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La segunda guerra púnica tiene lugar entre el 218-204 a.C., y se van a ver inmersas en
este conflicto gran parte de las poblaciones de la Península Ibérica. Uno de los motivos
de su inicio fue la presión económica a la que se vio sometida Cartago, a raíz de la
pérdida de la I Guerra Púnica (264-241 a.C.). Los cartagineses debían pagar a Roma en
concepto de indemnización de guerra, 3.200 talentos. Con el fin de hacer frente a estos
pagos Cartago tenía la opción de emprender la conquista de la Península Ibérica.
Polibio menciona un tratado del 348 a.C., pero la I Guerra Púnica había dejado en una
situación institucional confusa ese tratado. Estas concesiones a los cartagineses se
debían a la seguridad que buscaba Roma ante la inminente guerra contra los galos en el
Valle del Po.
Roma tenía relaciones comerciales con esta zona tal y como indica el hallazgo de
monedas romanas en el área de influencia de Ampurias. Por lo demás, bien por
ignorancia geográfica, o por mala fe, los romanos iniciaron una política religiosa. Cabe
destacar que Sagunto al cabo de unos pocos años del Tratado del Ebro, entró en la
clientela de Roma. No es creíble, como dice Livio, que Sagunto firmara el Tratado.
Polibio, por su parte, no menciona a Sagunto, pues se limita a decir que se prohibía a los
cartagineses pasar por el Ebro. Esto es la justificación utilizada por los autores
filorromanos para legitimar el casus belli de Sagunto. En el 221 a.C., se produce la
muerte de Asdrúbal a manos de un celta, eligiendo los celtas como su sucesor a Aníbal.
CAMPAÑAS DE ANÍBAL
Para Aníbal la guerra era inevitable por lo que procedió con extraordinaria energía, e
introdujo una novedad estratégica a trasladar el enfrentamiento a Italia. Para ello,
procede a la ampliación de las zonas de influencia púnica en la Península Ibérica, bajo
un doble objetivo; por un lado, el control en el sur de los grandes centros productores,
sobre todo de sal; y por el otro, imponer alianzas a los pueblos indígenas. Con este fin
Aníbal organizó una gran expedición desde el sur hasta la Meseta superior entre el 221-
220 a.C., se dirige por la vía de la plata y toma las ciudades de:
Salmántica
Arbucola
Igualmente, derrota a un ejército confederado de:
Vetones
Carpetanos
Olcades
Celtíberos
Obtiene un importante botín de guerra, aunque el objetivo principal era obligar a los
pueblos indígenas a ofrecer a sus soldados como auxiliares de Aníbal. Además, con el fin
de garantizar la fidelidad de los mismo exigirá a los indígenas la entrega de rehenes,
pues alrededor de unos 400 jóvenes de las familias dirigentes fueron llevados a Cartago
como rehenes. Con esta expedición comienza a disponer de la capacidad defensiva de
gran parte de la Península Ibérica, y los hispanos se convierten en uno de los principales
pilares del ejército anibálico.
TOMA DE SAGUNTO
La alianza de los saguntinos con Roma fue considerada por Aníbal como un insulto, y
ordenó a los turboletas que hostigaran a estos saguntinos. Los saguntinos acuden a
Roma, pero Aníbal no podía aceptar la advertencia de los romanos, pues el río Ebro era
el límite de la zona de intereses de Roma, según el tratado vigente. Los argumentos de
los romanos eran que podían incluir en el tratado a sus aliados y que el tratado no excluía
nuevas alianzas.
Así, en el 219 a.C., Aníbal se dirigió contra Sagunto, y en 8 meses superó la dura
resistencia de la ciudad y la destruyó. Aníbal, tuvo problemas con las murallas de la
ciudad e incluso fue herido. Durante el sitio se resaltaba el envío de una embajada
romana a Cartago para poner fin al asedio, pero esta sufrió el rechazo del senado
cartaginés. Los saguntinos quemaron sus casas con sus familiares dentro. Una vez
tomada la ciudad esta se ofreció a la rapiña de soldados, los supervivientes, por su parte,
fueron presa de los soldados y reducidos a la esclavitud. Una nueva embajada romana
fue enviada a Cartago para exigir la desautorización de Aníbal por la metrópoli, o en caso
contrario, declarar la guerra.
