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cas
de
Belda
r
Capitulo V.
El asesinato de
alr sylvan
Introducción
En el distrito de STAR, estarán descansando en la taberna, El descanso del Guerrero, el dueño es el
comerciante que habéis salvado de los no muertos en el Gran camino de Krinduth, Dannar Sylvan. Os ha
dejado estar con todos los gastos pagados en la posada durante un mes.
Descripción
La posada es un edificio de dos plantas con entramado de madera, varias vidrieras y suelo de mosaico. Los
alojamientos consisten en varias habitaciones grandes con camas y colchones de lana. Una suite de torre
adjunta de tres pisos está reservada para clientes nobles.
Posadero
El posadero es un anciano mediano llamado Ribo. Es un médico jubilado y, a veces, lo visitan magos y
hechiceros poderosos. El dueño de la posada es el comerciante Dannar Sylvan de Walereham, al cual
salvaron junto a su hija de caer en el ataque que se produjo en el camino.
Menú
Vieira estofada y tarta de arándanos, copa de brandy (3 sp)
Oso al vapor con pastel de azafrán y dátiles, vaso de sidra (3 sp)
Oso estofado con ajo y puerro, vaso de hidromiel (1 sp)
Dragón Asado y Granada Seca, Vaso de Sidra (1 sp)
Huevos Cocidos y Cebollas Secas, Jarra de Hidromiel (9 uds)
Habituales
Beorhtio: luchador humano masculino, bueno. Beorhtio es corpulento, con cabello blanco y ojos azul
oscuro. Viste cota de malla con bandas y empuña una maza y un escudo. Beorhtio estuvo petrificado
durante cien años.
Svari: Ilusionista enano masculino. Svari tiene cabello rubio, ojos verdes brillantes y barba rizada. Viste
túnicas viridianas y empuña una daga y una honda. Svari está buscando un antiguo artefacto del mal.
Baldo: hombre mediano ilusionista, bueno. Baldo tiene cabello castaño rojizo y ojos color avellana, y camina
cojeando. Viste túnicas negras y empuña un bastón. Baldo busca oponente para un extraño juego de mesa.
Gilmithrie: Mujer Elfa Druida, Neutral. Gilmithrie es bajo y corpulento, con cabello rubio y ojos grises. Viste
una armadura de cuero y empuña una cimitarra y una honda. Gilmithrie tiene un miedo traumático a los
espacios abiertos.
Ames Wyardye: luchador mediano masculino, neutral. Ames es alto y corpulento, con cabello castaño
desigual y ojos verdes. Viste cota de malla con bandas y empuña un pico militar. Ames está cazando a la
hechicera que le robó a su esposa.
Rumores:
El maestro de la Sociedad de Magos ha sido visto cerca del Túmulo Secreto de Vepha con una compañía de
aventureros.
Opon el encantador ha estado realizando peligrosos experimentos en su torre. Ubicado en el distrito del
viejo Walereham
La ilustre hechicera Lyme está prisionera en la guarida de Darima, la archimaga, atada por cadenas de
llamas mágicas.
Robro ha sido atacado, buscando una de las espadas de Atoh.
Liantieth ha sido atacado por un ejército de no muertos.
El Gremio de los cuervos negros están buscando a alguien que acaba de llegar a la ciudad. Ya se puede dar
por muerto.
Un primo del príncipe heredero del Reino de Areqia ha sido visto en Altza. Han puesto precio a su cabeza el
actual rey de Areqia.
El maestro de la Sociedad de Poetas es también el maestro del Gremio de Asesinos.
Un vampiro todavía acecha en las criptas debajo de las ruinas de Omarr's Delve.
Encargos:
Noqueaste a un vigilante de una posada cercana mientras estabas borracho, ahora te busca para devolverte
el “favor”.
Estás atrapado en un torbellino de romance con una clériga semielfa y un humano.
Mientras estabas borracho, accidentalmente ayudaste a escapar a un ladrón buscado, y el gremio de
ladrones ha pagado silenciosamente los gastos de tu estancia.
Recuerdas haberte emborrachado con un enano que se jactaba de ser el rey de un reino distante, y ahora
posees la escritura de una casa de campo embrujada en las afueras de la ciudad, pero no recuerdas cómo la
obtuviste. En el distrito de Woodfair.
Derrotaste a un ladrón buscado en una pelea de borrachos y fuiste recompensado con la recompensa de 86
mo.
Tuviste éxito en el juego y ganaste 80 mo.
Te despiertas en un callejón oscuro sin recordar cómo llegaste allí, mientras un par de niños astutos se
paran cerca y buscan entre tus pertenencias.
Has ganado una apuesta borracha con un guardabosques errante y has ganado un arco corto élfico mágico
de +10.
Has ganado una apuesta borracha con un aristócrata local y has ganado un cáliz de cristal valorado en 86
mo.
Has ganado una apuesta borracha con un rico comerciante y has ganado un caballo de montar que lleva 12
libras de lingotes de plata. (100 mo cada lingote)
Asesinato de Alr Sylvan
Alr Sylvan es el hermano de Dannar Sylvan, el dueñ o de la posada El descanso del guerrero, gran
comerciante reconocida de la ciudad de Walereham. Lo acusan del asesinato de su hermano. Os pide
ayuda para limpiar su nombre y encontrar al verdadero asesino de su hermano. Piensa que es un
complot contra él, ya que le sobran enemigos. Ademá s, os confiesa que es parte de la Hermandad del
Cuervo Negro, hace que algunos de sus enemigos sean muy peligrosos.
En un edifico dentro del distrito Ciudad del Norte, ademá s de la escena del crimen se pueden visitar
má s habitaciones/personas.
En un edificio en el moderno distrito de Ciudad del Norte, en unas de las partes de la ciudad más
modernizadas y exclusivas. La vivienda de Alr Sylvan esta en frente de un Hotel muy exclusivo, el
Dragon Real.
