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I. PRESENTACIÓN
S
i revisamos los principales documentos del Derecho Inter-
nacional de Derechos Humanos (DIDH) tales como la De-
claración Universal de Derechos Humanos (1948) o el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), encontra-
remos una referencia general al principio de no discriminación
y un lenguaje aparentemente neutral que no hace distinciones
entre hombres y mujeres. Sin embargo, en la Segunda Confe-
rencia de Derechos Humanos de 1993 en Viena, se hizo una
especial referencia a los derechos de las mujeres y de las niñas
resaltándose la importancia de su respeto y vigencia. Desde
entonces, nuevos documentos internacionales y jurisprudencia
7 United Nations. «Integrating the gender perspective into the work of United Nations
human rights treaty bodies», HRI/MC/1998/6, Geneva, 14-18, september 1998, párr.
19.
8 MEDINA, Cecilia. «Derechos Humanos de la Mujer. ¿Dónde estamos ahora en las Amé-
ricas?». Traducción elaborada por la Universidad de Chile del texto «Human Rights
of Women: Where are we now in the Americas?» Publicado en: Essays in Honour of
Alice Yotopoulos-Marangopoulos. A. MANGANAS (ed.), Volume B, Panteion University,
Nomiki Bibliothiki Group, Athens (2003), pp. 907-930.
La perspectiva de género en el Derecho Internacional de los DD.HH.... 41
13 Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, AG/RES. 1591 (XX-
VIII-O/98), (Resolución aprobada en la tercera sesión plenaria, celebrada el 2 de
junio de 1998)
La perspectiva de género en el Derecho Internacional de los DD.HH.... 43
blecida a nivel de la ONU, los cuales dan cuenta del «carácter sostenido y
endémico de la violencia contra la mujer»21. En la resolución que crea esta
Relatoría se condena las violaciones de los derechos humanos de la mujer
en situaciones de conflicto armado, estableciendo que se tratan de violacio-
nes al derecho internacional humanitario y pidiendo «una respuesta parti-
cularmente eficaz a las violaciones de esa naturaleza, en particular a los
asesinatos, las violaciones sistemáticas, la esclavitud sexual y los embara-
zos forzados»22.
En el ámbito interamericano, la Relatoría Especial de los Derechos de
la Mujer ha elaborado una serie de estudios orientados al estudio de los
derechos humanos de las mujeres en la región y de las situaciones que las
afectan específicamente23. Recientemente, el Relator ha publicado el Infor-
me «Acceso a la Justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Amé-
ricas»24 el cual parte de reiterar que «un acceso de jure y de facto a recursos
judiciales idóneos y efectivos resulta indispensable para la erradicación del
problema de la violencia contra las mujeres, así como también lo es el cum-
plimiento de los Estados de su obligación de actuar con la debida diligencia
frente a tales actos»25. Este reporte presenta un diagnóstico sobre los prin-
cipales obstáculos que las mujeres enfrentan cuando procuran acceder a
una tutela judicial efectiva para remediar actos de violencia, en base a los
cuales la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) elabora
recomendaciones orientadas a lograr que los Estados actúen con la debida
diligencia con el objeto de ofrecer una respuesta judicial efectiva y oportu-
na ante estos incidentes.
Adicionalmente a los tratados, documentos e informes internacionales
que han reconocido la importancia de la perspectiva de género en el desa-
rrollo del DIDH, ha habido importantes avances también a nivel jurispru-
dencial. Para efectos del presente artículo, nos centraremos en los
26 Raquel Martín de Mejía v. Perú, Caso 10.970 Informe N.º 5/96, Inter-Am.C.H.R.,
OEA/Ser.L/V/II.91 Doc. 7 at 168 (1996).
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1. que se trate de un acto a través del cual se inflijan a una persona penas
y sufrimientos físicos y mentales;
2. cometido con un fin;
3. por un funcionario público o por una persona privada a instigación del
primero.
El análisis relativo al primer elemento tuvo en cuenta el sufrimiento
físico y psicológico causado por la violación sexual. El reporte observó las
consecuencias a corto y largo plazo para la víctima, así como la negativa de
muchas mujeres afectadas de denunciar esta violación. Asimismo, la Cidh
hizo referencia al Relator Especial contra la Tortura el cual había señalado
que la violación es uno de varios métodos de tortura física y psicológica
pues en muchos casos no sólo pretende humillar a la víctima sino también a
su familia o comunidad. De otro lado, la Cidh resaltó que las víctimas pue-
den resultar embarazadas.
El segundo elemento establece que para que un acto sea tortura debe
haberse cometido intencionalmente, es decir, con el fin de producir en la
víctima un determinado resultado. La CIPST incluye, entre otros fines, el
castigo personal y la intimidación.
En este aspecto, la Cidh resalta que la víctima fue violada con el objeto
de castigarla personalmente y de intimidarla, ya que el sujeto que la agre-
dió le dijo que ella estaba requerida como subversiva, al igual que su espo-
so. Asimismo, antes de marcharse la amenazó con regresar y violarla
nuevamente. Esta situación generó un profundo terror en la señora Martín
de Mejía, quien temía por su seguridad, por la de su esposo y por la de su
hija.
El tercer requisito de la definición de tortura es que el acto debe haber
sido perpetrado por un oficial público o por una persona privada a instiga-
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ción del primero. La Cidh pudo comprobar que el responsable de las viola-
ciones sexuales era un miembro de las fuerzas de seguridad.
