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ESTUDIOS MARIANOS -Segunda época- Volumen XXXII

sOCIEDAD MARIOLoGICA ESPAÑOLA

CIENCIA MARIANA
Y POSCONCILIO

cONGRESo MARIOLoGIcO-MERCEDARIO (Barcelona)

MADRID-16 Torregalindo, 5 1969 EDITORIAL

R.117. 682 COcULSA


UNIVERSIDAD DE NAVARRA
27.M 1973
BIBLIOECA AIDADES
LA MADRE
Y LOS HERMANOS
DE JESUS

JORGE SÁNCHEZ BosCH


del Descenso del Espíritu San-
Las descripciones pictóricas
tanto comola formulación tradicional del tercer misterio glo-
to,
acostumbrado a v e r en la escena de Pentecostés a
rioso, nos han
la madre del Señor.
los doce Apóstoles con María,
atención más minuciosa al texto de los Hechos nos dirá
Una
se levantan para proclamar el
sí que sólo "Pedro y los once
anuncio cristiano (Act. 2, 14); pero
añadirá que los Apóstoles

estaban rodeados de una multitud de fieles (Ib. 1, 15) y pondrá


la presencia de María e n el Cenáculo en relación inmediata,
no

con los doce Apóstoles, sino con o t r o s dos grupos conocidos


también por los Evangelios: las mujeres y "los hermanos" de
Jesús (1,14).

Esa pertenencia de la madre y los hermanos de Jesús a un

grupo distinto del de los Apóstoles se nos ofrece como objero


de un estudio directo, tanto más cuanto que aquella relación
vuelve a traslucirse en otros pasajes del Nuevo Testamento. En
concreto-aparte algunos paralelismos que notaremos en su lu-
gar en Ju, 2,12, donde, en relación con la nueva actividad del
Maestro,se de una nueva residencia de su madre y sus
habla her
manos; en Mc.; 6,3, en que madre hermanos se presentan como
bien conocidos en Nazaret; en Mt., 12,46-50 y paralelos, en que
la madre y los hermanos se acercan a Jesús.
DR. JORGE SANCHEz BOSCH
94 LA MADRE Y
LOS HERMANOS DE JESUS 95
EL fruto que podamos sacar de este ensayo se encontrará a su la celebridad de
Señor hizo que
más hacía referencias
en el campo de lo histoórico que de lo teológico; de todos mo
o que
hermanos" llegara nucho más allá de radio de acción.
su

tratándose de una historia colocada bajo la providencia especa sus


de todos modos, estuvo muy reducida al ámbito
Esa acción,
sima de Dios, el tema no dejara de dar pie a reflexiones teolá. Los dos primeros capítulos de Gal
gicas en torno a la fe de María, a la teoría de la gracia v de del judaísmo palestinense.
diversos lugares de los Hechos
la 2,9-12), tanto como
fundamental de la (esp. 1,19;
revelación, almismo principio mariologia. (esp. 12,17;
15,13 ss., 21,18 ss.), nos dan una imagen
bastante
eclesial y de ciertos puntos de vista de uno
No es objeto directo de nuestro estudio el problema de clara de la posición
del Señor, Santiago. En Gal. se le ve práctica-
los llamados "hermanos" de Jesús fueron o no hijos de Maria de los hermanos demás apóstoles
a los apóstoles (1,19: *de los
mente equiparado
En este sentido nos adherimos plenamente al estudio, modelo en si no es a Santiago, el hermano del Señor"),
su género, de Josef Blinzler, Die Briüder und Schwestern Jesu no vi a ninguno,
nombre puede llegar a tigurar antes que el de
Sruttgart, 1967, no sin añadir que la "mayor certeza" sobre ese Como uno cuyo

