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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE

CHIAPAS
FACULTAD DE MEDICINA HUMANA
“DR. MANUEL VELASCO SUÁREZ”

E N S A Y O

BIOÉTICA
Y
DERECHOS HUAMANOS

HERNÁNDEZ LÓPEZ EDGAR ULISES


MATRICULA: E191063

DOCENTE: DR. CONRADO SOLÍS GÓMEZ

MODULO VIII

GRUPO D

TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIAPAS; NOVIEMBRE DEL 2022.


INTRODUCCIÓN
La tecnología avanza a un ritmo acelerado, misma que tiene implicaciones en nuestras
vidas, en especial en el caso de la biotecnología, definida como el conjunto de técnicas
que involucran la manipulación de organismos vivos o sus componentes sub-celulares,
para producir sustancias, desarrollar procesos o proporcionar servicios.
Derivado de estos progresos, han surgido una serie de cuestionamientos éticos -
inimaginables hace algunos años-, por lo que ha sido necesario recurrir a la bioética para
encontrar respuestas y dar soluciones, las cuales irán permeando en el campo del
derecho. Por lo que en el presente ensayo se analizará qué es la bioética y su relación
con los derechos humanos, asimismo se señalarán los temas que principalmente aborda,
entendiendo la complejidad que plantea esta materia y los retos que se proyectan para
todos los involucrados.
En este ensayo se abordan los temas primordiales y de impacto en el tema de la bioética
con respecto también a los derechos humanos, ya que estas dos materias van de la
mano, sobre todo al ponerlas en práctica en la civilización.
A lo largo de la vida el ser humano como especie primordialmente social, ha tenido la
necesidad de reflexionar acerca de su modo de vivir, evolucionar, y relacionarse entre sí
para mejorar su probabilidad de supervivencia. A medida que ha transcurrido la historia, y
han sucedido hechos importantes tanto plausibles como catastróficos, siempre ha surgido
la necesidad de pensar en los actos hacia con nuestros semejantes y la vida misma, ya
no como un mero instinto de supervivencia, sino también para el mejor vivir, actuar y ser.
Así pues, se exponen los artículos principales que han generado controversias en la
actualidad de los derechos humanos, pero también un análisis del modo en el que en la
práctica se lleva a cabo y en lo que realmente se traduce.
FUNDAMENTACIÓN
Actualmente México es parte de prácticamente todos los tratados internacionales que hay
en materia de derechos humanos, tanto en el plano regional como en el universal, lo que
empieza a reflejar una mayor participación de las normas internacionales en una materia
que originalmente se consideraba completamente ámbito de la jurisdicción interna del
Estado, pues no había esta visión hacia el exterior en la aplicación de la ley mexicana con
el derecho internacional. Esto empieza a cambiar a partir de esta ola de ratificaciones en
2000.
En 2006, México empieza a cambiar y a participar de manera más activa en el ámbito de
los derechos humanos en el plano internacional. En este año se crea el Consejo de
Derechos Humanos, que reemplaza a la antigua Comisión de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, reforzando así el nivel que tienen tanto los derechos humanos como los
organismos internacionales dentro de las Naciones Unidas.
La Comisión de Derechos Humanos era un suborganismo del Consejo Económico y
Social, el ECOSOC, que buscaba crear un contrapeso con las funciones del Consejo de
Seguridad y de la Asamblea General, en el entendido de que no podía haber paz y
desarrollo si no existía un Consejo que atendiera estos temas económicos y sociales,
creando con ello muchos organismos y suborganismos especializados, uno de los cuales
era la Comisión de Derechos.
Después de la Cumbre del Milenio y en una nueva era donde los derechos humanos
adquieren cada vez un papel más prioritario en la agenda internacional, se decidió en el
ámbito de la comunidad internacional y en el marco de Naciones Unidas, que tenía que
existir un nuevo órgano que atendiera los derechos humanos con mayor importancia y
más vinculado al corazón de la Organización de las Naciones Unidas, dando origen así,
en 2006, al Consejo de Derechos Humanos, que se establece en la actualidad como un
órgano subsidiario directamente de la Asamblea General.
