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Croni

cas
de
Belda
r
Capitulo V.
El asesinato de
alr sylvan

Campaña: Aventureros por Beldar


“Beldar un mundo de fantasía, un mundo de aventura, un mundo para vivirlo”
Campaña: “Aventureros de Beldar”
Capítulo IV. Aventuras en Walereham................................................................................................................................3
Introducción.................................................................................................................................................................... 3
Posada El descanso del Guerrero....................................................................................................................................3
Asesinato de Alr Sylvan...................................................................................................................................................6
Escena inicial con los PJ...............................................................................................................................................6
PISTAS PRINCIPALES........................................................................................................................................................8
Clínica del Dr. Sylvan, Dannar......................................................................................................................................8
Sir Jasper Meeks Médico forense................................................................................................................................8
Hotel El Dragon Real...................................................................................................................................................9
Oficina de Archivos Nacionales.................................................................................................................................10
Abogado Woodmard Bakersfield..............................................................................................................................10
Sr Frank Tatum..........................................................................................................................................................11
Solución:........................................................................................................................................................................ 13
OTRAS PISTAS................................................................................................................................................................15
VIVIENDA INSPECTOR GREGORY...............................................................................................................................15
CONSERJE EITHER......................................................................................................................................................16
Sr. J. Hegler................................................................................................................................................................16
Sra. Esther Haley.......................................................................................................................................................18
Flavius Nast...............................................................................................................................................................19
Jonathan Kart............................................................................................................................................................19
DR. Moore Agar.........................................................................................................................................................20
Sean Fogerty.............................................................................................................................................................21
Daniel Oliver..............................................................................................................................................................22
Central de carromatos de alquiler.............................................................................................................................23
Srta Gertrude Helwig.................................................................................................................................................24
Bajos fondos..............................................................................................................................................................24
Capítulo IV. Aventuras en Walereham.

Introducción
En el distrito de STAR, estarán descansando en la taberna, El descanso del Guerrero, el dueño es el
comerciante que habéis salvado de los no muertos en el Gran camino de Krinduth, Dannar Sylvan. Os ha
dejado estar con todos los gastos pagados en la posada durante un mes.

Posada El descanso del Guerrero


Localización
En un distrito STAR, al oeste de un monolito grabado con runas. Afuera, la calle está llena del aroma de
carne asada y pan fresco.

Descripción
La posada es un edificio de dos plantas con entramado de madera, varias vidrieras y suelo de mosaico. Los
alojamientos consisten en varias habitaciones grandes con camas y colchones de lana. Una suite de torre
adjunta de tres pisos está reservada para clientes nobles.

Posadero
El posadero es un anciano mediano llamado Ribo. Es un médico jubilado y, a veces, lo visitan magos y
hechiceros poderosos. El dueño de la posada es el comerciante Dannar Sylvan de Walereham, al cual
salvaron junto a su hija de caer en el ataque que se produjo en el camino.

Menú
 Vieira estofada y tarta de arándanos, copa de brandy (3 sp)
 Oso al vapor con pastel de azafrán y dátiles, vaso de sidra (3 sp)
 Oso estofado con ajo y puerro, vaso de hidromiel (1 sp)
 Dragón Asado y Granada Seca, Vaso de Sidra (1 sp)
 Huevos Cocidos y Cebollas Secas, Jarra de Hidromiel (9 uds)

Habituales
 Beorhtio: luchador humano masculino, bueno. Beorhtio es corpulento, con cabello blanco y ojos azul
oscuro. Viste cota de malla con bandas y empuña una maza y un escudo. Beorhtio estuvo petrificado
durante cien años.
 Svari: Ilusionista enano masculino. Svari tiene cabello rubio, ojos verdes brillantes y barba rizada. Viste
túnicas viridianas y empuña una daga y una honda. Svari está buscando un antiguo artefacto del mal.
 Baldo: hombre mediano ilusionista, bueno. Baldo tiene cabello castaño rojizo y ojos color avellana, y camina
cojeando. Viste túnicas negras y empuña un bastón. Baldo busca oponente para un extraño juego de mesa.
 Gilmithrie: Mujer Elfa Druida, Neutral. Gilmithrie es bajo y corpulento, con cabello rubio y ojos grises. Viste
una armadura de cuero y empuña una cimitarra y una honda. Gilmithrie tiene un miedo traumático a los
espacios abiertos.
 Ames Wyardye: luchador mediano masculino, neutral. Ames es alto y corpulento, con cabello castaño
desigual y ojos verdes. Viste cota de malla con bandas y empuña un pico militar. Ames está cazando a la
hechicera que le robó a su esposa.

Rumores:
 El maestro de la Sociedad de Magos ha sido visto cerca del Túmulo Secreto de Vepha con una compañía de
aventureros.
 Opon el encantador ha estado realizando peligrosos experimentos en su torre. Ubicado en el distrito del
viejo Walereham
 La ilustre hechicera Lyme está prisionera en la guarida de Darima, la archimaga, atada por cadenas de
llamas mágicas.
 Robro ha sido atacado, buscando una de las espadas de Atoh.
 Liantieth ha sido atacado por un ejército de no muertos.
 El Gremio de los cuervos negros están buscando a alguien que acaba de llegar a la ciudad. Ya se puede dar
por muerto.
 Un primo del príncipe heredero del Reino de Areqia ha sido visto en Altza. Han puesto precio a su cabeza el
actual rey de Areqia.
 El maestro de la Sociedad de Poetas es también el maestro del Gremio de Asesinos.
 Un vampiro todavía acecha en las criptas debajo de las ruinas de Omarr's Delve.

Encargos:

 Esgrima al hijo de un noble, se pagará según valía.


 Protección de una caravana comercial hacia Liantieth. 10 monedas de oro por cabeza
 Recuperar un objeto de las quebradas de los muertos. 150 monedas de oro por cabeza. Esta misión ya lo
han intentado 5 grupos y se empieza a decir que esta maldita.
 Recompensa de 1000 mo por la cabeza de Bubric Hornfall de Abaredan.

Objeto a la venta en la posada:

 Cuenco de porcelana pintado con imágenes florales (250 mo)


 Salero de jaspe grabado con un laberinto (25 mo)
 Ardilla petrificada con incrustaciones de cobre (25 mo)
 Collar de gema verdadera (2500 mo)
 Copa de Coral grabada con Runas Arcanas (750 mo)
 Retrato (de un humano masculino) en un Marco de Madera grabado con un Laberinto (25 mo)
 Plato de gres pintado con imágenes del bosque (250 mo)
 Par de zapatos de cuero refinado con enredaderas florales (250 mo)
 Copa de madera dorada grabada con enredaderas florales (2500 mo). Tiene una particularidad tiene magia,
y el agua la convierte en vino.
 Juego de dados de marfil con pepitas de cobre (25 mo)

Si se emborrachan, les podría pasar una de las siguientes historias. 1d10.

 Noqueaste a un vigilante de una posada cercana mientras estabas borracho, ahora te busca para devolverte
el “favor”.
 Estás atrapado en un torbellino de romance con una clériga semielfa y un humano.
 Mientras estabas borracho, accidentalmente ayudaste a escapar a un ladrón buscado, y el gremio de
ladrones ha pagado silenciosamente los gastos de tu estancia.
 Recuerdas haberte emborrachado con un enano que se jactaba de ser el rey de un reino distante, y ahora
posees la escritura de una casa de campo embrujada en las afueras de la ciudad, pero no recuerdas cómo la
obtuviste. En el distrito de Woodfair.
 Derrotaste a un ladrón buscado en una pelea de borrachos y fuiste recompensado con la recompensa de 86
mo.
 Tuviste éxito en el juego y ganaste 80 mo.
 Te despiertas en un callejón oscuro sin recordar cómo llegaste allí, mientras un par de niños astutos se
paran cerca y buscan entre tus pertenencias.
 Has ganado una apuesta borracha con un guardabosques errante y has ganado un arco corto élfico mágico
de +10.
 Has ganado una apuesta borracha con un aristócrata local y has ganado un cáliz de cristal valorado en 86
mo.
 Has ganado una apuesta borracha con un rico comerciante y has ganado un caballo de montar que lleva 12
libras de lingotes de plata. (100 mo cada lingote)
Asesinato de Alr Sylvan
Alr Sylvan es el hermano de Dannar Sylvan, el dueñ o de la posada El descanso del guerrero, gran
comerciante reconocida de la ciudad de Walereham. Lo acusan del asesinato de su hermano. Os pide
ayuda para limpiar su nombre y encontrar al verdadero asesino de su hermano. Piensa que es un
complot contra él, ya que le sobran enemigos. Ademá s, os confiesa que es parte de la Hermandad del
Cuervo Negro, hace que algunos de sus enemigos sean muy peligrosos.

En un edifico dentro del distrito Ciudad del Norte, ademá s de la escena del crimen se pueden visitar
má s habitaciones/personas.

En un edificio en el moderno distrito de Ciudad del Norte, en unas de las partes de la ciudad más
modernizadas y exclusivas. La vivienda de Alr Sylvan esta en frente de un Hotel muy exclusivo, el
Dragon Real.
El Dr. Alr Sylvan, usaba su vivienda también como clínica. Tenía una enfermera, la srta. Dott. El
conserje del edificio un semiorco llamado Either. En la misma manzana viven el Inspector Gregory,
J. Hengler dueño de un circo y la Sra. Esther Haley.

