Está en la página 1de 127

1

EDGE OF
INSANITY

TATE MONROE
RORY IRELAND
3

ESTE LIBRO FUE TRADUCIDO DE FANS PARA


FANS. SE RECUERDA QUE NO ES OFICIAL.
NO TE OLVIDES DE AYUDAR A LOS AUTORES
COMPRANDO SUS LIBROS EN EL IDIOMA
ORIGINAL.
NO FACE- NI REDES SOCIALES.
Sobre el libro 4

Charlie

Cuando volví a entrar en Edge of Insanity Ink, nunca esperé volver a caer fácilmente en su
vida. Pero había algo en mi padre que me atraía, algo a lo que no podía resistirme.

Banks

Sabía que involucrarme con Charlie era una mala idea. Era demasiado joven, demasiado
inocente y demasiado tentadora para su propio bien. Pero cada vez que entraba por la puerta
de mi tienda de tatuajes, era incapaz de resistirme.

A medida que nuestra relación se profundiza, nos vemos envueltos en un romance que
amenaza con destrozarlo todo. En una sociedad que no ve con buenos ojos las relaciones
como la nuestra, ¿nos decidiremos a bordear la locura y lanzarnos de lleno o nos
romperemos el corazón?
5

Para todos los que alguna vez han querido que su tatuador de moda se la chupara y le
diera un poco de lengua, un poco de polla y un poco de tinta nueva.
6

No te quedes de brazos cruzados.

ENTRENADOR ERIC TAYLOR, FRIDAY NIGHT LIGHTS


1 7

CHARLIE

He evitado consultar mi correo electrónico durante todo el entrenamiento de animadoras al


que estoy asistiendo. Pero cuando las chicas están estirando, cedo y la decepción me golpea
todo el cuerpo. Otro correo electrónico de rechazo de un trabajo que realmente necesito. Se
me acaba el tiempo antes de tener que mudarme de mi apartamento en el campus, y entrenar
a animadoras de secundaria no me da suficiente dinero para mudarme a algo habitable sin
una compañera de piso. Tampoco puedo aguantar mucho más la angustia adolescente, lo cual
es hipócrita por mi parte, ya que fui una de ellas en algún momento, pero da igual. Me rompí
el culo en un riguroso programa de medicina deportiva sólo para descubrir que las mujeres
de la Generación Z no son el objetivo de las nuevas contrataciones, aparentemente. Estoy tan
contenta de haber pasado incontables noches estudiando y no yendo a fiestas, a romperme el
culo en prácticas gratis.
No me daría tanto miedo si no fuera porque mi madre murió no hace mucho y no ha llegado
nada de su seguro de vida debido a las complicaciones de su muerte. Nadie te da un manual
sobre cómo afrontar la muerte de tus padres justo después de graduarte. Aún estoy tratando
de entender el mundo real, pero mi madre tampoco se lo pensó bien. En contra de los
consejos de todo el mundo, se sometió repetidamente a una operación tras otra, buscando una
perfección que no es la realidad. Murió en la mesa de operaciones tras hacerse el tercer
lifting que yo sepa, pero supongo que podría haber habido más. Ella y yo éramos como el
agua y el aceite y, por mucho que se preocupara por su aspecto, se preocupaba aún más por
el mío. Aprendí a lidiar con ello a lo largo de los años, incluso a ocultárselo a todos los que
nos rodeaban, porque era vergonzoso. No quería que nadie supiera las cosas que me decía o
cómo me hacía sentir.
-Ha estado genial, chicos. No olviden sus botellas de agua. El conserje las tirará si se las
dejan, - les digo, y veo cómo las chicas toman sus pertenencias y corren hacia sus padres,
que están entrando para recogerlas. Espero que nadie se pare a hablar conmigo. No puedo
tratar con los padres de las animadoras, son una amenaza para la sociedad y debería saberlo
porque mi madre era la líder de las animadoras. Me recorre un escalofrío al pensar en mi
madre en los entrenamientos de animadoras cuando yo tenía su edad. Me ocupo de centrar
las colchonetas que no estaban bien apiladas y me muerdo el labio. Sé lo que tengo que
hacer, pero es lo último que necesito ahora mismo. Vuelvo a sacar el teléfono del bolsillo
trasero y recorro mis contactos hasta que aterriza en el que pone Papá. Sé que puedo
llamarlo, pero las cosas están muy mal por lo que pasó el año pasado y lo he evitado como
una cobarde. Al final dejó de llamarme, intentando que hablara con él, diciendo que me daría
el espacio que necesitaba. Incluso se disculpó cuando no era culpa suya. Eran mis propios
sentimientos los que me tenían retorcida. La verdad es que lo que pasó entre nosotros no me
pareció horrible, asqueroso o malo. El hecho es que había tenido tantas citas desde el
instituto y durante toda la universidad, y ni una sola vez había sentido esa chispa que crepitó
entre nosotros aquella noche. Mi pulgar se posa sobre su nombre, pero no me atrevo a 8
pulsarlo. El año pasado por estas fechas, el verano después del primer año de instituto, fui a
casa de papá de visita. Esa noche había avisos de tornado y, después de haberme llevado un
susto de muerte cuando uno de ellos pasó cerca de casa cuando era pequeña, desde entonces
me aterrorizaba. No era raro que me metiera en la cama con papá cuando el viento o las
alarmas de alerta de tornado me asustaban. Incluso me dejaba acurrucarme junto a él, me
decía que todo saldría bien, pero aquella noche estaba tan profundamente dormido que no se
dio cuenta de que era yo. Me atrajo hacia él y enterró su cara en el pliegue de mi cuello
mientras sus manos iban directas a mi culo, estrechándome contra él. El tornado se había
olvidado rápidamente cuando me di cuenta de que mi padre estaba apretando su dura polla
contra mí y sus manos exploraban mi cuerpo con avidez. Debería haberme apartado, haberle
despertado, pero no lo hice. Me sentía demasiado bien y, extrañamente, no me sentía mal.
Quería más. Tenía poca experiencia con los hombres, pero era como si mi cuerpo supiera lo
que necesitaba, moviendo mis caderas, intentando que deslizara su mano por mi muslo hasta
tocar mi coño cubierto por mis bragas.
Recuerdo que sus dedos encontraron mis bragas mojadas y que soltó un desgarrado "Joder"
antes de apartarme las bragas y clavarme los dientes en el cuello. Sus dedos se deslizaron por
mi humedad y se hundieron lentamente en mi coño cuando me besó sin aliento. Fue mi
gemido gutural lo que lo despertó y prácticamente arrojó un cubo de agua helada sobre el
momento más caliente de mi vida. Rodó lejos de mí, disculpándose como si fuera el peor
momento de los suyos. La fuerza con la que puso distancia entre nosotros aún resuena en mí.
Fue un golpe a mi autoestima que no necesitaba. Siendo realista, sabía que era ilógico, pero
no se pueden evitar algunos sentimientos.
Estaba muy avergonzada, y ya no tenía miedo del tornado, sino más bien la esperanza de que
pasara y me arrastrara lejos de tener que lidiar con esto. Al día siguiente me fui de su casa y
evité sus llamadas. Sólo pretendía tomarme un poco de espacio hasta que pudiera desentrañar
los sentimientos que tenía por lo sucedido, pero nada podía quitarme lo que sentía por
aquella noche. Me gustaba. Lo deseaba. Joder, quería más de él. Estaba mal, enferma, y él
nunca lo entendería, así que las semanas se convirtieron en meses. Estaba muy ocupada con
el último año y se convirtió en una segunda naturaleza apartar toda la situación de mi mente.
Sentía que la distancia era enorme y no podía encontrar dentro de mí la manera de ocuparme
de nada de eso mientras la escuela me pateaba el trasero.
De repente, mamá falleció y la graduación estaba a la vuelta de la esquina. No vino al
funeral, cosa que no esperaba que hiciera tal y como habíamos dejado las cosas. La única
razón por la que habría aparecido era por mi bien. Apenas se conocían. Yo fui fruto de una
aventura de una noche y cuando tuvieron que conocerse para ser padres, se dieron cuenta de
que no se soportaban.
Muerdo la bala y pulso el icono con su nombre. Es el logotipo de su estudio de tatuajes.
Recuerdo cuando tenía cinco o seis años y sus sueños empezaron a hacerse realidad. Estaba
muy orgulloso de aquel lugar cuando se construyó por primera vez, y siempre me gustó pasar
allí los veranos.
Los chicos que contrató mi padre me trataban como de la familia y todos guardaban 9
caramelos en sus puestos para mí. Recuerdo que iba recogiendo el cambio de cada uno y
llenaba una gran jarra. Incluso cuando cumplí dieciocho años, no me dejó hacerme tatuajes.
Me dijo que, si seguía queriendo uno después de la universidad, estaría encantado de
hacérmelo. Siempre me hizo gracia que me protegiera tanto cuando estaba allí, cubierto de
tinta.
- ¿Charlie? - La voz de papá me revuelve el estómago y me doy cuenta al instante de que es
una mala idea, pero es mi única opción, así que no puedo echarme atrás ahora.
-Hola. Yo...- Aprieto los ojos con frustración. Aguántate y supera el estúpido
enamoramiento, Charlie. Es tu padre, no un chico de fraternidad. Contrólate. No hay nada
como una rápida charla de ánimo pateándote tu propio culo para ponerlo en marcha.
- ¿Estás bien, cariño? Te he echado mucho de menos. Me enteré de lo de tu madre. No llamé
porque me pareció...- su voz grave sonaba desesperada, y siento que la emoción se me sube
al pecho y detrás de los ojos. Bastaría con que me soltara medio segundo para que las
lágrimas me corrieran por la cara. No me había dado cuenta de la tensión contenida por no
ver a mi padre en casi un año y por todo lo que había pasado con mi madre.
-Estoy bien, - le digo, respirando hondo, intentando serenarme. -Siento haber sido tan...- Al
más puro estilo de papá, no me deja terminar la frase.
-Charlie, escúchame. No has hecho nada malo. Todo ha sido culpa mía; yo no sabía que eras
tú y soy tu padre. Toda la culpa es mía. Lo siento mucho. - Me siento como si me hubieran
dado un puñetazo en las tripas. Estoy loca porque mi parte racional sabe que él está teniendo
la respuesta más normal a todo esto y yo estoy aquí sentada sintiéndome como una
adolescente con el corazón roto que acaba de descubrir que no le gusta a la persona que le
gusta.
Me vuelvo a meter dentro todos los sentimientos que tengo ahora mismo y le digo con voz
firme: -No, papá. No es culpa de nadie. Ha sido un error. - Las palabras me saben amargas en
la lengua, pero oigo su sutil suspiro de alivio y eso basta para hacerme sentir que he tomado
la decisión correcta.
- ¿Quieres que vaya a visitarte? Te he echado mucho de menos, - me dice, y puedo oír la
sinceridad en su tono. -Podría irme mañana después de mis tres...-
-No, - digo tajantemente, y no quiero que suene así, pero me recupero rápidamente cuando se
hace el silencio al otro lado de la línea. -Me preguntaba si tal vez podría volver a casa unas
semanas hasta que encuentre un trabajo mejor. -
-Claro que puedes. - No pierde detalle, ni siquiera pregunta por qué me cuesta encontrar
trabajo. -Puedo ir a buscar tus cosas mañana. -
-Todavía tengo algunas obligaciones por las que tengo que quedarme, pero ¿podría ir a casa
este fin de semana? No tengo mucho. Sólo algo de ropa y zapatos. Todo lo que tenía en casa
de mamá ya no está, así que sólo tengo lo que tenía aquí en el colegio. Creo que cabrá todo
en mi coche. - Noto en mi propia voz que no parezco tan torpe como al principio de la
conversación, y eso me da esperanzas de que cuando llegue a su casa las cosas vuelvan a su 10
sitio y pueda olvidar lo que ocurrió aquella noche.
- ¿Se ha metido su hermana y se ha quedado con la casa y todo? - pregunta papá, y me hace
sonreír que sea tan intuitivo.
-Sí. Ni siquiera un día después de enterarnos. Llegué a casa y todas mis cosas estaban
revueltas y destrozadas. Supongo que buscaba algo de valor, - le digo, pero me pilla
desprevenida cuando las luces se encienden y apagan tres veces seguidas. Levanto la vista y
veo al conserje enfadado junto al interruptor de la luz. Está enfadado porque estoy aquí
después de que haya terminado la sesión de animación. -Cielos, déjame en paz. Me voy, - le
digo al viejo cascarrabias y me acerco a coger mi mochila. -Eh, papá, tengo que irme antes
de que me tiren por el conducto de la basura. Pero nos vemos el fin de semana, ¿vale? -
-Vale, cariño. Nos vemos entonces. Pásate por la tienda a recoger una llave. Hice cambiar las
puertas durante el invierno, - me dice antes de añadir: -Cuídate, te amo. -
-Yo también te amo, papá, - le digo antes de terminar la llamada.

Lo único que siento es una excitación nerviosa cuando entro en Edge of Insanity Ink, el
estudio de tatuajes de mi padre. Había olvidado lo mucho que echaba de menos este sitio
hasta que aparco el coche en la calle y entro dando saltitos. Aunque al principio me daba
pavor volver a casa, estoy deseando ver a mi padre y abrazarle. Los abrazos de nadie se
parecen a los suyos, y sospecho que nunca se parecerán. Las campanas tintinean cuando abro
la puerta. Las miro perpleja porque en todos los años que mi padre ha tenido esta tienda
nunca ha habido campanas. Echo un vistazo a la tienda y veo a dos tatuadores en la esquina.
Me miran, pero enseguida vuelven a discutir entre ellos por un diseño que tienen entre
manos. Se parecen tanto que podrían ser hermanos, lo que explicaría las discusiones. Yo no
tengo hermanos, pero mi compañero de cuarto en la universidad tenía un hermano y una
hermana y cuando venían de visita, era como si la WWE se hubiera apoderado de nuestro
dormitorio. Recuerdo que el año pasado, cuando estuve en casa, papá estaba buscando
nuevos artistas porque varios se habían ido al mismo tiempo. Como me ignoran, hago lo
mismo con ellos y me pongo detrás del mostrador. Papá es un hombre de costumbres y
sospecho que ha metido la llave debajo de la caja registradora como hacía con la antigua.
Premio gordo. Cojo la llave y me dispongo a marcharme a casa sin ver a mi padre. Quizá sea
menos incómodo verle en casa cuando estemos solos.
- ¿Qué jodidos te crees que estás haciendo? - Levanto la cabeza justo a tiempo para ser
embestida por un tipo al que no he visto en mi vida.
-Irrumpiendo en mi tienda para robar, - murmura, golpeándome contra la pared. No es un
tipo grande, pero me agarra de los brazos con tanta fuerza que suelto un grito de dolor.
- ¡Esta es la tienda de mi padre! Suéltame, - grito, pero no tiene tiempo de decirme nada más 11
porque mi padre sale disparado de la trastienda y lo tira al suelo.
- ¡Nunca la toques, Kyle! ¿Qué jodidos pasa contigo? - Papá levanta al tipo del suelo por el
cuello y lo arroja al mostrador como si no pesara nada. Cruza hacia mí, me examina y noto
que me tiembla todo el cuerpo, no porque tenga miedo. Pasa las manos por ambos brazos
mirándolos con atención a la zona por donde me agarraba el maleducado. Lo que ve le
parece suficiente, pero aun así me estrecha contra él en un medio abrazo.
Incluso en mi estado caótico, creo que es una mezcla de la adrenalina de lo que acaba de
pasar con quienquiera que sea Kyle y también el hecho de que mi padre, por quien he estado
obsesionada durante la mayor parte de un año, finalmente me abraza contra él y frota su
mano por mi costado en un gesto tranquilizador.
- ¡Estaba robando! - grita Kyle. Lo miro bien. Tiene apenas un bigote sobre el labio superior
y la ropa le queda grande para lo pequeño que es. Es más, o menos de mi altura y estoy casi
segura de que si no me hubiera pillado tan desprevenida, podría haberle dejado caer como la
zorrita que es.
-No estaba robando. Estaba cogiendo la llave que mi padre me dijo que recogiera, imbecil.-
Hago una mueca de desprecio ante las palabras, apoyándome con fuerza en el abrazo de mi
padre. He echado mucho de menos esta sensación, y no creo que ninguna forma de terapia
me haga cambiar de opinión al respecto.
-Ahora, ¿es realmente necesario ese lenguaje? -me pregunta una mujer alta de pelo rubio, y
miro hacia ella y me doy cuenta de que está en la puerta que da a la parte trasera de la tienda.
- ¿Qué pasa, Kyle? -
-Tu hijo ha atacado a mi hija, - dice papá, y alzo la vista para ver que tiene la mandíbula
apretada. Gira la cabeza para mirar a Kyle. -No volverá a ocurrir, ¿verdad? Bajo ninguna
circunstancia. No la tocarás. ¿Correcto? -
-Creo que no me gusta tu tono, cariño, - dice la mujer con voz más alta, como si intentara
parecer menos enfadada de lo que realmente está. -Tuvo que ser un malentendido, ¿verdad,
Kyle? -
Kyle no contesta a su madre, pero eso me da igual. La única palabra que resuena en mis
oídos en este momento es que ella llamó a mi padre cariño.
- ¿Estás saliendo con mi padre? - pregunto tontamente, y siento la cara entumecida. Me
siento como si me hubieran dado una bofetada en toda la cara.
La mujer se ríe, pero suena falsa, lo que encaja perfectamente con su estética. -No, cariño,
llevamos meses casados. - Mira a mi padre con incredulidad. - ¿No le has dicho a tu propia
hija que nos hemos casado? -
Me agarro con fuerza al abrazo de mi padre y noto cómo sus dedos se flexionan en mi piel
como si estuviera debatiéndose entre sujetarme o no, pero la parte racional de su cerebro se
impone porque me suelta.
-He tenido muchas cosas que hacer con mi madre, así que probablemente no quería añadir 12
más estrés porque me habría sentido obligada a asistir, - le digo, encubriendo a mi padre y el
incidente que descontroló nuestra relación. Por dentro, estoy furiosa y, a juzgar por cómo me
mira mi padre, es consciente de que no estoy contenta. Probablemente piense que es porque
no me dejó un mensaje para contarme un acontecimiento tan importante de mi vida, pero sé
que es mucho más profundo que eso. -Tengo mucho que deshacer, así que nos vemos luego. -
No me molesto en fingir cortesías y, en lugar de eso, me meto la llave en el bolsillo de los
vaqueros y salgo corriendo hacia el coche, donde puedo dar rienda suelta a mi frustración sin
miradas indiscretas.
2 13

BANKS

Un profundo suspiro sale de mi pecho mientras me siento en el coche en la entrada de mi


casa. Ha sido un día, una semana, un mes jodidamente largo. Elige. En realidad, ha sido un
jodido año largo y ahora todo está volviendo y golpeándome en la cara.
La mierda de antes en la tienda me ha puesto de los nervios y hoy he sido un capullo con
todo el mundo, empleados y clientes por igual. Jodidamente malo para el negocio, pero no
podía controlarme. Intentar contener mi ira era inútil y me estaba atascando. Estoy
jodidamente agradecido de que sólo tenía una cita reservada para mi silla hoy y todo lo
demás era tiempo de diseño bloqueado. Necesitaba la puta soledad que me proporcionaba.
Ahora estoy aquí mirando la casa colonial de dos pisos en la que he vivido la mayor parte de
la vida de Charlie. Compré la puta casa cuando ella tenía seis años y yo tuve mi primer gran
año de éxito con Edge of Insanity Ink. Sentí que era necesario comprar la casa con el gran
patio vallado para mi niña. Quería darle todo lo que nunca tuve. Quería echar raíces después
de haber pasado la mayor parte de sus primeros años a tres horas de distancia, haciendo
prácticas en Merciless Ink. Intentaba recuperar todo ese tiempo perdido.
Aún recuerdo la alegría en su carita de querubín cuando la traje aquí por primera vez y le
enseñé la maldita casa del árbol que había diseñado y construido para ella en el gran roble
que cubría buena parte del patio trasero. Fue la vez que más feliz la vi y nunca lo olvidaré.
Uno de los mejores días de mi vida.
Antes, me miró con una mezcla de decepción, tristeza y disgusto, y eso fue un puñetazo en
las tripas y un torno alrededor de mi corazón.
La he cagado y lo sé, y voy a tener que lidiar con todas las consecuencias. Para ser un
hombre hecho y derecho, últimamente meto la pata en la mierda muy a menudo.
Sólo de pensarlo me levanto y me froto la nuca. Tengo que arreglar esto, sea cual sea la
desconexión entre nosotros. Me niego a que esta mierda continúe, pero esta chica es mi mini-
yo y rezo para que no acabemos en una batalla verbal sin cuartel.
Más me vale acabar con esta mierda de una vez, sobre todo teniendo en cuenta que en mi
móvil suena un mensaje de Jess avisándome de que pronto llegarán a casa con la cena.
Entro despacio y oigo el ruido de las tuberías de agua antes de que se callen. Charlie debe de
estar duchándose y decido darle unos minutos antes de subir e intentar hablar con ella.
Hojeo el correo que hay justo detrás de la puerta y hago montones en la mesa de la entrada
de trastos y facturas cuando me encuentro con una especie de invitación.
Por favor, acepta esta invitación al décimo aniversario del Club Ópalo. 14
Donde todos tus deseos depravados pueden hacerse realidad.

Banks,
no estaría donde estoy sin tu amistad. No me parecía bien no enviarte una invitación
porque sin tu ayuda nunca se habría hecho realidad.

P.D. La próxima vez que alguno de los dos estemos juntos en la ciudad tenemos que
ponernos al día. Te echo de menos, cabrón.
Mav

Sacudo la cabeza. Por supuesto que es Maverick. Ha sido un grano en el culo desde que se
ofreció voluntario para ser mi primer cliente de tatuajes aparte de mí mismo. Podría decirse
que mi amigo más antiguo y le preste el capital inicial para su bar hace unos quince años y
me devolvió el dinero en dos años. Cinco años después, abrió un club pervertido. Así que,
hiciera lo que hiciera, tenía éxito. Dedo la brillante invitación color perla y, aunque no voy a
asistir a la inauguración, me quedo con la invitación porque estoy orgulloso de este cabrón.
Subo las escaleras y me detengo ante la puerta cerrada de Charlie. Lleva todos estos años en
la misma habitación y, con el tiempo, ha pasado de tener dibujos rosas y morados pegados a
la puerta a un cartel de "Fuera" y, finalmente, a ser una puerta blanca. Una puerta blanca
llena de rozaduras, restos de cinta adhesiva y agujeros de los innumerables objetos que colgó
en su adolescencia.
Una especie de melancolía me invade al recordar y darme cuenta de que ahora soy su único
padre. Emma no era muy buena, pero ¿cómo se afronta la pérdida de un padre tan joven?
Vacilante, alargo la mano y golpeo la madera con los nudillos: - ¿Charlie? -
No obtengo respuesta, pero la oigo moverse por su habitación, claramente ignorándome.
-Charlie, vamos. - Me apoyo en el marco de la puerta, esperando pacientemente a que
responda a mi llamada. Llamo a la puerta y repito su nombre dos veces más. Sigo con la
mirada las marcas de lápiz del lado opuesto cuando, por fin, abre la puerta.
La miro y veo que lleva puesta una toalla. Trago saliva y lucho por mantener la mirada en su
rostro. No puedo mirar a ninguna otra parte. Es como una batalla perdida.
Le tiendo la mano y le digo: - ¿Puedes ponerte algo de ropa? Quiero hablar contigo.
Cualquier mierda que haya entre nosotros tiene que acabar, cariño. –
La veo resoplar y entrecerrar los ojos antes de apartar la mirada, pero no puedo decir lo 15
mismo de mí. Es como si estuviera congelada, incapaz de moverme y a merced de otra
persona. De otra cosa.
Su pelo oscuro está mojado, y los mechones se le pegan a la clavícula y los hombros, y gotas
de agua ruedan por cada sección. Algunas desaparecen bajo la tela que lleva metida y que
parece luchar por no caerse.
Incapaz de resistirme, bajo los ojos y no puedo evitar fijarme en la longitud de la toalla y en
lo obscenamente corta que es.
- ¿Has tomado una toalla de mano? Dios, ¿se han encogido cuando no miraba? Voy a tener
que preguntarle a Jessica qué coño ha estado haciendo con la colada. - Mencionarla fue un
error. En cuanto las palabras salen de mi boca sé que otra vez la he cagado. Un hombre de
cuarenta y cinco años y yo tanteando el balón como si fuera un adolescente.
Si las miradas mataran, las olas que salen de los ojos azules de Charlie me ahogarían. Me
siento como si estuviera viendo cómo una resaca arrastra a alguien mar adentro y golpea su
cuerpo contra las escarpadas rocas.
- ¿Recuerdas cuando acababa de cumplir catorce años y me dijiste que si necesitaba un
momento para recomponerme te lo hiciera saber en lugar de enloquecer al más puro estilo
Madden? - Asiento con la cabeza porque sí se lo dije. Me enfado rápido y mi temperamento
puede y me ha metido en muchos problemas a lo largo de los años, y la Charlie adolescente
era mi mini-yo.
-Bueno, soy yo a los veintiún años diciéndote eso, papá. Necesito un maldito momento. En
realidad, necesito varios momentos. Lo único que quería era ducharme e irme a la cama.
Estoy emocional y físicamente agotada. No tengo el ancho de banda para hablar contigo
ahora mismo. Todo lo que me quedaba se secó al enterarme de que te casaste... hace casi seis
meses. Eso es una tonelada de mierda que pensar y ya tenemos suficiente equipaje en esta
familia. - Esa ha sido posiblemente una de las cosas más elocuentes que mi hija ha dicho
nunca, y no puedo evitar la satisfacción que me invade al saber que Charlie aboga por sí
misma.
No quiero darle espacio. Quiero arreglar las cosas ahora, pero tengo que respetar sus límites
y sus deseos en lugar de meter los míos en la ecuación. Criar a una niña testaruda significa
que no siempre me salgo con la mía, y quiero enfadarme por eso, pero de momento me
conformo.
-Te dejaré pasar la noche, pero estamos hablando de una puta vez, cariño, y cualquier
división que haya entre nosotros se va a arreglar. Estoy harto de esta distancia entre nosotros
desde hace un año. No quiero que continúe por más tiempo. Así que, ambos vamos a tener
que ponernos nuestras bragas de niña grande y lidiar con ello. Ahora duerme un poco y te
veré por la mañana. ¿Entendido? - Veo que se prepara para replicar con actitud, pero la
interrumpo.
- ¿Me entiendes, Charlie Renee Madden? - Gruño y veo cómo sus ojos se clavan en los míos.
-Sí, señor. - Pero se le escapa una pizca de desafío y cruza los brazos sobre el pecho, 16
levantando ligeramente la parte superior de los pechos. Los pechos redondeados son como
un faro y yo soy el tonto del bote que va directo hacia él. Jesús cristo.
-Y asegúrate de ponerte algo de ropa, joder. ¿Y si pasa algo y tenemos que salir corriendo de
casa? Lo último que necesito es tu culo desnudo en mitad de la noche. Mi presión sanguínea
definitivamente no puede soportar eso. - Bromeo, pero es verdad. Puede que sólo tenga
cuarenta y cinco años, pero cuando eres padre de una niña, estás predispuesto a tener
problemas de regulación de la presión arterial en cuanto nacen.
-Fabrican pastillas para ese viejo. - Burlándome, me doy la vuelta y me alejo murmurando
sobre su comentario de viejo antes de volverme.
-Hey, ¿querida? - Su puerta está casi cerrada cuando se asoma de nuevo, esperando a que
termine lo que tenía que decir.
-Te has cortado el pelo. Te queda bien incluso empapado. Sólo quería que supieras que me he
fijado y creo que te queda bien. - Una sonrisa genuina se dibuja en su cara. La primera que
veo en más de un año y por fin me siento un poco mejor. Hay esperanza de que arreglemos
esto.
Hasta que oigo abrirse la puerta principal y sé que Kyle y Jessica están en casa y tengo que ir
a ocuparme de esa situación.

-Hola cariño, ven a sentarte y a comer. Elegí Olive Garden porque sé cuánto te gusta la
comida italiana. - Sé que no acaba de llamar a Olive Garden, comida italiana. No tengo
palabras. Es como llamar a Taco Bell, comida mexicana. Cálmate, Banks. No lo hagas.
Mantén la puta boca cerrada y cómete la puta comida.
-Aprecio que hayas venido a cenar, Jessica. - Y lo aprecio. Sólo desearía que ya se hubiera
dado cuenta de mis restaurantes favoritos. Tengo sus menús en la nevera. Tengo una pila de
ellos en la tienda en la recepción. He cogido comida de ellos innumerables veces que uno
pensaría que cualquier combinación de estas la haría recordar. En vez de eso, elige lugares
que yo no frecuento.
-Entonces, ¿Charlotte cenará con nosotros? - pregunta, sentándose en la gran mesa de roble a
mi derecha.
-Charlie. -
- ¿Hmm? ¿Qué fue lo que dijiste? - Sé que me ha oído. Ni una sola vez me he referido a
Charlie como Charlotte. No hay nada en absoluto que aluda a que ese sea su nombre de pila.
-Mi hija se llama Charlie. No Charlotte, - le digo con firmeza. No estoy siendo un capullo, 17
pero quiero que mi punto de vista quede claro.
-Sí, sí, Charlie, pero una joven no debería llamarse Charlie. Creo que su nombre es precioso.
Charlotte tiene mucha clase y elegancia. Charlie es un apodo para una marimacho
adolescente, - reflexiona Jess mientras le da vueltas a los fideos de calabacín en el tenedor.
Me gusta el calabacín, pero no lleva salsa. ¿Quién come fideos sin salsa, ni siquiera aceite o
mantequilla?
-Charlie nunca fue una marimacho. Es una maldita porrista y atleta. Una chica puede ser
atlética y no ser llamada marimacho. Creo que me malinterpretaste, nena. Charlie es su
nombre de pila. Ese es el nombre que su madre y yo le dimos. No es un apodo de Charlotte
ni ningún otro nombre. Por favor, abstente de llamar a mi hija de otra forma que no sea su
nombre. - Cojo la copa de vino tinto que ha puesto en la mesa y bebo un trago. Hago una
mueca, notando la calidad una vez que llega a mi lengua, pero está a la altura de esta comida
de culo mediocre que estoy a punto de comer.
-Bueno. Qué extravagante. Qué interesante. Me encanta lo original que has sido. Lo siento
mucho, nene. ¿Charlie nos acompañará a cenar? No veo por qué no. Kyle y ella necesitan
hacer las paces. Ahora son hermanos y ya sabes cómo se pelean los hermanos. - El insulto
apenas disimulado es irritante, pero la mención de su hijo y de mi hija y el hecho de
llamarlos hermanos me producen un tic en la mandíbula y aprieto los dientes. Tengo que
mantener la calma y el control.
-No, ya se ha ido a la cama. Tiene muchas cosas que hacer y es adulta. No voy a obligarla a
sentarse a comer con nosotros, pero tenemos que hablar de Kyle y del incidente de la tienda.
Mimas a tu hijo y crees que nunca tiene la culpa de nada. Tolero que ande por la tienda, pero
no lo contrato. Tampoco lo estoy entrenando. No es un artista ni mucho menos y lo único que
quiere es ligar. Quiero que dejes de animarle a que me moleste con eso. Mi respuesta es
firme y si vuelve a ponerle la mano encima a Charlie o a cualquier otra mujer de mi
negocio... bueno, no le gustará lo que pase después. - Termino mi perorata, me meto en la
boca pasta rancia y salsa aguada antes de coger un palito de pan.
- ¡Banks Madden! No amenaces a mi hijo. Mi Kyle es un buen chico y tiene mucho talento.
Tienes que superar estos pequeños lapsos y ver que mi hijo sería bueno para tu negocio...- La
corto metiéndole un palito de pan en la boca.
Tartamudea antes de ceder por fin y masticar unos carbohidratos cuando Kyle por fin hace
acto de presencia, mirándome dubitativo antes de sentarse y preparar un plato. Me doy
cuenta de que hace una mueca de dolor al sentarse, probablemente un poco magullado por el
golpe que le di antes en el culo.
Inclino la cabeza hacia él, asegurándome de terminar la comida que tengo delante antes de
apartar el plato. Me niego a coger de nuevo el vaso de vino y me levanto, dirigiéndome a la
cocina y cogiendo una botella de agua antes de volver a la mesa. Me bebo la mitad de la
botella para quitarme el mal sabor de boca antes de volver a dejarla sobre la mesa.
-Kyle. Mi negocio no es tuyo. No te pertenece. No trabajas allí. No puedes opinar sobre nada 18
de lo que ocurre allí. ¿Me entiendes? No hace falta que hables. Me basta con un simple gesto
de afirmación, - le digo y veo cómo traga saliva al oír mi tono. Una parte de mí desearía que
se pusiera bocazas conmigo en mi propia casa, pero parece que le queda algo de instinto de
conservación porque accede fácilmente.
-No creo que seas necesariamente un mal chico, pero creo que tienes que madurar y dejar de
depender de tu madre para librar tus batallas y problemas. ¿Me entiendes? - Es verdad. Hasta
que no suelte un poco las riendas de la cartera de su mamá y pueda realmente crecer y
convertirse en un adulto, es probable que sea un fuck boy de por vida.
-Y deja a mi hija en paz. A todas las mujeres. Respeta los límites de las personas. Esta es la
casa de Charlie y como tal, tienes que dejarla en paz, sobre todo teniendo en cuenta la
situación en la que están ahora mismo. Sé cordial o simplemente ignórala. No me importa,
pero lo que no va a pasar es que actúes ni remotamente como lo hiciste en la tienda. No
necesito que lo aceptes porque esto pasará. Si no, tendrás mis manos sobre ti, otra vez. Ahora
te dejaré terminar tu cena. - Recojo los platos, los lavo rápidamente y los pongo a secar en la
rejilla.
Paso los siguientes veinte minutos sentado en el sofá viendo un documental sobre el mar
mientras termino de relajarme. Oigo vagamente hablar a Jessica y Kyle desde el comedor y
hace un par de minutos que ella está en la cocina.
Al poco rato, está sentada a mi lado en el sofá, acurrucada en mi costado como un maldito
percebe. Lo único que quiero es estar solo y que me toque ahora mismo me hace querer
salirme de la piel. Valoro mi espacio y normalmente ella lo respeta, pero esta noche está a
otro nivel.
-Cariño, estoy viendo este documental. ¿Qué pasa? - le pregunto sin apartar los ojos de la
pantalla.
-Voto por que lo pongas en pausa y lo termines más tarde. Ahora mismo, creo que deberías
llevarme a la cama. - La timidez de su voz no me convence y no hablo. Se inclina para
besarme y me asusto. Giro la cabeza como si quisiera mirarla y no llega a mis labios por
poco.
-Cariño. No estoy de humor con todo lo que ha pasado hoy. Vamos a ver esto y luego a la
cama. Estoy agotado. -Intento calmar el ardor de mis palabras dándole un beso casto en el
pelo.
Se echa hacia atrás, molesta, antes de que la oiga murmurar: -Esto es muy aburrido. No sé
por qué nunca podemos ver Amas de casa. Ese sí que es un buen programa. - Ni siquiera me
molesto en responderle. O se queda sentada viendo lo que yo estoy viendo o se levanta y me
deja en paz. Unos minutos más tarde, eso es exactamente lo que ocurre, ya que se marcha de
mi lado sin apenas molestarme. Todo el tiempo mi mente está atascada en mi hija y
repitiendo la escena del verano pasado y fusionándola con ella de pie en sólo una toalla.
Sólo habría necesitado un pequeño movimiento, un simple tirón, y habría quedado 19
completamente desnuda ante mí.
Joder, me voy a volver loco.
3 20

