechos más importantes, el aumento de la concentración de la producción y del
capital en un grado tan elevado, que conduce y ha conducido al monopolio.

IV. La exportación del capital


Según Lenin la clave del antiguo capitalismo, en la época en que la libre
competencia tenía vigencia, fue la exportación de bienes. Lo típico de la fase
reciente del capitalismo, bajo la vigencia de los monopolios, es la exportación de
capital.
Dicho por Lenin el capitalismo es la producción de bienes en su etapa más alta de
desarrollo, cuando la fuerza laboral misma se convierte en un bien que puede
intercambiarse. El crecimiento del intercambio interno, y particularmente del
intercambio internacional, es la característica distintiva del capitalismo. El
desarrollo desigual y espasmódico de empresas individuales, de ramas
individuales de la industria y de países individuales, es inevitable bajo el sistema
capitalista. Inglaterra se convirtió en un país capitalista antes que cualquier otro y,
hacia mediados del Siglo XIX, después de haber adoptado el libre comercio, se
vanagloriaba de ser la "fábrica del mundo" proveedora de bienes a todos los
países que, en contrapartida, habrían de mantenerla provista de materias primas.
Pero en el último cuarto del Siglo XIX este monopolio ya estaba socavado. Otros
países, resguardándose mediante tarifas "protectoras", se convirtieron en Estados
capitalistas independientes. Al alborear el Siglo XX asistimos a la formación de un
nuevo tipo de monopolio: primero, convergencias capitalistas en todos los países
capitalistas desarrollados; segundos, la posición monopólica de unos pocos países
muy ricos en los cuales la acumulación de capital ha llegado a proporciones
gigantescas. En los países avanzados ha surgido una enorme "superabundancia
de capital".
V. El reparto del mundo entre las asociaciones de capitalistas.
Lenin menciona que las asociaciones monopólicas capitalistas, los sindicatos y los
trusts se dividen entre ellos, en primer lugar, el mercado doméstico y se toman
posesión, de una manera más o menos completa, de la industria de un país. Pero
bajo el capitalismo, el mercado interno está inevitablemente ligado al mercado
externo. Hace ya mucho tiempo que el capitalismo ha creado un mercado mundial.
A medida en que la exportación del capital fue en aumento, y a medida en que las
conexiones externas, las conexiones coloniales y las "esferas de influencia" de las
grandes asociaciones monopólicas se expandieron en todo sentido, las cosas
gravitaron "naturalmente" hacia un acuerdo internacional entre estas asociaciones
y hacia la formación de cartels internacionales.
VI. El reparto del mundo entre las grandes propuestas
Como ni en Asia ni en América hay tierras desocupadas, es decir, que no
pertenezcan a ningún Estado, hay que ampliar la conclusión de Supan y decir que
el rasgo característico del período que nos ocupa es el reparto definitivo de la
Tierra, definitivo no en el sentido de que sea imposible repartirla de nuevo -- al
contrario, nuevos repartos son posibles e inevitables --, sino en el de que la
política colonial de los países capitalistas ha terminado ya la conquista de todas
las tierras no ocupadas que había en nuestro planeta. Por vez primera, dice Lenin,
el mundo se encuentra ya repartido, de modo que lo que en adelante puede
efectuarse son únicamente nuevos repartos, es decir, el paso de territorios de un
"amo" a otro, y no el paso de un territorio sin amo a un "dueño".
VII. El imperialismo como fase particular del capitalismo.
Lenin narra como el imperialismo ha surgido como desarrollo y continuación
directa de las propiedades fundamentales del capitalismo en general. Pero el
capitalismo se ha trocado en imperialismo capitalista únicamente al llegar a un
cierto grado muy alto de su desarrollo, cuando algunas de las propiedades
fundamentales del capitalismo han comenzado a convertirse en su antítesis,
cuando han tomado cuerpo y se han manifestado en toda la línea los rasgos de la
época de transición del capitalismo a una estructura económica y social más
elevada. Lo que hay de fundamental en este proceso, desde el punto de vista
económico, es la sustitución de la libre concurrencia capitalista por los monopolios
capitalistas. La libre concurrencia es la propiedad fundamental del capitalismo y de
la producción de mercancías en general; el monopolio se halla en oposición
directa con la libre concurrencia, pero esta última se ha convertido a nuestros ojos
en monopolio, creando la gran producción, eliminando la pequeña, reemplazando
la gran producción por otra todavía mayor, llevando la concentración de la
producción y del capital hasta tal punto, que de su seno ha surgido y surge el
monopolio: cartels, sindicatos, trusts, y, fusionándose con ellos, el capital de una
docena escasa de bancos que manejan miles de millones. Y al mismo tiempo, los
monopolios, no la eliminan, sino que existen por encima y al lado de ella,
engendrando así una serie de contradicciones, rozamientos y conflictos
particularmente agudos. El monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen
superior.
VIII. El parasitismo y la descomposición del capitalismo.
Un paréntesis relevante que hace Lenin en este capítulo es el parasitismo, una
característica muy importante y propia del imperialismo.
Como Lenin ha mencionado la base económica más profunda del imperialismo es
el monopolio. Se trata de un monopolio capitalista, esto es, que ha nacido del seno
del capitalismo y se halla en las condiciones generales del mismo, de la
producción de mercancías, de la competencia, en una contradicción constante
insoluble con dichas condiciones generales. Pero, no obstante, como todo
monopolio, engendra una tendencia al estancamiento y a la descomposición.
Puesto que se fijan, precios monopolistas, desaparecen hasta cierto punto las
causas estimulantes del progreso técnico y, por consiguiente, de todo progreso, de
todo movimiento hacia adelante, surgiendo así, además, la posibilidad económica
de contener artificialmente el progreso técnico.

IX. La crítica del imperialismo.


La crítica de Lenin hacia el imperialismo hace referencia a la posición de las
distintas clases de la sociedad ante la política del imperialismo en relación con la
ideología general de las mismas.
Las gigantescas proporciones del capital financiero, concentrado en unas pocas
manos, que ha creado una red extraordinariamente vasta y densa de relaciones y
enlaces, que ha sometido no sólo a la masa de los capitalistas y empresarios
medianos y pequeños, sino a los más insignificantes, por una parte, y la
exacerbación, por otra, de la lucha con otros grupos nacionales de financieros por
el reparto del mundo y por el dominio sobre otros países: todo esto provoca el
paso en bloque de todas las clases poseyentes al lado del imperialismo.. La
ideología imperialista penetra, incluso, en el seno de la clase obrera, la cual no
está separada de las demás clases por una muralla china.
X. El lugar histórico del imperialismo.
Como conclusión a la crítica de Lenin solo resta decir que el imperialismo, por su
esencia económica, es el capitalismo monopolista. Con ello queda ya determinado
el lugar histórico del imperialismo, pues el monopolio, que nace única y
precisamente de la libre concurrencia, es el tránsito del capitalismo a un orden
social-económico más elevado. Me gustaría resaltar las cuatro variedades
principales del monopolio o manifestaciones principales del capitalismo
monopolista según Lenin.

Bibliografía
Varoufakis, Yanis. (2016). Economía sin corbata. Principios básicos para
comprender el mundo de hoy. España: CRITICA
V. l. Lenin. (2012). Imperialismo: la fase superior del capitalismo. México: Taurus.

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