El Dr. Alr Sylvan, usaba su vivienda también como clínica. Tenía una enfermera, la srta. Dott. El
conserje del edificio un semiorco llamado Either. En la misma manzana viven el Inspector Gregory,
J. Hengler dueño de un circo y la Sra. Esther Haley.
Sr Frank Tatum
La casa del Sr. Tatum está situada en la planta baja de un edificio de apartamentos antiguo, pero aún
en buenas condiciones. El que abre la puerta es probablemente el propio Frank Tatum, como intuimos
por el brazo izquierdo que cuelga inerte a lo largo del lado del cuerpo.
“Nos gustaría hacerle algunas preguntas, si no le molesta”.
“¿Sobre qué?”
“¿conoce al Dr. Sylvan? El médico que trabajaba en nombre del Hospital Middlesex”
“¿Sylvan? Por supuesto, pasen”.
Cojeando visiblemente, el Sr. Tatum nos hace sentarnos en una cocina pequeña pero bien organizada.
En los estantes vemos varias ollas, botellas, cuchillos, cucharones y tablas de cortar. Evidentemente el
Sr. Tatum, o su ama de llaves, es un cocinero bastante experimentado.
“¿El Dr. Sylvan?, dice usted. Son conocidos suyos o simplemente entrometidos?”
“Nada de eso, sólo queríamos saber algo de su pasado”.
“¿Por qué no le preguntan directamente?”
“Bueno, fue asesinado esta mañana”.
“¡Dios mío! ¡¿Es eso cierto? Maldita mala suerte, ¿por qué yo?”
“¿Podría explicárnoslo?”
“Por supuesto. Ya ven, hace muchos años yo era un famoso artista de circo, estaba actuando en el
Circo Hengler con el apodo de Red Rajah. Era muy bueno haciendo diferentes números de montar,
incluyendo malabares, acrobacias y equilibrismo. Entonces, después de una mala caída, me rompí el
brazo izquierdo y la pierna izquierda. Algunos médicos pensaban que me recuperaría en poco tiempo,
pero la mayoría de los expertos era pesimista, diciendo que me arriesgaba a pasar el resto de mi vida
completamente paralizado. El Dr. Sylvan estaba entre ellos, pero al menos se dispuso a ayudarme. Fue
gracias a él que conseguí caminar, aunque cojo y privado del uso del brazo izquierdo. Para salvarme
de la parálisis, el Dr. Sylvan se vio obligado a cortar algunos nervios, y este es el resultado”.
El Sr. Tatum balancea su brazo izquierdo, como un peso muerto a su lado. Luego, un poco
avergonzado, nos ofrece un beedi, un purito pequeño y oscuro, que rechazamos.
“No saben lo que se pierden, estos los hago traer directamente de la India. Son mucho más saludables
que los cigarrillos normales, créanme, deberían comerciarlos también aquí para nosotros. En fin... me
dicen que el Dr. Sylvan ha muerto, ¡una verdadera desgracia!”
“¿Lo conocía bien?”
“¡Oh, no, después de la operación nos habíamos perdido de vista. Pero me lo encontré de casualidad,
hace un mes, cuando fui al circo Hengler para una audición. La mano derecha sigue siendo buena,
como ven, y podría conseguir trabajo como payaso, me gustaría volver a los escenarios. No es por
casualidad que guardé cuidadosamente todo el material para el espectáculo, con la esperanza de tener
una nueva oportunidad. Y la oportunidad me la ofreció el mismo Dr. Sylvan, hace un mes, cuando me
habló de la posibilidad de recuperar al menos el uso de la pierna, intentando una nueva operación. Me
invitó a volver a verle, para una visita más detallada”.
“¿Y volvió?”
Tatum sonríe con amargura, dejando caer un poco de ceniza de color blanquecino de su beedi.
“Claro. ¿Cómo decir que no a esa oportunidad? Me estaba ofreciendo la única esperanza de recuperar
el uso de su pierna, pero para volver a trabajar y caminar... caminar es una cosa maravillosa, sólo se
puede apreciar cuando uno está cojo, como me pasó a mí”, Tatum suspira, mira al vacío. “Y ahora esa
oportunidad se ha desvanecido, y decir que estábamos casi allí...”.
“¿Por qué?”
“Anoche me visitó el Dr. Sylvan, y me dijo que la operación podría intentarse. Iba a arreglarlo todo él
mismo, con el Hospital Middlesex, dijo que lo hacía como un viejo favor. Fue muy amable, quería
tratarme de manera informal, sin la participación ni del hospital ni de la burocracia. Era un buen
hombre, créanme, es realmente una pena que muriera”.
Tatum apaga el cigarrillo en el cenicero, echa un vistazo al techo y luego pregunta:
“Y díganme, ¿la policía ya ha descubierto algo? ¿Están en la pista del asesino?”
“No estamos informados al respecto, por desgracia, pero si quiere le mantendremos informado”.
“Sí, gracias, les estaría muy agradecido. Sería feliz de saber que el asesino terminó ente rejas. Si
todavía me necesitan, no duden en venir a verme”.
“Muy bien, Sr. Tatum, lo haremos. Nos vemos pronto”.
Solución:
Holmes ha resuelto este caso siguiendo seis pistas: la clínica del Dr. Sylvan, Sir Jasper
Meeks, el Hotel Dragon Real, la Oficina de los Archivos Nacionales, el abogado Woodmard
Bakersfield y Frank Tatum (59 SE)
Holmes estaba sentado en su sillón, en el estudio escarlata. Jugando con su pipa de brezo en sus
manos nos dice cómo resolvió el misterio en cuestión de horas, no sin traicionar una cierta
satisfacción.
