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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE DERECHO Y CRIMINOLOGIA

MONOGRAFIA

¿QUÉ SON LOS DERECHOS HUMANOS?

Equipo:

Avril Estefania Alemán Hernández 1948609

Joselyn Daniela Arellano Oviedo 1947211

Angela Gabriela Diaz Montañez Matrícula:1959296

Alessandra Gomez Loaiza 1977247

Leslie Paola Hernández Castañeda 1909992

Materia: Metodología de la investigación

Grupo: 026

Aula: 305

Maestro: Lic. José Luis Martínez Amaya

Cd.Universitaria, San Nicolas de los Garza,N.L.,a 20 de noviembre de 2022


Estructura del Trabajo

Introducción

Problemática.

Pregunta de investigación.

Objetivos generales

Metodología

Capítulo 1. Marco conceptual.


1. ¿Qué son los derechos humanos?
1.1 Principios
1.1.1 Principio de Universalidad
1.1.1.1 Principio de Interdependencia
1.1.1.1.1 Principio de Indivisibilidad
1.1.1.1.1.1 Principio de Progresividad
1.2 Tipos de derechos humanos.
1.2.1 Los derechos civiles.
1.2.1.1 Los derechos políticos
1.2.1.1.1 Los derechos económicos, sociales y culturales
1.2.1.1.1.1 Los derechos de solidaridad
1.3. Fundamento

1.4. Sujetos

1.5. Origen

1.5.1. Principios

1.6. Organismos Internacionales de Protección a los Derechos Humanos

1.6.1 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).


1.6.1.1 La Corte Interamericana de Derechos Humanos.
1.7. Instrumentos Internacionales
1.7.1. Declaración Universal de los Derechos Humanos.
1.7.1.1 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

Capítulo 2. Marco teórico.


2. ¿Qué son las garantías individuales?
2.1. Naturaleza jurídica de las garantías individuales.
2.1.1 características de las garantías individuales.
2.1.1.1 Clasificación de las garantas individuales.
2.2. Derechos humanos y sus garantías en la Constitución.
2.2.1 La constitución y sus partes.
2.2.1.1 Parte dogmática
2.2.1.1.1 Parte orgánica

Capítulo 3. Marco filosófico.

3.1 El hombre y el estado.

Capítulo 4. Marco político

Capítulo 5. Marco histórico

5.1 En Grecia

5.2 Colonias inglesas en América.

5.3 En México

Capítulo 6. Legalidad

6.1 Expresiones utilizadas en el derecho positivo mexicano.


6.1.1 En la Constitución.

6.1.1.1 En la ley.

6.2. Derechos Humanos en la Procuración de Justicia


6.2.1. El ministerio público

6.2.1.1. La policía
6.2.1.1.1 El poder judicial
6.3. Derechos y deberes
6.4. Reglas y principios
6.5. ¿Cómo promover el derecho humano?
Bibliografía
Introducción.

Este ensayo aborda el problema terminológico y conceptual de los derechos


humanos, las garantías individuales y los derechos fundamenta-les, señalando los
aspectos centrales de cada término, la ambigüedad y el equívoco de algunos de
ellos, así como la necesidad de que el derecho y la cultura jurídica mexicana,
transiten hacia la adopción de otra acepción y concepto jurídico que refleje la
realidad que se pretende comunicar con los derechos fundamentales.

El trabajo es una toma de postura que pretende establecer que el término y el


concepto de derechos fundamentales, es más amplio y funcional, tanto en el
lenguaje natural como en el jurídico, que otros como el de derechos humanos y
garantías individuales. Palabras clave: Garantías individuales, derechos humanos,
derechos fundamentales, concepto, concepción, positivismo jurídico, opción
terminológica, opción conceptual.

Las recientes reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,


que modifican diversos artículos en materia de derechos huma-nos, publicada en el
Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, sientan las bases para
cambiar de manera profunda la forma de concebir, interpretar y aplicar los derechos
en México.

Formalmente, la denominación de garantías individuales, como el conjunto de


derechos constitucionales o del gobernado (en la terminología del maestro Burgoa),
ha dado paso a la de derechos humanos, pues el capítulo I del título primero de la
Constitución, que se denominaba “De las Garantías Individuales”, se ha modificado
a “De los Derechos Humanos y sus Garantías”.

Partiremos explicando, lo que será el proyecto a continuación.

Problemática.

Sin perjuicio de comprender el carácter intrínseco y necesariamente unitario de la


cuestión de los derechos humanos en el mundo actual. lo que obliga de manera
preceptiva a un análisis global, dividiremos hoy nuestras reflexiones, de manera de
encarar el tema en tres planos distintos: conceptual, institucional y político.
Esta división de tipo meramente metodológico, basado en la consideración de la
unidad y no en el de la heterogeneidad de la materia, busca tan solo distinguir y
clarificar aspectos diversos de un tema único, para poder extraer mejores
conclusiones de tipo general.

La universalización del problema de los derechos humanos.

fenómeno característico de nuestra época, nunca visto hasta entonces. con sus
elementos actuales, ha ido unida a la internacionalización política y jurídica de la
materia, ya que los derechos del hombre han dejado de ser un tema que atraía la
atención de la Humanidad sólo desde el punto de vista histórico, filosófico o
doctrinario, para transformarse en una materia que política y jurídicamente interesa
a la Comunidad Internacional en su conjunto.

Esta materia ha pasado así de ser, desde un punto de vista jurídico y político, una
cuestión propia de manera exclusiva o casi exclusiva, del derecho interno
perteneciente a la jurisdicción doméstica de los Estados a su constitución en la
realidad internacional y más allá de toda teoría, en un objeto en que coexisten,
aunque en diferente grado según los distintos criterios políticos y los diversos
sistemas normativos aplicables, la regulación interna con la internacional.

Las competencias estatales y las atribuciones de órganos internacionales,


derivadas de normas y principios del Derecho Internacional actual. De tal modo
nadie puede poner en duda hoy el hecho de que la materia relativa a los derechos
humanos está regulada, por lo menos parcialmente, por el Derecho Internacional;
razón por la cual constituiría un absurdo y una negación, no solo del derecho sino
de la realidad internacional vigente. sostener que constituye un sector
absolutamente reservado y propio de la jurisdicción interna de los Estados.

Otro argumento, postula que a pesar de que la primera expresión formal de los
Derechos Humanos se haya generado en Occidente, la posterior evolución se basa
en su carácter universal y representa una conquista de la humanidad. En este
sentido se opone a los intentos de “relativizar” los Derechos Humanos que tiende a
debilitarlos, ya que éstos se refieren a todos los seres humanos, sin distinción del
tipo de sociedad o cultura a la que pertenezcan. Para ciertos autores, el fenómeno
de universalización internacionalización de la cuestión de los Derechos Humanos,
es, evidentemente, un proceso no concluido. Un asunto abierto al futuro.

El adelanto en el proceso de universalización de la idea de los derechos del hombre


es paralelo al progreso cumplido en cuanto al concepto y al contenido de los
llamados derechos humanos.

Es verdad que teórica y doctrinariamente ya en 1948 estaba obsoleta y superada la


antigua concepción individualista de los derechos humanos, que daba a éstos
únicamente un contenido civil y político. A los pocos precedentes anteriores a la
Primera Guerra Mundial existentes en el derecho interno, se habían sumado los
aportes resultantes de la Revolución Soviética de 1918, de la Revolución Mexicana
y de muchas de las constituciones aparecidas después del fin de la guerra, que,
junto a las contribuciones de importantes sectores de la doctrina política y jurídica
nacida de diferentes corrientes de pensamiento, habían demostrado que los
derechos del hombre constituyen un complejo integral. Interdependiente e
indivisible, que pese a la subsistencia todavía hoy de hondas discrepancias en
cuanto a su respectiva naturaleza y esencia jurídica, comprende necesariamente
los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales.

Sólo el reconocimiento integral de todos estos derechos puede asegurar la


existencia real de cada uno de ellos, ya que, sin la efectividad del goce de los
derechos económicos, sociales y culturales, los derechos civiles y políticos se
reducen a meras categorías formales. Pero a la inversa, sin la realidad de los
derechos civiles y políticos, sin la efectividad de la libertad entendida en su más
amplio sentido, los derechos económicos y sociales carecen, a su vez, de verdadero
sentido y significación.

Esta idea de la necesaria integralidad, interdependencia e indivisibilidad en cuanto


al concepto y a la realidad del contenido de los derechos humanos, que en cierta
forma está implícita en la Carta de las Naciones Unidas, se recoge, amplia y
sistematiza en 1948 en la Declaración Universal de Derechos Humanos y se
reafirma definitivamente en los dos Pactos Universales de Derechos Humanos
aprobados por la Asamblea General en 1966 y en vigencia desde 1976, en la
Proclamación de Teherán de 1968 y en la Resolución de la Asamblea General.
adoptada en 1977, sobre los criterios y medios para mejorar el goce efectivo de los
derechos huma- nos y las libertades fundamentales.