CHARLIE

- ¿Siempre pareces una zorra engreída? - Kyle, mi flamante y no tan brillante hermanastro,
me mira con desprecio mientras me abrocho el cinturón de seguridad en la parte trasera del
coche de papá. No sé qué hice en otra vida para que esto sea mi castigo, pero aquí estoy
luchando por el espacio de los codos con este imbécil.
- ¿Siempre mientes para hacer creer a la gente que eres más importante de lo que eres? - Le
miro de reojo y aprieto los labios en una fina línea por miedo a seguir. Tengo fuerzas
suficientes para arrastrarlo por el fango y volver, pero por respeto a mi padre, no lo haré.
Jessica abre la puerta del acompañante y se desliza con poca gracia, haciendo que el coche
rebote un poco. Intento hacerme más pequeña cuando mueve la silla hacia atrás, claramente
intentando ponerse cómoda y olvidando que estoy aquí detrás o sin importarle que me esté
apretando.
Kyle suelta una risita, lo que hace que nos mire con desconfianza, y es entonces cuando se da
cuenta de lo apretadas que tengo las piernas.
-Charlotte... quiero decir Charlie, ¿por qué no te sientas en el medio, así tienes algo más de
espacio? - Ella inclina la cabeza hacia su pequeño engendro malvado, y mi estómago se
revuelve ante la idea.
Prefiero masticar vidrio y tragar.
-Gracias, pero estoy bien, - digo justo antes de que papá abra la puerta del conductor. Me
lanza una bolsa con cremallera llena de algo morado. Lo cojo a tientas. Sé lo que es antes de
poder inspeccionarlo.
- ¿Qué ha sido eso? - Jessica se revuelve en su asiento, tratando de ver lo que tengo en la
mano. Perra entrometida.
-Te has acordado, - digo, sin importarme si todo el mundo se me queda mirando. Saco uno de
los Jolly Ranchers de uva, lo desenvuelvo y me lo meto en la boca antes de ofrecerle uno a la
buitre del asiento de delante. Parece a punto de estallar y yo, sinceramente, sólo quiero una
noche tranquila. Me aparta la mano con un gesto e incluso me giro para ofrecerle uno a Kyle,
pero él me da la espalda, mirando por la ventanilla, probablemente pensando en patear
cachorros o tirar abuelitas por las escaleras.
Papá arranca el coche y su mujer sigue mirándome como si su cerebro no funcionara a la
velocidad que debería. - ¿Por qué sólo morado? -
-El favorito de Charlie. Solía comprar la bolsa grande para cuando venía de visita y ella
pescaba todas las de uva antes de que llegara la hora de volver a casa de su madre, - dice
papá, arrancando el coche y saliendo a la carretera.
-Ya veo. - Sonrío para mis adentros. Está celosa por los caramelos. Imagino lo que haría si 21
descubriera que sé a qué sabe su boca y lo necesitadas que están sus manos en mitad de la
noche. Me sacudo el pensamiento. Tengo que parar. Esto no es un juego de quién puede
superar a quién. Esto no es una competición. Ella es su mujer... por la razón que sea. Soy su
hija y no debería tener esos pensamientos sobre él en absoluto. Estoy cien por cien
equivocada, pero eso no significa que no me encuentre mirándole. La forma en que agarra el
volante, el tic de su mandíbula cuando me mira por el retrovisor.
- ¿Seguro que no quieres ir al cine o a cenar, algo que no sea al aire libre? - pregunta Jessica
cuando llevamos un rato en la carretera. El cielo no permita que ella haga algo que requiera
diversión.
-Es tradición ir al minigolf justo después de que Charlie vuelva a casa para las vacaciones de
verano, - dice papá, pero hay un tono extraño y forzado en su voz. Todavía no hemos
hablado de lo que pasó entre nosotros, y eso es culpa mía, pero se fue y se consiguió toda
una familia nueva sin ni siquiera dejarme un mensaje de voz diciéndomelo. He decidido
dejarlo estar. Es lo que es. No podemos retractarnos de lo que pasó esa noche. Él nunca tiene
que saber cómo me hizo sentir o cómo quería que pasara más, y no es como si pudiera
deshacerse de una esposa y un hijastro sólo porque hicimos las paces.
-Es una mujer adulta, Banks. Se graduó en la universidad, no en la escuela primaria, - dice en
voz baja y yo sonrío por la ventana porque si tengo que ser desgraciada, al menos todos los
demás en este coche también. Para. Necesito parar.
-No he jugado desde el año pasado. Seguro que estoy un poco oxidada, - digo con una risita,
y veo a Jessica moverse en su asiento. Realmente no le gusta que yo exista, así que supongo
que también estamos en paz.
Cuando por fin llegamos al Golden Golf, soy la primera en salir del coche. Puede sonar
estúpido, pero estoy realmente emocionado de estar aquí. Realmente era lo nuestro, y aunque
esta vez no estamos solos, es el poco de nostalgia que necesitaba para poner los pies en la
tierra.
-Oh, está pegajoso fuera, - dice cuando balancea las piernas fuera del coche. Se pone la mano
delante de la cara y hace una mueca por la humedad del aire. La mocosa que hay en mí
quiere decirle que el tiempo no ha cambiado en el corto trayecto hasta aquí, pero me muerdo
la lengua. Conozco a mi padre mejor que nadie y los constantes reproches y lloriqueos de
esta mujer tienen que estar sacándole de quicio.
- ¿Vas a quejarte todo el tiempo, mamá? Joder. - Kyle da un portazo y se aleja dando
pisotones hacia la entrada. Bueno, al menos para lo único que sirve es para dar voz a lo que
sin duda todos estábamos pensando. Veo que engancha un derechazo y sé que se dirige a las
jaulas de bateo. Jessica parece haber recibido una bofetada en la cara, y me doy cuenta de
que papá no le dice nada reconfortante ni le acecha para amenazarle. El hombre que conozco
que es mi padre nunca dejaría que alguien le hablara así a alguien a quien quiere. Lo que
prueba mi punto de que sea lo que sea esto entre ellos, definitivamente no está basado en
sentimientos reales. Simplemente no sé qué coño está pasando.
Le daría una paliza a alguien por hablarme así. Veo que le tiende la mano mientras nos 22
dirigimos al mostrador para pagar una ronda. Siento una oleada de náuseas en el estómago
cuando veo que sus dedos se entrelazan, pero tan rápido como ocurre, él le suelta la mano
para sacar la cartera.
-Tres, - dice papá, pero su mujer está colgada de su hombro, corrigiéndole.
-Sólo dos. Estoy observando. Aquí hace más calor que en una sauna. - Capto la mirada del
tipo que está detrás del mostrador. Su etiqueta dice Evan, y sonríe cuando pongo los ojos en
blanco ante mi madrastra. No hace tanto calor, el sol está a punto de ponerse y parece que va
a ser una noche muy agradable.
-Las chicas guapas eligen sus pelotas. Quiero decir colores. - Evan tartamudea sobre las
palabras, sosteniendo el recipiente de pelotas de golf. Niego con la cabeza, sonriendo, con la
cara enrojecida por la forma en que me evalúa descaradamente delante de mi padre.
-Cualquier color está bien. Van a acabar en los arbustos de todos modos, - le digo, divagando
porque estoy nerviosa.
Carraspeando, papá ladra: -Morado. Es su favorito. - Coge los putters de la encimera y luego
acepta las bolas azules y moradas de Evan y se marcha sin decir nada más. Jessica y yo nos
miramos antes de seguirle. Ella parece aturdida, pero yo estoy acostumbrada al
temperamento de papá. Está claro que no le gustó que Evan coqueteara conmigo.
-Chicos estúpidos, -murmura papá, acercándose al primer hoyo. Es el molino de viento, uno
de mis favoritos. Acepto el putter y mi bola morada de manos de papá y me dispongo a dar el
primer golpe.
-No tenías por qué avergonzar al chico, cariño. Seguro que Charlie le parecía guapa aunque
se vista así, - me dice y me quedo helada. Llevo una camiseta de animadora y unos
pantalones cortos de spandex. Mamá siempre hacía comentarios sobre cómo me vestía y qué
debería hacerlo de forma diferente, pero ha sido una pareja dura... ha sido un año duro, y esto
es con lo que me siento cómoda.
- ¿Qué se supone que significa eso? - Papá pregunta. No está gritando, pero para alguien que
lo conoce como yo, es obvio que no le ha gustado lo que acaba de decir de mí.
-Sólo creo que Charlie podría arreglarse un poco más que... ropa de gimnasia. Intento
ayudar.- Se me hace un nudo en el estómago. Todo lo que dice es como si mi madre hablara
directamente por su boca desde la tumba.
-Sí que sabes elegirlas, -suelto antes de poder contenerme y los ojos de papá se clavan en los
míos. Me mira a la cara como si no entendiera el significado de lo que he dicho. Rompo el
contacto visual para golpear la pelota. Fallo las dos primeras veces y, por fin, golpeo la
pelota lo bastante fuerte para que, al chocar contra el tronco del molino, rebote y caiga entre
los arbustos, tal y como predije. Dije que me encantaba el minigolf, pero nunca que se me
diera bien. Oigo sus susurros y, por lo que veo, tiene que haber habido problemas en el
paraíso antes de que yo volviera a casa. No llevo tanto tiempo en casa como para causar tanta
tensión en su relación.
Me inclino más hacia el arbusto, tanteando a ciegas, intentando encontrar mi pelota cuando 23
siento las manos de papá en mis caderas, impidiéndome inclinarme hacia delante.
-Déjame, - le oigo decir, y odio que todo mi cuerpo se caliente al oírlo. Estoy tan mal de la
cabeza ahora mismo por este hombre, el único hombre en la tierra por el que no debería
sentir algo así, y con solo una palabra tengo las bragas mojadas. Dejo que papá me levante y
noto que sus manos me aprietan las caderas hasta el punto de hacerme daño cuando
retrocedo, casi rozándole el culo con la parte delantera de los vaqueros. Me aparta de un
empujón y luego mete la mano para agarrar las pelotas con facilidad.
- ¿Dónde está mami querida? - le pregunto, arrancándole la pelota de la mano. Empiezo a
caminar de vuelta al tee, pero hay una familia que ya ha empezado a jugar, así que giro y me
dirijo al segundo hoyo. Es un rascacielos caído, y no hay forma de que lo supere sin varios
viajes a los arbustos.
-Está dentro de la tienda de snacks refrescándose, - dice papá, acercándose para poner su
bola primero. Hace un swing, golpea la bola y la lanza para hacer un hoyo en uno. -Está
enfadada conmigo por decirle que te deje en paz. No necesitas otra madre, y cuanto antes se
dé cuenta, mejor. -
Arrugo la nariz con desagrado por lo bueno que es en este juego antes de dejar la pelota en el
suelo y decir: -Hace un buen trabajo imitando a la que tuve, - murmuro.
-No se parecen en nada, - dice, inclinando la cabeza hacia un lado y evaluándome de nuevo.
Lo hace a menudo y me vuelve loca. Siento cómo se me endurecen los pezones bajo el suave
algodón de esta vieja camisa, y doy gracias por que esté oscuro, así que probablemente no se
dé cuenta.
-Observación aguda, - murmuro, golpeando mi bola. Sigue siendo demasiado fuerte, pero al
menos esta vez se queda en la zona de juego.
Me acerco para dar otro golpe, pero el grupo de detrás está esperando su turno y me siento
nerviosa. Papá debe de darse cuenta, porque coge mi pelota y me lleva hacia un banco
cercano, perdiendo nuestro turno. Sus dedos tatuados se entrelazan con los míos y le sigo sin
decir palabra. Se sienta y me da una palmadita en el sitio de al lado, pero yo prefiero
quedarme de pie, apoyando el putter en el lateral del banco contiguo al suyo.
- ¿Podemos hablar, por favor? Me siento como si estuviera al borde de despertarme con tu
ausencia y no volver a saber de ti, - dice, con la preocupación reflejada en los ojos. Me
muerdo el labio para reprimir la emoción que siento. Quiero abrazar a mi padre, dejar que me
abrace y me diga que todo irá bien, pero la otra parte de mí quiere subirse a su regazo y ver si
está empalmado y por eso no para de moverse los vaqueros. -Siento mucho lo que ha pasado.
No sabía...- Le corto porque no necesito oír que solo hizo esas cosas conmigo porque
pensaba que yo era otra persona.
-No pasa nada. No fue culpa tuya. - le digo, sentándome por fin a su lado. -Es que estaba
muy asustada y luego pasó todo lo de mamá...- Me quedo en blanco, pero dejo de hablar
cuando él se acerca y me roza el labio inferior con el pulgar.
-No te muerdas, - me dice en voz baja, sin dejar de mirarme la boca. Respiro 24
entrecortadamente y se desvanece cualquier esperanza de que pueda vivir con él y dejar de
lado mis sentimientos. ¿Me lo estoy imaginando? La forma en que me mira. Es como si
recordara cómo se sentían mis labios contra los suyos, cómo se sentía mi cuerpo entre sus
manos. Aparta los dedos de mi cara. -Te he echado tanto de menos, Charlie. No sabía qué
hacer cuando te fuiste. Me sentí tan mal…-
-No fue culpa tuya, - digo, sacudiendo la cabeza y apartando la mirada de él. -Me metí en tu
cama en mitad de la noche. No tenías forma de saber que era yo. - Levanto la vista para
medir su reacción, pero aparta los ojos de los míos, como si no estuviera de acuerdo con lo
que digo. -Lo digo en serio, papá. No estoy enfadada. Me molestó más que te casaras sin
decírmelo. - Entonces me mira.
-No quería dejar ese tipo de cosas en tu contestador, - dice, y no puedo evitar sonreír al ver
que llama contestador a un mensaje de voz en mi móvil como si yo tuviera un artilugio de
buzón de voz de la vieja escuela, como el que él tenía cuando era pequeña. -Fue una decisión
impulsiva, pero me pareció necesario en aquel momento, - explica.
- ¿Necesario? - Arrugo las cejas, pero no me contesta. En lugar de eso, me atrae hacia él y
me envuelve en un abrazo. Su olor característico invade mis sentidos. Quiero meterme en su
caja torácica y vivir allí el resto de mi vida, pero me conformo con rodear sus anchos
hombros con los brazos y hundir la cara en el pliegue de su cuello. Lo necesitaba tanto y ni
siquiera me había dado cuenta.
Nos separamos cuando oímos a Jessica aclararse la garganta.
- ¿Pasa algo? - pregunta, sin dejar de mirar a papá.
-Estoy triste por la muerte de mi madre. Lo siento si es un inconveniente, - miento en ambos
sentidos y ella capta mi tono porque frunce los labios al mirarme.
-Creo que deberías venir a trabajar a la tienda como solías hacer en los veranos. Sé que estás
buscando algo en tu campo, pero a los chicos les encantaría tenerte por aquí unos meses, -
dice papá, acercando su mano a la mía. Esta vez es de una forma mucho más paternal que
cuando antes entrelazó sus dedos con los míos.
-Yo…- Empiezo a protestar. Creo que verlo todos los días en el trabajo y todas las noches en
casa va a hacer que me cueste mucho más superar sea lo que sea esta fascinación que tengo
por él.
- ¿Pero, qué hará? - La voz de Jessica es una octava más alta de lo que debería.
-Trabaja en recepción, - dice papá simplemente, como si ese hubiera sido mi trabajo todo el
tiempo, y supongo que realmente lo ha sido.
- ¡Eso es lo que hago yo! - protesta ella.
-Lo odias, y nos peleamos porque te tomas almuerzos de cuatro horas, te vas temprano,
llegas tarde. A Charlie le encanta la tienda, será como matar dos pájaros de un tiro, - dice,
alargando la mano para despeinarme el pelo, pero no se me escapa que deja que sus dedos se 25
entretengan, las sedosas hebras enganchándose en las ásperas yemas de sus dedos.
-Trato hecho. Estaré lista mañana a primera hora, - le digo a papá, pero la miro y sonrío
porque, aunque esto no sea un juego, he ganado esta ronda.
4 26

BANKS

Estoy en la oficina de atrás trabajando en la creación de esta pieza muslo Ursula elaborado
para uno de mis clientes favoritos. Estoy trazando las anguilas que se entrelazarán con los
tentáculos de Úrsula y, sobre todo, tratando de evitar el frente. Trabajo mejor cuando estoy
solo y el ajetreo de los demás artistas y clientes queda ahogado. Por eso tengo los auriculares
puestos, y los sonidos de Green Day penetran en mis oídos y lo único en lo que puedo pensar
es en tararear.
Me concentro en intentar que la línea funcione a la perfección cuando siento que mi teléfono
suena en el mostrador de atrás, donde lo tengo cargando. Me levanto para comprobar que no
es mi cliente cancelando y veo que es mi pequeña guerrera.
Charlie: ¿Tienes hambre? ¿Puedo pedir comida para todos?
Otra razón más por la que estoy contentísimo de que Charlie vuelva a trabajar en recepción
en lugar de Jessica. Mi chica siempre está pendiente y trabajando para mantener la moral alta
en la tienda. Siempre estamos ocupados, así que apenas tenemos un respiro y a veces nos
olvidamos de nuestras necesidades básicas. Invitar al grupo a comer es un pequeño gesto que
llega muy lejos. Sé que todos lo aprecian y tengo suerte de que ella esté aquí para recordarme
que haga estas pequeñas cosas.
Se preocupa por esta tienda y por todos los que trabajan en ella. Sabe lo que le gusta y lo que
no le gusta a todo el mundo y se asegura de que las necesidades dietéticas estén cubiertas.
Que Asher es alérgico al marisco y molesta a todos los restaurantes hasta que se empeñan en
que nada de ese grupo toque su comida.
Sí, cariño, pedir comida para todos sería genial. ¿Quieres volver aquí después y darme tu
opinión sobre este diseño? Asegúrate de que es el correcto... ¿cuál es la palabra? Vibras
*Emoji de cara llorando de risa*
Charlie *Rolling eyes emoji * Sí, iré a comprobar tus vibras.
Vuelvo a dejar el aparato en el suelo y me muevo para reclamar mi sitio en la mesa de
redacción y volver a desconectar. Pasa lo que parece un minuto cuando veo que la puerta se
abre un poco y quienquiera que sea espera a que le llame.
-Sí, adelante. - Todo el equipo sabe que no deben irrumpir en mi despacho como la chica de
la bola de demolición, así que hemos desarrollado un sistema para abrir la puerta lo justo
para llamar mi atención y esperar a que les llame.
No me van bien las putas sorpresas. Una dura lección que Brandon aprendió hace unos diez
años, cuando lo contraté por primera vez. Sonrío sólo de pensarlo.
Una camiseta gris pálido con Hillcrest Cheer y unos ajustados leggings negros aparecen 27
cuando Charlie empuja la puerta para abrirla más. Sus Nike negras no hacen ruido al entrar
en el despacho, pero su brillante pelo negro rebota en el moño que se ha hecho.
Nunca entenderé cómo las mujeres pueden recogerse el pelo en esos moños desordenados y
hacer que parezca que no les cuesta ningún esfuerzo, y sin embargo ese look es mi favorito.
No me gustan los peinados recargados.
Apoya la cadera en el lado opuesto de la mesa. -El almuerzo está pedido y lo están
entregando. He pedido en BJ's y sí, te he traído un pizookie antes incluso de que abras la
boca para preguntar. -
Entrecierro los ojos, pero mi labio esboza una sonrisa de satisfacción porque estaba a punto
de asegurarme de que me trajeran mi maldito pizookie. Apenas como allí, pero cuando lo
hago, quiero mi postre y disfrutar plenamente de la decadencia de una tarta de galletas
cubierta de helado, dulce de leche y nata montada. Una puta tonelada de azúcar viene hacia
mí.
-Tienes una jodida obsesión por comer galletas. - Charlie murmura en voz baja.
-No tienes ni idea. - Le contesto antes de que pueda contenerme y ambos nos quedamos
paralizados un momento. La tensión en el aire aumenta y necesito que sigamos adelante. No
debería haber dicho eso. No tal y como están las cosas entre nosotros.
Rápidamente cambio de tema, desviándolo de nuevo al pedido del almuerzo: -Además,
¿cómo demonios has conseguido que hagan la entrega a domicilio? La última vez que lo
comprobé, no hacían entregas, lo cual es molesto. - ¿Cuántas veces he pedido de allí? Más de
lo que es saludable, así que probablemente sea algo bueno. Ya tengo un poco de tripa de
padre a mi edad. Necesito perder unos cinco kilos. El recordatorio que me acabo de hacer a
mí mismo me da ganas de ir a hacer ejercicio al gimnasio, pero lo dejo para más tarde.
-BiteSquad. Tengo la aplicación en mi teléfono y sirven prácticamente en cualquier
restaurante. Ahora no tengo que ir a recogerlo y perder mi plaza de aparcamiento. Realmente
necesitamos un aparcamiento cerca porque con todos los nuevos negocios, el tráfico ha
aumentado mucho. -
Me burlo antes de responder: -No voy a pedir mi comida desde una aplicación. Seguro que
cobran una barbaridad. Vi cómo se te iban los ojos. Cristo, Charlie, ¿cuánto me está costando
este almuerzo? -
Joder, sabía que esas malditas cosas cobran más que si su culo hubiera ido a recogerlo y está
a punto de intentar engatusarme para que no me enfade.
- ¿Prefieres pagar un par de dólares más o prefieres que tenga que aparcar a dos manzanas y
volver andando a la tienda con las manos llenas y completamente desprotegida? - Me tiene
cogido por las pelotas.
-No pedí tu lógica de sabelotodo. Lo permitiré, pero la próxima vez pide y llévate mi coche.
Problema resuelto. Ahora dame tu maldita opinión sobre esto. - Miro el gran boceto de papel
y odio cada centímetro de este maldito diseño. Estoy a punto de desecharlo todo y empezar 28
de cero. Algo falla o falta. No puedo precisarlo, pero no fluye como lo había imaginado.
Alarga la mano, se inclina y gira la imagen para mirarla de frente. El olor a putos
melocotones asalta mis sentidos y me pregunto qué champú estará usando, porque huele bien
y estoy a punto de robárselo de la maldita ducha para mí.
- ¿Y bien? Falta algo, ¿eh? Voy a tirarlo y a empezar de nuevo, - le digo cuando su silencio lo
dice todo.
-Esto es para Mónica, ¿no? Creo que la vi en tus libros para la semana que viene para una
pieza de pierna. No odio el diseño, pero sí, falta fluidez. - Deja de hablar, pero escruta la
imagen con tanta intensidad que me da miedo hablar. Se muerde el labio y siento que se me
contraen los músculos del estómago. Quiero inclinarme hacia ella, sacarle el labio de entre
los dientes y aliviar las pequeñas marcas rojas que sin duda le van a quedar.
Su silencioso hmm me saca de mis pensamientos. Está viendo algo y me pregunto si se le ha
pegado más de mi arte de lo que creíamos. Tiene muchos de mis rasgos, pero nunca le gustó
mucho el arte, lo que me fastidiaba cuando era niña. Era todo entrenamiento de porristas y
partidos de hockey. No sé por qué el hockey, porque no tienen animadoras, pero ese era el
deporte. Siempre me aseguraba de asistir a los partidos.
- ¿Pidió una Ursula tradicional? -
-No, no con esas palabras. Ella me dio, ¿cómo jodidos se llama? Su tablero de Pinterest para
inspirarme y me dijo que, si podía meter a Flotsam y Jetsam, sería genial, pero que, si no, no
me preocupara. - Saco las imágenes de referencia con las que estaba trabajando y se las paso.
Arruga la frente, y es lo más bonito que se puede ver, pero nunca se lo diré. Seguramente se
quejará de las arrugas o algo así. Como si tener arrugas fuera el fin del mundo. Ella se ve
hermosa a pesar de todo y tener algunas líneas de expresión no la matará.
-Escúchame. - Ella instantáneamente tiene mi atención de nuevo hacia el tema en cuestión.
- ¿Y si la conviertes en una modelo? Y luego extiendes más sus tentáculos, de modo que
envuelvan la parte inferior de su muslo hasta la rodilla y eso te da mucho espacio para añadir
las anguilas. No sé, sólo era una idea, papá. - Levanta los brazos y se encoge de hombros
como si lo que acaba de decir no hubiera hecho saltar una bombilla en mi cabeza.
Sólo una idea, joder. Una muy buena. Mi mente ya lo está esbozando y puedo imaginar
cómo se verá y funcionará y estoy ansioso por empezar a arreglar este diseño.
-Cristo Charlie, eso es jodidamente genial. Voy a tener que usarte como caja de resonancia
más a menudo. Gracias, cariño. Te lo agradezco. - Le sonrío y se me corta la respiración
cuando vuelve a apoyar las manos en el escritorio antes de inclinarse y darme un casto beso
en la mejilla.
-Bienvenido. Voy a asegurarme de que la sala de descanso está limpia para el almuerzo, ya
que debería estar aquí pronto, y te dejo volver al trabajo. –
Se levanta y sale, cerrando la puerta suavemente tras de sí, y lo único que me queda es la 29
sensación fantasmal de sus carnosos labios rosados sobre la barba incipiente de mi cara.
Me permito frotarme un momento más contra esa misma mejilla antes de volver a poner la
música y sumergirme de nuevo en la tarea. Necesito distraerme, porque sacarme a mi hija de
la cabeza se está convirtiendo en un trabajo a tiempo completo.
Joder, estoy hasta arriba, pero mi cita de las dos está a punto de llegar, así que me dirijo a mi
puesto y empiezo a limpiarlo todo, aunque acabo de hacerlo después de mi última cita.
Prefiero volver a limpiarlo todo justo antes del siguiente cliente, por mi propio bien. Podría
habérselo pedido a Charlie, pero me tranquiliza hacerlo yo mismo. Hasta que contratemos a
un nuevo aprendiz y entonces, por supuesto, formará parte de su trabajo duro.
Miro el reloj y salgo para ver si Hank, mi próximo cliente, está aquí.
Está en la entrada hablando con Charlie, y veo que ella anota algo en el libro antes de volver
a mirarlo. Probablemente tenga esa sonrisa de ánimo en la cara, siendo ella misma
acogedora. Es buena para el negocio y el servicio al cliente, pero lo odio. Es una máscara y
odio que se sienta obligada a usarla.
Cuando me doy cuenta de que se está inclinando sobre el mostrador y se acerca a ella, y
luego alarga la mano para agarrarla por el brazo desde el otro lado del mostrador, siento que
toda la sangre abandona mi cerebro mientras se encienden todos los cilindros de la ira.
¿Cómo coño se atreve a poner sus sucias manos en lo que es mío? ¿Quién coño se cree que
es y por qué coño cree que puede meterse en mis asuntos y tocar mi propiedad?
Charlie Madden es mía.
Joder. Joder. Joder. Joder.
Tan rápido como los pensamientos inundan mi cuerpo, se disipan cuando las palabras se
hunden.
Eres un puto asqueroso Banks. Es tu puta hija. No es de tu propiedad y definitivamente no es
tuya. Contrólate. Lo repito una y otra vez, con la esperanza de que, si lo digo lo suficiente, se
hundirá y se afianzará.
Pero, ¿y si fuera... mía?
Independientemente de las ideas perturbadoras que estoy conjurando, Hank tocó a un
miembro de mi personal, y a juzgar por el retroceso de Charlie, la hizo sentir jodidamente
incómoda.
Sé que puede ser un maldito asqueroso. Nunca ha dejado de ser un deportista de instituto a
pesar de tener treinta y tantos años, así que no me cabe duda de que estaba coqueteando
agresivamente con mi chica.
Doy lo que parecen cuatro largas zancadas hasta que estoy justo al lado de Charlie, y agarro
la mano de Hank, retorciéndosela hasta que grita: - ¡Ay! ¿Qué jodidos, Banks? -
-¿Vienes aquí y manoseas a uno de mis empleados y esperas que no reaccione? ¿Empujas a 30
una mujer en mi negocio? Sí, voy a romper la puta mano que tocó a alguien que no debía.
Tienes cojones, Hank. Lo reconozco, pero...- En vez de eso, uso la otra mano para agarrarle
por delante de la camisa y tirar de él hasta invadir todo su espacio.
Acerco mis labios a su oreja y le digo: -Si vuelvo a verte aquí acosando a una mujer o a
cualquier miembro de mi personal, te romperé la puta mano. Pero Hank, si esa mujer es mi
hija como ahora, te mataré. Te arrancaré la piel de los malditos huesos antes de deshacerme
de ti en una cuba de lejía. ¿Me entiendes, joder? - Lo alejo de mí porque no necesito que me
responda.
Pivotando, miro a Charlie de pies a cabeza. Necesito ver con mis propios ojos que está bien.
Físicamente parece estar bien y tiene fuego en los ojos, lo que me hace saber que
probablemente estuvo a cinco segundos de largarse y encargarse ella misma del hijo de puta,
pero conozco a mi hija. Veo el miedo y el pánico que desprende su reacción inicial y la
estrecho entre mis brazos, apretándola contra mi pecho para reconfortarla un poco.
Me aseguro de que solo la parte superior de mi cuerpo esté en contacto porque mi polla está
ligeramente dura por mis pensamientos anteriores sobre ella. Jodidamente asqueroso.
-Hermano, has interpretado mal lo que has visto. Sólo estaba charlando y te juro que vi una
araña sobre ella. - Hank está mintiendo descaradamente. Una araña, ¿en serio? Como si una
araña requiriera que alguien agarre a otra persona. ¿Realmente cree que nací ayer, y mucho
menos cualquier otra persona aquí? Esa puta excusa tampoco le valdría a ninguno de mis
empleados.
-Vete a la mierda de mi tienda. Nuestra cita está cancelada. Si te pones las pilas y tratas a mi
establecimiento y a sus habitantes con respeto, consideraré dejarte reprogramar. - No voy a
reprogramar su puta cita. Ya no es un puto cliente mío. Si quiere ir a uno de los otros artistas
de aquí, no se lo impediré, pero no va a conseguir más de mi trabajo.
-Tienes que estar bromeando, Banks. ¿Qué clase de sitio poco profesional estás dirigiendo
aquí? Te denunciaré a la ciudad y espero que te cierren de una puta vez. Toda esta mierda por
un trozo de coño de aspecto normal. - Hank. Gracias, Hank. De verdad.
Doy la vuelta a la recepción hasta que estoy de pie frente a él y le doy un puñetazo en la
camisa. Golpea contra mis manos, pero estoy demasiado lejos para prestarle atención.
Levantándolo, golpeo su cuerpo con fuerza una de las vitrinas de la tienda y la hace añicos.
-Llama a mi hijo un pedazo de coño de nuevo. Por favor. Te reto, joder. - Tiro de él a través
de los fragmentos y lo tiro al suelo.
Empieza a levantarse y yo me agacho, le doy un puñetazo en la puta mandíbula y su cabeza
se mueve hacia un lado.
Se levanta, carga contra mí y me golpea en el culo antes de que nos demos la vuelta y
empiece a golpearle con un gancho de derecha repetidamente hasta que siento que me
apartan.
Gruño: -Suéltame, Asher. - 31
-Podría hacerlo, jefe. Y normalmente me importaría un carajo si quisieras continuar, pero
mira, es plena luz del día y no estoy tratando de atrapar un caso cuando tenemos que
deshacernos de un cuerpo. ¿Me entiendes? - Asher lo dice en broma, pero sé que lo dice en
serio. Si yo matara a este hijo de puta, él sería el primero en ayudarme a deshacerme del
cadáver, mientras su hermano Jude estaría sentado con un cubo de palomitas, burlándose de
nosotros como si estuviéramos en un espectáculo cómico.
El lugar tiene un aire inquietante ahora que todo el mundo está callado y sólo se oye mi
respiración agitada.
Jude se acerca a su hermano mayor y me sonríe con maldad.
-Saqué a la pequeña cucaracha mientras mi querido hermano te traía de vuelta a la tierra,
Banksy. Me aseguré de reiterarle que no es bienvenido aquí. Con ninguno de nosotros. Y si
lo volvemos a ver, prenderé fuego su cuerpo y asaré salchichas y s'mores como Ash y yo
solíamos hacer en el Campamento Riverford. -
Cristo, los hermanos Wilde son un par de malditos psicópatas, pero son mis psicópatas.
-Vamos a limpiar toda esta mierda antes de que lleguen otras citas. Voy a necesitar una puta
copa al mediodía, - digo mientras me dirijo al armario lateral y saco una escoba y un
recogedor. Odio limpiar cristales, pero que sea mi castigo por estar al borde de la locura.
5 32

CHARLIE

Tengo que irme y volver a... ¿dónde? Esta vez no tengo a donde huir. No tengo ningún lugar
al que escapar como antes, así que estoy atrapada. Me muerdo el labio inferior y hasta eso
me recuerda a mi padre y lo que siento cuando me toca. Estoy segura de que, si le dijera algo
al respecto, me diría que solo me estaba protegiendo como haría cualquier padre, pero se
olvida de que crecí con él. Sé cómo me trataba antes de que me metiera en su cama aquella
noche, antes de que me arrastrara hacia él. Ahora me mira con un hambre en los ojos que
antes no tenía y, aunque trata desesperadamente de ocultarlo, veo a través de su intento
apenas velado de fingir que solo soy su hija. Le gusta mi aspecto, lo veo en esos brillantes
ojos azules. Le gusta cómo siento mi piel de una forma que no considera su mujer.
Mi padre siempre ha sido la persona sensata a la que podía acudir por cualquier cosa y,
últimamente, anda por ahí con el gatillo flojo, y no puedo evitar pensar que es por mí.
Cuando atacó a Kyle, lo achaqué al hecho de que Kyle literalmente me atacó. Me puso las
manos encima, y eso es algo que mi padre nunca permitiría, pase lo que pase. ¿Pero
coquetear? No era tan protector conmigo cuando yo era una adolescente impresionable. No,
el fuego que vi en sus ojos era pura rabia celosa cuando fue tras Hank. Es lo mismo que
Jessica ve en él cuando nos ve interactuar. Es innegable, es inalcanzable, y él es incapaz de
ser quien detenga este tren en el que estamos y que va literalmente a toda velocidad hacia un
muro de ladrillos. No habrá supervivientes, será catastrófico, más que el ardiente dolor que
siento por amar al único puto cabrón de este planeta que no me está permitido. Tendré que
ser yo quien tire del freno de emergencia y saque el culo de aquí antes de caer de rodillas y
pedirle que me deje saborearlo antes de volver a desaparecer.
Se me hace la boca agua al pensar a qué debe saber su polla. Soy adicta a su olor,
embriagador y amaderado, pero con una pizca de picor que sacude mis sentidos cada vez que
estoy lo bastante cerca para respirarlo. Sé cómo se siente, grueso y duro, rechinando contra
mí como si necesitara estar dentro de mí más de lo que necesita respirar. Es un hombre
grande que puede ser delicado cuando quiere, pero aquella noche, si hubiera ido más lejos de
lo que fue, me di cuenta de que habría sido duro conmigo. Me deseaba demasiado como para
tomarse su tiempo, y ahora sólo me queda mi imaginación para reconstruir lo que habría
ocurrido. Mis pezones se tensan al recordar la peor y la mejor noche de mi vida. Ojalá
pudiéramos tener una noche más en la que fingir que fue un accidente o lo que sea que
necesite decirse a sí mismo para mirarse al espejo.
Pase lo que pase, no podré volver como esta vez. El poco tiempo que he pasado con él me ha
demostrado que el fuego que arde en mí por él no puede apagarse. Puede que no tenga
mucha experiencia con hombres, pero he tenido suficientes citas con ellos como para saber
que nunca podrían hacerme sentir como él.
- ¿Cómo te sientes? - La voz ronca de papá está en mi oído, y tengo que forzar el gemido que 33
quiere escapar de nuevo a mi garganta. Endurezco la espalda, inclinándome ligeramente
hacia delante porque puedo sentir el calor de su pecho y su estómago a través del fino
material de mi camiseta.
-Estoy bien, sólo me asustó que te hicieras daño, - digo, escabulléndome entre él y el
mostrador. Me muevo despacio a propósito. Lo reconozco, porque quiero ver hasta dónde
está dispuesto a llegar. No me decepciona cuando extiende la mano y me frota la columna
vertebral con la palma desde el hombro. Me estremezco y sé que es lo bastante observador
como para darse cuenta. Las yemas de sus dedos se quedan allí, justo por encima de la
cintura de mis pantalones. ¿Espera a ver si vuelvo a hundirme en él? ¿Espera a ver si
realmente me doy la vuelta, me arrodillo y le suplico que me folle el fondo de la garganta?
No puede pensar que me alejaría de él si me quisiera literalmente de cualquier forma que
significara que soy algo más que su hija. Como no da señales de que vaya a hacer otra cosa
que quedarse aquí y frustrarnos sexualmente a los dos, sigo avanzando y recojo una pila de
carpetas que Brandon dejó con sus dibujos. No necesito devolverlos a su puesto, pero busco
literalmente cualquier cosa que pueda ahora mismo para no avergonzarme más.
-Cariño, mírame,- le oigo decir, pero estoy tan reprimida que si me doy la vuelta y miro a
este hombre a los ojos, voy a explotar. Con lágrimas o palabrotas, no estoy segura. Sigo
moviéndome hacia la habitación de atrás, donde a Asher y Jude les gusta discutir cuando
creen que nadie los oye. Me siento aquí a recoger pelusas de la alfombra antes de darle a mi
padre la satisfacción de saber que me excitó cuando se puso furioso por los celos. No habría
tenido ningún problema en hacérselo saber si no hubiera vuelto inmediatamente a su papel de
padre cariñoso que finge no salivar cuando mis pezones rozan mi camiseta.
Sólo llevo medio metro en la trastienda cuando me agarra por el codo y me hace girar para
mirarle. - ¿Qué te pasa, Charlie? - Aprieta los labios formando una fina línea cuando le
arrebato el brazo. Veo que vuelve a estirar el brazo y que su mirada recorre todo mi cuerpo
en esta habitación en penumbra. Debe de haber pensado mejor lo que estaba a punto de
hacer, porque levanta las manos por encima de la cabeza para agarrarse al borde de la puerta
mientras me fulmina con la mirada. - ¿De verdad estás salada porque le he dado una paliza a
un delincuente por tocarte? -
Levanto la cara con desagrado por la palabra que ha elegido. - ¿Salada? ¿Quién te ha
enseñado eso? -
-No soy tan viejo, cariño. - Me sonríe y es sincera, pero no se la devuelvo. Sabe exactamente
lo que está haciendo ahora, y no va a funcionar conmigo. Puede que sea capaz de seducirme
en este infierno de ciudad, pero conozco a su verdadero yo y al verdadero Banks Madden
que intenta ocultarme. Él está dudando cuando dice: -Bien, Jude lo dice todo el tiempo. -
-Sí, estoy un poco salada, - cedo aligerando un poco el tono, pero entonces mueve los pies
como si fuera a acercarse. Lo quiero cerca, pero no si va a arrancarme todo lo que me hace
sentir fingiendo que no es lo que es. -No pegaste a Hank porque estuvieras intentando
protegerme, - le digo, llevándome las manos a las caderas.
El gesto me obliga a subir y sacar el pecho y, sin perder un segundo, sus ojos se posan en mi 34
pecho. Eso es, grandullón. Dime lo que quieres y te daré todo lo que tengo.
- ¿No? - Oh, este cabrón.
-No. Estabas celoso, y lo sabes. - Lo puse al descubierto, exponiendo algunas de mis cartas
sin mostrarle toda la mano. -No te gustó verlo coquetear conmigo. No te gustó lo cerca que
estaba o que tuviera mi atención, ¿verdad? -
Su mandíbula hace un tic, probablemente al recordarlo. -No. - Su respuesta es baja, casi un
gruñido.
- ¿Por qué? - Exhalo la palabra y me acerco un paso más a él. Sus ojos se detienen en mi
boca durante un largo instante antes de volver a posarse en mi pecho. - ¿Por qué estabas
celoso de que tuviera mi atención? Si aquella noche no fue más que un error cósmico, ¿por
qué te importa quién flirtee conmigo? - Susurro la última parte porque estoy agotada de todo,
pero sobre todo de darle vueltas a estos escenarios en mi mente una y otra vez, intentando
averiguar qué puedo decir o no decir para entenderle.
-No es lo bastante bueno para ti, - dice papá, aclarándose la garganta. Vuelvo a perderlo. Va a
tomar el camino más fácil y fingir que Hank es un pedazo de mierda. No soy tan tonta como
para pensar que el hombre que me crio realmente cree que me entretendría con alguien como
Hank. Sobreviví a imbéciles como él, jóvenes y viejos, todos los días en el campus. ¿Por qué
volvería a casa sólo para caer en los brazos del hijo de puta más sórdido que jamás haya
entrado en Edge of Insanity?
- ¿Quién es lo bastante bueno para mí? - preguntó en voz baja, volviéndome de lado y
revolviendo los dibujos en la carpeta que alguien dejó sobre el mostrador. Le oigo inspirar,
como si intentara evitar que su secreto se le escapara por la boca, o quizá simplemente está
irritado conmigo. -Sospecho que no crees que nadie sea lo bastante bueno para mí, ¿verdad?-
Incluso tú, pienso más que digo.
-Eso sería cierto, - dice, y ahora está siendo sincero. Puedo oír la claridad en su tono.
Realmente no cree que ningún hombre vaya a ser lo bastante bueno como para alejarme de
él. No sé cómo decirle que no quiero que me separen de él. Quiero estar aquí con él. -Las
cosas están un poco complicadas ahora, pero se pondrán más fáciles. Te lo prometo. - Está
mintiendo.
-¿Vas a decirme por qué te escabulliste y te casaste con Jessica? ¿Cuánto tiempo la conocías
antes de declararte? - Me muerdo el labio porque quiero ver cómo sus ojos se clavan en mi
boca, y no me decepciona. Se acerca y me roza el labio inferior con el pulgar. Tiene cuidado
de dejar espacio entre nosotros, pero lo tengo justo donde quiero. - ¿Por qué dijiste que era
necesario casarse con ella? -
-En primer lugar, no me escabullí a ninguna parte, - me dice. -Simplemente me pareció el
momento adecuado para intentar sentar la cabeza. Nunca te di un sistema de apoyo
equilibrado en mi casa cuando estabas creciendo y.…-
El hombre que me enseñó a salirme con la mía está intentando salirse con la suya. Si hay 35
algo que Banks Madden me enseñó es que no puedes engañar a un mentiroso.
- ¿Así que pensaste que un buen momento para conformarte con Jessica era justo después de
que casi te follaras a tu hija y ella huyera porque no podía dejar de pensar en ello? - No sé
por qué hablo de mí en tercera persona, aparte de que resulta más chocante.
-Shhh, - me lleva los dedos a los labios como si no pudiera gritar como una loca aunque
quisiera. Le fulmino con la mirada. No lo haré, pero podría, y la mirada que me lanza cuando
aparta la mano me dice que lo entiende.
- ¿Recuerdas cómo me sentí, papá? ¿En tu cama aquella noche? ¿Recuerdas lo caliente que
estaba mi piel? ¿Lo apretados que estaban mis pequeños pezones en las palmas de tus
manos? - Me toco el pecho por encima de la camiseta, haciendo ademán de pellizcarme los
pezones. Levanto las tetas y las dejo caer, y sus ojos se oscurecen al verlas rebotar con el
movimiento.
-Querida, -susurra, acercándose y esta vez no es para hacerme callar. Me coge la cara entre
las manos como si fuera la cosa más preciosa que jamás ha tenido en sus brazos. -Esto es tan
complicado. No podemos...-
-Jesús, joder, lo siento, - dice Kyle mientras irrumpe con una bolsa de hierba en la mano. -
¿Qué pasa? - Mira de mi padre a mí y luego de nuevo a mi padre, que sigue sujetándome la
cara. A juzgar por la forma en que los reflejos de papá ahora mismo son los de un bebé
borracho, cierro un ojo y hago lo que mejor se me da.
Miento.
- ¿Puedes hablar con Kyle más tarde y revisarme el ojo? Todavía me duele mucho, - me
quejo, canalizando la voz quejumbrosa de Jessica.
-Sigo sin ver nada, - dice papá, que se da cuenta enseguida, menos mal. -Quizá deberías
probar a tirarte de la cadena en el lavabo. -
-Sí, tal vez eso funcione. Me está llorando. Puede que sea el polvo de cuando limpie detrás
del mostrador, - añado un poco deslumbrante mientras papá baja las manos de mi cara y las
deja caer a los lados como si fueran de plomo. Me tapo la falsa herida del ojo con una mano
y miro a Kyle, que parece que le importa una mierda lo que esté pasando mientras pueda
esconderse y fumar su hierba sin que nadie lo acose. Justo cuando estoy a punto de dirigirme
a la sala principal de la tienda, tropiezo con Jessica y hago que derrame un café helado por
todo su traje de pantalón de diseño de color púrpura pastel.
- ¡Maldita zorra! - me grita, y por la forma en que suelta la palabrota me doy cuenta de que
ha sido un acto reflejo. Lo dice en serio, seguro, pero no quería verbalizarlo. Eso queda claro
cuando papá dobla la esquina para mirarla con expresión sombría.
-Joder, discúlpate Jessica. Jesucristo, - gruñe.
-Pero mi ropa...-
-Lárgate de mí jodida vista. O te disculpas con mi hija o te largas de una puta vez. - No 36
quiero verme envuelta en la Tercera Guerra Mundial, así que planeo mi huida ahora.
-Me voy de descanso, - digo, con la mano aún sobre el ojo mientras cojo el bolso de detrás
del mostrador.
- ¿Y tú ojo? - me recuerda papá y yo me vuelvo para sonreírle, agitando las pestañas de mi
ojo descubierto hacia él de forma odiosa.
-Hará el viaje más interesante, - me encojo de hombros antes de saludar a Jessica con la
mano. -Siento mucho lo de tu traje, he sido una zorra muy tonta al tropezarme contigo. ¿Es
vintage? Creo que vi a Dorothy llevando el mismo en una reposición de Las chicas de oro.-
Sonrío cuando se le queda la boca abierta de asombro y me vuelvo hacia el coche.
Puede que papá no esté dispuesto a admitir lo que quiere o incluso lo que necesita de mí, y
puede que sea una tonta por quedarme aquí sólo para que me cierren el pico. Empezó a
decirlo antes de que Kyle nos interrumpiera, que no podemos hacer esto, que está mal. Joder,
sé que eso es lo que me pasé la mayor parte de un año intentando convencerme.
Estaba equivocado entonces, y él está equivocado ahora.
6 37