“Por lo tanto, tratándose de un asesinato, aparentemente sin motivo ni asesino, no tenía manera de
empezar las indagaciones hasta que hubiera establecido las causas exactas de la muerte. Muy a
menudo son los pequeños detalles, o los elementos más inexplicables, los que ayudan a resolver un
misterio. En este caso, el hecho de que el asesino ya estuviese dentro del edificio, escondido justo
debajo de la nariz del Inspector Gregory, me hizo dudar del modo de matar. Así, a primera hora, fui a
escuchar la opinión del médico forense, Sir Jasper Meeks, para ver si podía decirme algo más
específico acerca de la causa de la muerte. Tan pronto como me enteré de que el tiroteo venía de
lejos, inmediatamente pensé en la ventana abierta y me pregunté si el asesino podría haber efectuado
el disparo desde fuera del edificio. La ventana del Dr. Sylvan daba a Euston Road, y me acordé de la
noticia en el periódico sobre el cierre del Hotel St. Pancras, situado en la misma calle. ¿Qué mejor
lugar que un hotel cerrado por unos pocos días para disparar sin ser visto? Supongamos por un
momento que el asesino haya ido al hotel, a las ocho de la mañana, tan pronto como el médico entró
a la clínica.
“Si fuera así, ¿cómo podría el asesino saber que el médico abriría la ventana? Este en particular fue
el punto más débil de mi argumento, pero afortunadamente había un elemento que validaba mi
hipótesis: la cuerda con el gancho de agarre. Era demasiado extraño que el asesino hubiera logrado
descender desde el segundo piso, después de haber disparado a la víctima, sin que nadie lo viera.
Inmediatamente después del tiroteo es lógico esperar que todos los transeúntes en Euston Road
levantarían la nariz hacia als alturas, pero no hay testigos que vinieran a decirnos que había visto
escalara al asesino por la pared, ni escapar por ese camino. La otra explicación lógica, igual de
extraña, era que el asesino había tirado la cuerda con el gancho de anclaje directamente desde la
ventana de la que le disparó, justo antes o después del disparo, con el fin de desviar la investigación o
proporcionar, una coartada.
“Para confirmar esta hipótesis, fui al Hotel St. Pancras y subí al tercer piso, ya que según Meeks los
disparos habían venido desde una posición superior. En una de las habitaciones con vistas a Euston
Road me pareció ver un poco de la ceniza de cigarrillo en el suelo, cuyo aspecto era muy reciente,
pero aún así distinto de polvo normal, con la huella característica de un bastón. El hotel estaba
cerrado desde hacía una semana, lo que probada que alguien había estado en la habitación después
de que cerrara, tal vez el mismo asesino. Comprobando la ventana me di cuenta de que la habitación
parecía estar justo por encima de la clínica del Dr. Sylvan, y que desde esa posición un buen tirador
no podía faltar. La ubicación era óptima también para tirar de la cuerda con el gancho de anclaje a
través de la calle, de forma que cayese al suelo en la acera opuesta. Llegué a la siguiente conclusión:
el asesino era un buen tirador, sabía que el Dr. Sylvan abriría la ventana nada más entrar en la
habitación, nos quería hacer creer que escapó por la ventana y, sobretodo sabía que el hotel iba a
cerrar durante algún tiempo, mientras que la noticia no apareció en el periódico hasta hoy.
“Analicemos estos hechos uno por uno. Que el asesino sea un buen tirador, por el momento no nos
dice nada, pero la confianza en que el Dr. Sylvan abriría la ventana indica que el asesino conocía los
hábitos del doctor, o incluso que había actuado modo que se asegurase de que el médico abriría la
ventana de la clínica anda más llegar. Esto probablemente tiene que ver con el hedor presente en la
clínica la mañana del asesinato. El intento de desviar la investigación con la cuerda hace pensar que
el asesino nunca sería capaz de escapar por una cuerda, por lo que podría tratarse de un anciano, un
lisiado o un mutilado. Por último, el hecho de conocer el cierre del hotel, información necesaria para
organizar el plan con suficiente antelación, nos dice que el asesino había pasado por Euston Road la
semana pasada.
“Si ponemos todo junto, ¿qué tenemos? Un buen tirador, un conocido de la víctima, lisiado o viejo,
que había estado en Euston Road recientemente. Si el asesino conocía a la víctima, y él estaba allí la
semana pasada, es probable que fuera un conocido del médico, o un paciente.
“Dado que era un inválido o un viejo, es probable que sea un paciente actual, potencial, o un ex
paciente. Pero ¿por qué un paciente querría matar a su propio médico? La explicación más probable
es la venganza, tal vez el paciente considera que el médico es responsable de su discapacidad, o el
paciente exigía un cuidado especial, o muy caro, y el médico se negó.
“Decidí ir a la Oficina de los Archivos Nacionales, a mirar los archivos legales, suponiendo que
alguien hubiera presentado una demanda contra el Dr. Sylvan. Aquí encontré una nueva
confirmación de mi hipótesis.
“Mediante el análisis de los documentos de un antiguo proceso, iniciado contra el Dr. Sylvan,
encontré referencias al Sr. Frank Tatum, un cojo que había sido paralizado por el propio Dr. Sylvan,
poco antes del juicio. Antes de interrogar a Tatum, quien en ese momento era mi sospechoso, sin
embargo, decidí a hacer una visita al abogado de la defensa del antiguo proceso, para probar mi
hipótesis.
“¿Por qué fue a por el abogado de la defensa, y no al de la acusación?”, se pregunta Watson
intrigado, seguro de que su querido amigo tiene la respuesta preparada.