Es por ello que puede afirmarse que la extensión espacial, que podríamos calificar
de horizontal, de la idea de los derechos del hombre. ha sido paralela a la extensión
vertical o conceptual de su contenido.

Hoy, no se niega el carácter jurídico de los derechos económicos, sociales y


culturales, ni se discute la afirmación de que integran el concepto actual de los
derechos humanos. El Derecho Internacional, tanto en el ámbito universal como en
el ámbito regional, reconoce y afirma este carácter omnicomprensivo del concepto
de los derechos humanos. Es cierto que por sus características particulares cada
una de estas dos categorías de derechos, que reconocen sin embargo una
naturaleza común, derivada de la necesidad del respeto integral de la dignidad
humana, y de una idea amplia y global de la libertad, suponen medios diferentes de
aplicación y garantía, lo que se traduce, en la necesaria existencia de distintos
regímenes procesales dirigidos a asegurar su observancia y respeto.

En lo que se refiere a los aspectos políticos del tema, son también varias diversas
las reflexiones que es preciso exponer:

Sin embargo, este fenómeno de la politización del tema de los derechos humanos
que presenta aspectos tan cuestionables no es absoluta y totalmente negativo. Hay
que tener en cuenta que constituye una manifestación de la internacionalización de
la materia con todo lo que ello necesariamente implica. Y ello ha provocado una
sensibilización general de la opinión pública y de los Estados que integran la
Comunidad Internacional ante las violaciones de los derechos humanos.

Estas violaciones han dejado hace ya tiempo de ser un lema que únicamente
interesada en cuanto fenómeno interno y que sólo provocaba, fuera de las fronteras
del Estado en donde se producían, una moderada atención de élites y minorías
política o intelectuales.
El interés general por el tema, su real y efectiva internacionalización, su acentuada
politización, con sus consiguientes elementos negativos, son manifestaciones
concretas, en el Mundo en que vivimos. de la importancia del asunto de los derechos
humanos.

La conciencia de las violaciones que se cometen, la sensibilidad frente a estas


situaciones y la crítica contra los regímenes que desconocen los derechos del
hombre han generado actualmente una situación muy diferente de la que existía
ayer. Hoy las violaciones cometidas provocan siempre en la opinión pública
internacional repudio y reacción.

Pregunta de investigación.

• ¿Qué son los derechos humanos y en qué consisten?


Objetivos generales.

Brindar una formación especializada en derechos humanos que comprenda los


elementos teórico-conceptuales, los mecanismos prácticos y las herramientas
metodológicas y didácticas para el tratamiento adecuado del saber y la enseñanza
de los derechos humanos, así como el conocimiento de nuevos enfoques y análisis
para una adecuada intervención profesional desde diversos campos disciplinarios

Estudiar la génesis, desarrollo y alcances de la idea y el movimiento del derecho


internacional de los derechos humanos, sus instituciones y órganos regionales e
internacionales de protección de los derechos humanos, así como el proceso de
incorporación de las principales figuras jurídicas en la materia.

Analizar el papel de los mecanismos de protección internacional de los derechos


humanos, así como sus formas de organización, estrategias y alcances frente a los
retos de la vigencia de los mismos y de la transición a la democracia.

Preparar recursos humanos con la finalidad de que adquieran habilidades y


conocimientos sobre el derecho internacional de los derechos humanos que puedan
aplicar en la vida profesional y en los casos que se presenten.
Metodología.

La estrategia que seguir comprende una metodología con el enfoque de aprendizaje


significativo desde la integralidad e indivisibilidad de todos los derechos para todos
y todas, integra la transmisión de conocimientos básicos, así como el desarrollo de
aspectos específicos y el conocimiento de herramientas prácticas-metodológicas,
desde un enfoque ciudadano que vincula la educación en derechos humanos al
desarrollo y consolidación de la democracia.

Definimos a la Educación en derechos humanos como: "La práctica educativa que


se funda en el reconocimiento, la defensa, respeto y la promoción de los derechos
humanos, que tiene por objeto desarrollar en los individuos y los pueblos sus
máximas capacidades como sujetos de derechos y brindarles las herramientas y
elementos para hacerlos efectivos.

Se trata de una formación que reconoce las dimensiones históricas, políticas y


sociales de la educación y que se funda en los valores, principios, mecanismos e
instituciones relativos a los derechos humanos en su integralidad y en su relación
de interdependencia e indivisibilidad con la democracia, el desarrollo y la paz”.
(Gloria Ramírez. La educación ciudadana ante los retos de la Democracia. Ed.
UNESCO. 2005).

Principios metodológicos de una educación en derechos humanos y para la


democracia.

Proceso de aprendizaje que implica la producción de conocimientos sobre el saber


de los derechos humanos desde un enfoque interdisciplinario.

Un enfoque integral e indivisible de todos los derechos, así como la articulación e


interdependencia entre los derechos humanos, la democracia, el desarrollo y la paz.

La dimensión de la historicidad, como un proceso permanente de revisión histórica


y prospectiva desde una perspectiva contextual/política de nuestra realidad social.
Un compromiso ético desde nuestro papel como docentes y como profesionistas
comprometidos por la consolidación de una sociedad democrática más justa y
equitativa.

Un enfoque incluyente que reivindica las dimensiones de género, así como la


dimensión pluriétnica y pluricultural de nuestras sociedades.

Una propuesta dialógica que excluye la violencia y favorece el diálogo, la


negociación, los consensos y toda forma pacífica y democrática de resolución de
los conflictos.

La consideración de que en tanto el educando y como educador se inscriben en un


proceso permanente de educación en derechos humanos y en una relación
dialéctica, en la que ambos tienen mucho que aprender para convertirse en reales
agentes de transformación social y sujetos de formación de una cultura ciudadana.

Por lo tanto, la educación en derechos humanos obedece a una dialéctica


permanente que reconoce en los individuos y en los pueblos no solamente sus
derechos como sujetos, sino su efectivo goce y su papel y participación en la
construcción de una sociedad democrática.

La educación en derechos humanos es un elemento esencial de la ética política de


nuestras sociedades y debe ser una política nacional consensada con la sociedad
civil que comprenda una agenda de obligaciones y responsabilidades de las
instituciones del Estado.

La política pública de educación en derechos humanos favorece, por lo tanto, la


consolidación de un Estado de Derecho, la democracia, la paz y el desarrollo.

Capítulo 1. Marco conceptual

1. ¿Qué son los derechos humanos?


Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas sustentadas en la dignidad
humana, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral
de la persona. Este conjunto de prerrogativas se encuentra establecido dentro del
orden jurídico nacional, en nuestra Constitución Política, tratados internacionales y
las leyes.

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin
distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o
étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos
derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son
interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y


garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho internacional
consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho internacional.
El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que
tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de
abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger
los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.

El respeto hacia los derechos humanos de cada persona es un deber de todos.


Todas las autoridades en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de
promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos consignados en
favor del individuo.

El principio se aplica a toda persona en relación con todos los derechos humanos y
las libertades, y prohíbe la discriminación sobre la base de una lista no exhaustiva
de categorías tales como sexo, raza, color, y así sucesivamente. El principio de la
no discriminación se complementa con el principio de igualdad, como lo estipula el
artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

De igual manera, la aplicación de los derechos humanos a la que se encuentran


obligadas todas las autoridades se rige por los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad.

1.1 Principios.

1.1.1 Principio de Universalidad


Señala que los derechos humanos corresponden a todas las personas por igual.

1.1.1.1 Principio de Interdependencia

consiste en que cada uno de los derechos humanos se encuentran ligados unos a
otros, de tal manera que el reconocimiento de uno de ellos, así como su ejercicio,
implica necesariamente que se respeten y protejan múltiples derechos que se
encuentran vinculados.

1.1.1.1.1 Principio de Indivisibilidad

Se habla de indivisibilidad de los derechos humanos en función a que poseen un


carácter indivisible pues todos ellos son inherentes al ser humano y derivan de su
dignidad. Lo anterior quiere decir que disfrute de los derechos humanos sólo es
posible en conjunto y no de manera aislada ya que todos se encuentran
estrechamente unidos.

1.1.1.1.1.1 Principio de Progresividad

Constituye una obligación del Estado para asegurar el progreso en el desarrollo


constructivo de los derechos humanos, al mismo tiempo, implica una prohibición
para el Estado respecto a cualquier retroceso de los derechos. El Estado debe
proveer las condiciones óptimas de disfrute de los derechos y no disminuir ese nivel
logrado. El poder público debe hacer todo lo necesario para que sean superadas la
desigualdad, la pobreza y la discriminación.