Escena inicial con los PJ


Es un día de frío invierno, cuando Dannar Sylvan os recibe en su oficina del distrito comercial. Os
estremecéis unos segundos con el cambio de temperatura, se frota los guantes, y finalmente se quita
el abrigo y acepta la invitación a sentarse.
“En una mañana fría, ¿cierto?”.jugadores
“Han matado al Dr. Alr Sylvan esta mañana, mi hermano, cuando abrió la clínica donde trabajaba
por la mañana”.
“¡El Dr. Sylvan! ¿Tu hermano? ¡Es horrible!”.jugadores
“Horrible e increíble: un asesinato justo en mis narices. Y que el propio senescal me ha acusado”.
“Cuénteme todo”.jugadores
Mientras sigue frotándose las manos frías, Dannar Sylvan resume la situación.
“He encontrado el cuerpo del Dr. Sylvan en el suelo de la clínica, entre el escritorio y la ventana. El
médico acababa de llegar a trabajar, el asesino estaba supuestamente esperándolo dentro de la
clínica. El portero del edificio, Either un semiorco un poco tonto, lo conozco en persona, asegura que
el médico ha entrado solo, como cada mañana, para abrir la clínica al comienzo de sus horas de
visita. Either también excluye que alguien haya entrado durante la noche, ya que el edificio está bien
protegido y sólo los residentes tienen llaves de la puerta principal. Tan pronto como el doctor ha
subido al segundo piso, donde la clínica, se disparó un arma de fuego, esas cosas las carga los
demonios y deberían de estar prohibidos, menos mal que todavía no son muy recurrentes entre la
gente. Yo mismo he oído el disparo, al poco tiempo de que el Dr. Sylvan pasase por la portería y el
informe médico parece confirmar este como el momento de la muerte”
“¿Otros detalles? Definitivamente habrá algo extravagante, supongo”.jugadores
“Sí. Primero el extraño olor, similar al de una sopa que salió mal, que infestaba la clínica cuando
entré. Tal vez el asesino derramó accidentalmente alguna poción, durante el ataque, pero entonces
también debe haberse llevado el frasco, porque no se ha encontrado ningún rastro de hierba o poción
en la habitación. Pensamos que el asesino se ha escapado por la ventana, que estaba abierta. En la
acera justo debajo de la ventana se encontró una cuerda atada a un gancho. A primera vista parece
que el asesino, después de haber huido por la ventana, se las arregló para soltar el gancho, pero no
ha tenido tiempo de recoger la cuerda, que permaneció en la acera. No hemos encontrado la manera
en que el asesino ha logrado colarse en el edificio, o en la clínica, antes de la llegada del médico. Por
esta razón he interrogado a todas las personas que viven o trabajan en el edificio, ya que pueden
haber visto algo, o incluso haber ofrecido al asesino un lugar para esconderse por la noche, para
coger el médico por sorpresa”.
“¿Así que cree que el asesino tiene un cómplice en el interior del edificio?”jugadores
“Puede Ser. Es un antiguo edificio de tres plantas, además de la mía, con escaleras de acceso
parcialmente separadas, para garantizar cierto grado de discreción. El hall de entrada del edificio es
compartido, es posible que el asesino hubiera entrado el día anterior, después haya pasado la noche
en casa de un cómplice y por la mañana hubiera pasado furtivamente más allá de la puerta, para
subir la escalera C donde está el estudio del Dr. Sylvan”.
“Es una idea interesante, estoy de acuerdo. ¿Quiénes son los otros residentes?”
“Los conozco desde hace años, y es muy doloroso tener que sospechar de ellos. De todos modos,
aquí están los nombres: tenemos a la Sra. Esther Haley, último piso Escalera D. Es dueña de los
baños públicos homónimos, que se encuentran al otro lado de la calle. El segundo piso, escalera C,
estaba totalmente ocupado por el Dr. Sylvan, entre la clínica, la oficina, una pequeña tienda, la sala
de espera, el almacén de medicamentos y Alr tenía la única llave de acceso al piso. La escalera B, del
primer piso, está ocupada por las oficinas de una compañía de circo, a cargo de un tal John Hengler,
hijo del famoso Charles Hengler. La escalera A es en realidad un sencillo acceso a la vivienda del
portero, el Sr. Either, que vive en la planta baja con su esposa y se encarga del mantenimiento y
limpieza de todo el edificio”.
“Si no recuerdo mal su casa está ubicada en la planta baja, ¿no?”jugadores
“Exacto. Mi apartamento ocupa toda la planta baja, si excluimos los modestos alojamientos del
portero. Vivo allí desde hace varios años”.
“¿Puede decirme quién estaba en el edificio en el momento de los disparos?” jugadores
“Claro. Unos momentos después del disparo, apenas había salido de mi apartamento para subir las
escaleras hacia la clínica del Dr. Sylvan, he notado que la puerta estaba cerrada con doble llave,
para que nadie pudiera entrar o salir. En el momento del asesinato dentro del edificio estábamos sólo
la Sra. Haley, el portero con su familia y yo. Todas personas inocentes, en mi opinión. Esto parece
confirmar que el asesino se ha escapado por la ventana, y sugiere que pasó la noche en el edificio”.
PISTAS PRINCIPALES

Clínica del Dr. Sylvan, Dannar


Entramos en el gran edificio, cuya mole ocupa todo el bloque, y subimos al segundo piso. Al pasar por
la puerta que conduce de la escala C a las distintas oficinas entramos en la pequeña clínica médica,
donde fue encontrado el cuerpo del Dr. Sylvan. El agente John Gibbons, envuelto en su abrigo, cierra
inmediatamente la puerta detrás de nosotros.
“Espero que Gregory nos de permiso para cerrar la ventana por la noche”, dice el agente.
“¿No se ha tocado nada, desde que se encontró su cuerpo?”.
“Exactamente”, confirma el agente, “aparte de la puerta de la clínica, que por supuesto estaba abierta.
Pensé que era prudente cerrarla para que no se enfríe todo el edificio, como Gregory dio órdenes de no
tocar la ventana. El cadáver está en el anatómico forense en este momento”.
“Gregory sabe lo que está haciendo”, comentamos mientras examinamos la habitación. A la izquierda
hay una pequeña biblioteca, llena de publicaciones científicas, libros de medicina y enciclopedias. En
una estantería hay algunas botellas de medicamentos para primeros auxilios, bastante genéricos, y
algunos instrumentos médicos. Al lado de la biblioteca vemos una gran estufa, casi nueva, en cuya
parte superior ligeramente cóncava se notan algunas manchas, tal vez debido a la humedad. La
ventana, con vistas a Euston Road, está completamente abierta; bajo el alféizar de la ventana vemos
manchas en el papel pintado, al parecer causadas por la cuerda garfio utilizada por el asesino para
escapar. A la derecha está el escritorio del médico, en el que hay un poco de papel desordenado y el
periódico de ayer.
“La víctima fue encontrada cerca de la ventana, en el suelo, con un disparo en el pecho”, dice el
agente Gibbons, “como demuestra el charco de sangre en el suelo. Al caer, la víctima debe haber
chocado con la silla, que fue volcada. Gregory ya ha examinado los papeles de su escritorio, que ahora
están en Scotland Yard, pero no encontró nada interesante”.
“¿Fue el primer oficial de policía en llegar al lugar después del inspector Gregory?”.
“Exactamente”.
“¿Notó algo extraño, nada más entrar?”.
“Sí. Cuando entré en la clínica me di cuenta de un fuerte olor desagradable, similar al de la col
hervida. Según el inspector Gregory el olor era aún más intenso, a las ocho de la mañana, pero con la
ventana abierta ahora el olor ha desaparecido por completo”.
“Muchas gracias, Gibbons, y buen trabajo”.

Sir Jasper Meeks Médico forense


Entramos en la oficina del médico forense mientras Sir Jasper Meeks se inclina sobre la mesa, con la
intención de dejar unos papeles voluminosos.
“Buenos días. Esperaba su visita. ¿Están ustedes interesados en el análisis sobre el cuerpo del fallecido
Dr. Sylvan, supongo...”.
“Exactamente. ¿Qué nos puede decir acerca de la causa de la muerte?”.
“Todos los análisis del cuerpo confirmaron la hipótesis. El Dr. Sylvan fue asesinado de un disparo. La
bala le atravesó el pecho, destruyendo varios órganos vitales y causando la muerte casi inmediata. A
juzgar por las lesiones, el disparo debió llegarle desde arriba, lo que sugiere que el asesino es muy
alto, o que la víctima se encontraba de rodillas cuando le dispararon. Los análisis indican cómo hora
probable de la muerte las de ocho de la mañana, que coincide con la versión dada por los testigos”.
“¿Así que no encontraba nada interesante?”
“En el cadáver, nada. Pero me di cuenta de algo inusual en la ropa del Dr. Sylvan. La investigación
inicial sugiere que la víctima había sido asesinada por alguien en la misma habitación, o muy cerca. Si
fuera así, en la ropa del médico tendría que haber un poco de quemadura, como la que dejan sus armas
cuando golpean un objetivo a corta distancia. En cambio, me he encontrado nada, ni un residuo de
tejido quemado, o rastros de pólvora”.
“¿Esto podría demostrar que el asesino disparó desde lejos?”.
“Claro. A juzgar por la herida y lesiones, yo diría, sin embargo, que no demasiado lejos. Cerca de diez
metros, tal vez un poco más. Esto hace que sea aún más extraño si tenemos en cuenta que el disparo
vino de arriba”.
“Esta es una gran noticia, Sr. Meeks: ¡seguramente llevará a un punto de inflexión en nuestras
investigaciones!”

Hotel El Dragon Real


Llegamos enfrente del Hotel, justo al lado del tren, y nos quedamos con la boca abierta. La belleza del
edificio, con agujas de plata posadas encima de la enorme pared de ladrillo rojo, nos deja sin aliento.
Es una pena pensar que el hotel deba cerrar, pero estando delante de esta obra maestra de la
arquitectura, como es natural, pensamos que será un cierre temporal. Después de un breve recorrido de
patrulla nos damos cuenta del pequeño letrero en la puerta principal. Ciertamente, nadie podría leerlo
desde la distancia, y mucho menos desde la calle, por lo que es razonable suponer que nadie sabía del
cierre inminente. Continuando nuestro recorrido nos resignamos a la idea de que todas las entradas
están selladas, y no hay manera de entrar en el hotel. Pero recordando el lema de Sherlock Holmes,
nos centramos en la única opción que queda: si hay una entrada al hotel, puede que no sea por la calle
principal, sino en la parte posterior. Entramos así en los muchos pasajes de la cercana estación de St.
Pancras, y después de varios tramos de escaleras que suben y bajan, vemos que las cocheras de la
estación están adyacentes al hotel. Cruzando las cocheras es fácil colarse por un pequeño hueco en la
valla que conduce a la parte trasera del hotel. Allí, justo al lado de la cocina vacía, vemos que una de
las pequeñas puertas de servicio presenta algunas señales de entrada forzada. Nuestra observación se
confirma por el hecho de que tras empujar un poco la puerta nos encontrarnos dentro de la despensa.
Una vez que exploramos las diversas habitaciones del edificio, que están todas abiertas. Prestamos
especial atención a las habitaciones que dan a Euston Road, y por último, después de llegar a la tercera
planta, encontramos una habitación que atrae nuestra curiosidad. A diferencia de las otras
habitaciones, de hecho, las cortinas de la ventana de este cuarto están completamente abiertas, y una
rápida mirada confirma nuestra hipótesis: la sala está exactamente enfrente de del Dr. Sylvan, a pesar
de estar situada en un piso más alto. Mirando cuidadosamente la habitación no encontramos nada, a
excepción de un pequeño montón de cenizas, junto a la ventana. Recogemos unas pocas, para
examinarlas mejor: a primera vista parecen indistinguibles de las cenizas de una chimenea normal,
porque son negras hollín moteado de blanco; pero la ubicación debajo de la ventana, y la modesta
cantidad, sugieren el residuo de algún extraño cigarro, posiblemente aromatizado con alguna planta
un poco más leñosa de lo habitual. También tratamos de buscar las huellas dactilares, pero en el
suelo polvoriento hay varias pistas diferentes, como si la habitación no hubiera sido limpiada
después de haber sido utilizada por distintos clientes. La única cosa que nos llama la atención son las
pequeñas huellas circulares, un poco más grandes que un soberano, quizá causados por un palo o el
mango de alguna herramienta. Satisfechos con el descubrimiento ponemos las cenizas en nuestro
bolsillo, bajamos las escaleras y tomamos la dirección exactamente opuesta, asegurándose de que
nadie se da cuenta de nuestra presencia.

