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atención temprana
Valoraremos también los aspectos cualitativos, que pueden modificar los criterios
evaluativos basados en los resultados cuantitativos de los test.
Las pruebas estandarizadas que suelen utilizarse están baremadas para la población
infantil general, no están adaptadas a las peculiaridades de los niños con discapacidad,
por lo que corremos el riesgo de caer en el sesgo de la comparación con la “norma”.
Linares (2004) propone que los profesionales se hagan las siguientes preguntas:
Las relaciones entre los padres y los hijos con discapacidad pueden estar alteradas.
Los padres pueden tener dificultades para interpretar correctamente las señales
comunicativas de sus hijos:
- Procurar que los padres inicien actividades y juegos placenteros con su hijo,
aumentando la motivación del niño y la gratificación de los padres.
En el segundo nivel, el objetivo sigue siendo la adquisición del lenguaje oral, pero a
través de un sistema de comunicación “aumentativo”, que incrementa la capacidad
de comunicación del niño, para facilitarle la adquisición de la lengua oral.
El primer nivel estaría indicado para niños cuya comunicación está basada en la
interacción oral: interaccionan vocalmente con su entorno y responden a estímulos
verbales de familiares y educadores (utilizan adecuadamente el canal auditivo-vocal).
El tercer nivel sería el adecuado para niños que no tienen posibilidades de acceder
a la lengua oral.
Ambos aspectos –el papel activo del niño y los entornos comunicativos– es lo que
Monfort y Juárez denominan ‘núcleo duro’ de la adquisición.
Este ‘núcleo duro’ consistiría en respetar el papel activo del niño en los procesos de
aprendizaje y en la primacía de la comunicación como factor de desarrollo.’
- INTERVENCIÓN NATURALISTA
Los adultos, cuando se comunican con niños que están aprendiendo a hablar, utilizan
una serie de estrategias que influyen positivamente en éstos, favorecen el éxito
comunicativo–transmisión real de información–, y dejan en segundo lugar los
aspectos formales en el uso de la lengua. (por ej., seguir la iniciativa del niño, organizar
el ambiente, dejar el tiempo suficiente al niño para que intervenga en la conversación,
interpretar los actos del niño o retomar y ampliar sus emisiones verbales).
En definitiva, la interacción entre los padres y sus hijos con dificultades para la
comunicación y el lenguaje puede fácilmente quedar distorsionada y alterada
(Gràcia y del Río, 1998).
La intervención naturalista tiene como objeto principal conseguir que los padres y
educadores se comuniquen mejor con los niños con trastornos del lenguaje.
Aunque no rechaza otros enfoques más reeducadores o ‘clínicos’, se despliega en
contextos cotidianos–hogar y escuela– y dispone de agentes como logopedas, padres
y educadores.
Los padres deben aprender a comunicarse más y mejor con sus hijos, al tiempo
que éstos y sus progenitores aprenden a usar el sistema de comunicación
aumentativo en contacto con los logopedas.
Un ejercicio funcional es una actividad en la cual el niño debe hacer uso del lenguaje
para comunicarse con el resto de las participantes en dicha actividad. El ejercicio está
definido por las funciones del lenguaje empleadas, por el tema sobre el que
comunican los niños y por los contenidos lingüísticos explícitos que deben usar.
Aparentemente, los ejercicios funcionales simulan juegos en los que el niño debe
comunicarse para poder jugar.
En los ejercicios funcionales los adultos no tienen por qué hacer correcciones
explícitas sobre los enunciados del niño.
Los ejercicios funcionales son una potente estrategia para mantener un enfoque
comunicativo y reforzar aspectos que no pueden controlarse en una intervención
de tipo ambiental.
En primer lugar, para que una actividad sirva para el entrenamiento funcional, debe
cumplir la condición de que la corrección o incorrección del enunciado del niño
dependa de su eficacia y que esta eficacia venga dada por la respuesta del
interlocutor.
El educador deberá buscar que es lo que debe modificar en la situación para que
un enunciado incorrecto deje de ser eficaz funcionalmente y, por tanto, requiere el
aprendizaje de un nuevo modelo.
- Saber utilizar las fórmulas que regulan la expresión, como iniciar, terminar o
señalar los cambios.
En este estadio se pueden distinguir hasta siete funciones distintas que se definen de
esta manera.
- Instrumental: Se utiliza el lenguaje como medio para que las cosas se realicen,
se dirige a satisfacer las necesidades. La expresión característica “yo quiero”.
