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Requisitos para el reparto de utilidades en las sociedades anónimas

Para el caso de todas las sociedades reguladas por nuestra LGS, en materia de reparto de
utilidades se ha establecido tres requisitos para que el citado reparto proceda. Así, el
artículo 40, en sus dos primeros párrafos, contempla i) la necesidad de la existencia de
estados financieros, ii) que no se reparta más de la utilidad efectivamente obtenida y iii)
que no distribuye utilidades si se hubiere perdido una parte del capital, salvo que éste
sea reintegrado o reducido en la cantidad correspondiente.
1.1. Necesidad de balance y no reparto superior a la utilidad efectivamente
obtenida En relación con estos dos primeros requisitos podríamos sostener que se
resumen, como dice Elías, en «no se puede distribuir utilidades cuando no las hay» y «si
hay utilidades, no se puede distribuir mayor cantidad que las que arroja el balance»
el cumplimento de estos dos requisitos resultan fundamentales para el derecho
societario, en tanto, apuntan a proteger el patrimonio y el capital de la sociedad y, por
ende, proteger el interés de los acreedores de una sociedad. El distribuir utilidades
inexistentes a los socios, es decir, no generadas por la sociedad, supone la entrega o
devolución de activos sin procedimiento especial alguno que apunte a proteger los
intereses de terceros. Permitir lo anterior sería una forma encubierta de devolución de
aportes o de capital, obviando el procedimiento formal para la reducción de capital que
prevé nuestra LGS en el caso de sociedades anónimas, el cual supone publicaciones y la
posibilidad de que los acreedores ejerzan derecho de oposición.
Patrimonio neto no inferior al capital
a) Alcance de la exigencia de no pérdida del capital
El tercer requisito para proceder al reparto de utilidades está contenido en el segundo
párrafo del artículo 40 de la LGS, el cual menciona que «Si se ha perdido una parte del
capital no se distribuye utilidades hasta que el capital sea reintegrado o sea reducido en
la cantidad correspondiente>>. Este requisito, al igual que los dos anteriores, se
aplicarían, en principio, a todas las sociedades.
El capital es una cifra legal de la contabilidad que se formo e integra con los aportes o
capitalizaciones posteriores que se hayan efectuado en una determinada sociedad. El
capital social es equivalente al número de acciones o participaciones que la sociedad
haya emitido por el valor nominal que éstas poseen. En tal sentido, el capital social, en
términos formales, no se ve reducido con el día a día de los negocios. El capital social
sólo varía como resultado de un procedimiento formal: aumento de capital o reducción
de capital. El patrimonio neto de la sociedad, que es el resultado de la diferencia entre
activos y pasivos o de la suma de las cuentas patrimoniales de la sociedadentre ellas el
capital-, sí puede estar en constante movimiento según las operaciones o negocios que la
sociedad efectúe. Así, el patrimonio neto aumenta o se reduce como resultado del día a
día del negocio. No sucede lo mismo con el capital social en nuestra legislación, el cual,
como hemos, dicho, está concebido como una cifra legal que se altera como resultado
de procedimientos formales
tampoco es cierto que toda sociedad sin pérdidas acumuladas tiene un patrimonio neto
igual o superior o su capital y, por ende, está facultado o repartir el íntegro de las
utilidades obtenidas en un ejercicio posterior por no haberse perdido su capital, como
demuestro el caso precedente.
b) Supuesto del inciso l del artículo 230 poro el coso de los sociedades
anónimas Para el coso específico de los sociedades anónimas, la LGS en el
inciso l de su artículo 23027 ha prescrito como condición para la distribución de
dividendos que el patrimonio neto no sea inferior al capital pagado, aclarando
cualquier posible discrepancia de interpretación en relación con este tipo
societario. El requisito para todas las sociedades, y no sólo para las sociedades
anónimas, es que para repartir utilidades debe cumplirse que el patrimonio neto
no sea 0 no se convierta en inferior al capital
 ¿Cómo se distribuyen las utilidades?
El artículo 39 de la LGS recoge dos principios fundamentales respecto a la distribución
de utilidades de utilidades:
a) Principio de proporcionalidad o prorrateo: El mismo que dispone que la distribución
de utilidades a los accionistas se realiza en proporción a sus aportes al capital.
b) Principio de universalidad: El mismo que dispone la prohibición de que el pacto
social excluya a determinados accionistas de las utilidades, o los exonere de toda
responsabilidad por las pérdidas.
La regla es que los accionistas participen en las utilidades en la misma proporción en
que participan en el capital social. Los pactos distintos pueden incorporarse en el
estatuto o convenio de accionistas.
4. Destinos obligatorios para la aplicación de utilidades:
Una vez formulados los estados financieros de determinado periodo o ejercicio, y
verificado que ellos arrojan utilidades, los accionistas no pueden repartirse directamente
dicho monto. La LGS y otras normas establecen destinos obligatorios o imperativos
para dicho monto, según detallamos a continuación:
a) La compensación obligatoria de pérdidas acumuladas. Destino regulado en el
segundo párrafo del artículo 40 de la LGS, según el cual, si se ha perdido una parte del
capital, no se pueden distribuir utilidades hasta que este sea reintegrado o reducido en la
cantidad correspondiente. Si una sociedad tiene pérdidas acumuladas, la utilidad del
ejercicio debe compensar inicialmente dichas pérdidas.
b) Beneficios de los socios fundadores. Según lo dispuesto en el artículo 72 de la LGS,
independientemente de su calidad de accionistas, los socios fundadores de una sociedad
pueden reservarse derechos especiales de diverso contenido económico. Siendo esto así,
el estatuto de una sociedad podría contemplar la aplicación obligatoria de cierta parte de
las utilidades como beneficios para los socios fundadores, consistentes – por ejemplo –
en una participación en las utilidades.
c) Retribución del directorio. La LGS permite a los directores participar en las
utilidades de la sociedad, sin perjuicio de la retribución que se les asigne. Si se ha
acordado la participación de los directores en las utilidades de la empresa, ella solo
podrá ser detraída de las utilidades líquidas y, en su caso, después de la detracción de la
reserva legal correspondiente al ejercicio (referida a continuación).
d) Reserva legal y reservas estatutuarias. El artículo 229 de la LGS dispone la
obligación de que un mínimo del 10% de la utilidad distribuible de cada ejercicio,
deducido el impuesto a la renta, se destine a la reserva legal, hasta que este alcance un
monto igual a la quinta parte del capital (20%). Si bien la LGS dispone que el exceso
sobre el límite del 20% del capital no constituye reserva legal y, en principio, una vez
alcanzado ese porcentaje no habría obligación de aportar montos a reservas de la
sociedad, podría existir lo que se denomina reservas estatutarias. Según esta figura, cabe
que el estatuto de la sociedad disponga que determinado porcentaje de las utilidades se
destinen a una reserva para un fin específico, con lo cual se puede tener cubierta la
reserva legal al máximo exigido por ley, y por dicha disposición subsistirá la obligación
imperativa de destinar determinada porción de las utilidades a reservas.
5. Destinos optativos:
Una vez aplicado el monto de las utilidades a los destinos obligatorios, los accionistas
tienen libertad para decidir el destino de las utilidades remanentes. Los destinos más
comunes que muestra la práctica comercial son los siguientes:
a) Aplicar las utilidades del ejercicio a las utilidades acumuladas.
b) Capitalizar la utilidad.
c) Distribución de las utilidades.
Estas opciones no son excluyentes entre sí. La junta de accionistas podrá destinar parte
de las utilidades a una capitalización y distribuir un monto determinado, según
convenga a los intereses de la sociedad y de los propios accionistas. La decisión sobre el
destino de las utilidades dependerá de la situación de cada sociedad y del análisis que
efectúen administradores y accionistas.
6. Distribución irregular de dividendos:
El artículo 40 de la LGS establece tres principios fundamentales para la distribución de
dividendos:
a) No pueden distribuirse utilidades si antes no hay estados financieros que demuestren
la existencia de las que serán repartidas.
 