Oficina de Archivos Nacionales


Apenas entramos en edificio de los Archivos Nacionales identificamos a Disraeli O’Brian, nuestro
contacto, que nos reconoce y nos lleva en una pequeña habitación apartada.
“He recibido vuestra solicitud. Me tomó un poco de tiempo, pero encontré lo que me pidieron”.
Nos muestra una carpeta llena de documentos, amarillenta y ligeramente desgastada por el tiempo.
“Estos son los documentos del proceso de Sylvan, en octubre de 1876. Pueden darle un vistazos ahora,
si quieren, pero no puedo prestárselos ni hacerles una copia”.
Agradeciéndoselo calurosamente a O’Brian abrimos la carpeta y empezamos a revisar los diversos
documentos. El lenguaje prolijo y complicado de las relaciones judiciales dificulta la lectura, por lo
que decidimos tomar algunas notas y compilar una hoja resumen con la información clave:
Fecha del proceso: añp 1876
Sospechoso: Doctor Dannar Sylvan, nacido en Walereham en 1843
Acusación: Deficiencias voluntarias en pacientes contusionados, heridos, lesionados. Realización de
cirugías innecesarias con el fin de comprobar el efecto sobre el sistema nervioso y sus conexiones
dentro del cuerpo humano. Violencia física y torturas cometidas entre 1874 y 1875.
Abogado de la acusación: Flavius Nast.
Abogado de la defensa: Woodmard Bakersfield
Consejo médico: Doctor Moore Agar
Testimonio: Sir Jonathan Karth, Sean Fogerty, Frank Tatum,
Resumen de la audiencia: presentación de los hechos por parte de la fiscalía. Intervención del doctor
Agar y réplica del doctor Sylvan. Exposición de los informes médicos. Valoración de los documentos
médicos. Testimonio del Sr. Karth, cegado por una intervención del doctor Sylvan. Testimonio (poco
comprensible) del Sr. Fogerty, cerebro deteriorado después de una operación realizada por el doctor
Sylvan. Testimonio del Sr. Tatum, una pierna y un brazo lisiados después de someterle a tratamiento
el Dr. Sylvan. Intervención de la defensa. Discurso de la acusación. Discurso decisivo de la defensa,
que demuestra que a) ningún testimonio resulta decisivo y convincente, b) todos los pacientes tenían
su vida potencialmente amenazada, c) el doctor Agar promoía intereses intereses personales, en
términos de carrera médica, contra el doctor Sylvan, por un puesto vacante en el Hospital Middlesex,
por lo que el procedimiento podría estar viciado.
Veredicto: el tribunal absuelve al doctor Sylvan de todos los cargos, porque no sexisten pruebas. El
doctor Sylvan es elogiado haber salvado la vida de los pacientes, aunque a un alto precio. Ninguno de
los médicos involucrados es expulsado de la orden.
O’Brian pide revisar nuestras notas, y luego sonríe y nos guiña un ojo.
“Muy bien, de hecho, me parece que las notas resumen, no serán consideradas por nadie una copia de
los documentos oficiales. Pero no las dejéis ver demasiado, de acuerdo?”.
“¡Cuente con nosotros, Sr. O’Brian, y gracias!”.

Abogado Woodmard Bakersfield


La secretaria del Sr. Bakersfield nos acomoda en la oficina del abogado, después de una breve espera.
El Sr. Bakersfield es un hombre corpulento, que aparenta unos sesenta años, tal vez algo menos.
Nuestra atención recae en la gran lunar que le nace en la frente, justo encima del ojo izquierdo.
“¡Ah, los chicos del viejo Holmes! ¿Cómo puedo ayudarles?”.
“¿Sabe lo del Dr. Sylvan? Murió esta mañana”.
“Sí, recibí la noticia, pero espero el periódico de mañana, para más detalles. Tal vez podría
preguntarles a ustedes, pero su presencia aquí sugiere que el asesino sigue en libertad”.
“Así es, señor. Creemos que el asesinato tuvo algo que ver con el proceso de 1876. ¿Podría decirnos
si recuerda algún detalle importante? “
“Déjenme recordar. Tal vez... se trató de juicio por cargos de mutilación y tortura, ¿verdad? Por
supuesto, uno con el Dr. Agar. Ah, sí, ahora que lo pienso había algo particularmente extraño. Un
verdadero regalo del cielo, de hecho. Uno de los testigos, el cojo que había perdido el uso de su brazo
izquierdo, testificó a favor del Dr. Sylvan, a pesar de ser llevado al banquillo de los testigos por la
fiscalía. Recuerdo que centré mi propio alegato final en el testimonio del cojo, para convencer a la
corte de la inocencia del Dr. Sylvan. Fue un verdadero éxito, pero no fue realmente por mí. Todavía
me pregunto por qué esa declaración, muy inusual e inesperada. Creo que, sin el cojo, el proceso
habría sido largo y difícil.
“¿Nos está diciendo que la inocencia del Dr. Sylvan no estaba clara?”
“Por desgracia, así es. No recuerdo los detalles, pero durante la audiencia tenía la clara sensación de
que todas las intervenciones médicas gestionadas por el Dr. Sylvan tenían un motivo ulterior. Había un
viejo oficial de caballería que sufrió unas cataratas en los ojos, no creo que nadie se vaya a morir por
algo así, pero el Dr. Sylvan quería operar y, al hacerlo, lo cegó permanente. La situación de los otros
dos testigos no era muy diferente. Uno de ellos era un ex artista de circo, especializado en trucos de
tiro, que se fracturó como resultado de una caída de un caballo. El otro era un pobre trabajador que
había sufrido una lesión cerebral mientras trabaja en el patio, al caer de un andamio. Habrían estado
bien con unos meses de descanso y un buen vendaje, pero en ambos casos, el Dr. Sylvan había querido
operar, cortar y coser. La fiscalía habló de experimentos sobre el sistema nervioso, la aplicación de
electrodos e incisiones en la médula espinal. El resultado deben ustedes conocerlo: el artista de circo
quedó lisiado de por vida y el obrero perdió gran parte de sus facultades verbales y mentales, por lo
que ahora es un pobre enfermo mental. Otra detalle particularmente extraño, ahora que me hacen
pensarlo, es el hecho de que el Dr. Sylvan se encontró endeudado, después del juicio, a pesar de que
yo no tuvo que pagar un centavo, ya que mi cuenta recayó en la acusación”.
“¿Ha dicho que el cojo era un artista circense? ¿Puede decirnos donde trabajaba?”.
“Claro, muchos recuerdan ese incidente, ¿saben? No recuerdo el nombre, pero recuerdo que se rompió
la pierna y el brazo al caer de su caballo durante un espectáculo en el Circo Hengler, hace varios años.
Si la memoria no me falla fue en 1875. La noticia salió en varios periódicos, después de todo”.
“¿El Circo Hengler? Pero si es el mismo que se encuentra en el edificio donde fue asesinado Sylvan!”
“Eso es cierto, pero ha pasado mucho tiempo ya. El viejo Charles Hengler falleció el año pasado, si
no me equivoco, y el circo cerró sus puertas. No creo que vaya a encontrar a alguien que recuerde el
incidente, incluyendo el personal actual del Circo. Los hijos del buen viejo Charles no están a la altura
del padre y no creo que consigan resucitar jamás el circo”.
“¿Así que el circo estaba en otra parte, en 1875?”.
“Exacto. Creo que fue cerca de Oxford Circus”.