“Elemental. Un buen abogado, cuando se enfrenta a un juicio, debe estudiar las cartas del
adversario. Si el Sr. Frank Tatum era un testigo de la acusación, era lógico esperar que el abogado
defensor habría estudiado con detalle el pasado del Sr. Tatum. También, como usted seguramente
sabe, los seres humanos tienden a olvidar los fracasos y a recodar más los éxitos, por lo que era
lógico suponer que el abogado de la defensa, después de haber ganado el proceso, recordase más
detalles que el de la acusación.
“Hemos llegado a la penúltima etapa de mi investigación, la visita al Sr. Woodmard Bakersfield,
abogado defensor del Doctor Sylvan en el momento del juicio. Quien me ha confirmado y aclarado
los puntos clave de mi deducción: Frank Tatum, un ex artista de circo, era un buen tirador y quedó
paralizado justo después de una operación realizada por el Dr. Sylvan, hace una docena de años.
Además, hablando con Bakersfield me convencí de que Sylvan no era del todo inocente, pero que
probablemente había sobornado al Sr. Tatum que cambió su testimonio en el estrado de los testigos.
Esto explicaría también las misteriosas deudas contraídas por el Dr. Sylvan en el momento del juicio,
deudas que nadie podía explicar.
“Aquí está mi suposición definitiva: Sylvan fue capaz de sobornar a Tatum y ganar el proceso,
después que trató de romper todas relación con el pasado de trabajando de una manera casi
anónima: te habrás dado cuenta de que Sylvan no figura como médico privados, en el Anuario. Pero
cuando el Circo Hengler comenzó a publicar anuncios buscando nuevos y viejos talentos, el destino
debió llevar a Tatum al mismo edificio donde trabajaba Sylvan, y los dos se deben haber encontrado.
Es probable que Tatum, después de todos estos años, tratase de chantajear de nuevo a Sylvan, para
extorsionarle más dinero o algún favor. Una incapacidad dura toda la vida, el dinero para hacerle
callar no. Sylvan debería haberse negado, pero tendría mala conciencia, no podía hablar con nadie, y
mucho menos denunciar a Tatum. Entonces Tatum, no teniendo nada que perder, decidió vengarse de
una vez por todas, matando al doctor.
“Debo decir que el razonamiento cuadra” interviene el Inspector Gregory. “Pero esto es sólo
especulación. Necesitaríamos pruebas, querido Holmes, para detener a Tatum”.
“¿Pruebas, inspector? ¡Pero si hay un montón de ellas! Apuesto a que las huellas de bastón
encontradas en el Hotel El Dragon Real corresponde exactamente con el bastón que usa Tatum para
caminar. Y es un hecho que el Sr. Tatum tiene el hábito de fumar unos cigarrillos exóticos, lo que
explica la ceniza blanquecina encontrada en la habitación del Hotel desde la que se efectuó el
disparo “.
“¿Cómo lo sabes?” presiona Gregory.
“Bueno, me tomé la molestia de entrevistar al Sr. Frank Tatum, hace unas horas, que confirmó que
se había encontrado con el Dr. Sylvan la noche antes del asesinato. Evidentemente tenía miedo de ser
visto, por lo que prefirió no mentir sobre ese particular, seguro de que el truco de la cuerda lanzada
desde el hotel lo habría exonerado completamente. Así llegamos hasta el último detalle, el olor de la
coliflor. Tatum sabía que el Dr. Sylvan no podía soportar el olor, por lo que pasó por la clínica justo
antes de la hora de cierre, para amenazar al médico por última vez. Casi seguro que Tatum
aprovechó la discusión para rayar la pared con el bastón, con el fin de dejar marcas que la policía
más tarde atribuiría al gancho. Y mientras Sylvan tomaba notas en su escritorio, Tatum tuvo tiempo
de tirar agua fétida sobre la estufa, lo que provocó una especie de hedor bomba. Tras el altercado
Sylvan cerró la clínica, dejando previsiblemente encendida la estufa con este frío. Durante la noche el
agua sucia, probablemente con restos de col hervida, se evapora, llenando la habitación con su
horrible olor”.
En este punto, la cara de Watson se iluminó.
“Así que, cuando Sylvan abrió la clínica a la mañana siguiente, lo primero que hizo fue abrir la
ventana, para ventilar y hacer que se fuera el olor. Y fue entonces cuando... bang”.
“Exactamente, Watson,” concluye estoicamente Sherlock Holmes.
OTRAS PISTAS
Conserje Either
Al entrar en el gran edificio vemos, justo después de un corto tramo de escaleras, las tres grandes
escaleras que llevan a las plantas superiores. A lo lejos, justo por encima del nivel del pasillo, vemos
un modesto pasillo que une las tres rampas principales (B, C y D). Desde la puerta de entrada sólo hay
tres posibilidades: subir al pequeño tramo de escaleras que conduce al pasillo, llamar a la puerta del
Inspector Gregory, o pasar por el vestíbulo que conduce a la garita del portero. Desde aquí se llega a la
pequeña escalera A que conduce a la casa del portero y su familia. Una pesada pared separa el pasillo
de la escalera principal A, por lo que la única forma de pasar por la escalera principal a la escala A es
atravesando el vestíbulo. Mientras dibujamos un mapa del edificio el portero llama nuestra atención.
“¿Les puedo ayudar?”.
“Estamos aquí en nombre del Sr. Holmes”, respondemos quitándonos el sombrero.
“Oh, está bien”, murmura el portero un poco molesto, “imagino que querrán algunas preguntas, como
hizo la policía”.
“Si no es un problema”.
“Es mi deber, señores. Por favor, pónganse cómodos”.
Entramos en la garita del cuidador, desde la que controla fácilmente la entrada principal.
“¿Puede decirnos, Sr. Either, quién entró en el edificio desde que el Dr. Sylvan cerró la clínica
anoche hasta esta mañana a las ocho?”.
“Sólo la Sra. Haley, alrededor de las siete y media de esta mañana. Media hora más tarde llegó el Dr.