1.2 Tipos de derechos humanos.

1.2.1 Los derechos civiles

Son todos aquellos derechos que tienden a limitar el poder del Estado, y reservar
para el individuo, o para grupos particulares, una esfera de libertad en relación con
el Estado.

Son los primeros que emergen como derechos de libertad, con carácter negativos,
pues se plantean en contra del Estado, y que responden básicamente al emergente
pensamiento liberal de la época. Su tratamiento jurídico inicial está dado desde dos
documentos esenciales de la Edad Media: la Carta Magna leonesa de 1188 y la
Carta Magna inglesa de 1215. En ellas encontramos la primera limitación.

Estos derechos civiles, según el derecho comparado, son:

• Las libertades físicas.

• Las libertades de expresión.

• La libertad de conciencia.

• La propiedad privada.

• Derecho de la persona acusada.

• Garantías de los anteriores derechos, libertad de petición, el derecho al


habeas corpus y al derecho de protección.

• Derechos de igualdad

• Toda persona goza de derechos humanos que la Constitución y los tratados


internacionales ratificaos reconocen, los cuales no pueden suspenderse, sino
en los casos y condiciones que ella misma establece (párrafo 1, artículo 1º.).

• Prohibición de la esclavitud (párrafo 2, artículo 1º.).

• Prohibición de tratados de extradición de reos políticos, quienes hayan tenido


la condición de esclavos en su país (artículo 15).

• Prohibición de discriminación por origen étnico o nacional, género, edad,


discapacidades, condición social, de salud, religión, opinión, preferencias
sexuales, o cualquiera que atente la dignidad humana (párrafo 3, artículo 1º.).

• Igualdad entre el hombre y la mujer (párrafo 1, artículo 4º.).

• Prohibición de títulos de nobleza (artículo 12)

• Nadie puede ser juzgado por leyes privativas (artículo 13).

• Los derechos de libertad


• Libertades de la persona humana en el aspecto físico

• Libertad de trabajo, profesión industria o comercio, siendo todo lícitos


(párrafo 1, artículo 5º.).

• Nadie puede ser privado del producto de su trabajo sino por resolución
judicial (párrafo 1, artículo 5º.).

• Nadie puede prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su


consentimiento, salvo en resoluciones impuestas como pena (párrafo 3,
artículo 5º.).

• Los servicios públicos solo pueden ser obligatorios y gratuitos en los términos
de la ley (párrafo 4, artículo 5º.).

• Prohibición de contrato o renuncie temporalmente o per- manantemente a


ejercer determinada profesión (párrafo 6, artículo 5º.). Los derechos de la
persona social.

• Libertad de asociación (párrafo 1, artículo 9º.).

• Libertad de reunión en forma pacífica (párrafo 1, artículo 9º.).

• Los derechos de seguridad jurídica

• Irretroactividad de la ley en prejuicio de la persona alguna (párrafo 1, artículo


14).

• Principio de legalidad y reserva de ley en materia penal (párrafo 3, artículo


14). Principio de legalidad en materia civil (párrafo 4, artículo 14).

• Fundamentación y motivación en mandamiento escrito de la causa legal del


procedimiento, por parte de la autoridad (párrafo 1, artículo 16).

1.2.1.1 Los derechos políticos

Son derechos positivos que implican derechos a participar en el Estado. Estos


derechos son herederos del pensamiento democrático, y se mencionan como tales:
al sufragio universal, a constituir partidos políticos, de plebiscito, referéndum y de
iniciativa popular. Su consideración normativa se dio después de la Revolución
francesa de 1789, en el momento de consagrarse a nivel institucional las ideas de
Montesquieu7 sobre la separación de poderes (funciones) estatales y
expresamente en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1793
(que amplía a su homóloga de 1789), cuando refiere en su artículo 29: “Cada
ciudadano tiene derecho, en condiciones de igualdad, a participar en la elaboración
de la ley y en el nombramiento de sus mandatarios o agentes”. Tal principio
responde a lo que James Madison consideró como un elemento esencial del
gobierno de tipo republicano.

Aunque en un principio todos estos derechos de participación de los individuos en


la sociedad fueron establecidos de manera restringida a través del voto censitario;
posteriormente se ampliaron a diversas capas de la población, como son las
mujeres, los analfabetos, los mayores de 18 años de edad, etcétera, asumiendo el
carácter de universal.

1.2.1.1.1 Los derechos económicos, sociales y culturales

Los derechos económicos, sociales y culturales, conocidos como DESC, son


derechos de créditos que convierten al Estado en deudor de los individuos,
excluidos del mercado. Buscan un mínimo de igualdad y bienestar social con base
en su calidad y condición de persona humana. Se ubican históricamente a fines del
siglo XX, y comienzos del XXI, como aspiraciones del Estado de bienestar, con el
Esta- do interventor para promover de distintas maneras una más equitativa
distribución de la riqueza. Cabe destacar que nuestra carta magna fue la primera
que incorporó los derechos sociales. Sin embargo, la doctrina mexicana ha
sostenido que estos derechos no son directamente operativos, sino meramente
programáticos.

1.2.1.1.1.1 Los derechos de solidaridad

Estos derechos nacen como derechos humanos en el ámbito internacional y no


están destinados específicamente a la protección de los intereses de un individuo,
de un grupo o de un determinado Estado.
El destinatario es el género humano, como un valor supremo, en términos de
existencial concreta.

También se dice que son derechos “por encima del Estado”, en un sistema
supranacional de jurisdicción internacional-global. Aunque se da la percepción de
que son derechos de aparición muy reciente, existe un claro antecedente en 1217.
Ese año, el rey Enrique de Inglaterra, al momento de ratificar la Carta Magna que
su antecesor Juan Sin Tierra se había obligado a firmar ante los nobles en 1215,
firmó también la Gran Carta del Bosque, que, en resumidas cuentas, estableció
derechos de la comunidad, como prerrogativas ante la autoridad del rey y la
nobleza, por los cuales se protegía a la naturaleza en sus más diversos recursos en
beneficio de la propia comunidad.

Como se puede observar, se trata de una manifestación propia de derechos


colectivos de muy antigua data, con lo que se rompe el tradicional esquema de que
la prioridad histórica ha estado del lado de los derechos individuales.

1.3 Fundamento

Los derechos humanos constituyen un tema demasiado relevante para la vida de


las personas como para que se les pueda analizar desde una óptica exclusivamente
jurídica. En buena medida, tales derechos representan hoy en día nuestro más
objetivo parámetro para determinar qué es la justicia y qué sociedades son justas,
o más o menos justas cuando menos.

Por eso es que la comprensión de qué son los derechos humanos corresponde no
solamente a la ciencia jurídica, sino también a muchas otras áreas del conocimiento
dentro de las ciencias sociales.

Los fundamentos de los derechos humanos, en consecuencia, con lo que se acaba


de apuntar, no son únicamente los de carácter jurídico, sino también (y quizá de
forma más determinante) los de carácter filosófico o teórico. Desde ese punto de
vista, algunos autores como Luigi Ferrajoli señalan que los fundamentos de los
derechos humanos deben buscarse en valores como la igualdad, la democracia, la
paz y el papel de los propios derechos como leyes de los sujetos más débiles dentro
de una sociedad.

Por su parte, Ernesto Garzón Valdés ha señalado que los derechos humanos se
reconocen debido a que protegen bienes básicos y eso es lo que permite diferenciar
a un derecho humano de un derecho de otro tipo (como por ejemplo un derecho de
origen contractual o que no sea reconocido como derecho humano por la
Constitución de algún país o por los tratados internacionales). Un bien básico, según
el mismo autor, es aquel que resulta necesario para la realización de cualquier plan
de vida, es decir, que es indispensable para que el individuo pueda actuar como un
agente moral autónomo.

Lo interesante es tener claro que cuando hablamos de derechos humanos nos


estamos refiriendo a la protección de los intereses más vitales de toda persona, con
independencia de sus circunstancias o características personales. De ahí deriva,
como lo veremos más adelante, el carácter universal de los derechos, debido a que
son compartidos (o deberían serlo) por toda la humanidad. Los derechos humanos
son tan importantes que se sitúan fuera del mercado y de los alcances de la política
ordinaria. Esto significa que no puede existir una justificación colectiva que derrote
la exigencia que se puede derivar de un derecho fundamental. Para decirlo en
palabras de Ronald Dworkin, “[l]os derechos individuales son triunfos políticos en
manos de los individuos. Los individuos tienen derechos cuando, por alguna razón,
una meta colectiva no es justificación suficiente para negarles lo que, en cuanto
individuos, desean tener o hacer, o cuando no justifica suficientemente que se les
imponga una pérdida o un perjuicio.

