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La imposición de una nueva cultura a sangre, fuego y religión hizo desaparecer un saber
milenario, pues, aunque los pueblos indígenas ya llevaban varios siglos en el continente
americano, la pretensión de los españoles no era el intercambio cultural sino, por el contrario,
imponer bajo el auspicio de la fe cristiana, una nueva forma de ver la vida y de vivir la cultura;
por ello, todas estas experiencias, costumbres e historia son en buena parte desconocidas y
olvidadas.
El padecimiento de los pueblos indígenas hasta los días actuales es inconmensurable; han llegado
al siglo XXI con secuelas de terror en sus comunidades, violencias de todos los tipos y todos los
bandos que han generado dolor e indignación contra el actuar aberrante de los actores armados
en sus territorios (Korsbaek, 2009).
Por otra parte, la desaparición del cacicazgo como figura de autoridad y la aparición del
resguardo como imposición institucional española marcaron un de los golpes más potentes al
sistema de gobierno indígena, y no bastaron las luchas sociales y los reclamos desde el período
de la conquista, ni tampoco las excusas solicitadas por la iglesia católica para remediar el daño
causado.
Así mismo, la segregación a la que fueron sometidos los indígenas es notable; el resguardo o
tierras comunitarias constituye un ejemplo clásico de esta discriminación. La corona española, al
no permitir a mulatos, negros o españoles residir en estos territorios, permitió el aislamiento de
las comunidades indígenas durante mucho tiempo.
A pesar de tener autonomía en la forma de administrar justicia, en virtud de que cada pueblo
tiene sus propias formas y procedimientos, en los diferentes estudios e investigaciones
realizados, como las de la historiadora Jacqueline Blanco, se encuentra homogeneidad en que
todos lo hacen de manera libre, teniendo en cuenta su propia cosmovisión; mas no se evidencia,
salvo en algunos casos y remedios como los fuetazos, el cepo o el calabozo, la operatividad de la
justicia en casos particulares y trascendentales para las comunidades.
Origen de la Comunidad Aborigen
Las diferentes teorías señalan que fueron los vikingos, los asiáticos y hasta los galeses quienes
estuvieron en América, con anterioridad a Colón. Y esto fue posible, ya que, como lo sostiene
Diamond (2007)
, hace 12.000 años, por Alaska ingresaron las primeras personas al continente. El
puente terrestre de Bering, durante los milenios de su existencia intermitente, habría llegado a
tener una achura de 1.500 kilómetros por donde posiblemente pudieron pasar las personas
adaptadas al frío.
Desde el desembarco de los españoles en América los sistemas, mitos, leyendas y dogmas
creados por las comunidades nativas fueron eliminados, pues según los españoles, estas prácticas
eran idólatras, por lo que fueron borradas del imaginario colectivo. Sus sistemas políticos y
judiciales fueron ignorados e incluso las creencias acerca de su origen fueron tildadas de paganas
o impuras. Sin embargo, para algunos pueblos nativos, el Dios de la España no existe, existió o
existirá, porque la creación del mundo en su cosmos es diferente a la establecida en su libro
sagrado, como lo sostiene Galeano (2014)
El proceso de colonización y de conquista española fue lento y costoso. Por eso, la Corona debió
ceder la posibilidad de conquistas de territorios a los privados que, bajo ciertos premios,
asimilables a las recompensas dadas a los mercenarios, tenían la potestad de someter a la
población aborigen por los medios que fuera, por lo general violentos. Es así como se le otorga a
Pedro de Añasco la posibilidad de colonizar los territorios de la nasa, para que en nombre de la
reina subordinara a los pueblos indígenas ubicados en la zona de Tierradentro.
Es así como, en el desarrollo de este proceso, cuenta la leyenda que es el asesinato del hijo de la
cacica Gaitana lo que despertó en enfado del pueblo, pues este, al llegar al sitio donde se
encontraba Pedro de Añasco, no reconoce como autoridad al español, y Añasco, con la clara
intención de infundir miedo, lo asesina quemándolo vivo frente a su madre.
Por otra parte, y aunque los ejércitos aborígenes tuvieron varias batallas, el poderío militar
español dominó y sometió por la fuerza a las poblaciones indígenas, a las que redujeron
rápidamente, como lo señala Martínez (2015) citando a Raúl Arango, en el caso colombiano para 1492
había aproximadamente 10 millones de personas en todo el territorio, y para 1650 era menor o
igual a 400.000. De igual forma, Raúl Arango también dice que para el caso nasa, estas cifras
pudieron ser alarmantes (Arango, 1997, citado por Martínez, 2015).
Por las razones mencionadas, al desaparecer la población indígena por el genocidio cometido,
desapareció también su cultura y tradición, así como sus formas propias de hacer justicia,
actuaciones completamente desconocidas para nuestro tiempo; más allá de algunos relatos,
sentencias o antecedentes de cómo se administraba justicia, pues la escritura no era un atributo
de la comunidades indígenas precolombinas, no existe evidencia alguna de las decisiones
jurídicas y llegado el caso de existir antecedentes, posiblemente los conquistadores los
destruyeron, teniendo en cuenta que estas prácticas rompían con su sistema y con su profesión de
fe, eliminando de los anaqueles de la historia quizás la única teoría propia del derecho del
continente americano: el derecho indígena.