Sylvan, que subió las escaleras solo, como todas las mañanas”.
“¿Cómo puede estar tan seguro?”.
“Todos los residentes tienen una copia de la llave de la puerta principal, pero por seguridad durante la
noche se cierra la puerta con dos cerraduras”, dice, señalando un segundo bloqueo que se ve desde la
garita, instalado en la puerta principal del edificio. “Además, estoy siempre dispuesto a levantarse a
cualquier hora de la noche. Y como robaron a la Sra. Haley hace unos años, siempre compruebo si hay
cerca de la puerta algún desconocido antes de abrirla”.
“¿Nos puede contar su versión de los hechos?”.
“Con mucho gusto. El Dr. Sylvan subió las escaleras para abrir la clínica, alrededor de las ocho,
como todas las mañanas. Unos minutos más tarde oí el disparo, muy fuerte, ya que la clínica del Dr.
Sylvan está justo encima de mi alojamiento. Es por ello, que yo fui el primero en correr al lugar de la
desgracia, junto con el Inspector Gregory. Encontramos al doctor tirado en el suelo, como le conté a la
policía”.
“¿Seguro que no se quedó nadie, en las escaleras, durante la noche?”
“Segurísimo. Yo siempre hago una visita de inspección antes de irme a dormir, y no hay lugares donde
esconderse, ni en las escaleras ni en el pasillo, ni en cualquier otro lugar. Y debido a que las escaleras
están por delante de ellos, nadie podría moverse durante la comprobación para evadir mi inspección”.
“Gracias, Sr. Kruller, realmente fue una gran ayuda.”
Sr. J. Hegler
Después de unos minutos de espera nos hacen sentarnos en la oficina del Sr. Hengler.
“Están aquí por el asesinato del pobre Dr. Sylvan, imagino. ¿Cómo puedo ayudarles?”.
“Estamos tratando de averiguar cómo el asesina pudo encontrarse en el interior del edificio esta
mañana, si nadie lo ha visto pasar por la entrada principal. ¿Tiene alguna idea?”.
“Heinrich, nuestro portero es un persona altamente fiable, si él dice que nadie más entró en el edificio,
además de la Sra. Haley, creo que será verdad”.
Al ver nuestras expresiones de desconcierto, el Sr. Hengler se explica fácilmente.
“Oh, no es ningún secreto. Obviamente he hablado con los vecinos, después de haber sido interrogado
por la policía... con la esperanza de ser capaces de contribuir a la investigación, por supuesto”.
“Así que ya sabe que estamos considerando la posibilidad de que el asesino haya pasado la noche en el
interior, tal vez escondido en una de sus oficinas. ¿Cree usted que es posible? “
“Oh, no, no lo creo. La mayoría de las habitaciones están siempre cerradas, y ya que nunca se usan las
hemos sellado. Las únicas oficinas abiertas, en horario de trabajo, son mi propio estudio, la habitación
de la Srta. Gertrude Helwig, la oficina del contable Daniel Oliver y la sala de espera. Cada tarde a las
cinco, cuando cierro mi oficina, hago una gira de inspección personalmente, por lo que es imposible
que alguien pudiera esconderse dentro. No hay lugar para pasar la noche en secreto, en mis oficinas.
Obviamente, yo soy el único que tiene la llave de acceso a esta planta del edificio”.
“¿Estaba presente en el momento de la desgracia?”.
“No, por la mañana abrimos las oficinas a las nueve. Cuando llegué, la policía ya estaba allí, y fue
informado del terrible incidente por un agent de guardia... El Sr. Gibbons, creo”.
“¿Qué relación tenía con el Dr. Sylvan?”.
“Un cordial respeto, diría yo. Nuestras actividades tenían poco en común, después de todo este es un
lugar de trabajo, para mí, como lo fue para él. Nos encontrábamos en el vestíbulo de vez en cuando,
intercambiábamos unas palabras de cortesía y luego nos despedíamos”.
Reflexionamos brevemente sobre la versión de John Hengler. Dado que el edificio alberga solamente
oficinas administrativas, decidimos investigar después el Circo.
“¿Sería tan amable de explicar por qué el circo no tiene espectáculo, en este momento?”
“Con mucho gusto. Nuestro circo estaba a un lado de Oxford Street, pero se cerró hace unos años. La
historia del circo es bastante difícil. En la antigüedad, el sitio del circo, era el hogar del Duque de
Argyll que, hasta 1860, fue ocupado por el primer conde de Aberdeen. Tras la muerte del conde el
edificio fue derruido y en su lugar se construyeron bodegas, por encima de las cuales, diez años más
tarde, se llevó a cabo el Bazar Corintio. Toda la estructura fue finalmente comprada por mi padre,
Charles Hengler, que restauró el edificio y lo convirtió en el Gran Circo Hengler. El circo se abrió al
público en 1871, pero el éxito fue breve. En los últimos años el Circo ha permanecido cerrado durante
mucho tiempo, debido a la gran competencia de los teatros presentes en la región, así como los
accidentes cada vez más frecuentes, más o menos graves. Como usted sabe la edad del circo llega a su
ocaso, por desgracia, hoy en día se habla mucho del Musica Hall. Sin embargo, después de la muerte
de mi padre el año pasado, el circo cerró sus puertas de forma permanente. Mis hermanos y yo
decidimos venir a vivir a las oficinas administrativas, para reducir gastos durante la reorganización. El
viejo edificio del Circo está actualmente cerrado, y todas las actividades han sido suspendidas, creo
que al menos hasta este verano. “
“¿Podría decirnos qué hace exactamente, en esta oficina?”.