los mayores apóstoles(2,9: Santiago y Cefas y Juan, los que


tema no le viene a la Iglesia como truto directo de una consi.
tenidos columnas) y cuya actitud más puritana res-
como
eran
deración histórica, sino de una profundización teológica, tradi. con los gentiles es capaz de hacer tam
cionalmente aceptada, de que María es la Virgencon artículo pecto de los banquetes
misma actitud de Pedro y Bernabé (2,12 s.).
balear la
y con mayúscula- (Mt., 1,23; ct. Lc., 1,27). Nuestros tema
es más bien el de las relaciones históricas y teológicas entre María En los Hechos, después de la
liberación de Pedro de la cár-
la
y los "hermanos" de Jesús, sea durante la vida pública del Maes. cel, se tiene la impresión
de que Santiago está al cuidado de
tro, sea durante los primeros decenios de la Iglesia naciente. Tglesia de Jerusalén (Act., 12,17: "Anunciad eso a Santiago y
Como algo previo, capaz de procurarnos datos decisivos para a los hermanos"). En el "Concilio" de Jerusalén, Santiago
nuestro tema, debemos reunir antes algunas consideraciones en aparece como aquel que habla en último lugar, después de todas
torno a los hermanos de Jesús. las discusiones (15,23-29), cuyo discurso determina el
aquel con
vuelta del
tenido del "Decreto" (v. 23-29 coll. v. 19-21). A la
tercer viaje de Pablo, se describe la visita a la comunidad de Jeru-
I Los HERMANOS DEL SENOR (21,18) se ve cómo San-
salén como un presentarse Santiago
a y
tiago habla con autoridad; en concreto, le induce a ciertas prác-
Por el año 55, en que Pablo escribió la primera a los Corin
ticas legales (v. 23 s.) al mismo Pablo.
tios, los fieles de Acaya tenían ideas bastante claras respecto de
la misión y el modo de actuar de "los hermanos del Señor". Lo más concreto que sabemos respecto de la posición peculiar
Pablo les dice: "No tenemos derecho a llevar con nosotroS de Santiago es que no exigió la circuncisión a los gentiles que
una se convertían al cristianismo, pero sí un cierto número de prác-
hermana mujer, como los demás apóstoles y las hermanos del
Seror y Cefas?" (I Cor., 9,5). La posición central de la Iglesia ticas (Act. 15,20-29; 21,25) que la Ley exige del gentil que
de Jerusalén y una veneración espontánea de los fieles por todo contrario, hacía necesaria una
convive con el judío. En caso se
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96 LA MADRE Y LOS HERMANOS DE JESUS
97
división de la comunidad (cf. Gal, 2,12). En el fondo de
esa conmigo y todo lo mio es tuyo (Lc., 15,31), que de aquel que
actitud práctica podemos ver la idea de que Dios admite,
muerto y ahora vive,
segú.
las profecias, a los gentiles como tales en la Iglesia (si se citcun
"estaba perdido y ha sido hallado" (Ib. v. 32).

cidaran, dejarían de ser gentiles), pero que Yendo a los textos mas cercanos a la Resurrección, debemos
ese
cumplimiento de
observar que en ellos no se deja traslucir en absoluto que los
las profecías no representa para los judiosuna abolición
de la
Ley, sino una confirmación, que debe ser llevada hasta las úlr. hermanos del Señor se convirtieran por una aparición de Cristo

más consecuencias. resucitado. Las primeras apariciones del Señor no presentan en


