La retinopatía hipertensiva es una condición caracterizada por un espectro de signos vasculares
retinales en personas con presión arterial elevada. La detección de la retinopatía hipertensiva con el uso de un oftalmoscopio se ha considerado durante mucho tiempo como parte de la evaluación estándar de las personas con hipertensión. Esta práctica clínica está respaldada por los informes anteriores y actuales6 del Comité Nacional Conjunto para la Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Presión Arterial Alta (JNC), que enumeran la retinopatía como uno de los varios marcadores de daño de órganos diana en la hipertensión. Sobre la base de los criterios de JNC, la presencia de retinopatía puede ser una indicación para iniciar el tratamiento antihipertensivo, incluso en personas con hipertensión en etapa (presión arterial, 140 a 159/90 a 99 mm Hg) que no tienen otra evidencia de daño en órganos diana.
A lo que corresponde con la fisiopatología esta
marcada por una seríe de cambios de la circulación retiniana en respuesta a la elevada presión arterial.
En la etapa vasoconstrictora inicial, existe
vasoespasmo y un aumento del tono arterial retiniano generado por mecanismos locales de autorregulación.
Esta etapa se ve clínicamente como un
estrechamiento generalizado de las arteriolas retinianas. La presión arterial persistentemente elevada conduce a engrosamiento de la íntima, hiperplasia de la pared media y degeneración hialina en la etapa subsiguiente, esclerótica. Esta etapa corresponde a áreas focales y generalizadas más severas de estrechamiento arteriolar, cambios en las uniones arteriolares y venulares (es decir, corte o pellizco arteriovenoso) y alteraciones en el reflejo de luz arteriolar (es decir, ensanchamiento y acentuación del reflejo de luz central, o “cableado de
cobre”). La siguiente etapa llamada exudativa, se
caracteriza por la ruptura de la barrera hematorretiniana acompañada de necrosis de l muscuilo lisos y de células endoteliales, exudación de sangre y lípidos e isquemia retiniana (micro aneurismas, exudados duros y manchas algodonosas). Numerosos estudios han confirmado la fuerte asociación entre la presencia de signos de retinopatía hipertensiva y la presión arterial elevada. Dos estudios han evaluado aún más el efecto de un historial de presión arterial elevada sobre la aparición de signos retinales específicos. En ambos estudios, el estrechamiento arteriolar retiniano generalizado y el corte arteriovenoso se asociaron con una elevación de la presión arterial que se había documentado entre seis y ocho años antes de la evaluación retiniana; los estudios fueron controlados por los niveles de presión arterial concurrentes. Los signos de la retinopatía en personas sin antecedentes conocidos de HTA sugiere como marcadores de un estado prehipertensivo ; Por ejemplo, se ha demostrado que el estrechamiento generalizado y focal de las arteriolas retinianas predice el riesgo de hipertensión en personas normotensas.
La presencia de Retinopatía hipertensiva se a asociado con la presencia de EVC debido a su íntima
relación anatómica, fisiológica y embrionaria de la circulación retiniana con la circulación cerebral. Estudios realizados en muertos por EVC mostraron asociaciones independientes entre los signos de la retinopatía hipertensiva, según lo definido por los hallazgos en las fotografías de la retina, y el riesgo de accidente cerebrovascular. El estudio Atherosclerosis Risk in Communities, un estudio de cohorte multicéntrico, mostró que algunos signos de retinopatía (p. ej., hemorragias retinianas, microaneurismas y manchas algodonosas) estaban asociados con un riesgo de accidente cerebrovascular clínico recién diagnosticado que era de dos a cuatro veces mayor como para los pacientes que no tenían estos signos, incluso cuando el análisis se controló por los efectos de las elevaciones a largo plazo de la presión arterial, el tabaquismo, los niveles elevados de lípidos y otros factores de riesgo de accidente cerebrovascular
Con respecto al tratamiento se basa en la
reducción de la HTA sistémica en la cual se ha observado en la reducción de los signos de retinopatía con el uso de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina ( benazepril, enalapril, captopril,fosinopril, imidapril, lisinopril,etc..) en comparación con el uso de hidroclorotiazida.