“Yo soy el único que todavía aspira a mantener la tradición familiar. Mis hermanos ya han tomado
otras carreras y no tiene intención de reabrir el Circo. Personalmente estoy promoviendo algunos
pequeños espectáculos en gira, en las afueras de Londres, para hacer algo de dinero. Las ganancias se
gastan para mantener esta oficina y en pasar una pensión modesta a los artistas de circo de la antigua
gestión, a la espera de tiempos mejores. Mientras tanto estoy organizando entrevistas con artistas
jóvenes, con la esperanza de seleccionar un nuevo grupo de profesionales e impulsar la actividad.
Todos los días recibimos varios artistas jóvenes y viejos, todos en busca de trabajo o de una
oportunidad”.
“Gracias, Sr. Hengler, ha sido muy exhaustivo. Hasta pronto”.
Flavius Nast
El Sr. Nast es un hombre alto, delgado, que tendrá más de cincuenta años, pero cuya vivacidad indica
una gran inteligencia. Os escudriña atentamente, comprobando
vuestras credenciales con gran interés.
“¿Así que ustedes trabajan para Holmes? Había oído rumores acerca de ello, pero... esperaba que los
agentes fueran un poco más formales. Algo más oficial, de hecho. Pero teniendo en cuenta que el
propio Holmes no es un policía de verdad, tal vez mis expectativas era injustificadas”.
Decidimos ignorar este comentario e ir al grano.
“¿Sería tan amable de decirnos si recuerda algo del proceso Sylvan, 1876?”.
“Hmm... Sylvan... vamos a ver...”.
El abogado abre algunos registros, pasa varias páginas con aire ausente, y finalmente se detiene en un
expediente atado con una cinta de seda.
“Oh, sí. Aquí está. No es sólo mi factura, por lo que veo, hay una copia de la sentencia. Entregué todos
los documentos a la Oficina de los Archivos Nacionales. Es un caso bastante viejo, ¿por qué les
interesa ahora ?”.
“Estamos investigando la muerte del Dr. Sylvan. Fue asesinado esta mañana”.
“¡Por Dios! ¡Qué desgracia! Pobre Dr. Sylvan, ahora me acuerdo, ¿saben? No ha tenido una vida fácil,
el hombre. Primero los cargos, después el proceso, las dificultades financieras, finalmente el trabajo
no oficial en el hospital. Oh, Dios, tal vez no era un santo, pero no era un mal médico”.
“¿Nos lo puede explicar?”
“Yo era el abogado de acusación, en esa ocasión. E incluso aunque el tribunal absolvió a Sylvan de
todos los cargos, permaneció convencido de su culpabilidad. En retrospectiva, yo diría que tal vez se
trataba de errores involuntarios, accidentes del oficio, sin embargo... no sé... había algo misterioso en
el hombre, algo que no creo que saliera a flote durante el proceso. En mi trabajo se aprende a saber si
alguien tiene un secreto, pero también se aprende a mantener estas consideraciones para uno mismo.
La justicia se basa en hechos y no en suposiciones”.
“Estamos de acuerdo en eso. ¿Recuerda cualquier otra cosa?”.
“No, lo siento. Eso es todo lo que recuerdo”
Jonathan Kart
Después de unos minutos de espera tratamos de llamar de nuevo a la gran puerta de madera.
Finalmente una robusta anciana abre la puerta, escrutándonos con aire de sospechosa.
“¿Qué quieren?”
“Estamos buscando información sobre Sir Jonathan Karth. ¿Se encuentra en casa?”
“¿Están de broma? Mi marido está muerto desde hace varios años”.
“Oh, lo sentimos terriblemente. Pero si fuera tan amable de decirnos algo acerca de su marido... para
honrar su memoria, se entiende”.
Un destello de emoción pasa a través de los ojos de la anciana. Obviamente, está muy sola, y la
oportunidad de recordar al marido muerto parece haberla amansado. Abre la puerta con una sonrisa y
nos hace sentarnos en la sala de estar. Hay tan poca luz, que apenas podemos distinguir los muebles,
pero la voz de la anciana nos envuelve mientras nos cuenta su historia.
“Mi marido era oficial de caballería. Clase de 1823, un buen año, si saben lo que quiero decir. Hizo
carrera en la India, como muchos militares hoy en día. Ahí es donde nos conocimos, ¿saben? Fui a
pasar un par de meses cálidos, por prescripción médica, para combatir el asma crónica que me afligía
cuando era una niña. Oh, yo era una chica bonita, con largas piernas y tobillos delgados. Ahora
ustedes no lo creerán, lo veo en su mirada dudosa, pero no se preocupen, el tiempo les consumirá a
ustedes también, al igual que ha hecho con mi pobre Jonathan. ¿Qué estaba diciendo?”
“De su primer encuentro, en la India”.
“Sí, sí... justo. Creo que fue en el 48, o poco después. Mi marido acababa de ganar sus galones de
oficial en la primera conquista de la Campaña de la India. Ustedes son jóvenes, y tal vez piensan que
la India es como estar en casa. Nuestra vida no fue fácil, pero no me quejo, estuvo llena de aventura.
Yo me quedé aquí, para llevar adelante a la familia, mientras que Jonathan iba y venía de la India,
hasta que se le hicieron cataratas en los ojos. Fue en el 73, si no recuerdo mal. En el 74 se vio obligado
a retirarse del servicio, pero todavía estaba lleno de vida. Queríamos disfrutar de la vejez juntos, hasta
que... ¡ay!... accedió a someterse a la operación del maldito Dr. Sylvan”.
La Sra. Karth se levanta con dificultad, tratando de alcanzar un estante y nos ofrece una botella.
“Aguardiente de ciruelas, importada directamente de Eslovenia. ¿Quieren un poco?”
“No, gracias, señora.”
La señora se sirve un vaso de licor hasta el borde, se lo bebe de un trago y luego sigue hablando.