absoluto el carácter de una evangelización" de los extraños,
Comparando esa doctrina con la de Pablo, diríamos que sino de una "confirmación" de los ya adictos (de los "hermanos"
Santiago insiste en la continuidad de la Economía en ambos Tes en sentido espiritual: Mt., 28,10; Ju., 20,17). En este sentido
tamentos (Cristo es el Mesías prometido, el que tenía
que venir), la aparición a Santiago figura en el "Kerygma" (I Cor., 15,4-7)
mientras que insiste en la novedad del men_aje cristiano
Pablo
(Cristo es la revelación de una Gracia de Dios, escondida hasta
como una más entre las visitas "rutinarias de Cristo resucitado
- a diferencia de la aparición "imprevista", al cabo de unos
el presente). Si la doctrina de Pablo es propia de
quien ha sido años, al último de los apóstoles (Ib. v.8-10)-
De modo parecido,
testigo de la fuerza avasalladora de la Gracia de Dios en la
el trinomio: "las mujeres y Maria la madre de Jesús y sus her
conversión de los gentiles y en la propia conversión, la doctrina
manos" (Act. 1,14; cf. supra) no aparece en los Hechos como
de Santiago nos parece más propia de quien ha
llegado a la fe un grupo acabado de formar, sino como la continuación de una
de modo casi insensible, de quien ha visto el don de Dios como
realidad constituida durante la vida pública.
una consecuencia
lógica de sus promesas. De ahí la hipótesis, que Tanto más cuanto que las mujeres habían seguido a Jesús
quisiéramos proponer, de que los hermanos del Señor no se con- desde Galilea y le habían estado sirviendo (Mt., 27,55 s.; Mc., 15,
virtieron a El después de la Resurrección, sino
que le estuvieron 40 s.; Lc., 23,49; cf. id. 8,1-3) y que entre ellas se encontraban
unidos durante su vida pública. las madres de los cuatro "hermanos" del Señor: "Maria la madre
Diríamos que la exaltación a rango eclesial del
parentesco
de Santiago y de José" (Mt., 27,26 coll. 13,55; Mc., 15,40 coll.
"según la carne" (de que nos da testimonio el episcopado de 6,3) y "María de Cleofás" (Ju., 19,25), madre de Simón y -pro-
Santiago y de Simón, hijo de Cleofás), la firme adhesión al bablemente de Judas. Este seguimiento desde Galilea con
cuerda magníficamente con el hecho que, al empezar el minis-
Templo y a la Ley mantenida frente al desacuerdo de otros
cris
tianos, la misma exigencia de prácticas judaicas por parte del terio de Jesús (Ju., 1,12), su madre y sus hermanos se traslada-
ron a Cafarnaúm, auténtico centro de la vida pública del Maestro
gentil que se
convierte; toda esa actitud de Santiago es más pro
pla de uno que se ha sentido siempre "dentro" de la fe,
(Mt, 9,1 coll. Mc., 2,1; "su propia ciudad").
que de
uno
que, alconvertirse, ha experimentado el fracaso de todos Esa imagen de los hermanos que siguen a Jesús choca apa-
los vinculos carnales
y legales. Por decirlo con palabras del con algunos textos del mismo evangelio. Sobre todo
gelio: es más propio de evan rentemente
aquel a quien se dice: "Tú estás siempre la frase de Ju., 7,5: "Pues tampoco sus hermanos creían en el
LA MADRE Y LOS HERMANOs DE JESUus
98 DR. JORGE SANCHEZ BOSCH 99

a la luz de la cual suele admitirse que tueron su madre v sus Además, es un hecho que, desde los días de Esteban y much0
a partir de la caída
de Jerusalén, el cristianismo "hebreo"
hermanos (Mc., 3,31), quienes quisieron hacerse con Jesús por más
considerarle fuera de sí (Ib. y 21). Diríamos, de todos modos de los hermanos de Jesús se encontró en tensión con otros tipos
que hay motivos sólidos para relativizar bastante la frase de San de cristianismo, más desligado de las prácticas judaicas. Nohay
Juan y para suponer que no fueron la madre y los hermanos de duda, por otra parte, que el evangelio de Juan representa una
teología muy distinta, de la que podemos atribuir a los her
Jesús quienes quisieron raptar al Maestro.
En cuanto al primer punto podemos notar que en las bodas manos del Señor, y no es avent rado atribuirle una cierta tenden-
cia a prevenir a los fieles contra una cierta sobrevaloración de
de Caná-según el mismo cuarto evangelio--Cristo inauguró
una época de actividad mesiánica. Si después de aquel
los jefes de la comunidad judeo-cristiana. El historiador, pues,
milagro deberá contrarrestar esa tendencia, subrayando más lo favorable
los hermanos se van a vivir con Jesús al centro de su actividad
(2,12), es porque aceptan la realidad de su misión. que los desfavorable.