- Reguladora: Utilización del lenguaje como instrumento de control, para
modificar o regular la conducta de los demás. Ej. “haz lo que te digo”. ∗
- Interactiva: Utilización del lenguaje como medio para relacionarse con los
demás. Ej. “juguemos juntos”.
- Personal: Utilización del lenguaje manifestando la individualidad, con el fin de
exponer y afirmar la propia personalidad frente a los demás. Ej. “yo”, “mío”.
- Heurística: Utilización del lenguaje como instrumento para investigar la realidad
y aprender sobre las cosas. Ej. “¿Por qué?”.
- Imaginativa: El lenguaje se utiliza de forma lúdica, creando o recreando el
entorno según sus gustos, para que las cosas sean como el hablante quiere.
- Ritual: Lenguaje de los buenos modales. Durante esta primera fase el niño tiene
un sistema organizado, aunque no utilice unidades léxicas o palabras, pero que
no son el resultado de ninguna imitación del habla adulta. “hola”, “gracias”,
“adiós”.
En la segunda fase, Halliday reagrupa las tres primeras en una función más global que
parece esperar una respuesta concreta por parte del interlocutor; la función
pragmática, la que se utiliza para actuar sobre el entorno.
- Obtener información.
- Expresar: las propias intenciones, las propias creencias, los propios sentimientos.
- Resolver problemas.
- Divertir.
Diseñar una actividad funcional supone prever los recursos y técnicas gracias a los
cuales el logopeda podrá actuar sobre la situación comunicativa planteada a los niños.
Su carácter abierto a las iniciativas de los niños requiere precisamente un mayor grado
de preparación por parte del adulto.
- EJERCICIOS FUNCIONALES
La variable 5 actúa sobre el tiempo; es decir, sobre la relación que existe entre el
momento en que sé habla y el momento en que se realizan las acciones a las que se
refiere el hablante. El lenguaje puede ser simultáneo, previo o posterior a las acciones
que constituyen su referente.
Se refieren a las ayudas que el educador ha de proporcionar a los niños para que puedan
adecuar su expresión verbal a las necesidades que se descubren en la situación y que
no pueden solucionar o que solucionan incorrectamente, sea desde un punto de vista
formal, o desde un punto de vista funcional.
- Imitación mediata
Consiste en que el educador realiza el ejercicio él mismo antes de pedir a los niños
hacerlo. Actuará luego sobre las variables de complejidad para que las realizaciones de
sus alumnos no sean meros calcos de la suya, pero, durante su actuación, les
proporciona ya una cierta ayuda, mostrándoles posibles formas de solucionar el
problema comunicativo planteado por la situación. ∗
- Feed−back correctivo
- Inducción
Tipo de ayuda que consiste en decir la primera sílaba de una palabra o las primeras
palabras de una oración para que el niño las complete. Se supone, lógicamente, que el
modelo que se intenta inducir es ya conocido y que ha sido presentando y
probablemente trabajado con anterioridad.
- Modelado
Ayuda más explícita, el educador puede darle un modelo posible y ayudarle a que lo
repita. Como todos los sistemas de facilitación estas ayudas deben inscribirse en un
proceso progresivo.
No es el logopeda el que dice si está bien o mal, es la situación la que indica al niño si
ha proporcionado información suficiente o no.
El lenguaje se usa para:
- Razonamiento lógico. Para expresar las relaciones que reconoce dentro de una
determinada experiencia, o la razón subyacente a un determinado curso de la
acción.
El desarrollo del uso del lenguaje en los niños no tiene lugar de manera uniforme, ni
todos ellos usan enseguida el lenguaje para todos estos propósitos.
El uso que hacen del lenguaje para expresar sus ideas a través del habla,
Desde su nacimiento el niño normal deriva inevitablemente hacia el uso del lenguaje en
cuanto a que está rodeado de personas que hablan entre sí y hablan con él.
Las variables a tener en cuenta para decidir que objetivos y actividades se van a
desarrollar y en que ámbito serian (Ygual y Cervera,1999).
Las variables que dependen del sujeto se refieren a su nivel intelectual, sensorial,
anatómico y motriz.
- Inteligencia
Aunque existe una altísima correlación entre inteligencia y nivel de lenguaje, tal
correlación puede no ser pertinente en algunos trastornos. Por ejemplo, algunos
casos de niños diagnosticados como difásicos, en los que sorprende su bajo nivel de
lenguaje y el nivel superior de desarrollo y ejecución que revela en otros aspectos. Por
otro lado, todavía se sigue investigando en personas con escaso desarrollo intelectual y
muy buen nivel de lenguaje.