“Oh, a Jonathan le encantaba. Pero sigamos con lo nuestro... así que... les hablaba de la operación. Ese
odioso Dr. Sylvan, con sus experimentos de brujas. Mi esposo terminó de perder la primera vista, y
después de unos años, ahora ciego, se dejó morir. Pobre Jonathan”.
“Lo sentimos mucho. También hubo un proceso, ¿no es así?”
“Ah, pues están ustedes bien informados. Tal no sean los niños ingenuo que pensaba. Bien, sí, hubo un
proceso, muy grande, pero saben lo que les digo: fue una farsa, una burla”.
“¿Por qué lo piensa?”
“¡Era obvio que el Dr. Sylvan era culpable! ¡Todo el mundo sabía! Sin embargo, fue suficiente un
testimonio inestable, el murmullo de un loco, en boca de un abogado con buen palique y el proceso se
fue por el retrete. No recibimos ni siquiera una guinea. Fue una gran desilusión que, en mi opinión,
acabó con als ganas de vivir de Jonathan. Murió unos años más tarde, en el 79”.
La anciana llora con voz ronca y a continuación, bebe un poco de aguardiente de ciruelas.
“Estamos muy consternados. ¿Podemos preguntarle si ha visto de nuevo al Dr. Sylvan?”
“¡Ese asesino! ¡Que una plaga lo alcance! ¿Cómo se atreven a nombrarle? ¿Quién les invitó a entrar,
sucios mendigos? ¿Quién lo sabe? ¡Fuera de mi casa, ahora! ¡Váyanse,
o llamo a la policía! “
Sorprendido por el cambio de estado de ánimo de la anciana, decidimos levantar el campamento,
alejándonos de su casa con el rabo entre las piernas.
Sean Fogerty
El apartamento de Fogerty es parte de una larga hilera de casas adosadas, todas iguales entre sí,
cubiertas de tubos, ladrillos burdeos y canalones oxidados. Nos abrimos paso entre la ropa que cuelga
afuera, cubierto de hielo y escarcha, para llamar a la pequeña puerta descuidada. Abre una chica muy
joven, que a pesar de la cara demacrada parece esconder unos hermosos rasgos, con una pequeña nariz
y pelo rojizo. Espera sorprendida, sin decir una palabra.
“Buenos días, queríamos con el Sr. Sean Fogerty, si es posible”.
“¿Quién, mi hermano? ¿Son amigos suyos?”.
“No, pero podemos llegar a serlo si nos da una oportunidad”.
“Lo dudo, no creo que quiera ver a nadie hoy día”.
La chica sigue apostada detrás de la puerta, sin quitar el cierre.
“¿Hoy en día? ¿Podemos preguntar por qué?”.
“Hoy, ayer, el año pasado, no habría ninguna diferencia. Mi hermano es una persona... particular, se
nota que no le conocen... él...”.
“Es un tipo pintoresco, ¿verdad?” tocando la sien con el dedo índice.
“Ah, así que lo saben. Lo siento, pero prefiero no 20
dejarles entrar de todas formas, ni dejarles verle. Hoy tiene una fuerte fiebre cerebral, peor que de
costumbre, y este frío no ayuda, por supuesto”.
“¿Podemos al menos hacerle a usted algunas preguntas antes de irnos?”.
“Les concedo una, que ya llego tarde al trabajo”.
“¿Puede decirnos algo del Dr. Sylvan, el médico que operó a su hermano?”.
La chica nos lanza una mirada inyectada en sangre, y sus mejillas se vuelven de color rojo.
“¡Oh, ese bribón! Había olvidado su nombre, después de todos estos años. Pero recuerdo el proceso,
a pesar de que yo era una niña en ese momento. Fue la primera y única vez que puse un pie en un
tribunal, en toda mi vida, ¿cómo podría olvidarlo? Sin embargo, del maldito Dr. Sylvan, sé poco o
nada. Después del juicio, que ha arruinado la vida de mi familia, ya no volvimos a oír hablar de él. Mi
padre y mi madre se mataron a trabajar, para tirar del carro y conseguir dinero para cuidar de mi
hermano, pero al final todo fue en vano. Así que aquí estamos, pasando hambre entre los gritos de mi
hermano y de los vecinos, que se quejan por el ruido”.
“Lo siento, de verdad. Si pudiera decirnos algo sobre el proceso, tal vez podríamos hacer justicia...”.
“¿Justicia? ¡Pero qué justicia, señores! La justicia no existe, el mundo pertenece a los astutos, como
solía decir mi abuela. Nos detienen, nos dejan en la miseria, aunque seamos inocentes, y el Dr. Sylvan,
con todo su dinero, puede darse el lujo de comprar jueces y testigos. ¡Justicia para otros, para mi
hermano nada!”.
“¿Así que cree que el Dr. Sylvan compró su inocencia?”.
“¡No lo creo en absoluto, estoy segura! Y ahora, si me disculpan, tengo que cambiarme para ir a
trabajar. Adiós señores, y si ven al Dr. Sylvan, denle una patada en el culo de mi parte”.
Daniel Oliver
El Sr. Oliver nos recibe en su pequeño apartamento. Al entrar vemos un piano de cola en la sala de
estar, algunas librerías llenas de tomos voluminosos y un escritorio bastante elegante. Daniel Oliver
nos hace sentarnos en la sala de estar, en un pequeño sofá, cómodo. Bastan sólo un par de frases para
ver que Oliver es de rica familia, que trabajar más por pasión que por necesidad, y que no tiene
información sobre el asesinato del Dr. Sylvan. Un poco decepcionados, aprovechamos su
disponibilidad para hacerle algunas pregunta generales sobre el Sr. Hengler y la Sra. Haley.