1.4 Sujetos

Derivado precisamente de los fundamentos que se acaban de mencionar, podemos


decir que los sujetos de los derechos humanos son todas las personas, en
correspondencia con su característica de proteger los bienes más básicos y
esenciales de cualquier ser humano. Esa regla general es reconocida además por
la mayor parte de los tratados internacionales en la materia y por muchos textos
constitucionales.
En el caso de México cabe recordar que el artículo 1o. de la Constitución establece
desde su primer párrafo que “En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas
gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los
tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte”. De esa manera
podemos afirmar que el sujeto de los derechos es el más amplio posible: toda
persona.

De acuerdo con lo anterior, se habla actualmente ya no solamente de derechos de


personas en general, sino de derechos de los trabajadores, campesinos, personas
con discapacidad, niños, mujeres, pacientes, adultos mayores, etcétera.

También se ha producido una “especificación” en función del tipo de derechos, los


cuales han ido tomando características más detalladas, en virtud precisamente de
las nuevas necesidades que surgen en los Estados constitucionales de derecho.

Así es como se habla ya en muchos textos constitucionales del derecho al medio


ambiente, del derecho al agua, del derecho a la alimentación, etcétera. También se
comienza a hablar de la posibilidad de añadir como nuevos derechos humanos el
del acceso a Internet o el derecho a la renta básica. Lo anterior demuestra que el
debate sobre los derechos humanos y sus titulares es un debate abierto, en el que
siguen existiendo muchas preguntas todavía sin respuesta.

1.5 Origen.

La perplejidad inicial frente al concepto de derechos humanos es que resulta difícil


entender qué aportación hace a las instituciones que guían la conducta humana,
como la moral y el derecho. La historia del concepto puede darnos alguna pista.

En el derecho romano no existía la noción moderna de derecho subjetivo.

Sin embargo, los romanos empleaban la noción de ius para denotar la posición
jurídica del titular de ciertas servidumbres prediales creadas por acuerdos privados
y trazaban una distinción entre las acciones in rem e in personam que, aunque
procesal, se relacionaba con la posición jurídica sustantiva del titular de la acción.
El dominium era considerado como el control absoluto de un predio, esclavos o
dinero. Durante el Imperio tardío las nociones de ius y de dominium se acercan
hasta parecerse a la moderna noción de ius in rem.

Tampoco se encuentra la moderna noción de derecho subjetivo en el derecho


natural clásico, originado en el pensamiento estoico y desarrollado por Cicerón.
Recién en el siglo XII apareció la primera teoría moderna de los derechos, basada
en la noción de derechos “pasivos” o pretensiones (derechos contra alguien), en la
escuela de Boloña.

Esta teoría distinguía, por primera vez en la historia, entre derechos in re (derechos
en la cosa, como el usufructo y el dominio) y derechos pro re o ad rem (derechos a
la cosa).

Posteriormente, en la segunda y tercera décadas del siglo XIII Accursio ideó la


distinción entre dominium utile (el que posee el usufructuario) y dominium directum
(el que posee el señor superior), extendiendo la noción de dominio e iniciando así
un proceso de redefinición de los derechos en términos de derechos “activos”
(derechos a hacer algo), que culminó con Bartolo de Sassoferrato.

La reconceptualización jurídica del concepto de dominio deriva de su utilización en


la discusión que franciscanos y dominicanos tuvieron sobre la legitimidad de la
propiedad privada.

Durante el renacimiento, la teoría de los derechos naturales experimentó una nueva


vuelta de tuerca que la haría un instrumento adecuado para el pensamiento
contractualista del siglo XVII Francois Connan, discípulo del gran abogado
renacentista Alciato, sugirió que el ius naturale había regido cuando el hombre
estaba solo en el mundo y que el ius Gentium apareció cuando los hombres
comenzaron a interactuar.

Los humanistas asignaban a los derechos naturales una validez acotada a las
condiciones del estado de naturaleza.

El concepto de derecho natural reapareció en las obras contractualistas de Hugo


Grocio utilizada para justificar las políticas marítimas de Holanda, Thomas Hobbes
destinada a justificar la monarquía absoluta inglesa y John Selden quien justificó la
posición inglesa sobre el dominio de los mares.

Luego de una larga historia al servicio de la justificación de la legitimidad de


instituciones cuestionadas como la propiedad privada, la esclavitud y el dominio de
los mares, el concepto de derechos naturales encontró una función revolucionaria
en la teoría liberal de John Locke, dirigida a justificar la revolución de 1688. En la
teoría liberal del contrato social las personas, al pasar a la sociedad civil, no
renuncian a los derechos que tenían en el estado de naturaleza, sino que asignan
al Estado facultades para la protección de esos derechos.

En síntesis, los derechos naturales aparecen como noción jurídica con la Escuela
de Boloña y son prestados al lenguaje filosófico-político en cinco debates ocurridos
en un largo período histórico: la discusión de la pobreza entre franciscanos y
dominicanos, la discusión de la esclavitud, la discusión sobre el dominio de los
mares y los nuevos territorios, la discusión sobre la legitimidad de la monarquía
absoluta y la discusión sobre los límites de la monarquía y las potestades del
Parlamento. Tras un corto tiempo de descrédito a fines del siglo XIX y primeras
décadas del presente, los derechos naturales, ahora en la forma de derechos
humanos, retornan al pensamiento jurídico para justificar decisiones judiciales no
avaladas por las normas del derecho positivo. Paralelamente, la filosofía moral
teoriza sobre la noción de derechos.

1.5.1 Principios.

Como se sabe, la reforma constitucional de 2011 estableció en la primera parte del


párrafo tercero de nuestro artículo 1º. constitucional los principios base de los
derechos humanos: “Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias,
tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos
humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia,
indivisibilidad y progresividad”.

Estos principios fueron consagrados por vez primera en la Declaración de la


Conferencia Internacional de Derechos Humanos, celebrada por la Organización de
las Naciones Unidas (en adelante ONU) en la capital austriaca Viena. Los
desglosamos a continuación:

Son universales porque son aplicables a todas las personas sin distinción alguna.

No importa la raza, el color, el sexo, el origen étnico o social, la religión, el idioma,


la nacionalidad, la edad, la orientación sexual, la discapacidad o cualquier otra
característica distintiva pues estos derechos son de y para todas y todos. Esta
característica también se refiere a que son derechos aceptados por todos los
Estados.

Son inalienables, es decir, a nadie puede cancelársele o destituírsele y, al mismo


tiempo, nadie puede renunciar a ellos, puesto que son inherentes a las personas.

Son indivisibles e interdependientes, esto es, los derechos humanos están


relacionados entre sí de tal forma que para ejercer plenamente determinado
derecho será necesaria la intervención de otro u otros. Por ejemplo, para ejercer el
derecho a la educación es necesario acceder también al derecho a la salud y al
derecho a la alimentación. En este mismo sentido, la violación de uno de ellos puede
afectar directa o indirectamente el ejercicio de otro u otros.

Tal es el caso de la violación del derecho a un medio ambiente sano, que disminuiría
la calidad de vida de las personas vulnerando también su derecho al mejor estado
de salud física y mental. Por lo anterior, los derechos humanos deben considerarse
como un conjunto inseparable entre sí.

Son progresivos, esto es, implica que como más adelante referiremos, se establece
cada vez más un piso mayor de derechos, sin poder retrotraer, conculcar ni
desconocer los derechos ya establecidos en el ordenamiento jurídico y su aplicación
respectiva.

1.6 Organismos Internacionales de Protección a los Derechos Humanos

1.6.1 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

En 1953 fue creado este órgano cuyo fin principal es promover la observación y la
defensa de los Derechos Humanos a la vez que actuar como órgano consultivo de
la OEA en esta materia. Está compuesta por siete miembros electos a título personal
por la Asamblea General de la OEA y tiene su sede en Washington D.C.

La CIDH examina denuncias sobre violación a los derechos humanos que le dirigen
personas e instituciones del continente. Solicita informes a los estados y cuando es
invitada por uno de ellos, efectúa visitas para apreciar la situación en el lugar mismo
del acontecimiento. Cuando lo cree necesario, formula observaciones a los
gobiernos para que adopten leyes y políticas sobre el tema. Anualmente rinde un
informe a la Asamblea General de la OEA donde se analiza la situación de los
Derechos Humanos en el continente. Además, realiza estudios, informes,
compilaciones documentales que se reparten entre instituciones oficiales, órganos
educativos, sindicatos, etc. También hace ciclos de conferencias y seminarios para
desarrollar el interés por los derechos humanos a nivel académico y profesional.

