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Introducción
1. Frege
e. Composicionalidad y contexto
a. On denoting
A juicio de Russell este análisis sería confuso desde un punto de vista lógico, pues
podemos entender (f) aún sin saber qué objeto denota su descripción definida. El
análisis correcto de f equivaldría, según Russell, a la conjunción de:
f1) Existe alguien que es rey de Francia f2) Sólo una persona es rey de Francia f3)
Esa persona es calva
El análisis russelliano viene motivado por su insatisfacción ante la solución de
Frege respecto de los enunciados cuyos sujetos son ocupados por nombres
vacuos, a los que el último negaba valor de verdad a pesar de ser significativos y
cuyo referente asignado era la ‘clase vacía’. Para Russell, en cambio, la
descripción definida incorpora la conjunción de las tres condiciones de manera
que, de ser una de ellas falsa (como f1), la conjunción total también lo será. Esta
propuesta permite salvaguardar el principio del tercio excluso según el cual un
enunciado o bien es verdadero o falso y elimina la condición fregeana según la
cual la referencia determina el valor de verdad del enunciado. De otro lado, la
afirmación de la existencia del individuo denotado en f1 se distancia del
planteamiento fregeano, para quien la existencia del individuo al que se refiere un
término singular es algo que se supone al usar el término. Nótese que para Russell
un nombre propio funciona como abreviatura de las descripciones definidas sobre
su referente, de modo que se analizará del mismo modo (“Kepler es rico”=“Existe
un único individuo llamado Kepler tal que es rico”).
Es sencillo ver cómo, dependiendo de en qué fecha (o país) se emita esta oración,
ésta puede referir a una u otra persona: si se emite en 1992, a Felipe González, si
en 2019, a Pedro Sánchez. Es decir, es posible efectuar diversas emisiones con
diversos usos.
La respuesta del oyente no sería “Eso no es verdad”, sino “¡Pero si no hay rey de
Francia!, anunciando quee no se cumple el supuesto o requisito necesario –la
existencia del rey de Francia– para que la cuestión de su verdad o falsedad se
plantee siquiera.
Al observar sus manos vacías, decimos “¡No hay nada en tus manos!”. De nuevo
la cuestión de la verdad o falsedad del enunciado (g) se anula, pues nuestra
reacción no equivale a negar (g).
Frente a las teorías que defienden que los nombres sólo tienen referencia
(asumidas, entre otros, por el Wittgenstein del Tractatus), las Teorías
Descriptivas de la Referencia, vistas hasta aquí, permiten responder
satisfactoriamente a algunos de los rompecabezas que se le plantearan (nombres
propios vacuos, opacidad referencial y la concurrencia de nombres propios en
enunciados existenciales y de identidad). Sin embargo, presentan otra serie de
problemas que han de enfrentar, especialmente respecto a la determinación del
referente y la viabilidad de la comunicación, pues ¿cuántas y cuáles son las
descripciones definidas necesarias y/o suficientes para determinar el referente?
¿Coinciden todos los hablantes en asociar las mismas descripciones definidas a
una expresión dada..?