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DEFENSA DE RESPUESTA CARDIOVASCULAR Y RESPUESTA

CARDIORESPIRATORIA
• Respuesta cardiovascular.

La respuesta cardiaca o
cardiovascular (RCV) de defensa
es un reflejo defensivo
cardiovascular que aparece como
reacción ante la presentación de un
estímulo sonoro de alta intensidad
(>100 dB), corta duración (500 ms)
e inesperado. El reflejo se describe
como una serie de cambios bien
definidos en la frecuencia cardiaca,
con un claro patrón secuencial de
aceleraciones y desaceleraciones
de la misma. Concretamente, está compuesto por cuatro componentes que se suceden de
forma consecutiva: una primera aceleración, una primera desaceleración, una segunda
aceleración y una segunda desaceleración.
Los dos primeros componentes, de menor latencia, se caracterizan por una mayor
intensidad y celeridad en alcanzar sus respectivos picos (positivo y negativo), mientras
que los dos últimos componentes se desarrollan de forma más progresiva y menos
acentuada.
Con respecto a sus correlatos psicológicos, se ha demostrado empíricamente que la
respuesta cardiaca de defensa puede ser modulada por factores tanto emocionales como
atencionales, lo que pone de manifiesto sus implicaciones motivacionales y cognitivas en
la facilitación de la conducta defensiva. Esta característica, unida a las garantías
metodológicas que ofrece un reflejo defensivo fácilmente reproducible en condiciones de
laboratorio, ha favorecido su utilización en diferentes diseños experimentales aplicados.
Uno de los más recientes y novedosos es su aplicación como herramienta de evaluación
clínica para detectar patrones diferenciales de reactividad cardiovascular en pacientes con
trastorno de estrés postraumático. Los resultados obtenidos abren la puerta para el
desarrollo de este paradigma psicofisiológico como técnica de apoyo en la práctica
clínica, como ya lo hiciera el trabajo pionero de Lang y con la modulación del reflejo de
sobresalto evaluado mediante registro electromiográfico del músculo orbicular del ojo.
Puesto que uno de los síntomas comunes a todo el espectro de los trastornos de ansiedad
es una alteración del nivel de reacción fisiológica normal ante los estímulos ansiógenos,
uno de los puntos claves en el desarrollo de este paradigma es determinar las influencias
autonómicas en los distintos componentes de la respuesta. Esto resulta aún más saliente
en el caso de un reflejo cardiovascular, dado que la variable cardiaca más frecuentemente
empleada en investigación en el área de psicología de las emociones es la frecuencia
cardiaca. A pesar de ser éste un índice que refleja influencias tanto simpáticas como
parasimpáticas de forma indiferenciada, resulta frecuente en la literatura encontrar
estudios donde se infiere la actividad de las dos ramas autonómicas a partir de una
variación fásica en la frecuencia cardiaca. Así, un aumento en la frecuencia cardiaca es
frecuentemente interpretado como un aumento de la actividad simpática acompañado por
una inhibición de la actividad parasimpática, y viceversa.

• Respuesta cardiorrespiratoria.

La respuesta cardiorrespiratoria (RCR) se refiere a la capacidad de los sistemas


circulatorio y respiratorio para suministrar oxígeno a los músculos esqueléticos durante
la actividad física sostenida. La medida principal de RCR es VO2max. En 2016, la
Asociación Estadounidense del Corazón publicó una declaración científica oficial que
defiende que el RCR se clasifique como un signo vital clínico y se debe evaluar de forma
rutinaria como parte de la práctica clínica.
El ejercicio regular hace que este sistema sea más eficiente mejorando el músculo
cardíaco, permitiendo que se bombee más sangre con cada latido, y aumentando el
número de arterias pequeñas en los músculos esqueléticos entrenados, que suministran
más sangre a los músculos que trabajan. El ejercicio mejora el sistema respiratorio al
aumentar la cantidad de oxígeno que se inhala y se distribuye en el tejido corporal.
Hay muchos beneficios en la mejora de la
capacidad cardiorrespiratoria. Puede
reducir el riesgo de enfermedad cardíaca,
cáncer de pulmón, diabetes tipo 2,
accidente cerebrovascular y otras
enfermedades. La capacidad
cardiorrespiratoria ayuda a mejorar la
condición pulmonar y cardíaca, y
aumenta la sensación de bienestar.
Además, existe una creciente evidencia de que la RCR es potencialmente un mejor
predictor de mortalidad que otros factores de riesgo establecidos como el tabaquismo, la
hipertensión, el colesterol alto y la diabetes tipo 2. Significativamente, se puede incluir el
RCR a estos factores de riesgo tradicionales para mejorar la validez de predicción de
riesgo.
Con 30 a 60 minutos de actividad física de moderada a vigorosa intensidad, podemos
aumentar el RCR, y por tanto, disminuir el riesgo de padecer múltiples enfermedades y
mejorar la calidad de vida.

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