b) El monto repartido no puede exceder del monto de las utilidades que haya obtenido la
sociedad.
 
c) No pueden repartirse utilidades si la sociedad tiene pérdidas acumuladas.
Dada la importancia de estos principios, la LGS dispone sanciones a la distribución
irregular de utilidades. Así, el mismo artículo otorga la posibilidad, tanto a la sociedad
como a sus acreedores, de poder repetir por cualquier distribución de utilidades hecha
en contravención de las normas que dicho artículo contiene, de las siguientes formas: (i)
contra los socios que hayan recibido las utilidades distribuidas irregularmente; o (ii)
exigiendo su reembolso a los administradores que las hubiesen pagado, asumiendo estos
últimos una responsabilidad solidaria. En las sociedades anónimas que no cuenten con
directorio, las responsabilidades por la distribución irregular de utilidades recaen en el
gerente general.
7. Sobre los dividendos a cuenta:
Una práctica común en diversas sociedades que ven a lo largo del año que tendrán
buenos resultados al final del ejercicio es la distribución de dividendos a cuenta.
 
Los incisos 3, 4 y 5 del artículo 230 de la LGS permiten la distribución de dividendos a
cuenta, salvo para las empresas sobre las que recaiga prohibición expresa (como el caso
de las empresas del sistema financiero).  Debe entenderse como dividendos a cuenta las
utilidades que la sociedad acuerda repartir sobre la base de un balance distinto al anual.
Para la repartición de dividendos a cuenta rigen los mismos requisitos que para la
repartición de dividendos regular, con las siguientes diferencias:
a) Se necesita un balance general preparado a una fecha de corte determinada, previo al
cierre del ejercicio económico.
b) Se requiere la opinión favorable del directorio; en caso contrario, la responsabilidad
por el pago recaerá en forma exclusiva sobre los accionistas que votaron a favor del
acuerdo.
¿Cuánto le corresponde a cada socio?
Dentro de la empresa, quién decide cuánto y cómo se distribuyen las ganancias, es la
Asamblea de Accionistas; es decir, los socios reunidos miran los estados financieros, el
flujo de caja y las inversiones para el próximo año, y con base en eso deciden qué
monto de las utilidades acumuladas está la empresa en capacidad de distribuir.

Del monto que se decida «repartir», a cada socio le corresponde el porcentaje que tiene
en acciones.

Si los socios tienen 50% de acciones cada uno, pues le tocará la mitad a cada uno. Si un
socio tiene 60% de las acciones, y el otro 40%, al que tiene 60% le corresponde el 60%
de las utilidades, y al que tiene 40% le corresponde solo el 40%, aunque trabaje en la
empresa.

https://www.oas.org/juridico/PDFs/mesicic3_per_leysociedades.pdf

(ley general de sociedades)

https://www.thekeyperu.com/notas-sobre-las-normas-aplicables-a-la-distribucion-de-
dividendos-en-las-sociedad-anonimas/#:~:text=a)%20No%20pueden%20distribuirse
%20utilidades,la%20sociedad%20tiene%20p%C3%A9rdidas%20acumuladas.

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20140804%20(2).pdf

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