Por otra parte, Juan da al término "cree un sentido muy Colocado bajo esta luz, el episodio de 7,3-10 se comprenderá
radical, que puede ser comprometido por cualquier duda o falta perfectamente como un cierto propasarse-por parte de los her

de entrega. Así no se dice de los discípulos que "creyeran" manos del Señor- en la confianza que el Maestro les había
hasta después del milagro de Caná (2,11) y se dice que "creyeron mostrado al tenerlos en su compañía. No piden milagros para
convencerse ellos (que se sienten ya identificados con el Maestro),
en la Escritura y en su palabra" (Ib. v. 22; cf. aún 20,8 s.; 16,30 s.)
después de su resurrección, cuando de hecho el mero seguimiento sino una manifestación que convenza a los discípulos (v. 3; con
implicaba ya la fe. De modo parecido, a Nicodemo, que había ello se colocan por encima de ellos) y al mundo (v. 4). En la
acudido a El como a un "maestro venido de parte de Dios" (3,2), formulación de su consejo usan palabras que bien podían haber
se le dice: "Si os dije cosas terrenas y no creéis" (v. 12) y al oído de boca del Maestro (cf. Mc. 4,21 s. y paralelos). La res-
empleado real: "Si no veis signos y prodigios, no creéis" (4,48). puesta de Cristode palabra (v. 6-8) y con los hechos (v. 10)
no niega la necesidad de esa manifestación, sino que señala su
En esa linea puede decirse que los hermanos de Jesús, al acon-
al momento señalado por Dios (v. 6-8;
sejar al Maestro que se manifieste al mundo (7,4) por propia vinculación cf. Act. 1,7).
iniciativa, introducen en su misión una cierta búsqueda de gloria Por otra parte, les da una prueba de que no están tan identifica-
humana, sin esperar el "momento" (kairós) señalado por Dios dos con él, puesto que el mundo no les odia (v. 7; cf. Mt., 20,
para su propia manifestación (v. 6,8). En virtud de 5,44 ("Cómo 20-23). Recordemos, en fin, que el día en que Pedro se
podéis creer vosotros que recibís gloria unos de otros y no bus-
propasó en la confianza en su Maestro, recibió de él una res-
cáis la gloia que viene del único Dios? ") puede decirse, pues, puesta mucho menos razonada (Mt., 16,23 y paralelos; cf. aún
de ellos que "estaban creyendo" (en imperfecto; a diferencia del
Mat. 8,26; 14,31; 16,8).
aoristo: "habían creído") en él, a pesar de que aceptaran Si damos un sentido relativo al comentario del evangelista
ramente la realidad de su misión.
since en Ju.,
7,5, nos resultará también difícil atribuir a los hermanos
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100
loco en pleno ministerio. A esa ser el Mesias para distanciarse de quien quiere apresarle a uno
de Jesús la idea de raptarle por
atribución se llega si se identifican los
suyos (boy par-autov) como a loco.