La respuesta del senado cartaginés confirmó a Aníbal en su puesto y comenzaron las
hostilidades.
ESTRATÉGIA CARTAGINESA
La mayor parte de las tropas de Aníbal estaban compuestas por hispanos, por esto, otro
contingente de hispanos quedó en Hispania mientras llegaban a la Península Ibérica las
tropas africanas.
Así Aníbal dejo en la Península Ibérica un contingente de cerca de 15.000 hombres, al
mando Asdrúbal Barca. Mientras, Hannón, con 10.000 infantes y 1.000 jinetes defendía
el norte del Ebro. En el 218 a.C., los hermanos Escipiones fueron desde Massalia hasta
Ampurias, una vez que Aníbal ya había superado el camino hacia Italia por los Alpes.
Dertosa
Iliturgi
Entre el 214-211 a.C., hay un enfrentamiento en Enmunda, cerca de Urso, también otro
en las proximidades de Cástulo.
LÍNEAS ESTRATÉGICAS
Se luchaba con resultados desiguales por el control del alto y medio Guadalquivir.
Hispania era un lugar clave para la guerra. Se puede observar una clara estrategia por
ambos bandos. Por un lado, Cartago quería que Asdrúbal pudiera pasar a Italia e socorro
de Aníbal, pero era necesario entretener a los Escipiones en la Península Ibérica e
impedir que pasaran a África. Por otro lado, los Escipiones no querían arriesgarse a una
batalla decisiva para no permitir que Asdrúbal se fuera a Italia si resultaban vencidos.
Lelio
Lucio Marcio
Silano
Cartago, por su parte estaba dividido en:
TOMA DE CARTAGO
Se ha argüido que la disposición de los ejércitos cartagineses debía obedecer a combates
contra las incursiones de los lusitanos, ya que su situación era un claro error estratégico.
Además, se buscó la base de operaciones cartaginesa en Hispania, es decir, Cartagena.
La importancia de esta daba lugar a la debilidad de su guarnición. En el 209 a.C.,
Cartagena es tomada en una operación bien planeada. Su captura fue el principio del fin
del territorio cartaginés en Hispania e Italia. Esto nos permite ver a Escipión como un
héroe.
La toma de Cartagena fue el mayor éxito militar romano en Hispania, además, la ciudad
acogía a rehenes indígenas pertenecientes a las familias reales y a las aristocracias
aliadas de los cartagineses. El buen trato que les dio Escipión y su envío a sus familiares
conllevó a un cambio en las alianzas indígenas. El valor político del asunto de los rehenes
se ve confirmado por los autores antiguos. En el 208 a.C., se produce la proclamación de
Escipión como rey de los nativos, rechazando este el cargo de forma posterior.
Se dio la necesidad de reclutamiento auxiliario indígena por Escipión, quién con 45.000
soldados, y 3.000 jinetes, se dirigió a Ilipa (Sevilla), para enfrentarse en el 206 a.C., a
Asdrúbal Giscón, que contaba con 70.000 infantes, 4.000 jinetes y 32 elefantes. Se da un
enfrentamiento entre las caballerías que se salda con la victoria de la caballería
cartaginesa. Los hispanos se encontrarán en el centro, mientras que los romanos estarán
en los flancos. La táctica de Escipión se basaba en imitar la de Aníbal en la batalla de
Cannas, y derrotar a los cartagineses que fueran salvados del desastre por la lluvia. Como
consecuencia los turdetanos con su rey Attenes, se pasaron al bando romano.
Asdrúbal y Magón, se refugiaron en Cádiz, aunque el Valle inferior del Guadalquivir
quedó en manos romanas. Con la destrucción de Iliturgi, el rey Cerdubelos entregó
Cástulo y Astepa, las cuales fueron destruidas. Escipión volvió a Tarragona y reorganizó
el sistema de alianzas, y en el 206 a.C., Gadir se entregó a Roma. La táctica de Escipión
consistió en anular a los elefantes y los auxiliares hispanos, mientras los cartagineses,
inmovilizados, si acudían a combatir los flancos se desorganizarían. Así, acababa la
guerra en Hispania, pero no en la Península Itálica.