Se pueden citar varios ejemplos concretos de la efectiva labor de la CIDH. En 1980


la CIDH realizo una observación en la Argentina que contribuyó a frenar la oleada
de desapariciones que efectuaba la Junta Militar; ese mismo año ayudó a solucionar
el problema de la ocupación de la embajada dominicana en Bogotá y a la toma de
varios rehenes diplomáticos por un grupo de insurgentes. En 1984 Uruguay, fue
asesinado por tortura el médico Vladimir Roslik, la CIDH realizó una acción urgente
que contribuyó a salvar la vida de otros detenidos y a que el gobierno militar
reconociera el homicidio.

1.6.1.1 La Corte Interamericana de Derechos Humanos.

A finales del siglo XX México reconoció la jurisdicción contenciosa de la Corte


Interamericana de Derechos Humanos. Ese reconocimiento supuso, en la práctica,
no solamente una herramienta complementaria de defensa de los derechos
fundamentales, sino también un poderoso incentivo para que los jueces mexicanos
cambiaran (aunque fuera poco a poco) su forma de razonar, al emitir sentencias en
materia precisamente de derechos.

Durante los primeros años de dicho reconocimiento la Corte Interamericana ha


tenido oportunidad de dictar distintas sentencias condenatorias en materias
absolutamente centrales para la vida democrática de México. La Corte, a través de
sus sentencias, nos ha indicado cuestiones que deben ser subsanadas en materia
del debido proceso legal, en materia de derechos de participación política, límites a
la jurisdicción militar, investigación de feminicidios, obligación de ejercer un control
difuso de convencionalidad, etcétera.

La jurisprudencia interamericana ha refrescado el debate jurídico mexicano


alrededor de los derechos y ha supuesto una importante afirmación del signo
garantista que puede tener la globalización. Gracias a la intervención de la Corte
Interamericana de Derechos puede vislumbrarse un futuro mejor para el respeto de
la dignidad humana de todas las personas que viven en México. Hay elementos que
nos permiten señalar que estamos ante la posibilidad de que el siglo XXI sea mejor
que el siglo XX en materia de derechos humanos.

En 1978, al entrar en vigor del Pacto de San José, se creó la Corte que es una
institución judicial autónoma cuyo fin es el de aplicar e interpretar dicho instrumento
legal interamericano. De ese modo la Corte estudia las denuncias que le transmite
la CIDH acerca de violaciones al pacto y evacua consultas de los países de la OEA.
Hasta el momento sólo diez países de los veinte firmantes del pacto han aceptado
su jurisdicción.

1.7 Instrumentos Internacionales

1.7.1 Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La Declaración Universal establece dos categorías de derechos: por un lado,


derechos civiles y políticos; y, por otro, derechos económicos, sociales y culturales.
A pesar de que la Declaración fue adoptada por la Asamblea General de la ONU
como una resolución cuyo cumplimiento carece de obligatoriedad y que no tiene un
carácter vinculante, sino únicamente valor moral, es considerada como una de las
bases fundamentales de la estructura de las Naciones Unidas, y su importancia en
todo el mundo es tal, que algunos Estados la mencionan directamente en el
preámbulo la de documentos todos los de leyes base constituciones, sus
internacionales relativos a los Derechos Humanos.
1.7.1.1 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

La comunidad internacional reconocía que los derechos económicos, sociales y


culturales estaban íntimamente relacionados con los derechos civiles y políticos; sin
embargo, en 1951 la Asamblea General acordó que el sistema para llevados a cabo
debía ser distinto: que los derechos económicos, sociales y culturales debían
conseguirse progresivamente, mientras que los derechos civiles y políticos debían
asegurarse de inmediato. Debido a la falta de consenso y a las ampliaciones
políticas que entrañaban el tema, las negociaciones se prolongaron durante quince
años.

Finalmente, mediante la Resolución XXI del 16 de diciembre de 1966, fueron


adoptados por la Asamblea General de Naciones Unidas, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales.

Los Pactos establecían que tres meses después de que se cumpliera el requisito
mínimo de 35 ratificaciones o adhesiones, entrarían en vigor. Ese número se
alcanzó diez años después para ambos Pactos. El Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales entró en vigor el 3 de enero de 1976.

Hasta junio de 1994, 129 Estados 10 habían ratificado. Convención Americana de


Derechos Humanos: En 1959 se creó la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos. Diez años después, en 1969, la Conferencia Interamericana sobre
Derechos Humanos celebrada en San José, Costa Rica, adoptó la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José) cuya estructura, análoga
a la de la Convención Europea, estableció dos instituciones encargadas de velar
por el respeto a los compromisos contraídos.

Capítulo 2. Marco conceptual

2. ¿Qué son las garantías individuales?

La palabra garantía proviene de garante; entre sus acepciones destacan "efecto de


afianzar lo estipulado" y "cosa que asegura o protege contra algún riesgo o
necesidad”. Las nociones de afianzamiento, aseguramiento y protección son
indisociables del concepto de garantías individuales.

Puede decirse que las garantías individuales son "derechos públicos subjetivos
consignados a favor de todo habitante de la República que dan a sus titulares la
potestad de exigirlos jurídicamente a través de la verdadera garantía de los
derechos públicos fundamentales del hombre que la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos consigna, esto es, la acción constitucional de amparo".

En el caso mexicano, la expresión de “garantías individuales”, todavía muy asentada


en el lenguaje de los operadores jurídicos y en la enseñanza del derecho, no está
exenta de algunos problemas terminológicos y conceptuales. Problemas que, sin
duda, se replantearán con el uso formal (por mandato constitucional) de la nueva
expresión derechos humanos. Inicialmente debe dejarse por sentado que el término
“garantías individuales” no se refiere a la misma realidad que el concepto de
derechos humanos, aun y cuando pareciera que la reciente reforma constitucional
sólo sustituyó un término por otro y aun y cuando en múltiples ocasiones se
hubiesen utilizado como sinónimos.

Una concepción minoritaria de la doctrina jurídica mexicana, establecía que “los


derechos del hombre, las garantías individuales, son derechos naturales, inherentes
a la persona humana, en virtud de su propia naturaleza y de la naturaleza de las
cosas, que el Estado debe reconocer, respetar y proteger...”.Autores mexicanos
como Alfonso Noriega asumieron una concepción iusnaturalista de las “garantías
individuales” considerando que no se había dado una ruptura en el pensamiento
jurídico derivado de la Constitución de 1857 en relación con la Constitución de 1917.

Comprende un estudio sistemático del tratamiento doctrinal y jurisprudencial


recibido por dichas garantías, proponiéndose una clasificación de las garantías de
seguridad jurídica además de un apartado dedicado a describir los mecanismos de
protección con que cuentan los particulares.

2.1 Naturaleza jurídica de las garantías individuales.


1. Antes de proponer un pronunciamiento sobre la naturaleza jurídica de las
garantías individuales, conviene examinar lo que la doctrina ha dicho al
respecto. Ignacio Burgoa ha afirmado que en el concepto de garantía
individual concurren los siguientes elementos:

2. Relación jurídica de supra a subordina-ciónlO1 entre el gobernador (sujeto


activo) el Estado y sus autoridades (sujetos pasivos).

3. Derecho público subjetivo que emana de dicha relación en favor del


gobernado (objeto).

4. Obligación correlativa a cargo del Estado y sus autoridades, consistente en


respetar el consabido derecho y en observar o cumplir las condiciones de
seguridad jurídica del mismo (objeto).

5. Previsión y regulación de la citada relación por la Ley Fundamental (fuente).

Para Jorge Carpizo son "límites que los órganos de gobierno deben respetar en su
actuación; es decir, lo que no pueden realizar. Las constituciones garantizan a toda
persona una serie de facultades, y se le garantizan por el solo hecho de existir y de
vivir en ese Estado." Además, establece la diferencia con los derechos del hombre,
ya que considera que mientras éstos "son ideas generales y abstractas, las
garantías, que son su medida, son ideas individualizadas y concretas”.

2.1.1 Características de las garantías individuales.

Las principales características de las garantías individuales son la unilateralidad y


la irrenunciabilidad. Son unilaterales porque su observancia está a cargo del Estado,
que es el sujeto pasivo de ellas. Los particulares son los sujetos activos de las
garantías porque a ellos les toca hacerlas respetar cuando un acto de autoridad del
Estado las vulnere.

En cuanto a la irrenunciabilidad, radica en que nadie puede renunciar a las garantías


individuales. Todo particular cuenta con ellas por el solo hecho de hallarse en el
territorio nacional.
Más todavía, como los derechos humanos son inherentes al hombre, es lógico que
los medios para asegurarlos las garantías compartan esa inherencia. Según el
artículo 1ro. constitucional, las garantías individuales sólo pueden ser restringidas o
suspendidas al tenor de lo que establezca la norma suprema, y tales restricciones,
así como la suspensión, no pueden ser permanentes, como se verá después.