Los primeros flujos migratorios indígenas se dieron desde los sectores rurales a las zonas
urbanas, y luego se ampliaron a otros países, iniciando las migraciones internacionales. Estos
movimientos se caracterizaron por ser predominantemente masculinos (Yescas, 2010), pues por
casi 30 años, los hombres eran los únicos que salían de sus comunidades en búsqueda de trabajos
como albañiles, agricultores o en lugares donde requirieran de mano de obra no cualificada, pues
sus conocimientos y habilidades tradicionales tenían y tienen menor valor en el mercado de
trabajo urbano y por lo tanto son mal remunerados. Ya a finales de 1990, las mujeres indígenas
“habían comenzado a unirse a la corriente, a menudo encontrando empleo como trabajadoras
domésticas o cuidadoras de personas adultas
Sabemos que a través de los ingresos generados por los migrantes se ha podido mejorar la
calidad de vida de sus familias, comunidades e incluso contribuyen al Producto Interno Bruto-
PIB del país receptor como al país de origen. En el caso de ciertos sectores indígenas, se han
registrado historias de migrantes que han aportado a través de sus remesas, la implementación de
centros educativos, de salud o propician proyectos de desarrollo en sus localidades, cubriendo las
responsabilidades que les corresponden a sus Estados. Existen diferentes tipos de migraciones en
los pueblos indígenas de América Latina, dependiendo de los contextos sociales, políticos,
culturales, identitarios y coyunturales. Sin embargo, muchas de las investigaciones sociales se
han enfocado en tres pueblos indígenas prioritariamente:
a) Los kichwa otavalos, viajeros y empresarios que comercializan artesanías alrededor del
mundo;
c) Los zapotecas de Oaxaca, México quienes han creado redes migratorias y se han ubicado
mayoritariamente en Estados Unidos.
Organización Política y Social
Los taínos vivían en pequeñas agrupaciones en torno a aldeas, vinculados por lazos de
parentesco. Las aldeas eran el elemento básico de la organización tribal y territorial y no
superaban las 600 personas. Eran gobernadas por caciques, vocablo antillano que designaba a los
jefes y que tras la expansión de los españoles se difundió por toda la América colonial. Entre los
caciques los había de distinto rango: desde quienes dirigían un poblado pequeño hasta quienes
dominaban vastas regiones en base a confederaciones con diverso grado de estructuración. Mujer
taina Entre los mayores y más consolidados cacicazgos de La Española sobresalían, a fines del
siglo XV, Marién, encabezado por Guacanagarí; Xaraguá, dominado por Behechio y Anacaona;
Maguana, dirigido por Caonabó; Maguá, zona muy fértil bajo el poder de Guarionex y,
finalmente, Higüey, gobernado por Higuanamá.
Mapa Cacicazgos
Las decisiones que afectaban a la comunidad eran tomadas por los caciques en un consejo de
carácter religioso, donde el cacique principal se limitaba a comunicar a los demás la voluntad de
los dioses taínos. Por lo tanto, la estructura política se podría calificar de despótica incipiente.
La sociedad taína se dividía en dos grupos: los caciques y los campesinos. Esta estratificación
tenía un origen mítico, fuente del poder de los caciques. Sin embargo, en la vida cotidiana las
diferencias sociales se reducían a las funciones que cumplía cada grupo y no poseían un
fundamento económico.
En otros sectores que se distinguían entre los aborígenes eran los nitaínos, los behiques y las
naborías. Los primeros constituían un grupo de subalternos que obedecían las órdenes de los
principales caciques, pero no alcanzaron a conformar una clase social y mucho menos una
nobleza. Los behiques, en tanto, eran los hechiceros o chamanes, quienes gozaban de privilegios
muy similares a los de los caciques, aunque siempre estuvieron subordinados a éstos. Dentro de
la población campesina, por último, se ubicaban los denominados naborías, término que hacía
referencia a un grupo que realizaba trabajos forzados producto de su condición de prisioneros.
En general, estos prisioneros pertenecían a pueblos arcaicos que habitaban islas vecinas.
Los taínos vivían, hacia fines del siglo XV, con la permanente amenaza de los caribes, pueblo
antropófago que atacaba las aldeas y robaba las mujeres y niños. El temor de los taínos se explica
por su naturaleza pacífica y el escaso desarrollo militar. Ello también nos permite comprender la
actitud favorable que demostraron los taínos en un primer momento hacia los españoles,
considerados como valiosos aliados para derrotar a los caribes.
La Producción Aborigen
Los cultivos indígenas y las plantas y ganados traídos de Europa permitieron el desarrollo de una
variada actividad agrícola en América. Las grandes civilizaciones que florecieron en las áreas
mesoamericana y andina no sólo habían resuelto exitosamente los problemas de subsistencia
alimentaria, sino además habían creado ingeniosos y eficientes sistemas agrícolas.