"la madre y los hermanos de v. 31 ss. No


de Mc., 3,21 con
Vista, pues, la discordancia de v. 21 con v. 20 y 31 ss., tanto
creemos, de todos modos, que el contexto imponga tal identifi.
como su concordancia (supra) con v. 22 y 30, colocaríamos la
cación.
cesura después de v. 20 en vez de después de v. 21. "Los suyos"
no tendrán por qué ser la madre y aquellos hermanos que de
No discutimos que, en la actual construcción del evange.
hecho le siguieron (ct. supra et intra), sino otros parientes o alle
lio, Mc., 3,20 puede ponerse en relación con v. 31 s.: las
gados del Señor. De hecho el mismo Marcos nos recuerda
"rurbas" de v. 20 vuelven a ser mencionadas en v. 31; la "casa"
cómo Jesús quedó "sin honor en su patria y entre sus parientes
de v. 20 es presupuesta en v. 31 "quedando fuera mandaron
y en su casa" (6,4: corresponde exactamente a boi par'auton -3, 2 1)
recado..."). Apuntaríamos, de todos modos, que v. 21 no con-
y Lucas (4,28-30) añade que los suyos, oyendo (akoúontes: v. 28;
cuerda ni con v. 20 ni con v. 31 s.
cf. Mc., 3,21) lo que les decía en la sinagoga, le sacaron fuera
Sobre todo si aceptamos su sentido obvio. Si entendemos que para despeñarle. Diríamos, pues, que Marcos nos da aquí, lige
èratein, con complemento directo de persona, significa "apresar"
ramente modificado, aquel incidente de Nazaret, que omitió en
en su sentido más fuerte (cf. Mc., 3,21; 6,17; 12,12; 14,1-44-46- su lugar propio (después de 6,6).
49-51). Si, además, a pesar de la posibilidad absoluta de sentidos Esa distinción entre unos y otros parientes de Jesús es el
más tenues, ponemos la expresión: "pues decian que estaba fuera primer paso hacia una potenciación del título de "hermanos":
de sí (exéste)" de v. 20 en relación con el v. siguiente. "... decian aquellos que se trasladaron a Cafarnaúm para ponerse al servicio
que tiene a Beelzebul y que echa a los demonios en nombre del del ministerio de Cristo (Ju., 2,12) son sus hermanos; los demás,
príncipe de los demonios" y con v. 30: "pues decian: tiene un por más que su parentesco carnal con el Maestro pudiera ser
espíritu inmundo" 1gual o mayor, han dejado de serlo.
Eso supuesto, resultaría
poco lógico que "los suyos" (v. 21),.
precisamente al enterarse (íb.: akoisantes) de que Jesús se encon-
I LA MADRE Y LOS HErMANOS
traba rodeado de una multitud adicta
que no le dejaba tiempo
ni para
comer, salieron (no de la casa, Resumiendo los resultados del apartado anterior, diríamos
pues Jesús estaba dentro,
Sino de Nazaret)
para apresarle y que -supuesta su identificación que "los hermanos del Señor" fueron una especie de colegio
con la madre
(!!) y los hermanos (v. apostólico, paralelo al senado de los Doce, que acompañó a Jesus
entrentándose con toda la multitud
31)quisieron dar el golpe
durante su vida terrena y que ocupó un lugar importante en la
(v. 32). Por otra parte, en
tales circunstancias la
mente mansa (v.
respuesta de Jesús no sería sólo extrana Iglesia naciente.
35 no dice: "Vosotros no Debemos estudiar ahora cuáles fueron las relaciones de ese
aquel que cumple... "), sino
sois...", sino: "todo
perfectamente anodina: no hace faita grupocon María, la madre de Según Act. 1,14, "las
Jesús. mu
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jeres" ocupaban tambien un lugar en ese segundo grupo de con qué espíritu (cf. supra). Ninguno de los tres evangelistas pone
seguidores de Cristo; pero el hecho que sean omitidas en en boca de los interesados, sino en boca de la gente, el titulo
Ju., 1,12-tanto como en Mt., 12,46 ss. y paralelos- nos hacen de "madre y hermanos y el énfasis con que pudo haber sido
suponer que María ocupó un lugar preeminente en el grupo y que pronunciado. Es a la gente, a la expectativa de que Jesús lo deja-
hubo una vinculación personal entre la madre y los hermanos ría todo por atender los suyos, a quien Jesús responde que todo
de Jesús. Esa vinculación se nos hace bastante más verosímil si buen discípulo es su madre y su hermano.
suponemos que los hermanos eran bastante más jóvenes que el
Ello no quita que la madre y los hermanos de Jesús tuvieran
Maestro.
Cristo (cf. sólo
que aprender, por esa y por otras frases de
María pudo tener hasta una cierta misión propedéutica res. Lc., 2,49 s.) a llevar hasta las úlimas comsecuencias prácticas
pecto de los hermanos de Jesús (ello implicaría una cierta parti. el principio de que no es el parentesco carnal, sino la gracia
cipación de la Madre en la misma función piiblica del Hijo). De de Dios, quien les confiere un lugar en la Iglesia. Ese continuo
todos modos, la escena en que los sinópticos unen a la madre
aprender, atribuido a la misma madre de Cristo, no pone en
y a los hermanos (Mt, 12,46 ss. y paralelos), nos presenta a unos crisis la doctrina de su exención del pecado, sino que le da unas
y a otros recibiendo una lección del Maestro. dimensiones más humanas: todo hombre es limitado y no puede
La consignación de aquella escena en los evangelios pudo un tiempo todas las posibles consecuencias de una
percibir a