No hubo consenso suficiente para que el Consejo de Derechos Humanos se dirigiera
como un nuevo órgano principal de la Naciones Unidas; sin embargo, al ser un órgano ya
subsidiario de la Asamblea General definitivamente tiene una jerarquía y una incidencia
más alta.
México no solamente fue artífice del Consejo de Derechos Humanos en su plan nación,
en su estrategia y en sus alcance, sino que el primer presidente del Consejo de Derechos
Humanos fue mexicano, el embajador Luis Alfonso de Alba, que ahora es nuestro
representante permanente ante organismos en Austria y embajador en ese mismo país;
fue el primer presidente del Consejo de Derechos Humanos, lo cual reflejaba que había
una conexión intrínseca entre lo que México estaba promoviendo como política exterior en
foros y organismos multilaterales con la conexión y la importancia que se le daba a los
derechos humanos.
Actualmente México sigue siendo parte del Consejo de Derechos Humanos; es la tercera
vez que somos miembros de este organismo, que tiene una constitución limitada, pues no
pertenecen los 193 órganos de la ONU miembros del Consejo de Derechos Humanos.
Lo relevante de ser miembro, es que a diferencia de otros órganos, aquí se lleva a cabo
una elección directa de los pares a partir de un estándar de derechos humanos a nivel
nacional para poder ser miembro del Consejo. Esto quiere decir que haber obtenido los
votos necesarios para estar dentro del Consejo de Derechos Humanos es reflejo de la
reputación que tiene México en el plano internacional en esta materia.
Todo este proceso que arranca con la apertura jurisdiccional de la Corte Interamericana
en 1998 continúa con una ola de ratificaciones en 2000, y la creación del Consejo de
Derechos Humanos en 2006 se consolida a nivel nacional con la reforma constitucional en
materia de derechos humanos.
La reforma constitucional en materia de derechos humanos de 2011 es la que genera un
verdadero cambio de paradigma en el entendimiento de los derechos humanos a nivel
nacional y en la comunicación que guarda ahora nuestra Constitución con el orden
internacional.
La reforma constitucional se aprueba el 10 de junio de 2011, y esto se traduce en un
verdadero cambio de paradigma, por varias razones. La primera es que se reforman más
de diez artículos de la Constitución en materia de derechos humanos, lo que habla de un
cambio de estructura de todo el Estado, y no solamente de una materia en particular o
aislada.
La conclusión es entonces que los nuevos paradigmas de derechos humanos son un
proceso evolutivo que empieza al final de la década de los noventa y que hoy estamos
viendo la transición hacia su consolidación, acompañados no solamente de un cambio
interno que reforma la estructura del Estado para poner en el centro de la operación
estatal a los derechos humanos, sino de un cambio de política exterior donde la línea ha
sido y seguirá siendo apertura, escrutinio y rendición de cuentas, porque es un principio
constitucional de política exterior que tenemos que respetar y que tenemos que mantener,
en el entendido además de que cualquier instrumento que contenga normas de derechos
humanos contiene ya una norma constitucional, que tiene la mayor jerarquía en el país.
ANÁLISIS
Los derechos humanos como principios reconocidos en el marco jurídico, nacional e
internacional, para alcanzar la protección de la vida, salud, integridad física y moral, la
libertad, igualdad y seguridad jurídica de todos los seres humanos, catalogados como los
valores supremos de la dignidad humana, son de obligada referencia en el campo de la
bioética.
Así, en cuanto a la relación entre bioética y derechos humanos, han habido numerosos
intentos para hacer frente a estos avances tecnológicos, como el Código de Núremberg
de 1947, la Declaración de Helsinki10 adoptada de 1964 y enmendada en 5 ocasiones, y
la Declaración ibero-latinoamericana sobre derecho, bioética y genoma humano11 de
1996 y sus revisiones, los cuales se centraron en problemáticas específicas, como la
experimentación con seres humanos.
En 2005 la Conferencia General de la UNESCO proclama la Declaración Universal sobre
Bioética y Derechos Humanos en la que se enlistan los principios bioéticos al aplicar y