Las chinampas aztecas o las terrazas de cultivo andinas, utilizadas aún hoy en día, son un claro
ejemplo del aprovechamiento racional de los recursos que proporcionaba el suelo americano. El
transcurso del tiempo es testigo de la armónica relación que los nativos establecieron entre sus
sistemas de producción y el medio ecológico. La América indígena aportó al mundo numerosas
especies vegetales domesticadas. Estas constituyeron el 17% de los cultivos que se consumían
entonces en todo el orbe. Entre ellas se pueden destacar: el maíz -base alimenticia de los
indígenas, la papa, los frijoles, el cacao, la mandioca o yuca, el tabaco, la coca, los tomates, el
maní y numerosas frutas tropicales (piña, chirimoya, mango, entre otras).
Los europeos, por su parte, introdujeron los cultivos de cereales, leguminosas, diversas
hortalizas, la vid, el olivo, la caña de azúcar y algunas especias, muchas de ellas de origen
asiático. Asimismo, los animales que acompañaron a los conquistadores españoles se
reprodujeron y dispersaron rápidamente por todo el territorio americano. Caballos, cerdos, vacas,
ovejas y aves de corral comenzaron a pulular en todo asentamiento humano, incluso indígena.
Palafitos, viviendas comúnes de las tribus wayúu y warao. Eran viviendas pequeñas, apoyadas
sobre pilotes de madera, construidas sobre las aguas tranquilas de los lagos y lagunas.
La churuata, vivienda colectiva propia de los pueblos panare y piaroa, ubicados al sur del
Orinoco. Destacada por su armazón de postes de maderas y círculos concéntricos interiores,
sobre los que se colocan los delgados haces de palma que conforman la capa impermeable del
techo y la perfección de sus formas, coronada por una punta cónica en la que culmina el techo y
destaca sobre la vivienda.
Los Shabonos son viviendas multifamiliares utilizadas por la Etnia Yanomami de Venezuela, son
viviendas temporales, tienen una duración de uno o dos años, luego son quemados para construir
uno nuevo en el mismo sitio. Son construidos con materiales naturales, las mismas características
constructivas utilizadas para la construcción de viviendas en la época prehispánica. Su diseño es
básico de construcción de protección para ser habitados, debido a que tienen una apariencia de
círculo y en forma de cono, en el centro tienen un espacio abierto.
Modo de Vida
Los aborígenes que vivían en el interior, en el bosque bajo y en el desierto, practicaban la caza y
la recolección y quemaban la maleza para fomentar el crecimiento de las plantas. Muchos,
especialmente en el norte del país, han conseguido aferrarse a su territorio y aún cazan y
recolectan plantas silvestres.
Conclusión
Pues en este trabajo vimos diferentes aspectos de aborígenes que estos aquellos individuos
originarios del lugar donde viven, es decir, cuyos ancestros son los habitantes más primitivos del
territorio que habitan. Pueblos aborígenes son, entonces, todos aquellos que se enmarquen bajo
este concepto, indiferentemente del continente donde habiten. Puede tratarse de pueblos
aborígenes americanos, africanos, australianos, europeos, etc.
Definimos su origen, organización social y política, modo de producción, las características de su
vivienda y el modo de vida de estos, sus creencias religiosas y los movimientos migratorios de
estos.
Algo de lo que no se habló en este informe o trabajo fue acerca de su vestimenta y Aspecto físico
y estos los describen musculosos, de piel tostada y cabellos negros, medían entre 1,65 y 1,70
metros. Alegres y amables solían pintarse el rostro con líneas y triángulos negros alrededor de los
ojos. Su vestimenta constaba de una camisa de algodón o lana de llama que llegaba por debajo de
la rodilla y en ocasiones se lo ceñían en la cintura. A veces sobre ella llevaban un poncho y en la
cabeza un gorro. Calzaban ushutas, sandalias de cuero con cordeles de lana o cuero.
También usaban vinchas, prendedores, aros y coloridas pecheras, de plumas, huesos, piedras y
metales.
Otro aspecto faltante fue su arte, el arte diaguita estaba generalmente dirigido a lo religioso. En
la alfarería fue el más acabado de las culturas nativas chilenas y argentinas. La cerámica presenta
muchos diseños de animales sagrados: ñandúes (anunciador de las lluvias), batracios y
serpientes, estas últimas también asociadas al agua que cae del cielo. En los hallazgos sobre
territorios hoy chilenos predominan los platos, o pucus, muchos de ellos con paredes verticales
como los del noroeste argentino, pintados con líneas y zig-zag que forman grecas de colores
blanco, ocre, negro y rojo. Excelentes metalúrgicos, extraían y trabajaban el cobre, el oro y la
plata, con los que fabricaron hachas, pinzas, cinceles, espátulas y accesorios para sus vestimentas
como aros y brazaletes. Trabajaban el hueso, obteniendo cucharas talladas y elementos para sus
telares con los que realizaban magníficos tejidos Con piedra producían utensilios para usos
cotidianos: morteros, flechas, cuchillos, boleadoras y raspadoras. La música tenía cierto tinte
militar, sus instrumentos más conocidos fueron la corneta, el tambor y la flauta.
Con esto concluyo este trabajo espero sea de interés.