tener el sentido de un cierto "freno" (si se quiere, de una cierta verdad admitida. La fidelidad total a Dios consiste en una
dis-
el papel preponderante que los hetmanos del vaya mani-
"objeción") ante
Señory con ellos la madre iban tomando en la Iglesia. Sin
posición a ir aceptando su voluntad,
festando a su conciencia.
a medida que se

embargo, ni aun ese supuesto nos lleva a afirmar que la escena


Un nuevo ejemplo de la especial pedagogía de Cristo sobre
resulte eldenigrante
para la madre o los hermanos del Señor. De Su madre y sus hermanos nos lo da la comparación de aquella
hecho, relato
no carga el acento sobre cómo se
comportaron sus atribuciones
que los hermanos
escena en se propasan en
la madre y los hermanos de
Jesús, sino sobre quién es su madre (Ju., 7,3-10; cf. supra) con aquella en que María parece propa
o su hermano. La
respuesta (sobre todo Mt., 12,50; 3,35; Lc., 8,21) sarse en sus atribuciones: las bodas de Caná (2,1-11). Los para-
es suficientemente amplia como para que en ella puedan ser una invitación,
lelismos son múltiples: a) en ambas se encuentra
incluidos también su madre y sus hermanos. huma-
procedente de iniciativa humana y apoyada en parentesco
7,4) su gloria divi-
La parte de no, a que Jesús manifieste (phaneróo: 2,11 y
"culpa" que los evangelios permiten atribuir a la distancia entre El y Sus
la madre y a los hermanos de na, b) la respuesta de Cristo subraya
Jesús es ciertamente mínima. Lucas un "mio" y "vues-
nos dice sólo
que "no podían llegar a El" (8,19) y Mateo gue parientes: al y "tú" de 2,4 corresponde
"yo" términos
"vosotros" en v. 7-8; c) con
tenían intención de hablarle" tro en 7,6 y dos "yo" y
(12,46), pero no que tomarau se alude en ambos casos al
"momento" (2,5: be hora;
ninguna iniciativa para Sinonimos
e mandaron llamar"
interrumpirle.
Sólo Marcos nos dice qu
7,6-8: ho kairós) de Cristo (2,5 mou: 7,6-8: emós), que todavia
(3,31), sin precisar por qué motivo n
104
DR. JORGE SANCHEZ BOSCH LA MADRE Y LOS HERMANOS DE JESUS 105

llegado (2,5: oupo beker;


7,6: oupo párestin; 7,8: hermanos de Jesús (Mt., 13,55; Mc., 6,3) no nos dau
ha ouh bres de los
peplérotai); di inesperadamente, tambien el c. 7 coloca en de todos Ilos parientes que los n a z a r e n o s podían conocer,
la lista
"discípulos" (mathetai: 2,11 y 7,3) el fruto de la manifestacik llevaron tal titulo en la lglesia: Santiago, el primer
sino de los que
ambos casos Jesus cumple el sucesor de Santiago, según Hege-
de Cristo; e) en de becho aquello que obispo de Jerusalén; Simón,
le pedían sus parientes: procura vino a los invitados (2.7.10 hermano de Santiago, según Jud., 1,1; José,
y sipo; Judas, La vVinculación de madre y
va Jerusalén (7,10). tenemos otras noticias.
de quien no
pueda deducirse del texto n0 será, pues, el testi.
hermanos que
Tanto la madre como los hermanos debieron
penetrarse en unos y otros formaban un sólo hogar, sino
monio directo de que
aquel momento de la idea de que no eran ellos quien podía deter. testimonio de una vinculación en el seno de
la comunidad.
el
minar el "momento" de la acción salvifica de Cristo, por más
encontraron unidos en la venera-
que el mismo Dios pudo de hecha hacerles instrumentos de su Madre y hermanos de Jesús se
determinación. De modo da a entender el título que se les
parecido los contemporáneos de Jesús ción de la Iglesia, c o m o nos