Sr Frank Tatum
La casa del Sr. Tatum está situada en la planta baja de un edificio de apartamentos antiguo, pero aún
en buenas condiciones. El que abre la puerta es probablemente el propio Frank Tatum, como intuimos
por el brazo izquierdo que cuelga inerte a lo largo del lado del cuerpo.
“Nos gustaría hacerle algunas preguntas, si no le molesta”.
“¿Sobre qué?”
“¿conoce al Dr. Sylvan? El médico que trabajaba en nombre del Hospital Middlesex”
“¿Sylvan? Por supuesto, pasen”.
Cojeando visiblemente, el Sr. Tatum nos hace sentarnos en una cocina pequeña pero bien organizada.
En los estantes vemos varias ollas, botellas, cuchillos, cucharones y tablas de cortar. Evidentemente el
Sr. Tatum, o su ama de llaves, es un cocinero bastante experimentado.
“¿El Dr. Sylvan?, dice usted. Son conocidos suyos o simplemente entrometidos?”
“Nada de eso, sólo queríamos saber algo de su pasado”.
“¿Por qué no le preguntan directamente?”
“Bueno, fue asesinado esta mañana”.
“¡Dios mío! ¡¿Es eso cierto? Maldita mala suerte, ¿por qué yo?”
“¿Podría explicárnoslo?”
“Por supuesto. Ya ven, hace muchos años yo era un famoso artista de circo, estaba actuando en el
Circo Hengler con el apodo de Red Rajah. Era muy bueno haciendo diferentes números de montar,
incluyendo malabares, acrobacias y equilibrismo. Entonces, después de una mala caída, me rompí el
brazo izquierdo y la pierna izquierda. Algunos médicos pensaban que me recuperaría en poco tiempo,
pero la mayoría de los expertos era pesimista, diciendo que me arriesgaba a pasar el resto de mi vida
completamente paralizado. El Dr. Sylvan estaba entre ellos, pero al menos se dispuso a ayudarme. Fue
gracias a él que conseguí caminar, aunque cojo y privado del uso del brazo izquierdo. Para salvarme
de la parálisis, el Dr. Sylvan se vio obligado a cortar algunos nervios, y este es el resultado”.
El Sr. Tatum balancea su brazo izquierdo, como un peso muerto a su lado. Luego, un poco
avergonzado, nos ofrece un beedi, un purito pequeño y oscuro, que rechazamos.
“No saben lo que se pierden, estos los hago traer directamente de la India. Son mucho más saludables
que los cigarrillos normales, créanme, deberían comerciarlos también aquí para nosotros. En fin... me
dicen que el Dr. Sylvan ha muerto, ¡una verdadera desgracia!”
“¿Lo conocía bien?”
“¡Oh, no, después de la operación nos habíamos perdido de vista. Pero me lo encontré de casualidad,
hace un mes, cuando fui al circo Hengler para una audición. La mano derecha sigue siendo buena,
como ven, y podría conseguir trabajo como payaso, me gustaría volver a los escenarios. No es por
casualidad que guardé cuidadosamente todo el material para el espectáculo, con la esperanza de tener
una nueva oportunidad. Y la oportunidad me la ofreció el mismo Dr. Sylvan, hace un mes, cuando me
habló de la posibilidad de recuperar al menos el uso de la pierna, intentando una nueva operación. Me
invitó a volver a verle, para una visita más detallada”.
“¿Y volvió?”
Tatum sonríe con amargura, dejando caer un poco de ceniza de color blanquecino de su beedi.
“Claro. ¿Cómo decir que no a esa oportunidad? Me estaba ofreciendo la única esperanza de recuperar
el uso de su pierna, pero para volver a trabajar y caminar... caminar es una cosa maravillosa, sólo se
puede apreciar cuando uno está cojo, como me pasó a mí”, Tatum suspira, mira al vacío. “Y ahora esa
oportunidad se ha desvanecido, y decir que estábamos casi allí...”.
“¿Por qué?”
“Anoche me visitó el Dr. Sylvan, y me dijo que la operación podría intentarse. Iba a arreglarlo todo él
mismo, con el Hospital Middlesex, dijo que lo hacía como un viejo favor. Fue muy amable, quería
tratarme de manera informal, sin la participación ni del hospital ni de la burocracia. Era un buen
hombre, créanme, es realmente una pena que muriera”.
Tatum apaga el cigarrillo en el cenicero, echa un vistazo al techo y luego pregunta:
“Y díganme, ¿la policía ya ha descubierto algo? ¿Están en la pista del asesino?”
“No estamos informados al respecto, por desgracia, pero si quiere le mantendremos informado”.
“Sí, gracias, les estaría muy agradecido. Sería feliz de saber que el asesino terminó ente rejas. Si
todavía me necesitan, no duden en venir a verme”.
“Muy bien, Sr. Tatum, lo haremos. Nos vemos pronto”.

Solución:
Holmes ha resuelto este caso siguiendo seis pistas: la clínica del Dr. Sylvan, Sir Jasper
Meeks, el Hotel Dragon Real, la Oficina de los Archivos Nacionales, el abogado Woodmard
Bakersfield y Frank Tatum (59 SE)

Holmes estaba sentado en su sillón, en el estudio escarlata. Jugando con su pipa de brezo en sus
manos nos dice cómo resolvió el misterio en cuestión de horas, no sin traicionar una cierta
satisfacción.
“Por lo tanto, tratándose de un asesinato, aparentemente sin motivo ni asesino, no tenía manera de
empezar las indagaciones hasta que hubiera establecido las causas exactas de la muerte. Muy a
menudo son los pequeños detalles, o los elementos más inexplicables, los que ayudan a resolver un
misterio. En este caso, el hecho de que el asesino ya estuviese dentro del edificio, escondido justo
debajo de la nariz del Inspector Gregory, me hizo dudar del modo de matar. Así, a primera hora, fui a
escuchar la opinión del médico forense, Sir Jasper Meeks, para ver si podía decirme algo más
específico acerca de la causa de la muerte. Tan pronto como me enteré de que el tiroteo venía de
lejos, inmediatamente pensé en la ventana abierta y me pregunté si el asesino podría haber efectuado
el disparo desde fuera del edificio. La ventana del Dr. Sylvan daba a Euston Road, y me acordé de la
noticia en el periódico sobre el cierre del Hotel St. Pancras, situado en la misma calle. ¿Qué mejor
lugar que un hotel cerrado por unos pocos días para disparar sin ser visto? Supongamos por un
momento que el asesino haya ido al hotel, a las ocho de la mañana, tan pronto como el médico entró
a la clínica.
“Si fuera así, ¿cómo podría el asesino saber que el médico abriría la ventana? Este en particular fue
el punto más débil de mi argumento, pero afortunadamente había un elemento que validaba mi
hipótesis: la cuerda con el gancho de agarre. Era demasiado extraño que el asesino hubiera logrado
descender desde el segundo piso, después de haber disparado a la víctima, sin que nadie lo viera.
Inmediatamente después del tiroteo es lógico esperar que todos los transeúntes en Euston Road
levantarían la nariz hacia als alturas, pero no hay testigos que vinieran a decirnos que había visto
escalara al asesino por la pared, ni escapar por ese camino. La otra explicación lógica, igual de
extraña, era que el asesino había tirado la cuerda con el gancho de anclaje directamente desde la
ventana de la que le disparó, justo antes o después del disparo, con el fin de desviar la investigación o
proporcionar, una coartada.
“Para confirmar esta hipótesis, fui al Hotel St. Pancras y subí al tercer piso, ya que según Meeks los
disparos habían venido desde una posición superior. En una de las habitaciones con vistas a Euston
Road me pareció ver un poco de la ceniza de cigarrillo en el suelo, cuyo aspecto era muy reciente,
pero aún así distinto de polvo normal, con la huella característica de un bastón. El hotel estaba
cerrado desde hacía una semana, lo que probada que alguien había estado en la habitación después
de que cerrara, tal vez el mismo asesino. Comprobando la ventana me di cuenta de que la habitación
parecía estar justo por encima de la clínica del Dr. Sylvan, y que desde esa posición un buen tirador
no podía faltar. La ubicación era óptima también para tirar de la cuerda con el gancho de anclaje a
través de la calle, de forma que cayese al suelo en la acera opuesta. Llegué a la siguiente conclusión:
el asesino era un buen tirador, sabía que el Dr. Sylvan abriría la ventana nada más entrar en la
habitación, nos quería hacer creer que escapó por la ventana y, sobretodo sabía que el hotel iba a
cerrar durante algún tiempo, mientras que la noticia no apareció en el periódico hasta hoy.
“Analicemos estos hechos uno por uno. Que el asesino sea un buen tirador, por el momento no nos
dice nada, pero la confianza en que el Dr. Sylvan abriría la ventana indica que el asesino conocía los
hábitos del doctor, o incluso que había actuado modo que se asegurase de que el médico abriría la
ventana de la clínica anda más llegar. Esto probablemente tiene que ver con el hedor presente en la
clínica la mañana del asesinato. El intento de desviar la investigación con la cuerda hace pensar que
el asesino nunca sería capaz de escapar por una cuerda, por lo que podría tratarse de un anciano, un
lisiado o un mutilado. Por último, el hecho de conocer el cierre del hotel, información necesaria para
organizar el plan con suficiente antelación, nos dice que el asesino había pasado por Euston Road la
semana pasada.
“Si ponemos todo junto, ¿qué tenemos? Un buen tirador, un conocido de la víctima, lisiado o viejo,
que había estado en Euston Road recientemente. Si el asesino conocía a la víctima, y él estaba allí la
semana pasada, es probable que fuera un conocido del médico, o un paciente.
“Dado que era un inválido o un viejo, es probable que sea un paciente actual, potencial, o un ex
paciente. Pero ¿por qué un paciente querría matar a su propio médico? La explicación más probable
es la venganza, tal vez el paciente considera que el médico es responsable de su discapacidad, o el
paciente exigía un cuidado especial, o muy caro, y el médico se negó.
“Decidí ir a la Oficina de los Archivos Nacionales, a mirar los archivos legales, suponiendo que
alguien hubiera presentado una demanda contra el Dr. Sylvan. Aquí encontré una nueva
confirmación de mi hipótesis.
“Mediante el análisis de los documentos de un antiguo proceso, iniciado contra el Dr. Sylvan,
encontré referencias al Sr. Frank Tatum, un cojo que había sido paralizado por el propio Dr. Sylvan,
poco antes del juicio. Antes de interrogar a Tatum, quien en ese momento era mi sospechoso, sin
embargo, decidí a hacer una visita al abogado de la defensa del antiguo proceso, para probar mi
hipótesis.
“¿Por qué fue a por el abogado de la defensa, y no al de la acusación?”, se pregunta Watson
intrigado, seguro de que su querido amigo tiene la respuesta preparada.
“Elemental. Un buen abogado, cuando se enfrenta a un juicio, debe estudiar las cartas del
adversario. Si el Sr. Frank Tatum era un testigo de la acusación, era lógico esperar que el abogado
defensor habría estudiado con detalle el pasado del Sr. Tatum. También, como usted seguramente
sabe, los seres humanos tienden a olvidar los fracasos y a recodar más los éxitos, por lo que era
lógico suponer que el abogado de la defensa, después de haber ganado el proceso, recordase más
detalles que el de la acusación.
“Hemos llegado a la penúltima etapa de mi investigación, la visita al Sr. Woodmard Bakersfield,
abogado defensor del Doctor Sylvan en el momento del juicio. Quien me ha confirmado y aclarado
los puntos clave de mi deducción: Frank Tatum, un ex artista de circo, era un buen tirador y quedó
paralizado justo después de una operación realizada por el Dr. Sylvan, hace una docena de años.
Además, hablando con Bakersfield me convencí de que Sylvan no era del todo inocente, pero que
probablemente había sobornado al Sr. Tatum que cambió su testimonio en el estrado de los testigos.
Esto explicaría también las misteriosas deudas contraídas por el Dr. Sylvan en el momento del juicio,
deudas que nadie podía explicar.
“Aquí está mi suposición definitiva: Sylvan fue capaz de sobornar a Tatum y ganar el proceso,
después que trató de romper todas relación con el pasado de trabajando de una manera casi
anónima: te habrás dado cuenta de que Sylvan no figura como médico privados, en el Anuario. Pero
cuando el Circo Hengler comenzó a publicar anuncios buscando nuevos y viejos talentos, el destino
debió llevar a Tatum al mismo edificio donde trabajaba Sylvan, y los dos se deben haber encontrado.
Es probable que Tatum, después de todos estos años, tratase de chantajear de nuevo a Sylvan, para
extorsionarle más dinero o algún favor. Una incapacidad dura toda la vida, el dinero para hacerle
callar no. Sylvan debería haberse negado, pero tendría mala conciencia, no podía hablar con nadie, y
mucho menos denunciar a Tatum. Entonces Tatum, no teniendo nada que perder, decidió vengarse de
una vez por todas, matando al doctor.
“Debo decir que el razonamiento cuadra” interviene el Inspector Gregory. “Pero esto es sólo
especulación. Necesitaríamos pruebas, querido Holmes, para detener a Tatum”.
“¿Pruebas, inspector? ¡Pero si hay un montón de ellas! Apuesto a que las huellas de bastón
encontradas en el Hotel El Dragon Real corresponde exactamente con el bastón que usa Tatum para
caminar. Y es un hecho que el Sr. Tatum tiene el hábito de fumar unos cigarrillos exóticos, lo que
explica la ceniza blanquecina encontrada en la habitación del Hotel desde la que se efectuó el
disparo “.
“¿Cómo lo sabes?” presiona Gregory.
“Bueno, me tomé la molestia de entrevistar al Sr. Frank Tatum, hace unas horas, que confirmó que
se había encontrado con el Dr. Sylvan la noche antes del asesinato. Evidentemente tenía miedo de ser
visto, por lo que prefirió no mentir sobre ese particular, seguro de que el truco de la cuerda lanzada
desde el hotel lo habría exonerado completamente. Así llegamos hasta el último detalle, el olor de la
coliflor. Tatum sabía que el Dr. Sylvan no podía soportar el olor, por lo que pasó por la clínica justo
antes de la hora de cierre, para amenazar al médico por última vez. Casi seguro que Tatum
aprovechó la discusión para rayar la pared con el bastón, con el fin de dejar marcas que la policía
más tarde atribuiría al gancho. Y mientras Sylvan tomaba notas en su escritorio, Tatum tuvo tiempo
de tirar agua fétida sobre la estufa, lo que provocó una especie de hedor bomba. Tras el altercado
Sylvan cerró la clínica, dejando previsiblemente encendida la estufa con este frío. Durante la noche el
agua sucia, probablemente con restos de col hervida, se evapora, llenando la habitación con su
horrible olor”.
En este punto, la cara de Watson se iluminó.
“Así que, cuando Sylvan abrió la clínica a la mañana siguiente, lo primero que hizo fue abrir la
ventana, para ventilar y hacer que se fuera el olor. Y fue entonces cuando... bang”.
“Exactamente, Watson,” concluye estoicamente Sherlock Holmes.