BANKS

Han pasado casi siete jodidos días desde nuestra semana infernal que implicó el desastre que
fue el minigolf y luego la situación con Hank y me está costando todo lo que llevo dentro
fingir.
Fingir que todo es normal. Que no pasa nada. Como si mi propia hija no me tentara con cada
centímetro de su piel intacta y las decadentes palabras de deseo que fluyen de entre sus
labios brillantes.
Maldita poesía sobre mi propia carne y sangre.
No soy un hombre religioso, pero la carne de mi carne y el hueso de mis huesos me zumban
en los oídos y me provocan un dolor de cabeza permanente.
Adecuado, considerando que hoy es domingo. Un jodido día sagrado.
Si pudiera volver al verano pasado y borrarlo todo, las cosas serían mucho más fáciles. Pero
la cuestión es que no sé si quiero hacerlo. Borrarlo, quiero decir. Definitivamente volvería
atrás y no dejaría que el silencio descendiera sobre nosotros durante casi un año. Eso seguro,
joder.
Me obligo a centrarme de nuevo en la televisión mientras veo un programa sobre los
pasajeros de un avión que reapareció misteriosamente tras desaparecer hace cinco años. Es lo
bastante intrigante como para no aburrirme como una ostra, pero no es capaz de distraerme
de Charlie.
Siento una mano en el hombro desde el respaldo del sofá e inmediatamente me tenso al oír: -
Hola, papi. -
Charlie no me ha llamado papi desde que tenía unos diez años y ahora aquí estamos, casi
doce años después, y la palabra me produce escalofríos, por todas las razones equivocadas.
- ¿Qué pasa, cariño? - pregunto, intentando mantener la compostura cuando la mitad de mí
quiere encogerse de hombros y poner distancia entre nosotros.
¿La otra mitad?
La mitad enferma y retorcida.
Quiere arrastrarla hasta el sofá y ponerla en mi regazo.
Sabes, la parte que más me asusta es que si me pidieras ahora mismo que dijera la que me
viene a la mente automáticamente, sería la segunda.
No sé qué dice eso de mí.
-Mi coche no arranca. ¿Puedes darme un empujón? –
Lo dice con cierta inflexión en el tono, intentando a propósito que sea una insinuación 38
apenas velada.
- ¿Y por qué está muerto? - pregunto, pensando que es porque se ha vuelto a dejar la luz
encendida. Tenía esa costumbre cuando era adolescente, después de obtener el permiso de
conducir, y yo la regañaba sin cesar, con la esperanza de quitarle el hábito.
- ¡Ni se te ocurra! No es por mis luces, papá. Te lo juro. - Charlie protesta demasiado para mi
gusto, pero por supuesto voy a ir a mirarlo, de todos modos.
Me incorporo y siento que su mano cae de mi hombro mientras cojo el mando a distancia
para poner en pausa mi programa y poder ir a jugar con su batería.
Me estremezco cuando mi mente se va inmediatamente a algo sucio con mi propio
pensamiento bastante inocente.
Salgo por la puerta principal y me dirijo al segundo garaje, donde Charlie y Kyle aparcan sus
vehículos.
Ella me sigue, y no puedo evitar los hilos de tensión que nos mantienen unidos. Flotan entre
nosotros, estirándose y enredándose, pero basta un tirón para que su fuerza se rompa
inevitablemente. Yo, no nosotros, tenemos que llegar a algún tipo de acuerdo y disolver lo
que sea que haya entre nosotros.
- ¿Qué coño es esto? - Siento que la ira hierve bajo la superficie mientras miro el coche que
tengo delante.
-Mi coche, obviamente. - Puedo oír el duh implícito en su voz sin que diga las palabras.
-Bueno, seguro que no es el de Kyle. Pero creía que tu madre te había comprado un coche
nuevo el año pasado. - Joder, sé que ayudé a pagar un coche nuevo, así que ¿dónde coño
está?
-Uh, ¿no? Sigue siendo el mismo auto de siempre. - Sí, y ese es el puto problema. Es el
coche viejo que le regalé cuando cumplió dieciséis años y por fin aprobó el examen para
sacarse el carnet. No le iba a comprar a mi adolescente un coche nuevo. Esta mierda ha
dejado de ser útil, así que cuando Emma dijo que quería sorprender a Charlie con un coche
nuevo y que se lo merecía, estaba totalmente a favor.
Sabía que debería haberlo hecho yo, y ni siquiera puedo preguntar dónde jodidos ha ido mi
dinero. Directo a su bolsillo para sus usos egoístas, si tuviera que adivinar.
Reacciono sin pensar y golpeo el capó con el puño, y veo que Charlie se estremece antes de
gritar: - Pero, qué, jodidos papá? Eso no va a arrancar mi coche, a no ser que seas el puto
Thor o algo así. Y si es así, ¿puedo ver tu martillo gigante?
Los dos nos reímos a carcajadas de sus palabras, lo que me ayuda a disipar parte de la rabia
que siento.
-Se suponía que tu madre te iba a sorprender con un coche nuevo. Yo pagué la mitad, pero a
juzgar por lo que veo y por tu respuesta, nunca lo recibiste. Así que, sí cariño, estoy un poco
cabreado. Ve a vestirte. Que le den a este coche. Que le den a tu puta madre. Vamos a 39
destrozar esta jodida chatarra y vamos a comprarte un coche nuevo. - No pienso y reacciono
cuando noto que se le llenan los ojos de lágrimas. La estrecho entre mis brazos y la abrazo
con fuerza, porque la maldita Emma ataca de nuevo.
Siento su cálido aliento en la parte inferior de mi barbilla, haciéndome cosquillas en la corta
barba que tengo allí y que probablemente esté rozando su suave piel.
Nos quedamos ahí parados unos minutos antes de que ella se aparte como si nada.
- ¿Podemos irnos ya? Estoy lista si tú lo estás. -Tiene los brazos cruzados y su nariz tiene esa
adorable arruguita.
-Sí, después de que hagas lo que te digo y te pongas algo de puta ropa. No voy a tener a un
puto vendedor de coches sórdido mirándote el culo cuando te agachas o el escote.
Necesitamos un coche, no un puto caso de asalto. -
-Todas mis partes están cubiertas, muchas gracias. Nadie está mirando mis cosas e incluso si
lo hicieran, tal vez nos consiga un descuento. - Maldita boca de culo descarado en ella.
Tirando de ella hacia mí, no puedo evitar agachar la cabeza y gruñirle al oído: -No
necesitamos un puto descuento y estoy jodidamente seguro de que no voy a dejar que nadie
te pille con estos calzoncillos. Vamos. Joder. Cámbiate. -
-Como quieras, pero bien. Me pondré unos leggings y una camiseta. ¿Eso te hace feliz,
papi?- Ni siquiera espera una respuesta antes de darse la vuelta, y las puntas de su pelo pasan
cerca de mi cara. Mi polla empieza a endurecerse por el olor de su champú, y ni siquiera
intento negarlo.
-Sí, me va a dejar jodidamente extasiado, Charlie Renee, - le grito cuando está a medio
camino de la casa, y ella levanta la mano izquierda para hacerme un gesto.
Saco mi teléfono y llamo a mi taller para que vengan a remolcar esta monstruosidad de mi
propiedad.
-Loomis Auto Body. ¿Qué desea? - El tono gracioso me hace reír.
-Hola a ti también, hijo de puta. ¿Dónde coño está tu media naranja porque tus modales
telefónicos son muy deficientes? - Sage me recuerda a Charlie en su personalidad, pero sé
que sacarla a colación lo incitará.
-Come mierda Banks. -
-No gracias, McKenna. ¿Todavía tienes ese desguace en el que puedes dejar mierda?
Necesito sacar esta mierda de metal de mi garaje. -
- ¿Hay un cadáver en él? - Él gime y yo ni siquiera debería sorprenderme.
-No. Dios. -Muerdo mientras sacudo a mis muertos.
- ¿Tengo pinta de 1-800- Cash for Cars o lo que coño sea ese infomercial? -
-Pareces alguien que se va a tatuar una polla la próxima vez que venga a mi taller, puto 40
gilipollas. -
El gilipollas se ríe. Atlas McKenna es un muy buen mecánico y cliente mío, pero no soy
ingenuo al hecho de que está trastornado. Es uno de esos tipos a los que mantienes a tu lado
porque cuando la mierda se va al garete... él es realmente quien puede deshacerse de los
cuerpos.
-Llamaré a un tipo pero te reto a que jodas con uno de mis tatuajes. Me encantaría hacer una
o dos rondas contigo. -
Cuelga y siento que se me ponen los ojos en blanco antes de volver a entrar en casa, lo que
ha sido un puto error.
Veo a Jessica bajando las escaleras con el pelo a metro y medio de altura y el maquillaje de
cinco centímetros de espesor. Lleva un vestido ceñido y unos tacones con los que apenas
puede mantener el equilibrio. Un poco más que de costumbre, pero no sé por qué.
-Hey, bichito. Ya estoy lista. ¿Dónde vamos esta noche? - Joder.
-Uhh. ¿Irnos otra vez? ¿Teníamos planes con Chrissy o algo así? Me estoy preparando para
llevar a Charlie a comprar un coche y conseguirle un vehículo decente y fiable. - Me froto la
nuca en mi estado de ansiedad, esperando lo que sea que esté a punto de decir. Sólo sé que va
a cagar todo mi estado de ánimo.
- ¡Banks! Oh no, no lo harás. Es nuestro aniversario de seis meses. Claramente lo olvidaste.
Ya nunca recuerdas nada de nosotros. Todo es Charlie esto y Charlie lo otro, y entiendo que
es tu hija, pero es adulta. ¿Tienes una relación con ella o conmigo? Estamos jodidamente
casados, y me estás tratando como si no existiera, y no lo aprecio. ¿Ya ni siquiera me
quieres? Mierda, estoy llorando y arruinando mi maquillaje. Maquillaje que nadie verá
porque mi marido es un egoísta y no se preocupa por mí. - Su diatriba termina con mocos
falsos y lágrimas de mierda. No va a ganar ningún Oscar con esa actuación.
No se equivoca en cuanto a que lo olvidé, pero para ser justos no me di cuenta de que un
aniversario de seis meses era algo que había que celebrar. No soy un jodido romántico, joder.
-Jess, ¿cómo...? - Me interrumpe con un chillido.
-No me llames Jess. Soy Jessica, y no quiero oír ninguna de tus excusas y no trates de
adularme. Esto es una mierda, Banks. - Bueno, tanto para tratar de salir mañana por la noche,
lo que sería ideal.
-Uh, papá. No pasa nada. Ve a cenar con tu esposa. Puedo ir y mirar coches por mi cuenta.
Jessica tiene razón, soy adulta. - Sí, lo es, pero también es mi niña y de ninguna jodida
manera va a ir sola.
- ¿Estás segura, cariño? No quiero que vayas sin mí. Podemos ir mañana a primera hora.
Mientras tanto, usa la camioneta si necesitas ir a algún lado. Las llaves están colgadas en la
puerta. - Estoy tratando de llegar a un acuerdo y mantener el calor fuera de mí de los dos.
¿Quién diría que estar atrapado entre mi esposa y mi hija sería lo que más pena me causaría?
-Sí, viejo. Estoy seguro. Diviértanse y feliz aniversario. Te ves bien, Jess. - El sarcasmo que 41
rueda de la lengua de Charlie es espeso.
-Ya ni siquiera quiero ir. No me gusta ser tu quinta opción o prioridad. Soy la Sra. Banks
Madden. Merezco algo de respeto. - Sabes qué, simplemente no puedo.
-Quiero decir, técnicamente no lo eres. Mantuviste tu apellido de soltera porque me negué a
adoptar a Kyle y querías que tú y tu bebé tuvieran el mismo nombre. En cuanto a opciones o
prioridades, mi hija es la número uno y siempre lo será. Es mi hija. Has estado por aquí lo
suficiente como para saber que mi negocio también es como mi hijo, pero claro, sigues
quejándote. Vamos a cenar de una puta vez y acabemos con esta mierda, para que no me lo
estés echando en cara la semana que viene. - Cojo las llaves del Hellcat, doy media vuelta y
salgo por la puerta.
No voy a cambiarme de ropa, así que Jessica probablemente se quejará de eso y de Charlie
durante toda la cena. Me encanta esto.
Estoy sentado frente a Jessica en Vic Miller's Steak House, y puedo ver cómo mueve la boca
y sé que está parloteando, pero mi mente no está aquí.
Está en la tienda y en los diseños que me llaman, ansiosos por ser esbozados y por encontrar
lienzos donde colocarlos.
Está en mi hija y en cómo se siente. ¿Siente que la he abandonado al venir a cenar? Ya pasé
casi un año sin ella y no puedo permitir que eso vuelva a ocurrir. Me niego y ahora mismo
Jessica es el muro de ladrillos levantado entre nosotros que podría hacer que eso ocurriera.
También está en el ardiente deseo ilícito que recorre mis venas cuando pienso en el olor de
su pelo y la sensación de su cuerpo contra el mío. Todavía puedo sentir el apretón húmedo de
su coño alrededor de mis dedos del verano pasado.
-Bichito. Banks. Holllllllla. - Las palabras, junto con el chasquido de sus largas uñas
puntiagudas, me sacan de mis pensamientos errantes.
- ¿Dónde estás ahora mismo porque realmente no está aquí conmigo... ya sabes, tu mujer? -
¿Su voz siempre ha sido así de molesta o es que he estado viviendo mi vida con un filtro
opaco puesto?
-Estoy aquí disfrutando de este filete de cincuenta dólares y escuchándote hablar de las
novedades de las chicas. - No tengo ni puta idea de si estaba intentando ponerme al corriente
de los últimos cotilleos de sus amigas, pero me gusta la probabilidad de que haya dado en el
clavo, así que le sigo la corriente.
-Mmm. Bueno, vale entonces. Chrissy cree que Todd se acuesta con la niñera, pero el giro
argumental es que en realidad se ha estado tirando al chico de la piscina. ¿Te lo puedes
imaginar? - Hace una pausa para dejar de cortar su ensalada y coge su cóctel rosa brillante.
¿Quién corta la ensalada más pequeña de lo que ya es? Y la cantidad de colorante rojo
número cinco en esa bebida es preocupante, sin embargo.
-Así que ambos se acuestan con otras personas y siguen casados. ¿Y por qué? ¿No sería más 42
simple divorciarse? Suena como si ambos fueran miserables y si no tienen una relación de
matrimonio abierto, no entiendo por qué siguen juntos. - Realmente no lo entiendo. Las
relaciones poliamorosas e incluso los matrimonios son una cosa, pero suena como si estos
dos no fueran poli.
-Bueno... Uhh. Supongo que realmente no lo sé. - Sorpresa, sorpresa, no hay nada importante
en esta historia aparte de que sus amigos son todos superficiales y no tienen sustancia real.
¿Y sabes lo que dicen? Eres de quien te rodeas.
No me molesto en responder, sino que me meto más patatas en la boca para que deje de decir
gilipolleces.
-Así que, nene. Me he enterado de lo que pasó en la tienda el otro día. No he tenido ocasión
de sentarme a hablar contigo y averiguar qué pasó y todo eso. Has estado tan preocupada con
Charlo….Charlie que parece que nuestras oportunidades de hablar han sido pocas. - Tiene
suerte de haber pillado su pequeño desliz antes de decir el nombre completo, pero no tengo
ni idea de lo que está deduciendo.
-¿Estamos avergonzando a los padres porque elijo pasar tiempo con mi hija? La misma con
la que estoy intentando reconstruir una relación mientras se recupera tras la muerte de su
madre. ¿Es eso lo que es, Jess? - Mi paciencia es hielo delgado, y se va a romper, y voy a
caer a través del agua helada de abajo.
-Oh no, nene. En absoluto. Tal vez me has malinterpretado. Estoy, por supuesto, muy
apenada de escuchar que ella todavía está procesando. ¿Sabemos cuánto tiempo piensa vivir
con nosotros? -
Cojo mi whisky y bebo un buen trago antes de decir: -No lo sé. Probablemente el tiempo que
Kyle planea a este ritmo. - Mis palabras la hacen callar de una puta vez, porque su hijo lleva
viviendo en mi casa desde que nos casamos y no ha salido de casa ni una sola vez. Apenas
trabaja y va de trabajo en trabajo. El chico no tiene ni puta disciplina ni sentido de la
orientación y no va a encontrar ninguno si ella sigue asfixiándolo.
Es como si viviera en mi propio episodio de "Amo a un niño de mamá".
-¿Y qué pasó en mi tienda el otro día? ¿Te refieres a esa mierda con Kyle y Charlie? Pensé
que ya habíamos manejado eso. Si no, refréscame la memoria sobre qué carajo más tenemos
que discutir al respecto. -
-No, me refiero al hecho de que agrediste a un cliente y lo golpeaste contra uno de los
mostradores de cristal. ¿Sabes lo poco profesional que es eso? - Oh, así que ahora estamos
cuestionando mi profesionalidad.
-Bueno, querida. Me importa una mierda lo poco profesional que pueda ser. Cliente o no
cliente, nadie va a entrar en mi negocio y coquetear abiertamente con alguien y hacerle sentir
incómodo. No me importa si es un hombre o una mujer. Eso no va a pasar. Y que conste que
no le habrían tirado el culo a través del cristal si hubiera dejado de abrir la boca. -
Sus labios se fruncen y lo siguiente que sale de su boca es la gota que colma el vaso. -¿Estás 43
seguro de que no lo quería? Porque he visto a tu hija en la tienda y coquetea con todo el que
entra. Así que, ¿realmente puedes culpar a un hombre por coquetear de vuelta? Parece que
exageraste. Otra vez. -
-Suena como si tu nariz se metiera demasiado en mis asuntos y en lo que pasa allí, así que no
te preocupes. Me aseguraré de que, a partir de ahora, quienquiera que vuelva a chivarse de
mí se encargue. Mi empresa. Mis reglas. A menos que tu nombre esté en el contrato de
arrendamiento y en los artículos de incorporación, no veo dónde tienes una maldita opinión
que yo deba considerar...-
-Bueno. Quiero irme. No puedo creer que me acabes de decir eso. Paga la cuenta y reúnete
conmigo fuera. No puedo estar aquí contigo ni un minuto más. - Se aparta de la mesa y sale
sin mirar atrás.
Que se lo guise. Me comeré los cincuenta dólares de este filete antes de irme.
- ¿Disculpe, señor? ¿Se reunirá con nosotros su acompañante o quiere que le empaquete la
comida? - El camarero se detiene junto a la mesa y yo le señalo con el tenedor.
-Ella no y no. Déjelo. Es ensalada. Pediré la cuenta cuando pueda. Gracias por su excelente
servicio, como siempre. -
Me trae la cuenta cuando estoy terminando el último bocado de mi plato, y rápidamente echo
el dinero suficiente para cubrir la cuenta y una generosa propina.
Paso junto al mostrador y le doy las gracias con la cabeza antes de marcharme.
Veo a Jessica de pie junto al coche con el teléfono pegado a la oreja, sin duda hablando mal
de mí con su grupito de amas de casa desesperadas.
Cuelga cuando me ve acercarme y espera a que abra la puerta.
Me recibe un silencio absoluto y espero que se prolongue durante todo el trayecto en coche,
porque no quiero oír ni una puta palabra de su boca.
7 44

CHARLIE

Fantástico. Es como si estuviéramos en una cita doble en la que nadie quiere estar. Estoy
sentado al lado de Kyle en la gran mesa y justo enfrente de papá. Jessica está enfrente de
Kyle, y parece que pende de un hilo. Tengo la sensación de que va a tirarle el plato a uno de
nosotros, con suerte a Kyle, o va a empezar a fumar en cadena para sobrevivir a la cena.
-No tengo hambre, - dice Kyle de la peor manera posible después de haber pasado la tarde
preparándonos la cena. Ni siquiera sabía que sabía cocinar y, si no la hubiera visto en la
cocina, habría asumido que había pedido algo y lo había emplatado como si fuera suyo. No
soy fan de Jessica, pero ni siquiera ella merece tener que llamar a Kyle su vástago. Es como
una mosca. Molesto, inútil y una amenaza.
-No empieces, - le dice ella, levantando el tenedor que tiene un trozo de pastel de cangrejo
pegado en la punta. No puedo decir que nunca haya comido pastel de cangrejo, pero admito
que sabe bien.
-Estan por divorciarse. – el pregunta y yo me quedo paralizada, con el tenedor en el aire, y
mi mirada se cruza con la de mi padre, que está mirando a Kyle.
- ¿Por qué preguntas eso? - pregunta papá, apartando su plato, aunque acabamos de
sentarnos.
-Te he oído antes quejarte por teléfono, diciendo que no te presta atención; que se olvidó de
su aniversario y que crees que se está follando a otra. - Kyle hincha el pecho como si de
verdad creyera haber hecho algo con su admisión. Se me aprieta el estómago ante sus
palabras. ¿Con quién cree que papá la engaña? Me siento nerviosa, celosa y enferma al
mismo tiempo.
-Cállate, - ella le gruñe, colocando de nuevo el tenedor en el plato. -Puedes retirarte, - le dice,
aunque él nunca le ha pedido que se vaya. Ella lo conoce mejor de lo que yo podría llegar a
conocerlo, así que quizá sabe que está soltando palabrotas para que le digan que se vaya. Es
una buena estrategia, y no creo que Kyle sea tan inteligente como para pensar algo así. No se
pone a discutir como yo creo que haría, sino que se levanta y tira la servilleta de tela encima
de su plato lleno.
-Tienes que hacer algo con él, - le dice papá, dando un sorbo a su whisky, ajeno a que acaba
de pulsar el botón nuclear y la ha puesto al borde del abismo.
- ¿Tengo que hacer algo con mi hijo? - Empuja la silla hacia atrás para girarse y mirar a papá,
con cara de incredulidad. - ¿Qué hay de ti y de la zorra de tu hija? -
¿Qué jodidos?
- ¿Su qué? -Corto las palabras, totalmente preparada para saltar sobre esta maldita mesa y 45
noquearla. No llevo tanto tiempo en casa, pero durante todo el tiempo que llevo aquí, esta
zorra no ha hecho más que gemir y quejarse de todo lo que se le ocurre.
-Ya me has oído, zorrita, -dice, y tengo que mirar dos veces su copa de vino. Tiene que estar
borracha para hablarme así. De repente recuerdo a mi madre diciéndome lo mismo una vez. -
Siempre vas por ahí en pantaloncitos cortos y camisetas de tirantes intentando llamar la
atención de cualquier hombre. Te burlas de mi hijo y haces que me pregunte si estás
intentando tirarte a mi marido. -
- ¡BASTA! -Papá golpea la mesa con el puño, haciendo que todos los platos y fuentes se
sacudan con la fuerza. - ¡No te atrevas a hablarle así a mi hija! ¿Qué te pasa, Jessica? - Suena
absolutamente lívido y no sé si es por lo maleducada que está siendo o porque pensar en la
atracción que hay entre nosotros le resulta repugnante cuando no está bien en ese momento.
Me siento avergonzada y con el estómago revuelto.
-Hablaré con ella como crea conveniente. Nada de lo que he dicho es mentira. - Cruza los
brazos sobre el pecho como diciéndole que la desafíe. Veo cómo tiembla y sus ojos se
entrecierran, fijos en papá. Está enfadada por muchas cosas, pero ha decidido utilizarme para
castigarle. No están enamorados, o al menos él no está enamorado de ella. Estoy lo
suficientemente cerca como para verlos juntos, y he estado obsesionada con mi padre el
tiempo suficiente como para darme cuenta de las pequeñas cosas. No actúa como un hombre
que se casó con el amor de su vida en un torbellino. Llevan casados seis meses y podrían
llevar juntos poco menos de un año, y eso si empezaron a salir justo después de que yo me
fuera a la universidad el verano pasado.
Desde que estoy en casa no he visto a este hombre acercarse a ella para cogerle la mano o
acariciarle la espalda, ni siquiera abrazarla. Ella es la que siempre intenta que él haga más o
se esfuerce más. Conozco a este hombre mejor de lo que ella nunca lo hará y si él quisiera, lo
haría. Cuando dirige su mirada hacia mí, es evidente que está dispuesta a derramar sangre y
yo estoy totalmente dispuesta a luchar con ella hasta la muerte, porque yo también estoy
enfadada por muchas cosas de las que nunca quiero hablar. -Veo la forma en que Kyle te
mira y los hombres de la tienda. Lo he oído todo sobre la pelea de tu padre porque flirteaste
con un cliente, - escupe las palabras, frunciendo los labios como si pensara que está haciendo
algo. Lo único que veo es a mi madre soltando improperios y montando en cólera porque
siente que no tiene el control. Criticando mi aspecto, mi forma de actuar, mi forma de vestir.
Nada de lo que yo hubiera hecho habría sido lo bastante perfecto para ella, y aunque no
quiero complacer a esta mujer sentada frente a mí, tampoco puedo evitar los sentimientos de
traumas pasados que me invaden. Acabo de escapar del odio de mi madre y ahora me he
metido en este lío.
Salto hacia atrás cuando mi padre agarra la cara de Jessica tirando de ella hacia él antes de
decir: -Chillas como una maldita banshee y si yo fuera tú, elegiría mis próximas palabras con
cuidado porque esa es mi hija. No eres nada para mí. Harías bien en recordarlo. - Su defensa
de mí me enciende y no puedo evitar que la chulería que sus palabras han provocado se
derrame fuera de mí.
- ¿Qué es lo que quieres, Jessica? ¿Quieres que lleve ropa holgada? ¿Quieres que evite el 46
contacto visual o cualquier tipo de contacto físico con mi padre para que tú puedas sentirte
mejor por el hecho de que él tenga que obligarse a tocarte? No eres tonta. Sabes que no tiene
ningún interés en ti y por eso estás tan enfadada y cabreada todo el tiempo. - Echo la silla
hacia atrás, totalmente dispuesta a cerrar la boca y salir a dar un paseo para calmarme, pero
ella pierde toda la compostura y es como si las palabras de mi padre de hace un momento se
hubieran perdido en su mente. Tira el vino de su copa y salpica todo el busto de mi vestido
azul claro.
-Zorra, - me suelta, y supongo que tiene razón. Estoy siendo una zorra. Su instinto no se
equivoca en nada de lo que dice, excepto en lo de Kyle. Se fija en cualquier cosa que tenga
tetas y no tengo que hacer nada especial para atraer su atención. Pero en lo de mi padre, dio
en el clavo. Sé que estoy siendo demasiado emocional en este momento, pero no me importa.
El único hombre con el que he tenido un atisbo de chispa está fuera de mis límites y casado
con este tren descarrilado que tengo delante. Llevo las manos a los hombros del vestido y
rasgo la tela, dejando al descubierto mi sujetador de encaje.
- ¿Es esto lo que te preocupa, Jessica? ¿Que mi padre descubra que tengo pechos y empiece a
ignorarte más de lo que ya lo hace? - Pongo las manos sobre la mesa y empujo para
levantarme. Mis pechos se inclinan hacia delante, dejándome aún más escote. No se me
escapa que mi padre no se inmuta y no hace ademán de apartar la mirada. Traga saliva y
aprieta la mandíbula. En ese momento me doy cuenta de que no hará falta mucho para
empujarlo de la cornisa en la que se ha estado tambaleando. Puede que lo perdamos todo,
pero está a punto de cogerme la mano y tirarse de cabeza.
-Charlie, - dice papá, y su voz es suave, el tono que últimamente reserva sólo para mí. Eso
me enfurece aún más. No puedes casarte con un imbécil que llama zorra a tu única hija por
llevar ropa y luego me llamas Charlie como si nunca hubieras pronunciado el nombre de otra
mujer.
-No, papá. Tiene un problema con mi nombre, con mi forma de vestir. No soy lo
suficientemente femenina. Estoy demasiado cerca de ti. - Lo miro, con lágrimas de rabia
brillando en mis ojos, y odio eso, porque no estoy llorando por Jessica, y estoy segura de que
ella piensa que sí. Pensé que había dejado atrás todo lo de mi madre, lo cual era ingenuo. No
sé cómo alguien puede deshacer las maletas y hacer las paces con años de tensión mental
que, durante mucho tiempo, interiorizó y pensó que se lo había buscado. Los sentimientos de
ineptitud que me invadieron cuando la oí repetir las palabras de mi madre me hicieron
temblar y sé que necesito estar sola para volver a meterme todo en el pecho, como ella me
enseñó.
-Eres...- Jessica empieza, pero papá la detiene esta vez.
-Ten mucho cuidado con lo que está a punto de salir de tu boca, Jessica. - Me alegro de que
no diga su nombre como dice el mío. Doy la vuelta a la mesa, totalmente preparada para
pasar por delante de los dos y encerrarme en mi habitación hasta que la compostura vuelva a
ser algo que controle, pero entonces ella abre la boca para murmurar.
-Pequeña zorrita. - Es apenas audible, apenas más que una exhalación, pero lo oigo, y por la 47
expresión de mi padre, sé que él también.
- ¿Quieres ver a una zorrita? - Antes de que nadie pueda reaccionar, estoy inclinándome
sobre mi padre y acercando su boca a la mía. No es un beso profundo ni romántico, pero sus
labios se deslizan contra los míos tan suavemente que casi se rompe mi último hilo de
autocontrol. Quiero arrastrarme hasta su regazo y apretar mi coño contra su polla. Quiero
olvidar todo lo que ha pasado desde que llegué a casa. Quiero continuar donde lo dejamos
aquella noche de hace un año.
- ¡Banks! - ella grita, y me devuelve a la realidad. Todo esto no era más que una hija
actuando para fastidiar a su nueva madrastra. Estoy segura de que eso es lo que le dirá
cuando salga de la habitación. Me alejo de él y la esquivo mientras se levanta de la mesa, con
la servilleta cayendo olvidada en el suelo de madera recién encerado.
Estoy a medio camino de salir de la habitación cuando vuelvo a llamar por encima del
hombro, poniendo un último clavo en el ataúd de cualquier esperanza de poder quedarme
aquí y vivir en paz. -Nunca ha olvidado mi cumpleaños, ni siquiera el año pasado cuando no
nos hablábamos. ¿Puede siquiera decirte en qué mes naciste? - Se hace un silencio sepulcral
y me voy corriendo a mi habitación dando un portazo.
Pasan unos minutos antes de que papá llame a mi puerta, primero suavemente y luego con
tanta fuerza que veo que la puerta se mueve.
-La echaré abajo, Charlie. No vas a volver a dejarme fuera. - prácticamente gruñe, y odio eso
en medio de todo este puto lío, la mayor parte del cual lo he causado yo misma. Su tono
enérgico me aprieta el coño.
No creo ni por un momento que vaya a tirar abajo su propia puerta para llegar hasta mí, pero
no me da tiempo a pensarlo. Rompe la puerta de una patada, arrancándola del marco. La
cierra de golpe, pero rebota con la fuerza y luego cruje lentamente hasta cerrarse como puede
cerrarse una puerta arrancada de las bisagras.
-No voy a disculparme con esa bruja, - le digo, levantando la barbilla para hacerle saber que
prefiero irme a vivir a una cuneta antes que hablar con ella.
-No te lo pediría, - dice, y me doy cuenta de que ahora que está en mi habitación se está
calmando. La cama se hunde con su peso cuando se sienta a mi lado. -Ella se pasó de la raya
y tú...-
-Quise decir lo que dije, fuera de lugar o no, - le digo, y su labio superior se levanta casi
como si estuviera orgulloso de mí por ser tan dura. La actitud la heredé de él, así que no
puede culparme por ello. -Siento haberte besado así. Estaba tan enfadada...- Empiezo a
divagar, a explicarme, el mecanismo que aprendí a hacer con mi madre con la esperanza de
que dejara de criticarme por un maldito minuto.
-Eso no me importa. Me importa lo que te tiene tan alterada. No me estás contando algo, -
dice y hay un tono en su voz como si estuviera preocupado, pero también enfadado porque le
estoy ocultando algo.
Ahora mismo no puedo volver a hablar de los más de veinte años que he vivido con mi 48
madre. Estoy demasiado excitada y veo que sus ojos bajan hasta mi sujetador expuesto.
Vuelve a estar al borde del abismo, cada vez más cerca. Da el primer paso y me pone la
mano sobre la rodilla. Es un gesto reconfortante, pero noto su respiración entrecortada
cuando siente lo suave que es mi piel bajo su áspera palma. Lo miro a los ojos y pongo mi
mano sobre la suya, empujándola hacia arriba. Mis piernas se separan y, cuando sus dedos
rozan mis bragas, noto que su mano se sacude y no me deja empujarla más.
-Me ha llamado zorra, - le digo, pero con la voz entrecortada, necesitada. Quiero que sepa
cuánto deseo esto, cuánto necesito que me toque, que me consuma. -Soy virgen. Nunca he
sido capaz de encontrar una conexión con nadie lo bastante fuerte como para dejarme tocar,
y mucho menos follar. - Su mandíbula se afloja, sus pupilas se dilatan y está pendiente de
cada una de mis palabras. -Hasta aquella noche en tu cama. Quería que lo hicieras todo.
Quería tus dedos dentro de mí, papá. - Sus dedos se clavan en mi piel cuando digo la palabra
mágica que su polla quería oír.
- ¿Eres virgen? - Se acerca más a mí y sus dedos se flexionan contra la piel de la parte
superior de mi muslo, y sé que puede sentir la humedad de mis bragas.
-Puedes comprobarlo tú mismo si quieres, - le digo, agachándome y apartándome las bragas.
No mira, sino que cierra los ojos y me agarra con más fuerza, rozando con la punta de los
dedos la piel suave y brillante de mi coño. -Vamos, papá. Tócame. Comprueba si soy una
mentirosa, - le digo, y eso es todo lo que hace falta. En un movimiento rápido, estoy boca
arriba y él se cierne sobre mí, mirándome entre las piernas como si no estuviera seguro de si
quiere follarme o devorarme con la boca.
8 49

BANKS

Soy un hombre sucio.