en las discusiones en
pudieron aprender que la posición de la madre y de los herma- dio. Recordamos que un punto decisivo
nos de Jesús en la Iglesia no les venía por ser madre
y por ser torno a los hermanos de Jesús es el hecho que "hermanos del
hermanos, sino de una libre determinación de la voluntad de Dios. Señor" es un título acuñado por la comunidad hebrea de Jeru
salén. Pablo, que nos lo transmite (I Cor., 9,5 y Gal 7,19),
La madre y los hermanos después de Pentecostés es poco sospechoso de haberlo inventado: él, que no querí
conocer a Cristo la carne" (II Cor., 5,16) y que tenía
"según
El libro de los Hechos (cf. supra) nos atestigua
que la vincu- poco que esperar de que iban "de parte de Santiago
los
entre la madre y los hermanos de Cristo continuaba el hubiera insistido más bien en que eran hermanos de
lación (Gal, 2,12),
diaen que la
Iglesia se presentó al mundo: el día de Pentecostés. Jesús segiin la carne. Si de hecho se les llamó "hermanos del
El carácter "fundacional" de la obra nos es porque se les atribuyó una cierta participación en la
la
permite suponer que Señor
noticia no tiene mero carácter cronístico, sino que responde función mesiánica de Cristo glorificado -como indica el hecho
a una situación que perduró en la vida de la Iglesia primitiva. que Santiago tomara el episcopado de Jerusalén, que fuera suce-
dido por otro "hermano del Señor" y que en torno a ellos se
El mismo carácter de actualidad (sin negar por ello su fun-
tormara un aura de veneración-
damento hisrórico) podemos atribuir a la pregunta formulada en

MC, 6,3: "No es ése el carpintero, el hijo de María y hermano Pues bien: junto al título de "hermanos del Señor" surgió
el de "la madre del Señor", acompañado de una veneracion no
de dantiago, y José, y Judas, y Simón?" Presumiblemente "hijo
de María" no fue una
designación corriente los nazareno
entre
menos profunda. Lucas nos da testimonio del título y de su
con
(Sino más bien tenido con la frase: "De dónde a mí que venga la madre de
"hijo de José") como nos refieren Lc., 4,a
Ju, 6,42, cf. Mt., 13,55), sino la mi señor a visitarme?" (1,43). Si bien la frase es apenas
Cntre
proyección de un uso admi concebible antes de la Resurrección, bien puede expresar los
comunidades cristiana. De modo parecido, los non
106 DR. HERMANOS DE JESUS 107
JORGE SANCHEZ BOsCH LA MADRE Y LOs

sentimientos con que las comunidades cristianas actuo entre los cristianos judíos, tanto

revelador, que
su seno a la madre de Jesús y el titulo con acogieron e ritu Santo
cristianosgentiles (ict. Gal,
2,8!), n o s da testi
ciencia de que-con plena con. los
significado- por la aceptación cre
su entre
la honraron. como
"solidez,
corroborada

La consecuencia de todo ello es monio de aquella universal.