En consecuencia, la Cidh logra concluir que en determinadas circuns-
tancias, la violación sexual puede constituir un acto de tortura, sentando un
precedente fundamental en la interpretación con perspectiva de género de
los conceptos tradicionales de derechos humanos y en la protección efecti-
va de los derechos humanos de las mujeres. Asimismo, brinda información
hasta ese momento inexistente en el Perú sobre las dimensiones de la vio-
lencia sexual y de la impunidad que rodeaba los hechos, aspectos ambos
que posteriormente serán de suma utilidad al momento de iniciarse el pro-
ceso peruano por la verdad y la memoria. Lamentablemente, este caso no
llegó a la Corte, omisión que tendrá impacto algunos años después.
El análisis diferenciado
En primer lugar, se debe resaltar que la Corte distingue expresamente
entre los hombres y mujeres afectados por los hechos, resaltando además
los casos de las internas en estado de gestación. Se deja de lado, entonces,
un tratamiento general e indistinto que usualmente tiende a generalizar las
conclusiones que se dan para los hombres al caso de las mujeres. La Corte
prosigue con su análisis diferenciado por género al contemplar la situación
de los internos reacomodados dentro del penal Castro Castro, así como
aquellos trasladados a Lurigancho o a Yanamayo, y la situación de las in-
ternas que fueron trasladadas a las cárceles de «Santa Mónica de Chorri-
llos» y de «Cristo Rey de Cachiche». En este último caso, la Corte destaca
que las mujeres no tenían acceso a materiales de aseo personal, tales como
jabón, papel higiénico, toallas sanitarias, ni ropa íntima para cambiarse.
Un segundo aspecto importante es la decisión de la Corte de analizar
la responsabilidad internacional del Estado tomando en cuenta que los ac-
tos de violencia se encontraron dirigidos, en primer término, contra las
internas, las cuales eran consideradas por las autoridades estatales como
integrantes de organizaciones subversivas. Esto es, se destaca la existencia
de responsabilidad internacional derivada de la violencia de género.
En tercer lugar, la Corte señala expresamente que utilizará un análisis
de género en el tratamiento de los hechos y de la normatividad aplicable.
En efecto, la Corte sostiene que «tomará en cuenta que las mujeres se vie-
ron afectadas por los actos de violencia de manera diferente a los hombres,
que algunos actos de violencia se encontraron dirigidos específicamente a
ellas y otros les afectaron en mayor proporción que a los hombres. Ha sido
reconocido por diversos órganos peruanos e internacionales que durante
los conflictos armados las mujeres enfrentan situaciones específicas de afec-
tación a sus derechos humanos, como lo son los actos de violencia sexual, la
cual en muchas ocasiones es utilizada como «un medio simbólico para hu-
millar a la parte contraria»36.
36 Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú, sentencia de 25 de noviembre de 2006,
Corte Interamericana de Derechos Humanos, párr. 223
52 Julissa Mantilla Falcón
37 Como se sabe, la CVR fue creada en el 2001 por el Estado peruano con el objetivo de
investigar los crímenes y violaciones de derechos humanos ocurridos entre 1980 y el
año 2000.
38 Ibíd., párr. 276.
La perspectiva de género en el Derecho Internacional de los DD.HH.... 53
Con este punto de partida, la Corte analiza los hechos que afectaron la
integridad personal de las internas, destacando que —al iniciarse el ataque
contra el pabellón de mujeres— las internas, incluidas las embarazadas, se
vieron obligadas a huir. En este traslado, las internas tuvieron que arras-
trarse pegadas al piso, y pasar por encima de cuerpos de personas falleci-
das, lo cual resultó particularmente grave en el caso de las mujeres
embarazadas quienes se arrastraron sobre su vientre. La Corte resalta la
existencia de un «un clima de desesperación entre las mujeres».
La desnudez forzada
La Corte resalta que los internos heridos fueron sometidos a desnu-
dos forzados durante su permanencia en Hospital de la Policía, lo cual atentó
contra su dignidad personal. Nuevamente, la Corte realiza una diferencia-
ción de género, al momento de enfatizar que dicha desnudez forzada tuvo
características especialmente graves para las seis internas sometidas a ese
trato. Asimismo, la Corte destaca que a las internas no se les permitió asearse
y, en algunos casos, para utilizar los servicios sanitarios debían hacerlo
acompañadas de un guardia armado quien no les permitía cerrar la puerta
y las apuntaba con el arma permanentemente.
La Corte estima que esas mujeres, además de recibir un trato violato-
rio de su dignidad personal, también fueron víctimas de violencia sexual,
ya que estuvieron desnudas y cubiertas con tan solo una sábana, estando
Reparaciones
De otro lado, en materia de reparaciones y en cuanto a la fijación del
daño inmaterial, la Corte nuevamente toma en consideración las situación
de las tres internas que al momento de los hechos se encontraban con 7, 8 y
5 meses de embarazo, cuyas necesidades específicas de salud fueron des-
atendidas por el Estado; la situación de la interna sometida a una supuesta
«inspección» vaginal dactilar que constituyó violación sexual y el caso de
las internas sometidas a desnudos forzados.
VI. CONCLUSIONES
La aplicación de una perspectiva de género en el DIDH es aún un pro-
ceso novedoso y difícil que necesitará todavía un intenso trabajo y estudio.
Sin embargo, es innegable su impacto y la necesidad de considerarla en la
elaboración de nuevos tratados, en los procesos de investigación de viola-
ciones de derechos humanos, en las políticas de reparaciones y en el desa-
rrollo de la jurisprudencia.
Como hemos visto, los casos descritos denotan posiciones diferentes
del Sistema Interamericano en relación al análisis de género en las violacio-
nes de derechos humanos. De una posición innovadora en el caso Martín
de Mejía se retrocede en el caso Loayza, para finalmente implementar un
análisis innovador en el caso Castro Castro. A nuestro juicio, un elemento
importante fue el Informe Final de la CVR, emitido en el 2003, el cual es
citado abundantemente en esta sentencia y en el que se concluye que las