Un padre sucio.
Pero con Charlie tumbada ante mí con las piernas abiertas, no me importa.
Mis ojos están pegados a la forma en que sus bragas se deslizan ligeramente hacia atrás en su
lugar, pero dejan un lado liso fuera. El suave borde de algodón azul claro está justo en medio
de su raja y el trozo de tela de color más oscuro me hace saber lo mojado que está su dulce
coñito.
Me siento y dejo que mi culo descanse sobre mis pantorrillas mientras admiro el cuerpo
intacto que tengo ante mí.
- ¿Cómo de intacta estás, Charlie? - Le aprieto el interior de los muslos y vuelvo a subir por
su cuerpo hasta donde está apoyada en los codos.
- ¿Quién más ha metido los dedos aquí? ¿Quién ha tocado esas tetas tan dulces? ¿Sentido
estos labios envolviéndolos? - le pregunto mientras acaricio con las yemas de los dedos toda
la piel que puedo tocar.
-Nadie, - dice ella, pero me cuesta creerlo mientras siento que mi agarre se tensa.
-No me lo creo. Una chica como tú. Guapa e inteligente. Cariñosa y divertida. Es imposible
que ningún hombre no te haya probado un poco. Dime la verdad, cariño. Necesito saber. - En
este momento, es lo único en lo que puedo concentrarme. Tengo que saber. Quiero rastrear a
todos los que han sentido lo mismo que yo con Charlie. Nunca he considerado el asesinato,
pero ahora es tan buen momento como cualquier otro.
-Estoy diciendo la verdad... papá. He besado a algunos chicos, seguro. Pero mis labios no
han envuelto nada. - Su mirada se dirige hacia abajo, hacia mi entrepierna, y siento que me
engroso aún más, apretándome contra el bóxer y los vaqueros.
-Y los únicos dedos que se hundieron en mi coño fueron los míos hasta el verano pasado.
Ahora somos tú y yo. ¿Vas a volver a abrirme con tus dedos, papi, y probarlo tú mismo? -
Sus burlas son asfixiantes y me seduce con sus palabras.
Resistirse es inútil.
Dejo que mi mano derecha suba un poco más hasta llegar a la unión entre sus piernas, que
lloran y piden atención.
Deslizo los dos primeros dedos entre el algodón empapado y los dejo reposar entre la tela y
su piel.
-Tienes una boca asquerosa, - le digo mientras recorro el dorso de mis dedos por su raja, 50
intentando resistirme a hundirlos justo en medio y probar sus palabras por mí mismo.
La última vez apenas los introduje y bastaría con profundizar un poco más para alcanzar su
fina barrera.
-Mhm. Ya lo creo. Puede que tengas que castigarme por eso. ¿Vas a seguir resistiéndote?
Hazlo, papá. Sólo hazlo. Sabes que quieres hacerlo. Hunde tus dedos en tu hija y siente lo
apretada que estoy. Lo intacta que estoy. -
Su instigación me hace reaccionar y no puedo contenerme más.
Hago una muesca en su pequeño orificio y los introduzco lentamente en su apretado y joven
coño, que apenas cabe.
-Joder, tu coñito de veintiún años apenas me aguanta, - gimo antes de deslizarme un poco
más y follarla con los dedos. Golpeo su barrera de virginidad y siento que mi polla empieza a
gotear pre semen. Llorando de desesperación por hundirse en lo que sabemos que será el
espacio más estrecho que jamás hayamos conocido.
-Adelante, papi. Rómpela. Quiero que lo hagas. Sólo será un pequeño empujón. Incluso
puedes usar sólo tus dedos... por ahora. -
Ella es el diablo disfrazado. No puedes convencerme de lo contrario.
Me saca de mis pensamientos y me aparto rápidamente antes de que consiga lo que quiere.
-No podemos hacer esto, cariño. Quiero hacerlo, pero está mal. Eres mi niña. -Debe de oír la
ansiedad y la angustia en mi voz, porque en lugar de reírse, cierra las piernas y se vuelve a
poner el vestido.
Sentada, cruza las piernas por debajo.
-Ya no soy una niña, pero no empujaré. Siento haber empujado antes. Es que... esta cosa
entre nosotros es intensa. Te deseo tanto. Te quiero más de lo que quería el Campeonato de
las Estrellas el último año. Sólo quiero que me desees. Ser deseada. Por alguien que lo
merezca y donde quiera que mire, bueno, sólo te veo a ti. - Se encoge de hombros como si no
fuera para tanto.
-Puedes hablar conmigo. Sé que lo que dijo Jessica no es la única razón por la que te fuiste.
¿Soy yo? ¿Nosotros? Siento que hay tanto que no sé y te escucho. Siempre te escucho. - La
tranquilizo, pero no la presiono demasiado. No quiero que se cierre en banda, pero sé que
algo acecha bajo la superficie.
-Sólo estoy molesta, más que nada. Odio que me llamen cosas que ni siquiera se aplican a
mí. ¿Y qué pasa si me visto de forma provocativa y coqueteo con hombres a diestro y
siniestro? Eso es asunto mío y las mujeres no deberían verse reducidas a insultos soeces. Ser
sexualmente activa no es un delito y teniendo en cuenta que es una mujer de casi cuarenta
años con un hijo, creo que puede dejarse de comportamientos de instituto. - Bueno, mierda,
realmente acaba de descargarse sobre mí, y no estoy en desacuerdo con ella.
-Tienes razón. En todo lo que acabas de decir. Además, no dejes que te oiga llamarla 51
cuarentona, tiene treinta y nueve y se empeña en no usar la temida palabra con "c". Está
celosa y en parte probablemente sea culpa mía y por eso tengo que pedirte disculpas. Esta es
tu casa y debería ser siempre tu espacio seguro. Especialmente del mundo exterior, donde
todo puede ser un desastre. Hablaré con ella... otra vez. Porque todas las cosas que ha dicho
de ti no me cuadran. - Hago una pausa, intentando ordenar mis pensamientos antes de
continuar.
-Aunque no fueras mi hija. Una mujer que te dobla la edad debería darte poder, no
menospreciarte. Realmente es un defecto de carácter y es motivo de mi propia
autorreflexión. ¿Por qué no duermes un poco y mañana será un nuevo día? Quiero enseñarte
algo en lo que he estado trabajando desde que llegaste a casa. - Me levanto de la cama, me
inclino y le doy un beso casto en la frente.
-Vale. Buenas noches, papá. –

-No. - Vale, zorra.


- ¿No? Eres una mujer adulta y te niegas a disculparte con mi hija. En su casa. ¿Qué coño te
pasa, Jessica? ¿Realmente alucinas tanto como para pensar que todo lo que ha pasado esta
noche en la mesa ha estado bien? Porque me estoy esforzando mucho por darte el beneficio
de la duda, pero tu estupidez no te está haciendo ningún favor. - Sacudo la cabeza porque en
este punto, estar casado con ella no vale la barba que me proporcionó.
-Quise decir lo que dije. Está actuando como una pequeña ramera y luego te besó. Es
jodidamente asqueroso. No entiendo por qué dejaste que pasara y no la apartaste o
reprendiste. Este no es uno de esos pueblitos donde hay endogamia. Como ew. - Resopla y
creo que una de sus pestañas postizas se está soltando porque parece un poco chiflada.
-Me ha dado un picotazo en los labios. No le des importancia. Mira, Jessica, siento que no
hago más que repetirme y tú sigues fingiendo que me oyes y que estás de acuerdo con lo que
digo. Es agotador. Necesitas organizarte y dejar de desquitarte con Charlie. Es mi última
palabra. No me hagas elegir entre tú y mi hija. No hay elección posible. ¿Me entiendes? - Mi
tono es duro, pero hablo muy en serio. No voy a pasar un mal rato. Es Charlie. Siempre será
Charlie.
-Charlie. Charlie. Charlie. Si nunca vuelvo a oír ese nombre, seré feliz. -
-Tu sarcasmo es innecesario. Parece que tienes un gran problema en el trasero, así que, si te
hace sentir mejor, por favor siéntete libre de irte. Ve a quedarte con Chrissy. Tu presencia en
este momento no trae nada más que confusión. ¿Qué tal un poco de tiempo de
autorreflexión? Diablos, incluso voy a pagar por un alquiler de vacaciones en este punto.-
Una forma de calidad de gastar mi dinero duramente ganado sólo para sacar su toxicidad de 52
mi casa ahora mismo.
-Oh sí, sólo échame. Estoy segura de que te encantaría. Para que tú y tu hija puedan hacer
cosas espeluznantes de incesto. Lo juro por Dios, Banks... No dejaré que mi marido sea un
desviado sexual. - Está pisando fuerte y parece más una niña petulante que otra cosa.
-Entonces, ¿qué va a ser? Se está haciendo tarde y esta mierda entre nosotros no se va a
resolver esta noche. - Sólo quiero ir a hacer ejercicio en el sótano e ignorar todo lo que
estaba sucediendo bajo mi techo durante unas horas.
-No me voy. Esta también es mi casa. Me voy a la cama. Ven conmigo o no. Me da igual.-
Ella espera, como si esperara que empezara a besarle el culo ahora.
-Va a ser un no para mí. Me voy abajo. -No me importa si tiene algo más que decir ahora, me
doy la vuelta y me dirijo a la puerta del sótano.
Oigo sus botas de tacón subiendo las escaleras y no sé por qué insiste en ir completamente
vestida y con zapatos en casa. Es jodidamente incómodo.
Al llegar al rellano de abajo, giro a la izquierda, cojo un par de pantalones cortos de
baloncesto y unas zapatillas, y me quito rápidamente las zapatillas y los vaqueros.
Paso los siguientes veinte minutos calentando en la cinta como si necesitara que mi ritmo
cardíaco aumentara para un entrenamiento riguroso. Ha estado sobrecargado desde la cena y
arriba, bueno, me sorprende que el maldito no me haya explotado en el pecho.
Charlie.
Cada maldita vez, mis pensamientos vuelven a ella.
No sé cómo frenarlo. Detenerlo en seco. Me está consumiendo y soy lo suficientemente
hombre para admitir que tengo miedo.
Miedo de lo que significa para mí. Mi relación con mi hija. Demonios, incluso mi negocio.
Codiciar tu propia carne y sangre es inmoral e ilegal.
¿Pero lo es? Ella es adulta, completamente capaz de tomar sus propias decisiones.
Maravilloso, ahora estoy tratando de racionalizar por qué debería ser capaz de joder a mi
propia hija.
Pulso el botón de parada y reduzco la velocidad a un paseo rápido mientras la cinta se
detiene para que pueda bajarme.
Respiro con dificultad, tanto por el esfuerzo como por mis pensamientos.
No sé qué coño voy a hacer con Jessica. Una parte de mí piensa que debería mantenerla
cerca para guardar las apariencias, pero la otra quiere que se vaya. El propósito al que servía
es nulo en este momento.
Necesito cortar lazos porque este matrimonio con ella me está mordiendo el culo. ¿Cómo 53
pude no haber visto cómo esto me explotaría en la cara entre ellas dos? Incluso si la mierda
no hubiera sido tan jodida entre Charlie y yo, las dos son tan jodidamente diferentes.
El maldito Kyle ha estado aquí abajo jodiendo, considerando que todavía hay pesas en la
barra. Se niega a volver a colocarlas cuando termina de intentar hacer ejercicio y le he dado
la lata innumerables veces. Voy a tener que poner una cerradura en el sótano para mantenerlo
fuera.
Si no puedes respetar mi mierda y la etiqueta correcta del gimnasio, entonces no tienes nada
que hacer con mi equipo.
Me muevo al rack de sentadillas y empiezo a hacer repeticiones ligeras para calentar antes de
pasar a añadir peso.
Subo y bajo y vuelvo a subir la barra.
Repito este movimiento una y otra vez, añadiendo cada vez más peso para poder verme en el
espejo.
Presto atención a mi forma, con la esperanza de que la estricta disciplina de mantener la
forma adecuada hará que mi mente no se desvíe más hacia Charlie.
Funciona durante las primeras series, hasta que llego a un punto en el que necesito más
potencia de piernas y glúteos.
Me esfuerzo, pero sé que lo tengo, pero los gruñidos y gemidos que caen de mis labios me
transportan por error de nuevo a ella tumbada debajo de mí y a cómo se sentía contra mi piel.
Quiero volver a tocarla y podría hacerlo. Todo lo que tendría que hacer es subir dos tramos
de escaleras y escabullirme en su habitación y sé que podría tener todo lo que quiero.
Unos ojos azules brillantes y un pelo negro oscuro me miran fijamente en el espejo.
Los mismos que me miraban hace una hora.
Los mismos que rondarán mis sueños cuando me vaya a la cama.
Es mi hija y no puedo tenerla.
Pero joder, la quiero más de lo que he querido nada en esta vida.
Incluso más de lo que quería mi propia tienda.
Como artista, veo la belleza en todo, pero esa chica de ahí arriba...
Es una estatua griega esperando ser adorada.
9 54

CHARLIE

Puedo hacerlo. Puedo arreglarme la cara, sacar las palabras y luego largarme de aquí antes de
que diga algo que me haga columpiarme con ella. Anoche, cuando papá paró las cosas, me di
cuenta de que le estoy tentando de una forma que no es justa para ninguno de nosotros. Me
desea, pero cree que está mal y no quiero sentir que le estoy obligando a algo por lo que va a
cargar con una inmensa culpa.
Cuando entro en la cocina, Jessica está vestida de punta en blanco, pero su cara muestra su
preocupación. No sé qué ha pasado entre ellos, y en el gran esquema de todo esto, realmente
no es asunto mío. A pesar de lo que me dijo, ella no tiene la culpa de los recuerdos que me
trajeron sus palabras ni de que mi madre me traumatizara emocionalmente durante mucho
tiempo. Estoy segura de que ella es como es por cosas que también le pasaron a lo largo del
camino. Eso no significa que me tenga que gustar ella o su cara.
-Veo que has decidido ponerte ropa esta mañana, - dice Jessica y se lleva la taza a la boca.
-Jessica, - dice papá, levantando la vista de su plato de huevos con bacon, y la forma en que
aprieta la mandíbula me dice que lo que sea que pasó entre ellos no acabó bien anoche.
-No, está bien, papá. - Cruzo los brazos y la miro a los ojos cuando digo: -Tiene razón.
Anoche me porté mal y vine a disculparme por las cosas que dije y por... bueno, ya me
entiendes. - Se queda con la boca abierta y deja la taza sin beber un sorbo. -No quiero causar
ningún drama en sus vidas. Que me mudara aquí fue inesperado, y lo entiendo. Están recién
casados y está claro que tienen algunos problemas, - digo, pero me detengo rápidamente,
mordiéndome la lengua porque me prometí a mí misma que saldría de aquí por las buenas y
me guardaría las indirectas para mí. Porque podría poner a esta zorra de rodillas si realmente
quisiera. Jessica frunce el ceño y luego abre la boca para decir algo, pero necesito poner todo
esto sobre la mesa, para que papá sepa que anoche le oí alto y claro. -Tengo un par de
entrevistas próximamente, no son realmente de mi especialidad, pero el sueldo es decente.
Espero poder aceptar una oferta rápidamente y largarme enseguida. - Su rostro no se suaviza,
pero hay un brillo que nunca ha estado allí cuando me mira.
-Estaríamos dispuestos a ayudarte a instalarte en otro sitio mientras esperas a que empiece tu
trabajo, - ella dice sin perder un segundo. No me lo esperaba, que estuviera dispuesta a pagar
para que viviera en otro sitio. Mi mirada se desvía hacia papá y su hermoso rostro es duro
como la piedra.
-No estaríamos dispuestos a hacer eso. Charlie se quedará aquí hasta que me asegure de que
tiene un lugar seguro donde vivir y un trabajo en el campo que tanto le ha costado
conseguir,- dice, y sus ojos se entrecierran al mirarla. Siento que el pecho se me hincha de
emoción y tengo que apartar la mirada de él. Se pone de mi parte en todo momento y, sin
embargo, su mujer está enfrente de mí, la que me ha pillado por sorpresa.
Siento un gran conflicto y lo peor es que sé que la distancia no me ayudará. Pasé un año lejos 55
de él, tratando de hacer entrar algo de sentido común en mi cerebro, y nada funcionó. En el
momento en que volví a estar con él, todos los pensamientos y sentimientos que tenía por él
volvieron de golpe, sólo que ahora se han multiplicado por mil. Sé que una parte de él, por
muy carnal y diminuta que sea, también me desea, al menos a un nivel muy básico.
Jessica no discute con él, pero su cara se enrojece y no sé si está avergonzada de que la haya
llamado la atención por intentar sacarme antes o si está enfadada.
Papá se levanta y rodea la mesa, pero no se me escapa el espacio que deja entre nosotros.
Mis ojos se posan en su mano, que tiene apretada a un lado. No parece enfadado, lo que me
hace pensar que quizá esté menos enfadado y más frustrado. Quiero acercarme a él y
abrazarlo, dejar que me atraiga hacia su pecho y me estreche contra él como nadie más puede
hacerlo. La forma en que sus dedos se flexionan y se despliegan y luego vuelven a apretarse
contra la palma me hace pensar que él quiere lo mismo. Quiere abrazarme y decirme que
todo irá bien.
Pero no lo estará. Está casado y yo soy su hija, y probablemente esto último sea lo más
importante.
-Dejaste tu trabajo de entrenadora para poder encontrar algo en medicina deportiva. No voy a
permitir que aceptes cualquier trabajo que aparezca porque te sientas incómoda aquí. Esta
siempre ha sido tu casa y siempre lo será, Charlie. - Hundo los dientes en mi labio inferior
porque este hijo de puta me va a hacer llorar. Le odio y le quiero por eso a partes iguales.
-Supongo que no puedo opinar en esta casa, aunque...- Jessica empieza, pero papá la
interrumpe con una mirada fría.
-No, no tienes voz ni voto en nada con mi hija. Se ha disculpado, así que no sé qué más
puedes querer de ella. No te he oído decir que te disculparas por haberla insultado o
insinuado que... -se aclara la garganta. Ni siquiera puede decirlo en un sentido hipotético. Si
no fuera cierto, si realmente no me viera de una forma que no fuera puramente paternal, él
sería el primero en llamarla mierda y decirle que lo dejara. Pero Jessica no lo conoce como
yo, así que no lo ve. Cree que soy una ramera que está flirteando con su propio padre para
intentar romper su matrimonio. No tiene ni idea de lo profundo que es esto, y nunca lo sabrá.
-No necesito una disculpa. Hagamos una tregua, y trataré de mantenerme fuera de tu camino
hasta que me recupere. ¿Trato hecho? -Le pregunto, mirándola a los ojos, pero ella aparta los
suyos, negándose a dirigirme la palabra. “Guay,” me digo y me vuelvo hacia papá. -Tengo
que ir a la tienda. Jude tiene un cliente antes del mediodía, y ya sabes que siempre llega al
menos veinte minutos tarde. - Me inclino y le doy un beso en la mejilla, como siempre he
hecho, pero oigo su rápida respiración entrecortada y eso me hace sonreír por poder llegar a
él con tanta facilidad. Sus dedos se posan en mi espalda mientras lo rozo, y apenas he salido
por la puerta cuando oigo la taza de Jessica caer al suelo.
Debería haber aceptado la tregua.
Las sirenas que suenan a lo lejos me despiertan sobresaltada, y mi primer instinto es saltar de 56
la cama y buscar a mi padre. Esa no es una opción, fue él quien empezó todo este lío. Me
recuesto e intento convencerme de que no me altere demasiado. El tornado que arrasó
nuestra casa cuando era joven fue una situación diferente. No hubo advertencia de refugio en
el lugar. Se disipará y todo volverá a estar como antes de que me sacudiera el sueño. Nunca
he tenido mucho miedo. Es difícil tenerlo cuando tienes un padre que lucharía contra
cualquier demonio, mataría a cualquier monstruo, pisaría la garganta de cualquier hombre
que se atreviera a mirarte mal. Pero una experiencia aterradora de mi infancia me ha dejado
casi inmóvil.
Me doy cuenta de que estoy conteniendo la respiración cuando mi teléfono suena tres veces,
seguido de una alarma chirriante. "Alerta de tornado: ¡Prepárese! Es posible que se
produzcan tornados dentro y cerca de la zona de alerta. Revise y discuta sus planes de
emergencia y compruebe los suministros y su habitación segura. Esté preparado para
actuar rápidamente si se emite una alerta o sospecha que se aproxima un tornado".
Joder. Joder. Carajo. Una alerta de tornado es mejor que una advertencia, pero el nudo en mi
garganta parece convertirse en cemento y caer en picado hasta mi estómago. No me importa
si estamos enfadados el uno con el otro ahora mismo o por cualquier cosa que haya pasado
entre nosotros alguna vez. Necesito a mi padre. Sólo necesito estar en la misma habitación
que él. Apenas me doy cuenta de que he salido de la cama y ya estoy en el pasillo. Cierro la
puerta detrás de mí y giro por el pasillo que ya he recorrido muchas veces en la oscuridad.
Solo que esta vez, choco contra lo que parece una pared de ladrillos.
-No pasa nada. Es sólo una alarma. Ya pasará, - dice papá, y su voz es tranquilizadora para
alguien tan grande y brusco. No digo nada. Me hundo entre sus brazos, aprieto la cara contra
su pecho y respiro. Me arden los pulmones cuando se llenan de aire y me enfado conmigo
misma por haberme alterado tanto por nada. Sé que mis emociones están fuera de control y
que tienen muy poco que ver con el tornado y todo que ver con este hombre que me abraza
como si yo fuera lo único que le ha importado.
-Lo siento. Sólo necesitaba estar cerca de ti. No quiero enfadar a Jessica...- Empiezo, pero él
me coge en brazos y me sube la camiseta tres tallas más grande que cogí de su habitación
cuando llegué a casa.
-No puedo entrar ahí contigo. Ahora también es su habitación, - le digo, pero él sigue
pasando por delante de su dormitorio, sin intención de llevarme allí con su mujer.
-Esa será siempre mi habitación y serás bienvenida cuando quieras, - me dice casi gruñendo
al oído. Su aliento es cálido y quiero meterme en su pecho y quedarme así para siempre.
Me doy cuenta de dónde estamos cuando siento que empieza a bajar las escaleras hacia el
sótano. Siento alivio. Sé que tiene razón en que lo más probable es que el tornado pase de
largo, pero estar aquí abajo me hace sentir más segura. Gira a la derecha y se detiene para
encender la pequeña lámpara del rincón, que nos dará una luz tenue, pero deja las luces
principales apagadas, cosa que agradezco. Me arden los ojos por la falta de sueño, así que
acurruco la cara contra su pecho.
Su mano se desliza por la parte posterior de mi muslo y se posa justo debajo de mi trasero, 57
acercándome a él mientras se sienta en su sillón reclinable de cuero favorito que le compré
por Navidad hace unos años. Hago un movimiento para cambiar mi peso y no sentarme
directamente sobre su polla, pero sus manos me agarran por las caderas y me obligan a pasar
las piernas por encima de su regazo, de modo que mi culo queda apoyado en su muslo.
Tengo tantas ganas de saber si está tan empalmado como yo, pero no quiero tentar a la
suerte. Ya me he disculpado con Jessica y he intentado hacer las paces con el hecho de que
esto tiene que acabar. Pero la forma en que me aparta el pelo de la cara y me mira como si
estuviera luchando por su vida para no dejar caer su cara media pulgada y besarme me hace
preguntarme si las cosas han terminado de verdad.
-Siempre te mantendré a salvo, Charlie. Siempre puedes contar conmigo, ¿vale? - me dice,
deslizando su mano por mi pierna. -Joder, qué suave eres, - susurra, y mis pezones se tensan
ante la necesidad que oigo en su voz. Me decepciona cuando llega a la parte superior del
muslo y desciende hasta la rodilla, evitando por completo mi dolorido coño. Lo quiero, no lo
necesito ahí. Sus dedos, su boca, su polla. No me importa qué parte de él sea, siempre que
sea él.
- ¿Qué coño es esto? - Me saca de mis pensamientos cuando sus dedos se clavan en la carne
de mi pierna, justo encima de la rodilla.
- ¿Mi pierna? - Sueno tan desconcertada como me siento. Antes de que me dé cuenta de lo
que está pasando, se está moviendo, tirando de mí para que me incorpore y mi pierna roza su
regazo, revelando que está en posición de firmes.
- ¿Cruel Intentions INK? ¿De dónde has sacado esto? - Me agarra del dobladillo de la
camiseta que llevo y me mira como un loco celoso. Y yo le sonrío, joder, porque también soy
una maníaca. No le presté atención cuando la saqué de su cajón. Sólo quería algo suyo para
dormir, pero esto es divertidísimo. Uno de sus mejores amigos, con el que aprendió, tiene
una tienda con este nombre y debe haberle regalado a papá este artículo en algún momento.
A juzgar por cómo le sienta, no es nueva y ha sido bastante usada y lavada.
-Echaba de menos al tío Nash, así que pensé en ponérmelo, - miento, y él sabe que miento
porque no puedo dejar de sonreírle, joder. - ¿Cómo le va? ¿Está contratando? Estoy buscando
trabajo, ya lo sabe. - Le echo huevos porque quiero ver lo posesivo que es realmente papá
con su pequeña. -He estado deseando hacerme mi primer tatuaje y creo que ya he descubierto
lo que quiero. - Tomo su mano y la coloco en la parte superior de mi muslo, presionando sus
dedos donde realmente quiero tatuarme. - ¿Crees que me lo haría? - Hago un mohín con los
labios como si estuviera realmente enfadada cuando digo: -Los tatuajes son caros, ¿sabes,
papá? -
-Toma. Quítatelo. QUÍTATELO. -No espera a que responda, probablemente porque sabe que
le estoy tomando el pelo. Levanta el dobladillo y me quita la camiseta del cuerpo y la tira por
la habitación de un tirón, dejándome sentada en su regazo en bragas. -No volverás a ponerte
eso, ¿me oyes? -
Cuando sólo asiento con la cabeza, me agarra la barbilla bruscamente, como un hombre 58
desquiciado por la realidad. -Contéstame, cariño. Di lo que sabes que quiero oír. -
-Sí, papi, - susurro, y él gime, con los ojos clavados en mis pechos. Levanto las manos para
tirarme de los pezones, balanceando las caderas sobre su regazo de forma burlona, con la
esperanza de que reaccione y acepte lo que ambos deseamos. Me aparta las manos de las
tetas y las sustituye por las suyas, hundiendo la cara en el pliegue de mi cuello mientras me
amasa la carne y me pellizca los pezones entre los dedos.
-Eres jodidamente perfecta, - me dice. -Y eres mía. No te pondrás la ropa de otro hombre. -
Se aparta para mirarme, muy serio, directamente a los ojos antes de añadir: -Te haré los
tatuajes que quieras en este precioso cuerpo tuyo, pero nadie más te tatuará. ¿Estoy siendo
claro? - Una parte de mí quiere burlarse de él, ver hasta dónde puedo empujarlo, pero algo
dentro de mí se desmorona ante su tono y no quiero nada más que hacerlo feliz en este
momento.
-Sí...- Extiendo la palabra, me inclino hacia él y le doy un beso en la mejilla. -Papi. - Sé que
lo he complacido por la forma en que sus ojos se suavizan. Creo que podría besarme,
atraerme hacia él y darnos lo que ambos necesitamos, pero oigo pasos pesados sobre nuestras
cabezas y el inconfundible sonido de Jessica llamando a gritos a su marido.
-Mierda, -maldigo, tanteando para levantarme de la silla. Nunca quise que esta noche saliera
como ha salido, pero aquí estamos, merodeando mientras su mujer está arriba,
probablemente buscando en Google cómo llamarme puta en todos los idiomas hablados.
Papá permanece sentado, frío y tranquilo, para alguien a quien su mujer está a punto de pillar
con su hija semidesnuda en un sótano poco iluminado. Agarro la camisa que ha tirado al
suelo y la recojo, pero detengo mis movimientos cuando carraspea.
-No te atrevas. Te daré unos azotes en el culo tan fuertes que no podrás sentarte lo suficiente
para hacerte el tatuaje que quieres, - me dice, y su tono me hace saber que no está
bromeando. Me azotará, aunque eso signifique que Jessica me pille.
- ¿Qué quieres que haga? ¿Que suba a la habitación del espeluznante Kyle sólo en bragas?
Tendrás que aguantarte, papá. - Sacudo la cabeza, levantando la camiseta y no se me escapa
que sus ojos vuelven a caer sobre mis tetas. Puede que para mí sea invencible, pero en ese
momento me doy cuenta de que mi padre es solo un hombre al que le encantan las tetas.
Aparta la mirada el tiempo suficiente para quitarse la camiseta negra lisa justo a tiempo para
que se encienda la luz brillante del sótano. Jessica está al final de la escalera y si baja, tengo
segundos para recomponerme. Me lanza su camiseta, y cuando me la pongo está calentita,
joder, y huele igual que él. La luz se apaga y mis hombros se hunden, aliviados, al darme
cuenta de que ha decidido buscarlo en otro sitio.
Papá se acerca a mí y me levanta la cabeza para que le mire, claramente contento de que
haya elegido seguir sus reglas cuando le entrego la camiseta de Cruel Intentions INK. -Buena
chica, - gruñe, dándome una fuerte palmada en la nalga.
-Ahora sube a la cama. Me ocuparé de todo lo demás. - Hago lo que me dice y, cuando me 59
meto en la cama, no puedo evitar alegrarme de que no haya dicho su nombre cuando dijo que
se ocuparía de todo.
10 60

BANKS

Han pasado tres días desde que encontré a Charlie en el pasillo, muerta de miedo por las
sirenas del tornado. En cuanto las oí, supe que se volvería loca.
Mi chica es muy dura, pero las tormentas, y los tornados en particular, siempre han sido un
tema delicado para ella. No sé muy bien por qué, pero siempre ha sido algo que hemos
superado juntos, y estoy seguro de que Emma también la ayudó.
He cerrado la tienda y Charlie ha tenido que reprogramar las citas de todos por la tarde.
Hemos tenido alertas de tornado durante los dos últimos días y no sé qué se está gestando en
el doppler, pero teniendo en cuenta lo que ha estado ocurriendo en los últimos días, es
probable que algo golpee pronto.
Sólo espero que podamos mantenernos alejados de él y que lo que toque sea de naturaleza
suave. Lo último que necesitamos es un desastre natural y devastación.
-Hey, Big Daddy. ¿Estás bien aquí? - pregunta Jude, apoyado en la jamba de la puerta de mi
despacho.
- ¿Puedes dejar de llamarme así, joder? Podrías simplemente llamarme por mi nombre. -
-No puedo, Big Daddy Boss Man. Me gusta verte retorcerte. Me da una erección. - Oh, por el
amor de Dios. El chico es un maldito buen artista, pero su sentido del humor me molesta.
-Déjalo en paz, Jude. - Su hermano mayor, Asher, aparece justo detrás de él y veo cómo Jude
se queda paralizado durante una fracción de segundo antes de volver a relajarse.
Hmm. Es extraño, pero decido no comentarlo en voz alta.
-Estamos bien. Vayan a casa y quédense allí. Nada de tonterías por el pueblo, ¿me oyen? -
Jude se ríe y hasta Asher parece divertido.
-Claro que sí, Big Daddy. Ves, hasta Daddy nos acabas de dar. El nombre está aquí para
quedarse. - Levanta los brazos encogiéndose de hombros y ni siquiera puedo rebatirle porque
le acabo de decir lo que un "Daddy" diría.
-De acuerdo, nos vamos. He visto a Charlie delante y parece que ha terminado de
reprogramar todas las citas. Ustedes también deberían irse. No se queden atrapados aquí. No
hay bocadillos. Creo que Brandon se los acabó ayer en la sala de descanso, - me informa
Asher, dándome su propia versión de consejo de Daddy, lo cual me parece cómico.
Además, como si yo no tuviera mi propio alijo de aperitivos aquí. Sé que es mejor no poner
toda mi mierda en la zona común y dejar que los animales desciendan sobre ella.
-Planeando en ello. Tengo una cosa más que hacer y luego nos vamos. Ahora ustedes dos, 61
cabezas de chorlito, váyanse de aquí. - Los dos me sonríen y si Asher no fuera un poco más
alto que Jude y no tuviera la sombra de las cinco en punto, serían casi idénticos.
Vuelvo a echar un vistazo a lo que tengo sobre la mesa, dándole los últimos retoques, y oigo
la puerta principal abrirse y cerrarse con el timbre sonando.
-Hola. Acabo de cerrar cuando se han ido. Todas las llamadas hechas y reprogramadas y he
limpiado toda la fachada, como siempre. ¿Hay algo más que necesites de mí? -
¿Hay algo que necesite? Es una puta pregunta capciosa.
-Ven aquí y mira esto. -
He estado agonizando sobre cada detalle de este diseño desde sus palabras sobre dejar que
Nash sea quien le haga su primer tatuaje.
Quiero al tío como a un jodido hermano, pero por encima de mi jodido cadáver que ese niño
bonito hijo de puta ponga sus sucias manos en cualquier parte del cuerpo de Charlie.
Especialmente no en su maldito muslo. Odiaría hacerlo, pero le cortaré la maldita mano y le
quitaré el talento a un tatuador de puta madre.
-Oh Dios. Esto es precioso. ¿Negro y gris? - Pasa los dedos por el borde del papel,
asegurándose de no tocar ni manchar el lápiz.
Sabía que le encantaría.
-Sí, la mayor parte. Excepto esta flor de aquí. En el centro. Esta amapola será roja, y los
capullos y tallos que la rodean se harán en negro y gris y luego quería hacer manchas de
acuarela negra y gris detrás de todo el diseño. ¿Qué te parece? -
-Va a quedar muy bien. ¿Para quién es? No puedo esperar a verlo cuando esté hecho, y
espero que vuelvan una vez curado. - Mi dulce niña.
-Estoy seguro de que lo harán. Sería difícil que no lo hicieran. Es para ti. Hice esto a medida
para ti, querida. El muslo perfecto. Quiero decir, si eso es lo que realmente quieres. Si no,
dímelo. - Su chillido casi me hace estallar los tímpanos, pero la forma en que se lanza hacia
mí después de moverse por la mesa merece la pena.
-Cállate. Calla. Es mío. ¡Dios mío, es mío! Ni siquiera puedo. ¿Qué es la vida ahora mismo?
Tengo que ir al frente y revisar tus libros y ver cuando puedo hacerme un hueco. Esto me ha
alegrado la noche, papá. - Va a irse, pero la detengo.
-No nena, no necesitas comprobar nada. Podemos empezar esta noche. La tienda está
cerrada. Si la vigilancia se convierte en advertencia, hay un refugio contra tormentas abajo y
podemos refugiarnos, pero si tú estás lista, yo también. Me llevará unos minutos preparar la
plantilla y luego montar mi puesto. - Las ganas de hacer todo esto esta noche son intensas.
No sé si es porque me muero por volver a tocar su cuerpo.
O si es el hecho de que este es su primer tatuaje y seré yo quien se lo haga.
-Oh, joder. Sí, sí. Sí, sí. Sí. Estoy tan dentro. Vale, te dejo y me llevo esto para picar algo 62
antes de empezar. - Coge una barrita de cereales y algo de mezcla de frutos secos de uno de
mis armarios para comérselos.
Buena chica. Recuerda que le he metido en la cabeza a la gente que siempre hay que comer
antes de un tatuaje para ayudar a frenar cualquier mareo que puedas sentir, y mantiene tus
niveles de energía altos. Especialmente importante si el tatuaje va a llevar mucho tiempo.
Termino de preparar la plantilla y salgo de mi despacho para ir a mi puesto de preparación.
Me pongo un par de guantes y trabajo rápida y metódicamente para colocar los vasos de tinta
y preparar el enjuague.
-Hey cariño, ven aquí. Vamos, - le grito para que me oiga mientras termino.
Entra y la miro de arriba abajo: -Sácatelos. Estorbarán y les echaré tinta. No me importa oírte
quejarte de ellos. Vas a tener que sentarte en tus bragas por esto. -
Y voy a ser tentado una vez más por la fruta prohibida.
De nuevo, me encanta esto para mí. El Karma realmente tiene una manera de joderme.
Se sonroja, pero se baja lentamente los pantalones de algodón que llevaba hasta que llegan al
linóleo y entonces se baja y se acerca a mí.
-Quédate quieta y recta. Tengo que poner esto y lo quiero perfecto. Si la cago, tenemos que
limpiarte y volver a colocarlo. No te muevas. - Le digo bruscamente porque veo que empieza
a querer moverse. Nunca ha sido capaz de estarse quieta del todo.
Coloco la plantilla y dejo que la tinta se transfiera a su piel, y me resisto a acercarme más por
miedo a inhalar el aroma de su dulce coñito.
Me retiro y quito el papel. Tiene buena pinta, pero como con cualquier cliente, le digo que
vaya a mirarse al espejo y me diga si la colocación es buena o si quiere algún cambio.
-Está bien. Muy bien. Gracias, papá. Esto significa mucho para mí. - Se acerca de nuevo, la
ayudo a subirse a la mesa y me aseguro de que esté cómoda.
- ¿Estás bien? Si te sientes incómoda o necesitas ajustar tu posición, asegúrate de hacérmelo
saber y no te muevas sin más. Ni siquiera para mover la nalga porque se te ha dormido.
Podemos empezar y parar cuantas veces necesites, pero no quiero joder esta pieza. Es
importante para mí. -
Lo único que hace es asentir con la cabeza, haciéndome saber que lo entiende.
Me pongo un par de guantes nuevos antes de coger la máquina.
-Voy a empezar por el contorno. Esta parte será más fácil de manejar que cuando añada color
y sombreado. Empezaré con un trazo pequeño para que puedas sentirlo. Si quieres
retroceder, o tomar un descanso, sólo dímelo. -
-Entendido. Creo que estaré bien. Lo he deseado toda mi vida. Estoy preparada. - Su voz está 63
llena de confianza. Ni una duda persistente allí, así que a la mierda. Es hora de empezar.
Bajo la máquina y, cuando las agujas tocan su piel por primera vez, no puedo evitar mirarla
con un ojo para juzgar su reacción. Veo su sorpresa y una mueca de dolor, pero no se inmuta
ni se aparta. Termino esta parte y pregunto: - ¿Estás bien? Voy a ver cómo estás. -
-Sí, estoy bien. Duele, pero no es insoportable. Quiero seguir. - Asiento y continúo forrando
cada sección. Lenta y eficazmente, me aseguro de que ninguna de mis líneas se salga y de
que todas tengan la misma anchura.
Trabajo en silencio mientras en la radio suena de fondo música emo antigua, como la llama
Charlie. Es una maldita música alternativa de los 90, pero qué más da. Pasa la siguiente hora,
y el contorno está casi terminado salvo las hojas y los pocos brotes que descansan casi en la
cara interna de su muslo.
Dejo de tatuar y me siento después de estar agachado. -Tenemos que beber agua los dos y
luego quiero que te levantes y camines un poco por la habitación. Para que el cuerpo circule.
Te has sentado muy bien, pero tu cuerpo va a empezar a dormirse pronto, y quiero intentar
combatirlo. -
Me quito los guantes y los tiro a la basura antes de coger mi botella y beber un largo trago
antes de dársela a Charlie. Ella se toma uno más pequeño, pero la insto a que se tome otro
antes de devolvérmelo.
La ayudo a levantarse de la mesa y la hago caminar de un lado a otro unas cuantas veces,
matándome lentamente mientras su culo me provoca cada vez con sus braguitas descaradas.
Es una maldita obra de arte.
Rechoncho y suave. Redondo como la mierda de hacer ejercicio y animar.
No puedo decidir si quiero hacer rebotar una moneda en él o morderlo.
Honestamente, probablemente ambas cosas.
-Muy bien, vamos a terminar este esbozo, -digo mientras me pongo unos guantes nuevos.
Ella vuelve a subirse a la mesa y retoma su posición anterior, pero yo le fuerzo a separar las
piernas un poco más.
Necesito más movilidad para trabajar la cara interna de los muslos, y ella se mueve sin
esfuerzo.
Me pongo manos a la obra, deseando por todos los medios poder terminar este esbozo
rápidamente. Estoy ansioso por empezar a sombrear y parece que mi chica es una jodida
clienta estelar y podremos hacer toda la pieza esta noche.
Me encorvo y mi codo obliga a su otro muslo a separarse aún más y, con la forma en que me
inclino sobre ella, mi nariz está casi directamente en su regazo.
Su olor a almizcle y la humedad de sus bragas son suficientes. 64
Me excita. Acabo el último capullo de amapola, dejo la máquina en el suelo y vuelvo a
quitarme los guantes.
- ¿Va todo bien? - me pregunta, pero su timidez no me engaña.
-Todo va bien con tu tatuaje. El contorno está hecho. Lo que no está bien es que puedo oler
tu coño y no puedo pensar con claridad. Ya estoy destinado al puto infierno por todo lo
demás. Más vale entrar por un céntimo que por una libra, - digo antes de coger un lado de la
tela, partirla por la mitad y dejar los jirones alrededor de la otra pierna.
Su bonita carne rosada está ahora expuesta a mí y ya no me contengo.
Consciente de la puta tinta fresca que he dejado, empujo sus piernas hacia arriba hasta que su
culo baja un poco por la mesa y sus labios se abren un poco de forma natural.
-Ahora voy a besarte. -
Es lindo cuando sus ojos se cierran en anticipación.
Ese no es el puto beso al que me refería.
Me inclino y le doy un beso justo en medio de la raja, y todo su cuerpo se convulsiona.
-Te dije que iba a besarte. Pero no te dije dónde. - Le chupo los labios y la saboreo, pero no
es suficiente.
-Voy a devorar tu coñito hasta que todo lo que pueda saborear y oler seas tú. ¿Quieres parar?
Ahora es el momento porque una vez que empiece, no voy a parar hasta que te corras y me
sacie. -
-Por favor, papi. Te quiero. Cómeme. Haz lo que quieras, no me importa. - Se vuelve a
tumbar y, naturalmente, abre las piernas, así que ni siquiera tengo que sujetarlas.
Está abierta de par en par. Sobre mi mesa. En mi tienda, y mi polla está goteando tanto que
me temo que voy a reventar en mis calzoncillos como un maldito adolescente otra vez.
Deslizo mi lengua desde su agujerito por su raja hasta llegar a su clítoris. Me aferro a él,
chupo y remuevo con la lengua el manojo de nervios mientras escucho sus pequeños
gemidos.
-Oh, joder. Joder, no puedo creer que me haya perdido esto. -
Sus palabras me recuerdan que nadie ha estado aquí. Probándola.
Soy el primero en tatuarla.
El primero en probarla.
Me doy un festín con ella como si fuera un moribundo en el desierto.
Desesperado por saciar mi sed, y no es suficiente.
Me burlo de sus labios, tirando de ellos y pellizcando su capullo mientras meto y saco 65
lentamente mi lengua de su apretado coño.
- ¿Vas a correrte por mí, cariño? Ven por tu padre. Quiero sentirte y saber que soy yo el único
que te ha hecho llegar al orgasmo. Cubre mi cara y luego quiero que la lamas. ¿Serás mi niña
buena y harás eso por mí, Charlie? - No espero su respuesta y sigo trabajando su cuerpo
hasta que siento que todo su cuerpo se bloquea.
-Oh. Oh. Oh dios. Pappppppi. Me corro. - Grita e, instantes después, siento cómo sus jugos
me cubren toda la parte inferior de la cara mientras alcanza el clímax.
Joder, qué bien sabe.
Le doy a su coño un poco más lametazos suaves antes de apartarme para poder mirarla a la
cara.
Parece borracha con esa sonrisa tonta en la cara, y sé que está en ese éxtasis post-orgasmo.
Le doy un minuto antes de golpearle el monte con fuerza.
-Oh. Que…-Empieza, pero la interrumpo.
- ¿No te dije que quería que me lamieras toda la crema de la cara? Será mejor que lo hagas.
Hice todo ese trabajo, así que ahora puedes darme algo más que quiero. -
Duda, pero sólo un segundo, antes de estirar la mano, agarrarme del cuello y acercarme la
cara a la suya.
Su pequeña lengua se asoma y me recorre los labios y las mejillas. La arrastra por la
humedad que me cubre la parte inferior de la cara y deja que mi vello facial roce con ella.
-Tienes razón, papá. Mi sabor es muy bueno. -
Que Dios me ayude.
He pasado oficialmente del borde de la locura a caer en picado en el abismo.
Con el sabor del coño y el pecado en mi lengua, me doy cuenta de que tal vez estoy borracho
también.
Ahh, joder.
11 66