Puede añadirse que las garantías individuales son también supremas, inalienables
e imprescriptibles. Supremas por hallarse establecidas en la Constitución Federal,
cuyo artículo 133 establece el principio de la supremacía constitucional; inalienables
porque no pueden ser objeto de enajenación, e imprescriptibles porque su vigencia
no está sujeta al paso del tiempo.

2.1.1.1 Clasificación de las garantas individuales

I. De seguridad jurídica;

II. De igualdad.

III. De libertad.

IV. De propiedad.

V. Sociales.

2.2 Derechos humanos y sus garantías en la Constitución.

Es importante reconocer que el término “garantía individual” irá desapareciendo de


las leyes y jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Éste debe entenderse como garantía del gobernado o también como derechos
fundamentales y, qué estos a su vez, dentro del contexto actual constitucional y del
derecho internacional, son derechos humanos. Es importante entender en toda su
extensión los conceptos asociados al tema de derechos humanos, como la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y los principios de
interpretación de acuerdo con el artículo 1° constitucional, como son: la
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
El control difuso de la constitucionalidad en materia de derechos humanos, control
de constitucionalidad y convencionalidad son conceptos que dan actualidad a la
presente guía.

2.2.1 La constitución y sus partes.

La Constitución es la norma suprema que organiza a los poderes del Estado y


protege los derechos fundamentales de las personas. Tradicionalmente se ha
aceptado que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al igual que
la de otros países democrático.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es la ley máxima que rige
la vida económica, social y política en México.

Se divide en dos partes: dogmática y orgánica. No obstante, un sector de la


doctrina ha estimado que la Constitución contiene otras cuatro partes: la
"programática", la de "derechos sociales", la de "prevenciones generales" y la
de los artículos transitorios que acompañan a las reformas sufridas por la
Constitución.

2.2.1.1 Parte dogmática.

Por "dogma" (del latín dogma) se entiende, entre otras cosas, una "proposición que
se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia", es decir,
que no admite discusión. Lo dogmático es lo relativo a los dogmas, a las verdades
que no requieren comprobación alguna. En el caso de la Constitución Federal, su
primera parte es la "dogmática" por contener una serie de verdades que se reputan
válidas de suyo: las garantías individuales, visibles en los artículos 1ro. al 29. (Son
los artículos donde se consideran las garantías individuales.)

2.2.1.1.1 Parte orgánica.

La segunda subdivisión de la norma fundamental se denomina orgánica. Algo es


orgánico del latín organicus cuando se refiere, entre otras cosas, "a la constitución
de corporaciones o entidades colectivas o a sus funciones o ejercicios". Por tanto,
la parte orgánica constitucional es la que establece la organización, la integración y
el funcionamiento de los poderes públicos en los ámbitos federal y local, y que
define el alcance competencial de cada uno de esos poderes. La parte orgánica
complementa a la dogmática. En aquélla se delimitan las competencias de los
poderes estatales, en la inteligencia de que cualquier exceso puede vulnerar las
garantías de los gobernados. (Se refiere a la organización del estado.)

Capítulo 3. Marco filosófico.

Estas razones, que se discuten y controvierten en los círculos académicos,


científicos, docentes; que ocupan y preocupan a quienes forman parte de ellos, y
que nos merecen sin ser especialistas en filosofía un tratamiento bastante extenso,
subyacen, ya fuera de los ámbitos de estudio, en el vasto movimiento universal que,
a veces difusamente, y muchas otras sin pretensión de у alcanzar el nivel de la
doctrina, acompaña ideológicamente a la filosofía de los derechos humanos y se
esfuerza por llevarla a la realidad sociopolítica y jurídica.

Nos hemos empeñado en trazar un diseño lo más amplio y completo posible, lo que
no significa que sea exhaustivo ni que revista el rigor propio de la filosofía del
derecho y de la filosofía política. Pero, en la medida de nuestra capacidad, no
escatimamos insertar nuestros puntos de vista personales dentro del discurso
racional con que recordamos la variedad de cuestiones habituales en este tipo de
materias.

Tantas son las obras importantes e ilustres en dicho campo, que la modestia del
ensayo que aquí abordamos nos obliga a un reconocimiento hacia todo lo que desde
hace tiempo venimos aprendiendo de ellas. Nuestra vocación ya aludida por las
filosofías jurídica y política es sólo eso: vocación. Y vocación que, apenas llevada
al ejercicio docente, no ha podido avanzar más que hasta un ejercicio filosófico
instrumental, cual es el de ayudarnos a trabajar mejor el área de la ciencia política
y de la ciencia del derecho constitucional.

3.1 El hombre y el estado.

Lo que realmente existe en el mundo y, por ende, en la sociedad y en el Estado,


son hombres individuales, hombres concretos, de carne y hueso, o sea, seres que
son cada uno de ellos- parte de la especie humana con perfecta individuación e
individualidad, cada uno. irrepetible, distinto a cualquier otro, salvo en cuanto a la
común naturaleza humana.

El hombre es un individuo, es individual, pero es a la vez, todo íntegro y completo,


personal: es una persona, o un "individuo-persona", con personalidad. Y cada
hombre es portador de un fin, el suyo, que si bien le es propio en razón de ser una
persona (y. por eso, el fin de "el" hombre es común a todos los hombres e igual en
todos ellos, porque todos son personas) no deja de estarle atribuido a él para que
lo realice y alcance en forma personal, sin que otro hombre aun teniendo el mismo
fin- pueda procurárselo. Es una idea muy afín a la de la filosofía orteguiana: la vida
de cada hombre es suya, de él, y nadie puede vivírsela por él: yo tengo que vivir mi
vida, y en ella, con ella, y desde ella, perseguir y alcanzar mi fin, que no deja de ser
mio y exclusivamente mío, aunque sea igual al de cada otro hombre.

Por eso, cuando se habla de "el" hombre y el Estado, hay que reducir la noción
abstracta a una bien empírica; "el" hombre es "cada hombre que, por serlo, existe y
vive "su" vida personal en el Estado: pero no en "el" Estado como si éste fuera una
abstracción, sino en "un" Estado del que es parte y miembro, y en cuyo ámbito se
inserta y transcurre su Y acabamos de usar la palabra "parte": el hombre cada uno-
es parte de "un" Estado, se hace parte en un Estado.

Se ha solido emplear, en torno de esta idea, la palabra "parte" para aludir al hombre
y como todo ente que es parte de algo compone a ese algo, a ese algo se le ha
solido, por correspondencia, llamar el "todo": el todo y las partes, las suyas: o las
partes de un todo. Este enfoque tiene buen linaje en Santo Tomás de Aquino, de
quien no se puede negar que, por su cosmovisión cristiana y espiritualista, fuera un
humanista (claro que al modo como se podía serlo en pleno medievo),

Pues bien, cada vez que se piensa en un todo y en sus partes, se tiene tendencia a
suponer que el todo es más importante que las partes que lo componen, y que por
el hecho de que ellas no son una totalidad sino una unidad del todo del cual son
parte, quedan amarradas a él de tal forma que no pueden subsistir fuera de él ni sin
él.
Pero tal criterio no admite aplicación indiscriminada y general a cualquier clase de
todo y a cualquier clase de partes.

Capítulo 4. Marco político

El hombre, ser constitutivamente social y político Nuevamente conviene recalar en


la filosofía orteguiana, como siempre lo hacemos al discurrir sobre temas como el
que ahora nos ocupa. En forma muy breve, recordamos que Ortega vierte a su
filosofía existencial como en un odre nuevo vino viejo- muchas enseñanzas
aristotélicas recapituladas en la escolástica. Por naturaleza, el hombre es sociable
y es político. Decir "por naturaleza" es decir constitutiva- mente, esencialmente.

La sociabilidad o socialidad, y la politicidad, se dan originariamente “a nativitate” en


y con el ser del hombre, por lo que, a la sociedad o convivencia social, y a la
organización política de esa convivencia o Estado, ha de vérselas como
proyecciones de la naturaleza humana como formas de ser del hambre, que
emergen desde su adentro, desde su mismidad ontológica: no se le añaden y
yuxtaponen, no se le suman, sino que vienen dadas en y con su naturaleza.

Es bueno repetirlo, pese a haber sido escuchado y leído tantas veces, porque
entonces se disipará, y se tornará irrelevante, discurrir si es primero el hombre o la
sociedad, el hombre o el Estado.

No hay un primero y un después porque, tal como es la naturaleza humana, ya en


y con ella como constitutivamente suyas- tenemos su sociabilidad y su politicidad.
De acuerdo con esa naturaleza, no ha habido ni pudo haber realmente una etapa
pre-social o pre política, y no podrá haberlas en el futuro como estadios posteriores
que superen y reemplacen al actual. Fuera de las polis el hombre es bestia o es
dios, y como no es ni lo uno ni lo otro, no puede ser ni vivir más que como es y cómo
vive: en sociedad políticamente organizada.