OTRAS PISTAS

Vivienda Inspector Gregory


Cruzando el hall de entrada del edificio llegamos al amplio apartamento del Inspector Gregory.
“Oh, ustedes otra vez. No esperaba verlos de nuevo tan pronto. Estoy matando el tiempo, antes de
volver a Scotland Yard. ¿Tienen alguna noticia?”.
“En realidad no. Sólo queríamos preguntarle si tiene algo que añadir, en el caso del Dr. Sylvan”.
“No creo, lo siento. Ya he dicho todo lo que consideré digno de mención, y ya me han tomado
declaración en Scotland Yard “.
“¿Hubo algún detalle que no haya sido reportado en su declaración?”.
“Déjame pensar. Bueno, me di cuenta de que la estufa estaba todavía un poco caliente, cuando
Gibbons y yo examinamos la habitación. Pero es bastante normal, probablemente el doctor la había
dejado encendida durante la noche, no para encontrarse la oficina helada por la mañana. Todos lo
hacen, ¿no?”.
“Es cierto. ¿Algo más?”
“No. He comprobado personalmente que ninguna de las ventanas del edificio hayan sido forzadas, y
por supuesto he comprobado todas las puertas. Por esta razón, junto con Gibbons, dedujimos que el
asesino no se pudo introducir en secreto en el edificio, y sugerimos que pasó la noche en el interior,
con la ayuda de un socio”.
“Gracias, Inspector Gregory, y disculpe de nuevo por las molestias”.

Conserje Either
Al entrar en el gran edificio vemos, justo después de un corto tramo de escaleras, las tres grandes
escaleras que llevan a las plantas superiores. A lo lejos, justo por encima del nivel del pasillo, vemos
un modesto pasillo que une las tres rampas principales (B, C y D). Desde la puerta de entrada sólo hay
tres posibilidades: subir al pequeño tramo de escaleras que conduce al pasillo, llamar a la puerta del
Inspector Gregory, o pasar por el vestíbulo que conduce a la garita del portero. Desde aquí se llega a la
pequeña escalera A que conduce a la casa del portero y su familia. Una pesada pared separa el pasillo
de la escalera principal A, por lo que la única forma de pasar por la escalera principal a la escala A es
atravesando el vestíbulo. Mientras dibujamos un mapa del edificio el portero llama nuestra atención.
“¿Les puedo ayudar?”.
“Estamos aquí en nombre del Sr. Holmes”, respondemos quitándonos el sombrero.
“Oh, está bien”, murmura el portero un poco molesto, “imagino que querrán algunas preguntas, como
hizo la policía”.
“Si no es un problema”.
“Es mi deber, señores. Por favor, pónganse cómodos”.
Entramos en la garita del cuidador, desde la que controla fácilmente la entrada principal.
“¿Puede decirnos, Sr. Either, quién entró en el edificio desde que el Dr. Sylvan cerró la clínica
anoche hasta esta mañana a las ocho?”.
“Sólo la Sra. Haley, alrededor de las siete y media de esta mañana. Media hora más tarde llegó el Dr.
Sylvan, que subió las escaleras solo, como todas las mañanas”.
“¿Cómo puede estar tan seguro?”.
“Todos los residentes tienen una copia de la llave de la puerta principal, pero por seguridad durante la
noche se cierra la puerta con dos cerraduras”, dice, señalando un segundo bloqueo que se ve desde la
garita, instalado en la puerta principal del edificio. “Además, estoy siempre dispuesto a levantarse a
cualquier hora de la noche. Y como robaron a la Sra. Haley hace unos años, siempre compruebo si hay
cerca de la puerta algún desconocido antes de abrirla”.
“¿Nos puede contar su versión de los hechos?”.
“Con mucho gusto. El Dr. Sylvan subió las escaleras para abrir la clínica, alrededor de las ocho,
como todas las mañanas. Unos minutos más tarde oí el disparo, muy fuerte, ya que la clínica del Dr.
Sylvan está justo encima de mi alojamiento. Es por ello, que yo fui el primero en correr al lugar de la
desgracia, junto con el Inspector Gregory. Encontramos al doctor tirado en el suelo, como le conté a la
policía”.
“¿Seguro que no se quedó nadie, en las escaleras, durante la noche?”
“Segurísimo. Yo siempre hago una visita de inspección antes de irme a dormir, y no hay lugares donde
esconderse, ni en las escaleras ni en el pasillo, ni en cualquier otro lugar. Y debido a que las escaleras
están por delante de ellos, nadie podría moverse durante la comprobación para evadir mi inspección”.
“Gracias, Sr. Kruller, realmente fue una gran ayuda.”

Sr. J. Hegler
Después de unos minutos de espera nos hacen sentarnos en la oficina del Sr. Hengler.
“Están aquí por el asesinato del pobre Dr. Sylvan, imagino. ¿Cómo puedo ayudarles?”.
“Estamos tratando de averiguar cómo el asesina pudo encontrarse en el interior del edificio esta
mañana, si nadie lo ha visto pasar por la entrada principal. ¿Tiene alguna idea?”.
“Heinrich, nuestro portero es un persona altamente fiable, si él dice que nadie más entró en el edificio,
además de la Sra. Haley, creo que será verdad”.
Al ver nuestras expresiones de desconcierto, el Sr. Hengler se explica fácilmente.
“Oh, no es ningún secreto. Obviamente he hablado con los vecinos, después de haber sido interrogado
por la policía... con la esperanza de ser capaces de contribuir a la investigación, por supuesto”.
“Así que ya sabe que estamos considerando la posibilidad de que el asesino haya pasado la noche en el
interior, tal vez escondido en una de sus oficinas. ¿Cree usted que es posible? “
“Oh, no, no lo creo. La mayoría de las habitaciones están siempre cerradas, y ya que nunca se usan las
hemos sellado. Las únicas oficinas abiertas, en horario de trabajo, son mi propio estudio, la habitación
de la Srta. Gertrude Helwig, la oficina del contable Daniel Oliver y la sala de espera. Cada tarde a las
cinco, cuando cierro mi oficina, hago una gira de inspección personalmente, por lo que es imposible
que alguien pudiera esconderse dentro. No hay lugar para pasar la noche en secreto, en mis oficinas.
Obviamente, yo soy el único que tiene la llave de acceso a esta planta del edificio”.
“¿Estaba presente en el momento de la desgracia?”.
“No, por la mañana abrimos las oficinas a las nueve. Cuando llegué, la policía ya estaba allí, y fue
informado del terrible incidente por un agent de guardia... El Sr. Gibbons, creo”.
“¿Qué relación tenía con el Dr. Sylvan?”.
“Un cordial respeto, diría yo. Nuestras actividades tenían poco en común, después de todo este es un
lugar de trabajo, para mí, como lo fue para él. Nos encontrábamos en el vestíbulo de vez en cuando,
intercambiábamos unas palabras de cortesía y luego nos despedíamos”.
Reflexionamos brevemente sobre la versión de John Hengler. Dado que el edificio alberga solamente
oficinas administrativas, decidimos investigar después el Circo.
“¿Sería tan amable de explicar por qué el circo no tiene espectáculo, en este momento?”
“Con mucho gusto. Nuestro circo estaba a un lado de Oxford Street, pero se cerró hace unos años. La
historia del circo es bastante difícil. En la antigüedad, el sitio del circo, era el hogar del Duque de
Argyll que, hasta 1860, fue ocupado por el primer conde de Aberdeen. Tras la muerte del conde el
edificio fue derruido y en su lugar se construyeron bodegas, por encima de las cuales, diez años más
tarde, se llevó a cabo el Bazar Corintio. Toda la estructura fue finalmente comprada por mi padre,
Charles Hengler, que restauró el edificio y lo convirtió en el Gran Circo Hengler. El circo se abrió al
público en 1871, pero el éxito fue breve. En los últimos años el Circo ha permanecido cerrado durante
mucho tiempo, debido a la gran competencia de los teatros presentes en la región, así como los
accidentes cada vez más frecuentes, más o menos graves. Como usted sabe la edad del circo llega a su
ocaso, por desgracia, hoy en día se habla mucho del Musica Hall. Sin embargo, después de la muerte
de mi padre el año pasado, el circo cerró sus puertas de forma permanente. Mis hermanos y yo
decidimos venir a vivir a las oficinas administrativas, para reducir gastos durante la reorganización. El
viejo edificio del Circo está actualmente cerrado, y todas las actividades han sido suspendidas, creo
que al menos hasta este verano. “
“¿Podría decirnos qué hace exactamente, en esta oficina?”.
“Yo soy el único que todavía aspira a mantener la tradición familiar. Mis hermanos ya han tomado
otras carreras y no tiene intención de reabrir el Circo. Personalmente estoy promoviendo algunos
pequeños espectáculos en gira, en las afueras de Londres, para hacer algo de dinero. Las ganancias se
gastan para mantener esta oficina y en pasar una pensión modesta a los artistas de circo de la antigua
gestión, a la espera de tiempos mejores. Mientras tanto estoy organizando entrevistas con artistas
jóvenes, con la esperanza de seleccionar un nuevo grupo de profesionales e impulsar la actividad.
Todos los días recibimos varios artistas jóvenes y viejos, todos en busca de trabajo o de una
oportunidad”.
“Gracias, Sr. Hengler, ha sido muy exhaustivo. Hasta pronto”.