CHARLIE

Todavía me arde el muslo de la tinta fresca que me dio papá anoche, y he tenido las bragas
mojadas todo el día en el trabajo sólo de mirarlo. Ha estado distante, algo que me esperaba.
Anoche perdió la calma y se llevó lo que quería de mí, al menos en parte. Sé que quería más.
Sé que quería inclinarme sobre la mesa y follarme hasta que ambos nos desmayáramos. Pude
verlo en sus ojos. También sabía que tendría toda la noche para cambiar de opinión y que la
culpa le corroería hasta que se convenciera de que estaba mal. Tenía razón porque no me
miró a los ojos en el desayuno. Sé que no tiene nada que ver con Jessica, porque sigue siendo
frío con ella, sino con el hecho de que le está haciendo algo terrible a su propia hija. No he
hecho más que flirtear con él durante todo el día y ha hecho todo lo posible por no
reaccionar. Ya no me importa; le di su salida. Le dije que lo dejaría con su farsa de
matrimonio, y admitió que quería que me quedara. Anoche no lo perseguí, pero no intenté
detenerlo. Me dio una pequeña muestra de lo que se siente con su boca en mi coño
necesitado, y ahora eso es todo en lo que puedo pensar. Sé que no hará falta mucho para
volver a ponerlo al borde del abismo, porque cada vez que lo rozo, me inclino y le susurro
algo al oído, todo su cuerpo se tensa, se congela y sus grandes manos se cierran en puños
como si luchara por su vida para no subirme a su regazo y follarme hasta el último
centímetro.
Está sentado en una de las mesas de dibujo y veo cómo se le desencaja la mandíbula
mientras esboza un intrincado diseño floral. Sus dibujos son siempre preciosos, pero me
gusta mucho el que me ha hecho a mí. Es perfecto y no habría pedido ni más ni menos. El
hecho de que lo dibujara pensando en mí significó mucho para mí. Significa que pensó que
quedaría bien y, en realidad, su opinión es lo único que me importa. Estoy impaciente por ver
cómo quedará cuando esté completamente terminado.
Echo un vistazo a la tienda y veo a Jude jodiendo en el escritorio de Asher, cosa que creo
firmemente que solo hace para que Asher entre y se dé cuenta enseguida de que han movido
sus cosas, lo que dará lugar a una trifulca que papá disolverá y amenazará con despedirlos,
cosa que todos sabemos que no hará. Papá, al igual que Asher, finge estar molesto con las
travesuras de Jude, pero yo apostaría cada céntimo que tengo a mi nombre, que no es mucho
ahora mismo, a que ambos lo echarían de menos si de repente creciera.
Me acerco y me pongo al lado de papá, con la piel ya enrojecida por la proximidad. No
levanta la vista ni me dice que se ha fijado en mí, como ha estado haciendo todo el día. Veo
cómo mueve la mandíbula como si apretara los dientes, lo que me dice que le estoy
afectando.
- ¿Papi? - le pregunto suavemente en el mismo tono que usé anoche cuando su lengua me
acariciaba el clítoris. Parte el lápiz por la mitad y suelta un gemido bajo, pero sigue sin
mirarme. - ¿Por qué me ignoras? - le pregunto, aunque ya sé cuál es el motivo.
Está convencido de que soy una débil damisela en apuros a la que está corrompiendo, y eso 67
no podría estar más lejos de la realidad. Aprieto el pecho contra su hombro y lo rodeo con los
brazos. Se pone rígido y por fin levanta la vista de su dibujo, pero no establece contacto
visual. En lugar de eso, se retuerce en la silla para mirar hacia atrás, donde Jude está tocando
todas las cosas de Asher. Me inclino hacia él y le paso la lengua por el lóbulo de la oreja. -
¿Tienes miedo de que sepa que te gusta lo dulce que es mi coño? -
-Para, Charlie, - gruñe prácticamente, apartándome de él, y algo en la forma en que me
empuja hace que me apriete el coño. Necesito que me tumbe y me abra de piernas como hizo
anoche. He pasado tanto tiempo sin comprender realmente la pasión que puede provocar en
mí el contacto de un hombre, pero ahora que me ha dado una pequeña muestra, es en lo
único que puedo pensar.
- ¿Por qué, papá? - Hago un mohín y agarro su mano. No se resiste hasta que se da cuenta de
que la meto bajo el vestido para presionar con sus dedos mis bragas mojadas. - ¿No quieres
terminar lo que empezamos? - le pregunto en voz muy alta, lo que le hace apartar la mano y
empujar la silla hacia atrás para dejar algo de espacio entre nosotros.
Jude levanta la cabeza del cajón en el que está rebuscando y me mira enarcando una ceja. Le
sonrío y me levanto un poco el vestido para mostrarle el tatuaje reciente de mi pierna
ligeramente enrojecida.
-Anoche me apunté al club. Papá me dio tinta, - le digo emocionada. -No para de decirme
que tengo que esperar para terminarlo, pero estoy impaciente. Quiero ver la obra terminada,-
le digo a Jude, haciendo un mohín juguetón, pero veo el ceño fruncido de papá en mi visión
periférica. No va a hacer falta mucho para que se enfade de verdad, y me hace salivar la idea
de que me agarre bruscamente con sus enormes manos. Quiero que pierda la calma lo
suficiente como para que finalmente me quite todo lo que quiere.
-Joder, qué buena pinta, Big Daddy, - dice Jude cuando se acerca a nosotros. -Buen trabajo. -
Asiente con la cabeza hacia mi tatuaje y le da una palmada en la espalda a papá con vigor. -
Mejorando en tu vejez, ¿eh, viejo? -
- ¿No tienes otra cosa que podrías estar haciendo ahora mismo en vez de saltar sobre mi
último nervio? - Papá pregunta secamente, pero Jude sólo sonríe como el bastardo descarado
que es.
-No, sólo estoy dando vueltas esperando a que llegue Ash, - dice, y creo que es realmente
entrañable que, por mucho que discutan entre ellos, también estén unidos por la cadera. Son
polos opuestos y es muy divertido verlos discutir. Saben cómo presionar todos y cada uno de
los botones del otro.
-Pues vete a comer y deja de joder con las mierdas de tu hermano, ya sabes lo mucho que
odia eso, - dice papá, y se mueve como si quisiera levantarse de la silla, pero en lugar de eso
se pone en lo que parece una postura incómoda. Le sonrío porque estoy jodidamente
contenta de que su polla esté lo bastante dura como para ser evidente si se levantara y ni
siquiera me haya tocado.
-Llega tarde, así que eso le pasa por hacerme esperar, - dice Jude, encogiéndose de hombros 68
como si no tuviera más remedio que arruinarle el día a su hermano. Antes de que papá pueda
decir nada más, Jude se lleva la mano al bolsillo trasero y coge su teléfono. -Hablando del
hijo de puta, - murmura antes de contestar y caminar hacia la puerta principal. -Llegas tarde,-
se queja, y su silencio me hace pensar que Asher debe estar hablando. -Sí, ya estoy listo.
Estoy en la puerta principal esperando tu culo de zorra. - Silencio otra vez. -No, no estaba
tocando tus cosas, -dice, y suena absolutamente sincero. Ahora puedo oír la voz apagada
pero retumbante de Asher al otro lado del teléfono. Jude se vuelve y nos saluda con la mano
antes de salir por la puerta y subirse a la moto de Asher.
-Son adorables, - digo, mirando a papá, que me mira como si hubiera cometido un pecado
capital.
- ¿Sabes lo que va a ser adorable? - Ahora está de pie, y es dolorosamente obvio lo duro que
está en realidad.
- ¿Cómo me has estado ignorando todo el día después de haberme dado la noche más
excitante y placentera de mi vida? Oh, sí, no lo es. - Le devuelvo la mirada, todavía apoyada
en la mesa. - ¿Vas a terminar mi tatuaje? Esta vez hasta me quitaré las bragas, -le digo,
moviendo las cejas de forma sugerente. Sólo le estoy tomando el pelo; sé que no podemos
repetir lo de anoche a plena luz del día en la tienda, cuando cualquiera podría entrar en
cualquier momento. Decido presionarle de todos modos porque puedo. -Si no quieres
terminarlo, siempre puedo pedirle a otro de los chicos que limpie tu trabajo. -
-Sigue así y te pondré sobre mis rodillas y te azotaré el culo desnudo hasta que me ruegues
que te deje marchar, - suelta, acercándose un paso más.
- ¿Me lo prometes? - susurro, subiéndome a la mesa y abriendo ligeramente las piernas para
mostrarle las bragas negras de encaje que llevo puestas. Las elegí sólo para él. No me
decepcionan, porque la forma en que sus ojos brillan con un deseo salvaje cuando echa un
vistazo me da la satisfacción de haber hecho una buena elección.
-Charlie, - me dice en tono de advertencia, pero sus ojos se clavan en mis dedos mientras
rozan el fino trozo de encaje que cubre mi coño desnudo.
- ¿Sí, papá? - pregunto, apartándolo hacia un lado y frotándome el clítoris con los dedos.
Dejo caer la cabeza hacia atrás con un gemido y estoy totalmente dispuesta a deslizar los
dedos dentro y darle un espectáculo aquí mismo, donde cualquiera podría entrar y verlo. Me
pone tan cachonda que no me importa el riesgo. Lo único que me importa es que pierda la
inhibición y me meta la polla hasta el fondo.
-No podemos volver a hacerlo, está mal, - me dice, pero se acerca de todos modos y me
rodea los muslos con las manos, asegurándose de tocar sólo la parte de atrás. Presiona la
parte delantera de sus vaqueros contra mi coño expuesto y gimo al sentir su polla dura
presionándome. Es grande e incluso a través de la tela, juro que noto cómo se retuerce.
-No podemos. –
Las palabras que pronuncia son una total contradicción con la forma en que sus caderas 69
empujan contra mí. Sé exactamente lo que tengo que decir para sacarlo de la negación a la
que apenas se aferra.
Le fulmino con la mirada. - ¿Qué está mal? ¿Follarte a tu hija o engañar a tu mujer? - Sus
ojos se clavan en los míos y está lívido, como yo quiero.
No duda en levantarme de la mesa y echarme sobre su hombro. Cavo mi tumba más hondo,
porque estoy totalmente dentro, y no me importa una mierda nada más que conseguir que
admita lo que siente por mí. -Es de mala educación que no respondas a mi pregunta, - digo, y
mi voz vacila porque toda la sangre se me sube a la cabeza, pero aun así consigo darle un
manotazo en el culo, haciendo suficiente contacto con la palma de la mano como para que
suene fuerte.
Suelto un chillido cuando me golpea el culo con más fuerza y desde un ángulo mucho mejor.
Mis diminutas bragas de encaje apenas me protegen de la avalancha de bofetadas que me da
en todo el globo del culo. -Sigue. – Azote. - Con. - Azote. -Eso. – Azote. -Querida. – Azote.
-Ay! Vaya, tienes mala leche, - hago un mohín cuando por fin me pone de pie. Me siento
mareada ahora que estoy boca arriba. Me agarro a su camisa para no caerme, y eso sólo le da
ventaja. Me doy cuenta de que estamos en su despacho cuando se sienta en su silla y tira de
mí para que me tumbe sobre su regazo. Papá, no, - le digo, echándome hacia atrás para
cubrirme el culo con las manos. Hablo medio en serio cuando me retuerzo sobre su regazo y
su dura polla me pincha en el estómago. Siento que me arde el culo, pero tengo el coño más
húmedo que nunca y espero y temo los azotes que me va a dar.
Me agarra las muñecas con las dos manos y me empuja los brazos para bloquearlos en medio
de la espalda, dejándome completamente expuesta y a su merced. -Has sido una mocosa todo
el día intentando llamar mi atención. Pues ya la tienes, cariño, - dice bruscamente, usando la
mano libre para alisarme la nalga, seguramente roja. Suelto un siseo cuando su palma cálida
y áspera roza la piel palpitante.
-Seré una buena chica para ti, - digo, retorciéndome de nuevo, y me alegro cuando siento su
polla saltar contra mi vientre.
Me tira de las bragas y me las baja de un tirón. -Joder, nena, - gime, y creo que por un
momento se olvida de que está enfadado conmigo. Me abre un poco las piernas y me doy
cuenta de que me está inspeccionando el coño. -Estás tan mojada para mí, ¿verdad? ¿Has
estado pensando en cómo se siente mi lengua en ese coñito? - Presiona dos dedos en mi
entrada y los frota arriba y abajo por mi raja, evitando por completo mi clítoris. - ¿Qué
quieres que haga? - Su voz es tan baja y ronca que parece que su deseo por mí es tangible.
-Quiero que hagas que me corra, - le suplico, arqueando el culo hacia él, intentando
desesperadamente que sus dedos rocen mi clítoris o se alineen con el estrecho agujero que
necesita ser llenado.
-Has sido una niña traviesa, Charlie. Las niñas traviesas no se corren hasta que se les da
permiso, ¿verdad? –
Me mete sólo la punta de uno de sus dedos y utiliza la mano que aún me sujeta los brazos 70
para sujetar mi cuerpo cuando intento arquearme.
-Por favor, te necesito dentro de mí. Hasta el fondo. Por favor, lléname, -le suplico,
intentando decir algo que le haga cambiar de opinión.
-No, - me ladra, retira los dedos de mi coño y me da una fuerte palmada en el culo, esta vez
en el otro lado. -Tu culo se ve tan bonito de color rosa brillante para mí, Charlie. Pero
tenemos que asegurarnos de que esté parejo de ambos lados, ¿no? - Me da dos bofetadas más
con fuerza. Me estremezco de anticipación cuando levanta la mano, y él se ríe, bajando la
mano con facilidad esta vez, y frotando la piel ardiente de mi culo.
- ¿Quieres complacerme, Charlie? - me pregunta, y sus dedos vuelven a rozar la costura de
mi coño, pero evitando intencionadamente mi clítoris.
-Sí, -exhalo, intentando desesperadamente mover las caderas. -Haré lo que tú quieras. -
-Buena chica, -gruñe, metiéndome los dos dedos hasta el fondo y dándome una fracción del
alivio que ansío.
12 71

BANKS

Su apretado coño me aprieta los dedos antes de que los saque, dejando que la pegajosa
humedad se adhiera entre nosotros. Me llevo los dedos a la boca y succiono para meterme
todo su jugo en la lengua y en el fondo de la garganta.
Aflojo el agarre que la mantenía en el suelo y le ordeno: -Levántate y arrodíllate en el suelo.-
No duda en obedecerme y se desliza sin esfuerzo hasta el suelo, mirándome con las mejillas
húmedas y los ojos desorbitados.
-Estás tan guapa arrodillada para mí, cariño. Eres la niña buena de papá, ¿verdad? Mi
empalagosa, cachonda y desordenada hija. Apuesto a que, si te tocara ahora mismo, mi mano
estaría empapada. Un coñito necesitado como el tuyo está goteando. Me pregunto cuánto
haría falta para que se formara un charco debajo de ti. - Musito mientras le paso los dedos
por la mandíbula.
-Estás siendo un capullo. - Aún le queda algo de descaro, lo que significa que no le he puesto
los bordes lo suficiente.
-Sí, lo soy. Pero de los dos, sólo uno tiene el culo palpitante y no se va a correr. Ahora, mi
pequeña guerrera, ¿quieres seguir luchando o quieres intentar ganarte un orgasmo? - La veo
luchar en su interior. No quiere ceder, pero puedo garantizar que le duele casi el coño.
Le encantó que la degradara mientras la azotaba una y otra vez. Deslizando mis dedos por su
raja y acercarla cada vez más al orgasmo antes de retirarme.
Su pequeña boca inteligente la metió en problemas, y tuvo que pagar las consecuencias.
-No hay respuesta. Nada inteligente que decir. Buena chica. - Veo que se relaja ante mis
palabras y su respuesta me excita y me tranquiliza a la vez.
Porque ella es mi hermosa y buena chica y no hay nada que desee más que tratarla como mi
princesa y mi puta personal.
Sé que le duelen las rodillas. Con suerte, se pondrán rojas y harán juego con su culo.
Me levanto y camino despacio a su alrededor, jugueteando con ella antes de agarrarle los
oscuros mechones de pelo y echarle la cabeza hacia atrás.
- ¡Ay! - grita mientras me agarra la muñeca, intentando aliviar la tensión que tira de su
cabeza.
- ¿Te duele? ¿Quieres que pare? ¿Cómo coño vas a tragarte mi polla mientras te follo por la
cara si no puedes soportar un pequeño tirón? Lamentable y decepcionante. - Me suelto y
termino mi paseo hasta volver a estar frente a ella.
-Sácamela. - 72
Me mira a través de esas largas pestañas del culo: - ¿Qué? -
-No he tartamudeado, joder. Sácamela. Sácame la polla. ¿No es eso lo que quieres? Tocar y
adorar mi polla. ¿O estoy jodidamente equivocado, cariño? - Me siento en la silla y abro las
piernas, esperando a ver si sigue adelante o si todo esto, todo con lo que hemos estado
jugando, va a llegar a su fin.
Y debería acabar, joder. Ya lo sé. Eso sería lo correcto, pero ahora mismo lo correcto ya no
me importa una mierda.
Lo único que me importa es ahogar a mi hija con mi polla hasta que me corra y le salga
saliva por la boca y la nariz.
Sus movimientos son lentos, a pesar de su inexperiencia, lo que me parece embriagador.
Mi polla está de acuerdo y se endurece aún más, sabiendo que será la primera vez que la
toque. La primera que pruebe. Se sobresalta al pensarlo, y no puedo culparle.
Me callo, la miro fijamente y veo cómo me desabrocha lentamente el cinturón antes de
deslizar los dedos por el abdomen hasta llegar a la cremallera y el botón.
Los músculos saltan cuando sus dedos los rozan y me siento como si estuviera otra vez en el
puto instituto.
No había estado tan excitado y nervioso desde aquella época y tengo que recordarme a mí
mismo que soy un hombre de cuarenta y cinco años y que tengo que asegurarme de no
explotar en treinta segundos.
Oigo el siseo de la cremallera bajándose antes de que sus pequeñas manos se acerquen a mi
polla y la saque entre el algodón de mis calzoncillos.
-Joder, - susurra, y mi polla salta al oír sus palabras, sabiendo que se le escapa por el tamaño.
Me hace cosquillas con las yemas de los dedos, pero se lo permito. Quiero que se sienta
cómoda porque muy pronto va a llorar por el tamaño.
-Sácame, nena. Deja que tus ojos vean lo que sientes para que puedas aceptar la única polla
que habitará tu cuerpo y tu mente. - Se estremece al oír mis palabras y yo sonrío.
Vuelve la jodida insolencia cuando dice: -Qué presuntuoso eres, papá. -
-Charlie, no me pongas a prueba, joder. Tu culo esta rojo, pero podemos hacerlo morado y
azul, y cualquier orgasmo que potencialmente tuvieras... bueno, puedes despedirte de él. -
Gruño, pero ella me interrumpe tirando de los calzoncillos grises hacia abajo y siento su
aliento acariciando mi piel más sensible.
-No creo que te quede bien, papá. Dios, parece una lata de bebida energética Monster. - No
puedo evitar el puto resoplido que sale de mí, que hace que mi polla se mueva hacia arriba y
golpee la parte inferior de su barbilla.
-Jesús, Charlie, no digas mierdas como esa. Mi polla no es tan gruesa y con la cantidad de 73
mierda que corre por tu boca, no debería haber ningún problema para meterla ahí. Será un
ajuste apretado, pero no tengo ninguna duda de que esta boquita me puede tragar. - Cojo mi
pulgar y lo arrastro por sus labios, enganchándolo en el inferior y tirando de él hacia abajo.
-Estos preciosos labios tuyos, bueno, un par de ellos, van a estar tan bonitos abiertos
mientras entro y salgo de tu garganta. ¿Vas a dejar que los pinte con mi semen, nena? -Le
pregunto y la jodida descarada asiente, forzando mi pulgar dentro de su boca.
Sin perder un segundo y haciéndome saber que lo ha hecho a propósito, empieza a chupar el
dedo y a pasar la lengua a su alrededor, imitando como si fuera una mamada.
¿Dónde coño ha aprendido eso?
Entrecerrando los ojos, le pregunto: - ¿Has estado viendo mucho porno? -
La succión se hace más fuerte antes de que se separe para burlarse de mí. -Quizá vi a mucha
gente follando mientras estaba en la universidad. Puede que viera mucho porno. Puede que
las dos cosas, pero en realidad no puedes enfadarte porque, sea lo que sea, te vas a beneficiar
de ello. -
Me encojo de hombros antes de responder: -Bueno, mi polla sigue seca, así que no voy a
conseguir nada más que un par de pelotas azules de ti ahora mismo y una jodida tonelada de
palabrería. Así que, o pones tu boca a trabajar o me dejas ocuparme de mis asuntos y seguir
con mi noche. -
Todo lo que queda por decir se va por la ventana cuando la siento tocar la cabeza con los
labios, dándome un casto beso.
Joder, ya tengo ganas de correrme. ¿Cómo jodidos voy a aguantar?
-Tu piel es tan suave y dura al mismo tiempo. ¿Cómo es posible? - El asombro que
desprende su tono es jodidamente adorable, pero ahora mismo no quiero tratarla con dulzura.
Empujo un poco hacia arriba, haciendo que mi polla salte y roce su boca, y ella deja asomar
la lengua y atrapa la parte inferior, dándole un lametón.
- ¿Debería sujetarla? He visto cómo se hace y es imposible que me quepa toda en la boca.
Sólo quiero que sea bueno para ti. -
-Puedes aguantarte, pero te estaré follando la garganta en cuestión de minutos y ningún puño
alrededor de mi base va a impedir que me entierre tanto dentro de ti que veas las estrellas. -
Me agarra antes de lamer lentamente a mi alrededor, acostumbrándose a mi sabor y a mi
tacto en su lengua. También me está volviendo loco, pero no quiero dejarle cicatrices
metiéndosela por la tráquea.
Pasan cinco minutos mientras me lame lentamente el pene de arriba abajo, alternando la
succión de la cabeza en su cálida boca. Me encanta sentirme engullido por ella, aunque ahora
las tornas han cambiado y me está llevando al borde de la locura.
Lo jodidamente cómico es que ella ni siquiera se da cuenta de lo que está haciendo. Está en 74
su propio mundo y yo no voy a interrumpirla.
Su boca empieza a bajar antes de volver a subir, y me doy cuenta de que utiliza su saliva
como lubricante para masturbarme mientras recupera el aliento.
-Es demasiado, pero sabes y te sientes tan bien. No puedo creer que nunca lo haya hecho.-
Sigue moviendo la mano arriba y abajo mientras mira entre mi entrepierna y mi cara.
- ¿Estás lista para más, cariño? Sé que lo estoy, joder. - Ella asiente con la cabeza, y sus ojos
están brillantes, y sus pupilas dilatadas. Está tan excitada por todo esto como yo.
-Vuelve a poner tu boca sobre mí. Ábrela bien y deja que papá te folle tu delicada garganta.-
Le rozo el cuello con el pulgar, desesperado por ver cómo se abomba.
Ella no responde, pero vuelve a tragarme superficialmente y luego me mira con ojos muy
abiertos que arden con jodido amor y confianza.
No la merezco. Sé que no y lo que estoy a punto de hacer es prueba de ello. Pero soy egoísta
y voy a aprovechar todo lo que esté dispuesta a darme.
Le acaricio el pelo mientras empiezo a empujar hacia arriba, cada vez un poco más fuerte y
más lejos que antes.
-Relájate, cariño. No te asustes. Relájate y sabe que papá cuidará de ti. Asiente con la cabeza
si me entiendes y, si tienes que abandonar, dame tres golpecitos en la pierna, ¿entendido?-
Asiente, pero el fuego de sus ojos me hace saber que dudo mucho que se eche atrás.
Ahueca las mejillas y ahora voy a tratarla como a una puta muñeca, y eso es exactamente lo
que hago.
Agarrando su cabeza por ambos lados con mis manos, empiezo a moverme dentro y fuera de
ella. Acelero el ritmo sin dejarla respirar.
Cuando siento que comprende cómo va a ir esto, me muevo más deprisa, casi con violencia.
Noto cómo la pequeña cuenca de su garganta apenas cabe a mi alrededor mientras mis
huevos golpean su barbilla, haciendo que la saliva que sale de su boca salpique hacia fuera.
-Joder, nena. Mírate cómo recibes mi polla. Chupándola como una maldita profesional. Me
encanta esta boca, esta garganta. ¿Vas a ser mi buena putita y tragarte todo el semen de papá?
¿Vas a dejar que te llene la barriga con él y tener mi sabor en tu lengua el resto de la noche?
Sí, lo harás. La putita de papá. Será mejor que haya un maldito charco debajo de ti cuando
termine. Y voy a hacer que lo lamas. Jodeeeeeeer. - Mis movimientos le hacen derramar
lágrimas, pero no me detiene. Veo su cuerpo moverse mientras sus brazos la mantienen
sujeta contra mis piernas. Retorciéndose por la incomodidad, tratando de aliviar un poco su
coño palpitante, me hace saber que mis putas palabras la excitan tanto como a mí.
-Sigue llorando, nena. Quiero que se mezclen. - Sólo necesito unos cuantos empujones más
en su garganta antes de sentir que mi cuerpo se tensa y que el semen sale violentamente de
mi cuerpo, y lo saco en el último momento para que los últimos hilos pinten la mitad inferior 75
de su cara y se mezclen con el camino salado de sus lágrimas.
Con los dedos, se las unto en las mejillas y los labios antes de metérselas en la boca y dejar
que me trague.
Los saco y se los paso por el pecho hinchado que asoma por el vestido de tirantes que me
puso a cien en primer lugar.
-La mejor mamada de mi vida, nena. Eres increíble. Ahora vamos a ver ese charco que tienes
debajo. - Me meto la polla medio dura en los calzoncillos y me dispongo a levantarme para
hacer lo que he dicho cuando oigo el puto tintineo de la puerta principal. ¿Quién jodidos está
aquí ahora?
-No lo sé, Kyle. He estado trabajando en ello, pero ahora me escucha menos que nunca, así
que necesito que te calmes. - Jesucristo, es Jessica y su maldito hijo.
Levantando a Charlie del suelo, me subo rápidamente los pantalones antes de sisearle: -
Joder. Tienes que darte prisa y escabullirte al puto baño antes de que lleguen más lejos.
Límpiate la cara. Una mirada y sabrán que te han montado duro y te han húmedecido. -
-Tienes que estar bromeando. No puedes dejarme así. Pusiste mi cuerpo a prueba, y me
prometiste orgasmos. Todo lo que me estás dando ahora son gilipolleces. A la mierda con
esto. Diviértete con tu esposa y tu hijo. Me iré. Vete de aquí y ve a Late Night Creations, yo
compraré un juguete con tu maldita tarjeta. Está claro que no puedes terminar el trabajo, así
que tendrás que pagarlo y haré que me corra. Una y otra vez, papi. -
-Charlie Renee Madden. No te atrevas. Nada te hará correrte excepto yo. Cualquier juguete
que compres será sólo porque yo lo permito y lo usaré contigo. Puedes esperar con el puto
coño palpitante hasta que decida dejarte venir, -le gruño, tirando de ella hasta que cae en mi
abrazo.
Sé que los dos siguen en la parte delantera de la tienda, pero ahora mismo estamos jugando a
un puto juego peligroso.
Se inclina y me besa en la mejilla, y creo que estamos bien hasta que me suelta de los brazos:
-Vete a tomar por culo, - antes de salir hecha una furia y, por suerte, por la puerta trasera del
callejón en vez de por la de delante.
¿Por qué jodidos tenían que aparecer esos dos y arruinar la jodida noche, y qué podrían
necesitar?
La sensación de languidez en mi cuerpo ha sido sustituida por tensión, y sé que tengo
demasiadas cosas en marcha ahora mismo.
Algo tiene que ceder y pronto porque las cosas no pueden seguir como hasta ahora.
13 76