Y si tal es la estructura esencial o la dimensión organizacional de su ser y de su


vida, la sociedad y el Estado se dan conjuntamente con el hombre, lo acompañan,
lo identifican, lo constituyen. Sin inconveniente alguno diríamos que el hombre es
individual y es social, pero no que primero es individual antes que social: sólo
aceptamos la primera parte de la afirmación y rechazamos la segunda, porque a
nuestro juicio es individual y social a la vez, simultáneamente. Y no sólo por
cronología existencial, sino ontológicamente, porque el mismo hombre que es
individual fue y es social desde que es hombre.

Solamente en un sentido figurado cabria la concesión lexical de que el hombre es


anterior a la sociedad y al Estado, si con ello solamente quisiéramos aludir al dato
verdadero de que por ser el hombre la unidad componente de la sociedad y del
Estado, ni una ni otro existen aparte de él ni le son previos; pero tampoco el hombre
les es anterior, porque la sociedad y el Estado existen potencialmente desde que
existe el hombre, constituyendo a nativitate su naturaleza así predispuesta en sus
tendencias innatas e inherentes.

Capítulo 5. Marco histórico

En los albores de la humanidad no existía concepción alguna sobre los derechos


del hombre.! Antes de la "civilización", el hombre debió superar un periodo de
salvajismo y otro de barbarie; en el primero, la subsistencia se basaba en el
consumo de pescado y en el precario uso del fuego, mientras que, en el segundo,
surgió algo que estuvo ausente de la etapa anterior: la organización tribal,
antecedente de las sociedades políticas, inicio de la civilización propiamente dicha.

Los hombres de aquella época convivían en patriarcados o matriarcados, en virtud


de que, en tiempos del salvajismo y la barbarie, la división de clases se fundaba en
el género; es decir, los "derechos" de cada cual dependían del sexo con que
hubieran nacido. Además, en los comienzos de la civilización era común la
esclavitud, condición que impide el reconocimiento de cualquier derecho.

La autoridad se reunía en quienes poseían mayor fuerza física o moral; así, los
mejores cazadores, los ancianos y los sacerdotes, tomaban decisiones que los
demás debían seguir, so pena de recibir castigos físicos o morales.

No obstante, tras la aparición de la escritura se elaboraron documentos -los Diez


Mandamientos, el Código de Hammurabi y las Leyes de Solón, entre otros-que
denotan inquietud en cuanto a la protección de los derechos del hombre; por
ejemplo, el Código de Hammurabi contiene alrededor de 3,500 líneas de caracteres
cuneiformes, que albergan 282 reglas jurídicas; representa la existencia de un
Estado de derecho evolucionado, donde la voluntad del monarca, al sujetarse a
reglas, deja de ser suprema.

En la parte final del pró-logo del Código, Hammurabi señala que fue enviado a
gobernar a los hombres y a impartir justicia, así como a poner orden en la tierra y
procurar el bien del pueblo.8 Aun cuando algunas de las normas eran crueles, se
basaban en un alto sentido de moralidad y rectitud; además de que no había
privilegios clasistas, lo que puede considerarse como una verdadera garantía
individual en los términos en que actualmente es concebida.

5.1 En Grecia.

Los gobiernos de Atenas y Esparta ejercían un poder absoluto sobre el gobernado,


quien pertenecía por entero a la ciudad donde vivía. Los reyes no necesitaban la
fuerza material porque su autoridad residía en las creencias religiosas del pueblo;
es decir, la autoridad del rey tenía un origen divino. No obstante, en la antigua Grecia
se desarrollaron instituciones que aportaron elementos de organización estatal
destinados a disminuir el poder absoluto.

Los pensadores griegos notaron que los detentadores del poder tendían
naturalmente a abusar de él, de ahí que idearan mecanismos para contrarrestar esa
situación; por ejemplo, había dos reyes espartanos a fin de que se vigilaran
mutuamente; además, los éforos fueron creados para vigilar lo que ahora se
denomina "orden constitucional". El poder público espartano se depositaba en cinco
éforos -uno de ellos se constituía como presidente-, elegidos anualmente por el
pueblo y destinados a representar la soberanía popular ante el poder real. La
población espartana se componía de tres grupos:

a) los espartanos, clase rectora dueña de todos los derechos;

b) los periecos, libres pero incapaces para participar en el gobierno; y

e) los ilotas, eternamente sometidos a esclavitud. Una de las tareas más


importantes de los éforos era vigilar a periecos e ilotas; podían matar impunemente
a los primeros y perseguían periódicamente a los segundos. Con tal que el pueblo
espartano viviera en condiciones de igualdad, el legislador Licurgo tuvo la iniciativa
de hacer la distribución equitativa de tierras.

5.2 Colonias inglesas en América.

En América, cuando las colonias inglesas se independizaron de Inglaterra


promulgaron sus propias Constituciones. Pennsylvania expidió la suya el 28 de
septiembre de 1775; Virginia, el 29 de junio de 1776; Maryland, el 11 de noviembre
de 1776; Carolina del Norte, ... el 18 de diciembre de 1776; Vermont, el 8 de julio de
1777; Massachusetts, el 2 de marzo de 1780; y New Hampshire, el 31 de octubre
de 1783. Esas Constituciones contienen disposiciones sobre los derechos del
individuo y la declaración de igualdad legal entre los hombres. Asimismo, la
institución del habeas corpus fue recogida en la Constitución Federal de los Estados
Unidos de América.

Las Constituciones de Nueva Jersey, Carolina del Sur, Georgia y Nueva York, no
contenían propia-mente declaraciones de derechos, pero en varios de sus
preceptos se aludía a diversos derechos humanos.

5.3 En México.

México en tiempos precortesianos, en el Imperio Azteca se protegieron derechos


que actualmente podrían equivaler a las garantías individuales. Por ejemplo, la
mujer azteca tenía derecho a la propiedad y podía reclamar justicia ante el Consejo
conjunto de calpullis o solicitar el divorcio. Por otra parte, existía una suerte de
contratación de servicios, donde puede reconocerse la libertad de trabajo y el
derecho a una justa retribución. Sin embargo, la división de clases era marcada y
se cultivaba la esclavitud.

En el primer proyecto de Constitución mexicana (1812),84 obra de Ignacio López


Rayón, se abolió la esclavitud, se estableció -con restricciones-la libertad de
imprenta, se suprimió el tormento y se previó la institución del habeas corpus. La
Constitución de 1814 contuvo ya una amplia declaración de derechos humanos -
inspirada en los principios franceses-, bajo el título "De la Igualdad, Seguridad,
Propiedad y Libertad de los Ciudadanos".

La primera Constitución del México independiente (1824) no incluyó una declaración


de derechos humanos, dejando esa cuestión a las Constituciones locales. En
cambio, las leyes supremas de 1836, 1843 Y 1857 presentaron amplios catálogos
de garantías individuales. Con la Constitución mexicana de 1917 inició la etapa
actual de la evolución de los derechos humanos, que compartieron lugar con las
garantías sociales, creadas para proteger a la persona humana ya no como
individuo, sino como miembro de un grupo social determinado.

Estas garantías suponen una obligación de hacer por parte del Estado, a quien le
corresponde realizarlas para garantizar el bienestar de todas las personas
sometidas a su jurisdicción. Tales garantías quedaron comprendidas,
fundamentalmente, en los artículos 27 y 123 constitucionales, correspondientes
respectivamente a derechos agrarios, ejidales y comunales, así como a derechos
de los trabajadores.

Los Derechos Humanos, tal y como los conocemos hoy, nacen como reacción ante
las barbaridades que vivió la humanidad durante la primera mitad del siglo XX. El
contexto histórico en el que nace la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, en 1948, es precisamente, el del horror ante las dimensiones, crueldad y
aberración del holocausto nazi que afectó principalmente a personas de religión
judía, pero que también tuvo entre sus víctimas a otros colectivos (gitanos,
librepensadores, comunistas), no siempre.

Es precisamente como reacción a estos hechos, que la comunidad internacional de


la época, es decir, la anterior a los procesos de descolonización, se dotó de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y puso las bases para el posterior
desarrollo de todo el cuerpo jurídico del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos.

Capítulo 6. Su legalidad.

6.1 Expresiones utilizadas en el derecho positivo mexicano.


6.1.1 En la Constitución.

En la terminología constitucional me1icana derechos y garantías son equivalentes


por tradición o costumbre se utiliza el termino garantías. En México se hace
referencia a los Derechos humanos, para referirse a los derechos fundamentales.

6.1.1.1 En la ley

El concepto Derechos Humanos o garantías individuales en nuestra constitución


vigente la mayor parte de esta materia se encuentra tratada en el capítulo 9 del título
primero, bajo el único rubro De las garantías individuales además que por otro lado,
la doctrina me1icana, para tratar el tema lo hace bajo la denominación de garantías
constitucionales, designándoles como derechos públicos subjetivos es decir, que
tanto de la parte normativa como la doctrina utilizan ambos términos para el mismo
concepto.