- Alteraciones sensoriales
Las alteraciones motrices y anatómicas pueden condicionar de forma muy variada los
procesos de recepción y emisión del lenguaje.
Dependiendo del grado de afectación, dificultan al niño la aprehensión del mundo que
le rodea, retrasando y/o alterando su desarrollo, no sólo motor, sino también cognitivo.
Estas variables son probablemente las que mejor definan el estado lingüístico y
comunicativo de la persona que padece el trastorno del lenguaje.
Recurriendo a ellas no podremos explicar por qué el sujeto tiene unas dificultades
concretas, pero sí podemos definirlas como punto de partida para comprender la
especificidad del tratamiento.
- Capacidad de comunicación
Para valorar el impacto de esta variable debemos tener en cuenta el medio que el
entorno utiliza para comunicarse con estas personas.
Un niño sordo profundo y prelocutivo tiende a aislarse progresivamente a menos que
desarrolle sus capacidades de comunicación a través de un lenguaje. Sin embargo, no
muestra ninguna dificultad para comunicarse si puede compartir un código de
comunicación (oral, bimodal o lenguaje de signos) con su entorno. Algunos niños con
autismo desarrollan un lenguaje formalmente correcto, pero siguen careciendo de las
habilidades reales de comunicación toda su vida.
Algunos niños y adultos con trastornos del lenguaje muestran escasa capacidad para
el uso simbólico de signos. En niños se aprecia a través de su juego y su escasa o nula
expresión gráfica.
La posibilidad de reforzar el signo verbal (palabra) con otro signo (icono o gesto)
determina una forma de intervención logopédica que cada vez se está revelando
como más eficaz.
La diferencia entre los trastornos que sólo afectan a la voz es clara, fácil de
diagnosticar por el médico otorrinolaringólogo, y plantea escasa problemática de
desarrollo del lenguaje. Asimismo, la logopedia ha desarrollado estrategias muy
específicas para su intervención.
También son claras las diferencias entre habla y lenguaje, al menos en adultos o en
niños que han conseguido la adquisición.
Los trastornos del lenguaje afectan a los elementos simbólicos de la lengua, mientras
que los del habla únicamente a la realización acústico- fonética de la misma.
VARIABLES DE TIPO SOCIAL
Éstas son variables propias del ambiente social en el que se realiza la intervención
logopédica y que necesariamente condicionan la especificidad de los tratamientos.
Ninguna de estas modalidades parece ser excluyente, aunque puede que cada una
de ellas se adapte mejor a un tipo de problemática que a otro.
Hablar de especificidad supone avanzar más allá de las dicotomías básicas usadas en el
campo de los trastornos del lenguaje: expresión-comprensión, lenguaje-habla.
Podemos contemplar el uso del lenguaje que hace una persona sana, psicológicamente
normal y lingüísticamente competente, como una cadena de procesos que se influyen
unos en otros.
El individuo con trastornos del lenguaje tiene, por tanto, varios procesos activos y uno o
más inactivos.
Debe comprender cuáles son los procesos posibles para, desde éstos, reforzar los que
están perjudicados.
- DISEÑO DE UN PROGRAMA DE INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA EN
ATENCIÓN TEMPRANA
Tanto por razones individuales, de la psicología evolutiva, como por razones sociales,
culturales y organizativas, especialmente respecto a la respuesta educativa, ese
diagnóstico se pospone hasta los 6 años de edad, por lo que en atención temprana
hablamos de “retraso global del desarrollo”, o “retraso en el desarrollo
psicomotor”, y la comparación psicométrica de la capacidad del niño con la media de
los niños de su edad no se hace mediante el C.I., sino mediante el Cociente de Desarrollo
(C.D.), medido mediante escalas específicas para este grupo de edad (Escalas de
Desarrollo).
El nuevo paradigma de definición y clasificación de la discapacidad intelectual ha
tenido implicaciones importantes para la práctica de la atención temprana.
- Política de no exclusión.
El nuevo modelo modifica también las representaciones mentales que los profesionales
y los padres se hacen sobre la discapacidad y las consecuencias que va a tener para la
vida del niño. Esta modificación afecta, por tanto, a las actitudes de los adultos que
intervienen con el niño.
Los profesionales han de asumir unos nuevos roles que pueden resumirse así:
Del mismo modo, si cambias las actitudes individuales de las personas que se relacionan
con el niño con discapacidad, ha de cambiar también la organización social en su
conjunto, y las políticas dirigidas a atender las necesidades de las personas con
discapacidad deben basarse en modelos inclusivos, no excluyentes.