“Conocía al Sr. Hengler, creo que no hay nada que añadir. Personalmente, creo que la Sra. Haley no
tiene relación alguna con los hechos. Claro, siempre se queja del ir y venir de la clínica del Dr. Sylvan,
pero es completamente normal, en las fincas. Además, los del circo producimos definitivamente más
molestias que el Dr. Sylvan. Entre los acreedores, deudores, la selección de nuevo personal y artistas
retirados recibimos varias visitas al día”.
“Pero ese ir y venir de la gente, ¿es realmente tan molesto?”
“No, no realmente. La vida en el barrio es generalmente tranquila, sobre todo desde ue Hotel St.
Pancras cerró sus puertas la semana pasada”.
“¿La semana pasada? ¡Pero la noticia ha salido en el periódico hoy!”
“¿En serio? Se ve que intentaron todo lo posible, antes de rendirse. Tal vez han tardado en dar el
anuncio oficial: pero llevan cerrados al menos una semana. Se lo aseguro. “
Intrigados por este detalle del hotel, decidimos investigar.
“¿Qué nos puede contar sobre el Hotel St. Pancras?”
“Hace varios meses que el hotel estaba en dificultades. Dado que una parte del edificio sobre
Ossultone Street fue vendido a una empresa de fabricación de muelles, el hotel comenzó a perder
clientes. La maquinaria del fabricante de muelles hacía temblar las paredes, no digo más, y muchos
clientes pedían la devolución por la tortura sufridas por sus pobres nervios. Otras veces, como en el
caso de la Sra. Helwig, han echado al cliente sin previo aviso, debido a la falta de personal.
Finalmente, después de una agonía larga y lenta, el hotel cerró sus puertas. La semana pasada, de
hecho”.
“¿Sin ningún tipo de anuncio?”
“Sí, a excepción de un pequeño cartel en la puerta, del que muy pocos se han dado cuenta. ¿Qué
ponía? Ah, sí, “cerrado hasta nuevo aviso”, por lo que recuerdo.
Pero aparte de ese cartel, no se ha hecho ningún anuncio oficial hasta que la noticia ha aparecido en
el diario”.
“Muchas gracias, Sr. Oliver, nos ha sido de mucha utilidad”.
Bajos fondos
En el Raven & Rat del Sr. Johnson, Porky para los amigos, se siente uno como en casa. En el bar
nos encontramos con nuestro robusto amigo, ocupado como siempre en los barriles de cerveza.
Después de un rato nos reconoce y comienza a frotar la barra con las manos no muy limpias y un
trapo del mismo color, más o menos, en nuestras narices.
“Bueno, chicos, ¿qué viento les trae por aquí?”
“Mataron a un médico esta mañana. Su nombre era William Sylvan. ¿No tendría casualmente algún
enemigo entre las personas que visitan su negocio?”
“¡Ah! Sí, los asesinos y la escoria siempre están aquí, a mi lado. ¿No es cierto? “.
“Bueno, no, pero pensamos que...”.
“Ey, chicos, estaba bromeando. Es obvio que la escoria viene a por mi bazofia, Dios nos ayude si
no fuera así, ¿no? Mi negocio sufriría, y yo aún más”, dice con un guiño. “Así que vamos a ver:
William Sylvan, dijeron ... no, no me acuerdo de nada, nunca he oído algo, estoy bastante seguro.”
“Tal vez, de todas formas, haya estado aquí alguien que viva en el mismo edificio, tenemos una
lista de nombres si quieres...”.
“Venga, muchachos, soy todo oídos”.
“¿El Sr. Heinrich Kruller?”.
“No sé quién es”.
“¿El Sr. John Hengler?”.
“¿Quién, el tipo del circo? Nunca se ha molestado en poner el pie en aquí, el señorito”.
“Pero tú lo conoces”.
“Por supuesto, ¿quién no? El Gran Circo Hengler pasará a la historia, mocosos, se dice a sí mismo
Porky, no a nadie en concreto”.
“De acuerdo. Entonces sólo nos queda un último nombre: la Sra. Esther Haley”.
“¿Quién, la de los Baños Públicos? Ni la he visto nunca ni la conozco”.
“¡Pero si acaba de mencionar sus baños públicos!”.
“¡Muchachos! En los baños por educación, como mucho, hay que miccionar. Miccionar, entendido,
no mencionar. ¿Qué os pensáis, que es un lugar de reunión? Conozco a casi la mitad de Londres,
modestamente, al menos por su nombre y apellido. Pero conocer es una cosa, tener chismes para es
otra. Y de la señora no tengo nada que decir, excepto lo que dicen todos”.
“¿Y qué se dice?”.
Porky se pone serio por un momento y comienza a hablar un poco más bajo, pero no lo
suficientemente bajo como para pasar muy desapercibido. Los clientes en el mostrador del Raven &
Rat escuchan interesados el relato.
“Bueno, hace varios años el viejo Gustav, el fundador de los Baños Haley, estiró la pata, pero nadie
se esperaba que la viuda lo engañara con otro en este momento, a su edad. Hay rumores de que la
Sra. Haley tiene cierta simpatía por un audaz joven, de una familia rica, pero no me convencen. Si
fuera así de acomodado, alguien sabría quién es, ¿no? En cambio, parece que el caballero hace de
todo para permanecer en la sombra, o más bien, a la sombra de la dama. Algo no muy difícil, dado el
tonelaje de la vieja, je, je. Sin embargo los dos se ven a menudo, cogidos del brazo como una pareja
de amantes, y nadie ha tenido éxito en averiguar quién es ese misterioso pretendiente. Pero nadie
engaña al viejo Porky: llevará un coche con los herrajes oro macizo, pero en mi opinión son falsos,
un cebo para la vieja dama gorda. Creo que el valiente joven quiere tener en sus manos la propiedad
de la viuda Haley, y la está engañando fingiendo ser rico y joven. ¡Oh, lo siento, joven es de verdad!
¡Ja, ja! “
“Gracias, Porky, gracias... realmente muy interesante”.