Sra. Esther Haley


La Sra.Haley nos da la bienvenida en persona, abriendo la puerta con vistas a la escala D, en el último
piso del gran edificio de Euston Road.
“Siéntense, por favor. Hoy estoy sola en la oficina, así que haré personalmente los honores”, dice con
un guiño.
Entramos bastante perplejos, sorprendido por la actitud de la señora aparentemente jovial. Después de
darnos la bienvenida en una pequeña sala de estar, y ofreciéndonos una taza de té sin enfados ni
elogios, la Sra. Haley nos cuenta su versión de los hechos.
“Sí, conocía bien al Dr. Sylvan. Después de todo, hace más de diez años que nos conocemos, o más
bien, que yo lo conozco. Fui la primera en mover las oficinas administrativas aquí, ¿saben? Después
de la muerte de mi marido Gustav, que en paz descanse, yo no quería manejar más el negocio desde
las oficinas de Seymour Street. Cuando me enteré de que este apartamento, justo al lado de los Baños,
estaba libre, no pensé dos veces y trasladé aquí la gestión. ¡No los Baños, por supuesto, que están en el
57 de Seymour Street! Sin embargo, el Dr. Sylvan abrió su clínica hace una década, en nombre del
Hospital Middlesex”.
“Interesante, pero realmente queríamos...”.
“Claro, claro, están aquí para saber si vi algo, lo siento. Bueno, sí, da la casualidad de que yo siempre
llego temprano por la mañana. Por otra parte, con el trajín que hay abajo, las primeras horas del día
son las más tranquilo para trabajar”, otro guiño. “Creo que abrí la oficina media hora antes de las
ocho. Escuché muy bien el tiro, de hecho era imposible no escucharlo, tan de cerca. Fue lo
suficientemente fuerte como para sacudir las ventanas, por lo menos las que le dan a Euston Road”.
“¿No ha visto nada, señora? ¿Ni oído algún ruido proveniente del techo, o de fuera? “
“Oh, no. El techo está bastante deteriorado, vean, se oyen incluso los pasos de los gatos, cuando se
juegan el cuello aventurándose de una chimenea a otra. Lo mismo se aplica a las paredes del edificio,
nadie podía subir sin romper algo, creo. Como se puede ver el edificio es sólido pero viejo, el acabado
exterior está en bastante malas condiciones, sería difícil no dejar rastros”.
“¿Chimeneas, ha dicho? ¿Cuántas hay?”.
“No me acuerdo, creo que cuatro o cinco. ¿Por qué les interesa?”.
“¿Cree que podría ser posible para un hombre o un niño, pasar a través de la chimenea y colarse en
uno de los apartamentos?”.
“No, definitivamente es imposible, se lo aseguro. Las chimeneas son todas muy estrechas, hasta
ahora nadie ha conseguido nunca limpiarlas como debería. ¡Ni un niño podría bajar por la chimenea!”
dice parpadeando repetidamente los ojos.
“Interesante. Han debido entrar en el edificio antes de las ocho. ¿Es posible que alguien haya entrado
por detrás, digamos... trepando por la pared?”.
“Yo lo descartaría. Hace unos años fui robada por un delincuente en la entrada de la puerta, mientras
estaba metiendo la llave en la cerradura. Desde entonces, si tengo que ir a la oficina cuando están
desiertas las calles, como sucede al amanecer, siempre uso el timbre para alertar al Sr. Kruller. Es un
gran portero, se toma la molestia de abrir la puerta y controlar la entrada la forma, tanto al llegar y
cuando vuelvo a casa”.
“Bueno, señora, le estamos muy agradecidos. Sólo una última pregunta: ¿no intercambiaba nunca
algunas palabras con el Dr. Sylvan... se trataban?”.
“Claro, claro, nos veíamos al menos una vez al mes”.
“¿Podemos preguntarles por qué, si no tiene inconveniente?”.
La Sra. Haley deja escapar una risa, y continuación, nos muestra el ojo.
“Pues debido a este ojo bailarín, por supuesto! El Dr. Sylvan lo mantenía bajo control, decía que con
los ojos no hay que asumir riesgos. ¿No se dan cuenta de que el ojo salta una y otra vez? ¡Hace al
menos seis meses que tengo este tic nervioso, no me digan que no se han dado cuenta!”.

Flavius Nast
El Sr. Nast es un hombre alto, delgado, que tendrá más de cincuenta años, pero cuya vivacidad indica
una gran inteligencia. Os escudriña atentamente, comprobando
vuestras credenciales con gran interés.
“¿Así que ustedes trabajan para Holmes? Había oído rumores acerca de ello, pero... esperaba que los
agentes fueran un poco más formales. Algo más oficial, de hecho. Pero teniendo en cuenta que el
propio Holmes no es un policía de verdad, tal vez mis expectativas era injustificadas”.
Decidimos ignorar este comentario e ir al grano.
“¿Sería tan amable de decirnos si recuerda algo del proceso Sylvan, 1876?”.
“Hmm... Sylvan... vamos a ver...”.
El abogado abre algunos registros, pasa varias páginas con aire ausente, y finalmente se detiene en un
expediente atado con una cinta de seda.
“Oh, sí. Aquí está. No es sólo mi factura, por lo que veo, hay una copia de la sentencia. Entregué todos
los documentos a la Oficina de los Archivos Nacionales. Es un caso bastante viejo, ¿por qué les
interesa ahora ?”.
“Estamos investigando la muerte del Dr. Sylvan. Fue asesinado esta mañana”.
“¡Por Dios! ¡Qué desgracia! Pobre Dr. Sylvan, ahora me acuerdo, ¿saben? No ha tenido una vida fácil,
el hombre. Primero los cargos, después el proceso, las dificultades financieras, finalmente el trabajo
no oficial en el hospital. Oh, Dios, tal vez no era un santo, pero no era un mal médico”.
“¿Nos lo puede explicar?”
“Yo era el abogado de acusación, en esa ocasión. E incluso aunque el tribunal absolvió a Sylvan de
todos los cargos, permaneció convencido de su culpabilidad. En retrospectiva, yo diría que tal vez se
trataba de errores involuntarios, accidentes del oficio, sin embargo... no sé... había algo misterioso en
el hombre, algo que no creo que saliera a flote durante el proceso. En mi trabajo se aprende a saber si
alguien tiene un secreto, pero también se aprende a mantener estas consideraciones para uno mismo.
La justicia se basa en hechos y no en suposiciones”.
“Estamos de acuerdo en eso. ¿Recuerda cualquier otra cosa?”.
“No, lo siento. Eso es todo lo que recuerdo”

Jonathan Kart
Después de unos minutos de espera tratamos de llamar de nuevo a la gran puerta de madera.
Finalmente una robusta anciana abre la puerta, escrutándonos con aire de sospechosa.
“¿Qué quieren?”
“Estamos buscando información sobre Sir Jonathan Karth. ¿Se encuentra en casa?”
“¿Están de broma? Mi marido está muerto desde hace varios años”.
“Oh, lo sentimos terriblemente. Pero si fuera tan amable de decirnos algo acerca de su marido... para
honrar su memoria, se entiende”.
Un destello de emoción pasa a través de los ojos de la anciana. Obviamente, está muy sola, y la
oportunidad de recordar al marido muerto parece haberla amansado. Abre la puerta con una sonrisa y
nos hace sentarnos en la sala de estar. Hay tan poca luz, que apenas podemos distinguir los muebles,
pero la voz de la anciana nos envuelve mientras nos cuenta su historia.
“Mi marido era oficial de caballería. Clase de 1823, un buen año, si saben lo que quiero decir. Hizo
carrera en la India, como muchos militares hoy en día. Ahí es donde nos conocimos, ¿saben? Fui a
pasar un par de meses cálidos, por prescripción médica, para combatir el asma crónica que me afligía
cuando era una niña. Oh, yo era una chica bonita, con largas piernas y tobillos delgados. Ahora
ustedes no lo creerán, lo veo en su mirada dudosa, pero no se preocupen, el tiempo les consumirá a
ustedes también, al igual que ha hecho con mi pobre Jonathan. ¿Qué estaba diciendo?”
“De su primer encuentro, en la India”.
“Sí, sí... justo. Creo que fue en el 48, o poco después. Mi marido acababa de ganar sus galones de
oficial en la primera conquista de la Campaña de la India. Ustedes son jóvenes, y tal vez piensan que
la India es como estar en casa. Nuestra vida no fue fácil, pero no me quejo, estuvo llena de aventura.
Yo me quedé aquí, para llevar adelante a la familia, mientras que Jonathan iba y venía de la India,
hasta que se le hicieron cataratas en los ojos. Fue en el 73, si no recuerdo mal. En el 74 se vio obligado
a retirarse del servicio, pero todavía estaba lleno de vida. Queríamos disfrutar de la vejez juntos, hasta
que... ¡ay!... accedió a someterse a la operación del maldito Dr. Sylvan”.
La Sra. Karth se levanta con dificultad, tratando de alcanzar un estante y nos ofrece una botella.
“Aguardiente de ciruelas, importada directamente de Eslovenia. ¿Quieren un poco?”
“No, gracias, señora.”
La señora se sirve un vaso de licor hasta el borde, se lo bebe de un trago y luego sigue hablando.
“Oh, a Jonathan le encantaba. Pero sigamos con lo nuestro... así que... les hablaba de la operación. Ese
odioso Dr. Sylvan, con sus experimentos de brujas. Mi esposo terminó de perder la primera vista, y
después de unos años, ahora ciego, se dejó morir. Pobre Jonathan”.
“Lo sentimos mucho. También hubo un proceso, ¿no es así?”
“Ah, pues están ustedes bien informados. Tal no sean los niños ingenuo que pensaba. Bien, sí, hubo un
proceso, muy grande, pero saben lo que les digo: fue una farsa, una burla”.
“¿Por qué lo piensa?”
“¡Era obvio que el Dr. Sylvan era culpable! ¡Todo el mundo sabía! Sin embargo, fue suficiente un
testimonio inestable, el murmullo de un loco, en boca de un abogado con buen palique y el proceso se
fue por el retrete. No recibimos ni siquiera una guinea. Fue una gran desilusión que, en mi opinión,
acabó con als ganas de vivir de Jonathan. Murió unos años más tarde, en el 79”.
La anciana llora con voz ronca y a continuación, bebe un poco de aguardiente de ciruelas.
“Estamos muy consternados. ¿Podemos preguntarle si ha visto de nuevo al Dr. Sylvan?”
“¡Ese asesino! ¡Que una plaga lo alcance! ¿Cómo se atreven a nombrarle? ¿Quién les invitó a entrar,
sucios mendigos? ¿Quién lo sabe? ¡Fuera de mi casa, ahora! ¡Váyanse,
o llamo a la policía! “
Sorprendido por el cambio de estado de ánimo de la anciana, decidimos levantar el campamento,
alejándonos de su casa con el rabo entre las piernas.