- FENOTIPO CONDUCTUAL
Los cambios modulados por los genes repercuten en los mecanismos básicos de
funcionamiento cognitivo, los cuales a su vez modelan la conducta.
Algunas de las funciones cognitivas que pueden modular los genes son:
- Razonamiento verbal.
- Razonamiento global.
- Capacidades viso-espaciales.
- Atención.
- Memoria visual.
- Memoria auditiva.
- Aptitudes sociales.
Se trata de la mutación en el extremo del brazo largo del cromosoma X. El gen implicado
en el síndrome del cromosoma X frágil (SXF) se identifica por las siglas FMR1. Al ser un
defecto ligado al cromosoma X, produce un cuadro más grave en el hombre que en la
mujer. El fenotipo cognitivo del SXF corresponde a un retraso mental de grado medio
(en la terminología del antiguo paradigma, que se correspondería con las necesidades
de apoyo limitadas o extensas). En los individuos con la mutación completa, el promedio
de CI es de 41. Las personas que tienen mosaico (células con la mutación completa que
alternan con células premutadas) presentan un CI promedio de 60. Quienes tienen
algunas células con metilación completa (transferencia de grupos metilos a algunas de
las bases citosinas (C) del ADN) alternando con células con metilación parcial, presentan
un CI medio de 88.
- Síndrome Velocardiofacial
Esta enfermedad afecta casi exclusivamente a las mujeres (en los varones son raros los
casos) y su frecuencia es de 1/10.000 niñas. Considerada como una encefalopatía
degenerativa, actualmente se acepta como un trastorno global del desarrollo.
El 80% de los casos padecen epilepsia, entre los cuales el síndrome de West es de las
formas más graves, en general asociado a una mayor afectación cognitiva y conductual.
Desde el punto de vista intelectual, el rendimiento es variable, con cocientes que varían
entre menos de 20 e inteligencia superior. Diversos autores han descrito que entre el 17
y el 61% de los pacientes con CET padecen autismo, y que entre el 0,4% y el 9% de los
autistas tienen CET.
Los niños que tienen afectación cognitiva y conductual, en general, no pueden
estar sin supervisión, son hipercinéticos, no aceptan límites, son destructivos y tienen
graves conductas disruptivas. Les cuesta mucho adaptarse a cambios de rutina y
pueden tener graves problemas de sueño.
- Síndrome de Angelman
- Síndrome de Down
Consiste en la trisomía del par 21. Es la causa cromosómica de retraso mental más
común, producto en el 96% de los casos de una trisomía, en el 3% consecuencia de una
translocación, y en el 1% de un mosaicismo.
En cuanto al desarrollo del lenguaje en los niños con Síndrome de Down, durante el
primer año, presentan lloros menos activos y que duran menos tiempo (Hurtado
Murillo, 1995). También emiten menos sonidos que los bebés sin discapacidad, menos
homogéneos. El número y longitud de sonidos vocálicos en el balbuceo son similares a
los niños sin discapacidad. Se han observado menos pronunciaciones consonánticas.
Errores de articulación, sustituyendo los sonidos más difíciles por otros más fáciles
(consonantes fricativas [f]-[v]-[x]-[z], africada [ch], líquidas y vibrantes [l]- [r].).
Presentan un nivel inferior en lenguaje expresivo que otros niños con el mismo nivel
de desarrollo (medido en Longitud Media de la Producción Vocal).
Establecen las mismas relaciones semánticas que otros niños con el mismo desarrollo
sintáctico (Longitud Media de Producciones Verbales).
Además del nivel de desarrollo respecto a la norma, influyen los datos contextuales
del entorno (socioafectivo, interactivo y lingüístico), los procesos interactivos
bidireccionales que se establecen entre el niño y los adultos cuidadores,
especialmente la madre.
Desde el nacimiento: las interacciones en las díadas niño/madre son diferentes a las
díadas con niños sin discapacidad. Influye la calidad interactiva en la díada, en la familia
y en el aula.
La evaluación del lenguaje del niño con Síndrome de Down debe incluir el análisis de las
capacidades léxicas y sintácticas, las capacidades lingüísticas y la intención
comunicativa de las conductas del niño (Buceta y Fernández, 2004).
Algunas pautas para la interacción entre el niño y el adulto (el terapeuta en la sesión de
logopedia, los padres en casa), serían las siguientes:
- Atención compartida.