que María residiría de la Iglesia
salén durante los primeros en
Jeru- yente por
parte
tiempos de la
Iglesia (opinión de la caída de Jerusalén,
como sabemos, se
apoya en tradiciones bien
que,
El cuarto evangelio, escrito después
ocuparía un cierto sólidas) y que de u n a evolución e n
la posición de la Iglesia
papel de
"reina-madre (por referirnos da testimonio
María
los hermanos del Señor:
a nos
figura bien viva en el
mundo semitico) ante
aquellas decenas
una
gentil respecto de
la madre y
cuando los herma-
de miles de Iglesia universal, a u n
judeo-cristianos, de que nos habla Act. 21,20. afirma su puesto
en la
los paralelis-
nos del Señor
lo van perdiendo. Hemos notado ya
Precisamente porque el cristianismo gentil, sobre todo de Maria e n las bodas de Caná (Ju., 2,1
intervención
desde mos entre la
Pablo, se desarrolló con bastante autonomía respecto de la de los hermanos de Jesús (7,3-10). Pero no
Igle- 1) y la intervención
sia de Jerusalén (cf. Gal, 1,18 s, 22 s.; 2,1 s.) e n t r e ambos relatos hay diferencias pro
y porque las primi podemos olvidar que
de todos los distanciamientos de Jesús (2,4
tivas tradiciones evangélicas-tanto como la s.),
mayor parte de fundas. Después
escritos del Nuevo Testamento--están marcados por desencadenar u n a acción
aquel María recibe como un impulso para
son precisamente
tipo "gentil" de cristianismo, nos explicamos que en los docu conforme a la voluntad de Dios (sus palabras
bora del primer
mentos más antiguos del Nuevo Testamento falte el testimonio "Haced lo que El os diga") y señalar así la
de Cristo (v. 11). Puede bien decirse que Dios ha
actua-
de las grandezas que Dios realizó en María (Le., 1,49). La inclu milagro
sión de esos testimonios al principio de los evangelios de Mateo do por medio de ella. Respecto de los hermanos, en cambio,
y Lucas (Mt., c. 1; Le., c. 1-2) no representaría una evolución el evangelista (quizá más que la tradición en que se funda) insistee
sino "vuelta a las fuentes" en que Cristo fue a Jerusalén independientemente de ellos y quc
teológica meramente especulativa, una

la madre y los su actuación fue diversa de la que ellos le pedían (7,10).


(cf. Lc., 1,1-4) que se hallaban en Jerusalén:
Además, como hemos comentado, afirma que los hermanos "n
hermanos de Jesús.
creían" (v. 3).
Es un hechocomo hemos insinuado ya- que de la doc
La diferencia entre la madre y los hermanos se acentúa toda-
cierta prevención respecto
trina paulina se deduce más bien u n a via, por cuanto que los hermanos no vuelven a aparecer (con lo
vínculos carnales (ci., por cual se deja la impresión desagradable producida por 7,3-10)
de una gracia de Dios que se apoya en Pablo,
si Lucas, discípulo de
ejemplo, Rom., 9,8). De todos modos, con Maria,
mientras que María, al pie de la Cruz, es objeto de las únicas
se hace propagador de las
maravillas de Dios para que hacen referencia al futuro de los que
"solidez": que palabras quedan en

es porque ha tenido ocasión de comprobar


su la tierra.
meramente car
María no representa la exaltación de un vínculo Si la interpretación literalista de
sino-con toda profundidadla "esclava del Señor
en aquellas palabras plantea
nal, El Espi algunos problemas a las conclusiones de este ensayo (por critica
1,38; cf. v. 46 ss.).
cumple su palabra" (Lc.,
quien se
108 DR. JORGE SANCHEZ BOSCH

interna, el autor del cuarto evangelio no puede ser un her


del Señor), interpretación espiritual mano
su
encaja
con la evolución que estamos presentando. pertectamente
El texto nos
mua stra
cómo María-pasando por encima de todos los
vínculos
dominio de la uma-
nos-pasa al Iglesia universal. Con la
ayuda, hrer:
samente, de un principio paulino: loS cristianos son...
Jesús D
ahí que a María pueda decírsele: "Mujer, ahí tienes
a tu Hiio
(Ju., 19,26) y que al discipulo a
quien amaba Jesús pueda
sele: "Ahí tienes a tu madre" (v. 27). Los
decir.
hermanos de Tesis
sús,
al fin y al cabo, no eran hijos de Maria.
Tienen, pues, que ceder
su
puesto a aquellos que son algo más que
según la carne: a la parientes de Tesús
Iglesia, que es
(Cuerpo de) Cristo.
Buscando un
providencial en todos esos hechos, ditia.
nexo
mos: el
lugar providencial que Dios reservaba a María
podido ser mal interpretado por los gentiles hubiera
fe sin una idea clara de Dios que llegaban la a
y de Salvación. Sólo una
su
consolidación de la fe cristiana les
podia dar acceso a una com-
prensión de las grandezas que Dios había obrado en María. Mien-
tras tanto, los
hermanos de Jesús fueron
materno en el
que fue madurando la
algo así como el seno
de su madre. revelación de Dios respecto

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