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Las Técnicas Participativas se vienen usando, a lo largo de esta última década, con distintos

objetivos y en diferentes espacios. Históricamente fueron utilizadas en el ámbito 'Psi', en el trabajo


en pequeños grupos, con el objetivo de cohesionar, de desinhibir y, en muchos casos, con el fin de
lograr el desarrollo de identificaciones intra grupo. Asimismo, en psicoterapia grupal, se ponen en
práctica algunas de ellas para obtener un grado de confianza entre los integrantes que coadyuve
en beneficio de las relaciones intersubjetivas. La introducción de técnicas en toda actividad grupal
facilita el proceso de integración de los miembros de un grupo, abre la oportunidad de un tiempo
reflexivo y permite el desarrollo de un aprendizaje activo. Al mismo tiempo ese "hacer" va
produciendo y reproduciendo nuevas relaciones, construyendo otros conceptos y modificando la
vida cotidiana desde un crecimiento creativo.

En general, se habla de técnicas participativas o juegos participativos en el sentido de que, con


ellos, se estimula la reflexión y la acción de los integrantes de un grupo a partir de las relaciones
intersubjetivas. Para que realmente se produzca un hecho pedagógico de aprendizaje, las técnicas
deben responder o estar en función de un tema específico, con un objetivo real y concreto, y
preparadas para un conjunto de personas determinadas, que serán sus destinatarios. La propuesta
de la técnica en un espacio grupal nos reenvía inmediatamente a la idea de juego y creatividad. Lo
que se intenta con su aplicación es promover en el grupo la distancia con el objeto de
conocimiento real para jugar un tiempo con la imaginación, con las fantasías, partiendo de la idea
que fugar es hacer, y lo que se pretende con la implementación de una técnica, también, es un
"hacer"; es un hacer reflexivo, colectivo, productivo en relación a un fin determinado.

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