CHARLIE

-Voy a subir a la cima de la Montaña de los Picos Violentos y tirarme por un acantilado si
viene otra zorra tonta a pedirme un tatuaje de un huracán porque uno de esos jugadores de
hockey de zorras ricas se la ha cargado y luego la ha tirado como si fuera basura, - refunfuña
Asher, y no creo que se dé cuenta de que estoy detrás de él ni de que ha dicho "tirarme".
-Has estado demasiado tiempo con Jude. Se te está pegando, - le digo al pasar. No necesito
mirar por encima del hombro para saber que me está mirando con mala cara, porque eso es lo
que Asher hace mejor. Quejarse y fruncir el ceño. Es como su cosa.
- ¿Por qué dices eso? - Hay algo que matiza el fastidio general que suele transmitir su voz y
creo que puede ser alarma, pero no estoy segura. Asher es un pájaro raro. Es alto y tatuado,
se parece mucho a los chicos de hockey que no soporta, pero también suele ser callado y
reservado. Jude es el que entra aquí como un murciélago y se mete en los asuntos de todo el
mundo menos en los suyos.
-Sería como oír a mi padre decir que su almuerzo es bussin. Eres cincuentón de corazón,-
digo, ocupando mi lugar detrás del mostrador y veo que la preocupación de su cara ahora
está oculta. -Oh, mierda, - digo cuando veo su agenda de hoy e intento con todas mis fuerzas
no reírme, pero es imposible. Tiene programados seis tatuajes consecutivos de huracanes. Le
miro. - ¿Crees que han tenido una orgía o algo así? - A Asher no le hago gracia, pero a mí sí,
y eso es lo que importa.
-Probablemente, -refunfuña y gira el cuerpo hacia la pared para enderezar sus recipientes de
tinta que, muy probablemente, Jude desplazó solo un poco para irritarlo. Asher es muy
particular y Jude no lo es tanto, y podría ver una comedia entera dedicada a la forma en que
interactúan. Es como si se necesitaran el uno al otro para funcionar, pero no pudieran llevarse
bien para salvar sus vidas. -Y luego, cuando tengan cuarenta años, podrán contarles a sus
hijos que su madre fue tan tonta como para dejar que unos jugadores de hockey le pasaran
como tren por encima y luego redoblaron la apuesta y se lo tatuaron permanentemente en la
piel, para que no olviden lo tonta que fueron. -
-De verdad que no te gusta el hockey, - me burlo, y entonces sí que me mira y parece
exactamente uno de esos emojis de boca en línea recta y yo me descojono, pero intento
recomponerme rápidamente.
-Los tatuajes deberían significar algo, - dice finalmente, volviendo a su excéntrico
enderezamiento. No señalo que casi cada centímetro de su cuerpo que he visto, aparte de su
cara y las palmas de sus manos, está cubierto de diseños que mucha gente diría que son una
elección extraña, o lo que posiblemente podría tener un valor sentimental para él. -Tu tatuaje
significa algo porque tu padre te lo dibujó y te tatuó él mismo. Incluso si fuera un diseño de
mierda, que no lo es, - hace una pausa para aclarar.
-Seguiría significando algo por quién te lo dibujó y quién te entintó. Porque quieres a tu 77
padre. - Sonríe por primera vez, mirándome por encima del hombro. Es una sonrisa cruel y
cómplice, destinada a cortar, pero intento no mostrar que entiendo su insinuación. No tiene
pruebas de lo que siento por mi padre, pero está claro que tiene una corazonada. Pero al
desvelar mis cartas, acaba de mostrarme todas las suyas.
-Sí, deberían significar algo, - digo, más que nada porque estoy preparando esto para ponerlo
a mi nivel. Me importa una mierda lo que la gente se tatúe en el cuerpo, o si realmente dejan
que todo el equipo de hockey de la Universidad de Hillcrest los arrastre sobre el hielo en una
celebración después de ganar. Igual que yo no quiero que nadie me diga que no puedo estar
con mi padre, no es asunto de nadie más que nuestro. -Me gusta mucho el reloj de bolsillo
que llevas en el cuello. No recuerdo haberlo visto antes. ¿Es nuevo? - Por supuesto que lo es.
La semana pasada, Jude le estuvo pinchando en ese mismo sitio durante dos días porque aún
estaba sensible, y le amenazó con cerrarle la boca con agujas de tatuar si no dejaba de
hacerlo.
-Sí, - responde escuetamente porque sabe adónde quiero llegar. -Bueno, como supongo que
no representa ninguna reliquia familiar, supongo que es significativo porque alguien a quien
quieres lo diseñó y quizá incluso lo tatuó en tu piel. - Le sonrío con fuerza, pero sin crueldad,
porque no quiero hacerle daño con lo que digo. No sé qué pasa entre él y Jude, pero sí sé que
entre sus pequeñas peleas que a veces se convierten en grandes peleas, las chispas entre ellos
son difíciles de pasar por alto. Jude ha traído chicas a la tienda antes cuando he estado aquí y
es un gran ligón con sus clientas, pero nunca he visto profundidad entre él y ninguna de las
chicas con las que anda. No como lo que veo entre él y Asher.
Asher se echa hacia atrás en su silla y me evalúa, y puedo ver en sus ojos que respeta el
hecho de que le haya llamado la atención. No se enfada ni pierde la calma y pienso que quizá
en este momento nos hemos hecho amigos. Tan amigos como Asher Wilde puede ser.
La puerta se abre y tres chicas que parecen universitarias entran a toda velocidad, y tengo
que volverme de espaldas a la pared y pellizcarme la nariz para no soltar una carcajada que
dista mucho de ser propia de una dama. No sólo va a tener que hacer seis tatuajes iguales
seguidos, sino que va a tener que escucharlas hablar entre ellas mientras lo hace. Van
ataviadas con camisetas de Hillcrest Hockey y hacen mucho ruido entre el tintineo de sus
llaves mientras rebuscan en sus bolsos en busca de carnés y la incesante charla que tienen
entre ellas. No sé cómo se las arreglan las tres para hablar al mismo tiempo, pero lo
consiguen.
-Pueden sentarse por ahí y Asher estará enseguida con ustedes, - les digo con la voz más
dulce que puedo reunir.
-Dios mío, gracias. Estamos tan emocionadas, - dice la rubia, y lo único que puedo hacer es
sonreír mientras se tambalean sobre sus talones hacia las sillas junto a la ventana.
-Dios mío, ¡de nada! - le respondo como un loro en el mismo tono que ella usa conmigo
mientras me doy la vuelta para mirar a Asher.
No me mira, pero mientras prepara la mesa, no puede contener la sonrisa de mierda que se le 78
dibuja en las mejillas. Creo que le caigo bien al cabrón, en plan pesada hermana pequeña.
Me detengo al pasar junto a su mesa. Me inclino para que solo él pueda oírme. -Habría sido
una conejita muy buena, ¿no crees? -
Endurece la cara antes de mirarme. -No, eres demasiado bocazas. No les gustarías, - asiente,
y probablemente sea el mayor cumplido que Asher haya hecho nunca a nadie, así que lo
acepto.
Le doy una palmadita en la parte superior de la cabeza, algo que hace Jude, así que sé que le
molesta muchísimo. -Podrías hacer que se enamoraran de ti, entonces sus tatuajes que les
dibujaste significarán algo. - Lo digo muy en serio, pero intento con todas mis fuerzas no
soltar una carcajada.
-He terminado contigo por hoy. Por favor, abandona mi área de trabajo hasta nuevo aviso. -
Y entonces me río porque es jodidamente raro.
- ¡Señoritas! - Oigo decir a Jude cuando entra, con una bolsa de papel marrón llena hasta el
borde. Eso solo puede significar una cosa.
Bocadillos.
-No voy a aguantar hoy. Este va a ser literalmente mi último día en la tierra porque mi alma
va a.…- Asher está murmurando para sí mismo, y realmente no puedo evitarlo cuando
interrumpo.
- ¿Yéet mismo? - le ofrezco.
Se levanta y me fulmina con la mirada, y pienso que tal vez he ido demasiado lejos, pero lo
único que dice es: -Sí, - antes de coger su bolígrafo favorito y dirigirse hacia las chicas que
ya lo están observando.
- ¿Qué ha pasado? - me pregunta Jude, señalando con la cabeza a su hermano, que
afortunadamente no tendrá que hacer mucho para deslumbrar a las aficionadas al hockey.
Puedo oír a una de ellas diciéndole que le encantan sus tatuajes, y él no se molesta en
responder.
-Seis tatuajes de huracanes seguidos y está un poco salado, -digo encogiéndome de hombros,
poniéndome de puntillas para ver el interior de la bolsa que lleva en la mano. Coge la palma
de la mano y me la golpea en la cara, empujándome hacia atrás, y de repente me alegro de no
haber tenido nunca hermanos de verdad.
-Grosero, -le digo y él sonríe, rebuscando descuidadamente en la bolsa con una mano hasta
que encuentra lo que busca.
-Discúlpate. No lo soy, - dice, lanzándome una bolsa de Cheetos calientes.
-Supongo que te dejaré vivir para ver otro día, - le digo, y él se limita a negar con la cabeza,
dejando la bolsa sobre el escritorio de Asher el tiempo suficiente para empezar a girar
ligeramente los frascos de tinta de modo que queden ligeramente ladeados.
Cuando me vuelvo hacia atrás, veo a papá de pie en el arco mirándome con una expresión 79
amarga en la cara.
Miro hacia atrás y veo que Asher y Jude van a estar ocupados en el futuro inmediato. Ya he
visto que papá está libre por la tarde, que es por lo que estaba comprobando el libro para
empezar. Lleva todo el día evitándome y sé que la duda ha vuelto a colarse en su cabeza. Soy
plenamente consciente de que lo que estamos haciendo está mal en un par de sentidos
diferentes, pero también me da completamente igual.
- ¿Me echas de menos? - le pregunto, sonriéndole mientras me cuelo entre él y la puerta.
Estoy a medio camino de su despacho cuando oigo sus pasos detrás de mí. Un escalofrío me
recorre la espalda y me pregunto por un momento qué se sentiría si me persiguiera,
acechándome por el bosque. Puede que no tenga mucha experiencia, pero la sola idea ya me
ha humedecido el coño y me aprieta los pezones bajo la camisa de trabajo.
-Charlie, tenemos que hablar, - me dice, pero no me detengo. Entro en su despacho y me dejo
caer en su silla, apoyando los pies en su escritorio como si fuera la dueña del lugar. Necesito
hacer un movimiento de poder. Le parecerá sexy o entrañable, así que no puedo
equivocarme. Tiro la bolsa de Cheetos sobre su mesa, aunque se merece una mamada picante
por haberme ignorado toda la mañana.
- ¿Sobre qué? -Junto las manos como si le estuviera entrevistando para el trabajo de su vida,
y en realidad, supongo que lo estoy haciendo.
-Deja de jugar. Tenemos que hablar de lo que hay entre nosotros, - dice, sentándose en el
borde de su escritorio. No puede evitar estirar la mano y rozarme la suave piel de la
pantorrilla.
-Vale, papá. ¿De qué parte quieres hablar? - Aparto la pierna de él y frunce el ceño. - ¿La
parte en la que te gusta cómo siento mi garganta alrededor de tu polla? O la parte en la que...-
- ¡Charlie, basta! - Golpea el escritorio con el puño lo bastante fuerte como para tirar la foto
enmarcada que Jessica había colocado del día de su boda para que todo el mundo la viera al
entrar en la habitación. Tal vez no tenga corazón, tal vez sea un maldito ser humano terrible,
pero ni siquiera me molesta. No me importa que esté casado, y no me importa que su mujer
me odie. Lo único que me importa es mi padre y lo completa que me siento cuando está
conectado a mí y lo vacía y horrible que me siento cuando está así, distante y alejándome. -
Esto tiene que parar. No podemos seguir presionándonos mutuamente hasta que acabemos...-
-Dilo, papá. Di lo que estamos haciendo. - Le empujo, pero como no contesta, me levanto y
me alejo lo suficiente para no rozarle cuando me dirijo a la puerta. No le devuelvo la mirada,
pero me detengo en seco cuando habla.
- ¿Adónde crees que vas, Charlie? He dicho que tenemos que hablar de esto. - Su tono sigue
carente de emoción y eso me dice todo lo que necesito saber sobre esta conversación.
-No tienes las pelotas para decir lo que estamos haciendo, entonces no voy a entretener lo
que sea esta pequeña reunión que estás tratando de tener conmigo. - Me giro para mirarle
mientras salgo de su despacho.
-Contrólate, cariño, -le digo lo que él me diría, y veo que algo se ilumina en sus ojos cuando 80
las palabras salen de mi boca. No me quedo para averiguar qué está pensando, sino que
cierro la puerta y vuelvo al mostrador.
El resto del día trabajo en silencio, pero me río un par de veces a costa de Asher.
-Nos vamos. ¿Quieres que esperemos a que cierres, mequetrefe? - pregunta Jude, apoyando
las manos en el cristal del mostrador y sonriéndome, sabiendo que acabo de limpiarlo para
eliminar las huellas dactilares que las conejitas han dejado a su paso.
Sin previo aviso, le rocío con Windex y le digo: -No. - Se ríe y me doy cuenta de por qué las
chicas acuden a él. Es realmente muy guapo para ser un tipo tan grande cubierto de músculos
y tatuajes. Es un poco más corpulento que Asher y mucho menos refinado, pero parece
alguien que encontrarías en un vestuario de Hillcrest. Aunque no es mi tipo, porque seguro
que saldría en las noticias por homicidio si tuviera que tratar con él en plan romántico.
-Si llama alguien que suene como si tuviera entre dieciocho y veintidós años y diga 'um,
como' después de cada pensamiento, dile que he muerto y que ya no acepto clientes, -
murmura Asher al pasar, dándole una fuerte palmada en la nuca a su hermano para indicarle
que está listo para irse.
- ¿Les digo que envíen sus condolencias aquí o a tu casa? - le contesto con un chasquido que
me hace pensar que está agotado y que sólo por eso le gana la sonrisa. -Los veré mañana.
Papá aún está en su despacho, así que me ayudará a cerrar, - les digo porque, aunque sean tan
gilipollas como ellos, no me dejan aquí sola para cerrar por la noche. No conozco sus
historias, pero sospecho que han pasado por cosas que me entristecería saber. Pero me
importan lo suficiente como para esperar que algún día sepa todas esas cosas sobre ellos.
-Hasta mañana, mequetrefe, - dice Jude, y Asher se limita a agitar la mano por encima de la
cabeza mientras sale por la puerta. Me entretengo limpiando las huellas de las manos
mohosas de Jude en la encimera. Papá no ha salido a la tienda desde que discutimos y no
estoy segura de sí debería escabullirme sin que se dé cuenta o esperar a que por fin salga para
ver cómo vamos a manejar esto. Si me escabullo, será otra noche de encerrarme en mi
habitación, evitar a Jessica y preocuparme por lo que esté pensando.
- ¿Estás lista para hablar? - Levanto la vista y lo veo en la puerta, con las manos en los
bolsillos. Es tan guapo y odio que sólo mirarlo tenga este efecto en mí.
- ¿Estás listo, papá? - pregunto, y me molesta que suene tan jadeante incluso para mis
propios oídos. Pero funciona, porque se acerca a mí y me arrastra contra su pecho. En
silencio, me lleva a su puesto y cierra la puerta. Rara vez cierra la puerta de esta zona y no sé
por qué lo ha hecho ahora que estamos solos.
-Bueno, aquí estamos. Hablemos mientras termino tu tatuaje. Sé que ahora te ha picado el
gusanillo y por eso has sido una mocosa impertinente. - Pongo los ojos en blanco pero no
puedo negar lo que dice.
Me han entrado ganas de hacérmelo y ya sé que quiero más. Nunca había pensado en
tatuarme, pero ahora sólo puedo pensar en cuándo podré hacerme otro.
Tiro los calzoncillos hacia una de las sillas, me quedo en bragas y camiseta y le espero. 81
-No te quedes ahí parada. Sube el culo a esta mesa. Cuando acabe, tú y yo vamos a tener que
hablar como adultos. ¿Crees que puedes hacerlo? - No me gusta su tono, como si me
comportara como una niña.
Me niego a decir nada hasta que me acuesto: -Sí, papá, vamos a hablar. Puedes contarme
todas las cosas. -
No se dicen más palabras entre nosotros mientras se pone los guantes y coge la máquina.
Los dos nos perdemos en el zumbido del aparato y en cómo mi pierna se transforma de color.
Soy adicta.
A mi padre y a los tatuajes.
Observo cómo el color cobra vida a través de mi piel mientras mi padre se inclina trabajando
metódicamente mientras deposita tinta en mi carne. El rojo brillante resalta y él empieza a
trabajar en naranja y blanco para dar profundidad a las flores de amapola. Parece como si
salieran de mi muslo.
-Ya casi está, cariño. - Me dice sin levantar la vista, pero me gustaría que lo hiciera. Quiero
ver sus brillantes ojos azules clavados en mí, bebiéndome y encendiéndome la sangre. No me
canso de este hombre.
Sólo de pensar en él me palpita el centro y no puedo dejar de moverme un poco para
encontrar algo de alivio. La presión contra mis calzones es excesiva y lo único que quiero es
dejarme llevar por el orgasmo ahora mismo.
Tengo los ojos cerrados y oigo que la máquina de tatuar sigue funcionando, pero no me
pincha la piel. Supongo que está limpiando el cartucho e introduciendo un nuevo color, así
que arrastro las manos por mis pechos y llevarlas a mi centro. Necesito algo. Llego a la
cintura de mis pantalones cortos cuando siento un golpe parcialmente contra mi mano y mi
coño.
-Tan jodidamente necesitada. Dios, es como si hubiera creado una putita necesitada de
orgasmos. - Oigo la diversión en su tono, aunque intenta sonar severo.
-Lo siento, pero necesito algo. No es culpa mía que mi coño necesite tanta atención y tú lo
hayas descuidado. - Le insisto porque no puedo evitarlo. Pagaré las consecuencias que sean.
Abro la boca para hablar un poco más y es entonces cuando siento una intensa vibración
justo contra mi clítoris a través del material vaquero de mis calzoncillos.
- ¿Qué...? - Mis ojos se abren y se ensanchan cuando miro hacia abajo y veo a mi padre
apoyando el motor de la máquina de tatuar contra mí.
-Bueno, ya que quieres ser tan jodidamente listilla, ahora puedes correrte aquí y ahora como
el pequeño desastre desesperado que eres. Ni se te ocurra suplicar clemencia. Quiero que te
corras hasta empapar este culo. -
Aplica más presión y la vibración es tan intensa que me siento subir y crestear en cuestión de 82
segundos y mi orgasmo golpea.
-Joder. Joder, me corro, - gimo, con la espalda arqueada sobre la mesa.
Mi cuerpo tiembla y vuelvo a desplomarme intentando recuperar el aliento.
-Ya está. Ya que te sientes tan desatendida, dame otro. - Pisa el pedal para volver a encender
la máquina y la presiona de nuevo contra mi centro.
Ni siquiera se han calmado las réplicas de mi orgasmo antes de que sienta que se me viene
otro encima y no creo que pueda soportarlo.
-Por favor. Por favor. Es demasiado. No puedo. No puedo. No puedo. - Le estoy suplicando y
puedo oír la desesperación en mi tono.
No me escucha, sino que presiona con más fuerza, forzando otro orgasmo a aflorar y vuelvo
a correrme, y esta vez siento cómo mi clímax se libera y empapa mi ropa.
El zumbido cesa y entonces siento sus dedos recorrer mi raja cubierta de tela. -Menudo
jodido desastre has hecho. Buena chica, Charlie. Debería hacerte ir por otra. Como un
maldito triplete de orgasmos para esa boca de sabelotodo que tienes. -
-Por favor, no lo hagas. Necesito volver del espacio exterior. -
Le oigo más que le siento apartar el taburete y me apoyo en los codos para ver cómo me
limpia la pierna antes de empezar a vendármela.
-Ya está, cariño. Joder, qué buena pinta tiene. - La reverencia en su voz es casi demasiado
para mí.
Me quedo callada viéndole en su elemento mientras limpia su puesto y yo me quedo aquí
tirada hecha un charco.
Pasan los minutos antes de que me levante de la mesa, me retuerzo y me bajo lentamente los
calzoncillos asegurándome de no rozarme con el tatuaje, hasta que me quedo en camiseta y
bragas.
-Voy a terminar aquí y luego, ¿quieres cenar algo antes de irnos a casa? - Me pregunta mi
padre y es como si se me hubiera roto el filtro, porque quiero decir que sí.
En vez de eso todo lo que sale es: -O puedes darme tu polla y por fin follarme, papi...-
14 83

BANKS

-Maldita sea, Charlie. Has estado presionando mis botones y ahora vas a tener que lidiar con
las consecuencias. Esa maldita palabra. Sabes lo que me hace. ¿Es esto lo que quieres?
¿Quieres que finalmente te folle aquí en mi tienda? Como una groupie de tienda. - Escupo
las palabras porque estoy jodidamente molesto. Sabe cuándo llamarme papi para hacerme
estallar.
La agarro de la muñeca, que se ha desviado hacia el bulto de mis vaqueros, para que se
detenga y vuelva a mirarme a la cara.
No hace más que provocarme sin descanso y esta noche voy a hundirme en ella.
Se merece perder su virginidad en una cama, pero eso no va a pasar. No con la forma en que
me siento ahora. Apenas me aferro a una pizca de decencia, así que al menos puedo
asegurarme de que se corra.
-Sí. Es exactamente lo que quiero. ¿Vas a ceder o tendré que pensar en otra cosa? Tengo mis
propias bolas azules, papá. Estoy jodidamente cansada de eso. Hemos estado bailando uno al
otro y sea cual sea tu problema... deshazte de él. Mírame. Soy adulta, completamente capaz
de tomar mis propias decisiones. Y es jodidamente divertido verte casi salvaje. -
Salvaje. Rabioso. Le mostraré lo salvaje que puedo ser.
- ¿Qué es lo peor que puede pasar? Quiero decir, si no quieres mi cereza, bueno, no hay
escasez de hombres que entran y salen de aquí a los que no les importaría ayudarme. Podría
arrastrarlos al callejón, y me seguirían de buena gana. Me empujarían contra la sucia pared
de ladrillo y me penetrarían sin descanso durante unos cinco minutos antes de correrse.
Luego me arreglo la ropa y vuelvo aquí con un dolor entre las piernas, insatisfecha, y vuelvo
a mantener el teléfono y el sistema de calendario. ¿Es eso lo que quieres? -
Intenta zafarse de mi agarre, dejando que su propia ira se filtre a medida que se hincha, y ese
fuego que desprende, que arde en sus ojos, hace que mi polla se endurezca aún más.
El problema es que no puedo dejar que se salga con la suya con la forma en que me habla.
-Desnúdate, - digo justo antes de soltarla.
- ¿Qué? -
-He dicho que te desnudes. Quítate la ropa. Toda. Quiero que te quedes aquí, desnuda ante
mí, y me demuestres cuánto me deseas. - Levanto una ceja, esperando a que luche o huya.
Elige luchar, como sabía que haría. Mi chica siempre está dispuesta a enfrentarse a un
desafío. No tiene mucho que quitarse, ya que lleva bragas desde que terminé su tatuaje y se
lo envolví.
Pero observo en silencio cómo agarra la parte inferior de la vieja y desgastada camiseta de la 84
tienda y se la pasa por la cabeza, dejándola sólo en ropa interior. Algodón negro básico, pero
juro que nunca nada le ha quedado mejor a una mujer.
Es como si retrocediera a mi juventud viendo un anuncio de Calvin Klein de los noventa.
Siento que mis ojos se vuelven líquidos por la necesidad de mirarla, pero es como un sueño.
Se le ha caído el pelo de la coleta y lo lleva desordenado, cayéndole enredado por encima de
los hombros.
Se pasa las manos por los brazos y los costados antes de morderse el labio y llegar a la
espalda. En unos instantes, el sujetador que sujeta sus pesadas tetas cae al suelo, y apenas me
doy cuenta.
Los globos rebotan y es difícil no fijarse en lo jodidamente duros que tiene los pezones.
Quiero metérmelos en la boca y morderlos una y otra vez hasta volverla loca.
No digo una mierda. No muevo ni un músculo. Quiero hacerlo. Joder, sí que quiero, pero
quiero que me escuche más.
Nos miramos fijamente y, por fin, veo que su vientre se hunde ligeramente mientras exhala
antes de deshacerse del último sentido de decencia que quedaba entre nosotros.
Está a metro y medio de mí y puedo ver cómo se le pone la piel de gallina mientras se
estremece con el aire frío de la oficina.
- ¿Es esto lo que querías? Pues así es. Yo estoy desnuda y tú no. No me parece justo. - Me
encanta su boca y la dejo pasar. No quiero quemar nada de su fuego. Me gusta. Me gustaría
más si ella pudiera leer en la habitación cuándo es suficiente.
-Súbete al escritorio. Abre esas putas piernas tan bonitas que tienes y deja que mis ojos te
vean entera. Quiero verte a mi merced. Quiero poder alcanzarte y tocar cualquier parte de ti.
Así que, ¿vas a ser una buena chica y subir ahí o necesitas que te levante? Tú eliges. -
Joder, espero que elija hacerlo ella porque estoy desesperado por ver cómo separa los labios
mientras levanta una pierna y tira con la parte superior del cuerpo para no forzar demasiado
su tinta fresca.
No me decepciona cuando lo hace y veo pequeños indicios de su coño rosado y, cada vez que
lo veo, siento el zumbido de la lujuria por todo mi cuerpo.
Espero que nunca pare.
Se da la vuelta y deja que sus piernas cuelguen del borde, pero está completamente sentada y
ligeramente inclinada hacia atrás, dejando que sus manos la mantengan erguida.
Levanto una mano, la muevo hacia fuera y observo cómo frunce el ceño, tratando de
entender lo que quiero.
Vuelvo a centrarme entre sus piernas y veo que se da cuenta antes de ampliar lentamente el
espacio entre sus dos miembros.
-Bien, ya me tienes. A tu merced. Cachonda y necesitada de ti. Por favor, fóllame. Fóllame. - 85
Me encanta la desesperación que desprende.
-Estás tan guapa, con la piel sonrojada y los ojos brillantes. Quiero ver cómo te corres por
mí. - le digo, aún sentado en mi silla, mirándola, pero sin acercarme.
-Sí, por favor. Sí, por favor. Por favor, haz que me corra, - dice, y yo disfruto con el hecho de
que no haya entendido qué coño estaba diciendo.
-No, nena. Vas a hacer que te corras tú sola. ¿Quieres provocar? Pues quiero que montes un
espectáculo. Fóllate ese dulce coñito hasta que te corras en tus dedos y gotee por tu culo. No
te contengas. Muéstrame cómo lo haces a altas horas de la noche en tu cama. Te he oído
antes y ahora quiero verlo. - Me palmo y sus ojos se fijan en ella, y sé que puede ver lo duro
que ya me la está poniendo.
Se le notan los nervios y no me sorprende. Todo lo que hemos hecho ha sido una primera vez
para ella y esto no sería diferente. No voy a obligarla a hacerlo, pero sé que una vez que
calme su ansiedad, va a montar un espectáculo infernal para mí.
- ¿De verdad es eso lo que quieres? - pregunta nerviosa.
-Sácame de esto. ¿Qué quieres, Charlie? ¿Quieres hacerlo? - La quiero hecha un asco bajo
mi mirada, pero quiero que lo desee.
Los dos nos callamos y dejamos que las palabras permanezcan entre nosotros durante
minutos antes de que vea que empieza a ponerse nerviosa.
Mueve las piernas e intenta evitar frotarse, pero veo cuánto lo desea, justo antes de cerrar los
ojos y dejarse llevar.
Acuesta el resto del cuerpo sobre la dura superficie del escritorio y empieza a pasarse las
manos por el pecho y el vientre.
Al principio suavemente, luego se acaricia las tetas antes de soltarlas. Observo cómo se lame
las yemas de los dedos antes de volver a bajárselos hasta el pecho y hacer rodar las puntitas
de los guijarros entre las almohadillas resbaladizas, y luego se los pellizca con fuerza,
dejando escapar un grito de dolor y placer.
- ¿Sensible, cariño? -
-Mucho, pero sienta tan bien. Casi puedo imaginarte tirando de ellas y haciendo que me
duelan tanto. Como cuando me azotaste la otra noche. El dulce escozor me llegó hasta el
coño. No sabía qué me iba a gustar tanto, - murmura, y sí, su reacción de la otra noche me
sorprendió incluso a mí, pero una vez que vi cómo respondía, estaba perdido.
- ¿Juegas mucho con tus tetas cuando estás sola? -
-Mhm. Pero no tanto como con esto. - Ella se tapa su propio centro inmediatamente,
apartando mis ojos de su pecho.
Espero que se tome su tiempo y siga provocándome, no sólo a mí, sino también a sí misma, 86
así que me sorprendo cuando, sin previo aviso, hunde dos dedos en su centro.
Los mete y los saca, y oigo los húmedos sonidos obscenos que hace su cuerpo, pero quiero
más.
-Pon los pies en el borde y baja las rodillas. Quiero verte completamente abierta. Mójate bien
para que pueda deslizarme dentro. - Sé que me oye cuando, como la buena chica que sé que
puede ser, sigue mis indicaciones y ahora veo todo lo que quiero ver.
No ceja en su empeño y estoy medio sorprendido de la fuerza con la que se penetra a sí
misma. Es casi violenta con sus embestidas, pero confío en que sabe lo que su cuerpo puede
o no puede hacer.
Por suerte, hoy voy en chándal y no tardo nada en meter la mano en la cintura y agarrarme
con fuerza el pene, subiendo y bajando todo lo que puedo dentro de los límites de la tela.
-Joder. Me voy a correr. - Charlie grita y, segundos después, su orgasmo alcanza la cima y
deja caer las piernas sobre la mesa.
Acerco mi silla, sin poder evitarlo, y me llevo sus húmedos dedos a la boca, lamiendo y
chupando su desahogo en cada uno de ellos antes de dejar caer un beso justo encima de su
montículo.
-Mmm. -
La respiro, imprimiendo su olor en cada uno de mis sentidos porque no quiero olvidar nunca
este momento.
Me levanto y me inclino sobre su cuerpo inclinado, y ella me mira con esos brillantes ojos
azules y no puedo evitar atraer su cuerpo hacia el mío para besarla.
Y la beso, joder.
La inspiro mientras nuestras lenguas luchan entre sí y es como si todo lo que ella es me
llenara los pulmones y me inundara las venas.
Es una sensación embriagadora y podría volverme adicto a ella rápidamente.
Es la misma sensación que tengo cada vez que empiezo un nuevo tatuaje para mí.
Eso es jodidamente peligroso para mí y ahora mismo quiero tener la cabeza despejada.
Hablo un montón de mierda, pero no voy a cazarla como un animal por primera vez.
-Por favor. Quiero que seas tú. Quiero que seas tú. Fóllame, - susurra contra mis labios
cuando se echa hacia atrás.
Sube las piernas, me rodea las caderas y usa los pies para bajarme los pantalones, y me
encanta verla tan perdida en su necesidad.
Necesidad de mí.
Sus manos me agarran la camisa, tiran de ella y yo me levanto para que pueda quitármela del 87
cuerpo.
Se detiene y deja que sus ojos recorran toda la tinta que me cubre los brazos, el pecho y el
vientre antes de fijarse en su nombre, en el pectoral izquierdo.
Lo tengo ahí desde hace veinte años y me lo retoqué hace unos diez. La tinta se desvanece
con el tiempo, y los tatuajes de hace veinte años eran distintos a los de ahora.
Sus dedos trazan su nombre antes de inclinarse y besármelo, lo que me provoca un gruñido.
Vuelvo a levantarme y me bajo el chándal por el culo, dejando libre la polla, que se balancea
alegremente.
La siento tan jodidamente dura que no recuerdo ningún momento en que la haya sentido tan
intensamente.
Arrastro dos dedos por su raja antes de hundirlos rápidamente dentro. Está muy mojada y eso
es exactamente lo que quería.
Me limpio la polla con su humedad antes de masturbarme un par de veces para lubricarme.
Entre mi pre-semen y su liberación, no tardó mucho en estar listo, y tiro de ella hasta que su
culo apenas resiste.
Paso la cabeza por su raja, hipnotizado viendo cómo su cuerpo se separa y se despliega
mientras empiezo a marcarla como mía.
Porque ella es mía y una vez que nos sellemos juntos, joder, sé que nunca podré dejarla
marchar.
- ¿Estás lista? - Lo único que hace es asentir, pero quiero sus palabras. No, las necesito.
-Palabras, Charlie. Úsalas. -
-Estoy lista... Banks. - Escuchar mi nombre salir de sus labios me produce algo visceral y me
permito empezar a entrar en su apretado coño.
Ahora mismo no soy su jodido padre. Sólo soy Banks. El hombre que toma su virginidad y
roba su alma.
-Mierda. Joder, joder, joder. Tu coño me está estrangulando. - Mierda, creo que se está
cortando el flujo sanguíneo de mi polla.
Tengo que concentrarme en la cara de Charlie, y noto que tiene los ojos pellizcados y sé que
está sintiendo el mordisco de dolor que produce una polla de este tamaño.
-Respira, nena. Intenta relajarte. - Me agacho mientras digo las palabras y froto pequeños
círculos en su clítoris para ayudar a su cuerpo a liberar la tensión.
Doy pequeños y superficiales empujones, dejando que su cuerpo se acostumbre a la
intrusión, pero mi chica tiene otros planes.
No presto suficiente atención y no me doy cuenta cuando siento sus talones clavándose en la 88
parte superior de mis nalgas y empujando mi cuerpo hacia delante.
Me deslizo justo por su virginidad y me entierro hasta la empuñadura, y su agudo jadeo me
dice que lo ha sentido todo.
-Dios, intentaba ir despacio. -
-Sí, y ese era el problema. Me estabas tratando como a una muñeca, y tenía miedo de que no
fueras capaz de seguir adelante. Así que, ¿ya sabes? Te ayudé. No lo conviertas en algo. - Si
perder su virginidad no saca a la mocosa que hay en ella, entonces que Dios me ayude, nada
lo hará.
-Pero será muy divertido intentar sacársela, - murmuro en voz alta sin darme cuenta.
Aferrándome a su cuerpo, me arrastro lentamente hasta que apenas estoy dentro de ella y
todo se detiene cuando veo el tinte rosáceo que cubre mi pene.
Es como si todo en mí retrocediera. Desvivo. Me vuelvo bárbaro.
Empujo hacia delante, reclamando el cuerpo que ahora me pertenece a mí y sólo a mí, y
establezco un ritmo implacable mientras utilizo el cuerpo de Charlie para mi propio placer.
La persecución de mi propio orgasmo y la necesidad de pintarla con mi semen me impulsan.
-Eres mía, Charlie Renee. Mira como tu coño se traga ahora mi gran polla. Cuando acabe
contigo, te dolerá todo y no podrás ni respirar sin sentirlo todo. Cada. Jodido. Centímetro.
De. Mí. - Cada embestida es más pronunciada que la anterior.
Su cuerpo se enrosca con fuerza y se aferra aún más a mí, intentando cabalgar la ola de mi
éxtasis.
-Te ves tan hermosa cogiendo esta verga. Qué buena chica. ¿Te duele? Apuesto a que te
gusta, pequeña adicta a la adrenalina. - Mis palabras se entrecortaban mientras intentaba
coger aire.
La oigo murmurar, pero no entiendo lo que dice. -Más alto, nena. No puedo oírte por encima
de los sonidos húmedos que hace tu coño. Escucha lo mojada que estás. -
-Haz que me corra. Quiero correrme otra vez. Necesito sentir lo que es correrse sobre tu
polla, papi. -
¿Quién demonios soy yo para negarle esa petición?
Sin parar, juego con la parte superior de su coño, dejando que sean mis dedos los que hablen
para subirla más y más hasta que siento mi orgasmo en el horizonte.
-Voy a correrme pronto, nena, así que necesito que llegues antes. Córrete, córrete en toda mi
polla. - Tres círculos rápidos y duros alrededor de su clítoris la llevan al límite.
La follo durante las réplicas de su orgasmo y mis pelotas se tensan y sé que estoy a punto de
correrme.
Espero a sentirlo salir de mí y lo saco, observando cómo su cuerpo trata desesperadamente 89
de aferrarse al mío.
Aferrándome a la base, apunto mi polla a su coño y a su vientre y dejo que las hileras de
semen pinten su piel.
Sólo me mantengo en pie por un pequeño milagro, pero suelto la polla para poder pasar
ambas manos por el desastre que he hecho con Charlie.
Froto el semen en su piel, sin importarme una mierda lo que ella sienta. Esto, esto es todo
para mí ahora mismo.
- ¿Estás viva ahí arriba? - Me río, notando cómo su cuerpo apenas se mueve.
-No estoy segura. Creo que podrías haberme matado. Joder, ¿eso es lo que me he estado
perdiendo? Debería haber estado teniendo sexo durante años. - Suena loca, y puede que lo
esté. Casi la mando a otro plano de existencia.
Tirando de ella, la agarro por el pelo. -No, joder, no deberías haberlo hecho. No te follarás a
nadie más que a mí. Todo esto, esto es mío. Tú eres mía. ¿Me entiendes? No es negociable. -
-Hmm, quiero decir, supongo que podría suscribir eso. Quiero decir, es una dificultad seguro,
por lo que podría necesitar un incentivo o dos. ¿Como tal vez una segunda ronda? -Ja,
maldita segunda ronda.
-Si te follo otra vez ahora mismo, tu cuerpo estará roto. Al menos tu vagina lo estará. Ya
recibió una paliza, déjala descansar. Pero vamos nena, vamos a vestirnos. Te voy a dar de
comer y luego llevaré tu culo a la cama. No tardarás en dormirte. -
Doy un paso atrás y me subo los pantalones antes de coger su ropa y vestirla lentamente. Me
tomo mi tiempo para acariciar su piel y hacerle saber lo mucho que la aprecio y el regalo que
me ha hecho.
Puede que la trate como a mi sucia putita, pero la realidad es que es una maldita princesa.
15 90

CHARLIE

Esperaba que mi padre se retractara de todo lo que pasó anoche, pero supongo que es difícil
hacerlo cuando ya te has follado a tu propia hija. Ahora no se puede negar. Soy suya y él lo
sabe. No sé dónde nos deja esto, o más específicamente, dónde deja el estado de su
matrimonio con Jessica. No he sacado el tema, y he intentado mantener un poco la distancia
porque no quiero que sienta que le estoy presionando.
- ¿Te has dado cuenta de que Kyle hace tiempo que no se arrastra por aquí? - le digo a Jude,
que gira lentamente en su silla como un niño aburrido.
-Sí, Asher y yo nos encargamos de eso por Big Daddy, - se ríe Jude, y Asher solo levanta la
vista del boceto en el que está trabajando para mirar a su hermano y luego a mí con una
expresión que grita basta de cháchara de mierda. Está dibujando una abeja de aspecto
minimalista que debería alegrarle que no sea un huracán.
-¿Te has encargado de qué? - Me apoyo en el cristal del mostrador, mirando las citas de hoy
como la zorra entrometida que soy. La cita es para lo que supongo que es un matrimonio.
Sutton y Bliss Maybank. Recuerdo cuando llamó para concertar la cita porque pidió
específicamente a Asher y Jude, pero especificó que Sutton debía ser citada con Asher. La
risita que soltó me hizo pensar que definitivamente conocía a los hermanos Wilde y
quienquiera que sea Sutton no se lleva bien con Jude.
-Big Daddy no podía darle una paliza a su propio hijastro sin arriesgarse a un caso, así que lo
asustamos un poco. Ese cabroncete era muy molesto. - Jude sacude la cabeza riendo como si
lo que le hicieran a mi hermanastro fuera un grato recuerdo.
-Cierra la puta boca con eso, - reprende Asher a su hermano, que sólo me sonríe.
- ¿Qué le hicieron? No recuerdo haberle visto darle una paliza, - digo, totalmente metida en
todo este asunto.
-No lo hagas, - vuelve a advertirle Asher, pero Jude ya tiene la boca abierta.
-Lo atamos a esa silla, - señala la estación de trabajo de Asher. -Y le hicimos creer que
íbamos a torturarle. -Se encoge de hombros y asiente a Asher.
- ¿Torturarlo? - Sé que tengo los ojos muy abiertos.
-Es un completo farsante. Nunca ha pasado por una mierda de verdad en toda su vida. Se
desmoronó como una puta galleta, - añade Asher, supongo que ahora que el gato está fuera
de la bolsa, no le importa que conozca los detalles.
-Deberías haberle oído llamar a gritos a su madre, - Jude se ríe. -No tienes que preocuparte
de que te dé más problemas. -
- ¿Mi padre te pidió que hicieras eso? - Tengo un nudo en la garganta, y creo que tiene 91
menos que ver con mi padre y más con el hecho de que hicieran eso por mí sin que yo lo
supiera.
-No, -responde Asher y está claro que no va a dar más detalles, pero ahí es donde entra Jude.
-Sugirió fuertemente que no sería capaz de despedir a sus dos artistas de mayor producción
incluso si Kyle corría a casa y se lo contaba a su mami, - dice Jude tan fácilmente, como si
estuviera hablando de sus preferencias de aperitivos en lugar de encarcelamiento ilegal y
cualquier otro delito que cometieron esa noche.
-Menos mal que nadie te confía secretos de estado. Cantas como un puto pájaro a la primera
pregunta, - se queja Asher.
-Nunca le he contado a nadie tus secretos, - responde Jude, pero su voz es seria, y veo cómo
los ojos de Asher se disparan para clavarse en los de su hermano. La tensión es tan
jodidamente densa en esta habitación y no estoy segura de si es ira o pasión lo que estoy
presenciando, pero siento que no debería estar aquí para nada de esto.
-Y no lo harás, -dice finalmente Asher antes de volver a mirar su dibujo. Me doy cuenta de
que ha terminado el borrador de la abeja y ahora está trabajando en una tabla de surf
minimalista.
-No lo haré, - repite Jude, y no hay ni rastro de una sonrisa en su cara.
Me aclaro la garganta porque necesito romper la tensión de alguna manera, pero el ambiente
se rompe cuando un hombre de aspecto serio guía a una hermosa mujer rubia a través de la
puerta. Me vuelvo hacia el mostrador, preparado para registrar a la pareja, pero Jude tiene
otros planes.
- ¿Qué pasa, papi Sutton? - Jude chirría y el apuesto hombre frunce el ceño y luego mira
inmediatamente a la mujer más joven, que ahora me doy cuenta de que tiene los mismos ojos
que él. No puedo evitar reírme por el hecho de que papá probablemente se enfade porque
Jude llame papi a otra persona, aunque él mismo odie ese apodo.
-Papi, prometiste no pelear, - dice la chica con dulzura, pasándole el pelo rubio por el
hombro antes de rodearle el bíceps con la mano, como si quisiera tranquilizarlo. Veo que sus
hombros se relajan al instante, pero fulmina con la mirada las risitas de Jude.
-Dios mío, le he hecho un cumplido a Bliss una vez y todavía estás enfadado por ello, -dice
Jude echando la cabeza hacia atrás y su ancho pecho rebota con una carcajada silenciosa.
Es preciosa, y me esfuerzo mucho por no dejar que mi relación con mi padre influya en la
situación, pero no puedo evitar darme cuenta de lo en sintonía que están los dos. Lleva un
vestido de rayas azul claro y blanco, la mitad del pelo recogido en un moño desordenado y el
resto le cuelga hasta rozarle el culo. Él va más informal, con unos vaqueros bajos y una
camiseta desteñida con unas tablas de surf y las palabras Maybank Customs.
-No le has hecho un cumplido, has dicho 'bonitas tetas', -suelta Sutton, y la piel dorada de
Bliss se sonroja.
-Pues las tiene, - dice Jude con seriedad antes de añadir: -Vamos, que tendría escote con un 92
jersey de cuello alto. - Cuando veo la mirada de rabia absoluta destellar en los ojos de Sutton
me doy cuenta de que no me estoy imaginando nada. No es protector con Bliss, es posesivo.
Ella le pertenece y, aunque cualquiera que conozca a Jude durante más de cinco minutos
sería capaz de ver que sólo dice gilipolleces por decir gilipolleces, este tío no juega cuando
se trata de su hija.
Veo cómo Sutton se mueve para dar un paso, y me preparo mentalmente para ver cómo le
dan una paliza a Jude, pero Bliss le tira del brazo y eso es todo lo que hace falta para
detenerlo. Sospecho que si alguien más hubiera tratado de intervenir en ese momento habría
sido acribillado. Bliss se suelta y él rodea a su hija con el brazo, atrayéndola contra su
corpulento cuerpo. Su mano encuentra la inclinación de su caja torácica, sus dedos se
flexionan como si sentir su carne bajo su tacto lo calmara.
-Ya basta, Jude. Sabes que Maverick se va a llevar una buena bronca, - dice Asher en voz
baja y luego dirige su atención a Sutton. Entonces me doy cuenta de que deben conocer a
Sutton y a su hija a través del amigo de papá, Maverick, que es el dueño de ese club del que
todo el mundo habla. -¿Quieres ver esto y ver si es lo que estabas pensando? -
-Papá Mav sabe lo que hay, - dice Jude juguetonamente.
- ¿Cuántos papis tienes exactamente, Jude? - le pregunto, y se gira en su silla para mirarme.
La risa de Jude se calma cuando dice seriamente: -Sólo uno. -
El hecho de que Asher se aclare la voz nos sobresalta a los dos y miro cómo Bliss está
inclinada sobre el puesto de Asher, inspeccionando de cerca los dibujos. Asher echa una
mirada fugaz a Jude antes de volver a Sutton. Los oigo discutir sobre los retoques que hay
que hacer en los diseños y siento que me estoy comportando como un bicho raro por la
forma en que leo observo. La atención de Sutton parece estar en Asher, pero para cualquiera
que los observe, está claro que él está al tanto de cada respiración de Bliss. Cuando ella deja
de hacer anotaciones en el dibujo, la mano de Sutton se desliza por debajo de su cabello
deliciosamente largo y parece que él le sujeta la nuca con suavidad, aunque de forma
posesiva. No quiero estar celosa de lo que esta chica tiene con su padre, pero lo estoy. La
forma en que muestra abiertamente que ella le pertenece me revuelve el estómago con una
necesidad que he estado intentando reprimir con mi propia situación. Sigo diciéndome a mí
misma que no presione a papá, que le dé tiempo, pero no puedo negar que quiero lo que
tienen esos dos. Sutton se inclina para decir algo al lado de la cara de Bliss y la forma en que
ella se ilumina, aceptando entusiasmada lo que sea que él haya sugerido, lo hace sonreír.
Ahora lo veo aún mejor. Tienen la misma sonrisa brillante y bonita que le hace parecer más
joven de lo que es y no hace más que realzar la belleza natural de ella.
-Voy a ver qué quiere pedir papá para comer, - le digo a nadie en particular y no espero
respuesta antes de volver al despacho de papá. Tengo la mano en el pomo de la puerta, pero
me abstengo de irrumpir como haría normalmente porque le oigo hablar con alguien. No ha
entrado nadie en la tienda, así que debe de estar hablando por teléfono. Las cosas han estado
tensas entre él y Jessica en casa, así que me pregunto si será ella.
He hecho todo lo posible por evitar a Kyle y a ella levantándome muy temprano y saliendo 93
de casa antes de que ninguno de los dos se despierte. La mayoría de las noches me quedo en
la tienda hasta tan tarde como puedo con la esperanza de que Jessica ya esté en la cama
cuando llegue. No es sostenible y no es justo para nadie. Aunque no me guste Jessica o la
forma en que me ha tratado, no se merece que le mientan y la engañen. Nadie se merece eso.
Excepto quizás Kyle.
-Estoy intentando averiguarlo, ¿vale? Voy a sacarla antes de que acabe la semana...- oigo
decir a papá y se me revuelve el estómago. Supongo que podría estar mintiéndole, intentando
ganar más tiempo, pero sigue doliendo que lo diga con tanta dureza, como si yo hubiera sido
una molestia.
Nunca me ha dicho por qué se casó con ella y ahora empiezo a preguntarme si tal vez me
precipité y supuse que estaba sintiendo cosas que no sentía. Disfrutó hasta el último segundo
de lo que ha pasado entre nosotros, y nadie me convencerá de lo contrario.
-Entiendo que ella es un problema. Siempre ha sido un problema, pero también sabes por qué
le he permitido quedarse tanto tiempo. Tienes que mantenerte al margen y dejar que yo me
ocupe de ella. ¿Entiendes? -Le oigo decir, y siento como si me hubieran apuñalado
directamente en el esternón y estuviera retorciendo el cuchillo.
Puede que mi padre esté engañando a su mujer, pero no es un buen mentiroso, y no parece
que esté mintiendo ahora mismo. Supongo que es como dice el refrán: dos cosas pueden ser
ciertas a la vez.
Disfruta follándome como a su sucia putita y, además, soy un problema del que tiene que
deshacerse.
Suelto el pomo de la puerta y retrocedo despacio, intentando no hacer ruido porque si sale de
aquí y me echa un vistazo, sabrá que he oído cada palabra. No le daré esa satisfacción. Voy a
hacer lo que mejor sé hacer.
Recoger mis cosas e irme.