Esto es, en cuanto a la ley, la parte relativa a los derechos humanos en algunos de
los textos fundamentales más representativos, que han regido en México va desde
la enumeración pura y simple de esos de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad
de los ciudadanos, hasta su denominación como derechos del hombre y del
ciudadano, derechos del mexicano, derechos del hombre, garantías individuales,
nuevamente derechos del hombre y garantías individuales.

6.2 Derechos Humanos en la Procuración de Justicia

La procuración de justicia como una de las responsabilidades administrativas


fundamentales del poder ejecutivo es la expresión primera de protección de los
derechos humanos, toda vez que desde este ámbito es donde se resguardan los
derechos reconocidos en la legislación, a partir de la acción de las procuradurías de
justicia locales y la general de la república.

Desde las diferentes procuradurías se ha desplegado, en los últimos años, un gran


esfuerzo por conseguir que el cumplimiento de los quehaceres institucionales se de
en un marco absoluto de respeto a los derechos esenciales de los ciudadanos y
generar así el pleno respeto de los derechos humanos.
Los derechos de los ciudadanos son resguardados por la Constitución, por las
legislaciones federales secundarias, por las legislaciones locales de las diferentes
entidades de la república, etc., y toda vez que es la procuración de justicia la
encargada de velar por este respeto y persecución de quienes transgreden las
normas, se establece así su labor como defensor de los derechos de los ciudadanos
frente a aquellos que violan sus derechos.

Con fecha 26 de marzo de 1993 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el


código de ética profesional para los Agentes Federales del Ministerio Público y de
la Policía Judicial, cuyo artículo 2° fracción I, estableció a los agentes federales del
Ministerio Público y de la Policía Judicial, la obligación de velar por el respeto
permanente de los Derechos Humanos.

6.2.1 El ministerio público

Es una institución unitaria y jerárquica dependiente del organismo ejecutivo que


tiene como funciones esenciales las de perseguir los delitos y el ejercicio de la
acción penal; además de otros procedimientos judiciales para la defensa de
intereses sociales de ausentes, menores o incapacitados, y finalmente como
consultor de los jueces y tribunales.

Por tanto el M.P. es un representante social porque se encarga de recibir y atender


las denuncias o querellas de parte de los ciudadanos, su actuación puede ser a nivel
federal o local, en el primer caso atiende delitos tales como el terrorismo, ataques a
las vías de comunicación, producción y distribución de drogas, en tanto que en el
segundo caso conoce de delitos como el homicidio, robo, violación, lesiones, etc.,
además puede ordenar la aprehensión inmediata para casos que se consideren
urgentes o para casos de flagrancia.

6.2.1.1. La policía

Las funciones de la policía son esencialmente cuatro: primera, proteger a las


personas y a sus bienes; segunda, mantener la tranquilidad y el orden público;
tercera, salvaguardar el ejercicio de las libertades públicas; y cuarta, actuar como
auxiliar de la Justicia. La policía misma se divide en dos tipos la Policía Preventiva
y la Policía Judicial.

• Policías Preventivos (seguridad pública)


• Mantener la tranquilidad y el orden público.
• Proteger a las personas y sus bienes.
• Prevenir o hacer cesar los delitos o faltas administrativas.
6.2.1.1.1 El poder judicial

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, le confiere de manera


expresa la aplicación de la ley y la impartición de justicia al poder judicial a través
de los jueces y tribunales que la integran. El Poder Judicial Federal está integrado
por:

1. Suprema Corte de Justicia, Integrada por once Ministros y funcionará en


Pleno o en Salas
2. Un Tribunal Electoral
3. Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y
4. Juzgados de Distrito De forma similar se integran los poderes judiciales de
los Estados de la república tiene un orden similar de acuerdo a competencias.
La administración, vigilancia y disciplina del Poder Judicial de la Federación, con
excepción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estarán a cargo del
Consejo de la Judicatura Federal en los términos que, conforme a las bases que
señala esta Constitución, establezcan las leyes.

6.3 Derechos y deberes

El vocabulario normativo básico está compuesto por tres predicados o modalidades


deónticas (que pueden ser entendidas moral o jurídicamente): obligatorio, prohibido
y permitido. Ha corrido mucha tinta acerca del significado de estas modalidades,
sus relaciones recíprocas y cómo se comportan cuando las proposiciones en las
que aparecen son combinadas para dar lugar a proposiciones disyuntivas,
conjuntivas o condicionales.36 Viendo a la moral como un sistema que guía la
conducta humana, podría parecer que el vocabulario normativo básico es suficiente,
con lo cual el concepto de derechos humanos deviene superfluo.

Sin embargo, a diferencia de la moral, el derecho está compuesto por instituciones


que generan y aplican el material normativo. El diseño de las instituciones jurídicas
requiere que el vocabulario normativo básico sea complementado con otras
nociones relativas a las competencias o facultades que tienen los órganos políticos
y judiciales.

De todos modos, funcionalmente hablando, el concepto de derechos humanos no


aparece aun en escena. El análisis Bentham-Hohfeld de los derechos subjetivos
subraya que la palabra “derechos” se tiende a utilizar para denotar ideas diferentes.
La teoría de Bentham sobre los derechos legales despliega muy tempranamente
distinciones que luego analizará la filosofía jurídica y la lógica normativa europeas.

6.4 Reglas y principios

Las normas constitucionales que contienen derechos fundamentales están


redactadas en forma de principios. Los principios suelen diferenciarse del modelo
de normas jurídicas llamadas “reglas”, en las cuales están perfectamente definidos
tanto el supuesto de hecho como la consecuencia jurídica.

En el caso de los principios tal determinación no existe, o al menos no con el grado


de precisión y detalle que tienen las reglas. Los principios son normas en alguna
medida abiertas, a partir de cuya lectura el intérprete no puede saber con total
certeza el campo de aplicación de los mismos, ya sea porque no está definido el
perímetro material que intentan regular tales principios, o bien porque no está claro
a qué casos sí y a qué casos no pueden ser aplicados.

La presencia masiva de principios en las Constituciones contemporáneas (sobre


todo en las llamadas Constituciones del neoconstitucionalismo exige nuevas pautas
argumentativas, basadas ya no —o no sola, ni principalmente en la subsunción, sino
en la técnica de la ponderación y en el juicio de proporcionalidad.

6.5 ¿Cómo promover el derecho humano?


La promoción es un término muy general y abarca una amplia gama de posibles
actividades. Para promover los derechos humanos, las instituciones nacionales
podrán dedicarse a:

• Informar y educar acerca de los derechos humanos;


• Fomentar el desarrollo de valores y actitudes que respalden los derechos
humanos.
• Alentar las medidas que permitan defender los derechos humanos para que
no se violen.

Para informar y educar hay que sensibilizar a la opinión acerca de los derechos
humanos e impartir conocimientos al respecto. La protección de los derechos
humanos depende de que las personas conozcan los derechos de que disfrutan y
los mecanismos que existen para hacer respetar esos derechos. Análogamente, se
deben hacer conocer a todos los miembros de la sociedad las responsabilidades
que les incumben conforme al derecho internacional y al derecho interno, hacerles
comprender que ellos mismos pueden violar los derechos humanos, pero que
también pueden protegerlos. Además, se les deben señalar las responsabilidades
que tienen con respecto a sus semejantes.

La información es esencial, pero no basta para crear valores y actitudes necesarios


para el pleno disfrute de los derechos humanos. Para promover estos derechos es
preciso desarrollar una cultura del respeto y la observancia de los derechos
humanos a nivel nacional; una cultura en la cual el conocimiento de los derechos y
las responsabilidades se vea reforzado por la determinación de llevar ese
conocimiento a la práctica.

El respeto de los derechos humanos requiere una vigilancia constante a nivel interno
y externo. A nivel interno, es preciso sensibilizar al individuo acerca de la posibilidad
de cometer violaciones. A nivel externo, es preciso alentar a los grupos o individuos
a defender los derechos humanos. Las medidas de defensa presuponen la
existencia de mecanismos adecuados de protección y de programas encaminados
a promover el conocimiento y la utilización de esos mecanismos.
A nivel internacional, muchas actividades de promoción de los derechos humanos
se desarrollan por iniciativa de organizaciones intergubernamentales y no
gubernamentales. Sin embargo, quienes se ocupan de los derechos humanos a
nivel nacional, incluidas las instituciones nacionales, reconocen en general que las
aplicaciones de las normas de derechos humanos deben promoverse sobre todo a
nivel nacional. El mecanismo o la estrategia de promoción de los derechos humanos
debe ser parte del compromiso que asumen los Estados respecto de sus
obligaciones internacionales
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