DR. Moore Agar


El Dr. Agar ase muestra claramente sorprendido con nuestra visita. Nos recibe en su despacho con
cierta brusquedad. Después de sentamos nos cuenta su historia, en tono distante.
“He dicho todo lo que sabía a la policía. Es cierto que entre yo y el Dr. Sylvan había mala sangre,
habíamos peleado a menudo hombro con hombro por hacer carrera. Siempre tenía la nariz mocosa,
como toda familia rica burguesa, mientras que yo era un joven médico rural que se trasladó a la
ciudad. Pero entonces, después del juicio, acepté la evidencia: Sylvan fue mejor que yo, se merecía el
éxito que había tenido”.
“¿Puede hablarnos sobre el proceso?”
El hombre se encoge de hombros, levantando su pequeña nariz que traiciona una sensación de
disgusto. Entonces, mal disimulando su agitación, habla de nuevo.
“Fue en 1876, si no recuerdo mal. Yo estaba en el lado de la acusación, por supuesto. Tenía la firme
creencia de que Sylvan era responsable de algunas mutilaciones o errores quirúrgicos graves que
habían desfigurado a las víctimas, con el fin de llevar a cabo experimentos científicos sin el
consentimiento de los pacientes. Yo, como médico, fui encargado de contactar y seleccionar los casos
clínicos más importantes. Así que, en cierto sentido, era responsable de la elección de los testigos
presentados por la fiscalía. Pero al final la defensa ganó el día, y Sylvan fue absuelto de todos los
cargos. De hecho, a día de hoy me arrepiento de mi fracaso, porque el veredicto describe a Sylvan
como un genio de la medicina, que había salvado a algunas personas de una muerte segura al
minimizar las deficiencias de las víctimas”.
“¿Podría decirnos los nombres de estas personas?”
“No me acuerdo de los nombres de los testigos de la acusación. Creo que entre los mutilados había un
ciego, un cojo y una persona que sufría de demencia cerebral... pero si tiene un poco de paciencia
trataré de ver si encuentro algo entre mis viejos papeles”.
El Dr. Agar vuelve de nuevo con nosotros después de unos diez minutos, con una considerable
cantidad de papeleo.
“Ah, sí, aquí: Sres. Sean Fogerty, Frank Tatum y Sir Jonathan Karth. Pero honestamente no recuerdo
quién de ellos era el cojos, el ciego y el trastornado”.
“¿Cree usted que estas personas podrían guardar rencor hacia el Dr. Sylvan?”.
El Dr. Agar baja la mirada a la alfombra, afligido y pensativo.
“No creo, sin embargo... uno de ellos se comportaba curiosamente, durante el proceso. Antes de la
audiencia, los tres eran muy agresivos, dispuestos a presentar su caso contra el Dr. Sylvan. Sin
embargo, cuando llegó el momento de declarar, el cojo cambió por completo su testimonio, y en lugar
de acusar a Dr. Sylvan elogió su talento médico, afirmando que él estaba muy deteriorado, pero que la
mayoría se habían salvado de una muerte segura. Cuanto más lo pienso, más creo que el testigo
cambió por completo el curso del juicio, porque el caso del cojo parecía el más llamativo de los tres”.
“¿Vio usted de nuevo a estas personas después del juicio?”.
“No, esos son los pocos recuerdos que tengo sobre el tema. Lo siento, déjenme decirles... El Dr.
Sylvan no me gustaba, pero ciertamente no merecía morir. Por desgracia, en los últimos años he hecho
todo para olvidar mi derrota, y me temo que lo logré bastante bien”.
“¿Y al Dr. Sylvan? ¿Lo ha vuelto a ver?”.
“No. La última vez que lo vi fue en el final del proceso, ya en 1876. Desde ese día no lo he vuelto a
ver. Como ya les he dicho, he tratado de olvidar...”.
“Muy bien, doctor, sentimos las molestias, y gracias por su cooperación”

Sean Fogerty
El apartamento de Fogerty es parte de una larga hilera de casas adosadas, todas iguales entre sí,
cubiertas de tubos, ladrillos burdeos y canalones oxidados. Nos abrimos paso entre la ropa que cuelga
afuera, cubierto de hielo y escarcha, para llamar a la pequeña puerta descuidada. Abre una chica muy
joven, que a pesar de la cara demacrada parece esconder unos hermosos rasgos, con una pequeña nariz
y pelo rojizo. Espera sorprendida, sin decir una palabra.
“Buenos días, queríamos con el Sr. Sean Fogerty, si es posible”.
“¿Quién, mi hermano? ¿Son amigos suyos?”.
“No, pero podemos llegar a serlo si nos da una oportunidad”.
“Lo dudo, no creo que quiera ver a nadie hoy día”.
La chica sigue apostada detrás de la puerta, sin quitar el cierre.
“¿Hoy en día? ¿Podemos preguntar por qué?”.
“Hoy, ayer, el año pasado, no habría ninguna diferencia. Mi hermano es una persona... particular, se
nota que no le conocen... él...”.
“Es un tipo pintoresco, ¿verdad?” tocando la sien con el dedo índice.
“Ah, así que lo saben. Lo siento, pero prefiero no 20
dejarles entrar de todas formas, ni dejarles verle. Hoy tiene una fuerte fiebre cerebral, peor que de
costumbre, y este frío no ayuda, por supuesto”.
“¿Podemos al menos hacerle a usted algunas preguntas antes de irnos?”.
“Les concedo una, que ya llego tarde al trabajo”.
“¿Puede decirnos algo del Dr. Sylvan, el médico que operó a su hermano?”.
La chica nos lanza una mirada inyectada en sangre, y sus mejillas se vuelven de color rojo.
“¡Oh, ese bribón! Había olvidado su nombre, después de todos estos años. Pero recuerdo el proceso,
a pesar de que yo era una niña en ese momento. Fue la primera y única vez que puse un pie en un
tribunal, en toda mi vida, ¿cómo podría olvidarlo? Sin embargo, del maldito Dr. Sylvan, sé poco o
nada. Después del juicio, que ha arruinado la vida de mi familia, ya no volvimos a oír hablar de él. Mi
padre y mi madre se mataron a trabajar, para tirar del carro y conseguir dinero para cuidar de mi
hermano, pero al final todo fue en vano. Así que aquí estamos, pasando hambre entre los gritos de mi
hermano y de los vecinos, que se quejan por el ruido”.
“Lo siento, de verdad. Si pudiera decirnos algo sobre el proceso, tal vez podríamos hacer justicia...”.
“¿Justicia? ¡Pero qué justicia, señores! La justicia no existe, el mundo pertenece a los astutos, como
solía decir mi abuela. Nos detienen, nos dejan en la miseria, aunque seamos inocentes, y el Dr. Sylvan,
con todo su dinero, puede darse el lujo de comprar jueces y testigos. ¡Justicia para otros, para mi
hermano nada!”.
“¿Así que cree que el Dr. Sylvan compró su inocencia?”.
“¡No lo creo en absoluto, estoy segura! Y ahora, si me disculpan, tengo que cambiarme para ir a
trabajar. Adiós señores, y si ven al Dr. Sylvan, denle una patada en el culo de mi parte”.

Daniel Oliver
El Sr. Oliver nos recibe en su pequeño apartamento. Al entrar vemos un piano de cola en la sala de
estar, algunas librerías llenas de tomos voluminosos y un escritorio bastante elegante. Daniel Oliver
nos hace sentarnos en la sala de estar, en un pequeño sofá, cómodo. Bastan sólo un par de frases para
ver que Oliver es de rica familia, que trabajar más por pasión que por necesidad, y que no tiene
información sobre el asesinato del Dr. Sylvan. Un poco decepcionados, aprovechamos su
disponibilidad para hacerle algunas pregunta generales sobre el Sr. Hengler y la Sra. Haley.
“Conocía al Sr. Hengler, creo que no hay nada que añadir. Personalmente, creo que la Sra. Haley no
tiene relación alguna con los hechos. Claro, siempre se queja del ir y venir de la clínica del Dr. Sylvan,
pero es completamente normal, en las fincas. Además, los del circo producimos definitivamente más
molestias que el Dr. Sylvan. Entre los acreedores, deudores, la selección de nuevo personal y artistas
retirados recibimos varias visitas al día”.
“Pero ese ir y venir de la gente, ¿es realmente tan molesto?”
“No, no realmente. La vida en el barrio es generalmente tranquila, sobre todo desde ue Hotel St.
Pancras cerró sus puertas la semana pasada”.
“¿La semana pasada? ¡Pero la noticia ha salido en el periódico hoy!”
“¿En serio? Se ve que intentaron todo lo posible, antes de rendirse. Tal vez han tardado en dar el
anuncio oficial: pero llevan cerrados al menos una semana. Se lo aseguro. “
Intrigados por este detalle del hotel, decidimos investigar.
“¿Qué nos puede contar sobre el Hotel St. Pancras?”
“Hace varios meses que el hotel estaba en dificultades. Dado que una parte del edificio sobre
Ossultone Street fue vendido a una empresa de fabricación de muelles, el hotel comenzó a perder
clientes. La maquinaria del fabricante de muelles hacía temblar las paredes, no digo más, y muchos
clientes pedían la devolución por la tortura sufridas por sus pobres nervios. Otras veces, como en el
caso de la Sra. Helwig, han echado al cliente sin previo aviso, debido a la falta de personal.
Finalmente, después de una agonía larga y lenta, el hotel cerró sus puertas. La semana pasada, de
hecho”.
“¿Sin ningún tipo de anuncio?”
“Sí, a excepción de un pequeño cartel en la puerta, del que muy pocos se han dado cuenta. ¿Qué
ponía? Ah, sí, “cerrado hasta nuevo aviso”, por lo que recuerdo.
Pero aparte de ese cartel, no se ha hecho ningún anuncio oficial hasta que la noticia ha aparecido en
el diario”.
“Muchas gracias, Sr. Oliver, nos ha sido de mucha utilidad”.