- ¿Por fin captas la indirecta y te largas de una puta vez? - Me detengo, metiendo ropa al azar
en una bolsa de lona, cuando oigo la voz de Kyle detrás de mí. No lloré cuando papá me
llamó problemáticaq y básicamente le rogó a su mujer que le diera más tiempo para
averiguar cómo sacarme de sus vidas, y desde luego no voy a llorar ahora por las palabras de
este gilipollas.
- ¿No tienes un negocio del que fingir que eres dueño o algo así? - Arrugo la nariz para
transmitir mi desagrado en caso de que mi tono no haya hecho ya el trabajo.
- ¿Por qué eres tan zorra todo el tiempo? Estábamos perfectamente bien en esta familia antes 94
de que llegaras con todo tu puto equipaje, - se burla, entrando y dejándose caer en mi cama
como si fuera el dueño.
Me río de él, no porque piense que algo de lo que ha dicho sea ni remotamente gracioso, sino
porque sé que eso lo incitará más que cualquier otra palabrota que pudiera decirle a él o
sobre él. - ¿Familia? Eres una sanguijuela y nunca formarás parte de nuestra familia, ni
tampoco tu madre. - Su cara se ha puesto roja como el tomate, y sé que es por la ira, porque
alguien como Kyle es imposible que experimente el sentimiento de vergüenza.
Se recupera rápidamente, porque antes de que me dé cuenta de lo que está pasando, me está
arrancando la ropa de la mano y se me echa encima. -No hables de mi madre, joder, - me
dice rechinando los dientes y escupiendo por la boca.
-¿O qué? ¿Vas a delatarme a mi padre? - Lo fulmino con la mirada, porque si este imbécil
cree que le tengo miedo, se está buscando otra cosa.
-Sé lo que haces con tu padre. - Me sonríe, y yo hago lo posible para que no se me caiga la
cara de vergüenza, pero sé que se da cuenta de que me ha afectado. Alarga la mano y me la
pone en la clavícula, empujándome hacia atrás con tanta fuerza que me golpeo contra el
escritorio.
- ¿Qué coño pasa, Kyle? - gimoteo y me pongo en pie, pero él se inclina sobre mí y me
empuja.
-He oído rumores de que te follas a tu padre como una zorrita. - Sonríe, agarrándome por el
cuello, y le dejo porque le necesito un poco más cerca para hacer lo que quiero con él.
- ¿Quién difundió esos rumores? ¿Mamá querida? Sólo se casó con él para tener a alguien
que cuidara de su niño pequeño, - escupo las palabras y eso parece funcionar porque se
inclina lo suficiente como para que pueda levantar la rodilla y conectar con la que estoy
segura que es la polla más pequeña del planeta. Se desmorona al instante, lo tumbo boca
arriba y me arrodillo sobre su pecho. Le rodeo la garganta con la mano, como él hizo
conmigo.
Levanta la mano para darme un puñetazo en la mandíbula, pero me aparto en el último
momento. Su puño impacta, pero no tan fuerte como él hubiera querido. -Puta de mierda, -
me suelta, pero me da igual. Cuando le doy un puñetazo en toda la cara, no siento nada más
que la tensión y la rabia contenidas en mi cuerpo.
Grita como si le acabara de apuñalar, y lo haría para que se callara, pero no merece la pena la
molestia que supone un intento de asesinato. Me levanto de él y se pone de lado, llevándose
las manos a la cara.
-No me jodas, Kyle, y yo no te joderé. Podría haber sido tan sencillo, pero insististe no sólo
en ser una sanguijuela, sino también en ponerme las manos encima, - digo con calma,
poniéndome de pie y caminando de nuevo hacia mi bolsa a medio empacar.
- ¡Me has roto la nariz! - grita, y me pregunto si siempre ha sido así. ¿Lleva toda su vida 95
adulta haciendo berrinches así, metiendo mano a las mujeres? ¿Será porque su madre le hace
sentir que no puede hacer nada malo?
Es como si hubiera invocado a la propia bestia con sólo pensar en ella. Oigo sus ruidosos y
odiosos pasos antes de verla y me molesta que, después de todo lo que acabo de pasar
peleándome con papá, ahora tenga que lidiar con esta mierda antes de poder irme. Me laten
los nudillos y la mandíbula me empieza a escocer, pero no les daré a ninguno de los dos la
satisfacción de demostrarlo. Haré lo que mejor se me da, esperar a meterme en el coche,
poner música a todo volumen y llorar donde nadie pueda verme.
- ¿Qué está pasando? Kyle, ¿qué pasó? - Jessica grita como si acabara de entrar en la escena
de un crimen.
- ¡Mamá! - Se pone histérico y yo pongo los ojos en blanco, metiendo otra camiseta en la
bolsa y cerrando la cremallera. Papá tendrá que enviar el resto de mis cosas cuando me
instale. Donde coño sea que vaya. Por ahora, sólo necesito salir de aquí y alejarme de todos.
-Vamos, Kyle, intenta incorporarte, - la oigo decir y, cuando me giro para mirarlos, está
arrodillada junto a él y le acuna la cabeza como si tuviera una herida de bala en el pecho en
lugar de la nariz rota por una chica que no quería que la tocaran.
-Le destrocé la mierda porque me puso las manos encima. - Le sonrío de la forma más
condescendiente que puedo reunir y me echo la correa del bolso al hombro. -Quizá si tuviera
una madre que le enseñara lo que está bien y lo que está mal, no sería tan degenerado. - Me
quedo quieta porque la única salida es caminar a su alrededor y que Dios me ayude, si me
toca, voy a perder la cabeza. Ya va a ser bastante difícil explicarle a papá que le he dado una
paliza a Kyle, pero si le toco a su mujer, va a parecer que soy la problemática.
-Espera a que llame a tu padre. -Me fulmina con la mirada y pongo los ojos en blanco porque
estoy harta de sus gilipolleces. Tiene que decidirse. Un minuto está actuando como si
estuviera atrayendo a mi padre al lado oscuro de mamada en mamada y al siguiente quiere
fingir que tiene tanta influencia como su mujer que de alguna manera él le tomaría la palabra
a ella antes que a mí.
-Adelante, llámalo. Le diré lo que hizo tu hijo polvoriento, mohoso y malhumorado. -Saco
mi teléfono del bolsillo trasero y se lo tiendo, sabiendo que no tendrá suficientes pelotas de
mujer para arrebatármelo de la mano. - ¿Quieres usar mi teléfono? A lo mejor así contesta de
verdad, porque siempre manda tu número al buzón de voz. - No miento, y ella lo sabe. Todo
lo que puede hacer es apretar los labios en una línea fina y amarga.
-Fuera de mi jodida casa, pequeña zorra. - No está gritando, pero la rabia le hace temblar la
voz de una forma que me hace saber que he tocado un punto sensible.
-Con mucho gusto. – Le sonrío y me apresuro a pasar junto a ellos para no perder más los
estribos.
Me arden los pulmones cuando por fin me meto en el coche, pongo el aire acondicionado y
arranco.
Suelto el aliento que estaba conteniendo, pero en lugar de arrancar, dejo caer la cabeza contra 96
el reposacabezas. Quiero llorar, pero no me salen las lágrimas y no tengo ni idea de adónde
voy. Tendré que buscar una habitación de hotel para pasar la noche, pero ¿después? Me
sentía tan a gusto en aquella tienda que ni siquiera me preocupaba por el puesto de medicina
deportiva que creía que quería.
Vuelvo a respirar hondo y me soplo los nudillos. Se están poniendo rosados por el impacto
contra la cara de Kyle, y sólo puedo esperar que la nariz le duela igual de mal. Enciendo la
radio, salgo a la carretera y me alejo del barrio. No quiero ir demasiado lejos porque este
coche es una auténtica porquería. Necesito un plan para no quedarme tirada en algún sitio.
Decido simplemente conducir fuera de la ciudad hasta que vea un hotel que no parezca que
alguien como Kyle pueda estar fingiendo que es su dueño. Sólo llevo diez minutos en la
carretera cuando suena la alerta por los altavoces.
"Anuncio del centro de tormentas de emergencia. Los siguientes condados están bajo
alerta de tornado..."
16 97

BANKS

Ya casi estoy en casa después de pasar unas horas con Nash y Hayes, poniéndonos al día,
hablando de trabajo y simplemente estando juntos.
La amistad que creé con estos dos durante nuestras prácticas está grabada a fuego en mí.
Literal y metafóricamente. Mis putos hermanos. No por sangre, sino por elección, y eso hace
que nuestra conexión sea mucho más intensa.
Estuve a punto de soltarlo todo sobre Charlie, pero pude contenerlo a duras penas. En lugar
de eso, me centré en mi mierda con Jessica y en cómo coño iba a manejar eso.
Sumergiéndome en cómo Charlie estando en casa me ha hecho feliz. Nada de eso miente,
pero todo eso apenas araña la superficie de todo lo demás que ha estado pasando.
Sé que necesito confiar en ellos y hacerles saber lo que realmente me pasa. Conocen a mi
hija de casi toda la vida y son nuestra familia. Necesito asegurarme de que siguen siendo
nuestra familia. Perderlos la devastaría y haré lo que sea para asegurarme de que eso nunca
ocurra.
Es como si supiera que estoy pensando en ella cuando suena mi teléfono con un mensaje.
Charlie: ¿Sigues viniendo al trabajo o tengo que cambiar tu próxima cita?
Ya casi he llegado. El desayuno se alargó un poco con tus tíos. ¿Cómo va todo?
Charlie: *eye-roll emoji* Todo está bien. Jude está en el último nervio con Asher. Brandon
se está comiendo todos los bocadillos. Hemos tenido algunas visitas, pero todo el mundo
está reservado o en descanso. Podríamos considerar contratar a otro artista para ayudar
con los sin cita. Tenemos suficiente de ellos, y nuestra reputación nos precede. Odio
rechazar negocios.
No es mala idea. Podemos discutirlo más tarde. Gracias, cariño, por mencionarlo.
Me siento como una chica de instituto con las mariposas que me han entrado por sus
palabras. Nosotros. Nuestro. Habla de Edge of Insanity como si fuera suyo y supongo que lo
es, pero nunca ha mostrado interés por mi negocio como ahora. Ya sé que ahora trabajamos
de manera más eficiente con el sistema de calendario en línea que ha puesto en marcha junto
con el check-in digital.
Mi chica es inteligente y su capacidad para ver lo mucho que nos beneficiaría tener otro
artista en la lista significa que ha estado prestando atención. Nos falta un artista desde que
Madi terminó sus prácticas y decidió volver a su ciudad natal. He tardado en sustituirla,
sobre todo porque no he tenido tiempo, pero también porque no soporto el proceso de las
entrevistas. Es un derroche de energía, y nadie es auténtico en las entrevistas. Todo es una
fachada y tienes que determinar hasta dónde llega la máscara y si al final te morderá el culo.
Subo el volumen de la música y me acomodo para terminar el trayecto de treinta minutos 98
porque estoy listo para ver a mi chica y ponerme a trabajar. Tengo renovadas ganas de
resolverlo todo y seguir adelante, pero necesito elaborar un jodido plan y abordarlo paso a
paso.

Es el jodido mediodía y acabo de terminar mi cita de retoque cuando suena mi teléfono. Veo
a Mónica salir hacia la recepción antes de volver a mi puesto.
Tomo el teléfono y veo que es la zorra de McKenna.
Llámame.
¿Qué demonios podría querer? Somos amigos. Tanto como uno puede ser amigo de alguien
como Atlas McKenna. Hay algo ahí. Una conexión con él que no entiendo. Ha estado en la
tienda muchas veces y los hermanos Wilde también se llevan bien con él. A Brandon le pone
los pelos de punta y siempre intenta escaquearse en cuanto se entera de que tiene una cita.
-No voy a tatuar un retrato de tu polla en la frente de Sage. La respuesta es no otra vez y
siempre será no. -
-Hijo de puta, lo harás si yo digo que lo harás, pero no es de eso de lo que coño necesitaba
hablar contigo, - le espeta.
-Te tatuaré una polla...- Cualquier otra cosa que tuviera que decir se disipa cuando Atlas abre
la puta boca y suelta cosas que no debería saber.
Se me agita el pecho cuando me dice que sabe que he estado follando con Charlie. Lo dice
con tanta indiferencia que no puedo evitar preguntarle por qué. No esperaba que me dijera
que Sage es su maldita hermana.
Pero en cuanto lo dice, veo inmediatamente todas las similitudes en su aspecto y no sé cómo
no me di cuenta.
-Tienes que ocuparte de tu mujer, joder. Ahora todo son rumores que ella y su manchita de
mierda están esparciendo, pero tienes que cortarle el rollo a esa tipa. Ella ha estado
dirigiendo su chupapollas a gente con la que no tiene nada que hacer y no va a salir nada
bueno de ello. ¿Me entiendes? -
-Mierda. Está en mi lista para resolverlo. Tengo mucho en juego y necesito hacerlo lo más
limpio posible. - Todo el estrés golpea mi cuerpo a la vez y sólo quiero apagar las luces,
tumbarme en el sofá de la esquina y echarme una maldita siesta.
-Podrías matarla, pero entonces también tendrías que matar al hijo. No es un problema, pero
asegúrate de que puedes cometer dos asesinatos. No quiero pasar por uno y obtener toda la
moral y la mierda y no seguir adelante con el otro. Quiero decir, supongo que podría 99
ayudarte, pero no va a ser gratis. Puedes pagarme con tinta. -
¿Qué carajo acaba de pasar aquí? Me encantaría decir que está bromeando, pero creo que
está hablando muy en serio.
-Pongamos el asesinato como último recurso. Entre tú y Asher, me sorprende no estar
rodeado por las fuerzas del orden por ser un maldito cómplice de lo que sea que hagan en sus
vidas personales. -
Se ríe por lo bajo, con un deje de algo. No temo por mí, pero aun así me tiene en alerta
máxima. En el fondo, sé que habla en serio, pero decido no pensar en ello porque no estoy al
otro lado.
La llamada continúa unos minutos más antes de colgar, y creo que es la conversación más
larga que hemos tenido nunca. Me está presionando con lo de Jessica, y yo le respondo
bruscamente. Es mi problema y cualquier mierda en la que ella esté metida que lo tenga en
alerta máxima es una gran señal de advertencia. Atlas es joven comparado conmigo en edad,
pero a veces aparenta más de veinticinco.
Me paso la siguiente hora bloqueando el mundo y limitándome a dibujar. No tengo ningún
cliente que no haya finalizado los diseños, así que esto es estrictamente crear para mí, y
permite que mi mente se desconecte.
No estoy pensando en Jessica y en cómo carajo puedo disolver lo que sea que haya entre
nosotros. Matrimonio, seguro legalmente, pero no mucho más.
Nunca debí haberme casado con ella, pero no, acabo de decir que no voy a pensar en eso
ahora.
Me duele la espalda de estar tumbado, así que me levanto y me estiro despacio antes de salir
del despacho.
Al entrar en la zona principal, me doy cuenta de lo silenciosa que está. Se oye el suave
zumbido que se espera de una máquina de tatuar, pero apenas hay charla.
Me dirijo hacia la recepción, pero no veo a Charlie por ninguna parte.
Me detengo en el puesto de Jude, veo a Asher tumbado en su mesa y está entintando algo en
su caja torácica.
- ¿Qué tal, señor gran jefe? - Jude me sonríe y su hermano pone los ojos en blanco.
- ¿Dónde diablos están todos? -
-Brandon se ha ido hace diez minutos. Algo sobre sus padres, pero no sé si era su aniversario
o necesitaban ayuda con algo. Pipsqueak se fue hace como una hora. Pensé que iba a
almorzar cuando regresó a su oficina, pero no me devolvió el mensaje sobre traerme un
pepinillo caliente, así que supongo que no. Sin embargo, su culo salió de aquí muy rápido.-
Se encoge de hombros como si no fuera gran cosa, pero internamente me entra el pánico.
¿Adónde coño ha ido y por qué se ha ido sin decir nada? 100
Saco el móvil del bolsillo, le envió un mensaje de texto y rápidamente lo sigo con una
llamada.
Su teléfono va directo a su buzón de voz y yo gruño: -Llámame, cariño. -
-Banks, - dice Asher para llamar mi atención.
Lo miro y siento como si me estuviera quitando todas las capas.
-No sé qué está pasando. Realmente no me importa porque no es de mi puta incumbencia,
pero si es lo que creo que es, bueno, no eres el único si me entiendes. Mira, cuando se fue, no
era ella misma. Estaba enfadada y no sé qué pasó entre ustedes, pero fuera lo que fuera,
cuando se dirigió a las oficinas de atrás la tenía corriendo. - Me está contando algo personal
sobre él, lo cual no es habitual y soy demasiado tonto para entenderlo, pero cuando mira la
cabeza inclinada de Jude mientras trabaja en una línea, todo encaja.
Sabe lo de Charlie y lo mío gracias a él y a Jude. Todo tiene sentido.
No sé qué pasó con Charlie, pero tengo que encontrarla. - ¿Ustedes dos están bien para
mantener la tienda? - Pregunto, pero al mirar fuera veo que el cielo se ha oscurecido y parece
que va a empezar a llover pronto. Ni siquiera sé qué tenemos previsto para hoy.
-Sí, estamos bien aquí, pero mi cuatro horas cancelado y Jude está en servicio sin cita previa.
Lo único es quienquiera que tenga que venir. - Asiento con la cabeza antes de dirigirme a la
entrada para ver cómo reprogramar la cita cuando suena el teléfono de la tienda.
-Edge of Insanity Ink. -
Es mi cliente al otro lado pidiendo aplazar la cita por el tiempo. Qué jodida casualidad.
Lo pongo en orden antes de gritarle: -Oye, vamos a cerrar por el resto del día. El centro está
muerto y, a juzgar por el cielo, no va a entrar nadie. Voy a buscar a mi hija descarriada.
¿Cierran? -
-Lo que sea por ti, Banksy. - Oigo cacarear a Jude, pero estoy demasiado ocupado cogiendo
las llaves y la cartera para irme a casa. Tiene que estar en casa. Quizá esté enferma o algo así.
Eso explicaría por qué tiene el teléfono apagado.
Será mejor que la vea bajo un montón de jodidas mantas y almohadas, tumbada, durmiendo.
No me molesto en responder y ya estoy a medio camino de la puerta.
No recuerdo nada del trayecto y, cuando llego a la casa, apenas aparco antes de entrar y subir
las escaleras de dos en dos.
Abro la puerta y gruño: -Despierta y contesta al maldito teléfono. Joder, ¿qué parte de "no lo
apagues nunca" se te ha pasado por alto? -
No hay respuesta y, al apartar las sábanas de su cama, sólo encuentro almohadas.
¿Dónde coño está?
-No está aquí. - Al girarme, veo a Kyle en el marco de la puerta comiendo Funyuns, 101
mirándome con suficiencia.
Entorno los ojos hacia él y veo que sus pasos se tambalean por el nerviosismo.
-Es decir, estaba, pero se fue otra vez. Ni idea de adónde fue. Se cambió de ropa y llevaba
una bolsa, así que...- se interrumpe, encogiéndose de hombros, y pequeñas migas salen de su
boca.
-Limpia lo que ensucies y deja de comer por toda la casa. Por algo tengo cocina y comedor. -
Le doy un empujón y vuelvo a bajar las escaleras cuando oigo interrumpido lo que Kyle
estaba viendo: "Anuncio de emergencia del centro de tormentas. Los siguientes condados
están bajo alerta de tornado..."
Joder.
Vale, piensa en Banks. ¿A dónde jodidos iría?
El único lugar que se me ocurre es la tienda. Si ella estaba fuera y una alerta meteorológica
se encendió, entonces la tienda sería un lugar seguro para ella ir.
Siento que empieza a cundir el pánico porque no sé qué está pasando. Me siento fuera de
control y es una sensación que odio.
No soy un maniático del control ni mucho menos, pero mi vida ha sido estable durante unos
quince años y el año pasado causó un gran trastorno y nada ha vuelto a ser lo mismo.
Todas las luces de la tienda están apagadas excepto las de seguridad y las de mi despacho, así
que sé que Asher y Jude se han ido, y sólo puedo esperar que Charlie se esté refugiando allí.
Oigo en la radio música pop alegre, así que seguro que está aquí.
Al entrar, veo algo que nunca debería tener que ver, y no puedo creer que esté viendo un culo
pálido y peludo follándose a alguien contra mi escritorio.
No a alguien. La jodida Jessica.
-Oh. Oh. Oh dios, Hank. Me follas tan bien, Hanky. Sí, justo ahí. Ahhh, la polla más grande
que he tenido nunca. - Jesucristo.
-No pares por mí. Por favor, sigue follando y luego quiero ver la gran polla de Hank. -
Ambos se congelan y sus cabezas se giran para mirarme.
- ¡Banks! Puedo expli...- Jessica se queja.
-Jessica, realmente me importa una mierda. Ahora todo tiene sentido. - Sus indagaciones
sobre lo que pasó con Hank y Charlie y tratando de hacer que parezca que me equivoqué.
Estaba enfadada porque le habían dado una paliza a su amante secreto.
Hank está callado, pero veo cómo su polla se sale de Jessica cuando ella se baja del escritorio
para ponerse delante de mí.
Su polla es normal en el mejor de los casos, y parece avergonzado mientras se mete de nuevo 102
en sus pantalones cortos cargo. -Yo sólo voy a, uhh salir. -
-Eso sería lo mejor, porque está claro que no fui lo suficientemente claro cuando te dije que
no volvieras a poner un jodido pie en mi negocio. Si quieres follarte a mi ex, hazlo. La
próxima vez que te vea a menos de quince metros de aquí, estás acabado. -
-Ex. No somos ex, nene. Sólo, ya sabes, tuve un desliz momentáneo. - Jessica intenta
frotarme el brazo, y yo me encojo de hombros.
-No, realmente lo somos. Voy a pedir la anulación en cuanto abran los juzgados el lunes. Me
importa una mierda tu tío. Si tiene algún problema, que venga a verme él mismo. Quiero que
empaques tus cosas y te largues de mi casa. Todo lo que siga ahí cuando vuelva a casa irá al
puto vertedero. -
Como la perra malcriada que es, pisa fuerte. - ¿Dónde se supone que tengo que ir? ¿Y Kyle?-
-Me importa una mierda donde vayas. Vete a tu casa. Vete a vivir con Hank. ¿Kyle? Tú y tu
hijo malcriado tienen que largarse de mi jodida casa. No me pongas a prueba, Jessica. Ya
tengo suficiente mierda con tu tío como para no tener que lidiar más. - Veo sus llaves en el
mostrador y las cojo, cogiendo la llave de la tienda y la de la casa antes de lanzárselas a
Hank.
-Kyle está en casa. Ve ahora por tus cosas y dile que deje también sus putas llaves. Ahora
lárgate de mí jodida tienda. - Miro mal a Hank, y sé que puede ver lo cerca que estoy de
estallar. Se apresura a recoger a Jessica mientras ella sigue quejándose y gimiendo, y, por una
vez, muestra algo de inteligencia.
Momentos después se han ido, apago la mierda que está sonando y me doy cuenta de que me
he olvidado de para qué he venido aquí en primer lugar.
Charlie.
¿Dónde jodidos estás, pequeña guerrera?
17 103

CHARLIE

Todo irá bien. El cielo se está oscureciendo, pero no hay ningún tornado a la vista, así que
tengo tiempo de llegar a un hotel. Los hoteles tienen sótanos, ¿verdad? Me niego a volver a
la tienda. Joder, odio estar aquí. ¿Cómo sobreviví cuatro años de universidad sin querer
llamar a mi padre cada vez que había un pequeño inconveniente? Dos camiones me
adelantan a toda velocidad y luego otro pequeño sedán rojo. Miro hacia abajo y veo la luz de
revisión del motor parpadeando. Qué cojones. ¿Estoy en un extraño remake de Destino final
en el que los dos primeros jefes a batir son madrastras desquiciadas y amores incestuosos no
correspondidos? Ahora tengo un puto limón entre manos y un tornado que juro que me lleva
persiguiendo desde que era una niña. Reduzco la velocidad porque tengo la sensación de que
algo se bloquea en el volante y oigo bocinazos que supongo que son para mí. Tengo que
pasarme al arcén, pero los coches se me acercan demasiado deprisa y empiezo a sentir
pánico.
Miro por el retrovisor y veo una enorme caravana que parece flotar sobre la línea amarilla, a
caballo entre dos carriles. El hombre canoso que la conduce detiene a los coches que intentan
pasar volando por delante de mí, y sólo gracias a él soy capaz de desviarme con seguridad
hacia el arcén. Veo por la ventanilla cómo una camioneta se pone a mi lado y casi es
embestida por la caravana. El hombre está jugando con algo que parece un teléfono, tal vez
un GPS de la vieja escuela, y en todo el tiempo que llevo observándole, no ha mirado a la
carretera ni una sola vez. Mientras la caravana pasa flotando a mi lado, veo a la mujer que va
sentada en el asiento del copiloto del gigantesco vehículo, que parece bastante preocupada, y
tengo la ligera sospecha de que no tienen ni idea de que hay un aviso de tornado en estos
momentos.
Apago el coche nuevo que papá insistió en que comprara y rezo una pequeña oración antes
de volver a arrancarlo. No lo he tenido el tiempo suficiente para que se desgaste, y lo más
frustrante es que tampoco lo he conducido el tiempo suficiente para saber dónde está todo.
¿Qué significa comprobar motor? ¿Comprobar qué? Estoy tan molesta, y mis opciones son
limitadas. Papá vendría a buscarme si le llamara, pero sé que es sólo porque se siente
obligado a hacerlo. Me quería fuera de su casa y se sentía demasiado mal para decírmelo a la
cara. Me empujé sobre él hasta el punto de que perdió todo el control y me folló. La mayoría
de los hombres habrían hecho lo mismo si estuvieran en esa situación con una mujer que les
pareciera atractiva. Debería haber dejado que se acercara a mí en lugar de coquetear con él
hasta el punto de avergonzarme. Siento que se me sonroja la cara y que se me acumulan
lágrimas de rabia en la parte posterior de los globos oculares.
Aguántate, cariño.
Oigo la voz de papá en mi cabeza. Podría llamar a Asher y a Jude. Vendrían a buscarme. Me
darían un montón de mierda, pero vendrían.
Pero Jude no puede mantener la boca cerrada, así que probablemente llamaría a papá. Si no 104
lo hiciera, Asher probablemente me haría volver a la tienda porque él es del tipo 'haz lo que
necesitas, no lo que quieres'.
Pero también está el cielo cada vez más oscuro y el hecho de que estoy sentada en un trozo
de metal que no me va a proteger de la inminente tormenta. Intento arrancarlo de nuevo y,
aunque la luz de revisión del motor parpadea constantemente, el motor emite un gemido. Lo
pongo en marcha y dejo que los neumáticos rueden unos metros, pero me arrepiento de
inmediato cuando oigo un fuerte estallido y un silbido procedente de la parte delantera de mi
coche. Empieza a salir humo de debajo del capó e inmediatamente lo apago, saco las llaves y
las tiro al asiento del copiloto, como si eso fuera a impedir que el monstruo furioso del motor
me golpeara aún más.
-Mierda, mierda, mierda, - maldigo para mis adentros mientras busco a tientas el botón o el
pestillo para abrir el capó. No sé qué es peor, que me absorba un tornado o que mi coche
explote mientras estoy dentro. -Dónde jodidos lo habrán puesto? - Sigo tanteando el panel
cerca de los pedales, pero no hay nada. Por eso no me gustan las cosas nuevas. Quiero mi
viejo coche de mierda que al menos me habría llevado a un hotel sin estallar en llamas en la
autopista.
Granizo del tamaño de bolas de chicle empieza a caer y a rebotar contra el coche. ¿No podría
haber estado lloviendo para avivar lo que sea que esté pasando bajo el capó? No, me cae
hielo que probablemente va a romper el parabrisas, así que es más fácil que me aspire fuera
del coche.
Justo cuando pienso en ello, empieza a llover a cántaros y es tan fuerte al golpear el metal
del coche que siento que voy a saltar del susto. Veo un vehículo que se detiene detrás de mí y
espero que sea alguien que se detiene para no tener un accidente bajo la lluvia. Ni siquiera
puedo distinguir el tipo de coche, sólo que está oscuro. Me estiro en el asiento para ver mejor
cuando la puerta de mi coche se abre tan fuerte y rápido que creo que se va a salir de las
bisagras.
- ¿Pero qué...? - No consigo terminar la frase antes de que mi padre me saque del coche,
cierre la puerta de un portazo y se dirija a su coche. Me protege lo mejor que puede con sus
grandes brazos, pero los dos nos mojamos. Abre a toda prisa la puerta del acompañante y me
mete dentro. Apenas puedo ver por el parabrisas, pero veo que ha vuelto a mi coche.
Cuando papá se sienta en el asiento del conductor y me mira fijamente, me doy cuenta de
que está enfadado conmigo y casi olvido que yo me enfadé con él primero.
-No me mires así. Te estaba haciendo un favor. Estaría a medio camino de la ciudad si ese
estúpido coche no se hubiera averiado. - Me doy la vuelta en mi asiento, tirando de mi pierna
debajo de mí, totalmente preparada para morir en esta colina. Soy tan testaruda como él, y ya
debería saber que no voy a darme la vuelta y fingir que no me ha hecho daño.
Papá respira hondo. -Te he estado llamando, buscándote por todas partes, - me dice, y yo no
pierdo detalle.
-He visto cómo llegaban las llamadas, - le digo y me siento ligeramente mejor cuando un 105
destello de ira irradia a través de su intensa mirada.
-¿Cuál es tu jodido problema, cariño? ¿Te arrepientes de lo que pasó entre nosotros? Yo…-
Le corto señalándole con el dedo. A papá nunca le gustaron los juegos mentales, así que me
confunde por qué finge que no estaba jugando conmigo todo el tiempo.
-Te he oído hablar por teléfono con Jessica, - digo, pero eso es todo lo que consigo decir
porque tengo que tragarme el nudo que se me hace en la garganta. -Oí todo lo que dijiste.-
Sigo con una declaración sin rodeos. No me van a hacer sentir que estoy loca o que me estoy
imaginando cosas.
-Hoy no he hablado con Jessica por teléfono, - dice, y parece genuinamente confuso.
-Bueno, entonces, ¿con quién estabas hablando en tu despacho para decirle que ibas a
deshacerte de mí? - Le devuelvo la mirada, impávida, porque este hombre tenía mi corazón
en la palma de la mano y, con unas pocas palabras, le ha arrancado el último latido.
- ¿Qué? - suelta. Veo que se da cuenta de lo que está pasando. -Dios mío. Te estaba evitando
porque me sentía culpable por lo que pasó entre nosotros, y entonces me oíste hablar de
Jessica por teléfono. - Su tono es mucho más suave ahora, y puedo ver el arrepentimiento en
sus ojos.
-¿No hablabas de mí? - Consigo salir, y me doy cuenta de que la dureza de mi voz también
ha desaparecido.
-Claro que no hablaba de ti. Jessica ha estado abriendo la boca y ha molestado a algunas
personas. El tipo de gente que no quiero que esté en su radar. Un amigo me estaba pateando
el culo. Les estaba haciendo saber que me estoy ocupando de ello. Ya estaba en marcha. No
tenía intención de quedarme con ella ni de hacerte daño de ninguna manera. - Debe de ver la
forma escéptica en que lo miro porque dice: - ¿De verdad crees por un segundo que te
querría fuera de mi vida? Me pasé todo un jodido año intentando darte el espacio que te
merecías y sintiéndome desgraciado todo el tiempo porque eres la única persona que necesito
en mi vida. Charlie, no volveré a perderte. Puedes patalear, gritar, pelear conmigo todo lo
que quieras, pero no irás a ninguna parte. Me diste el más pequeño sabor del cielo desde que
estás en casa, y no seré el mismo sin ti. -
-Eras tan frío conmigo, y supongo que tenía ese estúpido cuento de hadas en la cabeza de que
después de acostarnos algo haría clic para ti y te darías cuenta de que no podrías... o tal vez
no querrías vivir sin mí, - le digo, apartando la mirada de sus ojos.
-Charlie, mírame, - me implora, y así lo hago. -Nada de lo que piensas o quieres es estúpido.
Estaba atascado en mi cabeza, tratando de averiguar si de alguna manera te estaba haciendo
daño. La sociedad ha inculcado a todo el mundo que lo que hacemos, lo que queremos el uno
del otro, está rotundamente mal. Quería darte tiempo para asegurarte de que es lo que
realmente quieres. -
-Mierda, - suelto una maldición, y él se ríe porque sabe que no tiene nada que ver con las
cosas dulces que acaba de decirme y todo que ver con el viento que sacudió el coche.
-Siento haber huido. Siento no haber hablado antes contigo, - le digo, y odio que la ansiedad 106
que siento esté tiñendo mis palabras. Lo digo en serio, pero soy muy consciente de que el
tiempo está empeorando y seguimos sentados a un lado de la carretera. - ¿Podríamos
besarnos y reconciliarnos en otro sitio? Preferiblemente en el sótano de una casa de
ladrillos,-me apresuro a decir, y él suelta una carcajada que me hace sentir menos asustada.
Está claro que no le preocupa sentir menos miedo. Está claro que no está preocupado, o nos
habría sacado corriendo de aquí en cuanto ambos estuviéramos a salvo en el coche.
-Por supuesto, cariño. Lo que quieras, - me dice, arranca el coche y me alegra ver que el
testigo de revisión del motor está apagado y que no salen nubes de humo del capó. - ¿Qué le
pasaba al tuyo? Parece que voy a ir a dar una vuelta por el concesionario y tirar los trastos, -
dice papá y luego tiene el descaro de lanzarme una mirada incrédula cuando levanto la cara
horrorizada.
-No creo que ese sea el dicho que buscas, papá. Por favor, no le tires los trastos a nadie. - Me
reclino en la silla y me río.
-Lo que sea que digan los niños, - refunfuña.
-Nadie está diciendo eso. Ni una sola persona, - digo, apenas capaz de sacar las palabras
entre la risa.
-Sigue riéndote y te azotaré el culo cuando lleguemos a casa. - Suena como un padre normal
bromeando con su hija por su bocaza, pero yo sé que no es así. Me remuevo en el asiento
sólo de pensarlo porque sé lo bien que me voy a sentir cuando haga justo lo que promete.
- ¿Te lo avientas? - Me burlo de él y le tiendo la mano.
Me agarra la mano y yo siseo de dolor.
Me sujeta suavemente la mano, con los nudillos hacia arriba, y sus ojos se clavan en los
míos.
- ¿Qué ha pasado? - Por la rabia que tiñe sus palabras, me doy cuenta de que ya lo sabe, lo
sospecha o incluso quiere que sea verdad. Quiere una razón para darle una paliza a Kyle y yo
se la voy a dar.
Giro la cabeza hacia un lado para que pueda ver bien la marca roja que Kyle me ha dejado en
la cara. -Primero me pegó y luego lo jodí tanto que estaba tirado en el suelo llorando
mientras mi querida madrastra lo mimaba, - le digo con una sonrisa, porque darle una paliza
a Kyle es lo segundo que más me gusta de lo que me ha pasado esta semana y no voy a dejar
que nadie lo olvide pronto.
Papá me suelta la mano y aprieta el volante con la otra mientras mete la marcha atrás.
- ¿Vamos a dejar mi coche aquí? - pregunto tontamente, porque ya ha salido a la carretera y
ha dado una vuelta en U ilegal. Me agarro al asa de la ventanilla y le miro.
-Haré que Atlas venga por ese pedazo de mierda más tarde, - suelta, y conozco a mi padre lo
bastante bien como para saber que es así cuando está enfadado. No dirige su ira contra mí.
-¿Estás hablando del coche o de Kyle? - Medio en broma, medio preguntándome realmente 107
cuáles son sus planes.
Su pie cae sobre el acelerador y se vuelve para mirarme con una intensidad que me deja sin
aliento.
-Papá, tienes que calmarte. Yo me ocupé de Kyle. - Me acerco a él y le tomo la mano,
intentando calmarlo, pero él se lleva mis nudillos a los labios y me besa la piel en carne viva.
Aparta la mirada de la carretera para inspeccionar el daño que le hice a Kyle al darle un
puñetazo, y juro que oigo gruñir al hombre.
-Papá, - la palabra me sale ahora tan natural, como si siempre hubiera querido llamarlo así. -
¿Qué vas a hacer? -
Me roza la piel una vez más con los labios antes de apoyarme la mano en su muslo. Ahora
tiene las dos manos en el volante y parece que vamos a cien millas por hora cuando se vuelve
hacia mí y dice: -Voy a matarlo por tocar lo que es mío. –
18 108

