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BRENDA SALES FORESE

Yo la conozco. La conozco más que nadie. La conozco más de


lo que ella se conoce a sí misma. Estuve ahí durante el embarazo,
pero no como un simple espectador. No. Yo la acompañé los
nueve meses dentro del seno de su madre. ¿Pero qué, entonces son
mellizos o gemelos? No exactamente. Somos… como dos caras de
una misma moneda. Yo soy parte de ella. Ella es parte de mí.
Ambos conformamos un único ser. Nacimos y moriremos juntos.
Es medio raro ¿No te parece? Sí, lo es, no es tan fácil entenderlo
desde lo racional, pero en sí no es tan complicado. A medida que
pasan los años, ella va creciendo y yo voy evolucionando. Pero
todo lo hacemos juntos, o sino ¿Cómo es que sé que nacimos el 27
de mayo del año 2000 en la Clínica del Niño y la Madre en la
ciudad de Mar del Plata, un sábado a las 6 de la mañana? Bueno
sí, eso no prueba nada, me lo podrían haber contado ¿No? Pero
para que me entiendan un poco más, también sé lo que siente,
cómo se siente, lo que vivió, cada momento… cada situación en
sus 17 años de vida, va en nuestros 17 años. Ella capaz no recuerde algunas cosas, pero Yo… Yo me acuerdo de todo. De ese
“todo” puedo contarles muchísimas cosas. Como, por ejemplo, cómo se sintió cuando se enteró que tendría una hermanita, su
emoción en un principio al enterarse y sus celos y desencanto al ver que todos estaban pendientes de la nueva integrante de la
familia. Lo mismo sintió al enterarse del nacimiento de sus otros dos hermanos. Pero con el tiempo esos sentimientos cambiaron y
esos pequeños seres se convirtieron en lo más importante en su vida, sé que, sin ellos, ella no podría vivir.
Podría contarles la angustia que sentía en el momento que sus padres se separaron, los ataques de pánico que le agarraban en
lugares donde había mucha gente y lo que consecuentemente le provocaba no querer salir mucho de su casa. Esto hizo que su
madre nos llevara a la psicóloga casi un año entero para que superáramos toda ésta situación.
También podría contarles con detalle, cómo fue el primer momento en que ella tomó una cámara y conoció el mundo de la
fotografía, técnica que se convertiría a lo largo del tiempo, en lo más apasionante de su vida. Tenía 4 años y nos encontrábamos de
viaje con su familia en Federación, Entre Ríos. Allí le pidió a su padre que le prestara la cámara Kodak analógica de 35 mm que
tenían en ese momento, él se la dio con la única condición de que no tocara el botón que abría la tapa de atrás de la cámara. ¿Pero
por qué? ¿Por qué no podía tocarlo? Ella es una persona muy curiosa y yo también, quería ver qué pasaba si presionaba ese botón,
es por eso que la ayudé a tomar la decisión de apretarlo, lo que llevaría a que rápidamente se abriera la tapa de atrás de la cámara.
Finalmente la retaron y le sacaron la cámara de sus manos, ¡Habíamos velado todas las fotos! Como dije antes, yo voy aprendiendo,
a medida que ella va viviendo, yo no tenía idea de qué iba a suceder al presionarlo. Desde ese momento, ella se sintió fascinada por
ese objeto, siempre observaba cómo su abuelo, al que le encantaba la fotografía, utilizaba las cámaras con tanta facilidad. Es por
eso que, para la navidad de 2011, con 11 años de edad, recibió su más esperado regalo, una simple cámara digital, pero que, para
ella, fue el comienzo de su pasión.
Desde chica también sentía fascinación por las películas. Iba aproximadamente una vez por semana con su madre al videoclub de
la esquina de su casa para alquilar los VHS o más adelante los DVD. A medida que fue creciendo, ver películas se había convertido
en una rutina, llegábamos a casa e instantáneamente nos encerrábamos en la habitación a ver alguna.
A los 15 años, con esa misma cámara que había recibido en navidad, una aburrida tarde con su hermana y una amiga, propuso
grabar su primer cortometraje casero (que nunca terminarían) pero que sería el momento decisivo en el cuál ella y yo, elegiríamos
dedicar nuestra vida a contar historias. Estuvimos unos años escribiendo las ideas que se nos venían a la mente y buscando
información sobre el cine de manera autodidacta, ya que en el colegio al que íbamos, el arte estaba muy poco valorado. Así fue
como en el 2017, al fin ocurrieron dos hechos muy gratificantes en nuestra vida. Sí, porque yo estaba ahí en el momento que por un
impulso o una “corazonada”, ella se inscribió en un festival cultural en Recoleta, Buenos Aires, un día antes de que cerraran las
convocatorias. Sólo Yo sé la emoción que corría por sus venas el día que se enteró que había quedado seleccionada y que tenía que
viajar a Buenos Aires dónde pasaríamos dos días compartiendo una hermosa experiencia con los demás seleccionados. Por suerte
contamos con el apoyo de nuestra familia, que estuvo ahí en todo momento festejando nuestros logros. Como también sólo Yo sé
que ese mismo impulso la llevó a querer participar en la categoría <cortometrajes> en un concurso de todos los colegios de su
ciudad, y en el que, sin ayuda de nadie, escribiría el guion, buscaría los actores, y dirigiría con mucho esfuerzo y dedicación, su
primer cortometraje (porque éste sí lo terminaría) que, gracias a ella, su colegio participaría por primera vez y se llevarían el primer
puesto.
Hace poco esa “corazonada” volvió a aparecer y se anotó en un casting (horas antes de que cerrara la convocatoria) en el que una
productora buscaba equipo técnico para participar del rodaje de un video, y… nuevamente esa felicidad que sólo Yo conozco se
apoderó de su cuerpo al llegarle un mail diciendo que había quedado seleccionada. Es increíble. Juntos aprendimos que “el que no
arriesga, no gana” y vivimos en base a esa frase, porque si queremos cumplir lo que tanto deseamos, tenemos que luchar para
conseguirlo, sin dejarnos detener por comentarios negativos de la gente.
Ahora después de tantos años, y dejando a nuestra familia y amigos en Mar del Plata, decidimos seguir adelante con nuestro
sueño y venirnos a vivir a la ciudad de Tandil, para poder estudiar la carrera de Realización Integral en Artes Audiovisuales y poder
vivir de lo que amamos.
Yo no soy ni el bien, ni el mal. No lo sé todo. Aprendo junto con ella. Pero sé que, si confía en mí, recibirá todas las respuestas
que necesite. No trates de buscarme un nombre o una figura para visualizarme, no se trata de entender, se trata de sentir. Pero no
sólo vivo en ella… Si logras hacer silencio, respirar y reflexionar, te darás cuenta que también existo dentro tuyo, y recién ahí,
sabrás quien soy y encontrarás tu primera respuesta…

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