Central de carromatos de alquiler


La central de carromatos de alquiler se parece un poco a una estación de tren, un poco a una granja y
un poco a una feria de ganado. Empezáis a hablar con varios cocheros, preguntando aquí y allá si
alguno de ellos recuerda haber transportado pasajeros al 47 de Euston Road, esa mañana antes de las
ocho. Para asegurarnos, también nos informamos sobre los horarios de tarde, con la esperanza de
encontrar alguna referencia a la fuga del asesino. Después de unos diez minutos nos responde Jimmy,
un joven cochero cubierto de pecas.
“Sí, llevé a un pasajero al 47 de Euston Road, esta mañana, alrededor de las nueve. Ahora voy casi
todos los días: con este frío la Sra Helwig no se decide a ir a trabajar a pie. Pobrecita, no es realmente
una persona acomodada, y cuando me toca a mi darle el paseo, trato de hacerle a ahorrar unos pocos
peniques en la carrera... pero no lo digan por ahí, por favor “.
“¿Así que conoce a la señorita Gertrude?”.
“No, tal vez ... he de decir, que me sentiría honrado de tenerla como amiga”, responde Jimmy
mostrando cierto embarazo, con las mejillas sonrojadas de pronto. “Sólo sé que desde hace un par de
semanas pide a menudo un coche, para ir a trabajar y para volver a casa”.
Un poco decepcionados por la respuesta decidimos no darnos por vencidos, y continuar la
investigación. Después de un cuarto de hora nos encontramos con otro cochero que recuerda haber ido
a Euston Road.
“Sí, pasé por delante al llevar a un cliente de la estación de St. Pancras, esta mañana, a las ocho en
punto. Por desgracia no sé el nombre del pasajero, sólo puedo decirles que era un hombre de mediana
edad, un poco corpulento, con el pelo negro rizado y una barba bien cuidada “.
“¿Y no le dijo nada? ¿Notó algo extraño?”.
“No, nada, excepto el hecho de que se quejó durante todo el viaje. Tuvo que tomar un tren temprano
esta mañana, algo que dijo que hacía muy a menudo, por negocios, y por lo general se alojaba en el
Hotel St. Pancras. Pero el St. Pancras ha cerrado, por lo que se vio obligado a quedarse en el
Mexborough Private, que no está precisamente a dos pasos de la estación, en Euston Road. Le
entiendo perfectamente, ya que tuvo que gastar más, pagar dos viajes en coche y además despertarse
una hora antes de lo habitual”.
“Aparte de eso, ¿no ha notado nada más?”.
“No, nada, lo siento.”
Estamos a punto de salir cuando un viene un coche, conducido por un cochero a quien no hemos
hecho ninguna pregunta ya que estaba ausente. Decidimos preguntarle, también, para estar seguros de
no perder ninguna oportunidad.
“¿Euston Road, 47, dicen ustedes? Claro, he estado allí dos veces, entre ayer y hoy”.
“¿Dos veces?”.
“Sí, ayer por la noche, alrededor de la medianoche, dejó a un señor mayor enfrente de la estación de
St. Pancras. Un tipo taciturno, que no pronunció una palabra durante todo el recorrido de Cardigan
Street hasta el destino, y allí se quedó inmóvil, apoyado en su bastón. El segundo, creo que es un
médico, lo llevo a menudo al trabajo. Vive en Cadogan Street, muy lejos de aquí, y casi todas las
mañanas lo llevo a trabajar a las ocho en punto, siempre al 47 de Euston Road”.
Después de esta última respuesta nos resignarnos, damos las gracias al conductor y decidimos a
abandonar

Srta Gertrude Helwig


La Sra Helwig es una chica bonita, de no más de veintidós años. Nos recibe amablemente en su
modesto apartamento, casi un armario.
“Lo siento, es un poco pequeño, pero por favor, tomen asiento. ¿Cómo puedo ayudarles?”.
Nos presentamos y explicamos nuestras intenciones.
“Oh sí, los ayudantes Holmes, he oído hablar al respecto. Me alegro de poder decir todo lo que sé,
aunque dudo que lo encuentren interesante”.
La Sra Helwig tiene razón: su versión no añade nada a lo que ya sabemos, dado que no estaba
presente en el momento del crimen. Pero cuando se le preguntamos para confirmar la versión del Sr.
Hengler, aparece hay algo interesante.
“El Sr. Hengler tiene razón. Querrá excluir definitivamente la posibilidad de que alguien haya pasado
la noche en nuestras oficinas, ese día. Pero es igual de cierto que, técnicamente, sería posible”.
“¿Puede explicárnoslo?”
“Hay un sofá cama en la sala de espera. Hace unos meses que mi hermana, que normalmente reside
en York, vino a verme y se instaló en el Hotel St. Pancras. El hotel tenía algunos problemas
financieros y después de unos días la echaron de la habitación sin previo aviso. Gracias a Dios esto
ocurrió un domingo, y el Sr. Hengler aceptó acoger a mi hermana en la oficina, con carácter
excepcional. Como se puede ver mi casa es muy pequeña, no hay ni siquiera un sofá para los
huéspedes. Sin embargo, fue sólo una noche, hace muchos meses. El Sr. Hengler debe haberlo
olvidado”.
“¿Por qué crees que el Sr. Hengler debe haber olvidado este evento?”.
“Oh, con el debido respeto, el Sr. Hengler tiene ya cierta edad. Si desea información precisa sobre el
pasado, pregúntennos a mi o a Daniel, el contable. El Sr.
Hengler tiene la cabeza aquí y allá, no sé si entienden lo que quiero decir”.
Estas palabras nos hacen dudar de la versión del Sr. Hengler Tal vez la vejez podría haber hecho que
omita, sin querer, algún detalle. Decidimos investigar.
“Una última pregunta, señorita: ¿Cree que alguien ha sido capaz de eludir la vigilancia del Sr. Hengler
anoche, y esconderse en el edificio sin su conocimiento?”.
“Absolutamente no. El Sr. Hengler tiene algún problema de memoria, todo el mundo sabe eso, pero es
un auténtico sabueso cuando se trata de controlar la oficina. Nunca he podido poner ni un jarrón con
flores sin que se diera cuenta de inmediato, esa misma tarde. Si el Sr. Hengler dijo que no había nadie
en el primer piso, cuando cerró nuestras oficinas a las cinco, estoy absolutamente segura de que es
verdad”.

Bajos fondos
En el Raven & Rat del Sr. Johnson, Porky para los amigos, se siente uno como en casa. En el bar
nos encontramos con nuestro robusto amigo, ocupado como siempre en los barriles de cerveza.
Después de un rato nos reconoce y comienza a frotar la barra con las manos no muy limpias y un
trapo del mismo color, más o menos, en nuestras narices.
“Bueno, chicos, ¿qué viento les trae por aquí?”
“Mataron a un médico esta mañana. Su nombre era William Sylvan. ¿No tendría casualmente algún
enemigo entre las personas que visitan su negocio?”
“¡Ah! Sí, los asesinos y la escoria siempre están aquí, a mi lado. ¿No es cierto? “.
“Bueno, no, pero pensamos que...”.
“Ey, chicos, estaba bromeando. Es obvio que la escoria viene a por mi bazofia, Dios nos ayude si
no fuera así, ¿no? Mi negocio sufriría, y yo aún más”, dice con un guiño. “Así que vamos a ver:
William Sylvan, dijeron ... no, no me acuerdo de nada, nunca he oído algo, estoy bastante seguro.”
“Tal vez, de todas formas, haya estado aquí alguien que viva en el mismo edificio, tenemos una
lista de nombres si quieres...”.
“Venga, muchachos, soy todo oídos”.
“¿El Sr. Heinrich Kruller?”.
“No sé quién es”.
“¿El Sr. John Hengler?”.
“¿Quién, el tipo del circo? Nunca se ha molestado en poner el pie en aquí, el señorito”.
“Pero tú lo conoces”.
“Por supuesto, ¿quién no? El Gran Circo Hengler pasará a la historia, mocosos, se dice a sí mismo
Porky, no a nadie en concreto”.
“De acuerdo. Entonces sólo nos queda un último nombre: la Sra. Esther Haley”.
“¿Quién, la de los Baños Públicos? Ni la he visto nunca ni la conozco”.
“¡Pero si acaba de mencionar sus baños públicos!”.
“¡Muchachos! En los baños por educación, como mucho, hay que miccionar. Miccionar, entendido,
no mencionar. ¿Qué os pensáis, que es un lugar de reunión? Conozco a casi la mitad de Londres,
modestamente, al menos por su nombre y apellido. Pero conocer es una cosa, tener chismes para es
otra. Y de la señora no tengo nada que decir, excepto lo que dicen todos”.
“¿Y qué se dice?”.
Porky se pone serio por un momento y comienza a hablar un poco más bajo, pero no lo
suficientemente bajo como para pasar muy desapercibido. Los clientes en el mostrador del Raven &
Rat escuchan interesados el relato.
“Bueno, hace varios años el viejo Gustav, el fundador de los Baños Haley, estiró la pata, pero nadie
se esperaba que la viuda lo engañara con otro en este momento, a su edad. Hay rumores de que la
Sra. Haley tiene cierta simpatía por un audaz joven, de una familia rica, pero no me convencen. Si
fuera así de acomodado, alguien sabría quién es, ¿no? En cambio, parece que el caballero hace de
todo para permanecer en la sombra, o más bien, a la sombra de la dama. Algo no muy difícil, dado el
tonelaje de la vieja, je, je. Sin embargo los dos se ven a menudo, cogidos del brazo como una pareja
de amantes, y nadie ha tenido éxito en averiguar quién es ese misterioso pretendiente. Pero nadie
engaña al viejo Porky: llevará un coche con los herrajes oro macizo, pero en mi opinión son falsos,
un cebo para la vieja dama gorda. Creo que el valiente joven quiere tener en sus manos la propiedad
de la viuda Haley, y la está engañando fingiendo ser rico y joven. ¡Oh, lo siento, joven es de verdad!
¡Ja, ja! “
“Gracias, Porky, gracias... realmente muy interesante”.

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