BANKS

No puedo hablar.
Tengo miedo de abrir la boca y dejar que las cosas salgan porque no hay vuelta atrás.
Mi rabia está consumiendo cualquier otra emoción que tenga, excepto la pequeña cantidad de
alivio que me queda porque Charlie está a salvo.
Estoy enfadado con el jodido coche y con el concesionario.
Me cabrea que Charlie huyera en vez de enfrentarse a mí.
Estoy furioso porque el jodido Kyle Johnson le puso una mano encima a mi chica. Le marcó
la piel.
Mi mano izquierda está agarrando el volante con tanta fuerza que mis nudillos se han vuelto
blancos. Suelto y flexiono los dedos todo lo que puedo mientras mantengo la palma sobre el
cuero para mantener el coche firme.
La derecha sujeta la palanca de cambios con fuerza, esperando impaciente a que aparque.
Tengo que llevar a Charlie a casa y a los dos fuera del alcance de la madre naturaleza.
Siento su mano sobre la mía, deslizando sus dedos entre los espacios de los míos y apartando
a la fuerza la extremidad y entrelazando las dos para que descansen en su regazo. Con la otra
mano, acaricia suavemente la piel antes de empezar a dibujar círculos y otros dibujos
oscuros.
Sé que está intentando que me calme, y la amo y la odio a la vez por ello.
-Papá. - La ignoro, no por despecho, sino por la única razón de que necesito un minuto. He
necesitado un minuto desde que la vi en ese puto coche al maldito lado de la carretera. Podría
haberle pasado cualquier jodida cosa, ¿y si no la hubiera encontrado?
La oigo llamarme de nuevo antes de que suelte: - ¡Banks! -
Niego con la cabeza al oír mi nombre de pila. Algo que sólo había oído una vez.
-Charlie, ahora no puedo, cariño. - Le suplico, y siento su cuerpo inmóvil.
-Está bien, pero por favor puedes hacer woosah o algo porque sé que tu presión sanguínea es
escandalosa, y me pone nerviosa. No puede pasarte nada. No sobreviviré, - me dice, y me
tomo sus palabras al pie de la letra. No es que crea que vaya a pasarme nada, pero puedo oír
el miedo en su voz. Tanto por mí como porque el cielo se oscurece y el granizo y la lluvia no
cesan.
-Por ti, cariño, lo intentaré. Pero Charlie, tú y yo, somos un maldito equipo. Incluso si sacas
todo esto... –
Levanto las manos y hago un gesto entre los dos, para que sepa que me refiero a todo lo que 109
ha pasado. -... fuera de la ecuación. Somos un maldito equipo. Nadie va a estar más de tu
lado que yo. ¿Cómo puedes pensar que trataría de deshacerme de ti? Eres mi todo. Nunca he
elegido a nadie por encima de ti, y nunca lo haré. No hay nada que no haría por ti. Mentir,
engañar, robar. Demonios, asesinar, y no estoy bromeando sobre eso. Necesito que me
entiendas de verdad y lo creas. ¿Por qué no lo crees, nena? - pregunto, desesperado por la
respuesta.
El silencio que se extiende entre nosotras es inmenso y casi quiero retractarme de todo lo que
acabo de decir, pero entonces Charlie abre la boca y empieza a soltarme sus inseguridades.
-Mamá. Creo que mucho tiene que ver con mi madre. La quería. Era una buena madre. No
genial, pero lo tenía mejor que la mayoría. Pero estaba un poco ida la mayor parte del
tiempo. Me trataba más como su amiga que como su hija. Tenía muchos comentarios sobre
mi peso, lo que comía, lo que vestía, cosas así. Por eso fui animadora durante tanto tiempo.
Al principio lo odiaba, pero ella me decía que tenía que hacerlo. Al final, me encantó, pero
los dos primeros años fueron dolorosos. - Le agarro la mano con fuerza porque, en serio...
¿Qué jodidos, Emma?
-Creo que estaba destrozada por dentro y obsesionada con su aspecto, y me impuso esas
inseguridades. No me siento mal conmigo misma. Como lo que quiero y no me obsesiono
con mi peso. Pero puedo reconocer que tengo este problema con mis padres. -
Automáticamente me pongo a pensar que esa mierda tiene que ver conmigo. Que la he
cagado de alguna manera. No es racional, pero es la verdad. Se encoge de hombros como si
su lema fuera qué se le va a hacer.
Ya casi estamos en casa, pero esto no puede esperar, sobre todo porque si Kyle y Jessica
siguen allí, entonces se desatará el infierno y quiero abordar esta mierda ahora.
-Tú no eres tu madre. Emma se equivocó en todos los aspectos. Lo siento mucho. Lo siento
mucho, Charlie. Debería haberme dado cuenta. No puedo creer que no lo hiciera, y eso es
algo con lo que tendré que vivir. No voy a fingir que entiendo la conexión que una hija tiene
con su madre, pero quiero que sepas que si lo hubiera sabido... habría puesto a Emma en su
lugar. Eres literalmente lo único que me importa. Es mi trabajo protegerte de todo. Incluso de
mí mismo. - Ella exhala ruidosamente antes de dejarse caer de nuevo en el asiento del
pasajero.
-Voy a trabajar en ello. Sé que tengo problemas que debo resolver y procesar, pero al menos
ahora lo sabes. Soy un trabajo en progreso. -
Llevo las manos a la boca y le doy un beso en el dorso. -Trabajaremos en ello. Aquí me
tienes. En cada paso del camino. Yo también tengo mi propia mierda con la que trabajar.
Joder sabe lo que me está acechando y carcomiendo subconscientemente. -
-Entonces, ¿sobre Jessica? - La voz de Charlie se abre paso y suspiro una vez antes de
contarle toda la conversación con Atlas, y luego mi encuentro no sólo con Kyle, sino también
con Jessica y el jodido Hank.
Suelta un bufido antes de un rápido: -Tenemos que quemarla. - 110
La miro rápidamente. - ¿Qué? -
-El escritorio. Hay que quemarlo. Quemarlo y ya está. No hay forma de que puedas volver a
usarlo. Qué asco. Nunca me sacaré esa imagen de la cabeza. - Sacudo la cabeza y sonrío. Me
alegra ver que por fin se ríe un poco.
Levanto la vista, veo que estamos a una manzana de la casa y me centro por si acaso la casa
no está vacía.
Doblamos la esquina y nos metemos en la entrada, y creo que me desmayo porque lo
siguiente que sé es que estoy fuera del coche y golpeo rápidamente, asestando un puñetazo
en la mandíbula de Kyle, que se desmaya.
Un golpe no es suficiente. No cuando pienso en las manchas rojas de su mejilla y sus
nudillos.
Me dejo caer, sentándome encima de él, y empiezo a estrangularlo: -Te dije, joder, que te
mataría. ¿Crees que bromeaba? Golpeaste a mi hija. A una mujer. Lamentable saco de
mierda. Antes te daba el beneficio de la duda porque tu madre te mimaba y te consentía, pero
estás podrido hasta la puta médula. - Sus dedos me arañan mientras lucha por respirar.
Algo me golpea el costado, pero apenas me muevo hasta que las putas garras de Jessica me
rozan.
-Quítate de encima de mi bebé, Banks. ¿Cómo coño te atreves a ponerle la mano encima?
Maldito psicópata. Pagarás por esto. - Me grita al oído y es la única razón por la que me
quito de encima de su degenerado culo de niña.
Estoy en su cara, pero no siento la necesidad de gritar: -Tu precioso boo-bear golpeó a mi
chica. ¿Crees que tus amenazas me asustan? Ya te he dicho que me importa una mierda tu tío
y la próxima vez que quieras amenazarme... bueno, deberías asegurarte de verdad de que no
tengo ningún jodido trapo sucio sobre ti. -
Retrocedo porque ya no soporto estar en su espacio. No quiero oler sus diez capas de hechizo
de amor o lo que sea que use.
-No tienes nada contra mí, Banks Madden. - Jessica pone los ojos en blanco antes de
agacharse y mimar a su jodido hijo una vez más. No es como si lo hubiera matado. Sólo
perdió un poco de aire.
-Te voy a quitar todo lo que tienes. Esta casa. La tienda. Todo el dinero. Cuando acabe
contigo, no te quedará nada. -
Es cómica la forma en que piensa que debo tener miedo de ella en este momento.
-Adelante, inténtalo. Te reto, zorra. No conseguirás nada más que lo que tienes ahora mismo.
Presiona y sería una jodida vergüenza que se supiera lo enredada que estás con los Cicero.
He oído que has estado en los muelles, empujando a chicas jóvenes a sus garras. Ten
cuidado, maldita enfermedad venérea andante. - La mención de los Cicero le hace perder 111
toda la sangre de la cara y palidece.
No se queda callada mucho tiempo. En lugar de eso, decide redoblar la apuesta y se levanta,
corriendo hacia mí.
Ni siquiera tengo que detenerla porque Charlie está allí.
No estoy seguro de cuándo salió del coche, pero está claro que ha pasado un minuto, porque
se ha colocado justo para interceptar a Jessica.
Lanzándose sobre Jessica hace que ambas vuelen hacia la grava de mi entrada.
El pelo vuela, y oigo gruñidos y gritos estridentes mientras se enzarzan.
Charlie lanza puñetazo tras puñetazo, pero sorprendentemente Jessica aguanta, aunque sea
un poco. Hasta que mi pequeña guerrera pone a Jessica panza abajo y le empuja la cara
contra el suelo áspero.
-Sigue así, Jess. No tengo problemas en arrastrar esta bonita carita tuya y marcarte. El
sarpullido de la carretera es una puta mierda, y no me imagino que Hank ni nadie quiera caer
a tus pies. Lo he intentado. De verdad que lo hice, pero eres un jodido ser humano de mierda.
Así que, es tu elección. ¿Has terminado? -
Jess ni siquiera responde verbalmente. Sólo la oigo sollozar mientras debe asentir con la
cabeza. Amenazo con mirarla y se dobla.
-Toma a tu jodido hijo y lárgate de mí propiedad. Cualquier mierda de trapo que no hayas
empaquetado todavía estará en la acera el lunes por la noche. Te sugiero que vengas a
recogerla antes de que el departamento de saneamiento haga su ronda. Oh, ¿y Jessica? -
Estoy empalmadísimo sólo de oír las palabras de Charlie, pero me esfuerzo por oír qué más
le dirá.
Una expresión de disgusto se dibuja en su rostro cuando las palabras flotan hacia mí: -No te
preocupes por Banks. Lo he estado follando y chupando tan bien que no hay forma de que
eche de menos lo que sea que tengas que ofrecerle. Adiós, Jess. -
-Vamos, papi. Dejaré que me limpies y luego haré la cena. Tengo una botella entera de
ambientador en el armario del pasillo que necesito usar para airear el hedor de estos dos de
nuestra casa. - Me rodea la cintura con un brazo y yo la pliego completamente a mi lado,
mirando a los dos en la entrada.
Creo que se han dado cuenta de lo que pasa y, si saben lo que les conviene, van a coger el
coche y largarse.
Charlie y yo caminamos hacia la casa, y no doy ni una mirada detrás de mí.
Cierro la puerta de una patada y me la echo al hombro, subiendo las escaleras hasta el
rellano.
-Ni se te ocurra. Podemos ducharnos en mi cuarto de baño. No voy a tocar una puta cosa en 112
tu habitación o en el baño hasta que fumiguemos este sitio para las cucarachas. - Habla muy
en serio y, aunque me molesta no poder entrar en mi habitación, entiendo de dónde viene.
-Llamaré a una empresa de limpieza y pagaré una tarifa urgente. ¿Te parece bien? -
-Sí, pero mientras tanto, ¿podemos ir a ducharnos? Tengo frío, me duele el cuerpo y necesito
comer. - Sacudiendo la cabeza, la guío hacia su habitación y meto su culo en la ducha.
Aquí es donde quiero estar.
Para siempre.
19 113
CHARLIE
TRES DÍAS DESPUÉS

-Papá, - le advierto, empujándole el hombro, pero ya me tiene levantada sobre la encimera


del baño y está tirando hacia abajo de la toalla con la que me he envuelto. -No tenemos
tiempo. Tengo que abrir la tienda dentro de media hora. - No presta atención a lo que le digo
porque ya me está apoyando contra la pared y me está rodeando el pezón con los labios.
Tengo el pelo húmedo por la ducha de la que acabo de salir y me resbalan pequeñas gotas de
agua por el pecho hasta los pezones. Lo lame con avidez, gimiendo cuando sus labios hacen
un fuerte ruido de succión al apartarse unos segundos antes de volver a lamer el endurecido
capullo.
-Papá, - vuelvo a decir cuando su mano recorre mi costado y me acerca al borde de la
encimera.
-Di la palabra mágica, cariño, - me dice burlonamente, pero luego me muerde el pezón con
tanta fuerza que me hace chillar y me deja el coño resbaladizo de necesidad. Hemos pasado
dos noches juntos de felicidad total y absoluta. Jessica se ha ido, y Kyle también. No creo
que tengamos que preocuparnos más por ellos. Mi mano se está curando bien, pero no tengo
muchas ganas de que llegue el futuro, porque sé que cuando Jude se entere de lo que ha
pasado, me cambiará el nombre a Rocky en todos los ordenadores. Por mucho que quiera
quedarme aquí y ver quién gana este juego de quién va a ceder primero, tenemos un negocio
que atender.
-Si digo la palabra que quieres que diga, te vas a pasar las próximas dos horas follándome y
eso significa que Jude se va a quedar solo abriendo la tienda, - le digo, cogiéndole la cara
entre las manos y mirando cómo me lame el pezón con la lengua. -Jude no es capaz de
concertar una cita sin borrar la mitad de la agenda, -le recuerdo, pero mi voz es mucho
menos segura de lo que era hace un momento. Esto sienta tan bien, y he pasado tanto tiempo
sin sentir su tacto que es una tortura pensar en decirle que pare.
-Deja de decir nombres de otros hombres mientras te chupo los pezones, - me suelta, y me
encanta su lado celoso. Jude no es "otros hombres", y él lo sabe, pero quiere un motivo para
mostrarse dominante y posesivo, y mi cuerpo responde a ello. Gime y las vibraciones se
sienten bien contra el apretado pico de mi pecho. Se mueve hacia el otro lado, lamiendo el
capullo rosado y polvoriento.
-Vale, pues que le den a la tienda. Supongo que follaremos como adolescentes todo el tiempo
hasta que se nos acabe el dinero, - chirría, pero noto que sonríe contra mi piel cuando mi voz
tiembla por el placer que fluye de mi pezón directamente a mi clítoris.
Me mira, levanta la mano y me da una fuerte palmada en el muslo. -No intentes distraerme,
di lo que quiero oír y te dejaré, - me exige levantando de nuevo la mano y dejándola flotar.
Alargo la mano, la muevo ligeramente y abro las piernas, dejando caer la toalla.
Mi coño recién afeitado está a la vista de él. Me encanta que me mire. Sus ojos se mueven, 114
observando cada parte de mí como si quisiera devorar todo mi cuerpo, pero no tiene ni idea
por dónde empezar.
-No lo digo yo, así que haz lo que puedas, papá. - Le sonrío, y él tarda menos de un segundo
en bajarme la mano por la cara interna del muslo, rozando con los dedos mis húmedos
pliegues con el movimiento. No puedo evitar un gemido. Me he dado cuenta de que me
encanta la sensación de la palma de su mano sobre mi piel desnuda.
- ¿Cómo me llamo, Charlie? - vuelve a preguntar, dejando que su dedo corazón se deslice
por la resbaladiza humedad que encuentra entre mis piernas.
- ¿Banks? - Me muerdo el labio porque sé lo que me espera. Aplica su palma plana con
rapidez y fuerza sobre mí ya sensible montículo y grito por la aguda y embriagadora mezcla
de dolor y placer.
-Otra vez, - le suplico, pero él se inclina para pasarme la lengua por el clítoris.
Me pregunta: - ¿Te ha gustado, cariño? - Su boca se detiene ahí para sacar la lengua y hacer
que mis caderas se levanten de la encimera.
Mi móvil empieza a sonar e inmediatamente intento incorporarme porque me lo he dejado en
la mesilla de noche del dormitorio que está conectado al cuarto de baño. Tiene otros planes,
porque me aprieta las piernas y me abofetea el coño una vez más antes de meterme dos
dedos.
-Sigues estando jodidamente apretada para mí, ¿verdad?, - murmura, sacando lentamente los
dedos y observando cómo mi apretado agujero se estira a su alrededor. Me los vuelve a
meter, fuerte y rápido, robándome el aliento.
-Sí, papi, - digo por fin la palabra que quiere oír, y eso hace que acelere el ritmo de sus dedos
entrando y saliendo de mí. Me froto el clítoris con la mano porque necesito correrme. Me
tiene demasiado excitada y no hay forma de que pueda aguantar todo el día con esta
sensación de estar al borde del abismo.
Me golpea la mano con tanta fuerza que grito y la retiro, dejando que sea él quien marque el
ritmo.
-Tu coño se aprieta tanto cuando te pego, - murmura en voz tan baja que me recorren
escalofríos por todo el cuerpo. Me tiene tan cerca que noto que empieza a darme vueltas en
el bajo vientre y se me cierran los párpados.
No parece real, pero lo es, y siento que necesito pellizcarme porque no puedo creer que por
fin estemos aquí. Estamos exactamente en la misma página al mismo tiempo. Él me quiere y
yo lo quiero y eso es lo único que me importará siempre.
- ¿Qué quieres, cariño? ¿Qué necesitas de papi? - Ahora veo el atractivo. Cuando se hace
llamar papi, mis caderas se arquean, intentando acercarme a él. Quiero que me meta los
dedos hasta el fondo, que me llene del todo, porque sólo me siento completa cuando está
enterrado dentro de mí y me dice lo buena chica que soy para él.
-Necesito correrme, - le digo, y él me aprieta las caderas y empieza a meterme y sacarme los 115
dedos mientras yo me pellizco y me tiro de los pezones. Estoy tan cerca que casi puedo
saborearlo, pero entonces su teléfono suena tan fuerte que los dos nos sobresaltamos.
Supongo que vamos a tener que acostumbrarnos a no tener que escondernos más en nuestra
propia casa.
-Si ese es Jude, voy a.…- Papá empieza a enumerar las cosas que no va a hacer en absoluto y
lo veo fruncir el ceño mientras me apresuro a buscar la ropa que me puse para ir a trabajar.
Contesta al teléfono con un ronco: - ¿Qué jodidos quieres? -
Estoy a medio vestir cuando le oigo decir: -Se suponía que no tenía que llegar hasta
mediodía. Dile que llegaré pronto. -
Después de oírle colgar con quien supongo que es Jude, le pregunto: - ¿Va todo bien? -
-No, - me contesta. -No había terminado con ese coñito tan bonito. -
Cuando me abrocho los pantalones, le echo los brazos al cuello y le beso suavemente. -
Tenemos para siempre. Dejaré que me hagas correrme dos veces esta noche, - le digo antes
de volver a besarle.
Me agarra el culo, amasándolo con sus gruesos dedos, antes de decir: -Vamos, conduciremos
juntos. -

Cuando llegamos a la tienda, inmediatamente intento distanciarme de papá porque Jude me


mira con una sonrisa de comemierda y Asher lleva la decepción escrita en la cara. Supongo
que o bien papá les ha contado que le di una paliza a Kyle y luego a Jessica, o quizá Jessica
vino aquí enloquecida después de que papá la echara de casa. En cualquier caso, no necesito
que se entrometan en lo que pasa entre nosotros.
- ¿Hay algo en lo que pueda ayudarlos? - Pregunto, haciendo clic con el ratón muchas más
veces de las que realmente necesito, pero estoy nerviosa y aún me tiemblan las piernas por el
orgasmo que casi he tenido hace un rato.
- ¿Lloró? - Jude pregunta, y Asher se acerca aparentemente sin pensarlo y le da una palmada
en la nuca.
- ¿Quién? - Levanto una ceja.
-Hemos oído que le diste una paliza al llorón de Kyle, - se ríe Jude, ignorando por completo
la dirección de Asher.
-No hemos oído eso, - le corrige Asher. -Oímos que le pegaste en la cara y que cayó como un
saco de mierda. -
-No sé qué versión me gusta más, - les digo, manteniendo la vista en el ordenador porque 116
quiero que piensen que estoy mucho más despreocupada de lo que en realidad estoy por todo
el asunto. -Pero sí, sí lo hice. -
- ¿Y te mudas? - Asher pregunta con la mandíbula desencajada y, cuando mis ojos se cruzan
con los suyos, me doy cuenta de que pasa algo más y de que no me está juzgando por haberle
dado un puñetazo a toda mi familia adoptiva.
- ¿Por qué iba a mudarme? - Estoy muy confusa y no me importa que se me note en la cara.
-Ya sabes, para que la gente no se entere de.... - Jude inclina la cabeza hacia la parte trasera
de la tienda, donde mi padre está hablando con un hombre con un traje gris que le queda
demasiado grande. -Ya sabes. -
Asher le da otra bofetada en el mismo punto de la nuca y le dice: -Ella no sabe que lo
sabemos, gilipollas. -
Ni siquiera me importa que sepan claramente todo sobre mi padre y sobre mí. Lo que sí me
importa es por qué creen que me mudo y quién es ese hombre con el que papá habla en voz
baja. Supuse que era uno de sus amigos. Ha estado hablando de uno de sus amigos que ha
abierto un bar o algo así, pero ahora tengo el mal presentimiento de que no me va a gustar la
respuesta.
- ¿Quién es y por qué está aquí? - Pregunto y me doy cuenta de que mi tono no es el más
dulce, pero con estos dos, lo dulce no me va a llevar a ninguna parte.
-Ha venido a ver la tienda. ¿No sabías que tu padre la vende? Supuse que era porque ustedes
dos no pueden estar juntos aquí, donde todo el mundo los conoce, - dice Jude y luego se tapa
la nuca, anticipando una bofetada de Asher que no llega. Veo la sonrisa que se dibuja en los
labios de Asher ante las payasadas de su hermano, pero se recupera rápidamente.
-Creíamos que lo sabías, - dice Asher, encogiéndose de hombros.
-No, no lo sabía. - Me muerdo el labio y salgo de detrás del mostrador porque no puedo dejar
que papá haga esto.
No me molesto en disculparme ni en presentarme cuando irrumpo en su reunión de medio
pelo junto a la trastienda.
-Hola. No vamos a vender la tienda, pero muchas gracias por su interés. - Veo la expresión
de asombro del hombre y la de papá coincide bastante.
-Charlie, no lo entiendes, - dice papá, rodeándome el bíceps con los dedos y tirando de mí
para que me ponga a su lado. -No podemos quedarnos aquí, - añade en voz tan baja que dudo
que el hombre le haya oído.
-Pues yo no me voy. - Miro al hombre fijamente a los ojos. -Así que, si lo compra, tendrá una
recepcionista permanente. No trabajo los fines de semana y me pagan mucho, - le digo
secamente. Es mentira.
Estoy aquí todos los días porque prácticamente vivo y respiro este lugar. Creía que quería 117
dedicarme a la medicina deportiva, pero no es así. Lo único que quiero es estar aquí con mi
padre y los dos idiotas de ahí fuera.
El hombre se aclara la garganta. - ¿La tienda está en venta o no, Banks? -
-Supongo que no, - dice papá, pero puedo oír la alegría en su tono, y sé que no tengo
problemas con él por arruinar su pequeña reunión.
-Perfecto. Me alegro de que estemos todos de acuerdo. Le acompaño a la salida, - le digo,
acompañándole por el estudio y la puerta principal. La cierro tras de mí y él sigue de pie,
atónito, como si no estuviera seguro de lo que ha pasado.
-Charlie, - empieza papá, pero le levanto el dedo.
- ¿Ibas a vender esta casa y ni siquiera me lo ibas a decir? - Cruzo los brazos sobre el pecho
y Jude se echa a reír.
-Oh, esto va a ser bueno, - ríe a carcajadas y entonces estira la mano y le da un manotazo a
Asher antes de que su mano pueda conectar con la parte de atrás de su cabeza.
-A mi despacho, ahora, - dice papá, esta vez con severidad. Qué bien. Espero tener
problemas. Me debe dos orgasmos. Sabes qué, que sean tres después de este pequeño truco.
-No hagas nada que yo no haría, - me dice Jude, y me doy la vuelta para sacarle la lengua y
volver prácticamente corriendo al despacho de papá.
Cuando abro la puerta, está sentado detrás de su mesa con cara de enfado.
- ¿Por qué has hecho eso? - me pregunta, y yo cierro y atranco la puerta tras de mí y me
acerco para dejarme caer sobre sus rodillas. Quiere fingir que está enfadado conmigo, pero
su mano se dirige inmediatamente a mi cadera y me sujeta con tanto cuidado que siento que
el corazón se me va a salir del pecho.
-Porque te amo y me encanta esta tienda y no me importa si no podemos tener citas públicas
o lo que sea de lo que te preocupa privarme. Quiero estar aquí. Me encanta este sitio y nunca
dejaré que se lo quede un hombre con un traje mal ajustado. -
Siento que sus músculos se relajan debajo de mí, me atrae hacia él y entierra su cara en mi
pelo.
-Te quiero mucho, Charlie. Sólo quiero lo mejor para ti. Fuiste a la escuela para...- empieza,
pero le corto con un beso rápido.
-No me importa cuáles eran mis planes. Esta es mi vida ahora. La tuya. Esta tienda. Eso es
todo lo que quiero, y me pondré muy triste si haces algo para cambiarlo, - le digo, y él debe
creerme porque me besa tan apasionadamente que se me enroscan los dedos de los pies y veo
las estrellas.
-Entonces, nos quedamos, - dice cuando se separa.
-Nos quedamos. -
-Bueno, supongo que entonces podemos ascenderte a jefa de tienda, - bromea. 118
-Papá, llevo dirigiendo este sitio desde que empecé, pero claro, si te hace sentir mejor,
tráeme una placa o tarjetas de visita. - Me encojo de hombros, pero internamente me siento
feliz.
No somos perfectos. Aún tenemos que resolver nuestros propios problemas, pero ¿quién iba
a decir que estar al borde de la locura y dar ese salto nos llevaría a los dos a cerrar el círculo?
La vida consiste en recorrer el camino que tienes ante ti. Ascender y descender. Redondear
las curvas y pasar por encima de los peligros del camino.
No hay nadie a quien prefiera tener a mi lado que a Banks Madden y a la familia que hemos
creado aquí con todo el mundo en Edge of Insanity Ink.
20 119

BANKS

Estoy sentado en el sofá intentando disfrutar de mi noche libre y viendo la tele cuando
Charlie entra pavoneándose en la habitación, envuelta en la misma toalla de su primera
noche en casa.
Bueno, yo no tenía una puta erección, pero ahora estoy aquí en el sofá escuchando una voz
aburrida que habla de civilizaciones antiguas con la polla en posición de firmes.
Esta vez no tiene el pelo mojado, pero esa es la única diferencia, así que la miro con una ceja
arqueada, esperando a que hable.
-¿Vamos a cenar fuera esta noche? -
La miro de arriba abajo antes de responder: -No vamos a ningún sitio contigo en toalla. No,
ya he pedido griego y sí, te he traído salsa tzatziki extra. -
La sonrisa radiante que me devuelve es suficiente para que mi corazón se acelere y la
satisfacción me llene. Ha pasado una semana desde que me conquistó a mí, al negocio y a
nosotros. No podría pedir nada más, si soy sincero.
Hasta que se sienta en el sillón que hay a un lado del salón y la toalla se abre de par en par y
puedo ver todo lo que es mío.
Me está tomando el pelo y los dos lo sabemos. Es una maldita descarada y ya es hora de que
vuelva a probar de su propia medicina.
-Ven aquí, cariño. - Le doy una palmadita en el regazo por encima de mis pantalones cortos
de baloncesto y ella no duda en levantarse y acercarse al sofá.
Se sienta en mi regazo de lado y acaricio la suave piel de su pantorrilla mientras la rodeo con
el otro brazo. Ella se contonea y mi polla ya está dura y ambos lo notamos.
Con los dos brazos, la giro hasta que se sienta a horcajadas frente a la tele y abro sus piernas
sobre las mías. Paso las manos por encima de la toalla y le muevo la parte de arriba hasta que
cae, dejándola desnuda.
Noto su suficiencia sin verle la cara. Su respiración es cada vez más rápida y entrecortada,
anticipando que estoy a punto de hacer que se corra.
La sujeto contra mi pecho desnudo mientras me levanto y me bajo los calzoncillos con una
mano hasta que mi polla se libera. Vuelvo a sentarme y dejo que mi polla se deslice entre su
húmeda raja, cubriéndome con ella. Doy unos cuantos empujones superficiales,
provocándonos a los dos, hasta que hago una muesca en su entrada y suelto lentamente el
fuerte agarre que tengo sobre ella para que pueda hundirse.
Cuando está completamente sentada y su culo está a ras de mi bajo vientre, le rodeo la 120
cintura con las dos manos y me inclino para besarle el cuello.
- ¿Vas a ver la tele conmigo, cariño? - le pregunto, dejando todo rastro de deseo fuera de mi
voz.
- ¿Es eso un eufemismo para follar? - pregunta, y yo me río forzando a mi polla a moverse
dentro de ella.
-No. Has venido aquí con ganas de jugar, así que ahora vas a conseguir exactamente lo que
quieres. Vamos a sentarnos aquí y ver esto hasta que llegue nuestra comida. Tu trabajo es
mantener mi polla calentita dentro de este jodido coño que tengo. - Doy un empujón hacia
arriba.
- ¿Qué? Eso no suena divertido. ¿Qué tal si nos acostamos antes de cenar? Me parece un plan
mucho mejor. - Intenta razonar conmigo, lo que me parece adorable.
-Charlie, siéntate de una puta vez y quédate quieta, - le digo con severidad, y me escucha. Le
puede la curiosidad.
Nos sentamos en silencio, yo mantengo su cuerpo inmóvil y después de los primeros cinco
minutos ella deja de intentar moverse. Se lo he puesto casi imposible.
La siento gotear a mi alrededor y tengo las pelotas muy apretadas, pero me niego a ceder.
Me reajusto en el sofá y mi polla se desliza unos centímetros hacia fuera antes de volver a
hundirse y sus paredes se tensan a mi alrededor.
- ¡Esto es una tortura! - exclama Charlie con un gemido al final de la frase.
-De eso se trata, nena. Ahora cállate y mira este documental con papá. - Le doy un beso en la
cabeza.
- ¿Cuánto falta para la cena? -
La empujo juguetonamente mientras muevo su cuerpo arriba y abajo con las manos. La
distraigo como quería hasta que le digo: -Otros treinta minutos. Ahora cállate. Las mangas de
las pollas no hablan y tú eres mi juguete personal. -
Intenta cruzar los brazos sobre el pecho en señal de desafío, pero lo único que consigue es
rozar sus duros pezones.
-Ya que sólo soy un hombre dadivoso, adelante, juega con ellos nena. Si puedes correrte sólo
con eso, te lo permitiré. -
La miro por encima del hombro y veo cómo se los mete entre los dedos antes de pasar a
acariciarlos suavemente. A juzgar por los gemidos que salen de su boca, podría llegar al
orgasmo.
Siento cómo su coño se aprieta alrededor de mi polla y, unos instantes después, se corre y me
encierra en su interior con la fuerza con la que su coño me aprieta.
Entierro la cara en su cuello y respiro, llenando mis pulmones con el aroma a melocotón y 121
sexo. Mi maldita combinación favorita.
Se desploma contra mí, sus manos caen sueltas a los lados y estoy a punto de usar su cuerpo
como una maldita muñeca de trapo cuando oigo sonar el timbre.
-Mierda. Justo a tiempo. - Refunfuño antes de quitarme a Charlie de encima y tumbarla en el
sofá. Quiero coger nuestra cena antes de correrme en su jodida bonita cara.
Mírame, el pináculo de la puta felicidad doméstica.
-Hey. - Llamo a Charlie mientras vuelvo a meterme la polla en los pantalones.
- ¿Sí, papá? - Oigo la socarronería en su tono y no puedo evitar sonreír. Definitivamente
quiere que la trate como un hombre esta noche y me siento jodidamente generoso.
-Te amo, cariño. Eso es todo lo que quería decir. Disfruta de los próximos cinco minutos de
descanso porque cuando vuelva, voy a montarte duro. - Me inclino y le doy un beso en la
piel húmeda de la frente.
No sé adónde me llevará la vida, pero estoy seguro de que nunca la abandonaré. Renunciar a
nosotros.
He caminado al borde de la locura y soy un jodido mejor hombre por eso.
122

EPÍLOGO
BANKS

-No. - Está como una puta cabra.


-Pero realmente lo quiero. Jude dice que puede hacerlo por mí. Ni siquiera es para tanto. -
-Charlie Renee, no me importa si Jude se está follando a su hermano y no tiene interés en las
mujeres. No te va a perforar los pezones. Respuesta final. Absolutamente no. - El hecho de
que ella pensara que yo iba a considerar esta estúpida idea suya...
Los últimos tres meses han sido intensos.
Ambos hemos estado viendo a un terapeuta para trabajar en nuestros propios problemas, y
somos más fuertes. No hemos dado a entender que tenemos una relación, pero eso es lo de
menos.
Una cosa que ha hecho nuestra vida plena es el hecho de que Asher y Jude saben de nosotros
y nos aceptan. No nos juzgan. Sin disgustos. Sólo felicidad, bueno, al menos por parte de
uno de ellos. Asher realmente no tiene emociones. A menos que sea ira o enfado.
Charlie se inclina sobre mí antes de morderme el lóbulo de la oreja. -Dejaré que me folles
por el culo... papi. -
Joder. Está sacando la artillería pesada.
-Dejaré que te perfores los pezones y te follaré el culo, pero lo quiero aquí y ahora.
Desnúdate y ponte en la cama. Culo arriba, nena. Quiero verlo todo. - Su excitación es
contagiosa y chilla antes de quitarse la camiseta de la tienda y las bragas de seda verde
brillante.
Sus tetas se balancean mientras camina hacia la cama, y puedo imaginarme cómo se verán
perforadas y no puedo negar lo jodidamente sexy que será.
Ella adopta la postura y yo paso de estar medio duro a completamente erecto en un abrir y
cerrar de ojos.
-Juega con tu coño, nena. Humedécelo bien. -
Empieza a follarse con los dedos abriendo las piernas para llegar más adentro, lo que hace
que sus mejillas se abran y pueda ver su estrecho agujero.
Un último agujero que reclamar y luego todo me pertenecerá.
Alargo la mano y aprieto cada globo muscular antes de separarlos aún más. Su cuerpo me
responde de inmediato y sus pequeños gemidos me hacen saber que mis caricias la incitan al
orgasmo.
Abro la boca y dejo que la saliva caiga en su raja antes de frotar con los dedos la tierna 123
carne.
- ¡Oh, joder! - exclama cuando siente el impacto de la saliva.
Mi chica es una puta guarra y le encantan todas las guarrerías que hacemos juntos.
Le meto dos dedos en el coño junto a los dos que ella se ha metido y, en tándem, metemos y
sacamos los dedos de su apretado agujero, escuchando el chirrido que produce su cuerpo al
envolvernos a los dos.
Me obligo a soltarme porque voy a perderme en su precioso coño y a partir de ahí todo se
convertirá en una bola de nieve.
Utilizo sus jugos para cubrir el borde antes de penetrar lentamente el apretado músculo. -
Aguanta, nena, y respira hondo. Sí, así. Así me gusta. Joder, ojalá pudieras ver lo bien que tu
culo está recibiendo mis dedos. -
-Toma una foto. Haz una foto. Mi teléfono está en la mesita de noche. - ¿Quién soy yo para
negárselo a mi chica?
Alargo la mano, cojo el teléfono, abro el cajón de arriba y cojo el bote de lubricante que tenía
ahí desde hacía tiempo.
Dejo caer el bote junto a mi pierna, grabo un vídeo rápido y luego lo dejo caer delante de la
cara de Charlie y pulso el play.
Vemos cómo mis dedos entran y salen lentamente de ella en forma de tijera y ambos
gemimos.
La tela de mi ropa interior se está pegando a mí con el pre semen que gotea de mi polla y no
voy a poder evitar hundirme en su cuerpo durante mucho más tiempo.
-Estoy lista. Por favor, no me hagas esperar. Quiero tanto tu polla en mi culo, papi. - Me
encanta cuando me llama papi. No puedo negarle nada y ella lo sabe.
Retiro las manos de su cuerpo, me bajo rápidamente el algodón por las piernas y me rodeo el
pene con el puño, dándole dos fuertes tirones antes de coger el lubricante.
Saco el tapón, lo dejo caer en su raja y exprimo una línea por toda la polla antes de
extenderla con la mano hasta que cada centímetro de mí está cubierto del líquido resbaladizo.
Alineándome, me apoyo entre sus mejillas, y siento su pausa y luego el sonido húmedo de la
succión cuando saca los dedos de entre sus pliegues.
-No desperdicies, nena. Asegúrate de lamerlos bien. - La veo asentir con la cabeza antes de
oír los sonidos de succión y luego ambas manos están apretando la ropa de cama debajo de
ella.
-Estoy lista, Banks. - Menea su culo hasta que siento mi polla anidar más y la agarro hasta
que estoy justo en su entrada.
Ella sabe lo que tiene que hacer, pero me aseguro de frotar mi otra mano arriba y abajo por 124
su espalda para ayudarla a relajarse mientras avanzo lentamente, viendo la cabeza luchar por
el dominio antes de finalmente ganar y abrirse paso.
Cruzo los ojos y todo el aire me abandona ante el apretado calor que me rodea.
Me tomo mi tiempo saboreando cada centímetro que empujo hasta que finalmente estoy a ras
del cuerpo de Charlie.
-¿Estás bien, cariño? -
Se oye un murmullo antes de que levante la cabeza. -Me siento tan jodidamente llena. No sé
ni cómo cabes, pero joder, es raro. No está mal en absoluto, sólo diferente y tan jodidamente
llena. -
-Tengo que moverme, nena. - Empiezo a darle empujones superficiales, acostumbrándola a
la sensación como hice meses atrás cuando reclamé su coño por primera vez.
Empieza a moverse, follando sobre mi polla, lo que me hace agarrar sus caderas para hacer
palanca.
-Sí, fóllame, nena. Te sientes tan jodidamente bien. Nunca me cansaré de sentir tu cuerpo
envolviéndome. -
Su cuerpo se estira con fuerza, y mantenemos nuestro ritmo, follándonos mutuamente hasta
que oigo a Charlie decir: -Vente en mi culo, papi. Quiero sentir cómo te corres. - Mis pelotas
empiezan a hincharse, pero me niego a soltarlo hasta que ella lo haga.
Introduzco dos dedos entre los dos en su raja y los bombeo al ritmo de mis embestidas antes
de acercarme a su clítoris palpitante.
Todo su cuerpo se tensa, incluido el culo, cuando llega su orgasmo, lo que desencadena el
mío y me corro, saliendo lentamente hasta que mi polla salpica por última vez su agujero
ligeramente abierto.
Su cuerpo se aprieta en torno a la nada mientras se corre y, lentamente, veo cómo salgo de
ella hasta que no puedo resistirme a estirar la mano y jugar con ella. Lo recojo y lo vuelvo a
introducir con un dedo.
Saciados, nos desplomamos sobre el colchón y la estrecho entre mis brazos, obligándola a
levantar la cabeza para poder besarla.
- ¿Por qué hemos esperado tanto? - me pregunta, y pongo los ojos en blanco.
Empiezo a dormitar cuando me da un golpe en el pecho justo encima de su nombre.
-Así que Jude dijo que podía hacerlo esta tarde. ¿Crees que debería ponerme barras o aros? -
-Jude no te va a perforar los pezones. Ya he contestado a esto y antes de que te pongas a ello,
sí dije que podías hacértelos, pero no dije que Jude pudiera hacerlo. Sloane es una
perforadora licenciada. Mañana iremos a Infinite Ink y ella te los hará. Esa es mi única
oferta. - Siento que me comprometo muy bien en este momento.
- ¿La sobrina del tío Haye? Quiero decir, supongo que está bien, pero no hemos visto al tío 125
Hayes ni al tío Nash en todo este tiempo. ¿Cómo va a funcionar eso? - Tiene razón en estar
preocupada porque aún no se lo he dicho, pero necesito acabar con esto. Los quiero en mi
vida, pero me niego a ocultar a Charlie y lo que ella es para mí.
-Hay muchas cosas que ellos y yo tenemos que averiguar, pero no te preocupes por eso. De
lo único que tienes que preocuparte es de cómo me vas a compensar porque no puedo jugar
con estos durante semanas. - Acaricio uno de sus pezones.
-Bueno, seguro que se me ocurren un par de cosas. - Sí, seguro que puede.
-Te lo dije, nena, no hay nada que no haría por ti. Nada que no te daría. Puede que no
siempre sea exactamente como te lo imaginas, pero prometo trabajar siempre contigo para
hacerlo realidad. Te amo. - Le doy un beso en la frente y ella se acurruca más en mi pecho.
-Lo sé. También me gusta ser un poco malcriada a veces porque te pone de los nervios.
Siempre haces que duela tanto. Yo también te amo, y gracias. - El final se acorta mientras
ella se queda dormida, con el cansancio escrito en la cara.
Le quito los mechones oscuros de la cara y dejo que mi mirada recorra su cuerpo,
observando la tinta adicional que ha añadido a su lienzo en los dos últimos meses, pero me
detengo en la pierna que tiene sobre mí.
El tatuaje de la amapola me mira fijamente.
El que inició mi descenso.
Siempre supe que me encontraba en una línea en mi vida.
Siempre supe que mi vida estaba a caballo entre dos aguas. Pero no sabía dónde acabaría.
He vivido mi vida al borde de la locura, pero ahora la acepto plenamente.
Tú deberías hacer lo mismo.
AGRADECIMIENTOS 126

J - Siento tener que decirte esto, pero no puedes despedirnos. Estás atascado con nosotros
para siempre.
Nuestras Betas: Shawna, Britt, Stephanie, Jaime, Savannah y Mary. Realmente no estaríamos
aquí de nuevo, con otro libro sin ustedes. Agradecemos todas sus aportaciones.
A todos los miembros de nuestros equipos y a los Malvados Prohibidos. ¡¡¡Los queremos y
gracias por dejarnos hacer de nuestro grupo nuestro espacio seguro!!!
A todos los que nos siguen etiquetando en las redes sociales, ¡los vemos y los queremos!
A todos los que se han arriesgado con nuestros libros y nos etiquetan, envían correos
electrónicos o mensajes de texto sobre ellos. Son la razón por la que seguimos esforzándonos
por escribir más y mejores libros. Gracias por dejarnos salirnos de la norma y no juzgarnos.
Nos encanta nuestra pequeña parte del mundo de la ficción.
SOBRE LOS AUTORES 127

Tate & Rory pasan la mayor parte del tiempo jodiendo, escribiendo mierda tóxica y
repitiéndose "odio esto para nosotros".

Los mensajes de texto entre nosotros van así

RORY ¿Quiénes somos?

TATE: No lo sé, pero me encanta este mundo que hemos creado.

RORY: Siento que probablemente deberíamos joder algo pronto...

TATE: Planeemos eso para cuando Jackie esté fuera de la ciudad la próxima vez.

¡Acósennos!

También podría gustarte