fomentar el conocimiento científico, la práctica médica y la tecnología conexa, como
aquellos que hacen referencia a potenciar al máximo los beneficios y reducir al máximo
los efectos nocivos , el respeto de la vulnerabilidad humana y la integridad personal, el
respeto a la privacidad y confidencialidad, la igualdad, justicia y equidad y la no
discriminación . Destacando en su artículo 3º, numerales 1 y 2, el pleno respeto de la
dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales y que los
intereses y el bienestar de la persona deben tener prioridad con respecto a la ciencia o la
sociedad.
Al respecto, es importante recordar que la necesidad de crear documentos universales
para la protección de los seres humanos tanto en el ámbito de los derechos humanos
como en el de la bioética surge a partir de las atrocidades vividas en la Segunda Guerra
Mundial, por lo que podemos destacar que ambas disciplinas se fundamentan en la
dignidad humana y la protección de la vida como valores supremos. En ese sentido,
podemos comprender que la bioética y los derechos humanos se encuentran
intrínsecamente ligados, y en el ámbito que nos concierne – la microbioética – su principal
conexión es a través del derecho a la salud en relación con el derecho a la vida, a la
igualdad, a la integridad personal, la protección contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes y a la libertad para decidir el número y espaciamiento
de los hijos. Todos estos derechos se encuentran consagrados tanto en nuestra
Constitución Política como en los Tratados Internacionales de los que el Estado mexicano
es parte.
Además de las Declaraciones mencionadas, la protección de la vida y la dignidad de las
personas respecto al avance de la biotecnología ha sido salvaguardada en otros
instrumentos que efectivamente son vinculantes para nuestro país, como la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad o el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos que establecen – en el artículo 15.1 de la Convención y el 7
del Pacto – que ninguna persona será sometida a tortura u otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes, y en particular, nadie será sometido a experimentos médicos o
científicos sin su libre consentimiento.
CONCLUSION
Conviene recordar que la bioética enfrenta una complejidad novedosa a superar para
poder dar solución a los temas que le competen, concretamente: la interdisciplinariedad,
el multiculturalismo y los grupos de interés. Toda vez que, al conjuntar a las ciencias
exactas y las ciencias sociales, así como todas las culturas, tradiciones, ideologías y
religiones, y demás grupos, suele resultar en una lucha de poder e intereses. Es por esto
que resulta fundamental incluir la óptica de los derechos humanos como un límite fáctico a
los avances tecnológicos para permitir sólo aquellos que se consideren justos y
convenientes para el perfeccionamiento de la misma persona.
Así, todo avance tecnológico debe ser en beneficio del ser humano, pero el ser humano
no puede ser utilizado para estos avances.
De este modo, corresponderá a los Poderes Legislativo y Judicial, con apoyo de los
comités de bioética, encauzar y dar solución a las problemáticas planteadas,
estableciendo límites claros y precisos a la biotecnología, con irrestricto respeto a los
derechos humanos, libre de ideologías e intereses monetarios, con el fin de preservar la
dignidad del ser humano por sobre todas las cosas y evitando a toda costa la repetición
de los actos que llevaron a la comunidad internacional a pronunciarse sobre los derechos
humanos y la bioética.
Esto se ve intensificado ya que – a la bioética – se le pretende dar un alto contenido
político y un trasfondo económico que trasciende a las implicaciones de las decisiones
éticas y de los principios morales, lo que vuelve urgente subsanar las lagunas e
imprecisiones jurídicas que no protejan la dignidad, vida y salud de todo ser humano.
REFERENCIAS

Chavez, M. R. H. de. (s. f.). BIOETICA Y DERECHOS HUMANOS. 15 AÑOS DE

REFLEXIONES. FONTAMARA.

Sanchez, Y. G. (2022). La declaracion universal sobre bioetica y derechos humanos de la

unesco. Editorial Comares.

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